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Carácter y conducta de hombres y mujeres de los últimos tiempos apóstatas

2 Tim. 3:1-5

Introducción

A. Pablo describe las vasijas para usos deshonrosos en 2:20, 21, de las cuales las
vasijas para usos honrosos deberían apartarse.

B. Ahora describe las vasijas para usos deshonrosos.

C. Estos versículos describen la apostasía, pues dice el v. 5, “que tendrán


apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”; le había exhortado en los
versículos anteriores a ser amable y sufrido, pero esto no sería fácil, por las
siguientes razones. Al describir a los apóstatas, él dice, “a éstos evita”.

I. Timoteo debería “saber esto”.

 A. No debería engañarse ni escandalizarse con respecto al carácter y conducta de


apóstatas. Pablo quería que Timoteo tuviera comprensión adecuada del proceso
de la apostasía para estar bien prevenido.

B. El llamado gnosticismo (filosofía que proclamaba la redención por medio del


conocimiento) tuvo dos ramas principales: el gnosticismo ascético (1 Tim. 4:1-5,
prohibiendo ciertos alimentos y el matrimonio), y el
gnosticismo antinomiano (opuesto a la ley) y licencioso descrito en este texto (2
Tim. 3:1-9), como también en 2 Ped. 2; Judas; etc. El gnosticismo enseñaba que
el cuerpo es malo (como toda materia según ellos era mala); por eso, había dos
maneras de disiparlo: Col. 2:23, “en duro trato del cuerpo” (ascetismo), o 2 Tim.
3:2-5, por medio del libertinaje.

B. Asimismo nosotros, debemos “saber esto”. La Biblia habla de cristianos,


iglesias de Cristo, santos, etc., y uno podría pensar que en la iglesia nunca habría
problemas serios, pero Mat. 7:15-10; Hech. 20:28-31; 2 Tes. 2; 1 Tim. 4:1-5; 2
Ped. 2; Judas; cartas de Juan … a través del N. T. leemos de falsos profetas y
falsos maestros en la iglesia, y de las muchas divisiones causadas por ellos.

C. Por eso, nadie debe estar escandalizado, porque siempre habrá hermanos que
serán motivados no por convicción sino por conveniencia. Los mismos hermanos
en Cristo tuercen las Escrituras para apoyar sus errores favoritos; por ejemplo, el
establecimiento de escuelas bíblicas y otras instituciones de las iglesias de Cristo,
errores con respecto al divorcio y nuevas nupcias, etc.
II. En los postreros días.

A. Isa. 1:1, “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el


monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los
collados, y correrán a él todas las naciones”.

B. Hech. 2:16, “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:  17  Y en los postreros
días, dice Dios,  Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,  Y vuestros hijos y
vuestras hijas profetizarán;  Vuestros jóvenes verán visiones,  Y vuestros
ancianos soñarán sueños”.

C. 1 Tim. 4:1, “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe”.

D. Heb. 1:1, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en


otro tiempo a los padres por los profetas,  2  en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo”.

E. 1 Jn. 2:18, “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el


anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos
que es el último tiempo”.

F. “Los postreros días” o “el último tiempo”, etc. no se refiere, como muchos
suponen, a los días inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo, sino
más bien a los días del Mesías, Cristo Jesús. Los últimos días comenzaron el
día de Pentecostés (Hech. 2) y continuarán hasta que Cristo venga la
segunda vez.

G. Ha habido tres dispensaciones principales: la dispensación patriarcal, la


dispensación mosaica y la dispensación cristiana. Así es que nosotros
estamos viviendo en los últimos días, o sea, en la dispensación cristiana. Es el
último tiempo porque no habrá otra dispensación después de esta.

H. “Vendrán tiempos peligrosos (difíciles, LBLA). Vendrán tiempos duros. En


seguida Pablo describe a los hombres que harán que vengan tiempos difíciles.

IV. La descripción de tales hombres. -- Amadores de sí mismos, Tito 1:7 (“no


soberbio”, “que se agrada a sí mismo”). Es lógico que en una lista de pecadores,
los primeros sean los egoístas, pues “el amor propio es el pecado básico, del cual
provienen los otros pecados. En el momento en que una persona hace que su
propia voluntad y su propio deseo sean el centro de su vida, se destruyen las
relaciones divinas y humanas… Si el yo es el centro de la vida, entonces Cristo
desaparece de ella…

Todo pecado comienza con el egoísmo” (WB). Los amadores de sí mismos no


toman en cuenta a Dios. Como el que “dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios,
ni tengo respeto a hombre…” (Luc. 8:4). Véanse Mat. 16:24; 1 Cor. 13:5, “no
busca lo suyo”; Fil. 2:21. Son “religiosos” (v. 5) para su propio beneficio. Los
tales pisotean los derechos de los otros miembros. Usan (manipulan) a los
miembros y los asuntos de la iglesia para su propia ventaja y ganancia.

-- Avaros,  literalmente, amadores de la plata (desde luego, porque son


“amadores de sí mismos”). Luc. 16:14; 1 Cor. 5:10; 1 Tim. 6:10; Efes. 5:5; Col.
3:5. Este pecado es pura idolatría. Los hermanos que se ganan la vida trabajando
en oficios deshonestos o en empleos ilegales son culpables de este pecado. Son
“ganancias deshonestas”.

-- Vanagloriosos, jactanciosos, vanidosos, los que se jactan de su dinero


(riqueza, inversiones, etc.), de su poder político, de su fuerza física, y de su gran
inteligencia. Rom. 1:30; Sant. 4:16; 1 Jn. 2:16. Obsérvese la semejanza entre esta
lista de pecados de los miembros de la iglesia y la lista de pecados de los paganos
(Rom. 1). Casi son idénticos. “Mientras se jactan de sí mismos y de sus
mercancías, sus logros, o talentos, estas personas son altivas en su actitud hacia
los demás” (GH).

-- Soberbios. Esta palabra significa “mostrarse a sí mismo por sobre los demás”
Rom. 1:30; Mar. 7:22. La Escritura dice que Dios recibe a los humildes pero
resiste a los soberbios (Sant. 4:6; 1 Ped. 5:5; Prov. 3:24). Algunos soberbios no
son jactanciosos, sino que son algo callados y fingen la humildad.

-- Blasfemos, difamadores. Estos son, desde luego, vanagloriosos y soberbios.


Insultan y blasfeman contra Dios y contra los hombres. 1 Tim. 1:13, 20; 6:4;
Mar. 7:22. Al hablar hieren, despreciando a otros; hacen daño a la reputación de
otros. Algunos insultan cuando están enojados, pero otros insultan de manera
calmada, simplemente porque son orgullosos y arrogantes y quieren despreciar a
otros.

-- Desobedientes a los padres. Rom. 1:30. La ley de Moisés requería que los
hijos honraran a sus padres (Ex. 20: 12), y que los rebeldes fueran apedreados
(Deut. 21:18-21), porque para los niños los padres ocupaban el lugar de autoridad
(en realidad, el lugar de Dios), y si no obedecían a sus padres, no obedecían a
Dios. Jesús dice, “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí”
(Mat. 10:37), pero también requiere que los hijos se sujeten a los padres, Efes.
6:1-3. Dice Prov. 19:18, “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza”. Heb.
12:9-11 describe el beneficio de la disciplina. Es necesario que los hermanos que
anhelen ser obispos o diáconos tengan en sujeción a sus hijos (1 Tim. 3; Tito 1).
“La frase significa no ser persuadidos por sus padres. Son rebeldes, ahora fuera
de control, porque fueron consentidos cuando eran niños” (BHR). En la
actualidad una de las señas más indicativas de la decadencia de nuestro país es la
falta total de respeto de muchos jóvenes hacia sus padres y otros adultos.

-- Ingratos, Luc. 6:35; Rom. 1:21. La ingratitud es uno de los peores crímenes
contra Dios, los padres y otros. No están conscientes de ninguna deuda a nadie.
Creen que no deben nada a sus propios padres que los criaron. Los
“desobedientes a los padres” son ingratos, pues no son agradecidos a Dios, ni a
los hombres. Es indispensable que los padres enseñen a sus hijos a dar gracias a
Dios, a sus padres y a otros que les ayuden o les den algo, pues la vida de los
ingratos es un desastre.

-- impíos, no religiosos, los irreverentes, los que no adoran a Dios. 1 Tim. 1:9.

-- Sin afecto natural, Rom. 1:31. Sin esto la familia no puede existir. Sin esto es
impensable casarse y tener hijos.1 Tim. 1:9, Pablo habla de “los parricidas y
matricidas”. Sin afecto natural los padres abandonan a sus hijos, las mujeres
voluntariamente abortan a sus bebés, etc.

-- Implacables, los que rehúsan hacer treguas, tajantemente rechazando la


reconciliación y la paz. No escuchan ni razonan. Es indispensable que el
discípulo de Cristo busque y acepte la reconciliación con sus hermanos, Mat.
5:23, 24; 18:15-17; y con Dios, 2 Cor. 5:18-20.

-- Calumniadores, los que acusan falsamente, Mat. 5:11.

-- Intemperantes, lo opuesto del dominio propio, personas de apetitos


desenfrenados. Dan rienda suelta a las emociones y pasiones. Lo opuesto de
“dueño de sí”.

-- Crueles, Rom. 1:31, como salvajes y fieras, completamente sin control sobre
sus pasiones, sin misericordia. Col. 3:19. Sin misericordia y gentileza

-- Aborrecedores de lo bueno, lo opuesto a amante de lo bueno, Tito 1:8, 16;


Fil. 4:8. Aman las tinieblas y aborrecen la luz, Juan 3:19.

-- Traidores. Luc. 6:16; Hech. 7:52; Mat. 10:21. Lo opuesto a la lealtad.


-- Impetuosos, obstinados, ingobernables, culpables de conducta irracional
motivada por emociones fuertes de odio y prejuicio, sin tomar en cuenta las
consecuencias de sus acciones y palabras, temerarios, testarudos, arrebatados.
Hech. 19:36, “que nada hagáis precipitadamente”.

-- infatuados, envanecidos (literalmente, cegados por humo).

-- Amadores de los deleites más que de Dios; Luc. 8:14, “La que cayó entre
espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las
riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto”. Estos placeres no son
necesariamente placeres malos, pues si buscamos primeramente los placeres en
lugar del reino de Dios y su justicia, el resultado es el mismo como si buscáramos
placeres malos. Aparte de buscar deleites pecaminosas, hay muchas personas que
sufren el frío, el calor, las lluvias, hacen viajes largos y difíciles, escalan sierras,
se meten en agua rápida y peligrosa en lanchas pequeñas y se someten a toda
clase de riesgos y peligrosos y hacen cualquier sacrificio para divertirse. Muchos
hermanos que se quejan de un sermón de una hora ocupan asientos sin respaldos
por tres horas para ver un juego de pelota. Véanse también 1 Tim. 5:6; Tito 3:3;
Santiago. 4:1, 3; 2 Ped. 2:13.

-- Que tendrán apariencia de piedad. No tienen piedad verdadera, sino


solamente el aspecto exterior de la piedad. Son “miembros de la iglesia” pero no
son cristianos. Asisten y cumplen con los actos de culto, pero su corazón (y vida)
están lejos de Dios.

-- Pero negarán la eficacia de ella, no dejando que el evangelio tenga poder o


influencia sobre sus vidas, viviendo como si no tuvieran religión alguna. Es
mucho más fácil cumplir con los actos mismos de culto que sujetar el corazón al
control de la ley de Dios.

También es necesario recordar que aunque muchos líderes religiosos no son


culpables de los pecados de este texto, ellos también niegan la eficacia del
evangelio porque son “modernistas” que niegan la inspiración de las Escrituras,
el nacimiento milagroso y la resurrección de Jesús, etc.

Conclusión. ¿Qué pues? A éstos evita. No asociarse con ellos, 2 Jn. 10, 11; 2
Cor. 6:17.

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