Sunteți pe pagina 1din 5

Buscando la moral individual desesperadamente

En primer lugar, la moral es definida como el conjunto de normas, valores y creencias

existentes y aceptadas en una sociedad o contexto en el cual sirven de modelo de conducta y

valoración para establecer o que está bien o está mal.

El posmoralismo afecta los diversos deberes del hombre relativos a sí mismo o en

otras palabras la moral individual, consagrados en los primeros tiempos de la modernidad

democrática como fundamentales no sólo desde el punto de vista de la moral, sino desde la

supervivencia, hasta el punto que la ética como fin la naturaleza humana; pero este

individualismo está fundamentado en el utilitarismo más racional, por lo cual los

comportamientos repercuten en cada persona. Kant fue el primero en que dio una exposición

de los deberes hacia uno mismo liberados de la religión proponiendo el ideal inalienable del

hombre y los deberes respecto a uno mismo que lo acompañan.  Tras esto la autonomía

moderna de la ética elevo a la persona a una categoría de valor central, cada individuo tiene la

obligación incondicional de respetar a la humanidad en sí mismo.

El posmoralismo actual ha transgredido legítimamente todo lo anterior hacia un culto

exacerbado del placer por encima de todo, de un placer que no tiende a perfeccionarse porque

ya es perfecto pero que necesita inevitablemente del individuo para subsistir. El resultado de

esto no viene dado únicamente por un nihilismo nietzscheano, sino por un descrédito de la

moral individual que ha construido una cultura cotidiana conscientemente heterónoma que

conoce las responsabilidades éticas del individuo gracias a la colectividad.

Por lo cual, nuestra época se ha apartado del esfuerzo de santificación de los deberes

individuales concernientes a nuestra conservación o nuestra perfección, siendo la era


posmoralista donde las obligaciones morales respecto de uno mismo decaen, pero establecen

nuevos consensos sobre la vida, la muerte y el cuerpo; los imperativos absolutos relativos a uno

mismo se disgregan pero a cultura individualista contemporánea no justifica todas las prácticas,

aunque se basen en el consentimiento libre de los sujetos ; reafirmándose éticas prohibidas que

ya no estaban moldeadas en el marco de la moral individual.

El proceso moralista ha transformado los deberes hacia uno mismo en derechos

subjetivos y las máximas obligatorias de la virtud en opciones y consejos técnicos con el fin de

brindar mayor bienestar a las personas, convirtiéndose la moral individualista se convirtió en

una moral desustancializada para provecho de la autonomía individualista determinada por

conductas.

Un claro ejemplo que corrobora lo mencionado anteriormente es como el  suicidio, se ha

considerado un acto indigno tanto en las sociedades antiguas siendo considerado un atentado

contra Dios y también en los primeros tiempos democráticos, donde se consideraba un acto

reprobable para uno mismo y, por tanto, para la sociedad. En el posmoralismo en el que vivimos

el Estado y el derecho no se responsabilizan de este tipo de problemas, pero el pensamiento

moralista sigue una línea independiente cercana a los primeros planteamientos de Rousseau en el

cual denuncia al suicidio como “una muerte furtiva y vergonzosa… un robo al género humano”

o Durkheim lo condena porque “ofende el culto a la persona humana constituida de nuestra

moral”, pero teniendo en cuenta que el suicidio ya no suscita la desaprobación ante el

incumplimiento de un deber, sino que nos llevan a la compasión como derecho subjetivo del

individuo, sin que éste ni los que le rodean, que se supone que le tienen que asistir, se encuentren

exentos de culpa. En contra posición al pensamiento actual, Kant considera la conservación del
ser como el primero y el más importante de los deberes del hombre hacia sí mismo debido a que

el hombre que atenta contra dignidad de la humanidad en su propia persona.

En la realidad colombiana, es un problemática que ha venido incrementando,

instituciones como el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en su análisis

nos informa que:

En Colombia, al igual que en la mayoría de los países del mundo, el volumen de hombres que se quitan la

vida es abrumadoramente superior al de las mujeres. En 2015 se suicidaron 1.655 varones en contraste a

413 mujeres, que corresponde a una participación del 80,03%. La incidencia es cuatro veces más en

hombres que en mujeres; relación que ha permanecido estable en el decenio 2006-2015, y corresponde a

la misma razón de Latinoamérica y Suramérica (19). No obstante, a partir de los 35 años la razón de

disparidad es superior a cuatro y se amplia de forma importante en el grupo etario de 75 a 79 años (razón

hombre mujer: 33 a 1), seguido del grupo de 70 a 74 años (razón hombre mujer: 13 a 1).

https://www.datos.gov.co/Estad-sticas-Nacionales/Suicidios-seg-n-Edad-/3nc9-zxcb

Estas escalofriaste cifras de suicidios no sólo en Colombia sino en el mundo y que cada

vez aumentan de forma exponencial, causado por las diversas contingencias que atraviesa cada

persona al no ver otra salida que acabar con su vida deciden acabar con su vida, evidenciando la

falta de valores en la sociedad como la resiliencia, según los análisis la población en la cual se

evidencia esta problemática son la de jóvenes cuya edad comprende 15 y 34 años de edad, siendo

los conflictos entre pareja o expareja, enfermedad física o mental y problemas económicos, los

principales detonantes del suicidio. Nuestra pregunta sería ¿Qué debemos hacer para enfrentar

esta problemática social? desde mi punto de vista es importante fomentar desde el hogar valores

como la resiliencia que nos permitan darnos cuenta que la solución a los problemas es
enfrentarlos y aprender que estos nos forman como persona reconociendo que siempre hay una

mejor opción que acabar con nuestra vida. Tal como lo dice Napoleón:

Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es

abandonar el campo de la batalla sin haber luchado.

Por otra parte, nuestras sociedades posmoralista tiene una actitud significativa frente a la

eutanasia, en el cual, hay un amplio el movimiento de legitimización social de la eutanasia, el

reconocimiento del principio de libertad individual frente a la muerte sigue siendo el mayor

dominante, en este sentido, la ayuda a morir cuando se está sufriendo es apoyado por diversas

naciones como algo considerado digno, llegándose a aprobar antes la eutanasia pasiva que la

activa. Pero, la eutanasia pervierte la ética de Hipócrates en la cual nos expresa:

El hombre sabio debería considerar que la salud es la mayor bendición humana.

Deja que la comida sea su medicina. Un hombre sabio debería darse cuenta de

que la salud es su posesión más valiosa.

En la cual, podemos analizar que la eutanasia daña la relación médico-paciente en la cual

como expresa Hipócrates que la enfermedad debe ser combatida entre el médico-paciente, desde

mi perspectiva, los médicos estarían perdiendo su verdadera esencia la cual es velar por la

calidad de vida de cada paciente y ayudar a superar su enfermedad y por lo cual la eutanasia no

es parte de la medicina porque cada médico debe hacer todo lo posible por la salud de cada

paciente. Los médicos que están a favor de la eutanasia están olvidando su razón de ser y en

contra de los ideales del juramento hipocrático que ellos mismo decidieron velar por su

cumplimiento. Cada persona que decide abogar por la eutanasia y argumentar que la eutanasia

es un derecho humano, según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no existe este derecho
y a su vez el derecho a la autonomía no es superior al deber de los Estados amparar la vida de

los ciudadanos.

Para finalizar, la sociedad actual está atravesando un momento muy complicado debido a

las diversas  posiciones ideológicas y filosóficas que fundamentan la diversidad de posiciones en

muchos temas referentes a la ética de la vida humana, o de la vida en general. Pero es importante

no olvidar nuestra esencia y nuestros derechos que los problemas no afecten nuestro deseo de

vivir y de ser una mejor persona cada día, que no olvidemos nuestros principios y es por eso que

se debe fomentar valores, principios y educación desde la familia que es la unidad que sustenta

nuestra sociedad, es importante la unidad, dejar a un lado el individualismo y buscar el bienestar

en general.

S-ar putea să vă placă și