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La pedagogía Dalcroze

1. Principios
La pedagogía Dalcroze es un método de educación
musical que relaciona los vínculos naturales entre el
movimiento corporal y el movimiento musical que
conduce al desarrollo de las facultades artísticas de
quien la practica. Las tres materias principales son:
la Rítmica, el Solfeo y la Improvisación.
La rítmica Jaques-Dalcroze no es una pedagogía para
«aprender los ritmos», es una metodología
completa que permite vivir sensorialmente todas las
nociones musicales necesarias para el desarrollo de
las capacidades auditivas y rítmicas del alumno. ©Véronique Aeschimann, Institut Jaques-Dalcroze Genève

"No se escucha la música


sólo con los oídos, se oye
resonar en todo el cuerpo,
en el cerebro y en el corazón"
Emile Jaques-Dalcroze.

A través de la estimulación de la motricidad global, la percepción y la conciencia corporal se trabajan y permiten


al músico aficionado o profesional de cualquier edad, vivir su propio cuerpo como primer instrumento, aquel
por el que se siente y transmite su musicalidad.
Las nociones rítmicas: medición, la periodicidad de los gestos (la forma), pulsación, relación de duraciones…
como las nociones armónicas y melódicas: escalas, tonalidades, intervalos, acordes, frases… se viven a través
del movimiento, el juego, la improvisación, los ejercicios de reacción, de coordinación o de disociación y se
convierten así en una realidad concreta para el alumno que, apoyándose en un recuerdo corporal, pasará al
análisis teniendo la posibilidad de relacionar la experiencia vivida con un concepto perteneciente al solfeo.
Estos ejercicios específicos desarrollan conjuntamente las capacidades auditivas y motrices, impulsan la
memoria y la concentración, educan la sensibilidad, la espontaneidad y la capacidad de representación rápida.
Estimulan el poder de creación y favorecen una integración armoniosa de las facultades sensoriales, afectivas y
mentales de todo el ser.
Estas ideas encuentran su prolongación natural en dos direcciones:
- por una parte, en el estudio del solfeo, que a su vez desemboca en la práctica de un instrumento y la
improvisación musical.
- por otra parte, en el estudio de la técnica y de la expresión corporales, que desembocan en la danza artística
y la creación coreográfica.
El profesor dalcroziano no aplica propiamente un «método», como un corpus de ejercicios o un repertorio fijo,
sino que inventa su curso en función de sus alumnos, de su comprensión, de las individualidades.
No obstante, se basa en una metodología precisa y en una experiencia práctica adquirida de manera intensiva
durante sus estudios. Su formación avanzada en improvisación, instrumental, vocal y corporal, le permite
inventar músicas o juegos adaptados precisamente al momento y al grupo presente.
El método Dalcroze está dirigido a personas de todas las edades y niveles (principiantes a mayores).
En Francia, hoy en día, este método se enseña en algunos conservatorios y en diferentes estructuras de
enseñanza musical donde permite enseñar los mismos programas de formación musical que un curso de solfeo
tradicional, sólo el enfoque difiere.
A los profesionales de la música o del movimiento, les ofrece una nueva mirada sobre el ejercicio de sus
competencias personales.
A los aficionados, niños, adolescentes, adultos o mayores, proporciona los medios para acceder de manera viva
a la conciencia de sí mismos y al placer del descubrimiento artístico.
La práctica dalcroziana es también una experiencia humana que valoriza, suscitando entusiasmo, confianza,
escucha y conocimiento de sí mismo como del grupo.

2. Diversidad
Cuestionando las relaciones entre música y movimiento, sobre todo a través de las interacciones tiempo -
espacio - energía, el enfoque dalcroziano está en el centro de numerosas gestiones artísticas (música, danza,
teatro…) pero también terapéuticas (psicomotricidad, discapacidad).
Desde Mary Wigman, alumna de Jaques-Dalcroze e iniciadora de la «danza libre» o Marie Rambert, estudiante
y después profesora en los ballets rusos de S. Diaghilev y asistente de Nijinski para la «Consagración de la
primavera» de I.Stravinsky, la danza contemporánea estableció muy pronto vínculos estrechos con la Rítmica.
Emile Jaques-Dalcroze, contemporáneo de Rudolf Laban, influyó sobre todo en los coreógrafos alemanes de los
años 20 y 30. En Hellerau (Alemania) en los años 10, en colaboración con Adolphe Appia, se inventa un nuevo
espacio escénico (sala «neutra», espacio modulable, escalera de geometría variable).
Entre los músicos, el contacto es a veces más difícil: Émile Jaques-Dalcroze cambia los hábitos y la concepción
tradicional de la enseñanza. En primer lugar, tendrá un éxito más evidente en los Estados Unidos y en los países
anglosajones, escandinavos o de Europa del Este, así como en Japón.
La pedagogía dalcroziana se enseña en los conservatorios superiores de música (Carnegie-Mellon University de
Nueva York, Royal College of Music de Manchester, Alta Escuela de Música y Arte Dramático de Bienne,
Akademia Muzyczna de Varsovia…) Es también uno de los primeros métodos de enseñanza musical llamados
«métodos activos», ya que Emile Jaques-Dalcroze comenzó sus investigaciones pedagógicas a principios del siglo
XX. Actualmente, la diversidad de las gestiones dalcroziana refleja a la vez la voluntad de su fundador de no
congelar su enseñanza, y la riqueza de sus posibilidades.

Texto original en francés: http://www.dalcroze.fr/crbst_3.html


Traducción y diseño por Carlos Omar López Perea. México; Mayo del 2020.

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