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LUIS RODRÍGUEZ MANZANERA

PROFESOR TITULAR DE CRIMINOLOGIA EN LA UNVIERSIDAD


NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO Y EN LA UNIVERSIAD LA SALLE.
MIEMBRE DE NÚMERO DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS
PENALES Y DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CRIMINALISTICA.
MIEMBRO FUNDADOR Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA
DE CRIMIONOLGIA. EXDIRECTOR DE LA REVISTA CRIMNALIA.
INVESTIGADOR NACIONAL (SISTEMA NACIONAL DE
INVESTIGADORES). RECONOCIMIENTO HANS VON HENTING DE LA
SOCIEDAD MUNDIAL DE VICTIMOLOGIA.

VICTIMOLOGIA
ESTUDIO DE LA VÍCTIMA

SÉPTIMA EDICIÓN

EDITORIAL PORRUA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA,
15 MÉXICO, 2002
Derechos reservados © 2002, por
Luís RODRÍGUEZ MANZANERA
Apartado Postal 22-603
01030 México, D. F.

Las características de esta edición son propiedad de


EDITORIAL PORRÚA, S. A. de C. V. — 8 ,,/ Av. República
Argentina, 15, 06020 México, D. F.
Queda hecho el depósito que marca la ley

ISBN 970-07-3155-3
IMPRESO EN MÉXICO PRINTED IN MÉXICO
A mi padre, en su soledad,
después de 57 años de
ejemplar matrimonio.
A mi madre, en el cielo.
PROLOGO

El primer esquema de este trabajo surgió al ser invitado por el


Dr. Gustavo Malo Camacho, en aquel momento Director del Instituto
Nacional de Ciencias Penales, para impartir la materia "Victimología" en
el post-grado de Criminología de dicha institución.
El trabajo no fue fácil, pues materialmente se carecía de anteceden-
tes y fue necesario estructurar un temario desde el principio.
Había tenido la fortuna de poder asistir a los tres primeros Symposia
Internacionales de Victimología, por lo que contaba con suficiente ma-
terial, que aunque disperso y en idiomas diferentes al castellano, podía
organizarse en un esquema académicamente adecuado.
La primera versión de esta obra fue elaborada especialmente para el
Concurso Internacional de Investigación Jurídica Penal "Maestro Fran-
cisco González de la Vega", que organizaba el Supremo Tribunal de Justicia
del Estado de Durango, con la participación de la Procuraduría General de la
República, la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Jus-
ticia de los Estados Unidos Mexicanos y la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México (por conducto de su Divi-
sión de Estudios de Post-grado).
Este concurso se celebró en junio de 1984, y el trabajo tuvo la
fortuna de obtener el primer lugar absoluto.
Sin embargo, no llegó a publicarse completo hasta 1986, por
diversas razones, entre ellas (y quizá la más importante) por el sentido
fallecimiento del Lic. Rafael Hernández Piedra, organizador del evento y
Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Durango. El
maestro durangueño pereció en el terremoto que asoló a la Ciudad de
México; aprovecho esta ocasión para hacer un emocionado recuerdo de
este hombre excepcional.
La primera edición impresa por la Editorial Porrúa (1988) fue una
versión totalmente modificada y notablemente ampliada; la versión ori-
ginal (que en mucho eran apuntes de clase) no debía ya publicarse,
básicamente porque se habían celebrado dos nuevos Symposia Inter-
nacionales, con una gran cantidad de información novedosa, además
se llevó a cabo el VII Congreso Internacional de Naciones Unidas en
prevención al Delito y Tratamiento del Delincuente, que aprobó la De-
claración sobre los principios fundamentales de justicia relativos a las
víctimas, se publicaron varias obras fundamentales en la materia
(Stanciu, Neuman, Drapkin, Ramírez), y tenía ahora, después de impartir
varias veces la materia, las inapreciables opiniones de mis alumnos.
El tema fue elegido no sólo por su novedad e importancia, sino
también por la carencia de bibliografía en nuestro país y en Latino-
américa en general. 1, 2
Se trataba pues, no sólo de un ejercicio académico, sino también de
una tentativa para aportar material que contribuyera al desarrollo de mía
disciplina casi desconocida en México.
Por lo anterior, se ha utilizado en mucha bibliografía extranjera; las
inducciones son responsabilidad del autor.
La obra pretende ser general, y está construida como un libro de
lexio; los especialistas encontrarán quizá demasiado elementales algunas
partes, pero hay las suficientes citas bibliográficas que orientarán a la
ampliación de los diversos temas.
En esta nueva edición se ha respetado la estructura original, pero
corregida, aumentada y actualizada, pues es asombroso el desarrollo que
ha tenido esta joven ciencia, sobre todo en la última década del siglo XX.
La trascendencia de los estudios de Victimología se ha hecho pa-
tente cada vez con mayor fuerza, y la bibliografía ahora es por demás
abundante.
En materia jurídica, se ha resaltado la importancia del sujeto pasivo
del delito, y su participación en la configuración del hecho punible; en
Criminología, la Victimología pasa a formar parte de la síntesis crimi-
nológica; en Fenología se estudia a la víctima para analizar la reacción
social.
La Política Criminológica no puede concebirse sin hacer conside-
raciones precisas sobre las víctimas, y toda la teoría de prevención se
dirige cada vez más a operaciones de tipo victimológico, y puede ya
hablarse con propiedad de una Política Victimológica.
El fenómeno victimal preocupa cada vez más a los especialistas «le
diversas disciplinas, y así médicos, abogados, sociólogos, psicólogos,
criminólogos, criminalistas, etc., han coincidido en este interés común,
creando una nueva disciplina, que sin lugar a dudas ha abierto un ver-
dadero universo a la investigación.

1
1 AI respecto consultar de aquella época: Antony, Carmen. Investigación Bibliográfica \nhrt Viclimológia en America
Latina. Reunión preparatoria del IX Congreso Internacional de (li iininología. Universidad de Panamá, 1982.
2
Cfr. Salas, Luis. La Justificación de los Estudios de Victimización en América Latina, ILANUD al día, año 4, núm. 10.
San José de Costa Rica, 1981, pp. 38 y ss.
Nuestra contribución en esta ocasión consiste en una revisión ge-
neral del desarrollo y de los avances de la Victimología, para lo cual
liemos dividido d estudio en las siguientes partes:
1) Una parte histórica, en la que se hace un repaso de los tratadistas
que se han preocupado por el problema de la víctima, hasta llegar a la
formación de la Victimología propiamente dicha, las primeras reuniones
científicas consagradas al tema, y el presente y futuro de la materia.
2) Una sección dedicada a la Victimología en sí, su concepto,
definición, clases y categoría científica, y de aquí su objeto, método y fin,
para poder hacer semejanzas y diferencias con otras ciencias aliñes, y
explicar las aportaciones e interrelaciones entre, las diversas disciplinas.
3) Una revisión a los conceptos victimológicos básicos, para poder
fijar con mayor precisión el objeto de estudio, y plantear con claridad las
definiciones operacionales que se utilizarán en el desarrollo de la obra.
4) Al problema de la víctima, su definición, los diversos enfoques
según diferentes paradigmas y a los variados intentos de tipologías, se
dedica otra parte del trabajo.
5) Los factores victimógenos, tanto endógenos como exógenos son
analizados, para llegar a las relaciones entre víctima y victimario, y
exponer nuestra teoría del iter victimae, es decir la victimogénesis y la
victimodinámica.
6) Se estudian algunas víctimas en particular, por su importancia
numérica o su peculiar susceptibilidad victimal (mujeres, menores de
edad, ancianos y víctimas de abuso del poder).
7) Las tres formas principales de victimización (contra las personas
en su integridad personal, en su patrimonio y en su libertad sexual)
merecen sendos capítulos.
8) La perspectiva jurídica es desarrollada desde tres aspectos: el
penal, el procesal penal y el victimal; en el primero vemos a la víctima
como sujeto pasivo del delito, y la influencia que tiene en la configura-
ción del tipo, en el segundo su situación en el proceso, y en el tercero la
creación de un verdadero Derecho Victimal. No se olvida tratar dete-
nidamente el problema de la reparación del daño.
9) La clínica victimológica, con sus aspectos de estudio, diagnóstico,
pronóstico y tratamiento, se trata en un capítulo.
10) El penúltimo capítulo es para la prevención victimológica, pro-
poniendo .algunas soluciones al problema.
11) Por considerarlo de utilidad, hacemos una breve relatoría de los
Symposiai Internacionales de Victimología.
12) Finalmente se agregan algunos anexos y • « consigna la biblio-
grafia utilizada.
Es necesario, antes de terminar esta presentación, aclarar que los
capítulos XIV, XV y XVI (Victimización Femenina, Mujeres Golpeadas y
\/ictimización de Anciano) fueron elaborados en colaboración con mi
compañera, la Dra. María de la Luz Lima, profesora de la Universidad
Nacional Autónoma de México, quien mucho cooperó en esta obra.
Reconocimiento también es debido a Angélica Artiachi, quien se
ocupó de la transcripción mecanográfica y de la elaboración de la bi-
bliografía de las primeras ediciones, y a Leticia Robledo en esta nueva
versión.
A todos aquellos que hicieron posible esta obra, nuestro agradeci-
miento.
México, noviembre de 2001.
VICTIMOLOGIA
CAPÍTULO

ORIGEN Y DESARROLLO DE LA VICTIMOLOGÍA

Cuando despertó, la víctima todavía estaba allí


(Parafraseando a AUGUSTO MONTERROSO)

I.1. INTRODUCCIÓN

Es del máximo interés, antes de entrar en materia, conocer la


forma en la que la Victimología se ha originado y desarrollado; no
es posible comprender a fondo alguna materia sin haber incursionad en
sus comienzos y en su posterior evolución.
La historia es, en palabras de Cervantes, "émula del tiempo depósito
de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso di presente,
advertencia del porvenir".
No es nuestra intención hacer un tratado de historia de I
Victimología, simplemente deseamos consignar algunos datos que
puedan ser de utilidad para el posterior desarrollo de la obra.

I.2. APARICIÓN TARDÍA DE LA VICTIMOLOGÍA

Al principiar a estudiar la Victimología, llama la atención de


inmediato, el desinterés general que a través de la historia han teni-
do las ciencias penales por la víctima.
Con la excepción, por demás explicable, de la Medicina Forense,
las demás ciencias no se habían ocupado del fenómeno victimal, lo
habían hecho muy superficialmente.
La escuela clásica de Derecho Penal centra su interés en el delito
como ente jurídico, importa básicamente el hecho delictuoso, y justa
retribución al responsable del mismo.
Aquí tenemos, de entrada, un problema de niveles de inter-
pretación; a la escuela clásica le interesa el nivel conductual, y por
lo tanto se desinteresa por el nivel individual, es decir se centra en
la teoría del delito, dejando en un segundo plano al delincuente, y
con mayor razón a la víctima.
Es justa aquella frase de que la escuela clásica (iniciada por
Beccaria) le dijo al hombre "observa el derecho", en tanto que la escuela
positiva (originada por Lombroso) le dijo al derecho "obser-
va al hombre".
La escuela positiva se centra así en el estudio del hombre anti-
social, fundando la Criminología, pero en su esfuerzo por la integral
comprensión del criminal olvida a la víctima. 3
No es tanto que ignoren el problema, como veremos más ade-
lante, es más bien un caso de prioridades, en que era más urgente
redondear el estudio del criminal, trabajando en un nivel básica-
mente individual.
Así, el criminal es estudiado, protegido, tratado, explicado, clasi-
ficado, sancionado, auxiliado, en tanto que a la víctima escasamente se le
menciona.
Se organizan grupos interdisciplinarios para estudiar al crimi-
nal, se construyen instituciones especiales para su observación, trata-
miento y custodia, se elaboran leyes cada vez más detalladas para regular
su conducta, se escriben miles de páginas tratando de expli-
car su personalidad y sus reacciones.
En tanto la víctima queda marginada, en el drama penal parece ser tan
sólo un testigo silencioso, la ley apenas la menciona, la lite-
ratura científica la ignora, y por lo general queda en el más completo
desamparo, lo que representa una sobrevictimización.
Las razones por las cuales sucede este fenómeno tienen que ser
profundas, no podrían explicarse simplemente como un problema de niveles
de interpretación.
Una tentativa de explicación consiste en el miedo que se le tiene al
criminal: el sujeto antisocial es naturalmente temido por la colectividad; es el
pánico que sienten las ovejas frente al lobo.
Pero, ¿quién teme a un cordero?; es la víctima propiciatoria, es
innocuo, es manso, no es peligroso.
La fiera salvaje produce pánico, llama poderosamente la aten-
ción; en el zoológico son los animales más frecuentados; ¿quién va al
zoológico a ver a los corderos?
Pero parece haber algo más, ya que los criminales pasan a la historia,
en tanto que las víctimas rápidamente caen en el olvido.
3
La obra cumbre de Lombroso se titula El hombre delincuente: Lombroso, César. L,'Uomo Delincuente. Fratelli Bocea, Editori. Italia,
1876.
¿Quién no identifica a Jack el destripador, a Landrú, a Capone al
tigre de Santa Julia, a "Goyo", al "mocha orejas"?; pero, ¿quié sería capaz
de mencionar a sus víctimas?
La víctima pasa excepcionalmente a la historia, y sólo lo logr en
crímenes del tipo del magnicidio, o por alguna razón verdader; mente
insólita. Así, Abel logra su lugar en la historia con el únic mérito de ser la
primera víctima.
En proporción macrocriminológica, los victimarios describen le
hechos, esto es válido para el crimen de crímenes: la guerra.
Los vencedores escriben, por lo general, la historia (es decir s
historia); el nombre de los victoriosos queda escrito en los moni mentos y
en los libros, los vencidos no son mas que víctimas.
Los ejemplos son múltiples, las excepciones confirman la regí;
Waterloo será siempre la derrota de Napoleón, pero Napoleones n hay
muchos.
Una interpretación más puede intentarse para explicar el fem meno
de la tardía aparición de la Victimología, y ésta es que nc identificamos
con el criminal y no así con la víctima.
El criminal es, en mucho, un sujeto sin inhibiciones; cuand desea
algo lo realiza, sin importarle la norma, la sociedad o la víctim;
Es decir, en cierto aspecto el criminal es alguien que se atrev a hacer
algo que el no criminal no osaría realizar, pero que deseari hacerlo.
Todos hemos deseado (y por lo menos en la imaginación re; lizado)
cometer algún delito: robar algo, lesionar al enemigo, posee a la mujer del
prójimo, evadir los impuestos, etcétera.
Es por esto que existe una identificación (consciente o incon ciente)
con el criminal, con aquel que se atreve a ejecutar lo qu nosotros no
osaríamos realizar.
No hay identificación con la víctima, se desearía ser crimina pero no
víctima, nadie desea que lo roben, lo hieran, lo injurier lo violen; cuando
soñamos ser victimizados es algo horrible que s llama pesadilla.
Esta identificación con el criminal podría explicar el éxito de 1 novela
negra, de la página roja en los periódicos, de las revistas amar llistas
dedicadas al crimen, de las películas de gángsters, de las serie policiacas
en la televisión.
Y puede explicar también el porqué del interés por el crimim y el
desinterés por la víctima.
Por último, cabe preguntarse si efectivamente el Estado tien interés
por las víctimas. En múltiples casos el criminal es un "chivo
expiatorio", y representa la parte desviada de la comunidad que puede
poner en peligro la seguridad del gobierno y el orden social.
La víctima, en tanto, significa en mucho el fracaso del Estado en su
misión de protección y tutela de los intereses de la comunidad. En un
momento dado, la víctima puede exigir al gobierno una compensación por
el abandono en que ha sido dejada, como veremos más adelante.
Además, hay ciertas víctimas que es necesario dejar en el olvido,
porque su atención y estudio pueden representar un serio costo
político. Tales son las víctimas de injusticia social, de abuso de poder,
de violación de derechos humanos, de marginación, de segregación
racial o religiosa, de fraude electoral, de delito transnacional, de cri-
minalidad dorada, etcétera.

1.3. PRECURSORES DE LA VICTIMOLOGÍA

Se ha afirmado que la mayoría de los criminólogos habían hecho


Victitnología sin saberlo.
En realidad, como dice Stanciu, 4 hay que evitar el error de creer que
nosotros somos los primeros en estudiar la Victimología. Si el termino
Victimología es nuevo, el objeto es antiguo.
Aunque el olvido de la víctima es notorio, y se le había relegado
a un segundo término, esto no implica que haya total desconoci-miento
del tema, y que nunca se hubiera contemplado el problema de la víctima.
En la evolución del derecho y de la pena, podemos ver, en un
principio, el desinterés por la víctima, ya que en los tiempos remotos,
el hombre primitivo utiliza la venganza privada, y la víctima cuenta
tan sólo si tiene la fuerza y el poder para desquitarse.
Cuando la reacción penal pasa a poder de los guerreros la si-
tuación no varía mucho, pues sigue imperando la fuerza, aunque el
talión, primer límite a la venganza, obliga a contemplar a la víctima,
aunque sea para medir el daño causado.
Al pasar la reacción penal a los brujos, hechiceros o sacerdotes, la
víctima continúa en un segundo plano, ya que la ofensa se conside-
ra, básicamente, contra la divinidad, y se castiga en nombre de ésta.
Cuando los juristas se apoderan de la reacción penal, la víctima es
tomada en cuenta, principalmente en su derecho a quejarse y a pedir
justicia.

4
Stanciu, V. V. Etat Victimal et Civilisation. Eludes Internationales de PsychosociolOgle Criminelle. Núms. 26-28. París,
Francia, 1975, p. 29.
Como simple ejemplo, y por tratarse de uno de los antecedentes
más remotos, mencionemos el Código de Hammurabi (1728-1686
A.C.), que en sus secciones 23-24 especifica que: Si un hombre ha
cometido un robo y es atrapado, tal hombre ha de morir; si el ladrón
no es atrapado, la víctima del robo debe formalmente ante Dios
declarar lo que perdió, y la ciudad y el gobernador en cuyo territorio
y jurisdicción se cometió el bandidaje, debe reembolsarle lo que haya
perdido. Si la víctima pierde la vida, la ciudad o el alcalde debe paga
un "maneh" de plata a su pariente. 5
Importancia mayúscula tiene la distinción que se hace en Dere cho
Romano entre los delicia y los crimina, ya que los primeros erar de
persecución privada, es decir de querella de parte, en tanto que los
segundos eran perseguidos de oficio.
La diferencia básica es que los crimina ponían en peligro eviden te a
toda la comunidad, en tanto que los delicia afectaban tan sólo a los
particulares, y sólo indirectamente provocaban una perturba ción social.6
Los delicta, en cuanto a beneficios para la víctima, evolucionaror
desde la venganza privada hasta la multa a favor del ofendido, pasan do
por el talión y la compensación.
El mayor o menor grado de la reacción vindicativa radicaba es
tridamente en la voluntad y en las manos, como en la posible cíe mencia
de la víctima.
Como es sabido, poco a poco más delicia se fueron conviniendo en
crimina, hasta que se optó por el monopolio de la acción pena por parte
del Estado; con esto la víctima pasaba a un plano mu] secundario.
Progresivamente, a medida que el Estado fue haciéndose cargc de la
administración de justicia, el delincuente fue transformándose en el
personaje central de los estrados judiciales, relegando a la victime a un
rol subalterno primero, hasta llegar a ser casi totalmente olvi dada
después.7
En cuanto a los tratadistas, varios de los grandes autores del siglc
pasado tocaron el tema de la víctima, así por ejemplo Lombrosc dedica,
en su "Crimen, Causas y Remedios" un par de párrafos a la
.

5
Código de Hammurabi. Federico Lara Peinado. Editora Nacional. España, 1982.
6 Cfr. Margadant, Guillermo F. Derecho Romano. Editorial Esfinge. México, 1965, p. 432 7Drapkin, Israel. El
7 Derecho de las Víctimas. Revista Mexicana de Ciencias Penales
Año III, núm. 3. INACIPE. México, 1980, p. 115.
8 Lombroso, César. Le Crime, Canses et Remedes. Félix Alean, Editeur. París, Francia
1907, p. 473.
Indeminacion de las víctimas, atacando la fuente misma de ciertos
delitos, principalmente aquellos de codicia.
rieron.i que el juez debe fijar la compensación, y asegurar los bienes
del detenido.
l-Viri por su parte, se ocupó en varias ocasiones del problema; ya
desde su lección inaugural en la Universidad de Boloña (1881) proponía
diversas reformas al procedimiento penal para facilitar la reparación del
daño, y en sus lecciones en la Universidad de Ñapóles (1901), después
de señalar el abandono de la víctima ("La atención COMÍ | >lcta de la
escuela clásica se ha concentrado en la entidad jurí-<fica del crimen"),
afirma que: "La víctima del crimen ha sido olvi-(Jáda, aunque esta víctima
produce una simpatía filantrópica mayor que la que provoca el criminal
que ha producido el daño." 9 6
Plantea la reparación del daño como: a) sustitutivo de la pena «le
prisión, aunque esto sería sancionar con una "real distinción de ( lase"; b)
aplicando el trabajo del reo al pago; c) como pena para delitos menores;
d) como obligación del delincuente hacia la parte dañada; e) como función
social a cargo del Estado.
En otra obra10 Ferri analiza las relaciones en el homicidio-suicidio de
otro y en el homicidio con el consentimiento de la víctima. Aunque el libro
se concentra más en los problemas del derecho a morir y de la
responsabilidad del autor, tiene el mérito de haber provocado una serie de
críticas de autores famosos (Tarde, Caluci, Pugliese, Notter, Lesona,
Cortés, etc.), llamando la atención sobre la víctima.
Rafael Garófalo, el tercero de los grandes positivistas italianos
escribe un libro sobre los que sufren por un delito, que, aunque enfocado
a la indemnización, va a marcar el camino, pues el autor dice, refiriéndose
a las víctimas de los delitos, que: "esta clase de personas a que todo
ciudadano honrado puede tener la desgracia de pertenecer, debía
merecer que el Estado le dirigiese una mi¬rada de benevolencia, una
palabra de consuelo. Las víctimas de los delitos debían, seguramente,
tener derecho a mayores simpatías que la (lase de los delincuentes, que
parece ser la única de la que los actuales legisladores se preocupan".11
Afirma además que: "defenderé la causa de los oprimidos por la maldad
humana con el mismo ardor COn que otros suelen combatir en defensa
de los malhechores".12.

9 Ferri, Enrico. The Positive School of Criminology. University of Pittsburg Press. USA, 1968, p. 101.
10 Ferri, Enrico. L'omicidio-suicidio. Fratelli Bocea Editori, Torino, Italia, 1892.
11 Garófalo, RafFaele. Indemnización a las víctimas del delito. La España Moderna. Madrid, Apaña, s.f., p. 57.
12 Ibidem, p. 59
La influencia de la escuela positiva llevó a varios congresos inte
nacionales del siglo pasado a tratar el tema de la protección e inder
ni/ación a las víctimas del delito, así los Congresos Penitenciarií
Internacionales de Roma (1885), París (1895), y Bruselas (1900), de
Antropología Criminal de Roma (1885), el de Derecho Penal c Bruselas
(1889), el Jurídico de Florencia (1891), etcétera.
En el mundo de la literatura hay continuas referencias a la víci ma;
como en muchos otros casos, los poetas se adelantan a los ciei tíficos, y
ven cosas que sucederán mucho tiempo después.
Muchos literatos han sido señalados como verdaderos precur-
sores de la Victimología (Defoe, De Quincey, Cribran, Werfel, etc. hacer
un estudio de esto rebasaría en mucho las pretensiones de obra, por lo
que hacemos simplemente mención de un par de esti dios sobre el tema:
Lapan13 . y Kress.14
Kress afirma que la víctima ha sido ignorada, abandonada denigrada
en la literatura, pues se da mayor importancia al crimin que a la víctima;
por su parte, Lapan señala cómo en la literatuí moderna (Kafka, Bretch,
Beckett), la víctima se va convirtiendo en principal protagonista.
1.4. LOS PRIMEROS TRATADISTAS
El profesor Beniamin Mendelsohn puede ser considerado i creador
de este campo del conocimiento científico, pues aunqi: varios autores se
habían ocupado del tema, el primer estudio sistem tizado de las víctimas
se debe al profesor israelí, que se ocupa di tema desde 1937,15 siendo
sus primeras publicaciones en 1940 (Gii> tizia Pénale, Roma) sobre
violación. En 1946 realizó su New bio-psych social horizons: victimology,
y en 1956 se publica La Victimologie,16 ur de sus obras más conocidas
(por primera vez en la Revue Intemati nal de Criminologie et de Pólice
Technique, reproducida después en 1; principales revistas del mundo).

.
13 Lapan, Arthur. The victim in contemporary literature. I Simposium Internacional ( Victimología. Israel, 1973.
14 Kress, Susan. The victim in literature: Ignored, abandoned and traduced, II Simposiu Internacional de
Victimología. Boston, USA, 1976.
15 Cfr. Mendelsohn, Beniamin. The origen of Victimology. Excerta Criminológica, vol. May-June, 1963, pp.
239-244.
16 Mendelsohn, Beniamin. La Victimologie. Revue Francaise de Psychoanalyse. Janvií fevrier. 1958, pp. 66 y
ss.
Mendelsnon aii.it: la atención sobre la víctima, cuestionando el
desúneles (<>ii <HK ha sido tratada y señalando que no puede hacerse
justicia sin lomarla cu cuenta. Para esto es necesario crear una cien¬cia
independiente: la Victimología.
Así, principia por crear algunos conceptos y definiciones victimo-
lógicas, e intenta una primera clasificación de las víctimas que vere¬mos
en su oportunidad.
En 1948 la Universidad de Yale publica un estudio del conocido
tratadista Hans Von Hentig titulado "The criminal and his victim", «V 1949
Wertham afirma, al tratar sobre la víctima del homicidio
"lo que nos hace falta es una ciencia de la victimología",17 y en 54 el
profesor de Topeka, Kansas, Henry Ellenberger, publica Mations
psichologiques entre le criminal et sa victime.1* A partir de aquí los
trabajos de Victimología se multiplican.
Hentig ampliará sus conceptos en su obra El delito, consideran¬
do a la víctima como un elemento del medio circundante, estudiando
as diversas situaciones del fenómeno victimal e intentando a su vez una
tipología.19 7
1.5. Los SYMPOSIA INTERNACIONALES DE VICTIMOLOGÍA
Sin lugar a dudas, el máximo avance de la Victimología se debe a las
reuniones internacionales conocidas como Symposia, pues han permitido
el conocimiento y el intercambio de ideas entre personas de diversas
especialidades, y de ellos han nacido sociedades, revistas, etcétera.
En el VI Congreso Internacional de Criminología (Madrid, 1970), el
profesor Israel Drapkin propuso la celebración de un Symposium
Internacional de Victimología, que se celebraría en Jerusalén en 1973, la
ponencia fue aceptada con beneplácito, diciéndose que se reali-y.aría 15
días antes del VII Congreso Internacional de Criminología, que tendría
como sede la ciudad de Belgrado, en el año 1973.
El primer Symposium de Jerusalén fue un éxito, logró atraer la
atención de los especialistas de diversas ramas y obtuvo el
reconoci¬miento internacional para la Victimología, por lo que se decidió
que SC organizaran Symposia cada tres años, lo que se ha cumplido, ya
que el segundo tuvo lugar en Boston (1976), alentando la investiga
ción comparada y abriendo nuevos campos de trabajo, el de Münste

19Wertham, F. The show of vwlence. Doubleday. Nueva York, USA, 1949. 18 Ellenberger, Henry. Relations
psichologi.ques entre fe criminel el sa victime. Revue Jttlernationale de Criminologie et de Pólice Technique, vol.
VIII, núm. 2. Ginebra, Suiza, . jip. 121 yss. '" Hentig, Hans von. El delito. Vol. II. Espasa-Calpe. Madrid, España,
1972, pp. 408 y ss.
(1979) permitió la organización de la Sociedad Mundial de Victimo logia
(WSV), el de Tokio-Kioto (1982) fortaleció la sociedad y amplu la
comunicación internacional, en el de Zagreb (1985) se logró 1; redacción
final de la "Declaración de principios básicos de justici; para las víctimas"
(ver anexo 1), el 6 en Jerusalén (1988) centró 1; atención en las diversas
victimologías, el de Río (1991) plante* la problemática latinoamericana, el
de Adelaide (1994) presentó abur dante información comparada, el de
Amsterdam (1997) presentí muy interesantes aspectos críticos, y el de
Montreal (2000).
Haremos un brevísimo resumen de los temarios de estas reunio-
nes,20 . por su importancia, dedicamos el último capítulo de la obr a este
tema.
El primer Symposium de Victimología se celebró en la ciudaí de
Jerusalén, del 2 al 6 de septiembre de 1973, bajo la presidenci del
profesor Israel Drapkin.
Las discusiones fueron organizadas en cuatro secciones cient ficas a
saber:
1. El estudio de la Victimología (concepto, definición, de víct ma,
metodología, aspectos interdisciplinarios, etc.).
2. La víctima (tipología, la víctima en el proceso penal, etc.)
3. La relación victimario-víctima (delitos contra la propiedac contra
las personas, sexuales, etc.).
4. Sociedad y víctima, actitudes y políticas (prevención, trat; miento,
resarcimiento, etc.).
El segundo Symposium Internacional de Victimología tuvo h gar en la
ciudad de Boston, Massachusetts, del 5 al 11 de septiembr de 1976.
Debió ser presidido por el profesor Stephen Shafer, per éste murió unos
días antes, el 29 de julio, por lo que Regina H. Ryai secretaria del Comité
Organizador, con un grupo de entusiastas c< laboradores, llevó adelante
la realización del evento.
El programa fue organizado sobre la base de tres grandes s& ciones,
a saber:
SECCIÓN I. Aspectos conceptuales y legales de la Vicümologís
a) Concepto y finalidad de la Victimología.
b) Tipologías victímales.

.
20 Para mayor información consultar: Rodríguez Maiua^fffl» ,tuis, íxw Simposios 1 temacionales de Victimología.
ILANUD al día, año W, núm. Ití. Sao|E«i, Costa Rica, 108 pp. 46 y ss.
c) La víctima en el procedimiento judicial.
d) Las víctimas de hechos de tránsito.
SECCIÓN II. Las relaciones victímales:
a) Delitos contra las personas.
b) Delitos contra la propiedad.
c) Las relaciones criminal-víctima y la policía.
d) El delincuente político como víctima.
SECCIÓN III. La víctima y la sociedad:
a) La compensación a las víctimas del delito
b) Victimización corporativa.
c) La víctima y los mass-media.
d) Victimización de la víctima por la sociedad.
El tercer Symposium de Victimología se celebró en la ciudad de
Müenster (Munster), capital de Westfalia, del 3 al 7 de septiembre de
1979, bajo la presidencia del profesor Hans Joachin Schneider.
El Congreso estuvo organizado en secciones y en grupos de trabajo.
Las secciones fueron seis en total, a saber:
1. Conceptos, resultados, consecuencias, descubrimientos y di-
mensiones en la Victimología.
2. Estudios de Victimización criminal.
3. Las víctimas de diversas conductas criminales.
4. El papel de la víctima en el proceso de Victimización.
5. Tratamiento de las víctimas, reparación y prevención.
6. La víctima en el sistema de justicia penal.
Además hubo algunas mesas de trabajo que trataron:
1. Problemas de urbanismo y prevención del crimen.
2. Violencia en la familia.
3. Víctimas de crímenes violentos durante el nacional-socialismo.
El cuarto Symposium Internacional de Victimología tuvo lugar en las
ciudades de Tokio y Kioto (Japón) los días 29 de agosto al 2 de sep-
tiembre de 1982, y fue organizado por el profesor Dr. Kiochi Miyazawa.
I. Problemas generales. Definiciones, Teoría.
II. Investigación empírica, Métodos, Descubrimientos.
III. Nuevos problemas: Víctimas de delito de cuello blanco.
Las secciones fueron cuatro, a saber:
Víctimas de contaminación.
IV. Asistencia a las víctimas: Compensación. Restitución.
Servicios a las víctimas. Centros de crisis.
El quinto Symposium Internacional de Victimología se realiz en la
ciudad de Zagreb, Yugoslavia, del 18 al 23 de agosto de 198Í siendo
presidido por el profesor Zvonimir Paul Separovic. Los temas de la reunión
fueron:
1. Cuestiones teoréticas y conceptuales.
2. Investigación.
3. Víctimas de abuso de poder.
4. Mecanismos para asegurar justicia y reparación para las víctima
5. Asistencia a las víctimas y prevención de la Victimización.
6. Acción, regional, interregional.
El sexto Symposium de Victimología se efectuó en la ciudad d
Jerusalén, Israel, del 28 de agosto al 1a de septiembre de 1988, baj la
presidencia de Sarah Ben-David.
El tema general se bautizó como "Los rostros de la Victimología con
una gran cantidad de tópicos y de grupos de trabajo, las poner cias pueden
agruparse en tres grandes rubros:
a) La ciencia victimológica, principios y paradigmas.
b) Los servicios de atención a víctimas.
c) La Victimología como movimiento por las víctimas.
El séptimo Symposium se celebró en Río de Janeiro, Brasil, d( 25 al 30
de agosto de 1991, presidido por Ester Kosovski.
El rubro general fue "Victimología en Debate", con una gra concurrencia
y múltiples ponencias que podrían agruparse en cinc grandes rubros:
Drogas, Minorías, Derechos de las víctimas, Víctima diversas y Cuestiones
teóricas y conceptuales.
El octavo se realizó en la ciudad de Adelaide, Australia, del 2 al 26 de
agosto de 1994, bajo la presidencia de Chris Summer.
El tema general fue "Victimización y violencia", y los tópicos fueron:
1. Paradojas y paradigmas.
2. Investigación sobre crimen y víctima.
3. Aspectos legales.
4. Violencia intrafamiliar.
5. Estrés postraumático.
6. Prevención de la victimiza-ción.
7. Servicios para víctimas
8. Derechos humanos.
El noveno Symposium se hizo en Amsterdam, Holanda, del 2 al 29 de
agosto de 1997, bajo la presidencia de Jan J. M. Van Dijl y con el tema
general de "Protección a las víctimas", dividido e cuatro grandes subtemas a
saber:
1. Estudios y precisiones sobre la víctima.
2. Los derechos de la víctima.
3. Tendencias en apoyo a las víctimas.
4. Abuso de Poder y Crímenes de Guerra.
El décimo Symposium Internacional de Victimología se celebró en el
año 2000 (6 al 11 de agosto), en el Centro de Convenciones de Montreal,
Canadá; la organización estuvo a cargo de Irvin Waller y de Arlene
Gaudreault, y el tema general fue: "Investigación y acción para el tercer
milenio."
Los subtemas tratados fueron:
"Apoyo, compensación y política"; "Justicia restitutoria, mediación y
legislación"; "Protección internacional para víctimas de abuso de poder" y
"Prevención de la victimización."
1.6. FUTURO DE LA VICTIMOLOGÍA
Se puede afirmar, contra sus detractores, que la Victimología es ya
una realidad, y que no es una ciencia del futuro, sino una creación del
presente.
En palabras de Schneider, en su alocución de apertura al IV
Symposium Internacional, los logros de la Victimología son
prin¬cipalmente:21 8
Ha ayudado a la Criminología hacia un desarrollo del empirismo.
Hay progreso gracias al nuevo enfoque, en el conocimiento del
crimen.
Se han hecho comparaciones interregionales.
Se han realizado investigaciones que han puesto al descubierto el
proceso de victimización y la psicodinámica situacional de todos aquellos
crímenes que presuponen una confrontación entre ofensor y víctima.
Se ha dado una base empírica para una geografía del crimen, no
sólo su distribución en una área sino también la subfluctuación, lo que
permite hacer un análisis dinámico.
La interrelación entre el miedo al crimen y victimización, y sus
relaciones con la política criminológica es importante. ' Se han hecho
estudios sobre la eficiencia del control criminal por medio de las víctimas.

.
21 Schneider, Hans Joachim. Openfag Speach. ÍV Simposium. Japón, 1982.
avances se han logrado gracias a los diversos Symposia, reuniones, pero
además, a que:
a) Existe un cuerpo de conocimientos que no cesa de crecei
b) La literatura especializada es cada vez más abundante.
c) Se publican varias revistas especializadas (como la excelent
Victimología, de Córdoba, Argentina).
d) Hay varias sociedades locales de Victimología, y una Worl Society
of Victimology.
e) Newsletter (editada por Claudia y Gerd F. Kirchhoff en Al< mania).
f) Han proliferado los centros de atención a la víctima.
g) Desde 1968 existe el Instituto de Victimología de Japón.
h) Se han fundado las primeras cátedras y postgrados d Victimología
(por ejemplo en el Instituto Nacional de Ciencias P< nales de México).
El futuro es prometedor, sin embargo es necesario redoblar ( cuidado
para dar a la naciente Victimología un verdadero carácte científico y no
caer en retóricas que puedan dar al traste con est principio venturoso.
Cada vez mayor número de científicos se interesan en 1
Victimología, las diversas dependencias del sistema de justicia está
interviniendo directamente en el problema victimal, los estudios sobr
victimización son cada vez más abundantes, y se vislumbra la adoj ción
de una verdadera Política Victimal.
Creemos que hay razón para ser optimistas, pero insistimos e la
necesidad de mantener el esfuerzo por hacer de la Victimologí una
ciencia interdisciplinaria.
1.7. MÉXICO
En México hemos tenido un importante desarrollo victimológicc en la
teoría y en la práctica, que se inicia con las discusiones sobr la reparación
del daño y los primeros estudios de víctimas en la d cada de los años
treinta. 22 9

En 19(>9 se publica la Ley Sobre Auxilio a las Víctimas del Delito del
Estado de México, norma pionera en la materia, que por su importancia
presentamos al final del libro como Anexo 2.
En los años setenta, se inician los primeros estudios propiamen¬te
victimológicos (Rodríguez Manzanera), que se mencionarán
am¬pliamente en el transcurso de esta obra.
.
22 Ver por ejemplo: Ceniceros, José A. y Garrido, Luis. La reparación del daño y protección a las víctimas de la
delincuencia en México. Criminalia, año IV, núm. 11. Bota México, 1938, p. 669.
Ver también: Gómez Robleda, José; Quiroz Cuarón, Alfonso. Sujetos pasmos de I delitos sexuales.
Críminalia, año V, núm. 10. Botas, México, 1939, p. 602.
Para la década de los ochenta, se fundó la primera cátedra de
Vktimología (en el INACIPE, Instituto Nacional de Ciencias Pena-lef) y se
realizan las investigaciones sobre víctimas, que servirán de bise para la
fructífera década de final de siglo (Muñoz Sánchez, Rodríguez
Manzanera, Sabido, Tocavén, etcétera.)
El III Congreso Nacional de Criminología (organizado por la Sociedad
Mexicana de Criminología y la Universidad Autónoma de S.m Luis Potosí)
se celebró en febrero de 1989, y se dedicó por (ompleto a la Victimología,
en cinco grandes temas: Aspectos gene-i.iles, lo jurídico, las víctimas, la
victimización y la problemática en (!i ¡iniualística y en Medicina Forense.
El éxito de este evento marca < I arranque de una activa labor.
Ese mismo año (abril) se inicia el gran programa de agencias
especializadas, a cargo de María de la Luz Lima, y todo el proyecto de
atención a víctimas desde la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, modelo que ha sido la base para la creación de servicios a
víctimas en varias entidades federativas.
La Sociedad Mexicana de Criminología abrió su sección de Vk
timología, la que dio lugar a la Fundación Mexicana de Asistencia a
Víctimas (institución de asistencia privada), que además de sus funciones
de auxilio a víctimas y capacitación de personal, publicó una revista
especializada (Serie Victimológica), ha editado un libro en que se
describe el modelo mexicano y se relata su historia,23 . así como
traducido y publicado, con la autorización correspondiente, el Manual de
Recursos Estrategias para luchar contra la violencia doméstica de la
ONU.
En 1993 México reforma su Constitución Federal para recono-cer los
derechos de las víctimas del delito y en el 2000 realiza una nueva
reforma, ampliando las garantías victímales (ver capítulo XXII); varios
Estados de la República han introducido en sus legislacio¬nes normas
referentes al goce y ejercicio de dichos derechos y hay una iniciativa de
ley para el Distrito Federal, que se anexa al final de esta obra.

.
23 Lima Malvido, María de la Luz. Modelo de Atención a Victimas tn México. Sociedad
Mexicana de Criminología. México, 1995. ,
En 1995, la Sociedad Internacional de Criminología, con la So-
ciedad Mexicana de Criminología, celebró en la Universidad La Salle de
México el 50% Curso Internacional de Criminología, cuyo tema general
fue: "Justicia y Atención a Víctimas del Delito", bajo la direc-
ción de Rodríguez Manzanera y con la participación de varios de los más
renombrados victimólogos (Kirchhoff, Kosovski, Neuman, Peters, Picea,
Shelley, Szabó, Young, Escaff, Fellini, Lima, etcétera).
En el año 2000 se organiza el postgrado en Victimología en el
INACIPE, se realiza el I Congreso Nacional de Victimología (Ciudad
Juárez, Chihuahua) y se funda la Sociedad Mexicana de Victimología,
que preside María de la Luz Lima.
LA VICTIMOLOGÍA

II. 1. INTRODUCCIÓN

Concebimos la Victimología como el estudio científico de la víctima,


entendiendo por "víctima" a todo aquel que sufre un daño por acción u
omisión propia o ajena, o por causa fortuita. Kn el transcurso de la obra
explicaremos detenidamente esta de¬finición.
Como toda ciencia nueva (y en este caso podríamos afirmar que casi
recién nacida), los límites no son aún claros, el mismo concepto de
Victimología está a discusión, su lugar en el mundo científico, sus
relaciones con las demás ciencias, etcétera.
En el presente capítulo nos vamos a ocupar de las opiniones de
algunos tratadistas en cuanto a la naturaleza de la Victimología, para
poder observar el contraste y los diferentes puntos de vista.
Para hacer este análisis hemos dividido a los autores en tres grupos:
aquel en el que se agrupan los tratadistas que otorgan a la Victimología
una total autonomía científica, los que consideran que forma parte de la
Criminología, y aquellos que niegan la autonomía y aun la misma
existencia de nuestra ciencia.
Tomaremos desde luego los casos más representativos, sin
pre¬tender hacer un estudio exhaustivo, que rebasaría en mucho los
objetivos de este trabajo.
A continuación, exponemos la Victimología desde los paradigmas
positivistas, interaccionista y crítico, estudiando las tendencias
con¬servadora, liberal y socialista.
Finalmente, haremos una conclusión y adelantaremos nuestra
opinión, que justificaremos en capítulos posteriores.
11.2. AUTORES QUE INTERPRETAN LA VLCTIMOLOGÍA
DENTRO DE I.A CRIMINOLOGÍA
En un primer grupo se incluyen aquellos autores que interpre tan a la
Victimología como una parte o rama de la Criminología negándole su
autonomía científica.
Como podemos comprobar los enfoques y puntos de vista soi
diversos.
Ellenberger la considera como: "una rama de la Criminología que se
ocupa de la víctima directa del crimen y que comprende e conjunto de
conocimientos biológicos, sociológicos y criminológico concernientes a la
víctima".24
Goldstein la define como: "parte de la Criminología que estudi; a la
víctima no como efecto nacido en la realización de una conduct; delictiva,
sino como una de las causas, a veces principalísima, qui influyen en la
producción de los delitos".25
Abrahamsen dice que: "la Victimología comprendería el estudi*
científico de la personalidad y otorgaría atención especial a los fac lores
pertinentes al desarrollo emocional y social de la persona (o de grupo)
que resulta víctima de un crimen".26
Yamarellos y Kellens afirman que la Victimología es la rama di la
Criminología que se ocupa de la víctima directa del crimen. Si interesa por
lo tanto de todo aquello que se relacione a la víctima su personalidad, sus
rasgos biológicos, psicológicos y morales, sus características
socioculturales, y sus relaciones con el criminal, en fií su rol y su
contribución a la génesis del crimen.27 .
En el mismo sentido, Fattah la define como: "aquella rama di la
Criminología que se ocupa de la víctima directa del crimen y qui designa
el conjunto de conocimientos biológicos, sociológicos, psicc lógicos y
criminológicos concernientes a la víctima".28
El mismo autor escribía en 1980 que difícilmente puede preterí derse
que la Victimología ha alcanzado el status de una disciplina

.
24 Ellenberger, Henry. Op. cit.
25 Goldstein, Raúl. Diccionario de Derecho Penal y Criminología. Astrea. Buenos Aire: Argentina, 1978.
26 Abrahamsen, David. La mente asesina. Fondo de Cultura Económica. Méxicc 1976, p. 11.
27 Yamarellos. E. y Kellens, G. Le crime et la Criminohgie. Marabout Université. Bélgic; 1970, p. 232.
28 Fattah, Abdel Ezzat. Quelques problemes poses a la justice pénale par la Victimologi Annales Internacionales de
Criminologie, 5a année. París, Francia, 1966, p. 336.
autónoma;29 ya en 1995 opina que: "la victimología no es una idea fija.
No es un sujeto efímero o una moda, sino una realidad científica que se
impone y su lugar al seno de la familia de las ciencias crimi¬nológicas se
ve cada vez más asegurado".30
Según Amelunxen, la Victimología se interesa por el "origen,
personalidad, carácter, sexo, edad, situación de conciencia (sic),
cua¬lidades espirituales y características corporales de la víctima, y por
sus relaciones familiares, profesionales y sociales. Se propone en
particu¬lar dejar en claro el papel de la víctima en la situación precriminal
y su contribución a la génesis del crimen".31
Góppinger, por su parte, afirma que la Victimología "representa de
hecho un determinado sector del campo total relativamente ce¬rrado de la
Criminología empírica, y, en particular, del complejo problema: el
delincuente en sus interdependencias sociales".32 En el Symposium I de
Victimología reafirmó su idea,33 considerando que, en la Criminología
práctica, la significación de la Victimología es demasiado pequeña, y en la
Criminología empírica se estudia al ofensor en todas sus
interdependencias, por lo que la constitución e independencia científica
de la disciplina llamada Victimología no es pertinente.
Paul Cornil indica que los criminólogos se han interesado en el
estudio de la personalidad de la víctima, de sus actitudes y motiva¬ciones
(a veces inconscientes) con relación a la infracción, "este es¬tudio ha sido
bautizado como Victimología".
El maestro belga advierte que un "estudio limitado a la oposi¬ción
criminal-víctima puede tener como consecuencia el transferir
cómodamente a la víctima una parte de la culpa atribuida al crimi¬nal.
Una perspectiva de las causas múltiples de la criminalidad, a pesar de la
amplitud y las dificultades que presenta, puede contribuir a una justa
apreciación del lugar de la víctima en el fenómeno cri¬minal, permitiendo
definir más exacta y más humanamente las medidas a tomar para
asegurar su protección".34 .
Tiempo después, el mismo autor reconoce que: "la Victimología,
como método especial de acercamiento al problema criminal, parece

.
29 Fattah, Ezzat. Regarás sur la victime. Criminologie. Vol. III, núm. 1. pp. 6 y ss. Les presses de l'Université
de Montreal, Canadá, 1980.
30 Fattah, Ezzat. La victimologie au carrefour entre la scienceet l'idéologie. Revue Internatio-nale de Criminologie
et de Pólice Technique, 2/95. Ginebra, Suiza, 1995, p. 133.
31 Cit., por Kaiser, Günter. Criminología. Espasa Calpe, S. A. Madrid, España, 1978, p. 93.
32 Góppinger, Hans. Criminología. Editorial Reus, España, 1975, p. 362.
33 Góppinger, Hans. Criminology and Victimology. I Simposium, Israel, 1973.
34 Cornil, Paul. La notion de Victimologie et sa place dans la Criminologie. I Simposium, Israel, 1973.
haber encontrado su lugar en el terreno de la Criminología a la cual
aporta una contribución positiva".35
Vetter y Silverman opinan que: "el término Victimología denota el
específico estudio de las relaciones criminal-víctima, un campo en el que
los criminólogos se han visto involucrados por lo menos durante dos
siglos".36
Naguel es más drástico, afirmando que: "solamente si la
Crimino¬logía es tomada como la ciencia que trata del criminal, habría
nece¬sidad de una ciencia separada que tratara de la víctima del crimen.
Este concepto de la Criminología es demasiado restringido, y puede ser
radicalmente equivocado. En la Criminología clásica, puede ser necesaria
una Victimología independiente pero en un concepto más actual no es
necesario".
Y agrega que: "la moderna Criminología debe ser una Crimino¬logía
de relaciones, en la que la relación victimológica adquiere una
importancia tal que no hay necesidad de una Victimología
indepen¬diente. Si la personalidad de la víctima va a ser considerada en
el antiguo, criminológico-etiológico modo, no habría progreso".37
Stanciu considera que: "la Victimología es el estudio de la víc¬tima,
tiende a convertirse en una rama de la Criminología".38
Para Gulotta, "es una disciplina que tiene por objeto el estu¬dio de la
víctima, de su personalidad, de sus características bioló¬gicas,
psicológicas, morales, sociales y culturales, de sus relaciones con el
delincuente y del papel que -ha asumido en la génesis del delito".39
Neuman, más cauto, escribe en su Victimología: "Me uno a quie¬nes
entienden que actualmente la Victimología forma parte de la Criminología,
pero adelanto que se trata de una certidumbre provi¬sional y que el
decurso y auge de la Criminología, por un lado, y la Victimología, por otro,
podrán favorecer un cambio de criterio." 40
El mismo autor, hace una afirmación digna de meditarse: "Resul¬ta
particularmente unamunesco, pero para gran parte de penalistas y
algunos criminólogos, la Criminología no es ciencia autónoma, con
35 Cornil, Paul. De la Victimologie a la Prevention du crime par la politique criminelle. III Symposium,
Alemania, 1979.
36 Vetter, H. y Silverman, Ira. The naíure of Crime. W.C. Saunders Company, Filadelfia, USA, 1978.
37 Naguel, Willem H. The notion of victimology in criminology. Victimology (Drapkin, Viano). Lexington
Books, USA, 1975, pp. 13 y ss.
38 Stanciu, Vasile V. Les droits de la victime. Presses Universitaires de France, Francia, 1985, p. 12.
39 Gulotta, Guglielmo. La vütima. Giuffré Editore, Italia, 1976, p. 9.
40 Neuman, Elias. Victimología. Editorial Universidad, Buenos Aires, Argentina, 1984, p. 40.
lo cual se crea un laberinto infernal: ¿La Victimologfa podría ser ciencia
autónoma de otra que no lo es?" 41 ,
II.3. AUTONOMISTAS:
Un buen grupo de autores considera a la Victimología como una
ciencia autónoma, con objeto, método y fin propios.
Para los autonomistas la extensión de la Victimología es notable,
pues parten de un objeto de estudio extraordinariamente amplio.
Este grupo está encabezado por el mismo Mendelsohn, quien ha
luchado denodadamente por su idea.
El punto de arranque de Mendelsohn es el siguiente: "Durante siglos,
el criminal ha pertenecido únicamente al derecho, como una noción
abstracta". Es hasta la segunda mitad del siglo pasado, como
consecuencia de una revolución del pensamiento, que el criminal se
convierte en un sujeto de estudio por una ciencia positiva. En nues¬tros
días, la víctima se impone también a nuestra atención como una rama
especial de la ciencia positiva.
La primera ciencia se ocupa de la terapéutica y de la profilaxis
anticriminal, teniendo como criterio al criminal; la segunda se ocu¬pará de
la terapéutica y de la profilaxis que tienen como objeto la personalidad de
la víctima. Esta ciencia, que nosotros principiamos a elaborar admite la
existencia de dos vías paralelas para la descom¬posición del "complejo
criminógeno": por una parte el criminal, por el otro la víctima. El interés de
la humanidad demanda que la víctima sea colocada sobre un plano de
preocupación por lo menos igual al criminal.
"Esto parecerá extraño, pero no es menos verdadero".42
En este primer esquema, la Victimología es considerada una ciencia
paralela a la Criminología, o por decirlo en otra forma "el reverso de la
Criminología", así, "la Criminología se ocupa del crimi¬nal; la Victimología
tendrá como sujeto el factor opuesto de la pareja penal, la víctima".43
Conforme va transcurriendo el tiempo, Mendelsohn plantea la
Victimología no sólo como paralela a la Criminología e independien¬te de
ésta, sino que, al ampliar el objeto de estudio, le dará una dimensión
extraordinaria: "Debemos comprender que los límites de la Victimología
deben establecerse en relación al interés de la socie-
41 Ibid., p. 38.
42 Mendelsohn, Beniamin. Op. cit., p. 100.
43 Mendelsohn, Beniamin. Op. cit., p. 116.
dad m lo\ |>iol>lem.is de las víctimas. Por lo tanto repetimos qu indos
!<>• . d(i< i muí.mies <lc la víctima, tales como: la sobrepoblaciór l,i acción
<l< l.i ley, el índice de natalidad, la desnutrición, las enfei nirdades
epi/ooiicas (íntimamente ligadas a la alimentación y la perdidas
ni.Henales), la contaminación, etc., todos estos determinar les pi-iteiicreii
al campo de la Victimología, disciplina que gradúa mcnle afumará su lugar
en la ciencia."44
Posteriormente, definirá a la Victimología como "la ciencia sobr |;IM
víctima:, y la victimidad", afirmando que deben abarcarse tanto 1 victima
de factores endógenos como la de los factores exógenos, i|iie el concepto
de victimidad es mucho más general que el d • liminalidad, utilizando el
término de "Victimología General".45
Esta denominación la va a utilizar en el III Symposium,46 y Holys I ii
opone hacer la diferencia entre Victimología General y Victimologí Penal,
reservando esta denominación a la rama que concierne a 1 victima de
una actividad criminal.47
Israel Drapkin se inclina también por dar autonomía a la Vk ninología,
indicando que el término "víctima" tiene dos significado; uno religioso y
otro común, este último hace referencia a la person (|iie sufre, es
lesionada o destruida por la acción de otro, o comí i estillado de eventos o
circunstancias desfavorables. Victimología, bás < .miente hace referencia
al esludio de la víclima, y es precisament esta definición plural la que crea
la posibilidad de estudiar al sujeti desde un gran número de puntos de
vista, diferentes, y aun antagc n islas.48
Separovic hace igualmente la diferencia entre una Viclimologí en
sentido amplio y una en sentido estrecho; acepta que, aunqu< aún no
pueda hablarse de una total y única teoría de la Victimología se trata de
un enfoque importante para el problema del riesgo; 1; calificación
criminológica no es suficiente, ya que nos topamos coi el problema de las
víctimas de un hecho no criminal.49
44 Mendelsohn, Beniamin. La Victimología y las necesidades de la Sociedad Contempori ni'/i. Messis, año
4, núm. 7, México, 1974. p. 75.
45 Mendelsohn, Beniamin. La Victimología y las tendencias de la Sociedad Contemporánet I1.ANUD al día,
año 4, núm. 10, San José, Costa Rica, 1981, pp. 55 y ss.
46 Mendelsohn, Beniamin. Intwduction á la recherche de la victimé dans la perspective c tu victimologie
genérale et de la criminalité dans une socio-analyse. III Symposium, Alemania, 197Í
47 Holyst, Bunon. L'objet, les taches et les buts de la victimologie portant sur un compórteme^ frímineUe. III
Symposium, Alemania, 1979.
48 Cfr. Drapkin, Israel y Viano, Emilio. Victimology: A new focus. Lexington Book: USA, 1974, vol. I, p. XIII.
49 Separovic, Z. Paul. Victimology, a new appmach in social sciences. I Symposium, Israel, 197:
Young-Rifai nos señala cómo el desarrollo teorético y general de la
Victimología basado en la Criminología ha restringido el campo en cuanto
a definiciones y conceptos, por lo que debe buscarse una metodología y
terminología propias, independizando la materia y ampliando el objeto
más allá del restringido enfoque criminal.50
Aunque con reservas, Aníyar le considera a la Victimología
auto¬nomía: "aún en su estado actual de simple hipótesis de trabajo,
como objeto de una posible ciencia autónoma",51 y más adelante:
"vemos así cómo se delinean los contornos de una ciencia nueva,
protectora también ella de la tranquilidad y el plácido desenvolvimiento de
la sociedad; tan importante casi como la Criminología, y que sirve
igual¬mente al Derecho Penal para la determinación de la culpabilidad
jurídica...".52
Ramírez González le concede autonomía, aunque su enfoque es
criminológico, exponiendo que: "Nosotros la definiríamos como el estudio
psicológico y físico de la víctima que, con el auxilio de las disciplinas que
le son afines, procura la formación de un sistema efectivo para la
prevención y control del delito".53
Más adelante, el mismo autor dice: "En conclusión, la Victimolo¬gía
es considerada, desde cierto punto de vista, como disciplina autó¬noma,
el campo donde se debe estudiar con una observación más directa a la
víctima de la infracción, sea ésta una persona moral o una persona
natural, como base del interés en el análisis de los fenóme¬nos
criminales." 54
Kirchhoff explica cómo la Victimología crece desde la Criminolo¬gía,
pero su independencia era superflua; al principiar los victimólogos a
hacerse diferentes preguntas y desarrollar intereses y explicaciones
diversas, aunado a la conciencia del gran sufrimiento que hay en el
mundo por causa del hombre mismo, la necesidad de reducir tanto
padecimiento justifica plenamente el mantener este campo vivo.55
López Tapia dice que: "Victimología es la disciplina que median¬te el
análisis de los datos de los hechos ilícitos (circunstancias del hecho,
características de la víctima y de los delincuentes, armas usa¬das, etc.),
la intervención de testigos y de la policía y de sucesos posteriores por los
que pasó la víctima, trata de buscar soluciones
50 Young-Rifai, Marlene. Victimology: a theoneticalframework. III Symposium, Alemania, 1976.
51 Aníyar de Castro, Lola. Victimología. Universidad del Zulia, Venezuela, 1969, p. 27
52 Ibid., p. 31.
53 Ramírez González, Rodrigo. La Victimología. Editorial Temis, Colombia, 1983, p. 7.
54 Ibidem, p. 9.
p.ll'M redlllr <> elmiiii.u l.i i lelmi neni 1.1 \ p.n.l lep.11,11 el
d.l
Hiiilo a la víeliin.i • '
I1'11 nneslio medio, hemos .ilnm.ido que: la Vittiinoloj^i.i di linnse
como el ( sindio < icniílu o de las víctimas. En este illliplio. la Vil hmolopa
no se a^ola ( olí el estudio del SUJelí del delito, sino que allende a odas
personas que son afeita unos eainpos no delictivos ionio puede ser el de
los an id (lomo puede observarse, en mucho todo depende de lo qur
(hunos poi victima, problema que dilucidaremos más adehu
III AUTORES QUE NIEGAN LA VICTIMOLOGÍA
Kl i creer grupo lo integran aquellos tratadistas que Illt >»olo la
autonomía, sino la posibilidad misma de la exlltincl Vii mitología.
Una de las críticas más acerbas la estructuró Luid JIllU \ .na,''K quien
considera las ideas de Mendelsohn "harto nm| . ,.iteradas y jactanciosas",
negando toda originalidad ,il con -iln mando que: "el asunto no consiste en
crear una iniev» .1110 en poner varias a contribución para establecer el
pttp< vii lima en los delitos".
Sin embargo, el maestro español hace un intento de C i ion de las
víctimas, analiza a la víctima del delito de homlcl( delitos contra la
propiedad, acepta el concepto de "pareja | tonrluye que: "los problemas
de la víctima, más que nuevos i en hoy cargados de nuevo sentido. Pero
si algo puede dañai esludios es la exageración: el querer hacer de ellos
una cienci; independiente de la Criminología y del Derecho Penal, con i
de Victimología o Victimiología".59
Kaiser dice que: "las necesarias uniformidad y multiplicl enfoque
criminológico hacen por ello cuestionable indepen estudio de la situación,
comportamiento y personalidad de la en un plano teórico o configurarlo
como una rama autónon investigación, la llamada Victimología".60
55 Cfr Kirchhoff, Gerd Ferdinand. An endeavorto define Victimology. En: Global perspectiva in Victimology,
p. 37, India, 1995.
56 López Tapia, Guillermo. Victimología y compensación a las victimas. Orimln ui'ims. 1-12, Editorial
Porrúa, S. A. México, 1982, p. 29.
57 Rodríguez Manzanera, Luis. Criminología. 16S edición. Editorial Porrúa, i ,«, 2001, p. 71.
58 Jiménez de Asúa, Luis. La llamada Victimología. Estudios de Derech Criminología I. OMEBA, Buenos
Aires, Argentina, 1961, pp. 19 y ss.
59 Ibidem, p. 40.
60 Kaiser, Günter. Op. cit., p. 93.
Por su parte López Rey afirma que: "la Victimología no es más que el
residuo de una concepción superada de la criminalidad y de la
Criminología",61 agregando que: "es interesante señalar que la mayor
parte de los sostenedores de la Victimología son los que, sin
preten¬derlo, contribuyen más efectivamente a su demolición".62
El autor en estudio se hace una serie de preguntas para justificar su
rechazo a la Victimología, entre ellas que ésta significaría la exis¬tencia
de victimólogos, cuyo papel es oscuro, pues en materia penal ya está
prevista la intervención del sujeto pasivo, y en el caso concreto no parece
haber justificación para hacer el examen de todas las vícti¬mas además
de que el fenómeno victimal representa una pequeña parte del problema
de la criminalidad.
Cressey califica la Victimología como: "Un programa no acadé¬mico
bajo cuyo techo una mezcla de ideas, intereses, ideologías y métodos de
investigación han sido agrupados arbitrariamente." 63
La Victimología no se ha visto, como podemos ver, exenta de
críticas; algunos autores, sin negarla tajantemente la han impugnado en
formas diversas.
Bruinsma y Fiselier 64 consideran que la Victimología se enfrenta a
problemas similares a los que encaró la Criminología en sus oríge¬nes, y
que le impedirán su desarrollo científico.
Estos problemas consisten en la creencia de que las víctimas son un
tipo peculiar de gente, en la inexistencia de grupos de control, en las
muestras no representativas y en lo simplista del modelo crimen-
victimización, en que la víctima puede ser la causa directa.
En el momento actual, el problema se está analizando desde otro
ángulo, que estudiaremos a continuación.
II.5. DIVERSOS MODELOS, TENDENCIAS Y PARADIGMAS
La realidad es que existen diversos enfoques de lo que es la
Victimología.
Estos enfoques dependen en mucho de cómo se defina a la víctima,
lo que está muy ligado a la orientación ideológica y filosófica del
investigador.

61 López Rey y Arrojo, Manuel. Criminología. Tomo II. Editorial Aguilar, Madrid,
España, 1978, p. 145. ......'
62 López Rey y Arrojo, Manuel. Op. di., p. 146. '
63 Cressey, Donald R. Warehousing Crimináis. University of California, USA, 1982.
64 Bruinsma, Gerber y Fiselier, Jan. The poverty of Victimology. III Symposium, Ale¬mania, 1979.
I,;is « oiiicnics que tenemos actualmente son tres: la positivista, l,i
mleíaí (ioiiisi.i y la critica, que han sido consideradas como verda-ilrros
paiadigmas, es decir conjuntos de conocimientos que resuel¬ven (o
¡turnia resolver) determinados problemas (o grupo de pro-ilemas), bajo un
patrón aceptado por una parte de la comunidad cienitifica.65 cada
paradigma tiene su propia ideología (y en mucho la ideo¬logía lleva a
elegir el paradigma) y su modelo para resolver los pro¬blemas que
plantea el propio paradigma.
Para mejor comprensión, elaboramos el siguiente esquema, que
(Hiede ser aplicable tanto a la Criminología66 como a la Victimología.67
Paradigma (teoría)
Tendencia (ideología)
Modelo (perspectiva)
Positivista
Conservadora
Consensual
Interaccionista
Liberal
Pluralista
Crítico
Socialista
Conflictual
Ahora explicaremos cómo puede entenderse la Victimología según
los diferentes enfoques:
A) Victimología conservadora
El enfoque conservador es fundamentalmente positivista y por lo
tanto es causalista, la Victimología estudia las relaciones víctima-( riminal,
y es concebida como una rama de la Criminología.
El modelo de explicación es el consensual, la sociedad es cap¬tada
como una estructura bien integrada persistente y estable, basada en el
consenso acerca de los valores imperantes.
La ley refleja los deseos y esperanzas colectivas, y representa el
sentir popular, por lo tanto, sirve a todos por igual, protegiendo al
ciudadano de la victimización.

65 Para estudiar la teoría de los paradigmas véase: Kuhn, Thomas S. La estructura di l/is revoluciones
científicas. Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
66 Cfr, Michalowski, Raymond J. Perspective and Paradigm. En Theory in Criminology, SAGE Publications,
USA, 1977, pp. 17 y ss.
67 Falandysz, Lech y Kubala, Krysztof. Theoretical Issues and Developments in Victimology. Victimology
Newsletter, vol. 4, núm, 1. Fachhochschule Niederrhein. School of Social Studies. República Federal de Alemania,
1985, pp. 1 y ss.
El criminal es diferente al no criminal y, desde luego, a la víctima.
La víctima es identificada con el sujeto pasivo del delito; los casos de
autovictimización (drogadictos, alcohólicos, prostitutas, otros desviados)
son tratados en forma similar a los delincuentes.
Las víctimas estudiadas son las víctimas conocidas, es decir las que
llegan al sistema de justicia, y el interés máximo es saber si son
"culpables" o "inocentes", debiéndose socorrer a estas últimas.
Esta Victimología, llamada conservadora, criminal, penal o "anti-
victimología", es la que con mayor facilidad adoptan los sistemas de
justicia (independientemente de la ideología oficial), ya que les permite
evadir toda responsabilidad estatal en el fenómeno victimal; las víctimas
lo son por causa de los criminales rebeldes e inconformes, o por su propia
culpa al provocar o precipitar el crimen.
B) Victimología liberal
La Victimología liberal sigue un modelo pluralista, en el que la ley
existe no porque los individuos estén generalmente de acuerdo con la
definición de lo bueno y lo malo, sino precisamente porque están en
desacuerdo.
La sociedad es captada como múltiple y plural, donde coinciden
grupos con diferencias marcadas (raza, religión, status, etc.), y por lo
tanto valores, metas e intereses diversos y aun contradictorios.
Este pluralismo lleva al acuerdo general de un mecanismo que
pueda resolver los conflictos pacíficamente, por lo que se establece el
sistema legal, que es neutral y está por encima de las partes, es tan sólo
el arbitro que dirime las disputas.
La Victimología de corte liberal ha tomado el paradigma interac-
cionista, en que se considera la criminalidad no desde la conducta sino
desde la respuesta que provoca.
La conducta criminal es la que se etiqueta como tal, y por lo tanto, el
sujeto es también etiquetado como criminal o desviado.
Todo esto sucede en un fenómeno de interacción entre etique-tador
y etiquetado, de aquí las diferentes etiquetas para conductas o sujetos
similares.
El sujeto etiquetado tiende a identificarse con su etiqueta, y aun
cumplir la "profecía cumplida".
, El interaccionismo se ha considerado básicamente "victimoló-gico",
sobre todo en conceptos como desviación secundaria (Lemert) o carrera
desviada (Becker), donde el desviado es considerado una víctima.
Las soluciones propuestas van hacia un mejoramiento progresi-de l.i
sociedad y una justicia que logre mitigar el sufrimiento
(!) Virtimología socialista '" ''''
Kl modelo conflictual seguido por la Victimología de corte so-i i.ilistn
reconoce las diferencias sociales, los diversos grupos y sus nmllictos de
valores, metas e intereses
Kl fondo real del conflicto es la lucha por el poder, en que unos li.ii,ni
de obtenerlo y otros de mantenerlo.
La ley defiende los intereses de aquellos que tienen el poder II.M.I
hacerlo; el aparato judicial por lo tanto no es neutro, y protege los
intereses de la clase en el poder, y no de la colectividad en (general.
Esta Victimología censura básicamente el estado capitalista, en el
que se sostiene un orden social y económico que preserva el poder y sus
privilegios, criminalizando conductas que atenían con-11,1 dicho orden.
La Victimología socialista maneja un paradigma crítico, que |)iopone
un cambio de estructuras sociales definitivo, que evite la victimización y la
violación de derechos humanos igualitarios.
Por lo tanto, acepta un estándar de justicia, y capta al Estado } su
sistema de justicia como naturalmente victimizador, ya que atenta
principalmente contra las clases menos privilegiadas de la sociedad; y
olvida las víctimas de la dominación y la represión.
La definición de víctima en este enfoque es notablemente amplia.
11.6. CONCLUSIONES
Independientemente de la posición tomada respecto a la Victi-
mología la mayoría (por no decir la totalidad) de los tratadistas
reco¬nocen que los aspectos bio-psico-sociales, criminológicos, políticos }
legales referentes a la víctima han sido descuidados.
Se ha hecho una toma de conciencia con relación a la víctima; y es
acuerdo unánime que no puede abandonarse el estudio de su
personalidad y su participación en hechos de carácter criminal.
La opinión de que la Victimología debe formar parte de la
criminología es cada vez más difundida; de hecho, no hay criminólogo
moderno que olvide tratar el problema victimal en su obra, aunque pueda
negar la autonomía o existencia de la joven ciencia.118- m- 70
En un principio, tan sólo una minoría aceptaba a la Victimología
como una ciencia separada y autónoma, pero conforme se ha
pro¬fundizado en el estudio de las víctimas, un mayor número de
cien¬tíficos van optando por considerar al menos la posibilidad de
auto¬nomía, tomando en cuenta fenómenos como los de la víctima sin
crimen y autovictimización.
Fattah71 nos relata cómo los esfuerzos tendientes a arrojar luz sobre
el rol efectivo de la víctima dentro de la génesis del crimen y las tentativas
de desarrollar un modelo dinámico que vaya más allá del enfoque de las
características y los atributos, han sufrido un retro¬ceso y han sido
minados por una crítica exacerbante del concepto de víctima catalizadora
o precipitante (aquella que contribuye mayor¬mente a la comisión del
delito).
Ciertos autores han extendido sus críticas al concepto de vícti¬mas
catalizadoras o precipitantes a toda la Victimología acusándola de ser "el
arte de culpar a la víctima".
El hacer alusión a la negligencia de la víctima, a su imprudencia o a
su falta de precaución, es simplemente una manera entre otras, de poner
en evidencia la importancia de factores situacionales o actualizantes y de
subrayar la relación estrecha entre ciertos delitos y las oportunidades de
cometerlos.
Lo anterior no debe ser interpretado como un esfuerzo delibe¬rado
de culpar a la víctima o de disculpar al criminal. Es una tentativa de
explicar los motivos de la agresión y de analizar la cadena de even¬tos
que ha finalmente desembocado en la comisión de un delito.
La preocupación por la definición de la Victimología y de su objeto de
estudio se vio patente en los tres primeros Symposia, dando lugar a
apasionadas discusiones.
Algunos autores han llevado a considerar el debate sobre la
independencia como estéril, así, en el IV Symposium se propuso no
discutir el problema de la autonomía de la Victimología, quedando de
acuerdo en que cada quien puede tener un concepto de la Victimología,
sea éste amplio (en la proposición de Mendelsohn) o restringido, es decir
puramente criminológico.
68 Un ejemplo lo representan: Garrido, Vicente, Stangeland, Per y Redondo, San¬tiago. Principios de
Criminología. Tirant lo Blanch, Valencia, España, 1999, p. 662.
69 Ver también: Herrero Herrero, César. Criminología. Dykinson, España, 1997, p. 156.
70 Por todos: García-Pablos de Molina, Antonio. Tratado de Criminología. Tirant lo Blanch, España, 1999,
p. 105.
71 Fattah, Ezzat. Op. cit., p. 34.
A l.i mism;i < oiirlusión llegó el Convenio de Bellagio (Italia, I'(75),
(|ii<- p.ii ii<> del punto de que no era correcto proponer una iliTilín IDII (
oinplru de la Victimología, a causa de la variedad de las disciplinas
dcscrilas c involucradas en el tema y a causa de su actual ri.ipa de
desarrollo.
KM la i ( unión de Japón se vio ya la tendencia clara a aceptar una
VK limología en sentido amplio y a estudiar categorías victímales
independientes del fenómeno criminal.
Ks necesario tomar una postura al respecto, pues en mucho de ella
depende el resto del desarrollo de esta obra.
Aunque pudiere parecer paradoja, nosotros concedemos en toda HM
amplitud la autonomía a la Victimología, y a la vez aceptamos su
pertenencia a la Criminología.
Kn los siguientes capítulos fundamentaremos nuestra afirma-
• ion; adelantemos ahora cuáles el planteamiento básico.
En cuanto logra identificar un objeto propio y reunir las carac-i< i
ísticas requeridas para toda ciencia factica, la Victimología adquie-i (• su
autonomía científica.
Por otra parte, concurre a formar la gran síntesis criminológica; i|ne
no se puede concebir, sin el análisis de las víctimas.
Nadie negaría que la Biología, la Antropología, la Psicología o l.i
Sociología tienen total autonomía científica, y que su objeto de < .nidio
supera en mucho al fenómeno antisocial.
Nadie duda ya que estas ciencias vienen a conformar la síntesis
• i iminológica, creando un conjunto de conocimientos nuevos, diver-
• .<>s de su objeto original.
Algo semejante sucede con la Victimología; su objeto de estu¬dio es
más amplio que el fenómeno criminal y la relación criminal-VH tima, por lo
que puede manejarse en forma independiente; por otra parte, concurre
con las otras ciencias criminológicas a confor¬mar la síntesis que es la
esencia de la Criminología.
Situación semejante guarda la Fenología, cuya autonomía cien-hlica
ha sido demostrada,72 al identificar plenamente su objeto (la ieacción
social), y esto no obsta para que sea parte fundamental de la
Criminología.
El problema es, por lo tanto, aparente. La solución puede en-
(ontrarse en el reconocimiento de una Victimología General (como de una
Psicología, Sociología o Biología Generales), que estudia a
Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis. Fenología. Editorial Porrúa, México, 2a edición,
todas las víctimas, y de una Victimología Criminológica, concurrente a la
síntesis criminológica y encargada específicamente de estudiar a las
víctimas de conductas antisociales.
En cuanto a los diversos enfoques, teorías y planteamientos, son
naturales y aun necesarios en una comunidad científica.
Es claro que la Victimología nace dentro de un paradigma positivista,
y que es este enfoque el que aún prevalece; reconocemos que en esta
obra utilizamos en diversas partes la metodología propia del positivismo, y
que nos interesan varios de los problemas plantea¬dos por el
mencionado paradigma, pero sin aceptar el modelo con-sensual.
El interaccionismo primero y las tendencias socialistas después, han
abierto indudablemente nuevos campos de investigación, plan¬teando
nuevos problemas y proponiendo soluciones diferentes, que
necesariamente debemos tomar en cuenta.
CAPÍTULO III
LA CIENCIA VICTIMOLÓGICA
III.1. INTRODUCCIÓN
En este capítulo desarrollaremos el tema de la condición cien iilica de
la Victimología, analizando en primer lugar las característi cas de una
ciencia fáctica para poder a continuación situar al con ¡unto de
conocimientos relativos a la víctima en esta categoría.
Necesario es estudiar los problemas del objeto y el método di la
Victimología, pues sólo analizando éstos podremos avanzar en e
conocimiento científico.
La precisión del objeto es fundamental en el trabajo científicc es el
punto de arranque, no puede haber error en esta materia; ei este capítulo
enunciaremos el objeto, a reserva de desarrollar!'
posteriormente.
En cuanto al método, daremos algunas reglas generales, reca (ando
su importancia, pues es requisito indispensable en el quehace científico, y
mencionaremos algunos avances en esta materia.

III.2. LA VlCTIMOLOGÍA COMO CIENCIA FÁCTICA '


'"
Un primer problema a resolver es si la Victimología puede ten<
categoría científica, cuestión bien diferente a si puede tener autoni mía
científica; en este apartado nos dedicaremos a tratar de resolví
c-1 primer dilema.
Entendemos por ciencia el "conocimiento racional, sistemátic exacto,
verificable y por consiguiente falible".73
Las ciencias pueden clasificarse en dos grandes categorías: fe males
o ideales y fácticas, materiales o empíricas.

73 Bunge, Mario. La Ciencia, su Método y su Filosofía. Siglo XX. Bueno» Aires, Argí tina, 1976, p. 9.
Las ciencias formales demuestran o piiub.m, utilizan la lógica y
manejan símbolos vacíos.
Las ciencias fácticas verifican hipótesis, y requieren de la
obser¬vación y/o de la experimentación, utilizando símbolos
interpretados. La Victimología formaría parte de las ciencias fácticas,
reunien¬do requisitos de racionalidad y objetividad.
La racionalidad se interpreta como el uso de conceptos, juicios y
raciocinios que pueden combinarse de acuerdo a normas lógicas,
organizados en sistemas de ideas, en conjuntos ordenados de
propo¬siciones, es decir de teorías.
La objetividad se logra en la aproximación con el objeto y la
verificación de las ideas con los hechos.
Siendo así, la Victimología debe fortalecer su categoría científi¬ca
reuniendo una serie de características que son, de acuerdo al esquema
propuesto por Mario Bunge:74
La j 'adicidad; debe partir de los hechos y volver a ellos, debe utilizar
datos empíricos, pero a la vez ser trascendente, ir más allá de los hechos
mismos, racionalizando la experiencia, sin limitarse a describirla.
Debe ser analítica: abordar problemas concretos
descomponién¬dolos en sus elementos, esto implica la especialización.
Los conocimientos obtenidos deben ser claros y precisos, lo que les
va a dar la categoría de comunicables.
La verificación es considerada una característica científica clave, el
conocimiento debe aprobar el examen de la experiencia, lograda a través
de la observación y de la experimentación.
El método es otro gran requisito, la ciencia no es errática sino
planificada. A este problema, por su importancia, dedicaremos varios
párrafos más adelante.
La Victimología debe ser sistemática, y no un agregado de
infor¬maciones inconexas, sino un sistema conectado lógicamente entre
sí. Todo hecho victimal debe ser clasificable y legal, entendiendo por legal
su capacidad de ser sometido a leyes científicas.
Así, se debe llegar a la explicación y a la predicción. Efectivamente,
la Victimología debe ser explicativa, debe intentar explicar los he¬chos en
términos de leyes, y éstas convertirlas en principios.
El conocimiento es predictivo en cuanto trasciende el conjunto de
experiencias de los hechos, imaginando el pasado para decir cómo debe
ser el futuro en el fenómeno estudiado. La predicción pone a prueba la
hipótesis.
74 Bunge, Mario, op. cit., pp. 16 y ss.
Finalmente, npin.mios <|iir la Victimologfa debe ser abierta, fal lile y
úiil.
La tififilnid ronsiMr (ii el reconocimiento de la falibilidad, e no cenarse
en dogmas ni axiomas, en saber que todo conocimienl (imliTuo es
superable.
La falibilidad del conocimiento científico es aceptada por tod( los
hombres de ciencia del momento actual; el vicümólogo debe pr sentar
teorías para que puedan ser aceptadas, refutadas, corregida aumentadas
o limitadas.
Además, la Victimología debe ser útil, buscar la verdad (cientí: < a) y
su aplicación para el bien, en este caso la mejor comprensic de los que
sufren, la atención y la prevención victímales.
Con lo anteriormente expuesto, fundamentaremos nuestra cree cia
de que a la Victimología debe reconocérsele su categoría cien tica, pues
reúne los requisitos exigidos a toda ciencia fáctica.
Es de entenderse que una ciencia en proceso de fortificacic tenga
aún errores, tautologías y contradicciones, y que sus leyes teorías sean
aún escasas, pero es admisible que, en lo esencial, 1 alcanzado la tan
preciada calidad científica.
III.3. EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA VICTIMOLOGÍA
Una vez asentada la categoría científica de la Victimología, necesario
fijar su objeto de estudio y el método a seguirse.
La precisión del objeto es fundamental en toda la problemáti
victimológica, y en mucho depende de cómo contemplemos el o jeto, si
consideramos a la Victimología como ciencia y si le conced mos
autonomía o no.
El objeto de estudio es, en primer lugar, la víctima, en genei parece
no haber oposición para este postulado básico.
Mendelsohn,75 Aniyar7B y Moura,77 en sus respectivas obras, co
sideran que la Victimología, de acuerdo a este primer objeto de < tudio,
está construida sobre tres planos constitutivos:
I. El plano primordial sería bio-psico-social: el sujeto puesto < frente
a todos los factores que lo estimulan a convertirse en víctirr comprendidos
los casos en los cuales no existe la otra parte de
75 Mendelsohn, Beniamin, op. cit.
76 Aniyar de Castro, Lola, op. cit. (Victimología), p. 26.
77 Moura Bittencourt, Edgard. Vittima. Editora Universitaria de Direito, Ltda. 5 , Brasil, s.f., p. 27.
pareja penal, o sea el delincuente. Por ejemplo, los accidentes de trabajo
o de tránsito, en los cuales se es víctima del propio acto; en estos casos
se habla de víctima independiente;
II. El plano criminológico, sobre el cual el problema de la
per¬sonalidad de la víctima está en relación bio-psico-social solamente
con el conjunto de los problemas de la criminalidad, y siempre desde el
punto de vista terapéutico y profiláctico victimal, y
III. El plano jurídico, el cual consideraría a la víctima en rela¬ción con
la ley, sea ésta penal o bien civil, para los casos de resarci¬miento de los
daños por ella sufridos.
Este esquema parece ser lo suficientemente amplio, pues admite
tanto la víctima del criminal como a otras víctimas, así como diversos
campos de aplicación.
Góppinger nos señala que, en el objeto de la Victimología, "son
subsumidas no sólo las víctimas de los delincuentes, sino también
aquellas personas que llegan a ser víctimas sin la intervención de otros, o
que llegan a sufrir daños (accidentes laborales, accidentes en viaje, etc.,
'el accidentado'); para la Criminología, estos campos ofrecen, a lo sumo,
interés a los fines de una contemplación comparativa".78
La opinión de Góppinger es coherente con su enfoque de la
Victimología, sin embargo, podemos comprobar que el análisis de la
víctima fuera del contexto criminal ofrece un interés que va más allá de la
simple contemplación comparativa.
Siguiendo a Vasalli, Nieves afirma que en el ámbito de los estu¬dios
criminológicos, deberían ser incluidas conductas no tipificadas como
hecho punible. En la misma forma, "los análisis y estudios victimológicos,
deben extenderse a conductas que si no son descritas por la ley como
delitos o falta, sin embargo, poseen un gran índice victimogenético y que
de sus conclusiones podría deducirse que constituye una gran fuente de
penalización, o cualquiera otra medi¬da sustitutiva".79
Este enfoque amplio es el que nos satisface para una Victimología
Criminológica, cuya finalidad, en palabras de Fattah, es "desarrollar, por
el estudio profundo de la víctima, un conjunto de reglas gene¬rales y de
principios comunes así como otro tipo de conocimientos que pueden
contribuir al desarrollo y al progreso de las ciencias cri¬minológicas y
jurídicas, permitiendo una mejor comprensión del
Icnónu-ini <Miiiiii.il, de los procesos criminogénicos, de la personz
lid.id \ <lc l,i peligrosidad del delincuente".80
Sin embargo, para una Victimología general el campo de acciói nos
parece limitativo, y proponemos, de acuerdo a los autores y mencionados,
a la víctima en general, es decir, a la víctima de conduc las no criminales,
criminales, o hechos fortuitos, como objeto pr: mordial de la Victimología.
La definición amplia de la víctima ha sido adoptada, según Gei;
(lliappell y Agopian,81 por múltiples tratadistas, como Carranza E
Scparovic Z., Hatchard, Jackovljevic, Jancovic, Halasi, Trifftereí etc., que
en el V Symposium presentaron trabajos sobre sujetos tai variados como
refugiados, minorías, desviados, presos políticos, e> cluidos de educación
y empleo, y sobre víctimas de desastres ñau. rales, abusos de poder,
discriminación, conflictos armados, contara nación, etcétera.
Pero el objeto de estudio no puede limitarse a la víctima en s
pues parece lógico, como veremos más adelante, atacar el objet
desde tres niveles de interpretación, a saber: .
a) Nivel individual: la víctima ..
b) Nivel conductual: la victimización '
c) Nivel general: la victimidad .
Es decir, el objeto de estudio no se circunscribe a la víctima, s
personalidad y características; debe estudiarse también su conduele
aislada y en relación con la conducta criminal (si la hay), así com el
fenómeno victimal en general, en su conjunto, como suma d víctimas y
victimizaciones, con características independientes de la individualizadas
que la conforman.
Estamos totalmente de acuerdo con Anttila 82 en que uno de le
peligros de la investigación victimológica es el obtener conclusiones d
estudios singulares de las características individuales de las víctima: Ks el
mismo error en que incurrió la Criminología al estudiar solamer te al
criminal, olvidando que éste y su víctima son dos partes d( mismo
problema, que interaccionan dentro de un contexto socia
No es válido el sacar conclusiones en un nivel basándose e otro, es
decir la conducta no explica al individuo, así como el cas individual no
explica la generalidad, ni ésta puede aplicarse a tod
78 Góppinger, Hans, op. cit. (Criminología), p. 362.
79 Nieves, Héctor. Hacia una Victimología Comparada. Universoiad «fe Carabobo, Vene¬
zuela, 1979, p. 5. ' ..-'• '
80 Fattah, Abdel Ezzat, op. cit. (Quelques problemes...), p. 336.
81 Geis, G.; Chappell, D.; Agopian, M. Reporte del V Symposium Internacional Victimología. Zagreb,
Yugoslavia, 1985.
82 Anttila, Inkeri. Wko are the victims of crínws? II Symposium. USA, 1976.
caso individual, que podría ser exactamente la excepción que con¬firmara
la regla.
Debe pues tenerse un extremo cuidado para precisar el objeto, y el
nivel de interpretación en que vamos a trabajar, para no expo¬nernos a
obtener conclusiones falsas.
Debemos recordar que el objeto determina el método y una
confusión de nivel de interpretación, o una falsa elección de objeto nos
llevará a equivocarnos de método, lo que equivale a una inves¬tigación
desacertada.
III.4. EL MÉTODO ,
Método es el medio de que se vale o el camino que sigue una ciencia
para adquirir el conocimiento de su objeto.83
El método es un procedimiento regular, explícito y repetible para
hacer algo; en materia científica, es la forma de resolver problemas.
Si la Victimología presume de categoría científica, debe seguir un
método afín a la misma categoría.
Existen dos métodos: el general, que es adoptado por toda la ciencia
y el especial, que se utiliza en cada problema en particular.
El método científico en lo general sigue reglas fundamentales, ya
enunciadas por Descartes en su Discurso del Método.64
La Victimología, en cuanto a ciencia fáctica, debe atenerse a las
reglas científicas generales, pero para lograr una total autonomía, debe
buscar los métodos especiales que puedan resolver sus pecu¬liares
problemas.
Hay autores que consideran que el método debe ser el mismo que
utiliza la Criminología,85 esto parece ser equivocado; ya Mendel-sohn ha
señalado, por ejemplo, que la Victimología no debe valer¬se de la
metodología criminológica para el examen de la personali¬dad de la
víctima, cuya situación es profundamente diversa de aquella del
agente.86
Hasta el momento, es verdad que la Victimología ha seguido los
pasos de la Criminología, y ha procurado seguir una metodología de corte
criminológico; diversos autores han llamado la atención en este
83 Cfr. Apel, Max y Ludz, Peten Diccionario de Filosofía. UTEHA. México, 1961, p. 211.
84 Descartes, Rene. Discurso del Método y Meditaciones Metafísicas. Bruguera, España, 1972, p. 89.
85 Santcs Seixas, J. W. Pequeño Dicionário de Criminología. Pro-Livro, Sao Paulo, Brasil, 1976, p. 161.
86 En el mismo sentido: Moura Bittencourt, op. cit., p. 46.
punto, recomendando, tal como lo hemos mencionado, que la Victi-
mología del»- desarrollar su propia metodología.
l'ara Mendclsohn, la Victimología implica específicamente la
detección de medios y técnicas de investigación, así como la elabo-i.irión
de test victhnológicos, la medición y explicación de éstos, y la unificación
de una terminología propia.87
El punto de partida, independientemente del modelo elegido, es *¡in
duda la observación, que consiste en examinar atentamente el objeto.
De la observación se pasa a la descripción, definiendo en prin-i i|>io
el objeto, no por sus predicados esenciales, sino dando una idea general
de sus partes o propiedades.
El paso siguiente es el de la clasificación, en nuestro caso, una ve/,
observadas y descritas las víctimas, las relaciones victímales, la
vietimización y la victimidad, pasaremos al intento de establecer una
tipología, de ordenar o disponer por clases.
Finalmente viene la explicación, es decir el intento de formu-l.ir leyes,
o sea encontrar relaciones constantes entre los diversos fe¬nómenos.
Las leyes deben constatarse; ya mencionamos la verificabilidad i
«uno una característica básica del conocimiento científico. Para esto es
de gran utilidad la experimentación.
Experimentar es provocar una observación, la que podemos diri¬gir,
reproduciendo el fenómeno e intentando controlar las variables.
La experimentación en Victimología es por demás limitada, por
i.i/ones éticas, sociales y jurídicas.
Parece lógico que no es posible reproducir el fenómeno victimal, ijiie
no es dable victimizar a título de experimento científico.
Sin embargo, la Victimología no se reduce a una ciencia de
observación pura; es indudable que en materia de prevención victimal es
necesario experimentar para poder obtener éxito.
Lo mismo podríamos decir en el terreno de la clínica victimal, en el
que es indispensable ensayar las diversas técnicas para el tra¬tamiento
de las víctimas.
III.5 LA INVESTIGACIÓN VICTIMOLÓGICA
En 1975 se celebró un Convenio Internacional de Estudios sobre
Victimología en la Ciudad de Bellagio, Italia, de particular interés pues se
analizó la problemática metodológica.
87 Mendelsohn, Beniamin. Victimology and the Technical and Social Sciences, Victimology, u new focus.
Vol. I (Drapkin). Lexington Books. USA, 1974, p. 33.
Entre las conclusiones, se consideró que, hasta esc momento, las
áreas básicas a las que se ha dirigido la investigación en materia
victimológica son:
1. El papel de la víctima. Se trata de averiguar hasta qué punto la
víctima ayudó, contribuyó, fomentó, dio lugar o participó en su propia
victimización.
En este sentido son importantes las dificultades metodológicas, y las
necesidades para futuros trabajos, principalmente en lo relacio¬nado a la
terminología (participación, vulnerabilidad en lugar de precipitación y
provocación).
2. El reporte del delito. Una área de interés sustancial es el conocer
por qué las personas llaman a la policía en busca de ayuda para sí o para
otros.
Aquí es importante conocer los factores que conducen a un aumento
en reportes, así como los factores que llevan a una dismi¬nución en los
reportes.
Estas investigaciones tienen implicación para conocer cuáles
factores están relacionados y cuáles no, y cómo lograr una mayor
cooperación con la policía.
3. La víctima y el sistema de justicia penal. La .víctima está
relacio¬nada con el sistema de justicia penal, principalmente en los casos
en que denunció.
La investigación se ha centrado sobre las formas en que las
de¬cisiones de la víctima afectan al sistema de justicia penal, la
percepción de la víctima del sistema penal en cuanto a sus decisiones, y
la forma en que la víctima es afectada por el proceso y las decisiones
judiciales.
Actualmente, la investigación se ha ampliado notablemente, y ha
salido en mucho de los límites criminológicos, abarcando cada vez mayor
cantidad y variedad de campos.
III.6. DIVERSOS MÉTODOS
En la mencionada reunión de Bellagio, se concluyó que, en lo
re¬ferente a investigación y metodología, hay cinco títulos principales:
métodos de encuesta; métodos de archivo (datos de policía o de médico
forense); métodos de observación; diseños experimentales; e
investiga¬ción no cuantitativa. Para ser útiles en el desarrollo de la teoría,
pre¬vención guiada o tratamiento, y modificación del sistema de justicia
criminal, estos métodos deben sujetarse a los criterios de confianza en
relaciones casuales y generalización, como se muestra en la tabla 1.
Además, estarán restringidos por los costos y consideraciones éticas.
TABLA
Como guía para las personas interesadas en investigación sobre
víctimas, cada uno de los cinco métodos está indicado como "alto" o
"bajo", en términos de que también han sido estimados para pasar los
criterios, sus costos y el punto hasta el cual ocasione problemas éticos.
Están indicados los usos y ventajas de cada uno.
Haremos algunas observaciones sobre estos diversos métodos.
III.6.1. Los cuestionarios
En 1937, Mendelsohn publicó un cuestionario de más de 300
preguntas para preparar las defensas penales.88 En este cuestionario se
indagan datos del presunto delincuente y de su víctima, desde diversos
puntos de vista, debiendo aplicarse al acusado y a aquellas personas que
pudiesen tener información del caso.
Se intenta obtener en detalle las características de la personali¬dad
del acusado desde un punto de vista bio-psico-social, y paralela¬mente,
datos concernientes a la personalidad de las víctimas y de las relaciones
entre ambas personalidades.
Este puede ser uno de los puntos de partida en la investigación
victimológica, y obviamente se centraba en las víctimas "conocidas", es
decir en aquellos sujetos cuya victimización era de tipo delincuencial y
llegaban por esto a la administración de justicia.
La investigación victimológica se dirigió entonces hacia las víc¬timas
(conocidas) de un delito, poniendo énfasis en el estudio de la
personalidad del ofendido y el papel que ésta juega en la comisión del
hecho punible.
La información puede obtenerse en varias formas; la más lógica es la
entrevista y la observación directa de la víctima, aunque esto no siempre
es posible (en homicidio por ejemplo), por lo que se recurre al
interrogatorio del delincuente, y a la investigación con aquellos que hayan
tenido conocimiento directo del ofendido.
Lo aconsejable en este modelo es utilizar todas las vías por las que
podamos obtener información, no sólo las personales mencio¬nadas, sino
también las documentales, como registros, informes periodísticos,
etcétera.
Este modelo, demostró su gran utilidad, principalmente en sus
aplicaciones en el medio de la administración de justicia, dando al juez
mayores elementos de juicio.

88 Mendelsohn, Beniamin. Method to be used liy counseffor t$e, dífeAse in researches made into the
personality of the criminal. Revue de Droit Penal et de Criminologie, 1937, pp. 877 y ss. Bélgica, 1977
(mencionado en The origen of Victimology).
111.6.2. Método clínico
De aquí se pasó al modelo clínico, con el estudio directo de 1
víctima, aplicando (esto es incuestionable) una metodología de cort c
riminológico, en mucho porque los encargados de hacer los estv dios eran
los mismos profesionistas que realizaban exámenes y obse: vaciones en
delincuentes.
Todo lo anterior representó un gran avance, y proporcionó un gran
cantidad de conocimientos, sin embargo, se puede cometer < mismo viejo
error de la Criminología tradicional: estudiar tan sólo las víctimas
conocidas y, podríamos decir, "captadas" por el sistem de justicia,
olvidando a las demás víctimas, tal como la Criminologí tradicional estudió
sólo los delincuentes "capturados".
En varias partes de esta obra regresaremos sobre el modelo clínic de
investigación de la víctima.
111.6.3. Las encuestas
Se procuró después averiguar qué pasa con las víctimas "deso
nocidas", o sea aquellas que quedan fuera del sistema de justicia.
Al método de encuestas le dedicamos el apartado 7, en vista d
su peculiar desarrollo.
111.6.4. Investigación en archivos
Generalmente son menos confiables que las encuestas, pero <
necesario utilizarlos.
Los más confiables son los reportes sobre homicidios y suicidio
La ventaja de los archivos es que pueden relacionar a faetón
macroestructurales como desempleo, inflación, urbanismo, etcéter
Estamos conscientes, tal como se expuso en el VII Congre; para la
prevención del delito de la ONU, que: "Las estadísticas ofici les sobre
delincuencia proporcionan una imagen inadecuada y a veo realmente
distorsionada del verdadero alcance de la victimización"
111.6.5. Otros métodos
Además de los métodos mencionados, se está trabajando en
desarrollo de técnicas para lograr descubrir factores victimógenos e

89 VII Congreso de la ONU. Milán, 1985. A/conf.121/122, p. 158.


de accidentes de trabajo y de la circulación, todo ello para lograr diseñar
programas cl( prevención y medidas terapéuticas para evitar la
reincidencia vicümal.
111.6.6. El futuro
Finalmente, debemos mencionar que la Victimología proporcio¬na el
acceso a nuevos campos de investigación, así, en palabras de Aníyar:90
"Una manera de hacer Victimología es estudiar la personalidad y las
condiciones de la víctima, sus motivaciones, pulsiones y tenden¬cias.
Otra manera, es analizar los mecanismos de la dinámica social capaz de
sacrificar un grupo determinado de personas en la búsqueda de los
objetivos prevalentes de la ideología del sistema. Es decir, la victimización
por obra de las fuerzas del sistema social."
111.7. LAS ENCUESTAS DE VICTIMIZACIÓN
El estudio de las víctimas desconocidas u "ocultas" demostró i ni.i
extraordinaria utilidad, principalmente en sus aplicaciones al
descubrimiento de la "cifra negra" de la criminalidad.
Por diversas causas, una gran cantidad de delitos no llegan al
conocimiento de las autoridades,91 y esto constituye la llamada "cifra
negra" u "oculta" de la criminalidad.92
Se procedió entonces a las encuestas de victimización,
consisten¬tes en la aplicación de cuestionarios a una muestra de la
población, haciendo preguntas sobre las características de los hechos por
los cuales una parte de la muestra se ha convertido en víctima.93
Las encuestas de victimización responden, en realidad a diversos
objetivos, entre los principales podemos mencionar:94
1) Evaluar la frecuencia y distribución de diversos delitos, es decir,
obtener informaciones exactas sobre la amplitud y distribución de la
criminalidad.

90 Aníyar de Castro, Lola. Los desviados como víctimas. Capítulo criminológico 2. Universidad del Zulia,
Maracaibo, Venezuela, 1974, p. 96.
91 Cfr. Hentig, Hans von. El delito desconocido. Espasa Calpe. Madrid, España, 1969.
92 Cfr. Hood, Roger y Sparks, Richard. Problemas clave en Criminología. Biblioteca para el Hombre
Actual. Guadarrama, España, 1970.
" Cfr. Vetter, H. y Silverman, op. cu., p. 350.
94 Cfr. Vázquez, Ángela. La víctima como objeto de la Criminología. Criminalia. Año XLIX, núm. 1-12.
Editorial Porrúa. México, 1983, p. 95.
U) Kvalnai las repercusiones de ciertos delitos sobre las víctimas,
principalmcnie se pretende llevar a cabo una evaluación de los costos
(liic-ctos, en términos de pérdidas financieras y de los daños perso¬nales
sufridos por las víctimas.
3) Valorar el riesgo de victimización o de ser víctima de un crimen.
Se prevé, a través de las encuestas, acrecentar el conocimien¬to sobre
diversos factores, como variables demográficas, ciertos
com¬portamientos, etcétera.
4) Obtener indicadores sobre el funcionamiento del sistema de
justicia penal, tanto en su operatividad real como en la percepción que de
él tiene el público.
En Bellagio, se dijo que las razones básicas para las encuestas de
victimización son:
1. Existe la función de indicador social (como indicadores más
precisos cuando se estudia la problemática criminal que otras fuentes).
2. Para la prevención del crimen y evaluación de los programas.
3. Función de control político-social (funciones y planes son más
precisos con estadísticas de victimización que por estadísticas
incompletas y distorsionadas del delito).
Se agregó que los principales objetivos de las encuestas de
víc¬timas son:
a) Una mayor exactitud en las medidas de incidencias a la
victi¬mización criminológica, y
b) La investigación del impacto de la actividad criminal en la
población en general.
En un estudio del LEAA,95 se dijo que las encuestas pueden dar
información sobre:
a) Estimar el valor de lo perdido, daños causados, medidas
to¬madas para prevenir más crímenes, pólizas de seguro, etcétera;
b) Obtener descripción directa de los delincuentes y con ello,
adquiriendo la información nueva por primera vez desde 1930;
c) Conocer el modus-operandi de los delincuentes, incluyendo el uso
de armas, medios de acceso a sus víctimas, la eficacia de alarmas,
inutilidad de hacer desistir al delincuente, y
d) Descubrir quién llama a la policía y por qué; qué sucede cuando lo
hacen, y si están o no satisfechos de los resultados.
95 Citado por López Tapia, Guillermo, op. cit.
Las encuestas de victimización no se han visto exentas de crí¬ticas,
así, Young Rifai expone algunos problemas y soluciones al respecto:96
a) Algunas preguntas para hacer los registros sobre el impacto de la
victimización criminal y del miedo a la misma, no han sido formulados con
precisión, sino con escaso rigor;
b) Las causas verdaderas del miedo y los tipos específicos de im-
pacto negativo no han sido definidos precisamente para tener medi-
das cuantitativas, y
c) La determinación del impacto y del miedo por la victimización
criminal son problemas basados en presunciones hechas sobre las
consecuencias negativas de la victimización, estas consecuencias han
sido obtenidas por casos subjetivos e impresiones personales pero no
han sido documentados por estudios cuantitativos.
Por su parte, Bustos y Larrauri señalan como objeciones de tomar en
cuenta:97' 98
a) Son incapaces de recoger delitos de cuello blanco;
b) Tienden ineludiblemente a sobrerepresentar el delito común;
c) Están subrepresentadas las víctimas más vulnerables y las
víc¬timas múltiples;
d) Se minimizan los delitos acontecidos en el área privada;
e) Hay una serie de fallas técnicas, como puede ser la diferencia
entre el concepto legal y el popular del delito, y
f) Pueden ser fácilmente cooptadas por los sectores políticos más
partidarios de endurecer el Derecho Penal.
El trabajo con encuestas se ha generalizado e internacionalizado,
así, Estados Unidos de Norteamérica publica anualmente su National
Crime Victimization Survey (NCVS)99 y a nivel internacional es invaluable
la obra de J. van Dijk y la International Crime • Victims Survey (ICVS),
iniciada en 1987, con el seguimiento de 54 países.100

96 Young-Rifai, Marlene. Methods ofmeasuring the impact of criminal victimization survey. III
Symposium. Alemania, 1979.
07 Bustos, Juan y Larrauri, Elena. Victimología: Presente y Futuro. Editorial Themis. Bogotá, Colombia,
1993, p. 58.
98 También: Larrauri, Elena. Victimología, en: De los Delitos y de las víctimas. Editorial Ad-hoc.
Argentina, 1992, pp. 288 y ss.
99 U.S. Department of Justice. Bureau of Justice Statistics. Criminal Victimization in the United States.
100 ijn resumen puecje verse en: Dijk, Jan J. M. van. Caringfor Crime Victims. Criminal Justice Press.
USA, 1999.
Efectivamente, si bien las encuestas de victimización son
supe¬riores al trabajo sobre registros policíacos o judiciales, debemos
tener un gran cuidado, pues las respuestas de la víctima o presunta
víctima consisten en lo que ella capta como crimen o delito, además,
siempre hay la posibilidad de que la persona haya sido víctima sin
saberlo.
Los problemas metodológicos son muy similares a los de encues¬ta
sobre delito.
La versión de las víctimas acerca de los sucesos está limitada a
fallas de memoria, distorsión de los hechos por el tiempo transcurri¬do,
ocultamiento o invención de la información.
Para una correcta medición y análisis en materia de victimización se
sugieren tres medidas:
1. Una rigurosa prueba de las preguntas que para hacer los registros
van a ser empleadas.
2. Un estudio completo será necesario para definir las causas }
manifestaciones del miedo y del impacto de la victimización criminal,
3. Será necesario validar empíricamente las presunciones de las
consecuencias de victimización.
En la parte conducente de este trabajo relataremos los resulta dos de
algunas encuestas de victimización.
III.8. LA INTERDISCIPLINA ,
La Victimología debe utilizar un método interdisciplinario, er otra
forma no puede llegarse al conocimiento integral de la víctima
En el momento actual de desarrollo científico esta forma d< trabajo
es común, más aún tratándose de problemas sociales.
Es difícil para una sola disciplina resolver en forma total ui problema
sin concurrencia de otros conocimientos.
La cuestión había sido ya captada por Mendelsohn: "La Victimólo gía
implica específicamente, el descubrimiento de medios de inves ligación y
elaboración de pruebas, recursos, terminología única, etc Para lograrlo,
es necesario que un grupo de científicos inicie algún; acción en favor de
la Victimología, con un espíritu como el descriti antes. Principalmente, le
incumbe a los médicos, sociólogos, psiquic iras, psicoanalistas,
criminólogos y juristas. Es necesario señalar, ei esta primera ocasión, el
interés y colaboración de los ingeniero mecánicos y electricistas,
ecólogos, ciberneticólogos, demógrafos, etc Algunos de ellos contribuirán
al conocimiento de varias categorías d víctimas que le interesan a la
sociedad como factores causales. Otros
podrán sugerir soluciones o problemas que únicamente las ciencias
técnicas son capaces de proporcionar." 101
Efectivamente, en la amplia Victimología general, el volumen de
problemas a resolver es de tal magnitud, que sólo con la concurren¬cia
de una gran variedad de conocimientos se puede obtener éxito.
Por lo tanto, la Victimología general se vislumbra como una ciencia
sintética.
Hasta aquí no parece haber problema, la cuestión principia en lo
referente a la Victimología criminológica: ¿Debe ser una ciencia sintética
que se compone de Antropología victimal, Biología victimal, Psicología
victimal, Sociología victimal, etcétera?
¿Es por lo tanto una síntesis que pasa a conformar otra síntesis
(como puede ser el caso de la Criminalística)? ¿O basta su inclusión a la
síntesis criminológica para resolver el problema?
Por razones prácticas (principalmente la falta de especialistas), nos
parece que el nivel criminológico, bastaría la inclusión de la Victimología a
la interdisciplina criminológica para resolver el pro¬blema, siempre y
cuando se esté haciendo verdadera interdisciplina, es decir una
retroalimentación, un trabajo en forma de Feed-back, un esquema circular
en el que la contribución de cada uno de los especialistas complete y
enriquezca las conclusiones de los demás.

101 Mendelsohn, Beniámin, op. cu. (La Victimología y las tucaiáaéa & la sociedad..., p. 76.
CAPÍTULO IV
VICTIMOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES

IV. 1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo lo dedicaremos a estudiar las relaciones de la Victi
inología con las llamadas Ciencias Penales; esto desde luego va redu
riendo nuestro campo de estudio, pues quiere decir que nos limita MÍOS a
la victimización producto de una conducta antisocial.
La Enciclopedia de las Ciencias Penales (llamada también Constela
/• ion), es el esquema de las ciencias que se ocupan de estudiar er alguna
forma las conductas consideradas antisociales y las normas (|iie las rigen.
Cada autor tiene su propio esquema, por lo que no entraremos ,i la
discusión del mismo, simplemente expondremos el que usare 11 ios en
esta obra, sin pretender que sea el único verdadero o válido.101
Las ciencias penales pueden dividirse en cinco grandes rubros .1
saber:
I. Las ciencias criminológicas, que conforman la Criminología
Antropología, Biología, Psicología, Sociología, Criminalística, Victimo
logia y Fenología.
II. Las ciencias histórico-filosóficas, que comprenden la Historia la
Filosofía y la comparación de las ciencias penales.
III. Las ciencias jurídicas, integradas por el Derecho Penal, De iccho
Procesal Penal, Derecho Ejecutivo Penal, Derecho de Policíí y Derecho
Victimal.
IV. Las ciencias médicas, a saber: Medicina Forense y Psiquiatría
Forense.
V. Las ciencias denominadas básicas, esenciales o fundamenta les,
que son: la Metodología y la Política Criminológica.

102 En caso de duda, remitimos a nuestra obra Criminología, capítulo IV, Editoria l'orrúa (16S edición),
2001.
Cada una de estas ciencias guarda una gran autonomía, pero a la
vez tiene una apreciable cantidad de ligas con todas las demás
disciplinas; en realidad, en múltiples casos se van uniendo,
entrete¬jiendo, para dar conocimientos y soluciones a problemas
complejos, sin que por ello puedan confundirse entre ellas, pues se
manejan con métodos y técnicas diferentes.
La Victimología se relaciona así con toda la enciclopedia penal,
aporta y recibe conocimientos, sugiere soluciones, acepta sugerencias y
se va convirtiendo en parte indispensable del trabajo interdisciplinario.
Actualmente, ha surgido un gran interés por la materia victimo-lógica
no sólo en el campo de la Criminología, sino también en otras disciplinas,
penales o no penales, así como en los diversos órganos de justicia penal,
y en otras instituciones oficiales o privadas.
En tanto que, en el mundo científico el interés es tratar de explicar el
fenómeno victimal, a nivel institucional la preocupación se va centrando
en la reparación del daño y en el auxilio y asistencia a las víctimas.
IV.2. VICTIMOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA
Como hemos expresado, no nos parece descabellada la idea de una
ciencia Victimológica de amplio espectro, con una gran autono¬mía, y un
objeto de estudio de gran extensión.
La Victimología ha nacido a la sombra de la Criminología, como ésta
en sus inicios lo hizo con respecto al Derecho Penal.
Por esta razón, la Victimología ha adoptado terminología y
meto¬dología criminológica, pero en forma alguna puede confundirse con
la Criminología.
En nuestra opinión la Victimología, o por lo menos una parte de ella,
la Victimología Criminológica, viene a formar parte de la síntesis
criminológica.
A la Criminología le interesan las víctimas de los crímenes, es decir
de conductas antisociales que atenían contra el bien común.
Difícilmente puede explicarse el fenómeno criminal sin su
con¬traparte, el fenómeno victimal; parecería ser idéntico
acontecimien¬to, pero no lo es, el enfoque es totalmente diverso.
El unilateral análisis del criminal, sin considerar a su víctima, ha
demostrado su pobreza en el momento actual.
Por mucho que logremos una anatomía biopsicosocial del criminal,
nuestra comprensión es trunca si no tenemos el estudio de la víctima.
Así, la Victimología pasa a formar parte de la síntesis i iiiinii<)l(i|M( .1,
sin perder su autonomía (como no la pierden la Psico-l<IJM.I <> l.i S<H
i<>logia).
"Kll.i no es una rama de la Antropología criminal, porque no se li.i .H
(-piado, desde luego, que la víctima pertenezca a esta categoría, aun <
uando sea posible que el status de víctima pueda, en determi¬nadas
circunstancias, pasarse al status de agente criminal. No es, tam-|H• <• <»,
e indudablemente, sociología criminal, porque sabemos que rsia se ocupa
del delito como fenómeno de masa. Si la Criminología HC considera
política criminal, menos aún podríamos citar nuestro rsindio bajo esta
denominación."103

Efectivamente, se puede apreciar con claridad su diferencia con las


demás ciencias, y a la vez su íntima relación. "En realidad la
Crimi¬nología es la ciencia del fenómeno criminal en su conjunto, y la Vi(
limología, que estudia uno de los aspectos interpersonales de la conducta
criminal, se le integra perfectamente." 104
Es de aclararse, que esta integración no implica exclusividad, la
Victimología no permanece únicamente ligada a la Criminología, sino que
"está relacionada con muchos campos de especulación, le (pie explica la
necesidad de especialización de estudios ligados '¿ la víctima. El conjunto
de conocimientos sobre el papel de ésta en k génesis del delito y en las
relaciones sociales, económicas y jurídica; ya ha asumido una forma
nítida, no se liga a una ciencia sola (muchc menos se ligará
exclusivamente a la Criminología), sino que se Ínter comunica con otras
varias. La necesidad de su autonomía podré perfectamente, con la
elevación de los progresos, estudios y resulta dos, ser tomada en buena
consideración".105
Estudiemos a continuación cuál es el lugar que, a nuestro en tender,
ocupa la Victimología en la síntesis criminológica, así come las relaciones
que mantiene con las demás ciencias que concurren í la formación de la
Criminología.
IV.3. LA VICTIMOLOGÍA EN LA SÍNTESIS CRIMINOLÓGICA ,
IV.3.1. La síntesis
Los componentes mínimos de la síntesis criminológica son:
1. Antropología Criminológica
2. Biología Criminológica

103 Aníyar de Castro, Lola, op. cit. (VzcíínwfcgÉs), p. 22.


104 Yamarellos y Kellens, op. cit., p. 232.
105 Moura Bittencourt, op. cit., p. 28.
3. Psicología Criminológica
4. Sociología Criminológica
5. Criminalística
6. Victimología
7. Fenología
La Victimología, al participar en la síntesis criminológica, tiene muy
estrechas relaciones con las demás ciencias que vienen a concu¬rrir a la
síntesis.
En estas relaciones, la Victimología recibe y aporta una serie de
conocimientos que van enriqueciendo el conjunto.
Los victimólogos han tomado como punto obligado de referen¬cia a
la Criminología, por su parte, un sector cada vez mayor de los
investigadores en Criminología dirige su atención al papel jugado por la
víctima en el fenómeno criminal, y utiliza los estudios de victimización
para ampliar su conocimiento en lo referente a cifra negra (u oculta) y a
criminales que han evadido la acción del sistema penal.
En este apartado mencionaremos las conexiones principales entre la
Victimología y las demás ciencias criminológicas.
FV.3.2. Antropología criminológica
Considerada como la ciencia del conocimiento del hombre criminal
en sus aspectos físicos y culturales, ha contribuido notable¬mente al
desarrollo criminológico. No podemos olvidar que la Crimi¬nología nace
con Lombroso, como Antropología Criminal.
La Antropología puede aportar conocimientos básicos a la
Victi¬mología; en su rama de Antropología física o Antropobiología nos
indica las relaciones y las diferencias en la victimización según la
pertenencia de la víctima a determinado grupo étnico, y podría
indi¬carnos si el aspecto físico de determinadas personas puede atraer
sobre ellas la victimización.
En cuanto a la Antropología cultural y su tradicional división:
a) Antropología, estudio de la cultura mediante sus restos
ma¬teriales. Se pueden hacer estudios de Antropología victimal; los
museos son prueba fehaciente de la victimización que en múltiples formas
ha sufrido el género humano a través de su historia.
b) Etnología, estudio de las diversas manifestaciones de la cul¬tura.
La víctima está inmersa en una cultura que debe estudiarse para un cabal
conocimiento del fenómeno victimal.
I,. i liicraima, l.i poesía, H ic .u i o, la escultura, la música, etc., nos
tl.m un, i j;i;m inhumación soliic las víctimas y las victimizaciones de i .nl.i
c|)<>( a y lni;.u
r) I ,iiigüisii< .1, interpretada actualmente como el estudio de las
diversas lormas de comunicación, es por demás interesante para imrslia
materia; ¿no es la victimización, en muchas ocasiones una Imilla (Ir
comunicación?
La victimización realizada por los medios de comunicación, las
ihvrrsas formas de denominar a la víctima, las expresiones de ésta, lemas
del mayor interés para la Victimología.
IV..H.3. Biología criminológica .
La Biología estudia al hombre en cuanto ser vivo. En Victimología
nos puede explicar los factores biológicos que pueden influir en la vl< lima
para caer en la victimización.
En el estudio de la víctima se debe partir, sobre todo cuando NI i frió
un daño en su persona, de su estructura biológica. Los estu-ilios sobre
enfermedad y dolor son básicos para la Victimología.
Los factores hereditarios, cromosomáticos, endocrinológicos, el nexo
y la salud en general deben ser contemplados con el debido 1 1 1 ¡dado.
Uno de los temas que se ha desarrollado es el de las víctimas
miimsválidas, así como el de ciertas formas de victimización biológica.
IV.H.4. Psicología criminológica
La Psicología, en tanto que el estudio de la mente humana, debe
adentrarse en los misterios de la psique de la víctima.
En mucho la Victimología fue tomando forma gracias a los estu¬dios
de la Psicología de determinadas víctimas, como la de violación
(Mendelsohn) y la de fraude (von Hentig).
Es indudable que la personalidad (temperamento y carácter) de la
víctima es, por lo general, un factor preponderante en el proceso victimal.
La inteligencia, la sensopercepción, la emotividad, la imagina-i ion, la
memoria, la instintividad, etc., son fenómenos psicológicos (|iie deben ser
valorados al estudiar el fenómeno victimal.
El sentimiento de victimización y la consciencia de ser víctima son
temas fundamentales de la Victimología.
Asimismo, la psicopatología tiene gran importancia, al analizar los
traumas, frustraciones, complejos, desviaciones, neurosis, neuras¬tenias,
etc., de la víctima.
Finalmente, nos será útil para conocer el daño psicológico que a la
víctima se produjo, y nos dará elementos para compensación y
tratamiento victimal.
IV.3.5. Sociología criminológica
La Sociología estudia las relaciones que se dan entre los miem¬bros
de una colectividad, la organización de ésta, y los diversos fenó¬menos
que pueden calificarse como sociales.
En materia de Victimología criminológica, con excepción de los
sujetos que son víctimas de sí mismos, la totalidad de las victimizaciones
se producen en una relación social.
El conocimiento de los factores sociológicos que intervienen en el
fenómeno victimal es indispensable para su real comprensión.
Así, de principio se ha hablado de una "pareja penal" (criminal-
víctima), y una buena parte de las clasificaciones victímales (ver infra) se
basan en la relación entre víctima y victimario(s).
Además, debemos contemplar el fenómeno consistente en que un
sujeto puede ser víctima de la sociedad, así como la comunidad puede
ser también victimizada.
Se han estudiado varios grupos, dentro del contexto social,
considerados especialmente propensos a la victimización (ancianos,
niños), así como a inmigrantes, minorías étnicas y religiosas, subcul-
turas, etcétera.
Los diferentes grupos, las variables demográficas, el factor
eco¬nómico, el espacio social, el trabajo, la escuela, los grupos étnicos,
las clases sociales, etc., son temas sociológicos que contribuyen a un
mayor y mejor conocimiento de la relación victimal.
IV.3.6. La Criminalística
Considerada como el conjunto de conocimientos aplicables a la
búsqueda, descubrimiento y verificación científica de un hecho cri¬minal,
la Criminalística aporta a la Victimología datos inapreciables.
La primera y gran aportación es el conocimiento de las formas y
técnicas de victimización.
Efectivamente, gracias a la Criminalística conocemos el cómo,
cuándo, dónde, con qué y para qué fue victimizado un individuo.
Sabemos también los ////«///.v operandi, los instrumentos, las ar-iii.i!*,
los procedimientos y Humanismos de victimización.
IV.M.7. Fenología
La Fenología es el estudio de la reacción social que se produce
líenle a ciertos sujetos o a determinadas conductas que son captadas
!><>r la colectividad como peligrosas o dañosas.
El estudio de la víctima y del hecho victimal pueden dar luz solm:
muchos problemas penológicos, y ayuda a la mejor clarifica-i ion del
fenómeno de la reacción social.
Así, es notable cómo la reacción puede variar de acuerdo a la rilad,
sexo, condición social, posición económica, profesión, etc., de la víctima.
Nos hace notar Aníyar que: "así como la mayor categoría social de la
víctima de un delito aumenta generalmente el quantum de la • Mlición
penal por disposición de las leyes o por mecanismos psico-iMriales de
peso en la discrecionalidad del magistrado, y en la opi¬nión pública
(cuando la víctima es funcionario público, el Presiden-lc, un importante
miembro de la comunidad, un científico conocido, un atleta famoso, o un
millonario o persona influyente), la menor (alegoría social del imputado
determina generalmente la certeza de la pena y modifica el interés del
juez y el contenido de la sentencia. I ,a diferencia entre aquélla y esta
víctima es que es esta última quien ilebc cumplir la pena".106
Por otra parte, la Victimología ha hecho un novedoso plantea¬miento
a la Fenología, ya que, al producirse la reacción social, el criminal deja de
serlo para convertirse en víctima.
La Penología, al describir las diversas formas de reacción social y
principalmente de reacción penal, ha contribuido al conocimiento
victimológico, al demostrar cómo los sujetos sometidos a pena son
viciimizados en múltiples ocasiones, principalmente cuando se trata de
sanciones corporales o privativas de libertad.
En la sociedad primitiva la víctima buscaba el castigo por sí mismo,
al llegar la idea del "consenso social" la víctima dio su dere¬cho a castigar
al Estado, bajo la condición que el Estado tomara en MIS manos el daño
y la compensación.
Por otra parte, es digno de contemplarse el fenómeno de que l.i
víctima en sí puede atraer la reacción social, y aún ser sancionada.
1 Aníyar de Castro, Lola, op. cit. (Los desviados...), p. 99.
Podemos concluir con Lernell: "Me parece que los problemas de la
Victimología deben ser analizados a la luz de la Fenología, es decir, a la
luz de la historia del castigo."107
IVA VICTIMOLOGÍA Y CIENCIAS JURÍDICAS
Dentro de la Enciclopedia de las Ciencias Penales, el grupo
deno¬minado jurídico —penal o jurídico— represivo se compone
básica¬mente de cinco ciencias:
a) Derecho Penal
b) Derecho Procesal Penal
c) Derecho Ejecutivo Penal
d) Derecho de Policía
e) Derecho Victimal
Estas ciencias son normativas, es decir, estudian conjuntos de
normas jurídicas, y por lo tanto tienen metodología propia.
Debe hacerse diferencia clara entre la Victimología, que como hemos
visto es ciencia fáctica, y estas ciencias jurídicas.
Si la Criminología desciende del Derecho Penal, y la Victimología
proviene de la Criminología, es claro que la Victimología está
íntima¬mente ligada al Derecho Penal, aunque esta liga no implique
con¬fusión en forma alguna.
Uno de los temas de Derecho Penal, que tiene una gran afini¬dad
con la Victimología, es el sujeto pasivo del delito.
Aunque sujeto pasivo y víctima no siempre se identifiquen, y sean
tratados desde ángulos diferentes, las aportaciones de la Victimología
parecen ser definitivas para los juristas, que prestan a la materia mayor
atención de la que hasta ahora le han otorgado, como veremos más
adelante, ya que por el interés del tema le dedi¬caremos capítulo
especial.
El Derecho Penal, por su parte, ha sido punto de partida para varios
estudiosos de la Victimología, que han aprovechado los esfuer¬zos que
los juristas han realizado para precisar quién es el sujeto pasivo de cada
delito.
El derecho de la reparación del daño al ofendido es otro pro¬blema
desarrollado por los juristas y que ha repercutido en el cono¬cimiento
victimológico.
107 'Lernell, Leszek. Victimólo®: Some General Questioñs. II Symposiuni. USA, 1976.
l'n cuanto al Derecho Procesal Penal, que estudia las norrmas del
procedimiento, las relaciones con la Victimología so i vi• / más estrechas,
en primer lugar porque la tendencia actu; ue l.i víctima tenga una mayor
participación en el proceso. la víctima en el proceso adquiere relevancia
no sólo como testig .ugo, sino también como detentador de un derecho a
la rep; [fin ion del daño; y todavía más, se puede plantear su intervenció
parte.
Es notable que uno de los temas en que se ha logrado maye
p;iiticipación en los Symposia internacionales de Victimología, e ; pm
¡sámente el de la víctima dentro del proceso penal (ver infra]
Además, algunos autores han señalado cómo la víctima pued
¡Convertirse en un agente informal de control social, al contribuir Iniciar el
procedimiento penal.
El Derecho Ejecutivo Penal ha tenido un desarrollo notable e el país
en los últimos años, saliendo del estado materialmente extn legal en que
se encontraba.
En muchos aspectos, el avance del Ejecutivo Penal se debe a le
estudios victimológicos realizados en las prisiones y otros lugare «le
ejecución de pena.
Las denuncias sobre el maltrato y la victimización en general d
presos y reos, llevó a las Naciones Unidas a elaborar sus célebre Reglas
Mínimas para el tratamiento de los reclusos, que paulatin; mente se han
ido imponiendo, aunque no con la velocidad y eficier (ia que todos
desearíamos.
El especial enfoque de la Victimología, al analizar al crimine que
sufre una pena, como víctima o presunta víctima del sistem penal, ha sido
útil para proponer cambios importantes a los sistema de ejecución penal.
El Derecho de Policía es materia poco estudiada en nuestro medie .\
pesar de su importancia, ya que el roce del ciudadano medio co; el
Derecho Penal es por lo general por vía policiaca.
Actualmente, una de las preocupaciones más profundas de 1
ciudadanía es la corrupción e ineficiencia policiacas.
El alto índice de victimización sufrido por los ciudadanos, d parte de
la policía, ha llevado a las más altas autoridades del país lomar cartas en
el asunto, e intentar reformas de fondo.
La Victimología puede aquí hacer notables contribuciones, ir
vcstigando la cruda realidad y proponiendo medidas que puedei quedar
plasmadas en los códigos que contengan las normas básica (leí Derecho
de Policía.
Pero además, la Victirnología se va convirtiendo en una
herra¬mienta de incalculable valor para la policía, pues "es impensable
que un mando policial minimice, ignore o niegue el valor del fenómeno de
la victimización y de la Victirnología en la lucha contra la crimi¬nalidad,
para restaurar el imperio de la ley".108
Otro tema cercano, poco explorado y apasionante, es el de los
Derechos del Policía, así como el de la victimización de la policía,
problema por demás preocupante.109
La Victirnología ha tenido un impacto notable en la legislación penal,
desde cambios importantes en la normatividad substantiva y procesal, la
elaboración de leyes especiales de auxilio, protección y justicia a las
víctimas del delito, hasta llegar a lo que hoy denomi¬namos Derecho
Victimal.
Así, en diversas partes del mundo se ha logrado disminuir la
di¬ferencia entre la ley civil y la penal, se han buscado formas de
recon¬ciliación entre víctimas y criminal y no sólo el castigo de este
último, se han cambiado las reglas de evidencia, dando mayor
participación a la víctima, se ha revaluado el concepto de "crimen sin
víctima".110
Finalmente, es necesario aclarar que las relaciones entre
Victi¬rnología y Ciencias Jurídicas no se reducen sólo al campo penal,
sino que se amplían a otras ramas del derecho; así, en el Derecho Social,
en el capítulo de la infortunística y la protección social; en el Laboral, los
accidentes de trabajo, los despidos injustificados y los abusos a los
trabajadores; en el Agrario, las violaciones a derechos de campesinos.
En el área civil tenemos las reparaciones de daño, y en el
Admi¬nistrativo las victimizaciones por parte de órganos estatales y
para¬estatales.
En el Derecho Constitucional, la Victimología tiene injerencia en
capítulos tan importantes como la violación a las garantías indi¬viduales y
todas las formas de abuso de poder, y en México se logra una reforma a
la Constitución (artículo 20) en 1993, enriquecida en el 2000, para
introducir los derechos de la víctima (ver infra, capítulo XXII).
En el Derecho Internacional el campo es también amplio, desde los
derechos humanos hasta problemas como la guerra, el genocidio,
108 Mato Revoreda, José Ma. Revista Policía Española. Informe Monográfico núm. 43. Dirección General
de Policía. Madrid, España, p. 17.
109 Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis. Violencia policial, violencia antipolicial y robo con violencia en la
Ciudad de México. Revista Mexicana de Justicia núm. 3, vol. VII, p. 127. INACIPE, PGR, PJDF, México, 1989.
110 Cfr. Sheleff, León. The impact ofVictimology on Criminal Law. Institute of Criminology and Criminal Law.
Tel-Aviv University. Israel.
l.is 11 .u isnacionalcs, etc. Prueba <lc ello son las múltiples
declaraci< ncs <!<• la ONU en materia de protección de las víctimas.
I' ii una palabra, podemos decir que la Victimología ha quit; <l<i un
poco el aspecto represivo del derecho, preocupándose m¿ IMII l.i
prevención del delito (al buscar que haya menos víctimas v por la
protección de la víctima, que por el castigo del criminal, a: n.i< c el
Derecho Victimal. Como veremos adelante con mayor amplituc rl ¡trecho
Victimal es el conjunto de normas que regula los derechc <lr las víctimas
de un delito, desde las normas internacionales y con IMIK ionales, hasta
leyes propias y reglamentos.
IV..r>. VICTIMOLOGÍA Y CIENCIAS MÉDICAS
En este apartado haremos algunas reflexiones sobre las ciencií
medicas (básicamente Medicina y Psiquiatría Forenses) y sus relack iics
con la Victimología.
La medicina en general se ha ocupado desde siempre de \¿ victimas
de la enfermedad, de aquellos que sufren por haber perdid la salud.
El médico se acostumbra a tratar con víctimas, y sus conocimier los
han sido esenciales para la Victimología.
Hay que reconocer, por otra parte, que los malos médicos llega .1
victimizar seriamente a sus pacientes, así, se han estudiado los case de
medicación abusiva, intervenciones quirúrgicas innecesarias, an; lisis que
no son indispensables, sin contar los casos de negligenci o
incompetencia.
La inadecuada atención médica a la víctima de un delito, pued
producir fenómenos de sobrevictimización. Los médicos forense deben
tener amplios conocimientos de Victimología, al igual que lo médicos de
los servicios de urgencias.
La Medicina Forense es la técnica, el procedimiento mediant el cual
aprovecha una o varias ramas de la medicina o de las ciencia conexas
para estudiar y resolver casos concretos, habitualmente ligí dos a
situaciones legales o jurídicas.111
Pocas ciencias tienen una relación tan estrecha con la Victime logia
como la Medicina Forense.
Efectivamente, la mayoría (por no decir la totalidad) de los tema de la
Medicina Forense hacen referencia a víctimas.

111 Quiroz Cuarón, Alfonso. Medicina Forense. Editorial Porrúa, S. A. México, 197(
El enfoque es mucho más amplio, ya que no se detiene en las
víctimas de un delito, ampliando su campo de estudio, entre otras, a
víctimas de sí mismos (suicidio), a víctimas de hechos de tránsito y a
víctimas de accidentes de trabajo.
La temática médico-forense nos va recordando múltiples formas de
victimización (por cierto las más graves), así se analizan: trauma¬tología,
asfixiología, tanatología, exhumación, necropsia, identidad, etcétera.
Por su trato continuo y abundante con las víctimas, la Medicina
Forense ha aportado múltiples conocimientos a la Victimología, y ésta
debe enriquecer a aquélla, pues el saber las reglas básicas de la
victimización, del comportamiento de la víctima, de las características de
la misma, etc., será de utilidad inapreciable para el médico legista.
La Psiquiatría Forense estudia los problemas médico-jurídicos que
surgen de la enfermedad mental.
Ha sido peculiarmente útil para explicar la conducta de ciertas
víctimas afectadas por una enfermedad mental.
Así mismo, puede auxiliarnos a entender el por qué hay sujetos que
son fácilmente victimizables por su enfermedad.
Tema importante es el de la victimización del enfermo mental por la
sociedad en general, por ciertos métodos curativos, y por determinadas
instituciones victimógenas.112
IV.6 VICTIMOLOGÍA Y OTRAS CIENCIAS AFINES
Para terminar este capítulo, haremos la revisión del resto de la
Enciclopedia de las Ciencias Penales en sus relaciones con la
Victimología.
En cuanto a las ciencias penales comparadas, hay todo un universo
de compai ación, desde la confrontación de .la victimización animal con la
humana, hasta la confrontación de los resultados de las diver¬sas
ciencias.
Nieves, en su obra ya citada, nos señala la posibilidad de una
victimología comparada, y Clinard113 nos indica su utilidad: "el primer
paso para hacer Victimología comparada es distinguir la variación de
diferentes tipos de crimen en los diversos países. El uso de estadís¬ticas
oficiales es insaüsfactorio, otros medios son posibles, incluyendo
tundí», de legislación, seguros contra robo, estadísticas de hospit;
le» soi.ic víctima".
Lass investigaciones transculturales demuestran la existencia d
«liírrem ias en la percepción individual de la conducta. Una gran pn pon
¡«u de robos o asaltos "triviales" pueden ser reportados en u i >.ir, v no en
otro.
I l.iy considerables diferencias en método de muestreo, elecció «U-
los sujetos, edad de la victimización, construcción del cuestión; 110, v
entrenamiento de los entrevistadores. Los períodos no siempr « onicidcn,
la policía reclasifica el crimen reportado, y la estadístic policiaca incluye
reportes de no residentes en el área.
Las investigaciones sobre victimización criminal ofrecen actúa incnic
una excelente base de comparación, y pueden ser útiles par precisar con
mayor exactitud el objeto, método y fin de nuestra cienci;
Un notable ejemplo de lo que puede hacerse en Victimologí <
loinparada lo representa el estudio de Richard Block, que reuni
investigaciones de victimización de diversas partes del mundo, inte
viniendo J. Brathwaite y Bailes (Australia), K. Aromas (Finlandia^ | |. Van
Dijky C. Steinmetz (Holanda), G. Fishman (Israel), G. Kircl liolí y C.
Kirchhoff (Alemania Federal), H. D. Schwind (Alemani l'edcral), M. Baril
(Canadá), G. J. Smale (Holanda), I. Waller (Can; il.í), el mismo Block
(Estados Unidos de Norteamérica) y el que est « sciibe (México).114
Respecto a la Historia, ya hicimos la mención en el capítul inicial de
esta obra, y en cuanto a la Filosofía, es indudable que deb llegarse a una
Filosofía Victimológica, que nos llevará a los principie generales, pero
ahora estamos en la estructuración definitiva de nue: ira ciencia, por lo
que aún no parece ser tiempo de principiar ( ilrsarrollo filosófico.
Sin embargo, son necesarias continuas referencias a aspectc
filosóficos, pues en mucho depende el enfoque victimológico de 1 «
osmovisión que tenga el victimólogo.
Así, de la Filosofía, la Victimología puede tomar la fundamente (ion
en sus esfuerzos por consolidarse como ciencia autónoma, sobr la licitud
de sus supuestos y métodos fundamentales. En su nivel epi¡ lernológico,
debe explicar la función de sus diferentes componente;
En relación a las dos ciencias básicas, esenciales o fundamente les:
la Metodología y la Política Criminológica, por su importancia le
dedicaremos apartados específicos.
112 Cfr. Goffman, Erving. Internados. Amorrortu Editores. Argentina, 1972.
113 Clinard, Marshall B. Comparative Crime Victimization Sunieys: Same Problems and
Results. II Symposium. USA, 1976.
114 Block, Richard. Victimization and fear of Crime: World perspectives, Bureau ofjusti fiíatistics.
Department of Justice. USA, 1984.
Basta decir aquí que sin método no hay ciencia, y que, como ya lo
hemos mencionado, la Victimología debe seguir, en lo general, la
metodología científica, y en lo particular, desarrollar sus propias técni¬cas
y métodos.
La Política Criminológica (como nosotros la llamamos, pues nos
repugna el término "política criminal", que puede llevar a serias
con¬fusiones) es un instrumento de cambio social que busca romper la
incomunicación que existe entre los planificadores de diversas
acti¬vidades y sectores, buscando dirigir la acción hacia una sola
resul¬tante: la justicia social.115
La Política Criminológica se convierte así en la ciencia de la
estrategia global en la lucha contras las conductas antisociales, y aquí
coinciden todas las ciencias penales, por lo que puede hablarse de una
política legislativa, judicial, penitenciaria, policiaca, penológica, etc., a
éstas viene a unirse la Política Victimal, dando una perspectiva novedosa,
centrando la prevención alrededor de las víctimas potenciales.
La Política Victimológica debe quedar integrada dentro del plan
general de Política Criminológica, no debiendo haber divorcio entre
ambas.
La Política Criminológica es el puente de plata, el punto de unión
entre todas las ciencias penales, no puede concebirse la pre¬vención, fin
supremo de toda la enciclopedia penal, sin esta piedra de toque, sin esta
unificación final que da orientación y sentido a todo el sistema.
CAPÍTULO V
LA VICTIMA

V.l. INTRODUCCIÓN
En el capítulo II insistimos en que el concepto que se tenga d<
Victimología depende en mucho de la definición que se maneje de
víctima.
No es pacífico el acuerdo sobre una definición única de víctima ;uln
hay autores que dudan que se puede llegar a unificar criterios
Sin embargo, no parece posible llegar a hacer ciencia sin pre asar el
objeto de estudio.
Sin ignorar los diversos enfoques y modelos victimológicos, debe i
nos intentar un acercamiento al concepto toral de nuestra materia
Principiamos por la etimología y el significado gramatical, par; pasar
a las diversas definiciones que han elaborado los victimólogos Hacemos
algunas observaciones acerca de las definiciones jurídicas tratando a
continuación el problema de las víctimas sin crimen para terminar
exponiendo algunas dificultades y proponiendo un; definición.

V.2. VÍCTIMA (ETIMOLOGÍA)


Víctima viene del latín victima, y con ello se designa a la person; o
animal sacrificado o que se destina al sacrificio.116
En este sentido, se hace referencia al concepto original de sa crificio,
del hebreo korbán, aunque esta palabra tiene ahora un sig nificado más
amplio, en cuanto representa al individuo que se sacri lica a sí mismo, o
que es inmolado en cualquier forma.

115 Cfr. Lima, María de la Luz. La Política Criminal La Reforma Penal en tos Países en
Desarrollo. México, UNAM, 1978, pp. 82 y ss.

116 En este concepto coinciden: Diccionario de la Real Academia, Diccionario Sopeña, Pet
Lamusse, Oxford English Dictionary, Vocabulario detta Lingua Italiana, The Randon House Dictionar
Dicionário Brasileiro de Lingua Portuguesa, etcétera.
Sobre la autenticidad de su origen latino los estudiosos no están muy
acordes. Por ejemplo, Ernotu y Millet ponen en duda esa pro¬cedencia y
aluden a la posibilidad de que los etruscos la hubiesen tomado en
préstamo de alguna lengua indo-europea y la hubie¬sen transmitido al
latín, mientras que Litré, a pesar de que la hace provenir del latín, se
refiere a las divergencias de los mismos etimo-logistas latinos en cuanto
al origen del término.
Como la víctima era sacrificada al retorno de la victoria, basan su
significado en la palabra vincire que significa atar. Otros, en cambio, la
atribuyen a viger: ser vigoroso, pues la víctima era un animal ro¬busto y
grande en comparación con la hostia, que era un animal pequeño.117
Sin embargo, la similitud de origen etimológico es clara, pues si en
latín es víctima, pasa idéntico al español, para convertirse en intima en
portugués. En italiano es vittima, en francés victime y en inglés victim.
Independientemente de la discusión etimológica, es indudable que el
concepto de víctima ha evolucionado, como ya lo hemos mencionado,
desde aquel que podía vengarse libremente hasta el que tenía como
límite el talión, para llegar a conceptos como sujeto pasivo del delito y,
más actualmente, víctima precipitante o participante.
En la evolución de la humanidad, el concepto de víctima ha
cambiado, según el lugar y la época, según si el hombre ha sido
cre¬yente o ateo, libre o esclavo, nacional o extranjero, etcétera.118
Actualmente, en los diversos diccionarios de diferentes lenguas
consultados, encontramos múltiples significados, entre los que destacan:
- El ya mencionado, de animal destinado al sacrificio (de carác¬ter
religioso).
- Por extensión, también el ser humano destinado al sacrificio.
- La persona que se sacrifica voluntariamente.
- El que sufre por culpa de otro.
- El que sufre por sus propias faltas.
- La persona que se ofrece o expone a un grave riesgo en obsequio
de otra.
- El que padece daño por causa fortuita.
- El que sufre por acciones destructivas o dañosas.
- Persona que es engañada o defraudada.
117 Cfr. Ramírez González, Rodrigo, op. cit., p. 4.
118 Un relato muy completo de la evolución histórica del fenómeno victimal, de la "edad de oro" al
"crepúsculo", puede verse en: Herrera Moreno, Myriam. la hora de la victima. Edersa. España, 1996.
- Sujeto pasivo de un ilícito penal.
- Persona sacrificada a los intereses o pasiones de otro.
- Quien se siente o quiere parecer perseguido o abandonado
V.3. DEFINICIONES DE VÍCTIMA
Como puede observarse, son múltiples las acepciones del voca l)lo
víctima; en términos generales podríamos aceptar que víctima e c-1
sujeto que padece un daño por culpa propia, ajena o por caus; fortuita.
Este sentido es el que ha sido tomado en principio por un; buena
parte de los victimólogos, algunos de los cuales lo amplíai aún más, así
por ejemplo, para Mendelsohn119 víctima "Es la persc nalidad del
individuo o de la colectividad en la medida en que est; afectada por las
consecuencias sociales de su sufrimiento determina do por factores de
origen muy diverso: físico, psíquico, economice político o social, así como
el ambiente natural o técnico."
Separovic dice que: "cualquier persona, física o moral, que sufr c-
omo resultado de un despiadado designio, incidental o accidenta mente,
puede considerarse víctima".120
Para otros, el sentido es más restringido; Stanciu nos señala qu la
víctima es un ser que sufre de una manera injusta, los dos rasgo
característicos de la víctima son por lo tanto el sufrimiento y la ir justicia,
aclarando que lo injusto no es necesariamente lo ilegal.12
Desde el punto de vista puramente jurídico, una persona e
victimizada cuando cualquiera de sus derechos ha sido violado po actos
deliberados y "maliciosos".122
Así, víctima sería la persona sobre quien recae la acción crimina o
sufre en sí misma, en sus bienes o en sus derechos, las consecuer cias
nocivas de dicha acción.123
Hentig agrega un elemento, al referirse a personas que han sid
lesionadas objetivamente en alguno de sus bienes jurídicament
protegidos, y que experimenta subjetivamente el daño con malesta o
dolor.
119 Mendelsohn, Benjamín, op. cit. (Victimología y tendencias...), p. 58.
120 Separovic, Z. Paul, op. cit. (Victimology).
121 Stanciu, V. V., op. cit. (Etat Victimal.).
122 Bedu, Hugo. Are Aere really crines Without victims? en: Victimology. Lexington Book USA, 1975, p. 66.
123 Pratt Fairchild, Henry. Diccionario de Sociología. Fondo de Cultura Económica México, 1980, p. 311.
La Organización de las Naciones Unidas se preocupó por el
problema del concepto de víctima, y tanto en el VI Congreso de
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (Caracas, 1980),
como en las reuniones preparatorias del VII Congreso (Milán, 1985), se
planteó que el término "víctima" puede indicar que la persona ha sufrido
una pérdida o daño o lesión, sea en su persona propiamente dicha, su
propiedad o sus derechos humanos, como resultado de una conducta
que:
a) Constituya una violación a la legislación penal nacional.
b) Constituya un delito bajo el derecho internacional que cons¬tituya
una violación a los principios sobre derechos humanos reco¬nocidos
internacionalmente.
c) Que de alguna forma implique un abuso de poder por parte de
personas que ocupen posiciones de autoridad política o económica.
La víctima puede ser un individuo o colectividad, incluyendo grupos,
clases o comunidades de individuos, corporaciones económi¬cas o
comerciales, y grupos u organizaciones políticas.
Para el VII Congreso, y con miras al proyecto de declaración
propuesto, se expusieron las tres hipótesis siguientes:124
a) Que la tipificación como "víctimas" debía' basarse únicamente en
las leyes penales nacionales imperantes;
b) Que la tipificación como "víctimas" debía incluir a las perso¬nas
afectadas por los casos de abuso de poder producidos dentro de la
jurisdicción nacional y aún no proscritos por el derecho penal o
posiblemente ni siquiera por el derecho civil, y
c) Que la tipificación como "víctimas" debía incluir a las perso¬nas
afectadas por las violaciones del derecho penal internacional o las
violaciones de las normas reconocidas internacionalmente, rela¬tivas a
los derechos humanos, la actuación de las empresas, o los abusos de
poder económico o político.
Se llegó a la conclusión de manejar a las víctimas en dos grandes
grupos: las víctimas de delitos y las de abuso de poder, que quedaron
definidas en la Declaración Sobre los Principios Fundamentales de
justicia relativos a las víctimas, en la forma siguiente:
A) Víctimas de delitos: (artículo 1a). "Se entenderá por 'víctimas' las
personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, incluidos
lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o
menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales,
1 VII Congreso, op. cit., Informe final, pfo. 223, p. 159.
Como conscí IICIH i,i (le ;K < iones n omisiones que violen la
legislación penal vigcnlc en los lisiados miembros, incluida la que
proscribe el .ilmso de podci."
B) Víctimas del abuso de poder: (artículo 18). "Se entenderá por
'victimas' las personas que, individual o colectivamente, hayan sufri¬do
daños, incluidos lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocio-n;il,
pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos
fun¬damentales, como consecuencia de acciones u omisiones que nc
lleguen a constituir violaciones del derecho penal nacional, perc violen
normas internacionalmente reconocidas relativas a los ¿ere (líos
humanos."
En cuanto a la primera categoría, se considera víctima de un delito
no sólo al que lo sufre directamente, sino que se incluye adema; .1 los
familiares o dependientes inmediatos de la víctima directa y -¿ las
personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a \¿ víctima en
peligro o para prevenir la victimización (artículo 2a).
La segunda categoría, víctimas del abuso de poder, fue objete de
amplias discusiones y, por su peculiar importancia, le dedicamo; capítulo
aparte.
V.4. LA DEFINICIÓN JURÍDICA
Las definiciones de corte jurídico, en que se toma en cuente que el
bien afectado esté jurídicamente tutelado o que el compor lamiente del
victimizado esté tipificado por la ley penal, nos llevar a una Victimología
sumamente limitada.
En este tipo de enfoques juridicistas, la contribución de la víc lima no
parece tener relevancia y, lo que distingue a una víctima d( una no
víctima, es la tipificación de la conducta agresora por la le] penal.
Es lógico que no podamos tomar como punto de partida h definición
jurídica de la víctima, es decir, no parece válido confundí] el concepto de
víctima con el del sujeto pasivo del delito.
Se pueden sufrir serios daños (como veremos más adelante) por
conductas no previstas en la ley como delitos, y sin embargc existir
victimización; en este punto nos parece acertada la observa ción de
Stanciu en el sentido de que lo injusto no es por fuerza le ilegal.
Las definiciones restringidas se basan en la estrecha relaciór
criminal-víctima, relación en mucho más jurídica que fáctica, y olvi dan
que existen otras posibilidades.
Mendelsohn125 ha señalado que un delincuente tiene un solo
camino que se le abre, el de infringir la ley. Sin embargo una víctima tiene
por lo menos cinco posibilidades.
Se puede ser víctima de:
1. Un criminal.
2. De sí mismo, por deficiencias o inclinación instintiva, impulso
psíquico o decisión consciente.
3. Del comportamiento antisocial, individual o colectivo.
4. De la tecnología.
5. De energía no controlada.
Y Neuman,126 en el mismo sentido comenta que se es delincuen¬te
cuando por un hacer u omitir se infringe la ley penal. Esa es la única
oportunidad, por así decirlo, de figuración que alcanza. En cambio, se
puede llegar a la situación de víctima, en amplio sentido, por la actividad
de ese delincuente cualquiera sea la interrelación criminogenética; pero
también por minusvalías de tipo físico o psí¬quico o por propia decisión,
sin implicaciones exógenas; devenir víctima de la dureza de la ley
procesal y penal, del poder abusivo que se ejerce desde el gobierno, por
opresión colectiva o individual, por razones de raza, credo religioso o
ideas políticas; sumergido social por razones de índole económico y
estructural de la sociedad; por razones atinentes a la tecnología... y a
todo esto habría que sumarle factores sociales y predisponentes de
carácter endógeno y exógeno.
La descripción de un Código Penal con sus tipos, muchas veces no
alcanza por su propio vacío a ciertos hechos criminales de nuestro tiempo
y ciertos delincuentes que por ineluctables razones no llegan al banquillo
de los acusados. No es posible continuar con la idea de la víctima
"codificada" como contrapartida de la actividad del crimi¬nal, también
codificada. Menos aún como único objeto de estudio de la Victimología.
Otro error en las definiciones restringidas es el considerar
so¬lamente al sujeto individual, olvidándose de las personas morales, o
de la sociedad misma, que puede también ser victimizada.
A todo lo anterior podríamos agregar que, así como hay leyes
criminógenas las hay también victimógenas, y que un sujeto puede ser
victimizado por la misma ley, lo que invalida de entrada la defi¬nición
jurídica, que tiene como presupuesto a priorique toda ley, por el hecho de
serlo, es justa.
125 Mendelsohn, Beniamin, op. cit. (Victimología y Tendencias), p. 60.
126 Neuman, Elias, op. cit. (Victimología), p. 44.
A<l< in,is, l.i ley |>oi lo general no toma en cuenta a las víctima i.is
del delito, como familiares, dependientes o personas ligí <l.is al sujeto
pasivo cu diversas formas, y que son en ocasiones serií mente afectadas
por la conducta ilícita.
Sin embargo, no podemos desconocer la utilidad de las defin < iones
jurídicas, nos sirven para hacer Victimología comparada y soi lomadas en
cuenta, en primer lugar, por Naciones Unidas para ir tentar precisar el
concepto de víctima.
Al menos la categoría de víctimas del delito debe ser conterr piada
para protección ciudadana y para la reparación del daño.
La definición jurídica es (y debe ser) dinámica, pues las legií Liciones
cambian, y es necesario un proceso constante de adaptado] <lel derecho
positivo para incluir nuevas formas de victimización.
De todas formas, siempre queda abierto el camino para incluí esas
nuevas formas de victimización en los pactos y declaracione
internacionales.
V.5. VÍCTIMA SIN CRIMEN
Uno de los problemas importantes en Victimología es el de 1 víctima
sin crimen y el crimen sin víctima.
Trataremos en primer lugar a la víctima sin crimen, o sea lo casos en
los cuales se puede llegar a la situación victimal por hecho ajenos a la
antisocialidad, el problema del crimen sin víctima lo tn taremos en el
capítulo siguiente.
El concepto de víctima sin crimen ha sido de gran importanci dentro
de la Victimología, ya que ha ampliado en forma notable si campo de
acción.
Como hemos señalado, se puede ser víctima en sentido po demás
amplio, y en múltiples casos sin mediar una conducta ant social.
Para aclarar la semántica utilizada (que no coincide con la usad en
inglés), definimos el delito en su forma más convencional, e decir, como la
acción u omisión que sancionan las leyes penales.
Crimen, por el contrario, lo identificamos con conducta ant social,
entendiendo ésta como la que atenta contra el bien comúr que afecta los
valores reconocidos y aceptados por el conglomerad' social.
Las posibilidades de devenir víctima son las siguientes:
Desastres naturales * Ataques de animales, etc.
SIN INTERVENCIÓN HUMANA
J Social | Antisocial
J Voluntaria * PROPIA H Involuntaria
CONDUCTA HUMANA
Sin delito ni crimen
A,Sin crimen con delito
AJENA
Sin delito con crimen :
I Con delito y con crimen
En primer lugar, podemos contemplar a las personas que se
convierten en víctimas sin intervención humana. Tal es el caso de los
desastres naturales, como terremotos, inundaciones, derrumbes,
huracanes, temblores, rayos, avalanchas, maremotos, etcétera.
La misma hipótesis puede manejarse cuando el hombre es ata¬cado
por animales o agentes biológicos.
Desde luego que la situación puede combinarse con impruden¬cia
(salir durante una tormenta), impericia (construcciones defectuo¬sas que
se caen en un temblor), fraude (uso de materiales de inferior calidad, que
se dañen con la lluvia), o actividades humanas franca¬mente antisociales,
como lo es el provocar el fenómeno victimógeno (inundación,
avalanchas).
En segundo lugar tenemos los casos de autovictimización, en los que
no hay una conducta antisocial, que pueden ser por im¬prudencia
(meterse al mar sin saber nadar), o voluntariamente (autopunición).
En esta segunda hipótesis tenemos algunos accidentes, como los
laborales, y formas de autopunición, como las "penitencias"
acostum¬bradas en ciertas religiones (cilicios, flagelos, ayunos, etcétera.)
Debe prestarse atención ya que algunos de estos casos sí impli¬can
conducta antisocial, y por lo tanto no entran en la categoría de víctimas
sin crimen, por ejemplo el sujeto que se estrella con su automóvil por
manejar en estado de ebriedad, o la persona que se automutila para
cobrar un seguro.
La tercera hipótesis es aquella en la cual existe victimización
producida por una conducta humana (ajena a la víctima) que no podemos
calificar de antisocial.
En esta p;u i< ili l>. mos i<-( melar nuevamente que hay diferencia
une conducía ;ni(is<>< i.il y delito, pues la primera (para la que hemoí 11
servado la denomm.u ion semántica "crimen") es la agresión al bien .
oimín, en tanto que el segundo, es la acción u omisión que sancio ii.iii las
leyes penales.
Queda claro que no toda conducta antisocial está sancionadz I ><>i
la ley penal, y que no todo delito implica, pues, la comisión de una
conducta antisocial.127
Contemplado en esta forma hay víctimas sin delito y/o víctimas conducta
antisocial, es decir, las posibilidades lógicas de victimizacion son:
a) Sin delito ni conducta antisocial.
b) Sin conducta antisocial con delito.
c) Sin delito con conducta antisocial.
d) Con delito y con conducta antisocial.
El primer caso, la victimización sin delito y sin contenido anti «toeial,
se presenta cuando el victimario realiza una conducta legal ) legítima, por
ejemplo el cirujano que amputa una pierna gangrenadt ,il enfermo, o las
lesiones infligidas en los deportes.
El segundo caso es cuando la acción no causa un daño socia pero
está tipificada como delito, por ejemplo la evasión de impuesto; ( liando el
gobierno está corrompido y utiliza el dinero recabado er beneficio
personal de sus miembros. En este ejemplo, las "víctimas' serían los
funcionarios que dejen de enriquecerse.
En esta hipótesis entran varios de los delitos "políticos", en quí el
sujeto lucha contra un régimen injusto por medio de conducta; (|tie no
afectan a la comunidad, pero que dañan a los detentadore; (leí poder, por
ejemplo la denuncia periodística o la incitación a lz "rebelión", que pueden
estar contempladas por la ley penal.
La tercera posibilidad la representan los casos de conductas que
afectan seriamente a la comunidad, pero que no están contemplada; por
la ley penal.
Esta situación adquiere la mayor importancia desde el punto dí vista
victimológico, ya que las víctimas están jurídicamente desampa radas,
como puede ser el caso de abuso de poder.
El abuso de poder es una de las formas más temibles dí
victimización, ya que la víctima no tiene defensa, el victimario actúa
dentro de la ley, los daños por lo general son graves, y se puedf victimizar
a grandes núcleos de población.
* Víctimas sin crimen.
127 Cfr. Rodríguez Manzaneta, Luis, op. át. (Crimmalogúi), p. 18.
Debemos recordar que el poder del que se puede abusar no es
solamente el político, sino también el económico; la situación se agrava
cuando poder económico y político se unen, en la llamada "criminalidad
dorada".128
Otro caso necesario de mencionar es el de la contaminación
ambiental, que durante mucho tiempo no fue perseguido penalmente, y
que produjo gran cantidad de víctimas, por lo que puede conside¬rarse
altamente antisocial.
La última posibilidad lógica la representan los casos en que la
víctima sufre por una conducta antisocial y penalmente perseguida; por
no ser materia de este inciso nos abstenemos de mayores
expli¬caciones.
De lo anteriormente expuesto podemos concluir que efectiva¬mente
existen víctimas sin crimen, recomendando que, en los casos de delito sin
conducta antisocial, se debe proceder a descriminalizar y, en el caso
contrario, de conducta antisocial sin delito, se debe criminalizar, es decir
se debe proteger a las posibles víctimas median¬te la amenaza penal
contra el victimario, cuando la conducta lo amerite por la gravedad del
daño producido.
V.6. CONCLUSIONES •
"La principal noción de la victimología (aquella de víctima) es todavía
la más controvertida. Se pregunta si sólo el ser humano puede ser
considerado víctima o si también algunos bienes legales abstrac¬tos o
valores sociales pueden ser abarcados por tal noción también. Nosotros
pensamos que es el tiempo de frenar nuestros esfuerzos para encontrar
un único e incuestionable concepto de víctima." 129
En realidad, el término "víctima" hace surgir en el espíritu reacciones
emocionales diversas, y hemos podido observar la multi¬plicidad de
acepciones y enfoques según los diversos autores. Quizá podríamos
hablar de "víctima(s)", como lo hace Cario.130
El concepto víctima tiene varios sentidos, desde el origina¬rio, que
parece tener contenido religioso, como ofrenda a la divini¬dad, pasando
por el concepto popular, de sufrimiento, hasta el ju¬rídico, que a su vez
puede ser general (el que padece por un acto
128 Cfr. Vérsele, Severín Carlos. II numero dóralo della delinquenza. Le Dwit et lajvstice. Editions de
l'Université de Bruxelles. Bélgica, 1979, p. 305.
129 Falandysz y Kubala, op. cu., p. 2.
130 Cario, Robert. Victimologie. L'Harmattan. Francia, 2000, p. 25.
iln ito), prual i e.s( fingido (H sujeto pasivo) o penal amplio (la socie-.1
ni ofendida por el delito).
Parece necesario estructurar un concepto netamente victimoló-f.n o
de "víctima", como se planteó en el coloquio de Bellagio o en • i (-engrosó
de Milán, aunque esto topa con una serie de dificultades \ problemas.
Debemos aclarar primero el concepto de "sufrimiento", que en
I ii nidpio quiere decir dolor o pena, en este caso la víctima siente un
ilolor, es decir es consciente de su victimización.
Pero no podemos aceptar ese darse cuenta de la víctima de su
i'Midición como requisito para ser considerada como tal.
Existe lo que podríamos llamar víctima inconsciente, aquella
II ue ha sufrido un daño y no se ha dado cuenta, como el que ha sido
lobado y cree que perdió la cosa, o el asesinado que muere en forma
instantánea, sin darse cuenta que fue inmolado.
El elemento interno propuesto por Hentig, en el sentido de que la
víctima debe experimentar subjetivamente, con malestar o dolor, la lesión
objetiva de sus bienes jurídicamente protegidos, no tolo elimina a las
personas morales, sino que dificulta la precisión del i oncepto.
No se desconoce el problema de la "autodefinición" de las víc-iunas;
la experiencia nos conduce (principalmente en las investiga-i iones de
victimización y en los centros de atención a las víctimas) .1 reconocer que
múltiples personas se consideran víctimas y así lo declaran, aun
judicialmente, superando en mucho la categorización presupuesta
originalmente de "víctimas de un delito".
Este proceso de autodefinición ha puesto de manifiesto la ne-i csidad
de reconocer que el concepto de víctima se debe analizar en un contexto
más amplio.
Un aspecto que es necesario analizar es el de la "moralidad" o
"justicia" que rodea al fenómeno victimal. Quinney nos hace ver que, para
contemplar alguna clase de personas como víctimas y otras como no
víctimas, se debe apelar al propio concepto de moralidad.131
Así, sólo se puede concebir el aborto como crimen sin víctima si se
niega al feto la calidad de víctima; no se aceptará que la pobla¬ción civil
sea víctima de acciones de guerra si se acepta moralmente la política
bélica del país, ni se considerará a los presos como vícti¬mas si se
admite como válido el sistema penitenciario.
131 Quinney, Richard. Who is the victim? en: Victimology (Drapkin, Viano). Lexington llooks. USA,
1974, p. 108.
Reiman ha llamado también la atención sobre esto, pues afirma que
se debe hacer un juicio de valor para saber quién es la víctima; así, el
asaltante muerto en un robo bancario no puede ser conside¬rado como
"víctima", de la misma manera que el policía bancario que cae en
cumplimiento de su deber. Se reconoce que ciertos crí¬menes son en
realidad respuestas a claras injusticias, producidas no por los criminales
sino por los detentadores del poder.132
Como estudiamos en el capítulo II, la definición de víctima depende
en mucho del paradigma científico del modelo y de la ideología adoptada
y viceversa: cada teoría, tendencia y perspectiva elaborará su definición
de víctima.
En la Victimología conservadora se adoptará una definición jurídica y
por lo tanto restringida, en tanto que la definición más amplia será
propuesta por la Victimología de corte crítico o radical.
Como dice Quinney,133 la pregunta de: ¿quién es la víctima?, no es
una pregunta inocente, sino que implica una serie de apreciacio¬nes
sociológicas y axiológicas importantes, por esto no estamos de acuerdo
con la afirmación de Kaiser en el sentido de que "parece científicamente
poco fértil la cristalización de un concepto especial de víctima".134
Proponemos por lo tanto una definición amplia de víctima, que sirva
en principio para clarificar el objeto de estudio de la Victimología general.
En este sentido, víctima es el individuo o grupo que padece un daño
por acción u omisión propia o ajena, o por causa fortuita.
Sin embargo, proponemos hacer la diferencia con la víctima de un
crimen, entendiendo por ésta aquella persona física o moral que sufre un
daño producido por una conducta antisocial (y por lo tanto injusta) propia
o ajena, esté tipificada o no, aunque no sea el detentador del derecho
vulnerado.
Esta víctima sería el objeto de estudio de la Victimología
Criminológica, que concurre a la síntesis criminológica.
Como podemos observar, este concepto de víctima del crimen es
notablemente amplio, ya que incluye: personas físicas y personas
morales, sujetos a los que matan, torturan o mutilan, son oprimidos y
sujetos a depravación o sufrimiento; aquellos a quienes ilegítima¬mente
(aunque pueda ser legalmente) se priva de sus derechos, o son
lesionados en su persona o propiedades.
IIK lnv< lamín* n .1 ,n|nellos niie son víctimas indirectas, es decir los
<|iie, sin rc< ilni (I (Lino (lucí lo, sufren un daño; el ejemplo más rl.no rs l.i
l.mnli.i de l.i \niini.i dilecta.
Un enfoque que no puede estar a discusión lo constituye el de |ns
deieelios humanos, que son violados aun por la misma ley y por ni|ii< líos
que deberían defender a la justicia. Esta es la forma de lyi< (inii/.ación
más clara y más dramática.
Finalmente, tenemos a los sujetos que se autovictimizan con una
[conducta antisocial o parasocial, es decir la víctima de sí mismo, [fumo el
suicida o el drogadicto.
En este terreno tenemos al criminal, cuya conducta se revierte [ fu su
contra, y termina siendo victimizado, tema que trataremos más |«delante.

132 Reiman, Jeffrey H. Victims, Harm andjustice: A philosopher looks at the pmblem of defining the
concept of victim. I Symposium. Israel, 1973.
133 Quinney, Richard, op. cit., p. 104.
134 Kaiser, op. cit., p. 94.
CAPÍTULO VI

CONCEPTOS VICTIMOLÓGICOS BÁSICOS

VI. 1. INTRODUCCIÓN

Existe aún hoy una gran discusión entre los especialistas respec¬to
a algunos conceptos victimológicos y, como hemos visto, también con
relación a la Victímología misma.
Recordemos las palabras de Cressey135 en la sesión de clausura
del III Symposium, cuando afirmó que antiguamente cualquiera podía
llamarse criminólogo y ahora cualquiera puede ser victimólogo. En efecto,
durante la reunión mencionada se tuvo' libertad para llamar Victímología a
una buena variedad de cosas, desde los informes de los grupos
encargados de la vigilancia de los derechos humanos, hasta conjuntos de
teorías, pasando por reportes de instituciones que se ocupan de auxilio a
la víctima, las investigaciones de las universi¬dades, etcétera.
Lo anterior no es más que una muestra del ímpetu que ha tomado la
Victímología en el momento actual, pero señala también la necesidad de
acordar algunos conceptos básicos y precisar la se¬mántica que debe
seguirse.
En este capítulo nos dedicaremos a hacer una revisión de los
conceptos operacionales que son indispensables para llegar a un cabal
entendimiento del problema.
Uno de los esfuerzos que está realizando la Victímología es el crear
una terminología con semántica propia.
Así, se han desarrollado una serie de términos como victimiza-ción,
victimidad, victimario, victimizable, victimizador, victimógeno, victimal,
victimar, victimante, etcétera.
Es de aclararse que muchos de estos vocablos son neologismos, no
localizables en los diccionarios clásicos (ni aun en los especializa-
1 Cressey, Donald R. Observaciones finales. III Symposium. Alemania, 1979.
dos), en ocasiones traducciones demasiado literales o acomodos y i
oíIMMicciones que no serían di1 una gran corrección idiomática.
Las incorrecciones lingüísticas son, pues, justificables por tra-i.usc de
una ciencia de reciente creación y rápido desarrollo.
Nos ocupamos ya del concepto de víctima, por ser el punto de
I>:trtida, la raíz de todo el desarrollo científico, y en mucho la precisión del
objeto, tema en el que hemos insistido en capítulos anteriores.
Ahora desarrollaremos el problema de víctima sin crimen, para
completar el de crimen sin víctima.
A continuación, analizaremos los conceptos de victimización y vú
(imidad, útiles sobre todo para una clara distinción de niveles de
interpretación. Se intenta definir los demás términos que se utiliza¬rán en
el transcurso de la obra.
Finalmente se consignan algunas cifras de victimización, que son
punto de partida para la comprensión del resto de la obra.
Es indudable que el entendimiento de algunas cifras, y más en d
orden comparado, nos irá consolidando el conocimiento victimoló-K¡co,
de la misma forma que la estandarización de la terminología permitirá el
desarrollo más preciso y una mayor y mejor comunica¬ción entre los
expertos de la materia.
VI.2. CRIMEN SIN VÍCTIMA
Se ha discutido si puede haber crímenes sin víctima; una parte de la
teoría piensa que esto es imposible, otros consideran que no hay
problema en aceptarlo.
Edwin M. Schur llamó la atención sobre este tema (1965), indi¬cando
que en casos como el aborto, la homosexualidad y la droga-dicción, no se
podía precisar a una víctima propiamente dicha. En ciertos casos de
autovictimización la situación es también confusa, como lo es en
conductas contra víctimas colectivas e inmateriales.
Es necesario, nuevamente, hacer la diferencia entre delito y
conducta antisocial. Hay delitos que no tienen una víctima claramen-Ic
identificable, la mayoría de los llamados delitos de pura conducta podrían
ilustrar el caso.
Como ejemplo mencionaremos la portación de arma prohibida, d
disparo de arma de fuego, la posesión de droga o el transporte de
mercancía ilícita; en estos casos nadie en lo particular puede llamarse
damnificado.
Lo anterior acarrea problemas muy interesantes, que tan sólo
mencionaremos. ¿Quién es el poseedor del derecho vulnerado?
¿A quién corresponde la reparación del daño? ¿Cómo puede cuan-
tificarse éste?
En cuanto a las conductas antisociales o parasociales, muchas de
ellas no parecen tener víctima precisa; así, el alcoholismo, la droga-
dicción, la prostitución, la homosexualidad, algunas de las cuales
admitirían la autovictimización, en la que quien sufre es el mismo autor de
la conducta.
Bedu dice que el concepto de delito sin víctima (victimless crime)
debe ser objeto de reflexión "es una realidad que el uso de marihua¬na,
la intoxicación (embriaguez) pública, el ejercicio de la prostitu¬ción, no
implica a una víctima, y por esta razón es absurdo y equi¬vocado
convertir semejantes conductas en violaciones penales, que traen consigo
pesadas penalidades y provocan millones de arrestos cada año".136
El mismo autor reduce el concepto al señalar que una actividad
puede considerarse como delito sin víctima solamente si es prohibida por
el Código Penal y amenazada con una pena, y consiste en el intercambio
o transacciones de bienes y servicios para adultos con pleno
consentimiento, y que no se consideran lesionados por la actividad
realizada, y están de acuerdo en no informar a las autori¬dades de su
participación en los hechos.137
En verdad, hay conductas en las cuales los participantes no
consideran estar victimizando ni ser victimizados, sino que, por el
contrario, ambas partes están obteniendo un provecho; uno de los
ejemplos más típicos es la compraventa de artículos de contrabando.
Otro ejemplo puede ser el cohecho, en el que una parte obtiene una
ganancia económica y la otra logra un beneficio (permiso, licen¬cia,
trámite, etc.), que de otra forma no hubiera gozado, o que hubiera debido
esperar un tiempo exagerado para conseguirlo.

La prostitución, la homosexualidad, algunos casos de incesto


(conductas prohibidas en varios países), son comportamientos en los
cuales las partes están de acuerdo, y ninguna se siente engañada,
dañada o agredida.
Esta es la razón por la que estas actividades son tan difíciles de
controlar, no hay una víctima definida que denuncie los hechos, que
presente pruebas, que acuda a juicio contra el ofensor que tampoco es.
definido.
Los participantes en estas conductas muy comúnmente no las
consideran ilegales, ni siquiera inmorales o antisociales, por lo contra-
136 Bedu, Hugo, op. cu., p. 64.
137 Ibid., p. 72.
rio, en ocasiones aflrm.m < si.u prestando un servicio o cumpliendo una
función social; lo <|ii< «mu-mplan como ilógica u obsoleta es la ley que las
prohibe.
La contraparte (el cliente de la prostituta, el comprador de "layuca",
contrabando, el que obtiene licor clandestino o adquiere droga) no se
siente delincuente, él necesita un servicio y simple¬mente paga por él.
Robertson acepta también la categoría de delitos sin víctima, en los
cuales nadie sufre directamente (con excepción, en algunos ca¬sos, de
los mismos ofensores), y pone como ejemplos: el juego, pros-litución,
vagancia, drogadicción, actos sexuales prohibidos por la ley y realizados
voluntariamente entre adultos. Afirma que estos actos lian sido definidos
como delitos, básicamente porque los grupos socia¬les en el poder los
contemplan como moralmente repugnantes, ase¬gurándose de que sean
consignados como ilegales.138
Otros autores no conciben la posibilidad de crímenes sin vícti¬ma,
así Nieves, basándose en Foschini, dice que fuera de todo artifi¬cio lógico
y de todo equívoco, es absolutamente inconcebible una lesión penal, sin
que exista un sujeto que la haya sufrido. "Aceptar la existencia de una
lesión, significa precisamente aceptar la existen¬cia de una parte
ofensora y por lo tanto responsable; pero significa también e
imprescindidamente aceptar la existencia de una parte ofendida." 139
López Rey afirma que: "con evidente superficialidad, se afirma que
hay delitos que carecen de víctima",140 pues en principio siempre lodo el
delito tiene una víctima o víctimas, que no siempre pueden ser
personificados.
Quinney plantea el problema en forma por demás interesante: para la
construcción legal de la sociedad, todos los crímenes tienen una víctima.
Ciertas conductas, de hecho son definidas como cri¬minales porque algo
o alguien es concebido como víctima. En este sentido, la víctima (esto es
el concepto de víctima) precede a la definición de un acto como criminal.
Perkins (1957) define el cri¬men como "todo daño social definido y
castigado por la ley".
Obviamente, no toda conducta que pueda dar como resultado un
daño social está regulada por la ley. Solamente aquellas faltas que
causan daño a los que tienen la capacidad para hacer y aplicar la
legislación penal son consideradas como delitos.
138 Robertson, lan. Soríology. 2"" Edition. Worth Publishers, Inc. USA, 1981, p. 192.
139 ]\j¡eveS| Héctor. El comportamiento culpable de la víctima. Universidad de Carabobo. Venezuela, 1973,
p. 73.
140 López Rey, op. di., p. 145.
Similarmente, cuando ciertas conductas perjudiciales para la
sociedad que forman parte de la normatividad, dejan de ser
consi¬deradas por aquellos que detentan el poder como dañosas para
sus propios intereses, estas leyes no son más aplicadas.
Mientras múltiples actos pueden concebirse como productores de
víctimas, sólo aquellos que atenten contra el bienestar de la clase
dominante serán considerados como delitos. El daño social, no
impor¬tando qué tan abstracto, es una realidad decidida por aquellos que
tienen el poder.
Quinney opina que la retórica de la victimización es un arma más que
usa la clase dominante para justificar y perpetuar su propia existencia.141
Tyndel142 maneja el concepto de "ofensores sin víctima", ponien¬do
como ejemplo alcohólicos crónicos y simuladores de enfermedad para
obtener ganancias; y Lernell143 nos recuerda cómo en el Sympo-sium de
Criminología Comparada (mayo, 1971), se llegó a proponer que
solamente el ser humano puede ser considerado víctima de un crimen.
La discusión se plantea en el sentido de si la intervención de la
víctima en el hecho y su existencia (o posibilidad de identificación) deben
ser los que determinen la intervención estatal frente al hecho.
Los crímenes contra mayorías anónimas o personas morales, por
causa de la calidad impersonal o indefinida de la víctima, se cometen en
gran cantidad y cuentan, por lo general, con una reac¬ción social débil.
De aquí se deduce que, si no existe una víctima claramente definida,
cuando no personalizada, el concepto de daño es difuso y por lo tanto no
parece haber razón para criminalizar la conducta.
Schneider 144 ha señalado, con gran precisión, el peligro que implica
esta idea, y reafirma la idea de Shafer en cuanto que puede haber
víctimas abstractas, "este último concepto es especialmente importante
en las víctimas de crimen de cuello blanco, porque aun¬que pierden su
identidad, la víctima del crimen puede ser una per¬sona, una
organización, el orden moral, el sistema legal que es da¬ñado por un acto
criminal. Caracterizar el crimen económico como un crimen sin víctima o
como un crimen con una víctima de iden-
141 Quinney, op. cit., p. 103.
142 Tyndel, Milo. Offenders Without Victims. I Symposium. Israel, 1973. I4S Lernell, Leszek. Some
Remarks on the main problems of Victimology. I Symposium,. Israel, 1973.
144 Schneider, op. cit.
tidad elusiva, es poner en dml.i demasiado fácilmente el peligro y el daño
potenciales de la criminalidad económica".
Efectivamente, el comcplo de crimen sin víctima y su conse- cuencia
lógica que es la descriminalización y por tanto la no perse- cución penal,
puede traer una segunda intención, consistente en liberar de castigo a
empresas transnacionales y a otro tipo de delin- cuentes de alta
peligrosidad.
Así, la descriminalización de la pornografía será promovida por la gran
industria de lo obsceno; la liberación del aborto será impul¬sado por los
mercaderes de la medicina; la permisibilidad de la usura será un clamor
entre prestamistas y banqueros sin escrúpulos; los (raneantes de armas
lucharán por la libre portación de las mismas.
El argumento de "no víctima identificable no castigo" debe ser
manejado con extrema precaución, y no puede ser enunciado como regla
general.
Ahora bien, regresando al problema de si hay o no crímenes sin
víctima, debemos exponer nuestra opinión señalando en primer lugar la
confusión semántica, producida en mucho por la traducción de inglés "crime"
como "crimen", cuando en realidad muchos autores la están utilizando como
"delito".
Debemos insistir en que hay una clara diferencia entre crimen,
considerado como conducta antisocial, y delito, definido como ac¬ción u
omisión que sancionan las leyes penales.
Si aceptamos esta diferencia, el problema parece tener una solución
sencilla, ya que es indudable que hay delitos en los que no existe víctima, nadie
es perjudicado ni dañado, ni podría clarificarse quién es el detentador del bien
jurídicamente tutelado (y en ocasio¬nes no es claro ni siquiera este bien).
Pero en lo referente a las conductas antisociales la situación es diferente,
pues el mismo adjetivo de "antisocial" nos está indi cando que hay por lo menos
una víctima: la comunidad.
Si la conducta antisocial agrede el bien común, y éste es aque que siendo
bien de la colectividad es a la vez bien de cada uno dí sus miembros, es
incontestable que el ataque al bien común victimizí a cada componente del
conjunto.
Claro que debemos diferenciar una conducta antisocial de aque lia que es
simplemente parasocial o asocial, varias de las conduc tas de las que se pide la
descriminalización, lo son no tanto por U (alta de víctima, sino por su escaso
potencial antisocial.
Estamos de acuerdo en que los delitos sin víctimas desaparez can,
siempre y cuando no se trate de conductas que realmente aten ten contra el
bien común.
VI. 3. VlCTIMIZACIÓN
La victimización ha sido considerada como el resultado de una
conducta antisocial contra un grupo o persona,145 o como el
meca¬nismo por el cual una persona llega a convertirse en sujeto pasivo
de un hecho punible.146 Para la reunión de Bellagio, victimización
signi¬fica la explotación y/o el abuso de una o más personas por otras.
Como puede observarse, las anteriores definiciones captan el
fenómeno en un sentido restringido, es decir, de victimización criminal.
Inmediatamente surgen las preguntas de si es posible la auto-
victimización y de si es factible el ser victimizado por una conducta no
criminal.
Las respuestas, en principio, pueden ser afirmativas: no parece
haber objeción válida para negar la autovictimización, así como no es
posible dudar que alguien pueda ser victimizado por conductas no
criminales.
Al tema de la autovictimización dedicaremos varias partes de esta
obra; en cuanto a la victimización sin conducta criminal, nos ocupamos ya
de ella en el apartado de "víctimas sin crimen".
Por lo anterior, es necesario elaborar un concepto de mayor amplitud
para explicar el fenómeno de la victimización.
Victimización es la acción y efecto de victimizar o victimar, o el hecho
de ser victimizado o victimado en cualquier sentido.
Para los efectos de este estudio consideramos la victimización como
el fenómeno por el cual una persona (o grupo) se convierte(n) en
víctima(s).
Por victimización criminal entenderemos el fenómeno por el cual se
deviene víctima por causa de una conducta antisocial.
La victimización es un fenómeno por demás complejo, ya que implica
un proceso y un resultado, y no puede considerarse en forma única; así,
se han establecido tipos de victimización.
Se habla de una victimización primaria, secundaria y terciaria,
aunque con interpretación muy diferente según los diversos autores,
nosotros adoptamos la de Thorsten Sellin:
a) Victimización primaria, es la dirigida contra una persona o
individuo en particular.
b) Victimización secundaria, es la que padecen grupos específi¬cos
o sea una parte de la población.
145 Fattah, Ezzat. La victime, est-flle coupable?Les presses de l'Université de Montreal. Canadá, 1971.
146 Nieves, Héctor, op. cit. (El comportamiento...), p. 73.
c) Victimización terciariu, dirigida contra la comunidad en gene¬ral,
es decir la pnN.ición touil.
Por nuestra parte, reconocemos una victimización directa y una vi(
timización indirecta.
La primera es la que va en contra de la víctima en sí, es decir, es la
agresión que cae de inmediato sobre el sufriente.
La segunda es aquella que se da como consecuencia de la pri¬mera,
y recae sobre las personas que tienen una relación estrecha con el
agredido.
Así, por ejemplo, victimización directa es la que padece el
ase¬sinado, la violada, el robado, etc. En cuanto que la indirecta es la que
sufren los familiares de esas víctimas.
Puede hablarse también de una victimización conocida y de una
oculta, la primera es la que llega al conocimiento de las autoridades (o
podemos aceptar también que sea aquella captada por la comu¬nidad), la
segunda es la que queda tan sólo en la consciencia de la víctima (y del
criminal, si lo hay).
VI. 4. VlCTIMIDAD
Para Mendelsohn, la victimidad es "la totalidad de las
caracte¬rísticas socio-bio-psicológicas, comunes a todas las víctimas en
gene¬ral, que la sociedad desea prevenir y combatir, sin importar cuáles
sean sus determinantes (criminales u otros factores)".147
Es decir, que para este autor, consiste en el conjunto de fac¬tores
que predisponen a una persona o grupo a ser víctimas. Los factores que
provocan victimidad son: el hombre mismo, la socie¬dad, la naturaleza en
estado normal o alterado, etcétera.148
Para Fattah, la victimidad es la predisposición de unas personas a
ser víctimas. La búsqueda de la Victimología es de establecer si los
riesgos de ser víctima de algún crimen son igualmente repartidos en la
población o bien si algunos individuos, a causa de ciertas
carac¬terísticas, son más predispuestos que otros a volverse
víctimas.149
El término "victimidad" puede contraponerse al de criminali¬ dad, ya
que, si éste es el conjunto de conductas (y/o sujetos) anti¬ sociales que
se presentan en un tiempo y lugar determinados, la victi¬ midad puede
ser el total de victimizaciones dadas también dentro de un límite especial
y temporal.
147 Mendelsohn, op. cit. (La Victimología y las Necesidades).
148 Mendelsohn, op. cit. (La Victimología y las Tendencias).
149 Fattah, op. cit. (La victime...).
Es decir, que la victimidad representa el nivel de interpretación
general dentro de la Victimología, frente a un nivel individual (la víctima) y
un nivel conductual (la victimización).
En este sentido utilizaremos el vocablo, y estamos de acuerdo con
Mendelsohn en que "victimidad" es un término de alcances ma¬yores que
"criminalidad", ya que el criminal comete conductas anti¬sociales, en
tanto que la víctima, como ya citamos, puede serlo de:
1) Un criminal.
2) De sí mismo, a causa de deficiencia o inclinación instintiva,
impulso psíquico y a veces incluso a causa de una decisión consciente
(suicidio), en .que no está implicado ningún criminal. Algunos crimi¬nales
buscan víctimas de esta categoría para tener más probabilida¬des de
éxito en sus actividades.
3) Del comportamiento antisocial, sea individual, sea colectivo
(partidos políticos, genocidios, crímenes de guerra).
4) De la tecnología, como resultado de una insuficiente prevención.
5) De energías no controladas, como resultado de la falta de control
humano o pérdida de control (condiciones meteorológicas: lluvia,
inundaciones, viento, etcétera).
VI.5. VICTIMARIO
Victimario, del latín victimarius, en su acepción original es el sirviente
de los antiguos sacerdotes gentiles, que encendía el fuego, ataba a las
víctimas al ara y las sujetaba en el acto del sacrificio.
En el sentido victimológico, victimario es aquel que produce el daño,
sufrimiento o padecimiento de la víctima.
Surge la duda si el victimario se identifica con el delincuente o
criminal. Proponemos que no sea así, pues se puede ser victimario por
una acción u omisión que no sea antisocial o delictiva, es decir
"victimario" sería el género, los otros términos son la especie.
En la autovictimización, las calidades de victimario y víctima se unen
en la misma persona, aunque la Victimología observa al sujeto en su
papel de víctima.
Este fenómeno, de la víctima de sí mismo, es interesante y no
consiste en un simple juego de palabras, las consecuencias de
con¬siderar al sujeto como víctima o como victimario saltan a la vista, e
históricamente podemos observar la persecución como criminales de
personas que en realidad y por lo general son víctimas, tal es el caso de
la prostituta o del drogadicto.
Algunos autores utilizan "victimizador" como sinónimo de victimario.
V1.6. OTROS CONCEPTOS
Victimar es hacer objeto a otro u otros de una acción victimante, es,
en última instancia, convertir a alguien en víctima.
Se trata de un verbo transitivo regular (victimando, victimado).
Se utiliza como sinónimo el vocablo "victimizar".
Vicümizable es el sujeto capaz de ser víctima; parecería igualmen¬te
correcto (y quizás más) hablar de victimable.
Victimante es aquello con capacidad de victimar.
Victimógeno es lo que puede producir la victimización; más
ade¬lante haremos una revisión de los factores victimógenos.
VI.7. CIFRAS DE VICTIMIZACIÓN
Para terminar este capítulo, consignaremos algunas cifras de
victimización en el medio mexicano. Con esto, a la vez, principiamos el
estudio de la realidad victimal en nuestro país.
Los datos han sido obtenidos básicamente de tres investigacio¬nes,
una realizada por nosotros en la ciudad de Xalapa, Veracruz, otra por
Susana Muñoz en el Distrito Federal y Zona Conurbada de la Ciudad de
México, y la tercera la del CONSEGU.
VI.7.1. Xalapa
Nuestra investigación150 fue llevada a cabo en el año de 1976, con
el apoyo de los alumnos de la maestría en ciencias Penales de la
Universidad Veracruzana. 1M
150 Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis. Vicíimizadón criminal en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Estudios
Jurídicos núm. 10, pp. 21 y ss. Universidad Veracruzana. México, 1979. La versión alemana está en Das
Verbrechensopfer in der Strafrechtapflege, de Hans Joachin Schneider, Walter de Gryter. República Federal de
Alemania, 1982. En inglés, un resumen puede verse en Viaimization and fear of crime de Richard Block.
Department of Justice. USA, 1984.
151 Los colegas que trabajaron en esta investigación, y para los que va nuestro re¬conocimiento, son: Lie.
Ma. del Carmen Amaga Vargas, Lie. Armando Benítez Rodríguez, Lie. Humberto Raúl Campos Amador, Dr.
Daniel Castillo Landero, Lie. Guadalupe Contreras Aguilera, Lie. Luz Ma. Díaz Pensado, Lie. Ma. Del Pilar
Espinosa Torres, Prof. y Lie. Emilio Fernández Ochoa.Juez Mario Manuel Gutiérrez Calderón, Lie. Gustavo
Gutiérrez Hernández, Lie. Ma. de la Luz Gutiérrez Sandoval de Hernández, Lie. Margarita Herrera Ortiz, Lie.
Emeterio López Márquez, Lie. Marina Malpica López, Lie. Virginia Manzur Aguilar, Lie. Sal¬vador Martínez y
Martínez, Lie. Marta S. Morco Luce, Prof. Fernando Pensaba de la Cruz, l'rof. Braulio Pérez Barragán, Lie. Laura
Teresa Quechol Mota, Dr. José Ramón Rodríguez Barradas, Lie. Esperanza Sandoval Pérez, Lie. Manuel C. Torres
Orta, Lie. José Luis Zamora Salicrup, Lie. Rosa Aurora Zulueta de Ortiz y Augusto César Zurita Morales.
Para realizar la investigación se utilizó un cuestionario y una muestra
al azar de 3,000 personas, siendo utilizables 2,405 casos, de los cuales
1,216 fueron hombres y 1,189 mujeres.
Xalapa, en el momento de la investigación, era una ciudad de
122,277 habitantes (censo de 1970), que reunía muchas de las
características generales de la nación mexicana en aquellos años: El
60.5% de la población menor de 24 años, el 6.5% mayores de 60; el 6.4%
de las familias constituido por 9 miembros o más; el prome¬dio de
natalidad de 2.5 hijos por cada mujer mayor de 12 años.
La inmigración a la ciudad procede principalmente de los estados
cercanos: Puebla (38.7%), México y Distrito Federal, el 14.5% de los
mayores de 10 años es analfabeto, el 29.17% de la población son
estu¬diantes, pues Xalapa es una ciudad universitaria, con muy notables
ma¬nifestaciones culturales y artísticas, y es la capital del Estado de
Veracruz.
En la investigación de Xalapa, el 53.85% de los encuestados aceptó
haber sido víctima, durante 1975, es decir uno de cada dos sujetos sufrió
un daño que él considera delito, en el año investigado.
En el cuadro NQ 1 podemos ver cómo se reportan los delitos, es de
aclararse que el número de respuestas es superior al de casos, por
aquellos que fueron victimizados más de una vez.
: CUADRO Ns 1

Como pin <l<: vene, tres son los delitos de mayor frecuencia: el robo
con '.'> \ .'.'<"• '«, las lesiones con 14.5% y las injurias con 13%, entre
estos tres se i cune el 58.8% de todas las ofensas.
En cuanto al número de delitos sufridos en el año investigado, los
resultados pueden verse en el cuadro NQ 2.
CUADRO NQ 2 NÚMERO DE DELITOS SUFRIDOS EN EL AÑO
La reincidencia victimal es alta, y se obtuvo preguntando si alguna
vez había sido ya víctima del mismo delito (reincidencia específica).
El total de las víctimas había ya sufrido el mismo delito en el 36.75%
de los casos, es decir una de cada 3 víctimas lo había ya sido.
Es de gran importancia victimológica conocer cuáles formas de
victimización se repiten con mayor frecuencia, esto lo consignamos en el
cuadro NQ 3.
CUADRO Na 3 REINCIDENCIA VICTIMAL
Dentro de las personas que respondieron en cuál delito han sido
víctimas más de una vez, el primer lugar lo ocupa el robo (36.5%), el
segundo las injurias (25%), y el tercero las lesiones (13.1%).
Comparando con la tabla general de victimización, encontramos que
una de cada 3 personas ha sido robada más de una vez, una de cada 4,
lesionada más de una vez, y una de cada 2 injuriada más de una vez.
El delito en que se encuentra mayor reincidencia es el de amenazas
(81.8%), es decir, de cada 10 personas amenazadas ocho lo han sido
más de una vez.
Encontramos un alto porcentaje también en abuso de autoridad
(30%), en atentado al pudor (20%), y en daño en propiedad ajena
(19.4%).
Por el contrario, los delitos en que menor repetición existe son: la
violación (10.3%), el estupro (7.6%), y el abandono de hogar (2.9%).
En cuanto a la reincidencia "genérica", es decir, haber sido víc¬tima
de algún otro delito en alguna ocasión, el 20% de las víctimas aceptó
haber sido previamente victimizada.
VI.7.2. INACIPE
La investigación de Susana Muñoz,152 patrocinada por el INACIPE,
se efectuó en 1983 a partir de una versión levemente modificada del
cuestionario usado por nosotros en Xalapa, utilizando una muestra de
1,969 sujetos para el Distrito Federal y de 1,000 para la Zona Conurbada.
El Distrito Federal tenía 9,373,353 habitantes (censo de 1980) en
1,479 Km2, las características de población más notables eran: El 59.8%
menor de 24 años, el 49.8% son hombres y el 38.4% sol¬teros; el 40%
económicamente activa, el 91% de los habitantes mayores de 15 años
está alfabetizado.
El área conurbada del Distrito Federal (que conforma con éste la
gran Ciudad de México) superaba ya los 9,000,000 de habitantes; para la
investigación sólo se tomó la del Estado de México que contaba con
6,325,926 pobladores.
La investigación en el Distrito Federal (D.F.) y Zona Conurbada
(Z.C.) da cifras muy diferentes, pues en el D.F. sólo el 19.9% y en
152 Muñoz Sánchez, María Susana. Cifra Oculta. Instituto Nacional
de Ciencias Pena¬les. México, 1984.

i-i Z.C. apenas el 14.2% de las personas entrevistadas aceptó habei i


<lo víctima.
La forma en que se distribuyen las victimizaciones puede ob -.<
rvarse en el cuadro Nu 4 (F= Frecuencia, D.F.= Distrito Federal /..(].=
Zona Conurbada).
Las víctimas que habían sufrido el mismo delito son el 30.29? (D.F.)
y el 22.9% (Z.C.), siendo el robo lo más frecuente, pues e VH.6% (D.F.) y
el 87.5% (Z.C.) habían sufrido ya la pérdida de algún; propiedad.
La reincidencia genérica, es decir de algún otro delito, es d< I ;i%
para el Distrito Federal y 6.4% para la Zona Conurbada, siendc d robo el
más común (51.1% D.F.)
CUADRO NQ 4
* La columna "ajuste" contiene los porcentuales que corresponden
sólo a víctimas
en cambio en frecuencia relativa se consigna el porcentual que le
correspondió sobre e
total de encuestados. ...... ...... ....
VI.7.3. CONSEGU;,,. ...
A finales de 2000, el CONSEGU (Comité Nacional de Consulta y
Participación de la Comunidad en Seguridad Pública), realizó um
encuesta en el Distrito Federal, levantando 2,000 cuestionarios en
viviendas.
La encuesta de CONSEGU fue un estudio de opinión aplicado en el
Distrito Federal, con cuestionarios en viviendas, con un nivel de error de ±
2.2% y 95% de confianza.
Se utilizó una selección de muestra en muestreo polietápico y se
levantó del 7 al 11 de octubre de 2000.
Para esa fecha, el D.F. tenía 8,591,309 habitantes (censo 2000,
preliminares), 47.6% hombres y 52.4% mujeres; el 97% de la po¬blación
mayor de 15 años alfabeta; la escolaridad promedio de 9.6 años; el 54.6%
de la población económicamente activa; la población urbana 98.7%.
Al preguntar si durante los últimos doce meses (octubre-octubre),
alguna de las personas que habitan el hogar había sido víctima de un
delito, el 33.9% respondió afirmativamente; esto representa el 11.2% del
total de los moradores de los hogares en¬trevistados.
Las ofensas se cargan totalmente hacia delitos contra la pro¬piedad,
pues el 91.3% son robo o asalto (en México no se hace diferencia entre
hurto, robo y asalto), 1% fraude, 0.4% abuso de confianza, 0.5% daño en
propiedad.
Lesiones sólo representa el 0.9% y los delitos sexuales 0.6%. El
segundo delito en importancia, después del robo, es el abuso de
autoridad, con 2.3%.
Lo anterior nos indica una evolución clara de la victimización en dos
décadas, hacia lo patrimonial (desgraciadamente, como vere¬mos más
adelante, con un terrible aumento de violencia).
VI.7.4 Encuesta Internacional
Como ya mencionamos (III.7), a partir de 1987 se realiza una
encuesta internacional de victimización (ICVS), que ha ido creciendo en
número de países participantes (han intervenido, entre otros Jan J. M. van
Dijk, A. Alvazzi del Frate, P. Mayhew).
Varios países han patrocinado este trabajo en colaboración con los
institutos regionales de Naciones Unidas (UNICRI, HEUNI ILANUD,
UNAFRI).
Presentamos a continuación el cuadro más reciente de
concen¬tración de datos de este extraordinario estudio:153
CUADRO Nu 5
ICVS 1988 - 1996 (RESULTADO ÚLTIMOS CINCO AÑOS,
PORCENIXJES)
Como puede observarse, han intervenido 55 países con grar
cantidad de encuestados (67,364). Por "Nuevo Mundo" debe enten derse
Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, Australia y Nueví /elandia.
Los entrevistados viven en ciudades mayores a 100,000 habitan les;
se detallan cinco tipos de delitos y violencia dividida por sexo al final se
reporta el total de victimización por todos los delitos considerando los
últimos cinco años.
Por delitos de contacto se entiende: robo de cartera, atraco cor
amenaza, asalto y agresión sexual.
La victimización es más frecuente en la mayoría de las zona:
urbanizadas del mundo. Los índices más altos de victimización se
encuentran en África, América del Sur y el Nuevo Mundo. Los dato;
indican que el robo y hurto de autos prevalece en las zonas más rica; del
mundo, es decir, en ciudades del Nuevo Mundo y de los paíse; de Europa
Occidental. El robo con fuerza sobre las cosas es mayoi en ciudades de
África y el Nuevo Mundo. Las tasas de delitos cor contacto son mucho
mayores en África y América del Sur.
CAPÍTULO VII
TIPOLOGÍAS VICTIMOLÓGICAS
VII. 1. INTRODUCCIÓN

Una de las preocupaciones básicas de cualquier ciencia es lograr


una buena taxonomía; de hecho el principio del quehacer científico se
basa en la estructuración de tipologías.
Ya mencionamos que, metodológicamente se debe seguir un camino
consistente en la observación, la descripción y la clasificación del objeto
de estudio.
De una clasificación clara, objetiva, exhaustiva y mutuamente
exclusiva, depende en mucho el avance de la ciencia misma.
La tipología no es el simple gusto de ordenar los fenómenos, sino
que debe servir también para orientar las nuevas investigaciones, además
de que nos hacer ver con gran facilidad las tautologías y las
contradicciones.
La Victimología no es excepción, y desde el principio intentó
tipologías propias, que permitieran comprender mejor el papel
desem¬peñado por la víctima en el fenómeno de la victimización.
En este capítulo haremos una revisión de las tipologías más
importantes en materia victimológica, poniendo énfasis en las prime¬ras
que aparecieron, como las de Mendelsohn y de Hentig. Haremos desde
luego una apreciación crítica de cada clasificación.
VII.2. MENDELSOHN
Una de las primeras tentativas de clasificación de las víctimas se
debe a Mendelsohn; es indudablemente la tipología más conocida y
comentada, y se fundamenta en la correlación de culpabilidad entre la
víctima y el infractor.154
154 Mendelsohn, op. cit. (La Victimología y las Tendencias).
.1 lupoiesis de base es (nú.1 hay una correlación inversa entre 1; <
iil|).il>ilid,i(l dd agresor y la dd ofendido, a mayor culpabilidad d( uno,
inciioi ( ulpabilidad dd otro.
Ks dccii, (|iie si uno tuviera 100% de culpabilidad, el otro ten dií;i 0%;
líente a una víctima totalmente inocente debemos encon liar un criminal
absolutamente culpable.
La segunda parte de la hipótesis es que las relaciones entre cri ininal
y víctima tienen siempre un origen biopsicosocial en la perso nalidad de la
víctima (que es quien ahora importa).
El autor comenta que esto es tan sólo un planteamiento teórico I tues
en la realidad no se encuentran casos de culpabilidad o inocen < ia total,
como lo demuestra la psicología de las relaciones entre lo seres humanos
y el estudio de los factores biopsicosociales.
La clasificación queda en la forma siguiente:
1. Víctima completamente inocente, que puede calificarse como víc
lima "ideal"; es decir la víctima inconsciente; por ejemplo: el niñ( víctima.
2. Víctima de culpabilidad menor-víctima por ignorancia; por ejem
pío: la mujer que se provoca un aborto por medios impropios, pa gando
con su vida su ignorancia.
3. Víctima tan culpable como el infractor-víctima voluntaria:
A) Aquellas que cometen suicidio tirándolo a la suerte (rulet rusa), lo
que está sancionado por ciertos códigos penales.
B) Suicidio por adhesión:
a) La víctima que sufre una enfermedad incurable y que pid que la
maten, no pudiendo soportar el dolor (eutanasia).
b) La pareja que pacta el suicidio (íncubo y súcubo): los amante
desesperados, el esposo que mata a la mujer enferma y se suicida
4. La víctima más culpable que el infractor:
A) Víctima provocadora que, por su conducta, incita al infracto a
comer la infracción.
B) Víctima por imprudencia, que determina el accidente por falt de
control en sí mismo.
5. Víctima más culpable o únicamente culpable:
A) Víctima infractora: cometiendo una infracción, el agresor ca
víctima (exclusivamente culpable-ideal), se trata del caso de legítim
defensa, en que el acusado debe ser absuelto.
B) Víctima simuladora: el acusador que premeditada e irrespor
sablemente inculpa al acusado, recurriendo a cualquier maniobr con tal
de hacer caer a ia justicia en un error.
C) Víctima imaginaría: es decir, el paranoico (reivindicador, liti¬gioso,
interpretativo, perseguidor-perseguido), histérico, mitómano, senil, infantil
o adolescente.
Concluye Mendelsohn que, basándose siempre en las
correlacio¬nes de culpabilidad, las víctimas pueden ser clasificadas en
tres gran¬des grupos, para efecto de aplicación de la pena al infractor.
I. Primer grupo:
Víctima inocente: no hay provocación ni otra forma de partici¬pación
en el delito más que la puramente victimal. Debe aplicarse pena integral
al delincuente.
II. Segundo grupo: >;
a) Víctima provocadora
b) Víctima imprudencial .
c) Víctima voluntaria ,
d) Víctima por ignorancia , . •
En estos casos la víctima colabora en mayor o menor grado, y en
ocasiones intencionalmente, por lo tanto debe disminuirse la pena ai
criminal, en el grado en que la víctima participó en el delito.
III. Tercer grupo:
a) La víctima agresora
b) La víctima simuladora ,
c) La víctima imaginaria .
En estos casos la víctima comete el hecho delictuoso, o éste no
existe, por lo que el inculpado debe ser absuelto.
Crítica • • ..,• • ,',-..
La tipología mendelsohniana llama la atención por ser bastante
completa y por sus aplicaciones prácticas.
Sin embargo, no se ha visto exenta de críticas, así, Silverman155
hace ver que solamente toma en consideración a las víctimas
indivi¬duales, y por lo tanto no contempla a todas las víctimas.
Es verdad que los ejemplos que se dan son exclusivamente
personales, pero nos parece que en un análisis detenido, la clasifica¬ción
puede extenderse a víctimas colectivas.
155 Silverman, Robert A. Victim Tipología: Overview, critique, and reformulalion. Victimo-logy.
Lexington Books. USA, 1975, p. 56.
Otra observación es qu< l.i tipología en cuestión hace referenci .1
categorías legales, y que rl punió de partida es el de culpabilidac
manejado no como fenómeno psicológico sino como ente jurídico
Además, la culpabilidad no es previamente definida, y en ocasione M- usa
indistintamente el término "imputabilidad".
Esta clasificación de las víctimas ha sido considerada de gra:
importancia no sólo para la victimología, sino en sus aplicacione jurídico-
penales, ya que de ésta se desprende el grado de responso bilidad del
delincuente, pues nos indicará qué tan culpable pued ser la víctima en la
comisión del delito, restando ésta a la respons; bilidad del infractor.
VII.3. HENTIG
Hans von Hentig, en sus primeras obras,156 intenta una clasific; (ion
en la cual se aparta de criterios legales para proponer cinc categorías de
"clases generales" y seis de "tipos psicológicos". Es de ac vertirse que no
pretende hacer una clasificación de todas las víctima; sino de categorizar
a las más frecuentes o mayormente victimizable;
A) Las clases generales (general classes) son:
1. El joven, que por su debilidad, en el reino animal y en 1 especie
humana, es el más propenso a sufrir un ataque.
2. La mujer, cuya debilidad es reconocida, aun por la ley.
3. El anciano, que está incapacitado en diferentes formas.
4. Los débiles y enfermos mentales, entre los que sitúa al drogadictc
al alcohólico y a otras víctimas potenciales por problemas mentale:
5. Los inmigrantes, las minorías y los tontos (dull normáis), put tienen
una desventaja frente al resto de la población.
B) Los tipos psicológicos (psychological types) son:
1. El deprimido, en el cual está abatido el instinto de conserv; ción,
por lo que se pone constantemente en peligro.
2. El ambicioso (acquisitive), cuyo deseo de lucro y avaricia lo hace
fácilmente victimizable.
3. El lascivo (wanton), aplicado principalmente a mujeres víct mas de
delitos sexuales que han provocado o seducido.
4. El solitario y el acongojado (heart broken), que bajan sus defensj
en busca de compañía y de consuelo.
' Hentig, Hans von. The Criminal and his Victim. Yale University. New Haven, USA, 194
5. El atormentador, quien ha martirizado a otros hasta provocar su
victimización.
6. El bloqueado, el excluido y el agresivo (fighting), que por su
im¬posibilidad de defensa, su marginación, o su provocación, son fáciles
víctimas.
En la parte final de su obra El delito,157 Hentig da un tratamiento
diferente, y sin intentar propiamente una clasificación, divide a las
víctimas según cuatro criterios: la situación; los impulsos y elimina¬ción
de inhibiciones; la capacidad de resistencia; la propensión a ser víctima.
Hagamos un breve resumen de esta tipología.
1) Situaciones de la victima
a) Víctima aislada. Se aparta de las normales relaciones sociales, se
torna solitaria, poniendo en peligro su integridad, ya que se priva de la
natural protección de la comunidad. Son ejemplos el anciano, el
extranjero, la viuda, el desertor, el misántropo, etcétera.
b) Víctima por proximidad. La proximidad "excesiva, angustiosa" es
un factor victimógeno; Hentig distingue la proximidad espacial, familiar y
profesional.
En la primera tenemos las aglomeraciones, que son la "proximi¬dad
condensada", y producen víctimas de robo (carteristas) y aten¬tados al
pudor (frotadores). Hay ocasiones en que una persona fue victimizada tan
sólo por "estar cerca".
La proximidad familiar produce parricidios, incestos y violaciones.
Hay profesiones que llevan a una proximidad peligrosa, como el
médico, el párroco, el profesor, la prostituta, que pueden conver¬tirse en
víctimas o en victimarios.
2) Impulsos y eliminación de inhibiciones de. la víctima
a) Víctima con ánimo de lucro. Es aquella que por codicia, por
de¬seo de enriquecimiento fácil, cae en manos de estafadores.
b) Víctima con ansias de vivir. Es aquella que se ha privado de las
cosas de que la mayoría ha gozado, y trata de recuperar el tiempo
perdido, de vivir lo que no ha vivido. Se ponen como ejemplo de este
deseo el ansia de libertad, la búsqueda de aventuras y peligros, de
nuevas impresiones, la pasión por el juego, el emigrar, el derroche,
etcétera.

c) Víctimas agntivas. Son .iqucll.is <|u<- han torturado a su familia .1


sus amigos, su amante o subordinados, los que llegado el moment< v por
un mecanismo de saturación, se convierten de víctimas ei victimarios.
d) Victimas sin valor. Parece ser un sentimiento arraigado en e I
meblo, de que determinadas personas inútiles son víctimas de meno
valor. Se ponen como ejemplo los viejos, los "pesados", los malos, lo
pecadores, los "infieles", etcétera.
3) Víctima con resistencia reducida
a) Víctima por estados emocionales. "Los sentimientos fuertes arra:
lian consigo a la totalidad de las funciones psíquicas y las agotan varían
en su favor. Eliminan todo atisbo de crítica que impida s pleno desarrollo y
que suponga de momento un debilitamiento".11 Así, la esperanza, la
compasión, la devoción, el miedo, el odio, etc son estados emocionales
propicios a la victimización.
b) Víctima por transiciones normales en el curso de la vida. En est
caso cuenta en primer lugar la corta edad, por ingenuidad, la cor lianza y
la inexperiencia. La pubertad y la vejez están en segund lugar. En las
mujeres el embarazo y la menopausia ocupan un lug£ privilegiado.
c) Víctima perversa. Hentig incluye aquí a los que él denomin
"psicopáticos". Se trata de desviados que son explotados por su problem;
Se dan como ejemplos los homosexuales, las prostitutas, el esti
prador, el violador y el masoquista.
d) Víctima bebedora. La existencia de alcoholismo es fácilmenl c
omprobable en una buena cantidad de víctimas, "el alcohol está la cabeza
de los factores que crean víctimas".
e) Víctima depresiva. La preocupación y la depresión llevan a bu car
la autodestrucción, pues el instinto de conservación "padece ach ques" y
por lo tanto el sujeto padece "accidentes" y se pone en si tu ciones
francamente victimógenas.
f) Víctima voluntaria. Es aquella que permite que se cometa i ilícito, o
que por lo menos no ofrece resistencia ninguna. Se da ejemplos
principalmente en materia sexual.
4) Víctima propensa
a) Víctima indefensa. Es aquella que se ve privada de la ayuda d
Estado, porque tiene que evitar la persecución penal. La víctima tier

158 Hentig, Hans von, op. cit. (El delito), p. 512.


1 Hentig,, Haas von, op. cit. (El delito), pp. 408 y ss.
que tolerar la lesión, pues la persecución judicial le causaría más daños
que los que se han producido hasta el momento.
b) Víctima falsa. Es la que se autovictimiza para obtener un
be¬neficio, sea para cobrar un seguro, cubrir un desfalco, etcétera.
c) Víctima inmune. Hay ciertas personas que son "tabú" en el mundo
del crimen, y que se considera un error victimizarla, es una especie de
código no escrito. Como ejemplos se dan los sacerdotes, jueces, fiscales,
policías, periodistas, etcétera.
d) Victima hereditaria. Es un tema que apenas ha sido objeto de
atención, Hentig presenta varios casos.
e) Víctima reincidente. A pesar de que la víctima ha sufrido, hay
casos en que no toma las precauciones para evitar volver a ser victi-
mizada. Es un fenómeno similar al del criminal reincidente. Se trata de
sujetos con impulsos defensivos demasiado débiles o con capaci¬dad de
resistencia demasiado pequeña.
f) Víctima que se convierte en autor. Parte del postulado de que en la
vida no se da únicamente el claro contraste entre autor y ofendido. La
transmigración de la violencia del autor a la víctima y de la víctima de
nuevo al autor, es un fenómeno que encontramos continuamente. Es algo
así como el vencido que se pasa al enemigo, pues le conven¬cen sus
mejores métodos de combate.
Crítica .
La primera clasificación de Hentig no es en realidad una tipo¬logía,
en primer lugar porque no contempla un criterio único para encasillar sus
casos, más bien parece una ejemplificación de situacio¬nes, de actitudes,
de personalidades y de percepciones sociales.
Además, no es exhaustiva, característica reconocida por el mis¬mo
Hentig. Al tomar diversos criterios, una misma víctima puede ser
considerada en varias categorías.
La clasificación es útil desde el punto de vista ilustrativo, pero no
puede ser utilizada para otros fines.
La segunda clasificación tiene ya más claros criterios para or¬denar
los tipos; la gran virtud de este segundo intento es (además de su
amplitud) la intervención de una serie de factores biológicos, psicológicos
y sociales, que le dan una gran riqueza.
Sin embargo, un mismo caso puede caer en diversos tipos, así,
cualquiera de ellos puede ser reincidente.
VI.4. JIMÉNEZ DE ASÚA
real presunta
Clasifica en víctimas indiferentes y víctimas determinadas.159 El
cuadro quedaría en la forma siguiente:
Indiferentes (indefinidas)
Víctimas
resistentes Determinadas
coadyuvantes
Las víctimas indiferentes a quienes también llama indefinidas, son
aquellas en las cuales la víctima pudo haber sido cualquiera, es decir, fue
escogida por el criminal al azar.
Las víctimas determinadas son aquellas escogidas específicamente
por el criminal, al que no da lo mismo victimizar a cualquiera otra.
Dentro de las víctimas determinadas hay víctimas resistentes y
víctimas coadyuvantes.
Las víctimas resistentes lo pueden ser en forma real o en forma
presunta, la primera se defiende de manera efectiva, la segunda es
victimizada en forma tal que nos indica que el criminal sabía que se iba a
defender.
Las víctimas coadyuvantes son aquellas que participan acti¬
vamente en el delito, y son ejemplificadas por Jiménez de Asúa
principalmente en el delito de homicidio, tiranicidio, homicidio justiciero,
atormentador-atormentado, pasional, duelo, riña, homi- < idio consentido,
suicidio, muerte y lesiones en accidentes causa¬ dos por otros, delitos
sexuales, delitos contra la propiedad, la estafa, etcétera. .
Crítica .
La clasificación del maestro español tiene una gran coherencia ;il
tomar un criterio general; sólo haremos la observación de que en la
víctima indiferente o indefinida puede encontrarse también la resistente y
la coadyuvante, aunque se suponga que la víctima ha siempre de
defenderse, en la realidad esto no sucede con la frecuen¬cia esperada.
El problema se ve con mayor claridad en los delitos culposos, por
ejemplo los hechos de tránsito.

'Jiménez dé Azúa, op. cu., p. 25.


VII.5. FATTAH
En un primer intento de clasificación, Abdel Ezzat Fattah divide a las
víctimas en aquellas que no tienen ninguna responsabilidad y las que
tienen una parte de la responsabilidad en la infracción, estas últimas
pueden ser clasificadas en tres categorías:160
1. La víctima deseosa o suplicante. Esta es una víctima que desea el
acto delictuoso y que hace todo lo posible por incitar a la gente a
cometerlo; ella pide, ella suplica y presta su ayuda y aun asistencia para
facilitar la ejecución del acto (menores que piden alcohol, eutanasia
solicitada, aborto pedido, etcétera.)
2. La víctima que consiente libremente. La víctima voluntaria, con
diferencia de la víctima deseosa o suplicante, no toma generalmente una
parte activa en la comisión de la infracción. Por otra parte ella no se
decide, no hace objeción, no resiste y no ensaya defenderse o impedir
que la infracción tenga lugar.
3. La víctima sin consentimiento. El hecho de que la infracción tenga
lugar sin el consentimiento de la víctima no quiere necesaria¬mente decir
que ella no haya favorecido la comisión de la infracción, y que ella sea por
lo tanto excluida de toda responsabilidad.
Posteriormente, va a proponer una compleja clasificación, com-
puesta de cinco tipos básicos y varias subclasificaciones;161 haremos un
apretado resumen:
1. Víctima no participante. Es aquella que rechaza al ofensor y a la
ofensa, y no ha contribuido al origen de la agresión.
2. Víctima latente o predispuesta. Es en la que se puede encontrar
cierta inclinación a ser víctima, por defectos de carácter o por otros
factores. Las predisposiciones se clasifican en:
A) Predisposiciones biopsicológicas.
a) Edad
b) Sexo
c) Estado físico
d) Alcoholismo
B) Predisposiciones sociales. .
a) Profesión u oficio

160 Fattah, op. cit. (Quelques problemes), p. 354.


161 Fattah, Abdel Ezzat. Tatuarás a Críminological clasification of Victims. International Criminal Pólice
Review. USA, 1967, p. 209.
b) Condición económica
c) Condiciones de vida (aislamiento-asocialidad)
C) Predisposiciones psicológicas.
a) Desviaciones sexuales
b) Negligencia, imprudencia
c) Confianza o desconfianza
d) Defectos de carácter (avaricia-vanidad)
3. Víctima provocativa. Incita al criminal a cometer la acción • toando
una situación que puede conducir al crimen.
4. Víctima participante. Interviene en el crimen adoptando unz .u titud
pasiva o facilitando la acción, o aun auxiliando al criminal
5. Víctima falsa. Es la presunta víctima de un crimen cometidc por
otra persona, o que ha sido víctima de sus propias acciones.
CRITICA
La tipología de Fattah es confusa, principalmente por la revoltun cu
los niveles de interpretación.
Efectivamente, algunos tipos (no participante, participante, pro
vocativos) están concebidos desde un nivel de interpretación conduc uiíil,
en tanto que otros (latentes, predispuestas) lo están desde e nivel de
interpretación individual o personal.
Por lo tanto, las categorías pueden yuxtaponerse, y una víctim;
puede colocarse en varios supuestos al mismo tiempo.
La subclasificación de la víctima predispuesta es en realidad ur i
nadro, útil aunque incompleto, de factores victímales.
Obviamente pueden hacérsele las mismas objeciones que a 1;
lipología de Hentíg, en el sentido de que no es exhaustiva y de qu< sólo
mira a la víctima individual.
VII.6. SELLIN Y WOLFGANG ,
Ya habíamos mencionado, en el lugar correspondiente, la divisiór
que Sellin hace de la victimización en primaria, secundaria y terciaria
En un trabajo realizado con Wolfgang,162 se plantea una tipologí; de
acuerdo a la victimización, es decir, en cuanto a la relación víc tima-
victimario.
162 Sellin, Thorsten y Wolfgang, Marvin. The Measurament of Delincuency. John Wile and Sons. Nueva
York, USA, 1964.
La tipología quedaría en la siguiente forma:
1. Viclimización primaria, que hace referencia a una víctima
indi¬vidual o personalizada. Esta víctima pudo haber sido atacada "cara a
cara" o indirectamente, sin contacto visual o físico.163
2. Victimización secundaria, que indica una víctima impersonal,
comercial o colectiva, a un grupo en particular
3. Victimización terciaria, que presupone una víctima difusa y
ge¬neralizada, en delitos contra el orden público, por ejemplo.
4. Victimización mutua, que plantea los casos en los que ambos
participantes pueden ser criminal y víctima a la vez. Se trata, por lo
general, de actos consensúales (homosexualidad, incesto, etcétera.)
5. No Victimización, en esta categoría se hace referencia más bien al
ofensor que a la víctima; se acerca mucho al "crimen sin víctima".
Crítica
Nuevamente el problema parece ser el de los niveles de
inter¬pretación, pues llega a confundirse la conducta con el individuo y
con la generalidad.
En esta tipología se está partiendo de conceptos legales (lo cual la
limita notablemente), así por ejemplo, se maneja la victi-mización terciaria
como delitos previstos en ciertas leyes, haciendo a un lado la víctima y
quedando la relación más bien entre el cri¬minal y la ley.
Es clara y lógica la división en víctimas primarias, secundarias y
terciarias, y en esta forma nosotros la hemos tomado, considerando al
individuo, al grupo y a la colectividad, y hasta aquí no parece haber
problema.
La preocupación principia con la clasificación de "víctima mu¬tua",
pues no es exclusiva ya que puede coincidir, por lo menos, con las de
víctima primaria y secundaria, y aun con la de "no Victimización".
La categoría de "no Victimización" es por demás confusa, ade¬más
de abiertamente contradictoria, pues "no Victimización" impli¬caría "no
víctima", y es absurdo meter una categoría de "no víctima" en una
clasificación de víctimas, pues la lógica elemental nos dice que la
tipología de víctimas implica la existencia de "no víctimas". (Es como si en
una clasificación de "no víctimas" incluyéramos la categoría de "víctima").

Cfr. Silverman, op. di., p. 61.


VII.7. ANlYAR
Lola Aníyar de Castro propone las siguientes clasificaciones:164
1. a) Víctima singular b) Víctima colectiva
2. a) Víctima de delito
b) Víctima de sí misma
3. a) Víctima por tendencia
b) Víctima reincidente
c) Víctima habitual
d) Víctima profesional
4. a) Víctima culposa
b) Víctima consciente
c) Víctima dolosa
Crítica
Las clasificaciones de Aníyar son por demás claras; podemos hacer
las siguientes observaciones:
Al primer grupo no hay observación, efectivamente puede haber
victima singular y víctima colectiva.
El segundo grupo está estructurado de acuerdo a un criterio jurídico,
nosotros agregaríamos las víctimas de conductas antisociales no
tipificadas.
El tercer grupo denota, para ser coherente, la ausencia de la víctima
que podríamos calificar de "ocasional" o "fortuita", para podei abarcar esta
posibilidad, que además es la más abundante.
Es interesante la diferencia entre reincidente, habitual y profesio nal,
ya que la primera es aquella que recae en la Victimización, la se ganda es
la que, de hecho, vive en una situación victimal, y la tercera es la que vive
de ser víctima. Obviamente, la prevención, atención ) tratamiento deben
diferir según la clasificación.
En la cuarta clasificación, Aníyar hace diferencia entre la victime
dolosa y la consciente, pues en la primera, la intención de convertirse en
víctima va más allá de la simple actitud que la lleva a ello, buscí obtener
un lucro o dañar a alguien.
Nos parece que en esta cuarta tipología hace falta la víctima ino
cente, pues las posibilidades no se agotan en dolo, culpa y conscien cia, y
además agregaríamos la víctima preterintencional, que esperan

164 Aníyar de Castro, Lola, op. cu. (Victimología), p. 76.


do no ser víctima, o sufrir un mal menor, cae en un estado victinml no
esperado o mayor al calculado.

La víctima no hmgible es la que participa en su victimización, por


propia voluntad o por provocación o imprudencia, o por el desa¬rrollo de
la acción (alternativa: duelo).

VII.8. GULOTTA
En un primer trabajo, publicado en conjunto con Augusto
Ermentini,165 Guglielmo Gulotta presenta la siguiente clasificación:
1. Víctima simuladora
a) consciente
b) inconsciente
2. Víctima accidental.
3. Víctima participante
a) provocadoras
b) imprudentes
c) voluntarias
Simulada Imaginaria
Fungible
Posteriormente, en su obra La vittima, propone la siguiente
tipología:166
Víctima falsa
Accidental Indiscriminada
Víctima real
No frangible participante
Imprudente Alternativa Provocadora Voluntaria
La víctima falsa no es en realidad víctima, o puede haber sufrido en
efecto un daño, por accidente o autovictimización, del que acusa a una
persona inocente (víctima simulada), la víctima imaginaria no ha sufrido
en realidad daño alguno.
Las víctimas fungibles lo son por azar, y pueden sufrir el daño por
accidente o por victimización indiscriminada.
165 Ernlentin Augusto y Gulotta, Guglielmo. Psicología, Psicopatología e Delitto. Guiffré. Milán, Italia,
1971, p. 211.
166 Gulotta, op. til., p. 37.
Criítica
La primera clasificación de Gulotta nos parece más coherente que la
segunda, y se basa en mucho en las ideas mendelsohnianas.
La segunda es más completa, pero puede prestarse a cierta
confusión.
VII.9. NEUMAN
El maestro argentino Elias Neuman elabora un cuadro con gran
cantidad de tipos que copiamos a continuación:167
Sin actitud victimal
Inocentes Resistentes
Provocadores
Con acütud victimal culposa
a) Individuales
(legítima defensa) Provocadoras genéricas Cooperadoras o
coadyuvantes Solicitantes o rogantes
(mutilación, eutanasia)
Por propia determinación
Con actitud victimal dolosa
(suicidio) Delincuentes (ciertos timos en
la estafa)
b) Familiares
Niños golpeados y explotados económicamente (trabajo, instigación
a robar) Mujeres maltratadas Delitos del ámbito conyugal (violación,
incesto)
La comunidad como nación
c) Colectivas
Alta traición Rebelión Sedición Levantamiento

167 Neuman, Elias, op. át., p. 70.


Toda otra forma de conspiración para derrocar un gobierno
legí¬timamente establecido
Niños material o moralmente aban¬donados
Enfermos
Minusválidos
Locos
Ancianos
Sumergidos sociales
Minorías étnicas, raciales y religiosas
Homosexuales
Algunos casos de accidentes de tra¬bajo
Terrorismo subversivo Genocidio Etnocidio
Delitos de "cuello blanco" comcii-dos por particulares (fraude ban-
cario, financiero) Polución de la atmósfera, la tierra y las aguas
Falsificación de medicamentos Falsificación de alimentos Tráfico
internacional de drogas Compra fraudulenta de armas di-guerra
Abuso de poder gubernamental Terrorismo de Estado Abuso de
poder económico - social Evasión fraudulenta de capitales por
funcionarios
Ocultación de "beneficios" por fun¬cionarios
Monopolios ilegales Especulaciones ilegítimas desde el poder (con
motivo del conocimien¬to de desvalorizaciones monetarias, por ejemplo)
Fraudes con planos urbanísticos Persecuciones políticas a
disiden¬tes de todo tipo
Censura y uso abusivo de medios de comunicación
Leyes que crean delincuentes (dro-gadictos, usuarios, tenedores)
Menores con conductas antiso¬ciales
Detenidos en sede policial (vejacio¬nes, tratamiento cruel, tortura)
Inexistencia de asistencia jurídica
Exceso de detenciones preventivas
Prisiones de máxima seguridad, pro¬miscuas, que sólo atienden al
de¬pósito
Inoperancia en la reinserción social de liberados (definitivos o
condi¬cionales)
Dificultades para el resarcimiento económico de las víctimas
Víctimas de la sociedad o del sistema social
Crítica
La comunidad social
El minucioso trabajo de Neuman es de gran utilidad por la can-(idad
de posibilidades.
El mismo autor reconoce la dificultad para asir el número, calidad V
covariantes de las víctimas, por lo cual la característica esencial de la
clasificación es no ser exhaustiva.
El criterio de clasificación (víctimas individuales, familiares y
colectivas) es correcto, aunque tenemos nuestras dudas en el último
^Tupo (víctimas de la sociedad o del sistema social) que puede
pres¬tarse a dualidad de tipología.
c) Colectivas (cont.)

VII.10. STANCIU
La clasificación de Vasile V. Stanciu está basada en los factores
victímales, y es la siguiente, con una brevísima explicación:168
1. Víctimas de nacimiento. Se trata de herencia de los
tempera¬mentos y de la transmisión de ciertas enfermedades, así como
trau¬matismos sufridos en la vida intrauterina o al momento del
naci¬miento.
2. Víctimas de los padres. Muy tratada en la literatura, la infancia
mártir es siempre actual.
3. Víctimas de la civilización. La civilización, en tanto que el modo de
pensar y de actual, esculpe la personalidad, cada ser es hombre de una
cierta civilización.
4. Víctimas del Estado. El Estado, ya sea representado por uno o por
muchos, es creador de víctimas.
Determinados grupos comunitarios por medio del sistema penal

168 Stanciu, op. cit. (Les droits...), pp. 45 y ss.


5. Víctimas de la técnica. La causalidad no es indirecta e inmediata,
pero el progreso técnico incide sobre la criminalidad y sobre la victimidad.
Crítica
Desde luego que la primera observación es que la clasificación no es
exhaustiva, ni podría serlo, pues los factores victimógenos son múltiples y
pueden combinarse.
Stanciu evita el problema afirmando que, de manera general, los
factores podrían clasificarse en endógenos y exógenos.
La clasificación está dirigida, en mucho, a la prevención victimal.
VII. 11. SCHAFER
La clasificación de Stephen Schafer está fundamentada en la medida
de responsabilidad de la víctima, que viene siendo el eje de la relación
criminal-víctima y constituye el punto crítico del problema sobre cómo
entender y juzgar el crimen.
1) Víctima sin relación con el criminal.
2) Víctimas provocativas.
3) Víctimas precipitadoras.
4) Víctimas biológicamente débiles.
5) Víctimas socialmente débiles.
6) Víctimas "auto-víctimas".
7) Víctimas políticas.
La primera clasificación es obvia, no hay relación previa entre
ofensor y ofendido; las víctimas provocativas incitan la agresión en su
contra; las precipitadoras inducen o atraen al criminal; las
biológi¬camente débiles padecen por sus características físicas o
mentales; las socialmente débiles no son bien vistas por la sociedad
como parte de ella, y las autovíctimas, como su nombre lo indica, se
victimizan a sí mismas; finalmente, las víctimas políticas son aquellas que
padecen persecución y sufrimiento a causa de sus ideas políticas.

Crítica

Nuevamente encontramos confusión en los niveles de


interpre¬tación, pues se encuentran criterios basados en la actitud o
compor¬tamiento de la víctima, mezclados con características
individuales de la misma.
IVII.12. OTRAS TIPOLOGÍAS:
Ponti (citado por Gulotta), divide a las víctimas en pasivas y
activas.1™
Dentro de las víctimas pasivas están:
I a) La víctima simbólica, es quien sufre un delito con el cual se !
quiere golpear un sistema, del cual la víctima es exponente.
b) La víctima equivocada, es quien por error sufre el daño que ,
estaba destinado a otra persona.
Dentro de las víctimas activas tenemos:
a) Víctima por el papel desempeñado (por oficio, trabajo, etc.).
b) Víctima por inversión del papel desempeñado. Se da más que
todo entre elementos de la mala vida.
Jakovljevic propone la siguiente tipología:170 , 1. Víctimas de
delitos tipificados en la ley común. » 2. Víctimas de accidentes. 3.
Víctimas de terrorismo. ,., 4. Víctimas de desastres naturales. ¿,, 5.
Víctimas de conflictos armados.
Marchiori, en su obra, hace una clasificación de acuerdo a cada
dfelito y en cuanto a la clínica distingue:171
a) Víctimas pertenecientes al grupo familiar del autor del delito.
b) Víctima conocida por el autor.
c) Víctima desconocida por el victimario.
Landau-Freeman-Longo, consideran una tipología multidimen-sional,
e incluye:172
a) Fuente de victimización
b) Marco legal
c) Intencionalidad del victimario
d) Identificación de la víctima
e) Vulnerabilidad de la víctima
169 Gulotta, op. cu.
170 Jakovljevic, Ivan. Political Prísioners as Victims. V Symposium. Yugoslavia, 1985.
171 Marchiori, Hilda. La Víctima del Delito. Marcos Lerner. Editora Argentina, 1990.
172 Landau-Freeman-Longo, cu. por Friday, Paul. The Faces of Victimilogy, en: Interna-gpnal Faces of
Victimology. WSV Publishing. Alemania, 1992, p. 12.
f) Percepción de la víctima de la victimización
g) Percepción de los otros sobre la victimización
h) Modus Operandi y tipo de victimización
i) Severidad de la victimización
j) Relación víctima-victimario
k) Contribución de la víctima al evento
Esta última tipología ofrece la oportunidad de una visión com¬pleta
de cualquier victimización, y es útil no solamente por razones
académicas, sino que puede aplicarse en la práctica para asistencia a
víctimas.
CAPÍTULO VIII
FACTORES VICTIMÓGENOS

VIII. 1. INTRODUCCIÓN
Por factor victimógeno entendemos todo aquello que favorece la
victimización, o sea las condiciones o situaciones de un individuo que lo
hacen proclive a convertirse en víctima.
No debe confundirse factor con causa, ya que el primero favo¬rece,
facilita, conduce hacia el fenómeno victimal, en tanto que la segunda
produce la victimización.
Solamente podemos hablar de causa victimógena en el caso
concreto, ya que causa es aquello que necesariamente produce un
efecto, y quitando la causa eliminamos el efecto.
El factor victimógeno posibilita la victimización, pero no la produce;
podemos encontrar dos personas con los mismos factores victimógenos,
y una llega a ser víctima y la otra no.
En palabras de Stanciu:173 "De la misma manera que todas las
personas que sufren los factores criminógenos no se convierten en
criminales, igualmente todos los individuos que se encuentran bajo
situaciones victimógenas no se convierten en víctimas.
"La personalidad de cada quien y ciertas circunstancias pueden
realizar compensaciones y neutralizar la nocividad de las situaciones
desfavorables."
Por lo general, los autores aceptan la existencia de los factores
vic¬timógenos y la predisposición de ciertas personas para ser víctimas.
Di Tullio,174 sostiene que existen individuos que poseen una
sim¬patía criminógena, es decir, su personalidad está constituida de tal
forma que fácilmente se convierten en víctimas no sólo pasivas, sino
hasta voluntarias, de los más variados delitos.

173 Stanciu, Vasile V., op. cit. (Les droits...), p. 52. .


174 j-j¡ Tui[iOi Benigno. Principios de Criminología Clínica y Psiquiatría Fonenst, Aguilar.
España, 1966, p. 300.
Exner m opina que: "hay algo así como una aptitud personal, de
llegar a ser víctima de una acción delictiva de tipo determinado".
Para Fattah,17G las predisposiciones victimógenas no solamente
con-tribuyen a la escogencia de esta o de aquella persona como objeto
del crimen, sino que desempeñan también el rol de agente provo¬cador
que incita a la acción o inspira al criminal la idea del crimen. Se ha llegado
a plantear la existencia de una "víctima nata"; así Aldous Huxley177 llega
a afirmar que: "Existen víctimas por nacimien¬to, nacidas para ser
degolladas así como los criminales nacen para ser colgados de la horca.
Tú lo puedes ver en sus caras. Existe un tipo de víctima, así como existe
un tipo de criminal."
Este es un error a evitar, más aún si lo enfocamos en el mismo
sentido de "criminal nato", o de "predestinación victimal".
Sin embargo, es de reconocer que hay personas con una gran
pro¬clividad para ser víctimas, pues se reúne en su contra una gran
canti¬dad de factores victimógenos.
"Se trata de personas que presentan tres características esencia¬les:
un débil instinto de conservación, credulidad e imprudencia. Estas
personas tienen un comportamiento tal contra sus intereses y contra su
vida que parecen buscar de una manera inconsciente o subconsciente ser
robados, defraudados, lesionados y hasta muertos. Nosotros los
calificamos como casos de insuficiencia egoísta."178
En muchas ocasiones, son sujetos con graves defectos
psicológi¬cos (inseguridad, depresión, obsesión, etc.), o que están
conectados con ilícitos como el juego, la prostitución y las drogas.179
No podemos comprender el fenómeno victimal sin estudiar la
personalidad de la víctima, sus cualidades objetivas y subjetivas, así
como las circunstancias de la victimización.
Toda conducta o situación humana, aun la de ser víctima, llevan la
impronta de la personalidad del sujeto.
Cada hombre tiene su estilo de vida, igual que cada artista tiene su
distintivo, cada criminal y cada víctima tienen su estilo.
Por lo tanto hay un estilo criminal y un estilo victimal.180
Sin pretender un estudio exhaustivo, en este capítulo analizare¬mos
algunos de los principales factores victimógenos de naturaleza
175 Exner, Franz. Biología Criminal Bosch. España, 1957, p. 430. También en Criminología, Vallerdi, Italia, 1953, p. 284.
176 Fattah, op. cit.
177 Huxley, Aldous (Contrapunto).
178 Stanciu, op. cit. (Les droits...), p. 15.
179 Cfr. Aníyar, op. cit. (Vicíimología), p. 55.
180 Stanciu, op. cit. (Les droits...), p. 32.
< x<>)>,< n,i, dejando para el capítulo siguiente el análisis de los
factores
il( ii.niiraleza endógena. ,
VI11.2. CLASIFICACIÓN DE FACTORES
Existen diversas clasificaciones de factores victimógenos; algu¬nos
autores les llaman "predisposiciones", otros "factores de riesgo". Varios
los tratan como clasificaciones victímales. En este apartado (¡(aremos
algunos ejemplos.
Para Stanciu,181 los factores que explican la victimidad pueden ser
divididos en dos grupos:
1. Factores endógenos (ciertas deficiencias orgánicas).
2. Los factores exógenos (de orden social).
i Gulotta182 clasifica las predisposiciones en función del origen, ¡,
distinguiendo entre las innatas y las adquiridas. Las primeras son aquellas
que posee el individuo desde el nacimiento, como: el sexo, ' un vicio
parcial o total de la mente, una deficiencia física como sor-> domudez, la
ceguera, etcétera.
En cambio, las predisposiciones adquiridas son aquellas que el
individuo desarrolla en el curso de su existencia, y por lo tanto,
esencialmente, los tratamientos psicosociales y todas aquellas
enfer¬medades que han intervenido después del nacimiento.
Desde el punto de vista temporal, Gulotta distingue entre
pre¬disposiciones permanentes y temporales. Las primeras son aquellas
que acompañan al individuo durante toda su existencia. Las segun¬das
solamente por un período de tiempo más o menos largo. Ramírez
González desarrolla el siguiente esquema:183
Predisposiciones biofisiológicas
Edad ' ' :
Sexo
Raza
Estado físico
Predisposiciones sociales
Profesión Status social
Condiciones económicas Condiciones de vida
Predisposiciones psicológicas
Desviaciones sexuales Estados psicopatológicos Rasgos de carácter
181 Ibid., p. 44.
182 Gulotta, op. cit. (Vittima), p. 23.
183 Ramírez González, Rodrigo, op. cit., p. 17.
Mendelsohn184 considera que son factores determinantes:
I. El ambiente endógeno (bio-psicológico). En situaciones en que
cualquier persona razonable debe pensar en su propia seguri¬dad,
implica medida de precaución.
II. El medio natural circundante. Constituido por fuerzas
inde¬pendientes o incontrolables.
III. El medio natural circundante modificado. Este es resultado de la
contaminación de los componentes necesarios para la vida en el medio
natural.
TV. El medio social.
a) Individuos antisociales.
b) Organizaciones antisociales.
V. El medio antisocial. (Política de Estado o partido dictatorial,
totalitario o racista).
VI. El medio de manejo. Se trata del manejo de todas las máqui¬nas
domésticas o industriales.
Factores de riesgo
Aspectos
Steinmetz185 presenta el siguiente cuadro:
Operacionalización
Factor de atracción
Posesión de objetos valiosos
Características sexuales Tener las características de un rival
Vivir en los alrededores de delincuentes potenciales.
Visitar lugares frecuentados por delincuentes potenciales
Prevención técnica Vigilancia/protección
Nivel de ingresos, conducta de com-prador, ajuar de la casa, traer
dine-ro suelto en lugar de cheques. Mujer joven (forma de vestir).
Adolescentes (conducta de cam¬bio).
Factor de proximidad
Vivir en una gran ciudad o en un distrito criminal.
Conducta de paseo de compras, utilizar medios de transporte colec-
tivos.
Accesibilidad a la habitación, los automóviles, las chapas. Vivir en
una casa sin custodia, vivir en un lugar aislado. Ir o estar en situaciones
en las cua¬les nadie puede ayudar. Falta de disposición o inclinación de
los vecinos para auxiliar.
184 Mendelsohn, op. cit. (La Victimología y las Necesidades).
185 Steinmetz, C. H. D. Victimization Risks. III Symposium. Alemania, 1979.
l'odi i.unus propoiH i i.imlm-n la división de factores en víctimo-
iniprlrnirs y vfctimo-irprlriiics; los primeros serían aquellos que impulsan al
sujeto haría una situación victimal, en tanto que los segundos inhiben o
impiden tal situación.
Se llegaría a la victimización en aquellos casos en los que los
factores víctimo-repelentes no son suficientes en calidad y cantidad, y son
superados por los factores víctimo-impelentes.
Es interesante señalar que ciertos factores pueden ser víctimo-
impelentes y víctimo-repelentes simultáneamente, por ejemplo: el poseer
una gran fortuna representa un imán para los ladrones, y ponen al sujeto
en un riesgo de ser víctima de un delito patrimonial, pero al mismo
tiempo, la abundancia de medios permite adquirir una serie tic
mecanismos de protección que impiden múltiples atentados.
En un esquema dinámico, y tomando como base las ideas de Di
Tullio,186 dividimos los factores victimógenos en predisponentes,
preparantes y desencadenantes.
Los factores predisponentes son, por lo general, de naturaleza
endógena; crean en el sujeto una serie de debilidades que lo hacen
propenso a caer víctima de sí o de otros. Pueden ser biológicos (edad,
enfermedad), psicológicos (deficiencia mental, complejos), o aun sociales
(marginación, discriminación).
Los factores preparantes son, por lo general exógenos, y se van
desarrollando con el tiempo; así: una relación de enemistad, la inges¬tión
de alcohol o drogas, etcétera.
El factor desencadenante puede ser cualquiera, y su naturaleza
puede ser mixta. La provocación al victimario, el descuido momen¬táneo,
el asistir a un lugar victimógeno, pueden ser ejemplos claros.
VIII.3. LOS FACTORES EXÓGENOS
Como su nombre lo indica, los factores exógenos son aquellos que
se encuentran fuera del individuo.
Los factores exógenos pueden ser de muy diversa naturaleza:
telúricos, espaciales, temporales, sociales, etcétera.
Quetelet, desde el primer tercio del siglo pasado había enuncia¬do
sus "leyes térmicas", señalando la relación entre temperatura, clima,
época del año y crimen. Guerry, por su parte, realizó mapas de las zonas
criminógenas.
186 Di Tullio, op. cit., p. 901.
Estos conocimientos son aprovechadas hoy por la Victimología, pues
se pueden identificar situaciones y lugares victímales, haciendo
calendarios y mapas de la victimización.
Para nadie es desconocido que existen ciertos lugares (bares,
puertos, determinados barrios, etc.) que son "peligrosos", es decir que en
ellos se corre peligro, o sea que son victimógeríos.
De la misma manera, es de sentido común que a determinadas
horas no es conveniente "salir solo (a)", y que en vacaciones es riesgoso
dejar la casa sin custodia.
La teoría de la oportunidad187 está siendo utilizada amplia¬mente
en explicaciones victimológicas:188 la "oportunidad" de ser víctima
aumenta de acuerdo a los cambios sociales y desarrollo de la tecnología.
Este último punto ha sido contemplado por Mendelsohn: "una
civilización tecnológica tiene un punto débil: el número de sus víc¬timas
aumenta en proporción directa con su progreso".189
En los apartados siguientes estudiaremos algunos factores
victimógenos de naturaleza exógena, haciendo hincapié en nuestra
realidad y en los resultados de nuestras investigaciones.
Antes de continuar es necesario hacer un par de aclaraciones:
indudablemente el fenómeno victimal es una combinación de fac¬tores,
por esto la escasa significancia en algunos de ellos si se estu¬dian
aislados.
Dentro de los factores sociales, parece tener especial importan¬
cia la estructura política y las relaciones de poder, a esto
dedicaremos
capítulo aparte. i: • '• • • • • •
VIII.4. ESTADO CIVIL
El estado civil de la víctima es determinante en cierto tipo de delitos
como el adulterio o la bigamia, y puede tener peculiar impor¬tancia en
otros (sexuales).
En este apartado no haremos diferencia por delitos, sino que
expondremos lo encontrado en nuestra realidad en las víctimas en
general.
187 Cloward, Richard & Ohlin, Lloyd. Deüncuency and Opportunity. The Free Press. USA, 1966.
188 Dijk, Jan J. M. Van; Steinmetz, Cari. The burden of crimen in Dutch Society, en: Victimization and Fear of Crimen: World
Perspectives. U. S. Department ofjustice. USA, 1984, p. 40.
189 Mendelsohn, op. cu. (La Victimología y las Tendencias), p. 61.
Los resultados obtenidos en la investigación de Xalapa son los
siguientes:
CUADRO

En primer lugar, llama la atención el gran número de solteros


(70.27% frente al 42.96% obtenido en el censo general), esto se debe al
gran número de estudiantes entrevistados.
La soltería no parece ser factor importante, hay el mismo por¬centaje
de solteros víctimas y no víctimas, tanto en hombres como en mujeres
(50.7% y 49.4% respectivamente).
De los casados, el 61.5% de los hombres y el 58.9% de las mujeres
han sido víctimas, en la unión libre es de 58.3% hombres y 53% mujeres.
En los divorciados, el 64.70% de los hombres y el 69.23% de las
mujeres han sido víctimas.
En los viudos la cifra sí es importante, ya que el 89.3% de las
mujeres y el 91.7% de los hombres, cuyo estado civil es la viudez,
confesaron haber sido víctimas, lo que parece confirmar la idea popular
de los "negocios de viuda", así como la afirmación de algu¬nos autores
sobre la indefensión, soledad, e c., de los viudos.
Es decir, encontramos una escala de v'ctimización, de menos a más,
en la forma siguiente: solteros-ur 5n libre-casados-divor-ciados-viudos.
Para cotejar estos resultados, obtenidos de la pregunta: ¿cuál es . su
estado civil?, se hizo la pregunta: ¿cuál era su estado civil cuando pue
víctima?, no encontrándose diferencias notables en cuanto a
porcentajes, solamente se encontró un mayor número de casos sinj
respuesta.
En la investigación del Distrito Federal y zona conurbada, sel
obtuvieron los siguientes resultados:
CUADRO Nfi 7
ESTADO CIVIL (D.F., Z.C.)
Víctimas
No-víctimas
100.

CUADRO Na 8 ESCOLARIDAD
Víctimas
No-víctimas

Como puede observarse, el 46% y 58% fueron víctimas casadas y el


41% y 37% fueron solteras. Para no-víctimas el 52% y 56% fueron
casadas y el 37% y 38% solteras. No se encontraron diferencias
sus¬tanciales que pudieran indicar mayor victimización según el estado
civil de las personas.
La escala de victimización, comparando proporción entre vícti mas y
no-víctimas del Distrito Federal sería la siguiente, de menos a más:
divorciados, casados, viudos, solteros, unión libre.

La escolaridad más abundante está entre el sexto de primaria y H


tercero de secundaria.
Haciendo comparación con las no-víctimas, vemos que éstas ncnen,
en proporción, menos personas debajo de primaria y con ululo
universitario, y más personas con secundaria y bachillerato, rstando casi
iguales en técnicos, y siendo menos diversificados que l.is víctimas.

VIII.5. ESCOLARIDAD
La escuela es un factor social de importancia en todo fenómeno que
se presenta en la colectividad; la victimización no puede ser mía
excepción.
La escuela en sí puede ser victimizante, puede ser también un medio
victimógeno (ver infrá). Por el contrario, debe ser un iiisiiii-mentó de
protección y enseñanza para evitar la victimización.
El grado escolar más alto que han completado los entrcvi.si.idod
en Xalapa es el siguiente:

VIII.6. PROCEDENCIA
La Victimología ha estudiado la procedencia de las víctimas,
principalmente en lo referente a victimización de extranjeros.
En nuestras investigaciones los resultados son pobres, pues sólo • I
0.755% de la muestra en Xalapa y el 0.71% de la del INACIPE "'.tulló ser
extranjero.
En cuanto ai lugar de nacimiento de las víctimas, en Veracruz li.iy la
tendencia a ser originarios del Estado, en tanto que en el Dis-ii iu>
Federal el 57% de las víctimas son nativos del mismo (en la zona
«murhada, que es de inmigración, el porcentaje es de 46.2%).
En teoría, los extranjeros son victimizables por su desconoci-liento
del medio, de las costumbres y del idioma. En ocasiones por i
discriminación y la xenofobia.
No es aquí el momento de tratar el tema, pero sí consideramos
ecesario al menos mencionar a los trabajadores indocumentados,
«propiamente llamados "ilegales" (principalmente latinoamerica-os) en los
Estados Unidos de Norteamérica, que son victimizados n toda la
extensión de la palabra (explotados, robados, perseguidos, stigmatizados,
etcétera).190' 191
111.7. LA FAMILIA
Mucho se ha escrito sobre la víctima solitaria, por esto averi-;uamos
cuántas víctimas viven solas, encontrando (en Xalapa) que 1 porcentaje
es de 4.95%, frente al 5.5% de las no-víctimas; en el )istrito Federal y
zona conurbada las víctimas que viven solas son 1 5% y 4%, en tanto que
las no-víctimas son 5% y 4.2%.
Lo anterior nos lleva a concluir que el número de personas on las
que se vive parece no tener la menor influencia en la victimización.
Podemos agregar que las víctimas viven en promedio con 4.4^
>ersonas, en tanto que las no-víctimas comparten habitación con L44
sujetos.
En cuanto a la victimización de otras personas que viven con los
¡ntrevistados, encontramos que en las casas de las víctimas hay más
ictimización que en las casas de las no-víctimas.
Al 44.68% de las víctimas le fue victimizada otra persona que ive con
ellas, en las no-víctimas es de 32.42%.
Lo anterior nos hace pensar que hay factores sociales y ambien ales
de victimización (v.gr. barrio criminógeno).
Este resultado, que nos parece por demás interesante, toma cu
:uenta tan sólo la victimización producida por extraños, y no hemos
;onsiderado la violencia intrafamiliar.
La violencia intrafamiliar es uno de los problemas que m.r.
Dreocupan en la actualidad por su gran potencial victimó^rii» ñas adelante
analizaremos diversas manifestaciones, como el nialn.i :o a niños, las
mujeres golpeadas, etcétera.
190 Para una mayor información ver nuestro estudio: "Migración y Crimen < >i(.',• ' indo en Centro y Norteamérica". Criminalia.Año
LXIII, N" 2. pp. 166 y U. Edili >i i.il I '< >i M México, 1997. También en Migration and Críme. ISPAC. Italia, 1996.
191 Ver Lima Malvido, María de la Lu/.. "Control Social y movimientoi di |,.>iil.n i.» Criminalia. Año LXIII. N" 2. pp. 125 y u.
Editorial Pornla. México, 1996.
Así como existen familias criminógenas, las hay también victi-
ttiógenas, en cuyo seno abundan las víctimas.
VI11.8. LA PROFESIÓN
El trabajo puede ser un factor victimógeno de importancia; desde los
primeros estudios de Victimología se descubrió que existen profe¬siones
que llevan consigo situaciones de peligro.192
Sin considerar los accidentes laborales, que podrían ilustrar
am¬pliamente lo aseverado en el párrafo anterior, y tomando en cuenta
inclusivamente la victimización criminal, podemos afirmar que hay
miipaciones plenamente victimógenas.
Como ejemplos típicos podemos citar a los policías, taxistas, re-
Iunidores de mercancía, cajeros de banco, cobradores, y algunas
|Hofesiones ilegales (prostitución, apostadores).
Por el contrario, hay profesiones "intocables", que están más a n.ilvo
(generalmente) de la victimización, así, los sacerdotes, médicos,
in.ifst.ros, misioneros, jueces, fiscales, etcétera.
En nuestra investigación (Xalapa), la ocupación de las víctimas »<•
distribuyó de la manera siguiente:
CUADRO N° 9
OCUPACIÓN VÍCTIMAS
(XALAPA)
1 Ocupación
AHÍ, I Icuilg, Gdplnger, Aníyar, op. cit., pp. 483, 370 y 45, respectivamente.
La ocupación de estudiante parece ser la más "victimógena", pues
reúne el 49.32% de las personas que respondieron (el 29.7% de la
población total de Xalapa son estudiantes).
Esto puede tener varias explicaciones, entre ellas que:
a) Xalapa es una ciudad estudiantil.
b) La mayor parte de los encuestados son estudiantes.
c) La edad de iniciación victimal (16-20 años) coincide con la etapa
de ir a la escuela.
d) Efectivamente se tienen problemas de criminalidad en el me¬dio
escolar actual.
En cuanto a las otras ocupaciones, ente las principales tenemos:
empleados (16.35%), servicios (8.85%), amas de casa (7.13%) y
profe¬sores, profesionistas y campesinos con un 4.5% cada uno.
Los datos para el Distrito Federal y zona conurbada son similares,
pues el primer lugar lo ocupan los estudiantes con 31.5% y 12.82%
respectivamente. Los empleados administrativos y los presta¬ dores de
servicios van a continuación con 15.8%, 13.85, 16.1% y 16.5%.
Las amas de casa üenen el 13.1% y 12.8% ,,
CUADRO Na 10 OCUPACIÓN VÍCTIMAS
(D.F., Z.C.)
Ocupación

Muy unido al I.u tur ocupación está el de ingresos; la teoría indica


que a mayor poder económica menor victimización, pues los Momentos
de defensa son mejores.
Esta teoría la vimos confirmada en nuestra investigación, aun-i|iic se
trata de datos que los entrevistados de la muestra son renuentes ,i
proporcionar (posiblemente por razones fiscales), sí resulta que la \i<
limización se carga hacia sujetos de ingresos medios (27%) o muy !>.ijos
(22.5%); el 35.6% obtenían ingresos menores a 2,000 pesos (jura 1976).
VIII.9. EL ESPACIO Y TIEMPO VICTÍMALES -
Toda victimización se realiza dentro de un tiempo y un espacio
determinados.
El tema tiene mayor importancia ya que existen lugares, barrios y
/.onas victimógenas, que no deben confundirse con los lugares, barrios y
zonas criminógenas, pues no siempre coinciden.
Las zonas victimógenas son aquellas en que se realizan las vi<
timizaciones, a diferencia de las criminógenas en que se gesta la < i
iminalidad.
La Escuela de Chicago ha desarrollado una teoría ecológica de la
victimización.193
Las zonas urbanas tienen un índice de victimización mayor a las
suburbanas, las que tienen un índice más alto que las rurales.
La investigación finlandesa indica que en las zonas urbanas hay un
incremento en victimización, de crecimiento rápido, en tanto que en las
áreas rurales hay un pequeño y lento incremento.194
Las investigaciones concuerdan en la importancia que tiene el
vecindario, pero señalan también las variaciones de las cifras por las
características personales (edad, sexo, status, etc.), la forma de vida, el
empleo del tiempo, así como las dificultades para investigar vio¬lencia
intrafamiliar.
Es por demás interesante consignar los lugares en que la víc¬tima
sufrió el ataque; en nuestra investigación, presentamos separa¬dos los
resultados de hombres y mujeres, especificando los diversos delitos.
193 Pope, Cari. Personal victimization rotes and neighborhood characterístics. III Symposium Alemania,
1979.
194 Aromaa, Kanko. "Three surveys of violence in Finland, II", en: Victimization and fear of crimen:
World Perspectives. U.S. Department ofjustice. USA, 1984, p. 20.
CUADRO NO. 11
LUGAR (MUJERES)
(XALAPA)
CUADRO NO. 12
LUGAR(HOMBRES)
(XALAPA)
Los lugares públicos obtienen el primer lugar, 28% de las vícti¬mas
lo fueron en un lugar público. La casa-habitación es el segundo, con 26%,
luego siguen la vía pública, los lugares cerrados, los trans¬portes y
despoblados, con 23, 10, 9 y 3 por ciento respectivamente.
Entre lugar público y vía pública suman el 51% de los hechos
victímales.
Para las mujeres el lugar de mayor victimización es la casa-
habi¬tación, pues el 36% de las victimizaciones femeninas sucedieron ahí
(frente al 17% de los hombres).
Solamente los atentados al pudor son cometidos fuera de casa, en la
gran mayoría de los delitos las mujeres son víctimas en su propio hogar.
Lo anterior es explicable, por la gran cantidad de amas de casa en la
muestra, y porque la mujer pasa más tiempo en casa que en lugares
públicos.
En los hombres, por el contrario, los lugares públicos y la calle son
los sitios de mayor victimización.
En los cuadros queda expuesto el lugar que consignaron las víctimas
para cada delito.
Considerando tan solo robo, asalto y violación, los lugares más
peligrosos, en su orden serían:
26.2% 25.2%
11.3% 7.4% 6.7% 1.0%
15.6%
93.4%
Contra lo que pudiera suponerse, el lugar más inseguro es la propia
casa, seguido de la calle lejos de casa.
Para los hombres es más peligrosa la calle, lejos o cerca de casa,
para las mujeres el propio hogar, el trabajo y la escuela.
Se investigó también el tiempo de residencia de víctimas y no-
víctimas, no encontrándose diferencia significativa en este renglón en
ninguna de las investigaciones.
En cuanto al tiempo victimal, no creemos necesario reproducir los
cuadros, pues simplemente comprueban lo muy sabido de que las
victimizaciones en general aumentan hacia fines de año (septiembre,
En casa o departamento .................................
En la calle, fuera de casa ................................
En la calle, cerca de la casa (dentro de unas cuantas
manzanas) ..........................................
En la escuela...........................................
En el lugar de empleo, trabajando........................
En una tienda, cantina o cabaret, u otro sitio comercial.....
En algún otro sitio .....................................

u< mine, noviembre y diciembre). El más victimógeno es diciembre,


«I menos es abril.
I' I día de la semana con mayor frecuencia victimógeno es el saludo,
que reúne el doble de hechos que cualquier otro día, el de menor
victimización es el martes.
En la investigación de CONSEGU podemos apreciar un cambio
notable en la estructura espacial de la victimización, pues la insegu¬ridad
se carga fuera de la casa, que sólo da el 12%, en comparación con la vía
pública (53%), transporte público (22%), centro de traba¬jo (5%), centro
comercial (4%) y escuela (2%).
En lo temporal, CONSEGU reporta como los meses más victi-
inógenos septiembre y julio, los menos enero y diciembre, y en cuanto al
día jueves y viernes como los de mayor frecuencia y el domingo como el
menos peligroso.
CAPÍTULO IX
LOS FACTORES ENDÓGENOS

IX. 1. INTRODUCCIÓN

En este capítulo mencionaremos la influencia de los factores


endógenos en la victimidad.
A diferencia de los factores exógenos que están fuera del indi¬viduo,
los endógenos están dentro del mismo.
Para su mejor análisis, los hemos dividido en dos grandes gru¬pos:
los de índole biológica y los de naturaleza psicológica.
IX.2. FACTORES BIOLÓGICOS
Mucho se ha discutido la intervención de los factores biológicos en la
génesis del crimen. Sin tocar el problema en el victimario, debemos
reconocer que en la víctima pueden intervenir con relativa frecuencia y de
manera especial en ciertas formas de victimización.
Para Hentig: "El individuo débil, tanto en el reino animal como entre
los hombres, es aquel que probablemente será víctima de un ataque.
Algunos como los menores y los ancianos son débiles en lo físico; otros
pertenecen al sexo débil; otros son débiles de espíritu."
El mismo autor 195 dice que: "es comprensible, y estaba además
objetivamente justificado, que el interés de la ciencia se centrara en
primer término en la influencia de la herencia en el autor".
"La transmisión por la herencia de rasgos esenciales del ofen¬dido,
no ha sido apenas objeto de atención."
Algunos autores, como Pérez Zarate, afirman que se encuentra entre
familiares, la transmisión por la herencia de algunas cualida¬des, como la
codicia, el carácter pendenciero y la tendencia a la depresión, se
transmiten los genes a este tipo de víctimas.196

195 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 553.


196 Pérez Zarate, Arturo. La Victimología. Tesis UAVT. México, 1976, p. 43.
Opinamos que aún falta mucho por investigar en este terrenc no
liemos encontrado trabajos de importancia en materia de factore li< 1i
(litados, aunque la razón indica que el debilitamiento congénit h.u r ;il
sujeto proclive a ser víctima.
El sujeto enfermo, desnutrido, inválido, deforme, es ya de po M una
víctima, por atraer la curiosidad o la no siempre sana pieda de la
sociedad; en muchos casos sufre por no tener acceso a la ater (ion
sanitaria necesaria (falta de medicación, de vacunación, d asistencia
médica y hospitalaria) y, en ocasiones, sus deficiencias s deben a la
carencia de los satisfactores básicos, como es el caso d la desnutrición, o
la ausencia de una educación adecuada.
Sumada a esta victimización viene la sobrevictimización de le que se
aprovechan de su debilidad.
La persona hambreada y/o enferma cae fácilmente en garras d los
explotadores, que le pagarán un mísero salario, o de los charl; tañes, que
terminarán de exprimirla ofreciéndole curas milagrosa
La persona enferma o con minusvalías físicas puede ser tambié
propensa a victimización no criminal, es decir a accidentes.197
En la investigación mexicana, resulta que, en el momento de 1
victimización, tenían algún problema físico el 11.95% de las víctim; del
D.F., el 7.3% en la zona conurbada y el 8.68% en Xalapa (ver < problema
concreto en los cuadros 13 y 14).
CUADRO Na 13
ESTADO FÍSICO DE LA VÍCTIMA
(XALAPA)
Estado

1!l7 En este sentido, es interesante el trabajo de Meyersohn, basado


en autopsias i personas fallecidas en accidente, en los que se encontró
patologías pre-existentes qi darían una explicación diferente a la muerte
del sujeto. Cfr. Meyersohn, J. The importa? of pre-existing pathological
changes in accident victims. I Symposium. Israel, 1973.
La impon.un 1.1 esfnií.i cu (|nc <) de i .ui.i 10 vícdmai tenían algu¬na
posibilidad de deiens.i. i'.s de uní.u (jiir, dentro de aquellos que no
estaban normales, el (>3.83% se encomiaba ebrio, siendo ¿ate un factor
victimógeno como veremos más adelante.
Es más común que las mujeres víctimas estén normales (94%), que
los hombres (88%).
CUADRO NQ 14
E relativa (%) D.F.
88.1 4.5 1.9 3.1 2.4
92.7 5.1
.7

ESTADO FÍSICO DE LA VÍCTIMA (D.E, Z.C.)


IX.3. LA EDAD ,
Es pacífico entre los autores el aceptar que la edad es un factor
victimógeno.
En este apartado daremos solamente algunas ideas generales, ya
que dedicaremos sendos capítulos a la victimización del menor de edad y
del anciano.
En la investigación de Xalapa, el 68% de la muestra fue menor de 25
años, el 63.085% de las víctimas tenía menos de 25 años, frente al
75.98% de las no-víctimas, es decir, la edad de las víctimas es supe¬rior
a la de las no-víctimas, por lo que la menor edad no parece influir. En
cambio la mayor edad es significativa, pues mientras el 3.7% de las
víctimas superan los 50 años, solamente el 0.6% de las no-víctimas están
por encima de esa edad.
La edad parece tener importancia en cuanto al delito padecido.198
En cuanto a la edad de inicio victimal, de las personas que recuer¬dan su
primera victimización, el 53.7% lo fue entre los 10 y los 20 años.
198 Cfr. Góppinger, op. cit. (Criminología), p. 371.
T,uil<> la* curvas dr IHKIO victimal como las de victimizaciói KI
nadan l.i-s de nn< n> ( iimm.il y de criminalidad, el fenómeno s< ( .u i;.i
haci.i 1.1 (d.id juvenil, por lo que se puede proponer la hipótesi de <|uc los
jóvenes son vic:limi/.ados por otros jóvenes.
Lo anterior se desprende de la pirámide poblacional del país en que
la mayoría todavía está compuesta por jóvenes.
Sin embargo, países con muy diferente pirámide poblacional reportan
también altas tasas de victimización en los jóvenes.199' 20°
CUADRO Na 15
EDAD
(XALAPA)
Víctimas
No víctimas

199 yer Referente a Norteamérica y Australia: Braitwaite, John; Biles,


David. Victimí and offmders: The australian experience, en: Victimization
and fear of crime: World Perspectives. U.S. Department of Justice. USA,
1984, p. 3.
200 Para Alemania (R.F.), consultar: Kirchhoff, Ferdinand; Kirchhoff,
Claudia. Victimo-logical Research in Germany: Victimal surveys and
research on sexual victimization, en: Victimization and fear of Crime:
World Perspectives. U.S. Department of Justice. USA, 1984, p. 59.
IX.4. EL SEXO ,
En la investigación de Xalapa, la muestra se dividió por igual en
hombres (50.56%) y mujeres (49.44%), resultando que de las vícti¬mas el
51% son hombres y el 49% mujeres. Del total de hombres el 54.76%
confesó haber sido víctima, frente al 52.90% de las mujeres.
Lo anterior nos demuestra que no existe una diferencia signi¬ficativa
en cuanto al sexo, y que la capacidad victimal es sólo ligera¬mente
superior en los hombres.
Hay diferencia en la investigación del INACIPE, en que el 56% (D.F.)
y el 65% (Z.C.) de las víctimas son hombres, lo que da una preferencia
por el sexo masculino para los fines de victimización.
En lo referente al tipo de victimización sufrido, encontramos
diferencias muy marcadas en cuanto al sexo de las víctimas.
Indepen¬dientemente de los delitos de víctima típicamente femenina
(viola¬ción, estupro, atentado al pudor, abandono y rapto), encontramos
un mayor número de mujeres en robo e injurias, mientras que los
hombres predominan en lesiones. Para ejemplificar las diferencias
resumimos los 5 delitos más frecuentes, en su relación de víctimas
masculinas y femeninas.
CUADRO NQ 16 CINCO DELITOS MÁS FRECUENTES
Delito
Hombres
Mujeres

Visto en otra forma, el 23% de las víctimas masculinas lo fue por


lesiones (8.26% del total de las femeninas), el 29.88% por robo (34.26%
mujeres), y el 9.4% por injurias (16.28% mujeres).
Los estudios sobre asalto con violencia en Estados Unidos y en
Holanda encuentran que los jóvenes de sexo masculino tienen mayor
probabilidad de ser víctimas que las personas viejas y las mujeres.201

201 Block, Richard. "The impact of victimization, rales and paterns: A comparison of the Netheríands and the United
States". Op. cit. (Victimizatiori), p. 25.
IX.5. FACTORES PSICOLÓGICOS
No es muy abundante la investigación de los factores psicológi¬cos
que intervienen en el fenómeno victimal. Parece ser un campo de gran
riqueza para la exploración.
La Psicología (y aun la Psiquiatría) criminológica se ha dedica¬do,
casi exclusivamente, al análisis de la personalidad del criminal, y ha
contemplado a la víctima como un producto de la conducta
antisocial.
En los apartados siguientes haremos mención de los factores
psicológicos que inciden en la victimización, en un intento más ejem-
plificativo que exhaustivo, pues el análisis de cada proceso psíquico
rebasaría en mucho la intención de la obra.
Queda este esfuerzo como un esquema para posterior desarrollo c
investigación

IX.6. LOS PROCESOS COGNOSCITIVOS


La sensopercepción, muy relacionada con los órganos de los
sen¬tidos, tiene influencia lógica en la victimización.
El sujeto con deficiencias auditivas o visuales presenta una
debili¬dad que lo hace más fácilmente victimizable. Es sabido que hay
más víctimas en los lugares o a las horas en que la visibilidad es menor.
La persona con poca sensibilidad cutánea es víctima propicia de los
carteristas. El que tenga fallas olfativas o gustativas puede caer en
fraudes con fragancias, alimentos o bebidas.
La capacidad de atención nos pone en guardia contra la
victimi¬zación. El sujeto distraído puede ser víctima con mayor frecuencia
que el atento, piénsese en la cantidad de accidentes de tránsito
pro¬ducidos en un momento de distracción.
El aprendizaje juega un papel importante en la prevención victimal,
ya que las personas pueden aprender a no ser víctimas. Se debe
inves¬tigar el fenómeno contrario, o sea si se aprende a ser víctima.
La inexperiencia de la víctima ha sido estudiada y considerada desde
hace mucho tiempo por el Derecho Penal.
202 Para mayor información: Scripcare, G. y Pirozynski, T. Victimologic incidents in malodjusted pathologic behavior. II
Symposium. Boston, USA, 1976. Tomorug-Miarka, Epaminon-da y Pirozynski, T. Victimological relations in psycho-involutive
maladjustments. II Symposium. Boston, USA, 1976.
En cuanto a la memoria, todos conocemos muchos caaos (y quizá la
propia experiencia) de personas que omitieron cerrar su casa o automóvil,
o que olvidan algún objeto y cuando regresan (desde luego) ya no está.
El pensamiento lógico nos previene contra la victimización.
La fantasía y la imaginación son dignas de estudio, cuántas veces la
víctima ha fantaseado su victimización hasta que se hace cierta (la
profecía cumplida). Lo anterior tiene gran conexión con los proce¬sos
subconscientes.
La inteligencia es uno de los factores estudiados; la mayoría de los
autores concuerdan en que las deficiencias intelectuales facilitan la
victimización.
En teoría, a mayor inteligencia menor victimización. La víctima de los
delitos de astucia es concebida siempre como menos inteligen¬te que el
victimario.
No se interprete que sólo los tontos son víctimas;
independien¬temente de la intervención de los demás procesos
psicológicos, hay delitos en que sólo pueden caer victimizados individuos
con buena inteligencia, como fraudes muy elaborados, en que el
deficiente no comprendería cuál es la presunta ganancia.
IX. 7. LAS ESFERAS AFECTIVA Y VOLITIVA
Así como existe una motivación para el crimen, en muchos casos la
hay para ser víctima. Los casos más obvios son aquellos en que se
obtendrá una ganancia (cobrar el seguro, por ejemplo).
Sin aludir por ahora a los motivos subconscientes (o inconscien¬tes),
sino únicamente a los conscientes, mencionemos como ejemplo el deseo
de seguridad, de realización, de status social, de participa¬ción, de
aprobación.
Así, el individuo cuya motivación básica es la seguridad, puede
extremar sus precauciones para conservar sus propiedades, a tal grado
que atraerá la atención de los ladrones. El que desea aprobación o
reconocimiento social puede correr riesgos innecesarios (frecuente en los
jóvenes). El que está motivado por la participación puede integrarse a
grupos criminógenos (que lo victimizarán) o victimógenos (en que será
víctima con el resto del grupo).
Hentig20S señala la víctima con ansia de vivir: "por ansia de vivir no
debe entenderse únicamente los caminos tortuosos, de los impul-
ios ;i los que se da el nombre de amor. Comprende también otros
impulsos de importancia vital, el de emigrar, el ansia de libertad, la
l>iÍM|iu-(l;i de aventuras y peligros, de nuevas impresiones y vivencias,
1.1 pasión del juego, de la excitación y el cambio de escena, e incluso del
derroche y del placer de regalar".
Los sentimientos intervienen en toda conducta humana, la victimi-
/.;idón no es una excepción; de hecho, el ser víctima produce
senti¬mientos realmente desagradables.
En su "Víctima de resistencia reducida", Hentig plantea los casos en
que un sentimiento lleva a la victimización: "Los sentimientos Inertes
arrastran consigo a la totalidad de las funciones psíquicas y las agotan y
vacían en su favor. Eliminan todo atisbo de crítica que i ni pida su pleno
desarrollo y que suponga de momento un debilita¬miento."204
Cita como ejemplos (no discutimos si realmente son sentimien¬tos o
no):
a) La esperanza (estafadores en casos de prisioneros de guerra).
b) La compasión (seudo-viudas, inválidos, limosneros, simu¬ladores,
etcétera).
c) Nacionalismo (colectas en casos de catástrofes, etcétera). ,,
d) La beneficencia.
e) La devoción.
f) La inclinación a la subordinación (principalmente burócratas).
La emoción es uno de los fenómenos psicológicos con mayor
sig¬nificación criminológica y victimológica; su contenido físico y mental
hace que el sujeto difícilmente pueda gobernarla.
La ira, el odio, el amor, el miedo, son cuatro gigantes del alma que
en un momento dado se apoderan de nosotros y nos hacen perder el
control y quedar en una posición de desconcierto tal que somos
fácilmente victimizables.
El amor, tema favorito del arte, puede llevar a realizar verdaderas
tonterías; el individuo idealiza al sujeto amado y queda totalmente
indefenso, entregando sus bienes, dándose a sí mismo, y llegando al
extremo de la autodestrucción (suicidio por amor).
El miedo, la reina de las emociones, la más dramática e
in¬controlable es, en nuestra opinión, la más victimógena. Su reacción
física, con taquicardia, hipertensión, sudación, la descarga de adrena¬lina
y la acción del hipotálamo, dejan al sujeto fuera de control, y en muchos
casos lo inmovilizan impidiendo la defensa.
Hentig, op. cit. (El Delito), p. 493.
Hentig, op. cit. (El Delito), p. 502.
La voluntad (cuyo contrario sería la impulsividad) debería ser el
principio rector de nuestros actos, por desgracia no siempre es así.
La persona sin voluntad cede fácilmente a la victimización; hay
quienes no saben decir no y son envueltas por el victimario.
Múltiples autores se ocupan de la víctima por negligencia, que no es
más que un individuo con voluntad débil. "Como la negligen¬cia de las
personas negligentes es permanente, la reincidencia victima! es en todo
el tiempo virtual."205
IX.8. LA PERSONALIDAD
Podríamos proponer como hipótesis de trabajo, que una
perso¬nalidad bien integrada es menos victimizable que una personalidad
lábil, desintegrada o desequilibrada.
A la vez, podríamos plantear la cuestión de si existe una
perso¬nalidad victimal, tal y como lo mencionamos en la introducción a
este capítulo.
La personalidad, según la teoría psicoanalítica, está regida por un
aparato intrapsíquico dividido en dos partes: una dinámica com¬puesta de
yo, ello y super yo, y otra topográfica integrada por cons¬ciente,
preconsciente e inconsciente.
El yo es la parte más importante de la personalidad, pues está en
contacto con la realidad, y en él residen inteligencia y voluntad. Un yo mal
integrado puede llevar a problemas victimógenos.
En el ello se encuentran instintos, pulsiones y tendencias que
pueden impulsar al sujeto a ser victimizado. El ello es por demás "ciego" y
responde tan sólo al principio de placer, que por satisfacer¬se no mide
consecuencias.
El super yo es la parte "moral" de la personalidad; su ausencia o su
rigidez ponen al individuo en una falta de adaptabilidad que puede
victimizarlo.
Es trascendente el equilibro entre yo, ello y super yo, es decir
entre realidad, deber y placer, pues esto es lo que puede
considerarse
como "normalidad". y
El inconsciente de la víctima (en terminología freudiana) tiene un
papel preponderante en el proceso de victimización.
Hemos mencionado la motivación consciente, pero no toda
motivación entra en esta categoría, gran parte de nuestra motivación
queda fuera de la consciencia, y realmente no la conocemos; múlti-
205 Stanciu, op, cit., p. 34.
ples veces la viViini.i .Un mu (y es • u no) no saber el por qué se puso ni <
sudo victini.il
Muchos de los l< nomenos mencionados (distracción, olvido) y olios
como los actos fallidos, las equivocaciones y los errores, tienen su c
\plicacion en el inconsciente.206
La teoría indica que hay muchas víctimas que inconscientemen¬te
deseaban serlo, y por esto se pusieron en situación victimal.
El razonamiento se desprende de un artículo de Freud denomi¬nado
"El delincuente por sentimiento de culpabilidad",207 en el que plantea el
descubrimiento de que el sentimiento de culpabilidad existía antes del
delito, es decir que el delincuente delinque para que lo castiguen,
aplacando así sus sentimientos de culpa inconscientes.
De igual forma, ciertos individuos satisfacen sus deseos
incons¬cientes de castigo al ser víctimas, disminuyendo (o eliminando)
así el sentimiento de culpa.
Abrahamsen208 descubrió que los delincuentes tienen una
pro¬pensión a los accidentes dos veces mayor que los no delincuentes,
interpretando con esto que en el fondo, criminal y víctima tienen un
substrato de culpa que debe ser satisfecho con castigo.
Aunque generalizar sería inadecuado, es incuestionable que
exis¬ten sujetos a los cuales persigue la "mala suerte", todo les sale mal y
continuamente sufren accidentes, siendo victimizados reiterada¬mente.
Mucha de esta "mala suerte" podría explicarse con una buena exploración
del inconsciente.
Insistimos en lo peligroso de las generalizaciones, pues "sería un
error y una injusticia imaginarse que todos los humillados y ofendi¬dos,
los resignados y los prisioneros de la vida en la libertad repu¬blicana son
víctimas de su constitución psicofísica y que su condición inhumana es
una situación inconscientemente escogida por ellos".209
IX.9. Los INSTINTOS v ,•
El instinto básico es el de conservación, que puede dividirse en tres
formas esenciales: conservación propia (instinto de conservación),
conservación de la especie (sexual) y conservación del grupo de
pertenencia (gregario).
206 Cfr. Freud, Sigmund. Psicopatología de la vida cotidiana. Obras completas. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid, España, 1948, pp.
635 y ss.
207 Cfr. Freud, Sigmund. Psicoanálisis Aplicado, op. cit. (Obras completas), p. 951.
208 Abrahamsen, David. The Psychohgy of Crime. Columbia University Press. Nueva York, USA, 1967, p. 94.
209 Stanciu, op. cit. (Etat Victimal...), p. 36.
El instinto es fundamental para la supervivenria, y consiste en una
forma de reacción filogenéticamente determinada.
Para la teoría psicoanalítica existen dos instintos: el aros y el táñalos,
el primero es el instinto de vida, creador y positivo; el segun¬do es el
instinto de muerte, de destrucción.
Cuando hay equilibrio entre los dos no hay problema, pero si
predomina el láñalos el sujeto tiende a la heteroagresión o a la auto-
agresión (o ambas), este último caso es el que nos interesa en la
Victimología.
El comportamiento tanático puede llevar a la autodestrucción, como
es el caso del alcohólico, del drogadicto, o, en su forma más grave, al
suicidio.
El instinto de conservación personal puede desviarse, y el indivi¬duo
con tendencias autopunitivas o depresivas demuestra un absoluto
desinterés por la vida, un fatalismo tal que les impide luchar, cuidar¬se,
asumir una posición alerta frente a situaciones de peligro.
El extremo de la desviación lo representa el masoquismo, en el que
la víctima goza con el sufrimiento. Se supone que instintivamente
bus¬camos el placer y huimos del dolor, pero el masoquista busca la
aflic¬ción, pues con ella se siente feliz; es en muchos aspectos la víctima
ideal.
Las desviaciones del instinto sexual son peculiarmente victimóge-
nas; piénsese en el homosexual, que sufre la brutalidad y el desprecio
social, y que son víctimas de persecución, agresiones y chantajes.
Lo mismo podemos decir del pederasta, el paidófíco, el
exhibicio¬nista, la ninfómana, el bestialista, etcétera.
Una forma peculiarmente peligrosa lo significa el masoquismo
sexual, en que el sujeto sólo puede excitarse mediante golpes,
humi¬llaciones, tormentos o poniendo en peligro su vida (DSM-III,
302:83).
El individuo con fallas en el instinto gregario tiende a aislarse, carece
de solidaridad social, y esto lo lleva a perder la defensa natural que
representa el grupo.

La angustia es un síntoma que puede ser paralizante, una de sus


formas es el temor a ser víctima, lo que puede presentarse también
dentro de los estados fóbicos.211
La depresión, ya mencionada anteriormente, y todos los trastor¬nos
afectivos, principalmente la melancolía.
La agresividad, que lleva al individuo a retar seriamente al
victi¬mario; son algunos de los casos que los autores denominan "víctima
provocadora".
Debemos insistir en el alcoholismo, que "está a la cabeza de los
factores que crean víctimas", ya que "desde la familiaridad expansiva
hasta el estado de coma, el bebedor es la víctima ideal de todos los
delincuentes contra la propiedad, de los autores de robo con violen¬cia o
intimidación en las personas, y más aún de los de hurto y estafa".212
Hentig señala que la tercera parte de los blancos y casi la mitad de
los negros, encuentran la muerte cuando ambos, el autor y la víc¬tima, se
hallan bajo la influencia del alcohol, y afirma que "las vícti¬mas
embriagadas son bien recibidas".213
Finalmente, hagamos mención de las psicosis, es decir, de las
enfermedades mentales.
Excedería en mucho el hacer la descripción de cada enferme¬dad y
sus características victímales, baste señalar que el enfermo mental es de
por sí una víctima, por la incomprensión, animadversión y rechazo que
sufre de parte de la sociedad.
Es conocida en la literatura y en la vida real, la figura del loco del
pueblo, blanco de las burlas, bromas y agresiones de su grupo social.
Además el psicótico sufre de falta de atención, o atención
insu¬ficiente o inadecuada; desde Howard y Pinel hasta nuestros días se
han hecho múltiples denuncias sobre los abusos realizados en los
hospitales psiquiátricos.214

IX.10. OTROS FACTORES PSICOLÓGICOS Y PSIQUIÁTRICOS


Existen múltiples factores psicológicos victimógenos aparte de los
mencionados.
Mendelsohn hace referencia al endo tabú, definiéndolo como "la
tendencia existente en el hombre para ignorar el hecho de que él puede
ser víctima de sus propios actos irracionales".210
210 Mendelsohn, op. cit. (Victimologia y necesidades).
211 CJr. P.S.M. III: 300.01 y 300.29. American Pjychiatric Associatíon. DSM-III. Masson,
S.A. México, 1983. , ,
212 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 535.
213 Ibidem. .'..'.".
214 Cfr. Goffman, Ervin, op. cit., también: Scheff, Thornas. El rol da enfermo mental. Amorrortu Editores. Argentina, 1973.
CAPÍTULO X

RELACIONES ENTRE VÍCTIMA Y VICTIMARIO

X.l. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista popular, es decir en sentido común, el
criminal y la víctima son radicalmente diferentes; desde el punto de vista
jurídico esto es verdadero, aunque hay algunas excepciones.
Tanto el punto de vista popular como la concepción jurídica no han
cambiado, aunque la Victimología ha realizado encuestas que pueden
poner en duda estas creencias.215
Tradicionalmente se consideró al delincuente agresor y a la víctima
inocente, hasta que la nueva disciplina reveló la relatividad de las culpas y
la dialéctica interpersonal, naciendo tabla rasa de un maniqueísmo de
siglos.216'217
"La relación entre el criminal y la víctima es más compleja de lo que
la ley está dispuesta a admitir. Criminal y víctima obran uno sobre otro
inconscientemente. Podemos decir que, en la misma medida en que el
criminal moldea a su víctima ésta moldea al cri¬minal. Y mientras la ley
juzga estas relaciones desde un punto de vista objetivo, no emocional, la
actitud psicológica de los participan¬tes es muy diferente. La ley distingue
con toda claridad al atacante de la víctima. Pero en realidad esta relación
puede ser, y a menudo lo es, de estrecha intimidad, de modo que los
papeles se invierten y la víctima pasa a ser el agente determinante,
mientras que el victima¬rio se convierte en víctima de sí mismo." 218
Esto, dicho en palabras del poeta Gibrán Jalil, es aún más
impac¬tante:219

215 Cfr. Fattah, op. cit. (Quelques pwbtemes...), p. 335.


216 Cfr. Aníyar, op. cit. (Los desviados...), p. 96.
217 Cfr. Oliveira, Edmundo. O Críme precipitado pela vítima. Edicoes CEJUP. Brasil, 1988.
218 Abrahamsen, op. cit. (La Mente), p. 46.
219 Jalil Gibrán, Gibrán. El Profeta. Editorial Orion. México, 1968, p. 92.
"El asesinado no es irresponsable de su asesinato. Y el robado no
es inculpable de haber sido robado. El justo no es inocente de los actos
del malvado. Y el puro no está limpio de los actos del felón. Es más, el
delincuente es a menudo la víctima del injuriado. Y el c ondenado es, con
frecuencia, quien carga la cadena del inocente inmaculado. No podéis
separar al justo del injusto y al bueno del malvado.
"Pues juntos se yerguen de cara al sol, como juntos se entretejen el
hilo negro y el hilo blanco. Y cuando el hilo negro se rompe, el tejedor
revisará toda la tela y examinará el telar entero."
Neuman dice que: "hay una sepulcral danza entre eros y tanatos,
que han celebrado de antiguo inescrutables esponsales recogidos en
leyendas mitológicas, en viejas civilizaciones y en múltiples libros
religiosos y sus exégesis".220 Stanciu lo interpreta como "Ormuzd y
Ahrikan (en la religión Masden), Dios y Satán (en la creencia cris¬tiana) ,
el principio del bien y del mal (en ciertas morales), tienen su equivalente
en los dos conceptos: la víctima y el criminal." 221
La interacción víctima-criminal se convierte en uno de los temas de
mayor interés para las diversas Ciencias penales.
Para Di Tullio, "el comportamiento de la víctima puede tener
particular importancia en las relaciones de la Criminogénesis, por cuando
de ello pueden partir estímulos capaces de reforzar y desen¬cadenar el
impulso y las fuerzas crimino-impelentes".222
Para el maestro italiano, el comportamiento de la víctima puede
influir sobre los contra-impulsos y sobre las fuerzas crimino-repelen-tes.
Puede haber procesos de atracción, repulsión, pasividad, provo¬cación,
etcétera.
Efectivamente, la Victimología nos ofrece la oportunidad de analizar
a la víctima como factor predisponente, preparante o desen¬cadenante, y
de integrar sus características personales con las del autor, además de
establecer un modelo dinámico comparando los motivos del autor y la
actitud de la víctima.
Tiene razón Góppinger cuando afirma que: "si se pretende car¬gar la
relación delincuente-víctima de una forma criminológicamente relevante,
es necesario integrarla en el conjunto del delincuente y su esfera social.
Una visión parcial a partir de la víctima o el autor debe necesariamente
conducir a resultados parciales. Es necesario intentar abarcar la relación
delincuente-víctima como una unidad." 223
220 Neuman, Elias, op. cit. (Victimología), p. 101.
221 Stanciu, op. cit. (Les Droits), p. 71.
222 Di Tullio, op. cit.
223 Góppinger, op. cit. (Criminología), p. 366.
Podríamos completar diciendo que, si se pretende dar a la i« Li¬ción
víctima-criminal una gran importancia victimológica, es necrvn u»
integrarla en el conjunto que conforman la víctima y su esfera so< i.il.
En la dinámica víctima-criminal, podemos encontrar que lu VM -tima
puede intervenir en cuatro formas diferentes:"24
a) La víctima puede ser la causa de la infracción.
b) La víctima puede ser el pretexto de la infracción.
c) La víctima puede ser el resultado de un consenso.
d) La víctima es el resultado de una coincidencia.
Eisenberg intenta clasificar las relaciones entre delincuente y víctima,
y llega a cuatro grupos principales:
1. El centro de la relación lo ocupa una vinculación personal nacida
de una fijación psíquica o física (simbiosis).
2. En el segundo grupo existe una relación de mero contacto .interior
al delito.
3. En el tercero, una relación semejante que surge sólo y/o
exclusivamente durante la comisión del hecho (es importante si la víctima
fue elegida de acuerdo a algún criterio o no).
4. El cuarto grupo se caracteriza por el anonimato, por la cali¬dad
impersonal de la relación.
En el presente capítulo, desarrollaremos algunas de las ideas
expuestas anteriormente, para tratar de dar una idea general de la "pareja
penal", es decir de la compleja relación víctima-victimario.
Estamos de acuerdo con Stanciu en que la pareja criminal-víctima no
puede ser pensada en términos antagonistas, y en que "si todos los
criminales no son culpables todas las víctimas no son inocentes".225
Pero es de advertirse en el peligro de convertir la Victimología en el
"arte de culpar a la víctima", y debe quedar claro cuál es el objetivo del
análisis de la dinámica víctima-victimario.
X.2. LA PAREJA PENAL
Mendelsohn propone este término para la pareja (couple) for¬mada
por el criminal y su víctima. No debe confundirse con la pareja criminal
(coppia criminale o crime a deux) de Escipión Sighele.226

224 Solórzano Juárez, Jesús. La Victimología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. México, s/f., p. 27.
225 Stanciu, op. cit. (Les Droits), p. 14.
226 Sighele, Escipión. La Coppia Crimínale. Fratelli Bocea. Torino, Italia, 1892.
El l< nomino de l.i i omplicidad para el crimen se basa en el principio
de "l.i unión hace la fuerza" (para el bien o para el mal, a^K-^.i Si^hclc.),"'
y consiste en la conjunción de esfuerzos de dos o más personas para
lograr con mayor facilidad su propósito antisocial.
Cuando se trata de dos personas, se habla de "pareja criminal",
como puede hablarse de "tercia" y "cuadrilla" cuando son tres o cua¬tro,
aunque la dinámica del dúo es por demás especial.
La pareja criminal es la forma más simple de delincuencia aso¬ciada,
y la razón de individualizarla y examinarla reside en que sigue normas
particulares de conducta merecedoras de especial considera¬ción, pues
debe valuarse la personalidad de aquellos que la compo¬nen. Hay toda
una clasificación de parejas criminales que, por ser tema diverso, en esta
ocasión no tratamos.228 Debe hacerse entonces una diferencia clara
entre la pareja criminal, estudiada por Sighele, que reconoce un íncubo y
un súcubo, y la pareja penal en la que hay un criminal y una víctima.
La pareja penal la componen víctima y victimario. En principio, en
tanto que en la pareja criminal los intereses son homogéneos, en la
pareja penal son antagonistas.
La pareja criminal puede transformarse en pareja penal, o sea, se
puede pasar de la criminalidad a dos a la criminalidad de uno de los
componentes hacia el otro (lo que Pinatel llama un crimen de liberación).
Hay ocasiones en las cuales la pareja penal puede convertirse en
una pareja criminal (como por ejemplo el caso de rufián y prostituta que
cometen crímenes juntos).
Í
No siempre el victimario y la víctima se contraponen claramente, hay
situaciones en las cuales no se encuentra una diferenciación notable; esto
lo podemos notar en ciertos casos de incesto o de pacto suicida. En
palabras de Neuman: "Hay situaciones que anudan de tal modo la "pareja
penal" que no llega a visualizarse claramente, desde el punto de vista
estrictamente victimológico, quién es el verdadero autor del homicidio y
quién lo es simbólicamente y, más precisamen¬te, quién es en realidad la
víctima." 229
La pareja penal debe ser estudiada minuciosamente, y en sus
relaciones antes y después del delito, sólo así se podrá realizar un juicio
adecuado.
227 Sighele, Escipión. La Teórica Positiva della Compílala. Fratelli Bocea. Torino, Italia
1894, p. 1.
228 Cfr. Zerboglio, Adolfo. La coppia crimínale. Dizionario di Criminología. Vallardi
Milán, Italia, 1943.
229 Neuman, op. cit., p. 118.
Así, se han propuesto diversos modelos de investigación, por
ejemplo, Sengstock y Liang 2!to sugieren los siguientes:
a) El modelo de precipitación victimal, en el cual la víctima
verdaderamente seduce o tienta al ofensor para cometer el acto ilegal.
b) El modelo de conflicto victimal, en el cual el agresor y víctima
están envueltos en un largo conflicto, en un período de tiempo, y alternan
los roles de agresor y víctima.
c) El modelo de disponibilidad victimal en el cual el agresor ha
observado a la víctima y puede predecir su comportamiento, pero la
víctima tiene un limitado conocimiento del ofensor.
Estudiar al criminal sin estudiar a su víctima es inadecuado e
in¬completo; al estudiar el fenómeno criminal, deben tomarse en cuenta
los siguientes factores: 1) el infractor; 2) la víctima; 3) las correlacio¬nes
biopsicosociales entre ellos, y 4) las causas psíquicas profundas que han
producido la aproximación de los dos factores.
Terminamos este apartado señalando que el problema no es tan
simple como a primera vista parece, ya que hay casos de multiplici¬dad
de víctimas, así como existen situaciones en las que la víctima lo es por la
acción de varios victimarios, lo que complica notablemen¬te la dinámica.
Es necesario también señalar que algunos autores están
men¬cionando la "tercial penal" (triple penal, en francés o penal
threesome en inglés), para indicar la participación de un tercero (involved
bystander), que puede ser un simple testigo de la victimización, y que en
ocasiones juega un importante papel en los mecanis¬mos motivacionales,
sobre todo cuando estimula los motivos del victimario.231
La actuación del tercero puede influir no sólo en el victimario, sino
también en la víctima (o en ambos). Recordemos en la literatura la
inmortal Celestina de Fernando de Rojas.
X.3. LA RELACIÓN VÍCTIMA-CRIMINAL
Para poder hacer un análisis lógico de las relaciones entre la víctima
y el criminal, hemos elaborado un cuadro que presentamos a
continuación:
230 Sengstock, Mary C., y Liang, Jersey. Elderly victims of crime: a rvfinement oftheory in victimology. III Symposium. Alemania,
1979.
231 Cfr. Carich, Ante. The motive in Victimology. I Symposium. Israel, 1973.
A - Atracción R - Rechazo
I - Indiferencia
CUADRO Nu 17 RELACIÓN CRIMINAL'-VÍCTIMA
Sujeto
Conocimiento
Actitud

C - Conoce D - Desconoce
Como puede observarse, se utilizan dos variables, el conocimien¬to
entre el criminal y la víctima y la actitud que uno guarda respecto al otro.
X.3.1. El conocimiento
En cuanto al conocimiento, se manejan dos posibilidades:
cono¬cimiento y desconocimiento, lo que a la vez da cuatro situaciones
lógicas que mencionamos a continuación:
a) Criminal y víctima se conocen. Este es requisito indispensable
para ciertos delitos, como el estupro.
b) El criminal conoce a la víctima pero ésta no al criminal. Es el caso
en que este último ha estado "cazando" al ofendido.
c) La víctima conoce al criminal pero éste desconoce previa¬mente a
la víctima.
d) Víctima y criminal eran desconocidos. Caso común en los hechos
de tránsito.
Como puede fácilmente comprenderse, el hecho del cono¬cimiento
previo tiene importancia mayúscula, tanto en la dinámi¬ca del hecho
como en sus consecuencias jurídicas, desde la circuns¬tancia de si la
víctima denuncia o no hasta la responsabilidad de cada uno.
Hay crímenes que no hubieran sucedido si no existiera el
cono¬cimiento previo, así como hay casos en los que jamás se hubiera
victimizado a un conocido.
En ciertas formas de victimización es necesario el conocimientc
previo de ambas partes, y no sólo eso, sino la consciencia de cierta
relación (incesto, por ejemplo).
Algunos autores hablan de "delitos de relación".
En este tema, es interesante ver la obra de Marchiori, que habla de
la víctima conocida y cómo puede ser elegida por circunstancia»
personales, de lugar y de tiempo, y de una víctima desconocida,
prin¬cipalmente aquella victimizada por organizaciones criminales,
delin¬cuencia económica y delitos no convencionales como la
contamina¬ción ambiental.232
En nuestra investigación (Xalapa), encontramos que el 39% de las
víctimas masculinas y el 41% de las femeninas conocían previa¬mente al
victimario.
En tanto que, en el Distrito Federal y la zona conurbada, sólo el
13.6% conocía al autor del hecho.
Esto último parece confirmar la aseveración de López Rey en el
sentido de que: "No hay duda en que bastantes casos la relación entre
autor y víctima pone en contacto dos personalidades, pero en la inmensa
mayoría ese contacto es mínimo o no existe." 23S
Sin embargo, lo que en mucho nos está indicando la discrepan¬cia
de datos en las dos investigaciones mencionadas, es la diferencia de las
poblaciones investigadas, pues es lógico que en una ciudad media las
gentes se conozcan con mayor frecuencia que en una macro-metrópoli
como es la ciudad de México.
Debemos tomar en cuenta también, las diferencias tan marcadas
entre los diversos delitos, como mencionaremos en su oportunidad.
X.3.2. La actitud
En cuanto a la actitud, proponemos tres variables: atracción (A),
rechazo o repudio (R) e indiferencia (I), las posibilidades lógicas son:
a) Víctima y criminal se atraen. Esto puede explicar delitos como el
estupro, o hechos como el pacto suicida.
Una atracción recíproca puede unir a dos sujetos con tipos
cons¬titucionales complementarios. La atracción puede basarse en una
he¬rencia similar. La relación neurótica pura constituye un ejemplo de la
relación específica criminal-víctima.234
b) El criminal se siente atraído por la víctima pero ésta rechaza al
criminal. Es el caso de múltiples crímenes pasionales, la música y la
literatura están llenas de ejemplos de crímenes por "despecho".
232 Marchiori, Hilda. Criminología. La Víctima del Delito (2a edición). Editorial Porrúa. México, 2000, pp. 139 y ss.
233 López Rey, op. cit., p. 145.
234 Yamarellos y Kellens, op. cít., p. 233.
c) El criminal rc< ln/.i .1 l.i víctima pero ésta se ve atraída por aquél.
Se puede ejemplilic ,n con el hecho del ofensor que se ve atosigado por la
víctim;i hasta que decide quitarla de en medio, l'uede también plantearse
la víctima consensual.
d) Ambos se rechazan. La enemistad que puede llevar a la riña o al
duelo, a las venganzas y a la violencia. Es desde luego la situación
más crítica.
e) El criminal se ve atraído por la víctima, pero ésta es indife¬rente.
Es un caso menos grave que el planteado en b), pero que puede llevar
también a situaciones trágicas.
f) El criminal rechaza a la víctima, a ésta le es indiferente aquél. l'.s
importante, pues la víctima está hasta cierto punto indefensa.
g) La víctima se ve atraída por el criminal, a éste le es indife¬rente.
Son casos de delito ocasional o por oportunidad; la víctima se presta a
recibir un daño y el criminal, sin atracción ni rechazo, puede aprovechar la
ocasión.
h) La víctima repudia al victimario, éste adopta una actitud
indi¬ferente. Podría plantearse la legítima defensa, en que la "víctima"
ataca a su inmolador y éste se defiende.
i) Ambos son indiferentes. Es el caso de victimización culposa, como
la producida en hechos de tránsito. Es también el caso del ladrón que
roba a una persona sin atracción ni repudio, y en que la víctima guarda
actitud indiferente.
Nos parece que, al igual que la primera parte del cuadro
(cono¬cimiento), la actitud de la víctima y del criminal son fundamentales
para aclarar la dinámica de los hechos.
La actividad o inactividad de la pareja penal depende en muchc de
ese juego atracción-rechazo-indiferencia.
Pensamos que podrían combinarse los dos cuadros, y agregai mayor
número de variables dando una gran riqueza de probabilida des. Por la
naturaleza de este ensayo no lo hacemos.
X.4. PERCEPCIÓN DEL CRIMINAL POR su VÍCTIMA ,
La forma en que el criminal percibe a la víctima y la manera er que
ésta percibe al criminal puede arrojar múltiples luces sobre 1; dinámica de
la pareja penal.
En este apartado mencionaremos algunos aspectos de cómo e
percibido el criminal por la víctima.
La primera reacción de la víctima en un 27% es, por lo general la de
"coraje o rabia", como lo ha probado nuestra investigación, 1;
segunda es de temor (14%); esto nos puede decir que las reacciones
más comunes hacia el criminal son de odio, rabia, y miedo, quizá en
muchos casos confundidas entre sí.
Para el Distrito Federal y zona conurbada, la reacción principal es
coraje-llanto con 47.3% y 54.8%, siguiendo el temor con 17.7% y 15.3%
respectivamente.
Las variaciones se dan, en mucho, de acuerdo al conocimiento
previo del criminal y a la actitud que se tenía hacia él, como hemos visto
anteriormente.
Sin embargo, estas reacciones de rechazo, odio, temor y deseo de
venganza no son universales, ya que nos encontramos con la actitud
contraria: una admiración por el criminal (eclitofilia criminal).
Pocos fenómenos pueden ejemplificar tan ampliamente esto como el
llamado "síndrome de Estocolmo".
En 1973, el Credit Bank de Estocolmo fue asaltado por dos
ban¬didos, que a mano armada se apoderaron del local y encerraron a
va¬rios rehenes en la caja de seguridad. Conforme pasó el tiempo, y
mien¬tras se realizaban pláticas entre los secuestradores y la autoridad,
los lazos de afectividad entre rehenes y bandidos se fueron haciendo más
estrechos, hasta llegar a unirse en contra de las autoridades.
Otro ejemplo, por demás conocido, es el de Patricia Hearst, que
termina uniéndose a sus captores y formando parte de la banda.235 El
síndrome de Estocolmo consiste entonces en la afinidad que los rehenes
desarrollan hacia sus captores, y depende en mucho de la intensidad de
la experiencia, la duración de los acontecimientos, la dependencia del
rehén para todos sus movimientos, la intransigencia de las autoridades,
etc., elementos que coadyuvan para la identifica¬ción de la víctima con el
criminal.
X.5. PERCEPCIÓN DE LA VÍCTIMA POR EL CRIMINAL !
Este es un tema de mayúscula importancia para explicar las
relaciones entre la pareja penal; en mucho la elección de la víctima
depende de la percepción que de ésta tenga el criminal.
Existen entre los delincuentes definiciones estereotipadas de las
víctimas. Un camino interesante para conocer esto es el estudio de la
denominación de las víctimas en la jerga criminal.
Hentig hace un detenido estudio de este tema,236 ejemplificando
cómo en Alemania se denomina Kaffernfanger (caza-aldeanos) al es-
233 Pascal, John y Francine. El extraño caso de Paty Hearsl. Lasser Press. México, 1974. 23(i Hentig, op. cit. (El delito), pp. 422 y ss.
i.il.idor, en tanto que en Inglaterra a la víctima se le denomina mug
(l<xo), gull (ingenuo), chum (tonto), blpck (zoquete), log (tontísimo),
h<>»liy (bobo).
En Estados Unidos se les llama hoosier (montañés), clown (paya¬so,
torpe), hick (chico de campo), bumkin (duro de seso), villain (villano),
giver-up (el que entrega), come on (el que acude), chippy (niño), sucker
(bebé), lusch (bebedor, ebrio), mooch (drogadicto), tlt'tfnerate (víctima
homosexual), sailor (marinero, derrochador).
En Latinoamérica, en caliche (caló, jerga usada en México), la \í<
lima es llamada amo (porque da para el sustento del ladrón), Gil, (íilherto,
o Hermenegildo (víctima de robo o fraude), indito (in¬dígena, ignorante),
jincho o cincho ("agarrar cincho", tomar des¬prevenido, bien amarrado),
longines (de gil), maje (tonto, también magis, magallanes, maguez,
magistrado), pagador (el que paga), primo (tonto, quizá de "primerizo"),
bato (rústico), conejo (tonto, quizá de "pendejo"), huiso (tonto), mopri
(metátesis de primo), barco (aga¬rrar barco), pichón (paloma, pájaro
inmaduro), sello (indígena), etcétera.237'238'239
En replana la víctima será cholifacio, chonta, chontal, chontano,
chontril (de cholo, en Perú, hombre de las serranías), dorao (de "oro"), gil,
larcho (metátesis de cholo), logi (metátesis de gil).
En lunfardo la víctima será logi, otario (de otaria, animal que en
Argentina es considerado de escasa o nula inteligencia), gil, etcétera.
Como puede observarse, la intención es infravalorar a la víctima,
demostrar su estupidez frente al delincuente, que es carnal (herma¬no),
mano (hermano), causa (compañero), ñero (compañero), yori o yori
cumpa (amigo), afán, camiztle, carranclán, lanza, manilón, pifión,
ponedor, rupa, ruperto y otra cantidad de denominaciones en caliche,
lunfardo o replana, que no tienen una acepción despectiva sino por el
contrario, se señala la superioridad del malhechor.
El contenido psicológico es importante, pues conlleva no sola¬mente
la definición estereotipada, sino también la justificación o racionalización
del delito.
Decíamos al principio de este apartado, que de la percepción que el
criminal tenga de la víctima depende en mucho la elección de ésta y no
sólo esto, sino el paso al acto mismo.
237 Cfr. Aguilar, José Raúl. Los métodos criminales en México. Lux. México, s/f. ^ 238 Cfr. Trejo,
Arnulfo. Léxico de la Delincuencia. UTHEA. México, 1968.
239 Cfr Colín Sánchez, Guillermo. Así habla de la delincuenáa. Editorial Porra. México, Ü.f. (3a edición),
México, 1997.
El paso al acto implica para el criminal reducir la distancia afectiva
entre él y la víctima.240
Una empatia por la víctima y una consciencia más acentuada de sus
sentimientos constituyen, con toda evidencia, fuerzas inhibitorias de
control.
Es decir que el criminal necesita una distancia física apropiada para
cometer el crimen, le es indispensable acercarse a la víctima, tiene que
entrar en contacto con ella.
Pero al mismo tiempo debe tomar distancia afectiva, pues si siente
amor, compasión, afecto, respeto, esto será un impedimento para
victimizarla.
No se pude considerar al criminal como un ser carente de
senti¬mientos, el crimen puede producir una seria crisis moral.
Para evitar la tensión moral, el sentimiento de culpabilidad y los
remordimientos que pueden estar asociados, los criminales deben
desensibilizarse previamente con relación a los dolores y los
senti¬mientos de la víctima.
Esta es la explicación psicológica del por qué muchos criminales
ingieren alcohol o se drogan para "darse valor" para cometer su ilícito.
La desensibilización sirve igualmente para neutralizar la resis¬tencia
moral, para sobreponerse a la inhibición y para reducir al silencio la
conciencia del delincuente; la legitimación del acto, la negación de la
víctima, la drogadicción y la desvalorización de ésta, son mecanismos
importantes en el proceso de desensibilización.241
La víctima, por su parte, conoce intuitivamente este fenómeno, por
esto trata siempre de poner distancia física con el agresor, y de apelar a
sus sentimientos de piedad y probidad.
Después del crimen, el ofensor trata de reforzar la distancia afectiva
que lo separa de la víctima, y aliviar sus sentimientos de culpa lanzando
la responsabilidad de los hechos al ofendido.
Así, al imputar la culpabilidad a la víctima (real o imaginada, fundada
en acciones de la víctima o en hechos fortuitos y malinter-pretados por el
criminal), se evade la responsabilidad propia.
Es sabido que el violador interpreta que la víctima se insinuó
sexualmente ("es lo que ella quería"), el homicida alega que fue
provocado, el ladrón simplemente aprovechó el descuido de la víc¬tima, o
se apoderó de lo superfluo ("no le hacía falta").
Además, viene el mecanismo de infravaloración de la víctima, en el
primer caso, la violada es captada como promiscua, deshonesta y
cusí prostituta; en el segundo caso, el asesinado será presentado como
.I^KMVO, feroz, temible, y en el último, el robado era un sujeto avaro,
«><|K i oso y poco honrado.
I andau, en sus investigaciones ha comprobado algunas de estas
.iliini.iciones, revelando que la percepción de la víctima varía según H upo
de crimen.242
I tilda Marchiori cita también algunos ejemplos de este mecanis¬mo
de distorsión de la percepción que de la víctima tienen los
delincuentes:243
En el homicidio, el victimario percibe como peligrosa para su
integridad a la víctima; en la estafa, la víctima es un objeto de satis-t.itrión
para el ego; en el incesto, la víctima es considerada como propiedad.
Para terminar este apartado, es interesante la opinión expresada m
la reunión de Bellagio (1975), en el sentido de que el conoci¬miento del
ofensor acerca de la víctima se disminuye en muchos casos a causa del
rechazo de la víctima. Es necesario un cambio en la actitud del ofensor
hacia la víctima para poder tener éxito en el proceso correccional. Al
poner mayor énfasis en la restitución y la compensación, la sociedad
puede aumentar el conocimiento de la víctima por el ofensor y así
aumentar el éxito del proceso correc¬cional. El juntar al ofensor y a la
víctima en el proceso judicial o correccional, puede tener valor terapéutico
en ciertos casos y es apto para sensibilizar al ofensor en los problemas
causados a sus víctimas. Se deberán recomendar medios informales de
reconcilia¬ción y arbitramento en los cuales la víctima y el ofensor
interactúan directamente en la presencia de una tercera parte. Tales
esfuerzos pueden conducir a ahorros considerables de costos y energía,
al aligerar la carga de trabajo de un sistema de justicia penal abrumado
con tanto trabajo. Pueden también restaurar la armonía en las rela¬ciones
familiares interrumpidas por una ofensa.
X.6. SIMILITUDES DE CRIMINAL Y VÍCTIMA > ..... . ''.....
No queremos terminar este capítulo sin mencionar un intere¬sante
descubrimiento cada vez más confirmado por los tratadistas. Las víctimas
y sus victimarios, principalmente en ciertos delitos (vio¬lentos) tienen más
semejanzas que diferencias.
240 Fattah, op. cu. (Regarás).
241 ídem.
242 Landau, Simha. The offender's pmeption of the Victim. I Symposium. Israel, 1973.
243 Marchiori, Hilda. Psicología Criminal. Editorial Porrúa. México, 1980, p. 15.
Ya hemos señalado el fenómeno de que los jóvenes victimizan
jóvenes; más adelante veremos cómo las víctimas parecen proceder más
comúnmente del mismo estrato socioeconómico de su victima¬rio;
también hablaremos de la cercanía geográfica (cuando no iden¬tidad) de
zonas criminógenas con zonas victimógenas.
En cuanto a la edad, en nuestra investigación (Xalapa), de los casos
en que puede determinarse la edad del agresor: el 18% son menores de
18 años, y el 48% entre 18 y 25 años, por lo que el 68% son menores de
25 años, lo que coincide con el 63.08% de las víc¬timas menores de esa
edad (la diferencia podría ser explicada por el fenómeno de que la víctima
por lo general calcula la edad del agre¬sor en un poco mayor que la real).
En el Distrito Federal los resultados son similares, pues el 10% son
menores de 18 años y el 54.5% entre 18 y 25 años, lo que implica que el
64.5% de los agresores son menores de 25 años.
Las investigaciones norteamericana y australiana, demuestran que
los perfiles demográficos de las víctimas de delitos son notablemente
similares a las características de los criminales convictos; las
peculiari¬dades comunes son: sujeto de sexo masculino, joven, residente
urba¬no, negro, de bajo nivel socioeconómico, desempleado y soltero.244
En otra investigación norteamericana, sobre jóvenes urbanos, se
encontró que los delincuentes no perciben su mundo más o menos
peligroso que los no delincuentes; la delincuencia no está asociada con
menor miedo; los delincuentes han sido más victimizados que los no
delincuentes, pero no se encuentra mayor cambio en sus vidas después
de la victimización que estos últimos.
Braitwaite y Biles indican cómo diversas interpretaciones se han
hecho a la semejanza entre víctima y victimario: se ha dicho que las
víctimas muy comúnmente son también criminales (exceso de
defi¬niciones favorables a la Ley según Sutherland). El sujeto que se
reúne con criminales es victimizado por ellos, pero aprende también a
delinquir.245
Una segunda explicación es que la gente con características
comunes a los criminales y las víctimas (jóvenes, masculinos,
desem¬pleados, solteros, etc.), tienden a utilizar su tiempo con mayor
fre¬cuencia en lugares públicos (trenes y autobuses en lugar de auto
privado, calles y parques en lugar de oficinas y casas, bares en vez de
clubs privados.)

Una canic irrfstirn r.i que estos sujetos pasan una gran propor ' i<in
de su tiempo con sujetos ajenos a su familia.
Una curiosa correlación muy significativa es que mientras me-nos se
va a la Iglesia se es más susceptible de victimización.
La tercera interpretación es que las características comunes entre
victima y criminales están asociadas con ciertos patrones de conducta v
actividades que pueden producir tanto crimen como victimización
Tres características que se unen a la juventud, desempleo, sol icTÍa
y masculinidad son: propensión a tomar riesgos, propensión a l.i violencia
y consumo de alcohol.

CARACTERÍSTICAS OFENSOR/VÍCTIMA
(JUVENTUD, SEXO MASCULINO, DESEMPLEO, ETC.)
CONSUMO
DE ALCOHOL
Lo anterior puede resumirse en el siguiente esquema:
Nos parece que no debe ignorarse este planteamiento y que es
necesaria mayor investigación al respecto.
Finalizamos con el siguiente pensamiento de Stanciu: "El ame no es
más libre que el esclavo, el vencedor no es más feliz que el vencido y el
criminal no es menos víctima del determinismo antropo- biológico y
sociológico."240.
248 Stanciu, op. cit., p. 71.
244 Sevitz, L. D.; Lallí, M.; Rosen L. City Life and DeKnquency: victtmizatíon, fear ofcrime
and altered behavior. LEAA, USA, 1977. ; ; , :
245 Braitwaite y Biles, op. cit., p. 7. ¡ - .¡ / ,., ...;.;
CAPÍTULO XI

EL ITER VICTIMAE

XI. 1. INTRODUCCIÓN
En los anteriores capítulos hemos estudiado los factores victimó-
genos y las relaciones entre víctima y victimario; toca ahora asomar¬nos
a la dinámica de la victimización.
Hemos bautizado iter victimae el camino que sigue un individuo para
convertirse en víctima.
El fenómeno victimal es notablemente dinámico, la participa¬ción de
la víctima es fundamental para llegar a la victimización, y deben tomarse
en cuenta todos los factores predisponentes, prepa¬rantes y
desencadenantes mencionados con anticipación.
Hay autores que afirman que esta dinámica sigue, más que las leyes
de la psicología, las leyes de la física, tal como fueron formu¬ladas por
Newton.247
Sin pretender, desde luego, hacer una "física victimal", vamos a
plantear una serie de mecanismos dentro del iter victimae, aclarando que
se trata de esquemas muy generales, pues cada situación victimal
presenta una dinámica propia, y que trataremos más adelante al escribir
sobre los diferentes tipos de víctimas y de victimizaciones.

247 Cfr. Teutsch, Joel; Teutsch, Champion. Victimology: an effect of consciousness, interper¬sonal dynamics and human physics. I
Symposium. Israel, 1973.
tras el delito, encerrado cu la mente del autor, no se manifestó
cxlcriormentc, la fase <-\i<-i na es ya manifiesta. Sale a la luz por actos,
incluso de preparación. Kl delito recorre un camino que tiene su partida en
el proceso interno y en esta parte idea, delibera y resuelve; por último en
la exteriorización prepara, tienta o consuma."248
¿Y la víctima?
Veamos en nuestro admirado Zaffaroni: "Desde que el designio
criminal surge como producto de la imaginación en el fuero íntimo del
sujeto hasta que se opera el agotamiento de la ejecución del delito, tiene
lugar un proceso, parte del cual no se exterioriza nece¬sariamente en
forma que pueda ser advertida por ningún observador fuera del propio
autor. A este proceso se denomina iter criminis o "camino del crimen",
significando así el conjunto de etapas que se suceden cronológicamente
en el desarrollo del delito." 249
¿Y la víctima?
Esto nos trae a la memoria una frase de Quincey, en su inolvi¬dable
Asesinato como una de las Bellas Artes: "Nadie se somete
tranqui¬lamente a que le corten la garganta; corre, pelea, muerde; el
artista encuentra obstáculos en este exceso de movimiento."250
Nuestro concepto del crimen es diferente al del expuesto en la teoría
del iter criminis, pues se trata no de un camino (el del criminal) sino de
dos, el del victimario y el de la víctima, que en un momento inexorable se
cruzan.
Hentig dice que, separando en el tiempo la fatal armonización de las
partes, la formación de una explosiva combinación social puede ser
advertida: Puede quedar esperando el potencial perpetrador sin una
víctima y una potencial víctima sin un compañero quien pudiera
victimizarla.251
Deming afirma que la relación entre víctima y ofensor es muy
significativa y de gran potencialidad para construir teoría, o
investi¬gación. Se debe de analizar la relación víctima-ofensor antes del
crimen, en el momento del mismo y después de cometido.252
XI.2. EL ITER CRIMINIS Iter criminis significa literalmente "itinerario del
crimen".
Con este latinajo se designan las fases por las que pasa el delito,
desde la ideación hasta el agotamiento, desde que la idea nace en la
mente del criminal hasta la consumación del delito... "Tiene dos fases
fundamentales: interna y externa. La primera sólo existe mien-
248 Goldstein, R., op. cu., p. 448.
249 Zaffaroni, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Tomo IV. Ediar. Buenos Aires, Argentina,
1982, p. 409.
250 Quincey, Tomas de. El asesinato, considerado como una de las Bellas Artes. Editorial Mundo Latino. Madrid, España, s/f. p. 55.
Hay edición actual: Océano, Grupo Editorial. España, 1999.
251 Hentig, Hans von. Remarks on the inleraction of perpetrator and victim, en: Victimology (Drapkin-Viano). Lexington Books.
USA, 1974, p. 51.
252 Deming, Romine R. Advocating the concept of the victim-offender relationship. II Sym¬
posium. USA, 1976. . ¡.

Y Fattah por su parte afirma que, en el caso donde el crimen fue el


resultado de una larga o breve interacción entre el agresor y la víctima, es
prácticamente imposible de explicar la génesis del comportamiento del
autor o de comprender sus motivos, sin exami¬nar la psicodinámica de
los protagonistas y sin analizar la sociodiná-mica de la situación.253
Como simples ejemplos de la intervención del ofendido, pode¬mos
señalar las investigaciones de David y Claster2M sobre las medi¬das de
prevención y la resistencia de la víctima, explorando el poder del ofensor
y los recursos del ofendido.
En el mismo sentido, Block255 nos señala cómo víctima y
delin¬cuentes interactúan de manera instrumental y el éxito o el fracaso
están determinados por la resistencia de la víctima y por la posesión o no
de armas de fuego.
La importancia criminológica de la víctima ha sido resaltada por
Nuvolone^56 quien plantea la siguiente casuística:
En primer lugar, estarían los crímenes caracterizados por la
preexistencia de relaciones ilícitas, tanto de enfoque jurídico como
éticosocial (se refiere a los miembros de asociaciones delictuosas).
Paralelamente están los sujetos que sin tener alguna relación ilícita
precedente, pertenecen ambos a un medio social subcultivado (se refiere
a subculturas criminógenas).
Analogía se puede encontrar con los crímenes recíprocos, don¬de
los dos sujetos se ponen sobre el mismo plano, cada uno acepta a priori
la violencia del otro, violencia que puede llegar a la elimina¬ción del
adversario (duelo).
En los tres casos anteriores se encuentra un elemento común que es
la aceptación implícita o explícita de riesgo por la víctima, se puede hablar
de una alternativa potencial o efectiva entre el sujeto activo o pasivo en el
acto delictuoso.
Otro caso es cuando el móvil debe ser buscado en la conducta
antecedente del sujeto pasivo. Es la hipótesis de la provocación: la
víctima ha cometido una acción injusta contra el sujeto activo del crimen y
esta provocación ha sido la fuente de la resolución criminal.
En todos estos casos la constante es una liga entre el sujeto activo y
el sujeto pasivo.
253 Fattah, op. cit. (Regarás sur la...).
254 David, Deborah y Claster, Daniel. The resisting victim: extmding the concept ofvictim responsibility. II Symposium. USA, 1976.
255 Block, Richard. Victim-offender interaction in violent críme. II Symposium. USA, 1976.
256 Nuvolone, Pietro. La victime dans la gmese du críme. Etudes Internationales de Psychosociologie Criminelle. Núms. 26-28. París,
Francia, 1975, p. 49.

La motivación del ¡icio criminal puede surgir también en relacio-nrs


ruteramente lícitas y sodalmcnte admisibles entre los dos sujetos (d (aso
en que uno de los sujetos tenga alguna anomalía psíquica).
Kl sujeto pasivo del crimen puede también situarse en la motiva-i ion
del acto bajo otros aspectos, por lo que es, por lo que representa su
comportamiento a los ojos del autor o por lo que posee o pudiera poseer
(toda la gama de delitos).
En tanto que el criminal ataque al sujeto pasivo con el deseo de
tcalización de un interés personal, nos encontramos frente a un tipo <lc
delincuencia y un peligro social muy circunscriptos.
Pero cuando la víctima es escogida en cuestión de sus ideas
políticas, de su religión, de su raza, el peligro criminal llega a su más .tito
punto.
El grado máximo de peligro se identifica con la criminalidad política
con víctima indiscriminada, lo que se denomina ordinaria¬mente
terrorismo.
XI.3. EL ITER VICTIMAR
Así como se habla de un iter criminis, debe de hablarse de un ittfr
victimas, es decir, si se estudia el camino tanto interno como exter¬no
que sigue el criminal para llegar al crimen, debe estudiarse tam¬bién el
camino (interno y externo) que sigue la víctima para llegar a ser
victimizada.
Debe considerarse desde el momento en que cruza por la mente la
idea de ser sacrificada; esta idea puede ser aceptada (víctima con-
sensual) o rechazada (víctima resistente).
Esta parte del iter victimas puede ser rastreado, viendo los
mo¬vimientos de la víctima, sus actos preparatorios (cuando es consen-
sual), las medidas que toma para defenderse (si es resistente), o su
simple inmovilidad (en los casos de víctima "resignada").
Ya vimos, en su oportunidad, los delitos sin víctima, en estos casos
es evidente que sólo habrá un iter criminis, sin iter victimae. En el caso
contrario, de víctima sin delito, o víctima de sí mismo, úni¬camente
tendremos un iter victimae.
Lo más común es encontrar víctima y victimario, y por lo tanto, para
poder estudiar lo que es un crimen, a nivel conductual tenemos que
analizar con cuidado las dos líneas, una que es el camino del criminal y
otra que es el itinerario de la víctima, líneas que se cruzan en el momento
preciso del crimen.

Este fenómeno lo podemos esquematizar de la manera siguiente:

En este esquema se puede ver con claridad la conducta del cri¬minal


y de la víctima antes, en el momento de, y después del crimen.
Es de vital importancia plantear el esquema en amplio, pues el
crimen es sólo un cruce, un momento, un acontecimiento fijado en el
tiempo y que no puede explicarse por sí mismo, hay que explicar cómo se
llegó a ese punto, qué caminos se siguieron, hacia dónde se dirigía cada
uno de los participantes.
Pero la explicación no se queda en el camino anterior y en el
momento del cruce, sino que debe explicarse lo que sucedió des¬pués,
qué itinerario tomó cada uno de los actores.
Con este esquema podemos estudiar las posibilidades de cami¬nos
divergentes, de caminos convergentes y de otras combinaciones, por
ejemplo, en el homicidio tendríamos:

El caso en H <|n« \.\ víctima que sigue el camino del criminal (la
violada o estupuih «|u< se prostituye por el criminal), puede ser ilustrado
en la forma siguiente.
Cuando la víctima lo es de un delito culposo, o es víctima pun mente
circunstancial, el camino anterior no es, por lo general, tai claramente
marcado, pues es más difícil rastrear los antecedentes.

Es decir, el iter victimae termina con el acto victimal, aunque de aquí


surgirían otros caminos: los de las víctimas indirectas, como los familiares
del occiso.
Puede darse el caso en el que el iter criminis termina con el hecho,
tal es la situación en la que el criminal muere una vez rea¬lizado el acto o
en el momento de efectuarlo (pensar en la legítima defensa, o en el
asaltante que es muerto cuando, habiéndose apode¬rado del botín, se
dispone a huir).

"Finalmente, punir |>l.mi<-,nse el caso, que discutiremos cor


.iinpUtud más addam< , <!< <|ii<- l.i víctima inicie un camino contra e
(inniiial, buscando la v< ii

Desde luego estas son las posibilidades simples, el esquema pued<


«implicarse notablemente si consideramos a las víctimas indirectas o si
observamos los casos en que hay varios criminales y/o varia víctimas.

Otra posibilidad es que el criminal siga el camino de la víctima, por


ejemplo, el violador o estuprador que, para reparar su daño (o para evitar
el castigo) contrae matrimonio con la víctima.

XI.4. LA PRECIPITACIÓN VICTIMA :


Para iniciar el estudio de algunos aspectos de la dinámica victimal
mencionaremos el concepto de precipitación victimal.
La idea de una víctima precipitante (victim-precipitated) se deb< a
Wolfgang, que en varios trabajos la utiliza como hipótesis,257 expo
uiendo que en múltiples crímenes, la víctima contribuye ampliamen le al
hecho, siendo el directo y positivo precipitante del mismo.
La idea es compartida por varios autores, así, Reckless afirm; que la
víctima vicia la relación, envía diversas señales que recibe e receptor
(victimario), y puede presumirse que la víctima gener; el comportamiento
criminal en el autor. Aníyar usa el concepto ei las víctimas que tienen
antecedentes deshonestos y patrones social mente negativos.258
257 Ver, por ejemplo: Wolfgang, Marvin. Victim-Ptecipitated, Criminal Homtdde, en: Vict inology (Drapkin-Viano). Lexington
Books. USA, 1975, p. 79.
Aníyar, op. cu. (Victimología), p. 49.
Neuman señala que: "hay casos en que la víctima crea con su
actitud o su obrar o, simplemente, por sola presencia, un nucleamiento
espontáneo en su contra que con desconcertante rapidez está dis¬puesto
a todo".259
Aunque la noción misma de una víctima que ha provocado su propia
victimización es aceptada por todos los autores, la denomina¬ción de
"víctima precipitante" o "precipitación de la víctima" no se ha visto exenta
de críticas.
Así, por ejemplo, Silverman revisa el concepto y considera que las
definiciones operacionales utilizadas carecen de precisión científica.2*'"
En la reunión de Bellagio (Italia, 1975), se hizo la siguiente proposición:
"El papel de la víctima puede ser enfocado mejor a través de conceptos
tales como 'participación de la víctima' y 'vulne¬rabilidad de la víctima',
mejor que por conceptos tales como 'precipi¬tación de la víctima' y
'provocación de la víctima'. A pesar de haberlos utilizado en
investigaciones pasadas, los dos últimos términos pue¬den denotar cierto
prejuicio contra la víctima y, en caso de crimen sexual, pueden ser
considerados sexistas. Los términos mencionados en primer lugar son
más neutrales, tienen potencial para una mejor aproximación del
comportamiento real de la víctima, y tienden a evitar tratamientos legales
estereotipados. Entre otras aplicaciones, la noción de la participación de
la víctima se dirige hacia actos de ataque físico, en el cual el conflicto
mutuo oscurece e intercambia los papeles del ofensor y de la víctima. O
la idea de la vulnerabilidad de la víctima en situaciones, faltas o estímulo
aparente, en las cuales la víctima puede no haber tomado precauciones
adecuadas, como es el caso de delitos sexuales y de hurto."
XI.5. LA DINÁMICA En su momento explicamos cómo hay
situaciones y lugares victímales; así, los fines de semana, las vacaciones,
las horas noctur¬nas, ciertas ciudades, determinados barrios, momentos
de crisis moral o económica, etc. Ampliemos ahora algunos aspectos de
esta fenome¬nología.
La dualidad cercanía-alejamiento es fundamental en la dinámi¬ca
victimal: por lo general el criminal necesita estar cerca de la vícti-
259 Neuman, op. cu. (Victimología), p. 131.
260 Silverman, Robert A. Victim Pnecipitalion: an examination ofthe concept. I Symposium. Israel, 1973.
nía p.n.i lo)M.u sus |)id|M. .iio», y es necesario que la víctima esté
lej< de quienes |>ue<lan (Molinería o auxiliarla.
I,a proximidad en M es mi peligro, "la delincuencia que surge c U
situación de víctima, <|iie se deriva de la proximidad excesiv angustiosa, y
en la que cabe distinguir la proximidad espacial, farr liar y profesional,
hacen menos incomprensible la inclinación al a huiliento del ermitaño. El
alejamiento es considerado por todos I animales como un método para
evitar los conflictos".261
La proximidad familiar lleva a delitos sexuales y a la violenc
doméstica, la proximidad profesional a delitos de cuello blanco, y cercanía
social a todos los delitos.
Las aglomeraciones son buscadas por ciertos delincuentes; 1 medios
colectivos de transporte, los grandes almacenes, los espectác los
masivos, las peregrinaciones, los actos públicos, son el medio pr picio
para caer víctima de carteristas, cruzadoras, frotadores y dem
antisociales.
La cercanía con una zona criminógena produce la zona victim gena;
debe hacerse con gran precisión esta diferencia: zona criminó^ na es
aquella donde se producen los antisociales, ahí es donde apre den, se
reúnen, se refugian; zona victimógena es donde ejercen, aquella región
en que, por la abundancia de bienes, por la esca vigilancia, por soledad,
oscuridad, etc., se dan las condiciones pi picias para la victimización.
Desde luego que pueden coincidir zona criminógena y vic mógena,
pero esto no es forzoso; el antisocial prefiere actuar en ter torio donde no
es conocido, pero que él no desconozca.
Esta última es la razón por la cual se victimiza en la propia zo o en
una aledaña, no son comunes los grandes desplazamientos
El factor de proximidad geográfica es influenciado por oti factores de
riesgo, como la identidad social, atracción y exposicic
Por otra parte, la lejanía, el aislamiento, la separación de comunidad,
hace a la persona vulnerable y proclive a la victimizacic ya que pierde la
protección natural que da el grupo, al no ser se dario con la colectividad,
ésta no puede solidarizarse con él.
Otro aspecto fundamental que debe contemplarse al tratar descifrar
la dinámica victimal, es el de la identidad socioeconómii
Con excepción de los delitos culposos, los de cuello blanco y' de
abuso de poder, se victimiza por lo general a una persona de misma clase
socioeconómica o de una clase cercana o inmediaü
261 Hentíg, op. cit. (El Delito), p. 459.
Esta hipótesis se vio confirmada en una investigación del Insti¬tuto
de Defensa Social de la ONU, en que se concluye que la delin¬cuencia
juvenil tiende a ser un fenómeno intraclases, la mayoría dé¬las víctimas
pertenecen a la misma clase social a la que pertenecen los
delincuentes.262
El fenómeno se ha hecho consciente, y quedó plasmado en el
informe del VII Congreso de la ONU (Milán, 1985) en la forma siguiente:
"Respecto de los delitos corrientes, los delincuentes y las víctimas tendían
a ser de condición social similar y a provenir de un medio similar. Era más
probable que las víctimas compartiesen más características
socioeconómicas, raciales y otras características demo¬gráficas similares
con los delincuentes que abusaban de ellas que con otros grupos de la
misma sociedad." 26S
De lo anterior se concluyó que los programas de prevención del
delito eficaces eran también programas válidos para reducir la victi-
mización.
Con esto podemos reafirmar lo dicho en la parte final del ca¬pítulo
anterior, y agregar que el fenómeno de proximidad geográfica va muy
unido al de proximidad socioeconómica.
En las grandes ciudades el fenómeno de la proximidad se ve
aumentado en forma tal que exacerba a la población y favorece la
victimización.
Sin embargo, no basta la proximidad para explicar la dinámica
victimal, la simple cercanía da coyuntura a la victimización, pero se
necesita algo más, otros factores de oportunidad, como el aumen¬to de
bienes, gracias a la producción en serie, la mayor disponibili¬dad de
tiempo libre, o la mayor libertad en jóvenes y mujeres.
Sirva como ejemplo el explosivo aumento de automóviles: hay una
relación directa entre vehículos y víctimas de hechos de tránsito, pero no
sólo esto, sino mayor oportunidad de robo y vandalismo.
Otro ejemplo válido es el de la paulatina sustitución de los
pe¬queños negocios (atendidos por dependientes), por grandes tiendas
de autoservicio, con múltiples productos a la mano y escasa vigilancia.
La disponibilidad de tiempo libre, con largos períodos de ocio sin
nada productivo que hacer, da lugar a oportunidad victimógena.
Lo mismo podemos decir de la libertad de que gozan actual¬ mente
los jóvenes, impensable hace algunos años, que va unida a la sed de
aventuras y natural inexperiencia. ¡
Vivimos una sociedad altamente permisiva y tolerante, lo que a l.i
ve/, repercuto en una disminución de vigilancia por parte de la .mioridad
paterna y social en general.
XI.6. EL HECHO VICTIMAL
"Así como nadie está exento de culpa penal o, dicho de otra manera,
así como cualquier individuo puede llegar al delito canali¬zando una
tendencia inmanente o ante determinadas condiciones sociales, así
también, aunque por diversos motivos, con igual o mayor facilidad, se
puede llegar a ser víctima de un crimen."264
Quizá no todo mundo ha hecho consciente el hecho de que, en
cualquier momento, puede llegar a ser criminal, pero creo que todos
sabemos que padecemos el peligro constante de ser víctimas.
Sin embargo, no siempre tomamos las precauciones debidas para
evitar la victimización, quizá porque el inconsciente nos trai¬ciona, tal vez
por causa de factores psicológicos como la distracción, las
preocupaciones o ciertos complejos, o acaso porque ignoramos cómo
protegernos.
La posibilidad de ser víctima aumenta notablemente en la vida
moderna, por la concentración urbana, la tecnología y el aumento de
vehículos automotores.
Las víctimas de delitos de imprudencia están preocupando
notablemente a los autores,255 por su número, gravedad de los daños y
participación en los hechos.266
Nuevas (o no tan nuevas) formas de delito, como el terrorismo,
aumentan la posibilidad de ser víctima, ya que se elige
indiscrimi¬nadamente, se es una víctima reemplazable.
Cuando la víctima no es sustituible, su relación específica con el
autor puede actuar no sólo dando forma al delito, sino también
fortaleciéndolo e incluso desencadenándolo.
En el momento del hecho victimal actúa una serie de factores en
ocasiones no previsibles.
El haber sido seleccionado como víctima en forma aleatoria, es decir
al azar, disminuye las probabilidades de defensa, pues no se puede
anticipar o evitar la consumación de la victimización o mini¬mizar el daño.
262 UNSDRI. El desajuste Social Juvenil y los Derechos Humanos dentro del contexto del
desarrollo urbano. Fratelli Palombi Editori. Roma, Italia, 1984. . (/J
263 ONU, op. cit. (VII Congreso). Informe final, párrafo 235. .'• • • ;:

264 Neuman, op. cit. (Victimología), p. 22.


265 prac[o y Muñoz, Javier. La victime dans le delit d'inpruáence. I Symposium. Israel, 1973.
266 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 41.
Durante la victimización, la víctima puede intentar defenderse; las
dimensiones de la resistencia y la forma de ésta dependen de diversos
factores, como el número de agresores, su fortaleza física, la presencia
de armas, el lugar y la hora, etcétera.
A manera de ejemplo, mencionemos que en la investigación de
Xalapa, de las personas que saben cuántos victimarios tomaron parte en
el acto, la mitad (49.1%) afirma que eran varios, se puede notar cómo las
mujeres son atacadas más seguido por un solo agresor (67%), en tanto
que los hombres son victimizados, más comúnmente, por varias
personas.
En el Distrito Federal y zona conurbada, parece ser más notable la
actuación criminal en banda o pandilla, véase el siguiente cuadro sobre
los delitos de mayor frecuencia.
CUADRO NQ 18
NÚMERO DE VICTIMARIOS
' (D. E, Z. C.)
Delitos

En la investigación del CONSEGU, sólo en el 24% de los casos


conocidos el victimario fue individual, en 40% fueron 2, en 21% tres, en
15% más de tres.
XI.7. LA REACCIÓN DE LA VÍCTIMA
La reacción inmediata de la víctima a la victimización varía según el
delito sufrido, la magnitud del daño y la personalidad del sujeto. Influyen
también las circunstancias del hecho y la relación que se tenga con el
victimario.

Es claro que mientras más grave sea el delito y más cuantiosas las
perdidas, la reacción debe ser mayor, sin embargo esto debe ser
ni.KI/.ido con la posición socioeconómica de la víctima y la cultura i ni
mulante.
Lo que para un pobre puede ser un grave quebranto, para un i no
significa una leve disminución del patrimonio. La duda de la virilidad de un
sujeto expresada en una cultura machista puede ser laial, en tanto que en
otra no pasa de ser un insulto menor.
La reacción varía también según el hecho sea cometido en publico o
en privado, en la calle o en el hogar.
La relación con el victimario es fundamental, y esto es tomado cu
cuenta en muchos casos por el derecho, pues en ocasiones es agravante
y en otros atenuante el parentesco, amistad, confianza, iclación
profesional, etcétera.
Pongamos como ejemplo extremo el de la violación carnal: la
reacción de la víctima será diferente si el agresor es un pariente (y de
acuerdo al grado de parentesco, hermano, tío, primo, etc.), o si se trata
del novio, un amigo, simple conocido, desconocido o enemigo.
No hay dos personalidades iguales, todos reaccionamos en for¬ma
peculiar, y ante el hecho victimal se comportará diferente el optimista del
pesimista, el inteligente del limitado mental, el intro¬vertido del
extrovertido.
Se supone (y creemos que acertadamente) que la reacción será
siempre negativa, sin embargo hay que tomar esto con las reservas que
deben tenerse en toda generalización cuando nos movemos en el campo
de las ciencias sociales.
Ya tratamos fenómenos como la enclitofilia criminal y el síndro¬me
de Estocolmo, y mencionamos la víctima con sentimientos de culpa y
deseo de autopunición, hasta llegar al climax de la víctima masoquista,
cuya reacción será de placer y satisfacción por el dolor recibido.
La reacción será diversa también según el grado de participa¬ción
de la víctima en los acontecimientos; pensemos en la víctima voluntaria,
que buscó su propia victimización, y que en ocasiones ni siquiera se
siente ofendida, o que su liga con el victimario es tal, que le perdonaría
cualquier ofensa.
Veamos ahora cuáles fueron los resultados de la investigación en
cuanto a la reacción inmediata de la víctima en lo general.
CUADRO N° 19
REACCIÓN DE LA VÍCTIMA
(XALAPA)
CUADRO N° 20 REACCIÓN DE LA VÍCTIMA (D. F., Z. C.)

Con respecto a la reacción provocada en los entrevistados del


Distrito Federal y zona conurbada, el 47% y 55% declaró haber sen-lido
coraje, llanto; el 18% y 15% temor; el 11% y 2% huida, y sólo el 7% y 8%
se pronunció por denunciar el delito.
No deja de ser interesante el estudiar la reacción de acuerdo al
cielito, nótense las diferencias entre el Distrito Federal y la zona
conurbada, que reflejan diferentes contextos culturales.
CUADRO NQ 21
REACCIÓN POR DELITO
(D. E, Z. C.)
Es fundamental conocer cuál es la reacción inmediata de la víctima
de un delito.
En la investigación de Xalapa, el "coraje" o "rabia" ocupa el primer
lugar, seguido por el temor, la huida, la lástima y los deseos de venganza.
Puede observarse que el recurrir a la autoridad no es una reac¬ción
inmediata, sino que debe ser muy posterior.
Es curioso que el temor sea más común en los hombres que en las
mujeres, y que el deseo de venganza se apodere con mayor fre¬cuencia
de las mujeres que de los hombres.
Las sumas son superiores al número de casos, ya que varias
víctimas consignaron más de una respuesta.
es también la reacción más común (41%), seguido igualmente del miedo
(28%) y la sensación de impotencia (25%).
En este caso es el 26% el que inmediatamente después recu¬rrió a
alguna autoridad (14% M.P., 10% policía); en 46% optaron por irse a su
casa.
XI.8. CONSECUENCIAS DE LA VICTIMIZACIÓN
A reserva de hacer el análisis de los daños sufridos según cada
grupo de delitos, en este apartado trataremos de las alteraciones de la
conducta y de las medidas tomadas por la víctima después de la
victimización.
Es natural que el hecho victimal produzca en la víctima un desajuste
psicológico y un deseo de no reincidir, por lo que su forma de vida va a
cambiar, en ocasiones de forma radical.
Todos estamos de acuerdo en que la tasa de victimización
des¬cendería si las relaciones interpersonales fueran más cercanas, si la
interacción entre los residentes de la comunidad fuera más frecuente y si
las ligas sociales fueran más estrechas. Sin embargo, como ya lo ha
señalado algún autor,267 la victimización aisla a la víctima, la que, por lo
general, busca medios de autodefensa.
Lo anterior parece contradecir la tesis de Durkheim, de que el crimen
sirve de punto de unión social.
El haber sido víctima produce una reacción inmediata y una reacción
mediata, el apartado anterior se ocupó de la primera, éste describe la
segunda.
La mitad de las personas "víctimas" de la muestra de Xalapa
(50.96%) no tomaron ninguna medida o no respondieron a la pre¬gunta,
la otra mitad tomaron no una sino varias medidas.
Las medidas más comunes son de autolimitación: consiste
princi¬palmente en no salir de noche (23.86%) y no salir solo(a) (21.3%),
que comprenden el 45% del total.
Otra medida que puede considerarse autolimitativa es la de
cambiarse de casa (16.42%), con lo que estas conductas aumentarían a
un 61.42%.
El uso de ofensículas, chapas, candados, etc., lo encontramos en
15% de casos.
Alarmante es el hecho de que el 8.44% se haya procurado un arma
para repeler futuras agresiones.
Un 7.5% se aseguró, un 6.2% buscó otros medios de protección, y
tan sólo el 1.2% buscó o contrató vigilancia, esto por naturales razones
económicas.
267 Conklin, John. Impact of Crime. MacMillan Co. USA, 1975.

Las medidas tomadas a posteriori en el Distrito Federal y zona <


(muí bada, indicaron un 23% y 25% de "evitar salir solo de noche"; rl 17%
y 23% "evitar salir solo(a)"; el 12% y 3% ninguna medida en I articular, lo
que da una gran coincidencia con la muestra de Xalapa. I .,i diferencia
está en "otros medios", que en la zona conurbada repre¬sentan el 31%;
sería por demás importante saber cuáles son éstos.
Otra diferencia notable es la adquisición de armas, que en el Distrito
Federal representa el doble que en Xalapa (17.2% de las medidas, frente
al 8.44%), es decir, una de cada 5 víctimas obtuvo una arma en un país
en el que no hay venta libre de las mismas.
En la investigación en el Distrito Federal, de CONSEGU, el 41% ha
dejado de realizar algunas actividades, y se coincide en que la limitación
más común es no salir de noche, seguida de no usar joyas y no llevar
dinero en efectivo; llama la atención el evitar tomar taxis o transporte
público (recordar que el 22% de las víctimas lo fueron al trasladarse por
estos medios).
Es de aclararse que en esta investigación se pidió mencionar 3
situaciones (ver cuadro 24).
Las medidas tomadas son básicamente para prevenir la victimi-
/.ación en robo; en este caso ya no encontramos la adquisición de armas,
pues su libre venta está prohibida en México (cuadro 25).
CUADRO Nfi 22
MEDIDA TOMADA
(XALAPA)
Total
CUADRO NQ 23
MEDIDA TOMADA (D.F., Z.C.)
CtlADKO Nu 25
MEDIDA TOMADA (CONSEGU 2000)

Sr^uros adicionales en puertas y ventanas .................


................. ¡ : 45.5%
< alocar rejas y bardas .....................................................
................. 31.7%
l'oner alarmas en casa o trabajo ...................................
................. 17.9%
Medidas con los vecinos .................................................
................. ' 15.4%
l'olicía particular en colonia o calle............................. ................. ''.
13.4%
Alarma en auto .................... ....................................... .................
29.9%
Otros. .......................................................................... .................
3.3%

Es muy interesante hacer la comparación con otro país, en los


Kslados Unidos de Norteamérica, en una investigación del Housing
Management (Departamento para el desarrollo urbano), se obtuvie¬ron
los siguientes resultados, que muestran las alteraciones de con¬ducta en
víctimas de un crimen:
">.. • ;,..-. CUADRO Na 26 '' :',_'.'",.'', '''I',]. ;, '
MEDIDA TOMADA
(ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA)
85% 65%
65% 60% 55% 55% 50% 45% 45% 20%
De lo anterior podemos deducir que el miedo a volver a ser víctimas
es mayor en la población norteamericana.

CUADRO NQ 24 AUTOLIMITACIONES

(CONSEGU 2000)

1. Tienen las puertas cerradas en su casa.........................


2. Mantienen a sus niños en casa por la noche..............
3. Mantienen prendidas sus luces cuando salen
y dejan la casa sola .........................................................
4. Han comprado pistola ....................................................
5. No hacen compras en la noche.....................................
6. No salen por la noche si no es con alguien más.......
7. No visitan a sus amigos o parientes que viven cerca
8. No salen lejos en la noche ............................................
9. Cambian de dirección si ven a un extraño ................
10. Han hecho algo para protegerse a sí mismos............
En la investigación del Distrito Federal y zona conurbada, resul¬ta
que el 71% y 53% de las víctimas manifiestan temor ante la pn sibilidad
de reincidir y básicamente en los delitos de abuso de auto ridad (83% y
50%) y varios (84.5% y 75.0%).
El ilícito más temido por las personas victimadas correspondí casi al
ya experimentado, es decir robo en cualquiera de sus mod.i lidades. Las
no-víctimas también coinciden en ese delito en parlic n lar. El 12% y 10%
manifestó robo con pistola; el 29% y 30% robo dr bolsa o cartera; el 12%
y 13% asalto violento y con golpes y un 25% y 31% ningún delito en
particular.
Otro criterio para averiguar diversos aspectos del miedo al ni men fue
preguntar cuál es el lugar donde las personas se sienten má.t seguras, es
decir a salvo de la victimización, los resultados pueden verse en el cuadro
NB 29.
CUADRO NQ 29
LUGAR DONDE SE SIENTEN MÁS SEGUROS
(XALAPA)
Lugar
Víctimas (%) Hombres Mujeres Total
No-víctimas (%) Hombres Mujeres Total

Tanto víctimas como no-víctimas consideran su casa como el lugar


más seguro, aunque las no-víctimas lo sienten más seguro que las
víctimas. Las mujeres están más seguras en sus casas que los hombres.
La calle será siempre el lugar percibido como menos seguro.
Y el trabajo es considerado mucho más seguro por las víctimas que
por las no-víctimas.

CUADRO NQ 30 LUGAR CONSIDERADO MÁS PELIGROSO


(XALAPA)
Lugar
Víctimas (%) Hombres Mujeres
Total
Ato víctimas (%) Hombres Mujeres Tote

En cuanto al lugar captado como más peligroso, hay coinci delicia en


que se trata de la calle, lo que confirma el cuadro antf nor. Las víctimas se
sienten más inseguras en la calle que las nc \ ictirnas.
En el Distrito Federal y zona conurbada con respecto al luga donde
los entrevistados se sienten más seguros, todas las persona coincidieron
que en su casa (88.5% y 88.8%). El 7% y 5% correspor diente a "otro",
generalmente obedeció a la respuesta "en ningúi ludo".
Correlativamente se interrogó sobre el lugar considerado corm
menos seguro y el 75% y 64% de las víctimas y no-víctimas respor dieron
que en la calle, cerca o lejos de su casa o trabajo. El 10% K% de los que
respondieron "otro sitio" aclaró que "en cualquie lugar" o "en provincia".
Con la investigación de CONSEGU hemos construido un cuí dro (NQ
27) que nos presenta una escala de mayor a menor segur dad y los
diferentes lugares de percepción del entrevistado (indeper (lientamente si
ha sido o no víctima).
CUADRO NO. 31
XI. 10. EL CÍRCULO VICTIMAL
Para finalizar este capítulo, hagamos algunas breves reflexio¬nes
sobre uno de los fenómenos más apasionantes en el mundo de la
Victimología: los casos en los cuales el criminal se convierte en víctima y
aquellos en los que la víctima se convierte en criminal.
El círculo más cerrado es aquel en el que el criminal se convier¬te en
víctima de su víctima y ésta victimiza a aquel que la victimizó.
Esto, que hemos llamado teoría circular de la victímización o
retroalimentación victima!, fue tratado en el VII Congreso de la ONU con
la denominación de espiral de la victímización.268
Ball analiza el ciclo victimal desde diversos ángulos, planteando
nueve ciclos que van desde los microprocesos de mutua victímización
hasta el macroproceso de victímización entre diferentes sociedades o
grupos o segmentos de la sociedad.269
El ciclo victimal es captado como una dialéctica disfuncional, entre
criminogénesis y victimogénesis, ambas trazadas con igual pro¬ceso
victimológico.
Dentro de la dinámica de la pareja penal, en ocasiones es even¬tual
quién termine siendo la víctima y quién el criminal, esto sucede, por
ejemplo, en el duelo. Hay ocasiones en que ambos son a la vez
criminales y víctimas, por ejemplo, en una riña en la que ambos
protagonistas se infirieron mutuamente lesiones.
268 Cfr. ONU, op. cit. (VII Congreso), Informe Final, párrafo 221.
269 Ball, Richard A. The Victimological cycle. Victimology: an International Journal Ns 2. USA, 1977, p. 52.
I .1 inv«-MI)',.I< ion ha llevado a un punto que es necesario ampliar:
MI.n has víctimas liieron |>i< viamente criminales y muchos criminales • • u
poslrrioi mente VÍ( liini/.ados.
Nrwin.m, por ejemplo, encuentra en su muestra que el 50% de i i i
¡mínales alegaron que ellos habían sido previamente víctimas, \ ' I 75%
mostraban fuertes sentimientos de victimización.270
Kirchhoff y Kirchhoff mencionan en una investigación alemana 11
Mitnendingen, por Stephan y Villnow), que el 38% de las víctimas ii |>ortó
haber cometido por lo menos un delito de una lista de 12, \ i I 50% resultó
víctima en el período de referencia.271
Ya Mendelsohn, en sus primeros trabajos mencionaba una "víc¬tima
culpable", que en realidad es un criminal, ya que agredió injus-luinentc y
sacó la peor parte.
Aníyar nos señala como es común encontrar que las víctimas tienen
antecedentes deshonestos, principalmente en los casos llama-11< >s por
Wolfgang victim precipitated; entre estas víctimas se alcanzan ,41 tos
porcentajes de sujetos con antecedentes y patrones sociales
negativos.272 Así, se menciona al comerciante deshonesto, al toxicó-
tnano, la prostituta, el homosexual, el defraudador como víctimas en
potencia.
Además, debemos considerar que la venganza es una de las
características psicológicas más acentuadas en el ser humano,
refor¬mada en ocasiones por patrones culturales de machismo y
vendetta.
"Algunas víctimas agredidas se convierten en delincuentes. Atacan y,
en realidad, no hacen sino devolver el golpe." 273
Los crímenes motivados por la venganza y dentro de muchos delitos
políticos, el hecho injurioso es vivido y perpetrado como un ¡u lo de justicia,
una retribución justificada que se impone.274
El proceso para convertirse en víctima tiene dos dimensiones, una
individual y otra social, que interactúan en formas aún no sufi¬cientemente
identificadas.
Parte de la realidad de convertirse en víctima y parte del proceso de
adaptación a la victimización, envuelve la definición que se hace de uno
mismo como víctima. Hay una gran importancia en hacer cons¬ciente y
aceptar que se ha sido víctima.
Friday señala que el lado negativo de este hacer consciencia consiste
en la justificación para convertirse en victimizador "en nom-
270 Newman, J. The offender as the victim. I Symposium. Israel, 1974.
271 Kirchhoff y Kirchhoff, op. cit. (Victimological), p. 61.
272 Aniyar, op. cit. (Victimología), p. 49.
273 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 498.
274 Fattah, op. cit. (Regaras).
bre de la justicia" la reparación es demandada, la pcnalización reque¬rida
y aparecen aquellos que tienen la responsabilidad política, en nombre de
la víctima, de vengar la injusticia que la victimizacion representa.
"Irónicamente, para la literatura criminológica, uno puede deducir que el
victimario puede percibirse a sí mismo como víctim;i y tener razón,
especialmente cuando hay una motivación política (en terrorismo). Por lo
tanto, ¿quién es la víctima y quién es el victima rio?; en mucho depende
de quién es el redentor. El riesgo para nosotros, los victimólogos, es jugar
el papel de redentor, identifican¬do y perpetuando el rol de la víctima,
reafirmando y juzgando al victimario como perseguidor o el malo en el
proceso." 275
El sentimiento de injusticia sufrida es uno de los sentimientos más
fuertes. El engendra, a la larga, un resentimiento que es una verdadera
fuerza explosiva. Las víctimas están listas a hacer otras víctimas.276
A esto debemos agregar que una apreciable cantidad de víctimas
prefiere buscar el desquite por propia mano, ya que hay desconfianza o
miedo a la administración de justicia.
Baste recordar estudios anteriores acerca de la sobrevicti-mización
que de la víctima hace la policía, con sus interrogato¬rios y poco tacto, el
fiscal, para el que sólo es un testigo de calidad, el defensor, que se
empeñará en demostrar que la víctima provocó o incitó al delito, la falta
de reparación del daño en la mayoría de los casos, etc. (Borafia,
Blesofsky, Chesney, Calway, Nkpa, Renitz, Vennard, McBarnet,
McDonald, etcétera).
Por otra parte está el fenómeno, que ahora simplemente
men¬cionaremos, del criminal que se ve victimizado por el aparato de
jus¬ticia penal, victimizacion que se ve a todos los niveles: legislativo,
judicial, policiaco, penitenciario, etcétera
Para finalizar, recordemos a Von Hentig: "La transmigración de la
violencia del autor a la víctima, y de la víctima de nuevo al autor, es un
fenómeno que encontramos continuamente. Con buenas razo¬nes
intentamos cortar la cadena en un punto determinado.277
Efectivamente, tenemos que reconocer que el criminal de hoy será la
víctima del mañana, y la víctima de hoy puede ser el criminal de mañana,
de aquí la importancia de realizar una adecuada política victimal.
275 Friday, Paul, op. cit. (The faces...), pp. fr-7,
276 Stanciu, op. cit. (Droits), p. 26. ¡
277 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 561
CAPÍTULO XII

LA VÍCTIMA MENOR DE EDAD

INTRODUCCIÓN
El problema del maltrato y la victimizacion de menores no es nuevo,
imposible detenernos en ejemplos históricos que demuestran 11 uno los
menores han sufrido en el tiempo y en el espacio, y han ií<lo agredidos en
todas las formas posibles.
Desde la propiedad absoluta del hijo, con derecho a venderlo i»
sacrificarlo, hasta la patria potestad y el derecho de corregir, la luí
inanidad se ha ensañado con sus vastagos, en mucho repitiendo una
conducta aprendida, que se convierte en un siniestro atavismo.
El reciente énfasis en los derechos del niño, el Año Internacio¬nal
del Niño (1979), la Declaración Universal de los Derechos del Niño
(Ginebra, 1928, 1948 y 1959), las Reglas Mínimas de las Nacio¬nes
Unidas para la Administración de Justicia de Menores (Reglas de Ik-ijing,
1985), y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), lian llamado
la atención de una mayor cantidad de personas sobre los problemas de
victimizacion de menores.
Sin embargo, a pesar de que cada vez es más consciente la
humanidad, de este doloroso problema, estamos muy lejos de lograr
solucionarlo, véanse si no estos datos proporcionados por Grant en su
informe sobre la infancia:278
1981 ha sido otro año de emergencia silenciosa, 40,000 (cua¬renta
mil) niños han muerto silenciosamente cada día, ... 100,000,000 (cien
millones) de niños se han acostado en silencio y hambrientos todas las
noches; 10,000,000 (diez millones) de niños se han conver¬tido
silenciosamente en deficientes físicos o mentales; 200,000,000
(doscientos millones) de niños entre los 6 y 11 años de edad, han

278 Grant, James E. El Estada Mundial de la Infancia 1981-1982. UNICEF. Nueva York, I ISA, 1982.
contemplado en silencio cómo otros iban a la escuela, en fin, un quinto de
la población mundial ha luchado en silencio por la meni supervivencia.
Diez años después (1991) la situación no parece haber mejora do,
durante la última década del siglo XX, poco más de 120 millones de niños
perecerían víctimas de desnutrición y de enfermedades fácilmente
evitables.
De acuerdo con cifras del UNICEF, 7 mil pequeños mueren cada día
sumidos en el coma de la deshidratación; 6 mil en las garras de la
neumonía y 8 mil presas del espasmo del tétano, la tortura de l¡i tosferina
y la fiebre del sarampión. Hay que calcular además que poi cada uno que
muere varios más siguen viviendo en condiciones de desnutrición y
deplorable salud.
El remedio a esto es relativamente barato y sencillo (la vacuna ción
completa cuesta un dólar y medio, la rehidratación oral por sales cuesta
10 centavos, un tratamiento de antibióticos, se puede hacer por menos de
un dólar).
Un programa completo costaría 2,500 millones de dólares, lo que
equivale al 2% del gasto en armamentos de los gobiernos del tercer
mundo. A nivel mundial implica un día en gastos militares, o lo que paga
el tercer mundo semanalmente por el servicio de deuda externa.
La menor edad pone al individuo en una situación de inferio¬ridad;
su menor fortaleza física, la natural falta de experiencia, su dependencia
económica, la subordinación social, la inmadurez psi¬cológica, lo ponen
en desventaja y lo hacen fácilmente victimizable. Por algo von Hentig dice
que: "No sólo por la corta edad es la juventud un período de debilidad. El
joven no se ha adaptado toda¬vía a la "dureza" de la vida. Se cobija en la
comunidad paterna como un parásito, y tiene que aprender poco a poco a
defender su piel sin ayuda de nadie." 279
En algunos casos, como veremos más adelante, ni siquiera en el
seno familiar el menor está seguro, y es víctima de sus propios
pro¬genitores.
En el reino animal es menos común que los padres agredan a sus
hijos, pero sí es regla que los animales inmaduros sean fácil presa de los
depredadores.
Podemos comprobar esa proclividad victimal de los pequeños en las
estadísticas de supervivencia animal, o en las terroríficas cifras de
mortalidad infantil.
Hentig, op. cit. (El Delito), p. 520.
Algunos anión-, uní i |n ci.in esta "debilidad como uno de los lu< lores
básicos de minm «míe los menores (principalmente adoles-c fules), que
fbrm.m pandillas y bandas como medio de protección (l.i alian/a de
inuclias debilidades da una fortaleza).
En este capítulo estudiaremos esta problemática, utilizándola c oino
ejemplo de cómo puede hacerse análisis de un tipo de víctimas • n
especial.
El siguiente capítulo (XIII) lo dedicaremos al examen de una lonna
concreta de victimización: el maltrato físico de niños.
XI 1.2. VICTIMIZACIÓN DE MENORES
Según Thorsten Sellin, existen las siguientes clases de victimi-/¡u ion,
que analizaremos en lo referente al menor victimizado.
1. Victimización primaria. Es la que hace referencia a la víctima
individual. En este sentido todo menor de edad puede ser víctima en M-
niido amplio y en sentido estricto.
La victimización primaria toma parte preponderante en el mal-haio
infligido al menor por sus propios padres, problema de tal impor-landa
victimológica, que le dedicaremos el capítulo siguiente.
Otra forma preocupante de victimización de menores la tene¬mos en
los abusos sexuales. En nuestro país no tenemos información fidedigna al
respecto, y sabemos que es uno de los delitos de más alta e i Ira negra
(ver capítulo referente a victimización sexual).
Las formas de victimización son múltiples, desde estupro hasta
violación, pasando por incesto, corrupción, exhibicionismo, atenta¬dos al
pudor, proxenetismo y la floreciente industria de la porno¬grafía
infantil.280
En 1983 la opinión pública se vio sacudida por la noticia de que en
uno de los colegios más selectos de México, habían sucedido una serie
de atentados homosexuales perpetrados por personal de la institución, la
noticia se ha repetido ya en varias ocasiones.
Una tercera forma de victimización primaria la encontramos en el
maltrato a niños en las escuelas, en este sentido es urgente realizar una
amplia investigación.
En nuestra experiencia hemos encontrado que muchos fracasos
escolares se deben a agresiones físicas o psíquicas de los profesores
contra los alumnos.
280 Un estudio muy completo puede verse en: Thomas, Charles. Sexual Victimology of Youth. L. G. Shultz Ed. USA, 1980.
La idea de que "la letra con sangre entra" está fuertemente arrai-gada
con nuestra sociedad, y no tiene nada de original, pues aun pedagogos de la
talla de Petrarca, Pestalozzi o Juan Bautista de la Salle, aceptaron los
castigos físicos, o por lo menos psíquicos a los niños.
Es impresionante observar cómo en algunas escuelas europeas,
todavía se recaba la autorización de los padres para infligir "maltratos
menores" a los educandos.
Los profesores golpeadores o torturadores psíquicamente de los
alumnos deben ser identificados a su debido tiempo, de aquí la importancia
de la selección.
2. Victimización secundaria. Independientemente de que un menor de
edad pueda ser víctima en forma individual de cualquier delito (robo,
homicidio, violación, etc.), lo puede ser de delitos propios (infanticidio,
corrupción, estupro) o de accidentes (tránsito).
Pero también pueden ser víctimas (victimización secundaria) grupos
determinados de menores, muy claramente especificados por ocupación,
clase social, etcétera.
Efectivamente, hay grupos de menores que tienen una mayor
capacidad victimal. Pensemos en los menores que estudian en deter-
minados centros en los que existen los grupos denominados "porros"
(bandas de pseudo estudiantes dedicados al pillaje contra los verda- deros
estudiantes). La gran mayoría de víctimas en estos casos son menores de
edad que sufren por conductas delictivas.
Por desgracia el fenómeno es cíclico y además viaja de una institución
a otra, mezclándose en ocasiones con otro tipo de pro- blemas sociales y
políticos.
Para dar idea de la magnitud del problema, demos algunas cifras
obtenidas en una investigación realizada sobre el total de la pobla¬ción en
un plantel de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, durante una de
las épocas álgidas del problema (1969-1973).
Únicamente el 0.4% de los alumnos declararon su adhesión a la porra,
el 84.79% consideraron negativa la presencia de la porra en la escuela, o
sea que no puede tratarse de actos consensúales.
Los alumnos directamente afectados por la porra fueron el 47.43% de
la población escolar, de éstos el 31.70% fueron robados, el 8.15%
golpeados y el 8.05% amenazados.
Respecto a los actos anteriores es notable que el número de víctimas
desciende según la edad, o sea que los más pequeños son los más
fácilmente victimizables.
Es verdaderamente lamentable el hecho de que uno de cada dos
menores de edad que estudian a nivel bachillerato se haya visto victimizado
por este grupo.
Es laminentable que uno de cada tres estudiantes haya sido loludo, y
uno de (.id.i (he/ lesionado. Debemos considerar que en esi.i (-licúes!;! no se
lomaron en cuenta delitos como violación, que (|iic(l.in en la cifra negra.
EI problema no es solamente de México; en un informe a la Asamblea
de la Educación Nacional de Dallas, las estadísticas indica-h.in que el 4% de
la población escolar del Estado era atacada durante el curso. Esto significa
que en el año escolar 1977-1978, se produje-lon 60,000 agresiones.
Y el problema va en aumento, ahora en Estados Unidos los
homicidios en las escuelas se convierten en un dolor de cabeza. Así, en
1999, en Colorado dos adolescentes mataron a 13 de sus compa-IKTOS
en su propio colegio, para ser luego muertos; y en el 2001, un muchacho
de 15 años mata a 2 compañeros y hiere a 13 más.
Otro grupo físicamente victimizable es de los menores económi-
lamente débiles, éstos son víctimas de varios delitos (lenocinio) y
principalmente de explotación laboral. Las cifras que dan la Oficina
Internacional del Trabajo (OIT) y la UNICEF son desalentadoras, pues
nos indican que 250 millones de niños, entre los 5 y los 14 años, son
explotados en el mundo, de los cuales la gran mayoría pertene-(en a los
países en vías de desarrollo.281
La explotación consiste no sólo en obligarlos a laborar, sino en el
bajo salario (30% de lo que recibe un adulto, según OIT), en el upo de
trabajo, difícil y peligroso (minas, caza, pesca, curtido de pieles,
agricultura en medio de pesticidas y agroquímicos, etc.) y la ¡alta absoluta
de garantías en cuanto a horario mínimo, etcétera.282
Aunque Asia y África presentan los mayores problemas, la OIT
calcula que el 17% de los niños de Latinoamérica trabaja (dos niñas por
cada tres niños), la mitad a tiempo completo.
Simplemente en México han sido detectados por el DIF tres millones
quinientos mil niños que trabajan, a veces en condiciones infrahumanas,
con flagrante violación constitucional y de la Declara¬ción Universal de
Derechos Humanos (los datos de la OIT implican a 5 millones de niños).
De acuerdo al estudio DIF-UNICEF de 1999, sobre 100 ciuda¬des,
los menores "de" y "en" la calle suman más de 114,000 en si¬tuación de
subempleo o mendicidad clara. En el estudio DIF-FINCA, se registraron
14,320 menores en el D. F. con trabajo regular.
281 Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Statistics on Working ChiUren and Hazardous Child Labour in Brief. (Revised April
1998). Ginebra, Suiza, 1998.
282 Cfr. Ashagrie, Kebebew. Youngest Workers an Hazardous Child Labour. OIT. Ginebra, Suiza, 1999. También, del mismo autor:
Methodological Child Labour Surueys and Statistics.
Otro grupo victimizado es de los débiles mentales. Aparte de l;is formas
de victimización anteriormente señalados, estos niños pier¬den toda
oportunidad al no existir instituciones para su tratamiento y adaptación
social.
Los deficientes mentales alcanzan en el país (según los diversos
autores) del 8 al 12% de la población. Si a éstos agregamos aquellos que
el Instituto Interamericano del Niño llama: "menores de alio riesgo"
(deficientes visuales, auditivos, inválidos, desnutridos, etc.), nos
encontramos con el 25% de la población escolar del país.
Tiene razón Berístain cuando afirma que:283
1a Los menores difíciles y/o anormales merecen atención espe¬cial
a la luz de las ciencias contemporáneas en la legislación y en la práctica
de asistencia y del tratamiento.
2a La atención especial a los menores anormales y/o difíciles debe
dirigir sus esfuerzos a que su tratamiento se parezca lo más posible a la
de "todos los niños".
3Q A los niños nunca se les debe castigar aunque sean difíciles y/ o
anormales, solamente se les debe reprender, lo que es muy distinto.
Tenemos que mencionar aquí a un grupo específico, que es el de los
llamados "menores infractores", que es victimizado por la falta de
garantías procesales, carencia de instituciones adecuadas, ausencia de
oportunidades de adaptación (volveremos sobre el tema).284
También es de mencionarse los grupos escolares victimizados por
profesores faltistas, excesivamente rígidos o apáticos, incapaces e
impreparados.
3. Victimización terciaria. Por victimización terciaria se entiende a la
dirigida contra la comunidad en general, y dentro de ésta en forma muy
marcada hacia los menores de edad.
Efectivamente, los menores de edad son más fácilmente victi-mizables
por razones de edad, lo que implica una inferioridad física, intelectual,
económica y psicológica.
Lo anterior hace patente la necesidad de crear leyes a nivel federal
para proteger a este grupo, que forma una parte importante de la población
(en el 2000, en México, el 39.71%, o sea casi 39 millones, era menor de 18
años), con instituciones adecuadas para ejecutar la ley, y evitar que quede
en simples buenos deseos.
En México se decretó la "Ley para la Protección de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes", que entró en vigor el 30 de mayo
283 Beristain, Antonio. La Protección a los niños difíciles y anormales de España. Estudios Vascos de
Criminología 1. Editorial Murguía. Bilbao, España, 1983.
284 Para una amplia información ver nuestra obra: Criminalidad de menores. 3a edición. Editorial Porrúa.
México, 2000.
tlr L'OOO, y que puede ser un insii límenlo notable para prevenir la
VK limi/ación.
Kl 25 de julio de 2001 (Diario Oficial) se crea el Consejo Na-• ional
para la Infancia y la Adolescencia, que es una comisión Inirrsecretarial
permanente para coordinar y definir las políticas de <"tie delicado campo.
4. Victimización mutua. Estos son casos en los que los partíci¬pes
están inmiscuidos en actos consensúales. En materia de menores «•
entiende que ambos son menores de edad.
Kstos actos representan un problema digno de estudio, sobre l(ido si
se toma en cuenta que el delincuente menor difícilmente ac-iiia solo. Ya
mencionamos en el apartado X.6 las similitudes de vi( lima-victimario en
jóvenes.
Los casos más comunes de victimización mutua los encontramos
ni infractores sexuales (incesto), en lesiones, en riña y en problemá-
liea de drogas. , ,.• >.,; ...... i ,.
XII.3. CLASES DE VÍCTIMA ' ; ;
Siguiendo un patrón establecido por Mendelsohn, desde el punto de
vista de la culpabilidad, y tomando en cuenta las características
hiopsicosociales de la víctima, éstas se pueden clasificar en la forma
siguiente:
1. Víctima inocente. Esta es la llamada víctima ideal, es la que no ha
provocado en forma alguna la agresión ni tiene culpa en el hecho. Ks muy
común encontrar menores con estas características, un ejem¬plo clásico
es el del infanticidio. Estas víctimas deben ser mayormen¬te protegidas;
en el ejemplo mencionado sería apropiado quitar el delito de "exposición
de menores" (otro ejemplo de víctima inocen¬te), estableciendo casas de
cuna donde la presunta infanticida pudie¬se abandonar al menor,
salvándole así la vida al pequeño.
2. Víctima de culpabilidad menor. Esta víctima generalmente lo es
por ignorancia, y es también fácil encontrarla entre menores de edad, que
al no tener una formación adecuada pueden ignorar los alcances cíe su
acción, prestándose a ser victimizados.
Este es el caso de estupro, en el que la inexperiencia sexual de la
víctima la hace fácil presa del engaño del victimario. Otro caso es el del
aborto, en el que la menor acepta la intervención sin medir el alcance de
ella.
3. Víctima tan culpable como el infractor. Es la llamada víctima
consensual, la que voluntariamente acepta ser víctima, consciente del
hecho. Ejemplos de esta situación son los menores que aceptan un pacto
suicida, que juegan "ruleta rusa" o que aceptan usar droga».
Generalmente, para que pueda hablarse de este tipo de vícti-
mas, es necesario que el infractor sea también menor de edad, purs en
otra forma, la inexperiencia hace que el menor sea una víctima de
culpabilidad menor.
4. Víctima más culpable que el infractor. En muchos de estos casos
la víctima denota gran peligrosidad, por lo menos contra sí misma. Los
ejemplos más claros son los de la víctima provocadora, la que incita al
infractor a cometer la infracción.
Otro ejemplo es el de la víctima por imprudencia, por demás común
en menores de edad, sobre todo en problemas de tránsito, el número de
menores lesionados y muertos en este renglón es por demás
impresionante.
5. Víctima únicamente culpable. El primer ejemplo de este tipo do
víctimas lo consütuyen las víctimas infractoras, como en el caso de la
legítima defensa. Este caso denota en la víctima una gran peligrosi¬dad,
pues el sujeto agrede y cae víctima de su propia agresión. En sen¬tido
amplio pueden incluirse aquí varios casos de suicidio.
Mendelsohn incluye en este punto dos tipos de víctima que en
realidad no lo son: la víctima simuladora y la víctima imaginaria. La
pri¬mera es aquella que intenta hacer caer a la justicia en un error,
haciéndose pasar por víctima cuando en realidad él fue el agresor, o
cuando simula un daño mayor que el que en realidad se cometió.
La segunda es de capital importancia en nuestro tema, ya que se
puede encontrar con relativa frecuencia entre los menores, que por
fantasías o por mentiras para ocultar alguna falta, o por inconsciente
juego, dicen haber sido víctimas de algún delito. Debe tenerse una
especial atención en estos casos, que pueden acarrear serias injusticias.
Remitimos aquí a los estudios hechos en Psicología Judicial sobre
testimonio de los niños.
6. Víctima fortuita. Aunque Mendelsohn no la incluye, segura¬mente
por no haber culpabilidad alguna, es necesario mencionarla,
principalmente por la cantidad de menores que sufren accidentes fuera de
toda responsabilidad propia o ajena.
XII.4. VlCTIMIDAD Y CRIMINALIDAD
La investigación ha conducido al descubrimiento de que una buena
cantidad de delincuentes fueron, antes de su conducta anti¬social,
victimizados en alguna forma.
l'oi un.i p.utCt Aniy.li u<>s señala que es común encontrar que |¡ts
vúlim.is tienen anl<• < <-«lentes deshonestos, principalmente en los uisos
II.un.utos por Woll^ang "viclim precipitated", como el comercian-Ir
tramposo, el loxicómano, la prostituta, el homosexual, el defrau¬dador,
etcétera.285
Kn cuestión de menores infractores, se han hecho patentes los rt i
Herédenles de maltrato físico y psíquico, así, ya los Glueck en sus
estudios sugirieron la relación entre abuso y abandono de menores y su
posterior antisocialidad.
Un estudio de cien menores antisociales en Filadelfia reportó cu el
82% historias de maltrato; un estudio en Denver ha reportado rl H4% en
los juveniles delincuentes que fueron maltratados antes de la edad
escolar, mientras el 92% ha reportado haber recibido golpes, l,ii ei
aciones o huesos rotos, infligidos por sus padres entre el año y rl año y
medio anteriores a su aprehensión. Una investigación de «• guirniento de
cuatro años sobre 34 casos de abuso en el hospital para niños de
Washington, indicó que el 20% de los niños maltra¬tados han sido
presentados ante las cortes juveniles por actitudes antisociales.
Hay casos en los cuales menores de edad han sido enviados a los
tribunales para menores como víctimas y cuando dejan la insti-tución han
sido ya definidos como infractores.
No cabe duda que los niños abandonados tienden a ser más
fácilmente etiquetados como infractores.
Otro dato interesante es que niños maltratados que son también
delincuentes o infractores, se quedan en la institución el doble de tiempo
que los no maltratados.
La relación entre abuso, maltrato, abandono y delincuencia ha sido
enfocado desde tres perspectivas básicas.286
a) Histórica, que indica múltiples antecedentes en el sentido de (|iie
niños maltratados y abandonados han sido tratados en el sistema i Ir
justicia de menores.
b) Empírica, que sugiere que existe una relación causal entre abuso,
abandono y delincuencia.
c) De sistema, que considera el efecto del etiquetamiento de
menores que han sido maltratados o abandonados, y a los cuales se les
adjudica la etiqueta de infractores o delincuentes.
O sea que existen tres formas de relación entre victimización de
menores y criminalidad:
• 285 Aníyar, Op. cn. (Victimología), p. 49.
286 Smith, Charles R, Berkman, David J., Warren, Fraser M. The Shadaws of Distress. I .KAA. U.S. Department of Justice. EUA,
1980, p. 25.
1. La relación que emerge de una perspectiva histórica, sobre el
manejo de abuso y abandono de menores y casos de menores que han
sido oficialmente etiquetados como delincuentes.
2. La relación causal entre el haber sido abandonado, maltrata¬do y
posteriormente haberse convertido en delincuente.
3. La relación que se crea como resultado de la adjudicación de un
status como delincuente u ofensor.
XII.5. LA PREVENCIÓN VICTIMAL
Así como debe existir una política criminológica, la debe haber
también victimológica. Así como existen delincuentes con gran
pre¬disposición a delinquir, hay también personas con una gran
ca¬pacidad victimal; se ha llegado a afirmar que existe una "víctima nata",
totalmente predispuesta a ser víctima. Encontramos por ejem¬plo el caso
de la víctima reincidente, que a pesar de haber sufrido algún daño, no
toma las precauciones suficientes para evitar el volver a sufrirlo.
El problema debe atacarse en diversas formas, en primer lugar
legislativamente, con un capítulo de proteccióri a la víctima, dentro del
Código del Menor y con normas de procedimiento como las que
mencionaremos más adelante.
La parte más importante de la prevención victimal es la educa¬ción.
Debe enseñarse a los niños a prevenir su victimización. Es nece¬sario
enseñarles a evitar accidentes y, aunque puede parecer desagra¬dable,
hacerlos desconfiados. La educación en materia sexual, cuando es
adecuada, puede prevenir eficazmente la victimización sexual; el
adiestramiento en primeros auxilios es útil en casos de lesiones, la
educación vial es imprescindible.
XII.6. EL PROBLEMA PROCESAL w
Un aspecto que ha sido recalcado por los especialistas, es el
cui¬dado que debe tenerse con las víctimas menores de edad en el
proceso. Ejemplo digno de citarse es el del Código de Protección a la
Infancia de Israel.287
En el citado código se dan las siguientes disposiciones; que en
nuestra opinión son de tomarse en cuenta:
287 Cfr. Reifen, David. Court Procedures in Israel to pntect child victims of sexual assault. I Symposium. Israel, 1973.
n) No se |Hi< di hacer ninguna investigación cuando la víctima kr.i
menor de II .MÍOS, tratándose de delitos contra las buenas cos¬tumbres,
sin el peí miso de un pesquisidor de la juventud (figura Niiml.M a la de
piomotor o procurador que existe, con funciones limitadas, en México).
h) Un menor no puede ser testigo en delitos contra las buenas i'
islumbres, sin el requisito señalado en el punto anterior.
c) Los pesquisidores son nombrados por una comisión formada por
el juez de menores, un experto en sanidad mental, un educador y un
experto en protección a la infancia.
d) Sólo los testimonios preparados y aprobados por el pesquisi¬dor,
en casos de delitos contra la moralidad, son válidos ante los mbunales.
e) Los documentos anteriormente mencionados serán examina¬dos
por el tribunal, el que puede pedir una ampliación al pesquisi¬dor, pero
éste puede negarse a examinar nuevamente al menor si lousidera que
esto puede causarle un daño.
f) Las pruebas presentadas por el pesquisidor no tienen validez NI no
se ven corroboradas por otros hechos, pruebas o testimonios que
aseguren su verosimilitud.
En varios códigos del mundo se encuentran medidas similares |).ira
proteger a las víctimas menores de edad, principalmente en rasos de
delitos sexuales o contra las buenas costumbres o la moral.
Las medidas que encontramos más comúnmente son:
a) El juicio en estos casos no puede ser público.
b) La víctima menor sólo puede ser interrogada por un especialista.
c) Se necesita el consentimiento de los padres.
d) Se prohibe la divulgación pública de la identidad de la víctima.
Debemos hacer hincapié en este último aspecto, uno de los más
olvidados en nuestro medio por periodistas carentes de ética profe¬sional,
que sin ningún recato publican noticias de menores víctimas de delitos
sexuales, corrupción, lenocinio, faltas a la moral, etc. Una pena grave
debe prever la ley para estos casos.
En México la Constitución se reforma, y a partir de marzo de 'J001:
"Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, no estarán
obligados a carearse con el inculpado cuando se trate de delitos de
violación o secuestro. En estos casos se llevarán a cabo declaraciones en
los términos que establezca la ley;" (artículo 20, fracción V).
No podemos terminar este apartado referente a la víctima menor en
el proceso, sin referirnos a la otra cara de la moneda: el me¬nor infractor.
Como ya hemos mencionado en la dinámica (iter victimae), rl
victimario puede convertirse en víctima, los menores no son una
excepción.
El tema de justicia de menores ha preocupado grandemente a los
especialistas 288 y a la Organización de las Naciones Unidas, qur desde
su primer congreso de prevención del delito y tratamiento al delincuente
(Ginebra, 1955) se ocupó del tema.
Para el segundo congreso (Londres, 1960) restringió el concep¬to de
"delincuencia de menores" a las conductas tipificadas por la ley como
delito.
En el sexto congreso (Caracas, 1980) se decidió elaborar unas
reglas rectoras de la justicia de menores, que fueron aprobadas en el
séptimo congreso (Milán, 1985) ,289
La tendencia actual es abandonar la función parens patriae (el
Estado actúa con los menores infractores como un "buen padre"), pues se
considera victimizante.
En su lugar se propone una justicia de menores respetuosa de las
más elementales garantías procesales (legalidad, defensa, partici¬pación
de los padres, separación por edades, etcétera).
Afortunadamente, en México, a partir de 1992, está vigente la "Ley
para el Tratamiento de Menores Infractores para el Distrito Federal en
materia común y para toda la República en materia fede¬ral", que
consagra las garantías básicas en todo procedimiento de menores, que
adopta las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), y que ahora
se ve reforzada por la Ley federal para la protección de los derechos de
niñas, niños y adolescentes ya mencionada (Diario Oficial, 29 mayo
2000).
XII.7. DROGAS, SECTAS Y BEBETRÁFICO
Múltiples son las formas de victimización de los menores; exce¬dería
en mucho tratar de analizarlas.
Sin embargo, deseamos mencionar al menos tres que, por su
novedad y capacidad victimógena son preocupantes.
288 Ver por ejemplo el capítulo XVI de la Victimología, nueve palabras clave, de Antonio Beristain, que se denomina "Menores
infractores-víctimas, ante las Naciones Unidas y el Congreso de Europa". Tirant lo Blanc. España, 2000, p. 375.
289 Las versiones oficiales pueden consultarse en mi libro: Criminalidad de Menores, op. cit., p. 487.
\:.\ primera es el prohlema de la droga, que afecta principalmen-te a
menores de edad, y luvo proporciones alarmantes en la década de los
setenta, con tendencia a recrudecer, principalmente con los inhalantes y
los nuevos tóxicos como el crack, el bazuco y ahora las meta-
anletaminas.
Los menores toxicómanos fueron sobrevictimizados al ser
con¬siderados como delincuentes, pero al llegar el problema a todas las
(lases sociales se cambió la etiqueta por la de "enfermo".
La droga afecta no solamente al usuario (al afectar salud, tra lujo,
escuela y relaciones interpersonales) en cuanto víctima directa «uno
también tiene un gran poder victimógeno hacia las víctimas indirectas
(familia, sociedad).
La segunda se debe a la aparición de sectas de diverso cortf i
eligióse, que buscan sus víctimas principalmente en menores de edad
Las sectas hacen proselitismo partiendo de ideas religiosas, er <K
asiones de corte cristiano (bíblicas), en otros casos con orientalismo; o
extravagancias.
Con la base de que la única salvación está en la secta, se elimine
iodo elemento que pueda defender la libertad, intimidad, contacto; con el
mundo real y tiempo libre.
Se crean elementos desorientadores que llevan a la confusiór
mental, como ayunos, dietas, ritos obsesivos, con vestimentas especia
les, bailes y cantos repetitivos y en ocasiones drogas.
Las sectas tienden al aislamiento, son anticomunistas y anticató I i
cas y minan los sentimientos de familia, nacionalidad y colectividad
Baste recordar el terrorífico caso del "Templo del Pueblo" d( Jim
Jones, que fundó una colonia en Guyana, y que en 1978 ordene a los
pobladores matar a los niños y suicidarse; fueron 913 víctimas
La tercera forma de victimización de menores, de la que sólo h;
asomado la punta del iceberg es el "bebetráfico".
Este alarmante fenómeno está cundiendo en Latinoamérica
generalmente se trata del secuestro o compra de niños recién naci dos
para ser dados en "adopción" a matrimonios sin hijos en Europ; y Estados
Unidos.
El problema se ha generalizado, así, tan sólo en los tres primero:
meses de 1987 en Chile se descubrieron 36 bebés "exportados" a
extranjero, su precio era hasta de 15,000 U.S. dólares. En Brasil e precio
varía entre 1,000 y 10,000 dólares, en 1983 fueron procesado: unos
peruanos que habían vendido 30 pequeños brasileños.
En 1986 en el Estado de Paraná (de población predominante mente
blanca) se vendían niños recién nacidos, principalmente < Europa e
Israel. El precio era de cinco mil dólares, y los entregaba! ya con
documentos.
Principalmente se trataba de madres solteras o de criadas do-mésticas
que trabajaban lejos de sus familias y eran procuradas y asistidas por la
organización, que les pagaban los cuidados médicos y hospitalarios, con-4a
condición de que al nacimiento de sus hijos, que generalmente no llegaban a
ver, los entregaran incondicional-mente. El asunto tomó actualidad, y se hizo
una telenovela: "Corpo-santo", que trata de María do Brasil, una prostituta
embarazada que ha recibido dinero de los "gringos" para dar su hijo al
nacer.
En Argentina se calcula en 200 el número de bebés vendidos por año
(datos de Atilio Álvarez, del Tribunal de Menores). En Hon¬duras, la esposa
del presidente (Miriam Azcona) ha encabezado la investigación, al
descubrirse una casa en Tegucigalpa con 13 niños, el precio era de 3,000
dólares cada uno (enero, 1987).
En Guatemala el escándalo ha sido mayúsculo, pues se implicó a la
cuñada del expresidente Mejía Víctores, se rescataron 24 peque¬ños; en
fecha reciente, Rigoberta Menchú, premio Nobel, hizo una nueva denuncia.
En México, en febrero de 1987, en Tijuana (frontera norte) se desbarató
una banda que tenía en su poder a 27 bebés.
El problema ha ido en aumento al terminar el éxodo de refu¬giados de
Kampuchea, Vietnam y otros países orientales que eran los principales
surtidores del mercado.
En noticia dada por Reuter el 18 de marzo de 1996, Estados Unidos
acusó a España de respaldar la difusión de mentiras peligro¬sas, al entregar
el premio "Rey de España" a un periódico brasileño que publicó una serie de
artículos sobre tráfico de niños.
Los Reyes de España concedieron el premio a la periodista brasileña
Da Silva, del periódico Correio Brasiliense, en 1994, que realizó
investigaciones sobre niños desaparecidos en Brasil, y los casos de
adopciones y tráfico de órganos.
Los vendedores son por lo general madres solteras o familias
miserables con muchos hijos, que ven en esta forma la solución a un doble
problema. En otros casos se trata de parturientas a las que informan que el
neonato ha muerto. No faltan las situaciones de robo de infante.
Podría pensarse que la alarma es injustificada, pues el bebé víctima,
desnutrido, parasitado, tercermundista endeudado, sin futu¬ro cierto, pasa a
una familia "decente", del primer mundo, con medios económicos y futuro
asegurado.
Siempre nos llamó la atención que estas parejas de los países
desarrollados aceptaran en adopción niños de otra raza, cuya heren¬cia era
dudosa y su estado lastimoso.
Aluna se sabe parle de l.i cuida realidad: los bebés son expor-Imlos en
varios casos para esclavitud, prostitución o pornografía, a muy temprana
edad.
Mucho se ha hablado de que el tráfico se produce para extraer óiganos
vitales, para ser transplantados a niños del primer mundo que en otra forma
fallecerían.
A pesar de la cantidad de artículos y noticias que se han publi¬cado al
respecto, no hemos podido conocer un solo caso en que se 11 aya
constatado fehacientemente el bebetráfico para donación for¬mada de
órganos.
Un problema que sí está claramente documentado es el de la
esclavitud infantil; para la UNICEF unos 200,000 son objeto de tra¬uco en
África Occidental (Benin, Togo y Ghana, hacia Costa de Marfil, Nigeria y
Gabón).
En abril del año 2001, en África Occidental, fue descubierto un buque,
el Etireno, que navegaba con bandera nigeriana y transportaba rntre 200 y
300 niños para ser vendidos como esclavos.
En Dowala, Camerún, las autoridades portuarias impidieron el
desembarco de los niños a solicitud del Gobierno de Benin, que tenía la
información de que el barco transportaba decenas de niños esclavos,
comprados a un precio de 15 a 20 dólares, para ser revendidos por unos
300 dólares.
El barco reapareció una semana después, pero llevaba ya tan sólo 23
niños y 20 adolescentes, acompañados por sus padres, por lo que se
supone que todos los demás niños, de los cuales no podía saberse la
procedencia, fueron arrojados al mar.
Aparte de la venta de niños esclavos, hay el gran problema de los niños
combatientes; la ONU calcula que hay 300,000 niños com¬batientes, la
mayoría en África. El 60% tiene menos de 15 años.
Ampliamente documentado está también el gravísimo problema de la
pornografía infantil, ahora vía internet, los casos claros son el de
"Wonderland", que tenía su centro de operaciones en Inglaterra y el de
"Apollo", en Holanda, grandes organizaciones internacionales; des¬cubiertos
en 1998 con casi un millón de imágenes, con niños de todas las edades, y
unos tan pequeños como de 3 años de edad.
México no ha sido excepción y, después de casos tan sonados como el
de Tabachines y el de Acapulco, en el que una banda de norteamericanos
secuestraba, drogaba, violaba y filmaba a niños, se hizo una reforma penal
(enero de 2000) para aumentar penas y er su caso tipificar los delitos de
corrupción de menores, pornografía infantil y prostitución de menores, la
pena es agravada si es cometidí por delincuencia organizada (artículos 201,
201 bis, 201 bis 3, 203)
Finalmente, mencionemos que México ha firmado la Conven¬ción
Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores (1996) y que la
Procuraduría General de la República creó una Fiscalía Especializada
para la Atención de Delitos de Tráfico de Menores (2000).

XII.8. LA PROTECCIÓN A LA VÍCTIMA MENOR


Cuando la prevención falla, y un menor ha sido victimizado, debí-
protegérsele de la manera más amplia. El ejemplo del Estado de México
al publicar su ley sobre auxilio a las víctimas del delito (20 de agosto de
1969) debe seguirse y ampliarse, poniendo especial atención a los
menores de edad.
El problema no es exclusivamente de reparación de daño, sino de
apoyo y terapia cuando sea necesaria.
Debe eliminarse (como de hecho ha sucedido) la nefasta cos¬tumbre
de recluir en el Tribunal para Menores o Consejos Tutelares a víctimas de
delitos, principalmente cuando éstos sean de naturaleza sexual. Un deseo
de protección no justifica en forma alguna este procedimiento.
Es hasta cierto punto absurdo que se multipliquen los esfuer¬zos
para el tratamiento de menores delincuentes y se olvide a los menores
víctimas, respecto a éstos no hay legislación ni instalacio¬nes adecuadas
para tratamiento.
Comprendemos que el problema más grave está en todas esas
víctimas menores inocentes que forman la niñez desamparada y
des¬valida, que son víctimas por haber nacido en un país en vías de
desa¬rrollo, de una familia miserable y en una sociedad fría y egoísta, por
esto son plausibles todos los esfuerzos de instituciones oficiales como el
DIF, o de grupos de asistencia privada, instituciones y grupos que deben
unificarse en un solo organismo para su mejor funcionamiento.
Recordemos el artículo 39 de la Convención sobre los Derechos del
Niño, que trata sobre el niño víctima:
"ARTÍCULO 39.—Los Estados Partes adoptarán todas las medidas
apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la
reintegración social de todo niño víctima de: cualquier forma de
abandono, explotación o abuso; tortura u otra forma de tratos o penas -
crueles, inhumanos o degradantes; o conflictos armados. Esa
recupe¬ración y reintegración se llevarán a cabo en un ambiente que
fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del niño."
CAPÍTULO XIII

EL MALTRATO FÍSICO EN MÑOS

XIIII.l. INTRODUCCIÓN
En este capítulo nos ocuparemos de una de las formas de vic-
timización más dramáticas: el maltrato físico a niños.
Nuestra intención es ejemplificar sobre una forma concreta de
victimización, aunque podría parecer que esto rompe un poco el equilibrio
de la obra, debemos recordar que gran parte de la pobla¬ción está
formada por menores de edad, y que el problema que vamos a relatar ha
tomado proporciones alarmantes.
Ya en el capítulo anterior mencionamos cómo el niño ha sido víctima
en todos los países y muy particularmente en ciertas épocas.
El derecho de propiedad sobre los hijos llegó a ser absoluto, el padre
podía venderlo, sacrificarlo a los dioses, alquilarlo, regalarlo, etcétera.
En 1977 el presidente de los Estados Unidos, con motivo del Año
Internacional del Niño dio a conocer que en aquel país existen §0 millones
de niños carentes de asistencia médica y al menos un millón fueron
objeto de maltrato físico. Hay que recordar que, a solicitud de la Sociedad
Protectora de Animales, se creó en 1871 en Norteamérica la Society for
the Prevention of Cruelty to Children, a partir del caso de Mary Ellen, una
niña cuyos padres adoptivos la tenían encadenada a una cama.
En Alemania (Ulrich, Bonn y Nix), estiman que la cifra negra rebasa
el 20%, en Francia (Raboulle) se estima que hay al menos un caso
mensual en cada hospital infantil, en Holanda (Kinpers) se calcula que al
menos 16% queda con secuelas de lesión cerebral, en México
(Foncerrada) se afirma que la mortalidad no es menor al 10% de los
casos.290
290 Para mayor afirmación véase: Viano, Emilio. The Battered Child: a matar ofstudtes and research in the ana of child abuse. I
Symposium. Israel, 1973. Y, Drapkin, Iirael; Viano, Emilio. Victimology. Vol. 4. Lexington Books. USA, 1975.
XIIII.2. ANTECEDENTES
Desde 1935, Snedecor (E.U.) llamó la atención sobre "el origen
traumático de engrosamientos corticales y fragmentaciones meta-fisiarias"
encontradas en el estudio de un grupo de niños nacidos por extracción y
parto traumático. Posteriormente un radiólogo, Caffey, en 1946 encontró
una asociación entre algunas contusiones, fractu¬ras y hematomas
subperiósticos y/o subdurales "idiopáticos". Silverman (E.U.) en 1953
refirió la fragmentación metafísica y el engrosamiento cortical por
traumatismos, llamando la atención sobre las historias clínicas
incompetentes e incoherentes de niños golpeados. Wooley y Evans (E.U.)
en 1955, reportaron los cambios esqueléticos produci¬dos por
traumatismos, considerando por primera vez al aspecto fa¬miliar y social
del niño golpeado, proponiendo un mejor estudio y tomando medidas
preventivas.
Baker y Berdon (E.U.), en agosto de 1966, estudiaron
especial¬mente los problemas traumáticos en los niños, refiriendo las
caracte¬rísticas del hueso en crecimiento y su singular habilidad para
reparar las lesiones. Einsenstein y Col (E.Ú.), comunicaron la presencia
de un hematoma en el duodeno de un niño golpeado. Berant y Col (E.U.)
comunicaron alteraciones en estructuras óseas, semejantes a las
seña¬ladas anteriormente, consecutivas a maltrato en niños desnutridos.
Caffey, continuó sus estudios sobre hematoma subdural y frac¬turas
de los huesos largos, llegando a hablarse de un "Caffey-Kempe
Syndrome".291'292
En México varios médicos (Riojas, 1971) (Marcovich, 1977), del
Hospital de Pediatría del IMSS y del Hospital Infantil, han estudiado el
problema, encontrando varios casos en el síndrome de niño gol¬peado,
como mencionaremos más adelante.

XIII.3. FORMAS DE MALTRATO


Kempe define el maltrato como el uso de la fuerza física en forma
intencional, no accidental, dirigida a herir, lesionar o destruir a un niño,
ejercida por parte de un padre o de otra persona respon¬sable del
cuidado del menor.

291 Caffey, John. Múltiples Fractures in thelongbons of infanta sufferingfrom Chrvnic subdural hematoma.
American Journal of Roentgenology. Vol. 56, núm. 2, USA, 1946, pp. 163-173.
292 Caffey, John. The parení-infaní traumatic stress syndrome. American Journal of Roentgenology,
Radium therapy and Nuclear Medicine. Vol. 114. USA, 1972, pp. 218-229.
Y por niño maltratado, según Osorio y Nieto, se entiende "la
persona humana que se encuentra en el período de la vida compren-
dido entre d nacimiento y el inicio de la pubertad, objeto de accio-
nes u omisiones intencionales que producen lesiones físicas o men-
tales, muerte o cualquier otro daño personal, proveniente de sujetos (pie
por cualquier motivo tengan relación con ella."293
Se reconocen básicamente dos formas de maltrato con conse-
cuencias físicas: una activa, caracterizada por golpes y agresión cor-
poral, y una pasiva, en la que se omiten cuidados esenciales para la salud
del menor.
Así, resultan dos síndromes, uno del niño golpeado y otro del niño
abandonado.
En cuanto al maltrato activo, se ha distinguido entre abuso fí-
sico en general, síndrome del niño golpeado y síndrome del bebé
golpeado.
La lesión emocional o física no accidental producida a un sujeto
menor de 18 años por un pariente o por la persona que esté encar-
gada del menor, por lo general constituye un acto de abuso,™
"El síndrome del niño golpeado, es un cuadro clínico causado
por una patología mental familiar que hace víctima al niño en la época
de su vida en que se encuentra más indefenso, aprovechándo-
se de su incapacidad de comunicación, para canalizar hacia él una
agresión largamente reprimida." 295
Se habla de un síndrome de bebé golpeado (Battered babe
syndrome) cuando la víctima tiene menos de un año.
En la forma pasiva de maltrato, la deliberada abstención de
proveer a las necesidades físicas y patológicas de un niño es general-
mente vista como abandono.

XIII.4. SlNTOMATOLOGÍA MÉDICA


En los casos de abandono, debe destacarse la desnutrición y, desde
el punto de vista pediátrico, las desnutriciones se clasifican en tres
grados:296 desnutrición de primer grado, cuando el niño tiene un
Osorio y Nieto, César. Niño maltratado. 4a reimpresión. Editorial Trillas. México,
1992.
294 Smith, Berkman y Warren, op. át., p. 1.
295 Riojas Dávila, Ubaldo. Aspectos clínicos y Radiológicos en el Síndrome del Niño Golpeado, Maltrato
Físico del Niño. IMSS. México, 1971, p. 12.
296 Vargas Alvarado, Eduardo. Maltrato a Menores, Síndrome del Niño Agredido. Capaci¬tación para
personal en Centros de Menores Infractores. ILANUD. Costa Rica, 1980, p. 74.
peso que es el 75 al 85% del peso normal; desnutrición de segundo
grado, cuando este peso oscila entre 60 y 75% del peso normal, y de
tercer grado, cuando está por debajo del 60% del peso normal.
A un estado de desnutrición no se llega en pocos días, la des-
nutrición implica en sí negligencia, cuando no ausencia de ayuda social.
Para Riojas,297 es importante descubrir a tiempo el síndrome de
niño golpeado, y el médico pediatra o el médico ortopedista pueden
sospechar este síndrome en las circunstancias siguientes:
a) En un paciente que presenta datos clínicos y radiológicos de un
traumatismo reciente en cráneo o en miembros, en tanto que la
exploración física revela deformación esquelética en otras partes.
b) En un niño con traumatismos múltiples en el que el meca¬nismo
invocado no explique las lesiones encontradas por explora¬ción física.
c) En presencia de retraso en el desarrollo y otras malformacio¬nes,
que lleguen con traumatismo reciente y en el que se encuentran
equimosis y cicatrices en diferentes partes del cuerpo.
d) En niños que llegan con manifestaciones de sangrado por
aparatos digestivo o urinario, en los cuales se encuentran deforma¬ciones
del esqueleto o cicatrices.
e) En presencia de un tumor en las extremidades, que concurra con
deformación ósea, desnutrición, hematoma o cicatrices antiguas.
f) En un padecimiento neurológico, tipo meningoencefalitis o
paraplejía, en el cual existen datos de traumatismo anteriores.
El médico radiólogo deberá sospechar este síndrome, ante los datos
siguientes:
a) Siempre que encuentre deslizamientos epifisiarios, más
apa¬rentes en miembros superiores.
b) Cuando existen despegamientos del periostio con estructuras
diafisiarias normales.
c) Ante pequeños levantamientos del periostio en diferentes partes
del cuerpo, asimétricos y de diferentes grados.
d) Cuando vea levantamientos periósticos que concurren con
alteraciones articulares importantes.
e) Si hay fracturas recientes en un paciente en el que se
encuen¬tran datos radiológicos de fracturas antiguas, sin existir un dato
que lo explique (osteogénesis imperfecta, raquitismo, etcétera).
297 Riojas, op. dt., pp. 17 y ss.
f) Cuando las alteraciones radiológicas no guarden una relacic con el
mecanismo que se invoca clínicamente (hemoperitoneo).
g) Ante un traumatismo de abdomen en el cual se encuentn datos
radiológicos de despegamiento perióstico, fracturas antiguas anquilosis.
h) Finalmente, en aquellos pacientes que llegan por causas aj ñas a
un traumatismo y en quienes por el estudio radiológico descubren
despegamientos periósticos, deslizamientos epifisiaric fracturas antiguas,
etcétera.298
XIII.5. CARACTERÍSTICAS DE LA AGRESIÓN
En las diversas investigaciones resulta que la forma de agresic más
común son los golpes, utilizando manos, pies y objetos contu dentes
(reatas, cuerdas, varas, palos, fuetes, etcétera.)
Las lesiones predominan (o al menos afectan) en la cabeza y caí
Hay una alta incidencia de quemaduras (cigarrillos, planchí hierros,
etc.) (32.9% en Marcovich).
Jaime Marcovich realizó una muy completa investigación sob 686
casos comprobados de maltrato a niños internados en el Hosj tal Infantil
del Distrito Federal (México), durante 1977.299
De éstos, el 18.2% de los casos presentaba trastornos serios <
inanición y desnutrición, causados por el abandono y el castigo, co
sistente en encerrar al menor sin alimentos por tiempo prolongad
Los casos estudiados por Marcovich eran graves, y sólo 3(
sobrevivieron, es decir que 379, o sea el 55.2% falleció a causa (
maltratos sufridos.
Entre las causas directas de muerte encontramos: ahorcamien
42.2%, heridas por objetos punzocortantes 19.3%, heridas de ba 5.4%,
varias 33.1%.
Es impresionante lo que puede encontrarse en este último 33.1 y va
desde congelamiento en el refrigerador hasta suspensión de 1 manos,
pasando desde luego por golpes, asfixia con bolsas de pl¿ tico,
quemaduras, lanzamiento a los animales, defenestración, lapid ción,
etcétera.
Más impresionantes aún son las razones por las que los niñi fueron
golpeados, las principales son:
298 Para mejor información ver: Cameron, J.M. y Rae, LJ. Atlas of the Battered Ch Syndrome. Longman,
Inc. Nueva York, USA, 1975.
299 Marcovich, Jaime. El maltrato a los hijos. Editorial Edicol. México, 1978.
Respecto a esta última, el peso de ciertos factores
socioeco¬nómicos es evidente, se trata de familias con alto nivel de
estrés; Marcovich encuentra que en el 61.3% de los casos el padre o la
madre maltratadores carecían de empleo.
La mayoría de los padres que maltratan tenían cuatro o más hijos y
el 30% de esos padres vivían con su familia en un solo cuarto.
En la investigación del DIF (1982-83), resulta que sólo el 11.01%
eran familias integradas, 34.8% desintegradas, 2.64% organizadas,
32.59% desorganizadas y el 18.94% pueden considerarse como
extensas.
Las familias con 2 a 4 miembros son el 44.5%, de 5 a 7 personas el
38.76%, de 8 a 10 el 13.2%.
Los progenitores están casados tan solo en el 42.73%, viviendo en
unión libre y concubinato el 47.23%.
Las características de la habitación son las siguientes: 66.52% en
zona urbana y 30.39% en suburbana. De upo "vecindad" en 34.36% y
departamento en el 22.91%. El 23% vive en una habitación, con mobiliario
completo en el 46.25%, sólo el 20.7% tiene condiciones buenas de
higiene.
XIII.7. EL AGRESOR
En la mayoría de los casos la agresión viene por parte de la madre,
que interviene dos veces más que el padre (58% por 26% Kitsu, 39% por
19%, Marcovich). Agreden también, en orden descen¬dente el padrastro,
la madrastra, los hermanos mayores, otros parien¬tes y el "cuidador".
En la investigación del DIF (1982-83), el agresor es el padre en el
24%, la madre en el 44%, padrastro en 5%, madrastra en 3%.
En los datos del DIF de 1999, las proporciones de los agresores son
las siguientes: madre 51.84%, padre 25% (se conserva la tenden¬cia en
cuanto la progenitura agrede el doble que el progenitor, es más, tenemos
un aumento de agresión femenina de 7 puntos por¬centuales) .
El padrastro es el agresor en el 5.19% y la madrastra 3.04% (en este
caso el hombre agrede mucho más). Los abuelos son responsa¬bles en
el 2.45%, los tíos en el 2.15% y los maestros en 0.56%
Es una tendencia común ver a los padres que maltratan o
aban¬donan a sus hijos como un grupo distinto, que reacciona en formas
diferentes de otros padres bajo singulares circunstancias; semejantes
distinciones deben ser hechas con extrema precaución y con cierto grado
de escepticismo.
Muchos de aquellos padres que se ven involucrados en maltrat* a
menores, son personas que han perdido el control de su agresiv dad e
impulsos destructivos debido a un gran número de razone socio-
económicas y ambientales. Algunas de las fuerzas que dirige] la conducta
son endógenas y relacionadas con experiencias de 1 propia niñez.302
Podemos encontrar algunos rasgos comunes, así, por ejemplc
Vargas 303 encuentra que los agresores tienen entre los antecedente
más frecuentes: embarazos indeseados, madre soltera, matrimoni< de
adolescentes, padres con problemas económicos, padres que d niños
fueron, a su vez, víctimas de maltrato; padres sádicos que hacei víctima
al niño de lesiones.
Por su parte, Kitsu304 nos señala que se trata de personas jóvene
(25 años como promedio), provienen de todas las clases sociales están
dentro de todos los niveles de inteligencia; como rasgos psicc lógicos está
la inmadurez emocional, su dificultad para aceptar el re paterno o
materno, una gran necesidad de dependencia. Los padre golpeadores
tienen antecedentes de maltrato en su niñez, así en 1 experiencia
mexicana el 52% de los posibles agresores fueron ma tratados en su
infancia, porcentaje que sube a 71% en los casos ei los que hay
seguridad o sospecha fundada de agresión al menor. Se h enfatizado
también la existencia de un grado especialmente alto d impulsividad y
pobres mecanismos de control.
Para Smith, Berkman y Warren,305 los padres que maltratan a su
hijos son típicamente inmaduros, dependientes, impulsivos, rígido;
egoístas y rechazantes.
Los padres vienen de una clase socioeconómicamente baja, tit nen
personalidades inadecuadas y son impulsivos. Las familias ei que hay
maltrato tienen un alto nivel de estrés, los padres maltrc tadores
generalmente carecen de "actitud maternal", el alcoholismi es un factor
asociado, muy sustancial al porcentaje de abuso y abar dono.
Los padres maltratadores tienen altas expectativas de aislamien to y
soledad, gran ansiedad hacia su conducta de los niños y su niveles de
logro, pobre calidad en relaciones con sus propios padre y esposa.
502 Smith, Berkman y Warren, op. cil, p. 59. 305 Vargas Alvarado, Eduardo, op. cií., p. 73.
301 Kitsu Ogasewara, María. Características del niño y el agente agresor, Maltrato físico > niño. IMSS.
1971, p. 24.
505 Smith, Berkmah y Warren, op. cu.
Marcovich confirma la idea de la juventud de los padres, la mayoría
estuvo entre los 20 y los 29 años de edad, con un porcentaje significativo
(6%) menores de 19 años.
El mismo investigador encuentra un 10% de sujetos con trastor¬nos
evidentes de la conducta o sociopáticas, y un 9.2% de alcohólicos.
El DIF reporta que, de los agresores atendidos en el programa
PREMAN, el 51.98% tienen problemas emocionales, alcoholismo en
19.82%, farmacodependencia en 2.64%, abandono de menores en
5.72%, explotación de los mismos en 1.32%, problemas mentales en
1.32%, prostitución en 2.64%, problemas de comunicación en 23.78%.
En el hospital, el agresor tiene patrones de comportamiento
característicos: "Poco interés del familiar involucrado acerca de la
seriedad de las sesiones y evolución del padecimiento, con abandono del
niño en el hospital o, al menos, visitas cortas muy esporádicas y el
comentario frecuente de las enfermeras de la sala de 'no conocer al padre
o madre del niño' a pesar de estancias prolongadas."306
Otros datos aportados por el DIF son: ocupación en el hogar 22.84%,
empleados 22.51%, obreros 13.24%, comerciantes 10.26%, doméstica
7.61%, desempleados 3.64%.
La escolaridad se compone de: 9.27% analfabetas, primaria
incompleta 22.52%, primaria terminada 20.19%, secundaria incom¬pleta
9.27%, secundaria completa 5.62%, preparatoria incompleta 1.98%,
preparatoria completa 2.98%, estudios profesionales 1.65%, siendo
profesionales el 2.31%.
XIII.8. LA VÍCTIMA
La edad predominante de los niños estudiados por Marcovich, fue
entre los cuatro y los seis años, aunque se encuentran varios casos de
bebés maltratados (11.7%) menores de ocho días.
Una de las características del problema que ya hemos señalado es
que la víctima es ideal, por indefensa e incapaz de acusar al agresor.
La edad es importante, pues a los siete años el niño va a la escuela,
quedando muchas horas fuera del alcance de los padres, además, a esa
edad ha aprendido a evitar conductas provocadoras y a huir del agresor.
El sexo del menor, en la muestra del DIF (1982-83) es de 49.04% de
hombres y el 50.92% de mujeres, predominando las edades de
Kitsu, op. cit., p. 24.
menores de 9 años (76.35%) ocupando el 26.75% los que van de K a 14
años.
En los datos de 1999 tenemos 12,516 niños por 12,433 niñas, e'
50.16% y el 49.84% respectivamente, por lo que el sexo no parece tener
importancia en el total.
La escolaridad es: sin edad para la escuela 23.23%, jardín de niños
1.64%, primaria 54.46% y secundaria 6.10%; el 13% no tiener
escolaridad.
En los datos actuales (1999), encontramos: sin edad para h escuela
18.9%, jardín de niños 13.5%, primaria 42.8%, secundarií 9.3%, sin
escolaridad 14.2%.
El orden de nacimiento es: primogénito 29.18%, 2a 12.20% 32
7.27%, 4a 3.05%, 59 1.40%.
Hay niños en mayor riesgo de ser maltratados, como los hijo: no
deseados, los de familias numerosas, y ciertos niños hiperactivos
dominantes, desafiantes, que provocan la agresión.
También se ha observado que en determinadas etapas los niño
provocan con mayor frecuencia las agresiones, sacando de control ; los
padres.
En cuanto a los resultados, cuando el abuso es físico los efecto en
corto tiempo son obvios; sin embargo, cuando es psíquico < emocional, los
efectos en corto plazo con más difíciles de determinai Se han estudiado
efectos como daño neurológico, alto índice di retardo mental y defectos de
lenguaje.
En estudios de seguimiento (follow-up) los niños maltratado han sido
descritos como irresponsables, negativistas, crónicament malhumorados,
deprimidos, apáticos, dóciles, inactivos, obstinados temerosos y más
sombríos que los niños que no han sido maltratado;
Estos niños muestran un patrón de comportamiento muy carac terístico
cuando están internados en el hospital. Aun en ausencia d lesiones que
comprometan al estado general, el niño aparece triste apático y en
ocasiones estuporoso; rehuye el acercamiento del adult y frecuentemente se
oculta bajo las sábanas. En general, es un niñ< que llora poco y se muestra
ansioso, cuando se trata de un lactant mayor o un preescolar, por la
ausencia de la madre y aun pued mostrar franco rechazo hacia ésta cuando
ha sido agresora.307
Se ha descubierto también conducta autodestructora (incluid intento de
suicidio y automutilación) en niños víctimas de maltrate en comparación con
niños no víctimas de algún abuso.308
907 Kitsu, op. cit., p. 24.
808 Creen, Arthur H. Self destructive Behaviar in Battered Chü&ren. American Journal < Psychiatry. Núm.
135. USA, 1978.
Finalmente, es interesante mencionar que se ha observado una
conducta "talionaria" de los hijos, que contraatacan a las agresiones. Esta
conducta se hace más patente en la adolescencia, y se habla ya de un
"síndrome del padre golpeado".
XIII.9. ALGUNAS SOLUCIONES
El problema estudiado es bastante grave, no sólo por sus
con¬secuencias victimológicas, sino además porque la víctima de hoy
puede ser el criminal del mañana.
Se han intentado y propuesto diversas soluciones; Vargas las
resume en:309
Medidas médicas: consistirán en conocer el problema y tener el
criterio diagnóstico; tener en cuenta la agresión física en los casos
sospechosos; informar a los agentes de protección infantil o a Juzga¬dos
de Menores; insistir en la educación del médico y en el cumpli¬miento de
sus responsabilidades profesionales, morales y legales en el manejo del
niño maltratado.
Medidas sociales: reconocimiento del problema por la sociedad;
cooperación de la comunidad, mantenimiento de agencias protecto¬ras
del niño; servicio social de investigación continua, precisa y com¬pleta en
los casos sospechosos; educación familiar y de orientación a los padres
culpables, pues se trata de rehabilitar socialmente, y una coordinación de
todas las agencias públicas para combatir el problema.
Medidas conjuntas: un procedimiento adecuado consistiría en
equipos hospitalarios especializados, con los médicos que atienden al
paciente a su llegada a emergencias, pediatras, trabajadores sociales,
psiquiatras, abogados, etc., centros para niños agredidos, grupos de
padres anónimos, medida que se ha propuesto como análoga a lo que
existe en alcoholismo, leyes sobre derechos de los niños.
Es necesario hacer algunos comentarios al respecto, ya que es cada
vez mayor el número de casos descubiertos, y la reacción social es muy
comúnmente retributiva, pidiendo sanciones penales para los padres
torturadores.
Desde luego que la persecución por vía penal debe quedar como
una opción en casos peculiarmente graves, pero no puede ni debe usarse
indiscriminadamente.
La crisis de la familia no puede solucionarse con tratamientos
punitivos, deben buscarse vías alternativas, por los efectos nocivos
1 Vargas Alvarado, Eduardo, op. cit., p. 76.
que trae la encarcelación de alguno de los padres, así como la
po¬sibilidad de que sean sancionados tan sólo "chivos expiatorios" de
escasos recursos.
La mayoría de los casos de abuso, abandono y maltrato de
me¬nores no llega al conocimiento de las autoridades, la cifra negra es
por demás alta.
La legislación mexicana había sido muy tolerante al permitir lesiones
inferidas por quienes ejercían la patria potestad o la tutela,
El artículo 347 del Código Penal Federal consignaba: "los golpes
dados y la violencia simples hechas en el ejercicio del derecho de
corrección no son punibles".
El artículo 294 del mismo ordenamiento excluía de pena a los que
tuvieran la patria potestad, por las lesiones inferidas, siempre y cuando el
autor no abusare de su derecho, corrigiendo con crueldad o con
innecesaria frecuencia.
El artículo 294 fue derogado en 1983, el 347 en 1985, y no
reaparecieron en el Código para el Distrito Federal.
Más grave aún es el internar en instituciones de justicia de menores
(Tribunales o Consejos Tutelares), so pretexto de protec¬ción a estos
menores en estado de "peligro". La etiquetación y estigmatización ha sido
demostrada en el desarrollo de estos dos capítulos.
Las soluciones que mejor resultado han dado son:
El guardián ad litem, abogado de los niños nombrado para vigilar y
representar los intereses del menor, formal e informalmente.
Los grupos de padres anónimos con problema de violencia familiar,
en México hay uno formado por la Júnior League.
Terapias de tipo familiar, en grupo, ya que la agresión represen¬ta
una dinámica compleja.
Intervención de la comunidad para vigilar y auxiliar.
Intervención de las instituciones oficiales (DIF, Procuraduría del
Menor) y de las privadas, así como la escuela, iglesia, etcétera.
Finalmente, la capacitación de personal especializado en el
pro¬blema, tanto para trabajo en comunidad como para tratamiento
institucional.310-su
310 Ver: Schmitt, B. D. (Editor). ChildProlecüon Team Handbook. Garland Publishing, Inc. Nueva York,
USA, 1978.
311 Ver: International Association of Chiefs of Pólice, Pólice perspectíves in cttüd abuse ana
neglect. USA, 1977.
CAPÍTULO XIV
VICTIMIZACIÓN FEMENINA

XIV. 1. INTRODUCCIÓN
Una de las formas más comunes de victimización que puede
encontrarse en la sociedad es la de la mujer, que data desde tiempos
muy antiguos, formando parte estructural en la mayoría de las cul¬turas.
Toda una gama de rituales, costumbres, símbolos, palabras, nos
demuestran a qué grado esta victimización forma,parte de las distin¬tas
culturas, transmitidas como "formas de socialización", potencian
relaciones de dominación que se aprenden en los "supuestos básicos
subyacentes" y funcionan como copartícipes silenciosos en la historia.
Así mismo encontramos cierta ambivalencia respecto a la figura
femenina, ya que a pesar de ser victimizada, a su vez se ve venerada y
protegida; bástenos leer, para intentar entender esto, a Samuel Ramos.
Esto se debe a que se percibe a la mujer, por un lado, como aquella
figura de la madre eterna, todo dulzura y pureza, respetán¬dola y
amparándola, y por otro es un ser débil que merece desprecio y
victimización.
Afirma García Ramírez que: "hay en este binomio, protagoniza¬do
por Apolo y su hermana Artemisa, o por el Dios masculino de los
cristianos y sus correspondientes femeninos, la madre del Redentor, la
Iglesia o el alma, una vaga presencia interior de Eros y Janatos, que
mutuamente se requieren y rechazan; por una parte, de amor y
superación, por la otra, de sumisión y destrucción".312
En el estudio científico de la victimización femenina como en ningún
otro, debe determinarse con mucha precisión el método de análisis, ya
que si se realiza un acercamiento histórico, se sesgaría y
* Este capítulo fue elaborado por la Dra. María de la Luz Lima Malvido. "2 García Ramírez, Sergio.
Justicia Penal. Editorial Porrúa. México, 1982, pp. 195-196.
tendría resultados similares a los positivistas, a propósito de los reí
lizados en la criminología tradicional de la mujer.
Se sugiere partir para su análisis del modelo del control socia
entendido como el conjunto de instrumentos (generalmente norm; tivos,
institucionales y acciones), encaminados al cumplimiento d los fines y
valores del imperante, logrando en esta forma mantene el orden
social.313
XIV.2. ANTECEDENTES
Es a través de la familia, escuela, medios de comunicación y 1
religión, mecanismos de control social informal, como muchas de la
formas de victimización están perpetradas con sermones, consejo:
adagios, cuentos, canciones, mandatos religiosos, mensajes. Los qu
deben estudiarse exhaustivamente, para poder erradicarlos.
Por otro lado las leyes que imponen los estados, que tienei carácter
coercitivo y dan sustento a las instituciones a través de si aparato jurídico
penal, las instituciones penales, militares, corree cionales, etc., han
controlado a la mujer sancionando sus conducta; al grado de utilizarlas
condonando formas de violencia y discriminí ción contra ellas.
Igual es el caso de leyes administrativas, civiles, laborales; n<
obstante que en el artículo 4Q Constitucional se estableció la igualdaí
entre el hombre y la mujer, y las disposiciones que en abril de 200 se
incluyen para niños y niñas, para fortalecer sus derechos.
Varios autores sostienen que en el principio, la víctima era e hombre,
quien fue ferozmente victimizado por la mujer.
Graves Robert, en su obra Los mitos griegos, comentó que: "Ei este
sistema religioso arcaico no había aún dioses ni sacerdotes, sim
únicamente una diosa universal y sus sacerdotisas, siendo la mujer e
sexo dominante y el hombre su víctima atemorizada."3H
Casi en todos los pueblos, salvo raras excepciones como en e lejano
Tibet y en Mesoamérica entre los chichimecas, se recuerda 1 existencia
de culturas con organización patriarcal. De ésta emana] naturalmente
esas prácticas que en muchas ocasiones respondían una religión que
colocaba a la mujer en un lugar reservado, en e claustro de su hogar,
guiando toda su existencia al servicio de su dios de su esposo, de los
hijos, no existiendo como ser independiente.
813 Rodríguez Manzaneta, Luis. Control Social en América Latina. Estudio Monográfice México, 1990, p.
3.
514 Stanley, Frank. El Hombre Sexualmente Activo después de los Cuarenta. Editorial Dian: México,
1975, p. 172.
En cada cultura encontramos formas de victimización peculiar.
Según la ley asiría, la mujer no existía como persona, era tan sólo
una parte del marido, era castigada por los delitos del mismo.315
La mujer que no respondiere a las expectativas para ella
prede¬terminadas, recibía ultrajes como una víctima resignada,
mutilaciones, aun la muerte, en ocasiones por razones superfinas e
insignificantes, vistas con la óptica de una cultura contemporánea.
Es decir, también la mujer en la antigüedad fue victimizada por el
estatus inferior que se le concedía. Por ejemplo, "Durante el Sí¬nodo de
Macón en el año 585, varios obispos deliberaron largos meses para
determinar de una vez por todas si la mujer podía ser considerada como
ser humano".316 La votación resultó de mayoría a favor por un solo voto,
decidiendo que desde ese día se le podía conceder a las mujeres ese
estatus.
Por ejemplo, era castigada aquella mujer que tocara las ropas del
marido o se sentare a comer con los varones.
En México Tenochtitlán, se le aconsejaba a la mujer no ver de frente
al varón cuando pasare por la calle, debía ésta de inclinarse y voltearse
de lado para que él pasara.
La victimización de la mujer, entre los nahuas, estaba
corre¬lacionada no sólo a costumbres sino a una cosmovisión
perfectamen¬te integrada en el calendario astrológico, ya que el destino
de cada persona lo contenía el Tonalphualli, según el signo del día de su
nacimiento. Si había la mujer nacido en uno de los llamados días
nefastos, su destino atroz debía ser mitigado en la ceremonia del bautizo.
Por ejemplo, si había nacido en el año Chiconauh ácatl (Nueve caña), la
mujer sería desdichada y de mala vida. Si nacía en Chiconauh mazad,
sería aborrecida por todos, y poseería todas las malas indicaciones y
vicios.317 El conocimiento por parte de la mujer azteca de su destino
nefasto, la conducía probablemente a aceptarlo y actuarlo, siendo ya una
víctima nata.
Otro ejemplo de victimización de la mujer, es el caso de la
deformación de los pies entre las mujeres chinas, deformación ósea que
es considerada componente de belleza. Se creía que realizándola
resultaba una postura en la pelvis que creaba pliegues en la vagina, que
aumenta la necesidad sexual femenina y el placer por la pareja. Esta
costumbre ha sido practicada durante diez siglos.
315 Cárdasela, Guillaume. I¿s Lois Assyrunnes. Editions du Cerf. France, 1969, p. 79.
316 Urquidi, María y Salazar, Graciela. La mujer Invisible. Citado en: Alegría, Juana Armanda. Mujer, viento y
ventura. Editorial Diana, 1977, p. 203.
317 Cfr. Códice Florentino. Facsímil del manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la Biblioteca Nacional
Laurenziana. Reproducción del Archivo General de la Nación, 1979.
Las mujeres con esta atrofia en sus pies son lentas y torpes, pe lo
que pueden ser fácilmente victimizadas.318
Diódoro Siculo en sus escritos, afirma que entre los habitantes d las
Islas Baleares la novia era propiedad, durante la primera nochi de todos
los huéspedes presentes. Herodoto refiere que análoga co lumbre
seguían las nasagetas y habitantes de Chipre, así mismo, narr Garcilaso,
la practicaban las tribus peruanas y en las Islas Marquesas.3
Se encuentra también entre antecedentes de victimización, el ji
primae noctis que consistía en el derecho de disfrutar a la novia la pr
mera noche. Entre los esquimales este derecho le es concedido al Gra
Pontífice. En Brasil, al cacique o jefe de la tribu. En la Edad Media en la
Colonia en México, se le concedía al señor feudal o hacendado.3
Una de las etapas de mayor victimización femenina en Méxic fue la
de la Conquista y Virreinato.
Las mujeres negras, mulatas, mestizas y zambaigas, fueron estij
matizadas con prohibiciones absurdas como la de portar perlas, or o
mantón de manila, por sólo estar reservadas estas prendas a \z
españolas, so pena de azotes públicos.
Las indias sufrieron vejaciones más crueles, que consistieron desd
venta en almoneda como esclavas, por oficiales reales o soldados, sornc
timiento a servidumbre y amasiato con españoles, hasta la violación.
En lo que corresponde a las mujeres españolas y nuevas mesüza:
eran -tratadas como menores de edad, sin posibilidades de elegir s propio
desuno, ya que en realidad contaban con sólo dos opcione: el matrimonio
o el convento, sin que en la elección en muchas oc; siones interviniera su
voluntad. En esa época la mujer no podía acef tar herencia, ni
desempeñar puestos públicos, ni hacer ni deshace contratos, ni servir de
testigo, y no tenía derecho a educación superio:
En el Continente africano también tenemos ejemplos de vict mización
femenina a través de rituales religiosos, tal es el caso de 1 "circuncisión"
femenina o clitorictomía.
En varias tribus se aplicaba y aplica hasta nuestros días a la jóvenes,
para asegurar su virginidad hasta el matrimonio; se sometei a aquellas
que están entrando a la pubertad como una ceremonia d iniciación.
Esta práctica se celebra en forma pública, sin anestesia, utilizar do
un puñal de obsidiana de doble filo. Una vez que se ha extirpado
318 Roberts Chapman, Jane y Gates, Margaret. The. Victimizalion of Women. SAG Yearbooks in Women's Studies.
USA, 1978, p. 16.
319 Leret de Matheus, María Gabriel. Aborto, Prejuicios y Ley. Colección Ciencias Soci; les. Vol. 18. B. Costa Ainic
Editor. México, 1977.
320 Ibid., p. 33.
el clítoris y labios superiores, se cose hasta dejar un pequeño orificio del
grosor de un lápiz.
En el matrimonio, la primera relación la realiza el varón cortan¬do
con el puñal los ligamentos de la mujer. Y, si posteriormente sale por
alguna razón el varón de viaje, la vuelven a coser para preserva¬ción de
la pareja.321
En un informe rendido ante el Tribunal Internacional de Cri¬men
contra las Mujeres, en Bruselas, en 1976 (Russell and Von de Ven, 1976),
dieron testimonio de que la clitorictomía era muy común practicarla en
África y partes del "Near East" (Cercano Oriente).
En Guinea se aplica a niñas entre los 7 y 12 años, ya el 85% de
mujeres en ese lugar la han recibido.322
Existe una gran diversidad de investigaciones y publicaciones de los
últimos 15 años, que abordan desde diversas ópticas el fenó¬meno.
Quizás una de las aportaciones que con todo esto se ha logra¬do es
visualizar el fenómeno, empezando a realizar los análisis retros¬pectivos
de una realidad que se tenía vedada.323
Varios organismos internacionales han realizado cumbres, firma¬do
cartas, convenios, declaraciones, para evitar la desigualdad o la
victimización como lo son, entre las más importantes:
a) Convenciones de La Haya de 1902.
b) Análisis de la Asamblea de la Liga de las Naciones Unidas de
1937.
c) Quinta conferencia Internacional de los Estados Americanos
de 1923.
d) Conferencia de La Habana de 1928.
e) Conferencia de Montevideo de 1933.
f) Carta de San Francisco de 1943.
g) Conferencia de Bogotá en 1948.
h) Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948.
i) Convención sobre Derechos Políticos de la Mujer en 1952.
j) Llamado del Papa Pío XII a la Unión Mundial de Organiza¬ciones
Católicas de 1957.
k) Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de
Discriminación de la Mujer de 1967, a la cual México se adhiere en
el Diario Oficial de 1974.
1) La Conferencia sobre el Año Internacional de la Mujer de
Ml Roberts y Gates, op. al., p. 17. m Roberts y Gates, op. di., p. 17.
**" Lima Malvido María de la Luz. Criminalidad Femenina, Teorías y Reacción Social. Tercera Edición. Editorial
Porrúa. México, 1998, p. 119.
1975, en México.
m) (Convención sobre Eliminación de todas las formas de Di
criminación contra la Mujer de 1979, ratificada por México el 23 c marzo
de 1981.
n) Segunda Conferencia sobre el Decenio de la Mujer. "Igu¿ dad,
Desarrollo y Paz", de Copenhague, 1980.
o) Conferencia Mundial para Examen y Evaluación de los logn del
Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, de Nairobi, d 15 al 26 de
julio de 1985.324
p) IV Conferencia Internacional de la Mujer, en Beijing, Chin en 1995.
q) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Err dicar la
Violencia contra la Mujer, o Convención de Belém de E Para, promulgada
en México en el Diario Oficial de la Federación -19 de enero de 1999.
r) Reunión Especial "La mujer en el año 2000: Igualdad c Género,
Desarrollo y Paz en el Siglo XXI", celebrada del 5 al de junio del año
2000.
s) Convención de la Naciones Unidas contra la Delincuenc
Organizada Transnacional, firmada en Palermo, Italia, y sus protocolo
XrV.3. Lo ACTUAL
Existen muchas explicaciones que han tratado de esclarecer <
problema de cuáles son los factores que han influido para que mujer
acepte y adopte actitudes, mitos y costumbres que la domina
cxilturalmente; es decir, lo que algunos autores llaman la "predi posición
victimal".
Uno de los factores que se mencionan es la influencia en torn a la
moralidad judeo-cristiana. Otro, la condición humana inferic que tiene la
mujer en la cultura occidental, precondición para s victimización.325
En el último decenio se han realizado distintas investigaciom que
puedan esclarecer incógnitas como ésta, para poder proyectz un plan
preventivo efectivo.
Distintas encuestas victimológicas ya reflejan datos sugerentí de las
características de las víctimas de diversos delitos, y se estudi la dinámica
que se da entre víctimas, victimarios y la comunidad.
324 Picado Sotelo, Sonia. La Mujer y los Derechos Humanos. Rev. HDH. Núm. 2, juli diciembre. San José
Costa Rica, 1985, pp. 17 y ss.
325 Saltzman, Katherine. Women Vicíimizatúm: The Afíennath, publicado en: 7 Viflimizalion of Wotiien,
op. di., p. 272.
La denuncia de lo que implican estas agresiones en el desarrollo de
las naciones, han sido de tal magnitud que en reuniones de las Naciones
Unidas, a la par de temas tales como el del crimen orga¬nizado y sus
consecuencias, se incluye como otro igual, el de la vio¬lencia contra las
mujeres.
Pero en el momento actual aún subsisten muchos mecanismos que
son utilizados precisamente para crear una visión errónea sobre las
personas, propiciando consciente o inconscientemente la vicúmización.
Entre las propuestas que se derivaron de la Conferencia Mun¬dial de la
Mujer, celebrada en Pekín en 1995, está la necesidad de diseñar y
ejecutar estrategias de denuncia contra los guiones utiliza¬dos por
películas, programas de televisión, revistas, fotonovelas, dis¬cos, libros
de texto, en los que presentan a la mujer jugando un papel pasivo y el
varón un activo, determinando formas de actuar, el hombre victimiza, la
mujer sufre como víctima dominada.
El problema de la permanencia de diversas formas de victimi-zación
femenina e incluso su sofisticación a propósito de la globaliza-ción (tráfico y
explotación de personas, por dar un ejemplo), y nuevas expresiones bélicas
como las observadas en algunas guerras (violacio¬nes como forma de
control racial) no obstante tantos esfuerzos por erradicarla, tienen una
importancia tal porque el cambio implica no sólo trabajar en programas o
leyes que criminalicen estas formas de agresión, sino radica en un cambio
de mentalidad que dé a la mujer su lugar en el mundo que le pertenece,
potenciando su dignificación. Cuando exista un mayor porcentaje de mujeres
participando en el diseño, ejecución y vigilancia de las políticas públicas, los
niveles de desigualdad disminuirán y por ende los niveles de victirnización.
En este siglo, en casi todos los países del mundo se pasó del
establecimiento de programas especiales diseñados para afrontar problemas
de desigualdad, a la participación directa de las mujeres en cargos de primer
nivel.
Ejemplos tenemos en los Estados Unidos, en donde uno de los cargos
más importantes como es el ser jefe de la oficina de Seguridad Nacional lo
tiene una mujer; y en países donde esto era impensable como en Japón,
tienen por primera ver una canciller mujer, la que ha sorprendido al mundo
con su estilo de hacer las cosas.
México dio el paso que ya era forzado, y de un programa de la mujer
pasó al establecimiento de una Comisión Nacional de la Mujer y, finalmente,
a la creación de un Instituto Nacional de la Mujer que tiene sus
correspondientes en cada estado. Estos organismos, entre sus mandatos,
encuentran el de trabajar en el diseño de estrategias específicas, que con
otras dependencias apliquen para disminuir los
niveles de victimización femenina y aumentar su participación e todos los
campos de la vida nacional.
Adicionalmente se han abierto espacios para mujeres en carg< en
los que era asimismo impensable, espacialmente en el ramo d la
procuración y administración de justicia local y federal.
Llama la atención la gran participación que en la prevenciói atención,
investigación y estudio del tema, han tenido las organiz cienes de la
sociedad civil; esto ha influido, como en el caso c México, en el hecho de
que sea por la influencia de ellas que much; acciones legislativas,
operativas y preventivas sean detonadas por < gobierno.
El aprender a trabajar juntos gobierno y sociedad civil en tema, ha
sido uno de los principales aprendizajes que se han teñid en México en
los últimos tiempos.
XIV.4. FORMAS DE VICTIMIZACIÓN
XIV.4.1. Primaría
Como formas más comunes de victimización primaria en la mují se
encuentran: homicidio, violación, lesiones, asalto y secuestro.
La cantidad y calidad de información sobre estos temas I aumentado
considerablemente en los últimos años, tanto la nación como la
internacional.
Se ha emitido infinidad de leyes y realizado reformas legislativa
desde las genéricas que hablan de las víctimas en general, como 1
específicas que mencionan por delito.
Las escuelas psiquiátrica, psicológica, criminológica y victim lógica,
han realizado investigaciones empíricas fundamentales sob esta clase de
víctimas, en las que marcan las secuelas que los hech< dejan en ellas, no
sólo psicológicas que modifican sus rutinas diarií sino sociales y
económicas.
Se han desarrollado distintos modelos de atención para esta cía de
víctimas, encontrándose, en el Manual que emitió Naciones Ui das, la
referencia sobre prácticas exitosas, para que los distintos país puedan
acceder a las estrategias básicas para su establecimiento.326

s:!6 ONU. Estrategias para luchar contra la violencia doméstica: Un manual de recun PNUD. Nueva York,
1997. Hay edición de la Sociedad Mexicana de Criminología (SM con la Cruz Roja Mexicana. México, 1998. Y de
la Academia Nacional de Seguridad Públi SMC y CONSEGU. México, 1999.
XIV.4.2. Secundaria
Las mujeres también sufren victimización por pertenecer a gru¬pos
específicos, o por formar parte de determinado núcleo de la población.
Históricamente, en nuestro país lo fueron las mujeres que
perte¬necían al grupo de mulatas, mestizas o negras, durante la
Conquista, como ya lo comentamos. Este grupo fue explotado
económicamente durante mucho tiempo, y hay lugares en donde es aún
victimizado.
En este siglo, dadas las condiciones y consecuencias del fenóme¬no
de la globalización, se originan procesos nuevos de victimización y otros
que ya existían se ven exacerbados.
Uno de los grupos que principalmente deben merecer nuestra
atención es el conformado por mujeres en extrema pobreza, que viven en
condiciones infrahumanas. Según datos de la Secretaría de Desarrollo
Social sobre niveles de pobreza en México, reportan que el 59% de los
hogares rurales están en esta condición.
En el Distrito Federal tuvimos como antecedente ya a un grupo de
mujeres en extrema pobreza: "Las Marías", que constituyó un fenómeno
digno de estudios sociológicos. Mujeres indígenas que vienen a la capital
con sus hijos, a trabajar en venta de productos en las calles, vestidas con
su indumentaria típica regional, a quienes los programas indigenistas les
ha ofrecido trabajo y no lo aceptan, o se les recluta y devuelve a sus
Estados, pero es muy común que regre¬sen. Este grupo aún se
encuentra en las calles de la ciudad de México.
Según datos aportados en la síntesis del Informe de Ejecución de
México, preparado para la reunión de "Pekín+5",327 en estos ho¬gares
sólo el 60.4% de las niñas estudia, en contraste con el 70% de los niños;
mujeres que además de carecer de las condiciones elemen¬tales de
salud, alimentación, servicios y comunicaciones, adicio-nalmente son
discriminadas.
Estos grupos de mujeres corren ahora más riesgo, con el acele¬rado
impacto de la globalización y de la liberación de mercados; por ello se
requieren políticas urgentes para protegerlas, especialmente las que son
además indígenas.
Otro núcleo milenariamente victimizado ha sido el de las pros¬titutas,
grupo que es estigmatizado por la sociedad y que conforma una gran
subcultura.
S27 Programa Nacional contra la Violencia Intrafamiliar 199%2000 (PRONAVI). Sín¬tesis del Informe de
Ejecución. Plataforma de Acción "Pekín+5". Cuarta Conferencia Mun¬dial sobre la Mujer. México, junio de 2000.
Dentro de ésta se encuentran involucradas muchas personas co muy
distintos intereses. Tenemos a los regenteadores que las organ zan,
administran y por supuesto, las victimizan.
El negocio de trata de personas, especialmente mujeres y niño:
ahora tiene un contexto internacional, al grado que sido uno de le temas
que mereció incluso un protocolo adicional para complemei lar la
Convención de la Naciones Unidas contra la Delincuencia O ganizada
Transnacional, firmada en Palermo, Italia.
En México fue famoso dentro de este grupo de mujeres delii cuentes
las llamadas "Poquianchis", que se dedicaban a este negocie Cuando
investigó la policía el caso, se descubrieron en la averiguado 29
cadáveres sepultados, de los cuales sólo se pudieron identifica cinco. Sus
actividades las realizaban principalmente en Guanajuatc Guadalajara, y
en otros estados.
Tenían calabozos en sus locales para las rebeldes y un cerner terio
oficial para las "desaparecidas". Eran torturadas, azotadas y : quedaban,
por descuido, preñadas, se esperaba a que naciera el beb y
posteriormente lo asesinaban y lo enterraban junto con la madre.3:
El protocolo de marrass29 tiene como finalidad prevenir y con batir la
trata de personas, prestando especial atención a mujeres niños, proteger
y ayudar a las víctimas de dicha trata respetando su derechos humanos, y
promover la cooperación entre Estados Part para lograr esos fines. Estas
medidas se establecerán en México co mayor facilidad ahora que se ha
reformado la Constitución Feden en su artículo 20 apartado B.
Además tendrá que lograrse la participación de las organizacic nes
de la sociedad civil y otros sectores de la población, a fin d lograr cumplir
con los compromisos que este instrumento establecí
En Courmayeur, Mont Blanc, Italia, en el mes de septiembre df año
2001, las Naciones Unidas celebraron, con apoyo del ISPAC, un reunión
a fin de evaluar el esfuerzo realizado por los países en 1 ratificación y
aplicación de la Convención antes mencionada y le protocolos.
Otro grupo que merece nuestro estudio lo conforman las mujere
refugiadas e inmigrantes; los movimientos de población es uno d los
principales fenómenos de este nuevo siglo, ya que tiene arista
s28 Soliel, Helmuth von. Mujer, Sexo y Delito. Producciones Editoriales. Barcelon; España, 1977, p. 127.
• *s' ONU. Pmíücolo para prevenir, reprimir, y sancionar la trata de personas, especiahnen inujures v niños.
Que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delii cuencia Organizada Transnacional, 2000.
victimológicas determinantes, especialmente para los países llamados "en
vías de desarrollo".330
Según cifras que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados informó en 1994,331 huían entonces de persecu¬ciones y
guerras más de 20 millones de refugiados; personas que viven en
condiciones de alto riesgo, con dificultades económicas y sanitarias,
especialmente las mujeres que huyen con los hijos.
Las inmigrantes son estigmatizadas por su raza, origen, además del
sexo; ya que según los datos del Colegio de la Frontera, las mujeres son
más vulnerables que los varones, especialmente las que están entre los
20 y 30 años de edad y tienen menor nivel de educación. Muchas de ellas
carecen de acceso a los modelos de atención, por el riesgo de ser
expulsadas a su país al buscar ayuda.332
Estas mujeres sufren ataques xenofóbicos de parte de la
comu¬nidad, cuya hostilidad las hace vivir en estado de pánico,
aislamiento, ansiedad, convirtiéndose en presas fáciles para la
explotación y el abuso.333
Este grupo también mereció, en la Convención de Palermo, un
protocolo adicional334 que tiene como finalidad prevenir y combatir el
tráfico ilícito de migrantes, así como promover la cooperación entre los
Estados Parte con ese fin, protegiendo al mismo tiempo los derechos de
los inmigrantes objeto de dicho tráfico.
En el Noveno Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del
Delito y Tratamiento del Delincuente, se menciona como preocu¬pación
especial el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas
conexas de intolerancia que han ido en aumento, gru¬pos en los que un
número significativo son mujeres.
Así se insistió a los Estados miembros a no escatimar esfuerzos para
adoptar medidas eficaces destinadas a combatir estas formas de
victimización.

M> Cfr. Beristáin Ipiña, Antonio. Criminología, Viclimología y Cárceles. Tomo I Colec¬ción Profesores.
N" 22. Pontificia Universidad Javierana. Facultad de Ciencias Jurídicas. España, 1996, p. 44.
'" ONU - Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La Situación de los
refugiadas en el mundo: El desafío de la Prolección. Alianza. Madrid, 1994, pp. 2 y ss.
332 fyr ONU-ISPAC. Migralion and Crime. Courmayeur Mont Blanc. Italia, 1996.
33:1 Ibid., Lima Malvido, María de la Luz. Social Control and Population Movnmenls. pp. 333 y ss.
*" ONU. Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que comple¬menta la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Trans¬nacional, 2000.
También se mencionaron las víctimas que surgen en las zon:
urbanas, por lo que se hizo un llamado a trabajar en ciudades s guras,
con estrategias especiales de planificación urbana, viviend educación,
capacitación; impulsando instalaciones recreativas deportivas en zonas
de alto riesgo.
Otro es el grupo de las mujeres golpeadas, las cuales genere hijas
infravaloradas, ya que al ver a la madre inmadura, insegur golpeada, se
separan emocionalmente de ellas, perdiendo las madr autoridad y
respetabilidad. Crean así un grupo de hijas con imagc de víctimas
voluntarias.
"El niño (y la niña) captan desde pequeños que la figura fem nina es
infravalorada, se dan cuenta que las figuras a represent; están muy bien
determinadas, casi caricaturizadas. El hombre sier pre tiene razón,
siempre es superior, pues es fuerte y debe impone se; la mujer, por el
contrario, debe siempre aceptar, estar callada"/
Esta cadena violenta que ha sido aceptada culturalmente, c que el
padre golpee a su pareja, la madre a los hijos, y los hijos ent ellos se
lastimen, responde a patrones parentales negativos que : transmiten a
veces ni siquiera en forma verbal, sino simbólica p< medio de actitudes de
rechazo, de indiferencia y a través de todi los pequeños actos cotidianos.
Otro es el grupo de mujeres embarazadas, ya que: "La mujer : ve
mucho más afectada que el hombre por el proceso de reprodu ción. La
crisis corporal influye en su psique y entorpece su relacic con el mundo de
los demás. Sin duda tiene una significación pr funda el que una
perturbación de este tipo afecte tanto al aut< como a la víctima."
El embarazo es un factor victimal "la mujer embarazada puec ser una
víctima imprudente, casi voluntaria".33'1
Las mujeres preclimatéricas, en quienes se generan cambii
orgánicos que las inquietan y les producen actitudes hostiles, proj cian
con ello su victimización. Suelen ser en esta época altamen susceptibles,
agresivas y depresivas.337
Por supuesto, un grupo también vulnerable es el de las mujer
seniles, ya que a medida que avanzan en edad, aumentan su debilida
Las mujeres que trabajan fuera del hogar son también victin zadas
en fábricas, oficinas y talleres, esto en dos sentidos básicament

• !<:1 Rodrigue/. Manzanera, Luis. La Delincuencia deMenores en México. Editorial Mesi México, 1975,
p. 72.
3:16 Hentig, op. ai. (El Mito), p. 525.
• w Cfr. Ibid., p. 494.
uno a través del acoso sexual y otro por medio de la discriminación
laboral; ya que la comunidad exige, tratándose de mujeres, el doble de
requisitos de los que piden al varón en igualdad de circunstancias. Las
mujeres que trabajan dentro del hogar son víctimas de una injusta división
del trabajo que las deja sin tiempo libre, generándose en ellas crisis
existenciales y desviaciones, como escapatorias a tal
situación.
El espacio personal de la mujer y su privacidad no están
reco¬nocidas por la ley. Es así como las miradas o palabras sucias no
están prohibidas; aun cuando invaden la privacía y en ocasiones el
espacio
personal.338
Según investigaciones hechas en Estados Unidos, pueden darse
distintas clases de molestias sexuales que en la relación laboral sufren las
mujeres trabajadoras:339
a) La constante mirada atrevida y sucia de su cuerpo.
b) El manoseo "no voluntario" en el cuerpo de la mujer.
c) Los apretones y pellizcos, sometiendo por la fuerza a la mujer a
recibirlos.
d) Intimidaciones sexuales cuando se encuentra sola la mujer,
llevada por la fuerza.
e) Proposiciones sexuales, amenazándolas con perder el trabajo
si no aceptan.
f) Relaciones sexuales arrancadas por la fuerza.
El acoso sexual no es desviación alguna, es una forma común de ser
del varón frente a la mujer.
Para no ser radicales es necesario revisar estudios científicos tales
como el preparado hace más de dos décadas por Alexander Szalaiya, de
la Universidad de Budapest, Hungría,340 en donde plan¬teó que
efectivamente existe una división del trabajo y tiempo libre desigual,
misma que acarrea una polarización entre intereses mascu¬linos y
femeninos, que generan desigualdades y problemas.
Rogers, en su estudio realizado en los ochenta, afirma que las
mujeres africanas realizan el doble de faenas que los hombres, efec¬túan
un 60 a 80% del trabajo agrícola. Y si el 80% de la población vive de la
tierra, se manifiesta la importancia económica de la mujer.
558 Evans J., Laura. Sexual Harassment, Women's Hidden Occupational Hozará, en: The Vicümization of
Women, op. cit., p. 218.
'*> Ibidem, p. 203.
sw S/alai, Alexander. La Situación de la Mujer a la Luz df las Investigaciones Contempo¬ráneas sobre la
atiliíación del tiempo. Conferencia Mundial del año Internacional de la Mujer. (E/Conf./(HVBI'/6). México, 1975.
Hace dos décadas se analizó cómo la mujer trabaja dos tercera
partes de las horas laborales de todo el mundo, pero gana sólo un décima
parte de los ingresos mundiales.311
Un grupo importante de mencionarse es el de mujeres en pr sión,
personas que reciben, por el solo hecho de ser reclusas, un cantidad de
agresiones gratuitas que están establecidas ya a nive institucional.
En primer lugar son estigmatizadas y rechazadas por su famili: y por
la sociedad y, al entrar al establecimiento penitenciario, s encuentran con
un mínimo de condiciones que resultan inadecu¿ das para su posible
readaptación social; la razón del descuido en lo servicios penitenciarios
se trata de explicar en base a que son ui número muy reducido las
reclusas y, por lo tanto, resulta incosteabl cumplir con el precepto
constitucional que indica la necesidad d albergar por separado a los
varones de las mujeres, y a estas última separarlas por su condición
jurídica.
Por lo general, según se analizó en el Séptimo Congreso d Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento de Delincuente, la
mujer sufre en el Sistema de Justicia Penal un trati inequitativo, ya que no
sólo no se dispone de servicios adecuado; sino tampoco de programas
que proyecten la solución de los probk mas de la mujer en el proceso de
ejecución de sanciones.
Otro es el grupo que conforman "las feministas", cuyos antecí den
tes datan desde 1792, cuando Mary Wollstonecrart publicó ei Inglaterra su
libro llamado Vindications of Women's Rights (Reivindica ción de los
Derechos de la Mujer). Partiendo de los principios de 1 Revolución
Francesa, la autora abordó el tema de la inferiorida< social y política de
las mujeres, reclamando reformas.312
Este movimiento disminuyó en las mujeres de ciertos grupos si
autoestima, quedando peor, ya que ahora, estando convencidas d que
son víctimas, empiezan a creer o a estar convencidas de la percepciones
que sobre ellas poseen los demás son reales, válidas justifican su
victimización. Es decir, logró dicho movimiento que esa mujeres se
autoidentifiquen como grupo oprimido, generando todi esto relaciones
asimétricas con su pareja, hijos y gente que les re deán; sufren en
realidad un fenómeno de autoestigmatización.
Como podemos ver, en tiempos modernos se desarrollan nuevo
grupos victimales en donde las mujeres aparecen como constante
'"' Rogers, Bárbara. Informe, del Continente Negm. Enviado al Centro de Naciones Unidí para el Desarrollo
Social y Asuntos Humanitarios. Excélsior. México, 1980.
M- Alegría, Juana Arnianda. Emancipación Femenina en d SubdesarroUo. Editorial Dian; México, 1982,
p.'l9.
por lo que debemos desarrollar nuevos modelos de atención e inter-
vención victimológicos, además de políticas sociales, económicas y de
otra índole.
XIV.5. CLASE DE VÍCTIMAS
1. Inocente. Como ya mencionamos, ésta se da fundamentalmen¬te
en menores de edad, como es el caso del incesto o la circuncisión en
edad temprana.
2. Víctima de culpabilidad menor. Es aquella que por ignorancia
acepta sobre ella prácticas por convencimiento religioso, como la
desfloración colectiva, o casos de aborto por indigencia.
3. Víctimas tan culpables como el infractor. Aquí tenemos a la joven
que participa en el estupro gustosa o ilusionada por las promesas
recibidas, o aquella que acepta la relación simbiótica con su pareja,
permitiendo que le peguen, y en ocasiones ella misma provocando a su
conveniencia dicha agresión.
4. La víctima más culpable que el agresor. Es frecuente el caso de
mujeres que debido a patologías (o problemas como la menopausia)
buscan inconscientemente ser agredidas para vivir explotando su papel
de víctimas.
En este tipo de víctimas se encuentran también aquellas que simulan
o imaginan las victimizaciones, exagerando en el daño que reciben; llegan
a reaccionar con violencia frente a estímulos insignificantes, en ocasiones
provenientes incluso de sus hijos.
5. Víctima fortuita. Es cuando por causas ya sea naturales o
humanas, la mujer sufre un daño. Por ejemplo, si cae de la escalera y
provoca su aborto, cuando en un desastre otra persona al caer mata a la
víctima, etcétera.
XIV.6. VlCTIMIDAD-CRIMINALIDAD
Es muy frecuente que exista una relación directa entre crimina¬lidad
y victimidad.
Esto es, ciertas formas de victimización dan como consecuencia el
surgimiento de conductas agresivas que pueden originar actos
antisociales y delictivos como mecanismos de defensa, convertidos en
una enfermedad de adaptación.

En Inglaterra, de 100 mujeres golpeadas (1975), encontró G ford que


54% de ellas aceptaron que sus frustraciones las desalío; ban contra sus
hijos.343
Se da una cadena en los fenómenos de victimidad y crimin; dad que
en ciertos casos es fácil comprobar. Tal es el caso de prostitutas.
La prostituta siempre ha sido víctima de la sociedad, que seg los
cambios en las actitudes de la comunidad es castigada, tolera o
"halagada". Es victimizada por gobiernos como el de Carlos el Be (1325),
Luis XI (1463) y Juan (1363), quienes utilizaron contra el procedimientos
represivos y penas infamantes.
A través de leyes y reglamentos como el expedido en México 19 de
septiembre de 1900, se le victimiza orillándola al crimen su búsqueda de
compañía entre los miembros de una subculti criminal. Ya que en dicho
reglamento, como en otros, se les proh a las prostitutas visitar casas de
gente honorable.
A la prostituta se le explota, se le rechaza socialmente, se somete a
revisiones en las que violan los Derechos Humanos, te esto resulta ser
determinante en su ingreso a los caminos de la minalidad. Quedando así
ligadas a lo ilegal, a la farmacodependem enfermedad, miseria, etcétera.
El inicio de la mujer en la prostitución es curioso. En estuc de
seguimiento de víctimas de incesto, se ha probado que son p pensas a
llegar a la prostitución, al uso de drogas, o al alcohol, co consecuencia de
su victimización.344
Generalmente, según estudios hechos por autores como Jan
analizando la infancia de una muestra de 136 prostitutas, el 70. reportó
que le faltó uno o más de sus padres; 65.4% habían viv apartadas de su
hogar por tiempo determinado o permanentemei el 91.9% de ellas reveló
no haber llegado virgen a los 18 años; 2 tuvieron relaciones sexuales
antes de los 13 años.
Es interesante analizar cómo fue su primera experiencia sexi que en
ocasiones es determinante para su futuro comportamie sexual.345
Se ha comprobado que si esa primera relación sexual es f trante, se
padecerán secuelas casi toda la vida, algunas de las cu; las llevan a la
antisocialidad.

34S Martín, Del. Baüered Women: Society's Problem, publicado en: The Victimizatic Woinen, op. di., Vol.
3. p. 127.
-114 Roberts Chapnian, Jane. The Economía o/Women's Victimization, publicado en: Vicümizaüon of
Women, op. dt., p. 255.
*'"' James, Jennifer. TheProstitute as Viclim, publicado en: The Victimization of Woi o/i. di., pp. 194-195.
El inicio en la prostitución también es originado por la miseria
económica y la desintegración familiar, que orilla a la menor a iniciar su
carrera delincuencial.
Federico Torres Padilla, en una investigación hecha en México en
1985, con una muestra tomada al azar de 50 menores infractoras
prostitutas pertenecientes al Consejo Tutelar, encontró que en el 66% de
los casos las menores carecían de uno de sus padres, y el 58% provenía
de hogares de nivel socioeconómico precario.34'1
Reyes Echandía, en un estudio que realizó de 1,000 prostitutas , en
Bogotá en 1970, encontró que se ejercía la prostitución en la misma zona
donde la delincuencia era proporcionalmente más ele¬vada. El 77% eran
mujeres que provenían de hogares desintegrados y que en un 52.9%
vivieron su infancia en un ambiente de promis¬cuidad.347
En varios estudios hechos en México, se ha estudiado la influen¬cia
que tiene en las prostitutas la droga y su paso a la subcultura
criminal.3'18
Otro problema con las prostitutas es el de la estigmatización que
sufren, lo que las conduce por reacción a reedificar su imagen en¬trando
en una subcultura criminal.
En el sistema procesal, son aún más victimizadas, ya que les piden
favores para no llegar a manos del sistema legal de ejecución.
Según el estudio de James, el 70% de las mujeres en las cárceles
americanas revelan haber sido inicialmente detenidas por prostitu¬ción. El
sistema de ejecución influye de forma determinante en su introducción en
el mundo del crimen.349
La relación victimidad-criniinaüdad se da fundamentalmente en los
siguientes aspectos:
a) La mujer que es victímizada por agresiones físicas y como
reacción vicümiza a los hijos o ascendientes.
b) La mujer que habiendo sido victimizada en delitos sexuales, entra
a la prostitución.
c) La prostituta que ingresa a una subcultura criminal por haber sido
victimizada y estigmatizada por la sociedad que reprueba su
comportamiento.

'*' Torres Padilla, Federico. El Perfil Criminológica de la Menor Prostituta del D. E UNAM.
México, 1985.
M7 Reyes Echandía, Alfonso. Criminalidad Femenina y Prostitución, sobretiro de la
Revista Michoacana de Derecho Penal. Núm. 11. México, 1970, p. 19.
MN Cfr. Romero A., Lourdes y Quintanilla, Ana María-E. Prostitución y Drogas. CEMF. Editorial Trillas.
México, 1976, p. 75.
wl James, Jcnnifer, o¡>. di., p. 178.
d) La mujer que es victimizada por el sistema procesal, oblig; dola a
caer en delitos como el adulterio.
e) La mujer que siendo ya reclusa es victimizada por el siste de
ejecución, por falta de instalaciones adecuadas, trato con vigil cía
masculina, falta total de investigaciones y programas especííii adecuados
a la delincuencia femenina, so pretexto de su escaso indi
f) Discriminación que resta oportunidades a la mujer, orill dola a
delinquir o dedicarse a la prostitución.
g) Victimización por parte de la criminología que no ha pue atención
al tema de la criminalidad femenina, desconociendo el p blema a fondo,
ya que la cifra negra aún es muy alta; la Criminólos al no estudiar este
tema, no ha podido quitar la imagen de que mujer no sólo es víctima, sino
que en muchos casos es victimizadc
Estudiando Wilson 17 libros de texto de Criminología, publ: dos en un
período de 12 años, analiza qué importancia dan al p blema de la
criminalidad femenina.
Sólo cinco de ellos contienen un capítulo especial llamado j
offenders, mujeres delincuentes. Tres mencionan sólo en subtitule tema.
Entre estos autores lo popular es hacer la diferencia basada los
distintos roles sexuales, diferencias en oportunidades, en cult }' así
mencionan los principales delitos que ellas cometen (prost ción, robo,
embriagarse, etcétera).
Pero poco se ha estudiado, de manera científica, el proble etiológico
de la conducta delictiva de la mujer. Esa incógnita int< santísima del por
qué es proporcionalmente tan reducida la de cuencia femenina.
E incluso este tema fue olvidado en la Plataforma de Acción la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, emanada de la unión de
China, sólo muy pocos países entre ellos el informe México lo incluyen.
No así en el Informe de Ejecución de Méx publicado en junio de 2000,
preparado para la reunión de Nú York a la que ya se hizo referencia.
XIV.7. PREVENCIÓN VICTIMAL
XIV.7.1. Prevención general
El gobierno mexicano, respondiendo a los llamados interna nales,
modificó en 1974 los artículos 4a, 5a, 30 y 123 de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con la
igualdad jurídica de la mujer.
En 1974 y 1990, se articuló en la Ley General de Población la
pro¬moción de la plena integración de la mujer al proceso económico,
educativo, social y cultural (artículo 3a, fracción V, y 7a último pá¬rrafo), y
la facultad de la Secretaría de Gobernación para velar por el respeto a los
derechos humanos y especialmente por la integridad familiar de los
sujetos de esta ley. Se legisló así mismo, en los planes demográficos de
la misma ley, la necesidad de revaluar el papel de los varones y de las
mujeres en el seno familiar, evitando toda forma de discriminación
individual y colectiva hacia la mujer.
El nuevo Reglamento de la Ley General de Población, publicado en
el Diario Oficial del 14 de abril de 2000, en la Sección II y III, dedica a la
familia, mujer y grupos marginados diversos artículos (13 al 25), e incluye
una Sección IV, dedicada expresamente a la mujer y equidad de género
(artículos 26 al 30).
El artículo 27 menciona:
"ARTÍCULO 27.—Los programas del Ejecutivo Federal, en relación
con la mujer, deberán considerar cuando menos las siguientes áreas:
Fracción III. Combate a la pobreza;
Fracción VI. Mujer indígena;
Fracción VIII. Mujer y familia;
Fracción XII. Combate a la violencia, abusos y prácticas
discri¬minatorias hacia la mujer."
Al lograrse paulatinamente algunos de los objetivos de esta ley, se
victimizará menos a la población femenina, conduciendo ello a evitar
directamente la aparición de nuevas formas de desadaptación social que
conduzcan a la criminalidad.
Por otro lado, en el Diario Oficial del 9 de enero de 1986, a través de
la Ley sobre el Sistema Nacional de Asistencia Social, el Estado dará
servicios asistenciales, entre otros, a mujeres en gestación o lactancia
(artículo 4a, fracción IV), a los ancianos en desamparo, incapacidad,
marginación o sujetos a maltrato (artículo 4a, fracción V); a víctimas de la
comisión de delitos en estado de abandono (artículo 4a, fracción XI); a
familiares que dependan económicamente de quienes se encuentren
detenidos por causas penales y que queden en estado de abandono
(artículo 4a, fracción X); etcétera.
Esta ley puede considerarse una ley de protección a las víctimas,
que deberá crear una infraestructura estatal adecuada para su posible
cumplimiento.
También es recomendable la revisión o creación de disposicio¬nes
concretas en los códigos penales, que reparen el daño en forma
específica de acuerdo a cada delito, y que se limiten los beneficios del
sistema progresivo a los sujetos que ya hayan reparado el daño, no
extendiéndolos a los que prometan pagarlo y, en caso de impo¬sibilidad
por parte del recluso de repararlo, debe el Estado hacerlo en forma
subsidiaria. Lo que ahora constituye una garantía, por lo que se convierte
en obligatoria conforme a la reciente reforma cons¬titucional.
Deben revisarse aún muchos otros reglamentos, a fin de buscaí en la
comunidad un cambio de consciencia revalorizadora de la mujei y
sensibilizadora de los grupos más vulnerables. Esto se podrá lograi por
medio de programas de coordinación de la participación social como lo
está realizando la Secretaría de Desarrollo Social, para vincu lar el
problema con los sectores representativos de la sociedad.
En el renglón educativo, que es prioritario en la prevenciói victimal,
deben iniciarse planes dirigidos a la educación en los pri meros años de
vida, por lo que es conveniente una actualizaciói permanente de los libros
de texto, fortaleciendo las enseñanzas terr pranas sobre Derechos
Humanos, manejo adecuado de su agresiv dad, el rol del varón y la mujer
en igualdad de derechos y obligack nes; reforzando en las mujeres su
autoestima, para que pueda emprender sus tareas con la expectativa de
que serán bien recibidc y tendrá éxito, y puedan mantenerla a un nivel
relativamente alto y aceptable.
Y por último, considerando que los dos problemas victimah más
generalizados a nivel mundial son, como las Naciones Unid; han
concluido, la violencia contra la mujer y malos tratos en el hog; y el
tratamiento inequitativo de la mujer dentro del Sistema de Ju ticia,
veamos las recomendaciones que para este último se acordaroi ya que el
primero lo abordaremos en el capítulo siguiente:
a) Se invita a los gobiernos a que presten particular atención la
realización, en condiciones de igualdad, de los programas y ser cios para
las mujeres delincuentes y a que reconozcan y prevean 1 necesidades
especiales, tanto de las adultas como de las jóvenes.
b) Se invita a las autoridades de la justicia penal a que examine la
posibilidad de sustituir por otras medidas la reclusión de las mujei
delincuentes, en cada etapa del procedimiento penal y a que esfuercen
por garantizar un proceso justo y equitativo y la imposici< de sanciones
adecuadas al delito.
c) Que se elaboren estrategias adecuadas para garantizar el tre justo
de las mujeres como delincuentes, como víctimas y como ene
gadas de la administración de la justicia penal y promuevan la
coope¬ración con los servicios sociales, médicos y de salud mental.
d) Que se otorgue a la mujer igualdad de oportunidades en cuanto a
su contratación, capacitación y carrera, en todos los sectores del sistema
de justicia penal.
e) Que se intensifiquen los esfuerzos en las esferas de la
capa¬citación, el intercambio de personal, la investigación y la
formulación y evaluación de políticas, así como en la de la asistencia
técnica, en todo lo relativo al tratamiento equitativo de la mujer en el
sistema de justicia penal.
XFV.7.2. Prevención especial
Algunas medidas adoptadas para prevenir la victimización feme¬nina
han sido:
a) Se ha buscado ayudar de alguna forma a las mujeres víctimas de
molestias sexuales en el trabajo.
Como ejemplo tenemos el seguro para el desempleado, si la mujer
demuestra que tuvo causa suficiente para haber abandonado el
trabajo.350
b) Se han elaborado manuales con consejos para que, cuando a una
mujer la intenten violar, sepa dónde y qué golpes le podrían servir para
evitarlo.
Cuando la violación ha sido inevitable, se dan consejos prácticos
para que una mujer no destruya los elementos de prueba, prevenga
enfermedades venéreas, etcétera.351
c) Es importante entrenar a médicos, así como a policías espe¬ciales
del sexo femenino, que atiendan a las mujeres víctimas de delitos
sexuales.
d) Se aconsejan cursos de defensa personal para mujeres que por
su trabajo salen a deshoras a la calle.
Son muchas las medidas que deben implementarse para ayudar a
prevenir la victimización de la mujer, pero quizá para ello falte un cambio
de mentalidad, menos paternalismo y más objetividad en la comprensión
de este fenómeno victimológico.
Y todo lo anterior es un paliativo que no será efectivo sin un
programa serio a nivel estatal, que dé apertura a procesos alternativos de
socialización, para buscar un descenso de la crisis económica que
vivimos, que activa la cadena criminalidad-victimidad.
CAPÍTULO XV
MUJERES GOLPEADAS

XV. 1. INTRODUCCIÓN

Uno de los fenómenos victimológicos que más preocupa a los países


sigue siendo el de la violencia intrafamiliar, no sólo por las implicaciones
que tiene en el plano humano, sino por sus repercu¬siones en el
desarrollo de una sociedad democrática, con justicia y paz. No obstante
que en su dinámica esta clase de acciones permean a todos los
miembros de la familia, según los datos empíricos dispo¬nibles aún son
las mujer y las niñas las más vulnerables.
Para hablar de este fenómeno que hoy es ya de discusión pú¬blica,
debemos partir de varias coordenadas que nos permitirán distin¬tas
perspectivas de análisis según los fines que perseguimos con ello.
Las coordenadas para un estudio integral, no sólo victimológico
deben ser: los valores de la familia y los derechos humanos; la disfunción
familiar y sus implicaciones; la violencia; las víctimas y victimarios; la
dinámica del fenómeno; y las políticas públicas y pro¬puestas para su
prevención.
Entenderemos por violencia intrafamiliar o doméstica a las acciones
u omisiones que tienen por objeto o como fin, causar intencionalmente un
daño total o parcial a bienes jurídicamente protegidos en el entorno
familiar.
Las acciones u omisiones deben ser intencionales, de ahí deriva la
idea de considerarlas una violación a los derechos humanos.
Entendemos por violación a un derecho humano, la conducta que
pone en peligro o afecta el reconocimiento, el goce y el ejercicio del
mismo.
El maltrato físico de la mujer en el hogar es un fenómeno universal,
que ha estado enraizado por siglos en la estructura social.

srxi £vans j _ Laura (Sexual Harassment...), op cit., p. 211.


M] Mcdca, Andra y Thompson, Kathleen. Si a Usted la Violan. E.P.S. Almanaque de la Mujer. 10
Manuales en Uno. Bogotá, Colombia, 1968, p. 93.

Este capítulo lúe elaborado con la colaboración de la Dra. María de la Luz Lima Malvido.
El problema se había negado, cuando no írancamente tolerado, pero
ahora se ha hecho consciente; en todas las reuniones nacionales e
internacionales que se han desarrollado los últimos 10 años, el tema está
constante en las agendas, para su análisis entre los temas prioritarios a
resolver.
La Organización de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la
Organización de Estados Americanos, entre otras entidades, han tomado
cartas en el asunto, elaborando diversos informes y aproban¬do
resoluciones que comprometen a los países miembros a defmir
estrategias y diseñar políticas públicas para proteger a las mujeres y a las
niñas contra comportamientos abusivos, tolerados por prácticas
consuetudinarias y tradiciones así como por las leyes nacionales.
En el VII Congreso de Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente (Milán, 1985),352 "se observó que la mujer era
particu¬larmente vulnerable a la explotación, a la privación de sus
derechos y a la violencia interpersonal grave, especialmente la agresión
sexual y la violencia en el hogar. Se señaló que se estaban reconociendo
cada vez más a nivel oficial la gravedad y el alcance de la victimización
de la mujer, y estaban aumentando los esfuerzos por responder a esta
situación con mayor eficacia y sensibilidad". Y similares menciones se
oyeron en los congresos subsecuentes así como en las reuniones de la
Comisión del Delito y Justicia Penal que se efectúan cada año en Viena.
De igual manera se elaboró la Convención de Belém do Para, que
México, en 1999, suscribe y ratifica para prevenir, erradicar y sancionar la
violencia contra la mujer.
Han sido así los cinco años, tiempo de una intensa actividad que ha
permitido conocer más el fenómeno, comprometer más a los gobiernos y
sobre todo contar con mejores modelos de intervención y estrategias de
prevención.
En este capítulo nos ocuparemos del maltrato físico a la mujer,
producto de la violencia intrafamiliar, que es una forma específica de
victimización.
Mencionaremos algunos antecedentes antes de plantear el
pro¬blema, analizaremos a la víctima y al victimario, estudiaremos la
diná¬mica de la victimización, daremos a conocer resultados de
investigacio¬nes en México y enunciaremos algunas acciones que
consideramos exitosas, realizadas tanto en el plano internacional como
nacional, obtenidas en los últimos años gracias el esfuerzo de todos.353
M ONU. VII Congreso. Informe, op. di., párrafo 230. ?-VW Conf. PRONAVI. Síntesis del Informe de
Ejecución, op. al.
XV. 2. ANTECEDENTES
A los victimólogos deben preocuparnos las políticas preventivas
asistenciales y victimológicas para este tipo de víctimas, pero no puedi
abandonarse el esquema etiológico que nos ayude a conocer inte
gralmente el problema. Es debido a esto que vale la pena realizar ui
ejercicio retrospectivo histórico, que nos ayude a reconstruir las foi mas
de control informal de diversas culturas, dando seguimiento ; formas de
agresiones toleradas siglo tras siglo, para ver cómo fueroi gestándose,
incluso trasformándose algunas en las atenuantes légale en un tiempo y
en agravantes en otro, para quien las cometiere. Nosotros explicamos el
origen del síndrome de referencia, po medio de las primeras reglas de
juego en la descalificación de con ductas captadas como desviadas,
"peligrosas", o criminales, en 1; antigüedad.
Como ya hemos expuesto, la criminalización de conductas femé
ninas respondía por lo general a la rebeldía por parte de la muje para
aceptar el rol al cual había sido programada. Si la mujer s< desviaba con
prácticas adúlteras, o era rebelde con el marido, o sim plemente platicaba
con extraños, debía ser castigada; muchos indi cios históricos nos revelan
que por mucho tiempo el poder del ju puniendi era reservado al marido
ofendido, a quien la sociedad cedí; el derecho de hacerse justicia.
El varón recibía un poderío llamado disciplina doméstica, qu< le
otorgaba el derecho sobre su familia, inclusive sobre las propia vidas de
sus miembros.
Esta idea fue transmitida a casi todas las culturas, así el gobierne
prefería mantenerse al margen de todo lo que significaba conflictc
doméstico. Esto es muy comprensible, recordando que el Estado ere;
leyes en un afán de coordinar en forma ordenada y justa la conviven cía
dentro de la sociedad, manteniéndose al margen de lo moral ' lo íntimo.
Poco a poco fueron desligándose del derecho conductas come las
blasfemias, y todas aquellas que no implicaron un conflicto social Se
pensó prudente no tocar el ámbito familiar y en las legisla ciones
surgieron circunstancias atenuantes, excusas absolutorias, i otras figuras
penales que limitaban al Estado frente al sagrado dere cho a la disciplina
doméstica.
Pasando ya esos tiempos en donde las conductas criminales erar
inequívocas, en una sociedad en la que no se tematizaban los idéale; de
las normas de vida, que eran un telón a través del cual se orga
nizaba la justicia social, llegamos ahora a una sociedad conflictiva, que
cuestiona lo absoluto de los valores, la justicia, la desviación;
suscitándose un estado emergente, que se introduce hasta el seno de
familias que se notan en vías de desaparición, para legislar y crimina¬lizar
todas aquellas conductas que no respeten los derechos humanos.
Hoy por hoy no se justifica que sea el pater familiae quien corrija a su
mujer, habiendo leyes que deben juzgar y velar por resucitar el valor
justicia.
Se acostumbró la comunidad a que el varón golpeaba a su mujer,
considerada para la comunidad como una persona no independien¬te,
casi siempre excluida, analfabeta, asilada, que nunca cruzaba los
umbrales del hogar, del patrón de casa, pero ahora, en el Siglo de la
Mujer, en donde hasta la Iglesia católi". hace llamados reclaman¬do la
presencia de la mujer en los caminos del desarrollo, deben sumarse los
esfuerzos de todos para desaparecer ese fenómeno, re¬sabio de
sociedades medievales, sociedades varoniles en las que ese eco
femenino reclamando, suplicando atención o ayuda, no llegaba a oírse ni
en eí patio de las casas de las familias de la colonia.
No es posible que subsistan legislaciones que aún permitan golpes
simples, golpes que tardan en sanar menos de quince días y no ponen en
peligro la vida, y otros delitos cometidos entre cónyuges, concu¬binos,
ascendientes sobre descendientes.
No faltará alguien que aún quiera legislar el largo del látigo
autorizado para golpear a la mujer, o como decía una legislación
derogada en un estado de Estados Unidos de Norteamérica, sólo tiene el
varón permiso de golpear a la esposa, siempre que no se hiciere en
domingo, día festivo, o después de las 22:00 horas.
XV. 3. PLANTEAMIENTO
Existe una especie de tabú respecto al tema de la mujer golpeada.
Recientes investigaciones demuestran que, en primer lugar, hay una
confusión en el término, ya que mujer maltratada o golpeada es una
expresión confusa, pues no nos especifica si en ella se incluyen casos de
agresiones psicológicas que pueden, en ocasiones, producir trastornos o
crisis nerviosas graves.
Leonore Walker3M opina que los dos tipos de agresiones deben
considerarse dentro de la definición de mujeres maltratadas. Ella
354 Walker E., Leonore. Trealmenl Alíemalives for Battered Women, publicado en: The Victimization of
Women, op. cit., p. 144.
estima que hay un promedio de 20% de las mujeres maltratadas qu
reciben agresiones físicas.
La imagen que hasta ahora se tenía de que la mujer es un pobre
víctima a la cual golpean y sufre, dista de ser la verdadera
En general, se está estudiando la relación patológica que s genera
entre el hombre y la mujer, en que ambos, cayendo en i fenómeno
denominado simbiosis, viven requiriéndose y hasta ciert grado amándose,
a pesar de victimizarse mutuamente.
"La simbiosis se da entre dos personas, cuando las mismas 5
comportan como si fueran una sola persona completa. Es una reí ción de
dependencia, determinada porque ambas que la integran n consideran la
opción de ser personas completas en sí mismas." 35i
Entre las parejas en que la mujer es golpeada, se da un circuí vicioso
en torno a la idea de quién está en lo correcto y quién es < culpable.
Existen a la vez los fenómenos de descalificación y grandiosidaí
El primero es un mecanismo interno por el cual las person; minimizan
o ignoran ciertos aspectos de la realidad (de ellas misma de otras, del
mundo) y el segundo, o sea la grandiosidad, es u mecanismo que implica
una exageración (maximización o minirr zación) de ciertos aspectos de la
realidad (referidos a mí mismo, otros, a la situación).
La descalificación mantiene la simbiosis y la grandiosidad,
justifica.356
XV.4. EL VICTIMARIO
El índice de golpeadores, pese a que la victimización femenir es casi
un fenómeno mundial, disminuye notablemente en ciert culturas.
Así por ejemplo, tenemos el caso de los judíos, entre quien* existe
una tendencia más notable a expresar las agresiones y el cor portamiento
en forma verbal; entre ellos hay pocos divorcios y po< violencia física.357
Es notable asimismo, la infrecuencia de divorcios entre los irla deses
e italianos, por la facilidad de expresar sus emociones.
355 Kertesz, Roberto e Induni, Guillermo. Manual de Análisis Transaccional. Editor Canantal. Argentina,
1977, p. 63.
356 Cfr. Ibidem., p. 66.
357 Stanley, Frank, op. cit., p. 109.
No así el anglosajón silencioso, digno, áspero, cree que esquivar
conflictos verbales o físicos entre esposos promueve la paz y dicha,358 y
es entre los alemanes, ingleses y norteamericanos, donde se reporta un
alto índice de mujeres golpeadas.
Esto se explica debido a que, cuando un individuo tiene una gran
energía pasiva acumulada, porque estuvo mucho tiempo contro¬lado, o
por circunstancias externas, es una bomba de tiempo que puede
inesperadamente hacer que tenga una explosión de esa ener¬gía por
medio de actos violentos. A veces esa energía fluye por ca¬nales no
controlables totalmente por la voluntad, como podrían ser los tics, rituales
compulsivos o pensamientos obsesivos.359
En público, el victimizador se muestra pacífico, debido a que hasta el
hombre más violento, en ciertos lugares se muestra tran¬quilo. Es común
que la imagen del golpeador de su mujer, sea contrastante fuera del
hogar.
Los chinos y los iraníes que golpean a sus esposas poseen tres
actitudes en común:
1. Piensan que su conducta es aceptable o justificada.
2. No se callan lo que hacen, es más, forma parte de rituales.
3. No se sienten culpables o avergonzados.
Estas actitudes parecen ser comunes también en varones de
América.360
La mayoría de los hombres que golpean a sus mujeres no las dejan
usar métodos de control natal, y 60% de esas mujeres fueron preñadas
antes del matrimonio, por lo que no fue muy libre su elección de
casamiento.361
Roure, Rouse y Ollier, estudian 62 casos de mujeres golpeadas en
Niza durante 1978-1979, internadas en el Hospital Pasteur; sus
descubrimientos respecto al agresor son los siguientes:
Su edad es calculable en 5 años sobre la víctima; se trata 47 veces
del esposo o ex-esposo, 9 veces del concubino, 6 veces del amante, y
una vez el novio; agredió él solo en 59 casos y en 3 con "la ayuda de un
pariente"; empleó un solo medio en 32 ocasiones, y en 30 con medios
asociados; el arma empleada preferentemente son los puños (55 veces),
los pies en 15 ocasiones; solamente en dos ocasiones se asoció la
golpiza al acto sexual; las lesiones son princi-
558 Ibidem.
559 Kertesz, Roberto e Induni, Guillermo, op. cu., p. 45,
560 Davidson, Terry. Conjugal Crime. Understanding and Changing the Wifebeating
Pattern. Ballatine Books. Nueva York, 1978, p. 25. *'
361 Ibid., p. 31.
pálmente en la cara, en 44 casos, en los miembros superiores 55 casos, y
en los glúteos en 38 casos.862
Las características de los victimarios en México, las consignare¬mos
en el penúltimo apartado de este capítulo.
XV.5. LA VÍCTIMA
La víctima de malos tratos es por lo general una mujer con baja
autoestima, inmadura, insegura de sí misma, que busca en la pareja una
autoridad a veces semipaterna. Se trata de personas con una actitud
infantil y tolerante, que rápidamente perdonan e inician un nuevo juego en
su relación. Son torpes para enfrentar sus problemas y fricciones
personales, cargando en forma tácita o expresa con las culpas de
cualquier discusión conyugal; se comportan como víctimas "natas",
poniéndose en el blanco del agresor para después vivir ex¬plotando su
papel de víctimas.
Son mujeres que consciente o inconscientemente quieren ser
agredidas por su compañero, y aceptan la aparente "lección" pasiva-
mente.
Al verse golpeadas y avergonzadas, justifican virtualmente a su
pareja, incriminándose fallas que por lo general son ficticias o exa-
geradas.
La victimización de la mujer basada en el sexo, como se afirmó en el
VII Congreso de la ONU (Milán, 1985), constituye un proble¬ma sin
fronteras. Las hoy víctimas son, desde analfabetas hasta doc¬toras en
Sociología y otras especialidades, desde féminas de países
tercermundistas hasta mujeres de potencias civilizadas como Alema¬nia,
país que arroja quizá una de las cifras más alarmantes.
Las mujeres que permiten agresiones físicas sobre sus personas
poseen, por regla general, como hemos mencionado, una noción muy
baja de autoestima, son mujeres que aceptan desde el inicio de sus
relaciones una posición desigual e inferior a la de su pareja.
Según investigaciones de campo realizadas en el extranjero, la edad
promedio de mujeres golpeadas fluctúa entre 30 y 44 años. En su
mayoría con hijos, sin profesión, con varios años de casadas.
Como veremos en el apartado XV.8., en México, con excepción de la
edad que es de 26 a 29 años, se coincide en los demás rasgos.
Las agresiones que reciben las mujeres ocurren por lo general los
fines de semana, o en discusiones a altas horas de la noche, por
362 Roure, M. C., Roure, L. y Ollier, A. Les Femmes Battues par leur Partenain. III Sym-posium.
Alemania, 1979.
lo que se ven desprotegidas, ya que las agencias de policía están
cerradas. Y si salen a pedir ayuda pueden ser agredidas fuera de su
hogar, así que regresan y no saben qué hacer.
Por eso debe haber servicios de emergencia para ayudarlas, con
personal que reciba un entrenamiento especial, ya que se va a meter en
asuntos del castillo familiar.
Uno de los problemas básicos que existen con un padre golpea¬dor
de la madre, es que se asimilan por los hijos los roles que reviven en el
hogar, el niño que golpeará y la niña que soportará, aun cuan¬do los hijos
perciban que ambos roles son denigrantes.

Para concluir este apartado, veamos un dato que fue alarmante. El


Bureau Federal de Investigaciones de los Estados Unidos, según un
estudio publicado en 1978, estimó que aproximadamente en el 50% de
mujeres muertas, el homicidio ha sido perpetrado por un varón con el que
ella había entablado relaciones.363
Las características de la víctima en México, las consignaremos en el
apartado 8 de este capítulo.
XV.6. LA DINÁMICA VICTIMIZADORA
Lo primero que debemos analizar es la naturaleza de las
provo¬caciones, qué genera que sea golpeada la mujer.
Es una gama multidimensional de percepciones, ya que el mis¬mo
estímulo frente al mismo sujeto puede originar respuestas diame-
tralmente opuestas, dependiendo del estado psíquico en que se
encuentre.
La provocación en ocasiones sólo existe en la mente del que la
recibe. Es interesante, por ejemplo, analizar la sufrida por el hombre
golpeador.
Su precario y vulnerable sentimiento de autoestima lo conduce a
reacciones violentas frente a "provocaciones" insignificantes o
ima¬ginarias.
Son raros los casos de provocaciones dolosas por parte de la mujer
golpeada, éstas las menos, forman parte de anomalías maso-quistas que
requieren un tratamiento psiquiátrico, y no sólo asisten¬cia
sociopsicológica.
En Estados Unidos, según las investigaciones realizadas, no son los
problemas de sado-masoquismo los principales factores de la existencia
de mujeres golpeadas.
365 Walker E. Leonore, op. cit., pp. 143-144.
En la dinámica victimizadora tiene un papel decisivo el apreí dizaje
de patrones parentales negativos, que delinean el comport miento de!
niño, por lo general de los 2 a 8 años de vida.
Los mandatos parentales se reciben a través de actos cotidiano no
necesariamente por medio de palabras, esos son los mándate simbólicos,
quizá de los más aprensibles por el receptor, ya que posee una energía
especial.
El varón que observó una actitud de desprecio por parte de s figura
paterna a todo lo que fuese femenino (a sus hermanas, tía esposa, etc.),
será muy difícil que tenga una actitud positiva y altrui ta frente a las
mujeres que le rodean.
A pesar de tener inteligencia para intuir que ese mandato ei negativo,
se vitaliza y se desprecia lo femenino.
Es muy útil revisar en el caso concreto los mensajes parentale para
entender en forma adecuada las percepciones tanto de \í provocaciones
como de los argumentos que conducen al varón golpear y a la mujer a
"tolerar " dicha victimización.
Cuando la pareja conscientemente observa que no hace sin seguir
un argumento de vida, y que no es el óptimo, puede trabajars por intentar
el cambio de mandatos que traduzcan mensajes me adecuados a los
hijos.
XV. 7. ETAPAS DE AGRESIÓN
Según estudios realizados por Walker,364 la dinámica victimizador
en el síndrome de la mujer golpeada pasa por varias etapas, qu
conforman un verdadero círculo en el comportamiento del agreso mismo
que se encuentra distribuido en períodos más o menos pr< cisos. Son tres
etapas las que podemos distinguir: la primera, que e construcción de la
tensión; explosión del incidente agresivo la segur da; y un período
amoroso, de calma, la tercera.
Primera etapa: Se puede instrumentar a la víctima por medio d
técnicas, con las cuales la mujer prevea cuando sobreviene el incider te
agresivo.
En esta etapa regularmente la mujer deja que el futuro agreso sepa
que ella acepta los abusos en su contra como legítimos. Eli debería de
prevenir que los enojos del agresor escalarán y que s respondiera con
éxito no sobrevendría el incidente, pero resulta qu< frecuentemente la
mujer acepta la agresión futura, ya sea física < psicológica, y la justifica.
364 Walker E., Leonore, op. cit., pp. 144-151.
Es común que en esta etapa la mujer niegue los acontecimien¬tos
que está viviendo e incluso el terror de la inevitable segunda etapa. No
quiere ayuda, ya que piensa que puede controlar la situa¬ción y evitar la
agresión que espera. La actitud pasiva y de aceptación que la mujer
presenta, sirve de reforzamiento al agresor sobre su "derecho a disciplinar
a su manera a su mujer". Él sabe que su con¬ducta es inapropiada y aun
si no lo reconoce se torna muy opresivo y brutal frente a ella, ya que
percibe que puede llegar a tal grado el enojo de la mujer que se atreva a
abandonarlo. Busca mantenerla cautiva.
Es frecuente que en una sociedad sexista como en la que vivi¬mos,
la mayoría de las mujeres experimenten agresiones menores de este
estilo.
La diferencia esencial entre esta mayoría y la mujer maltratada, es
que esta última ha aprendido que es inferior y pobre para prevenir el resto
del círculo. Entre más haya avanzado la escalada de tensión, más difícil
se hace para la mujer el aplicar técnicas para prevenir la etapa de la
agresión.
El varón empieza a incrementar su espíritu posesivo, su acti¬tud
sofocante y brutal. Se vuelven más frecuentes las humillaciones
psicológicas.
Las peleas se tornan más frecuentes y largas. La mujer se torna
incapaz de restaurar el equilibrio. Está indefensa frente a la agresión y es
psicológicamente torturada, manejada y oprimida. Él espera una respuesta
de enojo y, al no haberla, siente que posee su consenti¬miento para
agredirla.
Segunda etapa: En ésta el agresor adopta un comportamiento que
queda fuera de control.
En la primera etapa su conducta es regular y se puede medir como
sobreviene, pero en la segunda empiezan los acontecimientos
inesperadamente, por motivos injustificados, frecuentemente después del
hecho, él desconoce qué es lo que le ha sucedido, la rabia del agresor es tal
que ciega su comportamiento.
Frecuentemente el varón comienza tratando de dar una lección a su
mujer, no queriéndola agredir particularmente en algún sentido. Detiene su
contienda física cuando piensa que ella ya ha aprendido su lección. Para
ese momento ella ya ha recibido algún abuso físico.
El móvil dentro de la segunda etapa es rara vez una conducta de la
mujer; cuando está muy cercana la explosión, la víctima ya no puede
controlar la ansiedad y terror, ella sabe que después de ésta sobreviene una
etapa de calma y amor, así que prefiere que pase lo más rápido la segunda
etapa, llegando incluso a provocarlo.
Sucede que si la mujer tiene algún plan especial para el fin de
semana, como ir a casa de su madre, deliberadamente lo provoca el
viernes, para que él placenteramente la lleve y pase el fin de semana
agradable. Esto demuestra la aparición de actitudes masoquistas.
La segunda fase es muy breve, usualmente dura entre 2 y 24 horas.
En este período de duración el golpeador no puede parar, incluso viendo
que la mujer ya está severamente herida.
Tercera etapa: Ésta se caracteriza porque el agresor se da cuenta de
que ha llegado muy lejos y trata de enmendar su falta frente a su víctima.
Es una etapa de absoluta calma, él le obsequia a ella regalos, le
hace promesas de que eso no volverá a repetirse nunca.
Su conducta es descrita como la conducta típica de un niño pequeño,
que llora después de su travesura implorando que le per¬donen. En esta
etapa es cuando el varón entabla sus relaciones amorosas, la mujer vive
su sueño maravilloso de qué increíble es su esposo con ella.
Sueña con lo bello que es el amor y esto es un reforzamiento para
mantener esa relación. En esta etapa posee todo cuanto ella ha deseado
en un hombre. Se ha vuelto el agresor fuerte, dependiente y un
extraordinario amante. El lugar que ella ocupa en esta etapa es el que ella
siempre ha deseado, esto la hace convertirse en cómplice de su propia
agresión.
Estas mujeres se muestran plenamente convencidas de que ya
quieren dejar de ser víctimas de esas agresiones, hasta que éstas han
comenzado de nuevo.
Es tal la simbiosis que existe en estas parejas, que las mujeres
golpeadas se niegan a abandonar al varón para que no se sienta solo,
decepcionado, hasta que él encuentre otra mujer.
XV.8. LA SITUACIÓN EN MÉXICO
XV.8.1. La investigación
A la fecha hay un sinnúmero de investigaciones empíricas que se
han realizado en México en torno a este tema, en este capítulo nos
referiremos a la primera de ellas, por el valor que tuvo a nivel
victimológico, la cual ha servido de base para las subsecuentes. A este
respecto consideramos de interés para los investigadores revisar la
primera encuesta de victimización sobre violencia intrafamiliar, que
realizó en el año 1999 el INEGI en el Distrito Federal.365
El Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría Gene¬ral de
Justicia del Distrito Federal, atinadamente dirigido por el Dr. Roberto
Tocaven García, realizó una investigación para conocer la dimensión y
características del problema de maltrato físico a mu¬jeres en el seno del
hogar.
Esta investigación se efectuó con nuestra asesoría y bajo la
di¬rección del M. C. Alvaro Martínez González, participando en ella las
trabajadoras sociales María Esther Solano Radilla y Elsa Delgadillo
Aguirre.
Se trató de 502 casos de mujeres que se presentaron a formular
denuncia o queja, en cualquiera de las agencias de los cuatro sec¬tores
del Ministerio Público, en el período mayo-noviembre de 1986.
Al recibir el Ministerio Público o el Juez Calificador un caso de
lesiones, amenazas o maltrato a una mujer por parte de su pareja, o de
un hombre con el que existiese vínculo, se avisó a Trabajo Social,
quienes acudían a aplicar un cuestionario.
Se eligieron los 502 casos que tenían información completa y se
procesaron en la computadora de la Procuraduría; los principales
resultados los consignamos a continuación.
XV.8.2. Las lesiones
Se concentró la investigación en el maltrato físico a la mujer por
parte de su pareja, en casos llevados ante las autoridades.
Por lo tanto, el primer paso era estudiar las lesiones producidas,
teniendo 333 casos con fe médica de lesiones y 169 sin este documento.
Del total de casos (502), las lesiones son leves en un 56.57%, pero si
consideramos tan solo aquellas que pasaron a Ministerio Pú¬blico, y por
lo tanto tienen fe de lesiones (excluyendo los casos presentados ante
Juez Calificador y aquellos en que no hay huella física de daño), resulta
que el 83.16% de las víctimas recibió lesiones leves o simples golpes.
Lo anterior tiene peculiar importancia criminológica, pues de¬nota
que el agresor no tiene animus necandi ni animus laedendi, es decir, no
lleva la intención de matar y ni siquiera de lesionar.
Esta aseveración se ve confirmada al estudiar los medios
mate¬riales de agresión, que son en 96.62% las manos, o sea que no hay
565 INEGI. Violencia Intrafamiliar. Encuesta. Documento Metodológico y Resultados. México, 1999.
la utilización de armas, ni medios idóneos para producir lesiones o
muerte.
Aunque esto no fue tabulado, la mayoría de los golpes son en la
cara, cabeza y brazos (reacción de defensa).
Lo anterior nos lleva a suponer que la intención no es realmen¬te
lastimar, lesionar, dañar o matar, sino imponer dominio, demos¬trar
superioridad, establecer una relación de poder, en la que el hombre sea
captado como predominante y la mujer quede subyugada.
Desde luego que, para poder explicar esto, tendríamos que uti¬lizar
la psicología profunda, y bajar a las profundidades del inconscien¬te, ya
que no puede considerarse que, en la mayoría de los casos, la agresión
sea consciente, premeditada o planeada con anticipación.
Se busca entonces una situación de poder, que llega a los
extre¬mos de amo-esclavo, de íncubo-súcubo.
XV.8.3. La víctima
Las características fundamentales de la víctima son las siguientes:
Edad: la mitad de la muestra está en la tercera década de la vida; en
comparación con la población del país, son mujeres con edad superior a
la media.
Estado Civil: una de cada 4 víctimas está unida en concubinato, tres
de cuatro están casadas.
Origen: la mayoría (68.53%) son originarias del Distrito Federal.
Hijos: la gran mayoría (92.43%) tienen hijos, la frecuencia mayor la
encontramos en el intervalo de 1 a 3 hijos (69.12%).
Escolaridad: el 22.12% tiene menos de primaria; el 26.30% ter¬minó
la primaria, si agregamos las que no terminaron secundaria tenemos que
la mitad de las víctimas no tiene grado superior al de primaria.
Ocupación: la mayoría (61.15%) están dedicadas a labores
do¬mésticas en su hogar.
Hay correlación entre la escolaridad y la ocupación de la vícti¬ma. A
menor preparación académica, mayor dedicación al hogar. Así, el 75% de
las analfabetas es ama de casa, frente al 30% de las profesionales.
La ocupación incide en la frecuencia de riña; así, las mujeres
dedicadas al hogar riñen con mayor frecuencia (diariamente el 41.69%)
que las profesionales (19.23%).
Proporcionalmente, las amas de casa denuncian menos que los
otros grupos.
De las personas que discuten por los hijos, el 83.38% son amas de
casa; las profesionales discuten menos por dinero (26.92%) que las
técnicas y obreras (66.67% y 61.11%).
Imposible saber si las mujeres más jóvenes son menos victimizadas
o acuden menos a las autoridades; si comparamos con investigaciones
extranjeras (básicamente europeas y norteamericanas), veremos que la
mayor frecuencia la encontramos en mujeres de 30-33 años (lo que
coincidiría con nuestra apreciación, ya que la pirámide de edades es
diferente). Es decir que la mayor victimización es en mujeres maduras.
El hecho de que la casi totalidad del universo estudiado esté unido
en matrimonio o concubinato, nos autoriza a suponer que puede aplicarse
la teoría de la oportunidad, en el sentido de que se abusa de quien está
ligada de alguna forma, lo que además parece "legitimar" la conducta del
agresor.
La presencia casi constante de hijos no refuerza la idea de la
existencia de una "liga" como presupuesto de la victimización.
Parece contradictorio, pero la presencia de los hijos no impide la
victimización, por el contrario, parece favorecerla.
Aunque la escolaridad es similar a la de la. población general, sí se
convierte en un factor victimógeno de forma indirecta, por la correlación
descubierta entre escolaridad y ocupación.
Encontrar una mayoría de amas de casa nos confirma la utilidad de
las teorías de oportunidad, ya que la mujer, al estar atada al hogar, está
"a la mano" para la agresión.
Esto explica también que las amas de casa riñan con mayor
fre¬cuencia que aquellas que trabajan, pues están en el hogar mayor
tiempo.
También se explica que las amas de casa denuncian menos y
discuten por los hijos y el dinero, su falta de autonomía y de
auto¬suficiencia les produce un temor a quedarse solas, sin el sostén que
puede presentar la pareja.
Es necesario, sin embargo, señalar dos fenómenos: el primero, casi
todas las mujeres que trabajan son también amas de casa; el segundo, el
maltrato no se debe tan sólo a escolaridad y ocupación, pues
encontramos toda la gama y todos los niveles.
XV.8.4. El victimario
En cuanto al agresor, sus características son:
Edad: El 40% está en los fines de la tercera década y principios de la
cuarta (26-33 años), lo que implica promedio superior a la media nacional.
Escolaridad: 50.60% tiene un grado inferior a secundaria.
Ocupación: Entre empleados, choferes y artesanos, se encuentra el
70% de la muestra.
Salud: Una de cada 3 víctimas capta que su pareja padece algún tipo
de enfermedad, la mitad de tipo físico y la otra mental.
La ocupación tiene influencia en el alcoholismo (y éste en el golpeo,
como veremos). Los desempleados beben casi el doble que los
profesionales.
También tiene que ver con los motivos de discusión, los
desem¬pleados discuten más por dinero y por relaciones sexuales que
los otros grupos; en cuanto a la frecuencia de golpeo, los desempleados
riñen diariamente, el doble de los profesionales.
La edad puede tener importancia en cuanto a la frecuencia del
maltrato, los jóvenes golpean menos, pero cuando lo hacen es más
seguido.
La idea de que el golpeo puede ser un problema de inmadurez del
agresor debe ser descartada, se trata de hombres maduros.
Tampoco puede plantearse como falta de educación o cultura, pues
encontramos, al igual que en las víctimas, toda la escala escolar y
profesional.
Al grupo de desempleados, que tiene un perfil diferente, puede
aplicarse también la teoría de la oportunidad, pues tienen contacto mayor
tiempo con la víctima. Además, desde luego, de una mayor conflictiva
personal, que se refleja en el alcoholismo frecuente y la agresión.
Pensamos que el agresor es un sujeto "normal" (fenómeno simi¬lar
al de los padres golpeadores de sus hijos), el único dato patoló¬gico es el
alto índice de alcoholismo. No sabemos hasta dónde la declaración de las
víctimas de que su pareja está "enfermo", pueda ser un intento de
justificar el hecho y restar culpabilidad al compañero.
XV.8.5. Comparación entre víctima y victimario
De los perfiles delineados en los apartados anteriores, podemos
hacer las siguientes apreciaciones respecto a la pareja involucrada en la
relación de maltrato:
La edad del autor es superior a la de la víctima, la mayor fre¬cuencia
del primero está en 30-33 años, en tanto que la segunda está en 26-29
años.
La escolaridad del hombre es superior a la de la mujer; hay
diferencias cualitativas importantes, pues la mujer tiende a estudiar
"comercio", más que secundaria o preparatoria.
En la ocupación hay diferencias sustanciales, ya que la mayoría de
las mujeres están dedicadas (podríamos decir "únicamente") al hogar
(61.15%). Entre las mujeres no hay "desempleadas" y se en¬cuentran
ocupaciones típicamente "femeninas" (secretaria, sirvienta). Entre los
hombres hay mayor diversificación de empleos, más profe¬sionales y
desempleados, y ocupaciones "masculinas" (chofer).
Deducimos aquí una superioridad del hombre. Es mayor en edad,
tiene más estudios, mayores ingresos, más trabajo y mayor
independencia.
Sin embargo hay una inferioridad subyacente, pues a pesar de su
ventaja real sobre la mujer, necesita el uso de la fuerza física (en la cual
es también superior), para mantener su supremacía.
XV.8.6. El hecho
Además de las características de las lesiones, es importante
destacar las siguientes peculiaridades del hecho:
Las horas más frecuentes del maltrato son las nocturnas; si
consideramos el horario de 19:00 a 6:00 hrs., representa el 73% de los
casos, en tanto que en la mañana 7:00 a 12:00 hrs. sólo se da
el 10%.
En cuanto al día de la victimización, la mitad de las agresiones
se lleva a cabo el fin de semana.
El lugar de comisión del hecho es por lo general la propia casa,
pues alcanza el 96.81%.
Un dato importante es que, a pesar de que la agresión se co¬mete
en la casa, no se realiza en privado, sino que se efectúa en presencia de
terceros, generalmente los hijos (90.04%).
Como puede observarse el hecho sigue, en principio, las reglas de
toda victimización: las horas más victimógenas son las nocturnas, y los
días de mayor riesgo son los fines de semana.
Aunado a esto el hecho de que el lugar victimógeno sea la propia
casa, nos resulta un cuadro de proximidad y por lo tanto de oportunidad,
es claro que las agresiones se dan cuando los cónyuges están reunidos,
y más aún cuando ha transcurrido un lapso de tiem¬po suficiente para
que se desarrolle la dinámica victimal.
El dato de que la agresión no sea siempre en privado (como podría
suponerse) tiene importancia criminológica, pues nos hace ver que el
maltrato a mujeres y la violencia intrafámiliar en general, no es
simplemente un problema de oportunidad, sino que además es funcional,
es decir, tiene un objetivo claro: mantener el poder.
Al maltratar, golpear y humillar a la mujer delante de los hiji u otros
familiares (y aun extraños), se está transmitiendo un mensaj se está
demostrando quién manda, quién es el supremo, quién tier el poder.
Así, se obtiene una ganancia secundaria, que es infundir tem< y
respeto a los demás.
XV.8.7. La convivencia
Es de resaltar que una de cada tres víctimas no tiene formado s
hogar independientemente, ya que vive con la familia de ella o c su
cónyuge. Esto sin contar aquellas que tienen viviendo en su ca¡ a otros
familiares.
El asunto tiene importancia en cuanto a que las víctimas qu viven
con la familia del agresor, denuncian menos que las que hat tan en su
casa.
Una cuarta parte de las parejas üene menos de 3 años de viv juntos
y casi la mitad han convivido hasta 6 años.
Un dato importante es que la gran mayoría de las víctim; (68.93%)
fue agredida por primera vez durante el primer año d convivencia.
La probabilidad de ser agredida va descendiendo con toda el; ridad
conforme va transcurriendo el tiempo de vivir juntos; es deci hay una
escala de riesgo victimal bien determinada.
Por otra parte, a pesar de lo temprano del inicio del maltrate es
notoria la duración de la relación, lo que nos indica que las mujen
golpeadas son víctimas reincidentes (cuando no habituales).
El hecho de vivir "arrimados" (como se dice en México) con 1 familia
de él o ella, no obstaculiza el maltrato; ya vimos que la pr< sencia de
terceros hace aún más funcional la agresión.
Podría esperarse que, en los casos en que viven con la famili de ella,
la víctima se sintiera apoyada y denunciara con mayor fr< cuencia; sin
embargo no es así, el contexto cultural aparece, la tn dición indica que
ese es un problema privado, que no se pued intervenir.
Sin embargo, cuando viven con la familia del agresor, segú parece
éste sí se ve apoyado, pues las víctimas denuncian con menc frecuencia.
Todo lo anterior nos indica lo sola que se encuentra la muje ante el
problema de la violencia intrafámiliar y la relación simbiótic que se forma
entre golpeador y golpeada, pues a pesar de lo tempra-
no del maltrato, se persiste en vivir juntos, en el temor constante, sin
atreverse a huir o a denunciar.
XV.8.8. La dinámica
De los diversos reactivos puede desprenderse cuál es la dinámica
más común en el maltrato físico a mujeres.
Se principia por lo general por el disgusto, los naturales enojos en la
vida cotidiana, por causas en ocasiones validadas; el 94.22% de las
víctimas se "enojan" frecuentemente con su pareja.
Del enojo se pasa a la discusión (el 92.82% discute con frecuen¬cia),
por razones diversas, entre las que destacan las económicas, ya que casi
la mitad de las discusiones son por cuestión de dinero.
De la discusión se pasa a la riña, con agresiones verbales, insul¬tos,
palabras ofensivas, que se van generalizando hasta hacerse coti¬dianas
en el 41.64% de los casos.
Finalmente se llega a la agresión física, con gran facilidad, pues el
84.26% de las disputas verbales terminan en golpes.
Llaman la atención los motivos de riña (y por lo tanto de agre¬sión) ,
y la prioridad de la cuestión económica, ¿hasta dónde se trata de simples
pretextos para imponer la superioridad?, ¿hasta qué punto la víctima
provoca al agresor con reclamos, exigencias y protestas? Entre las
causas varias de discusión encontramos "insignifi¬cancias", "malos
tratos", "incompatibilidad", "desobediencia", "aseo del hogar", etcétera.
XV.8.9. La denuncia
Como hemos visto en el primer punto, en la tercera parte de los
casos estudiados en ese entonces, no hay denuncia propiamente dicha,
sino tan sólo presencia ante el juez calificador.
Al investigarse si la víctima había ya denunciado al agresor en
ocasión anterior, nos llevamos la sorpresa de que una de cada dos
mujeres había recurrido ya a las autoridades.
Sin embargo, de los casos estudiados ya ante las autoridades, el
13.15% de las víctimas no se atreven a formular denuncia formal.
Muy interesante es conocer el por qué las víctimas no se habían
atrevido a denunciar a su victimario, o a presentarse ante las
auto¬ridades, a pesar de las continuas agresiones y humillaciones.
El temor al agresor, las amenazas de males mayores, el miedo, en
una palabra, es la causa primordial que comprende el 66.74% de los
casos.
Los hijos, el amor, la indecisión, la sumisión y la ignorancia, so
causas fundamentales dentro de los impedimentos para denuncia
A veces los motivos parecen banales, pero es difícil saber 1 verdad
dentro de la compleja dinámica humana.
Otro dato de interés es que más de la mitad de las victimé (58.56%)
saben que el maltrato físico es causal de divorcio, si embargo no se
atreven a la separación legal, quizá por razones mu similares a las
expuestas para no denunciar.
Sabemos que la víctima es el más importante agente informal d
control del delito: si la víctima no denuncia, difícilmente el aparat de
justicia se pone en movimiento.
La mitad de las víctimas había ya denunciado, sin embargo, 1
situación continuó igual, esto nos lleva a tres reflexiones: la primer es que
la justicia parece ser inoperante, no ha logrado dar una s< lución correcta
al problema, tomando en cuenta el alto índice d "reincidencia" (o no se
trata entonces de un problema jurídico, ; menos de orden penal, hay que
buscar otras vías de solución).
La segunda, que refuerza la primera, es que la denuncia n parece
tener efecto intimidante en el autor del hecho, que va repetir su conducta.
La tercera es que aún después de la primera denuncia, la muje se
dejó convencer (o siempre estuvo convencida) de volver con 1 pareja, con
una vana ilusión de que mejorarían las cosas.
La idea de que se trata de una relación simbiótica, se ve cor firmada
por lo anterior y reforzada por el hecho de que la mitad d las mujeres
están conscientes de que pueden recurrir al divorcio, sil embargo no lo
hacen.
XV.8.10. Alcoholismo
Finalmente, deseamos recalcar el factor preponderante en € maltrato
conyugal: el alcoholismo.
La ingestión de bebidas alcohólicas fue el factor indubitable ei el
desarrollo de la violencia intrafamiliar.
Dos de cada tres agresores suelen llegar tomados a su casa, uno de
cada dos sujetos que llega tomado, golpea a su compañera
La aparición de drogas es mínima (1.39%), aunque combinad: con
alcohol da el 6.57%, si unimos las cifras veremos que el alcohc interviene
en el 63.95% de los casos de maltrato físico conyugal.
Los sujetos que toman, riñen con mayor frecuencia que los qui no lo
hacen; así, de los sujetos que riñen a diario, los que tienei problema
alcohólico lo hacen el doble que los que no lo tienen.
La correlación tan alta (0.89%) entre alcoholismo y maltrato físico, se
puede demostrar con el siguiente dato: de los sujetos que golpean a su
compañera cuando llegan tomados (57.38% del total), el 88.15% pueden
considerarse alcohólicos habituales, y de los tomadores consuetudinarios,
el 79.56% golpea a sus mujeres.
El día de la semana se correlaciona con el alcoholismo: es sa¬bido
que la ingestión de bebidas embriagantes es mayor los fines de semana;
señalamos ya que el golpeo de mujeres es más común los fines de
semana; cruzando las dos variables encontramos que, de los alcohólicos,
la mitad golpea los fines de semana, y de las víctimas agredidas en
viernes, sábado y domingo, el 69% lo fue por la pareja que es alcohólico
habitual.
Es sabido que el alcoholismo es un factor criminógeno y victimógeno;
el 45.66% de los homicidas habían ingerido bebidas alcohólicas el día de
los hechos, el 40% de los atropellamientos automovilísticos registraron
víctimas en estado alcohólico, en el 66% de las muertes surgidas por
manejo de vehículos, se encontró uso inmoderado de alcohol, al igual que
el 36% de todos los accidentes
de tránsito.
El fenómeno en estudio no podía ser excepción, la ingestión de
bebidas alcohólicas es un factor determinante en la violencia intra-
familiar.
XV.9. ACCIONES REALIZADAS CON ÉXITO
XV.9.1. Ámbito internacional
Es importante referir que, como ya es de todos conocido, el
fenómeno no es privativo de nuestro país, sino que tiene presencia en
todas las sociedades, tanto rurales como urbanas; ello explica su reciente
arribo a las agendas internacionales y nacionales, las cuales han ido
creciendo al paso del tiempo.
A continuación mencionaremos algunas de las acciones más
recientes, realizadas en diversas partes del mundo, encaminadas al
reconocimiento, a la igualdad de género, al tratamiento en general de la
violencia a la mujer y la familia, tales como:
El grupo de expertos del cual fuimos parte por mandato de las
Naciones Unidas, trabajó casi dos años (1997-1998) para crear otro
manual práctico diseñado para personal de justicia criminal, que contiene
una serie de prácticas exitosas que serán de gran utilidad
para todos. Este manual se encuentra disponible sólo en inglés y francés.
En el Décimo Congreso Internacional de las Naciones Unidas sobre
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebra¬do en Viena
en abril de 2000, así como en reuniones regionales, se mencionó a la
violencia intrafamiliar como un asunto de grandes dimensiones y
preocupación.
Los países miembros de América Latina, analizaron el fenóme¬no
dentro de los temas: sistema de justicia penal y prevención del delito,
donde se estableció que deben tener consideración las pers¬pectivas de
género, en todas las esferas de la justicia penal y en la promoción de
valores sociales y culturales.
En África, se trató dentro de la prevención del delito,
recomendán¬dose medidas para prevenir la discriminación de las
minorías.
En Asia y Pacífico, se desarrolló entre los planteamientos para
mejorar la calidad de vida y el respeto a los derechos humanos.
En Asia Occidental, se abordó en los temas de la educación, pobreza
y aumento de la delincuencia juvenil.
Son numerosas las instancias, dentro de la Organización de las
Naciones Unidas, que se dedican al desarrollo de planes concretos para
que los países prevengan, sancionen y eliminen este problema, entre
ellos, organismos intergubernamentales y regionales; también otros
organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, la Fundación Ford, el British Council, entre muchos más, los
cuales tienen documentos muy valiosos para ilustrar su preocupación y
apoyo a las acciones de lucha contra esta terrible forma de violación a los
derechos humanos.
Adicionalmente se celebró en el 2000, en Nueva York, la reu¬nión
"Pekín + 5", en donde se evaluaron las acciones y compromisos que
todos adquirieron en la Conferencia Mundial de la Mujer. Y en 2001, se
celebró en Chipre una Cumbre de Violencia contra la Mujer, para
conjuntar los esfuerzos de todos en una sola línea de acción.
XV.9.2. En México
En el esfuerzo que se ha realizado en este tema, debe señalarse el
desempeñado por organizaciones civiles y movimientos sociales, que ven
en todo lo antes mencionado el fruto de su trabajo de más de veinte años.
Uno de esos trabajos pioneros fue el que realizó la Sociedad
Mexicana de Criminología que, desde el Programa "Mujer y Violen-
cia en México", copatrocinado por el PUNA de la ONU (1994-96), efectuó
lo siguiente:
La instalación en 1995, en la Cámara de Diputados Federal, de una
mesa de diálogo para establecer las bases técnicas para la elabo¬ración
de una ley de prevención de la violencia intrafamiliar, en la cual
intervinieron diversas organizaciones civiles e instituciones; tra¬bajo que
sirvió de base para la elaboración de distintas leyes ahora vigentes en los
estados de la República; el desarrollo de una inves¬tigación que consistió
en efectuar el Primer Diagnóstico Nacional de las Instituciones
Gubernamentales de la Sociedad Civil dedicadas a la Atención y
Prevención de la Violencia Doméstica; la publicación en 1997 del Primer
Directorio Nacional de "Mujeres y Violencia Do¬méstica en México" 366
de la investigación efectuada; la celebra¬ción del Primer Congreso
Internacional de Violencia Intrafamiliar, celebrado en Jalisco en 1997; así
como la traducción y publicación de un manual: Estrategias para luchar
contra la violencia doméstica: un manual de recursos, documento básico
para la capacitación de recursos humanos que atiendan a las víctimas de
estos delitos.367
Los esfuerzos que hasta el momento se han realizado en nuestro
país, por parte de los distintos organismos, instituciones y
persona¬lidades del ámbito jurídico nacional, expertos en la investigación
y políticas que se han centrado en construir una nueva visión para
enfrentar esta problemática que se vive en México.
Las cámaras han aprobado distintas leyes, desde la de Violencia
para el Distrito Federal, hasta varias de diversas entidades federativa,
cuyos resultados en la práctica aún están por evaluarse.
El gobierno de México ha desplegado un conjunto de acciones para
garantizar en el país la protección de los derechos fundamen¬tales de las
mujeres y las niñas, en esto han tratado de involucrar la participación de
los tres niveles de gobierno (Federación, Estados y Municipios).
El 12 de noviembre de 1998, la Delegación Permanente de México
ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) en¬tregó los
instrumentos de ratificación de la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, o Convención
de Belém Do Para, a la Secretaría Permanente de dicha organización, y
la Convención entró en vigor el 12 de diciembre de ese mismo año. El
Decreto de Promulgación de la Convención fue publi¬cado en el Diario
Oficial de la Federación, el 19 de enero de 1999.
366 ONU, Directorio Nacional Mujeres y Violencia Doméstica en México. PNUD. Sociedad Mexicana de
Criminología y DIF. México, 1997. 967 ONU, op. cit. (Kstrtittgias).
El Gobierno Federal Mexicano, desde la Secretaría de Goberna ción
a través de "Comisión Nacional de la Mujer", creó en 1999 e Programa
Nacional Contra la Violencia Intrafamiliar (PRONAVI), qu< concluyó con la
entrega de los resultados del período 1999-2000, e cual describiremos
brevemente a continuación:
El Programa Nacional Contra la Violencia Intrafamiliar 1999 2000,
tuvo su fundamento legal principalmente en el artículo 4 constitucional,
que establece la igualdad de hombres y mujeres, e derecho de los niños y
las niñas a ser protegidos y la obligación d< brindar protección a la
familia.
El PRONAVI tuvo como prioridad combatir la violencia intra familiar,
previniendo y sancionando mediante respuestas integrales en caminadas
a superar los modos de autoritarismo, a instaurar valore: de respeto a la
dignidad de las personas y de convivencia pacífica
Para ello PRONAVI tuvo como objetivo instituir un sisteme integral,
interdisciplinario, interinstitucional y concertado que inclu ya sistemas de:
- Detección de los casos de violencia intrafamiliar.
- Atención de las personas involucradas en relaciones de violen cia
dentro de la familia.
- Prevención de la violencia intrafamiliar.
- Sistema de evaluación e información.
- Marco jurídico.
- Comunicación y enlace interinstitucional.
- Coordinación para la promoción de las medidas en el marco del
federalismo.
Mencionamos también que las instancias que participaron en
PRONAVI fueron, básicamente:
Secretaría de Gobernación, Coordinación General de la Comi¬sión
Nacional de la Mujer, Procuraduría General de la República, Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, Secretaría de
Relaciones Exteriores, Secretaría de Salud, Secretaría de Educa¬ción
Pública, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informá¬tica,
Consejo Nacional de la Población, Instituto Nacional de la Senectud, y un
grupo de consejeras, quienes nos reuníamos a diseñar la parte
estratégica y aprobábamos las acciones a seguir.
Otra de las acciones que vale la pena recalcar fue el esfuerzo que
emprendió la Secretaría de Salud para la elaboración de la Norma Oficial
Mexicana 190-SSA1-1999, Prestación de Servicios de Salud, Criterios
para la Atención Médica de la Violencia Familiar, que fue un producto del
trabajo de más de 73 expertos de diversos sectores
tanto del gobierno como de la sociedad civil, que actualmente se
encuentra en vigor, la cual fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 20 de octubre de 1999. El Comité Consultivo de Nor-
malización de Regulación y Fomento Sanitario la aprobó el 14 de febrero
de 2000. El 18 del mismo mes fueron publicadas en el Diario Oficial las
respuestas a 260 propuestas recibidas durante la consulta pública,
período que duró 60 días naturales, y finalmente la versión definitiva de la
norma se emitió el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Depende ahora de las 31 entidades federativas y del Distrito Federal
apoyar su difusión e instrumentación.
"En 1998, el gobierno de México conformó una Comisión Na¬cional
Interinstitucional para instrumentar el Plan de Acción contra la Explotación
Sexual Comercial de Menores, encabezada por el Sistema Nacional para
el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en la que participan instituciones
de los sectores público, legislativo, académi¬co y de la sociedad civil.
En 1999 fue presentado el Programa Nacional contra la Violencia
Intrafamiliar 1999-2000 (PRONAVI). La Comisión Nacional de la Mujer
actúa como Secretariado Técnico del PRONAVI y es la responsable de
dar seguimiento a las acciones y metas de este programa." 368
"ACCIONES y LOGROS
Acciones legislativas para eliminar la violencia contra las mujeres:
—» En 1993 se aprobaron reformas a la Constitución en las que se
establece la obligación del Estado de proporcionar asistencia jurídica a
las víctimas de delitos (incluyendo los de tipo sexual) y el derecho de la
víctima a recibir reparación del daño y atención médica de urgencia. En
ese mismo año, se aprobó la Eey de Asistencia y Preven¬ción de la
Violencia Intrafamiliar del Distrito Federal.
—> En 1996 fue aprobada la Ley contra la Delincuencia Organizada.
Esa ley incluye el tráfico de menores de edad y el secuestro, que son
delitos que suelen cometerse contra las niñas y las mujeres.
—» En 1996, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
auspició la elaboración de un estudio sobre las adecuaciones que
requieren las principales leyes federales y locales del país para tutelar los
derechos de las mujeres, las niñas y los niños. De este estudio surgieron
propuestas concretas de modificaciones tendientes a que en nuestras
leyes se proteja el derecho de la persona a una vida libre de violencia.
PRONAVI, op. cit (Capítulo V "La violencia contra la mujer"), p. 28.
—> El Grupo Plural Pro-Víctimas presentó una propuesta de modifi ciones
legales en materia penal y civil contra la violencia intrafamili que se
constituyó un punto de referencia para la iniciativa del dec to que reforma,
adiciona y deroga diversas disposiciones del Códi Civil para el Distrito
Federal; del Código de Procedimientos Civi para el Distrito Federal; del
Código Penal para el Distrito Federal materia de Fuero Común y para
toda la República en materia de Fue Federal; y del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Fedei suscrita por el Presidente
de la República y las legisladoras de los cir partidos políticos
representados en el Congreso de la Unión, y que i aprobada y publicada
en el Diario Oficial de la Federación del 30 diciembre de 1997. Dichas
modificaciones se elaboraron con el ot tivo de brindar protección jurídica a
las víctimas de violencia int familiar.
—> En 1998, se reformó y adicionó el Código para el Distrito Fede en
materia de Fuero Común y para toda la República en materia Fuero
Federal, así como el Código Federal de Procedimientos Pena y el Código
de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, a de tipificar la
pornografía infantil, corrupción de menores y turisi sexual.
—> Con relación a la corrupción o violencia sobre menores y persoj con
discapacidad, se incrementó la pena y se amplió el universo sujetos
activos. Asimismo, se agrava ¡a penalidad del abuso sexual
—> A partir de 1998, las legisladoras federales y locales de todos partidos
políticos se abocaron a promover la revisión y la ela-boraci de iniciativas de
reformas tendientes a tipificar la violencia familia sexual en las entidades
federativas.
—> En el presente año (2000) se aprobaron reformas a la Constituci Política
para que en los casos de delitos sexuales con menores, no obligue al careo,
y cuando la víctima lo solicite, no sea necesa enfrentarse al agresor en la
audiencia y su declaración sea tomada j separado.
Acciones implementadas por las dependencias federales en materia
violencia intrafamiliar:
—> En 1998 la Procuraduría General de la República (PGR) celebró
convenio con el DIF, con el fin de crear agencias especializadas atención a
menores; promover la capacitación a los agentes del Mi: terio Público
especializados en la atención de menores; proponei tipificación del delito de
violencia intrafamiliar así como la partid ción del DIF en el proyecto Unidades
Deportivo Recreativas.
—> En la República existe un total de 84 Agencias Especializadas delitos
intrafamiliares, asuntos familiares y de discapacitados, atenc a víctimas, así
como en asuntos del menor, mujeres, personas de tercera edad y delitos
sexuales.
—> La Secretaría de Gobernación ha emprendido dentro del PRONAVI la
creación de un modelo para la detección de la violencia intrafamiliar entre los
menores infractores.
—> En 1998 se realizó, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, la firma
de un Acuerdo de Colaboración entre el Gobierno de México y la
Organización y el Sistema de Naciones Unidas, para llevar a cabo una
Campaña Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres, las Niñas y los
Niños de México, en el marco de la conmemoración de los 50 años de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
—> La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha implementado múl¬tiples
actividades orientadas a eliminar la violencia contra las mujeres. En 1998,
organizó la Segunda Reunión de la Red Nacional contra la Vio¬lencia hacia
las Mujeres y Los Hombres, con el objetivo de vincular los lincamientos de
las distintas convenciones sobre los derechos de la mujer y el combate a la
violencia.
---> La Dirección General de Salud Reproductiva (DGSR) de la SSA, en
colaboración con el Colegio de México y la Organización Panamericana de
la Salud, ha diseñado un Programa de Prevención y Atención a la Violencia
Intrafamiliar contra la Mujer, auspiciado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), cuyo objetivo es desarro¬llar un modelo de prevención,
información y atención a víctimas de la violencia doméstica.
—> A través de la Comisión de Equidad y Género, la Cámara de Dipu¬tados
aprobó la Iniciativa de Ley en contra de la Violencia Intrafamiliar y fomentó la
aprobación de legislaciones contra la Violencia Intra¬familiar en las
entidades federativas.
—> El Consejo Nacional de Población (CONAPO), en el marco del
Programa Nacional contra la Violencia Intrafamiliar, ha establecido un
sistema de detección de los casos de violencia intrafamiliar a través del
Programa de Atención Telefónica De joven a joven.
—> En 1999, la CNDH concentró sus esfuerzos en el proyecto Contra la
Violencia y el Maltrato, con el fin de promover un mayor conocimien¬to,
respeto y protección de los derechos de las niñas y los niños mexicanos.
Respecto a las niñas y niños en situación de riesgo -inclu¬yendo la
explotación laboral y sexual-, la CNDH realiza también ac¬tividades de
formación de promotores para la defensa de los derechos de la infancia y
para la difusión y promoción de estos derechos, así como acciones de
capacitación sobre el tema.
—> A través de la Coordinación del Programa sobre Asuntos de la Mujer, el
Niño y la Familia, la CNDH propuso que en la Ley General de Salud se
contemple que son actividades básicas de Asistencia Social, entre otras, la
atención de mujeres, niñas y niños, ancianos y discapacitados víctimas de
violencia intrafamiliar y que la SSA, el DIF y la SEGOB se coordinen para la
ejecución del programa contra la violencia intra¬familiar.

—> Las 32 Procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia, qu< Sistema


DIF tiene en todo el país, cuentan con servicios especiales p la atención de
problemas derivados de la violencia intrafamiliar.
El Gobierno del Distrito Federal ha impulsado la creación de divo
instancias relacionadas con el problema de la violencia intrafamil tales como
la Dirección de Prevención de la Violencia Intrafamiliai Dirección de Atención
a Grupos Vulnerables y la Dirección Geni de Equidad y Desarrollo Social
(DGEDS). Asimismo reinstaló el C sejo para la Asistencia y Prevención de la
Violencia Familiar en el Dist Federal e integró los Consejos para la
Asistencia y Prevención d( Violencia Familiar Delegacionales. En materia de
delitos sexua la Comisión de Equidad y Género ha propuesto la instalación
de i Agencia sobre Delitos Sexuales en Iztapalapa, y el Gobierno del : trito
Federal, a través de la Dirección de Prevención de Violer Intrafamiliar, ha
dado marcha a dos servicios especializados de LOCAT Línea Mujer y Línea
Dorada, cuyo objetivo es ofrecer asistencia y ases< a las y los afectados por
este tipo de delitos.
Medidas de atención a mujeres víctimas de violencia:
En los últimos se han creado diversas instituciones especializadas ei
tratamiento a las víctimas de violencia, entre las que destacan:
—> La Procuraduría General de la República (PGR): Unidades de A ción a
la Violencia Familiar; el Centro de Atención a la Violeí Intrafamiliar (CAVÍ); el
Centro de Atención de Víctimas del De Violento (ADEVI); y el Centro de
Terapia de Apoyo de Delitos Sexuí
—» En 1993 se crea la Red de Apoyo a Mujeres Víctimas de Abuso, parte
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
—> En el Distrito Federal se formó una instancia específica de pro ción de
los derechos de las mujeres (PROMUJER) y se han ere siete unidades de
atención de violencia familiar.
—» Se crearon más Centros de Atención a la Violencia Intrafami (CAVÍ) en
los Estados de San Luis Potosí, Durango, Guerrero, Pu< y Oaxaca y, en
1994, se estableció el Programa de Atención Integral j Víctimas de Ataques
Sexuales.
—» En 1997, el entonces Departamento del Distrito Federal (D inauguró el
Albergue Temporal Alianza para las Mujeres Víctimas la Violencia
Intrafamiliar.
Estrategias de información, educación y comunicación, para la pre ción
de la violencia contra la mujer:
—> Las comisiones gubernamentales de derechos humanos de las tidades
de la República promueven, a través de cursos, talleres, s< narios y
conferencias, el conocimiento de los derechos humanos cultura de equidad
de género.

—> Desde 1995 se distribuye un tríptico de tiraje masivo, elaborado por al


CNDH, denominado Qué es la violencia intrafamiliar y cómo contrarres¬tarla.
Asimismo, continúa en marcha la campaña de sensibilización en los medios
a favor de la mujer, que cuestiona valores y creencias sexistas todavía
comunes.
—> En 1998 se realizó la Campaña Nacional contra la Violencia hacia las
Mujeres, las Niñas y los Niños de México.
RETOS Y PERSPECTIVAS
El trabajo desarrollado por instituciones públicas y privadas y de la
sociedad civil, ha permitido identificar algunos de los principales obstáculos
que dificultan el desarrollo de acciones para combatir la violencia hacia las
mujeres, entre los cuales se encuentran: la esca¬sez de recursos para la
implementación de programas y proyectos; insuficientes espacios
especializados en la atención a víctimas de violencia intrafamiliar; resistencia
a la sensibilización en género y a la problemática de violencia intrafamiliar
por parte de algunos servidores públicos dedicados a la procuración e
impartición de justicia; cultura incipiente de denuncia de los delitos de
violencia familiar; y falta de información sobre el problema, desagregada por
sexo. Frente a lo anterior, se destacan las siguientes propuestas:
—> Adecuación de las leyes estatales para que en todas las entidades
federativas se prevean los medios para contrarrestar la violencia fami¬liar y
contra las mujeres.
—> En materia penal, el delito de violencia familiar debe per-seguirse de
oficio, para que no se pueda retirar la denuncia sin que antes se solucione el
problema (en los códigos que falten).
—> Enlaces con las Procuradurías estatales, para crear Agencias
Espe¬cializadas en atención de menores en toda la República.
—> Elaborar un programa de capacitación para los Agentes del Minis¬terio
Público especializados en la atención de menores y personas con
discapacidad.
—> Proponer la tipificación del delito de violencia intrafamiliar en los códigos
penales en las entidades federativas (que falten).
—> Difundir entre la población indígena la información referida a los
derechos de las mujeres y las niñas, y legislar en sus comunidades contra la
violencia intrafamiliar.
—> Proporcionar a las mujeres indígenas atención legal y psicológica
bilingüe, en caso de ser víctimas de violencia intrafamiliar."s69
—> Firmar convenios con las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS),
para dar tratamiento al agresor.
369 PRONAVI, op. oí. (Capítulo V "La violencia contra la mujer"), pp. 28-30.

—> Eliminar el derecho de corrección, mediante las reformas a lo:


Códigos Estatales que aún lo contemplen.
—> Fomentar la participación de las personas mayores de 60 años,
er el cuidado de los hijos de las mujeres que trabajan, lo que les dará ur
sentido de utilidad y rentabilidad social.
—> Considerar la reiteración del abuso sexual en menores en cuan
te a su punición, así como los daños psicológicos causados.
Por último, vale la pena resaltar la tarea que en este tema realiz( el
Comité Nacional de Consulta y Participación de la Comunidad er
Seguridad Pública, A. C. (CONSEGU), a través del cual se realizare i
distintas acciones en el año 2000, relacionadas con este tema y sv
prevención, impartiendo cursos de capacitación, realizando activida des
exitosas como reuniones estatales para la celebración de conve nios;
organización de foros y difusión de programas y mensajes ei medios de
comunicación; así como también la impresión y distribu ción de carteles,
trípticos, manuales y normas técnicas, en apoyo ; las acciones
preventivas, entre otras.
CAPÍTULO XVI VICTIMIZACIÓN DEL ANCIANO *
XVI. 1. INTRODUCCIÓN
Otro de los problemas victímológicos que demanda una estra¬tegia
oportuna, es el de la victimización de los ancianos.
Existen tres razones fundamentales que han conducido a que este
problema llegue a niveles críticos y son, por una parte, el cambio de
actitud que las nuevas generaciones han desarrollado frente a los
ancianos.
A esto debemos agregar el aumento de expectativas de vida, con el
natural crecimiento de la población de personas de edad avanzada.
Por otra parte, debemos contemplar la actitud en general de los
ancianos (víctimas y no víctimas), que los hace más susceptibles de
victimización.
En cuanto a la evolución de actitudes de la sociedad hacia los
ancianos, es de remarcarse que, antiguamente, la etapa de la senec¬tud
era respetada, venerada y admirada por toda la colectividad. Los
consejos de ancianos tenían la autoridad de los pueblos.

En la cultura náhuatl, por ejemplo: "esta sociedad extremada¬mente


rígida tenía un gran respeto y consideración a los ancianos. Éstos eran
los únicos que podían beber sin ser castigados; esto se hacía en
consideración de que ya tenían 'fríos los huesos' ". 37°
Representaban los ancianos una pieza de continuidad, eran un
puente entre el presente y el pasado. Sus reminiscencias
proporcio¬naban el principal eslabón vital y contribuían a tener un sentido
de identidad grupal.371
* Este capítulo fue elaborado por la Dra. María de la Luz Lima Malvido. 570 Jiménez Olivares, Ernestina.
La Delincuencia Femenina en México, en: La Mujer Delincuente. UNAM. México, 1983, p. 41. 371 Stanley,
Frank, o¡>. cit., p. 32.
Pero ahora difícilmente se les acepta, en su mayoría los ancianc son
rechazados, marginados, abandonados o abiertamente eliminados.3
Los jóvenes actualmente se dirigen a los viejos para burlarse d ellos,
los senescentes se han percatado de eso y hacen enormes e fuerzos por
parecer simpáticos, útiles, pulcros, lo cual, como afírm Stanley, simboliza
su voluntad de vivir. Como diría Chateaubriand: "1 vejez y la maternidad
son sacerdocios de la naturaleza".
Otra razón de preocupación es el aumento de ancianos en < mundo.
Según informes de Naciones Unidas, el número de ancianc está
aumentando. En México en los úlümos siete decenios, ha de: cendido la
esperaza de mortalidad. En 1930, los hombre vivían, ei promedio 35
años, y las mujeres, 38; en 1999 la esperanza de vid era de 71 años para
los hombres y 77 para las mujeres, existiend< diferencias entre las zonas
rurales y la urbanas.
La longevidad se recorre en términos estadísticos de intervalo ;
intervalo, suscitándose problemas graves de victimización que deman dan
un análisis ontológico del problema, estudios de indicadores d< cambio,
de leyes penales, de sistemas de control social e investigacio nes de los
diversos niveles conductuales e individuales; todo esto cor el fin de
instrumentar con oportunidad los lincamientos de un; política
criminológica que contrarreste la victimización de la tercen edad.
Una tercera razón la constituyen las actitudes y el silencio qu<
ancianos victimizados presentan, negando que han sido víctimas, y¿ que
el aceptarlo implica confirmar su vulnerabilidad y vejez. Es poi esto que la
cifra negra de victimidad en senescentes en muy superíoi a la observada
en otros casos.373
Los ancianos creen estar a salvo, más de lo que en realidad se
en¬cuentran, por la idea de que nadie se fija en ellos, pero ahora se están
presentando violaciones sexuales contra ancianos, lesiones por parte de
los hijos a sus ascendientes viejos, fraudes médicos y otras conductas
que nos obligan a estudiar el problema con acuciosidad.
En Estados Unidos, en la ciudad de Washington, en 1975 se llevó a
cabo el Primer Foro Nacional que estudió el problema de la victimización
criminal de la tercera edad.374
372 Murray Fernando. La ancianidad y maltrato en Panamá. Universidad de Panamá. Instituto de
Criminología. Panamá, 1990.
373 Malinckak, A. A. and Wright, D. Older Americans and Crimen: The Scope of Elderly. Victimization,
Aging. Núm. 281-282. 10-16 March-April. USA, 1978.
374 Goldsmith, J. and Goldsmith, S.S. Crime and the Elderly, Challenge and Response. Lexington Books.
Massachusetts, USA, 1976, p. 4.
XVI.2. CLASES DE VICTIMIZACIÓN
1. Primaria. Varias son las formas como se victimiza al anciano en
forma individual, contra su persona.
Se encuentran como daños graves los robos a senescentes, con
violencia física o moral, aprovechando su estado de decadencia cor¬poral
y por lo tanto su escasa resistencia.
Es sorprendente ver cómo los ancianos se vuelven muy
descon¬fiados y precavidos, siempre traen consigo dinero para
emergencias y, en promedio, portan más valores que las gentes de otros
grupos.
Por ejemplo, las mujeres de edad de cierta clase social, traen miles
de pesos sólo en alhajas, todos los días en sus actividades cotidianas.
Muchos ancianos "no confían en los bancos y esconden su dinero en
metálico en casa y olvidan el escondite que todo buen ladrón encuentra
sin buscar mucho tiempo".375
Los senescentes son también victimizados con otros delitos
patrimoniales como en el caso de fraudes médicos, que consisten
algunos de ellos en ofrecer a los ancianos tratamientos sofisticados e
inútiles, aprovechando el ansia de vivir y bienestar que poseen.
Otra forma de victimización primaria es el síndrome del anciano
maltratado.
Dentro de esta forma de victimización tenemos una extensa gama de
conductas realizadas en su mayoría por los descendientes, que van
desde golpes simples sin trascendencia aparente, como bofetadas,
injurias y otras conductas que ofenden su honor, hasta lesiones de
variada gravedad.
En E.U., según informes recientes, se han incrementado en forma
alarmante las cifras de los adolescentes que golpean a sus padres.
Otros casos de victimización son los asaltos sexuales,
específica¬mente la violación que, por ser un problema que en su
mayoría se da sólo en mujeres ancianas, se analizará en la victimización
secundaria.
2. Victimización secundaria. Hay varios ancianos que se ven
victimizados por pertenecer a un grupo específico; entre ellos se
encuentran los ancianos jubilados o desocupados, las mujeres solas y
viudas, los enfermos o seniles y los reclusos.
El costo de la vida aumenta vertiginosamente y por desgracia el
Estado no ha previsto en forma objetiva y eficiente qué sucederá con sus
jubilados. La victimización de este grupo laboral empieza desde
37r' Hentig, op. cit., p. 523.
las artimañas sucias en las que se ven envueltos los ancianos, con el
propósito de despedirlos y negarlos los derechos que en toda una vida
fueron adquiriendo. Se ven forzados a renunciar, quedando en la miseria
o a soportarlo todo y sufrir para no morir en la pobreza.
Esta frivolidad y rechazo, esta búsqueda de ganancias ilícitas a costa
de los viejos trabajadores de la empresa, hace que algunos de ellos
escojan el camino de la antisocialidad.
Hay que agregar una sobrevictimización en los jubilados, y es que,
después de haber logrado los beneficios de la jubilación, ahora resulta
que no alcanza para nada, es decir que, por la inflación galopante que
hemos padecido, el monto de la jubilación rápida¬mente se convierte en
una compensación simbólica, obligando al retirado a buscar cómo
ganarse la vida.
La jubilación acarrea tres problemas básicos:
a) El hecho en sí mismo, que en ocasiones es celebrado y otras pasa
desapercibido.
b) El proceso administrativo de la jubilación; el carácter legal del
nuevo estado, las credenciales, la verificación del domicilio de cobro de la
jubilación, los nuevos derechos y obligaciones, etc.; etapa en la cual el
individuo muchas veces se ve victimizado en cuanto a la tra¬mitación del
hecho que se convierte en un proceso, largo, morboso, burocratizado,
cansado y hasta humillantes para el interesado, quien por las limitaciones
propias de su condición física o de falta de orientación y ayuda, muchas
veces se ve obligado a perderla.
c) El estado de retiro: pasada ya toda novedad, olvidadas las
penurias de los trámites, festejos, etc., empieza la marginación en cuanto
a sueldo que, a pesar de los acuerdos gubernamentales para
conside¬rarlos dentro de los aumentos salariales, se les continúan
pagando cuotas obsoletas que no van acordes a la realidad económica
existente y que no les permiten llevar una vida digna de subsistencia.
Así, la jubilación aparece como una crisis. Es la certificación
burocrática que el estado da, respecto de la vejez del jubilado. Es la
marginación de la cadena productiva, la obligación a desertar de
derechos como la posibilidad de trabajo, de educación, de recrea¬ción,
etcétera.
Y de aquí caerá en una nueva victimización, tan cruel como las
demás, consistente en negarle, por su edad, la posibilidad de ingresar a
casi cualquier trabajo.
Muchas compañías, la mayoría, desprecian el trabajo del ancia¬no,
sin embargo, hay una correlación entre la calidad del trabajo y
el aumento de edad del trabajador. "La lentitud un poco mayor de las
ancianas es más compensada por su consistencia y su trabajo de calibre
superior." 37fi
Los roles sociales que el hombre y la mujer viven, hacen que resulte
más afectado el varón, ya que en su rutina diaria muchas mujeres
ancianas siguen realizando las mismas tareas, pero los varo¬nes
regresan jubilados al hogar y se sienten y son victimizados por su familia,
que no está acostumbrada a tener al viejo en casa.
Pero los pobres ancianos que no lograron jubilarse, o las ancia¬nas
solas o viudas, como ya vimos que son la mayoría, a pesar de superar los
65 años estas últimas se ven forzadas a seguir dentro de la población
económicamente activa, constituyendo otro grupo de victi-mización
secundaria.
Aproximadamente el 90% de la gente en edad avanzada vive en
núcleos familiares donde aún mantiene y conserva su status y respeto: un
alto porcentaje de la gente mayor de 60 años es todavía el sostén de la
economía familiar en todas las clases sociales.
Es interesante analizar el número de mujeres que a pesar de su
edad, 65 a 74 años o más, siguen ocupando un lugar importante en la
población económicamente activa. Damos el número de mujeres, ya que
está comprobado que tres de cuatro esposas enviudarán, la mayor parte
de ellas en sus cincuentas. Es decir, que más de la mitad de las mujeres
van a vivir en sus últimos años en la pobreza.
En el orden nacional, encontramos que el 7.1% (6,948,457) de la
población son personas mayores de 60 años, de las cuales 3,252,357 son
hombres y 3,696,100 mujeres.377 Relacionado con las cifras ante¬riores,
un estudio del Consejo Nacional de Población (CONAPO), indica que "del
total de hombres de 60 años de edad y más, el 59 por ciento realiza
alguna actividad económica, mientras que 18 por ciento está pensionado
o jubilado por alguna empresa o institución, 1 por ciento está incapacitado
para trabajar y 20 por ciento no realiza actividad alguna". "En el caso de
las mujeres, sólo 17 por ciento realiza alguna actividad económica, en
cambio, 59 por ciento se dedica a labores domésticas en su hogar,
mientras que 4 por ciento está pensionada o jubilada, uno por ciento está
incapacitada para trabajar y 19 por ciento no realiza actividad alguna."
378
37Ü Stanley, Frank, op. cit., p. 217.
377INEGI. XII Censo General cíe Población y Vivienda, 2000. Tabulados Básicos y por Entidad
Federativa, Bases de Datos y Tabulados de la Muestra Censal. México, 2001.
578 CONAPO. "El Empico en la Tercera Edad". 28 de agosto. Día Nacional del Adulto Mayor. México,
2001.
Las mujeres solas o viudas son víctimas de múltiples delito inclusive de
abusos sexuales, por su limitada movilidad, deficient habilidad física y por su
soledad. Muchas viven en cuartos aislado sin servicio, sin amigos, en
condiciones infrahumanas.
O si pertenecen a otra clase social, permanecen en sus casas tip
familiar, grandes, solas propiciando su victimización.
Si analizamos el número de ancianas que están enfermas aquellas que
por su proceso de envejecimiento son seniles, constiti yen un grupo que
recibe victimización por parte de todos. Empezai do por la familia, la cual no
se acostumbra a darles los cuidados qu enfermos y seniles requieren.
Molestan los detalles de aseo element; que hay que hacerles; ya que deben
ser ayudadas para bañarse comer, hacer sus necesidades, etc. La familia
discute y se turna dich atención, o logra dejar en abandono total al anciano.

El costo de ese mantenimiento, las molestias que causan, aun; do a la


actitud por lo general grosera e infantil del anciano, crea u ambiente propicio
para la victimización.
Sucede que si la familia se decide y encuentra la oportunidac lleva al
anciano a un asilo o institución de enfermos, para quitársel de encima.
Surge así este grupo secundario, que se conforma con enferme y
seniles.
Los asilos son principalmente privados o a cargo de instituci< nes
eclesiásticas; sólo el 10% de ellos recibe subsidios del gobiern y por carecer
de personal capacitado no se siguen técnicas geriátrica
Las instituciones, muchas de ellas auspiciadas por religiosa carecen en
su mayoría de recursos técnicos, humanos y económico para solventar el
sinnúmero de atenciones especializadas que st internos requieren. Se
dedican a consolar y a preparar a los senil< a la muerte.
Es común que el anciano pase en su lecho, ya muerto, hora hasta que
se dan cuenta sus compañeros o se logra localizar a 1 familia que, creyendo
que el anciano va a ser regresado al hogar, s desaparecen hasta donde les
es posible.
A falta de recursos económicos, hay familias que nunca se pn sentan,
siendo enterrado el anciano en absoluto abandono.
En los países en desarrollo, donde los recursos primordialment se
deben dedicar a los vivos, en las clases menesterosas hasta la muerl del
anciano molesta.
No hay programas específicos de salud para los ancianos, i hospitales
geriátricos. El Hospital Español tiene servicio geriátric desde 1979 y es una
excepción.
Para 1985 sólo había 5 profesionales geriatras, es hasta ese año en
que se firmó un acuerdo entre el Instituto Nacional de la Senec¬tud y el
Instituto Politécnico Nacional, para formar profesionales en el área.
Según datos del INEGI, en una proyección quinquenal de la
población mexicana mayor de 60 años, durante 2000-2050, va a
aumentar considerablemente en los próximos 50 años, por ello el Estado
mexicano debe consolidar un programa de mediano y largo plazo que
evite aumento de la población victimizada.379
CU 3 1 1
ADRO ,772,339 2,242,33 1,160,58
Nfi 33 3 1 4
PR ,318,534 2
OYECCI 7 202 3,618,85
ÓN ,090,873 0 4
QUINQU 8
ENAL 200 ,115,109 203
DE LA 5 7 5
POBLAC 4 ,198,079 1
IÓN ,328,282 1 4,942,86
MEXICA 3 5,313,18 4
NA ,821,938 8 1
MAYOR 8 3,469,77
DE 60 ,150,220 202 0
AÑOS 5 2
DU 201 1 8,412,63
RANTE 0 0,132,40 4
2000- 5 9
2050 ,248,337 9 204
Año 4 ,029,010 0
s ,648,526 1 1
9 9,161,41 7,310,50
Mujeres ,896,863 9 5
H 1
ombres 201 203 5,697,52
T 5 0 5
otal 6 1 3
,487,891 2,458,27 3,008,03
200 5 0 0
0 ,754,440
204 1 1
5 7,766,63 205 9,631,87
1 5 0 4
9,495,24 3 2 4
5 7,261,88 1,448,59 1,080,47
0 6 0

Y por úlümo, debemos referirnos al anciano que llega a la prisión.


Los reclusos seniles constituyen un grupo que es victimizado por el
sistema de ejecución penal.
"La pena de prisión es inhumana, triste, inadaptadora, corrupta, ...
pero cuando ésta se aplica a un anciano mayor de 65 años, se vuelve un
camino acelerado hacia el patíbulo." 38°
Gomo ejemplo de legislaciones que otorgaban a los ancianos
delincuentes algunos privilegios, como conmutar la pena o excluir la pena
por las condiciones personales del delincuente senil, están: el Có¬digo
Napoleónico (artículo 68), Código Español de 1822 (artículo 64),
379 INEGI. Censo General de Población y Vivienda 2000. Na 2000, pp. 4349, México, 1998. 580 Lima
Malvido, María de la Luz. Asilos Penales y Victimología. Ponencia al I Congreso Nacional de Criminología.
Monterrey, Nuevo León, México, 1983.
Código Penal del Distrito Federal de 1871 (artículos 34, fracción Pv
42, fracción II; 165 y 238, fracción I).
No podemos dejar al anciano en prisión después de los 70 años
porque aceleramos su muerte y ya no lo alcanzaríamos a readaptai Por lo
que la victimización consiste en simular una readaptación, qui sabemos
tendrá consecuencias fatales. Es aplicar en realidad una pen; con fines
eliminatorios.
Marchiori, en una investigación realizada en el Estado de Méxi co,
encontró que el porcentaje de defunción posterior al interna miento en
asilo, es el siguiente:381
8.0% Mueren los primeros ocho días 28.7% En el primer mes 45.0%
En los primeros seis meses 54.4% En el primer año 65.4% En los
primeros dos años
3. Victimización terciaria. Llámase victimización terciaria a la qu<
comunitariamente se realiza sobre el grupo de los ancianos en general
Ya han pasado los tiempos en que se respetaba a los ancia nos por
su experiencia y sabiduría, por la sociedad utilitarista en 1; cual vivimos: si
un ser humano no produce, no sirve. Es así como s< desecha y se le
convierte en un verdadero parasocial.
Es un grupo victimizado fundamentalmente por su alta vulne
rabilidad, producto no de una entidad nosológica, sino de la presen cia
estrecha de múltiples factores que actúan por acumulación.
Sus organismos acumulan deficiencias hasta que por su numen
generan un estado clínico deficitario. Todo esto que les sucede a lo
ancianos, la comunidad lo percibe y, lejos de ayudarlos a sobrelleva sus
crisis de adaptación, los rechaza, los estigmatiza y los hace sentí
dependientes. Al negarles un lugar en la sociedad y coartarles oportu
nidades, los atrofia y los convierte verdaderamente en unos parásitos
El anciano pierde su autoestima, generándose en él un sentimien to
de inferioridad que el victimizador descubre rápidamente. Se vuelv<
inseguro, agresivo, y disminuye sus relaciones interpersonales, que k
conducen a formar parte de un grupo marginado.
Los jóvenes niegan muchas oportunidades placenteras a lo:
ancianos, consciente o inconscientemente. Creen que por ser viejo; ya no
encuentran satisfacción en los placeres de los "jóvenes", y e: como se les
ha anulado la vida sexual.
S81 Marchiori, Hilda. Delito y vejez. Revista Mexicana de Justicia. Núm. 2. Vol. I, abril junio de 1983.
PGR, PGJDF, INACIPE. México, 1983, p. 43.
lugar lesiones y homicidios, en segundo lugar robo, y en tercero
delitos sexuales.
Afirma Marchiori que: "Es posible que el anciano se sienta
marginado, disminuido en sus capacidades, en sus relaciones
inter¬personales y en sus actividades y compense este sentimiento de
minus-valía con un acto de brutal destrucción como es el hecho de matar
a otra persona." 383
b) La segunda conducta criminógena que en importancia
esta¬dística se desarrolla entre los ancianos, como reacción a su victimi-
zación, es el robo.
"Los viejos son despojados del respeto hacia sí mismos, si no tienen
dinero para comprar y retener la consideración de sus fami¬lias, su
experiencia es olvidada y se mofan de sus contribuciones culturales." 384
Todo ello los conduce a buscar sus satisfactores básicos robando.
c) Hay que entender que en el anciano, el renacimiento de un deseo
urgente de cópula es una reacción al envejecimiento y la inevitabilidad de
la muerte. Ejecutar el acto sexual es su identifica¬ción con la continuidad
de la vida,385 pero al encontrarse con la actitud social que repudia una
sexualidad en la tercera edad, orilla al anciano a cometer conductas
desviadas y delictivas, como son aten¬tados al pudor, incesto, y violación
impropia, con menores que no los rechacen.
"Un crimen es por lo general la culminación de una serie de
incidentes que intensifican los sentimientos del aislamiento del ambiente
de un anciano. Cuando se les niegan oportunidades para las relaciones
heterosexuales normales, puede buscar una fuente de satisfacción fácil.
Como no está disponible para él una mujer madura y se resistirá al uso de
la fuerza, fija su atención erótica en una niña indefensa. Un ataque
criminal comienza frecuentemente sin inten¬ción maliciosa. El hombre
acaricia a una niña o niño para aliviar su soledad, y después se encoleriza
al interpretar el miedo de su víctima como rechazo a su afecto." 3S6
Marchiori afirma que, en los ataques sexuales de los ancianos se
observa una profunda patología afectiva de parte del individuo y la
carencia de una pareja adulta estable.387
583 Marchiori, Hilda, of>. cit. (Delito y Vejen), p. 67.
384 Stanley, Frank, oj>. cit., p. 216.
385 Stanley, Frank, op. cit., p. 212.
886 Ibidem.
587 Marchiori, Hilda, op. cit. (Delito y Vejez), p. 71.
Debemos recordar, para efectos de prevención y tratamiento
penitenciario, que la mayoría de las reacciones mencionadas que hacen
pasar al anciano de la victimidad a la criminalidad, van acom¬pañadas
por lo general de una patología, producto de su estado deficitario.
Por lo tanto, no deben ser recriminados como cualquier adulto, sini
que la comunidad, a través de los organismos adecuados, tiene la
obligaciór de implemeniar medios de reacción social que están
cimentados en criterios di individualización.
XVI.5. PREVENCIÓN
Todo problema criminológico debe verse a través del gran lentí que
es para nosotros la política criminológica. Instrumento de cam bio social
que permite reglamentar estrategias de desarrollo socia adecuadas a
nuevos requerimientos en el campo de la prevención.38
1. Prevención general. A través del Sistema Nacional para el De
sarrollo Integral de la Familia, con estatuto orgánico del 13 de sep tiembre
de 1991, se establece que este organismo público descentra lizado
operará establecimientos de Asistencia Social en beneficio, entn otros, de
ancianos desamparados y minusválidos sin recursos.
Así mismo, en el artículo 2a, fracción XII, se ofrece a ésto asistencia
jurídica y orientación.
La Ley sobre el Sistema Nacional de Asistencia Social del 9 di enero
de 1986, en su artículo 4a, fracción V, menciona que se contar; con
servicios asistenciales para ancianos y, en la fracción III del ai tículo 9a,
se menciona el interés en dar atención integral a los grupo más
vulnerables.
Otras medidas de prevención general la conforman las leyes qu
sancionan a los que agreden a los ancianos.
Se sugiere revisar las leyes para ver si podría instrumentarse un
forma general de agravación por el hecho de cometer conducta delictivas
contra personas en la tercera edad.389 Por ejemplo: en í Código Penal de
1871 de México, en el artículo 44, fracción I, s consideraba una
circunstancia agravante de la primera clase el hech< de ejecutar un delito
contra la persona de edad avanzada.
El Reglamento Gubernativo de Justicia Cívica para el Distrit Federal
(1993), en su artículo 7fi fracción V, prohibe tratar en form violenta a los
ancianos.
S88 Cfr. Lima Malvido, María de la Luz, op. cit. (La Política Criminal),
p. 82.
,HJW Geys, G. Defrauding the Elderly, en: Crime and Lhe EldeHy.
Lexington Books. USA, 197
En algunos lugares de Estados Unidos, se están elaborando
manuales para capacitar a la policía y a grupos de la comunidad, para
que evalúen y cooperen en los programas de prevención de la
victimización de ancianos.390 Igualmente se ha buscado implantar
re¬des especiales de transporte para personas de avanzada edad,
espe¬cialmente para mujeres.391
Es necesario que el sistema educativo, a través de sus programas a
diversos niveles, se esfuerce por reubicar la imagen de los ancianos en
toda la colectividad, contrarrestando con admiración, respeto y algunos
privilegios, los males que los aquejan por razón de su edad.
No reportaría una carga para el Estado el hecho de que con la
credencial para el anciano éste pudiera hacer uso gratuito de trans¬portes
públicos, museos y espectáculos culturales y tuviese preferen¬cia para
adquirir productos en tiendas de descuento, farmacias y tiendas de
productos básicos.
En México existió en Instituto Nacional de la Senectud como órgano
rector a nivel nacional, para el desarrollo social de los hom¬bres y
mujeres mayores de 60 años.
Este instituto se ha transformado en fecha reciente en el Instituto
Nacional del Adulto en Plenitud (INAPLEN), organismo público
descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuya
finalidad consiste en ayudar, atender y orientar a las personas de edad.
Con una red de 31 delegaciones estatales, apoyadas por 1,176
subdelegados voluntarios en municipios. Existen 3,614 Clubes de la
Tercera Edad en el interior de la República y 109 en la Ciudad de México.
En el Distrito Federal funcionan cuatro Centros Culturales, así como 14
unidades gerontológicas y tres Centros de Atención Integral para Adultos
en Plenitud.
Los medios de comunicación son otro elemento clave para lograr una
actitud menos victimizadora frente a los ancianos.
En el ámbito jurídico-penal, como ya se ha dicho, hay solucio¬nes
que van desde otorgar una excusa absolutoria al delincuente senescente,
disminuirle la sanción en orden a criterios de individua¬lización,
conmutarle la pena, sustituirle la pena; hasta crear institu¬ciones
penitenciaras que alberguen exclusivamente a delincuentes seniles.
En España, en el Reglamento de los servicios de prisiones, está
previsto, en el artículo 5a, un instituto geriátrico penitenciario al que
390 Cfr. Metropolitan Allanta Crime Commision. Crime Prevención. Atlanta, Georgia, USA, 1977.
391 Richardson, J. B. Purse-Snalch Robbery's Ugly Sttfxhild, en: Crime and the Elderly. Lexington Books.
USA, 1976, p. 125.
son destinados los penados que hubieren cumplido 70 años de edad o
estén imposibilitados para seguir el régimen normal de los estable-
cimientos de cumplimiento ordinarios.392
Otra medida que está practicándose en algunos países es el
entrenamiento de gentes jóvenes que como cortesía colaboren en áreas
criminógenas, para ayudar a la policía en emergencias y
fun¬damentalmente en aspectos preventivos.393
Los programas de prevención deben adecuarse a la edad, ya que
hay un área de vulnerabilidad específica con relación al desarrollo físico y
mental.
Deben iniciarse investigaciones que arrojen datos reales sobre la
situación de las instituciones asilares, para organizarías y adaptarlas para
que puedan cumplir con su función en forma más humana.
Sería conveniente un censo penitenciario para evaluar si el número
de ancianos recluidos merece la creación de asilos penales u otra
solución penitenciaria.
El Estado debe crear algunos instrumentos que aseguren la atención
médica para ancianos menesterosos. Los trabajadores de bienestar
social, los planificadores y los encargados de trazas políti¬cas, deben
percatarse de las necesidades particulares de la población de edad
avanzada, debido a problemas como la pérdida de condición de
trabajador, el quedarse sin parientes y el aislamiento social y deben
elaborar políticas y servicios que respondan a estas necesidades. En
par¬ticular las políticas respecto del ingreso a la edad de retiro, deber
prestar especial atención a la seguridad de la mujer en esa materia hayan
o no formado parte de la población activa.
Estas son algunas sugerencias de prevención que deberán estai
armonizadas por un programa de política criminológica, que respondí a
las necesidades actuales de prevención.
2. Prevención especial. Algunas soluciones que ya han dado resul
tados positivos en algunos países son:
Programas educativos en los que se les dan reglas sencillas tale
como: llevar bolso de mano en las calles, sólo cuando sea estricta-
mente necesario.
392 Cfr. Garrido Guzmán, Luis. Compendio de Ciencia Penitenciaria. Instituto d Criminología.
Departamento de Derecho Penal. Universidad de Valencia. España, 197< p. 133.
!t93 Butler, R. N. Victimization of the Elderly. In his Why survive-being oíd in Americ; Harper and Row.
USA, 1975, p. 300.
MM Cfr. U.S. Congress, Elderly Crime Victimization. Hearing Before the Home Subcomm ttee on
Housing and Consumer Imerests. Wilmington Delawere. Crime Resistence Taskforcí May 6, Washington, USA,
1976, p. 68.
procurar darle más facilidades o preferencia a la gente anciana para
adquirir teléfono.
En E.U. se ha pensado incluso en un teléfono para cada gente
anciana395 o sistemas de radio alerta.
Elaboración de guías de educación v adiestramiento para ancia¬no,
por ejemplo está la "Guide Prevention and Protección", de Phi-ladelphia,
en la cual se discute el proceso de su vulnerabilidad y el impacto de una
violación en una mujer de esa edad.
Examina así mismo las mujeres viejas que viven en vecindades, que
se han vuelto áreas de alta criminalidad.
Sugiere la guía una serie de conductas que se pueden realizar en la
casa, en los edificios, en las calles, en los viajes, etc.; recomen¬daciones
que son también aplicables a mujeres jóvenes y a hombres.
Movilización de grupos de ancianos a áreas anticriminógenas, con
ayuda de vecinos en actividades preventivas.390
Instalaciones de chapas dobles, ventanas irrompibles, sistemas
exteriores de luces, lámparas, etcétera.397'3Í)8
Debe fomentarse en el anciano el sentimiento de autoestima, que se
reubique existencialmente, para que busque no un rincón social, sino el
lugar que le corresponde por justicia.
Los ancianos son victimizados por ellos mismos, su familia, la
sociedad y, a veces, por la historia.
395 Grossman, D. A. Reducing Ihe Impact ofCrime Against the Elderly a Survey and Appraisal of Existing
and Potential Programs. Media five. Hollywood, California, USA, 1977, p. 40.
396 Arnone, W. J. Mobilizing the Elderly in Neigbourhood. Anticrime Programs, Aging. Núm. 281-281.
USA, 1978, pp. 23 y ss.
397 Ver: Fox, H. G. Sénior Citizen's Castle-the New Crime Scence. Pólice Chief. V. 44, Núm. 2, pp. 62 y
ss. February. USA, 1977.
398 Ver la solución que sobre este concepto aporta el Sr. Lie. Gabriel Navarrete Rowe, en su trabajo
titulado: La Delincuencia contra la Tercera Edad. Ponencia al I Congreso Na¬cional de Criminología, celebrado
del 16 al 19 de noviembre de 1983, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México.
CAPÍTULO XVII

VÍCTIMAS DE ABUSO DE PODER


XVII. 1. INTRODUCCIÓN

Desde sus principios, la Victimología vislumbró la capacida


victimógena de los poderosos; ya en los primeros symposia se ded carón
mesas o secciones a tratar el problema de las víctimas d< poder, y
Naciones Unidas se ocupó del tema en el VI Congreso d Prevención del
Delito y Tratamiento del Delincuente, recomendand que se estudiara a
fondo y se hicieran proposiciones en el Congres de Milán (VII), lo que se
cumplió cabalmente.
Se ha dicho que el poder corrompe, y que el poder absolut corrompe
absolutamente. Toda generalización es peligrosa, la verda es que el
poder aleja al sujeto de la realidad, y lo hace desear cae vez más poder.
Es necesario distinguir entre el exceso de poder y el abuso d
mismo.
El exceso de poder consiste en una extralimitación criticable,
menudo circunstancial y que sólo excepcionalmente es criminal; : debe
mayormente a un excesivo celo de los detentadores del podí a la
imperfección de los órganos encargados de ejercerlo y a la fal de
organización y coordinación.
Por el contrario, el abuso del poder es el empleo deliberado d mismo
para finalidades específicas que tienden a lograr, a hacer o evitar algo
que legítimamente no puede justificarse.
El abuso de poder se da con frecuencia para beneficio exclusi1 del
poder mismo, para mantener un régimen político o una estru tura social y
económica injusta, o para provecho económico e in< vidual de los
poderosos.
Es necesario también distinguir entre poder político y pod económico.
Hay autores que no están de acuerdo con esta diferenc: pues consideran
que difícilmente puede hablarse de poder políti sin poder económico o
viceversa.
Efectivamente, poder político y poder económico tienden a estar
relacionados entre sí, pero para un análisis más adecuado, deben
estudiarse por separado.
No hay duda que la frecuencia de los abusos de poder está en
aumento, y que además de las formas tradicionales y bien conocidas,
aparecen nuevas modalidades, que producen una variedad de víctimas.
También es necesario señalar la aparición de nuevas fuentes de
poder, algunas de ellas con terrible capacidad victimógena, como la
delincuencia organizada, la industria de la droga, las organizaciones
terroristas o las compañías transnacionales, que por lo general no están
sujetas al poder del Estado.
XVTI.2. CONCEPTO DE "VÍCTIMA DE ABUSO DE PODER"
Como puede observarse, el tema presenta dificultades iniciales, pues
en ocasiones el concepto de "poder" puede ser ambiguo, ya que puede
ser ejercido por organizaciones legales, y en mucho legítima¬mente
establecidas (gobiernos, sociedades, empresas, etc.), que en un
momento dado se desvían y principian a realizar actividades antisociales,
o por organizaciones que son creadas fuera de la ley y con miras a
realizar actividades criminales (crimen organizado, terro¬rismo, etcétera).
Asimismo, las actividades antisociales de los poderosos que nos
interesan pueden ser de dos tipos:
a) Aquellas que no constituyen delitos pero que son perjudicia¬les
para la sociedad.
b) Aquellos legalmente tipificados como delitos, pero que
gene¬ralmente no son perseguidos o castigados, por la posición de los
criminales o por circunstancias que llevan a la impunidad.
La carencia de un cuerpo de leyes a nivel internacional, dificulta más
la precisión de las conductas que pueden considerarse abuso de poder;
hay desde luego disposiciones, pero por lo general son vagas y están
dispersas.
Puede hacerse sin embargo referencia a las convenciones
inter¬nacionales sobre al tortura, el genocidio y el apartheid, y en general
a las declaraciones sobre Derechos Humanos.
En el Proyecto de declaración sobre los derechos de las víctimas de
delitos o de otros actos ilegales que impliquen abuso de poder, se
propuso como hipótesis de trabajo la siguiente definición:
Artículo l°.—"Es la víctima de un delito o de otros actos ilegales que
impliquen abuso de poder toda persona que, ya sea individual¬mente o
conjuntamente con otros en circunstancias semejantes, sufra un mal o un
daño, o cualquier entidad organizada que sufra un mal o un daño, como
consecuencia de actos criminales o de otro tipo de actos ilegales que
impliquen abuso de poder cometidos por un Estado —incluidos sus
agentes y cualquier otro órgano o persona cuya con¬ducta se pueda
atribuir al Estado— o por cualquier otra persona o entidad organizada,
incluidas las organizaciones comerciales u otras personas jurídicas."399
En definitiva, en el VII Congreso se adoptó la siguiente defini¬ción de
víctimas de abuso de poder, concretada en el artículo 18 de la
Declaración:
Se entenderá por "víctimas" las personas que, individual o
colec¬tivamente, hayan sufrido daños, incluidos lesiones físicas o
mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones u omisio¬nes que no lleguen a constituir violaciones del Derecho
Penal nacio¬nal, pero violen normas internacionalmente reconocidas
relativas a los derechos humanos.
Como puede observarse, se limita a personas que sean victimi-zadas
por conductas no tipificadas en el Derecho Penal nacional (pues entonces
quedan en la categoría general de "Víctimas del Delito") y que afecten
derechos fundamentales internacionalmente reconocidos.
XVII.3. VÍCTIMAS DEL PODER POLÍTICO
El abuso del poder público tiene, por lo general, la finalidad de
acrecentar y conservar el dominio sobre los gobernados.
El abuso del poder político es la forma más grave de abuso de poder,
pues tiene consecuencias más serias y efectos más prolongados.
Desde luego que hay grados, por el número de víctimas y la seriedad
del daño. Hay macrovictimización como en los casos de genocidio y
discriminación, y hay casos individuales, como la elimi¬nación de
enemigos políticos, encarcelamiento, tortura, secuestros,
"desapariciones", etcétera.
599 ONU. E/AC.57/1984/14. Directrices para la adopción de medidas en beneficio de la. víctimas de
delitos y abusos de poder, p. 27.
Sin embargo, el abuso de poder público tiene siempre efectos
secundarios, desde la pérdida de autoridad moral hasta daños serios a la
cohesión social, la economía y la estabilidad política.
Además producen gran cantidad de víctimas indirectas, como los
familiares, correligionarios, y aun los "buenos samaritanos" que hayan
prestado ayuda, o aun los testigos, que serán amenazados, cuando no
también victimizados en forma directa.
En el delito común, la víctima es apoyada por el Estado, hay interés
de castigar al culpable, los testigos son protegidos, los que auxiliaron son
reconocidos, el hecho es reprobado.
En el abuso de poder político sucede lo contrario, y muchas de las
conductas abusivas se cometen en nombre de la ley y el orden, y se les
da un carácter de legitimidad formal.
Por regla, los actos de abuso de poder político tratan de justi¬ficarse
o de ocultarse.
En el primer caso, el terrorismo de Estado se presenta como simple
aplicación de la ley, y el terrorismo contra el gobierno es interpretado por
sus autores como actos de justicia, aunque en uno y otro puedan sufrir
víctimas totalmente ajenas al conflicto.

"Una de las técnicas que facilitan la perpetración de delitos contra


gran número de víctimas indefensas y desprevenidas, es la conocida
técnica que consiste en culpabilizar a la víctima. Puesto que la 'culpa',
real o imaginaria, de la víctima precede al acto delictivo, el autor del
abuso de autoridad puede deshacerse casi por completo de todo
sentimiento de culpabilidad."400
Así, el acto se ve legitimado, pues la víctima es un "enemigo" que
constituye una amenaza y del cual solamente se está defendien¬do, lo
que autoriza a los peores extremos, incluido el exterminio. Este
mecanismo de culpar a la víctima, que hemos estudiado ya para los
delitos comunes, se ve acrecentado y llevado a sus últimos extre¬mos en
los casos de abuso de poder político, por esta razón los terroristas (de
arriba o de abajo) no muestran remordimiento, ni se sienten culpables de
actos de extrema crueldad y violencia, que captan como simples acciones
de justicia.
Cuando las conductas abusivas no son presentadas como actos
legítimos tienden a ocultarse (aunque la parte contraria tiende a
publicitarios), lo que al gobierno se le facilita por el control que generalmente
ejercen sobre los medios de difusión, y por la posibi¬lidad de esconder a los
directamente responsables, pues no hay quien
400 ONU. E/AC.57/1984/13. Modalidades, Tendencia, Dinámica y Consecuencias de los Actos Delictivos
que entrañan Abusos de Poder, Tipos de Delincuentes y Víctimas, p. 36.

realice efectivamente la investigación, y de conocerse a los directc


culpables, se les protegerá y no se les sancionará.
Uno de los efectos más terribles del abuso de poder público, e que la
colectividad se va involucrando, hasta quedar en medio de 1 vorágine,
así: "Hay momentos en que toda la sociedad delinque ir dividual y
colectivamente. El crimen llega 'desde arriba' por el abus de poder. El
pueblo está infundido por el temor a la represió opresora que a todos
alcanza. El oprimido se ve compelido al silenci cómplice, a la
convalidación y encubrimiento de ciertos actos."401
XVII.4. VlCTIMIZACIÓN POLÍTICA
Las modalidades de la victimización en materia de abuso d( poder
político son variadas, y pueden presentar formas de graveda-extrema,
como es el caso del genocidio.402
Las víctimas de genocidio son los miembros de un grupo nacic nal,
étnico, racial o religioso que es destruido en forma total o parcia por
medio de la muerte de sus componentes, su traslado a otra tierras, el
entorpecimiento de nacimiento en el seno del grupo, 1 desmembración
del mismo o la sumisión intencional del conglorm rado a condiciones de
existencia que entrañan su destrucción físic total o parcial.
Los ejemplos más conocidos en el siglo XX, son el de los armenic a
manos de los turcos otomanos durante la Primera Guerra Mundic y el de
los judíos por los alemanes nazis durante la segunda;403 sií embargo no
son los únicos casos, por desgracia, pues el genocidi< sigue siendo un
problema presente, latente y amenazante, que e necesario descubrir y
denunciar a tiempo.
Otros ejemplos de macrovictimización lo representan conducta como
el colonialismo, el apartheid, la "ocupación" y el intervencionismo
El colonialismo (y neocolonialismo) es una de las formas extrf mas
de victimización aún existentes; los países latinoamericanos pode mos
dar amplio testimonio de lo que fue la brutal dominaciói española.
401 Neuman, op. cit. (Vicíimología), p. 18.
402 Hay una Convención de Naciones Unidas para la Prevención del Delito de Gi nocidio, del 9 de
diciembre de 1948.
40:1 La bibliografía es muy abundante, por ejemplo: Cfr. Dadrian, Vahakn N. TI Common Feaíures of Ihe
Annenian and Jewish Cases of Genocide: A Comparative Victimologia Perspective. I Symposium. Israel, 1973.
Bastaría ver un mapamundi político para darse cuenta de lo que son
los actuales imperialismos, y la cantidad de posesiones y colonias que
tienen las grandes potencias, en ocasiones disfrazadas con inte¬resantes
eufemismos.
La "ocupación", como su nombre lo indica, consiste en enviar tropas
a un país extranjero para apoyar determinado régimen, que no podría
sostenerse sin ayuda externa. El "intervencionismo" se realiza por medio
de mercenarios, comandos disfrazados o tropas no regu¬lares. Ambas
formas han provocado una gran cantidad de víctimas, e indudablemente
se trata de abusos de poder.
El apartheid es la segregación y discriminación racial, legalizada y
mantenida por la fuerza. Repudiada y condenada por todos los países.
Sin embargo, esta forma de macrovictimización se encuentra de facto en
muchos lugares en que, aunque la ley otorga igualdad de derechos, en la
práctica no existe, manteniendo a las personas dis¬criminadas en
campos, reservaciones, ghettos, etc., e impidiéndoles el libre acceso a los
lugares reservados para los poderosos o mayoritarios. Una de las formas
de victimización más preocupantes, producto del abuso de poder político,
es la privación arbitraria de la vida, que ha sido definida como "la
privación de la vida a instigación o con la convivencia o la condonación
del gobierno o de quienes actúan bajo su autoridad, de un modo que
contraviene los principios de la jus¬ticia natural o del debido proceso
legal, o que viola las normas jurí¬dicas nacionales o las de los derechos
humanos internacionales. La pri¬vación arbitraria de la vida generalmente
se manifiesta en prácticas como las ejecuciones sumarias, las
ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas o involuntarias,
abusos de poder por parte de los encargados de aplicar la ley y excesos
militares".404
De por sí la penal capital es un abuso de poder injustificable, más
grave aun cuando es extralegal y arbitrario, e incalificable cuan¬do toma
la forma de "desaparición", que se ha utilizado cada vez con mayor
frecuencia por regímenes dictatoriales.
La "desaparición" es una de las formas de victimizar más crueles e
inhumanas, principalmente por la zozobra y angustia que produce en los
familiares del desaparecido.
El encarcelamiento sin proceso se encuentra también con fre¬cuencia;
la víctima puede pasar largos períodos de tiempo privada de su libertad sin
saber la causa y generalmente incomunicada.
Inquietante es el hecho de que agentes policiacos puedan privar de la
libertad sin orden o mandamiento de autoridad competente;
404 ONU. E/AC.57/1984/13, p. 18.

hay reportes (y no solamente de países dictatoriales) de que las \


timas son llevadas a cárceles o centros de detención no oficial donde
quedan detenidas por tiempo indeterminado, violatorio los plazos legales.
La tortura merecería capítulo aparte, ya que se ha generaliza en
forma alarmante. Organismos como Amnistía Internacional Naciones
Unidas se han ocupado ampliamente del tema.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 9 diciembre
de 1975 la "Declaración sobre la protección de todas personas contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumar o degradantes".
Esta declaración (que es, sin duda, de gran valor victimológia define
la tortura como "todo acto por el cual un funcionario públú u otra persona
a instigación suya, inflija intencionalmente a u persona penas o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, c el fin de obtener de ella
o de un tercero información o una con sión, de castigarla por un acto que
haya cometido o se sospeche q ha cometido, o de intimidar a esa persona
o a otras".
El 10 de diciembre de 1984 la Asamblea General de la O!* aprobó la
Convención contra la tortura y otros tratos o penas cruel inhumanas o
degradantes, a la que se adhirió México el 9 de dicie bre de 1985 (D.O.
17/1/86, promulgado en el D.O. 6/III/86).
Además, en México existe la Ley Federal para Prevenir y Sane nar la
Tortura, publicada en el Diario Oficial de 27 de diciembre 1991, que sigue
los cánones de la Convención.
No cabe la menor duda que la tortura es "una ofensa a la d nidad
humana" y una seria violación a los Derechos Humanos de indefensa
víctima.
XVII.5. VÍCTIMAS DEL PODER ECONÓMICO
El poder económico tiene como finalidad básica el aumen sus
ganancias, para lo cual, en forma cada vez más frecuente, abusa de la
capacidad, de la técnica, y de la organización de la empre sin importar la
victimización que se produce.
Desde hace tiempo, y a partir de los estudios de Sutherland
preocupó la criminalidad de "cuello blanco", aquella cometida p personas
de clase socioeconómica elevada, generalmente en el ej cicio de alguna
actividad profesional. Los estudios sobre estos crh

405 Sutherland, Edwin. Delito de Cuello Blanco. Universidad de


Caracas. Venezuela, lí
nales se fueron ampliando hasta llegar al análisis de los crímenes de los
poderosos, sin embargo, poca atención se había prestado a las víctimas
del delito de cuello blanco.
Se han podido precisar las características de los criminales de cuello
blanco, pero es más difícil hacer una descripción de las víc¬timas, ya que
no se trata por fuerza de "débiles" frente a "poderosos".
Así, ciertas personas son blancos preferidos en algunas formas de
victimización de cuello blanco, generalmente los ingenuos y opulentos, es
decir los que además de ricos son estúpidos.406
Pensemos en el tan conocido caso de los tratamientos médicos para
rejuvenecer o los negocios de inversión con ganancias fabulosas, que son
ofrecidos a víctimas pudientes, pues los pobres no pueden pagar aquellos
tratamientos ni participar en estos negocios.
Sin embargo, dejemos este tipo de crimen para el capítulo del fraude
y ocupémonos de las víctimas de abuso de poder económico, sin- discutir
si éste es siempre un delito de "cuello blanco", o si se puede considerar
simplemente un delito de "cuello sucio".
En el abuso de poder económico encontraremos desde el caso de "delito
sin víctima" hasta el de víctima colectiva, en que toda la sociedad sufre.
Existen desde luego las víctimas fácilmente identificables, como en
los casos de espionaje industrial, despido injustificado de traba¬jadores,
revelación de secreto comercial, incumplimiento de acuer¬dos o
contratos, etcétera.
Hay también víctimas aleatorias, en mucho anónimas, que pue¬den
representar una parte considerable de la población, como accio¬nistas,
pequeños ahorradores, consumidores, etcétera.
En el caso de los delitos económicos, tales como los perpetrados
contra los consumidores, particularmente en los países en desarrollo, es
posible que las víctimas no sepan siquiera que están siendo objeto de un
abuso, debido a que el daño tiene carácter acumulativo y se distribuye
entre un gran número de personas.
Dentro de los delitos sin víctimas podríamos considerar la eva¬sión
de impuestos y el contrabando, aunque este último cada vez daña más al
comercio legalmente establecido.
Sin embargo, en todo abuso de poder económico hay una
victimización real, aunque sea genérica y difusa, siempre resulta
perjudicada la comunidad en general.
El costo social, es decir todas las pérdidas directas o indirectas
sufridas por terceros o el público en general como resultado de
5 Cfr. Geis, Gilbert. Victimizatian Patterra in WhibHollar crime. I Symposium. Israel, 1973.
actividades económicas fuera de control, llega a ser altísimo, ya qi puede
incluir pérdida de vidas, efectos nocivos contra la salud hum na,
destrucción o deterioro de bienes, contaminación ambiente
empobrecimiento general, etcétera.
Hay por lo tanto víctimas directas y víctimas indirectas, que se las
que no constituyen el objeto primario del hecho abusivo, peí que sufren
sus efectos, como el encarecimiento de bienes y servicios qi eleva el
costo de vida en general.
XVII.6. VICTIMIZACIÓN ECONÓMICA
Es asombrosa la cantidad de formas de victimización por abu; del
poder económico; lo grave es que no produce tan sólo una mengí en el
patrimonio de la víctima, sino que pueden agredir seriamen la salud y aun
llegar a privar de la vida.
Algunas formas de abuso están claramente tipificadas y debí ser
perseguidas penalmente, así: robo de secretos industriales y c merciales,
revelación de secretos, fraude al fisco, asociación delictuos fraude
crediticio, fraude aduanal, malversación de fondos, contraba do, delitos
ecológicos, adulteración, acaparamiento y contaminacic de alimentos,
daño en propiedad ajena, algunas formas de fraude consumidor, etcétera.
Pero hay una gran diversidad de actos que no son contemplad* por
la legislación penal (al menos no en todo el mundo), y que se
considerados como simples "faltas de ética" comercial o industrial, que
conllevan cuando mucho una sanción administrativa, por ejei pío: colusión
para fijar precios, prácticas comerciales restrictiva dumping, venta de
tecnología atrasada u obsoleta, venta de fármac no suficientemente
ensayados, venta de alimentos sin control sanit rio, evasión de impuestos,
agotamiento prematuro de los recura naturales, explotación irracional de
los mismos, contaminacic ambiental, acaparamiento de mercancías,
especulación en terrenc empleo de esquiroles, explotación de mano de
obra ilegal (ind cumentados), no pago de salarios mínimos, ahorro en
medidas ( seguridad empresariales, restricción de la producción para elev
precios, destrucción de productos para crear una carencia fictici engaños
al consumidor, publicidad abusiva, etcétera.
Como puede entenderse, rebasaría en mucho las intenciones c este
estudio la descripción de cada una de las formas de victimizack
económica, por lo que solamente mencionaremos algunas por co
siderarlas de especial interés.
En primer lugar nos ocuparemos del fraude al consumidor, que es
grave por la gran cantidad de víctimas, y que se ha definido como "un
acto intencional cuyo objeto es obtener de alguien la entrega de dinero o
bienes sobre los que tiene derecho", y como "una represen¬tación falsa o
errónea de un hecho material, ya sea mediante el lenguaje o la conducta,
que induce a engaño al consumidor".407
Se han identificado más de 800 tipos de fraude al consumidor, los
principales son:
1. Ventas fraudulentas.
2. Engaño en cuanto a pesos y medidas.
3. Productos peligrosos o de mala calidad.
4. Alimentos adulterados.
5. Medicamentos obsoletos o nocivos.
6. Estafa sobre bienes raíces.
7. Ofertas colusivas.
8. Reparaciones innecesarias.
9. Usura y crédito fraudulento.
10. Robo, contrabando y otras acciones que entrañan enga¬ño,
ocultamiento, manipulación, abuso de confianza, subterfugio o ardid
ilícito.
La situación de indefensión de la víctima es patente, ya que por lo
general está desinformada, cree en la bondad del producto y en la buena
fe del fabricante y del distribuidor, necesita (real o artifi¬cialmente) el
producto, carece de organización y no tiene los cono¬cimientos para
detectar el fraude, y si lo descubre poco o nada puede hacer pues no hay
los canales adecuados, o éstos son lentos y caros.
Uno de los ejemplos más claros de este tipo de fraude es el de los
alimentos "chatarra", generalmente refrescos y golosinas, sin valor
nutritivo, introducidos en el gusto del público a base de una publi¬cidad
engañosa y abusiva.
"En el caso del consumidor de escasos recursos, que debe ob¬tener
el máximo del valor por su dinero, es ésta una forma especial¬mente
artera de abuso que entraña la explotación de vastos sectores de la
población pobre y desinformada de los países en desarrollo, en términos
realmente graves. Los costos de la publicidad se traspasan también a los
consumidores por la vía de los precios excesivos que se aplican a veces
a bienes de calidad inferior o inadecuados aunque de gran demanda."408
407 ONU. E/AC.57/1984/13, op. dt., p. 28. «fi ONU. E/AC.57/1984/13, op. dt., p. 29.
Un niño norteamericano mira un promedio de 25,000 mensa
publicitarios por año, de los cuales la mitad están dedicados a p¡ duelos
alimentarios. Lo anterior ha sido considerado por algún técnicos como
una de las causas por las cuales un niño nortéame cano de cada cinco
está mal nutrido. ¡Qué podemos decir de } niños latinoamericanos!
Otro ejemplo claro de victimización por abuso de poder ecor mico lo
encontramos en el mundo laboral.
Conocida desde siempre es la explotación del hombre por hombre,
desde la esclavitud hasta las formas contemporáneas, alj ñas de las
cuales no tienen grandes diferencias, y nos pondrían dudar sobre los
avances de la humanidad.
Ya hemos mencionado la explotación de la fuerza laboral de
menores de edad, en algunos países por medio de contratos aprendizaje,
en el nuestro se eliminaron éstos; el resultado fue a peor.
Miles de nuestros compatriotas (y miles de latinoamerican< son
víctimas de empresarios inescrupulosos que en Estados Unic de
Norteamérica los explotan y lucran con la mano de obra bar;
aprovechando la circunstancia de que carecen de permisos para t bajar
en aquel país, pues son inmigrantes ilegales o migrantes : derecho a
trabajo, por lo que se les paga menos del salario mínii y no se les da
ningún beneficio de seguridad social.
Y, en el mundo laboral, preocupa cada vez más el fenómeno las
víctimas de accidentes de trabajo y de enfermedades profesional
Hasta hace poco, se consideraba este fenómeno como realmi te
"accidental": era el precio a pagar por el desarrollo y el industi lismo. Los
estudios han demostrado que la mayoría de los acciden y enfermedades
laborales se pueden prevenir, pero desde luego, e: cuesta, y en algunos
campos es bastante caro.
Las empresas prefieren ahorrarse estos gastos, pues saben q
saldrán del problema pagando una pequeña indemnización al trabajador
afectado, lo que es más redituable que instalar costosos equif de
seguridad.
El avance tecnológico trae también mayor capacidad de dai y ahora
tenemos el problema de que grandes fábricas sin los adec dos equipos de
seguridad, no sólo han victimizado a sus prop empleados, sino que
también han producido derrames, emisione fugas de sustancias
seriamente dañinas para la comunidad aleda a sus instalaciones.
XVII.7. VÍCTIMAS TRANSNACIONALES
El fenómeno transnacional amplía cualitativa y cuantitativamente el
espectro victimológico. Allí encontramos al patrimonio nacional, al fisco, a
los trabajadores, a los consumidores, a empresas y comer¬ciantes
nacionales, a la población próxima a plantas industriales y bodegas y a la
población en general.409
El poderío de las empresas transnacionales es tal que, para lograr
obtener ganancias pueden afectar (y de hecho lo hacen):
1) El Patrimonio Nacional y los recursos naturales, como aque¬llos
que se encuentran en el subsuelo (minerales, petróleo), el mis¬mo suelo
(erosión), las aguas, los ríos, los bosques, en general la flora y la fauna.
Frecuentemente el daño es a través de una sobre-explotación, sin
preocuparse por renovar los recursos renovables, ni por el futuro del país
al que saquean los bienes no renovables.
2) El Ecosistema, al no atender a la ecología, rompe el equilibrio al
no usar los recursos racionalmente y permitirles reproducirse en todos
sus elementos. Así, se encuentra deforestación, desecamientos,
salinidad, contaminación, extinción de especies, etcétera.
3) Los trabajadores. Como hemos visto, accidentes, enfermeda¬des
profesionales, falta de seguridad social.
4) Los Consumidores; tanto aquellos "cautivos" por tenerse el
monopolio de bienes de primera necesidad, como los habituales o
potenciales. Aquí tenemos la guerra de las marcas y múltiples fraudes al
consumidor.
5) Los pequeños productores, los proveedores, acreedores y todo lo
que pueda significar competencia, que será eliminada sistemática e
inmisericordemente.
"La diversidad de abusos de poder económico es virtualmente
ilimitada: desde la publicidad engañosa y el tamaño de los precios, hasta
la venta letal de sustancias peligrosas o de alimentos contami¬nados en
mercados en que los controles locales y la información son insuficientes
para que el público pueda elegir con mayor conoci¬miento y acierto. Tales
abusos proliferan especialmente al amparo de la contienda desigual entre
el poder industrial de influyentes entida¬des comerciales y sus
vulnerables clientes de países en desarrollo, a los que con frecuencia
exceden en recursos e influencia. Aunque las empresas transnacionales
no son la única ni la principal fuente de
409 Cfr. Alaschi Otero, Carlos. Notas acerca de los Hiatos Transnacionales. IV Encuentro Latinoamericano
de Criminología Crítica. La Habana, septiembre 1986. También en Criminalia. Año LII, núms. 1-12. Porrúa, S. A.
México, 1986.
posibles abusos, que pueden provenir también de las prácticas <
explotación de otras entidades comerciales poderosas o del emplí de
métodos ilícitos o perjudiciales por parte de empresas nacional
(comprendidas las estatales), dado el alcance de las operaciones i las
empresas transnacionales, especialmente en el mundo en desan lio con
sus grandes masas de consumidores vulnerables y sin orgai zar, las
prácticas perjudiciales seguidas por algunas de ellas merecí atención
prioritaria." 41°
Efectivamente, no podemos culpar de todo mal a las empres
transnacionales, ni hacer generalizaciones peligrosas, pero su pote cial
victimógeno y su poder es tal, que es necesario dedicarles u mención
especial, sobre todo por la repercusión que han tenido Latinoamérica.
No todas las transnacionales infringen las leyes, más aún, al£ ñas
son realmente meticulosas en el cumplimiento estricto de mismas, pero
se adoptan formas mucho más sofisticadas de ar socialidad, como el
transladarse a países en los que las leyes (fiscal ecológicas, laborales,
etc.) son menos rígidas o la observación éstas es más elástica, o acatar
las leyes nacionales pero dañandc otros países, realizando actividades
anticompetitivas y afectando m cados exteriores.
En cuanto a aquellas que violan la ley, encontramos todas
modalidades ya señaladas en el apartado anterior, pero además muy
significativamente: cohecho, corrupción, compra de prerrog; vas
(licencias, permisos, etc.), tráfico de influencias, cuando no tervención
directa en los asuntos internos del país.
Dentro de las actividades comerciales mayormente victimizant en
que se demuestra el abuso del poder económico, encontramos:
1. La negativa de venta.
2. El boicot.
3. Las prácticas discriminatorias.
4. La restricción de la producción.
5. La venta en perjuicio del consumidor.
6. Los contratos de representación exclusiva.
7. Fijación excesiva o ilegal de precios.
Muchas de estas prácticas no son ilegales de por sí, pero co tituyen
un abuso en la posición dominante en el mercado, así:
110 ONU. E/AC.57/1984/13, op. cit., p. 23.
111 ONU. E/AC.57/1984/13, op. cit., p. 25.
1. La transferencia de tecnología.
2. Las cláusulas sobre vinculación de las compras.
3. Los descuentos por fidelidad.
4. Los arreglos sobre propiedad de marcas o patentes.
5. La distribución exclusiva.
Sin pretender explicar cada una de estas prácticas, y a guisa de
ejemplo, mencionemos lo siguiente:
Una de las formas más simples de abuso de poder económico es la
venta de artículos de primera necesidad a un precio excesivo,
aprovechando que se ha eliminado la competencia, que se tiene el
monopolio, que se posee la patente o las sales o materia prima, o por
cualquier otra razón que impide al país subdesarrollado fabricar el
producto.
El ejemplo más patente y quizá más patético es el de los fármacos,
que en América Latina tienen índices de sobreprecio de 30% a 700%, sin
contar con la venta de medicinas vencidas (postdatadas), inútiles, en vías
de experimentación o ya prohibidas en el país de origen (la lista de estas
últimas es impresionante) por haberse probado efectos secundarios
indeseables.
Otro ejemplo es el de vender maquinaria y materiales antiguos,
descontinuados o defectuosos al precio de los modelos más modernos.
La venta de tecnología anticuada, sobrevalorada, inadecuada o
francamente obsoleta, y además cara, es una práctica altamente
victimizante, pues mantiene al país adquirente en constante atraso y
subdesarrollo.
Plaguicidas, y otras sustancias dañinas y peligrosas exportadas al
tercer mundo no suscitan más que una atención limitada, aunque se trate
de una práctica muy difundida.
Las empresas químicas de algunos países desarrollados gastan en
la lucha contra la contaminación de sus plantas en el extranjero un 40%
menos de lo que gastan en las que existen en su país de origen.
Ejemplos claros de esto son los cigarrillos que contienen hasta 76%
más de alquitrán cuando son fabricados en el tercer mundo, que aquellos
para consumo europeo; los millones de pijamas para niños, enviados a
países en desarrollo a fines de los años 70 y que tenían sustancias
carcinógenas. El uso de leches preparadas en detri¬mento de la práctica
normal de la lactancia materna. Esto último es de lo más preocupante
porque se estima que un millón de niños por año mueren en el tercer
mundo por el uso, abuso y mal uso de las leches preparadas.
Consideramos que con los ejemplos anteriores basta para d una idea
clara de lo que es esta forma de macrovictimización.
XVII.8. CONCLUSIÓN
Al principio del tema mencionábamos que poder político y pod
económico se atraen, se retroalimentan, y en ocasiones es difí
distinguirlos.
A este fenómeno de la unión del poder político con el ecor mico es a
lo que Vérsele ha llamado la "criminalidad dorada".
Es difícil que un sujeto con poder económico no tenga influe cia
política, y más difícil aún que un político de nuestros sufrid países sea
económicamente pobre.
Al absorber el Estado múltiples funciones económicas que ani
estaban en manos de los particulares, su posibilidad de abuso poder
económico se multiplica, y en ocasiones es difícil disting\ dónde principia
el abuso político y dónde termina el economice
Criminales "dorados" son entonces los que detentan tanto poder
político como el económico y lo ejercen impunemente y beneficio propio,
en perjuicio de toda la sociedad, causando un co; social y un daño muy
superior al de la criminalidad convención
Se ha llegado a hablar de un síndrome de David y Goliat, don David
representa a la víctima y Goliat al poderoso, con una desp: porción
terrible de fuerzas, pues mientras Goliat tiene todos i recursos a su
disposición, David está atenido a sus propias fuerz
En un informe de Naciones Unidas"412 se caracteriza de la f ma
siguiente:
"La esencia del síndrome de David y Goliat consiste en que, se
tienen en cuenta los recursos financieros o los conocimieni técnicos
necesarios para buscar y obtener justicia y reparación, víctimas del abuso
de poder político y económico están claramei en una posición de
desventaja: mientras sus adversarios, ya sea gobierno, el comercio o las
empresas, disponen de enormes recur; financieros y técnicos, las
víctimas en cambio apenas pueden sob llevar la carga financiera que el
litigio les suele representar. Y mii tras en muchos casos las víctimas
pueden verse obligadas por la esca de recursos o las circunstancias a
enfrentar la situación por sus p pios medios, el presunto delincuente
utiliza todos los recursos p< bles para protegerse del procesamiento, el
juicio y la condena,
1 ONU. E/AC.57/1984/13, op. cit., p. 14.
como de sus consecuencias directas o indirectas. Un consumidor común
u otro ciudadano particular tiene en realidad muy pocas posibilidades de
triunfar contra esa constelación de poder; poca duda cabe de que Ja
balanza de la justicia se inclina notablemente en contra de las víctimas
del abuso de poder ilícito. Esto ocurre espe¬cialmente en el caso de los
países en desarrollo donde las víctimas, ya sean particulares (es decir,
consumidores) o incluso el Estado, por carecer de la capacidad necesaria
para hacer cumplir la ley, no pue¬den competir con los poderosos
empresarios que cuentan con vastos recursos y un enorme caudal de
conocimientos y expertos jurídicos y de otra índole."
¿Qué posibilidades hay de que nuestro David, consumidor
tercermundista, pueda derrotar a ese Goliat transnacional dora¬do? ¿Qué
honda y qué guijarro utilizaremos para derrumbar al monstruo?
• La misión parece imposible; la solución ideal es el cambio de
estructuras sociales y de relación de fuerzas a nivel internacional; esto es
fácil de decir, y se ha dicho tanto que principia a desgastarse.
Los intereses en juego son tan poderosos que dificultan las acciones
concretas, sin embargo algo se ha logrado, y debemos prin¬cipiar por la
denuncia y, como se dice ahora, la "concientización" de la comunidad, al
menos es lo que está a nuestro alcance.
Una proposición interesante es la del Ombudsman, que ha logra¬do
éxitos inusitados en los países en que opera, y ha demostrado ser
efectivo dique contra el abuso de poder público.
Naciones Unidas ha propuesto la creación de grupos de la
comu¬nidad como control para el abuso del poder estatal,413 así como,
en la Declaración tantas veces citada, dedica dos artículos al problema, el
19 y el 21, a saber:
19. Los Estados considerarán la posibilidad de incorporar a la
legislación nacional normas que prescriban los abusos de poder y
proporcione remedios a las víctimas de esos abusos. En particular, esos
remedios incluirán el resarcimiento y la indemnización, así como la
asistencia y el apoyo materiales, médicos, psicológicos y sociales
necesarios.
21. Los Estados revisarán periódicamente la legislación y la
prác¬tica vigentes para asegurar su adaptación a las circunstancias
cam¬biantes, promulgarán y aplicarán, en su caso, leyes que prohiban los
actos que constituyan graves abusos de poder político o económico
413 ONU. E/CN/5/469, párrafo 26, Kyoto, 1970.
y que fomenten medidas y mecanismos para prevenir esos actos
establecerán derechos y recursos adecuados para las víctimas de ta
actos, facilitándoles su ejercicio.
Por lo anterior ha sido tan importante la creación en Méxi de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (Diario Ofic del 29 de junio de
1992) y la del Distrito Federal (1993), seguid por comisiones estatales en
toda la República, así como el Trih nal Contencioso Administrativo y la
Procuraduría Federal del Consumidor.
XVIII.2. VÍCTIMAS DE HOMICIDIO
El homicidio es, sin lugar a dudas, la más grave de todas las
victimizaciones. En los últimos cinco años del siglo XX, la situación
jurídica en México fue la siguiente:
CUA M 6,
DRO Nfi 35 ujeres 370 1999
PROCESA T 5
DOS POR otal 1997 08
HOMICIDI 4 6,
O 1995 85 147
(OR 5 6, 3
DEN 41 030 29
COMÚN) 6, 3 6,
832 03 476
D 2 6,
ISTRITO 44 333 Total
R 7, :
EPÚBLICA 076 1998 2,
MEXICAN 4 465
A 1996 78 3
4 6, 1,556
AÑO 53 483 1,
F 6, 3 541
EDERAL 064 59 3
H 3 6, 3,097
ombres 06 842

Al tratar a las víctimas del homicidio, los autores se preguntan •


puede hacerse una clasificación independiente de ellas. De Quince habla
de "la clase de personas que mejor se adaptan a ser asesinadas" 4
Hentig, en su obra El Asesinato,™ busca la correlación entre la
categorías psicológicas de los asesinos y de las víctimas y, en otr obra,
trae la clasificación de las "víctimas perfectas de homicidio'
1) El depresivo, falto de prudencia y discreción, su instinto de cor
servacion está debilitado, inconscientemente desean ser aniquilado*
2) El codicioso, en que la expectativa de ganancias fáciles actú en el
como una droga, que remueve todas las inhibiciones normaleí
3) El lascivo, principalmente mujeres muy jóvenes o en el climz teño,
cuya debilidad las hace exponerse.
4) El atormentador, que presiona y tortura a sus hijos, muje] amante,
empleados, etc., hasta que su tiranía se vuelve insufrible viene la
liberación.
Es lógico que así como hay sujetos proclives a ser robados lo hay a
ser lesionados, asesinados o víctimas de chantaje o abuso sexual
Estamos pues de acuerdo en que ciertas personas están en mayo
peligro que otras de ser lesionadas o muertas, como veremos má
adelante.

El perfil de la víctima de homicidio, de acuerdo a los resultados de


necropsias del Servicio Médico Forense de la Ciudad de México (1999),
es el siguiente:
Edad: la tercera parte (34.42%) está entre los 21 y 30 años, seguida
de los que tenían entre 31 y 40 (20.89%), el tercer lugar lo ocupan los que
están entre 11 y 20 años (14.55%).
Sexo: predominante masculino, la proporción es de 7 a 1 (1,027
hombres por 141 mujeres).
El 22.17% fue muerto en asalto y el 17.98% en riña; se tabulan
aparte los hechos de tránsito.
Muy importante es conocer que el 58.48% de los homicidios se han
cometido con arma de fuego, el 22.09% por traumatismo, el 9.59% con
arma blanca y el 5.57% por asfixia.
Otros datos son: estado civil, casado 36.99%, soltero 35.36%.
Escolaridad, secundaria 30.57%, primaria 23.20%, bachillerato 12.50%
El domingo es el día más victimógeno (18.75%) y el miércoles el
menos (11.64%). Y las cinco ocupaciones más frecuentes son: empleado,
comerciante, chofer, policía y estudiante.

XVIII.3. VÍCTIMA DE LESIONES


En México se consideran lesiones (jurídicamente) toda alteraciói de
la salud y cualquier daño que deje huella material en el cuerpo siempre
que haya sido producido por causa externa (art. 288 C P)
En nuestra investigación (Xalapa), el 15% del total de víctima lo fue
del delito de lesiones y, del total de lesionados, el 68 8% soi hombres y el
31.2% mujeres. En la encuesta del CONSEGU solamen te se reporta el
0.9%.
En la investigación del INACIPE, sólo el 4.3% (D.F.) y el 5 69i (Z.C.)
de las víctimas lo son por lesiones; la proporción de hombre y mujeres se
mantiene en el D.F. (70.6% por 29.4%).
De lo anterior se confirma que los hombres son lesionados coi mayor
frecuencia (el doble) que las mujeres.
La reincidencia victimal en este delito es alta, pues una de -victimas
ha sido lesionada más de una vez.
415 Quincey, op. cit., p. 65.
"* Hentig, Hans von. El Asesinato. Espasa-Calpe. Madrid, España, 1962, p. 283 Hentig, Hans von, op. al.
(Remarks on the...), p. 46.
El 70% de las lesiones fueron infligidas durante los últimos 3 meses
del año (Xalapa); en el D.F. es el 50% y en la zona conurbada el 66.6%,
lo que es digno de estudio, ya que rompe las leyes térmicas de Quetelet
(temperatura), e indica factores sociales importantes (fiestas, alcoholismo,
abundancia económica, etcétera).
En cuanto al día de la semana, las mujeres son víctimas de esta
conducta en sábado en el 41% de los casos, y los hombres son
victimizados en ese día en un 36%, con lo que se cumple la regla de que
el fin de semana es victimógeno.
El lugar de victimización es diferente si se trata de víctima hombre o
mujer, según podemos ver en el Cuadro NQ 33, el hombre es agre¬dido
en espacio abierto en el 85% de los casos, en tanto que la mujer es
lesionada en lugar cerrado en un 42.5% (Xalapa).

CUA Tr Homb
DRO Na 36 ans- Mujer res
LUGAR DE es 3
LESIONES 2 8.6
(%) p 6.6 4
úblico 2 2.5
L p 4.0 6.
ugar ública 6. 4
Ví ce 6 3.
a rrado 6. 9
L bl 6 4.
ugar ado 2 9
D h 2.6 3.
espo- abitación 1 5
C p 3.3
asa- orte

Lo anterior puede tener una lógica, pues la mujer pasa más tiempo
en la casa que el hombre, pero aporta también otros datos, como puede
ser el maltrato familiar, etc.
Ahora bien, si consideramos las víctimas que han salido lesionadas
físicamente a causa de un delito (robo, violación, abuso de autoridad, etc.) la
cifra aumenta hasta un 26.7%, es decir una de cada cuatro víctimas es
lesionada, lo que mucho quiere decir en cuanto a criminalidad de tipo violento.
De todas las lesiones el 22% pueden considerarse mayores, al requerir
hospitalización.
Las cifras anteriores son para Xalapa, pero se confirman en el Distrito
Federal, en donde el 26% de las víctimas de cualquier delito sufrieron daños
físicos, y de éstos el 27% requirió hospitalización.
Esto es comprensible si se toma en cuenta que en el 27% de todos los
delitos se usaron armas, y de éstas el 13.5% fueron pistolas y 18.5% armas
blancas (Xalapa). En el D.F., el 23.5% de las víctimas fueron lesionadas con
arma de fuego.
En cuanto a las lesiones psicológicas, en Xalapa el 14% de las víctimas
aceptó haber sufrido este tipo de daño, de ellas, el 16% requirió tratamiento; en
el D.F. es el 12.6%, de los cuales el 41% necesitó atención especializada.

Las lesiones representan, como ya mencionamos, la segunda caus


de denuncia ante la Procuraduría (después del robo), lo que nos d
también una clara imagen de la victimización violenta que estamc
padeciendo.
Para finalizar este apartado mencionaremos la situación leg;
referente a lesiones.
CUA H 4, 3
DRO NQ 37 ombres 212 1,77
PROCESAD M 3
OS POR ujeres 1,30 1999
LESIONES T 2,
(ORD otal 1997 801
EN 2, 2
COMÚN) 1995 002 7,913
AÑO 2, 2 5,
DI 063 5,368 263
STRITO 2 4, 3
FEDE 7,370 168 3,17
RAL 4, 2
R 425 9,53 Total
EPÚBLICA 3 1
M 1,79 1998 0,557
EXICANA 1, 1
1996 995 34,754
1, 2 2
696 7,009 2,831
2 4, 1
7,094 763 57,58

XVIII.4. DINÁMICA
Presentamos algunas ideas sobre la dinámica de la agresión físic;
dentro de lo difícil de hacer generalizaciones, lo que nos importa e el
papel de la víctima en este proceso.
Es indudable que el homicidio, así como las lesiones, son un forma
de relación humana y social, y que el agresor desea no sol el daño o la
destrucción de la víctima, sino que además quiere "deci algo".
Es decir la agresión física tiene no sólo un contenido social, sin
también un profundo significado psicológico.
Como en toda relación social y humana, existe interacción, e
ocasiones muy estrecha, entre víctima y victimario.
La criminogénesis y criminodinámica del homicida ha sido mu
estudiada; sus rasgos, su personalidad, su iter criminis. Por el contn rio,
falta mucho por saber acerca de la víctima y de lo que nosotrc
denominamos iter victimae.
Una de las dificultades típicas es que, en el homicidio, no cor tamos
ya con la víctima, no conocemos su versión de los hechos, su
sentimientos, su actuación después del crimen, etcétera.
Hay casos en que este impedimento puede superarse, como
aquellos en que la víctima sobrevive un tiempo después de la agresión, o
aquellos en que el homicidio quedó en grado de tentativa.
Otro problema es la dificultad que hay en separarse la tenta¬tiva de
homicidio de la de lesiones, y las lesiones graves de la ten¬tativa de
homicidio.
Los juristas hablan del animus necandi, es decir la intención de matar
que lleva el criminal, frente al animus laedendi, en que solamen¬te
intentaba lesionar; de aquí el problema del delito preterintencional, en que
el agresor solamente deseaba lesionar, pero se excedió en su violencia y
mató a la víctima.
Poco se ha estudiado este problema en relación a la víctima, ¿hasta
dónde la víctima tenía la intención (consciente o inconscien¬te) de ser
muerta? Algunos avances del fenómeno los hemos ya dado en los
capítulos dedicados al niño maltratado y a la mujer golpeada, en que la
víctima llega a provocar la agresión, pero desde luego sin el ánimo de ser
asesinada.
Podríamos proponer como hipótesis que la víctima no lleva el
"ánimo" de ser muerta, en la gran mayoría de los casos; aun en casos
graves de masoquismo, se busca el placer por medio del dolor, pero no
hay la intención de que el placer cese por la muerte.
Sólo en casos excepcionales la víctima lleva el animus de ser
muerta, como puede ser el ejemplo de la eutanasia, del pacto suici¬da,
del sacrificio por venganza; los otros casos son de suicidas poten¬ciales,
que carecen de valor para autodestruirse, o de sujetos que buscan ser
héroes o santos por medio del martirio.
Lo que nos interesa de sobremanera, es la participación de la víctima
en el asesinato, así, "La víctima no es únicamente un objeto inanimado,
sino elemento activo en la dinámica del asesinato. No sólo se adecúan
con frecuencia el autor y la víctima, uno a otro, como la cerradura y la
llave, sino que también sus condiciones de vida pre¬sentan a menudo
peculiaridades complementarias." 418
Abrahamsen señala que "Sólo en muy raras ocasiones la mente
humana se encuentra obsesa por el impulso total a matar. Por el
contrario, según mi experiencia, el homicidio es provocado
incons¬cientemente por la víctima."419
Se ha dicho en relación al homicidio, que el estudio de la
Victimología se reduce al estudio de la provocación. Por este camino
entra la Victimología en los ordenamientos jurídicos.420
418 Hentig, Hans von, op. cit. (El Asesinato), p. 273.
419 Abrahamsen, op. cit. (La Mente), p. 12.
420 Aníyar, op. cit. (Victimología), p. 78.

Sin embargo, la víctima provocadora o precipitante sería tan solo una


categoría dentro del complejo mundo de la agresión. Podríamos
considerar tres grupos principales de acuerdo a la participación de la
víctima,421 que en mucho coinciden con la clasificación mendelsohniana
de víctimas inocentes, culpables y aquellas en que la culpabilidad se
comparte.
1) Pequeña participación; cuando no hay provocación, la vícti¬ma
participa levemente, en ocasiones sólo "estaba ahí". Se menciona como
ejemplo el de los niños pequeños asesinados por maniáticos.
2) Participación moderada; la víctima interviene directamente: en
ocasiones el papel de víctima o victimario son intercambiables, como en
los homicidios en riña. Se menciona como ejemplo el de la violencia
intrafamiliar.
3) Mucha participación; cuando la víctima toma un papel activo,
como la mujer que muere en un aborto consentido, o en las subculturas
violentas con patrones de vendetta.
Desde luego que, para ser lógicos debemos agregar los dos casos
extremos, el de la víctima no participante y el de la víctima de
par¬ticipación total. En el primer caso tendríamos el infanticidio, o al
sujeto que es asesinado al ser confundido, en el segundo al de la legítima
defensa o al de verdadero suicidio (el que se lanza al paso de un
automóvil).
XVIII.5. RELACIÓN VÍCTIMA-VICTIMARIO
Un punto básico en la criminogénesis y la criminodinámica d« las
lesiones y el homicidio es la relación anterior entre el criminal} su víctima;
para algunas formas, el conocimiento previo y aun el parentesco son
presupuestos ineludibles, así: el parricidio, el infan¬ticidio, el conyugicidio.
En México opera la calificativa de "traición" (art. 319 C.P. D.F.) que
agrava las lesiones y el homicidio:
"Se dice que obra a traición: el que no sólo emplea la alevosía sino
también la perfidia, violando la fe o la seguridad que expresa mente había
prometido a su víctima, o la tácita que ésta debía pro meterse de aquél
por sus relaciones de parentesco, gratitud, amistad o cualesquiera otra
que inspire confianza."
En la investigación resulta que el 46.2% de las víctimas de lesio nes
en el D.E conocía previamente a su agresor; en la Zona Conurbadz
Cfr. Avison, Neville. Victims ofHomicide. I Symposium. Israel, 1973.
el porcentaje es de 25%, lo que indica que es más frecuente la
agresión por parte de un desconocido.
En lo referente a homicidio, la investigación de Ruiz Harrell, sobre la
población de homicidas en la penitenciaría del D.F. de Méxi¬co, dio como
resultado que tan solo el 34.11% de los criminales conocía previamente a
su víctima.422
La proporción es notablemente más baja que la detectada en otros
países, creemos que es necesario actualizar los datos antes de aventurar
conclusiones.
Para España (Región Canaria), la relación entre victimario y víctima
de homicidio es como sigue: extraños 39.2%, amigos 14.2%, amantes
5.9%, esposos 9.6%, otros parientes 25.2%, pareja homo¬sexual
5.9%.423
Marvin Wolfgang, en 1958, sobre un total de 550 casos de homicidio
cometidos en Filadelfia entre 1948-1952, consta una rela¬ción entre
criminal y la víctima en los siguientes porcentajes: amigo íntimo 28.2%,
relación de parentesco 24.7%, conocido 13.5%, des¬conocido 12.2%,
amante o prostituta 9.8%, rival sexual 4%, enemigo 2.9%, agente de
policía 1.1%, espectador inocente 1%, compañero homosexual 0.6%.424
Sessar, para Alemania (Laden, 1970-1971), descubre que el 50% de
los homicidios se presentan entre familiares y amigos cercanos.425
Abrahamsen nos dice que el homicidio intrafamiliar constituyó el 25%
del número total de homicidios registrados en los E.U. duran¬te 1971. En
el mismo año el 72% de los homicidios ocurrieron entre personas que se
conocían entre sí, que vivían en el mismo vecindario o eran miembros de
la misma familia.
Esto significa que de los 17,630 homicidios cometidos en 1971 (un
incremento aproximado del 60% desde 1966) unos 12,700 ocu¬rrieron
entre personas que se conocían o se trataban. Misma regla siguen las
lesiones.426
El Departamento de Justicia de Estados Unidos confirma esto pues,
para el período 1973-1976, estima que 3.8 millones de inciden¬tes de
violencia "íntima" (amigos, parientes, vecinos, compañeros de
422 Ruiz Harrell, Rafael y colaboradores. El Homicidio y la Violencia como Factores de Salud Pública en
México. Edición Mimeografiada. México, 1973.
42S Garrido Guzmán, Luis. Aspectos Criminológicos de la Delincuencia de Sangre. Aula de Cultura de
Tenerife. España, 1974, p. 190.
424 Wolfgang, Marvin, 1958, cit. por Neuman, op. til. (Victimología), p. 108.
425 Sessar, Klaus. Obseruations of Offender-Victim Relationships in Criminal Homicide. 1 Symposium.
Israel, 1973.
426 Abrahamsen, op. cit. (La mente), p. 50.
trabajo) ocurrieron durante el período estudiado; 1.2 millones fue¬ron
entre parientes. Se considera que el 55 % de la violencia "íntima" no es
reportada a la policía.427
Para 1992, considerando los 12,489 cometidos con armas de fuego
en E.U., la relación de la víctima era: conocido 27%, extraño 13%, familiar
12%, amigo (o vecino) 8%, no se sabe 39%.
El 22% de bajas de la policía norteamericana, así como el 28% de
todas las lesiones y agresiones a la policía, fueron durante
inter¬venciones policiacas en problemas familiares.
Las crisis familiares son tan peligrosas para los que intervienen en
ellas, que las 3/4 partes de todas las víctimas de homicidio son parientes,
amigos o conocidos de los homicidas.428
Hentig, sobre 206 asesinos "normales" (citando a Norwood),
encuentra la relación siguiente: extraño 16%, amigos 20.4%, amante
31.2%, esposa 16.5%, otros parientes 15.4%. Sin embargo, entre 332
homicidas enfermos mentales, los porcentajes varían en la forma
siguiente: extraño 8.6%, amigo 29.2%, amante 8.1%, esposa 26.5%, otros
parientes 29.6%.429 El autor concluye que el acto violento del enfermo
mental se dirige en especial medida contra la mujer y los parientes más
próximos.
Exner, para Sajonia, de 116 homicidios pasionales encuentra 20 sin
datos, 79 parientes y 17 amantes. Svalastoga, para Dinamarca, de 172
asesinatos, el 57% eran parientes, el 30.8% conocidos y el 12.2%
des¬conocidos. Wurmser, de 22 homicidios, 11 tenían estrechas
relaciones.430
Creemos que con los ejemplos anteriores basta para demostrar la
importancia de la violencia intrafamiliar y de las relaciones exis¬tentes
entre víctima y victimario en los delitos contra las personas en su vida e
integridad física.
XVIII.6. MODALIDADES VICTÍMALES
Entendemos que el tema de la víctima de los delitos contra la vida y
la integridad personal es extraordinariamente amplio, una sola de sus
modalidades (suicidio, homicidio pasional, delito culposo, magnicidio,
etc.), bastaría para hacer un capítulo, cuando no un libro completo.
427 U.S. Bureau of Justice Statistics. Intímate Victims, a Study of Violence Among. Friends and Relatives.
USA, 1980.
428 Cfr. U.S.-LEAA. NCJ/48/005, USA.
42(1 Hentig, Hans von, op. cit. (El asesinato), p. 282.
430 Exner, Svalastoga y Wurmser. Citados por Góppinger, op. di. (Criminología), p. 367.
En este apartado mencionaremos algunas de estas modalidades,
más a guisa de ejemplo que con la intención de hacer una explicación
profunda, a reserva de ampliar su estudio en futuras publicaciones.
XVIII.6.1. Victimización culposa
En las lesiones u homicidio culposo, es decir aquel cometido por
imprudencia o impericia del activo, donde no hay intención de dañar, pero
no se tuvo el cuidado necesario al actuar, la víctima puede tener un papel
predominante,
Como vimos líneas atrás, la participación de la víctima puede ser
total o nula, graduándose en pequeña, mediana o grande.
Poco se ha estudiado la intención de la víctima, y creemos que
puede hablarse de delitos culposos desde el punto de vista victimal,
independientemente de la intencionalidad del victimario, como ve¬remos
en un capítulo posterior.
El gran número de víctimas de lesiones y homicidio culposo (desde
el punto de vista del victimario) hace necesario poner mayor atención en
este tópico, pensemos únicamente en hechos de tránsi¬to, que pueden
producir más muertos y heridos que otros delitos comunes, tal y como lo
demuestra la estadística; recordemos que es actualmente la primera
causa de necropsia en el Servicio Médico Forense, y que durante 1986
fueron 2,051 casos (el 28.7% del total) y en 1999 tuvimos 1,629 (24.86%).
Muchas de estas muertes, lesiones y daños pudieron evitarse si la
víctima se hubiera conducido con mayor prudencia (independien¬temente
de la precaución exigida al autor).
Creemos pues que la distinción entre hechos dolosos y culposos (y
aun preterintencionales) desde el punto de vista victimal puede tener una
gran utilidad, no sólo para precisar la culpabilidad y el grado de
responsabilidad del autor, sino para la mejor elaboración de una política
victimológica.
XVIII.6.2. Terrorismo
Una de las formas más graves de victimización la configura, sin lugar
a dudas, el terrorismo, por el número de víctimas y la calidad de éstas,
pues se trata en un sinnúmero de casos y de personas ino¬centes y
totalmente ajenas al conflicto pretexto para el acto terrorista.
El terrorismo se caracteriza entonces por su crueldad excepcio¬nal y
por el peligro que representa para todo mundo, pues aunque
se trate de atentados contra una persona en particular, los medios
empleados cobran vidas inocentes.
El terrorismo puede concebirse como el empleo sistemático de
medidas excepcionales de violencia para lograr un fin político, sea éste la
toma, la conservación o el ejercicio del poder.
Es decir, es la lucha cobarde y sucia por el poder, ya que es más
fácil agredir a la población civil e inerme, que enfrentarse a cuerpos
armados y entrenados.
El terrorismo puede ser, desde luego, de abajo hacia arriba o de
arriba hacia abajo: en el primer caso se trata de una campaña orga-
nizada de violencia indiscriminada, llevada a cabo por un grupo opuesto a
un gobierno establecido; en el segundo, es la violencia del gobierno
mismo contra la población, para mantenerse en el poder y disuadir a los
gobernados de cualquier intento de rebeldía.
En todo caso, lo que se busca es crear miedo y extender la esfera de
influencia de los perpetradores, a base de impresionar a la población y
crear un clima d^ inseguridad. Al final, las víctimas del terrorismo son los
ciudadanos, generalmente víctimas inocentes o indefensas.
Marx mismo rechazó el pseudo-revolucionarismo de los terroris¬tas,
y calificó al terror de aventura, de acción desesperada, ilusión y falta de fe
en las masas.431
Estamos totalmente de acuerdo con Stanciu, en la última
pu¬blicación de su vida, cuando afirmó que no existe un terrorismo
"bueno".432
La víctima del terrorismo es poco lo que puede hacer para prevenir
su victimización, ya que debería de abstenerse de ir a bares, clubes,
almacenes, mercados o cualquier lugar o espectáculo público, y no viajar
en avión o tren, pues en el mejor de los casos puede ser tomado como
rehén, y en el peor, ametrallado o volado en pedazos con un explosivo.
Aun en nuestra propia casa, no podemos afirmar que estamos a
salvo de actos terroristas.
El ejemplo más trágico y conocido es el de las torres gemelas del
World Trade Center de Nueva York, acaecido el 11 de septiembre de
2001, en el cual un grupo de suicidas (19) secuestró cuatro aviones
comerciales y los utilizó como proyectiles contra los edificios y el
431 Cfr. Blischenko, Igor y Zhdanov, Nikolai. El Terrorismo coma Crimen Internacional. Editorial
Progreso. URSS, 1983, pp. 9 y ss.
432 Stanciu, V. V. Ya-t-il un Bon Terrorisme? Eludes Internationales de Psychosociologie Criminelle.
Núms. 36-44, p. 21, Société Internatíonale de Prophylaxie Criminelle. París, Fran¬cia, 1987. Ver la versión en
español en Criminalia, año LII. Editorial Porrúa. México, 1986.
pentágono, provocando más de 6,000 víctimas mortales, miles de heridos
y pérdidas materiales, miles de heridos y pérdidas materiales inmensas.
Por lo tanto, la solución está (y todos parecen de acuerdo) en una
muy amplia cooperación internacional y en un estricto cumpli¬miento de
los diversos tratados, pactos y declaraciones, realizados ante la sede de
la Organización de las Naciones Unidas.
Hasta el momento (2001) se han elaborado 12 Convenciones
Internacionales referentes al terrorismo en sus diversas manifestacio¬nes:
aerosecuestro (1963, 1970, 1971), asesinato (diplomáticos, 1973),
material nuclear (1979), rehenes (1979), aeropuertos (1988), barcos
(1988), plataformas (1988), explosivos plásticos (1991), bombas (1997),
financiamiento (2000).433
XyiII.6.3. Magnicidio
El magnicidio (homicidio de algún personaje ilustre) es pecu¬liar
porque en él la víctima, y no el criminal, ocupa el papel central; es el caso
típico en el cual el criminal se borra, cae en el piadoso olvido, en tanto
que la víctima pasa a la historia, en mucho porque ya ocupaba un lugar
en ella.
La víctima entonces sobresale: "un hombre que aventaja a los
demás así sea en trivialidades, provoca resenümiento. ¿Por qué? Porque
a su alrededor se mueven las figuritas inacabadas de los seres que en
nada fraguan. Y esas figuritas —el hombre insatisfecho, el hombre
frustrado, el hombre sin hacer— querrían que todos fuesen como ella,
única forma de burlar la conciencia de su propio fracaso".434
Es saludable diferenciar el magnicidio del tiranicidio; en el primer
caso la víctima lo es por su importancia, por lo que es, por lo que
representa, por ser valiosa, lo que es insoportable al criminal.
En el tiranicidio la víctima ha buscado su propia destrucción al
destruir valores básicos para la comunidad (justicia, seguridad, dig¬nidad)
; es víctima por lo que hace, porque lo hace mal y hace el mal.
Por esta razón, en tanto que el magnicidio es universalmente
reprobado, el tiranicidio es comúnmente aceptado (aunque no pueda
<s3 Varios estudios muy actuales sobre el tema pueden verse en: ISPAC (Consejo Asesor Científico y
Profesional de los Programas de prevención del Delito y Justicia Cri¬minal de las Naciones Unidas). Countmng
Terrorism trough International Cooperation. (Actas de la Conferencia Internacional de Courmayeur. Septiembre
2000). Italia, 2000.
4M Scherer García, Julio. En el Prólogo de Psicoanálisis del Magnicidio, de Quiroz Cuarón, Alfonso y
Máynez Puente, Samuel. Editorial Jurídica Mexicana. México, 1965, p. 9.
justificarse el hacerse justicia por propia mano), aun los pensadore:
eclesiásticos lo admiten (Molina, Suárez, Tomás, Bellarmino, Mariana
etc.), y se considera un "homicidio justiciero".
XVHI.6.4. Homicidio pasional
El homicidio pasional ha sido uno de los temas favoritos de 1;
Criminología. Aunque centrado siempre en el delincuente (configu ró una
de las clasificaciones base de la Escuela Positiva —Lombroso Ferri—),
tuvo acercamientos interesantes a la víctima que no es e momento de
exponer.
Lo mencionamos en especial porque es uno de los ejemplo; más
interesantes de participación victimal.
"El delito no puede considerarse pasional en sentido- estricto por el
solo análisis de la personalidad del delincuente, sino comple mentado con
el examen de la conducta de la víctima, que influye di tal modo, que,
suprimida ella, en algunos casos (en todos, dinamo nosotros) no se
cometería el delito."435
Efectivamente, en el homicidio pasional la víctima no es tomad; al
azar, se trata siempre de una persona con la que existen fuerte ligas
emocionales y sentimentales, y la que participa en la victime génesis
activamente, a veces en forma imperceptible, en ocasiones di manera
totalmente inconsciente.
"En el crimen pasional la víctima está fijamente determinada ei la
mente del victimario... allí está el sujeto pasivo, generalmente mu cerca,
con su poderoso y atrapante estímulo, buscando inconscien teniente la
reacción en cortocircuito, la respuesta huracanada, 1 descarga, en fin,
que conduce a su supresión, la eliminación de es víctima coadyuvante y
provocadora significa para el victimario 1 solución de su conflicto interior,
que es el centro de la angustiad lucha de tantos días." 436
Otra particularidad es que siempre hay un tercero, real o imí ginario,
que puede llegar también a ser victimizado.
En esta dinámica encontramos desde la víctima que es celad sin
fundamento hasta aquella que cela, provoca, agrede, se burh desprecia,
hasta que produce la explosión incontrolable.
155 Crespo Solís, Osear. Psicología de las Víctimas del Homicidio Pasional. Criminali: Año XXXII. Núm.
8, p. 512. Ediciones Botas. México, 1966. • u* Neuman, op. dt. (Victimología), p. 103.
XVIII.6.5. Eutanasia
La eutanasia, la buena muerte (del griego £V, bien y GávctTOc;?,
muerte), es el fallecimiento sin dolor, es ser ayudado a bien morir sin
padecimiento, es evitar una agonía larga y dolorosa.
Como es fácilmente comprensible, la eutanasia es un fenómeno de
enormes implicaciones victimológicas, ya que la víctima pide, o al menos
consiente que se le prive de la vida.
Hay ocasiones en que la víctima, padeciendo una enfermedad
peculiarmente grave, no puede pronunciarse, y el activo actúa per se,
pero de todas formas se considera como eutanasia.
El tema ha tomado actualidad por los avances de la medicina y los
casos de vida artificial, en que el paciente no sobrevive si no es por los
aparatos que lo mantienen.
. Desde luego que los casos de víctima inconsciente, suplicante y
consciente, son victimológicamente diferentes, pero las une el fenó¬meno
de que la víctima es librada de un mal mayor, un sufrimiento insoportable,
es decir, se trata de un caso único en el cual la victimización es a favor de
la víctima.
'XVIII.6.6. Abusos médicos
Otro aspecto de la victimización que exige atención, son los abusos
médicos, psiquiátricos y la utilización de drogas psicotrópicas, aun con
fines políticos.
La moderna medicina nos plantea una serie de cuestiones que tienen
relación directa con la Victimología:437 ¿Cuáles son los lími¬tes de
operaciones y manipulaciones con el cuerpo humano, como transplantes
de órganos, inseminación artificial, manejo genético, etc.?, ¿hasta dónde
puede llegar la intromisión del Estado en la privación de los derechos de
los pacientes, de los enfermos men¬tales, etcétera?
Capítulo especial merecería el tema de la experimentación con
humanos, en ocasiones sin el conocimiento ni consentimiento de la
víctima, a veces con éste, pero producido en personas particularmen¬te
vulnerables (reclusos, enfermos mentales, menores de edad,
mar¬ginados, etcétera).

487 Separovic, Zvoninur. Some New Problems Posed by íhe Advancement ojMedicine. II Sym-posium.
Boston, USA, 1976.
Opinamos, al igual que María de la Luz Lima, que es urgenti la
adaptación de principios básicos que controlen con mayor efica cia la
experimentación.438
XVIII.6.7. Victimización post-mortem
Finalmente, es de utilidad mencionar el problema de la victimi zación
post-mortem™ en cuanto al maltrato de los cadáveres en algia nos
hospitales, sanatorios y servicios médico forenses, caracterizado por su
falta de técnica y de respeto al ser humano, que debe se digno de
consideración aún después de muerto.
Se conocen casos de tráfico de órganos y glándulas extraídas di los
cadáveres sin consentimiento del difunto (ya que puede habe disposición
de donación) o de sus familiares.
Y qué decir de las funerarias, en donde se viola el derecho di todo
humano de tener un sepelio decoroso, y se explota inmiseri cordemente a
los deudos, que están emocionalmente en un estad< de indefensión y son
por lo tanto fácilmente victimizables.
XVIII.7. AUTOVICTIMIZACIÓN
Una de las características más notables del homicidio y las lesic nes
es que el sujeto puede autovictimarse, es decir, reunir las carac terísticas
de víctima y victimario en la misma persona.
Esto no sucede en otro tipo de victimizaciones, en que es ne cesario
un agresor y una víctima; nadie puede autorrobarse, autode fraudarse,
autoviolarse, autoestuprarse, etcétera.
Principiemos con el autohomicidio, es decir, el suicidio.
El suicidio es un fenómeno que ha conmovido a la humanidac
durante toda su existencia; lo hay de múltiples formas y por los má
diversos motivos (honor, ritual, religión, depresión, venganza, tradi ción,
psicosis, protesta, autopunición, etcétera).
El hecho de autodestruirse representa un acontecimiento en e que el
sujeto logra interpretar los dos papeles: criminal y víctima como diría Von
Hentig "es el placer de poder ser víctima y di proporcionárselo con la
propia mano, doble goce de dar y recibir".44

438 yer un prc,yecto de Principios en: Lima, María de la Luz. Denschos Humanos en I Experimentación.
III Congreso Mexicano de Derecho Penal. UNAM ENEP Acallan. México, 198'
439 Cfr. Geib, Frederick K. The UÜimale Victim: íhe Life Cycle ofa Corpse. II Symposiurr Boston, USA,
1976.
440 Hentig, Hans von, op. cit. (El Delito), T. II, p. 413.
Durante mucho tiempo, en la cultura occidental, el suicida fue
considerado como un criminal que se mata a sí mismo; la idea de pecado
fue fundamental para este enfoque, el sujeto es estudiado
criminológicamente, y aun sancionado, pues la tentativa de suicidio fue
castigada en algunas legislaciones igual que la tentativa de homi¬cidio, y
el suicidio consumado traía consecuencias, como no poder ser enterrado
en camposanto, no tener derecho a determinadas exe¬quias, o aun ser
exhibido el cadáver como postuma pena infamante.
Ahora la idea ha cambiado, pues se considera al suicida una víctima
(en principio de sí misma), y como tal es estudiado por la
Victimología.
Y no se trata de un simple juego de palabras, sino que tiene
implicaciones prácticas, pues nadie piensa ya en castigar al suicida o
tentado suicida (aun la Iglesia católica ha variado su actitud en este
campo); en el campo de la investigación tendríamos nuevos datos que
aportar, y desde el punto de vista de la prevención se lograrían avances.
Si toda conducta humana y muy especialmente en la relación
víctima-victimario es altamente simbólica, en el suicidio esto es pecu-
liarmente cierto, ya que el suicida quiere no sólo destruirse, sino además
"decir algo".
Además, es común que se quiera decir algo a alguien; el pro¬blema
queda resuelto en algunos casos en que la carta final es muy explícita,
pero esto no siempre sucede.
Es verdad que en una buena cantidad de suicidios hay otra (u otras)
víctimas (s), es decir el suicida se destruye con intención de destruir o al
menos dañar a otra persona.
Para prevención, es importante conocer que toda víctima poten¬cial
de suicidio está pasando por alguna (o varias) de las siguientes
situaciones:441
- Una depresión mental importante u otro padecimiento psi¬quiátrico
serio.
- Relaciones interpersonales en gradual deterioro.
- Antecedentes personales o familiares de intentos.
- Sentimientos marcados de soledad y hostilidad.
- Ausencia de creencias religiosas firmes.
- Pérdida reciente de alguna persona amada.
- Pérdida reciente de la salud (diagnóstico de enfermedad
in¬curable).
441 Cfr. Beck, A. T. The Prediction of Suicide. Charles Press Bowie. Maryland, USA, 1974, pp. 314-356.
- Primeros días de pérdida de libertad.
- Sentencia ejecutoriada.
- Desastres financieros que parezcan irremediables.
- Pérdida o disminución del "status" social.
- Jóvenes farmacodependientes en agrupaciones con ideología
extrañas a.su ambiente social
- Adultos alcohólicos o farmacodependientes.
- Edad avanzada, sobre todo en el sexo masculino, con padecí
mientos físicos dolorosos; problemas económicos, abandono de 1;
familia, e insomnia marcado.
- Amenazas frecuentes de suicidio.
- Verbalización de deseos de muerte.
- Gestos suicidas (jugar con armas de fuego, caminar por la azoteas,
ventanas de edificios altos, puentes, etcétera).
- Historia de tendencias impulsivas o de actos agresivos.
- Paciente con psicosis asociada a pánico, alucinaciones o del: ríos
paranoides.
- Homosexuales con problemas de rechazo.
Nuestro país tiene una tasa muy baja de suicidio, podríanlo
mencionar un 2.3 por cada 100,000 habitantes para 1969, que corr
parado con el 41.6 de Berlín Occidental (1964), 24.5 de Checoslc vaquia
(1968), 23.3 de Finlandia (1969), 22.0 de Suecia (1969), 17. de Suiza
(1969) o 15.2 de Japón (1970), es en realidad un fenómem poco
frecuente.442
En las cifras del SEMEFO, del total de autopsias para 1986, ei 375
pudo concluirse casos de suicidio, lo que representa el 5.2*2 (frente al
22.8% de homicidios). En 1999 encontramos 434, dand< el 6.57% (frente
al 17.68% de homicidios).
El perfil del suicida, en el final del siglo xx, es el siguiente cinco
hombres por cada mujer; población joven, 19.82% de 11 a 2 años,
32.72% de 21 a 30 años y 20.97% de 31 a 40 (cifras del Servid. Médico
Forense del Distrito Federal, 1999).
Otros datos son: por asfixia 57.14%, por arma de fuego 27.19% la
proporción hombre-mujer es7aly8al, respectivamente.
El 44.7% son solteros y el 31.8% casados. La educación es 27.88?
secundaria y 22.58% primaria. El 27.42% de ocupación empleado el
13.59% estudiante. El lugar del suicidio es el hogar en 65.21% d los
casos.
442 Cfr. Rodríguez Sala, Ma. Luisa. Suicidios y Suicidas en la Sociedad Mexicana. UNAft México, 1974.
CAPÍTULO XIX VÍCTIMAS PATRIMONIALES
XIX. 1. INTRODUCCIÓN

En este capítulo hemos de estudiar las víctimas que sufren en alguna


forma una mengua en su patrimonio.
Hay múltiples formas de victimización patrimonial, mencionare¬mos
tan sólo las más frecuentes o aquellas que tienen especial sig¬nificado
victimológico.
La victimización patrimonial es la más frecuente; en nuestra
investigación (Xalapa), el 47.27% de las víctimas fueron patrimoniales.
La victimización patrimonial se distribuye en la forma siguiente: robo
68.5%, abuso de confianza 14.3%, fraude 7.7%, daño en pro-'piedad
ajena 5.3%, despojo 2.8%, tentativa de robo 2.8%.
En el Distrito Federal (INACIPE), el 70.2% de toda la victi¬mización
es patrimonial, y en la zona conurbada aumenta a 73.2%. Las conductas
son menos diversificadas, ya que de todas las patrimo¬niales, más del
90% lo constituye el robo.
De los delitos denunciados en el fuero común, 1998 todo el país, el
67.1% son patrimoniales, repartidos en 43.2% robo, 10.2% daños y 3.7%
fraude.
La situación jurídica es la siguiente:
CUA 2, 2, 1,
DRO Ne 38 693 071 824
DELI 6, 5, 5,
TOS 312 066 069
CONTRA LA 1 1 1
PROPIEDA 0,139 0,779 2,305
D 6 7 7
(PRE 0,580 1,921 4,962
SUNTOS-
NACIONAL) 1996 1998
Año 5 5
R 4,557 6,810 Año
obo 2, 1 R
Abuso de 551 ,992 obo
Confianza 6, 4, A
Fraude 171 890 buso de
Daño en 1 1 Confianza
propiedad 1,367 1,334 Fr
ajena 7 7 aude
Total 4,646 5,026 D
año en
1995 1997 1999 propiedad
4 5 5 ajena
1,436 4,005 5,764
T 9, 4 1
otal 494 75 1,170
1 1,
1995 35 154 1999
6, 5 1 9,
403 52 0,554 429
1 9 1
70 39 1998 13
4 1 9, 4
60 1,120 482 59
1, 1 1,
115 1997 18 712
8, 8, 4 1
148 783 87 1,713
1 1,
1996 42 083

En cuanto a la situación mundial, en los países ex-socialistas se


reporta un aumento de delitos contra la propiedad, en África, aumento de
violencia en este tipo de delitos, al igual que en Asia, en Europa
Occidental (incluidos Canadá, EUA, Australia y Nueva Zelandia), mayor
oportunidad para el delito económico, principalmente organi¬zado e
intelectual, y en América launa un aumento en la diversificación, con
proliferación de delitos relacionados a corrupción y fraude.446
Se considera (ONU), que a nivel mundial en el período 1970-1975 el
hurto se elevó en un 46% y el robo con violencia en un 197% la
tendencia, por desgracia, sigue.
Está entonces fundamentada la preocupación por la victimización
patrimonial, que es la más abundante en todos los países y en todos los
sistemas.
XIX.2. ROBO
Como hemos mencionado en la introducción, la forma de
victimización más común (con patrimoniales y sin patrimoniales) es el
robo; podríamos decir algo más: todos hemos sido víctimas de robo
alguna vez en nuestra vida.
Es de aclararse que en México (en materialmente toda su
legis¬lación penal) se considera como robo el apoderamiento de cosa
ajena mueble, sin derecho y sin consentimiento de la persona que pueda
disponer de ella de acuerdo a la ley (art. 367 C.P.).
No se hace diferencia entre robo y hurto, ni entre éstos y el asalto;
todo apoderamiento de bien mueble queda englobado en el rubro de
"robo".
ONU. VI Congreso de Naciones Unidas para Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente.
A/Conf.87/4. Caracas, Venezuela, 1980.
Una vez hecha la aclaración, pasemos a explicar algunas de las
características de esta forma de victimización, de manera muy general.
En la investigación, nos ha llamado la atención que en Xalapa las
mujeres resultaron mucho más robadas que los hombres (60.1%-39.9%),
en el Distrito Federal se igualan las cifras (49%-51%) y en la zona
conurbada su victimización en proporción es menor (37.1%-
62.9%).
En cuanto al calendario de la victimización, en Xalapa encon¬tramos
una diferencia notable entre hombres y mujeres, pues para los primeros
más de la mitad de los robos se cometen en los últimos 3 meses del año,
en tanto que para las segundas es sólo el 33% en esta época del año.
En el Distrito Federal el 27.3% de los robos se cometen a fin de ajio,
en la zona conurbada es el 26.1%.
En fin de semana (sábado y domingo)" se concentran los robos:
45.8% para las mujeres y 38% para los hombres, después de esto es el
lunes el día más victimógeno para ambos (Xalapa).
En cuanto al lugar y forma del robo, del total de las víctimas de
Xalapa, una de cada 5 fue robada en su casa, una de cada 3
direc¬tamente en su persona, una de cada 10 asaltada a mano armada, y
una de cada 10 sin armas.
El lugar de victimización es más bien cerrado para las mujeres y
abierto para los hombres, como podemos ver en el Cuadro No. 40
(Xalapa).
CUADRO Ne 40
LUGAR DE VICTIMIZACIÓN

(XALAPA)
Hombres Mujeres
En el Distrito Federal, del total, el 46.2% fue robado en la calle (49%
para zona conurbada) y el 26.7% en algún medio de transporte (20.2%
para zona conurbada).
En cuanto a las denuncias (para el Distrito Federal en 1985), el
45.03% del total pertenece a robo. Se presentaron en 1984, 72,606
denuncias por este delito, siendo en 1985, 68,873 con una disminu¬ción
de 3.76%.
El robo denunciado se reparte de la manera siguiente: dinero en
efectivo 33.69%, automóvil 30.81%, accesorios de auto 3.76%,
documentos 1.97%, aparatos eléctricos 1.91%, alhajas 1.83%, placas de
vehículos 0.62%, objetos varios 24.82%, tentativa 0.59%.
Lo anterior nos da un perfil interesante de esta forma de
victi¬mización.
Sin embargo, tenemos un cambio radical en el perfil, ya que, en la
investigación del CONSEGU, el 91.3% de las victimizaciones se reportan
por robo, y es que la línea se mantiene hasta 1993 en que las denuncias
por robo son el 44.9% del total y, en 1997, se disparan al 61.1%, pero no
sólo eso sino que los robos con violencia crecieron en 180% y superaron
a los sin violencia, que crecieron 118% en el mismo período; dicho en otra
forma, en el Distrito Federal de cada 100 robos, 55 son con violencia.
XIX.3. TIPOS DE ROBO
Para nosotros, al no tener diferencia jurídica entre hurto y robo, es de
la mayor importancia distinguir el robo con violencia de aquel en que no
existe ésta.
El robo con violencia (que por comodidad llamaremos "asalto", ya
que es la manera popular de denominarlo) es la forma más grave desde
el punto de vista victimológico, ya que deja secuelas psicoló¬gicas en la
víctima, cuando no heridas y golpes.
En el Distrito Federal, en 1984, no hubo violencia en el 59% de los
casos de robo, en la zona conurbada en el 65.3%, en Xalapa en el 62.2%.
En Xalapa, el asalto a mano armada alcanza un 10.3% del total. Aquí
puede verse que los hombres son más comúnmente lesionados que las
mujeres, posiblemente porque ofrecen resistencia con mayor frecuencia,
pues en el 57.3% de los asaltos a hombres hubo lesiones, frente al 40.5%
de lesiones a mujeres.
El asalto sin armas lo encontramos en el 13% de las víctimas, y
podemos comprobar nuevamente que los hombres son asaltados
violentamente con mayor frecuencia que las mujeres (75% de hom¬bres
por 25% de mujeres), y que los hombres son lesionados en más
ocasiones que las mujeres, 58.8% por 21.5%.
En el Distrito Federal, de los asaltos a mano armada, el 39.2% fue
con pistola, el 34.1% con cuchillo, el 8.8% con un palo y el 17.7% con
otras armas.
No podríamos ignorar, desde luego, el fenómeno de la cifra oscura,
negra o desconocida del suicidio, que podría (por diversas razones), ser
muy alta, pero aún así, podemos afirmar que México es un país
escasamente suicidógeno, lo que puede confirmar la conocida correlación
homicidio-suicidio, pues se sabe que los países con altas tasas de
homicidio (como es el caso), tienen escasez de suicidios, en tanto que los
países con fuerte tendencia a la auto-destrucción son escasamente
heterodestructivos.
Sin embargo, Rafael Ruiz Harrell, en diversos artículos periodís¬ticos
443 nos hace ver cómo el suicidio está aumentando con gran rapidez,
pues si en 1980 eran 1.4 por cada 100,000 habitantes (pro¬porción
semejante a la de 1960), en 1990 llegan a 2.01 y en 1995
alcanzan 2.57.
Caso diferente, pero digno de mencionar por sus implicaciones
victimológicas, es el pacto suicida, donde ambos participantes son a la
vez víctimas y victimarios.
El pacto suicida es una de las interrelaciones más complejas, pues
lleva a situaciones límite difíciles de encontrar en otros casos.
No es raro que exista una relación íncubo-súcubo, en que una de las
partes va envolviendo a la otra hasta convencerla de la mutua
autodestrucción.
El suicidio no es la única forma de autoagresión, hay otras de gran
significación victimológica como el autolesionismo, el alcoholis¬mo y la
drogadicción.
"El autolesionismo, más allá de los límites de la voluntad de
ocasionar daño a una tercera persona que sería la víctima indirecta, no es
delito si es cometido fuera de la esfera de las perturbaciones del orden
público; pero es un síntoma evidente de peligrosidad victimal, porque
aquél que lo hace desahoga una necesidad de autoafirmación, una
necesidad de reclamar la atención ajena, o bien un deseo, consciente o
no, de herir en última instancia a otra per¬sona. Ésta es una peligrosidad
auténtica porque raramente la víctima se resigna a un solo acto. En
algunas oportunidades puede inclusive utilizar a un tercero inocente para
el autolesionismo que le resulta psicológicamente indispensable." 444
El autolesionismo es frecuente en el medio penitenciario, en que los
reclusos se causan heridas como protesta, para llamar la atención, o ser
trasladados a otra sección, principalmente la en¬fermería.
Lo encontramos también en sujetos que lo hacen para cobr seguros
(llamados en algunos países kamikazes) o en enfermos mental<
El alcoholismo, además de ser un relevante factor victimógen es una
forma de autodestrucción, al igual que las diversas variedad de
toxicomanía.
El drogadicto es una víctima de sí mismo, pero también lo del
narcotraficante, de la policía, de la sociedad, y aún del med manicomial
en que es tratado, cuando tuvo la suerte de salvarse ( la cárcel.
En algunos países todavía es considerado un delito el drog£ se, o el
poseer pequeñas dosis de droga para exclusivo uso person; Un problema
grave lo presentan los adictos que a la vez son dist buidores de droga,
que trafican para poderse financiar la depende cia. En este caso el sujeto
sufre no sólo por ser farmaco-dependient sino también por pobre, ya que
los ricos no necesitan traficar pa obtener dinero con qué adquirir el tóxico.
Lo dramático de esta polivíctima es que por lo general es joví y,
como dice Neuman, "la materia prima esencial de ese negocio el ser
humano joven. No se vende droga al ser humano. Se vende ser humano
a la droga." 44S

p. 35.
44S Ruiz Harrell, Rafael. Reforma. México, julio y agosto del 2000. 444 Aníyar, op. di. (Victimología), p.
100.

445 Neuman, Elias. Las Víctimas del Sistema Penal. Editora Córdoba. Argentina, 198
Lo anterior nos da una imagen de victimización muy violenta.
El robo de vehículos de motor es uno de los problemas frecuen¬tes
en la sociedad contemporánea. Esto lo reafirma el robo de 72 vehículos y
40 tentativas de robo en Xalapa. Los robos equivalen al 5.5% de las
víctimas.
Los hombres en este campo son mayormente victimizables que las
mujeres, quizá porque poseen mayor número de vehículos auto¬motrices.
En el Distrito Federal, el rubro más alto de denuncias patrimo¬niales
está relacionado con robo de autos y accesorios (35.19%), uno de cada 3
objetos denunciados como robados es un automóvil, es decir 21,527
autos en 1985, lo que aumentó en 10 años a 56,498, de los cuales 21,382
con violencia.
Lo anterior tiene sentido, ya que la víctima recurre siempre a las
autoridades al serle sustraído su vehículo, en primer lugar para no
meterse en un problema serio (auto usado en asalto o secuestro), en
segundo lugar para poder cobrar el seguro (si tenía la suerte de estar
asegurado) y por último con la esperanza de que se lo devuelvan.
En un interesante estudio sobre el perfil victimológico del robo de
automóviles en México, Distrito Federal,447 se obtuvieron los si¬guientes
resultados: (entre paréntesis los datos de un estudio similar realizado en
Venezuela).448
Sexo de la víctima: masculino 77.7% (82%); edad 21 a 25 años el
24% (36 a 40 años el 22.8%); estado civil, casado 57.49% (58.2%),
soltero 40.20% (38.6%); hora de victimización, de 19 a 5 hrs. 54.4% (18 a
6 hrs. el 57.8%); días de victimización sábado 17.12% (18.90%); marca
de automóvil, VW 46.13%, Ford 11.64% (Hulmán 20%, Ford 27%).
El perfil victimal para México seria: sujeto varón de 24 a 28 años de
edad, casado, sin preparación profesional y de preferencia em¬pleado,
habita en una vivienda unifamiliar o multifamiliar de tipo medio.
En cuando a la victimización, ésta sucede durante la noche, entre las
19:00 y las 5:00 hrs, los días sábado y jueves, no siendo relevante el mes
para la conducta victimológica. Los hechos se efec¬túan en la vía pública,
enfrente o cerca del domicilio de la víctima.
El automóvil más común es un Volkswagen sedán, color azul, dos
años anterior al último modelo.
447 Higuera Corona, Jorge. Perfil Victimológico en el Delito de Robo de Automóviles en el Distrito
Federal de México. Tesis Profesional. UNAM, México, 1976.
44H Mayorca, Juan Manuel. Perfil Victimológico en Delitos contra la Propiedad. Dirección de Prevención
del Delito. Vene/uela, 197S.
En una investigación actualizada (junio de 2001 ),449 resulta qu< en
la Ciudad de México el automóvil más robado es el Volkswagei (58%),
seguido del Nissan (18%). Solamente el 52% estaban asegu rados, el
19% ya había sido robado alguna vez, el 93% presentí denuncia y el 35%
logró recuperar su vehículo.
Lo más alarmante es que, de las personas presentes durante e robo,
el 79% manifestó haber sido víctima de violencia, y el problem; se
dimensiona cuando sabemos que en 1997 se robaron 160.2 autc móviles
diarios; en el año 2000 bajó a 119.2.
La victimización patrimonial varía según la sociedad se va trans
formando; ya Nicéforo señalaba cómo el robo con violencia tiendi a
disminuir, aumentando en cambio los delitos de fraude450 (sin em bargo,
hacemos notar un repunte en los asaltos y otros delitos d' violencia).
La realidad es que, como toda conducta que se presenta ei sociedad,
el robo se ve afectado por los cambios políticos, económi eos, religiosos y
sociales.
Parece lógico que haya un aumento de delitos patrimoniales ei
épocas de crisis, en las que aumenta también la preocupación y e temor
de ser victimizado.
Alper ha estudiado el extremo contrario, el de la abundanci; como
factor victimógeno, pues la abundancia de bienes hace qu< aumente el
robo de éstos; pone como ejemplo el robo de automc viles o de aparatos
eléctricos, y reconoce que la victimización patri monial es parte del precio
que debe pagarse por el crecimient< desigual de la distribución de la
riqueza.451
Para dar un ejemplo de cómo los cambios en la sociedad con llevan
a una transformación de la victimización, citemos el problem; de la
sustracción de bienes mediante computadoras.432
"El desafío tecnológico echa por tierra una serie de pauta
criminológicas. Al menos cabe admitir que quien delinca medianti
computadora lleva notable ventaja a la víctima, al criminólogo, a penalista,
a los sistemas de investigación y a la propia ley penal. Po supuesto que la
'pareja penal' parece destruida, salvo que algún; computadora no diga lo
contrario. Pero la victimología puede cum plir un rol preventivo
coadyuvante con los sistemas de seguridad
449 Periódico Reforma. México, 21 julio 2001.
4!io Nicéforo, Alfredo. La Transformación del Delito. Librería General de Victoria Suáre; Madrid, España,
1902, p. 5.
451 Alper, Benedict S. La Opulencia como Víctima. X Aniversario del Instituto Nación; de Ciencias
Penales (INACIPE). México, 1986, p. 27.
452 Para una información más amplia consultar: Lima Malvido, María de la Lu; Delitos Electrónicos.
Criminalia, Año L, núms. 1-6, p. 96. Editorial Porrúa. México, 1984.
No se trata esta vez de investigar el rol de la víctima en la crimi-
nogénesis, pero sí su labilidad victimal. Para ello habrá que alentarla a
que coopere y no ahonde la cifra negra —esta vez sí que dorada— de la
criminalidad y así permitir el conocimiento de las falencias en que ha
caído y que el victimario ha aprovechado."453
XIX.4. LA VÍCTIMA DE ROBO
Decía nuestro maestro Quiroz Cuarón que "psicológicamente
muchos robos resultan no de habilidad, astucia o arrojo de los
cri¬minales, sino de la acción por omisión de las mismas víctimas, cuyos
móviles subconscientes se dejan sentir desde lo profundo de sus
sentimientos de culpa, de prodigalidad o tolstoísmo".
"La negligencia en el manejo del dinero (o de sus equivalentes) es
una costumbre inveterada en la vida cotidiana. El dejarse robar es una
conducta que equivale a un acto fallido, que, corno toda conduc¬ta fallida,
es activa, buscada, querida."454
Con estas frases comprendemos la importancia de la víctima en el
robo, y la verdad del dicho "la ocasión hace al ladrón".
Podemos encontrar los dos extremos en la víctima: aquella tan
descuidada que presenta una oportunidad tal al delincuente que éste
materialmente se "encuentra" el objeto, y el de aquella que toma tal
cantidad de precauciones (bardas, alarmas, ofensículas) que atrae a los
amantes de lo ajeno.
La relación entre víctima y victimario es escasa; al contrario de otras
formas de victimización, la víctima por lo general no conocía previamente
al agresor; así, sólo el 7.3% de los casos en el Distrito Federal y el 5.2%
en la zona conurbada tenía una relación previa con el ladrón, para las
demás era desconocido (hay la probabilidad de que muchas no sepan en
realidad quién las robó).
En realidad es difícil plantear el perfil de la víctima de robo, ya hemos
dicho que todos hemos padecido pérdidas patrimoniales por esta
conducta.
Lo que sí podemos afirmar es que "al perro más flaco se le cargan
las pulgas", y que son los pobres y la clase media los más afectados, ya
que tienen menor posibilidad de defensa (guardias, alarmas, etc.) y que
sus pérdidas son proporcionalmente mayores.

La víctima en mucho es elegida al azar, lo que se escoge es c objeto,


lo que se busca es la ganancia económica; la víctima cuent en cuanto a
su capacidad de resistencia y de reacción; por lo demá da lo mismo
victimar a x o a y.
Algo en que los autores han insistido es en los antecedentes d la
víctima para ser elegida, ya que si la víctima es conocida por s falta de
honestidad, entonces el ladrón encuentra en ello la seduc ción de la
excusa de cumplir el rol de justiciero.455
Al ladrón le tranquiliza la conciencia el hecho de la deshone: tidad
que se encuentra entre los no delincuentes,456 y es conocida 1 frase de
"ladrón que roba ladrón tiene cien años de perdón", o com< exclamaban
los anarquistas "expropiar a los expropiado res".
Otro aspecto victimal de peculiar importancia en el robo es e hecho
de que la víctima puede ser persona física o personal mora lo que desde
luego no sucede con otros delitos.
La víctima persona moral (o jurídica) es difusa, no tiene u: rostro, no
se puede captar su sufrimiento, sus pérdidas se distribuye a veces entre
miles de socios, y la reacción de la comunidad es meno ya que no existe
propiamente una identificación con la víctima.
Por esto es más fácil, psicológicamente hablando, robar a un
persona moral que a una física. Pensemos en la diferencia entr robar un
supermercado, que pertenece a una gran cadena (en ocí siones
transnacional), y robar un pequeño puesto en un mercadt donde la
mercancía es quizá el único patrimonio del vendedor, qu es en nuestro
medio el "marchante", alguien conocido, que sufre y e directamente
dañado.
XIX.5. FRAUDE
Comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovt
chándose del error en que éste se halla se hace ilícitamente de a guna
cosa o alcanza un lucro indebido (art. 386 C.P.).
En pocos delitos la actuación de la víctima es tan important como en
el fraude, ya que por lo general está buscando una ganar cia, y
voluntariamente entrega sus bienes.
La personalidad de la víctima cuenta poderosamente, es ciar que no
todo el mundo es defraudable, y esto lo saben bien los e: tafadores.

4M Neuman, op. cit. (Victimología), p. 230.


1M Quiroz Cuarón, Alfonso. Asaltos a Bancos en Venezuela y América. Imprenta Morales Hermanos.
México, 1964, p. 174.

4M Aníyar, op. cit. (Victimología), p. 95.


tw Hentig, Hans von. Hurto, Robo con Fuerza en las Cosas-Robo con violencia o iníiw, dación. Espasa-
Calpe. Madrid, España, 1962.
Recuerdo que mi maestro Quiroz Cuarón comentaba cómo un
defraudador difícilmente se equivoca, y lo comparaba con el trafican¬te
de drogas y con el homosexual, que cuando se acercan a la pre¬sunta
víctima saben que hay probabilidad de que caiga, un cierto instinto los
guía hacia su presa, no pueden darse el lujo de errar, pues puede ser
extremadamente peligroso.
Cuántas veces la presunta víctima responde con el consabido "usted
me confunde", pero no, el estafador, el narcotraficante, el homosexual
raramente se confunden.
En alguna ocasión, conversando con un "paquero" (estafador), éste
interrumpió la plática, contuvo la respiración, adoptó la misma actitud de
un perro de caza y exclamó ¡qué cara de gil tiene ése!, señalando a una
persona, a la que yo desde luego no le notaba nada, sin embargo, el
delincuente me aseguró que podría "sacarle todo" con cualquiera de sus
trucos.
Con lo anterior queremos decir que la víctima de fraude tiene "algo"
diferente a los demás, y ese algo es en primer lugar la desme¬dida
codicia.
La mejor definición de esta víctima la encontramos en la litera¬tura
(Quevedo): "nunca se contenta con poco quien desea mucho y
comúnmente se queda sin nada quien lo quiere todo."
Por esto el estafador promete grandes ganancias, y en ocasiones '
permite a la víctima obtener algunos beneficios, desencadenando con
esto su ambición: "el que ha lamido una vez la sangre de las ganancias
fraudulentas mediante un pequeño beneficio pasa a discu¬rrir por el
rumbo de su debilidad. Se alcanza lo óptimo de la coyun¬tura cuando el
sujeto mismo manifiesta en la forma que sea el deseo de someterse al
proceso de convertirse en víctima."457
La víctima es pues voluntaria, no como en el robo, pues nadie puede
ser robado, por lo menos conscientemente, desde luego esa "voluntad"
está viciada por el engaño, pues el sujeto ignora que no recibirá lo que
espera.
La dinámica es aún más interesante porque es común que la víctima
pensaba estafar al victimario, ha calculado obtener ganancias a costillas
del otro (que se presenta como presunta víctima: ignoran¬te, tonto, torpe),
sabe que los beneficios que va a conseguir son desmesurados, cuando
no indebidos.
Una vez picado el anzuelo la víctima seguirá a su victimario, y puede
llegar hasta convertirse en víctima suplicante, pidiendo, rogan¬do y hasta
exigiendo ser victimizada.
Un caso claro es el de las llamadas "pirámides", "cartas caden;
"aviones", etc., en que la víctima es convencida de que enviará diñe a la
primera persona de una lista y a vuelta de correo miles de persor le
enviarán dinero a ella. Un ejemplo patético lo tuvimos en Méxk en que los
defraudadores alquilaron una "suite" en un hotel de lu perfectamente
instalados, con secretarias y papelería impresa, e Fueron descubiertos
por el escándalo causado por el tumulto presuntas víctimas que se
peleaban por ser estafadas.
Quizá esta sea la razón por la que muchas víctimas de fraude ¡
ponen en conocimiento de las autoridades el delito, pues denunci lo
equivale a reconocer que se pretendía hacer algo no muy corrí to, que se
intentaba engañar a otro, y que se fue menos inteliger (o más tonto) que
el victimario. El coraje que hace el estafado doble, pues no solamente
perdió sus bienes, además quedó exhibi< como torpe, por esto prefiere
callar y ocultar los hechos, no sólc la justicia, sino aun a sus propios
allegados, disimulando sus pérdic en alguna forma, o simulando un
simple robo.
La codicia es la característica más notable de la víctima de tafa, pero
no la única, se necesita además cierta confiabilidad y, aunq parezca
paradójico, cierta inteligencia.
En mucho lo que da la confiabilidad de la víctima es su proj
inteligencia, para que el fraude funcione, la víctima debe estar ce vencida
de su superioridad.
Los mejores fraudes de la historia han victimizado persor
inteligentes, importantes y poderosas. Baste recordar los fraudes Víctor
Lusting a banqueros, industriales, empresarios, financier hasta culminar
con su obra de arte: vender la torre Eiffel, ¡dos ve< y en pública subasta!
O sea que los medios, la forma y el mecanismo de victimizaci
dependen de la víctima, de su inteligencia, su status, su mentalid; etc.; no
cualquier estafador defrauda a cualquier víctima, "en ning otro delito
tienen que acoplarse más finamente la táctica del aul y la vulnerabilidad
del objeto humano".458
A pesar de que víctima y victimario recorren un trecho juní (en
ocasiones bastante largo), por lo general no había relación anter entre
ellos, los autores coinciden en que más de las dos terce; partes de los
defraudados no conocían previamente a su defraudad
Para finalizar este apartado, es necesario puntualizar que toda
víctima de fraude lo es por su codicia, ya que muchas persor son
victimizadas por causa de otro tipo de emociones y pasione;
Hentig, op. cit. (La Estafa), p. 205.
Hentig, Hans von. La Estafa. Espasa-Calpe. Madrid, España, 1964, p. 219.

Así, muchas personas son víctimas de su compasión, piedad,


religiosidad, patriotismo, deseo de ayuda, etc.; generalmente, sus
pérdidas se deben a su cooperación para obras pías, patrióticas o de
auxilio a los necesitados, colaboración que nunca llega a su destino, sino
que va a dar a los bolsillos de los vivales que han organizado la campaña.
Otras caen por su vanidad, por el deseo de ser reconocidos y
admirados; en este caso están los que compran títulos nobiliarios o
académicos (falsos, desde luego), o pagan por honores, publicidad o
reconocimientos inexistentes.
Por último, tendríamos las víctimas de fraude matrimonial, que
entregan su patrimonio al futuro cónyuge, y pierden bienes y pro¬metido
(a).
Como dato extra, diremos que se presentaron en el Distrito Federal
2,444 denuncias de fraude en 1984, siendo 3,472 en 1985, que
'representa un aumento de 42.06%, esto no deja de llamar la atención,
pues el fraude pasó a ser perseguido a petición de parte ofendida (hasta
500 veces el salario mínimo) a partir de 1984, por lo que era de esperarse
un descenso en las cifras.
XIX.6. CHANTAJE
El chantaje es otro delito en el que la víctima juega un papel
preponderante.
Por lo general no se trata de una víctima inocente o ajena al
problema, estos casos son raros, pero existen, por ejemplo: el
chan¬tajista que conoce los celos patológicos del marido, amenaza a la
víctima con acusarla de adulterio, pues ésta sabe que su cónyuge va a
creer la versión.
En épocas de inseguridad jurídica este delito aumenta, tal es el caso
de los momentos de persecución, en que las víctimas son extorsionadas
para no ser delatadas como miembros del grupo o fracción que está
siendo acosado.
Como regla, la víctima tiene algo que ocultar, algo de lo que se
siente culpable y que no desea que los demás conozcan.
El criminal posee ese secreto, y decide sacarle provecho; así se
inicia la relación victimal, que llega a ser un verdadero vínculo amo-
esclavo. ("A quien dices un secreto das tu libertad." Fernando de Rojas).
La víctima a quien han descubierto su secreto queda en absoluta
inferioridad, reforzada por el sentimiento de superioridad que nace en el
criminal, que se siente mejor que la víctima.

El criminal elude los reproches internos pensando que todos le que


se yerguen sobre él son exactamente como él, con la única d ferencia de
que son más hipócritas. Cuando, donde quiera que se; en la vida privada,
en los negocios o en el amor tropiezan con o: curas manchas ocultas, ven
confirmada y triunfante con ello su cor vicción.459
Aquel que está en falta se convierte en víctima potencial d chantaje,
por esto la extorsión constituye una de las grandes dificu tades en la vida
de los desviados (criminales, homosexuales, prost tutas, lesbianas, y
demás sujetos deshonestos o poco honrados).
Puede haber también víctimas colectivas, en que es necesari salvar
el honor, el buen nombre o los simples intereses del grupc familia o
empresa. Esta víctima es por lo general más pudiente qu la víctima
individual y en muchos aspectos más frágil.
Hay dos clases de extorsión que es necesario recalcar: la polici; ca y
la periodística. Son importantes por provenir de grupos de le que se
espera lo contrario: la protección y la verdad.
La extorsión policiaca (el "entre" y la "mordida" en nuestr medio), se
ha convertido en todo el mundo en un problema graví la víctima no sólo
verá revelado su secreto, sino que será entregac a la máquina de justicia
de no acceder a las pretensiones de 1< agentes.
En cuanto a la prensa, se maneja el llamado "embute", que tier doble
efecto: no se revelarán los secretos y por el contrario, se "trat rá bien" a la
víctima, exaltando sus virtudes y ocultando sus defecto
Hemos tratado en este apartado el chantaje como victimizació
patrimonial, pues habitualmente se tienen pérdidas económicas ser
víctima, pero no desconocemos que en ocasiones lo que se pie a cambio
del silencio es otro tipo de servicios.
El chantaje es un delito de muy alta cifra oscura, la víctima ¡ abstiene
de denunciar, pues si lo hace se verá revelado el secreto qt tan
celosamente ha tratado de guardar.
XIX. 7. OTROS DELITOS
Entre los delitos patrimoniales que causan mayor daño a 1; víctimas
está la usura.
"Usura es cualquier operación de contenido o de carácter ec nómico,
realizada dentro del territorio de un país o desde uno a otro
Hentig, Hans von. El Chantaje. Espasa-Calpe. Madrid, España, 1964, p. 297.
país, que consiste en la entrega de recursos financieros de cualquier
clase o intercambio de mercancía (o una combinación de ambos) que se
produce aprovechando la indefensión económica del que recibe la
prestación, hayase producido esta indefensión por condicio¬nes o
circunstancias propias de la víctima o de mecanismos utilizados por el
victimario, siempre que la operación u operaciones económi¬cas
realizadas, unidas a los procedimientos que produjeron la inde¬fensión y
a otros que pudieran haber aumentado el importe de la contraprestación,
representen un lucro excesivo para el que entregó la prestación, aunque
entre la víctima y el victimario medien terceros responsables o
beneficiarios."400
Sin embargo, la víctima no siempre se siente como tal, no hay la
consciencia de victimización, se capta que se está simplemente
recibiendo un servicio por el que hay que pagar, y no es raro encon¬trar
la víctima suplicante y aún más la que queda agradecida pues se le ha
resuelto un problema.
El problema de la usura ha tomado una actualidad y unas
di¬mensiones sorprendentes, gracias al descomunal problema de la
deuda externa de los países llamados del Tercer Mundo; aquí la
victimización toma proporciones extraordinarias, por el numero
desproporciona¬do de víctimas, a las que se les ha afectado seriamente
su calidad de vida, pues se han visto limitados los servicios de beneficio
social y la capacidad de adquisición de satisfactores.
Otra forma de victimización patrimonial que no podemos dejar de
mencionar, es el saqueo arqueológico y el robo de objetos de arte, grave
porque atenta contra la memoria histórica de una comunidad.
Los países con gran riqueza por tener un pasado cultural
remar¬cable, hemos sufrido seriamente por esta actividad, baste recordar
el robo al Museo Nacional de Antropología e Historia de México.
En estos casos la sociedad misma es víctima, se le ofende en lo más
íntimo de su ser nacional, ante la pérdida de bienes irreempla¬zables y de
profunda significación.
El daño en propiedad ajena produce pérdidas enormes, es un delito
en el que el criminal (por lo general) no obtienen ganancias, pero la
víctima sí ve disminuido (cuando no desaparecido) su patri¬monio.
Fueron 19,755 denuncias en el Distrito Federal por daño, en 1985, lo
que representa una disminución de 6.46% con respecto a

1984, en que se tuvieron 21,119; aún así representan el 12.73% de


total de denuncias.
Desde luego que la mayoría (64.58%) son daños por motivo de
tránsito de vehículos, representando el 21.37% aquellos intenciónale:
producidos en otra forma.
En el abuso de confianza la víctima tiene, al igual que en e fraude y
la usura, un papel predominante, ya que ha entregado vo luntariamente
los bienes, y en esta ocasión sin deseo directo de lucro
La víctima se ve despojada no sólo de sus bienes, sino traicio nada
en su confianza y buena fe.

4ao Vega Vega, Juan. El Delito Internacional de Usura: La Deuda


Exlerna Usuraria del Tercer Mundo. IV Encuentro Latinoamericano de
Criminología Crítica. La Habana, septiem¬bre 1986, Criminalia, Año LII,
Núms. 1-12. Editorial Porrúa. México, 1986.
CAPÍTULO XX
VÍCTIMAS SEXUALES

XX. 1. INTRODUCCIÓN

Bajo el título de "víctimas sexuales" trataremos todas aquellas que


son victimizadas en relación a cualquier tipo de actividad sexual.
El tema, de por sí amplio, nos obligaría a extendernos
inusi¬tadamente si tratásemos de explicar todas las formas de
victimización relacionadas con el sexo, baste recordar que para algunos
autores iodo delito tiene una base sexual.
Por lo anterior, nos reduciremos a aquellas conductas más
fre¬cuentes y que están reconocidas (y aún perseguidas) como
antisociales, tal es el caso de la violación, el estupro, el rapto, los
"atentados al pudor", el incesto y el adulterio.
Como podemos observar, desde el punto de \ista victimológico
puede no haber coincidencia con las clasificaciones legales, ya que no
siempre se atenta contra la "libertad sexual".
Trataremos primero a la victimización sexual como un todo, para
después analizar sus tres formas más importantes: violación,
estupro e incesto.
No nos detendremos en otras formas menores de victimización como
las "faltas a la moral", "atentados al pudor", exhibicionismo, voyeurismo,
pornografía, hostigamiento, etcétera.
XX.2. LA VICTIMIZACIÓN SEXUAL
El problema de la victimización sexual no es tan fácil como aparenta,
pues trae una serie de implicaciones, por ejemplo: ¿hasta dónde la
víctima tiene consciencia de haber sido victimizada?, ¿cuán¬do un acto
sexual puede ser considerado como verdaderamente victimizante?
Las dos preguntas están ligadas, hay casos (estupro, incesto) er que
la víctima puede no sentir que lo es; puede darse el caso con trario, en
que el autor no pretendió victimizar (voyeurismo), o que la víctima se
sienta ofendida sin serlo (exhibicionismo involuntario)
Una de las dificultades para el estudio de la victimización sexua es
saber realmente qué sucedió, ya que van inmiscuidos aspecto: sociales,
morales, culturales y psicológicos; hay ocasiones en que k víctima, por
falta de experiencia o estado de inconsciencia o semi consciencia (sueño,
drogas, alcohol, disturbio mental), no sabe ¿ ciencia cierta lo que
aconteció; en otros casos, el hecho se reprime de la consciencia, por ser
altamente traumático, y los detalles üender a olvidarse.
El acto sexual es propenso a ser interpretado de acuerdo a k
personalidad de la víctima; cuántos casos conocemos en que la pre sunta
ofendida afirma que hubo coito, sin existir tal, o capta come aberración
sexual algo que, técnicamente, no lo es.
Otro problema para el desarrollo del tema, unido a la distorsiór de la
información, lo representa la carencia de ésta. Al ser la vic timización
sexual la más humillante, implica una de las cifras negra; más elevadas.
En el período 1978-1988, las denuncias por delitos sexuales se
comportaron en la forma siguiente: 1978, 2,843; 1979, 2,564; 1980 2,218;
1981, 1,957; 1982, 1,664; 1983, 2,156; 1984, 2,039; 1985, 2,224 1986,
2,202; 1987, 1,965; 1988, 2,113.
Esto significa que las denuncias por delitos sexuales no repre sentan
más del 1.5% del total de las denuncias, y se reparten en: 60% por
violación, 15% por estupro, 10% por tentativa de violación y 10% poi
atentados al pudor, correspondiente el otro 5% a incesto, rapto ) adulterio.
En la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, s€ han
realizado dos estudios sobre presuntas víctimas de delitos sexua les: el
primero durante el primer semestre de I984,461 y el segunde en el primer
semestre de 1988.402
En ambos estudios se aplicó un protocolo a presuntas víctimaí de
delitos sexuales, en entrevista directa por parte de las Trabajado ras
Sociales de la Institución.
*" Sabido, Julia, et al. Estudios Viclimológicos del Delito Sexual. Enerojunio 1984 Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal, México, 1984.
462 Rodríguez Manzanera, Luis y Tocaren García, Roberto. Con la participación di Delgadillo Aguirre,
Elsa; Solano Radilla, María Esther; González Medina, Bertria Patriéis y Chavarría Aguirre, Felipe. Víctimas de
Delitos Sexuales. Resultados Preliminares. Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. México, 1989.
En el estudio de 1984 se entrevistaron 380 casos, en el de 1988
fueron 317; los resultados más notables los presentamos a continua¬ción
poniendo entre paréntesis los porcentajes del estudio de 1988.
La victimización sexual se reparte en la siguiente forma: viola¬ción
56.057o (60.8%); tentativa de violación 10% (8,9%); estupro 19.74%
(15.5%); rapto 5% (1.6%); atentado al pudor 7.63% (12.3%); incesto
1.58%.
La víctima es de sexo femenino en el 95.53% (95%), la mayor
incidencia de edad está entre los 12 y los 18 años, 65% (63%), y entre los
10 y los 21 están el 73.93% (69.6%), es de notar que el 24.21% (23.4%)
son menores de 12 años (lo que denota lo grave del abuso sexual en
niños), o sea que se trata de víctimas muy jóvenes.
El 72.89% (76%) son originarias del mismo Distrito Federal, por lo
que no puede interpretarse factor victimógeno el hecho de ser foráneas.
El 68.94% (88.6%) son solteras, 5.79% (6.3%) casadas, 2.89%
(3.5%) en unión libre, 1.84% (3%) divorciadas, 0.27% (1.3%) viudas y
20.27% fueron consideradas menores de 12 años y fuera de las otras
clasificaciones.
Se tomaron ciertos indicadores sociales de gran interés: el 74.47%
(69.1%) de las víctimas cuentan con sanitario individual, sólo el 46.58%
(45.5%) viven en una habitación adecuada (sin hacinamiento ni
promiscuidad).
La familia puede considerarse organizada en el 55.5% (57.1%) de los
casos, desorganizada en el 22.37%, organizada pero incomple¬ta en
10.52%, desintegrada en 12.37%, desintegrada y además
des¬organizada en 9.74%, lo que nos muestra una vez más la
importancia del núcleo familiar.
La escolaridad es de 43.42% (41.1%) instrucción primaria y 35.26%
(31.7%) secundaria, lo que es lógico por la juventud de las víctimas.
Las diversiones tienen también mucho que decir, pues el 46.58%
(53.5%) se concentra en cine y T.V., el 11.58% responde "discotecas" y
sólo el 1.84% practica deportes.
En cuanto a la ocupación, el 24.74% (29.8%) son estudiantes, el
23.42% (26.5%) desempleadas, el 19.21% (16.6%) empleadas, el 10%
(2%) obreras, el 7.89% (7.9%) sirvientas, el 4.74% (5.3%) se dedican al
hogar.
Las consecuencias físicas de la victimización son las siguientes. No
hay consecuencias (himen íntegro) en el 19.74% (32.3%), pero hay 21%
de reportes de himen elástico), hay desfloración no reciente en el 42.36%
(44%), desfloración reciente en el 17.89% (12.9%), emba-
razo en el 13.42% (18.5%), desgarro rectal en 3.95% (7.5%), desgar
rectal y vaginal en el 1.32%, lesiones varias y vaginales en el 1.329 Un
dato interesante es que sólo el 4.48% fueron atendidas p< médico
particular, el resto lo fue en instituciones oficiales (SSA, IMS ISSSTE), el
39.79% recurrió al DIF (atención a menores).
De la mayor importancia es que sólo el 19.47% (31.5%) de 1
víctimas denunció por sí misma; el resto comprende: madre 43.32
(47.8%), padre 8.95% (6.7%), ambos padres 8.42% (3.5%), otr 16.84%
(12.1%).
En lo referente a la relación entre víctima y victimario, en 29.73%
(27.5%) no hay relación previa, el agresor es un descono-do; el resto de
los casos lo detallamos por ser relevante: novio 24.47 (20.6%), amigo
17.36% (5.4%, "conocidos" son 18%), vecino 9.21( padre 5% (6%), tío
3.68% (5.1%), padrastro 2.1%, primo 2.1% (1.99c cuñado 1.84% (2.5%),
amante 1.57%, hermano, patrón y conseí 1.05% cada uno, esposo
0.26%.
Como podemos observar, las dos terceras partes de las víctim
conocían previamente a su victimario.
Las circunstancias de lugar del hecho son: la casa de la víctin 20%
(27.2%), en asalto en la calle 21.32% (19.7%), en casa-habii ción 20%
(21.3%), en algún establecimiento 6.32%, casa del victirr rio 5.79%, asalto
en el domicilio 3.42%, transporte 3.42% (3%), escuc 2.89 (0.7%), otros
0.79%, hotel (8.9%).
La reacción de la víctima durante los hechos fue de miedo < 36.05%
(30.5%), aceptación en 35.01% (17.53%), ira en 15.52 (9.7%), y rechazo
en 13.42%. El 35.05% había aceptado previarnen la relación con el
victimario (recordemos que se están estudiam todos los delitos sexuales).
Aunque se trate de un estudio de victimología, demos algún datos
del victimario: sexo masculino 100% (100%), de 14 a 25 añ 47.9% (el
promedio de edad es de 26.9 años), soltero 39.74% (56.4 en que hay
datos), el 20.79% (29.9% con datos) son casados y < 33.68% se ignora el
estado civil.
Se intentó hacer una clasificación victimal, con toda la dificult; que
esto representa, pues no hay parámetros suficientes, y se puei tener un
alto índice de subjetividad, aún así la consignamos por s de interés para
la investigación: víctima inocente 51.58%, propiciatoi 24.47%,
imprudencial 14.21%, simuladora 3.69%, falsa 3.16%, pi vocadora 2.89%.
Como puede observarse, los datos obtenidos en ambas inves
gaciones son muy similares, lo que las valida, y muestra que el fen meno
ha tenido poca variación en el tiempo.
Para tener una idea más clara, en datos de diez años después
(1995), de la misma Procuraduría del Distrito Federal encontramos: 90%
de las agresiones son contra personas del sexo femenino (5% menos),
70% de los victimarios eran conocidos por la víctima, 30% son en la
noche, en el 20% se presenta al culpable, son menores de 13 años el
24.7%
Veamos algunos datos de investigaciones extranjeras para poder
hacer, posteriormente, algunas comparaciones.
En un estudio norteamericano, se encontró que el 44% de las
estudiantes femeninas en Michigan que sufrieron un delito de orden
sexual afirmaron que su reacción fue cooperativa; 40% resistieron
activamente y el 12% reportan haber sido violadas por la fuerza. En
cuanto a los varones, el 8% cooperaron, el 11% resistieron activa¬mente
y el 4% fueron violados por la fuerza.463
De un estudio de Michael C. Baurmanon, 1969-73, con la policía de
Lowcr Saxony, sobre 8,050 victimizacion.es se eligieron 400, de las
cuales 112 cooperaron, muchos delitos son contacto sexual superfi¬cial, y
la mayoría de los delitos fue no violento.
El ofensor generalmente es conocido por la víctima. Los en¬cuentros
agresivos e intensos son con miembros conocidos de la familia. El 50%
de las víctimas reaccionó con conducta pasiva, una tercera parte resistió
activamente y el 15% invitó o provocó el acto con su conducta. Los delitos
se realizan en la casa de las víctimas.
La mayoría de las víctimas son mujeres, los ofensores sin
excep¬ción hombres. La mayoría de las víctimas fueron niñas entre 7 y
13 años. Sólo 75 de 112 recordaron con claridad cómo tuvo lugar la
relación sexual. 12% cooperaron activamente, 40% describen su
con¬ducta como pasiva. Resistieron el 48%.
Todas las cifras anteriores son tomadas años después y son
me¬nores a las que se dieron en un principio. Después del delito el 44%
de las víctimas lo comunicó a sus madres, 23% a una amiga, 8% a su
padre, 37% siente que hubo daño por los hechos, 63% lo niegan.
En las 2/3 partes de los casos en que se reporta un daño, hubo
violencia. Es necesario distinguir los actos violentos de los no violentos.
Se puede apreciar que el daño sufrido es causado por la reac¬ción
de el medio social de la víctima.464
Resumiendo las investigaciones alemanas, los Kirchhoff señalan que
el 55% de las víctimas en Monchengladbach admitieron haber estado
envueltas en algún acto que la ley castiga como ofensa sexual.
46S Kirchhoff y Kirchhoff, op. cit. p. 63. 464 Ibidem, p. 61.
Sólo un pequeño número comprende conducta violenta. La mayoríí
fueron de abuso sexual antes de los 14 años, incluyendo exhibido nismo,
37% de los delitos contra las mujeres y 81% de los delito; contra los
hombres fueron víctimas de ofensores mayores de 14 años
Entre 8 y 12% de las víctimas masculinas reportan haber resis tído.
Generalmente se conoce al ofensor, sólo el 16% de las victi mizaciones
son cometidas por extraños. Las mujeres conocían el 549? de sus
ofensores, el 40% fueron victimizadas por extraños, 55% d< las
victimizaciones son femeninas.465
En la mayoría de los casos investigados por Stukat, la víctim;
conocía previamente al autor. Matthes descubre que en los 2/3 habí;
conocimiento o parentesco. Wolfgang reporta la misma proporción.46
Schófelder afirma que el 31% de las víctimas femeninas estudia das
(menores de edad) puede considerarse víctima provocadora Según
Matthes, la mitad de su muestra son ambivalentes; y la cuart; parte
muestra actitud positiva. Schulz comprueba una actitud favore cedora en
el 26.1% de los casos. Amir consigna que el 19% de la: víctimas había
contribuido personalmente al hecho.46'
Cuando se habla de victimización sexual, inmediatamente vien< a
nuestra mente la imagen de la violación: la víctima que es salvaje mente
agredida por una pandilla de malhechores, que la golpean, 1; sevician y
abusan sexualmente de ella.
Sin embargo, la victimización sexual es mucho más variada qu<
esto, toma múltiples formas, la mayoría de ellas no ejercen violenci; física
directa contra la víctima.
Como puede desprenderse de las cifras mencionadas, la imagei
cambia, y es que entre los delitos sexuales hay diferencias realmenti
notables, que pueden llevarnos a conclusiones equivocadas.
Tendríamos de entrada que hacer una triple división: por edad por
sexo y por consentimiento de la víctima.
La edad del ofendido es fundamental; para la mayoría de la
legislaciones el tipo del delito es diferente o por lo menos agravad< si se
trata de menores de edad.
En cuanto al sexo, la agresión sexual al hombre tiene caracte rísticas
radicalmente diferentes a la que se realiza contra una mujer a tal grado
que hay delitos que solamente pueden cometerse contn víctima femenina
(estupro, rapto).
Y el consentimiento es básico, debemos por principio separa los casos
en que la víctima acepta la relación, pues todo el procese
465 Ibidem, p. 62.
466 Góppinger, op. cit. (Criminología), p. 367.
467 Ibidem, p. 368.

de victimización es diferente de aquellos en que hay violencia y


resistencia de la víctima.
Por esta razón trataremos al estupro, la violación y el incesto por
separado.
XX.3. VIOLACIÓN
La violación es considerada como una de las formas de
victi¬mización más graves, que deja mayor número de secuelas en la
víc¬tima y que tiene una cifra negra muy elevada.
Por violación debemos entender el acceso carnal (por cualquier vía)
contra la voluntad de la víctima.
Es necesario distinguir, como se hace en México, la violación
propiamente dicha, es decir, la cópula tenida con persona sin su
consentimiento, de la llamada violación impropia, que es el acceso carnal
con menor de 12 años, en que no importa si la víctima es consenciente o
no.
Nos ocuparemos del primer caso, en que la víctima sufre el ataque
sexual contra su voluntad, porque están en estado de inde¬fensión
(desmayada, drogada), o porque es sometida por la fuerza.
En pocos delitos se ha estudiado tanto a la víctima como en el que
nos ocupa; la literatura es muy abundante y será imposible re¬visarla, por
lo que sólo daremos algunas ideas generales.
En muchos delitos la presencia de la víctima no es necesaria para la
realización del hecho, en otros sí, pero pueden efectuarse a una distancia
física considerable, en la violación es indispensable el contacto corporal
estrecho entre la víctima y el victimario.
Por esto el acercamiento a la víctima es fundamental, de ahí a que el
violador, más comúnmente de lo que se supone, es conocido de la
víctima, cuando no amigo o pariente.
En este sentido coinciden los investigadores: Matthes y Wolfgang en
sus respectivos trabajos encontraron que las dos terceras partes de las
víctimas conocían al autor.468
Para el Centro de Apoyo a Mujeres Violadas, el violador fue
identificado en el 39% de los casos, resultando conocidos el 50% y
familiares el 33%. En nuestra investigación, la víctima no conocía al
violador en el 32.3% de los casos. El agresor es familiar en una de cada
cuatro violaciones, y cuando es pariente, se trata del propio padre en uno
de cada cinco casos.
1 Góppinger, op. cit. (Criminología), p. 367.
Pocos temas han sido tan discutidos como la participación de la
víctima en la violación. En la historia del Derecho Penal encentra mos una
gran preocupación por la efectiva resistencia de la víctim? frente al uso de
fuerza física del agresor.
Así, Carrara dice que la resistencia debe ser "seria y constan te",469
y Jiménez Huerta470 nos recuerda una buena cantidad de au tores que
describen los elementos probatorios de la oposición a coito (gritos,
vestidos desgarrados, cabellos sueltos, lesiones).
La investigación victimológica viene a demostrar otra realidad
dejando a un lado las víctimas simuladoras y las falsas, encontramo: que
sólo en un 30% de los casos se pueden dictaminar lesiones, y nc llega al
25% los casos en que se usaron armas.
La verdad es que, en la mayoría de los casos la víctima estí
paralizada por el terror, y es incapaz de defenderse.
No hay un claro perfil de víctimas de violación, parecería qu< toda
mujer es una víctima en potencia; desde luego que la edac cuenta, pues
la gran mayoría son muy jóvenes, pero se encuentra er las
investigaciones casos de niñas de meses o ancianas cercanas a siglo.
Al investigar sobre 192 víctimas de violación (en 1988), encon tramos
las características siguientes: 93% son personas del sexo femé niño, con
edad promedio de 16.57 años (mediana 15.5, modo 15) 65.6% menores
de edad, 88.5% solteras, la mitad trabajan, la ocupa ción más común es
estudiante.
Muy interesante es la investigación de Jovarek y Lyon,471 qm
realizan un estudio para descubrir diferencias entre víctimas de vic lación,
víctimas de violación frustrada y mujeres en general. Se aplic< el C.P.I.
(California Psychological Inventaríes), con 21 tentativas, 21 violaciones y
5 000 mujeres de grupo control.
No se encontraron diferencias entre las mujeres violadas y e grupo
control.
Sin embargo, aquellas mujeres en las cuales no se logró comple tar
la violación son dramáticamente diferentes al grupo de violada y al grupo
control, pues son más listas, enérgicas, autoexigentes seguras de sí
mismas, reflexivas y cautelosas; se demuestra que la
4611 Carrara, Francesco. Programa del Curso de Derecho Criminal. Depalma. Argentin; 1944, pfo. 1520.
470 Jiménez Huerta, Mariano. Derecho Penal Mexicano. Tomo III. Editorial Porrú; México, 1978, p. 260.
471 Javorek, Frank y Lyon, Lou. Personality Characteristics which Differentiate Among Viclin of
Attempted Rape, Completed Rape and General Populations of Women: A Multivariate Aproad II Symposium.
Boston, USA, 1976.
medidas de vigilancia y autodefensa (gritar, correr, resistir) parecen ser
útiles para escapar de la violación.
Un inquietante problema es el de las llamadas "víctimas legíti¬mas"
en la violación; efectivamente, ciertas personas son considera¬das
consciente o inconscientemente como "viciables" con cierta impunidad,
por ejemplo, la mujer por el marido y la prostituta por cualquiera.
Este fenómeno está bastante generalizado: por una parte la idea de
que la esposa es "propiedad" del marido y puede usar y abusar de ella;
por otra que la prostituta deja de ser persona, y se convierte en "cosa
pública", sobre todo en materia sexual.
El fenómeno de la víctima legítima se extiende a ciertos desvia¬dos
como el homosexual o en su momento las hippies o las toxicó-manas, y a
personas que realizan determinadas profesiones (mesera, modelo,
corista) o conductas (pedir "aventón" —auto stop—, tener promiscuidad
sexual).
Siempre ha existido esta idea de la víctima legítima, baste recor¬dar
el derecho de pernada, la esclavitud, los harems, las mujeres de pueblos
conquistados, etcétera.
Demos ahora algunas ideas sobre la llamada violación impropia.
El abuso sexual en niños es mucho más común de lo que se -
supone; lo que sucede es que sólo en una mínima proporción se llega
realmente al coito completo, es decir a la penetración total, y es entonces
cuando se producen lesiones o lastimaduras que des¬cubren la relación.
Como en el niño no hay la conciencia de "mal" en cuanto a la
relación sexual, no comunica a los demás los manipuleos de que es
objeto, además, por lo general no hay violencia, sino que el infante se ve
atraído por promesas de regalos, por puro afecto o por curiosidad.
Esa ausencia de conciencia hace que no se perciba la falta como
agresión, ni haya sentimientos de culpa; éstos vendrán después,
provocados por los mismos padres y/o por las autoridades encarga¬das
del caso.
Se puede demostrar que, en los casos en que no hay violencia ni
comparecencia ante los tribunales, las secuelas psicológicas que .dejan
los hechos son muy escasas. De aquí la importancia de tener un extremo
cuidado en el procedimiento judicial; se ha propuesto la utilización de cine
o video-tape para las declaraciones del menor, evitando así el trauma de
aparecer en público.472
m Schulu, Leroy G. The Child as a Sex Victim: Socio-Legal Perspectiva, en: Victimology. A New Focus,
Vol. I, op. cit., p. 177. Del mismo autor ver: Sexual Victimology of Youth. Charles C. Thomas. USA, 1980.
XX.4. LA VIOLACIÓN EN CIFRAS
En 1984 fueron denunciados en la Procuraduría del Distrit Federal,
1,247 presuntas violaciones: para 1985 fueron 1,158, lo qu representa
una disminución de 7.14%. A esto deben sumarse 1? tentativas de
violación que fueron 207, el resultado es de 1,365, qu significaría
entonces un aumento de 9.46%.
La violación significa el 61.39% de las denuncias por delitc sexuales,
pero solamente el 0.86% del total.
Esto nos lleva directamente al problema de la cifra negra: ¿rea
mente es tan bajo el índice de violaciones?
En nuestra investigación (Xalapa), el 2.05% de las víctimas 1 fueron
por violación (de éstos 94.26% mujeres), en el Distrito Fed< ral resultó el
2.8% (90.9% mujeres). De aquí podríamos decir qui al menos
proporcionalmente, lo confesado por las víctimas a le investigadores es el
triple de lo denunciado a la Procuraduría.
En una investigación llevada a cabo en la Delegación Azcapotzalc
(Distrito Federal) durante 1983-1984, se detectaron 165 violacione de las
que 43 (23%) fueron denunciadas, de éstas 14 porque hub lesiones u
homicidio.473
Para Ruiz Harrell, se cometerán, en 1976, 80,000 violaciones ; año
en la República Mexicana, 10,000 de ellas en el Distrito Federa lo que
indica 125 por cada 100,000 habitantes.474 El Centro de Apo> a Mujeres
Violadas da los mismos datos.
En Estados Unidos, los especialistas calculan que una mujer c cada
10 será violada alguna vez en su vida.475
De acuerdo con el F.B.I., en 1975 alrededor de 56,000 violad* nes
fueron reportadas a la policía (1 cada 9 minutos). Las investig cienes
victimológicas indican que el número de víctimas puede s< el doble del
reportado a la policía. En el mismo año el F.B.I. estin que 26,670 arrestos
por violaciones fueron realizados (1 por cada reportados), sin embargo
solamente el 8.8% llega a un veredici de culpabilidad.
El fin de la semana es el período más victimógeno, el 50% c las
víctimas fueron violadas entre viernes y sábado (Xalapa); result
47S Ortiz, Ma. de los Ángeles y Santillán, Iris Rocío. La Cifra Negra en el Delito Violación. Alegatos,
Núm. 4, Universidad Autónoma Metropolitana. México, 1986, p. 1
47"1 Ruiz Harrell, Rafael. La Violación en México: Un Crimen Impune. Mundo Médico. Vol. Núm. 48.
México, 1977, p. 14.
47r' Rodabaugh, B. J. y Austin, M. Sexual Assault. American Institutes for Research the Behavioral
Sciences. USA, 1981.
do similar obtiene Ruiz Harrell, en que el 54.4% de su muestra sufrió la
victimización en fin de semana.
La casa habitación es el lugar de comisión en el 27% de los casos
(Ruiz Harrell), lo que coincide con el 21.74% de Xalapa; en el Distrito
Federal es el 18.2%, en nuestra investigación se eleva a 47.4%.
En lo referente al costo social del delito, en la investigación de los
Quiroz Cuarón, los sexuales ocupan el 7.23% del total de delitos
investigados con el 4.59% del costo social total, pero la violación se lleva
el 97.2% del costo social de los sexuales, a pesar de ser el 56.39% de los
mismos. Para los autores el costo es alto por la falta de produc¬tividad de
la familia del delincuente y por los gastos médicos de la víctima, y ocupa
el cuarto lugar, después de homicidio, lesiones y robo.476
XX..5. INCESTO
El incesto ha sido repudiado en todos los pueblos y en todas las -
épocas, desde el hombre primitivo hasta nuestros días.
'. El término viene del griego ancestos que significa insanable,
inexplicable, y del latín in y castus, lo que no es casto. Incestare quiere .
decir contaminar y algunos autores interpretan como "falta de cesto",
pues "cesto" implica también lugar o lecho matrimonial, y el incesto es la
relación sexual mantenida por parientes dentro de los grados en que está
prohibido el matrimonio.
En los libros sagrados encontramos la prohibición del incesto. En la
Biblia se hacen múltiples advertencias (Levítico 18), aunque se relatan
varios casos (Lot, Abraham, Rubén, etc.). En la Grecia clásica los
filósofos la repudian (Sócrates, Platón), aunque en la mitolo¬gía los
dioses lo practican. En Roma al principio la prohibición es amplia (en línea
recta ad infinitum), pero se va relajando hasta limi¬tarse al primer grado.
En China se reprimió hasta el 5fl grado.
Con la Iglesia Católica se prohibe la relación hasta el 4a grado
canónico (año de 517) y se extiende hasta el 7S en 731; actualmente es
hasta el 4a (primos hermanos).
En España, tanto el Fuero Juzgo como el Real, así como las Partidas
y la Novísima Recopilación lo sancionaron, extendiéndolo hasta las
barraganas de los parientes.
Como podemos deducir, después de estos breves ejemplos, es más
fácil mencionar las excepciones, así tenemos entre los Incas
primitivos el incesto fraternal, en Egipto se practica durante 10
ge¬neraciones de ptolomeos, y en la modalidad de "incesto real" en
Irlanda, Hawai, Siam, Burma, Persia, etcétera.
Freud llamó la atención mundial del fenómeno,477 alrededor del cual
gira gran parte de su teoría.
Se han dado múltiples explicaciones, desde los más diversos
ángulos, pero hay poco material respecto a la víctima en el incesto
Porque surge de inmediato la duda: ¿quién es la víctima en e]
incesto?
En la relación sexual entre hermanos: ¿es el varón? ¿es el d« mayor
edad? ¿y si ambos son adultos, conscientes y consencientesí ¿es el que
propuso la relación?
Entre primos hermanos o medios hermanos se plantean la; mismas
interrogantes.
En el incesto clásico, el materno-filial, parecería que es el hijc el
ofendido pero, ¿lo es ya siendo mayor de edad?, en el ejemplo má;
conocido, Edipo y Yocasta, parecen ser ambos víctimas inocentes de
destino.
El más común de los incestos es el paterno-filial; cuatro de cad; cinco
casos consisten en una relación padre-hija (el resto son fraternos la
relación madre-hijo no llega al 1% en la literatura especializada)
Aquí surgen dos dudas: ¿qué sucede si la hija es adulta?, ¿pued<
considerarse a la madre como víctima indirecta?
Tratemos de precisar algunos puntos: desde luego que cuand< hay
violencia física la víctima es fácilmente identificable, lo mismc que cuando
una parte es adulto y la otra menor.
La diferencia de edades y la ascendencia de una parte sobre 1; otra
pueden ayudarnos también a identificar a la víctima.
Tratándose de relaciones voluntarias entre adultos, parece qu< nos
encontramos ante una típica ausencia de víctima.
En cuanto a la madre en el incesto paterno-filial, podría se víctima
indirecta, aunque no es infrecuente el caso de que sea en cubridora,
cuando no propiciadora de la relación.
Todo hace parecer que el incesto es un delito de muy alta cifr;
oscura, difícilmente se denuncia, pues trae deshonra a toda la fami lia,
cuando no acaba con la misma.
Aparentemente el incesto es una conducta producto de miseri; y
promiscuidad, pero esto puede ser ilusorio, pues los delitos conc cidos
pertenecen a personas de extracción humilde, sin embargo, lo
Quiroz Citarón, Alfonso y Quiroz Cuarón, Raúl, op. cit. (El Costo), p. 600.
477 Cfr. Freud, Sigmund. Tótem y Tabú. El Horror al Incesto, en: Obras Completa op. cit., p. 419.

psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas reportan un número inusitado


de estas conductas en personas de alto nivel económico y social.
En la amplia investigación de Weinberg478 se presentan estos
datos: en la relación padre-hija (78%), la víctima tiene 15.3 años promedio
(43.5 el padre), es de situación económica baja (55%), con 7.48 años de
instrucción, soltera, hija mayor (64.36%), (en caso de ser la segunda,
había incesto con la primera en 46%) 20.6% que¬daron embarazadas,
eran voluntarias el 8.6%, la mayoría de sus padres tenían problemas
entre sí, alto índice de alcoholismo en el padre.
En el incesto fraterno (18%) se encuentra como edad 24 en el 19.3
en ella, casados él 27% ella 10.8%, hubo embarazo en 40.5% de casos,
las hermanas estaban de acuerdo en las relaciones en 51.4%.
-XX.6. ESTUPRO
f
En el estupro la víctima toma una parte activa, está de acuerdo con
la relación, no se opone a ella, coopera por lo general gus¬tosamente,
pues está enamorada, seducida, y/o con esperanza de matrimonio.
En nuestro medio, la víctima debe ser mayor de doce años y menor
de dieciocho y haber dado su consentimiento para la cópula por medio del
engaño. Hasta 1984 se contemplaba también la seduc¬ción, y hasta 1991
se requería que la menor fuera casta y honesta.

Las reformas al artículo 262 del Código Penal del Distrito Fede¬ral
no nos parecen correctas, pues quedan desamparadas un buen número
de víctimas, ahora se permite seducir niñas (o niños) de 12 años (no
menos, pues entonces sería violación impropia), es decir impúberes
inexpertas, siempre y cuando no se les engañe.
El artículo en comentario se convierte así en victimógeno y
criminógeno: victimógeno porque deja sin protección a una amplia
población de mujeres (12 a 18 años), y criminógeno porque la víc¬tima
indirecta (padres, hermanos) no tiene ahora recurso legal para la
reparación del daño, no quedando otra alternativa para lavar el honor
ofendido que hacerse justicia por propia mano.
El estupro (al igual que el incesto) es el delito en que víctima y
victimario se conocen, en ocasiones han mantenido relaciones durante
largo tiempo, y no es raro que continúen la relación después de que han
sido descubiertos.
1 Weinberg, Kirson. Conducta Incestuosa. Editorial Constancia. México, 1958.
Es también un delito (igual que el incesto) en el que la víctima
excepcionalmente denuncia, se trata por lo general de los padres o algún
pariente cercano.
Estudiamos 49 casos de estupro (en 1988), en que encontramos, por
parte de la víctima, una edad promedio de 15.71 años, en su ma¬yoría
estudiantes o dedicadas al hogar. El victimario es seis años mayor en
promedio, el 80% solteros.
En la mitad de los casos hay embarazo, sólo en 15% la denuncia
corrió por parte de la víctima. El 50% de los casos ocurrió en casa
habitación, y el 29% en hoteles.
XX.7. ATENCIÓN Y TRATAMIENTO
Los delitos sexuales son peculiarmente victimizantes, ya que dejan
serias secuelas psicológicas y sociales, producen importantes cambios de
personalidad, de conducta y de vida, y provocan una notable
sobrevictimización.
Por esto la víctima debe ser especialmente atendida y tratada, y
debe ponerse gran cuidado en la prevención, sobre todo en lo refe¬rente
a niños.
Una adecuada información es aconsejable para las víctimas
potenciales, aunque no sea suficiente, ya que deben ponerse todos los
medios a la mano para evitar este tipo de victimizaciones.
Ante todo, la víctima no debe sentirse rechazada, fenómeno peculiar
que no se presenta en otros delitos.
La sobrevictimización de la víctima principia al terminar la agre¬sión,
ya que tiene que decidir la conducta a seguir: si no denuncia, el hecho
queda impune, no se le hará justicia, y además se presenta la
probabilidad de que el agresor, al verse intocado, se vea tentado a
reincidir.
Si denuncia, la víctima queda expuesta al estigma social, ya que la
comunidad pensará que el ofendido provocó su victimización, que no es
totalmente inocente y que andaba buscando lo que le pasó; de esto se
salvan los niños pequeños, pero aún así quedan etiquetados.
Múltiples son los reportes de víctimas sexuales que son moles¬tadas
y abordadas con proposiciones deshonestas, en un fenómeno similar al
de las mujeres divorciadas.
Al denunciar, la víctima se expone a la curiosidad pública y a todas
las molestias del procedimiento penal.
Hay casos en que la víctima no está en condiciones de decidir (por
edad, salud, lesiones, etc.) y es llevada ante las autoridades, l°
que en ocasiones será más traumatizante que la agresión sexual misma:
desde los exámenes médicos desconsiderados, hasta los insolentes
interrogatorios de la policía, pasando por las entrevistas de reporte¬ros y
"periodistas".
Por esto debemos insistir en la necesidad de personal
especia¬lizado, de preferencia femenino, para este tipo de asistencia, así
como de instalaciones adecuadas para los exámenes y entrevistas.
Para evitar la sobrevictimización debe procurarse el mantener el
caso en la mayor privacidad posible, manteniéndolo lejos de la
cu¬riosidad y el morbo.
No es justificable para estos casos (y en ningún otro en que se
estigmatice a la víctima) salgan a la luz pública, y mucho menos en los
medios masivos de comunicación.
En gran cantidad de países se han establecido centros para la
atención, auxilio y tratamiento de víctimas de delitos sexuales,
princi¬palmente en los casos de violación. Estos centros han sido
formados tanto por la iniciativa privada como por la administración
pública.
Un punto que no debe olvidarse es la asistencia y (en ocasiones
tratamiento completo) a las víctimas indirectas, pues es común que los
padres, hermanos, esposo o novio de la víctima la repudien, no la
comprendan y la sobrevictimicen.
También es necesario contemplar el delicado problema de las
consecuencias posteriores, como enfermedades venéreas o embara¬zo.
No podemos olvidar el patético caso de la víctima que queda embarazada
como resultado de la violación y que, aunque la ley lo permita, las
instituciones de salud se niegan a realizar el legrado.
En México, a partir de enero de 1989, la Procuraduría de Jus¬ticia
del Distrito Federal inició un programa de Agencias Especiali¬zadas del
Ministerio Público para la atención de víctimas de delitos sexuales, en que
se cumplieran todos los requisitos señalados ante¬riormente, encargando
del proyecto a la Dra. María de la Luz Lima.
Efectivamente, se seleccionó y capacitó cuidadosamente al
per¬sonal, en su totalidad femenino, se construyeron módulos separados,
perfectamente equipados, y se inauguraron las tres primeras agencias en
abril, junio y septiembre.
Los resultados no se hicieron esperar, pues las denuncias subie¬ron, de
3.5 diarias en el año anterior a 7 por día, solamente en lo relacionado a
violación.
Además, se estableció una Supervisión de Servicios a la Comu¬nidad,
con una Dirección de Atención a Víctimas, que trabaja las 24 horas del día.

CAPÍTULO XXI
VICTIMOLOGIA Y DERECHO PENAL

"La víctima puede y debe demandar, diría gritar, al Estado por el


derecho a su no victimización y a una vida armoniosa y digna."
ELÍAS NEUMAN

XXI. 1. INTRODUCCIÓN
La Victimología, ciencia nueva y pujante, ha realizado aportacio¬nes
fundamentales para el desarrollo de las Ciencias Penales.
La Victimología misma se ha transformado, y de una ciencia
etiológica y muy unida a la Criminología tradicional, ha derivado a una
Victimología preocupada por los derechos de las víctimas, su atención y
auxilio y la prevención de la victimización.
Asimismo, sin desatender a la víctima común, ha volcado su interés
por las víctimas de actos que conllevan un abuso de poder.
En esta parte de la obra, nos ocupamos del tema de los dere¬chos
de las víctimas, principalmente de los Derechos Humanos, pues sentimos
que la atención de los especialistas se ha centrado en los derechos de los
delincuentes, olvidando en mucho los de las víc¬timas.
Parte de la exposición gira alrededor de la Declaración de la ONU
sobre los principios fundamentales de justicia relacionados a las víctimas,
documento que viene en mucho a fortificar, aclarar y ampliar
proposiciones que se venían haciendo, y que quizá pudieran parecer
ilógicas o irreales.
Nos referimos en estos cuatro capítulos al papel de la víctima en el
Derecho Penal y dentro del proceso penal, a la reparación del daño y,
muy especialmente, al nacimiento del Derecho_ Victimal.
XXI.2. LA VÍCTIMA Y LA LEY PENAL
Ya hemos mencionado las múltiples relaciones entre el Derecho
Penal y la Victimología.
Un primer aspecto que salta de inmediato a la vista, es la poca
atención que los juristas han prestado a la víctima.
En los tratados de Derecho Penal, en la parte general, se estudia a la
víctima, en cuanto "sujeto pasivo", en forma por demás super-flua; según
parece lo verdaderamente importante para la dogmática penal es la teoría
del delito, y dentro de ésta, ha tomado relevancia especial la teoría del
tipo.
Algunos autores consideran al sujeto pasivo como un simple
elemento del tipo, otros ni siquiera lo mencionan; en los tratados de parte
general escasamente lo encontramos, y va a ser en la parte especial, y en
algunos delitos, cuando se va a hacer referencia al mismo.
El Derecho Penal regula la conducta humana en un contexto social,
protegiendo bienes particularmente importantes para la con¬vivencia
social y para ello ataca determinadas conductas denominán¬dolas
"delitos".
La ley, al regular los delitos, pone particular énfasis en el rea¬lizador
de las conductas prohibidas y en la conducta misma, así como en el
resultado, es decir, las consecuencias que deberá sufrir el autor del delito.
La ley, por lo general, trata de eliminar a la víctima de la
par¬ticipación en el delito y de todo lo relacionado a éste; sin embargo,
cada vez va aceptando más su participación en el hecho delictivo.
En palabras de Hentig,479 "aunque la ley trate de excluir a la víctima
de la participación en el delito y de lo a él inherente, ha reconocido a
veces, titubeando y de mala gana, su implicación. Las leyes de los países
latinos han ido más lejos en este camino, proba¬blemente porque su
cólera está más próxima al punto de explosión".
Este fenómeno ha llevado a la dogmática penal a desatender el
problema; la dogmática debe aspirar, en cuanto ciencia, a construir
sistemas eficaces, de claridad lógica y simple en sus tipos,480 pero esto
no implica que deje de estudiar los nexos causales en las conductas, en
relación con la actividad (o pasividad) de la víctima.
Góppinger481 señala que: "La ciencia del Derecho afirma desde
hace tiempo la existencia de determinadas relaciones entre delin-
479 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 409.
480 Ibidem.
481 Góppinger, oj>. cit. (Criminología), p. 362.
cuentes y víctimas, si bien éstas, en la configuración normativa dt
Derecho Penal, sólo quedan reflejadas en algunas situaciones cons
deradas como particularmente apropiadas."
Es verdad que en la construcción de algunos tipos delictivos, 1
víctima desempeña un papel decisivo en la producción del hech ilícito,
pero en esto hay amplias variaciones según los diversos delitc y los
diferentes códigos.
En México, en el Código Penal vigente para el Distrito Peden (lo
mismo que para toda la República en Materia Federal), las di: posiciones
generales referentes a la víctima están contempladas en í Título Tercero
(aplicación de las sanciones), así, el artículo 52 di: pone:
ARTÍCULO 52.—El juez fijará las penas y medidas de segurida que
estime justas y procedentes dentro de los límites señalados par cada
delito, con base en la gravedad del ilícito y el grado de culpab lidad del
agente, teniendo en cuenta:
IV. La forma y grado de intervención del agente en la comisió del
delito, así como su calidad y la de la víctima u ofendido;
En forma inexplicable, en las reformas del 94 se quitó la obl gación
del juez de tomar conocimiento directo del sujeto y de 1 víctima.
Y el artículo 53 ordena que:
"No es imputable al acusado el aumento de gravedad provenient de
circunstancias particulares del ofendido, si las ignoraba, inculp; blemente,
al cometer el delito."
Esto quiere decir que, en principio, la víctima es tomada e¡
consideración solamente para medir la cantidad de pena aplicable
Kaiser,482 citando a Mannheim, opina que, puesto que el rol d la
víctima y su contribución al hecho tiene tan variado y múltipl peso, ya no
deben ser, en opinión actual, los intereses de la víctim y sus deseos de
reparación los que deciden por sí solos la respuest estatal frente al delito.
La contribución, a veces activa, de la víctima respecto al crimer
ilumina así la situación de culpabilidad y facilita un enjuiciamient justo.
Tiende además a la redistribución de las cargas tradicionale del
comportamiento social de riesgo.
Wolfgang483 nos hace ver que se pueden ver ciertos cambios ei la
filosofía penal: "A causa de la confluencia de la ética de la justici
482 Kaiser, Günter, op. dt. (Criminología), p. 95.
485 Wolfgang, Marvin. Conceptos Básicos en la Teoría Victimológica: Individualización i la Víctima.
ILANUD al día, Año IV, Núm. 10. San José, Costa Rica, 1981, p. 68.
y la acumulación de investigaciones empíricas sofisticadas sobre la falta
de eficacia de la rehabilitación, surgió una corriente neoclásica que centró
su atención no en el utilitarismo sino en la retribución,"
El modelo retributivo del merecido castigo fue resucitado para la
satisfacción profesional y para la orientación hacia valores de muchos
científicos, que se ocupan de ética o de las ciencias sociales.
Se hizo hincapié en que la severidad de la sanción debía basarse
sólo en la gravedad del delito. Ninguno de los atributos del delin¬cuente
(las necesidades de su personalidad, su estado mental, sus
antecedentes, su estado emocional) tiene importancia al llegar el
momento de establecer la sentencia.
La desindividualización del delincuente podría ser reemplazada por
la individualización de la víctima.
Debemos confesar que no nos hace mucha gracia un regreso a
posturas retribucionistas, insistimos en la importancia de la víctima, sin
que esto implique el olvido del delincuente; el retorno al retribucionismo
es un retroceso, el Derecho Penal debe aprovechar el ya largo camino
recorrido, y buscar nuevos panoramas que lo enriquezcan, uno de ellos
es el de la Victimolqgía.
XXI.3. EL SUJETO PASIVO
En la parte conducente señalamos que no puede equipararse el
sujeto pasivo del delito con la víctima, este concepto es notablemente
más amplio que el primero, y podría ser peligroso para el Derecho Penal
adoptarlo, principalmente porque podría hacer de protección pública todos
los bienes jurídicos, y sabemos que el Derecho Penal debe tutelar tan
sólo bienes de la más alta jerarquía y absolutamente necesarios para la
adecuada convivencia social.
Se han hecho varias distinciones desde el punto de vista jurídi¬co,
así Carnelutti marca la diferencia entre perjudicado, paciente y
ofendido.484
Perjudicado es la persona cuyo interés ha sido lesionado por el
delito, en tanto que paciente es el hombre que constituye la materia del
delito.
Por su parte, ofendido es el perjudicado en cuanto la ley
enco¬mienda a su juicio la disposición o el goce del bien agredido; en
palabras más simples, en cuanto depende de su juicio el desarrollo del
interés lesionado.
484 Carnelutti, Francesco. El Delito. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires, Argentina, 1952,
p. 70.
Una persona es ofendida por el delito en cuanto se le reconozcí el
poder jurídico sobre el bien que constituye la materia de él.
Para Nuvolone485 el sujeto pasivo en el crimen se identifica cor el
titular del interés lesionado; frecuente pero no necesariamente eí también
el objeto material de la acción criminal.
Zaffaroni, siguiendo a Bettiol, Mantovani y Betti, dice que, er cuanto
al sujeto pasivo, cabe consignar que es, en general, el titulai del bien
jurídico, pero puede darse el caso de que el sujeto pasivc se encuentre
indeterminado, lo que nada obsta a la tipicidad de delito, salvo que se
requieran en él determinadas calidades, pero a no darse su
individualización, no pueden ser probadas; ello obedece a que hay bienes
jurídicos que en ciertos momentos pueden hallarse sin sujeto, como
acontece con la herencia yacente, cuando el here dero no es
conocido.486
Ramos dice que el sujeto pasivo puede ser el hombre, uní persona
moral, una colectividad o el Estado, es decir, siempre ur ente capaz de
tener derechos a sufrir un ataque a los bienes jurídicos protegidos por la
ley, como la vida, honor, etcétera.487
Creus, por su parte, afirma que el sujeto incapaz puede sei sujeto
pasivo. También la persona por nacer. Las personas jurídica: caben
siempre como sujetos pasivos. Y el Estado es sujeto pasivc mediato de
todo delito, asimismo puede serlo inmediato.
Hay que distinguir entre el damnificado o perjudicado por e delito y el
sujeto pasivo.
El primero (damnificado o perjudicado) es la persona (indivi dual o
jurídica) a la cual el delito le produce un daño de caráctei civil, que debe
ser reparado. En ocasiones éste coincide con el sujete pasivo, pero en
ocasiones no ocurre.
No se puede pensar en un delito sin sujeto pasivo, pero sí se pue de
pensar en un delito que carezca de damnificado o perjudicado.481 Para
Núñez, son directamente damnificados por el delito su; víctimas, esto es,
los entes físicos o colectivos sobre cuyas personas cosas o derechos
recae directamente el delito (daño material), o cuyz seguridad personal o
goce de los bienes o afecciones legítimas, e delito ataca directamente
(daño moral).489
«5 Nuvolone, op. cit.
486 Zaffaroni, Eugene Raúl. Op. cit. (Tratado). Parte General. Tomo III, p. 283.
487 Ramos, Juan. Curso de Derecha Penal. Biblioteca Jurídica Argentina. Buenos Aires Argentina, 1938, p.
57.
488 Creus, Carlos. Sinopsis de Derecho Penal. Parte General. Zeus Editora. Rosario Argentina, 1977, p. 56.
489 Núñez, Ricardo. Delito Penal Argentino. Tomo II. Bibliográfica Omeba. Bueno: Aires, Argentina,
1965, pp. 563-565.
Vázquez Sánchez nos dice que "cabe pues concluir, recapitulando lo
señalado por la doctrina, que ofendido es toda persona a la que resulta un
perjuicio económico o moral con motivo de la comisión de un delito, lo que
fundamenta su derecho al pago de la reparación del daño.
"El ofendido en el delito no se identifica entonces, sólo con el sujeto
pasivo del delito, sino que adquiere una connotación mayor si se
considera que no siempre es la víctima la que sufre el daño, sino además
sus causahabientes o derechohabientes. De donde todo ofen¬dido no es
necesariamente la víctima, y sí, la víctima resulta siempre ser ofendido,
de no agotarse materialmente con el delito; siendo siempre víctima y
ofendido a la vez."490
Para los efectos de esta obra, nosotros consideramos que tanto el
sujeto pasivo como el ofendido, damnificado o perjudicado son víctimas
del delito.
, - Por víctima del delito, entendemos toda persona física o moral que
sufre un daño por causa de una conducta antijurídica, típica y culpable.
Sujeto pasivo es el titular del bien jurídicamente protegido.
Ofendido será aquel que sufra un perjuicio por la comisión del delito,
pero que no lograría que el daño le sea reparado, aunque no tuviese
mayor culpa ni participación en el ilícito.
Por ejemplo, en un homicidio, el asesinado es el sujeto pasivo, su
familia pasa a formar parte de los ofendidos, en tanto que la familia del
delincuente será la damnificada.
Con excepción del homicidio (por imposibilidad natural) el sujeto
pasivo es siempre ofendido, aunque no todo ofendido es sujeto pasivo.
XXI.4. DOLO Y CULPA DE LA VÍCTIMA
Los delitos pueden ser dolosos, culposos o preterintencionales; esta
clasificación se ha estructurado tomando en consideración la
intencionalidad del autor de los hechos.
Así, obra con dolo el que, conociendo los elementos del hecho típico
o previniendo los resultados de su acción, quiere o acepta el resultado
prohibido por la ley (art. 9 C.P.F. y C.P.D.F.).
La víctima en el delito doloso ha sido estudiada en algunos
sen¬tidos, principalmente en lo referente a provocación y consentimiento.
490 Vázquez Sánchez, Rogelio. El Ofendido en el Delito y la Reparación del Daño. Tesis Doctoral.
UNAM, México, 1980, p. 13.
Efectivamente, la víctima puede desencadenar la acción delictuos
de dos maneras: por provocación o por petición.
En la petición existe consentimiento de la víctima, quien solicifc la
comisión de la acción dañina en su propio perjuicio; en conse cuencia,
hay una coincidencia entre los sujetos de la pareja penal En el caso de la
provocación, al contrario, hay desarmonía, y la víc tima resulta tal, por
haber ejercido previamente una acción contrari; a los intereses de la otra
parte, la cual reaccionando para conserva: sus derechos atacados, o bien
para ejercer una represalia, comete e acto considerado infracción.491
La víctima en los delitos culposos, es decir en aquellos que sor
producidos por la imprudencia o impericia del agente, es un tem; poco
explorado por la doctrina penal, que ha dedicado sus esfuerzo a la
intencionalidad del sujeto activo.
Para el Derecho Mexicano, obra culposamente el que produa el
resultado típico, que no previo siendo previsible o previo confiad( en que
no se produciría, en virtud de la violación a un deber d< cuidado, que
debía y podía observar según las circunstancias y con diciones
personales (art. 9a).
Como podemos observar aquí la víctima es más sujeto "pasivo que
nunca.
Utilizando una clasificación ya citada, veremos que la víctima ei el
delito de imprudencia puede haber tenido una gran participación una
participación mediana o una pequeña participación. Puede darsi el caso
también que no haya tenido participación (el sujeto que esfc en su casa
cuando un vehículo automotor conducido imprudente mente penetra en
ella y lo mata), o que su participación sea total (e sujeto que cruza una vía
de alta velocidad restringida a los peatones)
"En numerosos homicidios y lesiones culposas resulta ya cas
imposible distinguir al autor y a la víctima, y determinar la medid; de su
culpabilidad; en ella interviene el azar, como la tercera foi ma de energía,
favoreciendo o perjudicando, unas veces al autor otras a la víctima." 492
Como podemos deducir de lo anterior, los delitos puedei clasificarse
también en dolosos, culposos y aún preterintencionale desde el punto de
vista de la intencionalidad de la víctima.
Serían dolosos aquellos en que la víctima desea, pide y acept que se
realice en su contra el hecho típico.
491 Sosa Chacín, Jorge. La Victimología y el Derecho Penal. Anuario
del Instituto d Ciencias Penales y Criminológicas. Núm. 2. Universidad
Central de Venezuela, Venezuel: 1968, p. 207.
<92 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 412.
Serían culposos aquellos en que la víctima ha incumplido un deber
de cuidado y ha sido imprudente.
Serían preterintencionales aquellos en que la víctima acepta el
resultado típico de determinado hecho, pero recibe un mal mayor del
esperado.
Se entiende que esta clasificación se maneja independientemente de
la intencionalidad del autor.
Comprendemos que esta posición acarrea una serie de proble¬mas
realmente apasionantes, principiando por el número de combi¬naciones
que pueden darse entre el autor y la víctima, y que esquematizamos en el
siguiente cuadro, donde D = dolo, C = culpa, P = preterintencionalidad y O
= cero (no hay ninguno de los 3).
CUADRO NQ 41
COMBINACIÓN VICTIMA - AUTOR
(DOLO - CULPA)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
Víctima DCPDCPDCP D.CPOOOO
Autor DCPCPDPDC O OODCPO
Demos algunos ejemplos simples:
1. Víctima (V) y autor (A) actúan con Dolo (D): duelo, ambos llevan el
ánimo de matar o de ser muertos. Eutanasia, uno quiere matar y el otro
ser muerto.
2. V y A actúan con Culpa (C): uno maneja un vehículo con exceso
de velocidad y el otro se atraviesa por lugar prohibido.
3. V y A actúan con Preterintención (P): la mujer desea abortar, el
médico manipula para que aborte pero, imperito, mata.
4. V - D, A - C. La víctima desea suicidarse y se atraviesa a un
vehículo cuyo conductor viene manejando imprudentemente.
5. V - C, A - P. La víctima se atraviesa imprudentemente, el autor
desea sólo lesionar y mata.
6. V - P, A - D. La víctima desea ser lesionada para chantajear al
marido, pero éste tiene el animus necandi y mata.
7. V - D, A - P. El paciente quiere morir, el autor sin deseos de matar
lo golpea para desmayarlo y que cese el dolor, pero mata.
8. V - C, A - D. El autor aprovecha la imprudencia de la víctima para
eliminarla.
9. V - P, A - C. La víctima se atraviesa a un automóvil conducido
imprudentemente para recibir lesiones y cobrar un seguro, pero muere.

10. V - D, A - 0. La víctima se lanza al paso del metro parz


suicidarse.
11. V - C, A - 0. El niño se mete abajo del coche para sacar ur
juguete, el conductor arranca.
12. V - P, A - 0. La víctima se atraviesa a un automóvil condu cido
con prudencia y pericia para recibir lesiones y cobrar un seguro pero
muere.
13. V - O, A - D. Infanticidio: el autor quiere matar, la víctirm no
interviene para nada.
14. V - O, A - C. El autor manejando imprudentemente se sube a la
banqueta y mata a un peatón.
15. V - O, A - P. El autor desea lesionar y mata a la víctimz inocente.
16. V - O, A - 0. Es el típico accidente, el hecho fortuito.
XXI.5. LA VÍCTIMA EN EL DERECHO PENAL
Las características personales de la víctima, su conducta y su
relación con el victimario, pueden ser trascendentales desde el punte de
vista jurídico, ya que en un momento dado la configuración dei tipo, la
existencia o no del delito, la agravación o atenuación de \¿ pena,
dependen ya no de lo que el autor haya realizado, sino de
particularidades, actitudes o comportamiento de la víctima.
Así, podríamos mencionar como ejemplos:
1. La edad de la víctima: de ella depende si hay infanticidio
exposición, corrupción, estupro, violación impropia, abandono, etc
2. El sexo, como en el estupro y el rapto.
3. El parentesco, que decide si hay infanticidio, incesto, parri¬cidio.
4. La función o profesión, como desobediencia y resistencia de
particulares.
Todas estas características pueden además favorecer o perjudi¬car
al victimario como veremos a continuación.
XXI.5.1. Casos en que se beneficia al autor
Siguiendo un esquema sugerido por Fattah,493 veamos a
conti¬nuación aquellos casos en que las condiciones personales, el
compor
493 Fattah, op. cu. (Qudques...), p. 341.
tamiento, o las relaciones con la víctima, pueden influenciar en sen¬tido
favorable para el agente, disminuyendo la sanción penal o direc¬tamente
eliminándola.
Las formas básicas son:
1. Rindiendo lícito un hecho que constituye normalmente una
in¬fracción si ha sido cometido con el consentimiento de la víctima, si ha
sido realizado contra ciertas víctimas o en ciertas circunstancias
provocadas por la víctima.
De aquí podemos desprender tres hipótesis:
a) El consentimiento del titular del bien jurídico afectado, siem¬pre y
cuando éste sea disponible y el titular tenga capacidad jurídica y no exista
vicio en el consentimiento (art. 15, frac. III CPDF, ídem para CPF).
b) La permisibilidad de la ley para afectar determinadas víctimas. El
caso más típico era el art. 294 del Código Penal del Distrito Fe¬deral,
recientemente derogado, que dejaba sin sanción las lesiones levísimas
(tardan menos de 15 días en sanar y no ponen en peligro la vida),
infligidas en el ejercicio del derecho de corregir.
c) Ciertas conductas de la víctima, que quitan la ilicitud a la conducta
del victimario, como la agresión real, actual, violenta y sin derecho, que
da lugar a la legítima defensa (art. 15, frac. IV).
2. Exentar al culpable por la pena prevista por su acto, si éste ha sido
cometido contra una cierta víctima.
La relación específica entre la víctima y el autor de la infracción, es
algunas veces tomada en consideración por el legislador penal en un
sentido favorable al agente. Esta actitud del legislador se explica por
diversas razones, por ejemplo: el legislador, teniendo en cuenta ja
supervivencia de la antigua justicia familiar y juzgando que es preferible
conservar las relaciones familiares que imponer una pena susceptible de
romperlas o de agravar los conflictos de la familia, prefiere salvaguardar
las tradiciones adecuadas para proteger la co¬hesión de la célula familiar,
para mantener la inviolabilidad del hogar doméstico y para reforzar la
autoridad ancestral.
En nuestro derecho existieron, hasta 1984, dos ejemplos claros,
contenidos en los artículos 377 y 378, ahora derogados; en estos casos
existía una excusa absolutoria para el robo entre ascendiente y
descendientes, y para el robo entre cónyuges, era necesaria la querella
de parte.
Valdría la pena volver a leer los argumentos que, para sostener los
mencionados artículos, expuso el recordado Maestro González de
la Vega,491 y analizar si estos razonamientos pueden considerarse aún
válidos (como en nuestra opinión lo son); señal de ello es que tuvo que
agregarse el artículo 399 bis, que comentamos más adelante.
3. Disminuir la responsabilidad penal cambiando la naturaleza de la
infracción o atenuando la pena prevista para ella si ha sido come¬tida
contra una víctima en particular.
El ejemplo es la atenuación de la pena al que en estado de moción
violenta cause homicidio o lesiones en circunstancias que atenúen su
culpabilidad (art. 310 C.P.)
El mismo caso estaba contemplado para el que mate o lesione al
corruptor del descendiente que está bajo su potestad, al encontrar¬los en
el acto carnal o uno próximo a su consumación (si no pro¬pició la
corrupción, desde luego) (art. 311 actualmente derogado),
4. Subordinar la persecución a una queja de la víctima y/o concedei a
ésta el derecho de parar los efectos de la condena.
Múltiples son los ejemplos en nuestros ordenamientos penales en
que se deja al ofendido (o a sus representantes, en caso de inca¬paces o
de personas morales) el derecho de querella para iniciar el procedimiento.
Algunos de estos casos son, en el Código Penal del D.F., art. 62
lesiones culposas o daños cometidos con motivo del tránsito de
vehícu¬los; art. 199 bis, peligro de contagio, cuando la víctima sea el
cónyuge art. 263, estupro; art. 274 (derogado), adulterio; art. 337,
abandono de cónyuge; art. 360, injuria, difamación o calumnia; etcétera.
La regla general para los delitos patrimoniales la da el:
ARTÍCULO 399 BIS.—Los delitos previstos en este título se perse
guirán por querella de parte ofendida cuando sean cometidos por ur
ascendiente, descendiente, cónyuge, parientes por consanguinidad bastí
el segundo grado, concubina o concubinario, adoptante o adoptadc y
parientes por afinidad asimismo hasta el segundo grado. Igualmente se
requerirá querella para la persecución de terceros que hubieser incurrido
en la ejecución del delito con los sujetos a que se refiere e párrafo
anterior. Si se cometiere algún otro hecho que por sí sók constituya un
delito, se aplicará la sanción que para éste señala la ley
XXI.5.2. Casos en que se perjudica al autor
Por otra parte, tenemos los casos en los cuales la víctima de \¿
infracción puede influenciar la represión en un sentido desfavorable
pueden citarse como ejemplos los siguientes:
fH González de la Vega, Francisco. Derecho Penal Mexicano.
Editorial Porrúa. México 1958, p. 208.
1. Ampliando el dominio de la incriminación, sea rindiendo punibles
algunos hechos que son normalmente legítimos, si han sido come¬tidos
contra ciertas personas, sea incriminando conductas que están solamente
toleradas en presencia de otras víctimas.
Uno de los ejemplos más típicos es el estupro, en que un hecho lícito
se convierte en ilícito si la víctima tiene menos de 18 años (art. 262 C.P.).
2. Cambiando la naturaleza de la infracción, agravándola o
agra¬vando la pena.
El parricidio, o el homicidio de un pariente cercano (hermano, hijo,
nieto, abuelo), o con persona con quien se tengan ligas muy cercanas
(adopción, concubinato) (art. 323 C.P.).
3. Agravando la situación procesal del agente si el acto ha sido
cometido contra una cierta víctima.
En el homicidio de un funcionario público por motivo de sus
funciones, la situación procesal cambia, pasando al fuero federal.
f 4. Aumentando la punibilidad. La relación entre el criminal y su
víctima puede inspirar al legislador para agravar la sanción; estos casos
podrían clasificarse en los siguientes tres grupos:
a) Casos en que la víctima, gracias a la relación de parentesco con el
agente, es digna de cierto respeto por parte de éste, el acto del agente
demuestra una falta completa de consideración. La cali¬dad de
ascendiente es tomada en cuenta en varias legislaciones para agravar las
penas que sancionan las infracciones contra la integridad física tales
como golpes y heridas voluntarias.
En México, si el lesionado es ascendiente o descendiente, cón¬yuge,
pariente hasta el 4Q grado, adoptante o adoptado del autor, se aumenta
la pena hasta en una tercera parte (art. 300 C.P.F. y C.P.D.E).
b) Casos en que el agente, gracias a su relación con la víctima, goza
de una cierta superioridad o autoridad que pueden debilitar la defensa o la
resistencia de la víctima. En estos casos el legislador presume que la
infracción ha sido cometida abusando de la superio¬ridad o la autoridad y
aprovechándose de la defensa o resistencia disminuidas de la víctima.
El ejemplo más claro lo representa el delito de corrupción de
menores, que cuando es cometido por ascendientes, padrastro o
madrastra, la pena se duplica (art. 203 C.P.), o el de inducción,
ins¬tigación, o auxilio en el consumo o tráfico de drogas cuando hay
ascendencia o autoridad sobre la víctima (art. 196 C.P.F.), en cuyo caso
la pena es aumentada en una mitad.
c) Casos en los que la relación entre el agente y la víctima está
caracterizada por una cierta confianza que es debida a una calidad
o a las funciones del delincuente; el agente comete su delito traici
nando esta confianza. Generalmente en este caso se puede remare; al
lado de la traición de esta confianza, que es la relación entre agente y la
víctima que ha brindado la ocasión de cometer el deli y ha hecho posible
su ejecución.
La calificativa de "traición" en nuestro derecho consiste en v lar la fe
o seguridad que expresamente el criminal había prometí* a su víctima, o
la tácita que ésta debía prometerse de aquél por s relaciones de
parentesco, gratitud, amistad o cualquiera otra q inspire confianza (art.
319 C.P.).
En los delitos patrimoniales, puede aumentarse la pena hasta años
más de prisión, si fueron cometidos por dependientes domi ticos,
huéspedes, comensales, trabajadores, o personas en las que ha
depositado confianza (art. 381 C.P.).
CAPÍTULO XXII
DERECHO VICTIMAL

"No es dentro del Derecho Penal desde donde va a surgir el derecho


protector de las victimas”
MARÍA DE LA Luz LIMA
XXLl. INTRODUCCIÓN
En el capítulo anterior explicamos en lo general el papel de la víctima
dentro del Derecho Penal y las relaciones entre este último y la
Victimología, para llegar a la conclusión de que existe y debe
independizarse el Derecho Victimal.
Las bases están puestas, tanto por la declaración de la ONU como,
para nosotros, por las fundamentales reformas de 1993 y del 2000 a la
Constitución Mexicana, así como los nuevos códigos espe¬cializados en
protección victimal.496
Esta puede considerarse una nueva y notable aportación de la
Victimología que, como ya mencionamos, se ha ido transformando de una
ciencia etiológica muy unida a la Criminología, hacia una ciencia con gran
autonomía, muy preocupada por los derechos de las víctimas, su atención
y la prevención de la victimización.
El enfoque yictimológico es ya indispensable en el mundo jurí¬dico;
la víctima no puede ser ya la cenicienta del sistema penal.
XXIL2. LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS
Es indudable que el Derecho Penal debe ser, en palabras de uno de
los clásicos, un Derecho protector de los delincuentes, pero esto
495 Lima, María de la Luz. Protección a las Víctimas. Crimmalia. Año LXV1II, Núm. 2. Editorial Porrúa.
México, 1992, p. 71
496 Para Argentina, aunque muy orientada a reparación del daño, es importante la obra de: Sproviero, Juan.
H. La victima dfl delito y ju.s derechos. Editorial Abaco. Argentina, 2000.
no implica que se convierta en un derecho desprotector de las
víc¬timas; parece indispensable la creación de un Derecho Victimal.
El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en una de sus partes dispone que: "Ninguna persona podrá
hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para recla¬mar su
derecho."
Efectivamente, pasaron ya los días en que el ofendido tenía el
derecho de vengar la ofensa por propia mano, ahora es el Estado el que
debe impartir justicia.
La pérdida de este "derecho de venganza" no significa que la víctima
haya perdido sus derechos, aún se considera el delito como una de las
fuentes de las obligaciones, lo que trae aparejado el nacimiento de una
serie de derechos para el ofendido.
No deja de ser curioso, nos comenta Israel Drapkin, que la pri¬mera
intervención de derecho de los primitivos legisladores fue para defender a
quien infringió inicialmente la norma social, es decir, al delincuente y no a
la víctima. No podía ser de otra forma, ya que los derechos de esta última
eran absolutos e ilimitados, mientras que los de¬rechos del delincuente
eran aún inexistentes.497
Sin embargo, el fenómeno se desarrolló de manera que casi todos
los derechos se fueron dando al criminal y quitando a la víc¬tima; con
frecuencia se observa que a mayores garantías para el delincuente,
menores son los derechos de las víctimas.
Zaffaroni lo explica de manera peculiar: "La exclusión de h víctima
(llamada generalmente expropiación y que/prefiero llamai más propiamente
confiscación) se produjo con~4aTÍntroducción de \¿ 'investigación' o
'inquisición', que los autores tradicionales conside ran un avance o progreso.
De este modo, se admite como progrese la omisión total de la víctima (y la
peor brutalidad estatal). La víctimí desapareció hasta hoy del modelo penal.
Como máximo es un obje to, pero no un sujeto dentro de este modelo,
porque no es compa tibie con el modelo penal, que por definición es
confiscatorio de derecho lesionado por el conflicto."498 _
Stanciíi afirma que si las libertades de los criminales están reduci das
por la justicia según las indicaciones de la ley, las libertades en la víctimas
están suprimidas o disminuidas por los actos del criminal.49
"La protección de nuestros derechos a no ser victimizados e: mucho
más urgente que ampliar nuestras garantías como delincuen tes potenciales.
También debemos precisar que estos derechos in
497 Drapkin, Israel, op. cit. (El Derecho de las Víctimas), p. 117.
498 Zañaroni, Raúl. La Mujer y el Poder Punitivo.
499 Stanciu, Vacile V, op. cit. (Les droits de la Victime), p. 91.
cipientes de las víctimas están basados en el reconocimiento previo en el
derecho de todo ciudadano a no ser vicúmizado."500
Berístain dice que en la sociedad tecnológica de la postmoder¬nidad
se ha subrayado y se subraya exageradamente que el crimen atenta
contra el Estado; pero, se ha olvidado algo elemental como es que el
delito atenta directa y primeramente a las personas individua¬les y a los
grupos sociales.501
Por esto se deben crear y fortalecer los medios para detectar,
enjuiciar y condenar a los culpables de los delitos, así como revisar
periódicamente la legislación penal para adaptarla a las circunstan¬cias
cambiantes, principalmente en lo relativo a los Derechos Huma¬nos, y de
manera especial a los casos de abuso de poder, tanto político como
económico.
Los criminólogos luchan actualmente por un replanteamiento en la
justicia penal, atendiendo al proceso de sentencia, cuestionán¬dolas
viciadas prácticas de encarcelamiento, reconociendo los dere¬chos del
procesado y considerando al criminal como un ciudadano que ha fallado
en sus obligaciones, y no tanto como un enfermo orcomo un número en
las estadísticas negativas. , ,~ En estas ideas, la víctima adquiere una
importancia mayúscula, pues sus derechos deben ser atendidos por el
Estado, previéndose la reparación por parte del criminal o del Estado
mismo. El espíritu de --este movimiento no puede estar basado en la
retribución del delin¬cuente ni en la venganza de la víctima.502
No hay duda que el legislador ha tratado de asegurar una
pro¬tección especial a ciertos grupos (menores, ancianos, enfermos,
deficientes, inexpertos), que a causa de ciertas cualidades están más
expuestos, menos protegidos, o que son incapaces de defenderse, y que
corren mayor riesgo de ser victimizados.
Pero no es posible limitar la protección y circunscribir los de¬rechos
a los grupos más desamparados, todos podemos ser víctimas, y como
afirma Drapkin "sobre la base de un cálculo elemental de probabilidades,
estamos convencidos de que corremos mayores peli¬gros como posibles
víctimas que como posibles delincuentes".503
La calidad de víctimas, nos dice Stanciu,504 es inherente a la
miserable condición humana, como es también la de mortal. De aquí
500 Drapkin, Israel, op. al., pp. 121-123.
501 Berístain, Antonio. Proyecto de Declaración sobre Justicia y Asistencia a las Víctimas. Revista
Criminalia. Año U, Núms. 1-12. Editorial Porrúa. México, 1985, p. 108.
502 Cfr Ryan, Leonard. The Questforjustice: Some Thoughtsfwm an Obsener. I Symposium. Israel, 1973.
505 Drapkin, Israel, op. di, p. 123.
504 Stanciu, V. V.. op. al. (Étaí Victimal et Civüisation), p. 40.
que la solidaridad universal debe imponerse. En tanto que el hombre no
acepte la situación de víctima no todo está perdido, pero el problema es
actual en el momento en que se instale en la victimidad y la considere
como inevitable.
Ihering ha hablado de la lucha por el derecho. Aquél que no está
cada momento listo a defender su derecho es más culpable que la
persona abusiva.
La timidez de las víctimas anima al agresor, éste es un rasgo
constante de la psicología humana y animal.
Todo animal busca amedrentar a su presa para evitar la resisten¬cia,
si lo logra, la víctima está perdida.
El Estado está pues obligado a garantizar los derechos de las
víctimas, y éstas a exigirlos. Estamos presenciando en el mundo actual
un fenómeno que puede ser deplorable: ante el fracaso del Estado para
proteger a las víctimas (reales o potenciales), éstas optan por
autodefenderse, convirtiendo sus casas en fortalezas, formando grupos
de defensa ciudadana (en ocasiones fuertemente armados), contra¬tando
guardias privados, adquiriendo armas, etc.
Un punto básico es el de la información al público en lo refe¬rente a
qué derechos tiene protegidos y en qué forma se le defiende, así como
los peligros que puede correr y el riesgo de vicúmización.
Cuando la lucha contra el crimen queda en manos de las víctimas
singulares, del individuo en lo personal, la batalla está perdida.
Queda claro pues, que estamos presenciando el nacimiento de una
nueva y prometedora rama del Derecho: el Derecho Victimal, cuyas bases
están ya sentadas, y que tiene diferencias claras y espe¬cíficas con el
Derecho Penal, que no fue creado propiamente para proteger los
derechos de las víctimas.
XXII.3. EL DERECHO VICTIMAL
En palabras de María de la Luz Lima: "Dentro de la enciclope¬dia de
las Ciencias Penales, es necesario concebir y crear una nueva disciplina
en el campo de las llamadas ciencias jurídico-penales, este es el Derecho
Victimal que debe ser una ciencia normativa que se encargue del estudio
de los derechos de la víctima, lo que puede consistir en derecho de hacer,
no hacer o recibir algo, conferido por la ley o la constitución de un país,
además del estudio del procedi¬miento que debe usarse para hacerlo
efectivo."505
La necesidad de independizar el Derecho Victimal proviene no
solamente del abandono que de la víctima ha perpetrado el Derecho
505 Lima, María de la Luz, op. cu. (Protección), p. 71.
Penal, sino de la incapacidad de éste para resolver una serie de
problemas.
Por ejemplo, el conflicto queda sin solventarse, como dice Zaffaroni:
La intervención del estado como único ofendido, invocan¬do el bien
común o la defensa social o cualquier otra vaguedad parecida, elimina la
solución del conflicto; éste ya no podrá resolver¬se, porque falta una de
sus partes: la víctima.
Como es lógico, este poder sólo podía alimentarse del fomento de la
venganza y de su explicación mediante exaltación y desplaza¬miento. El
acto de autoridad sólo puede satisfacer cierto impulso vindicativo de la
víctima, y en el caso de la casi totalidad de las víctimas sin atención, el
desplazamiento de ese impulso sobre el ínfimo grupo de
criminalizados.506
, • La naturaleza misma del DerechoPenal le impide la atención de
las víctimas, pues sus fines y funciones son muy concretos. • " Así para
Jescheck, el fin del Derecho Penal es el mantenimien¬to- de la paz y la
seguridad jurídica a través de los valores fundamen¬tales de la
convivencia en comunidad, y sólo en segundo término la indemnización
de la víctima. Las funciones son la represiva y la pre¬ventiva, la primera
en tanto interviene para sancionar el delito cometi¬do y la segunda para
impedir que en el futuro el mismo delincuente u otros realicen la conducta
indeseada.507
Y para Zaffaroni las funciones del Derecho Penal son proveer a la
seguridad jurídica y a la coexistencia, previniendo la comisión de nuevas
conductas afectantes de bienes jurídicos, con una acción resocializadora
sobre el autor.508
Por esto, como dice Beristain, debemos encontrar "Algo mejor que el
Código Penal",509 y eso debe ser, en nuestra opinión, una buena ley de
justicia para las'víctimas, cuyos lincamientos generales están dados en la
fundamental Declaración de las Naciones Unidas.
XXII.4. LA DECLARACIÓN DE LA ONU
En el VI Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del
Delito y Tratamiento del Delincuente (Caracas, 1980), se trató el
506 Zaffaroni, op. cit. (La Mujer).
507 Jescheck, Hans-Heinrich. Tratado de Derecho Penal Vol. I. Editorial Bosch. Barce¬lona, España, 1981,
pp. 12 y ss.
508 Cfr. ZafTaroni, Raúl, op. cit. (Tratado de Derecho Penal), Tomo I, p. 63.
509 Beristain, Antonio. Nueva Criminología desde el Derecho Penaly la Victimología. Tirant le Blanch.
Valencia, España, 1994, p. 355.
problema del abuso de poder económico y político, haciendo esp cial
referencia a las víctimas y recomendando a los expertos y age cías de la
ONU que continuaran su labor de elaboración de dirc trices y normas.
La Sociedad Mundial de Victimología, en el IV Symposiu
Internacional de Victimología (Tokio 1982), formó un comité pre dido por
Irvin Waller (Ottawa, Canadá), para realizar un proyecto < código para las
conductas hacia las víctimas del delito.
En 1984, en Dubrovink, se realizó una reunión de trabajo sob los
derechos de las víctimas organizada por el profesor Paul Separovi Irene
Melup, de Naciones Unidas, realizó una encuesta a nivel mundi sobre las
necesidades de las víctimas, que sirviera de base para declaración.
En el V Symposium Internacional de Victimología (Zagreb, 198Í se
discutió y perfeccionó el documento, que se presentó ese misn año al Vil
Congreso de Prevención del Delito y Tratamiento d Delincuente,
celebrado en Milán, Italia.
El congreso debatió y aprobó una "Declaración sobre los Pri cipios
Fundamentales de Justicia Relativos a las Víctimas de Delit y Relativos a
las Víctimas del Abuso de Poder".
En esta forma la víctima, la gran olvidada del Derecho Penal de la
Criminología, pasaba a primer plano, y la Victimología refre daba su lugar
en el universo de las Ciencias Penales.
Se reconoció la necesidad de medidas más eficaces en los plan*
internacional, regional, y nacional en favor de las víctimas, así con la
necesidad de promover el progreso de todos los Estados en s esfuerzos
por respetar y garantizar los derechos de las víctimas ( delitos y del abuso
de poder.
Los derechos de las víctimas no han sido reconocidos, aceptad' ni
protegidos adecuadamente, a pesar de que millones de person en todo el
mundo sufren daños como resultado de delitos y abus< de poder.
Dentro de esta gran cantidad de gente, se encuentran no so las
víctimas directas, sino también sus familias, los testigos y otr personas
que les presten ayuda, expuestos injustamente a pérdids daños y
perjuicios.
De aquí la urgencia de adoptar medidas que garanticen el re
conocimiento y respeto efectivos de los derechos de las víctimas.
La Declaración está dividida en dos grandes rubros: los pri cipios
relativos a las víctimas de delitos y los relacionados con las víctimas del
abuso de poder, aclarando que deben aplicarse los conceptos (y las
normas) sin distinción de sexo, raza, color, nacionalidad, etc.
En cuanto al primer grupo, da como concepto de víctimas de delitos
el siguiente, ya mencionado anteriormente, pero que no sale sobrando
repetir:
1. Se entenderá por víctimas las personas que, individual o
colec¬tivamente hayan sufrido daños, incluidos lesiones físicas o
mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones u omisio¬nes que violen la legislación penal vigente en los
Estados Miembros, incluida la que proscribe el abuso de poder.
2. Podrá considerarse "víctima" a una persona con arreglo a la
Declaración independientemente de la relación familiar entre el
perpetrador y la víctima. En la expresión "víctima" se incluye además, en
su caso, a los familiares o dependientes inmediatos de la víctima directa y
a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para -> asistir a la
víctima en peligro o para prevenir la victimización.
En cuanto al segundo, las víctimas del abuso del poder, que
tratamos con detenimiento en el capítulo XVII, son, caracterizadas de la'
siguiente manera:
18. Se entenderá por "víctimas" las personas que, individual o
colectivamente hayan sufrido daños, incluidos lesiones físicas o
men¬tales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
sustan¬cial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones u omisiones que no lleguen a constituir violaciones del Derecho
Penal Nacional, pero violen normas internaciorralmente reconocidas
relati¬vas a los Derechos Humanos.
La Declaración, organizada en 21 artículos, de los cuales 17
reglamentan el primer grupo y los otros 4 el segundo, se ha conver¬tido
en la "Carta Magna" de las víctimas, y por su importancia se anexa al final
de esta obra.
XXII.5. LA PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL A LAS VÍCTIMAS DEL DELITO
Una trascendental reforma a la Constitución Política de México
(1993), reconoce algunos derechos fundamentales de las personas que
han sido víctimas de un delito, y que tradicionalmente estaban
desamparadas, cometiéndose con esto una seria injusticia.
La reforma consistía en un nuevo párrafo, agregado como parte final
del artículo 20 constitucional, y que a la letra dice:
ARTÍCULO 20.—"En todo proceso penal, la víctima o el ofendido por
algún delito, tendrá derecho a recibir asesoría jurídica, a que se le
satisfaga la reparación del daño cuando proceda, a coadyuvar con el
Ministerio Público, a que se le preste atención médica de urgencia cuando
lo requiera y, los demás que señalen las leyes."
A pesar de lo importante de la reforma, sin lugar a dudas un avance
extraordinario en el área victimológica, se consideró que era aún
insuficiente, por lo que el 21 de septiembre del 2000 se aprobó una nueva
redacción, que precisa y amplía las garantías y reza como sigue:
"ARTÍCULO 20.—En todo proceso de orden penal, el inculpado, la
víctima o el ofendido, tendrán las siguientes garantías: A. Del inculpado:
... B. De la víctima o del ofendido:
I. Recibir asesoría jurídica; ser informado de los derechos que en su
favor establece la Constitución y, cuando lo solicite, ser informadc del
desarrollo del procedimiento penal;
II. Coadyuvar con el Ministerio Público; a que se le reciban todo: los
datos o elementos de prueba con los que cuente, tanto en la ave
riguación previa como en el proceso, y a que se desahoguen las dili
gencias correspondientes.
Cuando el Ministerio Público considere que no es necesario e
desahogo de la diligencia, deberá fundar y motivar su negativa;
III. Recibir, desde la comisión del delito, atención médica y psi
cológica de urgencia;
IV. Que se le repare el daño: En los casos en que sea procedente el
Ministerio Público estará obligado a solicitar la reparación del dañ< y el
juzgador no podrá absolver al sentenciado de dicha reparación s ha
emitido una sentencia condenatoria.
La ley fijará procedimientos ágiles para ejecutar las sentencias e:
materia de reparación del daño;
V. Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, n estarán
obligados a carearse con el inculpado cuando se trate de le delitos de
violación o secuestro. En estos casos, se llevarán a cab declaraciones en
las condiciones que establezca la ley; y
VI. Solicitar las medidas y providencias que prevea la ley para s
seguridad y auxilio."
El Código de Procedimientos Penales para el Distrito Feder fue más
allá, pues agrega un capítulo I bis, con un largo artículo í que, por su
importancia, nos atrevemos a reproducir íntegro:
"ARTÍCULO 9°.—Las víctimas o los ofend idos por la comisión de un delito
tendrán derecho, en la averiguación previa o en el proceso, según corresponda:
LA que el Ministerio Público y sus Auxiliares les presten los servicios que
constitucionalmente tienen encomendados con legalidad, honradez, lealtad,
imparcialidad, profesionalismo, eficiencia y eficacia y con la máxima diligencia;
II. A que los servidores públicos los traten con la atención y respeto debido
a su dignidad humana absteniéndose de cualquier acto u omisión que cause la
suspensión o deficiencia de dicho servicio, abuso o ejercicio indebido de la
autoridad;
III. A que ningún servidor público por sí o por interpósita per¬sona les
soliciten, acepten o reciban, beneficios adicionales a las contraprestaciones
comprobables que el Estado les otorga por el des¬empeño de su función;
IV. A presentar cualquier denuncia o querella por hechos proba¬blemente
constitutivos ríe delito y a que el Ministerio Público las reciba;
V. A que se les procure justicia de manera pronta, gratuita e imparcial
respecto de sus denuncias o querellas, practicando todas las diligencias
necesarias para poder determinar la averiguación previa;
VI. A recibir asesoría jurídica por parte de la Procuraduría Ge¬ neral de
justicia del Distrito Federal respecto de sus denuncias o que¬ rellas y, en su
caso, a recibir servicio de intérpretes traductores cuando pertenezcan a un
grupo étnico o pueblo indígenas, no reconozcan o no comprendan bien el
idioma español, o padezcan alguna discapacidad que les impida oír o hablar;
VII A ratificar en el acto la denuncia o querella siempre y cuan¬do exhiban
identificación oficial u ofrezcan los testigos de identidad idóneos;
VIII. A contar con todas las facilidades para identificar al proba¬ble
responsable;
IX. A recibir en forma gratuita copia simple de su denuncia o querella
ratificada debidamente o copia certificada cuando la solicite, de conformidad
con lo previsto por el presente Código y por el Código Financiero del Distrito
Federal;
X. A coadyuvar con el Ministerio Público en la integración de la
averiguación y en el desarrollo del proceso;
XI. A comparecer ante el Ministerio Público para poner a su disposición
todos los datos conducentes a acreditar el cuerpo del delito, la responsabilidad
del indiciado y el monto del daño y de su repara¬ción y a que el Ministerio
Público integre dichos datos a la averiguación;
XII. A tener acceso a! expediente para informarse sobre el estado y
avance de la averiguación previa;
XIII. A que se les preste la atención médica de urgencia cuando la
requieran;
XIV. A que se realicen el reconocimiento o diligencias de idei tificación o
confrontación en un lugar en el que no puedan ser viste o identificados por el
probable responsable. En los casos de delitc que atenten contra la libertad y el
normal desarrollo psicosexual, o e los que el menor sea víctima, el Juez o el
Ministerio Público de ofici deberán acordar que la diligencia de confronta o
identificación s efectúe en un lugar donde no puedan ser vistos o identificados
por < probable responsable;
XV. A que el Ministerio Público solicite debidamente la repar: ción del
daño y a que se les satisfaga cuando ésta proceda;
XVI. A recibir auxilio psicológico en los casos necesarios, y e caso de
delitos que atenten contra la libertad y el normal desarroll psicosexual, a recibir
este auxilio por una persona de su mismo sex<
XVII. A ser restituidos en sus derechos cuando éstos estén acr< ditados;
XVIII. A quejarse ante la Contraloría Interna de la Procuradur General de
Justicia del Distrito Federal y a denunciar ante la Fiscal: para Servidores
Públicos o ante cualquier agente del Ministerio Públ co, por violaciones de los
derechos que se señalan, para su investig ción y responsabilización debidas;
XIX. A impugnar las determinaciones de no ejercicio de la a ción penal, y
XX. En caso de que deseen otorgar el perdón, a ser informac claramente
del significado y la trascendencia jurídica de ese acto.
El sistema de auxilio a la víctima del delito dependerá de Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal."
Además, agrega un artículo 9 bis, con disposiciones important< para la
víctima:
"ARTÍCULO 9 bis.—Desde el inicio de la averiguación el Ministeri Público
tendrá la obligación de:
I. Hacer cesar, cuando sea posible, las consecuencias del delit<
III. Informar a los denunciantes o querellantes sobre su derech a ratificar la
denuncia o querella en el mismo acto y a recibir s ratificación inmediatamente, o
a recibirla dentro de las 24 horas ; guíenles, cuando se identifiquen
debidamente y no exista impedimei to legal para ello, tiempo en el cual los
denunciantes o querellanti deberán acreditar plenamente su identidad, salvo
que no residan e la ciudad o exista algún impedimento material que deberá ser
razón do por el Ministerio Público;
VI. Expedir gratuitamente, a solicitud de los denunciantes querellantes,
copia simple de su declaración o copia certificada e términos de lo previsto por
este Código y por el Código Financiei del Distrito Federal;
XIV. Solicitar la reparación del daño en los términos de este Código,
e
XV. Informar a la víctima o, en su caso, a su representante legal,
sobre el significado y la trascendencia del otorgamiento del perdón
cuando decidan otorgarlo.
Haremos a continuación un breve análisis de estas importantes
reformas.
En primer lugar, se trata de una serie de garantías en materia
procesal, es decir aquéllas que tienen las partes cuando acuden a
solicitar la prestación jurisdiccional.
En la tradición mexicana, el artículo 20 constitucional fue el
encargado de consignar las garantías que se otorgan a todo inculpa¬do
durante el desarrollo del proceso penal, y esto con el objeto de lograr un
equilibrio frente al poderoso Ministerio Público, que actúa como parte
acusadora.
El 'ofendido no figura como parte en el proceso penal, por lo que
queda, en muchas ocasiones, en estado de indefensión,510 sin embargo,
el artículo 141 del Código Federal de Procedimiento Pe¬nales en su
nueva versión, adecuándose a la primera reforma cons¬titucional,
dispone:
"ARTÍCULO 141.—En todo procedimiento penal, la víctima o el
ofendido por algún delito tendrá derecho a:
I. Recibir asesoría jurídica y ser informado, cuando lo solicite, del
desarrollo de la averiguación previa o del proceso;
II. Coadyuvar con el Ministerio Público;
III. Estar presente en el desarrollo de todos los actos procesales en
los que el inculpado tenga este derecho;
IV. Recibir la asistencia médica de urgencia y psicológica cuando lo
requiera, y
V. Los demás que señalen las leyes."
En virtud de lo anterior, podrán proporcionar al Ministerio Público o al
juzgador, directamente o por medio de aquél, todos los datos o elementos
de prueba con que cuenten, que conduzcan a acreditar los elementos de
tipo penal y a establecer la probable o plena responsabilidad del
inculpado, según el caso, y la procedencia y monto de la reparación del
daño.
510 El legislador nicaragüense en la Ley 164 "Ley de Reforma al Código de Instruc¬ción Criminal",
publicada en la Gaceta, Diario Oficial, del 13 de diciembre de 1993, esta¬blece, entre otras reformas, que la parte
agraviada "será considerada como parte en el proceso y podrá ejercer sus derechos personalmente o por medio de
su representante."
En todo caso el juez, de oficio, mandará citar a la víctima o e
ofendido por el delito para que comparezca por sí o por su repr« sentante
designado en el proceso, a manifestar en éste lo que a si derecho
convenga respecto a lo previsto en este artículo.
La reforma constitucional busca corregir, al menos en parte, e
abandono de la víctima, y aunque no concede al ofendido la cate goría de
parte, sí le otorga algunas garantías que comentaremos má adelante.
Por lo tanto, el artículo 20 constitucional es ya no solamente e
protector del acusado, sino amplía sus beneficios a la víctima y a otra
personas, que sufren con la comisión de una conducta delincuencia!
Ahora bien, al hablar de la víctima o el ofendido, el uso de 1;
disyuntiva nos hace ver que se trata de dos entidades diferentes.
Por víctima debemos entender, tal como lo hace la Organiza ción de
las Naciones Unidas en su "Declaración sobre los principios fur,
auméntales de justicia relativos a las víctimas de delitos y relativos a la
víctimas del abuso de poder" (1985), en los artículos 1a y 2a ya citado en
el apartado anterior, a toda persona física o moral que sufre ui daño por
causa de una conducta típica, antijurídica y culpable.
Ofendido es, en el sentido de nuestra legislación, el sujeto pasiv< del
delito, es decir el titular del bien jurídicamente protegido.
De manera que, todo ofendido es una víctima, pero no tod; víctima
es un ofendido.
Para efectos de la interpretación del instrumento internaciona citado,
el término "ofendido" se equipara al de "víctima directa".
Si bien es indudable que los familiares, derecho-habientes '
dependientes inmediatos del ofendido tienen la categoría de "vícti mas"
en el sentido del artículo 20 constitucional, está a discusión s los
familiares del victimario (que indudablemente sufren a causa de delito)
gozarían de las garantías concedidas.
Nos parece que no es éste el espíritu del artículo, ya que 1; asesoría
jurídica deberán obtenerla del defensor de oficio, y no e: lógico que
coadyuvaran con el Ministerio Público.
No tendrían derecho a reparación del daño, a menos que prue ben
ser también ofendidos, o familiares al mismo tiemgo del ofen dido y del
victimario.
Lo anterior no implica que queden en el abandono, es clare que
tienen derecho a atención médica y a auxilio como cualquiei caso
asistencial.
Por esto es útil introducir el término de "damnificado", que e¡ todo
aquel que sufre un daño por la comisión de un delito, pero que
no lograría que ese daño le sea reparado, aunque no tuviese mayor culpa
o participación en el delito.
El damnificado o perjudicado sería entonces la persona (física o
moral), a la que el delito produce un daño, pero que no le puede ser
reparado penalmente, lo que no quiere decir que quede cerrada
la vía civil.
Debemos tener especial cuidado en afirmar que, las garantías
señaladas en el artículo 20, deben beneficiar también a aquellos que son
victimizados por menores de edad, aunque aquí no hay Minis¬terio
Público con el cual coadyuvar, sería de estudiarse la posibilidad de asistir
al comisionado o a la figura equivalente.
Las garantías concedidas son la asesoría jurídica, la coadyuvando,
con'el Ministerio Público, la atención médica y psicológica, la reparación
del daño, el caso especial de no ser careado y la segundad y auxilio.
La asesoría jurídica puede conseguirla el perjudicado, pero en
mucfios casos carece de recursos.
No creemos que el Ministerio Público sea el indicado para dar en
forma amplia esta asesoría, pues sus funciones son otras.
• - Por lo tanto, es necesario establecer un defensor o abogado de
las víctimas, para poder hacer efectiva esta garantía. Está a discusión de
quién dependería, pues no parece oportuno que sea el Ministerio Publico,
pero tampoco es prudente su pertenencia a la Defensoría
de Oficio.
Este defensor existe ya en varios países, aunque limitado a cier¬tos
delitos peculiarmente graves (violación v/gr.).
La Declaración de Naciones Unidas sobre los principios
funda¬mentales de justicia relativos a las víctimas, consagra el derecho
de ser asesorada, así:
"ARTÍCULO 5.—Se informará a las víctimas de sus derechos para
obtener reparación mediante esos mecanismos..."
"ARTÍCULO 6.—Se facilitará la adecuación de los procedimientos
judiciales y administrativos a las necesidades de las víctimas.
a) Informando a las víctimas de su papel y del alcance, el desa¬rrollo
cronológico y la marcha de las actuaciones, así como de la decisión de
sus causas, especialmente cuando se trate de delitos graves y cuando
hayan solicitado esa información;
c) Prestando asistencia adecuada a las víctimas durante todo el
proceso judicial...".
Como puede observarse, la asesoría está vista en principio como
una serie de consejos, opiniones y orientaciones sobre el procedi-
miento y el proceso penal; pero no puede limitarse a esto, se necesita
también un apoyo directo en cierto tipo de gestiones y en el segui¬miento
jurídico puntual, desde la averiguación previa hasta la sen¬tencia y
reparación del daño.
La coadyuvancia con el Ministerio Público ha sido un derecho
conocido en nuestra legislación, sin embargo sólo ejercido, por lo común,
por personas que pueden pagar un abogado; el defensor o abogado de
las víctimas podrá colmar esta laguna.
La coadyuvancia consiste, básicamente, en poner a disposición del
Ministerio Público (o del juez Instructor, en su caso), todos los elementos
conducentes a acreditar los elementos del tipo penal, la probable y plena
responsabilidad del inculpado y a justificar la repa¬ración del daño (art.
9S, Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal).
La reforma constitucional agrega ahora la obligación del Minis¬terio
Público de fundamentar y motivar su negativa a desahogar alguna
diligencia, la ley secundaria debe reglamentar este caso y plantear las
sanciones para el caso de falta de fundamento o de la falacia de éste.
Otra garantía es la de recibir atención médica. La primera reforma
decía "cuando lo requieran"; requerir significa tanto necesitar como
solicitar, por esto no nos parecía el término, ya que la víctima pue¬de
necesitar la atención pero (quizá por su estado) no pedirla, o puede
solicitarla sin serle necesaria. Afortunadamente la frase se borró en la
reforma del 2000.
La reforma de 1993, era limitada, pues en casos graves es
nece¬saria también la asistencia psicológica, la nueva reforma supera
esta carencia agregando ahora la atención psicológica de urgencia.
La reparación del daño, ha sido una preocupación en la legisla¬ción
mexicana; a partir del Código Penal de 1929 es parte de las sanciones, y
en el actual ordenamiento tiene el carácter de pena pública (art. 34).
A pesar de la minuciosa reglamentación, la reparación del daño
sigue siendo un simple buen deseo, así lo hemos demostrado en nuestras
investigaciones, en que hemos encontrado que sólo el 6.49% de las
víctimas en Veracruz logró alguna compensación, en el Distrito Federal
baja a 4.9% y en la Zona Conurbada se obtiene tan sólo en el 1.7% de los
casos. (Ver en detalle capítulo XXIV).
De todas formas, queda vigente el terrible problema de que la víctima
desamparada, debe esperar a que termine el juicio para hacer valer su
derecho; es necesario encontrar mecanismos para que la víctima pueda
ser auxiliada de inmediato, y no demorar la asistencia, que a veces se le
concede cuando ya es demasiado tarde.
Para esto se ha propuesto un fondo para auxilio emergente de las
víctimas desvalidas en casos de delito grave.
Esta asistencia en casos de carencia de recursos y necesidad
urgente de la víctima, está ya contemplada en la excelente Ley sobre
auxilio de las víctimas del delito del Estado de México (1969) (verla en los
anexos).
La Declaración de Naciones Unidas es prolija en este tema, que trata
en sus artículos 8 a 13, contemplando resarcimiento e indem¬nización,
con la recomendación de que el resarcimiento sea conside¬rado como
una sentencia posible (además de otras penas).
Es de observarse ahora la obligación del Ministerio Público de
solicitarla y del Juez de otorgarla siempre que la sentencia sea
con¬denatoria (ya en el art. 31 bis del C.D.F. y del C.P.D.F. se sanciona
con 30 a 50 días de multa para el Ministerio Público y de 30 a 40 día§ de
multa para el juez que incumplan con esta disposición).
• ~ La nueva disposición contradice el párrafo 2 del artículo 34 del
C.P.D.F. que dice que: "En toda sentencia condenatoria el juez debe¬rá
resolver sobre la reparación del daño, ya sea absolviendo o con¬denando
a pagar cantidad precisa..."
• Esperamos que ahora, al elevarse el derecho a la reparación del
daño al más alto rango normativo, deje de ser una falsa expectativa -de
los perjudicados.
En cuanto a la no obligación de carearse en caso de menores de
edad victimizados por violación o secuestro, podemos considerarla un
gran avance; ya había algunas disposiciones al respecto en el C.P.P.D.F.
(art. 9a frac. XIV).
La fracción VI de la garantía de "Solicitar las medidas y providencias
que prevea la ley para su seguridad y auxilio", que nos parece limitada,
pues la simple solicitud no garantiza nada, debió haberse dicho "re¬cibir"
u "obtener".
Finalmente, la reforma del 93 tenía una garantía que ahora no
aparece y que expresaba: "y los demás que señalen las leyes."
En la iniciativa de la reforma del 2000 se conservó como última
fracción, sin embargo fue eliminada después de una muy interesante
discusión, pues se consideró que incluirla implicaría transferir al legislador
ordinario la facultad de incluir nuevas garantías de la víc¬tima o el
ofendido, que son materia estricta de la Constitución.
Mucho se ha avanzado en México en materia victimológica, ya
mencionamos algo en el primer capítulo, y no es momento ni lugar para
reseñarlo, pero es adecuado señalar que queda mucho por hacer; la
reforma constitucional es un gran adelanto, aunque para algunos haya
quedado todavía corta.

Hay que continuar esta lucha; la víctima debe tener, al meno: los
mismos derechos que el victimario, y es una batalla en la qu todos
estamos involucrados, pues nuestras probabilidades de ser vú timas son
mucho mayores que las de ser criminales.
XXII.6. LA LEY DE JUSTICIA PARA VÍCTIMAS
Comentamos la necesidad de una ley que concentre los den chos
que para las víctimas consagra la Constitución.
En varios Estados de la República hay ya leyes específicas que s
ocupan de la materia, así Chiapas, Durango, Estado de México, Puebl;
San Luis Potosí, Sinaloa y Sonora.
En 1995, en su carácter de Diputada Federal, María de la Lu Lima
presentó ante la H. Cámara Legislativa, apoyada por varios dipt tados y
senadores, una iniciativa de "Ley de Justicia para las Víctims del Delito en
el Distrito Federal".
Gracias al impulso de esta iniciativa, fueron incluidos diversc
aspectos en la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justici del
Distrito Federal, que ha creado una Subprocuraduría de atenció a
víctimas, retomando varias de las funciones descritas, lo que h dado un
gran avance al tema.
En el Anexo No. 3, presentamos una versión actualizada d<
documento en cuestión; hagamos una muy breve crónica:
La iniciativa pretende desarrollar las garantías constitucionak y
ofrecer el marco jurídico para su adecuado desenvolvimiento, co las
características siguientes:
Ofrece un concepto muy amplio de "víctima", rebasando e mucho el
de simple ofendido.
Plantea un sistema de justicia y no de apoyo, auxilio o caridac
Privilegia la justicia restitutoria sobre la vindicativa.
Reconoce el deber del Estado a la reparación del daño en cié tos
casos.
Propone la creación de un fideicomiso para la administració de
fondos que permitan el auxilio inmediato a ciertas víctimas co
necesidades urgentes, y el crecimiento y consolidación del sistema. La
sociedad civil se ve representada en un Consejo Técnico que permite la
participación ciudadana.
CAPÍTULO XXIII
VICTIMOLOGÍA Y PROCESO PENAL

Situada entre la opinión pública, demasiado movible, y la ley,


demasiado lenta, el aparato judicial debe tener la prudencia de la ley y la
sensibilidad de la opinión, porque él es el últi¬mo asilo de las víctimas de
la injusticia,
V. V. STANCIU.

XXIII. 1. INTRODUCCIÓN
En los capítulos anteriores hemos estudiado a la víctima y su
posición dentro del Derecho Penal y del nuevo Derecho Victimal.
Ahora nos ocuparemos de algunos aspectos de la participación de la
víctima en el proceso penal.
La reacción penal es la forma más grave de reacción social, y se
debe reservar para aquellos casos en que la colectividad se ve
seria¬mente afectada.
La reacción social depende, entre otras variables, de la calidad de la
víctima.
Es conocido, dentro de la reacción penal, que el derecho con¬sidera
una pena mayor o menor, según el delito, para los casos en que la
víctima es un familiar del delincuente, o tiene determinada relación con el
mismo.
En los estudios de reacción social no puede olvidarse el fenó¬meno
victimal. La comunidad reacciona de diversas maneras ante conductas
antisociales similares, de acuerdo a las características de la víctima.
Así, frente a la violación sexual, se reacciona diferente si la víctima
es una niña que si es una mujer adulta o una anciana, si es casada o
soltera, si es honesta o prostituta, si hay o no parentesco, si era conocida
por el agresor o fue elegida al azar.
En el homicidio, se reaccionará diferente si el muerto era ui famoso
artista, un destacado industrial, un poderoso político, o s por el contrario
se trataba de un modesto obrero, de un humildi campesino, o de un
vagabundo o limosnero.
Y frente al robo, la reacción variará si la víctima es person; moral o
física, y dentro de éstas, no es lo mismo si se roba una grai tienda de
autoservicio, una paraestatal o una iglesia, y cambiará si 1: víctima física
es un millonario o un pobre diablo que apenas tieni para comer.
Por lo anterior podemos ver que las víctimas tienen un "pes<
específico:" que opera directamente en la intensidad y calidad de 1;
reacción, y que ese "peso" es diferente según el grupo que reacciona
XXIII.2. LA VÍCTIMA COMO AGENTE INFORMAL DEL CONTROL DEL DELITO
La víctima puede ejercer una influencia determinante sobre e inicio
del proceso penal, sobre su desarrollo y sobre el resultado fina del mismo.
En primer lugar, es primordial el papel de la víctima al denun ciar el
delito, pues si no hay queja, en los casos de querella necesaria la
autoridad no puede proceder, a pesar de haberse enterado de lo hechos.
En los casos de delitos que se persiguen de oficio, el papel di la
víctima o de otros denunciantes es fundamental, pues la grai mayoría de
las investigaciones policiacas se inician gracias a un avis< de la
ciudadanía.
Es muy raro el caso en que la policía actúa de motu propio, po lo
general esto se debe al exceso de trabajo, en las grandes ciudade
apenas logra atender las llamadas más importantes.
Al realizar la denuncia, se sufren una serie de contratiempo que, en
una buena cantidad de casos, ahuyentan a la víctima; po ejemplo el
tiempo perdido, o los requisitos burocráticos, en ocasic nes totalmente
absurdos (testigos de pre-existencia y falta posterioi notas, facturas,
copias fotostáticas, etcétera).
Por esto la víctima es un importante agente informal del contro del
crimen, no solamente en su decisión de denunciar, sino en si persistencia
para lograr que la denuncia siga su curso.
Veamos algo de la realidad para México, presentando en ui cuadro
los porcentajes de las investigaciones de Xalapa, INACIPE CONSEGU:
Resumiendo: de por sí siendo tan bajo el número de víctimas que
denunciaron (22.24% para Xalapa, 16.9% Distrito Federal, 22% zona
conurbada, y 26.5% en la última investigación), no llega a la mitad los que
denunciarían nuevamente.
Entre las causas por las que no se denunciaría, encontramos
básicamente tres, y muy principalmente la desconfianza a la autori¬dad
(59%).
El temor a la venganza (indudablemente unido a la falta de fe en la
autoridad), ocupa el segundo lugar (31%), es decir, que una de cada tres
víctimas queda además atemorizada frente al criminal.
Es de notarse que un 5.6% prefiere todavía el tomarse la revan¬cha
por propia mano. Aquí es donde principian las cadenas de ven¬ganza, tan
conocidas en los pueblos latinos, y que tanto mal han hecho en la historia
de la criminalidad.
"> Ahora bien, surge la inquietud de saber por qué algunas
perso¬nas sí denuncian, pues puede ser más un deseo de venganza que
de justicia, o el temor de que el objeto del delito (básicamente en robo:
automóvil, armas, etc.), sea utilizado para cometer un nuevo delito.
También es necesario conocer los resultados de las campañas para
aumentar las denuncias, como premios o recompensas o ayuda
económica a las víctimas, seguridad en el anonimato, etc., así como ^,el
apoyo y cohesión de la comunidad.
En nuestra investigación, entre personas victimizadas que volve¬rían
a denunciar encontramos:

Como puede observarse de las cifras anteriores, es mínima la parte


de las víctimas que denuncia, y de éstas varias no ratificarán su denuncia,
o abandonarán el caso una vez iniciado el proceso.
Además, tenemos la posibilidad del perdón por parte del ofen¬dido,
que puede darse en algunos delitos.

Así, reafirmamos que la víctima puede ser un importante agent


informal del control del delito, influyendo en la justicia desde su dt cisión
de presentar o no denuncia, o habiéndola presentado, s¡ determinación
de continuar el proceso, no otorgando perdón actuando directamente,
presentando pruebas, presionando para qu las actuaciones se aceleren,
etcétera.
Para confirmar los datos mencionados en este apartado, señí lemos
algunos resultados obtenidos en investigaciones extranjeras. La
investigación en la República Federal de Alemania coincid con la de los
Estados Unidos de Norteamérica, en cuanto el 95% d< todos los casos
registrados por la policía provienen de denuncia hechas por la población.
En Góttingen, por cada 10 crímenes cometidos hay uno que s fue
reportado a la policía. Hay una relación directa entre el aviso ; la autoridad
y la pérdida y daño sufridos, así como la posición socia de la víctima
(Schwind, 1975).
Los motivos para no reportar el delito son los siguientes: 41^ daño de
poca monta; 19% considera ineficiente el trabajo policiaco 6% no desea
dañar al ofensor; 4% no desea tratar con la policía; 39i miedo a tener
consecuencias negativas.511
En Stuttgart (Stephan 1973), el 46% sí reporta a la policía, •
demuestra una actitud favorable hacia ésta, que aumenta de acuerde a la
edad, el sexo y la clase social (los ancianos, las mujeres y la personas de
clase baja tienen mayor respeto y aprecio por la policía) Sólo el 26% de
los no reportes es por no creer en la policía, en lo: demás predomina el
monto mínimo del daño.512
XXIII.3. VÍCTIMA Y PROCESO PENAL
Ya hemos señalado cómo la víctima se convierte en un agentt
informal del control social, al contribuir al descubrimiento del delitc y del
delincuente.
Estudiemos ahora cómo contribuye a la persecución del delin cuente
y en qué forma influye en la sentencia.
De acuerdo a las diferentes legislaciones y con limitacione; mayores
o menores, según el sistema procesal, la víctima tiene ciertaí funciones
dentro del proceso penal.
60.
511 Kirchhoff y Kirchhoff, op. dt., p.
512 Ibidem.
Algunas de estas funciones, según los diversos sistemas son:
a) Iniciar el proceso.
b) Coadyuvar con el Fiscal o Ministerio Público.
c) Ser testigo de cargo.
d) Influir sobre la sentencia.
e) Presentar pruebas.
f) Terminar el proceso.
Una vez que la víctima ha auxiliado a la policía en la investiga¬ción
de los hechos y, en ocasiones, en la captura del presunto delin¬cuente,
se inicia el procedimiento.
En nuestro medio, la víctima pasa a ser coadyuvante del Minis¬terio
Público, entendiendo por esto que puede proporcionar todos los datos
con que cuente para establecer la culpabilidad del acusado y>para
justificar la reparación del daño (art. 9 Código de Procedi¬mientos del
Distrito Federal).
En la legislación federal se confirma que no es parte, y puede
proporcionar los elementos que tenga y que conduzcan a comprobar la
procedencia y monto de la reparación del daño y del perjuicio '(art. 141 C.
Federal de Procedimientos).
En los sistemas en que existe fiscal, es más clara la participación .^ de
la víctima al lado de éste.
En nuestro sistema, la víctima debería ser tutelada en el juicio por el
Ministerio Público, que debe representarla en todo momento, de lo contrario
queda desamparada.
La calidad de testigo, que puede tener la víctima, es aceptada por
ciertos sistemas, el tema es de gran amplitud y rebasaría las características
de este ensayo.
En mucho, la declaración de la víctima es considerada la con¬traparte
de la confesión del criminal, en muchos delitos, la declara¬ción versa
también sobre hechos propios.
En nuestro derecho, la confesión está explícita y legalmente reconocida
como medio de prueba, no así la declaración de la víc¬tima (art. 135
C.P.P.D.F.), en ambos códigos se admite como prueba todo aquello que se
ofrezca como tal (art. 206 C.F.P.P.), siempre y cuando el juzgador lo
considere pertinente.
Ya mencionamos también cómo el ofendido puede terminar el proceso,
otorgando el perdón, desistiéndose de la acción (con va¬riantes según las
diversas legislaciones).
Ahora bien, es muy importante el estudiar cómo influye la víctima con
sus actitudes y su aspecto durante el juicio, así como su posición social, su
comportamiento antes, en el momento y después del delito.
En lo que llamamos iter victimae (ver suprá) analizamos la coi ducta
de la víctima antes, en el momento y después de los hecho y fenómenos
como la provocación y el no poner los medios pai evitar el delito, como
conducta anterior.
En el momento del delito, la resistencia de la víctima puede s(
importante, recordemos que en la antigüedad era requisito para qu se
integrara la violación, que la mujer luchara y gritara, actualmenti aunque
no esté explícitamente consignado, es indudable que esl influye en la
decisión del juzgador.
Ciertas conductas posteriores pueden agravar el delito, por ejen pío,
la víctima no se atiende oportunamente las lesiones y por esl muere (art.
304-1 C.P.) (art. 305 C.P. no si es imprudencia).
El propietario de la casa, en daño en propiedad ajena, deja qu
aquélla se consuma o se deteriore.
Ahora bien, fuera del aspecto estrictamente legal, psicológicameni
influye en el juez la actitud de la víctima después del delito, v.gr. tardanza
en presentar la denuncia, la violada que posteriormente ; delito acepta
consensualmente tener relaciones con el violador.
Las actitudes y el aspecto del ofendido son importantes e el
resultado final del juicio, la víctima debe actuar como tal.
Se han hecho estudios sobre la influencia de víctima en < proceso,
demostrando que es más directa en los sistemas de ju (jurado) que en los
casos en que hay juzgador individual.513
En estudios realizados por la Universidad de Chicago, sobre
intervención de la víctima en el juicio, se ha visto la opinión de 1; víctimas
tomando en cuenta que siempre desean altas sentencias pai el criminal.
Cuando la víctima es invitada a participar en el procesi muchas víctimas
escogen no participar, y cuando participan no pide el máximo castigo
como podría pensarse.514
Ahora bien, en el Derecho Procesal Penal Mexicano, el ofendid<
1. No es parte del proceso penal
2. Tiene personalidad procesal sólo para reclamar la responsal lidad
exigible a terceras personas y pedir el aseguramiento precautori de
bienes que garanticen su derecho a la reparación del daño.
3. Sólo puede apelar de la sentencia en lo que a reparación d daño
se refiere.
4. Puede alegar en las audiencias, aún en la relativa al jurad popular,
pedir acumulación de procesos, etc.
513 Kres, Jack M. The Role of the Victim at Sentencing. II Symposium. USA, 1976. su McDonald,
William F. The Victim 's Role in the Disposition of American Cases. III Syi posium. Alemania, 1979
Algunas de estas funciones, según los diversos sistemas son:
a) Iniciar el proceso.
b) Coadyuvar con el Fiscal o Ministerio Público.
c) Ser testigo de cargo.
d) Influir sobre la sentencia.
e) Presentar pruebas.
f) Terminar el proceso.
Una vez que la víctima ha auxiliado a la policía en la investiga¬ción
de los hechos y, en ocasiones, en la captura del presunto delin¬cuente,
se inicia el procedimiento.
En nuestro medio, la víctima pasa a ser coadyuvante del Minis¬terio
Público, entendiendo por esto que puede proporcionar todos los datos
con que cuente para establecer la culpabilidad del acusado y>para
justificar la reparación del daño (art. 9 Código de Procedi¬mientos del
Distrito Federal).
En la legislación federal se confirma que no es parte, y puede
proporcionar los elementos que tenga y que conduzcan a comprobar la
procedencia y monto de la reparación del daño y del perjuicio '(art. 141 C.
Federal de Procedimientos).
En los sistemas en que existe fiscal, es más clara la participación .^
de la víctima al lado de éste.
En nuestro sistema, la víctima debería ser tutelada en el juicio por el
Ministerio Público, que debe representarla en todo momento, de lo
contrario queda desamparada.
La calidad de testigo, que puede tener la víctima, es aceptada por
ciertos sistemas, el tema es de gran amplitud y rebasaría las
características de este ensayo.
En mucho, la declaración de la víctima es considerada la con¬traparte de
la confesión del criminal, en muchos delitos, la declara¬ción versa también
sobre hechos propios.
En nuestro derecho, la confesión está explícita y legalmente reconocida
como medio de prueba, no así la declaración de la víc¬tima (art. 135
C.P.P.D.F.), en ambos códigos se admite como prueba todo aquello que se
ofrezca como tal (art. 206 C.F.P.P.), siempre y cuando el juzgador lo considere
pertinente.
Ya mencionamos también cómo el ofendido puede terminar el proceso,
otorgando el perdón, desistiéndose de la acción (con va¬riantes según las
diversas legislaciones).
Ahora bien, es muy importante el estudiar cómo influye la víctima con sus
actitudes y su aspecto durante el juicio, así como su posición social, su
comportamiento antes, en el momento y después del delito.
En lo que llamamos iter victimae (ver suprá) analizamos la coi ducta
de la víctima antes, en el momento y después de los hecho y fenómenos
como la provocación y el no poner los medios pai evitar el delito, como
conducta anterior.
En el momento del delito, la resistencia de la víctima puede s(
importante, recordemos que en la antigüedad era requisito para qu se
integrara la violación, que la mujer luchara y gritara, actualmenti aunque
no esté explícitamente consignado, es indudable que esl influye en la
decisión del juzgador.
Ciertas conductas posteriores pueden agravar el delito, por ejen pío,
la víctima no se atiende oportunamente las lesiones y por esl muere (art.
304-1 C.P.) (art. 305 C.P. no si es imprudencia).
El propietario de la casa, en daño en propiedad ajena, deja qu
aquélla se consuma o se deteriore.
Ahora bien, fuera del aspecto estrictamente legal, psicológicameni
influye en el juez la actitud de la víctima después del delito, v.gr. tardanza
en presentar la denuncia, la violada que posteriormente ; delito acepta
consensualmente tener relaciones con el violador.
Las actitudes y el aspecto del ofendido son importantes e el
resultado final del juicio, la víctima debe actuar como tal.
Se han hecho estudios sobre la influencia de víctima en < proceso,
demostrando que es más directa en los sistemas de ju (jurado) que en los
casos en que hay juzgador individual.513
En estudios realizados por la Universidad de Chicago, sobre
intervención de la víctima en el juicio, se ha visto la opinión de 1; víctimas
tomando en cuenta que siempre desean altas sentencias pai el criminal.
Cuando la víctima es invitada a participar en el procesi muchas víctimas
escogen no participar, y cuando participan no pide el máximo castigo
como podría pensarse.514
Ahora bien, en el Derecho Procesal Penal Mexicano, el ofendid<
1. No es parte del proceso penal
2. Tiene personalidad procesal sólo para reclamar la responsal lidad
exigible a terceras personas y pedir el aseguramiento precautori de
bienes que garanticen su derecho a la reparación del daño.
3. Sólo puede apelar de la sentencia en lo que a reparación d daño
se refiere.
4. Puede alegar en las audiencias, aún en la relativa al jurad popular,
pedir acumulación de procesos, etc.
513 Kres, Jack M. The Role of the Victim at Sentencing. II Symposium. USA, 1976. su McDonald,
William F. The Victim 's Role in the Disposition of American Cases. III Syi posium. Alemania, 1979
técnicamente como acusador, puesto que tal carácter corresponde
solamente al Ministerio Público."
Ya en el proceso, la víctima queda en una situación difícil; para el
fiscal o Ministerio Público la víctima ideal es un respetable ciuda¬dano,
una víctima moral e inocente y un testigo de alta credibilidad; pero para la
defensa es la figura contraria, y procurará presentar a la víctima como
inmoral, provocadora y culpable.516
A la víctima se le buscarán los antecedentes más remotos, se
analizará su conducta durante el crimen, su vida privada deja de serlo,
queda exhibida y estigmatizada.
La situación es aún más grave en los delitos sexuales, en que se
debe comprobar la castidad, honestidad o corrupción de la víctima, y el
escándalo del hecho.517
A esta victimización cooperan activamente los medios de difu¬sión
publicando fotografías, haciendo relatos amarillistas del caso, y en
ocasiones culpando abiertamente a la víctima.
Es por esto que en varios países los juicios relacionados con ciertos
delitos son privados, no teniendo acceso el público ni la prensa.
Asimismo, cuando la víctima reúne ciertas características (menor de
edad, por ejemplo), el procedimiento es reservado, no pudiendo dársele
publicidad.
En México, los casos en que el menor es el infractor, las audien¬cias
son privadas (art. 41, Ley para el Tratamiento de Menores Infractores
para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República
Mexicana en Materia Federal) y hay prohibición a los medios de difusión
de hacer públicas las medidas y la identidad de los sujetos (art. 123
misma Ley).
Es interesante observar cómo el menor delincuente es protegido, en
tanto que el menor víctima sí puede ser exhibido y señalado (como por
desgracia lo es en algunos periódicos amarillistas).
En adultos, la única restricción es en los delitos contra la moral, o
cuando ésta se vea atacada (art. 59 C.P.D.F.), por la moral misma, no en
cuanto a que la víctima pueda ser lesionada, estigmatizada o etiquetada.
En el Dictamen de las Comisiones Unidas, durante el proceso de
reforma al artículo 20 Constitucional, se puede leer:
"Se ha estimado necesario incorporar en el dictamen un aspecto
fundamental para la víctima y el ofendido, como lo es la obligación
516 McBarnet, Doreen. Victim in the Witness Box. Degradation Technique and Legal Structures. II
Symposium. USA, 1976.
517 Holmstrom, Lynda y Burgess, Aun. Rape: The Victim and the Criminal Justice System.
I Symposium. Israel, 1973.
de las autoridades de mantener su anonimato respecto a los difereí tes medios
de comunicación."
"Resulta inaceptable por injusto, que los momentos posteriores la
comisión de un delito sean para la víctima un verdadero sufrirme] to, toda vez
que, después de haber sido afectada en su persona, en s honor o en sus
bienes, en muchas ocasiones también lo es en su vic privada, como
consecuencia de la difusión masiva de los hechos."
"La participación de los diferentes medios de comunicación e el sentido de
difundir datos personales o privados de la víctima o < ofendido, en ocasiones
puede causar más daño que el propio delit dada la irrupción en su intimidad,
amén de colocarla en algún situación de peligro inminente, por lo que se estima
necesario 1 inclusión de una garantía específica al respecto."
Las Comisiones propusieron adicionar una fracción X en k siguientes
términos:
"En ningún caso y por ningún motivo, el Ministerio Público el Juez podrán
proporcionar a los medios de comunicación los date personales o de
identificación de la víctima o el ofendido, sin qu medie previo consentimiento de
su parte o de sus familiares."
A pesar de lo claro de los argumentos, la propuesta no progrese
Otra forma de sobrevictimización es la absolución del crimina pensamos,
principalmente, en casos de error judicial, o de que < juez no tenga los
elementos por deficiencias del Ministerio Públice
La absolución acarrea la falta de reparación del daño; de toda formas,
puede haber condena sin reparación, en estos casos, segú: mencionamos,
puede haber apelación.
Reforzando lo anteriormente dicho, encontramos que el artíci lo 6Q de la
Declaración de la ONU dispone:
ARTÍCULO 6Q—Se facilitará la adecuación de los procedimiento
judiciales y administrativos a las necesidades de las víctimas:
a) Informando a las víctimas de su papel y del alcance, el des: rrollo
cronológico y la marcha de las actuaciones, así como de 1 decisión de sus
causas, especialmente cuando se trate de delitos grave y cuando hayan
solicitado esa información.
b) Permitiendo que las opiniones y preocupaciones de las víct mas sean
presentadas y examinadas en etapas apropiadas de las actuí cienes siempre
que estén enjuego sus intereses, sin perjuicio del acusadi y de acuerdo con el
sistema nacional de justicia penal pertinente.
c) Prestando asistencia apropiada a las víctimas durante todo € proceso
judicial.
d) Adoptando medidas para minimizar las molestias causadas las
víctimas, proteger su intimidad, en caso necesario, y garantizar si
seguridad, así como la de sus familiares y la de los testigos en su
favor, contra todo acto de intimidación y represalia.
e) Evitando demoras innecesarias en la resolución de las causas y
en la ejecución de los mandamientos o decretos que concedan
indemnizaciones a las víctimas.
Además, en su artículo 7a agrega:
"ARTÍCULO 7e—Se utilizarán, cuando proceda, mecanismos
oficio¬sos de solución de las controversias, incluidos la medición, el
arbitraje y las prácticas de justicia consuetudinaria o autóctonas, a fin de
facilitar la conciliación y la reparación en favor de las víctimas."
Ante la desprotección de los perjudicados por un delito, algu¬nos
autores han propuesto el establecimiento del "defensor de las
víctimas",518 que debería de ser la contraparte del defensor de "ofi¬cio"
(gratuito), que es ofrecido a los presuntos delincuentes.
En Francia existió el Procurador del Rey a mediados del siglo XIV,
estaba encargado de hacer la persecución con la colaboración de todo
acusador privado.
En Bélgica, la víctima puede ser asistida o representada por un
abogado en la jurisdicción civil, en todos los países nórdicos el Mi¬nisterio
Público debe representar a la víctima en el proceso gratui¬tamente, en
Dinamarca y Noruega la intervención gratuita de un abogado está prevista
para ciertos delitos, como la violación sexual.519
La reparación del daño puede ser un filón económico para los
abogados. Si se permite que la víctima sea realmente una parte en el
proceso, y pudiera intervenir el abogado, se podrían pactar los honorarios
a los resultados obtenidos (al estilo de lo que se hace en Derecho
Laboral). Esto haría atractivo el ser abogado de las víctimas.
Hubo una época en la cual el Estado no jugaba más que un rol muy
eficaz: de poner las reglas de procedimiento o sea las ruedas de la
máquina y dejar a la víctima que pusiera la maquinaria en marcha.
El Estado no es más que un arbitro, y en estos casos la prisión
preventiva era la regla, con un detalle asombroso, que golpeaba lo mismo
al acusador que al acusado.520
Es decir, durante una época víctima y victimario gozaban de las
mismas prerrogativas.
Pero todo cambio, "La víctima fue desalojada de su pedestal,
abruptamente, por la inquisición, que expropio todas sus facultades,
518 Cfr. Dussich.John P. El Defensor de las Víctimas. Capítulo Criminológico. Núm. 5. Maracaibo,
Venezuela, 1977.
519 Screvcns, Raymond. La Protection des Droiís de la Victime. Revista de la Facultad de Derecho. Núm.
11. Universidad Complutense. España, 1986, p. 608. r>?" Stiinciu, op. oí. (¡Js Droiís), p. 42.
al crear la persecución penal pública, desplazando por completo 1;
eficacia de su voluntad en el enjuiciamiento penal, y al transforma] todo el
sistema penal en un instrumento del control estatal direcu sobre los
subditos." r'21
Deberá establecerse un balance entre las necesidades y derecho: de
la víctima, el ofensor y la sociedad.
Por esto debe estudiarse si algunas de las facilidades y ayuda;
disponibles actualmente para los presuntos delincuentes pueder
extenderse a las víctimas.
Las legislaturas estatales en los Estados Unidos de Norteaméric; han
aprobado declaraciones de derechos de las víctimas de la má: variada
jerarquía y extensión, así:
44 Estados proveen a las víctimas con información de casos tienen
protección contra intimidación; 39 Estados proveen compensación
económica a las víctimas. 39 Estados notifican a las víctimas de delitos
menores, por la líber tad de sus atacantes. 35 Estados permiten a las
víctimas ofrecer su opinión sobre lasentencia. 23 Estados permiten a sus
víctimas participar en las negociacio nes de plea bargaing. 5 Estados
tienen proyectos de pasar sus propuestas para la reform; de sus
constituciones, para garantizar los derechos de las víctimas Muchos de
estos triunfos se deben a la presión de grupos de apoyo a las víctimas,
pero en mucho han sido provocadas por la ide; de que la víctima cuando
es atendida por el Estado va a ayudar a éstos en la persecución del
criminal.
Podemos concluir, que es necesaria una mayor participación d< la
víctima en el proceso penal,522 para proteger mejor sus derechos 52 y
para una óptima investigación de la verdad.524
No basta con que esta participación esté en la ley, es necesario
facilitarla de fació, ahorrando tiempo y esfuerzo a las víctimas, y aúr
estudiando la posibilidad de remunerarlas o ayudarlas en alguna fbrm;
(viáticos, pasajes).
Estas proposiciones no son utópicas, pues funcionan ya en va ríos
países.
521 Maier, Julio. La víctima y el Sistema Penal, en: De los delitos y
de las víctimas Editorial Ad-Hoc. Argentina, 1992, p. 185.
522 Cfr. Barlovv, Hugh D. Crime Victims and Ihe Sentendng Process.
III Symposium. Ale manía, 1979.
52:1 Cfr. Moura Bittencourt, Edgar, o¡>. cit. (Vittima), p. 27.
524 Cfr. Maisch, Herbert y Schueler Springrum, Horts. Victim in Ihe
Judicial Pwcedun I Syinposiiun. Israel, 1973.
XXIII.5 LA VÍCTIMA DEL PROCESO PENAL
Un caso muy especial de victimización que es indispensable
mencionar es el de los inocentes llevados a juicio, y en ocasiones
injustamente condenados.
Una de las causas más contunes en este tipo de error judicial es la
acusación en falso que hace una presunta víctima; se trata de las
víctimas imaginarias y de las simuladoras, de que hemos hablado en su
oportunidad.
Indudablemente se reúnen otros factores: la falsa confesión hecha
bajo presión policiaca, los testigos confundidos o falsos, los docu¬mentos
alterados, el peritaje fallido, etcétera.525
Si se puede hablar de victimización del criminal bajo la maqui¬naria
judicial, y si hemos afirmado que la víctima se ve sobrevictimizada por el
sistema de justicia, ¡qué se puede decir de la injusticia frente al inocente!
Los ejemplos históricos abundan, y no es ni lugar ni momento para
recordarlos, todos los que estamos en contacto con la adminis¬tración de
justicia conocemos algún caso.
Si los efectos del juicio son terribles para la víctima, es de imaginarse
lo que serán para el acusado injustamente.
Desde la detención, generalmente violenta, el interrogatorio
policiaco, la "confesión", la puesta "a disposición", hasta la consigna¬ción,
el contacto con la "justicia" es traumático, indescriptible, kafkiano.
Neumañ señala que "Los procedimientos inquisitivos y escritúrales
se caracterizan por su duración que suelen alcanzar dimensiones
'teratológjcas'. La tortura y el apremio ilegal pasan ineludiblemente a
formar parte del proceso penal."526
Se han estudiado los efectos psicológicos y, principalmente
so¬ciales, de esta situación, desde la publicidad por parte de los mass
media, que produce una seria estigmatización, el sufrimiento de
ce¬remonias degradantes, hasta llegar a la "profecía cumplida", en que el
presunto criminal adopta su papel y se convierte en un desviado
secundario." 527

Es interesante el fenómeno del etiquetamiento, puesto que sujeto


que ha estado en prisión preventiva es considerado por colectividad como
culpable, pues ya estuvo en la cárcel.
Antes de la afortunada desaparición de Lecumberri (cárc preventiva
de la ciudad de México, de triste historia), hicimos ui encuesta informal
entre legos, para saber si conocían la diferenc entre penitenciaría y
prisión preventiva. La gran mayoría tenía convicción de que Lecumberri
era "la cárcel", y que ahí estaban d lincuentes cumpliendo su pena.
El estigma, como es sabido, pasa a la familia, y obliga a i
retraimiento, cuando no a una total emigración, y en ocasiones cambio de
nombre, etcétera.
Por lo anterior, la mayoría de los autores están de acuerdo < la'
obligación, por parte del Estado, de compensar a las personas qi han sido
llevadas injustamente a proceso.528
Cuando hay parte acusadora, ésta debe llevar el peso de reparación
del daño, aunque hay que analizar la participación de 1 miembros de la
administración de justicia.
Es indudable que el Estado debe estar preparado para compe sar a
las víctimas de error judicial, es una fuerte responsabilidad ( las
autoridades, para garantizar los principios de seguridad jurídi y social de
que debe gozar la comunidad.
La compensación mencionada debe extenderse y no quedar
solamente en casos de sentencia absolutoria, hay que estudiar
sobreseimiento y aún los casos de consignación en falso.
Por ejemplo se ha planteado el problema en los casos de arn tos
masivos,529 que serían las anticonstitucionales "razzias" o redad:
En México, con el artículo 49 de los Códigos Penales (D.F. Federal)
se intenta evitar el estigma, por medio de hacer pública inocencia del
acusado:
"La publicación de sentencias se ordenará igualmente a título
reparación y a petición del interesado, cuando éste fuese absuelto, hecho
imputado no constituye delito, o él no lo hubiere cometid<
Prácticamente todas las legislaciones procesales en Latinoaméri
prevén el recurso de revisión, salvo México, como remedio a error
judiciales. México admitía el indulto necesario (art. 614 del código
525 Cfr. Floriot, Rene. Les Erreurs Judiciares. Flammarion. París, Francia, 1968.
526 Neumañ, op. cit., pp. 38 y 39.
627Schichor, David. The Wrongfully Accused and the CriminalJustice System. I Symposium, Israel, 1973.

528 Cfr. Pellegrino, Laercio. The Defendant who is Made a Victim. III Symposium. A mania, 1979.
520 Moran, Richard y Ziedman, Stephen. Compensation lo the not Guilty. I Symposiu Israel, 1973.

Procesal), pero no tiene reparación en el caso de sentencia a inocentes, y


mucho menos algún tipo de reparación en los casos de absolución.
Panamá (art. 129 del Código Penal) tiene la reparación para el sujeto
que ha sufrido prisión preventiva y al final ha sido absuelto.
Actualmente (a partir de 1984), en México se habla de
"reco¬nocimiento de inocencia" (art. 96 C.P., 614 C.P.D.F. y 560
C.F.P.P.), y se puede recurrir al Tribunal Superior o a la Suprema Corte,
según proceda, pero no está prevista ninguna forma de remediar los
daños causados.
Se ha criticado el sistema de la reparación del daño al inocente,
alegando que la justicia se hará más ineficaz: el temor de ocurrir en
responsabilidad, o de tener que compensar a las víctimas de error con
medios propios hará que los empleados y funcionarios se absten¬gan de
cumplir con su deber.
Sin embargo, la experiencia en los lugares en que existe la
compensación al inocente no es negativa.
La situación del inocente encarcelado, juzgado y sentenciado es tan
patética, que parece aceptable el beneficio de la duda y que sea
preferible soltar a un culpable que condenar a un inocente.'
XXIII.6. EL DELINCUENTE COMO VÍCTIMA
Otro aspecto es el del criminal que se ve victimizado por la
maquinaria de justicia penal, y esto puede suceder a varios niveles:
a) Legislativo. Cada vez estamos más lejos de aquel "derecho
protector" de los criminales que pregonó Dorado Montero. Las leyes
penales son cada vez más abundantes, más complicadas, más
repre¬sivas, y victimizan a mayor número de personas.
Vivimos una inflación penal sin precedente, y no cabe duda que el
legislador es diligente en penalizar y aumentar punibilidades y muy parco
en descriminalizar.
No debe olvidarse que el Derecho Penal debe ser el último y
desesperado recurso de la política criminológica, en mucho por su
capacidad victimizante.
Debemos recordar también, que muchos de nuestros códigos fueron
hechos hace más de 50 años, y que regían una realidad que ya no existe.
b) Policiaco. Tratándose de victimización al criminal, el punto crítico,
tratado ya en varios congresos internacionales (ver el V y VI de Naciones
Unidas), es el de la corrupción, brutalidad e ineficiencia
policiaca, preocupación mundial, y fuente de las más increíble
victimizaciones, en ocasiones con patentes violaciones a los Derecho
Humanos.
c) Judicial. Independientemente de los casos de error judicia
producto en mucho de la natural falibilidad humana, tenemos prc blemas
de lentitud, costo, desigualdad e inconsecuencia (ver, po ejemplo, los
estudios de Quiroz Cuarón, de C. S. Vérsele y de J. M Rico).
En la victimización judicial intervienen el Ministerio Público Fiscal en
su afán de probar la acusación, el abogado defensor, qu busca justificar
sus honorarios, a veces perjudicando al mismo clier te, y desde luego el
juez, sobrecargado de trabajo y de responsabil dad, que coopera con
fiscal y defensor a hacer juicios largos y con plicados.
La preocupación es mayor en cuanto que, para Latinoaméric más de
la mitad de las personas privadas legalmente de su liberta lo están en
espera de sentencia (hay países con más de 80% d procesados en
prisión preventiva), y que los juicios penales duran e promedio un año.
d) Ejecutivo. Dejando a un lado la pena de muerte, que deberí
considerarse como una curiosidad histórica, pero que es desgraciad;
mente vigente en muchos países, la atención se centra en la prisiói
ejemplo supremo de victimización para la mayoría de las naciones.
La prisión, cuando es colectiva corrompe, si es celular enloqui ce,
con régimen de silencio disocia y embrutece, con trabajos forzad aniquila
físicamente, y sin trabajo destroza moralmente.
Por ser uno de los temas más estudiados, no abundaremos e él
simplemente señalemos la necesidad imperiosa de encontn sustitutivos
menos victimizantes y más efectivos.530
530 Cjr. Rodríguez Manzanera, Luis. La Crisis Penitenciaria y los
Substitutivos de la I sión. Editorial Porrúa. México, 1998.
CAPÍTULO XXIV
LA REPARACIÓN DEL DAÑO
XXIV. 1. INTRODUCCIÓN
La reparación del daño causado a la víctima de un delito, es una
antigua preocupación entre los Juristas y Criminólogos, como hemos visto
desde el primer capítulo de esta obra.
La necesidad de la reparación del daño es un tema en el que todos
los autores de todas las escuelas están de acuerdo. No parece haber
excepción.
El tema de la reparación ha sido uno de los favoritos en materia
victimológica, se ha tratado en los diferentes symposia y se han ocu¬pado
de él todos los victimólogos.
Naciones Unidas, en su multicitada Declaración, deja consigna¬do
con su artículo 4Q el derecho a la reparación:
ARTÍCULO 4e—Las víctimas serán tratadas con compasión y
respe¬to por su dignidad. Tendrán derecho al acceso a los mecanismos
de la justicia y a una pronta reparación del daño que hayan sufrido, según
lo dispuesto en la legislación nacional.
Este capítulo está consagrado al análisis de la reparación del daño
en sus diversas formas, tanto a cargo del delincuente como del Estado,
con todos los problemas que esto representa. Se dan ejemplos tanto
nacionales como extranjeros y estadísticas que demues¬tran nuevamente
el abandono en que se encuentran las víctimas.
XXIV.2. EL DAÑO
El daño equivale al menoscabo o deterioro de una cosa. Siem¬pre
que en virtud de la infracción cause el agente un tal resultado,
deberá, pues, presentarse la reparación, es decir, el resarcimiento del
mismo.331
El daño puede ser material o moral. Daño material es aquel que
consiste en un menoscabo pecuniario al patrimonio de un ter¬cero.
Por daño moral se entiende, en los términos del artículo 1916 del
Código Civil (D.F.), la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida pri¬vada,
configuración y aspectos físico, o bien en la consideración que de sí
misma tienen los demás.
Aunque las pérdidas materiales y económicas son más fáciles de
calcular, y quizá por esto son de las que generalmente se ocupa e'
juzgador, no pueden olvidarse los daños morales, pues los menosca bos
psicológicos y sociales son en ocasiones más graves, y producer efectos
más profundos y duraderos en las víctimas.
Son directamente dañados por el delito los sujetos pasivos, este es,
los entes físicos o colectivos sobre cuyas personas, cosas o dere chos
recae directamente el delito (daño material), o cuya seguridac personal o
goce de los bienes o afecciones legítimas, el delito atac; directamente
(daño moral).
Son indirectamente damnificadas las personas que a raíz de delito
sufrido por un tercero experimentan uno de esos efectos po repercusión.
Estas personas pueden integrar la familia de la víctim; o ser simplemente
terceros.532
El daño en ocasiones puede ser colectivo, los avances de 1;
tecnología nos ponen a todos en ese peligro.
En estos casos la reparación es más complicada; como ejemplí
citamos el artículo 10 de la Declaración de la ONU, que prevé lo casos de
contaminación y destrucción ambiental:
ARTÍCULO 10.—En los casos en que se causen daños considerable
al medio ambiente, el resarcimiento que se exija comprenderá, en 1
medida de lo posible, la rehabilitación del medio ambiente, la recon:
trucción de la infraestructura, la reposición de las instalaciones comí
nitarias y el reembolso de los gastos de reubicación cuando esos dañe
causen el desplazamiento de una comunidad.
531 Córdoba Roda, Juan. Comentarios al Código Penal. Tomo II. Ediciones Ariel. Ba celona, España,
1972, p. 563.
5M Cfr. Núñez, op. ai., pp. 563 y ss.
XXIV.3. LA REPARACIÓN
La reparación del daño producido por una conducta ilícita es
conocida desde los más remotos tiempos; la encontramos en el Código
de Hammurabi (1728-1686 A.C.), en las Leyes de Manú (s. VI A.C.) y en
las Doce Tablas Romanas (s. V A.C.)-
En el Código de Hammurabi se obliga al delincuente a compen¬sar a
su víctima; en casos de robo o daño debía restituir 30 veces el valor de la
cosa; cuando el delincuente era insolvente, el Estado (la ciudad) se hace
cargo reparando el daño a la víctima o a su familia, en los casos de
homicidio.
En las Leyes de Manú, la compensación es considerada como
penitencia, y se extiende a los familiares en caso de desaparición de la
víctima.
En las Doce Tablas, el ofensor está obligado, en todos los casos de
delito y cuasidelito, al pago de daños y perjuicios. Así, en el robo se paga
el doble de lo robado en los casos in fraganti, en los demás será el triple.
En otros delitos se toma en cuenta la calidad de la víctima y las
circunstancias del hecho.
En el Congreso Penitenciario de Roma (noviembre, 1885), Garófalo
propuso las multas en beneficio de una caja que sirviera para compensar
a las víctimas del delito; esta multa sería proporcio¬nal a la fortuna del
delincuente; los deudores solventes serán dete¬nidos hasta que paguen y
los insolventes sufrirán descuentos de su salario hasta extinguir la
deuda.533
En 1885, en el célebre Primer Congreso de Antropología Cri¬minal
celebrado en Roma, Garófalo presenta las mismas conclusio¬nes, y Ferri,
Fioretti y Venezian propusieron que la reparación es de interés inmediato
para el perjudicado y para la defensa social preven¬tiva y represiva del
delito, y por lo tanto manifiestan el deseo "de que las legislaciones
positivas pongan en práctica en los procesos lo más pronto posible los
medios más convenientes contra los autores del daño, los cómplices y los
encubridores, considerando la realización de la reparación como una
función de orden social confiada de oficio a las siguientes personas: al
ministerio fiscal durante los deba¬tes, a los jueces, en las condenas, y a
la administración de las prisio¬nes, en la recompensa eventual del trabajo
penitenciario y en las propuestas de liberación condicional".534

En 1889 el tema vuelve a tratarse en el Congreso de Derech Penal


(Bruselas) y en el Congreso Jurídico de Florencia de 1891, e que se
contempla el embargo preventivo y la hipoteca de los biem del victimario
para garantizar la reparación a la víctima.
En 1891, el Congreso de la Asociación Penal Internación; (Cristianía)
insiste en la utilización del trabajo del reo para la rep; ración, y el
Congreso Penitenciario de París (1895) reitera la preocí pación del
abandono a la víctima.
En el momento actual, la reparación existe como obligació
materialmente en todas las legislaciones del mundo, encontrándos
también en prácticas tradicionales, como en el derecho consuetud nario
africano, en la shariah islámica y en los países asiáticos (Indi; Paquistán,
Filipinas, etcétera).535
En el derecho consuetudinario africano, se utiliza día, o diner de
sangre que debía pagarse en los casos de homicidio, obligació que recaía
sobre todos los hombres adultos del grupo al que pert< necia el infractor
(Somalia).
La diyya, es la indemnización que pagan el infractor o sus fam liares
a la víctima o a la familia de ésta y la kassana, que prevé 1 compensación
de la víctima a cargo del Estado, ambas en la sharia islámica.
En los países asiáticos, se prevén el arreglo de controversias si
recurrir a los tribunales ordinarios, mediante la mediación y el arb . traje,
como por ejemplo los panchayats indios, los diyats paquistaní y los
barangays filipinos.
En Alemania se maneja el Wiedergutmachung, que es la compens;
ción e indemnización a las víctimas de violaciones masivas de der< chos,
y la Weltanschauung, que es el "remediar una injusticia".
Cabe afirmar, en términos generales, y de acuerdo a documer tos de
la ONU,531' que reflejan el sentir general, que el delincuente bien se trate
de una persona individual o colectiva, es decir un organización económica
o entidad comercial, un Estado o un grup de individuos, a quien quepa
imputar una conducta que resulte e: una violación de derecho, debe
considerarse responsable de la rep< ración debida a la víctima de dicha
conducta, y debe estar sujeto cualquier otro tipo de sanciones y medidas
correctivas que, a teño de las circunstancias, resulte justo y adecuado
imponerle.
Así la norma 5 de la Declaración dice:
53S
534 Ibidem, p. 154.
Garófalo, Raffaele, op. cil. (Indemnización), p. 126. r;,,',/—« ~ i K/I

535 Cfr. ONU, op. cil. (Directrices), E/AC 57/1984/14, p. 15.


536 Cfr. ONU, op. cu. (Directrices), E/AC 57/1984/14, p. 15.
5. Se establecerán y reforzarán, cuando sea necesario,
mecanis¬mos judiciales y administrativos que permitan a las víctimas
obtener reparación mediante procedimientos oficiales u oficiosos que
sean expeditos, justos, poco costosos y accesibles. Se informará a las
víctimas de sus derechos para obtener reparación mediante esos
mecanismos.
Y la norma 8 agrega:
8. Los delincuentes o los terceros responsables de su conducta
resarcirán equitativamente, cuando proceda, a las víctimas, sus
fami¬liares o las personas a su cargo. Ese resarcimiento comprenderá la
devolución de los bienes o el pago por los daños o pérdidas sufridos, el
reembolso de los gastos realizados como consecuencia de la
victimización, la prestación de servicios y la rehabilitación de derechos.
Como puede observarse, para garantizar la reparación se nece¬sita
un adecuado trabajo legislativo, además de personal administra¬tivo y
judicial debidamente seleccionado y capacitado.
En esta forma, la Declaración, en su artículo 16 dispone:
ARTÍCULO 16.— Se capacitará al personal de policía, de justicia, de
salud, de servicios sociales y demás personal interesado para infor¬marlo
de las necesidades de las víctimas y proporcionarle directrices para
garantizar una ayuda apropiada y rápida.
Zaffaroni, en su notable informe sobre sistemas penales y dere¬chos
humanos en América Latina 537 se ocupa del tema, señalando cómo la
reparación del daño es una medida de "pacificación social", por lo que
debe fomentarse, haciendo que el condenado pruebe haber indemnizado
a la víctima antes de obtener cualquier beneficio, creando fondos de
reparación, posibilitando la extinción o suspen¬sión de la acción penal
cuando el procesado hubiere reparado el daño, extendiendo el plazo de la
prescripción a la acción civil emer¬gente, etcétera.
XXIV.4. RESARCIMIENTO
Antes que nada, es necesario aclarar que se hace la distinción entre
los conceptos resarcimiento e indemnización.

El Resarcimiento es la reparación del daño a cargo del deli cuente. El


concepto de resarcimiento implica una gama amplia c daños, incluyendo
perjuicios, lesiones personales y menoscabo de propiedad.
El delincuente puede pagar directamente, por medio de : trabajo o a
través de terceras personas, como es el caso de empleadore padres,
tutores, etcétera.
La indemnización es la reparación del daño proporcionada p< el
Estado u otro fondo establecido para tal fin.
Es claro que la indemnización tiende a ser más modesta y : limita a
cubrir las pérdidas resultantes de daño personal.
Uno de los problemas interesantes en lo referente al resan miento
consiste en dilucidar su naturaleza jurídica, es decir si del considerarse o
no como una pena.
La Declaración de la ONU consigna en su artículo 9 que:
ARTÍCULO 9.—Los gobiernos revisarán sus prácticas, reglameni
ciones y leyes de modo que se considere el resarcimiento como ui
sentencia posible en los casos penales, además de otras sanción
penales.
Entre las metas del proceso penal deben subrayarse (más de '. que
se hace actualmente) la imposición al culpable del deber c cumplir sus
obligaciones para satisfacer los perjuicios causados y prest; la asistencia
completa a su víctima. Esta relación personal inmedia entre sujeto activo
y sujeto pasivo del crimen puede contribuir n< tablemente a la mejor
satisfacción del segundo, y a la (tan descae como fracasada)
"repersonalización del primero".338
Erigir en todos los casos el resarcimiento del daño o reparació en
pena tiene el inconveniente de ser de primario interés para la p; social lo
que en muchos casos no lo es y de desvirtuar la verdadei función del
Derecho Penal, aparte de que eventualmente puede 11 gar a crear
situaciones de notoria desigualdad, puesto que se tratar: de una pena que
las personas de menores recursos no podrían s tisfacer.539
Efectivamente, si se utiliza el resarcimiento indiscriminadamenl como
sustitutivo de las sanciones penales, se puede caer en chocaí tes
diferencias, y podría parecer que los delincuentes ricos puede comprar su
impunidad a base de reparación del daño.

Crf. Berinstain, op. át. (Proyecto), p. 111. Cfr. Zaffaroni, op. át. (Sistemas), p. 96.
537 Zaffaroni, Raúl (Coordinador). Sistemas Penales y Derechos Humanos en América Latina. Instituto
Interamericano de Derechos Humanos. Editorial Depalma. Argentina, 1986, p. 96.
El resarcimiento debe ser sanción penal en los casos en que el
interés público y la paz social así lo reclamen. Por lo general a la víctima
lo que le importa es que sus daños sean reparados.
Se debe fomentar por todos los medios el resarcimiento: dando las
oportunidades al reo de tener un trabajo decoroso, condicionan¬do la
obtención de beneficios a los condenados a una efectiva repa¬ración del
daño (al menos en la medida de sus posibilidades), pre¬viendo la
extinción o suspensión de la acción penal para casos de reparación
espontánea (no en delitos violentos o graves).
Así, en Bélgica el resarcimiento puede ser una condición para un
procedimiento sin juicio; en Austria, el arrepentimiento activo manifestado
por la reparación a la víctima antes del procedimiento, puede tener como
consecuencia una excepción de pena para ciertas infracciones.
En otros sistemas la reparación puede ser una de las condicio¬nes
para la probation u otras formas de libertad condicional, o puede tener
influencia para que el juez elija la sanción.
Se debe tener especial cuidado en dejar abierta a la víctima la
posibilidad de ejercer la acción por vía civil, acción personal que nace del
daño actual y directo, consecuencia de una infracción.
Hay diversos sistemas jurídicos: puede tener el ofendido acción
persecutoria (penal) y reparadora (civil), puede escoger entre una de las
dos, puede ejercer ambas simultáneamente (por sí o conjunta¬mente con
un órgano del Estado), puede utilizar solamente la civil, pues la
persecutoria es monopolio del Estado.
No parece conveniente que sea sólo el juez penal el que se ocupe de
la reparación, ya que en la práctica civil las posibilidades de una
satisfacción más amplia son mayores. Dejar la reparación en manos de la
justicia civil tampoco es aconsejable, pues ésta es más tardada, y las
víctimas con pocos recursos se verían en desventaja. Por lo tanto, lo ideal
es la doble posibilidad, en que el ofendido pueda acudir a la justicia civil
para obtener lo que no le dio la senten¬cia penal, que por lo general
contempla sólo daños y no perjuicios. Ahora bien, no debe cerrarse el
panorama a las dos vías tradi¬cionales, sino ampliarse a otras
posibilidades, como los tribunales administrativos para casos de personas
morales que hayan producido serios daños, contra las que no se puede
proceder penalmente, y civilmente se pelea en gran desventaja.
El arbitraje, los amigables componedores, el aseguramiento del
pago, la transacción extrajudicial y otras formas de arreglo deben ser
contempladas en beneficio de la víctima y aun del victimario, que puede
ahorrarse el problema de un juicio penal.
Finalmente, anotamos que la relación entre víctima y victimario no
puede constituir una base para negar al ofendido la reparación; sin
embargo, en los casos en que la víctima participó en los hechos, con gran
imprudencia, o conscientemente, o aún provocando, la compensación
pudiera reducirse o aún negarse.
XXIV.5. INDEMNIZACIÓN A CARGO DEL ESTADO
Si no hay discusión respecto a la compensación a la víctima, si hay
discrepancia respecto a si la reparación debe quedar exclusiva mente a
cargo del infractor o si es el Estado el que debe pagar er forma parcial o
supletoria
Argumentos en pro y en contra se han esgrimido, como veré mos a
continuación:
Los sistemas de indemnización a cargo del Estado pueden jus
tificarse por:
A) El Estado del mismo modo que se ocupa de los sectores de la
población en condiciones desventajosas: (inválidos, personas sin tra bajo,
ancianos, etc.) es pertinente que extienda su acción en bene ficio de las
víctimas de actos delictivos.
B) El Estado tiene la obligación de indemnizar a las víctimas d< actos
criminales, ya que no es capaz de proteger a la colectividac de la
criminalidad, no obstante que ésta paga los servicios de policía tribunales,
cárceles, etc.
C) La aportación de una ayuda financiera hacia las víctimas d< actos
criminales, facilitará su colaboración respecto al sistema de jus ticia
criminal. Se trata de estimular a la víctima en una doble vía a) que
denuncie el delito, asista y participe en el proceso y b) que contribuya con
la policía en la detección y prevención de la crimi nalidad.
D) El estado de insolvencia económica en que se encuentran 1;
mayor parte de los delincuentes, sea porque son condenados a larga
penas de prisión o porque carecen de posibilidades económicas ello o sus
familiares para pagar los delitos causados a sus víctimas.
E) La policía no llega a detectar la tasa real de crímenes, ; múltiples
delincuentes escapan a la acción de la justicia, dejando ; la víctima sin
ningún recurso o protección.
F) Los sistemas de indemnización a cargo del Estado son ui
argumento sobre el plan político. Puede ser ventajoso en el momen
to electoral, atenúa las reacciones en contra de las reformas
peniten¬ciarias, etcétera.
Efectivamente, se ha hecho consciente la responsabilidad social
hacia la víctima, y la obligación común de reparar el daño sufrido, así
como de auxiliar y asistir al ofendido; la obligación del Estado no puede
terminar en proteger a través de un Código Penal diversos bienes
jurídicos, ni siquiera se agota persiguiendo y castigando al responsable
de su violación, es necesario reparar los daños causados por la conducta
antisocial.
Al tomar el Estado bajo su responsabilidad la seguridad ciuda¬dana,
toma también la obligación de reparar sus fallas, atendiendo a las
víctimas en la misma forma que a otros minusválidos, deber que se
fundamenta también en los impuestos que los ciudadanos pagan al
Estado para su protección.
Entre los defectos que se han señalado a la indemnización es¬tatal
se señalan:
A) La criminalidad puede sufrir un incremento si las víctimas son
indemnizadas (víctimas fraudulentas, mayor liberalidad del cri¬minal si sabe
que la víctima no sufrirá menoscabo).
B) Se considera injusto que las víctimas de actos criminales po¬sean
un privilegio sobre otras víctimas (guerras, accidentes, catástro¬fes
naturales).
C) La implantación de un sistema de indemnización a las vícti¬mas de
actos criminales, traería consigo una elevada carga económica a los
contribuyentes.
Habría un aumento de gastos, la distracción de recursos que son tan
necesarios en otros campos, la creación de una burocracia encargada de la
operación, e indudablemente el nacimiento de una criminalidad similar a la
que defrauda a las compañías de seguros, pero éstas son consecuencias
naturales de toda actividad estatal.
En las reuniones internacionales se ha debatido el problema
ampliamente; sin mencionar los symposia de Victimología (que merece
mención aparte), demos como ejemplos:
El XI Congreso Internacional de Derecho Penal, celebrado en
Budapest, Hungría, en septiembre de 1974, dedicó su sección III al tema de
la compensación a la víctima con fondos públicos, con conclusiones
interesantes como que la obligación del Estado queda limitada a delitos
contra la vida e integridad personal o patrimoniales excepcionalmente
graves; la reparación es un derecho y no un acto ex gratia; las
características deben ser fijadas por las legislaciones nacionales; el
beneficio debe ser para todo sujeto que esté en el territorio nacional.
En la reunión de Bellagio (1975) se propusieron unas reglas gen
rales para simplificar los procedimientos y la apelación a la decisiói
La resolución de los Ministros del Consejo de Europa, aprobac el 14
de marzo de 1975 es fundamental, pues se trata de un doc mentos corto
(19 artículos) y claro, que se ocupa del resarcimienl de los daños en caso
de lesiones personales y muerte, dando a víctima el derecho al
resarcimiento "es decir, que debe ser pues nuevamente en una situación
lo más idéntica posible a aquella qv sería la suya si no hubiese ocurrido el
hecho". En un reporte final,' se consigna que el Estado debe contribuir a
la indemnización, s< dentro del cuadro de la seguridad social o por la
institución de u régimen específico.
Como podemos ver, la opinión mayoritaria se ha cargado hac la
obligación del Estado a indemnizar a las víctimas; la Declarado de la ONU
en su artículo 12 dispone:
ARTÍCULO 12.—Cuando no sea suficiente la indemnización pr
cedente del delincuente o de otras fuentes, los Estados procuran
indemnizar financieramente:
a) A las víctimas de delitos que hayan sufrido importantes lesi nes
corporales o menoscabo de su salud física o mental como cons cuencia
de delitos graves.
b) A la familia, en particular a las personas a cargo de las víctim que
hayan muerto o hayan quedado física o mentalmente incapacit das como
consecuencia de la victimización.
Este artículo resume en mucho todas las conclusiones anteri res; es
lógico que una declaración de principios fundamentales ¡ limite a las
víctimas de delitos graves y que sufran lesiones físicas mentales de
importancia.
La Declaración se preocupa también por los fondos para pod<
atender a las víctimas, así, el artículo 13 dice:
ARTÍCULO 13.—Se fomentará el establecimiento, el reforzamien y la
ampliación de fondos nacionales para indemnizar a las víctimí Cuando
proceda, también podrán establecerse otros fondos con e propósito,
incluidos los casos en que el Estado de nacionalidad de víctima no esté
en condiciones de indemnizarla por el daño sufrid
Finalmente, mencionamos que la Declaración contempla en ; artículo
11 el caso de servidores públicos que afectan a ciudadan< al violar la ley
a título oficial o semioficial.
M0 Conseil del'Europe. Doc. DPC/CEPC XXIX. Repport final d'activités sur le dédomn geineat des
victimes d'actes criminéis. Strasbourg, 1977.
ARTÍCULO 11.—Cuando funcionarios públicos u otros agentes que
actúen a título oficial o cuasioficial hayan violado la legislación penal
nacional, las víctimas serán resarcidas por el Estado cuyos funcionarios o
agentes hayan sido responsables de los daños causados. En los casos
en que ya no exista el gobierno bajo cuya autoridad se produjo la acción u
omisión victimizadora, el Estado o gobierno sucesor deberá proveer al
resarcimiento de las víctimas.
XXIV.6. INDEMNIZACIÓN ESTATAL: EJEMPLOS
A continuación daremos algunos ejemplos de gobiernos que han
impuesto ya la indemnización a cargo del Estado.
Francia (1951), Bélgica (1956) e Italia (1969) tenían ya un sis¬tema
de compensación por parte del Estado en los casos de lesiones causadas
por hechos de tránsito, cuando el autor sea desconocido o insolvente (sin
seguro).
La Ley Francesa del 31 de diciembre de 1951 instituyó, bajo la
denominación de fondo de garantía, un órgano dotado de persona¬lidad
civil, cuyo fin es pagar los perjuicios debidos a las víctimas o a sus
representantes, en el caso en que el responsable de un daño corporal,
causado por vehículo motorizado, sea desconocido o se manifieste total o
parcialmente como insolvente.
En Italia, la ley que reglamentaba el seguro obligatorio para la
responsabilidad derivada del manejo de vehículos de motor estable¬ció
un "fondo de garantía para las víctimas de la calle" (Ley 990).
Bélgica formó en 1956 un fondo común para reparar los daños de
lesiones corporales causadas por vehículos automotores que no tuvieran
seguro, que hubieran sido robados o que no hubiesen sido identificados.
En 1963 se estableció en Nueva Zelandia, la indemnización a cargo
del gobierno, y fue vista como formando parte de las medidas lógicas que
debe tomar todo Estado benefactor. Se establecieron sistemas
independientes de compensación, administrados por tribu¬nales
especialmente constituidos.541
Se cubren los gastos por lesiones o muerte (a la familia), pérdidas
pecuniarias, incapacidad parcial y "dolor y sufrimiento" de la víctima.
En 1964 se estableció en Inglaterra, restringido a las víctimas de
crímenes de violencia.542 Sus características básicas son: un mínimo y
M1 Waller, Louis. Compensating the Victims of Críme in Australia and New Zeiand. I Sympo-sium. Israel,
1975.
542 Williams, Donald Brian. Compensating Victims ofViolence: Another Look ai the Scheme. I
Symposium. Israel, 1973.
un máximo en el momento de la reparación, no se aplica si la par penal
son parientes, es administrado por un tribunal especial, solicitud debe
presentarse dentro del año de sufridos los daños y considerado hasta
cierto punto "informal". El sistema ha sido critica por reducido, complejo y
confuso, por no dar pagos de emergen y porque no se considera la
reparación propiamente un derecho
En Estados Unidos de Norteamérica se desarrolló a partir de lí en
California, siguiendo Nueva York (1966), Hawai (1967), Ma: chusetts
(1967), Maryland (1968), Nevada (1969), Nueva Jersey (197 En 1984 el
Congreso aprobó "The victim's of crime actum", dedic do una fuerte
cantidad al programa. Para 1986, 44 Estados y el Disti de Columbia
tenían ya implantada la indemnización por parte Estado.
Las características son muy variables de un Estado a otro, er década
de los 70 el costo nacional del programa fue de entre 14 260 millones de
dólares anuales; en 1974 nada más en gastos rm eos para 76,696
víctimas fue de 22.5 millones de dólares.544
En Canadá se desarrolló a partir de 1967, en 8 provine: Se excluye la
victimización intrafamiliar, los hechos de tránsito y delitos patrimoniales.
Además de los daños causados, se pagan las medicinas, próte
abogados y parto y mantenimiento del niño producto de una violador
El sistema Austríaco fue establecido en 1972, cubriendo dai
corporales o alteraciones de la salud y muerte de la víctima que d
desamparada a la familia, siempre que sean causados por una acc
punible y deliberada.546
En Italia, la Ley 354 de 1975 estatuye la "Caja para el soco y la
asistencia a las víctimas del delito", con la particularidad de c queda en el
contexto del ordenamiento penitenciario, y está situ; en la Dirección
General para los Institutos de Prevención y de Peni
Los fondos de la Caja son destinados a socorrer y asistir a víctimas
que por causa de un delito se encuentran en condiciones comprobada
necesidad.
En Bélgica, a partir de 1985 se constituyó un fondo, alimentí por los
condenados, para las víctimas que han sufrido daños corpora-
543 Hasson, Uzi y Sebba, Leslie. Compensation for Victims of Crime: A comparative ana I Symposium.
Israel, 1973.
r"" Harland, Alan T. Compensating Críme Victims, en: The Evolution of Criminal Jus SAGE. USA, 1978,
pp. 58 y ss.
545 Vázquez, Angela, op. cit., p. 35.
546 Doleisch, Wolfgang. Compensation of Victims. I Symposium. Israel, 1973. M7 Ramírez González, R.
op. cit., p. 57.
les graves o menoscabo a la salud como resultado de actos
inten¬cionales de violencia.548
En casos de urgencia se da una ayuda provisional; la
indemni¬zación alcanza a los dependientes de la víctima (alimentos), y se
toma en cuenta la situación económica del reclamante, su participa¬ción
en los hechos y su relación con el victimario.
Dinamarca ha adoptado el sistema (1973) al igual que Francia
(1977).
Han establecido también el procedimiento: Finlandia, Holanda,
Luxemburgo, Japón, Noruega, la entonces R.F.A. y Suecia.
México puede considerarse un país pionero en este terreno, ya que
el 20 de agosto de 1969 se aprobó la ley sobre auxilio a las víctimas del
delito del Estado de México, que ordena la formación de un fondo para
asistir a víctimas de delitos que carecen de recursos propios para
subvenir a sus necesidades inmediatas, cuando no les sea posible
obtener en forma lícita y adecuada auxilio de otra parte (ver infra).
Es interesante conocer la experiencia de países africanos: Nkpa, de
la Universidad de Nigeria nos relata cómo la sociedad Igbo tenía sistemas
de compensación, tanto si era afectado el individuo como si era lesionada
la comunidad. Al imponerse un código penal en la época colonial la
situación cambió, pues favorecía más el sistema de pena que los
beneficios a las víctimas. El Código fue derogado en 1960 y se está
regresando a sistemas anteriores.549
Borafia, de la Universidad de Tanzania, expone cómo se intentó el
sistema de seguros, así como el Sistema Inglés, fallando ambos, por lo
que se ha optado por regresar a los sistemas tradicionales en que la
gente salda sus propias disputas.550
Con esto podemos ver que no se trata simplemente de trans-plantar
sistemas extranjeros, sino de buscar soluciones propias.
XXIV.7. REPARACIÓN DEL DAÑO EN LA LEGISLACIÓN
MEXICANA
En el Código Penal de 1871, se ordenaba hacer un descuento del
25% al producto del trabajo de los reos para el pago de la
respon¬sabilidad civil (art. 85).
La responsabilidad era puramente civil, generando una acción
privada, y era renunciable y susceptible de someterse a convenios y
transacciones (arts. 301 y 308).
548 Screvens, op. til., p. 610.
549 Nkpa, Nivokocha, K. U. ThePractice of Restitution lo Victims ofCrime in a Traditional Society. II
Symposium. USA, 1976.
550 Borafia, Abdul W. M. Compensación lo Victims of Crime. II Symposium. USA, 1977.
El Código de 1929 cambia el sistema, al indicar que la reparació del
daño siempre formará parte integrante de las sanciones (art. 74
repitiéndose el concepto en el art. 291, y agregando que el respoi sable
tiene que hacer:
1. La restitución.
2. La restauración.
3. La indemnización.
El Código de 1931 (ahora Federal) siguió un concepto simila ha
sufrido una buena cantidad de reformas y actualmente las di posiciones
referentes a la reparación conforman el siguiente sisterr (igual en el
Código del Distrito Federal, a menos que se señale 1 contrario).
Continúa siendo una pena pública, como lo señala explícit mente el
primer párrafo del artículo 34:
La reparación del daño proveniente del delito que deba ser hect por
el delincuente tiene carácter de pena pública y se exigirá de o: ció por el
Ministerio Público. El ofendido o sus derechohabient podrán aportar al
Ministerio Público o al juez en su caso, los datos pruebas que tengan para
demostrar la procedencia y el monto c dicha reparación, en los términos
que prevenga el Código de Proc dimientos Penales.
En el Código del Distrito Federal, con una mejor técnica, : habla de
"La víctima, el ofendido, sus dependientes económicos sus
derechohabientes...." (art. 34)
Se ha agregado un párrafo, de manera que el incumplimiem por
parte de las autoridades de la obligación mencionada, será sa: cionado
con multa (34-40 días de salario mínimo al Juez y en caí del Ministerio
Público 3(Tá 50, art. 31 Bis).
Cuando la reparación deba exigirse a tercero, tendrá el carácti de
responsabilidad civil y se tramitará en forma de incidente, en 1< términos
que fija el Código de Procedimientos Penales correspo diente, ante el
juez que conoce la acción penal y antes de que : cierre la instrucción.
Si una persona se considera con derecho a la reparación d daño, y
no puede obtenerla del juez penal porque el Ministerio Public no ejerció la
acción, o porque hubo sobreseimiento o sentenc absolutoria, puede
recurrir a la vía civil.
El importe de la sanción pecuniaria se distribuye entre el Estac y la
parte ofendida; al primero se le aplica el importe de la multa, a la segunda
el de la reparación (art. 35).
En los casos en que no sea posible, por cualquier razón, exigirle al
ofensor el pago de la reparación, quedan obligados a hacerlo, según el
artículo 32:
I. Los ascendientes, por delitos de sus descendientes que se hallaren
bajo su patria potestad;
II. Los tutores y custodios, por los delitos de los incapacitados que se
hallen bajo su autoridad;
III. Los directores de internados o talleres, que reciban en su
establecimiento discípulos o aprendices menores de 16 años, por los delitos
que ejecuten éstos durante el tiempo que se hallen bajo el cuidado de
aquéllos;
IV. Los dueños, empresas o encargados de negociaciones o
esta¬blecimientos mercantiles de cualquier especie, por los delitos que
cometan sus obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, con
motivo y en el desempeño de su servicio;
V. Las sociedades o agrupaciones, por delitos de sus socios o gerentes
directores, en los mismos términos en que, conforme a las leyes, sean
responsables por las demás obligaciones que los segundos contraigan.
Se exceptúa de esta regla a la sociedad conyugal, pues, en todo caso,
cada cónyuge responderá con sus bienes propios por la repara¬ción del
daño que cause; y
VI. El Estado, solidariamente, por los delitos dolosos de sus ser¬vidores
públicos realizados con motivo del ejercicio de sus funciones, y
subsidiariamente cuando aquéllos fueren culposos (esta redacción data de
1994 y pasó igual al C.P.D.F.).
La obligación de pagar la sanción pecuniaria es preferentemente con
respecto a cualesquiera otras contraídas con posterioridad al delito, a
excepción de las referentes a alimentos y relaciones laborales (art. 33).
Si no se logra hacer efectivo todo el importe de la sanción pecuniaria,
se cubrirá de preferencia la reparación del daño, y en su caso, a prorrata
entre los ofendidos (art. 35).
Cuando varias personas intervienen en la comisión de un delito, la
deuda por la reparación del daño se considera como mancomu¬nada y
solidaria (art. 36).
Ahora bien, cuando no alcanza a cubrirse la responsabilidad pecuniaria
con los bienes del responsable o con el producto de su trabajo en la prisión,
el reo liberado seguirá sujeto a la obligación de pagar la parte que le falte
(art. 38).
La ley procura hasta donde sea posible que la víctima no quede sin
reparación, así, da facultades al juzgador para que, teniendo en cuenta el
monto del daño y la situación económica del obligado,
pueda fijar plazos para el pago de la reparación del daño, los c en su
conjunto no excederán de un año, pudiendo para ello exi garantía si lo
considera conveniente (art. 39).
La reparación es fijada por los jueces, según el daño que preciso
reparar, de acuerdo con las pruebas en el proceso (art. 2
En los casos de delitos culposos debería de existir garar mediante
seguro especial, pero esto ha quedado solamente en la pues el tan
necesario seguro obligatorio para vehículos automoto no ha podido
implantarse.
La reparación del daño fijada por los jueces debe comprenc (art. 30).
I. La restitución de la cosa obtenida por el delito; y si no fu posible, el
pago del precio de la misma;
II. La indemnización del daño material y moral causado, in< yendo el
pago de los tratamientos curativos que, como consecuen del delito, sean
necesarios para la recuperación de la salud de víctima;
III. El resarcimiento de los perjuicios ocasionados.
En el C.P.D.F. se agrega que, en los casos de delitos contra vida y la
integridad corporal, el monto no puede ser menor del c resulte en la
aplicación de la Ley Federal del Trabajo.
En 1991 se agregó un artículo 30 bis, que fija quiénes tier derecho a
la reparación del daño, en el siguiente orden: 1a El oí dido; 2a En caso de
fallecimiento del ofendido, el cónyuge supérs o el concubinario o
concubina, los hijos menores de edad; a falta éstos los demás
descendientes y ascendientes que dependieran e nómicamente de él al
momento del fallecimiento.
Las reformas al Código Penal han sido favorables, sin embar
estamos de acuerdo con Reyes Tayabas en que "la práctica judicial
revelado, a través de los cincuenta y dos años de vigencia de la le lación
de 1931, que la situación del ofendido aún no halla una adec da
protección dentro del proceso penal".551
XXIV.8. REPARACIÓN DEL DAÑO EN LA REALIDAD
En la práctica la situación no se presenta nada agradable: sólo el
6.49% de las personas que declararon ser víctimas fuei
551 Reyes Tayabas, Jorge. La Reparación del Daño en Procesos Penales. Necesidad de Nueva Estructura
Jurídica para que los Ofendidos Consigan Justicia Pronta y Expedita. Re Mexicana de Justicia. Núm. 4, Vol. I.
PGR, PGJDF, INACIPE. México, 1983, pp. 69
compensadas en alguna forma por sus daños, como podemos ver en el
Cuadro Na 49 (Xalapa).

En la investigación del INACIPE la situación es aún peor: en el


Distrito Federal sólo el 4.9% de las víctimas recibió compensación, en la
zona conurbada el porcentaje desciende a 1.7%.
Es importante conocer la opinión del público en cuanto a la
reparación y de dónde debe provenir ésta, dividimos las respuestas dadas
por aquellos que han sido víctimas en el año anterior de aque¬llos que no
lo han sido.
El cambio de opinión en las víctimas es perceptible, ya qu desean en
mayor proporción una compensación, y que ésta sea carg del criminal o
de la comunidad.

Una de las soluciones al problema del desamparo de la víctin es el


seguro, que en algunos casos se ha planteado como obligatori<
En nuestra investigación, tan sólo el 20% de las víctimas ten alguna
forma de seguro.
Es de aclarar que algunas se refieren al Seguro Social, al que se
inscritas forzosamente al ingresar al trabajo.
Del total de las víctimas sólo el 3.40% se ha visto beneficiada p< el
seguro.
En otras palabras, de todos los asegurados sólo el 17.12% puc
cobrar algo en el seguro, el 10.9% logró un pago total, y el 6.2% u pago
parcial.
Esto nos lleva a la preocupación de que los seguros, además c
caros, son difíciles de cobrar, por lo que debe hacerse una ampli ción
efectiva.
La investigación del Distrito Federal nos confirma lo anteric pues el
8.0% dijo no tener seguro y al 79.9% no se le pagó nad Sólo el 6% de las
víctimas recibió la protección total. En la Zoi Conurbada la situación es
peor pues el 34.1% no tiene seguro, 57.3% no le pagó nada y sólo el
4.9% obtuvo los gastos totales.
XXTV.9. LA LEY DE AUXILIO A LAS VÍCTIMAS ,
En nuestro país, uno de los avances más notables es la Ley sobre
auxilio a las víctimas del delito del Estado de México, del 20 de agosto de
1969,552 que comentamos por ser un antecedente valioso.
El auxilio que presta esta ley es independiente de la reparación del
daño, y consiste en una ayuda en los casos en que la víctima de un delito
carece de recursos propios para subvenir a sus necesidades inmediatas,
no siéndole posible obtener en forma lícita y adecuada auxilio de otra
parte.
El Departamento de Prevención y Readaptación Social es el
encargado de prestar auxilio, que puede ser de cualquier clase.
Se establece un fondo de reparaciones integrado por:
I. La cantidad que el Estado recabe por concepto de multas,
impuestas como pena por las Autoridades Judiciales.
II. La cantidad que el Estado recabe por concepto de cauciones que
se hagan efectivas en los casos de incumplimiento de las obliga¬ciones
inherentes a la libertad provisional bajo caución, la suspen sión
condicional de la condena y la libertad condicional, según lo previsto por
las leyes respectivas.
III. La cantidad que por concepto de reparación del daño deban
cubrir los reos sentenciados a tal pena por los Tribunales del Estado,
cuando el particular beneficiado se abstenga de reclamar en tiempo dicha
reparación, renuncie a ella o cuando la misma se deba al Estado en
calidad de perjudicado.
IV. El 5% de la utilidad líquida anual de todas las industrias, servicios
y demás actividades lucrativas existentes en los reclusorios estatales, y
V. Las aportaciones que para este fin hagan el propio Estado \ los
particulares.
Podemos concluir con Carrara que: "Es útil y justa la reparación
subsidiaria introducida por algunas legislaciones, y que consiste en
establecer una caja pública, cuyos fondos se forman con las multas
impuestas a los delincuentes, y a la cual se recurre para indemni/ai a las
víctimas de los perjuicios sufridos por los delitos consumados por
personas insolventes. No es moral que el Gobierno se enriqíicv.í a con los
delitos que no ha sabido prevenir, pero sí es moral que la sociedad, cuya
protección tienen derecho a exigir los buenos ciudíi-danos, repare los
defectos de la falla de vigilancia."553
552 Por su importancia, la .uljunlaiuox cu Ion anexos.
553 Carrara, op. cil., p. 870.
CAPÍTULO XXV
CLÍNICA VICTIMOLÓGICA

XXV.l. INTRODUCCIÓN
El presente capítulo está dedicado a la clínica victimológica, es decir
al estudio individual y directo de la víctima de un delito.
La Victimología, tal como es tratada hoy día, es la ciencia qui¬se
encarga de estudiar a las víctimas, entendiendo por tal a lodo sujeto que
sufre por causa propia o ajena, o aún por accidente o (aso fortuito.
La Victimología criminológica se encargaría de una especie en
particular de víctimas: aquellas que padecen como consecuencia el< una
conducta delictuosa.
Tema fundamental de la Victimología moderna es el estudio y
tratamiento de la víctima, considerado actualmente como un derC" cho
del ofendido por una conducta criminal.
Utilizando el modelo clínico desarrollaremos el tema, ofrecien¬do
una explicación del esquema y de las características del personal que
debe intervenir, para continuar con el detalle de las técnicu utilizadas para
el examen del sujeto victimizado, y concluir con el diagnóstico, pronóstico
y tratamiento victímales.554
XXV.2. LA CLÍNICA
La palabra "clínica" viene del griego Kliné. Lecho. Es la parte de la
medicina que enseña a observar, diagnosticar, curar y pronosticar las
enfermedades a la cabecera de la cama de los pacientes.555
El modelo clínico es eminentemente médico, de aquí la termi-nología
y el sistema; fue tomado por la Criminología en un intento
SM Para conocer mejor el tema y ver cuestionarios, formatos, etc.,
es indispensable 1* lectura de: Lima Malvido, María de la Luz, ap. rít.
(Modulo de atención a Víctimas en México).
5M Quiroz Cuarón, Allomo. Criminología CUnita. Manual de Introducción a las Cien-cltw Penales.
Secretaría de Gobernación. México. H)7t>, p. 2'J'J.
de explicar al criminal individual, único, en su conducta especial,
irrepetible desde el punto de vista existencial.
Aunque con peculiaridades propias, la Victimología toma el modelo
clínico para intentar entender a la víctima, a su conducta y al fenómeno
victimal.
Se busca entonces formular un diagnóstico, proponer un pro¬nóstico
y ejecutar un tratamiento, cuando así lo requiera, a la víctima concreta de
una conducta antisocial.
La clínica victimal es, por lo tanto, una rama aplicada del
cono¬cimiento, en ella se retroalimenta la teoría victimológica, ya que
aporta la base teórica y recibe a cambio una valiosa cantidad de datos
que sirven para fortalecer y enriquecer el saber y para comprobar o
desechar hipótesis.
La clínica es entonces aplicación al caso concreto; identifica a la
víctima como un sujeto único, como un sujeto singular, con su propia
personalidad y problemática, diferente a las demás víctimas, con
necesidades y motivaciones peculiares, y que, por lo tanto debe ser
estudiado y tratado de forma individualizada.
Nada más lejano al concepto de sujeto pasivo del delito, concep¬to
frío e impersonal, que "cosifica" al individuo y lo lanza a un anonimato
jurídico.
El hecho de la victimización es analizado también como conduc¬ta
única, acontecida en un tiempo y lugar determinados, diferente aun en el
caso de repetirse con los mismos actores.
El trabajo clínico tiene que ser interdisciplinario, en parte por la
imposibilidad del victimólogo (en el caso de haberlo) de abarcar la
cantidad de conocimientos como para lograr hacer el estudio inte¬gral del
problema.
La necesidad de la interdisciplina se hace patente al observar la gran
diversidad de factores que intervienen en la producción del fenómeno
victimal.
Efectivamente, la combinación de lo biológico, lo psicológico y lo
social de la víctima, aunado a la variante "victimario", más los aspectos
históricos, físicos y de tiempo y lugar, nos ponen frente a un problema
nada fácil de resolver.
XXV.3. EL PERSONAL CLÍNICO '
Antes de mencionar las diferentes técnicas utilizables para estu¬diar
a la víctima, es necesario referirse al personal que debe desem¬peñar
esta misión.
Parece claro que no cualquier profesional tiene la vocación, las
aptitudes y la capacidad para enfrentarse al problema victimal.
No bastaría pues ser criminólogo, médico, psicólogo o sociólogo para
hacer clínica victimal.
Algunos autores han puesto en duda la utilidad de Intuí. u
victimólogos; los experimentos pilotos en la práctica nos han demos trado
lo contrario, por ejemplo en los casos concretos de asistem 1.1 a víctimas
de ataque sexual o de violencia intrafamiliar.
Se aconseja principiar por la selección; no tenemos rniiii.iilu aún el
perfil vocacional y profesional de quienes deben dedúaiie > la labor
victimológica, pero podemos proponer como caraetei iin cas: la vocación
de servicio, el saber escuchar, la paciencia, l.i c ap»i cidad para integrar
un equipo interdisciplinario y la tendencia .1 < mu prender más que a
juzgar.
Es indudable que, como regla general, debe ser personal lmi« niño el
que se ocupe de atender a víctimas mujeres, parece lulin mayor
comunicación, más confianza, menor temor anlr persona1» ilrl mismo
sexo que frente a sujetos del sexo opuesto; esto c» re l< vaitli sobre todo
en ciertos delitos (abuso de autoridad, sexuales, ni.iliMl" en el hogar,
etcétera).
Cuidado especial debe tenerse al seleccionar y capacita! tt hit
técnicos que se ocuparán de la atención de víctimas tneiioieN di edad;
tratándose de niños ha dado mejor resultado el personal h 111» niño que
el masculino; en adolescentes puede fuñe ionar Iw IV|MIK ción, para ser
atendido por personal del propio sexo.
Una vez seleccionado el personal debe capa< it.nic, Imitn ni »>l
aspecto victimológico teórico como en el práctico, luiurtniíl" • I il» sarrollo de
técnicas apropiadas para enfrentar el |>i<>l>lrmn {>• »• iHn
La preocupación es universal, así, Naciones liiiid«», ri> u Vil
Congreso de Prevención del Delito y Tratamiento <IH Delu» >n un (Milán,
1985) informa que: "Se destacó la m < r.sul. id de i,i|>iiii,n adecuadamente
al personal que se ocupaba de- las ví< tiin.is. • u \>.u licular en las primeras
etapas del contacto de la víciim.i con ION m j,; .un . oficiales. Varios países
informaron de que se prestaba iin.i alrm i.m cada vez mayor a la
capacitación de la policía, en pat ti< ulai cu lo <|m se refería a la violencia en
el hogar y a los delitos sexuales Muí li<> países se refirieron también a los
servicios médicos de cmcigriu i.< mejorados y especializados puestos a
disposición cíe las ví< tima-, También se hizo hincapié al respecto en el
papel de las organi/at in nrs voluntarias, así como en la importancia de los
esí'iu i /os de ayuda propia y de apoyo de la comunidad." 4Wi
En la Declaración sobre principios fundamentales de justicia relativos
a las víctimas, se consagró este principio al quedar consig¬nado en el
artículo 16:557 Se capacitará al personal de policía, de justicia, de salud,
de servicios sociales y demás personal interesado para informarlo de las
necesidades de las víctimas y proporcionarle directrices para garantizar la
ayuda apropiada y rápida.
Es pues una urgente necesidad la selección y capacitación del
personal encargado del quehacer victimológico.
XXV.4. EL EXAMEN DE LA VÍCTIMA
Es indudable que el modelo ideal para examinar a la víctima
particular es el clínico, esto parece no tener discusión. El problema se
plantea en las víctimas colectivas y en la conveniencia de estudiar a todas
las víctimas individuales.
López Rey se pregunta: ¿Puede tomarse en serio que, en todos los
casos delictivos, se proceda al examen psicológico y psiquiá¬trico de la
víctima a fin de determinar la coactuación de su per¬sonalidad? 558
Es lógico que la respuesta debe ser negativa: no es necesario en
todos los casos hacer el examen psicológico, como no sería necesario
hacer el examen médico ni el estudio socio-económico.
En los casos de víctimas colectivas es claro que la técnica a
desarrollar es diferente a la clínica; pensemos en fraude a los
con¬sumidores, contaminación del ambiente, adulteración de alimentos,
etc. En estos ejemplos sólo podrían atenderse clínicamente casos
individuales peculiarmente graves.
En las víctimas individuales no es necesario el examen en la mayoría
de los casos en que se trata de delitos en que no hay relación ni contacto
personal entre víctima y victimario; tal es el caso de los robos de poca
monta en que no hay violencia (carte¬ristas, retinteros, etc.), o aquellos
de víctima indeterminada (robo de automóvil).
Otro caso, éste de imposibilidad fáctica de aplicación clínica, es
aquel en el que la víctima no sobrevive al acto delictivo, como en el
homicidio, sin embargo, se han desarrollado técnicas de la llamada
"autopsia psicológica".
557 ONU, op. cit. (VII Congreso), op. cit.
558 López Rey y Arrojo, Manuel, op. cit., p. 144.
Aquí es evidente que el estudio de la víctima es necesario, pero se
hará con metodología diferente, reconstruyendo a base de datos
indirectos.
El problema de la obligatoriedad para la víctima de someterse a
exámenes es digna de mención, pues puede plantear objeciones jurídicas
y éticas importantes.
Podría pensarse que es del mayor interés del ofendido el qui¬se
haga justicia y le sea reparado el daño, pero en ocasiones prcíicic la
impunidad del ofensor a ser sometido a exámenes que considci.i
atentatorios a su intimidad, o que le hacen perder tiempo, o qnr considera
molestos o dolorosos.
Aquí debe intervenir el equipo técnico para convencer a hi vn tima de
la necesidad del estudio y persuadirla de que es poi su propio bien.
El obligar a la víctima a supeditarse a los estudios puede sci
violatorio de derechos y causa de sobrevictimización.
Sin embargo, queda la duda en situaciones de delitos muy j^i.i ves
en que es de interés público aclarar los hechos, y en que- l.i impunidad
del malhechor afectaría al bien común. v
XXV.5. LAS TÉCNICAS CLÍNICAS
Fundamentalmente, la clínica victimoíógica debe Utilizar lai ll*
guientes técnicas: y
A) Entrevista.
B) Examen médico.
C) Examen psicológico.
D) Encuesta social.
A continuación haremos algunas observaciones a cada una ríe <
HM.
A) La entrevista
La entrevista es un proceso de acción recíproca en el nú I el en-
Irevistador entabla un conocimiento personal y directo con <• !
entre¬vistado, para obtener información relevante.
La entrevista no es simplemente una conversación informal, sino que
se debe preparar, efectuar, redactar e interpretar.
a) Preparación. Recordar que s< nata de una entrevista de op¡
níón y de personalidad, en que se l>us< a conocer opiniones, .i< titudrs y
rasgos de personalidad,
b) Aplicación. Toda entrevista tiene un inicio, un desarrollo y un fin.
La forma de inicio es esencial, ya que se debe despertar la confianza
y establecer una relación.
En el desarrollo debe tenerse especial cuidado en que la víctima
entienda las preguntas, y dé una respuesta exacta.
El final debe hacerse con naturalidad, por lo general la víctima al
encontrar quién la escuche buscará explayarse, pues la entrevista cumple
una función catártica (de descarga de emoción).
c) Redacción. Procurar hacer el reporte de inmediato, lo más
apegado a las respuestas de la víctima y con las observaciones que se
consideren pertinentes.
d) Interpretación. Puede hacerse una interpretación provisional, en
espera de los resultados de los otros estudios para hacer la
inter¬pretación final.
B) El examen médico
En los delitos violentos, y en los que afectan al sujeto en su salud o
integridad personal, el primer profesional con el que tiene contac¬to la
víctima es por lo general el médico.
De aquí el especial cuidado en la selección y capacitación de estos
profesionales, que deben ser médicos forenses, y cuya respon¬sabilidad
es muy alta, pues pueden sobrevictimizar al ofendido si no lo tratan con el
debido tacto, rapidez y diligencia.
Además, el dictamen del forense es de relevante importancia, pues
de su opinión depende en mucho la tipificación del delito, la posibilidad de
un arreglo entre víctima y victimario, la probable reparación del daño,
etcétera.
Por ejemplo, es fundamental la primera opinión sobre si hay lesiones,
la gravedad de éstas, si hay desfloración, si ésta es reciente, si hay
embarazo, señales de aborto, intoxicación, grado de ésta, edad aparente
de la víctima, etcétera.
Al ser el primer técnico en tratar con el ofendido, el médico se
encuentra en una situación privilegiada para obtener información que
posteriormente será (consciente o inconscientemente) reprimi¬da por la
víctima.
C) El examen psicológico
Si no toda victimización causa daños físicos, la gran mayoría
produce daños psicológicos de mayor o menor magnitud, depen¬diendo
esto último de una gran diversidad de variables, principal¬mente las
características personales de la víctima (edad, personali¬dad, posición,
status, etc.) y la gravedad del delito.
La intervención del psicólogo puede tener de por sí un valor
terapéutico, pero esto no es regla, pues puede también producir una gran
tensión en la víctima, actualizando y reviviendo sus temores y
sentimientos de culpa.
Para su estudio, el psicólogo utiliza generalmente la entrevista
psicológica y aplica algunos test. Hay que tener cuidado de no eje cutar
más pruebas de las necesarias y procurar entretener solamente lo
indispensable al sujeto, a menos que sea tangible que se está
beneficiando al mismo. De todas formas, si el psicólogo no va a ser el que
se encargue del tratamiento, es preferible no iniciar una re¬lación de corte
terapéutico.
D) La encuesta social
Las trabajadoras sociales (hablamos en femenino pues por lo
general son mujeres) han demostrado su utilidad y eficacia en el campo
criminológico y ahora en el victimológico.
La entrevista social y el trabajo de campo son inapreciables paia la
clínica victimológica.
En varios planes piloto se está acostumbrando que sea la n.ih.i
jadora social la que recibe en primera instancia a la víctima,
básica¬mente para ponerla en contacto con la familia.
Se ha probado que el primer contacto con trabajo social rx menos
traumático para la víctima que si la primera relación <-s < mi policía o con
Ministerio Público.
El reporte de trabajo social debe darnos una idea clai.i de l.i posición
socio-económica de la víctima y sus necesidades de ,ii< n< ion inmediata
y mediata.
Un error común en el reporte social es la tendencia .1 h.icor
interpretaciones psicológicas o criminológicas, invadiendo <:mi|>o|, lo que
debe evitarse.
Finalmente, debemos aclarar que estas técnicas son las indispon»
sables para un buen dictamen victimológico, pero de ninguna m.mí» ra
son las únicas, pues el estudio puede enriquecerse al particip.u un mayor
número de especialistas, o al aumentar los medios de cono¬cimiento.
XXV.6. DIAGNÓSTICO
Los estudios realizados deben desembocar en nn diagnóstico
paniculai para cada área y un diagnóstico gem-iai viciimolñgico.
El diagnóstico en la Clínica medirá se i< hete al < oncx ¡miento di- los
smiomai y signos de lai cnicnncda<i< , y mas pio
al hecho de determinar por los síntomas el carácter de una
enfer¬medad.
En nuestra materia, tenemos el diagnóstico médico, que descri¬be
las lesiones y daños físicos causados por la victimización, el diag¬nóstico
psicológico que nos indica si el trauma de la victimización dejó secuelas
en la psique, y el diagnóstico social que nos indica cómo queda la víctima
frente a su grupo social.
Pero no podemos quedarnos en esto, no se trata del simple peritaje
con fines de establecer la reparación del daño o calificar la gravedad del
delito, tenemos que dar un paso más, debemos averi¬guar cuáles son los
factores que favorecieron la victimización.
Efectivamente, la víctima puede sufrir física, psíquica, social y
económicamente como consecuencia de la ofensa, y se ha visto limi¬tada
en el ejercicio de sus derechos.
Es importante conocer no sólo la magnitud y naturaleza del daño,
sino el papel que ha jugado la víctima en el mismo, es decir, se debe
averiguar si la víctima ha sido la causa o el pretexto de la infracción, si
ésta es el resultado de un consenso o si se trata de una simple
coincidencia.
De vital importancia es conocer cómo capta la víctima su
victimización: si se acerca a la realidad, minimiza los daños o se
sobrevictimiza, considerando los perjuicios mayores de lo que
efec¬tivamente son.
También es significativo el descubrir si la víctima ha desarrolla¬do
sentimientos de culpa, atribuyéndose la responsabilidad (o parte de ella)
en los sucesos.
Por esto, debe comprenderse cuál es la relación de la víctima con su
victimario, cómo lo percibe y cuáles son las expectativas a futuro. Dicho
de otra forma, el diagnóstico victimológico debe llegar a descifrar la
victimogénesis y la victimodinámica.
La victimogénesis es el estudio del origen o principio de la
victimización, es poder descubrir de dónde nace el fenómeno, es describir
los factores y causas que dieron como resultado el hecho victimal.
La victimodinámica es la explicación de los procesos seguidos para
llegar a la victimización, es lo que hemos llamado iter victimae, el camino
de la víctima (en contraste con el iter criminis, el camino del criminal).
Efectivamente, la víctima tiene un itinerario, un recorrido vital, cómo
se va a cruzar en un fatal momento con el camino del criminal,
representando esto la encrucijada del crimen.
l..i impoi I.IIK 1.1 del ili.i)Mi<isi¡(-o es entonces extraordinaria, nos
sirve de kisr |>.u.i l.i elaboi.K ion del pronóstico y para proponer el
tratamiento. Un error de diagnóstico implica una equivocación de
pronóstico y el fracaso del tratamiento.
XXV.7. PRONÓSTICO
Prognosis viene del griego npoyvco5t^, conocimiento anticipado <U-
algún suceso. En terminología médica constituye el juicio que da el clínico
respecto a la evolución de una enfermedad.
La prognosis victimal hace referencia a la apreciación que se hace,
basada en el diagnóstico, de cuál será la conducta futura de la víctima.
Tenemos desde luego, los pronósticos parciales: el médico que nos
dice cuánto tardará en sanar, el psicológico que nos indica cuál será la
evolución de la personalidad a partir del trauma victimal, y el social que
debe predecir cómo reaccionará la comunidad ante la víctima.
Con esta base y su propia indagación, el victimólogo hará la
prognosis victimal, intentando predecir la situación venidera de la víctima.
El pronóstico victimal tiene considerables connotaciones no sólo en
lo referente al tratamiento que recibirá la víctima, sino también respecto a
las políticas de acción social, con el objeto de la preven¬ción
victimotógica a nivel especial y general.
En Victimología, como en todas las ciencias sociales, la predic¬ción
es una de las operaciones más difíciles de realizar, ya que se trabaja con
conducta humana, en la que intervienen multitud de variables.
Hay autores que dudan que se pueda hacer predicción en cien¬cias
sociales, es claro que la prognosis en estas ciencias es muy dife¬rente a
la de las ciencias exactas o a la de las ciencias naturales.
En el mundo de la investigación social el pronóstico se limita al grado
de probabilidades, y no puede dársele mayor alcance del que tiene.
En materia criminológica se ha trabajado mucho (aunque no lo
suficiente) en prognosis criminal, orientada a teoría de peligrosidad y
probabilidad de reincidencia.
En Victimología se ha principiado a trabajar en el tema, hacien-
do prognosis victimal, basada en mucho en la teoría del riesgo y
buscando también las probabilidades de reincidencia, en este caso
de recaída en la victimi/ación.
Las compañías de seguros han adelantado un buen trecho del
camino elaborando tablas de riesgo de accidente, de enfermedad y de
muerte, que pueden ser adaptadas al mundo criminal (existen ya tablas
para robo, por ejemplo).
En Victimología, han sido un gran aporte las encuestas sobre
victimización (y los estudios criminológicos de autodenuncia), los que nos
dan un caudal de datos sobre las formas y frecuencias de victimización, la
reincidencia victimal, etcétera.
En resumen, podemos hacer prognosis en varias formas: intuitiva,
sin base científica, dejándose guiar por el presentimiento; anamnésica,
basándonos en la conducta de una persona para aplicarla a casos
similares; clínica, tomando el diagnóstico de la víctima para deducir su
futuro comportamiento; estadística, acumulando datos de casos diversos
para tabularlos y calcular probabilidades.
Este último método ha rendido los mejores resultados, ya que se
puede hacer la inferencia a partir de los casos conocidos, por medio de
un análisis científico.
La importancia del pronóstico es muy grande, ya que permite:559
1. Prevenir la posible "revictimización", no sólo respecto a la acción
sufrida por la víctima, sino también en lo referente a otras conductas
victimizantes.
2. Evitar los casos en que la víctima pueda convertirse en
victi¬mario. Puede suceder, que la víctima en plan de venganza victimice
a otras personas responsables, directos o no, de su propia victimización.
3. Evitar los casos en que los familiares o allegados a la víctima se
conviertan ya sea en víctimas o en victimarios, lo que implica extender los
servicios victimológicos a estas personas.
4. Para los efectos de pronósticos criminológicos, la probabili¬dad de
reincidencia del ofensor depende en ciertos casos de la víc¬tima. Así, el
pronosticó victimológico es importante en el pronóstico criminológico.
5. Sentar las bases para el tratamiento; el pronóstico deberá ir
variando según el tratamiento tenga éxito o no.
Terminamos este apartado, con una frase de Lola Aniyar, con la que
estamos de acuerdo: "Nosotros creemos que cuando hayan sido
establecidas las tablas de predicción, en relación a las víctimas poten-
559 Cfr. Torres, Lina. Diagnóstico y Pronóstico Victimal. Criminalia. Año LII. Núms. 1-12.
Editorial Porrúa. México, 1986. '• • ' '• ' • >'
cíales, éstas deberán ser ubicadas, y sometidas a curas y cuidado
específicos; y que se debe evitar la creación de condiciones idóneas para
hacer saltar, en medio de la placidez deseada, una manifesté ción
victimal."560
XXV.8. TRATAMIENTO
El tratamiento victimal tiene dos objetivos básicos: eliminar <
disminuir los efectos de la victimización y evitar futuras victimizacioneí
"Se entiende por asistencia - tratamiento victimológico, la api cación
de todas las medidas tendientes al conocimiento, comprer sión y ayuda a
la víctima para atenuar y superar las consecuencia producidas por la
conducta delictiva." 561
No siempre es posible dar tratamiento, no sólo por la limitaciói de
recursos materiales y humanos, sino porque no siempre la víctim acepta
ser sometida al mismo.
Y es que el tratamiento debe ser absolutamente voluntario, sil la
cooperación activa de la víctima es imposible lograr el éxito.
Algunas víctimas prefieren el tratamiento privado, con sus prc
fesionales de confianza (algunos casos de lesiones); otras no se prt
sentan por "vergüenza", o porque el tratamiento les hace revivir ( trauma
en forma dolorosa (violación); hay las víctimas consensúale (estupro);
otras no lo toman por temor (mujeres golpeadas); exist quien no
considera necesitar tratamiento.
Efectivamente no toda víctima necesita tratamiento, sobre tod en
ocasión de delitos leves; en otros casos, la personalidad es 1
suficientemente fuerte para rehacerse después del trauma inicial.
El tratamiento médico se da siempre en casos de urgencia, e lógico
que no se pueda posponer, lo primordial es impartir los pr meros auxilios
a la persona que llega físicamente dañada.
Posteriormente, de acuerdo al pronóstico, se canaliza a los e¡
pecialistas o se da de alta.
El tratamiento psicológico va dirigido inicialmente a disminuí la
ansiedad y angustia que siguen al trauma victimal, posteriorment< se
debe tener especial atención en atenuar los sentimientos de culp; para
después reordenar, reestructurar la personalidad (si es neces; rio) y
reducir los sentimientos de venganza, que por lo general te man forma en
una segunda etapa.
560 Aníyar, Op cn (Victimología), p. 67. . •
581 Marchiori, Hilda, op. cit. (Criminología. La víctima del delito), p.
177..
El tratamiento social intenta reintegrar a la víctima a su comu¬nidad,
buscando la justificación de las faltas al trabajo o escuela, apoyando el
cobro de seguros, trabajando en el seno del hogar, consiguiendo trabajo,
etcétera.
Parte de la labor victimológica consiste en enseñar a la víctima
técnicas de prevención para evitar su reincidencia, y en ocasiones
proporcionarle los medios para impedir nuevas victimizaciones.
Así, se pede poner a la víctima en contacto con grupos anóni¬mos
de alcohólicos, drogadictos, mujeres golpeadas o violadas; se puede
también buscuar hogar sustituto o cambio de domicilio, o aún darle
protección policiaca.
I lay diversos modelos para la atención integral de las víctimas; yg
mencionamos el modelo Lima,562 citamos ahora el modelo Dussich
(Dussich Social Coping Model).563
En este caso se contemplan cinco procesos básicos:
a) Repertorio de recursos, que es la identificación de los recur¬sos
psíquicos, sociales y físicos de la víctima.
b) Definición del problema, en el que se reconocen las múltiples
facetas de cada caso.
c) Proceso de adaptación, parte central en la que se reconocen tres
partes: prevención, preparación y reevaluación.
d) Resultados, éxito o fracaso del proceso.
e) Retroalimentación, que es la transmisión de los resultados
exitosos con el repertorio de recursos.
No puede en mucho hablarse de tratamiento si la víctima está
abandonada en materia procesal.
El tratamiento en sí es ya una forma de justicia, pero no puede
basarse en la injusticia de negar a la víctima sus derechos procesales,
marginándola, no dándole acceso al procedimiento penal, no
consi¬derándola "parte", no concediéndole acciones en caso del no
ejerci¬cio de la acción penal o de absolución del presunto delincuente, o
lo que es peor maltratándola, cuestionando su actuación, exhibién¬dola
públicamente, etcétera.
Por esto se ha propuesto la existencia de un "abogado de las
víctimas" (contraparte del defensor de oficio), que represente al ofendido,
luche por sus derechos y evite la sobrevictimización.
La reparación del daño es fundamental en esta materia; si la víctima
no obtuvo la restitución de la cosa, la indemnización, o la sa-
502 Lima Malvido, op. cit. (Modelo).
MU rjussich, John P. J. Recuperación de las victimas. Marcos Lerner, Editor. Argentina, 2001, p. 91.
tisfacción debida, pensará que n<> se l< lia li< -c lio justicia, y renacerán
,us traumas y temores, se pcnleía lo ganado con el tratamiento, i;< aerará
un feroz resentimiento que en ocasiones puede producirle ideas de
hacerse justicia por propia mano.
Un tema aparte lo constituyen las víctimas indirectas, que pue¬den
necesitar gran apoyo cuando no terapia completa, como puede ser la
situación de los familiares en el caso de homicidio. De todas formas,
siguen las reglas básicas expuestas anteriormente.
En el caso de víctimas colectivas la situación de terapia es más
complicada; en casos graves (intoxicación masiva por tóxicos, alimen¬tos
descompuestos, contaminación ambiental, terrorismo, etc.) se nece¬sita
un plan general de emergencia, que siga los patrones expuestos y una
atención individualizada.
Lo más importante en estos casos de víctima colectiva es hacer
consciente a la comunidad del peligro que corre, para que pueda tomar
las medidas de prevención y evitar nuevas victimizaciones.
Para finalizar, afirmemos que la asistencia a la víctima del delito es
un derecho inalienable de ella y una obligación no sólo del Es¬tado, sino
de todos nosotros, y recordemos que en la Declaración de la ONU sobre
principios fundamentales de justicia relativos a las víctimas, el artículo 14
ordena: "Las víctimas recibirán la asisten¬cia material, médica,
psicológica y social que sea necesaria, por con¬ducto de los medios
gubernamentales, voluntarios, comunitarios y autóctonos".
CAPITULO XXVI LA PREVENCIÓN VICTIMAL
XXVI. 1. INTRODUCCIÓN
La Victimología nació con grandes pretensiones y, aunque sus
orígenes fueron balbucientes, ha tomado inusitada fuerza aportando
conocimientos de gran valor para el conocimiento de la criminalidad y,
desde luego, para su prevención.
Un capítulo importante de la Victimología debe ser el de la
prevención, que en sentido amplio consiste en el evitar que indivi¬duos o
grupos sufran daños de cualquier índole y por cualquier causa.
En el sentido restringido, que es el que manejaremos en esta parte,
la prevención se enfoca solamente hacia las víctimas del delito, no porque
la prevención de accidentes o la protección de personas y bienes en caso
de desastres naturales carezca de importancia, sino porque excedería en
mucho los límites propuestos.
La utilización de la metodología victimológica y de estudios de
victimización es fundamental para determinar la magnitud del pro¬blema
criminal, y para identificar las prioridades en los planes de política
criminológica y victimológica, así como para medir la efec¬tividad de los
programas de prevención.
En varios capítulos hemos hablado ya de prevención, limitando la
exposición al tema desarrollado (menores, mujeres, ancianos, abuso de
poder, etc.). Para evitar ser reiterativos nos dedicaremos exclusi¬vamente
a explicar algunos conceptos generales y a proponer estra¬tegias que
pudieran ser de aplicación universal.
XXVI.2. CONCEPTO

A primera vista parecería un juego de palabras: en lugar de evitar la


criminalidad vamos a prevenir la victimidad; pero en un análisis más
detenido nos damos cuenta que, aunque la relación criminal-víctima es
estrecha y al parecer indisoluble, nos topamos con dos fenómenos
diferentes, que coinciden en un momento fatal.
A esta dinámica la hemos llamado iter criminis e iter victimas, es
decir el camino del criminal y el camino de la víctima, que son diversos,
aunque lleguen a encontrarse en la encrucijada del crimen.
No es lo mismo actuar sobre el iter criminis que sobre el iter
victímete, se trata de técnicas divergentes, con instrumentación propia,
que deben estudiarse por separado.
La política preventiva tradicional, que tendía a reducir la
crimi¬nalidad por medio del castigo o la rehabilitación, estaba orientada
sobre el criminal.
Existe un esfuerzo para cambiar las situaciones y reducir las
tentaciones que suscitan las ocasiones propicias a la comisión de ciertos
delitos. Es posible controlar el factor oportunidad con medi¬das
apropiadas tomadas por las víctimas potenciales.564
Una política preventiva orientada sobre la víctima, mete en evidencia
medidas protectoras, defensivas y precauciones que los blancos
potenciales podrían adoptar a fin de hacer la comisión del delito más
difícil y menos rentable.
Puede ser que valiera la pena que en numerosos campos se deje de
aplicar al autor los recursos disponibles en materia de protección social y
de salud, para consagrarlos a otras personas implicadas en \z interacción,
es decir a las víctimas.
Dice Héctor Nieves 565 que la prevención de la victimización tiem
como objetivo básico intervenir en el comportamiento posiblemente
victimógeno de la víctima. Teniendo en cuenta que los diferente; procesos
de victimización giran alrededor de estas tres posibilidades
a) Proceso autógeno, donde el comportamiento de la víctima e;
factor esencial en la realización del hecho punible.
b) Proceso heterógeno, cuando en la realización del hechc punible la
víctima no concurre con su comportamiento.
c) Proceso de victimización social o secundaria, cuando la vícti ma y
el victimizador resultan, a su vez, victimizados por el sistema d<
administración de justicia.

564 Fattah, Ezzat, op. cu. (Regarás). 51)5 Nieves, Héctor, op. cit.
(Hacia), p.
Prevención victimal es el intento de prevenir o evitar que ocurra la
victimización (en nuestro caso la victimización criminal).
XXVI.3. POLÍTICA VICTIMOLÓGICA
La calidad de víctima es inherente a la miserable condición
huma¬na, como la de mortal. De aquí que la solidaridad universal se
impone.561' Ya mencionamos que las probabilidades de convertirse en
vícti¬ma son mayores a aquellas de transformarse en criminal, todos
so¬mos víctimas potenciales.
Por esta razón es necesario desarrollar una "Política Victimoló-
gica",567 que centre los esfuerzos de prevención en la víctima.
Dicho en otra forma: "Dentro del círculo de la Política Crimino¬lógica,
que es consecuencia de otro círculo concéntrico mayor de Política Social
General, la Victimología debe proclamarse una ciencia para la libertad y la
liberación moral y material de todo tipo de victimizados (delincuentes
marginados y sumergidos sociales) que abarca también a damnificados
por los accidentes de trabajo, sin olvidar a la sociedad, o gran parte de
ella, cuando se trata del abusivo poder gubernamental." 568
"La sociedad tiene más odio contra el criminal que piedad para el
ofendido", nos dice un maestro brasileño,569 y esta frase refleja el drama
de la víctima, la gran olvidada de las ciencias penales.
El Estado castiga, y en esta forma busca prevenir a la colectivi¬dad
contra el criminal, a base de intimidación y ejemplificación, pero no asume
el deber de resguardar en alguna forma a la víctima.
El Estado tiene el deber de hacer prevención victimal (simple¬mente
porque se la debe a los contribuyentes), por esto surge una obligación
directa de reparar el daño a la víctima (aunque sea en forma subsidiaria)
cuando ha fallado.
Lo anterior no implica, desde luego, que toda la responsabili¬dad de
la prevención debe recaer sobre el Estado; es necesario tam¬bién,
además de la prevención estatal, la prevención comunitaria y la
prevención individual.
XXVI.4. EL RIESGO VICTIMAL
La victimización no es un evento al azar, puede calcularse la
probabilidad de ser víctima de acuerdo a tiempo y espacio, así como a
características personales y sociales.
566 Stanciu, op. cit. (Les Droits), p. 71.
5157 Cfr. Aníyar, op. cit. (Victimología), p. 107.
568 Neuman, Elias, op. cit. (Victimología), p. 292.
569 Moura Bittencourt, op. cit. (Vitlima), p. 32. ' '
Herrera Moreno, siguiente a Roberto Elias, nos dice que el ríes go de
ser víctima se quiere identificar a base de parámetros de vul nerabilidad
(aptitud relativa a resistencia al delito), deseabilidac (grado de atractivo
como blanco de victimización), accesibili dad (grado de exposición al
delito), susceptibilidad (probabilidac de ser victimizado), precipitación
(aptitud de la víctima para incre mentar por imprudencia su riesgo) y
capacidad recuperativa (aptituc adap-tativa a las consecuencias del
delito).570
La misma autora insiste en que hay que fijar los niveles en qut la
víctima responde a tales conceptos, pues pueden atender tanto ¿ factores
exógenos como a características individuales.
El análisis victimológico de riesgos puede ser de gran utilidac para la
prevención victimal.
En este terreno, las compañías de seguros llevan mucho camine
andado, sus tablas de riesgo son un ejemplo de cómo podríamo; trabajar
en cuestión victimológica.
La investigación en Gottingen (Hans Dieter Schwind, 1973), dic los
siguientes resultados generales:571
La probabilidad de ser víctima es mayor si la persona: es menoi de
30 años, es mujer, es de un grupo socioeconómico alto, tiene alguna
profesión, es estudiante o aprendiz.
El riesgo es menor si la persona es: de un grupo socioeconómicc
bajo, hombre, arriba de los 50 años, de una ocupación o empleo baje o
sin profesión.
Como podemos observar, cada sociedad tiene su propio perfi
victimal, que es necesario investigar y precisar.
Entre nosotros, hemos estudiado como población en alto riesgc
victimal:
a) Las mujeres, principalmente en delitos sexuales, y en actitude;
victimizantes como: menor oportunidad de trabajo, acoso sexual
explotación laboral, y muy especialmente en violencia intrafamiliai
(síndrome de mujeres golpeadas).572
b) Los menores de edad, que son maltratados en las escuelas ] en el
hogar (síndrome del niño golpeado), y víctimas de delito; propios como
infanticidio, corrupción, estupio. No podemos olvidaí la falta de escuelas,
de alimentación adecuada, de oportunidad labo ral, etcétera.573
570 Herrera Moreno, op. cit. (La hora de la víctima), p. 205.
571 Kirchhoff y Kirchhoff, op. cit., p. 58.
572 Cfr. Lima, María de la Luz, op. cit. (Criminalidad Femenina).
573 Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis, op. cit. (Criminalidad de Menores), capítulos XIV y XV
c) Los ancianos, víctimas pan iinom.ilrs, de maltrato familiar, de
abandono, de escasa posibilidad <lc u.ilujo, de fraudes médicos.574
d) Los marginados, o sumergidos sociales, de los que Neumau dice
"esa violación consecuente de sus Derechos Humanos y la situa¬ción a la
que se les ha arrojado, los convierte forzadamente en víc¬timas de un
sistema social. Y quienes nacen en esas pocilgas y allí desarrollan sus
vidas están más cerca de la victimización nata que aquellos inducidos por
esotéricos determinismos".575
Es indudable que la prevención victimal debe volverse hacia estos
grupos, cuya capacidad de defensa es menor, así:
Para las mujeres es necesaria la igualdad jurídica (que en muchos
países no existe), y la asistencia principalmente en casos de embara¬zo,
lactancia o abandono. Asimismo, la igualdad de oportunidades escolares
y laborales.
En los menores, una mayor protección legal y fáctica,
principal¬mente con la enseñanza en la escuela de los principios de
prevención victimal en lo individual.
Para los ancianos, la orientación, asistencia médica y psicológi¬ca,
apoyo económico, oportunidad de servir.
En México existen el "DIF" (antes Instituto de Protección de la
Infancia, INPI) y el INSEN (Instituto de la Senectud) que, sin estar
dedicados específicamente a la prevención del delito, en mucho han
coadyuvado para evitar diversas formas de victimización.
Y en cuanto a los marginados ¡qué podemos decir!, es un pro¬blema
de justicia social, que debe resolverse integralmente.
XXVI.5. ESTRATEGIAS GENERALES ,. •
Es posible diferenciar las medidas de prevención victimal, de
acuerdo a su trascendencia, en medidas a nivel individual (micronivel), de
vecindario o barrio (mesonivel) y generales o de gobierno
(macronivel),57b nos ocuparemos en este apartado de estas últimas.
Para un mejor análisis dividiremos estas medidas generales en
legislativas, judiciales y administrativas o ejecutivas.
574 Lima, María de la Luz. Senilidad y Criminología, en: Ensayos de Derecho Penal y Criminología en Honor de Javier
Pina y Palacios. Editorial Porrúa. México, 1985, p. 269.
575 Neuman, Elias, op. cu., p. 75.
576 Cfr. Dijkjan; J.M. Van y Cari H. D. Steinmetz, op. cu. (The Burden), p. 41.
LA PREVENCIÓN VICTIMAL
a) I,<'gislativas
La principal estrategia de acción en el plano nacional es volveí a
examinar las leyes y prácticas nacionales a fin de promover las do; metas
paralelas de prevenir la victimización y brindar respuesta; adecuadas
cuando ésta se produzca.577
Pensar que la victimización se va a evitar con el simple refor
zamiento de la legislación penal es una torpeza, el derecho penal e; el
último recurso y sólo debe usarse cuando ya no hay otro remedio
Al revisar la legislación, deben destipificarse los delitos sin víc timas
y tipificar las conductas que causan seria victimización indivi dual o
colectiva.
Hay toda una serie de medidas legislativas (no penales) que var
dirigidas directamente a las víctimas potenciales que, aunque las san
cionan, es en su propia defensa y garantía; baste recordar las multa; a
peatones que cruzan por el área indebida, a los automovilistas que no
usan el cinturón de seguridad, a los obreros que no utilizan e casco u
otros medios de protección, y en algunos países medidas má; concretas
hacia lo criminal, como la sanción por dejar el automóvi con las llaves
puestas o la casa sola y abierta.
Así, las víctimas no reales sino eventuales son castigadas, no er
función del daño sufrido, sino para que no sufran un daño probable
b) Judiciales
Desde luego que el enjuiciamiento, la sanción y el tratamientc de los
delincuentes tiene ya un efecto preventivo.
La revelación y publicación de detalles relativos a las infraccio nes
denunciadas, investigadas y sancionadas, tiene como consecuen cia el
aumentar la conciencia pública, no sólo tranquilizándola, sinc dándole
mayor confianza en el gobierno.
Esta publicidad debe hacerse con la precaución de no etiqueta: ni
estigmatizar (y por lo tanto victimizar) al criminal, pero ha demos trado su
eficacia, sobre todo en delitos de cuello blanco, de grande: consorcios, y
de compañías transnacionales.
Hay que recordar que las víctimas del delito son los más impor tantes
agentes informales del control del crimen: la gran mayoría d< las
investigaciones policiacas y por lo tanto la casi totalidad de lo: juicios
principian gracias a la iniciativa de la víctima.
Se debe, por lo tanto, buscar los medios para alentar a las víc timas
a denunciar los hechos y a continuar los juicios (dando prótec ción,
facilitando el traslado, ahorrando tiempo, pagando viáticos, etc.)
577 ONU, op. cit. (VII Congreso), A/Conf.121/22, párrafo 251, p. 166.
Es necesario señalar aquí que la víctima es la abandonada y
lespreciada del proceso penal; en algunos países no puede interve-iir en
el procedimiento y ni siquiera es "parte" del mismo; estamos eguros que
una mayor participación de la víctima redundaría en una nenor
victimización.
:) Administrativas
Debe principiarse por el estudio y modificación de las políticas
ocíales y económicas, a fin de procurar que la victimización sea nenos
probable.
Esto hace referencia a la formulación de políticas encaminadas L
reducir la desigualdad social y económica, que redundan en la educción
al mínimo de probables abusos públicos o privados, póde¬nos citar como
ejemplos:
Capacitar a los funcionarios en aspectos victimológicos; la igno-ancia
es muy común en este campo, aun de los encargados de tratar
lirectamente con las víctimas.
La educación de los miembros de la comunidad, informándoles le
sus derechos, de los canales adecuados para prevenir y para obtener
eparación de los daños.
Desde luego, la detección de conductas antisociales y de los ujetos
responsables de las mismas, de manera especial de los crimi-tales de
gran poder económico, frente a los que las víctimas están [esamparadas.
Esto se puede lograr a través de organismos o comi-iones administrativas
especiales.
En general, estas medidas deben ser tan variadas y amplias como is
necesiten los diversos grupos sociales y lo permitan los recursos el grado
de instrucción.
No puede olvidar la cooperación internacional, principalmente rente a
la macrocriminalidad formada por organizaciones legales, emilegales o
ilegales.
DÍVL6. PREVENCIÓN INDIVIDUAL
"Es lógico pues suponer que si tenemos una obligación moral on
nosotros mismos en cuanto atañe a la superación permanente le nuestro
ser como ente humano, corno agregado de una comuni-iad, como
individuo dotado de raciocinio y de inteligencia, igual¬mente tenemos el
deber de proteger permanentemente los medios adispensables para
mantener esa posición de privilegio dentro del eino natural, como son
nuestra misma persona física y los elementos [ue le son comunes para la
vida y para el desarrollo de la personali-
dad. Y en la medida en que no exista este sentido de la autopro-tección,
en la medida en que no empleemos todas las vías disponibles para no
convertirnos en víctimas, somos copartícipes de la respon¬sabilidad que
tradicionalmente ha sido adjudicada sólo al agresor." r'7H
Efectivamente, frente al deber del Estado de prevenir la
victimi¬zación, está el de la presunta víctima de protegerse hasta donde
sc-a posible.
Esta obligación principia por estar enterado de la problemática
victimal, y de los derechos y deberes que se tienen como ciudadanos,
como consumidores, como miembros de una comunidad y, cu MI caso,
como víctimas.
Una forma de prevenir la victimización es no aceptar pasivamen¬te
la calidad de víctima o de presunta víctima, esto no es un destino
ineludible, hay que luchar evitando el ser victimizado, y ser solidario con
aquellos que lo han sufrido.
Se deben tomar todas las iniciativas de acción individual para la
reducción de las oportunidades y circunstancias que permitan con¬ductas
que favorezcan la victimización.
Así, se dan consejos prácticos y simples579 de los que pode mol dar
algunos ejemplos:
- Portar la menor cantidad posible de dinero en cfrctivt».
- Llevar los'valores en un bolsillo interior y no en bolsa de mano o
cartera.
- Si se lleva bolsa de mano, llevarla pegada al cuerpo.
- Caminar contra el sentido del tráfico.
- Cruzar la calle si se nota algo o alguien sospechoso.
- Tener la llave lista para abrir la puerta y entrar a la caía iln pérdida
de tiempo.
- No mostrar en público joyas, valores, dinero, etcétera.
- Evitar los lugares oscuros.
- Evitar (de noche) atravesar por parques, jardines o lugarcí dfl poca
visibilidad.
- Instalar rejas, ofensículas, chapas y visores (mirillas) en la CftMU
- No seguir una rutina fija.
- No aceptar invitaciones de extraños.
- Contratar seguros contra robo.
- Evitar siempre el daño físico personal.
- Etcétera.
"" Ramírez Gómale*, np. cil,, p. 43.
m CJr. Skip Ducan, |. I. Citiun Crímt Pmmtion Taclia. U.S. Department of Juitiee. USA, 1980.
Ninguna estrategia de prevención victimal puede funcionar sa-
isfactoriamente sin el apoyo, comprensión y ayuda de la comunidad.
El animal aislado es vulnerable, con mayor razón el hombre, me es
un animal social por excelencia.
La comunidad, consciente de su capacidad victimal, se puede
:onvertir en el mejor escudo de defensa.
Los grupos organizados de la colectividad son útiles para evitar a
victimización no solamente de delitos comunes, sino de delitos de :uello
blanco y de abusos de poder político y económico.
Las uniones de consumidores, los clubes de barrio o de man-:ana, la
vigilancia de los mismos vecinos, el cuidado de las áreas :omunes y
espacios semiprivados, el servicio social, el conocimiento le los vecinos,
los grupos de radioaficionados, han demostrado su uperioridad sobre las
acciones individuales.
Y es que, como conclusión, la prevención de la victimización es
)roblema de todos, cuando la lucha contra la criminalidad se con-ierte en
un combate individual, la batalla está perdida.
CAPÍTULO XXVII
LOS SYMPOSIA INTERNACIONALES DE VICTIMOLOGÍA

XXVII. 1. INTRODUCCIÓN
Hemos mencionado reiteradamente los Symposia Internaciona¬les
de Victimología en el desarrollo de la obra, y consideramos per¬tinente
hacer una relatoría de los mismos para información de loi especialistas,
ya que la bibliografía en español todavía es escasa, y IR asistencia de
latinoamericanos a las reuniones victimológicas ha sido raquítica.
Hacemos la aclaración que pudimos asistir a los tres primero*, al
séptimo, al noveno, y al décimo, por lo que nuestra versión i» directa, no
así en los demás en que nos vemos obligados a uwr fuentes indirectas.
Es de notarse que algunos temas se repiten, al igual que ViU'lw» de
las conclusiones, se notan también algunas contradici iones, muy
comprensibles en una ciencia que está en continua evolución.
No ignoramos la celebración de otras reunioru-s. como la dr Bellagio
(1975), los Congresos Mundiales y las reuniones de experto» de
Naciones Unidas, pero es imposible abarcar todo lo que «r luí hecho en
estos últimos años.

XXVII.2. PRIMER SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (ISRAEL) ..,,


XXVII.2.1. Organización
El Primer Symposium de Victimología se celebró en la ciudad de
|ciusuk'-n, del 2 al 6 de septiembre de 1973, bajo la presidencin del' l'rof.
Israel nrapkin.88"
""'Vci: Dnipkin, l.sniel (Editor). PrmwSympiaium¡nttmationald*
Victimólo^. Inititute of Crlminology, The llchiew Unlverilty ofjeruialem,
Iirael, 1976,
Las discusiones fueron organizadas en cuatro secciones cientí-icas,
a saber:
1. El estudio de la Victimología (concepto, definición de vícti-aa,
metodología, aspectos interdisciplinarios, etc.).
2. La víctima (tipología, la víctima en el proceso penal, etc.).
3. La relación victimario-víctima (delitos contra la propiedad, ontra las
personas, sexuales, etc.).
4. Sociedad y víctima, actitudes y políticas (prevención, trata-niento,
resarcimiento, etc.).
Las conclusiones fueron ordenadas en cinco capítulos, los que
omentamos a continuación.
[XVII.2.2. ¿Qué es la victimología?
En general, la Victimología puede definirse como el estudio ientífico
de las víctimas. En este aspecto amplio, la Victimología no e agota con el
estudio del sujeto pasivo del delito, sino que atiende otros campos como
puede ser el de accidentes.
Indudablemente, la ciencia que más se ha enriquecido con la
rictimología es la Criminología, varios autores la consideran como ina
rama importante de la Criminología, opinión que, en mucho, ompartimos,
con el enfoque ya señalado en el capítulo II.
Debe ampliarse la concepción bidimensional (persona a perso-ia,
generalmente víctima-victimario), a una visión multidimensional iel
problema victimal. Este nuevo enfoque nos obliga a estudiar tam-iién a
otra personas que intervienen en el proceso victimal.
Hay que considerar que no solamente el sujeto individual puede er
victimizado, pueden serlo también los grupos, organizaciones, ¡aciones y
sociedades. En este sentido, Thorsten Sellin ha hecho una lasificación de
victimización primaria (individual), secundaria (gru-ios específicos), y
terciaria (la comunidad).
Dentro del enfoque multidimensional, el espectador ocupa un iapel
importante. Su indiferencia es intrascendente jurídicamente ¡ablando,
pero reprochable desde el punto de vista victimológico.
Cuando el espectador no sea indiferente, sino que intervenga n
alguna forma tratando de ayudar a la víctima, debe garantizársele
imunidad, así como compensársele en los casos en que él mismo .aya
salido dañado.

XXVII.2.3. Victimización :
Existe una victimización que es conocida, pero también hay una
victimización oculta que es necesario investigar.
Hay sentimientos subjetivos de victimización que no están
acom¬pañados de bases objetivas lo suficientemente válidas como para
que la sociedad tome una acción contra el responsable. En este tema es
importante recordar que ya Mendelsohn hablaba de una víctima
imaginaria, y es necesario insistir en que debe tenerse un gran cui¬dado
al aceptar las versiones de las víctimas.
Al igual que ciertos grupos pueden ser victimizados, también entes
colectivos pueden victimizar; en ambos casos la gravedad del hecho es
tal como en los casos de victimización individual.
Hay un tipo de victimización en nuestra sociedad industriali/ada y
motorizada, que causa tantas víctimas como los actos intencionales, esta
es la victimización por negligencia, impericia o inadverleiu i.i
XXVII.2.4. Causas de victimización:
De la misma manera que algunas personas tienen grandes
pro¬babilidades de cometer un crimen, así hay otras que tienen |>iedU-
posición para ser victimizadas. Esta conclusión es de capital i en el
campo de la prevención, pues la identificación de esio y su educación, así
como otras medidas preventivas, los pue< de ser victimizados.
Una de las conclusiones menos novedosas, pero que val< l.i |>ef|R
reiterar, es que la víctima puede precipitar el delito. Creemos que no
puede hacerse una verdadera justicia sin el estudio cuidadoso de !•
víctima.
En muchas ocasiones el victimario es una persona que, a su vei( fue
previamente victimizado.
La administración de justicia puede en ocasiones ser tan severa que
su excesiva dureza convierte al victimario en víctima. En este importante
punto agreguemos que es común que, aunque la pena impuesta por el
juez sea justa, los órganos encargados de la ejecución de la pena
victimicen al sentenciado, por la carencia de instituciones adecuadas, de
personal preparado, y de medios en general. Debemos recordar la frase
de Quiroz Cuarón: "Pena sin tratamiento no es justicia, es venganza",
XXVII.2.5. Prevención, tratamiento e investigación
Los medios inefectivos de prevención y control de la criminali¬dad,
pueden ser causa de sufrimientos innecesarios de las víctimas, de los
criminales y de la sociedad.
Los legisladores, jueces y autoridades responsables de la preven-
:ión y el control de la criminalidad, deben evaluar y renovar la
or¬ganización de los servicios correspondientes, para incrementar sus
esfuerzos a fin de reducir todo sufrimiento innecesario.
La Victimología debe adelantarse a proponer mejoras en el
arocedimiento legal, incluida la sentencia, para reducir la reinciden-:ia y
los riesgos de victimización.
Debe buscarse un mejor procedimiento para proteger a la víc-;ima de
eventuales consecuencias perjudiciales de los juicios. Debe lacerse un
balance de las necesidades y derechos tanto de la víctima :omo del
acusado.
Estos temas son de particular interés y causan gran preocupa-:ión
entre los estudiosos de la Victimología, es necesaria una revisión ie la
legislación procesal atendiendo fundamentalmente a la protec-:ión de la
víctima y al sufrimiento del acusado, para evitar que la arimera quede
desamparada y el segundo se convierta a su vez en ina víctima.
Algunos gobiernos u organizaciones estatales victimizan a gru-jos
vulnerables y provocan el peligro de una escalada de violencia ie masas.
Tales prácticas deben ser condenadas, y debe hacerse un lamado a la
conciencia para reforzar y mantener una estricta vigilan-:ia. Se hace
necesaria una vigilancia y un control internacional sobre íste tipo de
victimización.
El derecho de asilo debe ser reforzado para la asistencia de las
ictimas del Estado. En este punto reconocemos que países como üosta
Rica y México son un ejemplo digno de encomio.
Tanto el gobierno como instituciones privadas, deben tomar
providencias para poder asistir, tanto en caso de emergencia como :n los
casos regulares, a las víctimas del delito. Esta asistencia debe er de
carácter médico, psiquiátrico, psicológico y de trabajo social. JA.
asistencia debe ser gratuita.
Es necesaria la investigación de los casos en los que la víctima
mede a su vez convertirse en victimario. Este caso es común en las
• enganzas familiares. La investigación, en nuestra opinión, debe impliarse
al estudio de la familia o de los allegados de la víctima que, labiendo sido
indirectamente victimizados, pueden pasar a ser nfractores.
También se hace necesaria la investigación de las probabilidades
victímales para ayudar a la sociedad a prevenir la victimización de
algunas personas particularmente vulnerables.
XXVII.2.6. Compensación
Es urgente que todos los Estados estudien la posibilidad de
establecer sistemas de compensación de las víctimas del delito. Debe
buscarse la máxima eficacia en los sistemas ya existentes y poner en
marcha los proyectos existentes.
Todos los medios disponibles deben ser empleados para difun¬dir la
información sobre los sistemas de compensación y para asegu¬rar la
participación adecuada, gubernamental o privada, para lograr este
objetivo.
Los sistemas de compensación ya existentes deben ser estudia¬dos
y evaluados con miras a extender su aplicación, tomando en cuenta las
particularidades de las diversas comunidades donde debe¬rán ser
aplicadas.
XXVII.3. SEGUNDO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (U.S.A.)
XXVII. 3.1. Organización •"
,f,, i
El Segundo Symposium Internacional de Victimología tuvo lu¬gar en
la Ciudad de Boston, Massachusetts, del 5 al 11 de septiembre de 1976.
Debió ser presidido por el Prof. Stephen Schafer, pero elle murió unos
días antes, el 29 de julio, por lo que Regina H. Ryan, secretaria del
Comité Organizador, con un grupo de entusiasta! colaboradores, llevó
adelante la realización del evento.
El programa fue organizado sobre la base de tres grandes SCC-
clones, a saber:
SECCIÓN I. Aspectos conceptuales y legales de la Victimologfa:
a) Concepto y finalidad de la Victimología.
b) Tipologías victímales.
c) La víctima en el procedimiento judicial.
d) Las víctimas de hechos de tránsito.
SECCIÓN II. Las relaciones victímales:
a) Delitos contra las personas.
b) Delitos contra la propiedad.
c) Las relaciones criminal-víctima y la policía. ,. • ;
d) El delincuente político como víctima.
SECCIÓN III. La víctima y la sociedad:
a) La compensación a las víctimas del delito.
b) Victimización corporativa.
c) La víctima y los mass-media.
d) Victimización de la víctima por la sociedad.
XXVII.3.2. Victimología. Aspectos conceptuales y legales
En cuanto a la Victimología, se hizo énfasis en la necesidad de
investigación empírica, de lo contrario se cae en una multiplicidad de
"pequeñas teorías" que en ocasiones pueden confundir más que
esclarecer.
Los delitos de peligro deben investigarse desde el punto de vista
victimológico, es importante el conocer los casos en que es la misma
víctima la que se pone en peligro.
Debe hacerse una clara distinción entre víctimas de agresión contra
la persona y víctimas de ilícitos contra la propiedad (Lernell).
Un capítulo importante debe ser el de los delitos sin víctima
determinada, aunque pudiera reconocerse una víctima difusa (la
sociedad). Hay una clara tendencia a descriminalizar estos delitos
(Sheleff, Anttila).
La Victimología debe orientarse en mucho a la compensación de la
víctima y a su atención; y más hacia la conciliación que al castigo del
criminal.
En el tema de tipología victimal, se trató de la víctima resistente,
analizando la forma de resistencia, sus dimensiones y los resultados de la
misma (David, Claster).
Se estudiaron también los ciclos victímales, considerados como
microproceso y macroproceso de mutua Victimización, de interacción
entre individuos, y de relación entre diferentes sociedades o segmen¬tos
de la sociedad (Ball).
Un tipo de víctima a la que se prestó mayor atención es a los
ancianos (Rifai, Singe, Schafer, Freeman).
Los estudios sobre víctimas de mayor edad provienen (como es
lógico) de países en los que la población adulta (y anciana) es mayo-
ritaria.
Los viejos parecen ser peculiarmente victimizables, por soledad,
desconfianza, debilidad, etc. No parece aconsejable el aislarlos como se
hace en varias partes.
En cuanto a las víctimas reincidentes, se discutió si aquellos que
están sujetos a Victimización pueden ser identificados e identificables,
dividiéndose las opiniones, aunque algunos factores pueden indicar¬nos
una propensión a la Victimización.
Dentro de los aspectos legales, aparte de la reparación del daño (ver
infrá), el tema que más preocupó a los congresistas es el de la
participación de la víctima en el proceso penal (Barlow, Kress, Kobc,
Pellegrino, Waller, Burgess, Holmstrom, McDonald, Sebba).
La víctima, por lo común, es utilizada por el fiscal y por el defensor
para sus peculiares propósitos; no es raro que el juez utilice también a la
víctima (McBarnet).
Sin embargo, la víctima no es considerada en muchos países como
parte en el proceso y, aunque influye grandemente en la senten¬cia, no
tiene una intervención oficial, por ejemplo: no se le consulla sobre el
sentido de la sentencia, ni se pide su conformidad con la misma.
Por lo tanto, la víctima se ve reducida al papel de denunciante y de
testigo, siendo en muchos casos victimizada nuevamente por policías,
defensores, jueces, etcétera.
Se propuso tener gran cuidado para proteger a determinadM
víctimas en el proceso penal, principalmente a las víctimas de delitos
sexuales y a los menores de edad.
Así mismo, se insistió en la necesidad de que el juez teiu;.i un amplio
conocimiento de la víctima y de sus peculiaridades, n<> sólo para mejor
juzgar, sino para mejor tratarla y protegerla.
XXVII.3.3. Relaciones entre criminal y víctima
El primer tema que se discutió en esta sección es el relativo a la
metodología y a las dificultades en la investigación. Concluyéndoit que
para futuras investigaciones comparativas debe darse ;ili;i priori¬dad a los
problemas que rodean al concepto de "cifra negra", uf como a las
definiciones pública y privada de Victimización criminal (Levine, Márquez).
Las dificultades básicas para la investigación, que es urgente
resolver, son:
a) La necesidad de estandarización de cuestionarios.
b) El entrenamiento de los entrevistadores
c) La inconsistencia y variabilidad de las estadísticas oficiales.
Las relaciones criminal-víctima en delitos sexuales fueron
am¬pliamente estudiadas, en gran parte refiriéndose a la víctima a la cual
no disgusta el acto, sino que consciente, invita o coopera, como los
casos de estupro o violación impropia (niños). Se analizaron diversos
tipos de víctima, encontrando que por lo general el criminal tiene poder
(adulto, patrón, familiar) y la víctima no.581
Se analizó, en lo referente a violación, la forma en que el cri¬minal
selecciona a su víctima, encontrándose que hay mayor selec¬ción en
determinadas regiones y países, en muchas ocasiones lo que selecciona
es el lugar de victimización y no a la víctima propiamente.
Se mencionaron las características de las mujeres, que han lo¬grado
escapar de una violación (son más listas, enérgicas, reflexivas,
cautelosas, etc.) (Frank).
En otra ponencia se encontró que las estudiantes violadas tenían
pocos compromisos afectivos y entablaban relaciones o amistades
casuales (Javorek, Lyon, Canin).
Se propone, para futuras investigaciones, llegar a descubrir las
motivaciones reales y no quedarse en aquellas conocidas y superficiales.
En cuanto a los delitos patrimoniales, se planteó la hipótesis de que
los atentados contra la propiedad aumentarán con la abundan¬cia
creciente de bienes materiales disponibles (Alper).
En la discusión se consideró que es más importante la estructura
socioeconómica que sustenta esa abundancia. Así, debe tomarse en
cuenta la posibilidad que tiene la población de adquirir determina¬dos
satisfactores.
Los delitos patrimoniales pueden ser considerados por algunos como
una forma de reciclaje de los bienes que minimiza los efectos de la
inequidad. De aquí se plantea la posibilidad de que el costo del delito
patrimonial deba sufragarlo todo el grupo social.
En los delitos patrimoniales realizados con violencia, víctima y
criminal interactúan de una manera estructural, y éxito, fracaso y daños
dependen en mucho de la resistencia y de la existencia de armas de
fuego.
Para los delitos contra las personas en su integridad física, fue¬ron
presentados varios trabajos sobre mujeres golpeadas y niños maltratados
(Pagelow, Kaiser, Mwene).
Se consideró la agresión física a la mujer como un reflejo del sistema
patriarcal, y en ciertos países como una expresión brutal del machismo.
El maltrato a los niños es un problema que preocupa sobrema¬nera
a los estudiosos, por su frecuencia y gravedad.
581 Algunos estudios sobre violación fueron presentados en la
Sección II, pero los mencionamos aquí por razón de orden.
La violencia doméstica es una forma de solución a los conflictos
hogareños, que se agrava en las clases socioeconómicamente menos
beneficiadas.
Se afirmó que el esposo o padre golpeador, en su infancia fue
también víctima de violencia, y aprendió este patrón de conducta que en
el presente proyecta contra su esposa y/o hijos.
Uno de los problemas generales que se trató respecto a la re¬lación
criminal-víctima, es el de la resistencia de esta última (David, Block,
Chappell, Claster).
La resistencia depende en mucho del poder percibido y del poder
real del criminal. Se debate si es o no aconsejable la resisten¬cia, pues
por un lado aumenta seriamente la posibilidad de lesiones (cuando no de
muerte), y por el otro puede evitar el delito.
Las víctimas pueden reaccionar en el momento del delito o
posteriormente, y es interesante estudiar las diferentes providencias que
toman las personas para no ser nuevamente victimizadas.
La reacción va a depender de la edad, el sexo, y demás
carac¬terísticas personales de la víctima. Mientras las mujeres y los
ancianos se repliegan (no saliendo de noche, encerrándose, poniendo
canda¬dos y cerraduras), los hombres y los jóvenes buscan la
autodefensa (compran armas, aprenden karate).
En muchos delitos violentos, tanto víctimas como criminales
participan de una subcultura criminal. Hay casos en los que el cri¬minal
agrede para evitar ser víctima (Ford).
Debe tomarse en cuenta cómo es captada la víctima por el criminal
(Góppinger).
XXV1I.3.4. Víctimas y sociedad
La primera parte de esta sección estuvo dedicada al problcnw de la
reparación del daño (Borafia, Belsofsky, Chesney, Galaway, Nkpa, Renitz,
Vennard).
La primera observación es que las víctimas en múltiples ocasio¬nes
no están enteradas de su derecho a la reparación, y que los tribunales no
informan debidamente a las víctimas de las medidas compensatorias que
se han ordenado en su favor.
No siempre es fácil evaluar los daños, hay una tendencia de las
víctimas a "inflar" el monto de sus pérdidas.
I a reparación del daño es considerada por muchos países como un
requisito previo para que el delincuente obtenga algunos bene-fi( ios,
(oino la preliberación, libertad bajo palabra, paral, probation, etc. Los
ii.sisu mus mostraron su acuerdo con este principio. Hacemos
notar la aparente contradicción entre este principio y las
conclusio¬nes de algunos congresos penitenciarios en que impera la
opinión contraria.
En otra sección se planteó una dura crítica a la reparación del daño,
en cuanto los delincuentes están generalmente en desventaja y en
ocasiones se ven obligados a delinquir nuevamente para obtener efectivo
para pagar la deuda contraída.
La segunda parte de la sección se dedicó a la llamada "victi-mización
corporativa", en la que los gobiernos, las grandes corpora¬ciones
comerciales, o ciertas profesiones (médicos), victimizan a toda la
comunidad sociopolítica, a los consumidores, a los inmigrantes, a los
individuos en particular, etc. (Meyer, Separovic, Vanghan, Viano).
Se describieron algunas formas de victimización, poniendo én¬fasis
en las sociedades anónimas y grandes corporaciones comercia¬les, por
el volumen notable de operaciones que realizan, el número indeterminado
de víctimas, lo pequeño del daño a cada víctima y las ganancias
descomunales que se logran.
Se planteó si este fenómeno no es más que un subproducto
inevitable de la economía de mercado libre, propia del mundo oc¬cidental,
y si el fenómeno es en realidad inexistente en los países socialistas.
Como solución, aparentemente las agencias encargadas del control
no han tenido el éxito esperado, por lo que se propone la creación de un
Ombudsman del consumidor, con facultades de inves¬tigación suficientes
(Dussich).
Finalmente, se afirmó que la Victimología debe pasar del enfo¬que
individualista al enfoque social; si en un principio preocupó y se estudió a
la víctima individual, en el momento actual debe preocu¬par la víctima
social, y la importancia de las instituciones sociales como victimizadoras.
XXVII.4. TERCER SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (R. F.
ALEMANA)
XXVII. 4.1. Organización
El Tercer Symposium de Victimología se celebró en la Ciudad de
Muenster (Münster), capital de Westfalia, del 3 al 7 de septiembre de
1979, bajo la presidencia del Prof. Hans Joachim Schneider.
El Congreso estuvo organizado en secciones y en grupos de trabajo.

Las secciones fueron seis en total, a saber:


1 1. Conceptos, resultados, consecuencias, descubrimiento* ly di-
Hiensiones en la Victimología.
2. Estudios de victimización criminal.
3. Las víctimas de diversas conductas criminales.
4. El papel de la víctima en el proceso de victimización.
5. Tratamiento de las víctimas, reparación y prevención.
6. La víctima en el sistema de justicia penal. >
Además hubo algunas mesas de trabajo que trataron:
1. Problemas de urbanismo y prevención del crimen. :,i
2. Violencia en la familia.
3. Víctimas de crímenes violentos durante el nacional-socialismo.
XXVII.4.2. La Victimología ' / ' '
La primera sección se dedicó a hacer una revisión sobro el concepto
general de "Victimología", sus dimensiones, alcances, I/mi-tes, etc. En
esta sección trabajó Mendelsohn, uno de los fundadoics de la ciencia
victimológica.
En el Symposium de Boston notamos una tendencia a conside¬rar la
Victimología como una parte básica, esencial, de la Criminóle >gíí»,
En el actual Symposium encontramos un nuevo giro h;i< la la idea
que se había expresado en Israel, al considerar a la Vicliniologíw como
una ciencia independiente, autónoma, con objeto, método y finalidad
propia.
La parte de la Victimología que estudia la victimización, produc¬to de
un acto antisocial, se tituló en inglés Penal Victimoíogy, y rn francés
Victimologie Criminelle, para nosotros lo correcto en español sería
"Victimología Criminológica".
En la sesión de conclusiones se mencionó la dificultad de llegar a
una conclusión pacífica, por la cantidad de enfoques, ya <|iu; pura
algunos la Victimología es el estudio restringido de víctimas de un delito,
en tanto que para otros es el análisis de todas las vít limas en general,
incluyendo las víctimas de accidentes, o de fenómenos na¬turales, como
temblores, nevadas, inundaciones, etc. Aún se plantea el problema de la
víctima en sí mismo, como el suicida o el drogadictO.
Se propuso <|tic para el próximo Symposium se haga una sec¬ción
«Ir Viciimnlogía (inicial y otra de Viclimología Criminológica, paní podrí
hairi roí 11 p. 11 aciones.
i' u < iianio a la un lodologfa, se propuso <Tear y afinar mi siste¬ma
piopio (Voiiu^ Kilaij
Una de las críticas más generalizadas reside en el hecho de que la
Victimología simplemente se dedica a copiar los métodos de la
Criminología, sin hacer tentativas por desarrollar una metodología propia,
adecuada, personal, victimológica.
Al adoptar términos y métodos criminológicos, la Victimología parece
tener una pobreza conceptual importante.
XXVII.4.3. Victimización criminal
La segunda sección fue dedicada a hacer un repaso de los
principales exámenes e informes sobre victimización que fueron
presentados, principalmente los informes nacionales.
Es de recordarse que en la reunión de Boston se decidió que para
este symposium se presentaría el mayor número de datos em¬píricos,
obtenidos de investigación victimológica, es decir, la presen¬tación de
cifras más que el manejo de literatura.
Efectivamente, se reunió un número bastante apreciable de
información, principalmente de parte de la delegación norteameri¬cana (la
más numerosa después de la de casa), cuyos miembros han
aprovechado su enorme capacidad técnica y la ayuda de computadoras,
para hacer investigaciones que llegan a ser espectaculares.
Además debe señalarse que los norteamericanos tienen muy ricas
fuentes de información, pues además de los muéstreos de investigación
académica, cuentan con estadísticas de diversos organismos
(Departa¬mentos de Justicia, Policía, FBI, etc.), con lo que se pueden dar
el lujo no solamente de tener estadísticas por demás completas, sino de
com¬parar diversos cuerpos de datos para tratar de validar sus
conclusiones.
Desde luego, hubo informes importantes, destacando los de países
escandinavos, haciendo diferencias entre víctimas de Noruega, Suecia y
Finlandia.
Los japoneses, gracias a su importante Instituto de Victimología, con
cinco años de experiencia, presentaron también investigaciones valiosas.
XXVII.4.4. La víctima y la victimización
La sección número tres se dedicó al estudio de la conducta victimal
frente a la conducta criminal, es decir, a la comparación entre conducta
de la víctima y la del criminal, haciendo hincapié en la interrelación entre
el criminal y su víctima.
Sociólogos y psicólogos han hecho muy importantes estudios sobre
la correlación e interacción víctima-criminal, tratándose una apreciable
cantidad de temas.
Entre los temas más notables, que nos dan un índice de las
preocupaciones victimológicas más importantes, está el problema de los
niños como víctimas del crimen, principalmente el de los niños golpeados,
que parece ser uno de los problemas más dramáticos en todo el mundo;
actualmente las cifras obtenidas demuestran una situación bastante
grave, debemos recordar que en México se han hecho buenos estudios y
que se podría aportar bastante en este campo.
El segundo tema por importancia en esta sección es el de las
mujeres maltratadas, principalmente el de mujeres golpeadas y de la
violencia conyugal.
La violencia familiar es también analizada, pues la victimización
familiar preocupa grandemente en el campo criminológico, pues puede
representar una de las cifras negras más importantes, ya que la
victimización familiar no llega a las estadísticas oficiales sino que queda
en el hogar. La victimización familiar comprende no so¬lamente la
violencia (golpes, lesiones, violación), también otros pro¬blemas como el
incesto.
Otro tema tratado y que se ha convertido en uno de los temas
básicos en Victimología, produciendo una gran cantidad de estudios y de
discusiones y datos, es el problema de la violación.
Las ponencias sobre violación son cada vez más abundantes JL más
sofisticadas, con una gran información sobre las víctimas y todML sus
características físicas, psicológicas y sociales, así como las circun>
tancias de victimización, modus operandi del criminal, etcétera. .,
La discusión sobre la prevención de la violación y la conductj}( de la
víctima sigue vigente; fue tratada en los dos symposia antrrioreí y lo más
probable es que continúe en el próximo.
Los remedios propuestos en cuanto a la conducta de la vi< nin.i son
de lo más variados, hay quienes proponen no oponer rvsisirm 1.1 y
considerar la violación como un accidente casi normal oí l.i vnl.i moderna;
por el contrario hay quien aconseja que la víctim.i dch< luchar y
defenderse, tratar de sacar los ojos al agresor o eslivllailr los genitales;
hay quienes opinan que lo mejor es aprender la psico¬logía del violador y
tratar de convencerlo de lo criminal de su acto.
Los estudios indican cuántas víctimas han sufrido serias lesiones o
aun homicidio al resistir, cuántos han logrado convencer al crimi¬nal, y el
problema de que al aceptar la violación se presupone el consentimiento.
Un tema al que se dio una gran importancia es el relativo al
genocidio, ocupó materialmente un día completo, e insistió en ello de
manera especial la muy numerosa delegación de Israel.
Aunque con destacadas intervenciones como las de Mendelsohn,
Stanciu y Drapkin, la discusión estuvo llena de lugares comunes, pero es
digno de destacar un enfoque que llamó nuestra atención y que es la
utilización de métodos anticonceptivos considerada como genocidio.
Efectivamente, hay datos suficientes para afirmar que en algu¬nos
lugares se han suministrado anticonceptivos o abortivos a mujeres sin
que ellas lo sepan; en otras ocasiones se ha intervenido quirúr¬gicamente
a la víctima aprovechando otra operación (o parto), o engañándola sobre
la naturaleza de ésta. Cuando estas prácticas se extienden, puede
hablarse de macrovictimización y de verdadero genocidio
Dos trabajos llamativos por su minuciosidad son el de la dele¬gación
japonesa (Ito, Miyasawa, Ishimi, Yusa, Miwa e Iwase), y el de la
delegación portuguesa (Lima Pinto y Carneiro de Sousa). En el primero
se expusieron conclusiones sobre las necropsias de todas las mujeres
violadas y muertas en los últimos 20 años en Kanagawa, y en el segundo,
conclusiones sobre las autopsias de víctimas de homici¬dio voluntario en
los últimos 18 años en Porto.
Desde luego que el tema de las víctimas de los delitos de cuello
blanco no podía ser olvidado, y encontró un eco notable dentro de las
discusiones, siendo un tema que promete tener un notable desarrollo en
el futuro.
Los delitos de cuellos blanco y los de criminalidad dorada, cometidos
por los sujetos detentadores del poder económico y po¬lítico,
generalmente impunes, producen una cantidad enorme de víctimas, las
que ahora principian a ser estudiadas.
Así, se habló de víctimas de contaminación ambiental, de vícti¬mas
de movimientos de bolsa, de víctimas de traslado de divisas, de víctimas
de los políticos que abusan del poder (tema que a partir de Watergate es
por demás bien estudiado por los norteamericanos).
Se trató también el problema inverso, es decir, el de los políticos
victimizados por los medios masivos de comunicación; algunos hom¬bres
públicos, principalmente en Estados Unidos, han sido aniquila¬dos por
campañas periodísticas y televisivas, en ocasiones justifi¬cadamente, en
algunos casos sin razón; por lo tanto los mass-media se convierten en un
arma política.
De aquí surge la discusión de si los delitos cometidos por los medios
masivos de comunicación pueden considerarse como delitos de "cuello
blanco", o constituyen un abuso del poder.
En estos casos, la víctima puede ser definida (el caso del polí¬tico),
o indeterminada (el gran público que es engañado o nuuiejíK
do). En el caso de los países con cadenas de televisión de propiedad
privada parecería un claro delito de cuello blanco, y en los casos de
televisión (o periódico) oficial se presumiría un abuso de poder.
XXV1I.4.5. Proceso de victimización
En la sección número cuatro se analizaron diversos procesos del
fenómeno de victimización.
La variedad es grande, y nuevamente se encuentran en lugai
predominante los .procesos relacionados con delitos de tipo sexu;il
Un tema interesante es el de las víctimas de conductas criniin.i les de
actualidad, como la toma de rehenes o el secuestro con Unes políticos.
Se estudiaron procesos como el de la identificación de la ví< inn.i
con el criminal, y el de la admiración o simpatía que en delermiu.i dos
casos sienten las víctimas por sus victimarios.
Se trató también el problema del proceso de macrovicümi/;i< ion
(Stanciu), o sea los casos en los que la víctima es colectiva, ^enei.i lizada.
Se propuso una rama de "macrovictimología" para i-siiidi.u estos
fenómenos.
Es de mencionarse un estudio sobre las relaciones entre .niloi y
víctima de homicidio, sacado de 2,200 casos en Carolina del NotU
(Humprey, Palmer).
XXV1I.4.6. Tratamiento, reparación y prevención victimal
La quinta sección fue dedicada al tratamiento de la ví< muid f la
prevención victimal y a la reparación del daño.
Curiosamente, y esto se hizo notar en la reunión, lúe l.i M < < I en
que se presentó un menor número de ponencias.
Lo anterior tiene un claro significado: si hay más de 80 | cias
dedicadas a explicar la víctima y los procesos de viclimi/udAii, y tan sólo 8
proponiendo remedios o planteando la prevención, e» señal de que la
víctima sigue en un abandono casi total y que* UN medidas preventivas
son por demás pobres.
En la discusión salió a relucir que los legisladores, prcoriip.ulo* por el
tema, han consignado en los códigos penales y pm< cs.ilc ,, y aun en
alguna constitución, que a la víctima debe reparársele el <l.m<>.
La realidad es que por lo general esto no se cumple, y la vuida imi.t
queda sin ver restituido su derecho ni reparado su daño.
En cuanto al tratamiento de las víctimas, la situación es aún más
pobre, y con alguna muy rara excepción (Japón, USA) no existen centros
estatales de auxilio, atención y tratamiento a la víctima.
Por el contrario, se informó sobre la formación de varias socie¬dades
privadas, generalmente integradas por voluntarios, que atien¬den a las
víctimas de conductas criminales (el "anillo Blanco" —WeiBer-Ring— de
Alemania, por ejemplo).
En cuanto a la prevención victimal, notamos que ésta existe tan sólo
en la teoría, y que no se consignó ningún plan, a nivel nacional, para
lograr una efectiva política preventiva.
• • • • • '• v • ''• .{
XXVII.4.7. Víctima y justicia penal '
En esta sección se presentaron trabajos sobre el tratamiento que a la
víctima se da en el sistema de Derecho Penal.
Se hicieron varios reportes nacionales sobre la situación de las
víctimas en los diversos códigos penales.
Muy interesante (y diferente) la contribución de los países afri¬canos
sobre el trato a la víctima, ya que las diferencias culturales hacen que se
dé mayor importancia a la tradición que a los códigos penales de corte
occidental, generalmente impuestos durante la eta¬pa colonial.
Se trataron, entre otros, temas de interés como la situación del
acusado que se convierte en una víctima (Pellegrino), o como el problema
dogmático de la violación inter-cónyuges que, aunque pudiera parecer
extraño, hay tratadistas que afirman que la posesión sexual forzada de la
esposa por el*marido no debe considerarse vio¬lación; desde luego la
conclusión de la reunión es que la libertad sexual es frente a todos.
XXVII.5. CUARTO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (JAPÓN)
XXVII. 5.1. Organización
El Cuarto Symposium Internacional de Victimología tuvo lugar en las
ciudades de Tokio (Keio University) y Kioto (Doshisha University), en
Japón, los días 29 de agosto al 2 de septiembre de 1982, organizado por
el Prof. Dr. Koichi Miyazawa.582
El tema se centró en una perspectiva de comparación victi-mológica,
pues era el primer symposium que se celebraba en Asia,
582 Ver: Miyasawa, Koichi; Ohya, Minoni (Editores). Victimology in Comparative Persper.tivt, Seibundo Publishing Co.
Ltd. Tokyo, Japón, 1986.
y su objetivo básico consistía en un acercamiento entre los
académi¬cos y practicantes de aquella región entre sí y con sus colegas
occi¬dentales.
El symposium logró reunir 300 participantes de veinte países y, a
pesar de las grandes diferencias de cultura e idioma, obtuvo su propósito.
Las conferencias de apertura estuvieron a cargo de Marvin Wolfgang
y de Gilbert Geis, que disertaron sobre intimidación victimal (resistencia y
lesión) y sobre la intervención de terceros para auxiliar a la víctima
(buenos. samaritanos), respectivamente.
Las secciones fueron cuatro, a saber:
1. Problemas generales. Definiciones, teoría.
2. Investigación empírica, métodos, descubrimiento.
3. Nuevos problemas:
Víctimas de delito de cuello blanco.
Víctimas de contaminación.
4. Asistencia a las víctimas:
Compensación. .
Restitución.
Servicios a las víctimas.
Centros de crisis.
Dentro de los aspectos generales resalta la perspectiva socioló¬ gica
(Fisher, S.), sociogénesis (Brandsma, P.), carrera victimal ^Ben" David,
S.).
Las relaciones con problemas jurídicos son abundantes: CO1J |á'
dogmática penal (Hillerkamp, T.; Schünemann, B.) y con el proceso
(Weigend, T.; Wulf, R.; Jung, H.).
Se plantearon estudios de la víctima en diversos delitos, notan* dose
una tendencia a resultados de investigaciones (Agopian, M.; Baurmann,
M.; Hassin, Y; Matsumoto, I.; Ziegenhaguen, E.).
El miedo al crimen fue tratado por Kellens, G. y por Rolinski, K., y la
responsabilidad victimal por Nishimura, H. e Iwasaki, M.
Sobre asistencia a víctimas: Young, M. y Dussich, J., y respecto a
compensación: Lamborn, L., Sessar, K., Steimberg, S., Villmow, B. y
Watanavanich, P.
XVII.6. QUÍNTÓ. SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA
XVII.6.1. Organización
El Quinto Symposium Internacional de Victimología tuvo lugar
i Zagreb, Yugoslavia, del 18 al 23 de agosto de 1985, organizado por
Escuela de Derecho de Zagreb, bajo la presidencia de Zvanimir
mi Separovic, con la asistencia de 400 participantes que presenta-
>n más de 200 ponencias.583
El reporte final (en el cual nos basamos) estuvo a cargo de ilbert
Geis, Duncan Chapell y Michael W. Agopian.
El temario propuesto para el desarrollo del congreso fue el guiente:
1. Cuestiones teoréticas y conceptuales.
2. Investigación. ' '
3. Víctimas de abuso de poder.
4. Mecanismos para asegurar justicia y reparación para las víctimas.
5. Asistencia a las víctimas y prevención de la victimización.
6. Acciones regional, interregional e internacional.
XVII.6.2. El dilema de la definición ;
Como es costumbre en los symposia, se regresó al tema del bjeto y
límites de la Victimología, pero en esta ocasión tenía una nportancia
singular: la semana siguiente se realizaría el VII Congre-j de Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del lelincuente, donde
se discutirían el proyecto de Declaración sobre >s principios de justicia
relativos a las víctimas, por lo que era ne-esario intentar nuevamente
precisar los conceptos.
Los "expansionistas" optan por una Victimología que tome en
onsideración todas las formas de victimización: desastres, discrimi-ación,
crimen, enfermedad, opresión, deformidad, mala suerte, tcétera.
La corriente contraria insiste en que la Victimología sólo debe studiar
víctimas de un hecho tipificado como delito.
Los expansionistas (término que se usó en la reunión), alegan ue no
hay razón para que determinadas víctimas sean privilegiadas
"" Scparovic, Svonitnir Paul (Kditor). Victimology, International action and study i>¡ ictims. Zagreb, Yugoslavia, 1988.
frente a otras que son ignoradas, simplemente porque hay de por medio
una definición legal.
La investigación ha demostrado que hay patrones de respuesta
comunes para las formas de victimización criminales y no criminales, y
que se dan igual en diferentes culturas. Este síndrome de victi-mización
comprende incredulidad, angustia, ansiedad, sentimientos de
culpabi¬lidad, etcétera.
Los participantes de países en vías de desarrollo han optado por la
corriente expansionista (Carranza, Hatchard), ya que estos países
presentan zona de particular riesgo victimal, al quedar limitadas en la
obtención de una serié de satisfactores básicos (educación, empleo,
habitación, salud, alimentación, etcétera).
La variedad de temas en los trabajos de científicos de los países
centrales, nos hace ver que la corriente expansionista toma cada vez más
fuerza, y esto puede comprobarse al leer la declaración, propuesta por
Drapkin y aprobada por la Asamblea, en el sentido de pedir la
desnuclearización en el armamento de los países, por ser de alta
po¬tencialidad victimizante para todos los habitantes del planeta.
La corriente expansionista ha sido criticada por "amorfa, fantás¬tica y
utópica, al no proporcionar bases para una teoría e investigación
constructivas", debido a que impide una distinción entre las diversas
víctimas, y deja oscura la relación entre víctima y victimario. La
des¬cripción de las leyes penales permite precisar el objeto y hacer
mane¬jable el discurso, evitando vaguedades e interpretaciones
subjetivas.
Hulsman, en su peculiar enfoque, insiste en que la finalidad de la
Victimología es proporcionar ayuda a las víctimas y, al menos, no agravar
su situación; ya que la única diferencia entre víctimas de cargos
criminales y no criminales es la posibilidad de entrar en contacto con la
justicia penal.
Se reconoció que las investigaciones victimológicas han traído aire
fresco a los estudios criminológicos (generalmente etiológicos) (Cohén), y
que la palabra usada con mayor frecuencia en los textos victimológicos es
"crimen" (Gacic).
Se reconoció también, que un punto indiscutible de unión en la gran
familia victimológica es la preocupación por la defensa de los Derechos
Humanos (Cressey).
XXVII.6.3. Ideología y Victimología
La Victimología ha proporcionado a personas de las más diver¬sas
ideologías la oportunidad de conocer y discutir enfoques diferentes al
suyo.

Se pidió menos discusión y más acción a favor de las víctimas


(Young). También se solicitó análisis sobre el trasfondo político de
los programas de apoyo a las víctimas. ;,,
XXV1I.6.4. Investigación victimológica
Se presentaron investigaciones de la más variada metodología y
objetivos.
Siguiendo el ejemplo norteamericano (que a partir de 1973 se hace
un muestreo de 130,000 personas con un costo de $10,000,000 US dls.
por año), diferentes países han realizado notables investiga¬ciones.
Se discutió la utilidad de mini-investigaciones, sobre todo en países
que no tienen gran potencialidad económica.
Se estudió la relación entre miedo al crimen y victimización
(Skogan, Liska), encontrando menor victimización en los grupos de
mayor miedo (ancianos), mayor temor en casos de reciente victimi¬
ación y gran influencia de los medios de comunicación, principal¬
mente televisión. -¡, / ; ,
XXV1I.6.5. Principales investigaciones
a) Errores judiciales.
Un buen número de trabajos se centró sobre el problema de la
condena de un inocente por el sistema judicial penal.
El enfoque es la cifra negra y la compensación que debe recibir la
víctima. Hay aportes de Sebba, Rattner, Fishman, Sagarin, Lithner.
b) Asalto sexual
Como es costumbre en estos symposia se presentaron varios
trabajos sobre delitos sexuales. Itoh, litoh y Koya (abuso en niños), Moyer
(incesto), Pence (violación), Masón (abuso en niños), Hes (vio¬lación).
c) Aborto
Se discutió desde ambos extremos: aquellos que lo equiparan al
genocidio y los que lo consideran un derecho de la mujer embarazada.
d) Ancianos
Por tratarse de un grupo de alto riesgo, los ancianos son trata¬dos
en forma especial; se mencionó la victimización económica (jubilados)
(Vujatovic, Hornum, Willocks).
e) Extranjeros y minorías . ;
Preocupación especial se demostró por los extranjeros, grupos
aborígenes y minorías; en estos últimos hay menor expectativa de vida y
mayor suicidio (Francis).
El lenguaje es victimizante, pues las minorías, extranjeros y
aborígenes no tienen acceso a la cultura ni a las leyes (Roebuck). Los
abusos laborales son comunes, con sueldos bajos y jornadas extenuantes
(Bozinovic).
Se propuso traducir las leyes, dar a conocer los derechos y re-clutar
mayor número de policías de estos grupos.
f) Medicina
Se justificó una sesión independiente para tratar la victimización
médica, tanto en las faltas graves de ética (Ben-David), su uso cu prisión
(Bertholomey), y los abusos psiquiátricos (Rojnik-Lovrin).
g) Turistas
El aumento de turismo en todo el mundo ha provocado como
fenómeno una alta tasa de victimización contras estas personas, que
están indefensas por ser extraños, cargar dinero y valores, estar div
traídos y buscar placer y diversión. Se mencionó que también ni
ocasiones causan daños y victimizan a la población (Carie).
h) Servicios a las víctimas
Se reportaron los resultados (por lo general satisfactorios) de
diversos centros de asistencia a las víctimas (Schaedler, Galaway).
XXVI1.6.6. Consideraciones legales
a) Actitud hacia la reparación
En esta ocasión se presentaron menos trabajos que en las
ante¬riores reuniones, se mencionó que la situación (principalmente en
los países industrializados) ha mejorado aceptablemente.
b) Daños
Las posibilidades de las víctimas en cuanto a participación en d
proceso penal son aún escasas, por lo que deben ampliarse para
posibilitar el irsan iiniento del daño.
c) Status de la víctima
Se hicieron recomendaciones sobre la separación entre víctimas y
testigos y, de acuerdo con el Consejo de Europa, redoblar el cui¬dado en
los derechos personales y dignidad humana de la víctima, evitando que
sea sobrevictimizada por la prensa e informándole oportunamente del
desarrollo del procedimiento.
d) Derechos de las víctimas
Se investigó hasta dónde las víctimas usan sus derechos,
encon¬trándose un rango por demás bajo. (Lo anterior es importante, ya
que denota la necesidad de una mayor información).
XXVII.7. SEXTO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (ISRAEL)
XXVII.7.1. Organización
El Sexto Symposium Internacional de Victimología tuvo lugar en
Jerusalén, Israel, del 28 de agosto al 1 de septiembre de 1988, bajo la
presidencia de Sarah Ben-David.
El temario fue muy amplio, con talleres de trabajo y temas
cien¬tíficos, tratando los diferentes tipos de víctimas y aspectos teóricos,
lo que fue estructurado por los relatores en tres grandes temas: los
rostros de la Victimología (Paúl Friday); hacia la investigación, polí¬tica
basada en la víctima (Jan van Dijk) y la Victimología, lo visible y lo
invisible (Kurt Weis).584
Asistieron unos 220 congresistas y se presentaron más de 100
ponencias; fue una reunión de fuerte sabor israelita, que dio una
mayúscula importancia al tema del holocausto, y realizado en un
momento político peculiar (la "Intifada" y la resistencia palestina).
XXVII.7.2. Los rostros de la Victimología
Se reconocen los avances de la Victimología en amplitud y
profundidad, y cómo la víctima ha sido herramienta o arma política, de
acuerdo a los diferentes puntos de vista.
584 Consultar, Victimology Newsletter. Vol. 7, NB 1 (1989). También en: International Faca of
Victimology. (Sarah Ben-David y Gerd Ferdinand KirchhoíT, Coordinadores). WSV Publl-shing. Alemania, 1992.
La denominación final del tema general del symposium: "Los rostros
de la Victimología" se debe a la diversidad de enfoques y de
"Victimologías" tratadas.
Así se reconoce que la Victimología es al menos tres cosas: jih
1. Una ciencia (o una forma de análisis científico).
2. Un servicio de atención a víctimas.
3. Un movimiento a favor de las víctimas (hacia una política
victimológica, con mayores derechos y reconocimiento).
XXVII.7.3. La ciencia victimológica
En esta ocasión el problema de la definición y los aspectos teóricos
pasaron a segundo término, para dejar lugar a las aplicacio¬nes
prácticas.
Sin embargo, reconociendo que la teoría sin práctica es csu'-ril, pero
la práctica sin teoría es estática, se discutieron algunos punios que van
definiendo el paradigma en la Victimología, tomando el modelo Kuhniano,
Friday señala:
a) El objeto de estudio, con la violación a derechos humanos y la
introducción del concepto de "man-made victim".
b) Las preguntas, en cuanto a la relación de la victimi/;u i<>n con
aspectos sociales, religiosos, ambientales, etcétera.
c) Las variables, con la propuesta de teologías multidinu nsionaleí
(Landau-Freeman-Longo).
d) El marco de interpretación, que es diferente según se trate de
problemas jurídicos, de resolver las dinámicas social y psicológica de IR
victimización o de servicios a víctimas.
XXVII.7.4. La atención a víctimas
Se puso un énfasis muy especial a la atención para la víctima
individual, partiendo de la idea de "menos análisis y más acción" (Young
Rifai).
Parte de la discusión se centró en si los servicios de asistencia a
víctimas deben estar en manos de profesionales o de voluntariado, y si
deben ser públicos o privados.
Los qu<- defienden la asisu ncia profesional parten de la idea de (]iie
sólo personas con |>re|>;ir;irión aradémir;i pueden aplicar adO*
diadamente l.is técnic.is de «onsejo o ieia|>i.i, considerando ademáft,
(|ue los proi<Molíales IH n< u MM.I mayoi < i< <iii>iinl.id, obtienen mayor
colaboración de otras instancias, pueden ser mejor seleccionados y las
condiciones de trabajo y rendimiento son controladas.
Por la otra parte, la potencialidad del voluntariado es extraor¬dinaria,
representa la prueba más amplia de la solidaridad humana, en muchos
casos se le tiene más confianza que al representante oficial, y en última
instancia pueden ser capacitados.
Se pidieron estudios para la evaluación de ambos servicios, la idea
primaria es que no son excluyentes.
Varias ponencias se preocupan por la respuesta terapéutica a
diversas formas de victimización y, principalmente, al Síndrome de estrés
post-traumático.
El proceso para convertirse en víctima tiene dos dimensiones, la
individual y la social. En la dinámica de la victimización es importan¬te la
autopercepción como víctima, pues puede producir la justifica¬ción para
convertirse en victimizador, en nombre de la justicia.
Se estudiaron los roles del proceso de victimización, en que
intervienen la víctima, el victimario y el redentor (rescuer); la
vic¬timización no es completa si no es confirmada por el redentor, que
puede ser el juez o el que asiste o auxilia a la víctima. El agresor puede
sentirse víctima y creer que tiene razón, por esto, quien es víctima y quien
victimario depende en algunos casos de quien es el redentor'.
XXVII.7.5. Victimología como movimiento
Los symposia se han ido convirtiendo, en gran parte, en
plata¬formas para la defensa de los derechos de las víctimas (o de
cierta» víctimas); van Dijk distingue las siguientes ideologías:
A) Ideología de la rehabilitación.
Surgida de los oficiales de probation, es una ideología orientada
hacia el victimario, en la que la víctima ayuda y apoya la rehabilita¬ción
del agresor a través de reconciliación. Es vista con cierto recelo, pues
puede ocultar intenciones de reducción de casos judiciales o de mejor
trato (o acuerdo con) el criminal.
B) Ideología feminista
Ha sido una de las fuerzas de importancia en el movimiento
victimológico, en la teoría como en la práctica; sin embargo, su
participación fue escasa en este congreso, y parece haber un reí lia/.u a
la identificación de mujer con víctima, y la u udciu i,i a e.smdiar otras
víctimas y ampliar servicios no basados en el t <m< r|>i<> de y muro,
C) Ideología de la compensación
Lo importante es que a la víctima se le repare el daño; este
movimiento va hacia la compensación a cargo del Estado.
El Estado benefactor debe hacerse cargo de compensar a las
víctimas, sobre todo ahora en que parece terminar la recesión
eco¬nómica.
Se oyeron críticas a este esquema por los problemas de
elegibi¬lidad, burocratización, falta de recursos y abandono de otros
servicios para las víctimas.
D) Ideología de asistencia
En esta ideología, que tuvo una gran influencia en el congreso, se
pugna por la atención a la víctima, pública o privada, profesional o con
voluntariado, como ya comentamos en el punto 7.3. ¡ ,• „,
E) Ideología de derechos de la víctima Se comentaron ampliamente
los resultados de la Declaración de la ONU aprobada en Milán en 85, y
quedaron claras las dos tenden¬ cias dentro de esta ideología: >
a) La víctima debe ser parte en el proceso penal.
b) La víctima tiene todos los derechos pero fuera del proceso penal.
La primera tendencia parte del principio de que la víctima debe tener,
al menos, los mismos derechos que el acusado.
La participación total de la víctima en el juicio satisface plena¬mente
su deseo de justicia retributiva; además, no es posible una sentencia justa
si el juez no ha tomado en cuenta la perspecliv.i de la víctima.
El segundo enfoque parte de que las relaciones entre el eslado y el
acusado son normadas por la ley penal, los de la víctima con el estado
por la ley administrativa y las de la víctima y el victimario por la ley civil.
La víctima debe quedar fuera del proceso penal ya que éste es una
sobrevictimización en que revive el trauma, se siente culpable por no
haber evitado el hecho, y por la sentencia si ésta es muy alta.
Así, fuera del juicio, la víctima debe ser atendida en todos sen¬tidos,
aún con compensación, seguros, protección etcétera.
Se tocó i:l punió de la intervención del Ombudsman en este terreno.
ÍXVII.8. SÉPTIMO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (BRASIL)
ÍXVII.8.1. Organización
El Séptimo Symposium Internacional de Victimología se celebró :n
Río de Janeiro, Brasil, del 25 al 30 de agosto de 1991, presidido >or Ester
Kosovski.
El Congreso, primero que se celebra en América Latina, fue
umultuario, con cerca de mil participantes, lo que demuestra el ¡norme
interés por la materia en nuestra región, y la capacidad de :onvocatoria de
la Sociedad Brasileira de Victimología.
En este caso, a pesar de haber asistido a tan memorable re-inión, se
nos dificulta notablemente hacer un reporte, ya que se presentaron
ponencias, repartidas en 35 paneles (además de dos eminarios y un
curso),585 y no se publicaron las relatorías generales.
CXVII.8.2. Desarrollo
El tema general "Victimología en debate" se cumplió con ampli-ud
por la diversidad de material y la heterogénea naturaleza de los isistentes.
La mayoría de las aportaciones pueden agruparse en los siguien-es
rubros:
1. Drogas (Víctimas y Victimización).
2. Minorías (homosexuales, menores, raciales, minusválidos, etc.).
3. Derechos de las víctimas en casos de abuso de poder, Decla-
ación de la ONU principalmente.
4. Víctimas diversas (sexuales, violencia intrafamiliar, medios de
:omunicación, medio ambiente, deportes, secuestro, etcétera).
5. Cuestiones técnicas y conceptuales (perspectivas comparadas,
íctimas colectivas, política, victimológica, mediación, conciliación).
Como puede observarse, la característica de la reunión es una nenor
atención a temas jurídicos y teóricos, y una mayor preocupa

585 Esta revinión produjo una gran cantidad de literatura, principalmente: Kosovski. ^ster; Piedade Júnior, Heitor; Mayo,
Eduardo. Victimología en Debate. Editora Forense. Brtuil. 990. Kosovski, Ester (Coordinadora). Victimuhgía, Enfoque
interdisciplinar. Sociedad Bnuilcli.i le Vitimología. World Society of Victimology. Universidade Federal do Río de Janeiio Srasil,
1993. Kirchhoff, Gerd Ferdinand; Kosovski, Ester; Schneider, Hansjoachirn (E<l> ores). International Debates of Victimolofy.
(Papers and essays given ni the VIIlh Internition.il lymposium on Victimology). WSV. Alemania, 1994.
ción por víctimas concretas, así como la gran participación en el tema de
las drogas.
XXVII.9. OCTAVO SYMPOSIUM DE VicriMOLOGk (AUSTRALIA)
XXVII.9.1. Organización
El Octavo Symposium Internacional de Victimología se llevó a cabo
en la ciudad de Adelaide, Australia, del 21 al 26 de agosto de 1994, bajo
la presidencia de Chris Summer.
El tema principal fue "Victimización y Violencia: estrategias para
sobrevivir", y estuvo dividido en los siguientes rubros: Paradojas y
Paradigmas, Investigación sobre Crimen y Víctima, Aspectos legales,
Violencia intrafamiliar, Tragedia y estrés traumático, Prevención de l.i
Victimización, Servicios para víctimas, Derechos humanos y refugiados
Además, se realizaron sesiones de trabajo (Workshop) sobre lemas
diversos como conciliación, incesto, niños maltratados, víctimas de
guerra, abuso de poder, enseñanza de la Victimología.
XXVII.9.2. Desarrollo .
Lo más relevante de este congreso son los trabajos |>ara un.i
Victimología comparada, ya que la mayoría relata las experiencias il< sus
propios países en los diversos tópicos. Se nota la abundam u de
investigación de campo; son interesantes las experiencia.s <le ¡ti|n< lia
región del mundo.
Algunos temas llaman la atención, como la Victimización ocull.i que
sucede en las escuelas o en el medio familiar, o los estudios de
Victimización de homosexuales y lesbianas.
Se introducen nuevos conceptos, como la codependencia (Codt-
pendency modet) en el que víctima y victimario dependen uno de otro
(como en el alcohólico y su esposa), y que puede llevar a la idea en la
víctima de que carece de toda responsabilidad.
Hay preocupación por los aborígenes y su Victimización, así como
por los migrantes, turistas y refugiados.
La información de nuevos países (como los europeos y africa¬nos) o
nuevos regímenes políticos es muy valiosa, los problemas como el de
Yugoslavia lian conmovido a la coiminul.nl M< mitológica.
XXVII.10. NOVENO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA <Hoiw\NDA)
XXVII.10.1. Organización
El Noveno Symposium Internacional de Victimología se celebró ín la
ciudad de Amsterdam, Holanda, en las instalaciones de la Vrije
Jniversiteit, los días 25 al 29 de agosto de 1997, siendo presidido por an
J. M. van Dijk.
El tema central fue la protección y el cuidado (caring) de las /íctimas,
analizando el papel de la comunidad y de los profesionales, / se dividió en
cuatro grandes subtemas, que fueron ampliamente iiscutidos por más de
600 participantes, provenientes de 67 países.
XXVII.10.2. Estudios sobre la Víctima
El tema de investigación y teoría nos trae nuevos e importantes latos,
en mucho gracias a la "Encuesta Internacional sobre víctimas leí delito"
(International Crime Victims Survey, ICVS), donde póde¬nos observar
que la victimización es un fenómeno cada vez más • econocido y universal
(van Dijk), y que viene conociéndose su co-Telación con la economía, las
armas, el sexo, etc., aunque la situa-;ión victimal se capta como un tema
de conversación natural (Waller).
Preocupan las nuevas formas de victimización, y en particular las
/iolentas, la corrupción, y desde luego el crimen organizado (Skogan) /
sectores muy victimizados como comerciantes y estudiantes.
KXVII. 10.3. Los Derechos de las Víctimas
Se discutió el paradigma de la justicia restitutoria, frente a la
Duramente retributiva, vindicativa o represiva (Weitekamp), y la ne-
:esidad de apoyar la mediación y la restitución, y la introducción de -
esolución de conflictos por medios "tradicionales", muchos de ellos
asados por las llamadas "sociedades primitivas" (Sebba).
La introducción en las legislaciones nacionales de la Declaración
>obre los principios fundamentales de justicia relativos a las víctimas le
delitos y del abuso del poder de Naciones Unidas es una necesidad,
Drincipalmente en materia procesal (Georgeniy); es impoiiaiiir el
locumento sobre los Derechos de las Víctimas para Europ.i (I'.»%), asi
como el Manual Internacional de Asistencia a Víctimas. (Groe iiliiiiijscn).
Ante la crítica general al Derecho Penal y sus instituciones, se hace
patente la necesidad de un Derecho Victimal (Rodríguez Manzanera), que
tiene avances ya en algunos países (México, Cfr, Sánchez Galindo), que
buscan dar mayor poder (empowermení) a las víctimas (Sabba, Snyman).

XXVII.10.4. La asistencia a las víctimas ;


Tema toral de esta reunión, se prestó a muy interesantes polémicas.
Young afirma, que las nuevas formas de victimización obligan a una
ampliación de la atención y el tratamiento a toda una serie de
victimizaciones no atendidas, muchos de ellas "estructurales" (falla de
casa, comida, empleo, etc.), lo que implica una mayor proícsio-nalización
y capacitación de los encargados de la asistencia. Drlx: establecerse
además un "Código internacional del cuidado a ví< li¬mas" que respete
las diferencias culturales.
La asistencia enfrenta el problema de que muchos gobierno! intentan
reducir el compromiso del Estado con los programas de apoyo a víctimas,
por lo que deben buscarse formas alternativa! de financiamiento; se
pueden identificar varios modelos:
El francés, con una fundación nacional que en parte se financia con
una pequeña prima a cargo de las compañías de seguros (15 francos por
seguro). El canadiense que cobra una modesta tasa a luí condenados. El
americano que recauda donativos de las fundaciones.
Por su parte, Fattah expuso cómo el sistema penal no puede ofrecer
ya gran cosa a las víctimas, y cómo los movimientos de MÍ|» tencia a
víctimas han sido bloqueados y utilizados por políticos.
Hay además peligros inherentes a la atención: se reverdecen loi
recuerdos, puede haber abusos, el sujeto es manipulado, hay exhibi¬ción
(en la prensa y en los juzgados), la víctima encuentra <|iir no gana nada,
y los que acuden a la justicia están más inconloiiin • , <|iu: los que no lo
hicieron. Cuando la intervención no es neccsuii.i o es aplicada
impropiamente, extiende la sobrevictimización.
XXVII. 10.5. Abuso de poder y Crímenes de Guerra
En este tema llamó poderosamente la atención el análisis de la
violencia en esta centuria, que fue llamada "el siglo de la muerte, el siglo
de las víctimas", al hacer el recuento de los muertos en todas las guerras,
civiles, locales o internacionales (Separovic).
Se señaló también los "crímenes de odio" como una nueva ca-egoría
teórica, donde se victimiza a minorías o grupos marginados, no lo
individual o en lo colectivo (homosexuales, prostitutas, migrantes, etnias,
etc.).
En los casos de abuso de poder y crímenes de guerra se pone en
duda la eficacia de cualquier medida que evite las sanción al ictimario; en
estos casos deben actuar Tribunales Internacionales.
Lima presentó una tipología de acuerdo a las formas de abuso le
poder: desde el poder ejecutivo, legislativo y judicial, agregando os
partidos políticos, el poder económico, el crimen organizado y los nedios
de comunicación, atrayendo la atención sobre ciertas vícti-nas como
refugiados, indígenas, inmigrantes.
CXVII.ll. DÉCIMO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (CANADÁ)
586 ÍXVII.11.1. Organización
El Décimo Symposium Internacional de Victimología se cele->ró del
6 al 11 de agosto de 2000, en la Ciudad de Montreal, Canadá, bajo el
auspicio de la Sociedad Mundial de Victimología • con la excelente
organización de la Association Québécois Pladoyer-/ictimes.
Presidieron el evento Arléne Gandreault e Irvin Waller. El tema
general del symposium fue "Más allá de las fronteras. Investigación
acción para el tercer milenio."
Asistieron 1318 participantes de 60 países, se celebraron 5 sesio-ics
plenarias con 16 expositores, con los siguientes temas:
- Derechos de las víctimas y responsabilidad hacia las víctimas.
- Asistencia a víctimas y victimización secundaria.
- Ética y Victimología.
- Prevención de la victimización.
- Víctimas y medios de comunicación.
Además, se efectuaron 107 mesas de trabajo, con 335 ponencias, 2
paneles de discusión y 4 sesiones de entrenamiento: Asalto sexual ;n
adolescentes; Prevención de violencia y trauma en el lugar de rabajo;
Abuso sexual en niños; y, Justicia restaurativa.
En una gran ceremonia se celebró el XV aniversario de la )eclaración
de las Naciones Unidas de los Principios Fundamentales
586 Cfr. Gandreault, Arléne; Waller, Irvin. X Symposium International de Victimólo-ie. Actes du Symposium/'Symposium
Proceedings, Association Québécois Placloyer-Vlctimei, ¡añada, 2001.
de Justicia, relativos a las víctimas del delito y a las víctimas de abuso de
poder, reconociendo que han permitido una nueva visión y sensibi¬lidad
en lo relacionado con las víctimas, pero aceptando que todavía no llena
todas las expectativas, y que aún falta mucho por trabajar,
XXVII. 11.2. Plenarias
En cuanto a las plenarias, relatamos que la alocución de apeí^ tura
estuvo a cargo de Schneider, quien revisó los desarrollos de la
Victimología en el mundo durante las últimas tres décadas; las
si¬guientes plenarias se desarrollaron en la forma siguiente:
A) Derechos de las víctimas
Deben proponerse reformas constitucionales para enfati/.ar los
derechos de las víctimas (Young, M., con especial referencia a El IA)
(recalcamos los avances de México, que lleva ya dos reformas coun-
titucionales).
Se hizo especial énfasis en los derechos de los menores y la
importancia de la Convención de los derechos del niño (Arnolil, J.M.) y de
los inmigrados y refugiados (Augenfeld, R.).
B) Victimización secundaria
Se trató de la victimización que sufren los testigos, generalmrn te
muy vulnerables (Reeves, H.) y los refugiados, que son sobrevlfti mizados
en el lugar en que están aislados (Rousseau, C.), asf cotilo la necesidad
de justicia-reconciliación (Simpson, G.) '
C) Ética en Victimología »
La Ética deja de ser un concepto de moda para convertirle BU una
necesidad; debe protegerse a la víctima contra todo abuso de poder, aún
el que proviene de los practicantes de la Victimología, por lo que no debe
dejarse sólo al propio juicio o a la propia conciencia, sino trabajar en
códigos de ética profesional, reglas y líneas dcoitío- lógicas y
mecanismos para su eficacia (Fattah, E.).
Se insistió básicamente en tráfico de mujeres y niños (Kanga* punta,
K.) y en el maltrato de menores (Mullins, A.).
D) Prevención
Nuevamente se atacan dos problemas: menores maltratado^
(Bouchard, C.) y violencia contra las mujeres (Connors, J.). ifí
Farrel, A., trató el tema de la policiología orientada hacia la 'ctima,
que es el principal "cliente" de la policía; es preferible tra-ajar con las
víctimas para evitar la repetición de la victimización, y remover una buena
relación policía-víctima.
E) Víctimas y medios de comunicación
Reporteros del trauma y trauma de los reporteros, fue el primer
nfoque (Ochberg, E), el otro consistió en plantear si las víctimas y >s
medios de comunicación pueden luchar coordinadamente para revenir la
violencia, tomando en cuenta las múltiples diferencias de nos y otros
(Davian, T.).
XVII. 11.3. Talleres . ,
En un congreso de estas dimensiones, es imposible hacer mía
:latoría completa del material presentado, por lo cual daremos tan >lo una
idea de los temas importantes que se desarrollaron.
Los talleres (Workshops/Ateliers) se dividieron en 9 grandes mas:
1) Derechos y obligaciones hacia las víctimas.
Abogados (defensor), servicios policiales, indemnización, aten-ón,
diversos sistemas jurídicos de protección (Australia, Canadá, olanda,
Japón, Macedonia, Singapur, Sudáfrica, Venezuela, etc.), jrechos
humanos, intervención en juicio, testigos, el rol y las obli-iciones de la
comunidad, el proyecto. "Víctimas del delito en la nión Europea", el Foro
Europeo de ayuda, los turistas y extranjeros, s casos de liberación
condicional, el rol de la policía, los medios i comunicación, la sentencia
(sentencing).
2) Asistencia a víctimas y victimización secundaria.
Atención psicológica y psiquiátrica, servicios a víctimas, los odelos
restaurativos, consecuencia de la victimización, reacción dividual y social,
victimización y calidad de vida, consecuencias en versos delitos,
asistencia a familiares (básicamente homicidio), vio-ncia en el trabajo,
victimización secuencial, supervisión a centros, tisfacción del cliente,
escuchando a las víctimas, víctimas minus-lidas, capacitación a
voluntarios, violencia interpersonal (helero y >mosexual), problemas de
drogadicción, estrés post-lraumático TSD), tecnología y víctimas,
ambivalencia (con especial atención a ternet), el rol de la policía y su
capacitación para tratar víctimas,
la victimización en las sectas, grupos marginados (transexuales,
pros¬titutas, homosexuales, lesbianas, etc.), intervención socio-judicial,
homicidio y su impacto (reportes de México, Inglaterra, Argentina,
Canadá), tratamiento médico (especialización, niveles, etc.), víctimas de
los medios de comunicación (derecho a la privacidad y derecho a la
información).
3)- Prevención de la victimización
Implicar a los agresores en la prevención, trabajo con ofensores
graves, la dinámica víctima-victimario, juzgados especializados en
drogas, minorías, crímenes de odio, delitos sexuales, miedo al cri¬men y
riesgo victimal (micro y macro análisis), violencia doméstica (prevención,
estrategias, políticas), el policía como víctima (PTSD y homicidio), la
violencia en las escuelas, victimización múltiple, tráfi¬co de personas (con
especial mención al crimen organizado y la industria del sexo), Rusia,
Interpol, Europol, EUA, victimización de empresas, policía de proximidad.
4) Justicia reparadora (restaurativa) y justicia al seno de las
comuni¬dades autóctonas
Mediación, policía y restauración, perfiles en mediación, diver¬sos
modelos de justicia restaurativa, servicio a la comunidad e interél de la
víctima, justicia comunitaria, la experiencia de las cornunidadei
autóctonas.
5) Abuso de poder y victimización colectiva
Crímenes de guerra, la Corte Internacional y la posición de I.IH
víctimas, apartheid, presos, genocidio, homicidios seriales, terrorismo,
sobrevivientes de guerra, campos de refugiados, situación cu In.s
Balcanes.
6) Violencia contra las mujeres
Intervención en la violencia conyugal, diversos modelos nacio¬nales,
homicidio, inmigrantes, agresión sexual (estudios compara¬tivos),
víctimas adolescentes, comunidades autóctonas, derechos y tratamiento,
reportes nacionales (Canadá, España, EUA, Finlandia, Inglaterra, Japón,
Lituania, Serbia, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Tan/.ania, Yemen), reformas
legislativas y cambios para las mujeres.
7) Niños y adolescentes víctimas y testigos.
I K'codificar y desembrollar el sistema de justicia, credibilidad al
menor, menores víctimas y delincuentes, marginalidad de pandillas,
niños indígenas (separación, desculturación), técnicas de estudio (dibujo),
utilización de la tecnología (T.V.) en testimonio, factores de riesgo,
correlación con la estructura familiar y conducta parental.
8) Victimización de ancianos.
Reconocimiento del fenómeno, servicios a ancianos, abandono,
derechos especiales, envejecer sin violencia, los asilos de ancianos.
9) Información sobre victimización.
Actitudes hacia las víctimas, percepción del victimario, actitud del
ofensor, percepción de la víctima, investigaciones nacionales (India,
Taiwan, Alemania), validación de teorías, la encuesta inter¬nacional de
victimización (ICVS), problemas metodológicos en la investigación.
XXVII. 12. DECIMOPRIMER SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA
(SUDÁFRICA)
El XI Symposium Internacional de Victimología está programa¬do
para realizarse en Stellenbosch, Cape Town, Sudáfrica, en agosto de
2003, con el tema "Nuevos Horizontes en Victimología."

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