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Hábitos saludables para una vida saludable

El estado de salud de una persona depende fundamentalmente de dos


características, la genética y el estilo de vida. Por ello cuando una persona padece
alguna patología de tipo genética que ponga en riesgo su salud, es necesario que
lleve un estilo de vida saludable, lleve una dieta y realice actividad física
frecuentemente.
Por otro lado, las conductas que representan un peligro para la conservación de la
salud se consideran factores de riesgo, por ejemplo, el sedentarismo y la
alimentación inadecuada.
La actividad física es importante para todas las personas, ya que puede generar
cambios positivos en el bienestar personal de la persona. Por ejemplo, está
comprobado que el ejercicio reduce los problemas de ansiedad y depresiones.
Cuando se realiza algún tipo de actividad física, es importante tener en cuenta
tener en cuenta lo siguiente:
- Realizarse una revisión médica previo a tomar la decisión de iniciar la
actividad física, para detectar alguna posible anomalía en nuestro
organismo. Por otro lado, es importante el calentamiento antes de la
realización de la rutina de ejercicios.

- Durante el ejercicio, es importante que se utilice el material apropiado a la


actividad física a desarrollar; la intensidad de la práctica del ejercicio debe
ser adecuada respecto de la condición física; así como mantenerse
hidratado durante toda la sesión

- Para finalizar la sesión de entrenamiento, es importante realizar un ejercicio


suave, que permita la recuperación de los músculos, la hidratación debe ser
en pequeñas cantidades, pero frecuentes. Por otro lado, se debe realizar la
correspondiente higiene corporal.

Es fundamental que quienes practican algún deporte o actividad física, practiquen


ciertos hábitos con el fin de aumentar su rendimiento en la disciplina que decidan
desarrollar. Los hábitos que se deben tener en cuenta son:
1. Hidratación: para mantener una correcta hidratación, es recomendable
beber entre 10 y 12 vasos de agua al día, el cual debe consumirse antes,
durante y después del ejercicio.
2. Alimentación equilibrada: es necesario que se aumente la ingesta de
carbohidratos y proteínas, pero se deben dejar de lado las grasas
saturadas. Es necesario evitar el consumo de mantequillas, margarinas,
mayonesas, embutidos y fritos. Es recomendable que después del
entrenamiento se consuman alimentos ricos en HC de alto índice
glucémico.

3. El consumo de alimentos: los alimentos deben consumirse entre dos y dos


horas y media antes de los entrenamientos; así mismo es importante que
los alimentos sean repartidos en cinco comidas a lo largo del día, tres
comidas principales y dos colaciones.

4. El dormir: dormir ocho horas diarias, es lo más recomendable; los expertos


dicen que después de comer, puede ser beneficioso tomar una pequeña
siesta que no sobrepase los quince minutos. Por otro lado, después de
ejercitarse, se debe descansar entre treinta y sesenta minutos.

5. Estiramientos antes del entrenamiento físico: para preparar los músculos


para el entrenamiento, se recomienda practicar una serie de estiramientos
por al menos cinco minutos.

6. Sesiones de entrenamiento: con el fin de acostumbrar al cuerpo a las


sesiones de entrenamiento y que el metabolismo se adapte a un ritmo de
vida activo, es importante que los entrenamientos se realicen a la misma
hora y los mismos días de la semana.

7. Evitar el consumo de cigarrillo y alcohol: es importante evitar estos


productos nocivos, con el fin de potenciar el rendimiento deportivo.

Finalmente, se puede concluir que la actividad física frecuente, mejora la calidad


de vida de las personas, retrasa el envejecimiento y la aparición de enfermedades
crónicas, así como la reducción de los riesgos de padecer de enfermedades
cardiovasculares y cáncer, las principales causas de mortalidad en la humanidad.
Mejorando de esta manera, nuestro estilo de vida.

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