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El Burrofa, es una especie de guardián, que baila sacudiendo su látigo para abrir campo
entre los fieles quienes se aglomeran para ver la danza. Su blusa de satén es vistosa y no
tan elegante como la de los diablicos, usa pantalón corto de color fuerte, rodilleras con
cascabeles, medias color carne, cruzadas con cintas de colores, zapatillas blancas. Su
máscara asemeja la cara de un burro, con una trompa larga como la del cocodrilo, la parte
posterior de su máscara está cubierta por tela y lleva sobrepuesta una trenza larga hecha
de soguilla. Su baile consiste en saltos graciosos a la vez que sacude el látigo que lleva
en la mano derecha.
La tonada que acompaña a esta danza, se inicia con el llamado hecho por el redoblante y
el bombo, invitando a los danzantes a bailar, a la que le sigue él.
Al iniciar la danza en la primera procesión, los diablicos formados ordenadamente
presentan su saludo de veneración a la Santísima Virgen del Carmen, y al finalizar las
procesiones antes de que la Sagrada Imagen entre al templo, realizan su danza de
despedida, el Capataz y el Ángel, bailan simulando una batalla en la que resulta ganador
éste último, cayendo al piso derrotado el Capataz, danzan a su alrededor los Diablicos y
el Burrofa, luego de dos en dos los Diablicos se postran de rodillas ante la Virgen
implorando bendiciones, al final el Capataz y el Ángel, se arrodillan ante la Virgen para
similar acto. Concluye así, la danza y la festividad en honor a la Virgen del Carmen, con
la esperanza de volver a bailar como promesa o pago por una gracia recibida de la Virgen
Protectora.