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TRAUMATISMOS RENALES

Prof. Dr. Osvaldo N. Mazza

El riñón se encuentra expuesto a tres tipos de traumatismos:

1) Heridas: producida por un elemento penetrante que generalmente es externo y también


traumatiza los tegumentos que lo recubren (en casos excepcionales esto no sucede cuando
el elemento es un fragmento Óseo como la 12ma costilla). De acuerdo a la forma del agente
penetrante las heridas pueden ser punzantes (por punta), cortantes (por filo) y contusas, por
un extremo irregular y romo (esquirlas, heridas de bala, etc.).
2) Contusiones: es el atrapamiento compresivo que sufre el riñón por acción del agente externo
que presiona a través de la pared abdominal o el flanco y el plano posterior de la fosa lumbar,
muscular y óseo (costillas 11 y 12). Esta compresión produce lesiones de diverso grado como
se verá.
3) Desgarro o avulsión del pedículo renal en lesiones por caídas o desaceleración.

DIAGNÓSTICO CLINICO
Los traumatismos renales pueden formar parte de un cuadro de politraumatismos, donde
otras manifestaciones como el estado de shock, dolores por fracturas, pérdida del
conocimiento u otras, desvíen la atención del médico. Si junto a estos síntomas hay un trauma
renal, la hematuria estará siempre presente, en forma evidente o microscópica (sedimento de
orina)

Hematuria:
Es una hematuria macroscópica total, (está presente durante toda la micción), presentando las
siguientes características:
- decrece a medida que transcurre el tiempo
- su magnitud no siempre se correlaciona con la gravedad del traumatismo
- si luego de ceder, reaparece, es signo de alguna complicación como infección, coagulopatía por
consumo etc.

Dolor: Localizado en la zona lumbar o el flanco. Es muy intenso y progresivo si hay un hematoma que
diseca la cápsula renal (indemne) con el parénquima lacerado y sangrante. Muchas veces el dolor
puede deberse a la fractura de costillas o vértebras.

Tumoración palpable: Debida al hematoma intrarrenal o perirrenal.

Shock: Provocado por la hipotensión producida por la hemorragia (presión sistólica <90 mm Hg)

Oliguria: Causada por el shock o un riñón único traumatizado.

Orificio epidérmico: En heridas de cualquier índole, con salida de sangre, orina o ambas.

Hematoma: En el flanco o zona lumbar que denota la contusión.

CLASIFICACION DE LOS TRAUMATISMOS RENALES

Existen varios ordenamientos o clasificaciones que intentan agrupar por grados de gravedad la injuria
renal. Una de las más utilizadas pertenece a la Asociación Americana de Cirugía del Trauma:

Grado 1:
Contusión renal
Hematoma subcapsular con cápsula intacta

Grado 2:
Laceración menor

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Disrupción del parénquima cortical superficial que no compromete la médula profunda o el sistema
colector

Grado 3:
Laceración mayor
Disrupción parenquimatosa que se extiende desde la corteza hasta la medular profunda y el sistema
colector con o sin extravasación urinaria
Injuria vascular, con oclusión o desgarro de la arteria o vena renal y sus ramas

Grado 4:
Injuria combinada vascular y parenquimatosa
Estallido renal
Avulsión del hilio renal con riñón desvascularizado

CUANDO ESTÁ INDICADO EL DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES?


En casos de:
 Shock
 Hematuria macroscópica (discutido o solo ecografía)
 Hematuria microscópica complicada
 Conocimiento de un trauma renal en niños
 Politraumatismos con desaceleración
 Traumas penetrantes

QUÉ SE BUSCA EN LAS IMÁGENES?


1) Definir el grado de trauma
2) Detectar:
 laceraciones
 extravasación
 hematomas
 tejidos no viables

Urograma excretor
 Define la función de cada unidad renal y no sólo da imágenes.
 Permite el diagnóstico directo de laceraciones mayores (extravasaciones de la sustancia de
contraste)
 Diagnóstico directo de lesiones ureterales a cualquier nivel.
 Sólo brinda signos indirectos o dudosos en injurias menores (alteraciones del contorno renal)

Ecografía
 Define injurias menores y mayores (visualiza hematomas y extravasación de orina);
permite seguir el crecimiento de los hematomas.
 Es rápida, económica y secuencial. (puede ser repetida para seguir la evolución de un
hematoma)
 No discrimina entre hematoma y orina ni aporta datos sobre la función renal.
 Por lo no invasiva y económica es útil en traumas menores (microhematuria)
 Debe apelarse a ella como primera línea de diagnóstico en traumas menores o de dudosa
importancia.

Tomografía axial computada


 Es la mejor imagen para el diagnóstico del trauma renal, tiene todas las ventajas del urograma
excretor y la ecografía, excepto su costo y la dificultad para visualizar el uréter.
 Permite identificar alteraciones del parénquima (laceraciones e infartos), hematomas, lesiones
pediculares y de otros órganos abdominales.
 Detecta las lesiones del bazo que se pueden asociar a un trauma renal.
 Es la primera elección en traumas medianos o graves.

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Arteriografía
 Permite visualizar el árbol vascular arterial del riñón
 Está indicada en la exploración de riñones únicos que serán sometidos a cirugía con la intención
de respetar las áreas correctamente irrigadas, efectuando una cirugía conservadora.

TRATAMIENTO
Reposo, reposición hidroelectrolítica y transfusión sanguínea en caso de shock.

Indicaciones para la exploración renal

Absolutas:
Hematoma expansivo
Hematoma pulsátil
Fragmentación múltiple o completa del parénquima renal
Anulación funcional consecutiva al trauma

Relativas:
Extravasación urohemática
Fragmentación simple del parénquima renal (fisura)
Injuria vascular sin shock ni anulación funcional
Estadíos no determinados

Siempre que se pueda está indicado efectuar cirugía reparadora (conservadora de la


unidad renal)
 evacuar hematomas
 suturar laceraciones
 efectuar una nefrectomía segmentaria o polar si ese segmento del riñón no fuese viable,
conservando el resto con buena irrigación.

INDICACIÓN DE LA NEFRECTOMÍA
Injuria extensiva vascular, parenquimatosa o combinada.
Inestabilidad hemodinámica durante la cirugía.
Siempre asegurarse que funciona el riñón contralateral. En caso contrario la injuria con
shock hipovolémico forzará una nefrectomía siendo la insuficiencia renal crónica el precio a
pagar para conservar la vida.

COMPLICACIONES TARDÍAS
Pseudoquistes urinosos (por extravasaciones encapsuladas comunicadas por algún cáliz)
Hipertensión: por áreas extensas de infarto o perinefritis constrictiva por hematomas
perirrenales organizados (fibróticos)
Atrofia renal.

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TRAUMATISMOS DE VEJIGA
Prof. Dr. Osvaldo N. Mazza

RECUERDO ANATOMICO
La vejiga vacía se encuentra ubicada en la pelvis menor. Cuando se llena se eleva hacia la pelvis
mayor ingresando a la cavidad peritoneal a través de su cúpula o cara superior, cubierta por el
peritoneo parietal inferior (precisamente es esta cara donde la pared muscular es mas débil).
La pared anterior de la vejiga se halla fija al púbis por el ligamento pubo-vesicoprostático, y a las
paredes laterales de la pelvis ósea por la fascia endopélvica y pedículos vasculares.

MECANISMOS DEL TRAUMA VESICAL


1) Cuando la vejiga esta llena, un elemento contundente que impacte sobre el abdomen inferior
puede producir un brusco aumento de la presión endovesical que producirá una rotura o estallido
de su cara superior -intraperitoneal- con extravasación de orina al saco peritoneal y la evolución
hacia una peritonitis urinosa de desarrollo tardío (48 a 72 horas).
2) Las lesiones intravesicales producidas por sondas o instrumental endoscópico pueden provocar
desde leves contusiones de la mucosa vesical a perforaciones de su pared, extra o
intraperitoneales, estas últimas complicadas con lesiones de vísceras huecas.
Como cualquier otro órgano, puede sufrir heridas penetrantes externas de cualquier índole
(punzantes, cortantes o contusas), pudiendo, en estos casos, causar lesiones intra y/o
extraperitoneales.
3) Cuando se produce una fractura del anillo pélvico (ramas ilio o isquiopúbicas), el desplazamiento
brusco de los fragmentos puede producir una lesión por arrancamiento o avulsión de ligamentos,
o por penetración de fragmentos óseos. En ambos casos la lesión será extraperitoneal.

DIAGNÓSTICO CLÍNICO
En caso de heridas, se observará salida de sangre u orina por el orificio de la misma.
El estallido vesical puede presentarse con dolorimiento en el hipogastrio, sin deseo miccional ya que
la orina se vuelca en el peritoneo. Con el transcurso de las horas se instalarán síntomas de irritación
peritoneal, que se harán progresivos en 2 o 3 días llevando a un íleo paralítico y una peritonitis
urinosa, pudiéndose complicar con oligoanuria por formación de un tercer espacio.
Las lesiones iatrogénicas provocadas por maniobra instrumental se acompañarán de hematuria.
Las lesiones extraperitoneales producirán dolor, sobre todo de origen óseo por las fracturas. Hay
extravasado de sangre y orina lo que produce hematomas y colecciones urinosas subperitoneales,
pero que permiten cierta capacidad continente de la vejiga por lo que puede haber deseo miccional
con emisión de orinas hematúricas, pero permaneciendo el tenesmo vesical producido por los
hematomas. Si estos no son evacuados, pueden infectarse provocando abscesos, sepsis y pericistitis.

DIAGNOSTICO POR IMÁGENES

Urograma excretor
Puede mostrar una morfología y funcionamiento renal normal, sin presencia de la imagen vesical, con
asas peritoneales dibujadas por el contraste (estallido vesical), o una imagen vesical con compresión
lateral y franco extravasado del contraste (lesión extraperitoneal).

Uretrocistografía retrograda
Muestra la indemnidad de toda la uretra con un extravasado a nivel de la vejiga, cuyos contornos
estarán presentes o no, de acuerdo a que sea una lesión extraperitoneal o un estallido
respectivamente. En los traumatismos de la uretra membranosa, el extravasado se producirá a ese
nivel, con lleno ausente o defectuoso de la vejiga.

Cateterismos o maniobras endoscópicas


En lo posible evitarlas o diferirlas para luego del diagnóstico radiológico, sobre todo en las fracturas
de pelvis ósea donde puede ocurrir un traumatismo de la uretra membranosa, en cuyo caso la
instrumentación uretral puede ser causa de mayor lesión.

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TRATAMIENTO
La exploración quirúrgica está indicada en:
 heridas
 lesiones intraperitoneales (estallidos)
 lesiones extraperitoneales con gran extravasado

Se efectuará:
 Exploración y drenaje de la cavidad peritoneal (en estallidos y lesiones instrumentales
intraperitoneales) o del espacio retroperitoneal y cierre del defecto vesical.
 Reposo vesical con la colocación de un catéter endouretral durante 7 a 10 días
 Quimioterapia antimicrobiana

En las lesiones no perforantes el tratamiento será conservador.

COMPLICACIONES
Pericistitis, fibrosis pelviana.

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TRAUMATISMOS DE LA URETRA
Prof. Dr. Osvaldo Mazza

Los traumatismos de la uretra son mucho más frecuentes en el varón que la mujer y en el adulto que
en el niño debido a la mayor elasticidad de los tejidos de éste. Por su mayor frecuencia, complejidad
en el manejo y mayores secuelas estudiaremos los traumatismos de la uretra masculina.

Recuerdo anatómico de la uretra


El conocimiento básico de la anatomía de la uretra del varón es indispensable para entender los
mecanismos fisiopatológicos y sus manifestaciones clínicas.
La uretra es un órgano tubular que se extiende desde el cuello de la vejiga hasta el meato uretral del
pene. Está constituido por músculo liso en dos capas de helicoides contrapuestos y tapizada por
dentro por el urotelio que en su segmento distal va adoptando la transición epidémica. Su cobertura
externa o tercera capa va a depender de su ubicación. Así, una vez que se desprende del cuello
vesical transcurre dentro de la glándula prostática, literalmente la atraviesa, y su tercera capa está
compuesta del tejido prostático que la rodea uretra prostática. Luego atraviesa verticalmente el
diafragma pelviano o periné desde la cavidad pélvica al exterior (tejido adiposo del periné) y ese
estrecho fragmento que se denomina uretra membranosa se encuentra rodeado por fibras
musculares estriadas dependientes del periné, las que conforman el esfínter estriado de la uretra o
rabdoesfinter.
Hasta aquí, ambos segmentos, uretra prostática y membranosa, conforman lo que se conoce como
uretra posterior. Desde que la uretra membranosa se exterioriza al atravesar el periné hasta el meato
uretral del pene se rodeará de una capa externa conformada por un tejido de alvéolos conteniendo
sangre venosa capaz de alongarse y aumentar su calibre gracias a la plétora sanguínea que se
denomina tejido esponjoso, similar al de los cuerpos cavernosos del pene. Esta uretra, denominada
uretra anterior, tiene a su vez dos segmentos, el que transcurre inmediatamente después de la uretra
membranosa, un segmento fijo que corre en dirección ano pubiana, debajo de la aponeurosis perineal
superficial y encima de la piel del periné, se llamará uretra bulbar, porque el codo de 90º que hace la
uretra cuando se convierte de membranosa a bulbar está rodeado de un tejido esponjoso abultado o
bulbo. La porción más distal o anterior de la uretra membranosa no tiene por techo la aponeurosis
perineal media sino la cara inferior de la sínfisis del pubis, a partir del cual se introduce en el pene
donde toma el nombre de uretra péndula o peniana.

MECANISMOS DE LESIÓN

1) Heridas: son lesiones provocadas por agentes externos, que físicamente pueden ser punzantes
(punta), cortantes (filo) o contusos (romos ej.: esquirla o proyectil balístico) que lesionan el órgano
(la uretra) atravesando los tegumentos que la recubren. En materia de heridas todo lo imaginable
cabe y cualquier segmento de la uretra puede ser involucrado (ej. trayecto caprichoso de los
proyectiles en el organismo). No obstante la región más expuesta es la uretra peniana por ser
péndula y expuesta al exterior, además de ser objeto de agresiones dirigidas de carácter sexual
(heridas provocadas o auto-infligidas que se acompañan de lesión de los cuerpos cavernosos y que
pueden llegar hasta la sección del pene). Una forma particular de heridas del pene son las lesiones
industriales provocadas por desgarros o avulsión de pene. Una máquina con engranajes puede
atrapar y arrastrar la tela del pantalón del operario, llevando en su arrastre primero al prepucio y
luego al glande y pene provocando laceraciones del órgano.

2) Perforaciones: son una variedad particular de heridas que escapa a su definición porque no hay
perforación de tegumentos externos, sino que se origina desde el lumen uretral atravesando primero
la mucosa y luego (de acuerdo a la profundidad) el resto de las capas. Los agentes que provocan
estas perforaciones puede ser objetos largos y finos que se introduzcan en la uretra (muchas veces
con fines masturbatorios, ej. termómetros horquillas) o instrumentos de uso médico que van desde
un simple catéter vesical introducido sin las condiciones requeridas a instrumentos operatorios de
uso urológico (bujías dilatadoras, beniqués). Generalmente estos instrumentos impactan donde la
uretra toma un giro de 90º, en la unión de la uretra bulbar (horizontal) con la membranosa (vertical).
Literalmente “pasan de largo” e impactan perforando el tejido esponjoso del bulbo de la uretra
provocando un copioso sangrado uretrorragia o escurrimiento de sangre a través del meato uretral
no relacionado con la micción. Como es fácil de deducir, cuando estos pacientes orinan, podrán

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arrastrar sangre retenida en la uretra anterior (breve hematuria inicial) para luego continuar con
orinas claras.

3) Contusiones: Este es el mecanismo de lesión de mayor diversidad. Como explicamos en otros


traumas, la contusión requiere que una agente contundente actúe sobre el órgano blanco
apretándolo con otro –mecanismo de atrición- o que una fuerza de tracción sobre el órgano blanco
arrastre y desgarre un parte (ligamento) -mecanismo de laceración-. La uretra bulbar tiene como
mecanismo de trauma contuso más importante la atrición del órgano por un agente contundente que
desde el periné la empuje hacia arriba y termine comprimiéndola con la cara inferior de la sínfisis del
pubis. La típica caída de horcajadas impactando el periné con el elemento contundente (caño de la
bicicleta, la rama en un esquiador, saltando una valla o tranquera etc,). Este trauma contuso en la
uretra bulbar podrá lesionar solo la mucosa, mucosa y cuerpo esponjoso o las tres capas con el
respectivo sangrado.

La uretra membranosa es muy susceptible a los traumas contusos, es el segmento más débil de la
uretra y también el más fijo por lo que no tiene la posibilidad de acomodación alguna ante un trauma.
Su lesión requiere el precedente de la fractura de la pelvis y es bueno saber que del 15 al 20 por
ciento de las fracturas de la pelvis se acompañan con traumatismos de la uretra membranosa, en
grado parcial (desgarro incompleto con extremos aún unidos), o completo (con divorcio y
malejamiento de ambos cabos). El principal mecanismo del trauma esta dado porque al fracturarse la
pelvis ósea, este anillo se distorsiona arrastrando las partes blandas como músculos, aponeurosis y
fascias del periné. Estos desplazamientos afectan también a los órganos intrapelvianos; la uretra
membranosa al encontrarse fija sufrirá mecanismos de avulsión por arrastre de ligamentos (pubo-
prostático) músculos (pubo-uretrales) y sobre todo el cizallamiento (o efecto guillotina) de la firme
aponeurosis perineal media (a la cual la uretra membranosa atraviesa en condiciones normales).

DIAGNÓSTICO CLÍNICO

Heridas: Las de la uretra peniana comprometen en general al resto de las estructuras del pene
(cubiertas epidérmicas y cuerpos cavernosos). Las laceraciones puede ser complejas y acompañarse
de tejido desvitalizado. Las heridas de bala pueden ser de trayecto limpio cuando son de bajo calibre
y velocidad o con componente necrótico periférico las de alta velocidad. Similares son las
características de las heridas de bala de la uretra bulbar, En la mayoría de los casos el orificio de
ingreso es abdomino pelviano, pero en ciertas heridas “pasionales” el ingreso puede ser desde el
mismo periné (sobre todo municiones de escopeta). Otro tipo de herida común de la uretra bulbar las
constituyen las lesiones perforantes contusas de periné por enclavamiento de estacas (esquí),
metales (accidentes en vehículos).

Contusiones de la uretra bulbar: la uretrorragia (escurrimiento de sangre a través del meato uretral)
es la constante. Puede ser de magnitud variable y el único signo si la lesión es leve y solo afecto a la
capa mucosa de la uretra (accidentes por cateterismo uretral inadecuado). Cuando la lesión afecta el
cuerpo esponjoso pero no traspasa la fascia de Back, puede contener la hemorragia dentro del
cuerpo, palpándose una tumefacción de la uretra bulbar la que se puede percibir y palpar debajo de la
piel perineal. Si el trauma fue lo suficiente intenso como para provocar la efracción de la fascia de
Back -que rodea a la uretra esponjosa- se produce una ostensible hemorragia en el celular
subcutáneo del periné que se puede extender a la cara interna de los muslos (hematoma en alas de
mariposa) y aún a la cara anterior del abdomen englobando y tensando al escroto y piel del pene que
adoptan una coloración rojo vinosa que ira cambiando con los días de acuerdo a la oxidación de la
hemoglobina.
La micción se torna desde dificultosa (disuria) con ardor hasta hacerse imposible (retención aguda de
orina) pasando por la extravasación de orina al celular subcutáneo del periné (urinoma).

Traumatismo de la uretra membranosa: si es incompleto y la uretra permanece unida puede ser


posible la micción con dificultad y aún dolor, ser precedida de uretrorragia o hematuria inicial. No es
infrecuente la retención urinaria por hipertonía secundaria del rabdoesfínter. El trauma completo que
cursa con sección y divorcio de los cabos de la uretra, con elevación de la próstata facilitada por el
hematoma perineal, siempre cursa con retención urinaria y consecutiva distensión de la vejiga. En
ambos casos los pacientes acusan dolor pelviano por el traumatismo óseo de la pelvis que puede ser
desde la fractura de las ramas isquio pubiana hasta las fracturas complejas que comprometen el
alerón del sacro, sínfisis de pubis y aún penetración del acetábulo (fractura múltiple del anillo óseo por

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arrollamiento). El paciente puede llegar a la sala de urgencias inconsciente y con su globo vesical. El
cateterismo vesical evacuador sin constatar el grado de lesión uretral la rotura o disrupción de uretra
membranosa porque el catéter puede terminar de lacerar la uretra. Esta iatrogenia (por no comprobar
previamente el grado de compromiso uretral) puede sumir al paciente a prolongadas y dolorosas
complicaciones.
 Si la lesión de uretra membranosa es incompleta no hay que cateterizar el paciente para no
agravarla.
 Si la lesión es completa, no hay que cateterizar al paciente porque además de inútil (no podrán
llegar a la vejiga) causaran introducción de bacterias a la pelvis y más daño.
 Nunca cateterizar en un trauma de pelvis, drenar la vejiga mediante un catéter suprapubiano
(cistotomía).

¿Como podemos presuponer en un politraumatizado con retención de orina (con o sin globo vesical),
tan solo mediante el examen clínico, si tiene un traumatismo completo de la uretra membranosa?
 Por el examen digital rectal. Efectivamente, si en el tacto rectal no se palpa la próstata por estar
su espacio ocupado por el hematoma del piso pelviano (tacto blando) y la próstata sobreelevada
(imposible de llegar con el dedo intrarrectal explorador) se tratará de un trauma completo de la
uretra membranosa. En caso que la próstata se palpase, la permanencia de su ubicación nos dirá
que no hay un trauma completo de la uretra membranosa, podrá existir un trauma incompleto o no
existir trauma.

DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES

La uretrografía retrógrada es el diagnóstico por imágenes más útil para evaluar la patología
traumática y estenótica de la uretra masculina. Es económica y fácil de realizar. Consiste en realizar
una delicada introducción de medio de contraste iodado, hidrosoluble, a través del meato uretral
tomando placas secuenciales en posición oblicua y con el pene horizontalmente estirado. No debe
confundirse con la cistouretrografía miccional en la cual mediante un cateterismo uretral se coloca
contraste dentro de la vejiga y se invita al paciente a orinar en la mesa de radiología mientras se
toman placas de la uretra y la vejiga.
La uretrografía retrógrada mostrará una extravasación del contraste en el sitio de trauma o disrupción
del lumen uretral, con pasaje del mismo a los tejidos peri uretrales o al cuerpo esponjoso y su sistema
de drenaje pelviano.
 Lesión de la uretra peniana: se teñirá normalmente hasta el sitio del trauma.
 Lesión de la uretra bulbar: se teñirá normalmente la uretra peniana hasta el sitio del trauma en la
uretra bulbar. El contraste puede introducirse al tejido esponjoso o extravasar.
 Lesión incompleta de la uretra membranosa: se teñirá normalmente la uretra anterior (peniana y
bulbar) hasta la uretra membranosa pudiendo presentar solo la elongación de la misma (Tipo 1),
Extravasar, afinarse y aún pasar el contraste a la uretra prostática y vejiga (Tipo 2). Y en la lesión
completa se teñirá normalmente la uretra anterior (peniana y bulbar) hasta la uretra membranosa
extravasando en su totalidad el contraste sin ingresar a la uretra prostática (Tipo 3).

Otros estudios útiles:

Ecografía: evidencia el globo vesical y los hematomas pelvianos en el trauma de la uretra


membranosa.

Urograma excretor: globo vesical sobre elevado respecto a la sínfisis del pubis, con el extremo
inferior (cuello vesical) afinado dando la apariencia de “gota invertida” o “globo cautivo”.

Tomografía Axial Computada (TAC): fracturas óseas, hematomas del piso pelviano, extravasación
de contraste infravesical (escasa por espasmo del cuello vesical) vejiga distendida y elevada en la
pelvis.

Tanto la urografía como la TAC ponen en evidencia o no las fracturas de la pelvis ósea, la indemnidad
de los riñones (en muchos casos se trata de politraumatizados que pueden tener daño visceral –riñón,
bazo-) y capacidad de función de cada riñón por la capacidad que presenta cada uno de filtrar y
excretar la sustancia de contraste administrada.

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DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
En traumatismos y heridas de la uretra anterior (peniana y bulbar) los antecedentes del trauma y la
evidencia del daño mas la uretrografía no plantean dudas diagnósticas.
En el traumatismo de uretra membranosa se debe realizar el diagnóstico diferencial con el trauma
vesical ya que en ambos puede ausencia de micción con el común antecedente de un trauma de
pelvis (aún con contenido vesical en un traumatismo de vejiga extra peritoneal), La uretrografía
retrograda es definitoria ya que en el trauma vesical se tiñen todos segmentos de la uretra
extravasando en la vejiga, luego de teñir la uretra prostática.

TRATAMIENTO
En el traumatismo de uretra peniana la debridación quirúrgica, reparación por síntesis de tejidos
lacerados y exéresis de los necróticos son los principios básicos. Derivación urinaria por cistotomía
suprapubiana y reparación en un segundo tiempo quirúrgico en traumas complicados.
El traumatismo de uretra bulbar leve, que solo afecta el plano mucoso, puede ser conservador con
solo antibióticos y la colocación de un catéter de mediano calibre (14f o 16f).
En el trauma de uretra bulbar que afecta el cuerpo esponjoso debe hacerse reposar la zona afectada
derivando la orina con cistotomía supra pubiana, antibióticos y antiinflamatorios. Si la lesión es
completa se puede realizar –además de lo precedente- un desbridamiento quirúrgico, remoción y
drenaje de hematomas y anastomosis de los cabos sanos resecados (uretroplastía termino-terminal)
o el uso de colgajos o empleo de injertos antólogos si la pérdida de tejido uretral no permite unir los
cabos.

En el trauma incompleto de uretra membranosa debe hacerse reposar la zona afectada derivando la
orina con cistotomía supra pubiana, antibióticos y antiinflamatorios. Evaluando 3 semanas después el
grado de restitución del área afectada que puede ser “ad integrum” o requerir una corrección plástica
posterior.

En el trauma completo de la uretra membranosa lo más aconsejable es realizar solamente una


derivación de orina con cistotomía supra pubiana, antibióticos y antinflamatorios. Tres a seis meses
después, instalada la estenosis completa y resueltos los hematomas y las fracturas intentar un
uretroplastía por vía perineal que permita anastomosar el cabo sano de la uretra bulbar proximal con
la uretra prostática. Cirugía compleja por el grado de fibrosis y su penetración pelviana.
El intento temprano de anastomosis post trauma es una opción válida pero poco aconsejable debido a
los hematomas activos y tejidos lacerados.

COMPLICACIONES
La estenosis es la complicación común a todos los sitios de traumatismo cuando la resolución
primaria no resulta satisfactoria.
La disfunción eréctil (por lesión de los nervios erectores a nivel de la uretra membranosa o la
compresión de la arteria pudenda interna a nivel del canal neuro vascular de la espina del isquion
fracturado, se puede acompañar a las lesiones de la uretra membranosa.
Los flemones o abscesos perineales o pelvianos son consecuencia de la infección de extravasaciones
de sangre y orina en periné y pelvis.
Triple fractura de pélvis (flechas) ileopubiana y acetábulo derechos e isquiopubiana izquierda.
Se acompaña de traumatismo completo de uretra membranosa.

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