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Educación Artística: Corporal  

Tarea 4: Concepción del Ser Integral​.

Subgrupo C Integrantes:​ Oliva, Olivera, Passade,Puschiasis.

En el presente documento, se expondrán las ideas centrales de Bertherat, Rossi y


Kesselman, respecto a la concepción del Ser Integral. A su vez, se establecerá una
vinculación entre los textos de los autores mencionados reflexionando sobre los mismos.
Por otro lado, se presentará una construcción acerca de los diversos intercambios
significativos que se dieron por parte del grupo en particular, planteados en el foro de la
plataforma mediante la cual nos comunicamos.

En una primera instancia, nos parece pertinente abordar la obra de Therese Bertherat ​“ El
cuerpo tiene sus razones” (1972). La autora nos interpela, procurando o demostrando la
intención de quebrantar las ideas instauradas en cuanto a la percepción de nuestros
cuerpos. Así, establece que ​el cuerpo es nuestra casa. ​Si el cuerpo es, elemento propio y
único de cada uno, de uso exclusivo y de propia decisión, por qué es tan restringido por
otros?. El cuerpo es nuestro primer hogar, es donde nos sentimos y nos encontramos
nosotros mismo. Es un lugar, que merece una suma importancia, el mismo hace cosas
maravillosas e inexplicables a la vez. En consonancia con lo mencionado, Therese
Bertherat plantea que el cuerpo es ​una unidad indisoluble, una materia lábil, maleable,
perfectible. A su vez, expone que el cuerpo forma un todo, es una obra completa, no se
puede acceder a él por diversos fragmentos. El mismo no puede concebirse como
fragmentos aislados, pensando en la separación de mente y cuerpo. Tenemos que empezar
a concebir a nuestro cuerpo como una unidad inseparable, desde el interior de nuestro ser,
para poder percibirlo en la variedad de sus expresiones, emociones, y deseos. Tenemos
que conocer e identificar las posibilidades que él mismo nos brinda, y, debemos atrevernos
a vivirlos. Debemos empezar a escuchar y sentir nuestro cuerpo.

Por otro lado y en base al texto “​La vida en movimiento” (​ 2006) de Rossi Vichenzo, le da
suma importancia a la concepción de integración. Así, menciona que el objetivo propio de la
integración es poder reconocernos como un sistema integrado donde cada parte formará un
todo completo. Asimismo, el autor pone de manifiesto que el hombre se establece una
multiplicidad, la cual es una serie de funciones o partes que nosotros tendemos a separar.
El cuerpo, las energías, las emociones, la mente, la espiritualidad, entre otras, deben ser
tomadas como una única unidad compleja del ser integral. Así, la integración psicocorporal,
es la recuperación de una unidad que se considera como fundamental en lo que respecta a
nuestra realidad humana. Dicha unidad consiste en una diferenciación de cada una de las
partes.Rossi expresa a su vez, que el hombre se integra de tres aspectos, estos son el
aspecto físico, aspecto energético y aspecto mental. Estos tres son diferentes, pero en un
nivel más profundo, refieren a una sóla cosa. Por lo tanto, todas las situaciones que viva la
unidad Hombre implica en todo sentido todas sus partes. La mente refiere a ⅓ de nuestra
composición, por lo tanto por sí sola no puede comprender el todo. Nosotros mismos,
consideramos que en un aspecto u otro somos limitados y esto provoca sentimientos de
tristeza, negatividad, miedo,rabia a nivel emocional, en el plano físico se manifiesta como la
postura de nuestro cuerpo. Por lo tanto las emociones negativas influyen en un todo dónde
se encuentra la mente y el cuerpo.
Así podemos establecer, que Rossi concibe, por todos los argumentos expuestos, a las
personas como seres propiamente integrales.

Siguiendo esta línea, Susana Kesselman en su obra “El pensamiento corporal” (2005),
entiende el cuerpo como un libro donde leer la vida , ya que el mismo es el lugar en dónde
la vida se expresa y donde todas las vidas son posibles. A su vez, manifiesta que se debe
volver a formular la composición mente-cuerpo, ya que las personas son una multiplicidad.
Según Pichón Riviére la conducta se expresa, puede leerse y modificarse en cualquiera de
las tres áreas: cuerpo, mente y relaciones sociales. Kesselman establece entonces, que una
persona es su cuerpo, pero también es su mente, es como se relaciona, lo que hace, piensa
y dice. El cuerpo, por medio de los sentidos, adquiere conocimiento y la sensación se va
convirtiendo en la posibilidad de aprendizaje que tiene el hombre por medio de su cuerpo.
Kesselman le da una suma importancia a la sensación, mencionando que la misma es la
unidad de análisis; la observación y la autoobservación son considerados como privilegios
en el comportamiento humano. Los síntomas de un cuerpo que no puede percibir los
mensajes sensibles se manifiestan constantemente. La autora en base a lo mencionado,
expone que resultaría ideal el compromiso con la sensación, sin embargo, se puede
registrar una sensación sin saber que hacer exactamente con ella. Los cambios en el
cuerpo requieren una actitud experimentadora. Tiempos para decantar lo que se va
experimentando. Así, Kesselman afirma que las sensaciones registran todos los niveles de
la corporeidad, el energético, el psicológico y el social. Pero muchas veces abrirse al mundo
de la sensación, nos vincula con el dolor y el sufrimiento.

A modo de cierre, nos gustaría exponer que, podemos observar que el cuerpo es parte de
nosotros, en un lugar de refugio en donde nos encontramos y nos hallaremos a nosotros
mismos. El cuerpo es una unidad, una unidad integrada por lo corporal, espiritual,
emocional y cognitivo; es un todo que determina conductas y relaciones. Sería impensable
suponer que el cuerpo y la mente son elementos aislados, o que los mismos deben ser
tratados de forma dispar; que la salud corporal y psíquica, subyace en los especialistas y
que nada tiene que ver los aspectos anteriormente mencionados. Estaríamos errados si
consideramos que el cuerpo no se expresa, no habla, no siente. Él mismo nos prevé, nos
informa, nos hace sentir y sirve de medio para conectar con el otro y el mundo. Por tales
motivos, destacamos que la vivencia de la última clase virtual, supuso una nueva conexión.
Una nueva conexión que sería más bien un reencuentro, un “volver a” que siempre estuvo
ahí, silenciado, censurado y estigmatizado por nosotros mismos. La vivencia resultó de eso,
volver a ser nosotros, a sentir nuestro cuerpo como un puente entre el mundo y nosotros
mismos. Abrirnos paso al mundo de las sensaciones, para conocer aquello que resulta
nuevo u opacado por un hábito ágil y fugaz, que no se detiene, que no piensa y que nos
hace olvidar que nosotros mismos somos aquello que ignoramos.  

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