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natural
(09-09-2008)
Ya hemos hablado de la necesidad de ventilar y, ante esta necesidad, dos son las alternativas:
hacerlo mediante sistemas naturales o bien con ayuda mecánica. En este capítulo abordaremos
la ventilación natural, sistema mucho más económico pero menos preciso ya que estaremos
más pendientes de las condiciones exteriores.
Efecto viento: la ventilación se da gracias al viento que circula de una pared a otra.
Efecto apertura o "venturi": el viento que se desplaza por el tejado aspira el aire del interior de
la nave por las aperturas superiores. El tejado ha de estar abierto en su punto más alto y tener
una pendiente correcta, de lo contrario no es posible que se dé este efecto.
Efecto chimenea: el aire caliente del interior sube debido a su menor densidad dejando entrar
al aire frío por las aperturas inferiores. Este efecto es menor en épocas calurosas y mayor en
épocas frías.
Normalmente la ventilación no se debe sólo a uno de estos efectos sino que suele ser por la
combinación de los mismos. En las estaciones más extremas (verano o invierno) buscaremos la
predominancia de los efectos más relevantes. Así, en invierno, al tener las ventanas más
cerradas para mantener una temperatura confortable, nos interesará la combinación del efecto
chimenea (donde el aire caliente subirá hacia las partes altas) y del efecto apertura o "venturi",
mientras que en verano buscaremos básicamente el efecto viento abriendo las ventanas al
máximo y permitiendo que el viento corra de un lado al otro, puesto que la temperatura mínima
no será un factor limitante.
Entre los elementos mitigadores del calor que no podemos olvidar a la hora de diseñar una nave
con ventilación natural destacaremos:
1. Emplazamiento
Buscaremos siempre aquel emplazamiento que nos reduzca la carga de calor del edificio para
maximizar los mecanismos que pueda tener de enfriamiento así como aquellas localizaciones
que sean más aireadas (encima de colinas en lugar de valles, etc.).
2. Orientación
La mejor será aquella que consiga menos carga de calor en sus paredes. En general, y en casi
todas las zonas, la orientación óptima es aquella que sigue el eje longitudinal Este-Oeste.
3. Protección Solar
El sol será siempre el responsable de calentar las paredes del edificio y de su interior, si
ponemos protección solar conseguiremos dar sombra, reduciendo así la carga de calor. Para
obtener esta protección jugarán un papel importante los aleros y el aislamiento.
4. Aislamiento
El aislamiento de los edificios en general sólo presenta
ventajas: reduce el calor que se transmite en la nave,
reduce los gastos energéticos y la condensación, pero
presenta un único inconveniente, es caro (no obstante, es
rápidamente amortizable). Si no queremos tener problemas
de calor, tenemos que aislar bien.
Las aperturas nos permiten la circulación del aire, tanto en su entrada como en su salida.
Hablamos de aperturas y no de ventanas ya que incluimos en este término las aperturas
superiores. Normalmente buscaremos la entrada de aire por las aperturas laterales (las
ventanas) y la salida por las aperturas superiores.
Medidas de ventana
o Superficie de apertura mínima:
- 10% de la anchura x la
longitud de la nave
x = 3-5% a
y = 1/2 x
Es bastante importante recalcar que cuando damos valores de las aperturas estos siempre van
referidos a valores mínimos, nunca máximos. Por ejemplo, podemos tener toda la pared abierta
para buscar el efecto viento al máximo en verano. De hecho, este es un sistema que en algunos
países es muy popular, llamándose sistema de cortinas.
Sistema de cortinas
El tubo se encuentra agujereado y distribuye el aire que entra a lo largo de toda la nave de una
manera uniforme, dependiendo del diámetro de los agujeros y de la distancia entre ellos. El área
total de agujeros ha de ser igual a la capacidad del ventilador. Si hay demasiados agujeros, el
tubo no se llenará del todo. El diámetro de los agujeros recomendado es de 50 mm (agujeros
más pequeños no distribuyen bien el aire).