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Georg Friedrich Händel

(Halle, 23 de febrero de 1685 – Londres, 14 de abril de 1759) fue un compositor alemán,


posteriormente nacionalizado inglés, considerado una de las cumbres del Barroco y uno de los más
influyentes compositores de la música occidental y universal. En la historia de la música, es el
primer compositor moderno en haber adaptado y enfocado su música para satisfacer los gustos y
necesidades del público, en vez de los de la nobleza y de los mecenas, como era habitual.

Considerado el sucesor y continuador de Henry Purcell, marcó toda una era en la música inglesa
siendo el compositor más importante entre Purcell y Elgar en Inglaterra. Es el primer gran maestro
de la música basada en la técnica de la homofonía y el más grande dentro del ámbito de los
géneros de la ópera seria italiana y el oratorio.

Entre sus numerosas óperas y oratorios, cabe mencionar: Agrippina (1709), Rinaldo (1711),
Amadigi di Gaula (1715), Giulio Cesare in Egitto (1724), Tamerlano (1724), Rodelinda (1725),
Tolomeo (1728), Acis y Galatea (1731), Poro, re dell'Indie (1731), Esther (1732), Atalía (1733),
Orlando (1733), Deborah (1733), Ariodante (1735), Alcina (1735), El festín de Alejandro (1736),
Saúl (1739), Israel en Egipto (1739), Il Allegro, il penseroso e il moderato (1740), El Mesías (1741),
Samson (1743), Sémele (1744), Hércules (1745), Baltasar (1745), Judas Macabeo (1746), Salomón
(1748), Susana (1749), Teodora (1750) y Jephtha (1751), que son obras maestras de referencia
obligada dentro del género.

Su inmenso legado musical, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera
mitad del siglo XVIII, incluye obras en prácticamente todos los géneros de su época, donde 43
óperas, 26 oratorios y un legado coral son lo más sobresaliente e importante de su producción
musical.

El estilo de Händel es una extraordinaria síntesis de los principales estilos nacionales musicales de
su época, tomando los mejores elementos y características de cada uno de ellos y superándolos por
separado, como sus contemporáneos Bach y Telemann, donde además se añade el estilo inglés de
Purcell, al que Händel le da un nuevo y vigoroso empuje, siendo el verdadero continuador de este
compositor. Todo ello fruto de sus estancias en Inglaterra, Alemania e Italia, dando prueba de que
Händel era un auténtico cosmopolita de su tiempo.

Su estilo tiene la solidez y el contrapunto de la música alemana, la melodía y el enfoque vocal del
bel canto de la italiana, la elegancia y solemnidad de la escuela francesa y la audacia, sencillez y
fuerza de la inglesa. Händel es un fiel continuador de estos estilos y técnicas, en que no aporta
ninguna novedad a todas estas corrientes musicales de la primera mitad del siglo XVIII, aunque
como Rameau, su música, especialmente en óperas y oratorios, adquiere un nuevo y especial
sentido dramático y monumental, triunfante, poderoso y solemne que es único entre la música de
su tiempo.

Generalmente, su producción tiene una estructura simple y sencilla, de lenguaje vocal en la línea
del bel canto italiano pero templado y conteniendo un pudor expresivo que recuerda a Purcell en
vez de a los compositores italianos, cuyas cualidades cautivan rápidamente al auditorio, donde
domina la melodía y la homofonía. Es, en esencia, de corte mayormente italiano, que es el estilo
más presente en su música y el que más ha influenciado en todos los aspectos de su obra.

Obra musical

La vasta y abundante obra de Händel, muy prolífico como era la norma de la época, se compone de
más 600 obras y se divide en 7 grandes grupos, agrupados en dos grandes bloques: música vocal
(dramática, oratorios, profana y religiosa) y música instrumental (orquestal, de cámara y para
clave) donde abarca todos y cada uno de los géneros de su época.

En cuanto a música vocal, los géneros y obras que el compositor compuso, que suman 290 piezas
en total, son 43 óperas en lengua italiana, alemana e inglesa, 2 músicas incidentales para
espectáculos en inglés, 26 oratorios en italiano, alemán e inglés, 4 odas y serenatas en italiano e
inglés, 100 cantatas en italiano y español, 21 dúos, 2 tríos, 26 arias sueltas, 16 obras para
conciertos espirituales, 41 anthems, 5 Tedeum, 1 Jubilate y 3 himnos ingleses.
En música instrumental, 78 en el ámbito orquestal: 34 conciertos para solistas, 23 concerti grossi, 4
oberturas, 7 suites, 2 sinfonías, 6 movimientos de danzas y conciertos sueltos, y 2 marchas. 68 en
el ámbito de cámara: 22 sonatas para un instrumento solista y bajo continuo, 25 sonatas en trío y
19 movimientos sueltos de danzas, marchas y sonatas. Y 186 en el ámbito del clavicémbalo: 30
suites y oberturas, y 156 movimientos de suite sueltas. 19

La gran mayoría de las óperas tienen una instrumentación muy reducida, aunque su lenguaje
orquestal utiliza matices en abundancia y es muy colorista. Las arias da capo son las grandes
protagonistas en ese sentido, con un grandioso vigor melódico, teniendo un ritmo y melodía con
gran supremacía y grandes solos obligados, como en la aria "Vo fa la guerra" de Rinaldo, donde hay
un gran interveción solista de un clave.

La influencia del contrapunto germano, aprendido de Zachow, se encuentra en el acompañamiento


instrumental de las arias, donde se muestra la facilidad y el dominio que tiene Händel en ese
campo, estando más presente en las piezas instrumentales de las óperas, donde a veces se hallan
fugas. Si el estilo germano está presente a través del contrapunto, el estilo francés aparece en las
oberturas de sus óperas y las danzas y ballets, especialmente en Alcina y Ariodante. Las oberturas,
siempre compuestas a la moda francesa, tiene siempre un esquema de dos movimientos:
empezando por una lenta y solemne introducción y acabando uno rápido con secciones fugadas.

El estilo vocal de sus óperas es muy depurado, siendo deudor de Scarlatti y Caldara en su
aprendizaje italiano, entre 1706 y 1710, hecho a base de componer sin descanso miles de cantatas.
Estas poseían una torrencial fluidez melódica indudablemente forjada en su estancia en Italia.
Escrita y pensada la parte vocal para lucir la técnica y capacidades vocales de los grandes castrati
y las grandes divas del siglo XVIII, cantantes superdotados, exige un gran virtuosismo en algunos
pasajes, ya extendiéndose muchos compases sobre una vocal, ya desafiando y poniendo al límite la
capacidad de los cantantes, amén de otras difíciles técnicas virtuosas como notas agudas y graves
y sonido aflautado. Así, los intérpretes actuales, aunque estén muy capacitados, no pueden igualar
la técnica de los castrati y las divas del siglo XVIII. En ese sentido, Händel siempre estuvo a
disposición, aunque temporalmente, para cantar sus difíciles y exigentes óperas de casi todos los
mejores intérpretes italianos de su época, como los célebres Farinelli, Cuzzoni, o Senesino, aunque
el público de Londres no apreciaba ese reparto.

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