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COMPETENCIA: Construye su identidad como persona humana, amada por Dios, digna, libre y
trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son
más cercanas.
CAPACIDAD: Confronta el mensaje de Jesucristo y las enseñanzas de la Iglesia con sus vivencias
personales y comunitarias demostrando una actitud de permanente conversión.
TITULO: La Iglesia y el aislamiento social como amor al prójimo
PROPÓSITO: El estudiante construye su identidad de persona confrontando el mensaje de
Jesucristo desde la acción de la Iglesia y lo practica en el aislamiento social, a través del desarrollo y
presentación de un artículo de opinión.
ACTIVIDADES:
Parece que todo está dicho, las redes y todo tipo de medios informan entre auténticos
y desacertados aportes lo que transcurre en nuestra realidad, por otro lado, se nos
recuerda quiénes somos, qué clase de nación y de lo que podemos ser capaces.
Es cierto que somos un país diferente, que sabemos ser una voz cuando entonamos
“Contigo Perú”, que sabemos ser solidarios en diversas tragedias como en la más
reciente en Villa El Salvador que nos lleva a pensar que eso podía suceder en cualquier
barrio de nuestra ciudad, que no cerramos los ojos antes situaciones desconcertantes,
que nos hemos llenado de miedo ante una calle Tarata explosionada para recién
comprender la nefasta ideología terrorista. Es cierto que cada acontecimiento vivido
nos da una lectura que nos debe mover a actuar. Somos un país ensantado que quiere
creer.
Creer no es solamente saber que hay un Dios providente, que no es indiferente, que es
un Dios cercano y próximo que hace un camino en cada historia, como la tuya y la mía,
que nos guarda con su misericordia.
Este tiempo de cuaresma es especial para cada uno de nosotros, es tiempo para juntos,
como Iglesia, vivamos este desierto con la esperanza puesta en el Señor que se hace
compañero de camino, que nos invita a hacer el camino del Triduo Pascual, para morir y
sobre todo a resucitar con nuestras familias y nuestras comunidades en unidad con Él.
Título: todo texto periodístico debe titularse con un enunciado breve y conciso,
preferiblemente llamativo, sobre el contenido del artículo.
Introducción: constituye la primera parte del artículo. Debe adelantar, sin
desarrollar, las ideas principales en torno al asunto que se abordará. Lo idóneo es
que despierte el interés del lector.
3. Recuerda que desde que se empezó el curso se hemos ido reflexionando sobre
algunos temas:
La Cuaresma
La Semana Santa
La Pascua
La Pandemia del Covid19 desde la reflexión de la Iglesia
La ciencia y la Fe
Las acciones de la Iglesia en el aislamiento social.
Ahora se te pide que realices (has tenido varios ensayos de esto) un artículo de
OPINIÓN, debe de tener el esquema que se muestra en el punto 2, abordando
el tema desde la Pandemia del Covid 19 y la Iglesia.
La Iglesia católica es, junto al Estado, la institución más capilar y más encarnada en la realidad
española. Por eso, los obispos y los curas, que comparten la vida del pueblo, sufren con ellos, consuelan lo
que pueden y están lanzando todo tipo, de medidas, muchas veces inconexas, desperdigadas, sin un plan
global y sin demasiado discernimiento. Con buena voluntad, pero sin eficacia y sin repercusión pública.
Quizás fruto de la inédita situación que estamos viviendo.
Es evidente, asimismo, que el Papa Francisco está preocupado por la actitud que debe imprimir a la
institución eclesial. Por un lado, cierra el Vaticano y se recluye como cualquier ciudadano y, por el otro,
sale a la calle y visita al Cristo de la Peste y a la Virgen de la Salud, para contagiar esperanza. Por un
lado, apoya las decisiones de las autoridades y, por otro, dice a sus curas que no se encierren, que salgan
a las calles a acompañar y consolar a la gente.
En efecto, el Papa alienta la cuarentena por un lado y, por el otro, quiere y pide valentía a sus
obispos, curas, frailes y monjas. “Quisiera agradecer la creatividad de los sacerdotes (…) Curas que
piensan en mil formas de estar cerca del pueblo para que no se sienta abandonado”, dijo recientemente.
Y añadió que, a su juicio, los clérigos tienen que estar consumidos “por el celo apostólico”, porque “en
tiempos de pandemia no pueden ser Don Abundio", un sacerdote sin vocación, vil y cobarde, en alusión al
personaje del libro de Alessandro Manzoni 'I promessi sposi'.
En medio del flagelo del coronavirus, la Iglesia española tiene que volver a ser la buena samaritana, que
se para ante el enfermo, lo recoge, lo lleva al hospital, paga su curación y vuelve para seguir
acompañándolo.
Porque la Iglesia se juega su credibilidad social, quizás de manera definitiva. Todas las encuestas en
confianza social sitúan a la institución eclesial en los últimos puestos, junto a los políticos. Una
catástrofe como ésta puede ser, por una parte, un kairós para la Iglesia y, por la otra, una
oportunidad única, un agente pastoral extraordinario.
Con dos objetivos. El primero, ser buenos samaritanos, que es a lo que nos obliga el ser seguidores del
Nazareno. Y el segundo, que toda España se entere que hay muchos católicos, curas, frailes, monjas y
obispos, dispuestos a jugarse la vida por los demás. Como los sanitarios. Ni más ni menos. Sólo que ellos
quieren ser 'sanitarios del alma', para acompañar, consolar y transmitir esperanza, eso que tanta falta
hace.
Iglesia y coronavirus
Para lograr este doble objetivo, la Iglesia católica tiene que romper el techo de cristal de los grandes
medios de comunicación, que sólo le prestan atención cuando hace algo mal (pederastia, dineros,
privilegios), como por otra parte es lógico en la dinámica mediática.
Desde nuestra atalaya mediático-pastoral privilegiada, nos atrevemos a sugerir a la institución una serie
de medidas que podrían conducirla a ser realmente samaritana y, además, a que la gente se entere y
valore lo que está haciendo. No para agradecérselo, sino para valorarlo en su debida medida. No se
confía en quien no se cree ni se ama. Perdamos el prurito de la falsa modestia y de aquel pasaje
evangélico mal entendido de que “tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”. La gente sólo se
volverá a acercar a la institución si confía en ella.
Las propuestas que ofrecemos son indicativas. Pueden ser ésta u otras parecidas o diferentes. Pero que
sean algunas y que la institución se mueva, porque tiende a quedarse en tablas y no arriesgar. Tratamos
de que sean concretas, factibles y realizables. Eso sí, tienen que ser globales y lanzadas desde la
Conferencia episcopal, para evitar los reinos de taifas de las diócesis y generar impacto a través
de los medios.
Las propuestas
1. Poner de inmediato a disposición del Gobierno colegios, conventos, seminarios, casas de acogida,
casas de ejercicios, casas rectorales, residencias de verano, colegios mayores...
2. Convertir a curas, monjas, frailes y laicos que quieran en 'sanitarios del alma', que estén
disponibles en sus pueblos y barrios a acudir a las llamadas de gente que solicita su presencia,
para charlar un rato, para romper la soledad, para hablar de sus problemas, para pedir ayuda,
para pedir la comunión o la confesión...
Los 'sanitarios del alma' o 'visitadores de enfermos' tendrían que ir debidamente identificados y
uniformados, para no coger ni transmitir el coronavirus. Para no ser gravosos al Estado, los
uniformes los confeccionaría y pagaría la propia Iglesia, que podría poner sus conventos de
monjes y monjas a fabricar las ropas necesarias para esos menesteres.
3. Teléfonos de atención las 24 horas en todas y cada una de las parroquias, conventos y
colegios religiosos de España, para escuchar y/o ayudar en lo que se pueda, así como ofrecer
consuelo espiritual o acompañar (presencialmente o en la distancia) a los que están en
cuarentena.
4. Una gran colecta 'on line': Que la Conferencia Episcopal ponga todos los 'talentos' de la
campaña Xtantos, así como los de otras instituciones que trabajan con ella, como el proyecto
DONE, del Banco Sabadell, con casi medio millar de lampadarios, huchas solidarias y atriles, para
hacer una gran recogida de fondos para ponerlos a disposición de la lucha contra el coronavirus.
Tal vez la Semana Santa sea el mejor momento para hacerlo.
5. Construir un gran 'ejército de la solidaridad': coordinar todos los servicios de Cáritas, Manos
Unidas, Entreculturas, Misiones Salesianas, Confer, Mensajeros de la Paz y todas las ONG y
proyectos solidarios de la Iglesia de ayuda a los demás. Hacer un 'mapa' on line de comedores,
albergues, voluntarios, capellanes de hospitales, con teléfonos y webs de contactos, para ayudar
a los que necesitan que se les haga la compra, están en la calle o sufren, ahora más que nunca, la
'cultura del descarte'.
6. Presencia constante en tanatorios y cementerios, para atender debidamente (dentro o fuera
de los recintos) a la gente que pida un responso, una oración antes de enterrar a sus seres
queridos. Esa presencia, si es cercana, tierna y humilde, no se olvida. Y menos en las actuales
circunstancias, obligados a enterrar a toda prisa y sin apenas presencia de vecinos, amigos y
familiares.
7. En aquellos lugares donde no hay presencia de sacerdote, pero sí de fieles debidamente
preparados, una 'dispensa' para que pudieran repartir la comunión en hospitales y en las familias,
hoy más que nunca pequeñas 'iglesias domésticas'.