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PREPARACIÓN CONSAGRACIÓN

AL ESPÍRITU SANTO EN 33 DÍAS

DÍA 5

1. Oración inicial
2. Meditación
3. Lecturas adicionales
4. Rosario del Espíritu Santo
5. Oración final

En el nombre del Padre....

1. Oración inicial
Veni Creator
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, dedo de la diestra del Padre;
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras.
Ilumina nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé nuestro director y nuestro guía,
para que evitemos todo mal.
Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Creamos en ti, su Espíritu,
por los siglos de los siglos.
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos. Amén.

2. MEDITACIÓN - DÍA 5

2.1 LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

La súplica nos alivia por dentro, porque cuando le pedimos ayuda al Espíritu Santo sentimos que
la carga que estamos llevando ya no es tan pesada. Seguro él nos ayudará de alguna manera
para que encontremos una salida, y sobre todo para que sepamos cómo enfrentar esa dificultad.

El Espíritu Santo es como un maestro interior, como un médico del alma, como un especialista en
masajes interiores que sabe poner las cosas en su lugar. Así, las dificultades no te enferman, no
te derriban, no te lastiman tanto, porque él derrama una fuerza, un perfume, un bálsamo que te
alivia en medio de los problemas. Por eso, nada mejor que pedirle ayuda al Espíritu Santo.

La misma Biblia nos dice que tenemos que suplicar y pedir ayuda: "Confía tu suerte al Señor, y él
te sostendrá" (Salmo 55,23).

"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia recurran a la oración y a la súplica"


(Filipenses 4,6).

"Si alguien está afligido, que ore" (Santiago 5,13).La súplica es descargar las inquietudes en el
Señor, sabiendo que él se ocupa de nosotros cuando se lo permitimos realmente (1 Pedro 5,7).

Detengámonos un momento a pedirle ayuda al Espíritu Santo, a suplicarle por aquellas cosas que
nos preocupan en este momento de nuestra vida.

2. 2 ORACIÓN

"Ven Espíritu Santo. Libérame, para que no alimente la impaciencia y el desprecio hacia otras
personas. Toma mi mirada para que pueda mirar a los demás como Jesús, con inmensa
paciencia.

Contemplo a Jesús, tan comprensivo con los pecadores, tan paciente y compasivo con las
debilidades de sus discípulos, tan cercano a todos.
Quiero aprender de Jesús, paciente y humilde, para encontrar descanso y alivio en mis
impaciencias.
Bendigo a todas las personas que me molestan, que me desagradan, que me cansan, que me
perturban, que me interrumpen.

Las bendigo para que sean cada día más bellas y santas, para que reflejen tu amor y tu
hermosura.

Pasa tu mano por sus vidas para que sean felices.


Ven Espíritu Santo a mi vida, penetra en mi interior, acaríciame con tu divina calma.

Cura las heridas de mi intimidad que me llevan a rechazar a los demás.


Sana la raíz de mi intolerancia, de mis malas reacciones, y regálame el don de la paciencia.
Amén."

2.3 ESCRITOS DE LA BEATA CONCEPCIÓN CABRERA

“Creen las almas muy lejos al Espíritu Santo, muy elevado y por encima, y es, por decirlo así, la
Persona divina más asistente con la criatura. La sigue a todas partes, la impregna de sí mismo,
la llama, la cuida, la cobija, la hace su templo vivo, la defiende, la ayuda, la ampara del
enemigo, y más cerca está que ella misma. Todo lo bueno que el alma ejecuta es por su
inspiración, por su luz, por su gracia y auxilio, ¡Y no se le invoca y no se le nombra ni se le
agradece la acción tan profunda e inmediata con cada alma!

"Si llamas al Padre, si lo amas, es por el Espíritu Santo. Si te enamoras de Mí, si me conoces, si
me sirves, si me copias, si te unes a mis quereres y a mi Corazón es por el Espíritu Santo”.

3. LECTURA ADICIONAL

EL ESPÍRITU SANTO EN LA VISITA DE MARIA A ISABEL Lc 1,39-45

Oculta e ignorada vivió siempre María; pero luego que la visitó el Espíritu Santo y hospedó al
Verbo, Hijo del Padre, en sus virginales entrañas, impulsada por el Divino Espíritu, "María salió
con gran presteza a una ciudad de Judá". 16
La caridad inflamaba el corazón de María; la consumía el ansia de servir, de comunicar el Fuego
divino que la devoraba, porque el sello de la caridad verdadera es la abnegación, el olvido propio,
el sacrificio; y todo esto se refleja en el amor al prójimo.
¿Y yo? ¿No retardo por respetos humanos, comodidad o egoísmo, hacer el bien a los demás?
¡Cuántas veces evitamos sacrificios que deberíamos afrontar, no sólo en bien de los cuerpos, sino
sobre todo de las almas.

¿De dónde proviene esto? De que nos falta el amor, es decir, el Espíritu Santo; de que vivimos
alejados de su influencia bienhechora.
Por eso vegetamos en vez de vivir y hacer obras para la vida eterna, porque un alma que ama a
Dios une las buenas obras, los vencimientos y todas las virtudes al amor.
¿Y Quién es el Amor, sino el Espíritu Santo?
Santa Isabel va a recibir la plenitud del Espíritu Santo por María -en su visita, en su acercamiento,
en sus confidencias y en su amor-. "Cuando Isabel oyó la salutación de María, fue llena del
Espíritu Santo". 17

¡Qué timbre tan dulce y atractivo tendría el acento de la que ya era la Madre de Dios! ¿Y quién es
digno de oír la voz de sus consejos, sino el alma pura y sacrificada que sabe copiar sus virtudes,
amarla como a la más santa de las madres y que se desvive por complacerla?

Nunca el Espíritu Santo desciende a un alma que no ame a María.


¡Qué dicha tan grande la que otorgó María a Isabel sirviéndola; al hacerla testigo de aquel
desbordamiento de humildad y gratitud, expresado en el MAGNÍFICAT, que Isabel escuchó
extasiada!

María fue a la montaña impulsada por el Espíritu Santo, y Jesús iba con Ella. ¡Llevaba consigo al
Espíritu y al Verbo, inseparables del Padre!... ¡Toda la Trinidad Santísima, de Quien era tan
amada, habitaba en Ella!

Apenas habló María a Isabel, cuando Juan Bautista y su madre recibieron al Espíritu Santo; es
decir, que la palabra de María le atrae; que a donde va, lo lleva, porque lleva a Jesús; y Jesús, el
Verbo divino, es inseparable del Padre y del Espíritu Santo, porque de las tres divinas Personas,
UNA sola es la substancia, sólo UNA la esencia.

Ese niño, Juan, bajo la acción del Espíritu Santo, que recibió al mismo tiempo que su madre,
preparó el camino al Mesías; convertirá a millares de hombres, bautizará a Jesús, al que dará sus
primeros apóstoles, y morirá mártir.
¡Cuántas gracias recibió Juan Bautista con poseer al Espíritu Santo y qué poderosa es su acción de
amor cuando el alma corresponde a sus fines!

4. ROSARIO DEL ESPÍRITU SANTO


5. ORACIÓN FINAL
Consagración al Espíritu Santo.
Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser,
que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los
instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía,
mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser


siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, con José y en José,
según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo
Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén
CITA BIBLICA
El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los
cautivos y libertad a los prisioneros.
Isaías 61:1

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