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Estereotipos de la enseñanza

Heargreves y Fullan (2014)1 señalan que tenemos intensas opiniones


sobre los docentes y lo que hacen porque ellos constituyen una parte
importante de nuestras vidas, y muchos nos han causado una honda
impresión – sea de modo positivo o no. Esos recuerdos y sentimientos
influyen profundamente en los puntos de vista de las personas acerca de la
enseñanza en la actualidad y lo que esperan de ella.
Pero, los recuerdos son selectivos y las memorias emocionales solo
captan las experiencias más intensas, las que fueron totalmente estimulantes
o inolvidablemente horribles. Nuestros recuerdos pasan por alto la mayor
parte y la complejidad que constituye la enseñanza o de lo que puede llegar a
ser.
Así pues, los recuerdos sobre la enseñanza a menudo se convierten en
estereotipos que influyen profundamente en cómo las personas quieren
cambiar a la enseñanza y al profesorado. Entre estos estereotipos de la
enseñanza (así como también en otras líneas de trabajo, tales como los
negocios o la medicina, que las personas comparan con la enseñanza) figuran
las ideas de lo que es o debería ser:

1. Un precioso don que poseen algunos maestros “dotados”. De manera


que, tan pronto como sea posible, se deben reclutar a los que ya
parece tienen las cualidades de liderazgos “naturales” para hacer el
trabajo y ofrecerles la formación más breve para no desviarles del
camino hacia la profesión.

1 Hargreaves, Andy y Fullan, Michael. (2014). Capital profesional. Madrid: Morata. Cap. 3 “Estereotipos de la
enseñanza. ¿Qué es la enseñanza?”.
2. Un arte práctico del “saber hacer” implícito que solo se puede
aprender tras miles horas de práctica y a través de la experiencia de
ensayo y error. Con la tutoría de un maestro dotado o capacitado en
innumerables horas de repetición y perfeccionamiento, es la práctica
lo que conduce a la perfección y no encerrarse en la torre de marfil de
la investigación. La experiencia cuenta: la teoría no.
3. Una lista de la compra de técnicas sencillas que se pueden prescribir e
incluso marcar las pautas para que los maestros con una formación
mínima y remuneración modesta puedan ejecutarlas de manera
satisfactoria.
4. Una ciencia exacta, como la medicina, basada en la pura evidencia
cuantitativa y ensayos clínicos de lo funciona casi siempre para la
mayoría de las personas. Los defensores de la educación basada en la
evidencia afirman que lo que más importa es lo que está
científicamente probado como efectivo para el rendimiento escolar, no
solamente lo que es divertido o lo que los maestros piensan que está
bien.
5. Una empresa basada en datos, como una compañía en la que los
Indicadores de Claves de Rendimiento en todos los niveles, desde el
producto individual hasta la empresa entera, incrementan el valor de
las normas, eliminan los residuos y reducen los defectos casi por
completo. Derivado de los principios de fabricación de nivel mundial, la
enseñanza y la intervención basada en datos aseguran seguir la
trayectoria del rendimiento (especialmente de las calificaciones) de
todas las naciones, escuelas, maestros y estudiantes.
6. Un arte inefable o sublime, aunque una práctica misteriosa. Es en
parte un don y un arte por otro, dramático, comprometido,
apasionado y absorbente. En la película El club de los poetas muertos,
los estudiantes se sienten motivados a subirse encima de sus pupitres
y reafirmar su poder para crear sus propios destinos, por ejemplo.
Desde esta perspectiva, el arte de enseñar (y de aprender) no se puede
captar en resultados cuantificables o calificaciones. Los resultados se
valoran por cómo se siente el aprendizaje y qué aspecto tiene.
7. Una llamada sagrada de servicio y sacrificio a la comunidad para el
bien común. Aquellos que consideran la enseñanza básicamente como
una vocación sagrada o compromiso misionario otorgan demasiada
importancia a la piedad de los maestros y su afecto a la comunidad que
sirven. Los maestros que suscriben una ética del sacrificio deben tener
poco deseo de compensación material.

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