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Ya no vivimos en los tiempos en que el nombre de un poeta era sinónimo de la Poesía de un país
o un continente, fuera por su grandeza poética o por su cercanía al poder político. Hoy, con
solamente un clic en el lugar correcto, podemos leer el trabajo de miles de poetas alrededor del
mundo, lo mismo a grandes poetas que a primerizos, poetas de Asia y África, de nuestra propia
ciudad. Y al encontrarnos frente a tantas opciones, nuestra exigencia por lo que consideramos
buena poesía ±poesía que, al final de cuentas, nos emocione± es cada vez mayor.
A pesar de esta gran disponibilidad, siguen existiendo algunos poetas que, con un vigor
entrañable, se mantienen en el gusto de varias generaciones. Poetas que, frente al paso del
tiempo, se vuelven referentes fundamentales, necesarios para entender los potenciales expresivos
de una lengua y una tradición poética. Entre estos poetas encontramos a Ernesto Cardenal. Poeta
comprometido y combativo, pero además traductor, escultor, monje trapense y hasta ministro de
Educación, Ernesto Cardenal nació en Granada, Nicaragua en 1925. Durante su niñez estudió en
un colegio Jesuita y en 1944 viajó a México para realizar estudios de Filosofía y Literatura en la
Universidad Nacional Autónoma de México. En 1948 se inscribió en la Universidad de Columbia
para estudiar Literatura Norteamericana, en especial la obra de Ezra Pound ±que lo marcará
drásticamente. Durante 1949 viajó por Europa, y en 1950 regresó a Nicaragua.
Podemos identificar algunos elementos esenciales que impregnan directamente su trabajo como
poeta. Por un lado, la rica geografía de Nicaragua, con una flora y fauna extraordinarias, que
luego se reflejará ±tanto en nuestro poeta como en otros de sus coterráneos± en la intención
de gran parte de sus poemas. Cardenal, a la manera de un Adán en el Paraíso, le pone
un nombre propio a cada árbol, cada fruto, a cada animal e insecto que percibe, llevando el
poema a una naturaleza que él mismo, a través de sus propios ojos o de personajes históricos ±
piratas, indios y conquistadores±, ha conocido.
Por otro lado, nos encontramos con un fuerte compromiso político, reflejado constantemente a lo
largo de su producción poética. Tras su regreso a Nicaragua en 1950, y bajo el opresivo régimen
Anastacio Somoza, Cardenal dió a conocer, de manera anónima y con copias que pasaban de
mano en mano, poemas que reflejan su militancia política y una férrea oposición hacia la
dictadura de Somoza. En 1954 tomó parte en la Rebelión de Abril, un intento por derrocar al
dictador que, a pesar de resultar fallida, rendiría frutos en años posteriores, tanto en el país ±en
1979 la revolución sandinista logra, finalmente, derrocar al tirano± como en el propio poeta. Este
compromiso, no solamente político, sino con la justicia y con la igualdad, brilla constantemente
en toda su obra.
Un tercer elemento fundamental en la vida de Cardenal gira en torno a su decisión, en 1957, de
ingresar al monasterio de Nuestra Señora de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos. En este
monasterio de la orden trapense, Thomas Merton, gran poeta y mentor de muchos otros, se
desempeñaba como maestro de novicios, recibió a Cardenal con una fraternidad que nunca se
perdería. Esta decisión, huelga decirlo, transformó por completo la vida de nuestro poeta. Tras
dos años en la trapa de Gethsemani, Cardenal continúa sus estudios religiosos en el Monasterio
Benedictino de Cuernavaca, México, para finalmente, y después de concluir sus estudios en
Colombia, ordenarse como sacerdote en 1965. Durante todos estos años, la producción poética de
Cardenal da un vuelco rotundo. En palabras del propio poeta ³al comienzo de mi poesía, yo no
trataba de Dios sino solamente del amor a las muchachas de las que estaba enamorado; después,
cuando descubrí a Dios, mi amor a las muchachas se convirtió en amor hacia Él´ (Freidemberg y
Russo, 1994).
A pesar de todo, esta transformación no significó el abandono de ninguna de las dos
características que apuntamos anteriormente, sino que, al contrario, demostró ser la columna
sobre la cual convergieron sus preocupaciones sociales. Ernesto Cardenal apoyó fervientemente
las posturas de la Teología de la Liberación y participó activamente en la Revolución Sandinista
de Nicaragua, enseñando el Evangelio a los guerrilleros y respaldándolo con lecturas marxistas.
En su obra poética encontramos constantemente un balance casi perfecto entre la adoración a
Dios y la preocupación por la Justicia, equilibrado siempre sobre una desbordante sustancia
poética. Esta selección de poemas, c es un intento de acercarnos, de esa misma
manera equilibrada con la que él se ha conducido, a la poesía más representativa del padre
Cardenal.
de
Claudia, ya te lo aviso.
*
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
?
D
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de
Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre È
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo ²de mármol y oro² es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje ±insistiendo en maquillarse en cada escena±
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
[$%&
Estaba yo en mi hamaca
mirando la pared blanca
pensando quién sabe en qué
y de pronto un punto negro en la pared
y rápido una salamandra rutilante
salida quién sabe de dónde
corrió hacia él
andando en la pared vertical como en suelo plano
y ya no hubo más punto negro
y se fue.
Eso a mí me gustó.
Se lo comió como yo como
como todos comemos, y como
Cristo comió en banquetes alegres con pecadores
y él mismo se dio como comida.
Me gustó.
Todo es comida en el cosmos.
Y sólo quedó la pared blanca otra vez.