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I.E.I. Y.Y.
11*2
EL SABIO NO DICE TODO LO QUE PIENSA, PERO SIEMPRE
PIENSA TODO LO QUE DICE
OBRAS
AUTORES TEMAS CARACTERISTICAS GENEROS LITERARIOS
LITERARIAS
Homero El drama: Se realizó una LA POESIA EPICA La Ilíada
tragedia y división entre poesía POESIA LIRICA
Píndaro La Odisea
comedia. lírica popular y poesía LA DRAMATICA
Aristófanes La lírica culta. LA TRAGEDIA Oda a Afrodita y
LITERATURA historiografía. La Poesía Épica era LA COMEDIA
Esquilo al Amado
La oratoria. transmitida
GRIEGA Safo principalmente por vía
oral y fueron
los rapsodas y aedos l
os que se encargaron
de ello
Tales debieron de ser los orígenes de la épica, pero su configuración como
género literario no tendrá lugar hasta mucho tiempo después.
El tema central suele estar relacionado con el mito, la leyenda, la historia o el
cuento popular. Se sitúa en una remota edad heroica, o en los inicios históricos de
un pueblo o nación, cuyos acontecimientos ponen a prueba las cualidades del
héroe, por lo que son frecuentes las batallas, los viajes arriesgados o el trato
injusto o abusivo de personajes con más poder.
La poesía épica es aquella que narra las hazañas realizadas por héroes en una
época legendaria, en forma versificada, de forma oral o escrita. El género de la
poesía épica oral griega está representado principalmente por dos obras, La Ilíada
y la Odisea, dos poemas épicos atribuidos a Homero, compuestos entre los siglos
VIII y VI.
La Ilíada narra un episodio acaecido en el décimo año de la guerra de Troya.
Aquiles, ofendido e irritado contra Agamenón por obligarle a devolverle una
esclava que previamente aquél le había regalado, decide retirarse de la lucha. En
su ausencia, los griegos sufren continuas derrotas, hasta que Patroclo, un amigo
suyo, muere a manos de los troyanos. Regresa entonces a la batalla para
vengarlo. Se enfrenta al héroe troyano, Héctor, y lo vence. La epopeya acaba con
los funerales en honor a Héctor.
La Odisea narra las desventuras de Ulises en su intento de regresar a su patria,
concluida la guerra de Troya.
CARACTERÍSTICAS DE LA ÉPICA
La Ilíada y la Odisea presentan diferencias, pero también muchas similitudes
formales. Por ello, son los primeros exponentes de un género literario: la épica.
Con Hornero comienza la épica literaria, cuyas características son las siguientes:
Los griegos
- Aquiles, es el protagonista absoluto del poema. Tiene de todo menos equilibrio.
Todas sus reacciones son extremas y, sin embargo, en medio de tanta reacción y
comportamiento visceral, razona con coherencia; de su decisión depende el
desenlace de la obra.
- Agamenón preludia el que será después en los trágicos el exponente máximo de
la frustración. Tiene todo el oro de Micenas, toda la autoridad y todo el poder, pero
carece de la sangre divina que fluye por las venas de Aquiles.
- Áyax es el exponente de la fuerza bruta. Representa el carácter rudo del
guerrero al que solo le interesa causar bajas en las filas enemigas.
- Diomedes no tiene la fuerza de Áyax, aunque muestra destreza en la lucha.
Menos fornido y más ágil que Áyax, viene a ser su complemento. Su contribución
al avance de los griegos es muy escasa, por no decir nula.
- Odiseo dista mucho de ser el personaje fascinante de la epopeya a la que da
nombre. Desde el canto II, en el que argumenta frente a Agamenón, hasta su
intervención decisiva para no rendirse en el canto XIV, pasando por su fallida
gestión para persuadir a Aquiles, está haciendo gala de sus ideas y de su
destreza con la lanza. En medio de tanto guerrero impulsivo y ofuscado, Odiseo es
el caudillo capaz de argumentar y reflexionar primero y pasar a la acción después.
- Néstor es el reflejo de la sensatez fruto de la experiencia que dan los años. No
siempre sus consejos son tenidos en cuenta, pero en los momentos más delicados
los diferentes caudillos acuden a él para escuchar su opinión y su consejo.
Homero lo ha traído sabiamente al campo de batalla para decirnos que en la
guerra no bastan solo los famosos generales y los bravos soldados; la voz de la
experiencia debe dejarse oír en el fragor de la lucha.
- Patroclo resulta un personaje de una ternura excepcional. En él personifica
Hornero los valores del cariño, de la bondad y de la amistad.
Los troyanos
El bando de los vencidos recibe de Homero un tratamiento excepcional. Son
menos personajes, y eso ha permitido al autor concentrarse más en ellos
y sacarles el máximo partido. Globalmente, nos resultan más cercanos.
- Héctor. En el bando troyano no existen problemas de liderazgo, lo que permite a
Héctor reunir en su persona todas las características de los caudillos griegos.
- Eneas a su lado es un personaje secundario. Ni puede cargarse nada negativo
en su haber ni sus gestas pasan de notables. Precisamente, esa circunstancia
será aprovechada magistralmente por Virgilio en la Eneida.
- París es el segundón, el hermano cobarde, el que no da la cara, el que hiere con
flechas..., que, sin embargo, acabará dando en el clavo más preciado. En la saga,
que no en la Ilíada, acertará a clavar su flecha en el talón de Aquiles, lo que no
logrará su hermano Héctor
- Príamo ha recibido de parte del autor un tratamiento exquisito. A la que le dan
los años y que le pone en relación con el anciano griego Néstor se une su faceta
de padre. Antes, durante y después de la muerte de Héctor, al encontrarse frente
a frente con Aquiles, Príamo da un ejemplo de sensatez y de humanidad.
- Hécuba compone el cuadro familiar y aporta dramatismo a la muerte de Héctor.
La presencia de Hécuba subraya los horrores y los sufrimientos que la guerra a
personas inocentes que no participan activamente en ella.
- Andrómaca completa la idea expresada anteriormente: las mujeres, que no
acuden al campo de batalla, pero sufren en sus carnes el dolor de la guerra. Su
comportamiento es ejemplar, como esposa y como madre del pequeño Astianacte
«Solo sé que nada sé», la famosa frase del filósofo Sócrates que era usada en las
antiguas escuelas esotéricas para dar un mensaje oculto a sus estudiantes. Es
igual que el maestro Jesús, quien hablaba en parábolas para que entendieran la
verdadera enseñanza que deseaba dar. Depende del significado que le quieran
dar.
«Solo sé», indica saber una gran sabiduría; «Que nada sé», indica el silencio, que
aparenta ser simple, pero lo es todo. Al estar en ese estado de silencio, pareciera
que se perdiera el tiempo, pero en realidad, está en la fuente de todo
conocimiento; entrar en el silencio, en la meditación, implica conectarse con la
fuente de donde proviene toda sabiduría; implica conectarnos con lo más sagrado
que tenemos, nuestro espíritu. Sócrates en verdad sabía mucho, sabía que el
silencio (nada sé) lo es todo; porque en él se desarrolla la mente del hombre y
recibe grandes ideas.
Este era el mensaje de Sócrates, mensaje oculto para que sus seguidores
comprendieran que la sabiduría está en el interior; que el verdadero cambio en el
mundo comienza dentro de nosotros. Esta enseñanza debe ser llevada a la
práctica.
“El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre
piensa todo lo que dice” – Aristóteles
Cuando Aristóteles hace referencia a esta frase, "El sabio nunca dice todo lo que
piensa", lo hace puesto que conoce que la sabiduría es el resultado personal de la
experiencia, y puesto si se es sabio, puede ser que el escucha no pueda
comprender en su totalidad todo lo que se le quiere transmitir, por eso es
importante que el sabio "Siempre piense todo lo que dice", pues lo que comparte
debe de aportar las bases para que el que escucha pueda mediante la experiencia
llegar un día a eso saberes.
Pues hay que entender que el mejor guía o maestro es aquel que utiliza palabras
sencillas, pero contenido profundo, que puedan apoyar al escucha en su camino
hacia la sabiduría
Esto quiere decir que cada cosa que tenemos a nuestro alrededor sirve para algo
diferente y que nos ayuda de diferentes formas como la música para
ponernos feliz cuando estamos tristes y el gimnasio para sentirnos mejor con
nuestro cuerpo cada una de estas nos sirven de mucho, pero de una forma
diferente.
4. De modo que algunos años después se le desarrolló una gran facilidad para
clasificar, y sabía a ciencia cierta cuándo el León iba a rugir y cuándo la Hiena se
iba a reír, y lo que iba a hacer el Ratón del campo cuando visitara al de la ciudad,
y lo que haría el Perro que traía la torta en la boca cuando viera reflejado en el
agua el rostro de un Perro que traía una torta en la boca, y el Cuervo cuando le
decían que qué bonito cantaba.
5. Y así, concluía: “Si el León no hiciera lo que hace sino lo que hace el Caballo, y
el Caballo no hiciera lo que hace sino lo que hace el León; y si la Boa no hiciera lo
que hace sino lo que hace el Ternero, y el Ternero no hiciera lo que hace sino lo
que hace la Boa, y así hasta el infinito, la Humanidad se salvaría, dado que todos
vivirían en paz y la guerra volvería a ser como en los tiempos en que no había
guerra”.
6. Pero los otros animales no apreciaban los esfuerzos del Búho, por sabio que
este supusiera que lo suponían; antes bien pensaban que era tonto, no se daban
cuenta de la profundidad de su pensamiento, y seguían comiéndose unos a otros,
menos el Búho, que no era comido por nadie ni se comía nunca a nadie.
PRIMERA MEDITACIÓN (…) Con todo, debo considerar aquí que soy hombre y,
por consiguiente, que tengo costumbre de dormir y de representarme en sueños
las mismas cosas, y a veces cosas menos verosímiles, que esos insensatos
cuando están despiertos. ¡Cuántas veces no me habrá ocurrido soñar, por la
noche, que estaba aquí mismo, vestido, junto al fuego, estando en realidad
desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este papel
con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no está soñolienta, de
que alargo esta mano y la siento de propósito y con plena conciencia: lo que
acaece en sueños no me resulta tan claro y distinto como todo esto. Pero,
pensándolo mejor, recuerdo haber sido engañado, mientras dormía, por ilusiones
semejantes. Y fijándome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que
no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir con claridad el
sueño de la vigilia, que acabo atónito, y mi estupor es tal que casi puede
persuadirme de que estoy durmiendo.