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CLAVE BÍBLICA: Y hemos hecho nuestras las palabras que el apóstol Pablo, en su
exhortación a vivir la humildad en nombre de Cristo, dirige a los Filipenses, y por eso,
lo aclamamos en el evangelio de hoy: como Aquel que se humilló por nosotros, y que,
por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz. Razón por la que fue
exaltado por Dios, sobre todas las cosas y le fue otorgado el nombre que está sobre
todo nombre.
1
Saliendo del cenáculo y dirigiéndose al monte de los olivos, Jesús comenta el
escándalo que provocará su pasión y les anticipa su resurrección indicándoles que irá
delante de ellos a Galilea. Jesús anuncia la negación de Pedro, siente tristeza y
angustia, y pide: velen con Él, mientras ora al Padre y se abandona a su voluntad “que
no se haga como yo quiero, sino como quieras tú”.
Jesús al ver que sus discípulos son incapaces de velar mientras ora y se abandona en
la voluntad de su Padre, les dice: “Velen y oren, para no caer en la tentación. ¿Cuál
tentación? La tentación de no hacer su voluntad, sino la nuestra; pues el espíritu está
pronto y la carne es débil. Jesús señala la hora de su entrega… que no es otra cosa,
sino el momento de levantarse del sueño. Para contemplar el beso del amigo que falla
y traiciona al maestro… y las palabras para quien actúa con violencia y criterios
humanos, ante quien se resiste a la voluntad de Dios, y que incluso huye ante lo que
está escrito y debe cumplirse.
Esta verdad, ya estaba anunciada en las palabras del profeta Isaías; concretamente en
el tercer canto del siervo de Yahvé como escuchamos en la primera lectura, y su
prolongación en el mensaje que Pablo escribe a los primeros cristianos de la
comunidad de Filipo cuando les dice: Se humilló a sí mismo y Dios lo exaltó sobre
todas las cosas. ENTREMOS BAJO EL DINTEL DEL PORTÓN DE LA GLORIA, PARA QUE
MURIENDO CON CRISTO… RESUCITEMOS CON ÉL.