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INSTITUTO TECNOLÓGICO NACIONAL DE MÉXICO

CAMPUS TUXTLA GUTIÉRREZ

INGENIERÍA Y GESTIÓN AMBIENTAL

NOMBRE DEL MAESTRO:

Dr. José Humberto Castañón González

UNIDAD lV: Gestión de


residuos sólidos no-peligrosos
ACTIVIDAD:
Efectos biológicos de la contaminación del suelo.

ALUMNO:

Torres Trinidad Victoria Anahí

INGENIERÍA BIOQUÍMICA
OCTAVO SEMESTRE

TUXTLA GUTIÉRREZ,CHIAPAS; A 22 DE ABRIL DE 2020.


¿QUÉ ES LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO?
El término “contaminación del suelo” se refiere a la presencia en el suelo de un
químico o una sustancia fuera de sitio y/o presente en una concentración más alta
de lo normal que tiene efectos adversos sobre cualquier organismo al que no está
destinado. (FAO y GTIS. 2015). Aunque la mayoría de los contaminantes tiene
origen antropogénico, algunos contaminantes pueden ocurrir naturalmente en los
suelos como componentes de minerales y pueden ser tóxicos en concentraciones
altas. Con frecuencia, la contaminación del suelo no puede ser evaluada
directamente o percibida visualmente, convirtiéndola en un peligro oculto.
La cantidad y diversidad de contaminantes se encuentra en constante incremento
a causa del desarrollo agroquímico e industrial. Esta diversidad y la transformación
en los suelos por la actividad biológica de los componentes orgánicos en diversos
metabolitos, hacen que los estudios de suelos para identificar a los contaminantes
sean complejos y costosos. Los efectos de la contaminación del suelo también
dependen de las propiedades de éste, ya que controlan la movilidad,
biodisponibilidad y tiempo de residencia de los contaminantes (FAO y GTIS,
2015).
La industrialización, las guerras, la minería y la intensificación en la agricultura han
dejado un legado de suelos contaminados en todo el mundo (Bundschuh et al.,
2012; DEA, 2010, EEA, 2014; Luo, et al., 2009, SSR, 2010). Desde la expansión
urbana, el suelo ha sido utilizado como vertedero de desechos sólidos y líquidos.
Se consideraba que una vez enterrados y fuera de la vista, los contaminantes no
representarían riesgo alguno para la salud humana o el medio ambiente y que de
alguna forma desaparecerían (Swartjes, 2011). Las principales fuentes de
contaminación del suelo son antropogénicas, lo que resulta en la acumulación de
contaminantes del suelo que pueden alcanzar niveles preocupantes (Cachada,
RochaSantos y Duarte, 2018).
La contaminación del suelo es un tema alarmante. Ha sido identificada como la
tercera amenaza más importante a las funciones del suelo en Europa y Eurasia,
cuarta en África del Norte, quinta en Asia, séptima en Pacífico del Noroeste,
octava en Norteamérica y novena en el África Sub-Sahariana y Latinoamérica
(FAO y GTIS, 2015). La presencia de ciertos contaminantes también puede
producir desequilibrios en los ciclos de nutrientes y la acidificación del suelo, dos
aspectos importantes en muchas partes del mundo, tal como han sido
identificados en el Informe del Estado Mundial de los Recursos del Suelo (FAO y
GTIS, 2015).
El término “contaminación del suelo” frecuentemente ha sido usado como
sinónimo de la polución del suelo. El Grupo Técnico Intergubernamental de Suelos
(GTIS) bajo la Alianza Mundial por el Suelo (AMS) ha formalizado la definición de
ambos términos (FAO y GTIS, 2015). La contaminación del suelo ocurre cuando la
concentración de un químico o sustancia es más alta de la que ocurriría
naturalmente sin que necesariamente se cause un daño. La polución del suelo,
por otro lado, se refiere a la presencia de un químico o sustancia fuera de sitio y/o
presente en concentraciones más altas de lo normal que tiene efectos adversos
sobre cualquier organismo al que no está destinado.
Un problema es la dificultad para establecer la definición de “concentraciones
normales”. Puede ser relativamente sencillo establecer concentraciones peligrosas
para sustancias hechas por el hombre que no se presentan naturalmente en el
suelo, pero esta labor es más compleja cuando se trata de metales pesados y
metaloides, los cuales pueden tener como origen la meteorización de rocas y
minerales. En ese caso, es necesario tener en cuenta el material original, el clima
y la tasa de meteorización antes de establecer los umbrales. Por otro lado, el uso
de la tierra y las prácticas de manejo pueden afectar los niveles de fondo de las
sustancias que se presentan en los suelos. Al hacer referencia a los niveles
recomendados, existen muchas diferencias de un país a otro y entre regiones, no
solo con respecto al valor en sí sino también por el nombre utilizado para definirlo,
pudiendo referirse a ellos como valores de referencia, valores de umbral,
concentraciones aceptables, objetivos fijados, valores de intervención, valores de
limpieza y muchos otros (Beyer, 1990; Carlo et al., 2007; Jennings, 2013). Por
esta razón, realizar un estudio global sobre el estado actual de la contaminación
del suelo y hacer comparaciones es extremadamente complejo. Sin embargo, éste
es uno de los principales desafíos al hacer una evaluación regional o global de la
contaminación del suelo.
¿Cómo afecta la contaminación del suelo las siguientes actividades?
 Ganadería extensiva
Los sistemas extensivos de producción ganadera se basan en la utilización de
especies ganaderas de interés zootécnico, capaces de aprovechar eficazmente
los recursos naturales mediante el pastoreo. Generalmente las especies
ganaderas explotadas corresponden a genotipos autóctonos adaptados a los
factores limitantes y ecológicos del medio natural (Martín et al. 1997).
 Ganadería intensiva
Este tipo de ganadería es la que se desarrolla con fines productivos altos,
utilizando las últimas tecnología o tecnología de punta; para llevar al mercado
nacional e internacional, carne, leche, pieles, lana, huevos entre otros. La
característica fundamental es que los animales son estabulados y confinados en
espacios que generalmente son adecuados bajo condiciones de temperatura, luz y
humedad que han sido creadas en forma artificial, con el objeto de incrementar la
producción en el menor tiempo posible, minimización de espacio, de fuerza de
trabajo y optimizando el control de manejo, nutrición y producción. (Mahecha,
Gallego, & Pelaez, 2002).
Contaminación del suelo
La producción ganadera es una fuente de contaminación, especialmente si los
desechos no son manejados ni eliminados adecuadamente: la orina y las heces
pueden contener parásitos y sustancias médicas que pueden persistir y
acumularse en el suelo (Zhan et al., 2015a). Muchas sustancias médicas son
lipolíticas y no se degradan fácilmente y por lo tanto tienen el potencial de ser
retenidas en el lodo o en el estiércol, los cuales a su vez pueden ser usados como
fertilizante. Dicha retención puede afectar en gran medida a los microorganismos y
otros organismos beneficiosos del suelo (Halling-Sorensen et al., 1998). La
aplicación excesiva de fertilizantes y estiércol o el uso ineficiente de los principales
nutrientes (N y P) en los fertilizantes, son los principales contribuyentes a los
problemas ambientales vinculados a la agricultura (Kanter, 2018). Estos dos
nutrientes son una fuente de contaminación difusa. El N en exceso también puede
perderse en la atmósfera a través de las emisiones de gases de efecto
invernadero y el exceso de P contribuye a la eutrofización de las fuentes de agua
circundantes.
Los rebaños provocan al mismo tiempo daños en el suelo a gran escala, con cerca
del 20 por ciento de los pastizales degradados a causa del sobrepastoreo, la
compactación y la erosión. Esta cifra es aún mayor en las tierras áridas, en donde
unas políticas erróneas y una gestión ganadera inadecuada han contribuido al
avance de la desertificación.
La actividad ganadera figura entre los sectores más perjudiciales para los cada día
más escasos recursos hídricos, contribuyendo entre otros aspectos a la
contaminación del agua, la eutrofización (proliferación de biomasa vegetal debido
a la excesiva presencia de nutrientes, ndr) y la destrucción de los arrecifes de
coral. Los principales agentes contaminantes son los desechos animales, los
antibióticos y las hormonas, los productos químicos utilizados para teñir las pieles,
los fertilizantes y pesticidas que se usan para fumigar los cultivos forrajeros.
La ganadería basada en pastoreo, también conocida como de tipo extensivo, ha
realizado el mayor cambio en los paisajes rurales y debe reconocerse como un
proceso de enormes repercusiones ambientales y sociales.
La ganadería extensiva representa casi el 60 % de la deforestación en el país.
Esta incluye tanto a aquellas ganaderías que mantienen ganado con fines
productivos, como las inversiones que solo buscan asegurar la tenencia de la
tierra mediante la introducción de ganado en pie.
Erosión
Según González, la ganadería en alta montaña y en páramo genera un proceso de
deforestación y despojo de la capa vegetal natural para ser reemplazada por
pasturas. “El efecto de estas actividades es la imposibilidad de que el agua se
infiltre al suelo, busque otros caminos y arrastre consigo la capa vegetal: el
resultado es la erosión”, afirma.
En el caso de los potreros, la compactación resultante del tránsito de los animales
afecta de forma negativa el flujo del agua a través del perfil y la estabilidad
estructural, procesos que causan erosión superficial y deslizamientos.
La presencia de animales grandes genera daños como compactación y
contaminación del suelo, provocando la pérdida de la capacidad de
almacenamiento de agua en páramos o la erosión y falta de productividad en
suelos ácidos como la altillanura. “Una vaca de 530 kilogramos ejerce 250 kPa de
tensión vertical al caminar sobre un terreno plano. Este proceso es mucho más
dañino cuando la vaca sube una pendiente pronunciada, ya que, en este caso, la
masa se concentra en las patas traseras cuando el animal asciende. Estos
procesos de compactación afectan el desarrollo de las plantas porque el suelo
genera más fuerza mecánica sobre la raíz, así su crecimiento es más lento.
Esta degradación ha llevado a una pérdida acelerada e irreversible del suelo y con
ello la productividad, lo que conduce a una ganadería más costosa, menos
competitiva e insostenible a través del tiempo. La reducción de la productividad de
los pastos por compactación de los suelos tiende a compensarse con el
incremento de consumo de los suplementos y concentrados que afectan la
rentabilidad del sistema.
 Residuos sólidos domiciliarios
Los residuos sólidos son tan antiguos como la humanidad misma y son producidos
por las distintas actividades de las personas. A medida que el ser humano se
asentó conformando aldeas y se concentró en las ciudades, el problema de
generación de residuos sólidos se fue tornando más agudo debido a que su
acumulación fue mayor; en consecuencia, las enfermedades y los animales que
las propagaban fueron proliferando.
El ser humano en su interacción con el ambiente siempre se ha visto enfrentado al
problema del manejo de sus residuos. Este problema aumentó cuando las
personas se concentraron en centros urbanos, incrementando la cantidad de
desechos generados y haciendo cada vez más difícil la disposición de estos.
Recurso suelo
Es el recurso que más directamente se ve afectado por el inadecuado manejo de
los residuos sólidos, ya que el ser humano a través de los años ha dispuesto en el
suelo los residuos sólidos que ha generado. La contaminación de los suelos
ocurre a través de diferentes elementos, como los lixiviados que se filtran a través
del suelo afectando su productividad y acabando con la microfauna que habita en
ellos (lombrices, bacterias, hongos y musgos, entre otros). Esto cual lleva a la
pérdida de productividad del suelo, incrementando así el proceso de
desertificación del suelo. La presencia constante de basura en el suelo evita la
recuperación de la flora de la zona afectada e incrementa la presencia de plagas y
animales que causan enfermedades, como ratas, palomas, cucarachas, moscas y
zancudos.
La contaminación del suelo, la presencia de aceites, grasas, metales pesados y
ácidos, entre otros residuos contaminantes, altera las propiedades físicas,
químicas y de fertilidad de los suelos.
 Empleo de agroquímicos en el campo.
El uso cotidiano de esos químicos contribuye a la crisis de la agricultura que
dificulta la preservación de los ecosistemas, los recursos naturales, y afecta la
salud de las comunidades rurales y de los consumidores urbanos. La búsqueda de
la productividad a corto plazo por encima de la sustentabilidad ecológica,
practicada en las últimas décadas, ha dejado un saldo a nivel mundial de
contaminación y envenenamiento donde el pretendido remedio universal ha
resultado ser peor que la enfermedad.
El artículo 2° del código internacional de conducta para la distribución y utilización
de plaguicidas (FAO, 1990) define los plaguicidas como: cualquier sustancia o
mezcla de sustancias destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga,
incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los animales, las
especies no deseadas de plantas o animales que causan perjuicio o que
interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento,
transporte o comercialización de alimentos, productos agrícolas, madera y
productos de madera o alimentos para animales, o que se le pueden administrar
para combatir insectos, arácnidos u otras plagas en o sobre sus cuerpos. El
término incluye las sustancias destinadas a utilizarse como reguladoras del
crecimiento de las plantas, defoliantes, desecantes, agentes para reducir la
densidad de fruta o agentes para evitar la caída prematura de la fruta, y las
sustancias aplicadas a los cultivos antes o después de la cosecha para proteger el
producto contra la deterioración durante el almacenamiento y transporte.
Contaminación del suelo por plaguicidas
La contaminación del suelo se debe tanto a tratamientos específicos (por ejemplo:
insecticidas aplicados al suelo), como a contaminaciones provenientes de
tratamientos al caer al suelo el excedente de los plaguicidas, o ser arrastradas por
las lluvias las partículas depositadas en las plantas.
Uno de los principales efectos que ocasionan los plaguicidas son los cambios en
el balance de la naturaleza, llegando a desequilibrar los sistemas ecológicos, lo
que significa que en el suelo existe una variedad de poblaciones animales,
vegetales y microbianas, la introducción de plaguicidas en el suelo ocasiona
cambios a estas poblaciones, afectando así a muchos elementos biológicos del
suelo (Sánchez M., 1984).
La mayoría de los herbicidas, los derivados fosforados y los carbamatos, sufren
degradaciones microbianas y sus residuos desaparecen en tiempo relativamente
corto. En la acumulación de residuos de plaguicidas influye el tipo de suelo; los
arcillosos y orgánicos retienen más residuos que los arenosos. Los mayores
riesgos se presentan con la aplicación de algunos plaguicidas organoclorados, que
son de eliminación más difícil, persistiendo en el suelo más tiempo.
La persistencia de los clorados en el humus o mantillo no se mide en meses, sino
en años (Ej. El aldrín se ha encontrado después de 4 años, el toxafeno permanece
en el suelo arenoso hasta 10 años después de su aplicación, el hexaclorobenceno
se conserva durante 11 años por lo menos, y así pasa con el heptacloro, etc.).
La evaluación del grado de contaminación del suelo por plaguicidas es de gran
importancia por la transferencia de ellos a los alimentos. Algunos pueden
permanecer durante períodos de 5 a 30 años, como es el caso del DDT. En el
caso de la ganadería, los residuos de plaguicidas pasan del suelo al forraje y
finalmente a los animales, concentrándose en la grasa, y, por consiguiente,
incrementan la concentración de residuos persistentes en la carne y la leche.
BIBLIOGRAFÍA
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