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Adolf Hitler

Adolf Hitler, conocido también como Adolfo Hitler1 en algunos países hispanos (Braunau am Inn,
20 de abril de 1889 - Berlín, 30 de abril de 1945), fue un político, militar y dictador alemán de
origen austrohúngaro. Fue canciller imperial desde 1933 y Führer —líder— de Alemania desde
1934 hasta su muerte. Llevó al poder al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán o Partido Nazi,b
estableciendo un régimen totalitario durante el período conocido como Tercer Reich o Alemania
nazi.2 Inició la Segunda Guerra Mundial al invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939 y es una
figura clave en la perpetración del Holocausto.3

Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del Partido Nazi, en 1919, y se convirtió en su
líder en 1921. En 1923, tras el pronunciamiento en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich,
Hitler intentó tomar el poder mediante un golpe de Estado fallido por el que fue condenado a
cinco años de prisión.4 Durante su estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro Mi
lucha (en alemán, Mein Kampf), en el que expone su ideología junto con elementos
autobiográficos. Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler obtuvo creciente apoyo popular
mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo, sirviéndose de
su talento oratorio apoyado por la eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas
cargadas de simbolismo.

Fue nombrado canciller imperial (Reichskanzler) en enero de 1933 y, un año después, a la muerte
del presidente Paul von Hindenburg, se autoproclamó líder y canciller imperial (Führer und
Reichskanzler), asumiendo así el mando supremo del Estado germano. Transformó la República de
Weimar en el Tercer Reich y gobernó con un partido único basado en el totalitarismo y la
autocracia de la ideología nazi.

El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado en la absoluta hegemonía de la


Alemania nazi en el continente europeo. Su política exterior e interior tenía el objetivo de
apoderarse de Lebensraum (‘espacio vital’) para los pueblos germánicos. Promovió el rearme de
Alemania y tras la invasión de Polonia por la Wehrmacht el 1 de septiembre de 1939, se inició la
Segunda Guerra Mundial. Con estos actos, Hitler violó el Tratado de Versalles de 1919, que
establecía las condiciones de la paz tras la Primera Guerra Mundial.5

Bajo la dirección de Hitler, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon en 1941 la mayor parte de
Europa y África del Norte. Esas conquistas territoriales decrecieron paulatinamente después de la
batalla de Stalingrado, hasta 1945, cuando los ejércitos aliados derrotaron al ejército alemán. Por
motivos raciales, Hitler causó la muerte de diecisiete millones de personas,6 incluyendo una cifra
en torno a seis millones de judíos7 y entre medio y millón y medio de gitanos, en lo que
posteriormente se denominó «Holocausto».8
En los últimos días de la guerra, durante la batalla de Berlín en 1945, Hitler se casó con su antigua
amante, Eva Braun. El 30 de abril de 1945 los dos se suicidaron en el búnker de la Cancillería, para
evitar ser capturados por el Ejército Rojo. Posteriormente, sus cadáveres fueron quemados.9

Política

Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política, acentuada por los
efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y frustración popular en Alemania como
consecuencia de la derrota en la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su mandato político utilizó
la propaganda estatal y su carismática oratoria para persuadir a las masas, enfatizando su
oposición al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío, al pacifismo y al comunismo
internacional, particularmente el soviético-bolchevique. A la vez, resaltaba el nacionalismo
alemán, el militarismo, el racismo, la llamada preservación de la raza aria, el pangermanismo y la
anexión o recuperación armada de territorios europeos perdidos por el Imperio alemán después
de la Primera Guerra Mundial. Después de reestructurar la industria y economía y frenar en poco
tiempo la inflación y el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó y organizó las fuerzas
armadas alemanas, estableciendo una dictadura totalitaria personal que transformó a la sociedad
alemana y eliminó su sistema democrático. Su régimen se caracterizó por la discriminación racial,
la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y política. Desde 1939, como consecuencia de
la guerra, este modelo se extendió al resto de Europa. En el plano ideológico, Hitler asumió los
planteamientos del fascismo italiano pero con matices propios basados en las características del
nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se desarrolló un intenso culto a la
personalidad.

Perseguía una agresiva política exterior expansionista para ampliar el Lebensraum ('espacio vital')
alemán al este de Europa, y combatir una presunta conspiración internacional entre el judaísmo, la
masonería, el comunismo y el capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense, inglés y
soviético. Su política tenía como objetivo establecer un Nuevo Orden (Neuordnung) en el que
Alemania y la raza aria tendrían un papel hegemónico mundial.

Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión de Polonia en
septiembre de 1939, para 1941, período de su apogeo, sus tropas y aliados del Eje ocuparon la
mayoría de Europa y partes de Asia y África, pero fueron derrotadas por las potencias Aliadas en
1945. Hacia el final de la guerra, las violentas políticas de conquista territorial y subyugación racial
de Hitler habían causado la muerte de entre 55 y 60 millones de personas (alrededor del 2 % de la
población mundial de la época) en su mayor parte civiles, así como un considerable grado de
destrucción de ciudades europeas. El exterminio sistemático y masivo de enemigos políticos y
personas consideradas racialmente «inferiores» o «subhumanas», mediante la detención en una
red de campos de concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados, llevó
a la muerte a poco más de seis millones de judíos en lo que posteriormente en el contexto
histórico se denominó el Holocausto, como así también a homosexuales, gitanos, eslavos,
discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos y opositores políticos a
su régimen. Las estimaciones del número de personas que perdieron la vida como consecuencia
de medidas raciales adoptadas por el gobierno de Hitler, sus aliados del Eje, estados satélite y
colaboradores, según la mayoría de los historiadores serían aproximadamente once o doce
millones de personas, de las cuales la mitad corresponderían al Holocausto.

Primeros años

Infancia

Véase también: Familia Hitler

Hitler de niño.

Alois Hitler, padre de Hitler (1837–1903).

Klara Pölzl Hitler, madre de Hitler (1860–1907).

Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la provincia de la Alta
Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que entonces era el Imperio austrohúngaro.
Nacido en una familia de clase media, su padre, Alois Hitler (1837-1903), fue un agente de
aduanas. Su madre, Klara Pölzl (1860-1907), fue la tercera esposa de Alois. Hitler fue el cuarto hijo
de la pareja,10 y bautizado en la iglesia de San Esteban de su localidad natal.11 Como los padres
de Hitler eran primos, debieron obtener una dispensa papal para el matrimonio. De los seis hijos
de Alois y Klara, sólo Adolf y su hermana Paula llegaron a la edad adulta.12 El padre de Hitler
también tuvo un hijo, Alois Jr., y una hija, Angela, con su segunda esposa.12

Árbol genealógico de Hitler.

Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros treinta y nueve años
de su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, el padre de Alois, Johann Georg
Hiedler, finalmente lo reconoció. En el siglo XIX eran comunes en Austria las variantes del apellido
Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del escritor Franz Jetzinger de que el apellido guarda
relación con el checo Hidlar o Hidlarcek13 ha sido citada en la literatura en numerosas
ocasiones,14 pero es actualmente rechazada: lo más probable es que todas esas variantes deriven
de Hütte (choza), con lo que el apellido significaría algo así como «pequeño campesino» o «el que
vive en una cabaña».15
La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler durante la Segunda
Guerra Mundial. Panfletos portando la frase Heil Schicklgruber fueron lanzados desde el aire sobre
ciudades alemanas. Sin embargo, Adolf nació legalmente como Hitler; además, se encontraba
también relacionado con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.

El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble» (Adel=nobleza +
wolf=lobo).16 De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos por él mismo fuera Wolf o Herr Wolf
—comenzó a usar este apodo a principios de los años 1920 y se le dirigían con él solo los amigos
íntimos (como «Tío Wolf» por los Wagner) hasta la caída del Tercer Reich—.17 Los nombres de
varios de sus cuarteles generales dispersos por la Europa continental (Wolfsschanze en Prusia
Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto. Incluso Hitler sugirió a
su hermana Paula que se cambiara de nombre durante los juegos Olímpicos en Garmisch y se
mantuviera en estricto incógnito bajo el apellido Wolff, manteniendo su nombre si quería. Por
sugerencia de Paula, se añadió el calificativo de Frau (Señora) para hacer menos sospechoso el
cambio de nombre ante sus conocidos (haciendo ver que el cambio de nombre fuera debido a un
matrimonio). Hitler era conocido como Adi por su familia y parientes más cercanos.

Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo a su
secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me azotaba. Unos
pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se
escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que
azotaba mi trasero».18

La familia de Hitler se mudó a menudo, de Braunau am Inn a Passau, Lambach, Leonding y Linz. El
joven Hitler fue un buen estudiante en primaria. Pero en sexto, en su primer año de enseñanza
secundaria (Realschule) en Linz, fue suspendido y tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron
que no tenía «deseos de trabajar». No obstante, quedó cautivado por las lecturas pangermánicas
del profesor Leopold Pötsch, quien influyó notablemente en la mente del joven.

En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue una rebelión contra
su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como agente de aduanas; en cambio, Hitler
quería convertirse en pintor. Esta explicación se sostiene aún más por la posterior descripción de
Hitler de él mismo como un artista incomprendido. Sin embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo
llegara a ser funcionario como él, empleo del que se sentía muy orgulloso y al que había llegado
prácticamente sin una base académica. Pero al joven Hitler ese futuro no le seducía en absoluto,
ya que estaba demasiado alejado de su objetivo, las artes. No obstante, después de la muerte de
Alois el 3 de enero de 1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de dieciséis años,
Hitler abandonó la educación secundaria sin un título.
Juventud en Viena y Múnich

Véase también: Pinturas de Adolf Hitler

A causa de su mediocre expediente académico Hitler debió abandonar en 1904 la Realschule de


Linz y se trasladó a la de Steyr, distante unos ochenta kilómetros. En 1905 su madre mudó la
familia a un cómodo piso en Urfahr, un suburbio de Linz, donde Adolf disponía de una habitación
propia, llevaba una vida bastante indolente y, con el pretexto de una enfermedad fingida o más
probablemente algo exagerada, convenció a Klara de que no podía seguir en la escuela.19 Así pues
abandonó los estudios a los dieciséis años, después de haber sido calificado positivamente en la
asignatura de dibujo y haberse convencido a sí mismo que su futuro estaba en la pintura.20
Durante tres años, Hitler se mantuvo en Linz sin buscar trabajo, muchas veces en compañía de
August Kubizek, probablemente el único amigo que tuvo en su adolescencia;21 según Hitler, estos
años serían los «mejores años de su vida».21 Aunque Hitler consideraba que su futuro estaba en la
pintura o la arquitectura, era un voraz lector, prefiriendo obras de historia y mitología alemana.22
Para los dieciséis años, Hitler ya era un ferviente nacionalista pangermano, y aborrecía a los
Habsburgo y a la diversidad étnica del Imperio austrohúngaro.21

Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez y pudo prolongar su estancia en la
ciudad dos meses gracias a la ayuda monetaria de su madre y otros parientes.22 Durante su
estadía, visitó la Academia de Bellas Artes, donde consultó los requisitos para ser admitido con el
fin de convertirse en pintor. En octubre de 1907 regresó a Viena y se presentó a la prueba de
admisión; sin embargo, no logró ser admitido al no poseer el talento deseado, lo cual lo
decepcionó mucho.23 Al año siguiente lo intentó de nuevo, con peores resultados. El rector de la
Academia le aconsejó intentar en el campo de la arquitectura, pero como Hitler no se había
graduado del colegio, era muy difícil que fuera admitido en la respectiva escuela.22 Sin embargo,
en esos años jóvenes con «talento excepcional» eran admitidos en la escuela de arquitectura sin
diploma de secundaria, pero se desconoce si Hitler intentó ingresar alguna vez.24

A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos meses continuó viviendo
en Linz con su madre, quien estaba agonizando por causa del cáncer de mama. Después de la
muerte de su progenitora, el 21 de diciembre de 1907, Hitler viajó a Viena, donde inicialmente se
ganó la vida gracias a diversos trabajos como barrer la nieve, cargar maletas en la estación de
trenes y ser un obrero de construcción.24 Sin embargo, sus problemas económicos no terminaron,
y un año después de haber llegado a Viena fue desalojado de su apartamento y tuvo que vivir en
un miserable hostal, recurriendo a comedores de indigentes para poder aplacar el hambre.24 No
obstante, para 1910 su situación económica era más estable, y se mantenía exclusivamente
pintando cuadros. Viena, una ciudad cosmopolita, con mucha vitalidad intelectual y multicultural,
le fue por completo incomprensible. Aunque en posteriores discursos Hitler afirmaría que Viena
era «una perla ante mis ojos», Baldur von Schirach lo contradiría:

Hitler nunca amó a Viena. Odiaba a su gente.25


Sin embargo, su estadía en Viena fue muy importante. De acuerdo a Hitler, su antisemitismo se
formó en esta ciudad; aunque su amigo Kubizek lo contradice, ya que asegura que Hitler ya era un
profundo antisemita en Linz.26 No obstante, de acuerdo al propio testimonio de Hitler, sus ideas
políticas y raciales fueron formadas, o por lo menos moldeadas, en esa ciudad. Hitler mismo
reconocería que la ciudad le enseñó todo lo que tenía que saber en la vida:

En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se convirtió en
la base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido que aprender poco, y he
tenido que cambiar nada.27

El 24 de mayo de 1913 y acompañado de Rudolf Häusler, un compañero del albergue para


hombres donde residía, se trasladó a Múnich. Debió esperar a cumplir los veinticuatro años para
poder cobrar la herencia paterna y, aunque afirmaba querer ingresar en la Academia de Arte
muniquesa, probablemente la razón principal de su marcha era eludir el servicio militar,
inscripción que llevaba demorando desde 1909, cuando debería haberlo hecho para incorporarse
a filas con veintiún años.28 Aparentemente no deseaba servir junto con eslavos y judíos,26
aunque también siempre se había sentido atraído por la prosperidad y fortaleza que mostraba el
Imperio alemán, en contraste con el decadente Imperio austrohúngaro. Por su parte, Hitler
declaró que abandonó Austria porque la mezcla de razas en Viena le causaba «repugnancia».26
No obstante las autoridades austríacas consiguieron localizarlo y el 18 de enero de 1914 un agente
de policía le entregó una citación judicial en la que se exigía su regreso: esquivar el servicio militar
era motivo de una importante multa, pero el hecho de abandonar Austria para ello se consideraba
deserción y conllevaba pena de cárcel. Hitler debió viajar entonces a Salzburgo, donde fue
examinado el 5 de febrero, pero fue declarado no apto para prestar servicio militar.29

Primera Guerra Mundial

Hitler (derecha) junto a varios compañeros durante la guerra.

El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después, Hitler se presentó
como voluntario en el Ejército alemán y fue asignado a un regimiento bávaro. El inicio de la guerra
ocasionó gran entusiasmo en el joven Hitler, quien pensó que había llegado una oportunidad para
cambiar su vida:

No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y agradecí al Cielo
desde el fondo de mi corazón ... por haberme permitido vivir en ese tiempo.30

Después de menos de tres meses de entrenamiento, Hitler fue enviado al frente occidental. Sirvió
en Francia y Bélgica, como mensajero de la 1.ª Compañía de la 6.ª División de Reserva Bávara.
Participó en la primera batalla de Ypres, donde su unidad fue diezmada en cuatro días. Al finalizar
la batalla, de los 3500 soldados iniciales, solamente 600 podían seguir combatiendo.31
Posteriormente, sus oponentes políticos lo acusarían de ser un cobarde, pero la evidencia los
contradice.31 En octubre de 1916, en el norte de Francia, Hitler fue herido en la pierna y regresó al
frente en marzo de 1917, ascendido al rango de cabo. Sin embargo, no fue promovido más allá de
este grado, al considerarse en ese momento que Hitler no poseía dotes de mando. Hitler fue
condecorado dos veces: recibió la Cruz de Hierro de 2.ª clase el 2 de diciembre de 1914, y la Cruz
de Hierro de 1.ª clase el 4 de agosto de 1918, honor que era raras veces otorgado a un soldado de
tan baja graduación.31 De acuerdo a diversos testimonios, Hitler ganó su última Cruz de Hierro por
haber capturado sin ayuda a quince soldados enemigos, aunque los registros militares no
especifican la razón de esta condecoración.31

El soldado Adolf Hitler durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero, según se informa, era impopular entre
sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los superiores. «Respetar al superior, no
contradecir a nadie, obedecer a ciegas», dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por
el Putsch de Múnich en 1923. Uno de sus camaradas comentó:

Lo maldecíamos y lo encontrábamos intolerable. Había un cuervo blanco entre nosotros que no


quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra.31

En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un permiso para
abandonarlo,31 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose de la herida en su pierna en un
hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a pronosticar repetidamente que Alemania perdería la
guerra por causa de los judíos y los marxistas, a quienes acusó de robar a la nación y no prestar
servicio militar.32 En el aspecto personal, Hitler nunca recibía cartas o presentes de amigos o
familiares, y no acompañaba a los soldados cuando hablaban de mujeres.31 Durante la guerra,
también aprovechó la oportunidad para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción para el
periódico del Ejército.

En la imagen, una caricatura ilustra la Dolchstoßlegende: una mujer judía ataca por la espalda a un
soldado alemán. Hitler fue un ferviente creyente de esta leyenda, culpando a los judíos y marxistas
de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial.

El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado en un ataque de
gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un hospital de campaña, donde quedó
temporalmente ciego por causa de los gases tóxicos.33 El 10 de noviembre se encontraba
parcialmente recuperado en el hospital militar de Pasewalk, cerca de Stettin, cuando fue
informado que la monarquía había sido depuesta y que se había proclamado la posteriormente
conocida como República de Weimar. Cuando se enteró de que al día siguiente iba a firmarse un
armisticio y que la guerra se había perdido, Hitler cuenta que se derrumbó, y posteriormente
describió así su reacción: «Todo se hizo negro de nuevo ante mis ojos».34

Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera temporal pudo haber
sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana.[cita requerida] Hitler expresó
metafóricamente que durante aquella experiencia, al quitarse la venda que cubría sus ojos, fue
cuando descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras tanto,
fue tratado por un médico militar y un especialista en psiquiatría, que, según se informa,
diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y «peligrosamente psicótico».
[cita requerida] Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré a este histérico!».[cita requerida] Sin
embargo, el historiador Sebastian Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente,
sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.

La derrota alemana en noviembre de 1918 lo impactó sobremanera, pues en la creencia popular


alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos otros nacionalistas alemanes, Hitler
culpó a los socialdemócratas («los criminales de noviembre») por el armisticio. Una explicación
extendida por la derecha conservadora sobre la causa de la derrota fue la Dolchstoßlegende
(«leyenda de la puñalada por la espalda»), que pretendía argumentar que a espaldas del ejército
los políticos socialistas y marxistas habían traicionado y «apuñalado» por la espalda a los alemanes
y a sus soldados.

El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones económicamente muy


perjudiciales para el país, declarando a Alemania culpable de los horrores de la Primera Guerra
Mundial. Durante la negociación del documento surgieron controversias entre el afán pacificador
de Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos y el revanchismo del primer ministro francés,
Georges Clemenceau. La reconciliación nunca estuvo dentro de los objetivos del Reino Unido y
Francia porque,[cita requerida] desde mediados del siglo XIX, Alemania había rivalizado con estas
dos potencias por la hegemonía de Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y
Asia. El tratado fue considerado por los alemanes como una humillación y fue un importante
factor en la creación de las reivindicaciones políticas y territoriales demandadas por Hitler y su
Partido Nacionalsocialista al llegar al poder.

Inicios en el nazismo

Artículo principal: Nazismo

Carné de Hitler como miembro del DAP.

Inicio de la actividad política


Al finalizar la guerra, cuya última fase fue sin duda muy importante para su evolución
ideológica,34 Hitler se percató que no contaba con dinero, amigos, familiares con conexiones,
estudios universitarios o experiencia política;35 por lo que decidió intentar continuar en el
Ejército, algo bastante complicado en pleno periodo de desmovilización, aunque consiguió
permanecer en sus filas hasta el 31 de marzo de 1920.36

Hitler salió del hospital de Pasewalk el 19 de noviembre y el día 21 llegó a Múnich para
reintegrarse a su batallón.37 Después de la abdicación del káiser Guillermo II el 9 de noviembre y
la firma del armisticio el día 11, Alemania estaba sumida en el clima de agitación revolucionaria en
que nació la República de Weimar y que en Baviera, tras la huida el 7 de noviembre del último rey
de la dinastía de los Wittelsbach, Luis III,38 dio paso a la nueva República de Baviera con un
gobierno provisional dominado por los socialdemócratas del SPD y sobre todo por el más radical
USPD, bajo la presidencia de Kurt Eisner.39 Surgieron consejos de obreros y soldados al estilo
soviético y Hitler se encontró a su regreso con que su unidad estaba bajo el control de uno de ellos
por lo que, según su propio relato en Mein Kampf, solicitó ser transferido a otro destino y fue
enviado al campo de prisioneros de guerra de Traunstein, cerca de la frontera austriaca,40 donde
permaneció hasta finales de enero o principios de febrero de 1919.41 Aunque su versión coincide
con la de su compañero Ernst Schmidt, la actitud que mantuvo durante estos meses debió ser
bastante más ambigua de lo que deja traslucir y hubiera justificado un tratamiento más extenso de
haberse opuesto frontalmente al gobierno que posteriormente sería calificado como el de los
«criminales de noviembre». No solo Traunstein estaba también regido por consejos de soldados
sino que Hitler aparece citado el 3 de abril como representante (Vertrauensmann) de su batallón,
un cargo que, entre otras atribuciones, tenía la misión de cooperar con las autoridades
transmitiendo a la tropa material propagandístico y que muy probablemente Hitler ostentaba ya
desde febrero.42 Además, después del asesinato de Eisner el 21 de febrero, se produjo un periodo
de caos y anarquía que culminó con la corta fase de auténtico dominio comunista, con el fin claro
de instalar una república «soviética» y que es el estrictamente más conocido como Räterepublik o
«república de consejos».39 Al día siguiente de su instauración, el 14 de abril, Hitler fue reelegido
representante de su unidad lo que parece indicar un cierto grado de respaldo por su parte a la
política del gobierno socialista o como mínimo que se abstuvo de exteriorizar ningún tipo de
oposición frontal.43 Este comportamiento, sea de pasividad o de oportunismo, no solo trascendió
más tarde ocasionalmente en la prensa,44 sino que también fue objeto de comentarios por parte
de algunos dirigentes nazis como Ernst Röhm, Ritter von Epp o Rudolf Hess,45 pero parece fuera
de duda su rechazo a la izquierda revolucionaria y es muy probable que los votos que recibió
fuesen de soldados que compartían ese criterio y conocían su hostilidad hacia la Räterepublik.46

Después de que el gobierno soviético de Baviera fuera derrocado por el Ejército alemán y grupos
paramilitares conservadores, a Hitler se le encargó la misión que le dio la oportunidad de
implicarse en la política por primera vez. Su labor consistía en investigar a los miembros de su
unidad que habían colaborado con el gobierno soviético. Su trabajo fue apreciado por sus
superiores, quienes lo emplearon a tiempo completo, asignándolo al Departamento político de
asuntos de prensa del Ejército, a nivel distrital. De esta manera, Hitler se convirtió en un espía
militar, investigando a los muchos grupos socialistas que estaban naciendo en toda Alemania.
También participó como oficial educador en el «pensamiento nacional», cursos organizados por el
Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr. La principal tarea
de Hitler era entonces erradicar «ideas peligrosas», como la democracia, el socialismo y el
pacifismo.47 Un objetivo clave de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar la
derrota alemana.[cita requerida] Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo
Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los miembros de la coalición
de Weimar, que eran considerados como los «criminales de noviembre».

En mayo o principios de junio de 1919, Hitler ya aparece listado como V-Mann (Verbindungsmann,
término alemán para un espía de la policía) del Comando de Inteligencia (Aufklärungskommando)
del Ejército, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas similares. En septiembre, se le
ordenó que se investigara un pequeño partido denominado Partido Obrero Alemán (DAP). Aunque
este partido era nacionalista, los superiores de Hitler desconocían esto, y sospechaban que podía
ser un partido socialista o comunista.47

El 12 de septiembre Hitler asistió por primera vez a un mitin del DAP celebrado en la
Sterneckerbräu que debía tener como principal orador a Dietrich Eckart, aunque debió ser
sustituido a causa de una enfermedad por Gottfried Feder. Cuando en el debate final uno de los
presentes se enfrentó a Feder y comenzó a defender el separatismo bávaro, Hitler replicó con un
discurso de tal intensidad que llamó la atención de Anton Drexler, quien le regaló un ejemplar de
su obra Mi despertar político y le animó a volver y unirse al partido.48 En la segunda mitad de ese
mismo mes ingresó en el partido y, aunque él aseguraría posteriormente ser su séptimo miembro,
se le asignó realmente el número 555,49 también ficticio porque por razones de imagen se decidió
comenzar la numeración en 501 repartiendo los números en orden alfabético a los primeros
militantes.50 Pocas semanas después, el 16 de octubre, Hitler pronunció en la Hofbräukeller su
primer discurso público en un acto al que asistieron 111 personas,51 entre las que se encontraba
Ernst Röhm, que poco después ingresaría también en el partido.52

Desde ese momento, la figura de Hitler fue cobrando más y más protagonismo, participando a
tiempo completo en las actividades del partido y perfilando con nitidez la nueva ideología:

A principios de la década de 1920, Hitler desarrolló un pronunciado sentido de su «misión


nacional» (...). La «misión» puede resumirse como sigue: nacionalizar las masas; apoderarse del
Estado; destruir al enemigo interno -los «criminales de noviembre» (refiriéndose a judíos y
marxistas, más o menos lo mismo para su punto de vista)-; construir defensas; llevar a cabo la
expansión «por la espada» para garantizar el futuro de Alemania, superando la «escasez de tierra»
(Raumnot) y adquiriendo nuevos territorios en el este de Europa.53

El 24 de febrero de 1920 el partido celebró su primera reunión de importancia en los salones de la


Hofbräuhaus de Múnich. Ante unos dos mil asistentes Hitler leyó los veinticinco puntos del
programa del partido que habían redactado él y sobre todo Drexler las semanas anteriores. Esos
veinticico puntos se convirtieron posteriormente en la teórica base «inalterable» del programa
nacionalsocialista y la fecha del 24 de febrero en un motivo histórico de celebración anual, aunque
en su momento tuvo una repercusión muy limitada y hasta el Völkischer Beobachter relegó la
noticia a sus páginas interiores.54

El 1 de abril de 1920, el Partido Obrero Alemán cambió su nombre a Partido Nacionalsocialista


Obrero Alemán; ese mismo día Hitler abandonó el Ejército. Poco después organizó escuadrones de
veteranos de guerra, liderados por Emil Maurice, para que mantuvieran el orden en las reuniones
del Partido, y expulsasen a los que no estuviesen de acuerdo con los oradores.55 El 5 de octubre
de 1921, estos escuadrones fueron organizados bajo el nombre de Sturmabteilung (SA), también
conocidos como los camisas pardas por el color de sus uniformes. Muy pronto, las SA, bajo el
mando inicial de Johann Ulrich Klintzich, dejaron de limitarse a su rol de mantener el orden y
empezaron a atacar a los grupos políticos opositores y a los judíos, lo cual acabó convirtiéndose en
su actividad principal.56 En la primavera de 1920, Hitler toma como emblemas la Hakenkreuz —la
cruz gamada— y el saludo del fascismo italiano del brazo en alto.

Ya a principios de 1921, Hitler era considerado un gran orador, hablando frente a muchedumbres
cada vez más grandes. Ganó notoriedad fuera del partido por sus discursos polémicos, atacando el
Tratado de Versalles, y a grupos rivales (sobre todo marxistas y judíos). Ese año, Hitler
personalmente lideró a los camisas pardas contra una reunión de federalistas bávaros. Aunque
Hitler pasó tres meses en la cárcel por la paliza que sus hombres propinaron a los federalistas, al
salir no mostró arrepentimiento alguno; por el contrario, estaba más resuelto a emplear la fuerza
contra sus adversarios:

En el futuro, el movimiento nacionalsocialista evitará rudamente, si es necesario con la fuerza, las


reuniones o discursos que puedan distraer la mente de nuestros compatriotas.57

En el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;58 no sólo era el principal orador y
propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de ese movimiento
revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban resentidos debido a la conducta
dictatorial de Hitler, y aprovechando que se encontraba de viaje en el norte de Alemania,
planificaron la fusión de su partido con otros grupos políticos; de esta manera, pensaban reducir la
importancia de Hitler y cuestionar su liderazgo. Hitler se enteró de estos planes y regresó a
Múnich, solicitando poderes dictatoriales en el partido, de lo contrario renunciaría. Drexler
respondió publicando una carta en un periódico, denunciado los abusos autoritarios de Hitler,
pero este presentó una demanda legal en su contra, y Drexler se tuvo que retractar. Derrotado,
Drexler fue retirado de su cargo de presidente y Hitler lo sucedió, convirtiéndose en el líder
indiscutible del Partido Nazi. De esta manera, se estableció el «principio del liderazgo», que formó
el sistema de gobierno político de la Alemania nazi.59
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring, a Ernst Hanfstaengl y Alfred
Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a círculos sociales más altos, de los cuales
pudo obtener generosas donaciones para el naciente partido.

Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin embargo, su
partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era desconocido fuera de este
estado, por lo que Hitler concluyó que necesitaba el apoyo de las fuerzas políticas y las
guarniciones militares bávaras para lograr este objetivo.60 Influenciado por la marcha sobre Roma
de Benito Mussolini, Hitler ideó realizar una marcha similar hacia Berlín, con la que doblegaría al
gobierno nacional fácilmente.60

A finales de 1922, contaba ya con una pequeña y creciente banda de seguidores fanáticos,
inspirada por la marcha sobre Roma de Mussolini, que empezó a ver en él el deseo de un líder
nacional heroico. En este sentido, un libro publicado ese año se refería a Hitler explicando que

el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en lo más profundo
del alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo que ha aparecido en Adolf Hitler:
la viva encarnación del anhelo de la nación.61

Putsch de Múnich

Artículo principal: Putsch de Múnich

Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.

En enero de 1923, luego de que el gobierno alemán se retrasase en el pago de las reparaciones de
guerra a Francia, esta nación procedió a ocupar la región industrial del Ruhr, devastando la
economía germana. El gobierno llamó entonces a la resistencia no violenta contra Francia, pero en
septiembre era obvio que esta estrategia no estaba generando resultados. El 26 de septiembre, el
canciller alemán Gustav Stresemann decidió reiniciar los pagos a Francia, y cancelar la estrategia
de resistencia. Stresemann previó que los nacionalistas y los comunistas iniciarían toda clase de
protestas y disturbios ante estas impopulares medidas, por lo que declaró el estado de
emergencia ese mismo día.62 De esta manera, el comandante del Ejército, el general Hans von
Seeckt, se convirtió en la principal autoridad de la República.62 Hitler vio este período de
inestabilidad política como la oportunidad para realizar su propia versión de la marcha sobre
Roma.60

No obstante, el tradicionalmente autónomo estado bávaro no estaba dispuesto a aceptar la


autoridad central del General von Seeckt. Ese mismo día, el gobierno regional proclamó su propio
estado de emergencia y colocó a Gustav von Kahr al mando de Baviera. El gobierno nacional
reaccionó exigiendo el arresto de varios líderes nacionalistas y, además, reclamó la supresión del
principal periódico nazi, el Völkischer Beobachter. Cuando el Ejército bávaro rehusó obedecer a su
comandante en Jefe, el General von Seeckt amenazó con utilizar la fuerza contra Baviera. Hitler se
percató entonces de que la situación regional solamente podría empeorar para él ya que,
probablemente, el gobierno de Stresemann lograría estabilizar la situación. Cuando Kahr se negó a
discutir la situación con Hitler y sus aliados, este último sospechó que el gobierno de Baviera iba a
capitular ante el gobierno de Berlín, o peor aún, iba a declarar la independencia de Baviera.63
Hitler decidió entonces realizar una maniobra arriesgada: iba a secuestrar a Kahr, al comandante
del Ejército en Baviera y al jefe de la policía regional; una vez en su poder, los iba a convencer de
que se uniesen a su bando, y luego, juntos, iban a marchar hacia Berlín para derrocar a
Stresemann. Para ganarse el apoyo del Ejército, Hitler decidió usar al general Erich Ludendorff,
como figura respetada en su golpe de estado. El anciano general había sido atraído al movimiento
nazi unas semanas atrás.

En la noche del 8 de noviembre de 1923, Hitler y los camisas pardas irrumpieron en una reunión
pública liderada por Kahr en el Bürgerbräukeller, una cervecería a las afueras de Múnich. Hitler
proclamó una revolución y anunció sus intenciones de formar un nuevo gobierno, junto a
Ludendorff, quien no estaba enterado del golpe.64 Antes de iniciar su "Marcha sobre Berlín", que
derrocaría al gobierno nacional, Hitler reclamó la ayuda de Kahr y de las fuerzas militares locales.
Este último fingió ayudar a Hitler, pero, gracias a la ingenuidad de Ludendorff, escapó en cuanto
pudo y retomó el control regional.65 Al amanecer del 9 de noviembre, el Ejército y la policía
bávara estaban tomando posiciones contra los golpistas; Ernst Röhm y sus tropas nazis se
encontraban rodeados en el Ministerio de Guerra bávaro, y Hitler decidió marchar junto con
Ludendorff para liberarlos. El anciano comandante alemán había convencido a Hitler de que los
soldados y la policía no dispararían contra él, y que se unirían a su causa.64 No obstante, la policía
no se replegó ante Ludendorff y se inició un tiroteo. Catorce golpistas y cuatro policías murieron
durante la refriega, entre ellos Max Erwin von Scheubner-Richter, uno de los organizadores del
putsch, que recibió un balazo mientras marchaba en primera línea cogido del brazo de Hitler,
quien escapó únicamente con un hombro dislocado.66

Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe de 1923.

Hitler se escondió en la casa de Ernst Hanfstaengl, donde redactó su primer testamento político en
el que designaba como su sucesor al frente del NSDAP a Alfred Rosenberg y nombraba
vicepresidente a Max Amann, pero carecen de fundamento versiones posteriores de los hechos
que afirman que intentó suicidarse.67 Fue arrestado la noche del 11 de noviembre,66 acusado de
alta traición y Rosenberg se convirtió temporalmente en el líder del partido. Según Joachim Fest,
esta subversión fracasada marcó uno de los grandes hitos en la vida de Hitler, pues con ella habría
finalizado su aprendizaje y se habría dado paso a su verdadera entrada en la política.68

Su juicio, atrajo atención internacional, y le proporcionó una plataforma política para anunciar su
movimiento. Durante su juicio, que se inició el 26 de febrero de 1924, Hitler recibió tiempo casi
ilimitado para hablar,69 lo que hizo que su popularidad creciera debido a su poderoso y
convincente discurso nacionalista. A diferencia de los participantes en el golpe de Kapp, Hitler
asumió la responsabilidad de la intentona golpista, pero negó haber cometido un crimen:

Solamente yo cargo la responsabilidad. Pero no soy un criminal por eso. Si hoy me presento aquí
como un revolucionario, es como un revolucionario en contra de la revolución. No existe la alta
traición contra los traidores de 1918.70

Durante su juicio en 1924.

El 1 de abril de 1924, Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión en la fortaleza de Landsberg,


aunque la Constitución estipulaba cadena perpetua contra crímenes de este tipo.71 Hitler recibió
un trato privilegiado de los guardias y pudo recibir cartas y visitas de sus admiradores.72 Fue
absuelto y liberado el 20 de diciembre de ese mismo año, como parte de una amnistía masiva
hacia prisioneros políticos. En total, solo cumplió nueve meses de su condena.

Mein Kampf

Artículo principal: Mein Kampf

Sobrecubierta de Mein Kampf (1926-27).

La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas, que dictó a diversos
secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein Kampf (Mi Lucha), aunque originalmente
había planeado llamarla Cuatro años de lucha contra mentiras, estupidez y cobardía.73 Esta obra,
dedicada a Dietrich Eckart,74 era una autobiografía y, más importante aun, una exposición de la
ideología nacionalsocialista.

A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo del mundo».75 Primero
aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-germana, que se lograría con la
destrucción de Francia.75 Una vez conseguido esto, Alemania finalmente se encontraría en
libertad de expandirse, con el objetivo de conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler
concluye que el Tercer Reich no debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe expandirse
hacia el este, a expensas de Rusia.75 Aunque reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa
oriental, asegura que el pueblo alemán tiene el derecho de desalojar a sus ocupantes:

...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o raza en
particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la fuerza de tomarla.75

Acerca de la expansión alemana hacia el este.


Hitler considera que la conquista de Rusia será relativamente fácil, ya que los bolcheviques la
controlan, y por lo tanto los judíos.76

En cuanto a la política interior del Tercer Reich, Hitler claramente define que el sistema de
gobierno será una dictadura:75 Además, el Estado tendrá muy poco que ver con la economía, ya
que en realidad será un «organismo racial».76 Después de establecer que la raza aria es superior
sobre el resto, asegura que la misma debe subyugar a las demás para poder «preservar e
incrementar la cultura».77 Concluye que los alemanes se encuentran en el estado actual debido a
que no preservaron su raza pura, y «gradualmente perdieron su creatividad cultural».77 Después
de escribir esto, no es sorprendente que determine que el principal propósito del Estado nazi sea:

...la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y la
dignidad de una humanidad superior.78

Acerca del propósito del Estado.

Asegura que en un futuro distante, la humanidad se enfrentará a problemas que solamente una
raza superior, con dominio del mundo, podrá resolver.78

Aunque en la actualidad la interpretación de la historia alemana que Hitler expone en Mein Kampf
es considerada grotesca e inexacta, muchos alemanes compartían su visión histórica. Peor aun,
cuando Hitler subiese el poder en 1933, se mantendría fiel a sus escritos79 y llevaría a cabo la
expansión hacia el este, que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial y en un genocidio de los
pueblos eslavos y semitas.

Mein Kampf no solo sirvió para la exposición de las ideas de Hitler, también le proporcionó su
principal fuente de ingresos.79 Aunque el libro se publicó en dos volúmenes entre los años de
1925 y 1926, solamente vendió alrededor de 240 000 ejemplares entre 1925 y 1934, aunque en los
primeros años las ventas fueron bajas. Hitler pasó esos años esquivando los impuestos aplicables
sobre los derechos de autor de su libro, y acumuló una deuda tributaria de cerca de 405 500
marcos. Esta deuda lo perseguiría hasta que se convirtió en canciller.

Reestructuración del partido

Entre 1924 y 1929 los nazis experimentaron pérdidas electorales.

Hitler salió de prisión el 20 de diciembre de 1924.80 Su movimiento revolucionario probablemente


estaba en su punto más bajo, el Partido Nazi y sus órganos mediáticos habían sido prohibidos;
además, Hitler tenía prohibido hablar en público y el gobierno regional estaba recomendando que
fuese extraditado a Austria.81 Durante su ausencia, Gregor Strasser y Erich Ludendorff lideraron el
movimiento nazi, y se fueron distanciando de él.

En el aspecto nacional, la inestabilidad política y económica que habían contribuido en el rápido


crecimiento del Partido Nazi estaban quedando en el pasado.81 La hiperinflación y los fuertes
pagos de indemnización habían sido amortiguados, y los franceses habían aceptado salir de la
Renania. Aunque gracias a su fallido golpe Hitler llegó a tener cierta prominencia nacional, el
puntal de su partido siguió siendo Múnich y en los meses siguientes el apoyo popular empezó a
mermar. En las elecciones parlamentarias de diciembre, los nazis, que participaron bajo el nombre
de «Movimiento Nacionalsocialista de Libertad», perdieron la mitad de sus votantes; en contraste,
los socialdemócratas estaban recuperando los votos perdidos. Los nazis continuarían en
decadencia hasta 1929, mientras tanto, Hitler tuvo que seguir organizando el partido y luchando
por mantener el liderazgo del mismo.

Aunque muchos de sus colegas creían que estaba acabado, Hitler salió de prisión con una visión
mesiánica de su papel en la historia, y aseguró que los buenos tiempos de la República no
durarían.8281 A los pocos días solicitó una entrevista con Heinrich Held, primer ministro bávaro, y
luego de realizar promesas de buena conducta, consiguió que legalizase el Partido Nazi de nuevo.
Al periódico nazi Voelkischer Beobachter también se le permitió circular de nuevo. Creyendo en las
promesas de Hitler, Held le dijo a su ministro de Justicia:

La bestia salvaje está controlada. Podemos permitirnos aflojar la cadena.83

Dr. Heinrich Held sobre Hitler.

Aunque Hitler seguía siendo un autoritario, sus promesas de apegarse a la Constitución eran
parcialmente ciertas. Sin embargo, el futuro dictador no había cambiado su ideología, sino su
estrategia. Habiendo fracasado en derrocar a la República con un golpe de Estado, ahora
perseguía la «estrategia de la legalidad»; esto significaba adherirse a las normas de la Constitución
de Weimar para poder ascender al poder legalmente. Algunos miembros del partido, sobre todo
los jefes de los «camisas pardas», se opusieron a esta estrategia. Röhm la llegó a ridiculizar,
apodando a Hitler «Adolphe Legalité». De esta manera, Hitler ahora se apoyaría en la democracia
y las elecciones para acceder al poder, y luego las destruiría:

En lugar de trabajar para conseguir el poder a través de un golpe armado, debemos taparnos las
narices y entrar al Parlamento como oposición a los diputados católicos y marxistas. Si superarlos
en votos lleva más tiempo que superarlos en disparos, por lo menos el resultado será garantizado
por su propia constitución... Tarde o temprano alcanzaremos la mayoría, y después de eso
Alemania.84

Acerca de su nueva estrategia constitucional.


El 27 de febrero de 1925, Hitler realizó su primer discurso desde su arresto en 1923, aunque la
mayoría de sus hombres de confianza faltaban: Rosenberg, Röhm, Strasser y Ludendorff no
asistieron, Eckart había muerto, y Göring estaba exiliado. Sin embargo, Hitler dejó claro que no
pensaba compartir el liderazgo con alguien más:

Solamente yo lidero el movimiento, y nadie puede imponerme condiciones mientras yo


personalmente asuma la responsabilidad.84

En su primer discurso al salir de prisión.

No obstante, en esta ocasión Hitler no pudo contenerse. Pronto empezó a calificar al Estado, a los
judíos y a los marxistas de ser «el enemigo», y los amenazó de muerte.84 De inmediato el Estado
bávaro le prohibió pronunciar discursos durante dos años. Desde entonces, la mayor parte de su
tiempo lo pasó en Obersalzberg, donde continuó escribiendo Mein Kampf.85 Temeroso de que en
cualquier momento fuera deportado, el 7 de abril de 1925, renunció a su ciudadanía austríaca,
convirtiéndose efectivamente en un hombre sin nacionalidad, ya que el gobierno bávaro se
negaba a concederle la alemana.86

Gregor Strasser, dirigente nazi que en varias ocasiones cuestionó el liderazgo de Hitler.

Sin poder utilizar sus dotes de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como propagandista y
organizador. Fue durante estos años que organizó el Partido Nazi a nivel nacional, y empezó a
crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo. Pronto se crearon las Juventudes Hitlerianas y
la Liga de Muchachas Alemanas, y se establecieron organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el
Sarre y la Ciudad Libre de Danzig. Se establecieron las SS como una subdivisión de las SA; sus
miembros debían realizar un juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se distinguieron
por ser más confiables que los rudos «camisas pardas». Hitler se colocó a la cabeza de la jerarquía
nazi, bajo el título de «Supremo Líder del Partido y de las SA, Presidente de la Organización
Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores». Además, creó el «Directorado del Reich»,
compuesto por los principales jerarcas nazis. Uno de los objetivos de crear esta estructura tan
vasta y compleja era la formación de «un Estado dentro del Estado»;87 de esta manera, cuando
los nazis finalmente llegasen al poder, Hitler podría destruir la estructura republicana en poco
tiempo, y la reemplazaría por la estructura de su Partido.87

Decidido a convertir a su partido en una fuerza nacional relevante, Hitler llamó a Gregor Strasser y
le propuso la organización del movimiento en el norte de Alemania.88 La personalidad de Strasser
competía con la de Hitler, y la idea de trabajar con independencia en Prusia, Sajonia, Hanóver y la
Renania le agradó, por lo que se dedicó a esta tarea junto con su hermano Otto Strasser y un joven
secretario llamado Joseph Goebbels. Sin embargo, la personalidad independiente de Strasser y su
firme creencia en el elemento socialista del programa nacionalsocialista le ganaron la animosidad
de Hitler.8988 En poco tiempo, Strasser se convertiría en la amenaza más seria al liderazgo del
último, y esto finalmente le costaría la vida.

El 22 de noviembre de 1925, Strasser realizó una conferencia en Hanóver, donde apoyó la


expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que pronto iba a ser consultada en un
plebiscito. De esta manera, la organización nazi del norte, la Arbeitsgemeinschaft der Gauleiter
Nord-West, se unió a los marxistas en la campaña electoral.90 Hitler contraatacó el 14 de febrero
de 1926, organizando una conferencia en Bamberg, donde obligó a Strasser y a Goebbels a
retractarse de su programa. Para complicar la posición de Strasser, Goebbels abandonó su causa
unos días después y se unió a Hitler. Sin embargo, este no sería el fin de la enemistad entre Hitler y
Strasser.

Después de este encuentro, el partido de Hitler quedó aún más centralizado, y el llamado
Führerprinzip («Principio del líder») quedó finalmente arraigado en la organización partidaria. Bajo
este sistema, los dirigentes no serían elegidos por su grupo, sino más bien designados por sus
superiores, siéndoles delegada la completa responsabilidad ante ellos, al tiempo que exigirían la
misma obediencia incondicional a sus subordinados. De acuerdo a Hitler, todo el poder y la
autoridad debía ser delegada de arriba hacia abajo.

[ CITATION wik \l 9226 ]

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