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III.

Del imposible acto de juzgar*

I . "¿Cómo conjugar -cito a DERRIDA- el acto de justicia que debe


referirse siempre a una singularidad, a individuos, a grupos, al otro
o yo como el otro en una situación única, con la regla, la norma, el
valor o el imperativo de justicia que tiene necesariamente una for-
ma general, incluso si esta generalidad prescribe una generalidad
cada vez singular?... Dirigirse al otro en la lengua del otro es la con-
dición de toda justicia posible, pero esto parece rigurosamente im-
posible" (DERRIDA: 1992).
El juez es encargado de administrar justicia, y de él se espera
que realice la conjunción de singularidad y generalidad, que haga
lo imposible.
Quien es juez sabe de esta imposibilidad. Puede negar este sa-
ber, conformarse con aplicar mecánicamente la ley, el precedente,
la doctrina y tranquilizarse diciéndose que "actúa conforme a dere-
cho". O puede, en cambio, hacerse cargo de la angustia que el acto
de juzgar supone y procurar lo imposible. Se preguntará entonces
acerca del otro, de los otros que quedarán signados por su decisión.
No se conformará con apelar a la mera abstracción de la igualdad
ante la ley, tratará de rescatar el valor de las diferencias, de lo par-
ticular y lo distinto.
Asumirá la inescindible relación entre derecho y violencia, la
politicidad de su lugar y de su función, el compromiso inexorable
con la sociedad a la que juzga, en cada una de sus sentencias.
El juez que procure "lo imposible" necesitará, y vuelvo a DERRI-
DA, "... en nombre de una exigencia más insaciable de justicia...

* Escrito en el año 1995.


Primera Parte III. Del imposible acto de juzgar

reinterpretar todo el aparato de límites configurado por la historia Boaventura DE SOUZA SANTOS señala que las transformaciones
y la cultura que nos son propias... desestabilizar, complicar, para- ocurridas a fines de los años de los ochenta irrumpieron en los
dojizar el valor de lo propio y de la propiedad de todos sus regis- años noventa, y ahora "están con nosotros y en casa". Esas trans-
tros, el valor del sujeto y por tanto de sujeto responsable y de suje- formaciones, que no fueron lineales sino contradictorias, y generan
to moral, de la intencionalidad...". Y por ese camino, el juez estará una relación de odio/amor (DE SOUZA SANTOS: 1 9 9 4 ) . Si por un lado,
resignificando la expresión "juzgar conforme derecho" (DERRIDA: en la década del ochenta se afirmaron los movimientos sociales y
(1992). la democracia, por el otro, se agravaron la discriminación, los pro-
El juez que procure "lo imposible", deberá, además, preguntar- cesos de exclusión, las asimetrías sociales, y crecieron el hambre y
se acerca del derecho y la política, desde nuevos presupuestos teó- la falta de trabajo.
ricos. Sin que esta condición se satisfaga, difícilmente supere el ni- La nueva distribución del poder mundial tiró por la borda las
vel de las buenas intenciones, con las cuales, casi siempre, sólo se adquisiciones del Estado de bienestar que no resolvían, pero miti-
transita al borde del infierno. gaban injusticias y desigualdades sociales. En muchos de nuestros
países, el Estado del ajuste, de la post-transición democrática, se
I I . El derecho se presenta como un discurso social que es m á s exhibe desembozadamente como un instrumento de la realización
que norma. Un discurso que, al tiempo que legitima las relaciones de los intereses y de los deseos de unos pocos. Se diluye la distin-
de poder existentes, sirve para la transformación de esas relacio- ción entre lo público y lo privado. En nombre de la emergencia eco-
nes. Un discurso cargado de historicidad y de ideología, pero que nómica, se arrasa con los presupuestos jurídico-políticos de la me-
no reproduce en forma mecánica la organización de la sociedad. jor tradición liberal: la división de poderes, la supremacía de la ley,
Un discurso, cuya porción m á s oculta y negada, se juega en el ima- la cosa juzgada, los derechos adquiridos, la autonomía y la inde-
ginario colectivo, donde las creencias, los mitos y las ficciones for- pendencia del Poder Judicial. El "bien común" es invocado de ma-
man una red simbólica que da sentido a actos reales de individuos nera reiterada pero se lo define, en términos de necesidad y urgen-
y grupos. Un discurso que instituye a los sujetos y los ordena. Un cia. El neoconservadurismo, como ideología orgánica, defiende
discurso que remite al poder y, en última instancia a la violencia. una concepción individualista de los derechos y exclusivamente ne-
Un discurso que aparece como respuesta a la necesidad de previsi- gativa de la libertad.
bilidad del mundo social, cuya creciente complejidad, diría LuH-
MANN, supone un aumento constante de lo contingente y de lo im- IV. La desaparición de la confianza en un Estado omnipresente
previsible. y benefactor revela que el aparato estatal no es un todo homogé-
El develamiento de la ficcionalidad del derecho, las tentativas de neo, que las múltiples funciones y sectores que lo componen no se
redefinir las nociones de "libertad", "igualdad", "derecho", "democra- ordenan unidireccionalmente, que en su interior se cruzan diversos
cia" transforman el saber acerca de lo jurídico y permiten a ese juez antagonismos, que las áreas técnicas o m á s profesionalizadas en-
que "procura lo imposible", ensayar una práctica judicial distinta. tran en conflicto con las específicamente políticas. En esa pugna,
se autonomizan ciertos lugares y se combinan los efectos propios
I I I . La reflexión acerca de los fundamentos del derecho, de la de esa transformación con los que resultan de otras luchas libradas
justicia y la política está siempre marcada por el tiempo histórico en ámbitos diferentes. El poder se disemina y se distribuye de for-
en el cual se produce. La hegemonía del pensamiento neoconserva- mas no imaginadas.
dor transformó los términos del discurso político, creando una FOUCAULT señala que el poder "... no es una cosa, n i una institu-
nueva definición de la realidad que bajo la cobertura de la defensa ción ni una estructura de la que algunos estarían dotados. Es el
de la libertad individual, legitimó nuevas desigualdades y restauró nombre que se presta a una situación estratégica, en una sociedad
relaciones jerárquicas. El mundo es el mercado y los ciudadanos, dada..." (FOUCAULT: 1 9 7 7 ) . Y LUHMANN, sostiene que el poder "no es
los consumidores. Los que no concurren, ni compiten, ni consu- una esfera perfectamente autárquica, sino que depende de otros
men, no existen y carecen de voz. factores en todo lo que se refiere a las condiciones en que aquel

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puede realizarse, así como a las necesidades y pretensiones a que de recibir respuesta, si alguien se preocupara en contestarnos. Es
está unido", que el poder no es una sustancia concentrada en uno la sociedad del individualismo y de la libertad del mercado que só-
o m á s lugares topológicos determinados, sino un medio de comu- lo ofrece, como destino, el autismo o la muerte por exceso o por ca-
nicación dotado de un código simbólico específico que circula am- rencia.
pliamente por todos los subsistemas. No interesa, aquí, establecer
ningún paralelismo entre FOUCAULT y LUHMANN, tarea m á s bien ar- V. El ambiente de desencanto, incerteza y descreimiento afecta
dua -como indica MARRAMAO- en el mismo texto en el que alude a a la magistratura, porque la "sociedad toma conciencia de la exis-
la caracterización luhmaniana del poder, sino poner en evidencia tencia de problemas en los mecanismos de solución de los proble-
que son estas concepciones de lo social distanciadas de los modos mas", y es evidente que, como observa MARESCA, "las sociedades de
tradicionales de reflexionar, los marcos que dan sentido al interro- nuestro entorno... están atravesando por una fase de inquietud que
gante acerca de qué es lo que hacen (hacemos) y qué es lo que pue- responde a ese despertar de la anestesia en medio de una operación
den (podemos) hacer los jueces hoy. y descubrir que el cirujano se ha ido, o simplemente es un incom-
Complejidad y firagmentación caracterizan a la sociedad de petente" (MARESCA: 1993).
nuestros días, y ninguna explicación lineal alcanza a dar cuenta de Siempre se espera de la institución judicial que resuelva conflic-
ella. En la dimensión cotidiana de la vida de los habitantes de este tos, pero en estos tiempos de crisis se la requiere para mucho más,
continente -dice Martín HOPENHAYN- la precariedad de los exclui- excediendo el papel en el que la mayor parte de los jueces se sien-
dos contrasta con la provisoriedad de los integrados (HOPENHAYN: ten cómodos y en el cual se reconocen a sí mismos. Se les deman-
1994). da para "que asuma la tarea de salvar los muebles del Estado de de-
La miseria y el desempleo, la crisis de la representación política recho" (MARESCA: ob. cit.).
y la corrupción se expanden al mismo tiempo que aumentan las po- Para no desoír ese reclamo, y participar en la lucha democrática,
sibilidades de nuevas experiencias, de una diversificación del con- los jueces cuentan con una función que les es propia y con la pose-
sumo, y de una veloz incorporación de tecnología que facilita la sión de un saber peculiar, y esas son armas privilegiadas, porque de-
vinculación con el mundo y el acceso a la información. recho y democracia se encuentran inescindiblemente hgados.
El discursojel_derecho aparece, en el orden democrático, como
"Para los sectores excluidos la inseguridad de la existencia es cosa de todos máxima expresión de racionalíHadTa nivel denrnagíñaricTcoIeH^
los días; la inseguridad física en las grandes ciudades, inseguridad en el em- Estructura ilusormrnentenaT^ana^rerrísnr^ que aparece
pleo, inseguridad respecto de los ingresos y de la promocionada pero frus- como garante y soporte gé_uh sistema "que^ la demoaracia. nie-
trada movilidad social. Todos estos factores conllevan a una cotidianidad
ga toda forma de_garantía última y defi^ que cuestiona sus pro-
donde la vida se torna frágil. Hasta el propio cuerpo puede ser experimen-
tado como un objeto de dudosa fortaleza. Para ellos el efecto-precariedad
pios fundamentos y flue asume el fatalismo de su indeFerTOiñacrón.
se convierte en clima, mientras que, para los estratos favorecidos, ... "lo co- La democracia somete la autoridad al juicio de todos, se procla-
tidiano se puebla de los exotismos de la ciencia ficción y de un cierto espí- ma como una forma de organización de la vida social y política que
ritu cool en el uso y la adquisición de los nuevos bienes y servicios" (HOPEN- no ha sido declarada ni establecida por ninguna voluntad sobrehu-
HAYN: 1994). mana, sino que es el producto de decisiones concretas de hombres
concretos que eligen o delegan en iguales, con sus mismas debili-
La existencia de cada uno, sea por precariedad o por provisorie- dades y defectos, la marcha de los negocios comunes, la protección
dad, pierde continuidad y se recorta en un horizonte de corto plazo, de sus vidas, de su libertad y de cuanto consideran valioso.
donde el minimalismo queda convertido en un valor en sí mismo. Derecho y democracia se encuentran como términos de una pa-
El mundo de todos los días se nos aparece roto en mil pedazos, radoja. En la democracia, el discurso del derecho proporciona la
que giran vertiginosamente y muestra, lo que al instante ocultan. ilusión de suprema garantía de orden, de seguridad, de previsibili-
Visión de "flash televisivo", que no da tiempo para que las pregun- dad de lo que es definitivamente indeterminable, y así legitima a lo
tas que nacen de nuestra angustia sean escuchadas y que nos impi- provisorio, a lo cambiante, a lo imprevisible.

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Primera Parte III. Del imposible acto de juzgar

El juez, en buena medida, protagoniza y construye la trama de inconsciente está allí y con él la referencia a un descentramiento
esa ilusión a través del acto de juzgar. Una alternativa democrática constitutivo de toda dimensión de la intencionalidad consciente),
radicalizada exige pluralidad, otras relaciones sociales, la construc- entonces las ficciones del derecho quedan exhibidas como lo que
ción de nuevas formas de subjetividad y de ciudadanía, la búsque- son, como ficciones (Ruiz: 1 9 9 4 ) .
da de respuestas a las demandas de igualdad real y no sólo formal, Es sorprendente que durante tanto tiempo, los juristas no hayan
todo lo cual no podrá concretarse, sin una intervención fuerte en la advertido, o no hayan querido advertir cómo las discusiones de la
trama del discurso del derecho, que sacuda los presupuestos epis- filosofía acerca de la subjetividad, afectaban la estructura de sus
temológicos de la ciencia jurídica, una intervención que implica a teorías. Sin embargo, así ha sido y este resultado no es ajeno a la
la sentencia judicial. función reproductora del orden social que el derecho cumple, ya
sea como prescripción, como creencia o como saber.
V I . Los sentidos del discurso jurídico no están fijados de una vez La ciencia del derecho no tomó parte en el debate entre moder-
y para siempre, lo que permite variadas formas de articulación, de nos y postmodemos. Intentó, con el enclaustramiento, evitar su
redefiniciones siempre distintas. Tales operaciones no se cumplen fractura... y ha fracasado. E l nivel de abstracción en el que coloca-
sólo a nivel del lenguaje, cada una de ellas abre un espacio de lu- ra al sujeto de derecho lo privó de todo significado, y paradojal-
cha por la construcción de nuevas hegemonías. mente, ese vacío insinúa la posibilidad de una lectura distinta de la
La deconstrucción de categorías cristalizadas, la resignifícación subjetividad y de la ciudadanía.
de los conceptos con los que el derecho opera en el imaginario de Tal vez, haya que partir de las desigualdades, de las diferencias
la sociedad, implican una intervención política desde la especifici- concretas para configurar múltiples espacios de igualdad. Dar vuelta
dad de lo jurídico. la noción de igualdad que heredamos, asumiendo, como apunta Er-
La posibilidad de una democracia radical depende directamen- nesto LACLAU, nuestra limitación y nuestra continencia, así como la
te del carácter descentrado de los agentes sociales, y de la plurali- precaria construcción de la universalidad de nuestros valores, expan-
dad discursiva que los constituye como sujetos, tanto como de los diendo las posibilidades democráticas de la tradición iluminista, so-
desplazamientos que tienen lugar en el seno de esa pluralidad. Es- bre la base de renunciar a sus fundamentos ontológicos y epistemo-
tamos enfrentados a la emergencia de un pluralismo de los sujetos, lógicos, y en el sentido de un historicismo radical (LACLAU: ob. cit.).
cuyas múltiples formas de constitución y cuya diversidad, sólo son Imaginamos una sociedad complejamente igualitaria, cuya
pensables si se deja atrás la categoría de sujeto como esencia unifi- complejidad reside en la diferencia de las diferencias, es decir, en
cada y unificante (LACLAU: 1 9 9 3 ) . la conjunción de un conjunto inestable de diferencias relevantes
Una clave pasa por romper con la matriz del individualismo po- que generan distinciones, muchas veces imprevisibles, con lo que el
sesivo, abandonar la noción de sujeto diseñada en la modernidad, orden alcanzado devendrá siempre inestable. Que de la diferencia
y al mismo tiempo recuperar el tema "como palanca para articular no se sigan jerarquías, exclusiones n i discriminación es la condi-
otra teoría del sujeto, de la sociedad civil, del poder, del Estado... ción de una "igualdad diferente" de la que hasta hoy hemos postu-
acabando con la clausura dogmática de los juristas que lo han con- lado (RUIZ: ob. cit.).
ducido al silencio" (MARESCA: 1 9 9 4 ) . No hay sujeto pensable como "El reconocimiento del diferente, del otro, no es ni un lujo ni
una unidad indivisible, completa y subsistente fuera de las formas una obra de caridad, sino la conciencia adquirida de que yo no pue-
sociales que lo constituyen y de las ilusiones que los sostienen an- do dar forma a m i identidad sin afirmar la diferencia del otro y cus-
te sí y ante los demás. Si el "sujeto", ya no es el "autor" de sus ideas todiarla como una necesidad vital" (BARCELLONA: 1 9 9 2 ) . Así tam-
y de sus actos. Si está históricamente constituido, su libertad y su bién, la gran tarea del juez que procure lo imposible, consistirá en
autonomía no son propias de su naturaleza, porque no hay natura- renunciar a las repetidas formulaciones abstractas de los derechos,
leza alguna a la que remitirse. Si ya no es el "autor", cuya concien- y a la comodidad de creerse neutral, más allá de los dramas de
cia y razón le garanticen el conocimiento pleno y verdadero y la ca- quienes están sometidos a su jurisdicción, y atreverse a ser otro y a
pacidad de decisión absoluta (porque ya sabemos que el reconocer la diversidad de los demás (BARCELLONA: ob. cit.).

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Primera Parte

Bibliografía
BARCELLONA, Pietro, Postmodemismo y comunidad, Trotta, Madrid, 1992.
IV. El derecho: entre el folletín y la tragedia*
DE SOUZA SANTOS, Boaventura, Subjetividad, ciudadanía y emancipación, en "El
Otro Derecho", vol. 5, n° 3, Bogotá, 1994.
DERRIDA, Jacques, Fuerza de ley: el fundamento místico de la autoridad, en "Do-
xa", n° 11, Alicante, 1992.
FOUCAULT, Michel, Historia de la sexualidad, 1.1, Siglo X X I , México, 1977.
HOPENHAYN, Martín, M apolípticos ni integrados. Fondo de Cultura Económica,
Chile, 1994.
LACLAU, Ernesto, Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, Nue-
va Visión, 1993, Buenos Aires. "No hay testimonio alguno capaz de probar un milagro,
MARESCA, Mariano, Destino del sujeto en las paradojas de la cultura jurídica, po- a menos que... su falsedad sea m á s milagrosa que el he-
nencia presentada en el seminario "Derecho y Subjetividad", Universidad cho que pretende establecer".
Autónoma de México, 1994.
David H U M E , Sobre los milagros.
MARESCA, Mariano, El lugar de la justicia, en "Jueces para la Democracia", n° 3,
Madrid, 1993. I . En uno de los cuentos de El Aleph, BORGES refiere la historia
RUIZ, Alicia E . C , De la deconstrucción del sujeto a la construcción de una nue- de una joven judía de origen alemán que asesina al hombre que ha-
va ciudadanía, en esta misma obra, ps. 61-78.
bía arruinado a su familia y provocado la muerte de su padre. Pa-
ra justificar el crimen se hace violar por un marinero desconocido
y culpa del ultraje a su víctima, el Sr Lowhental, a cuyas órdenes
trabajaba.
La historia de Emma Zunz, se me apareció, desde un primer
momento, como un lugar desde donde pensar acerca de las relacio-
nes entre el derecho y los mass media. Tal vez, porque BORGES se
inspiró en una crónica policial de los años 20. Así que, antes de ser
"cuento", el caso Zunz fue "noticia" y, seguramente, dio motivo a
actuaciones judiciales.
O quizás, porque en el relato emerge "esa zona de sombra de lo
real, ... los lados oscuros e insospechados de lo evidente, de lo ob-
vio, que pueden alterar lo efectivo, darlo vuelta, ponerlo en jaque.
Casi como un contagio... con el procedimiento de un extraño de-
tective -el autor transmite- la duda sobre lo que es verdadero, la
desconfianza de la evidencia, la idea de la sustancia equívoca de la
vida" (TABUCCHI: 1996).

* Texto presentado en el Seminario Internacional "Derecho y Massmedias",


organizado por el Laboratorio Europeo-Latinoamericano "Transformaciones
del Derecho", Tiradentes, Mina Gerais, Brasil, julio de 1996.

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