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VICTIMOLOGIA
ESTUDIO DE LA VÍCTIMA
SÉPTIMA EDICIÓN
EDITORIAL PORRUA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA,
15 MÉXICO, 2002
Derechos reservados © 2002, por
Luís RODRÍGUEZ MANZANERA
Apartado Postal 22-603
01030 México, D. F.
ISBN 970-07-3155-3
IMPRESO EN MÉXICO PRINTED IN MÉXICO
A mi padre, en su soledad,
después de 57 años de
ejemplar matrimonio.
A mi madre, en el cielo.
PROLOGO
1
1 AI respecto consultar de aquella época: Antony, Carmen. Investigación Bibliográfica \nhrt Viclimológia en America
Latina. Reunión preparatoria del IX Congreso Internacional de (li iininología. Universidad de Panamá, 1982.
2
Cfr. Salas, Luis. La Justificación de los Estudios de Victimización en América Latina, ILANUD al día, año 4, núm. 10.
San José de Costa Rica, 1981, pp. 38 y ss.
Nuestra contribución en esta ocasión consiste en una revisión ge-
neral del desarrollo y de los avances de la Victimología, para lo cual
liemos dividido d estudio en las siguientes partes:
1) Una parte histórica, en la que se hace un repaso de los tratadistas
que se han preocupado por el problema de la víctima, hasta llegar a la
formación de la Victimología propiamente dicha, las primeras reuniones
científicas consagradas al tema, y el presente y futuro de la materia.
2) Una sección dedicada a la Victimología en sí, su concepto,
definición, clases y categoría científica, y de aquí su objeto, método y fin,
para poder hacer semejanzas y diferencias con otras ciencias aliñes, y
explicar las aportaciones e interrelaciones entre, las diversas disciplinas.
3) Una revisión a los conceptos victimológicos básicos, para poder
fijar con mayor precisión el objeto de estudio, y plantear con claridad las
definiciones operacionales que se utilizarán en el desarrollo de la obra.
4) Al problema de la víctima, su definición, los diversos enfoques
según diferentes paradigmas y a los variados intentos de tipologías, se
dedica otra parte del trabajo.
5) Los factores victimógenos, tanto endógenos como exógenos son
analizados, para llegar a las relaciones entre víctima y victimario, y
exponer nuestra teoría del iter victimae, es decir la victimogénesis y la
victimodinámica.
6) Se estudian algunas víctimas en particular, por su importancia
numérica o su peculiar susceptibilidad victimal (mujeres, menores de
edad, ancianos y víctimas de abuso del poder).
7) Las tres formas principales de victimización (contra las personas
en su integridad personal, en su patrimonio y en su libertad sexual)
merecen sendos capítulos.
8) La perspectiva jurídica es desarrollada desde tres aspectos: el
penal, el procesal penal y el victimal; en el primero vemos a la víctima
como sujeto pasivo del delito, y la influencia que tiene en la configura-
ción del tipo, en el segundo su situación en el proceso, y en el tercero la
creación de un verdadero Derecho Victimal. No se olvida tratar dete-
nidamente el problema de la reparación del daño.
9) La clínica victimológica, con sus aspectos de estudio, diagnóstico,
pronóstico y tratamiento, se trata en un capítulo.
10) El penúltimo capítulo es para la prevención victimológica, pro-
poniendo .algunas soluciones al problema.
11) Por considerarlo de utilidad, hacemos una breve relatoría de los
Symposiai Internacionales de Victimología.
12) Finalmente se agregan algunos anexos y • « consigna la biblio-
grafia utilizada.
Es necesario, antes de terminar esta presentación, aclarar que los
capítulos XIV, XV y XVI (Victimización Femenina, Mujeres Golpeadas y
\/ictimización de Anciano) fueron elaborados en colaboración con mi
compañera, la Dra. María de la Luz Lima, profesora de la Universidad
Nacional Autónoma de México, quien mucho cooperó en esta obra.
Reconocimiento también es debido a Angélica Artiachi, quien se
ocupó de la transcripción mecanográfica y de la elaboración de la bi-
bliografía de las primeras ediciones, y a Leticia Robledo en esta nueva
versión.
A todos aquellos que hicieron posible esta obra, nuestro agradeci-
miento.
México, noviembre de 2001.
VICTIMOLOGIA
CAPÍTULO
I.1. INTRODUCCIÓN
4
Stanciu, V. V. Etat Victimal et Civilisation. Eludes Internationales de PsychosociolOgle Criminelle. Núms. 26-28. París,
Francia, 1975, p. 29.
Como simple ejemplo, y por tratarse de uno de los antecedentes
más remotos, mencionemos el Código de Hammurabi (1728-1686
A.C.), que en sus secciones 23-24 especifica que: Si un hombre ha
cometido un robo y es atrapado, tal hombre ha de morir; si el ladrón
no es atrapado, la víctima del robo debe formalmente ante Dios
declarar lo que perdió, y la ciudad y el gobernador en cuyo territorio
y jurisdicción se cometió el bandidaje, debe reembolsarle lo que haya
perdido. Si la víctima pierde la vida, la ciudad o el alcalde debe paga
un "maneh" de plata a su pariente. 5
Importancia mayúscula tiene la distinción que se hace en Dere cho
Romano entre los delicia y los crimina, ya que los primeros erar de
persecución privada, es decir de querella de parte, en tanto que los
segundos eran perseguidos de oficio.
La diferencia básica es que los crimina ponían en peligro eviden te a
toda la comunidad, en tanto que los delicia afectaban tan sólo a los
particulares, y sólo indirectamente provocaban una perturba ción social.6
Los delicta, en cuanto a beneficios para la víctima, evolucionaror
desde la venganza privada hasta la multa a favor del ofendido, pasan do
por el talión y la compensación.
El mayor o menor grado de la reacción vindicativa radicaba es
tridamente en la voluntad y en las manos, como en la posible cíe mencia
de la víctima.
Como es sabido, poco a poco más delicia se fueron conviniendo en
crimina, hasta que se optó por el monopolio de la acción pena por parte
del Estado; con esto la víctima pasaba a un plano mu] secundario.
Progresivamente, a medida que el Estado fue haciéndose cargc de la
administración de justicia, el delincuente fue transformándose en el
personaje central de los estrados judiciales, relegando a la victime a un
rol subalterno primero, hasta llegar a ser casi totalmente olvi dada
después.7
En cuanto a los tratadistas, varios de los grandes autores del siglc
pasado tocaron el tema de la víctima, así por ejemplo Lombrosc dedica,
en su "Crimen, Causas y Remedios" un par de párrafos a la
.
5
Código de Hammurabi. Federico Lara Peinado. Editora Nacional. España, 1982.
6 Cfr. Margadant, Guillermo F. Derecho Romano. Editorial Esfinge. México, 1965, p. 432 7Drapkin, Israel. El
7 Derecho de las Víctimas. Revista Mexicana de Ciencias Penales
Año III, núm. 3. INACIPE. México, 1980, p. 115.
8 Lombroso, César. Le Crime, Canses et Remedes. Félix Alean, Editeur. París, Francia
1907, p. 473.
Indeminacion de las víctimas, atacando la fuente misma de ciertos
delitos, principalmente aquellos de codicia.
rieron.i que el juez debe fijar la compensación, y asegurar los bienes
del detenido.
l-Viri por su parte, se ocupó en varias ocasiones del problema; ya
desde su lección inaugural en la Universidad de Boloña (1881) proponía
diversas reformas al procedimiento penal para facilitar la reparación del
daño, y en sus lecciones en la Universidad de Ñapóles (1901), después
de señalar el abandono de la víctima ("La atención COMÍ | >lcta de la
escuela clásica se ha concentrado en la entidad jurí-<fica del crimen"),
afirma que: "La víctima del crimen ha sido olvi-(Jáda, aunque esta víctima
produce una simpatía filantrópica mayor que la que provoca el criminal
que ha producido el daño." 9 6
Plantea la reparación del daño como: a) sustitutivo de la pena «le
prisión, aunque esto sería sancionar con una "real distinción de ( lase"; b)
aplicando el trabajo del reo al pago; c) como pena para delitos menores;
d) como obligación del delincuente hacia la parte dañada; e) como función
social a cargo del Estado.
En otra obra10 Ferri analiza las relaciones en el homicidio-suicidio de
otro y en el homicidio con el consentimiento de la víctima. Aunque el libro
se concentra más en los problemas del derecho a morir y de la
responsabilidad del autor, tiene el mérito de haber provocado una serie de
críticas de autores famosos (Tarde, Caluci, Pugliese, Notter, Lesona,
Cortés, etc.), llamando la atención sobre la víctima.
Rafael Garófalo, el tercero de los grandes positivistas italianos
escribe un libro sobre los que sufren por un delito, que, aunque enfocado
a la indemnización, va a marcar el camino, pues el autor dice, refiriéndose
a las víctimas de los delitos, que: "esta clase de personas a que todo
ciudadano honrado puede tener la desgracia de pertenecer, debía
merecer que el Estado le dirigiese una mi¬rada de benevolencia, una
palabra de consuelo. Las víctimas de los delitos debían, seguramente,
tener derecho a mayores simpatías que la (lase de los delincuentes, que
parece ser la única de la que los actuales legisladores se preocupan".11
Afirma además que: "defenderé la causa de los oprimidos por la maldad
humana con el mismo ardor COn que otros suelen combatir en defensa
de los malhechores".12.
9 Ferri, Enrico. The Positive School of Criminology. University of Pittsburg Press. USA, 1968, p. 101.
10 Ferri, Enrico. L'omicidio-suicidio. Fratelli Bocea Editori, Torino, Italia, 1892.
11 Garófalo, RafFaele. Indemnización a las víctimas del delito. La España Moderna. Madrid, Apaña, s.f., p. 57.
12 Ibidem, p. 59
La influencia de la escuela positiva llevó a varios congresos inte
nacionales del siglo pasado a tratar el tema de la protección e inder
ni/ación a las víctimas del delito, así los Congresos Penitenciarií
Internacionales de Roma (1885), París (1895), y Bruselas (1900), de
Antropología Criminal de Roma (1885), el de Derecho Penal c Bruselas
(1889), el Jurídico de Florencia (1891), etcétera.
En el mundo de la literatura hay continuas referencias a la víci ma;
como en muchos otros casos, los poetas se adelantan a los ciei tíficos, y
ven cosas que sucederán mucho tiempo después.
Muchos literatos han sido señalados como verdaderos precur-
sores de la Victimología (Defoe, De Quincey, Cribran, Werfel, etc. hacer
un estudio de esto rebasaría en mucho las pretensiones de obra, por lo
que hacemos simplemente mención de un par de esti dios sobre el tema:
Lapan13 . y Kress.14
Kress afirma que la víctima ha sido ignorada, abandonada denigrada
en la literatura, pues se da mayor importancia al crimin que a la víctima;
por su parte, Lapan señala cómo en la literatuí moderna (Kafka, Bretch,
Beckett), la víctima se va convirtiendo en principal protagonista.
1.4. LOS PRIMEROS TRATADISTAS
El profesor Beniamin Mendelsohn puede ser considerado i creador
de este campo del conocimiento científico, pues aunqi: varios autores se
habían ocupado del tema, el primer estudio sistem tizado de las víctimas
se debe al profesor israelí, que se ocupa di tema desde 1937,15 siendo
sus primeras publicaciones en 1940 (Gii> tizia Pénale, Roma) sobre
violación. En 1946 realizó su New bio-psych social horizons: victimology,
y en 1956 se publica La Victimologie,16 ur de sus obras más conocidas
(por primera vez en la Revue Intemati nal de Criminologie et de Pólice
Technique, reproducida después en 1; principales revistas del mundo).
.
13 Lapan, Arthur. The victim in contemporary literature. I Simposium Internacional ( Victimología. Israel, 1973.
14 Kress, Susan. The victim in literature: Ignored, abandoned and traduced, II Simposiu Internacional de
Victimología. Boston, USA, 1976.
15 Cfr. Mendelsohn, Beniamin. The origen of Victimology. Excerta Criminológica, vol. May-June, 1963, pp.
239-244.
16 Mendelsohn, Beniamin. La Victimologie. Revue Francaise de Psychoanalyse. Janvií fevrier. 1958, pp. 66 y
ss.
Mendelsnon aii.it: la atención sobre la víctima, cuestionando el
desúneles (<>ii <HK ha sido tratada y señalando que no puede hacerse
justicia sin lomarla cu cuenta. Para esto es necesario crear una cien¬cia
independiente: la Victimología.
Así, principia por crear algunos conceptos y definiciones victimo-
lógicas, e intenta una primera clasificación de las víctimas que vere¬mos
en su oportunidad.
En 1948 la Universidad de Yale publica un estudio del conocido
tratadista Hans Von Hentig titulado "The criminal and his victim", «V 1949
Wertham afirma, al tratar sobre la víctima del homicidio
"lo que nos hace falta es una ciencia de la victimología",17 y en 54 el
profesor de Topeka, Kansas, Henry Ellenberger, publica Mations
psichologiques entre le criminal et sa victime.1* A partir de aquí los
trabajos de Victimología se multiplican.
Hentig ampliará sus conceptos en su obra El delito, consideran¬
do a la víctima como un elemento del medio circundante, estudiando
as diversas situaciones del fenómeno victimal e intentando a su vez una
tipología.19 7
1.5. Los SYMPOSIA INTERNACIONALES DE VICTIMOLOGÍA
Sin lugar a dudas, el máximo avance de la Victimología se debe a las
reuniones internacionales conocidas como Symposia, pues han permitido
el conocimiento y el intercambio de ideas entre personas de diversas
especialidades, y de ellos han nacido sociedades, revistas, etcétera.
En el VI Congreso Internacional de Criminología (Madrid, 1970), el
profesor Israel Drapkin propuso la celebración de un Symposium
Internacional de Victimología, que se celebraría en Jerusalén en 1973, la
ponencia fue aceptada con beneplácito, diciéndose que se reali-y.aría 15
días antes del VII Congreso Internacional de Criminología, que tendría
como sede la ciudad de Belgrado, en el año 1973.
El primer Symposium de Jerusalén fue un éxito, logró atraer la
atención de los especialistas de diversas ramas y obtuvo el
reconoci¬miento internacional para la Victimología, por lo que se decidió
que SC organizaran Symposia cada tres años, lo que se ha cumplido, ya
que el segundo tuvo lugar en Boston (1976), alentando la investiga
ción comparada y abriendo nuevos campos de trabajo, el de Münste
19Wertham, F. The show of vwlence. Doubleday. Nueva York, USA, 1949. 18 Ellenberger, Henry. Relations
psichologi.ques entre fe criminel el sa victime. Revue Jttlernationale de Criminologie et de Pólice Technique, vol.
VIII, núm. 2. Ginebra, Suiza, . jip. 121 yss. '" Hentig, Hans von. El delito. Vol. II. Espasa-Calpe. Madrid, España,
1972, pp. 408 y ss.
(1979) permitió la organización de la Sociedad Mundial de Victimo logia
(WSV), el de Tokio-Kioto (1982) fortaleció la sociedad y amplu la
comunicación internacional, en el de Zagreb (1985) se logró 1; redacción
final de la "Declaración de principios básicos de justici; para las víctimas"
(ver anexo 1), el 6 en Jerusalén (1988) centró 1; atención en las diversas
victimologías, el de Río (1991) plante* la problemática latinoamericana, el
de Adelaide (1994) presentó abur dante información comparada, el de
Amsterdam (1997) presentí muy interesantes aspectos críticos, y el de
Montreal (2000).
Haremos un brevísimo resumen de los temarios de estas reunio-
nes,20 . por su importancia, dedicamos el último capítulo de la obr a este
tema.
El primer Symposium de Victimología se celebró en la ciudaí de
Jerusalén, del 2 al 6 de septiembre de 1973, bajo la presidenci del
profesor Israel Drapkin.
Las discusiones fueron organizadas en cuatro secciones cient ficas a
saber:
1. El estudio de la Victimología (concepto, definición, de víct ma,
metodología, aspectos interdisciplinarios, etc.).
2. La víctima (tipología, la víctima en el proceso penal, etc.)
3. La relación victimario-víctima (delitos contra la propiedac contra
las personas, sexuales, etc.).
4. Sociedad y víctima, actitudes y políticas (prevención, trat; miento,
resarcimiento, etc.).
El segundo Symposium Internacional de Victimología tuvo h gar en la
ciudad de Boston, Massachusetts, del 5 al 11 de septiembr de 1976.
Debió ser presidido por el profesor Stephen Shafer, per éste murió unos
días antes, el 29 de julio, por lo que Regina H. Ryai secretaria del Comité
Organizador, con un grupo de entusiastas c< laboradores, llevó adelante
la realización del evento.
El programa fue organizado sobre la base de tres grandes s& ciones,
a saber:
SECCIÓN I. Aspectos conceptuales y legales de la Vicümologís
a) Concepto y finalidad de la Victimología.
b) Tipologías victímales.
.
20 Para mayor información consultar: Rodríguez Maiua^fffl» ,tuis, íxw Simposios 1 temacionales de Victimología.
ILANUD al día, año W, núm. Ití. Sao|E«i, Costa Rica, 108 pp. 46 y ss.
c) La víctima en el procedimiento judicial.
d) Las víctimas de hechos de tránsito.
SECCIÓN II. Las relaciones victímales:
a) Delitos contra las personas.
b) Delitos contra la propiedad.
c) Las relaciones criminal-víctima y la policía.
d) El delincuente político como víctima.
SECCIÓN III. La víctima y la sociedad:
a) La compensación a las víctimas del delito
b) Victimización corporativa.
c) La víctima y los mass-media.
d) Victimización de la víctima por la sociedad.
El tercer Symposium de Victimología se celebró en la ciudad de
Müenster (Munster), capital de Westfalia, del 3 al 7 de septiembre de
1979, bajo la presidencia del profesor Hans Joachin Schneider.
El Congreso estuvo organizado en secciones y en grupos de trabajo.
Las secciones fueron seis en total, a saber:
1. Conceptos, resultados, consecuencias, descubrimientos y di-
mensiones en la Victimología.
2. Estudios de Victimización criminal.
3. Las víctimas de diversas conductas criminales.
4. El papel de la víctima en el proceso de Victimización.
5. Tratamiento de las víctimas, reparación y prevención.
6. La víctima en el sistema de justicia penal.
Además hubo algunas mesas de trabajo que trataron:
1. Problemas de urbanismo y prevención del crimen.
2. Violencia en la familia.
3. Víctimas de crímenes violentos durante el nacional-socialismo.
El cuarto Symposium Internacional de Victimología tuvo lugar en las
ciudades de Tokio y Kioto (Japón) los días 29 de agosto al 2 de sep-
tiembre de 1982, y fue organizado por el profesor Dr. Kiochi Miyazawa.
I. Problemas generales. Definiciones, Teoría.
II. Investigación empírica, Métodos, Descubrimientos.
III. Nuevos problemas: Víctimas de delito de cuello blanco.
Las secciones fueron cuatro, a saber:
Víctimas de contaminación.
IV. Asistencia a las víctimas: Compensación. Restitución.
Servicios a las víctimas. Centros de crisis.
El quinto Symposium Internacional de Victimología se realiz en la
ciudad de Zagreb, Yugoslavia, del 18 al 23 de agosto de 198Í siendo
presidido por el profesor Zvonimir Paul Separovic. Los temas de la reunión
fueron:
1. Cuestiones teoréticas y conceptuales.
2. Investigación.
3. Víctimas de abuso de poder.
4. Mecanismos para asegurar justicia y reparación para las víctima
5. Asistencia a las víctimas y prevención de la Victimización.
6. Acción, regional, interregional.
El sexto Symposium de Victimología se efectuó en la ciudad d
Jerusalén, Israel, del 28 de agosto al 1a de septiembre de 1988, baj la
presidencia de Sarah Ben-David.
El tema general se bautizó como "Los rostros de la Victimología con
una gran cantidad de tópicos y de grupos de trabajo, las poner cias pueden
agruparse en tres grandes rubros:
a) La ciencia victimológica, principios y paradigmas.
b) Los servicios de atención a víctimas.
c) La Victimología como movimiento por las víctimas.
El séptimo Symposium se celebró en Río de Janeiro, Brasil, d( 25 al 30
de agosto de 1991, presidido por Ester Kosovski.
El rubro general fue "Victimología en Debate", con una gra concurrencia
y múltiples ponencias que podrían agruparse en cinc grandes rubros:
Drogas, Minorías, Derechos de las víctimas, Víctima diversas y Cuestiones
teóricas y conceptuales.
El octavo se realizó en la ciudad de Adelaide, Australia, del 2 al 26 de
agosto de 1994, bajo la presidencia de Chris Summer.
El tema general fue "Victimización y violencia", y los tópicos fueron:
1. Paradojas y paradigmas.
2. Investigación sobre crimen y víctima.
3. Aspectos legales.
4. Violencia intrafamiliar.
5. Estrés postraumático.
6. Prevención de la victimiza-ción.
7. Servicios para víctimas
8. Derechos humanos.
El noveno Symposium se hizo en Amsterdam, Holanda, del 2 al 29 de
agosto de 1997, bajo la presidencia de Jan J. M. Van Dijl y con el tema
general de "Protección a las víctimas", dividido e cuatro grandes subtemas a
saber:
1. Estudios y precisiones sobre la víctima.
2. Los derechos de la víctima.
3. Tendencias en apoyo a las víctimas.
4. Abuso de Poder y Crímenes de Guerra.
El décimo Symposium Internacional de Victimología se celebró en el
año 2000 (6 al 11 de agosto), en el Centro de Convenciones de Montreal,
Canadá; la organización estuvo a cargo de Irvin Waller y de Arlene
Gaudreault, y el tema general fue: "Investigación y acción para el tercer
milenio."
Los subtemas tratados fueron:
"Apoyo, compensación y política"; "Justicia restitutoria, mediación y
legislación"; "Protección internacional para víctimas de abuso de poder" y
"Prevención de la victimización."
1.6. FUTURO DE LA VICTIMOLOGÍA
Se puede afirmar, contra sus detractores, que la Victimología es ya
una realidad, y que no es una ciencia del futuro, sino una creación del
presente.
En palabras de Schneider, en su alocución de apertura al IV
Symposium Internacional, los logros de la Victimología son
prin¬cipalmente:21 8
Ha ayudado a la Criminología hacia un desarrollo del empirismo.
Hay progreso gracias al nuevo enfoque, en el conocimiento del
crimen.
Se han hecho comparaciones interregionales.
Se han realizado investigaciones que han puesto al descubierto el
proceso de victimización y la psicodinámica situacional de todos aquellos
crímenes que presuponen una confrontación entre ofensor y víctima.
Se ha dado una base empírica para una geografía del crimen, no
sólo su distribución en una área sino también la subfluctuación, lo que
permite hacer un análisis dinámico.
La interrelación entre el miedo al crimen y victimización, y sus
relaciones con la política criminológica es importante. ' Se han hecho
estudios sobre la eficiencia del control criminal por medio de las víctimas.
.
21 Schneider, Hans Joachim. Openfag Speach. ÍV Simposium. Japón, 1982.
avances se han logrado gracias a los diversos Symposia, reuniones, pero
además, a que:
a) Existe un cuerpo de conocimientos que no cesa de crecei
b) La literatura especializada es cada vez más abundante.
c) Se publican varias revistas especializadas (como la excelent
Victimología, de Córdoba, Argentina).
d) Hay varias sociedades locales de Victimología, y una Worl Society
of Victimology.
e) Newsletter (editada por Claudia y Gerd F. Kirchhoff en Al< mania).
f) Han proliferado los centros de atención a la víctima.
g) Desde 1968 existe el Instituto de Victimología de Japón.
h) Se han fundado las primeras cátedras y postgrados d Victimología
(por ejemplo en el Instituto Nacional de Ciencias P< nales de México).
El futuro es prometedor, sin embargo es necesario redoblar ( cuidado
para dar a la naciente Victimología un verdadero carácte científico y no
caer en retóricas que puedan dar al traste con est principio venturoso.
Cada vez mayor número de científicos se interesan en 1
Victimología, las diversas dependencias del sistema de justicia está
interviniendo directamente en el problema victimal, los estudios sobr
victimización son cada vez más abundantes, y se vislumbra la adoj ción
de una verdadera Política Victimal.
Creemos que hay razón para ser optimistas, pero insistimos e la
necesidad de mantener el esfuerzo por hacer de la Victimologí una
ciencia interdisciplinaria.
1.7. MÉXICO
En México hemos tenido un importante desarrollo victimológicc en la
teoría y en la práctica, que se inicia con las discusiones sobr la reparación
del daño y los primeros estudios de víctimas en la d cada de los años
treinta. 22 9
En 19(>9 se publica la Ley Sobre Auxilio a las Víctimas del Delito del
Estado de México, norma pionera en la materia, que por su importancia
presentamos al final del libro como Anexo 2.
En los años setenta, se inician los primeros estudios propiamen¬te
victimológicos (Rodríguez Manzanera), que se mencionarán
am¬pliamente en el transcurso de esta obra.
.
22 Ver por ejemplo: Ceniceros, José A. y Garrido, Luis. La reparación del daño y protección a las víctimas de la
delincuencia en México. Criminalia, año IV, núm. 11. Bota México, 1938, p. 669.
Ver también: Gómez Robleda, José; Quiroz Cuarón, Alfonso. Sujetos pasmos de I delitos sexuales.
Críminalia, año V, núm. 10. Botas, México, 1939, p. 602.
Para la década de los ochenta, se fundó la primera cátedra de
Vktimología (en el INACIPE, Instituto Nacional de Ciencias Pena-lef) y se
realizan las investigaciones sobre víctimas, que servirán de bise para la
fructífera década de final de siglo (Muñoz Sánchez, Rodríguez
Manzanera, Sabido, Tocavén, etcétera.)
El III Congreso Nacional de Criminología (organizado por la Sociedad
Mexicana de Criminología y la Universidad Autónoma de S.m Luis Potosí)
se celebró en febrero de 1989, y se dedicó por (ompleto a la Victimología,
en cinco grandes temas: Aspectos gene-i.iles, lo jurídico, las víctimas, la
victimización y la problemática en (!i ¡iniualística y en Medicina Forense.
El éxito de este evento marca < I arranque de una activa labor.
Ese mismo año (abril) se inicia el gran programa de agencias
especializadas, a cargo de María de la Luz Lima, y todo el proyecto de
atención a víctimas desde la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, modelo que ha sido la base para la creación de servicios a
víctimas en varias entidades federativas.
La Sociedad Mexicana de Criminología abrió su sección de Vk
timología, la que dio lugar a la Fundación Mexicana de Asistencia a
Víctimas (institución de asistencia privada), que además de sus funciones
de auxilio a víctimas y capacitación de personal, publicó una revista
especializada (Serie Victimológica), ha editado un libro en que se
describe el modelo mexicano y se relata su historia,23 . así como
traducido y publicado, con la autorización correspondiente, el Manual de
Recursos Estrategias para luchar contra la violencia doméstica de la
ONU.
En 1993 México reforma su Constitución Federal para recono-cer los
derechos de las víctimas del delito y en el 2000 realiza una nueva
reforma, ampliando las garantías victímales (ver capítulo XXII); varios
Estados de la República han introducido en sus legislacio¬nes normas
referentes al goce y ejercicio de dichos derechos y hay una iniciativa de
ley para el Distrito Federal, que se anexa al final de esta obra.
.
23 Lima Malvido, María de la Luz. Modelo de Atención a Victimas tn México. Sociedad
Mexicana de Criminología. México, 1995. ,
En 1995, la Sociedad Internacional de Criminología, con la So-
ciedad Mexicana de Criminología, celebró en la Universidad La Salle de
México el 50% Curso Internacional de Criminología, cuyo tema general
fue: "Justicia y Atención a Víctimas del Delito", bajo la direc-
ción de Rodríguez Manzanera y con la participación de varios de los más
renombrados victimólogos (Kirchhoff, Kosovski, Neuman, Peters, Picea,
Shelley, Szabó, Young, Escaff, Fellini, Lima, etcétera).
En el año 2000 se organiza el postgrado en Victimología en el
INACIPE, se realiza el I Congreso Nacional de Victimología (Ciudad
Juárez, Chihuahua) y se funda la Sociedad Mexicana de Victimología,
que preside María de la Luz Lima.
LA VICTIMOLOGÍA
II. 1. INTRODUCCIÓN
.
24 Ellenberger, Henry. Op. cit.
25 Goldstein, Raúl. Diccionario de Derecho Penal y Criminología. Astrea. Buenos Aire: Argentina, 1978.
26 Abrahamsen, David. La mente asesina. Fondo de Cultura Económica. Méxicc 1976, p. 11.
27 Yamarellos. E. y Kellens, G. Le crime et la Criminohgie. Marabout Université. Bélgic; 1970, p. 232.
28 Fattah, Abdel Ezzat. Quelques problemes poses a la justice pénale par la Victimologi Annales Internacionales de
Criminologie, 5a année. París, Francia, 1966, p. 336.
autónoma;29 ya en 1995 opina que: "la victimología no es una idea fija.
No es un sujeto efímero o una moda, sino una realidad científica que se
impone y su lugar al seno de la familia de las ciencias crimi¬nológicas se
ve cada vez más asegurado".30
Según Amelunxen, la Victimología se interesa por el "origen,
personalidad, carácter, sexo, edad, situación de conciencia (sic),
cua¬lidades espirituales y características corporales de la víctima, y por
sus relaciones familiares, profesionales y sociales. Se propone en
particu¬lar dejar en claro el papel de la víctima en la situación precriminal
y su contribución a la génesis del crimen".31
Góppinger, por su parte, afirma que la Victimología "representa de
hecho un determinado sector del campo total relativamente ce¬rrado de la
Criminología empírica, y, en particular, del complejo problema: el
delincuente en sus interdependencias sociales".32 En el Symposium I de
Victimología reafirmó su idea,33 considerando que, en la Criminología
práctica, la significación de la Victimología es demasiado pequeña, y en la
Criminología empírica se estudia al ofensor en todas sus
interdependencias, por lo que la constitución e independencia científica
de la disciplina llamada Victimología no es pertinente.
Paul Cornil indica que los criminólogos se han interesado en el
estudio de la personalidad de la víctima, de sus actitudes y motiva¬ciones
(a veces inconscientes) con relación a la infracción, "este es¬tudio ha sido
bautizado como Victimología".
El maestro belga advierte que un "estudio limitado a la oposi¬ción
criminal-víctima puede tener como consecuencia el transferir
cómodamente a la víctima una parte de la culpa atribuida al crimi¬nal.
Una perspectiva de las causas múltiples de la criminalidad, a pesar de la
amplitud y las dificultades que presenta, puede contribuir a una justa
apreciación del lugar de la víctima en el fenómeno cri¬minal, permitiendo
definir más exacta y más humanamente las medidas a tomar para
asegurar su protección".34 .
Tiempo después, el mismo autor reconoce que: "la Victimología,
como método especial de acercamiento al problema criminal, parece
.
29 Fattah, Ezzat. Regarás sur la victime. Criminologie. Vol. III, núm. 1. pp. 6 y ss. Les presses de l'Université
de Montreal, Canadá, 1980.
30 Fattah, Ezzat. La victimologie au carrefour entre la scienceet l'idéologie. Revue Internatio-nale de Criminologie
et de Pólice Technique, 2/95. Ginebra, Suiza, 1995, p. 133.
31 Cit., por Kaiser, Günter. Criminología. Espasa Calpe, S. A. Madrid, España, 1978, p. 93.
32 Góppinger, Hans. Criminología. Editorial Reus, España, 1975, p. 362.
33 Góppinger, Hans. Criminology and Victimology. I Simposium, Israel, 1973.
34 Cornil, Paul. La notion de Victimologie et sa place dans la Criminologie. I Simposium, Israel, 1973.
haber encontrado su lugar en el terreno de la Criminología a la cual
aporta una contribución positiva".35
Vetter y Silverman opinan que: "el término Victimología denota el
específico estudio de las relaciones criminal-víctima, un campo en el que
los criminólogos se han visto involucrados por lo menos durante dos
siglos".36
Naguel es más drástico, afirmando que: "solamente si la
Crimino¬logía es tomada como la ciencia que trata del criminal, habría
nece¬sidad de una ciencia separada que tratara de la víctima del crimen.
Este concepto de la Criminología es demasiado restringido, y puede ser
radicalmente equivocado. En la Criminología clásica, puede ser necesaria
una Victimología independiente pero en un concepto más actual no es
necesario".
Y agrega que: "la moderna Criminología debe ser una Crimino¬logía
de relaciones, en la que la relación victimológica adquiere una
importancia tal que no hay necesidad de una Victimología
indepen¬diente. Si la personalidad de la víctima va a ser considerada en
el antiguo, criminológico-etiológico modo, no habría progreso".37
Stanciu considera que: "la Victimología es el estudio de la víc¬tima,
tiende a convertirse en una rama de la Criminología".38
Para Gulotta, "es una disciplina que tiene por objeto el estu¬dio de la
víctima, de su personalidad, de sus características bioló¬gicas,
psicológicas, morales, sociales y culturales, de sus relaciones con el
delincuente y del papel que -ha asumido en la génesis del delito".39
Neuman, más cauto, escribe en su Victimología: "Me uno a quie¬nes
entienden que actualmente la Victimología forma parte de la Criminología,
pero adelanto que se trata de una certidumbre provi¬sional y que el
decurso y auge de la Criminología, por un lado, y la Victimología, por otro,
podrán favorecer un cambio de criterio." 40
El mismo autor, hace una afirmación digna de meditarse: "Resul¬ta
particularmente unamunesco, pero para gran parte de penalistas y
algunos criminólogos, la Criminología no es ciencia autónoma, con
35 Cornil, Paul. De la Victimologie a la Prevention du crime par la politique criminelle. III Symposium,
Alemania, 1979.
36 Vetter, H. y Silverman, Ira. The naíure of Crime. W.C. Saunders Company, Filadelfia, USA, 1978.
37 Naguel, Willem H. The notion of victimology in criminology. Victimology (Drapkin, Viano). Lexington
Books, USA, 1975, pp. 13 y ss.
38 Stanciu, Vasile V. Les droits de la victime. Presses Universitaires de France, Francia, 1985, p. 12.
39 Gulotta, Guglielmo. La vütima. Giuffré Editore, Italia, 1976, p. 9.
40 Neuman, Elias. Victimología. Editorial Universidad, Buenos Aires, Argentina, 1984, p. 40.
lo cual se crea un laberinto infernal: ¿La Victimologfa podría ser ciencia
autónoma de otra que no lo es?" 41 ,
II.3. AUTONOMISTAS:
Un buen grupo de autores considera a la Victimología como una
ciencia autónoma, con objeto, método y fin propios.
Para los autonomistas la extensión de la Victimología es notable,
pues parten de un objeto de estudio extraordinariamente amplio.
Este grupo está encabezado por el mismo Mendelsohn, quien ha
luchado denodadamente por su idea.
El punto de arranque de Mendelsohn es el siguiente: "Durante siglos,
el criminal ha pertenecido únicamente al derecho, como una noción
abstracta". Es hasta la segunda mitad del siglo pasado, como
consecuencia de una revolución del pensamiento, que el criminal se
convierte en un sujeto de estudio por una ciencia positiva. En nues¬tros
días, la víctima se impone también a nuestra atención como una rama
especial de la ciencia positiva.
La primera ciencia se ocupa de la terapéutica y de la profilaxis
anticriminal, teniendo como criterio al criminal; la segunda se ocu¬pará de
la terapéutica y de la profilaxis que tienen como objeto la personalidad de
la víctima. Esta ciencia, que nosotros principiamos a elaborar admite la
existencia de dos vías paralelas para la descom¬posición del "complejo
criminógeno": por una parte el criminal, por el otro la víctima. El interés de
la humanidad demanda que la víctima sea colocada sobre un plano de
preocupación por lo menos igual al criminal.
"Esto parecerá extraño, pero no es menos verdadero".42
En este primer esquema, la Victimología es considerada una ciencia
paralela a la Criminología, o por decirlo en otra forma "el reverso de la
Criminología", así, "la Criminología se ocupa del crimi¬nal; la Victimología
tendrá como sujeto el factor opuesto de la pareja penal, la víctima".43
Conforme va transcurriendo el tiempo, Mendelsohn plantea la
Victimología no sólo como paralela a la Criminología e independien¬te de
ésta, sino que, al ampliar el objeto de estudio, le dará una dimensión
extraordinaria: "Debemos comprender que los límites de la Victimología
deben establecerse en relación al interés de la socie-
41 Ibid., p. 38.
42 Mendelsohn, Beniamin. Op. cit., p. 100.
43 Mendelsohn, Beniamin. Op. cit., p. 116.
dad m lo\ |>iol>lem.is de las víctimas. Por lo tanto repetimos qu indos
!<>• . d(i< i muí.mies <lc la víctima, tales como: la sobrepoblaciór l,i acción
<l< l.i ley, el índice de natalidad, la desnutrición, las enfei nirdades
epi/ooiicas (íntimamente ligadas a la alimentación y la perdidas
ni.Henales), la contaminación, etc., todos estos determinar les pi-iteiicreii
al campo de la Victimología, disciplina que gradúa mcnle afumará su lugar
en la ciencia."44
Posteriormente, definirá a la Victimología como "la ciencia sobr |;IM
víctima:, y la victimidad", afirmando que deben abarcarse tanto 1 victima
de factores endógenos como la de los factores exógenos, i|iie el concepto
de victimidad es mucho más general que el d • liminalidad, utilizando el
término de "Victimología General".45
Esta denominación la va a utilizar en el III Symposium,46 y Holys I ii
opone hacer la diferencia entre Victimología General y Victimologí Penal,
reservando esta denominación a la rama que concierne a 1 victima de
una actividad criminal.47
Israel Drapkin se inclina también por dar autonomía a la Vk ninología,
indicando que el término "víctima" tiene dos significado; uno religioso y
otro común, este último hace referencia a la person (|iie sufre, es
lesionada o destruida por la acción de otro, o comí i estillado de eventos o
circunstancias desfavorables. Victimología, bás < .miente hace referencia
al esludio de la víclima, y es precisament esta definición plural la que crea
la posibilidad de estudiar al sujeti desde un gran número de puntos de
vista, diferentes, y aun antagc n islas.48
Separovic hace igualmente la diferencia entre una Viclimologí en
sentido amplio y una en sentido estrecho; acepta que, aunqu< aún no
pueda hablarse de una total y única teoría de la Victimología se trata de
un enfoque importante para el problema del riesgo; 1; calificación
criminológica no es suficiente, ya que nos topamos coi el problema de las
víctimas de un hecho no criminal.49
44 Mendelsohn, Beniamin. La Victimología y las necesidades de la Sociedad Contempori ni'/i. Messis, año
4, núm. 7, México, 1974. p. 75.
45 Mendelsohn, Beniamin. La Victimología y las tendencias de la Sociedad Contemporánet I1.ANUD al día,
año 4, núm. 10, San José, Costa Rica, 1981, pp. 55 y ss.
46 Mendelsohn, Beniamin. Intwduction á la recherche de la victimé dans la perspective c tu victimologie
genérale et de la criminalité dans une socio-analyse. III Symposium, Alemania, 197Í
47 Holyst, Bunon. L'objet, les taches et les buts de la victimologie portant sur un compórteme^ frímineUe. III
Symposium, Alemania, 1979.
48 Cfr. Drapkin, Israel y Viano, Emilio. Victimology: A new focus. Lexington Book: USA, 1974, vol. I, p. XIII.
49 Separovic, Z. Paul. Victimology, a new appmach in social sciences. I Symposium, Israel, 197:
Young-Rifai nos señala cómo el desarrollo teorético y general de la
Victimología basado en la Criminología ha restringido el campo en cuanto
a definiciones y conceptos, por lo que debe buscarse una metodología y
terminología propias, independizando la materia y ampliando el objeto
más allá del restringido enfoque criminal.50
Aunque con reservas, Aníyar le considera a la Victimología
auto¬nomía: "aún en su estado actual de simple hipótesis de trabajo,
como objeto de una posible ciencia autónoma",51 y más adelante:
"vemos así cómo se delinean los contornos de una ciencia nueva,
protectora también ella de la tranquilidad y el plácido desenvolvimiento de
la sociedad; tan importante casi como la Criminología, y que sirve
igual¬mente al Derecho Penal para la determinación de la culpabilidad
jurídica...".52
Ramírez González le concede autonomía, aunque su enfoque es
criminológico, exponiendo que: "Nosotros la definiríamos como el estudio
psicológico y físico de la víctima que, con el auxilio de las disciplinas que
le son afines, procura la formación de un sistema efectivo para la
prevención y control del delito".53
Más adelante, el mismo autor dice: "En conclusión, la Victimolo¬gía
es considerada, desde cierto punto de vista, como disciplina autó¬noma,
el campo donde se debe estudiar con una observación más directa a la
víctima de la infracción, sea ésta una persona moral o una persona
natural, como base del interés en el análisis de los fenóme¬nos
criminales." 54
Kirchhoff explica cómo la Victimología crece desde la Criminolo¬gía,
pero su independencia era superflua; al principiar los victimólogos a
hacerse diferentes preguntas y desarrollar intereses y explicaciones
diversas, aunado a la conciencia del gran sufrimiento que hay en el
mundo por causa del hombre mismo, la necesidad de reducir tanto
padecimiento justifica plenamente el mantener este campo vivo.55
López Tapia dice que: "Victimología es la disciplina que median¬te el
análisis de los datos de los hechos ilícitos (circunstancias del hecho,
características de la víctima y de los delincuentes, armas usa¬das, etc.),
la intervención de testigos y de la policía y de sucesos posteriores por los
que pasó la víctima, trata de buscar soluciones
50 Young-Rifai, Marlene. Victimology: a theoneticalframework. III Symposium, Alemania, 1976.
51 Aníyar de Castro, Lola. Victimología. Universidad del Zulia, Venezuela, 1969, p. 27
52 Ibid., p. 31.
53 Ramírez González, Rodrigo. La Victimología. Editorial Temis, Colombia, 1983, p. 7.
54 Ibidem, p. 9.
p.ll'M redlllr <> elmiiii.u l.i i lelmi neni 1.1 \ p.n.l lep.11,11 el
d.l
Hiiilo a la víeliin.i • '
I1'11 nneslio medio, hemos .ilnm.ido que: la Vittiinoloj^i.i di linnse
como el ( sindio < icniílu o de las víctimas. En este illliplio. la Vil hmolopa
no se a^ola ( olí el estudio del SUJelí del delito, sino que allende a odas
personas que son afeita unos eainpos no delictivos ionio puede ser el de
los an id (lomo puede observarse, en mucho todo depende de lo qur
(hunos poi victima, problema que dilucidaremos más adehu
III AUTORES QUE NIEGAN LA VICTIMOLOGÍA
Kl i creer grupo lo integran aquellos tratadistas que Illt >»olo la
autonomía, sino la posibilidad misma de la exlltincl Vii mitología.
Una de las críticas más acerbas la estructuró Luid JIllU \ .na,''K quien
considera las ideas de Mendelsohn "harto nm| . ,.iteradas y jactanciosas",
negando toda originalidad ,il con -iln mando que: "el asunto no consiste en
crear una iniev» .1110 en poner varias a contribución para establecer el
pttp< vii lima en los delitos".
Sin embargo, el maestro español hace un intento de C i ion de las
víctimas, analiza a la víctima del delito de homlcl( delitos contra la
propiedad, acepta el concepto de "pareja | tonrluye que: "los problemas
de la víctima, más que nuevos i en hoy cargados de nuevo sentido. Pero
si algo puede dañai esludios es la exageración: el querer hacer de ellos
una cienci; independiente de la Criminología y del Derecho Penal, con i
de Victimología o Victimiología".59
Kaiser dice que: "las necesarias uniformidad y multiplicl enfoque
criminológico hacen por ello cuestionable indepen estudio de la situación,
comportamiento y personalidad de la en un plano teórico o configurarlo
como una rama autónon investigación, la llamada Victimología".60
55 Cfr Kirchhoff, Gerd Ferdinand. An endeavorto define Victimology. En: Global perspectiva in Victimology,
p. 37, India, 1995.
56 López Tapia, Guillermo. Victimología y compensación a las victimas. Orimln ui'ims. 1-12, Editorial
Porrúa, S. A. México, 1982, p. 29.
57 Rodríguez Manzanera, Luis. Criminología. 16S edición. Editorial Porrúa, i ,«, 2001, p. 71.
58 Jiménez de Asúa, Luis. La llamada Victimología. Estudios de Derech Criminología I. OMEBA, Buenos
Aires, Argentina, 1961, pp. 19 y ss.
59 Ibidem, p. 40.
60 Kaiser, Günter. Op. cit., p. 93.
Por su parte López Rey afirma que: "la Victimología no es más que el
residuo de una concepción superada de la criminalidad y de la
Criminología",61 agregando que: "es interesante señalar que la mayor
parte de los sostenedores de la Victimología son los que, sin
preten¬derlo, contribuyen más efectivamente a su demolición".62
El autor en estudio se hace una serie de preguntas para justificar su
rechazo a la Victimología, entre ellas que ésta significaría la exis¬tencia
de victimólogos, cuyo papel es oscuro, pues en materia penal ya está
prevista la intervención del sujeto pasivo, y en el caso concreto no parece
haber justificación para hacer el examen de todas las vícti¬mas además
de que el fenómeno victimal representa una pequeña parte del problema
de la criminalidad.
Cressey califica la Victimología como: "Un programa no acadé¬mico
bajo cuyo techo una mezcla de ideas, intereses, ideologías y métodos de
investigación han sido agrupados arbitrariamente." 63
La Victimología no se ha visto, como podemos ver, exenta de
críticas; algunos autores, sin negarla tajantemente la han impugnado en
formas diversas.
Bruinsma y Fiselier 64 consideran que la Victimología se enfrenta a
problemas similares a los que encaró la Criminología en sus oríge¬nes, y
que le impedirán su desarrollo científico.
Estos problemas consisten en la creencia de que las víctimas son un
tipo peculiar de gente, en la inexistencia de grupos de control, en las
muestras no representativas y en lo simplista del modelo crimen-
victimización, en que la víctima puede ser la causa directa.
En el momento actual, el problema se está analizando desde otro
ángulo, que estudiaremos a continuación.
II.5. DIVERSOS MODELOS, TENDENCIAS Y PARADIGMAS
La realidad es que existen diversos enfoques de lo que es la
Victimología.
Estos enfoques dependen en mucho de cómo se defina a la víctima,
lo que está muy ligado a la orientación ideológica y filosófica del
investigador.
61 López Rey y Arrojo, Manuel. Criminología. Tomo II. Editorial Aguilar, Madrid,
España, 1978, p. 145. ......'
62 López Rey y Arrojo, Manuel. Op. di., p. 146. '
63 Cressey, Donald R. Warehousing Crimináis. University of California, USA, 1982.
64 Bruinsma, Gerber y Fiselier, Jan. The poverty of Victimology. III Symposium, Ale¬mania, 1979.
I,;is « oiiicnics que tenemos actualmente son tres: la positivista, l,i
mleíaí (ioiiisi.i y la critica, que han sido consideradas como verda-ilrros
paiadigmas, es decir conjuntos de conocimientos que resuel¬ven (o
¡turnia resolver) determinados problemas (o grupo de pro-ilemas), bajo un
patrón aceptado por una parte de la comunidad cienitifica.65 cada
paradigma tiene su propia ideología (y en mucho la ideo¬logía lleva a
elegir el paradigma) y su modelo para resolver los pro¬blemas que
plantea el propio paradigma.
Para mejor comprensión, elaboramos el siguiente esquema, que
(Hiede ser aplicable tanto a la Criminología66 como a la Victimología.67
Paradigma (teoría)
Tendencia (ideología)
Modelo (perspectiva)
Positivista
Conservadora
Consensual
Interaccionista
Liberal
Pluralista
Crítico
Socialista
Conflictual
Ahora explicaremos cómo puede entenderse la Victimología según
los diferentes enfoques:
A) Victimología conservadora
El enfoque conservador es fundamentalmente positivista y por lo
tanto es causalista, la Victimología estudia las relaciones víctima-( riminal,
y es concebida como una rama de la Criminología.
El modelo de explicación es el consensual, la sociedad es cap¬tada
como una estructura bien integrada persistente y estable, basada en el
consenso acerca de los valores imperantes.
La ley refleja los deseos y esperanzas colectivas, y representa el
sentir popular, por lo tanto, sirve a todos por igual, protegiendo al
ciudadano de la victimización.
65 Para estudiar la teoría de los paradigmas véase: Kuhn, Thomas S. La estructura di l/is revoluciones
científicas. Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
66 Cfr, Michalowski, Raymond J. Perspective and Paradigm. En Theory in Criminology, SAGE Publications,
USA, 1977, pp. 17 y ss.
67 Falandysz, Lech y Kubala, Krysztof. Theoretical Issues and Developments in Victimology. Victimology
Newsletter, vol. 4, núm, 1. Fachhochschule Niederrhein. School of Social Studies. República Federal de Alemania,
1985, pp. 1 y ss.
El criminal es diferente al no criminal y, desde luego, a la víctima.
La víctima es identificada con el sujeto pasivo del delito; los casos de
autovictimización (drogadictos, alcohólicos, prostitutas, otros desviados)
son tratados en forma similar a los delincuentes.
Las víctimas estudiadas son las víctimas conocidas, es decir las que
llegan al sistema de justicia, y el interés máximo es saber si son
"culpables" o "inocentes", debiéndose socorrer a estas últimas.
Esta Victimología, llamada conservadora, criminal, penal o "anti-
victimología", es la que con mayor facilidad adoptan los sistemas de
justicia (independientemente de la ideología oficial), ya que les permite
evadir toda responsabilidad estatal en el fenómeno victimal; las víctimas
lo son por causa de los criminales rebeldes e inconformes, o por su propia
culpa al provocar o precipitar el crimen.
B) Victimología liberal
La Victimología liberal sigue un modelo pluralista, en el que la ley
existe no porque los individuos estén generalmente de acuerdo con la
definición de lo bueno y lo malo, sino precisamente porque están en
desacuerdo.
La sociedad es captada como múltiple y plural, donde coinciden
grupos con diferencias marcadas (raza, religión, status, etc.), y por lo
tanto valores, metas e intereses diversos y aun contradictorios.
Este pluralismo lleva al acuerdo general de un mecanismo que
pueda resolver los conflictos pacíficamente, por lo que se establece el
sistema legal, que es neutral y está por encima de las partes, es tan sólo
el arbitro que dirime las disputas.
La Victimología de corte liberal ha tomado el paradigma interac-
cionista, en que se considera la criminalidad no desde la conducta sino
desde la respuesta que provoca.
La conducta criminal es la que se etiqueta como tal, y por lo tanto, el
sujeto es también etiquetado como criminal o desviado.
Todo esto sucede en un fenómeno de interacción entre etique-tador
y etiquetado, de aquí las diferentes etiquetas para conductas o sujetos
similares.
El sujeto etiquetado tiende a identificarse con su etiqueta, y aun
cumplir la "profecía cumplida".
, El interaccionismo se ha considerado básicamente "victimoló-gico",
sobre todo en conceptos como desviación secundaria (Lemert) o carrera
desviada (Becker), donde el desviado es considerado una víctima.
Las soluciones propuestas van hacia un mejoramiento progresi-de l.i
sociedad y una justicia que logre mitigar el sufrimiento
(!) Virtimología socialista '" ''''
Kl modelo conflictual seguido por la Victimología de corte so-i i.ilistn
reconoce las diferencias sociales, los diversos grupos y sus nmllictos de
valores, metas e intereses
Kl fondo real del conflicto es la lucha por el poder, en que unos li.ii,ni
de obtenerlo y otros de mantenerlo.
La ley defiende los intereses de aquellos que tienen el poder II.M.I
hacerlo; el aparato judicial por lo tanto no es neutro, y protege los
intereses de la clase en el poder, y no de la colectividad en (general.
Esta Victimología censura básicamente el estado capitalista, en el
que se sostiene un orden social y económico que preserva el poder y sus
privilegios, criminalizando conductas que atenían con-11,1 dicho orden.
La Victimología socialista maneja un paradigma crítico, que |)iopone
un cambio de estructuras sociales definitivo, que evite la victimización y la
violación de derechos humanos igualitarios.
Por lo tanto, acepta un estándar de justicia, y capta al Estado } su
sistema de justicia como naturalmente victimizador, ya que atenta
principalmente contra las clases menos privilegiadas de la sociedad; y
olvida las víctimas de la dominación y la represión.
La definición de víctima en este enfoque es notablemente amplia.
11.6. CONCLUSIONES
Independientemente de la posición tomada respecto a la Victi-
mología la mayoría (por no decir la totalidad) de los tratadistas
reco¬nocen que los aspectos bio-psico-sociales, criminológicos, políticos }
legales referentes a la víctima han sido descuidados.
Se ha hecho una toma de conciencia con relación a la víctima; y es
acuerdo unánime que no puede abandonarse el estudio de su
personalidad y su participación en hechos de carácter criminal.
La opinión de que la Victimología debe formar parte de la
criminología es cada vez más difundida; de hecho, no hay criminólogo
moderno que olvide tratar el problema victimal en su obra, aunque pueda
negar la autonomía o existencia de la joven ciencia.118- m- 70
En un principio, tan sólo una minoría aceptaba a la Victimología
como una ciencia separada y autónoma, pero conforme se ha
pro¬fundizado en el estudio de las víctimas, un mayor número de
cien¬tíficos van optando por considerar al menos la posibilidad de
auto¬nomía, tomando en cuenta fenómenos como los de la víctima sin
crimen y autovictimización.
Fattah71 nos relata cómo los esfuerzos tendientes a arrojar luz sobre
el rol efectivo de la víctima dentro de la génesis del crimen y las tentativas
de desarrollar un modelo dinámico que vaya más allá del enfoque de las
características y los atributos, han sufrido un retro¬ceso y han sido
minados por una crítica exacerbante del concepto de víctima catalizadora
o precipitante (aquella que contribuye mayor¬mente a la comisión del
delito).
Ciertos autores han extendido sus críticas al concepto de vícti¬mas
catalizadoras o precipitantes a toda la Victimología acusándola de ser "el
arte de culpar a la víctima".
El hacer alusión a la negligencia de la víctima, a su imprudencia o a
su falta de precaución, es simplemente una manera entre otras, de poner
en evidencia la importancia de factores situacionales o actualizantes y de
subrayar la relación estrecha entre ciertos delitos y las oportunidades de
cometerlos.
Lo anterior no debe ser interpretado como un esfuerzo delibe¬rado
de culpar a la víctima o de disculpar al criminal. Es una tentativa de
explicar los motivos de la agresión y de analizar la cadena de even¬tos
que ha finalmente desembocado en la comisión de un delito.
La preocupación por la definición de la Victimología y de su objeto de
estudio se vio patente en los tres primeros Symposia, dando lugar a
apasionadas discusiones.
Algunos autores han llevado a considerar el debate sobre la
independencia como estéril, así, en el IV Symposium se propuso no
discutir el problema de la autonomía de la Victimología, quedando de
acuerdo en que cada quien puede tener un concepto de la Victimología,
sea éste amplio (en la proposición de Mendelsohn) o restringido, es decir
puramente criminológico.
68 Un ejemplo lo representan: Garrido, Vicente, Stangeland, Per y Redondo, San¬tiago. Principios de
Criminología. Tirant lo Blanch, Valencia, España, 1999, p. 662.
69 Ver también: Herrero Herrero, César. Criminología. Dykinson, España, 1997, p. 156.
70 Por todos: García-Pablos de Molina, Antonio. Tratado de Criminología. Tirant lo Blanch, España, 1999,
p. 105.
71 Fattah, Ezzat. Op. cit., p. 34.
A l.i mism;i < oiirlusión llegó el Convenio de Bellagio (Italia, I'(75),
(|ii<- p.ii ii<> del punto de que no era correcto proponer una iliTilín IDII (
oinplru de la Victimología, a causa de la variedad de las disciplinas
dcscrilas c involucradas en el tema y a causa de su actual ri.ipa de
desarrollo.
KM la i ( unión de Japón se vio ya la tendencia clara a aceptar una
VK limología en sentido amplio y a estudiar categorías victímales
independientes del fenómeno criminal.
Ks necesario tomar una postura al respecto, pues en mucho de ella
depende el resto del desarrollo de esta obra.
Aunque pudiere parecer paradoja, nosotros concedemos en toda HM
amplitud la autonomía a la Victimología, y a la vez aceptamos su
pertenencia a la Criminología.
Kn los siguientes capítulos fundamentaremos nuestra afirma-
• ion; adelantemos ahora cuáles el planteamiento básico.
En cuanto logra identificar un objeto propio y reunir las carac-i< i
ísticas requeridas para toda ciencia factica, la Victimología adquie-i (• su
autonomía científica.
Por otra parte, concurre a formar la gran síntesis criminológica; i|ne
no se puede concebir, sin el análisis de las víctimas.
Nadie negaría que la Biología, la Antropología, la Psicología o l.i
Sociología tienen total autonomía científica, y que su objeto de < .nidio
supera en mucho al fenómeno antisocial.
Nadie duda ya que estas ciencias vienen a conformar la síntesis
• i iminológica, creando un conjunto de conocimientos nuevos, diver-
• .<>s de su objeto original.
Algo semejante sucede con la Victimología; su objeto de estu¬dio es
más amplio que el fenómeno criminal y la relación criminal-VH tima, por lo
que puede manejarse en forma independiente; por otra parte, concurre
con las otras ciencias criminológicas a confor¬mar la síntesis que es la
esencia de la Criminología.
Situación semejante guarda la Fenología, cuya autonomía cien-hlica
ha sido demostrada,72 al identificar plenamente su objeto (la ieacción
social), y esto no obsta para que sea parte fundamental de la
Criminología.
El problema es, por lo tanto, aparente. La solución puede en-
(ontrarse en el reconocimiento de una Victimología General (como de una
Psicología, Sociología o Biología Generales), que estudia a
Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis. Fenología. Editorial Porrúa, México, 2a edición,
todas las víctimas, y de una Victimología Criminológica, concurrente a la
síntesis criminológica y encargada específicamente de estudiar a las
víctimas de conductas antisociales.
En cuanto a los diversos enfoques, teorías y planteamientos, son
naturales y aun necesarios en una comunidad científica.
Es claro que la Victimología nace dentro de un paradigma positivista,
y que es este enfoque el que aún prevalece; reconocemos que en esta
obra utilizamos en diversas partes la metodología propia del positivismo, y
que nos interesan varios de los problemas plantea¬dos por el
mencionado paradigma, pero sin aceptar el modelo con-sensual.
El interaccionismo primero y las tendencias socialistas después, han
abierto indudablemente nuevos campos de investigación, plan¬teando
nuevos problemas y proponiendo soluciones diferentes, que
necesariamente debemos tomar en cuenta.
CAPÍTULO III
LA CIENCIA VICTIMOLÓGICA
III.1. INTRODUCCIÓN
En este capítulo desarrollaremos el tema de la condición cien iilica de
la Victimología, analizando en primer lugar las característi cas de una
ciencia fáctica para poder a continuación situar al con ¡unto de
conocimientos relativos a la víctima en esta categoría.
Necesario es estudiar los problemas del objeto y el método di la
Victimología, pues sólo analizando éstos podremos avanzar en e
conocimiento científico.
La precisión del objeto es fundamental en el trabajo científicc es el
punto de arranque, no puede haber error en esta materia; ei este capítulo
enunciaremos el objeto, a reserva de desarrollar!'
posteriormente.
En cuanto al método, daremos algunas reglas generales, reca (ando
su importancia, pues es requisito indispensable en el quehace científico, y
mencionaremos algunos avances en esta materia.
73 Bunge, Mario. La Ciencia, su Método y su Filosofía. Siglo XX. Bueno» Aires, Argí tina, 1976, p. 9.
Las ciencias formales demuestran o piiub.m, utilizan la lógica y
manejan símbolos vacíos.
Las ciencias fácticas verifican hipótesis, y requieren de la
obser¬vación y/o de la experimentación, utilizando símbolos
interpretados. La Victimología formaría parte de las ciencias fácticas,
reunien¬do requisitos de racionalidad y objetividad.
La racionalidad se interpreta como el uso de conceptos, juicios y
raciocinios que pueden combinarse de acuerdo a normas lógicas,
organizados en sistemas de ideas, en conjuntos ordenados de
propo¬siciones, es decir de teorías.
La objetividad se logra en la aproximación con el objeto y la
verificación de las ideas con los hechos.
Siendo así, la Victimología debe fortalecer su categoría científi¬ca
reuniendo una serie de características que son, de acuerdo al esquema
propuesto por Mario Bunge:74
La j 'adicidad; debe partir de los hechos y volver a ellos, debe utilizar
datos empíricos, pero a la vez ser trascendente, ir más allá de los hechos
mismos, racionalizando la experiencia, sin limitarse a describirla.
Debe ser analítica: abordar problemas concretos
descomponién¬dolos en sus elementos, esto implica la especialización.
Los conocimientos obtenidos deben ser claros y precisos, lo que les
va a dar la categoría de comunicables.
La verificación es considerada una característica científica clave, el
conocimiento debe aprobar el examen de la experiencia, lograda a través
de la observación y de la experimentación.
El método es otro gran requisito, la ciencia no es errática sino
planificada. A este problema, por su importancia, dedicaremos varios
párrafos más adelante.
La Victimología debe ser sistemática, y no un agregado de
infor¬maciones inconexas, sino un sistema conectado lógicamente entre
sí. Todo hecho victimal debe ser clasificable y legal, entendiendo por legal
su capacidad de ser sometido a leyes científicas.
Así, se debe llegar a la explicación y a la predicción. Efectivamente,
la Victimología debe ser explicativa, debe intentar explicar los he¬chos en
términos de leyes, y éstas convertirlas en principios.
El conocimiento es predictivo en cuanto trasciende el conjunto de
experiencias de los hechos, imaginando el pasado para decir cómo debe
ser el futuro en el fenómeno estudiado. La predicción pone a prueba la
hipótesis.
74 Bunge, Mario, op. cit., pp. 16 y ss.
Finalmente, npin.mios <|iir la Victimologfa debe ser abierta, fal lile y
úiil.
La tififilnid ronsiMr (ii el reconocimiento de la falibilidad, e no cenarse
en dogmas ni axiomas, en saber que todo conocimienl (imliTuo es
superable.
La falibilidad del conocimiento científico es aceptada por tod( los
hombres de ciencia del momento actual; el vicümólogo debe pr sentar
teorías para que puedan ser aceptadas, refutadas, corregida aumentadas
o limitadas.
Además, la Victimología debe ser útil, buscar la verdad (cientí: < a) y
su aplicación para el bien, en este caso la mejor comprensic de los que
sufren, la atención y la prevención victímales.
Con lo anteriormente expuesto, fundamentaremos nuestra cree cia
de que a la Victimología debe reconocérsele su categoría cien tica, pues
reúne los requisitos exigidos a toda ciencia fáctica.
Es de entenderse que una ciencia en proceso de fortificacic tenga
aún errores, tautologías y contradicciones, y que sus leyes teorías sean
aún escasas, pero es admisible que, en lo esencial, 1 alcanzado la tan
preciada calidad científica.
III.3. EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA VICTIMOLOGÍA
Una vez asentada la categoría científica de la Victimología, necesario
fijar su objeto de estudio y el método a seguirse.
La precisión del objeto es fundamental en toda la problemáti
victimológica, y en mucho depende de cómo contemplemos el o jeto, si
consideramos a la Victimología como ciencia y si le conced mos
autonomía o no.
El objeto de estudio es, en primer lugar, la víctima, en genei parece
no haber oposición para este postulado básico.
Mendelsohn,75 Aniyar7B y Moura,77 en sus respectivas obras, co
sideran que la Victimología, de acuerdo a este primer objeto de < tudio,
está construida sobre tres planos constitutivos:
I. El plano primordial sería bio-psico-social: el sujeto puesto < frente
a todos los factores que lo estimulan a convertirse en víctirr comprendidos
los casos en los cuales no existe la otra parte de
75 Mendelsohn, Beniamin, op. cit.
76 Aniyar de Castro, Lola, op. cit. (Victimología), p. 26.
77 Moura Bittencourt, Edgard. Vittima. Editora Universitaria de Direito, Ltda. 5 , Brasil, s.f., p. 27.
pareja penal, o sea el delincuente. Por ejemplo, los accidentes de trabajo
o de tránsito, en los cuales se es víctima del propio acto; en estos casos
se habla de víctima independiente;
II. El plano criminológico, sobre el cual el problema de la
per¬sonalidad de la víctima está en relación bio-psico-social solamente
con el conjunto de los problemas de la criminalidad, y siempre desde el
punto de vista terapéutico y profiláctico victimal, y
III. El plano jurídico, el cual consideraría a la víctima en rela¬ción con
la ley, sea ésta penal o bien civil, para los casos de resarci¬miento de los
daños por ella sufridos.
Este esquema parece ser lo suficientemente amplio, pues admite
tanto la víctima del criminal como a otras víctimas, así como diversos
campos de aplicación.
Góppinger nos señala que, en el objeto de la Victimología, "son
subsumidas no sólo las víctimas de los delincuentes, sino también
aquellas personas que llegan a ser víctimas sin la intervención de otros, o
que llegan a sufrir daños (accidentes laborales, accidentes en viaje, etc.,
'el accidentado'); para la Criminología, estos campos ofrecen, a lo sumo,
interés a los fines de una contemplación comparativa".78
La opinión de Góppinger es coherente con su enfoque de la
Victimología, sin embargo, podemos comprobar que el análisis de la
víctima fuera del contexto criminal ofrece un interés que va más allá de la
simple contemplación comparativa.
Siguiendo a Vasalli, Nieves afirma que en el ámbito de los estu¬dios
criminológicos, deberían ser incluidas conductas no tipificadas como
hecho punible. En la misma forma, "los análisis y estudios victimológicos,
deben extenderse a conductas que si no son descritas por la ley como
delitos o falta, sin embargo, poseen un gran índice victimogenético y que
de sus conclusiones podría deducirse que constituye una gran fuente de
penalización, o cualquiera otra medi¬da sustitutiva".79
Este enfoque amplio es el que nos satisface para una Victimología
Criminológica, cuya finalidad, en palabras de Fattah, es "desarrollar, por
el estudio profundo de la víctima, un conjunto de reglas gene¬rales y de
principios comunes así como otro tipo de conocimientos que pueden
contribuir al desarrollo y al progreso de las ciencias cri¬minológicas y
jurídicas, permitiendo una mejor comprensión del
Icnónu-ini <Miiiiii.il, de los procesos criminogénicos, de la personz
lid.id \ <lc l,i peligrosidad del delincuente".80
Sin embargo, para una Victimología general el campo de acciói nos
parece limitativo, y proponemos, de acuerdo a los autores y mencionados,
a la víctima en general, es decir, a la víctima de conduc las no criminales,
criminales, o hechos fortuitos, como objeto pr: mordial de la Victimología.
La definición amplia de la víctima ha sido adoptada, según Gei;
(lliappell y Agopian,81 por múltiples tratadistas, como Carranza E
Scparovic Z., Hatchard, Jackovljevic, Jancovic, Halasi, Trifftereí etc., que
en el V Symposium presentaron trabajos sobre sujetos tai variados como
refugiados, minorías, desviados, presos políticos, e> cluidos de educación
y empleo, y sobre víctimas de desastres ñau. rales, abusos de poder,
discriminación, conflictos armados, contara nación, etcétera.
Pero el objeto de estudio no puede limitarse a la víctima en s
pues parece lógico, como veremos más adelante, atacar el objet
desde tres niveles de interpretación, a saber: .
a) Nivel individual: la víctima ..
b) Nivel conductual: la victimización '
c) Nivel general: la victimidad .
Es decir, el objeto de estudio no se circunscribe a la víctima, s
personalidad y características; debe estudiarse también su conduele
aislada y en relación con la conducta criminal (si la hay), así com el
fenómeno victimal en general, en su conjunto, como suma d víctimas y
victimizaciones, con características independientes de la individualizadas
que la conforman.
Estamos totalmente de acuerdo con Anttila 82 en que uno de le
peligros de la investigación victimológica es el obtener conclusiones d
estudios singulares de las características individuales de las víctima: Ks el
mismo error en que incurrió la Criminología al estudiar solamer te al
criminal, olvidando que éste y su víctima son dos partes d( mismo
problema, que interaccionan dentro de un contexto socia
No es válido el sacar conclusiones en un nivel basándose e otro, es
decir la conducta no explica al individuo, así como el cas individual no
explica la generalidad, ni ésta puede aplicarse a tod
78 Góppinger, Hans, op. cit. (Criminología), p. 362.
79 Nieves, Héctor. Hacia una Victimología Comparada. Universoiad «fe Carabobo, Vene¬
zuela, 1979, p. 5. ' ..-'• '
80 Fattah, Abdel Ezzat, op. cit. (Quelques problemes...), p. 336.
81 Geis, G.; Chappell, D.; Agopian, M. Reporte del V Symposium Internacional Victimología. Zagreb,
Yugoslavia, 1985.
82 Anttila, Inkeri. Wko are the victims of crínws? II Symposium. USA, 1976.
caso individual, que podría ser exactamente la excepción que con¬firmara
la regla.
Debe pues tenerse un extremo cuidado para precisar el objeto, y el
nivel de interpretación en que vamos a trabajar, para no expo¬nernos a
obtener conclusiones falsas.
Debemos recordar que el objeto determina el método y una
confusión de nivel de interpretación, o una falsa elección de objeto nos
llevará a equivocarnos de método, lo que equivale a una inves¬tigación
desacertada.
III.4. EL MÉTODO ,
Método es el medio de que se vale o el camino que sigue una ciencia
para adquirir el conocimiento de su objeto.83
El método es un procedimiento regular, explícito y repetible para
hacer algo; en materia científica, es la forma de resolver problemas.
Si la Victimología presume de categoría científica, debe seguir un
método afín a la misma categoría.
Existen dos métodos: el general, que es adoptado por toda la ciencia
y el especial, que se utiliza en cada problema en particular.
El método científico en lo general sigue reglas fundamentales, ya
enunciadas por Descartes en su Discurso del Método.64
La Victimología, en cuanto a ciencia fáctica, debe atenerse a las
reglas científicas generales, pero para lograr una total autonomía, debe
buscar los métodos especiales que puedan resolver sus pecu¬liares
problemas.
Hay autores que consideran que el método debe ser el mismo que
utiliza la Criminología,85 esto parece ser equivocado; ya Mendel-sohn ha
señalado, por ejemplo, que la Victimología no debe valer¬se de la
metodología criminológica para el examen de la personali¬dad de la
víctima, cuya situación es profundamente diversa de aquella del
agente.86
Hasta el momento, es verdad que la Victimología ha seguido los
pasos de la Criminología, y ha procurado seguir una metodología de corte
criminológico; diversos autores han llamado la atención en este
83 Cfr. Apel, Max y Ludz, Peten Diccionario de Filosofía. UTEHA. México, 1961, p. 211.
84 Descartes, Rene. Discurso del Método y Meditaciones Metafísicas. Bruguera, España, 1972, p. 89.
85 Santcs Seixas, J. W. Pequeño Dicionário de Criminología. Pro-Livro, Sao Paulo, Brasil, 1976, p. 161.
86 En el mismo sentido: Moura Bittencourt, op. cit., p. 46.
punto, recomendando, tal como lo hemos mencionado, que la Victi-
mología del»- desarrollar su propia metodología.
l'ara Mendclsohn, la Victimología implica específicamente la
detección de medios y técnicas de investigación, así como la elabo-i.irión
de test victhnológicos, la medición y explicación de éstos, y la unificación
de una terminología propia.87
El punto de partida, independientemente del modelo elegido, es *¡in
duda la observación, que consiste en examinar atentamente el objeto.
De la observación se pasa a la descripción, definiendo en prin-i i|>io
el objeto, no por sus predicados esenciales, sino dando una idea general
de sus partes o propiedades.
El paso siguiente es el de la clasificación, en nuestro caso, una ve/,
observadas y descritas las víctimas, las relaciones victímales, la
vietimización y la victimidad, pasaremos al intento de establecer una
tipología, de ordenar o disponer por clases.
Finalmente viene la explicación, es decir el intento de formu-l.ir leyes,
o sea encontrar relaciones constantes entre los diversos fe¬nómenos.
Las leyes deben constatarse; ya mencionamos la verificabilidad i
«uno una característica básica del conocimiento científico. Para esto es
de gran utilidad la experimentación.
Experimentar es provocar una observación, la que podemos diri¬gir,
reproduciendo el fenómeno e intentando controlar las variables.
La experimentación en Victimología es por demás limitada, por
i.i/ones éticas, sociales y jurídicas.
Parece lógico que no es posible reproducir el fenómeno victimal, ijiie
no es dable victimizar a título de experimento científico.
Sin embargo, la Victimología no se reduce a una ciencia de
observación pura; es indudable que en materia de prevención victimal es
necesario experimentar para poder obtener éxito.
Lo mismo podríamos decir en el terreno de la clínica victimal, en el
que es indispensable ensayar las diversas técnicas para el tra¬tamiento
de las víctimas.
III.5 LA INVESTIGACIÓN VICTIMOLÓGICA
En 1975 se celebró un Convenio Internacional de Estudios sobre
Victimología en la Ciudad de Bellagio, Italia, de particular interés pues se
analizó la problemática metodológica.
87 Mendelsohn, Beniamin. Victimology and the Technical and Social Sciences, Victimology, u new focus.
Vol. I (Drapkin). Lexington Books. USA, 1974, p. 33.
Entre las conclusiones, se consideró que, hasta esc momento, las
áreas básicas a las que se ha dirigido la investigación en materia
victimológica son:
1. El papel de la víctima. Se trata de averiguar hasta qué punto la
víctima ayudó, contribuyó, fomentó, dio lugar o participó en su propia
victimización.
En este sentido son importantes las dificultades metodológicas, y las
necesidades para futuros trabajos, principalmente en lo relacio¬nado a la
terminología (participación, vulnerabilidad en lugar de precipitación y
provocación).
2. El reporte del delito. Una área de interés sustancial es el conocer
por qué las personas llaman a la policía en busca de ayuda para sí o para
otros.
Aquí es importante conocer los factores que conducen a un aumento
en reportes, así como los factores que llevan a una dismi¬nución en los
reportes.
Estas investigaciones tienen implicación para conocer cuáles
factores están relacionados y cuáles no, y cómo lograr una mayor
cooperación con la policía.
3. La víctima y el sistema de justicia penal. La .víctima está
relacio¬nada con el sistema de justicia penal, principalmente en los casos
en que denunció.
La investigación se ha centrado sobre las formas en que las
de¬cisiones de la víctima afectan al sistema de justicia penal, la
percepción de la víctima del sistema penal en cuanto a sus decisiones, y
la forma en que la víctima es afectada por el proceso y las decisiones
judiciales.
Actualmente, la investigación se ha ampliado notablemente, y ha
salido en mucho de los límites criminológicos, abarcando cada vez mayor
cantidad y variedad de campos.
III.6. DIVERSOS MÉTODOS
En la mencionada reunión de Bellagio, se concluyó que, en lo
re¬ferente a investigación y metodología, hay cinco títulos principales:
métodos de encuesta; métodos de archivo (datos de policía o de médico
forense); métodos de observación; diseños experimentales; e
investiga¬ción no cuantitativa. Para ser útiles en el desarrollo de la teoría,
pre¬vención guiada o tratamiento, y modificación del sistema de justicia
criminal, estos métodos deben sujetarse a los criterios de confianza en
relaciones casuales y generalización, como se muestra en la tabla 1.
Además, estarán restringidos por los costos y consideraciones éticas.
TABLA
Como guía para las personas interesadas en investigación sobre
víctimas, cada uno de los cinco métodos está indicado como "alto" o
"bajo", en términos de que también han sido estimados para pasar los
criterios, sus costos y el punto hasta el cual ocasione problemas éticos.
Están indicados los usos y ventajas de cada uno.
Haremos algunas observaciones sobre estos diversos métodos.
III.6.1. Los cuestionarios
En 1937, Mendelsohn publicó un cuestionario de más de 300
preguntas para preparar las defensas penales.88 En este cuestionario se
indagan datos del presunto delincuente y de su víctima, desde diversos
puntos de vista, debiendo aplicarse al acusado y a aquellas personas que
pudiesen tener información del caso.
Se intenta obtener en detalle las características de la personali¬dad
del acusado desde un punto de vista bio-psico-social, y paralela¬mente,
datos concernientes a la personalidad de las víctimas y de las relaciones
entre ambas personalidades.
Este puede ser uno de los puntos de partida en la investigación
victimológica, y obviamente se centraba en las víctimas "conocidas", es
decir en aquellos sujetos cuya victimización era de tipo delincuencial y
llegaban por esto a la administración de justicia.
La investigación victimológica se dirigió entonces hacia las víc¬timas
(conocidas) de un delito, poniendo énfasis en el estudio de la
personalidad del ofendido y el papel que ésta juega en la comisión del
hecho punible.
La información puede obtenerse en varias formas; la más lógica es la
entrevista y la observación directa de la víctima, aunque esto no siempre
es posible (en homicidio por ejemplo), por lo que se recurre al
interrogatorio del delincuente, y a la investigación con aquellos que hayan
tenido conocimiento directo del ofendido.
Lo aconsejable en este modelo es utilizar todas las vías por las que
podamos obtener información, no sólo las personales mencio¬nadas, sino
también las documentales, como registros, informes periodísticos,
etcétera.
Este modelo, demostró su gran utilidad, principalmente en sus
aplicaciones en el medio de la administración de justicia, dando al juez
mayores elementos de juicio.
88 Mendelsohn, Beniamin. Method to be used liy counseffor t$e, dífeAse in researches made into the
personality of the criminal. Revue de Droit Penal et de Criminologie, 1937, pp. 877 y ss. Bélgica, 1977
(mencionado en The origen of Victimology).
111.6.2. Método clínico
De aquí se pasó al modelo clínico, con el estudio directo de 1
víctima, aplicando (esto es incuestionable) una metodología de cort c
riminológico, en mucho porque los encargados de hacer los estv dios eran
los mismos profesionistas que realizaban exámenes y obse: vaciones en
delincuentes.
Todo lo anterior representó un gran avance, y proporcionó un gran
cantidad de conocimientos, sin embargo, se puede cometer < mismo viejo
error de la Criminología tradicional: estudiar tan sólo las víctimas
conocidas y, podríamos decir, "captadas" por el sistem de justicia,
olvidando a las demás víctimas, tal como la Criminologí tradicional estudió
sólo los delincuentes "capturados".
En varias partes de esta obra regresaremos sobre el modelo clínic de
investigación de la víctima.
111.6.3. Las encuestas
Se procuró después averiguar qué pasa con las víctimas "deso
nocidas", o sea aquellas que quedan fuera del sistema de justicia.
Al método de encuestas le dedicamos el apartado 7, en vista d
su peculiar desarrollo.
111.6.4. Investigación en archivos
Generalmente son menos confiables que las encuestas, pero <
necesario utilizarlos.
Los más confiables son los reportes sobre homicidios y suicidio
La ventaja de los archivos es que pueden relacionar a faetón
macroestructurales como desempleo, inflación, urbanismo, etcéter
Estamos conscientes, tal como se expuso en el VII Congre; para la
prevención del delito de la ONU, que: "Las estadísticas ofici les sobre
delincuencia proporcionan una imagen inadecuada y a veo realmente
distorsionada del verdadero alcance de la victimización"
111.6.5. Otros métodos
Además de los métodos mencionados, se está trabajando en
desarrollo de técnicas para lograr descubrir factores victimógenos e
90 Aníyar de Castro, Lola. Los desviados como víctimas. Capítulo criminológico 2. Universidad del Zulia,
Maracaibo, Venezuela, 1974, p. 96.
91 Cfr. Hentig, Hans von. El delito desconocido. Espasa Calpe. Madrid, España, 1969.
92 Cfr. Hood, Roger y Sparks, Richard. Problemas clave en Criminología. Biblioteca para el Hombre
Actual. Guadarrama, España, 1970.
" Cfr. Vetter, H. y Silverman, op. cu., p. 350.
94 Cfr. Vázquez, Ángela. La víctima como objeto de la Criminología. Criminalia. Año XLIX, núm. 1-12.
Editorial Porrúa. México, 1983, p. 95.
U) Kvalnai las repercusiones de ciertos delitos sobre las víctimas,
principalmcnie se pretende llevar a cabo una evaluación de los costos
(liic-ctos, en términos de pérdidas financieras y de los daños perso¬nales
sufridos por las víctimas.
3) Valorar el riesgo de victimización o de ser víctima de un crimen.
Se prevé, a través de las encuestas, acrecentar el conocimien¬to sobre
diversos factores, como variables demográficas, ciertos
com¬portamientos, etcétera.
4) Obtener indicadores sobre el funcionamiento del sistema de
justicia penal, tanto en su operatividad real como en la percepción que de
él tiene el público.
En Bellagio, se dijo que las razones básicas para las encuestas de
victimización son:
1. Existe la función de indicador social (como indicadores más
precisos cuando se estudia la problemática criminal que otras fuentes).
2. Para la prevención del crimen y evaluación de los programas.
3. Función de control político-social (funciones y planes son más
precisos con estadísticas de victimización que por estadísticas
incompletas y distorsionadas del delito).
Se agregó que los principales objetivos de las encuestas de
víc¬timas son:
a) Una mayor exactitud en las medidas de incidencias a la
victi¬mización criminológica, y
b) La investigación del impacto de la actividad criminal en la
población en general.
En un estudio del LEAA,95 se dijo que las encuestas pueden dar
información sobre:
a) Estimar el valor de lo perdido, daños causados, medidas
to¬madas para prevenir más crímenes, pólizas de seguro, etcétera;
b) Obtener descripción directa de los delincuentes y con ello,
adquiriendo la información nueva por primera vez desde 1930;
c) Conocer el modus-operandi de los delincuentes, incluyendo el uso
de armas, medios de acceso a sus víctimas, la eficacia de alarmas,
inutilidad de hacer desistir al delincuente, y
d) Descubrir quién llama a la policía y por qué; qué sucede cuando lo
hacen, y si están o no satisfechos de los resultados.
95 Citado por López Tapia, Guillermo, op. cit.
Las encuestas de victimización no se han visto exentas de crí¬ticas,
así, Young Rifai expone algunos problemas y soluciones al respecto:96
a) Algunas preguntas para hacer los registros sobre el impacto de la
victimización criminal y del miedo a la misma, no han sido formulados con
precisión, sino con escaso rigor;
b) Las causas verdaderas del miedo y los tipos específicos de im-
pacto negativo no han sido definidos precisamente para tener medi-
das cuantitativas, y
c) La determinación del impacto y del miedo por la victimización
criminal son problemas basados en presunciones hechas sobre las
consecuencias negativas de la victimización, estas consecuencias han
sido obtenidas por casos subjetivos e impresiones personales pero no
han sido documentados por estudios cuantitativos.
Por su parte, Bustos y Larrauri señalan como objeciones de tomar en
cuenta:97' 98
a) Son incapaces de recoger delitos de cuello blanco;
b) Tienden ineludiblemente a sobrerepresentar el delito común;
c) Están subrepresentadas las víctimas más vulnerables y las
víc¬timas múltiples;
d) Se minimizan los delitos acontecidos en el área privada;
e) Hay una serie de fallas técnicas, como puede ser la diferencia
entre el concepto legal y el popular del delito, y
f) Pueden ser fácilmente cooptadas por los sectores políticos más
partidarios de endurecer el Derecho Penal.
El trabajo con encuestas se ha generalizado e internacionalizado,
así, Estados Unidos de Norteamérica publica anualmente su National
Crime Victimization Survey (NCVS)99 y a nivel internacional es invaluable
la obra de J. van Dijk y la International Crime • Victims Survey (ICVS),
iniciada en 1987, con el seguimiento de 54 países.100
96 Young-Rifai, Marlene. Methods ofmeasuring the impact of criminal victimization survey. III
Symposium. Alemania, 1979.
07 Bustos, Juan y Larrauri, Elena. Victimología: Presente y Futuro. Editorial Themis. Bogotá, Colombia,
1993, p. 58.
98 También: Larrauri, Elena. Victimología, en: De los Delitos y de las víctimas. Editorial Ad-hoc.
Argentina, 1992, pp. 288 y ss.
99 U.S. Department of Justice. Bureau of Justice Statistics. Criminal Victimization in the United States.
100 ijn resumen puecje verse en: Dijk, Jan J. M. van. Caringfor Crime Victims. Criminal Justice Press.
USA, 1999.
Efectivamente, si bien las encuestas de victimización son
supe¬riores al trabajo sobre registros policíacos o judiciales, debemos
tener un gran cuidado, pues las respuestas de la víctima o presunta
víctima consisten en lo que ella capta como crimen o delito, además,
siempre hay la posibilidad de que la persona haya sido víctima sin
saberlo.
Los problemas metodológicos son muy similares a los de encues¬ta
sobre delito.
La versión de las víctimas acerca de los sucesos está limitada a
fallas de memoria, distorsión de los hechos por el tiempo transcurri¬do,
ocultamiento o invención de la información.
Para una correcta medición y análisis en materia de victimización se
sugieren tres medidas:
1. Una rigurosa prueba de las preguntas que para hacer los registros
van a ser empleadas.
2. Un estudio completo será necesario para definir las causas }
manifestaciones del miedo y del impacto de la victimización criminal,
3. Será necesario validar empíricamente las presunciones de las
consecuencias de victimización.
En la parte conducente de este trabajo relataremos los resulta dos de
algunas encuestas de victimización.
III.8. LA INTERDISCIPLINA ,
La Victimología debe utilizar un método interdisciplinario, er otra
forma no puede llegarse al conocimiento integral de la víctima
En el momento actual de desarrollo científico esta forma d< trabajo
es común, más aún tratándose de problemas sociales.
Es difícil para una sola disciplina resolver en forma total ui problema
sin concurrencia de otros conocimientos.
La cuestión había sido ya captada por Mendelsohn: "La Victimólo gía
implica específicamente, el descubrimiento de medios de inves ligación y
elaboración de pruebas, recursos, terminología única, etc Para lograrlo,
es necesario que un grupo de científicos inicie algún; acción en favor de
la Victimología, con un espíritu como el descriti antes. Principalmente, le
incumbe a los médicos, sociólogos, psiquic iras, psicoanalistas,
criminólogos y juristas. Es necesario señalar, ei esta primera ocasión, el
interés y colaboración de los ingeniero mecánicos y electricistas,
ecólogos, ciberneticólogos, demógrafos, etc Algunos de ellos contribuirán
al conocimiento de varias categorías d víctimas que le interesan a la
sociedad como factores causales. Otros
podrán sugerir soluciones o problemas que únicamente las ciencias
técnicas son capaces de proporcionar." 101
Efectivamente, en la amplia Victimología general, el volumen de
problemas a resolver es de tal magnitud, que sólo con la concurren¬cia
de una gran variedad de conocimientos se puede obtener éxito.
Por lo tanto, la Victimología general se vislumbra como una ciencia
sintética.
Hasta aquí no parece haber problema, la cuestión principia en lo
referente a la Victimología criminológica: ¿Debe ser una ciencia sintética
que se compone de Antropología victimal, Biología victimal, Psicología
victimal, Sociología victimal, etcétera?
¿Es por lo tanto una síntesis que pasa a conformar otra síntesis
(como puede ser el caso de la Criminalística)? ¿O basta su inclusión a la
síntesis criminológica para resolver el problema?
Por razones prácticas (principalmente la falta de especialistas), nos
parece que el nivel criminológico, bastaría la inclusión de la Victimología a
la interdisciplina criminológica para resolver el pro¬blema, siempre y
cuando se esté haciendo verdadera interdisciplina, es decir una
retroalimentación, un trabajo en forma de Feed-back, un esquema circular
en el que la contribución de cada uno de los especialistas complete y
enriquezca las conclusiones de los demás.
101 Mendelsohn, Beniámin, op. cu. (La Victimología y las tucaiáaéa & la sociedad..., p. 76.
CAPÍTULO IV
VICTIMOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES
IV. 1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo lo dedicaremos a estudiar las relaciones de la Victi
inología con las llamadas Ciencias Penales; esto desde luego va redu
riendo nuestro campo de estudio, pues quiere decir que nos limita MÍOS a
la victimización producto de una conducta antisocial.
La Enciclopedia de las Ciencias Penales (llamada también Constela
/• ion), es el esquema de las ciencias que se ocupan de estudiar er alguna
forma las conductas consideradas antisociales y las normas (|iie las rigen.
Cada autor tiene su propio esquema, por lo que no entraremos ,i la
discusión del mismo, simplemente expondremos el que usare 11 ios en
esta obra, sin pretender que sea el único verdadero o válido.101
Las ciencias penales pueden dividirse en cinco grandes rubros .1
saber:
I. Las ciencias criminológicas, que conforman la Criminología
Antropología, Biología, Psicología, Sociología, Criminalística, Victimo
logia y Fenología.
II. Las ciencias histórico-filosóficas, que comprenden la Historia la
Filosofía y la comparación de las ciencias penales.
III. Las ciencias jurídicas, integradas por el Derecho Penal, De iccho
Procesal Penal, Derecho Ejecutivo Penal, Derecho de Policíí y Derecho
Victimal.
IV. Las ciencias médicas, a saber: Medicina Forense y Psiquiatría
Forense.
V. Las ciencias denominadas básicas, esenciales o fundamenta les,
que son: la Metodología y la Política Criminológica.
102 En caso de duda, remitimos a nuestra obra Criminología, capítulo IV, Editoria l'orrúa (16S edición),
2001.
Cada una de estas ciencias guarda una gran autonomía, pero a la
vez tiene una apreciable cantidad de ligas con todas las demás
disciplinas; en realidad, en múltiples casos se van uniendo,
entrete¬jiendo, para dar conocimientos y soluciones a problemas
complejos, sin que por ello puedan confundirse entre ellas, pues se
manejan con métodos y técnicas diferentes.
La Victimología se relaciona así con toda la enciclopedia penal,
aporta y recibe conocimientos, sugiere soluciones, acepta sugerencias y
se va convirtiendo en parte indispensable del trabajo interdisciplinario.
Actualmente, ha surgido un gran interés por la materia victimo-lógica
no sólo en el campo de la Criminología, sino también en otras disciplinas,
penales o no penales, así como en los diversos órganos de justicia penal,
y en otras instituciones oficiales o privadas.
En tanto que, en el mundo científico el interés es tratar de explicar el
fenómeno victimal, a nivel institucional la preocupación se va centrando
en la reparación del daño y en el auxilio y asistencia a las víctimas.
IV.2. VICTIMOLOGÍA Y CRIMINOLOGÍA
Como hemos expresado, no nos parece descabellada la idea de una
ciencia Victimológica de amplio espectro, con una gran autono¬mía, y un
objeto de estudio de gran extensión.
La Victimología ha nacido a la sombra de la Criminología, como ésta
en sus inicios lo hizo con respecto al Derecho Penal.
Por esta razón, la Victimología ha adoptado terminología y
meto¬dología criminológica, pero en forma alguna puede confundirse con
la Criminología.
En nuestra opinión la Victimología, o por lo menos una parte de ella,
la Victimología Criminológica, viene a formar parte de la síntesis
criminológica.
A la Criminología le interesan las víctimas de los crímenes, es decir
de conductas antisociales que atenían contra el bien común.
Difícilmente puede explicarse el fenómeno criminal sin su
con¬traparte, el fenómeno victimal; parecería ser idéntico
acontecimien¬to, pero no lo es, el enfoque es totalmente diverso.
El unilateral análisis del criminal, sin considerar a su víctima, ha
demostrado su pobreza en el momento actual.
Por mucho que logremos una anatomía biopsicosocial del criminal,
nuestra comprensión es trunca si no tenemos el estudio de la víctima.
Así, la Victimología pasa a formar parte de la síntesis i iiiinii<)l(i|M( .1,
sin perder su autonomía (como no la pierden la Psico-l<IJM.I <> l.i S<H
i<>logia).
"Kll.i no es una rama de la Antropología criminal, porque no se li.i .H
(-piado, desde luego, que la víctima pertenezca a esta categoría, aun <
uando sea posible que el status de víctima pueda, en determi¬nadas
circunstancias, pasarse al status de agente criminal. No es, tam-|H• <• <»,
e indudablemente, sociología criminal, porque sabemos que rsia se ocupa
del delito como fenómeno de masa. Si la Criminología HC considera
política criminal, menos aún podríamos citar nuestro rsindio bajo esta
denominación."103
111 Quiroz Cuarón, Alfonso. Medicina Forense. Editorial Porrúa, S. A. México, 197(
El enfoque es mucho más amplio, ya que no se detiene en las
víctimas de un delito, ampliando su campo de estudio, entre otras, a
víctimas de sí mismos (suicidio), a víctimas de hechos de tránsito y a
víctimas de accidentes de trabajo.
La temática médico-forense nos va recordando múltiples formas de
victimización (por cierto las más graves), así se analizan: trauma¬tología,
asfixiología, tanatología, exhumación, necropsia, identidad, etcétera.
Por su trato continuo y abundante con las víctimas, la Medicina
Forense ha aportado múltiples conocimientos a la Victimología, y ésta
debe enriquecer a aquélla, pues el saber las reglas básicas de la
victimización, del comportamiento de la víctima, de las características de
la misma, etc., será de utilidad inapreciable para el médico legista.
La Psiquiatría Forense estudia los problemas médico-jurídicos que
surgen de la enfermedad mental.
Ha sido peculiarmente útil para explicar la conducta de ciertas
víctimas afectadas por una enfermedad mental.
Así mismo, puede auxiliarnos a entender el por qué hay sujetos que
son fácilmente victimizables por su enfermedad.
Tema importante es el de la victimización del enfermo mental por la
sociedad en general, por ciertos métodos curativos, y por determinadas
instituciones victimógenas.112
IV.6 VICTIMOLOGÍA Y OTRAS CIENCIAS AFINES
Para terminar este capítulo, haremos la revisión del resto de la
Enciclopedia de las Ciencias Penales en sus relaciones con la
Victimología.
En cuanto a las ciencias penales comparadas, hay todo un universo
de compai ación, desde la confrontación de .la victimización animal con la
humana, hasta la confrontación de los resultados de las diver¬sas
ciencias.
Nieves, en su obra ya citada, nos señala la posibilidad de una
victimología comparada, y Clinard113 nos indica su utilidad: "el primer
paso para hacer Victimología comparada es distinguir la variación de
diferentes tipos de crimen en los diversos países. El uso de estadís¬ticas
oficiales es insaüsfactorio, otros medios son posibles, incluyendo
tundí», de legislación, seguros contra robo, estadísticas de hospit;
le» soi.ic víctima".
Lass investigaciones transculturales demuestran la existencia d
«liírrem ias en la percepción individual de la conducta. Una gran pn pon
¡«u de robos o asaltos "triviales" pueden ser reportados en u i >.ir, v no en
otro.
I l.iy considerables diferencias en método de muestreo, elecció «U-
los sujetos, edad de la victimización, construcción del cuestión; 110, v
entrenamiento de los entrevistadores. Los períodos no siempr « onicidcn,
la policía reclasifica el crimen reportado, y la estadístic policiaca incluye
reportes de no residentes en el área.
Las investigaciones sobre victimización criminal ofrecen actúa incnic
una excelente base de comparación, y pueden ser útiles par precisar con
mayor exactitud el objeto, método y fin de nuestra cienci;
Un notable ejemplo de lo que puede hacerse en Victimologí <
loinparada lo representa el estudio de Richard Block, que reuni
investigaciones de victimización de diversas partes del mundo, inte
viniendo J. Brathwaite y Bailes (Australia), K. Aromas (Finlandia^ | |. Van
Dijky C. Steinmetz (Holanda), G. Fishman (Israel), G. Kircl liolí y C.
Kirchhoff (Alemania Federal), H. D. Schwind (Alemani l'edcral), M. Baril
(Canadá), G. J. Smale (Holanda), I. Waller (Can; il.í), el mismo Block
(Estados Unidos de Norteamérica) y el que est « sciibe (México).114
Respecto a la Historia, ya hicimos la mención en el capítul inicial de
esta obra, y en cuanto a la Filosofía, es indudable que deb llegarse a una
Filosofía Victimológica, que nos llevará a los principie generales, pero
ahora estamos en la estructuración definitiva de nue: ira ciencia, por lo
que aún no parece ser tiempo de principiar ( ilrsarrollo filosófico.
Sin embargo, son necesarias continuas referencias a aspectc
filosóficos, pues en mucho depende el enfoque victimológico de 1 «
osmovisión que tenga el victimólogo.
Así, de la Filosofía, la Victimología puede tomar la fundamente (ion
en sus esfuerzos por consolidarse como ciencia autónoma, sobr la licitud
de sus supuestos y métodos fundamentales. En su nivel epi¡ lernológico,
debe explicar la función de sus diferentes componente;
En relación a las dos ciencias básicas, esenciales o fundamente les:
la Metodología y la Política Criminológica, por su importancia le
dedicaremos apartados específicos.
112 Cfr. Goffman, Erving. Internados. Amorrortu Editores. Argentina, 1972.
113 Clinard, Marshall B. Comparative Crime Victimization Sunieys: Same Problems and
Results. II Symposium. USA, 1976.
114 Block, Richard. Victimization and fear of Crime: World perspectives, Bureau ofjusti fiíatistics.
Department of Justice. USA, 1984.
Basta decir aquí que sin método no hay ciencia, y que, como ya lo
hemos mencionado, la Victimología debe seguir, en lo general, la
metodología científica, y en lo particular, desarrollar sus propias técni¬cas
y métodos.
La Política Criminológica (como nosotros la llamamos, pues nos
repugna el término "política criminal", que puede llevar a serias
con¬fusiones) es un instrumento de cambio social que busca romper la
incomunicación que existe entre los planificadores de diversas
acti¬vidades y sectores, buscando dirigir la acción hacia una sola
resul¬tante: la justicia social.115
La Política Criminológica se convierte así en la ciencia de la
estrategia global en la lucha contras las conductas antisociales, y aquí
coinciden todas las ciencias penales, por lo que puede hablarse de una
política legislativa, judicial, penitenciaria, policiaca, penológica, etc., a
éstas viene a unirse la Política Victimal, dando una perspectiva novedosa,
centrando la prevención alrededor de las víctimas potenciales.
La Política Victimológica debe quedar integrada dentro del plan
general de Política Criminológica, no debiendo haber divorcio entre
ambas.
La Política Criminológica es el puente de plata, el punto de unión
entre todas las ciencias penales, no puede concebirse la pre¬vención, fin
supremo de toda la enciclopedia penal, sin esta piedra de toque, sin esta
unificación final que da orientación y sentido a todo el sistema.
CAPÍTULO V
LA VICTIMA
V.l. INTRODUCCIÓN
En el capítulo II insistimos en que el concepto que se tenga d<
Victimología depende en mucho de la definición que se maneje de
víctima.
No es pacífico el acuerdo sobre una definición única de víctima ;uln
hay autores que dudan que se puede llegar a unificar criterios
Sin embargo, no parece posible llegar a hacer ciencia sin pre asar el
objeto de estudio.
Sin ignorar los diversos enfoques y modelos victimológicos, debe i
nos intentar un acercamiento al concepto toral de nuestra materia
Principiamos por la etimología y el significado gramatical, par; pasar
a las diversas definiciones que han elaborado los victimólogos Hacemos
algunas observaciones acerca de las definiciones jurídicas tratando a
continuación el problema de las víctimas sin crimen para terminar
exponiendo algunas dificultades y proponiendo un; definición.
115 Cfr. Lima, María de la Luz. La Política Criminal La Reforma Penal en tos Países en
Desarrollo. México, UNAM, 1978, pp. 82 y ss.
116 En este concepto coinciden: Diccionario de la Real Academia, Diccionario Sopeña, Pet
Lamusse, Oxford English Dictionary, Vocabulario detta Lingua Italiana, The Randon House Dictionar
Dicionário Brasileiro de Lingua Portuguesa, etcétera.
Sobre la autenticidad de su origen latino los estudiosos no están muy
acordes. Por ejemplo, Ernotu y Millet ponen en duda esa pro¬cedencia y
aluden a la posibilidad de que los etruscos la hubiesen tomado en
préstamo de alguna lengua indo-europea y la hubie¬sen transmitido al
latín, mientras que Litré, a pesar de que la hace provenir del latín, se
refiere a las divergencias de los mismos etimo-logistas latinos en cuanto
al origen del término.
Como la víctima era sacrificada al retorno de la victoria, basan su
significado en la palabra vincire que significa atar. Otros, en cambio, la
atribuyen a viger: ser vigoroso, pues la víctima era un animal ro¬busto y
grande en comparación con la hostia, que era un animal pequeño.117
Sin embargo, la similitud de origen etimológico es clara, pues si en
latín es víctima, pasa idéntico al español, para convertirse en intima en
portugués. En italiano es vittima, en francés victime y en inglés victim.
Independientemente de la discusión etimológica, es indudable que el
concepto de víctima ha evolucionado, como ya lo hemos mencionado,
desde aquel que podía vengarse libremente hasta el que tenía como
límite el talión, para llegar a conceptos como sujeto pasivo del delito y,
más actualmente, víctima precipitante o participante.
En la evolución de la humanidad, el concepto de víctima ha
cambiado, según el lugar y la época, según si el hombre ha sido
cre¬yente o ateo, libre o esclavo, nacional o extranjero, etcétera.118
Actualmente, en los diversos diccionarios de diferentes lenguas
consultados, encontramos múltiples significados, entre los que destacan:
- El ya mencionado, de animal destinado al sacrificio (de carác¬ter
religioso).
- Por extensión, también el ser humano destinado al sacrificio.
- La persona que se sacrifica voluntariamente.
- El que sufre por culpa de otro.
- El que sufre por sus propias faltas.
- La persona que se ofrece o expone a un grave riesgo en obsequio
de otra.
- El que padece daño por causa fortuita.
- El que sufre por acciones destructivas o dañosas.
- Persona que es engañada o defraudada.
117 Cfr. Ramírez González, Rodrigo, op. cit., p. 4.
118 Un relato muy completo de la evolución histórica del fenómeno victimal, de la "edad de oro" al
"crepúsculo", puede verse en: Herrera Moreno, Myriam. la hora de la victima. Edersa. España, 1996.
- Sujeto pasivo de un ilícito penal.
- Persona sacrificada a los intereses o pasiones de otro.
- Quien se siente o quiere parecer perseguido o abandonado
V.3. DEFINICIONES DE VÍCTIMA
Como puede observarse, son múltiples las acepciones del voca l)lo
víctima; en términos generales podríamos aceptar que víctima e c-1
sujeto que padece un daño por culpa propia, ajena o por caus; fortuita.
Este sentido es el que ha sido tomado en principio por un; buena
parte de los victimólogos, algunos de los cuales lo amplíai aún más, así
por ejemplo, para Mendelsohn119 víctima "Es la persc nalidad del
individuo o de la colectividad en la medida en que est; afectada por las
consecuencias sociales de su sufrimiento determina do por factores de
origen muy diverso: físico, psíquico, economice político o social, así como
el ambiente natural o técnico."
Separovic dice que: "cualquier persona, física o moral, que sufr c-
omo resultado de un despiadado designio, incidental o accidenta mente,
puede considerarse víctima".120
Para otros, el sentido es más restringido; Stanciu nos señala qu la
víctima es un ser que sufre de una manera injusta, los dos rasgo
característicos de la víctima son por lo tanto el sufrimiento y la ir justicia,
aclarando que lo injusto no es necesariamente lo ilegal.12
Desde el punto de vista puramente jurídico, una persona e
victimizada cuando cualquiera de sus derechos ha sido violado po actos
deliberados y "maliciosos".122
Así, víctima sería la persona sobre quien recae la acción crimina o
sufre en sí misma, en sus bienes o en sus derechos, las consecuer cias
nocivas de dicha acción.123
Hentig agrega un elemento, al referirse a personas que han sid
lesionadas objetivamente en alguno de sus bienes jurídicament
protegidos, y que experimenta subjetivamente el daño con malesta o
dolor.
119 Mendelsohn, Benjamín, op. cit. (Victimología y tendencias...), p. 58.
120 Separovic, Z. Paul, op. cit. (Victimology).
121 Stanciu, V. V., op. cit. (Etat Victimal.).
122 Bedu, Hugo. Are Aere really crines Without victims? en: Victimology. Lexington Book USA, 1975, p. 66.
123 Pratt Fairchild, Henry. Diccionario de Sociología. Fondo de Cultura Económica México, 1980, p. 311.
La Organización de las Naciones Unidas se preocupó por el
problema del concepto de víctima, y tanto en el VI Congreso de
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (Caracas, 1980),
como en las reuniones preparatorias del VII Congreso (Milán, 1985), se
planteó que el término "víctima" puede indicar que la persona ha sufrido
una pérdida o daño o lesión, sea en su persona propiamente dicha, su
propiedad o sus derechos humanos, como resultado de una conducta
que:
a) Constituya una violación a la legislación penal nacional.
b) Constituya un delito bajo el derecho internacional que cons¬tituya
una violación a los principios sobre derechos humanos reco¬nocidos
internacionalmente.
c) Que de alguna forma implique un abuso de poder por parte de
personas que ocupen posiciones de autoridad política o económica.
La víctima puede ser un individuo o colectividad, incluyendo grupos,
clases o comunidades de individuos, corporaciones económi¬cas o
comerciales, y grupos u organizaciones políticas.
Para el VII Congreso, y con miras al proyecto de declaración
propuesto, se expusieron las tres hipótesis siguientes:124
a) Que la tipificación como "víctimas" debía' basarse únicamente en
las leyes penales nacionales imperantes;
b) Que la tipificación como "víctimas" debía incluir a las perso¬nas
afectadas por los casos de abuso de poder producidos dentro de la
jurisdicción nacional y aún no proscritos por el derecho penal o
posiblemente ni siquiera por el derecho civil, y
c) Que la tipificación como "víctimas" debía incluir a las perso¬nas
afectadas por las violaciones del derecho penal internacional o las
violaciones de las normas reconocidas internacionalmente, rela¬tivas a
los derechos humanos, la actuación de las empresas, o los abusos de
poder económico o político.
Se llegó a la conclusión de manejar a las víctimas en dos grandes
grupos: las víctimas de delitos y las de abuso de poder, que quedaron
definidas en la Declaración Sobre los Principios Fundamentales de
justicia relativos a las víctimas, en la forma siguiente:
A) Víctimas de delitos: (artículo 1a). "Se entenderá por 'víctimas' las
personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, incluidos
lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o
menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales,
1 VII Congreso, op. cit., Informe final, pfo. 223, p. 159.
Como conscí IICIH i,i (le ;K < iones n omisiones que violen la
legislación penal vigcnlc en los lisiados miembros, incluida la que
proscribe el .ilmso de podci."
B) Víctimas del abuso de poder: (artículo 18). "Se entenderá por
'victimas' las personas que, individual o colectivamente, hayan sufri¬do
daños, incluidos lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocio-n;il,
pérdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos
fun¬damentales, como consecuencia de acciones u omisiones que nc
lleguen a constituir violaciones del derecho penal nacional, perc violen
normas internacionalmente reconocidas relativas a los ¿ere (líos
humanos."
En cuanto a la primera categoría, se considera víctima de un delito
no sólo al que lo sufre directamente, sino que se incluye adema; .1 los
familiares o dependientes inmediatos de la víctima directa y -¿ las
personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a \¿ víctima en
peligro o para prevenir la victimización (artículo 2a).
La segunda categoría, víctimas del abuso de poder, fue objete de
amplias discusiones y, por su peculiar importancia, le dedicamo; capítulo
aparte.
V.4. LA DEFINICIÓN JURÍDICA
Las definiciones de corte jurídico, en que se toma en cuente que el
bien afectado esté jurídicamente tutelado o que el compor lamiente del
victimizado esté tipificado por la ley penal, nos llevar a una Victimología
sumamente limitada.
En este tipo de enfoques juridicistas, la contribución de la víc lima no
parece tener relevancia y, lo que distingue a una víctima d( una no
víctima, es la tipificación de la conducta agresora por la le] penal.
Es lógico que no podamos tomar como punto de partida h definición
jurídica de la víctima, es decir, no parece válido confundí] el concepto de
víctima con el del sujeto pasivo del delito.
Se pueden sufrir serios daños (como veremos más adelante) por
conductas no previstas en la ley como delitos, y sin embargc existir
victimización; en este punto nos parece acertada la observa ción de
Stanciu en el sentido de que lo injusto no es por fuerza le ilegal.
Las definiciones restringidas se basan en la estrecha relaciór
criminal-víctima, relación en mucho más jurídica que fáctica, y olvi dan
que existen otras posibilidades.
Mendelsohn125 ha señalado que un delincuente tiene un solo
camino que se le abre, el de infringir la ley. Sin embargo una víctima tiene
por lo menos cinco posibilidades.
Se puede ser víctima de:
1. Un criminal.
2. De sí mismo, por deficiencias o inclinación instintiva, impulso
psíquico o decisión consciente.
3. Del comportamiento antisocial, individual o colectivo.
4. De la tecnología.
5. De energía no controlada.
Y Neuman,126 en el mismo sentido comenta que se es delincuen¬te
cuando por un hacer u omitir se infringe la ley penal. Esa es la única
oportunidad, por así decirlo, de figuración que alcanza. En cambio, se
puede llegar a la situación de víctima, en amplio sentido, por la actividad
de ese delincuente cualquiera sea la interrelación criminogenética; pero
también por minusvalías de tipo físico o psí¬quico o por propia decisión,
sin implicaciones exógenas; devenir víctima de la dureza de la ley
procesal y penal, del poder abusivo que se ejerce desde el gobierno, por
opresión colectiva o individual, por razones de raza, credo religioso o
ideas políticas; sumergido social por razones de índole económico y
estructural de la sociedad; por razones atinentes a la tecnología... y a
todo esto habría que sumarle factores sociales y predisponentes de
carácter endógeno y exógeno.
La descripción de un Código Penal con sus tipos, muchas veces no
alcanza por su propio vacío a ciertos hechos criminales de nuestro tiempo
y ciertos delincuentes que por ineluctables razones no llegan al banquillo
de los acusados. No es posible continuar con la idea de la víctima
"codificada" como contrapartida de la actividad del crimi¬nal, también
codificada. Menos aún como único objeto de estudio de la Victimología.
Otro error en las definiciones restringidas es el considerar
so¬lamente al sujeto individual, olvidándose de las personas morales, o
de la sociedad misma, que puede también ser victimizada.
A todo lo anterior podríamos agregar que, así como hay leyes
criminógenas las hay también victimógenas, y que un sujeto puede ser
victimizado por la misma ley, lo que invalida de entrada la defi¬nición
jurídica, que tiene como presupuesto a priorique toda ley, por el hecho de
serlo, es justa.
125 Mendelsohn, Beniamin, op. cit. (Victimología y Tendencias), p. 60.
126 Neuman, Elias, op. cit. (Victimología), p. 44.
A<l< in,is, l.i ley |>oi lo general no toma en cuenta a las víctima i.is
del delito, como familiares, dependientes o personas ligí <l.is al sujeto
pasivo cu diversas formas, y que son en ocasiones serií mente afectadas
por la conducta ilícita.
Sin embargo, no podemos desconocer la utilidad de las defin < iones
jurídicas, nos sirven para hacer Victimología comparada y soi lomadas en
cuenta, en primer lugar, por Naciones Unidas para ir tentar precisar el
concepto de víctima.
Al menos la categoría de víctimas del delito debe ser conterr piada
para protección ciudadana y para la reparación del daño.
La definición jurídica es (y debe ser) dinámica, pues las legií Liciones
cambian, y es necesario un proceso constante de adaptado] <lel derecho
positivo para incluir nuevas formas de victimización.
De todas formas, siempre queda abierto el camino para incluí esas
nuevas formas de victimización en los pactos y declaracione
internacionales.
V.5. VÍCTIMA SIN CRIMEN
Uno de los problemas importantes en Victimología es el de 1 víctima
sin crimen y el crimen sin víctima.
Trataremos en primer lugar a la víctima sin crimen, o sea lo casos en
los cuales se puede llegar a la situación victimal por hecho ajenos a la
antisocialidad, el problema del crimen sin víctima lo tn taremos en el
capítulo siguiente.
El concepto de víctima sin crimen ha sido de gran importanci dentro
de la Victimología, ya que ha ampliado en forma notable si campo de
acción.
Como hemos señalado, se puede ser víctima en sentido po demás
amplio, y en múltiples casos sin mediar una conducta ant social.
Para aclarar la semántica utilizada (que no coincide con la usad en
inglés), definimos el delito en su forma más convencional, e decir, como la
acción u omisión que sancionan las leyes penales.
Crimen, por el contrario, lo identificamos con conducta ant social,
entendiendo ésta como la que atenta contra el bien comúr que afecta los
valores reconocidos y aceptados por el conglomerad' social.
Las posibilidades de devenir víctima son las siguientes:
Desastres naturales * Ataques de animales, etc.
SIN INTERVENCIÓN HUMANA
J Social | Antisocial
J Voluntaria * PROPIA H Involuntaria
CONDUCTA HUMANA
Sin delito ni crimen
A,Sin crimen con delito
AJENA
Sin delito con crimen :
I Con delito y con crimen
En primer lugar, podemos contemplar a las personas que se
convierten en víctimas sin intervención humana. Tal es el caso de los
desastres naturales, como terremotos, inundaciones, derrumbes,
huracanes, temblores, rayos, avalanchas, maremotos, etcétera.
La misma hipótesis puede manejarse cuando el hombre es ata¬cado
por animales o agentes biológicos.
Desde luego que la situación puede combinarse con impruden¬cia
(salir durante una tormenta), impericia (construcciones defectuo¬sas que
se caen en un temblor), fraude (uso de materiales de inferior calidad, que
se dañen con la lluvia), o actividades humanas franca¬mente antisociales,
como lo es el provocar el fenómeno victimógeno (inundación,
avalanchas).
En segundo lugar tenemos los casos de autovictimización, en los que
no hay una conducta antisocial, que pueden ser por im¬prudencia
(meterse al mar sin saber nadar), o voluntariamente (autopunición).
En esta segunda hipótesis tenemos algunos accidentes, como los
laborales, y formas de autopunición, como las "penitencias"
acostum¬bradas en ciertas religiones (cilicios, flagelos, ayunos, etcétera.)
Debe prestarse atención ya que algunos de estos casos sí impli¬can
conducta antisocial, y por lo tanto no entran en la categoría de víctimas
sin crimen, por ejemplo el sujeto que se estrella con su automóvil por
manejar en estado de ebriedad, o la persona que se automutila para
cobrar un seguro.
La tercera hipótesis es aquella en la cual existe victimización
producida por una conducta humana (ajena a la víctima) que no podemos
calificar de antisocial.
En esta p;u i< ili l>. mos i<-( melar nuevamente que hay diferencia
une conducía ;ni(is<>< i.il y delito, pues la primera (para la que hemoí 11
servado la denomm.u ion semántica "crimen") es la agresión al bien .
oimín, en tanto que el segundo, es la acción u omisión que sancio ii.iii las
leyes penales.
Queda claro que no toda conducta antisocial está sancionadz I ><>i
la ley penal, y que no todo delito implica, pues, la comisión de una
conducta antisocial.127
Contemplado en esta forma hay víctimas sin delito y/o víctimas conducta
antisocial, es decir, las posibilidades lógicas de victimizacion son:
a) Sin delito ni conducta antisocial.
b) Sin conducta antisocial con delito.
c) Sin delito con conducta antisocial.
d) Con delito y con conducta antisocial.
El primer caso, la victimización sin delito y sin contenido anti «toeial,
se presenta cuando el victimario realiza una conducta legal ) legítima, por
ejemplo el cirujano que amputa una pierna gangrenadt ,il enfermo, o las
lesiones infligidas en los deportes.
El segundo caso es cuando la acción no causa un daño socia pero
está tipificada como delito, por ejemplo la evasión de impuesto; ( liando el
gobierno está corrompido y utiliza el dinero recabado er beneficio
personal de sus miembros. En este ejemplo, las "víctimas' serían los
funcionarios que dejen de enriquecerse.
En esta hipótesis entran varios de los delitos "políticos", en quí el
sujeto lucha contra un régimen injusto por medio de conducta; (|tie no
afectan a la comunidad, pero que dañan a los detentadore; (leí poder, por
ejemplo la denuncia periodística o la incitación a lz "rebelión", que pueden
estar contempladas por la ley penal.
La tercera posibilidad la representan los casos de conductas que
afectan seriamente a la comunidad, pero que no están contemplada; por
la ley penal.
Esta situación adquiere la mayor importancia desde el punto dí vista
victimológico, ya que las víctimas están jurídicamente desampa radas,
como puede ser el caso de abuso de poder.
El abuso de poder es una de las formas más temibles dí
victimización, ya que la víctima no tiene defensa, el victimario actúa
dentro de la ley, los daños por lo general son graves, y se puedf victimizar
a grandes núcleos de población.
* Víctimas sin crimen.
127 Cfr. Rodríguez Manzaneta, Luis, op. át. (Crimmalogúi), p. 18.
Debemos recordar que el poder del que se puede abusar no es
solamente el político, sino también el económico; la situación se agrava
cuando poder económico y político se unen, en la llamada "criminalidad
dorada".128
Otro caso necesario de mencionar es el de la contaminación
ambiental, que durante mucho tiempo no fue perseguido penalmente, y
que produjo gran cantidad de víctimas, por lo que puede conside¬rarse
altamente antisocial.
La última posibilidad lógica la representan los casos en que la
víctima sufre por una conducta antisocial y penalmente perseguida; por
no ser materia de este inciso nos abstenemos de mayores
expli¬caciones.
De lo anteriormente expuesto podemos concluir que efectiva¬mente
existen víctimas sin crimen, recomendando que, en los casos de delito sin
conducta antisocial, se debe proceder a descriminalizar y, en el caso
contrario, de conducta antisocial sin delito, se debe criminalizar, es decir
se debe proteger a las posibles víctimas median¬te la amenaza penal
contra el victimario, cuando la conducta lo amerite por la gravedad del
daño producido.
V.6. CONCLUSIONES •
"La principal noción de la victimología (aquella de víctima) es todavía
la más controvertida. Se pregunta si sólo el ser humano puede ser
considerado víctima o si también algunos bienes legales abstrac¬tos o
valores sociales pueden ser abarcados por tal noción también. Nosotros
pensamos que es el tiempo de frenar nuestros esfuerzos para encontrar
un único e incuestionable concepto de víctima." 129
En realidad, el término "víctima" hace surgir en el espíritu reacciones
emocionales diversas, y hemos podido observar la multi¬plicidad de
acepciones y enfoques según los diversos autores. Quizá podríamos
hablar de "víctima(s)", como lo hace Cario.130
El concepto víctima tiene varios sentidos, desde el origina¬rio, que
parece tener contenido religioso, como ofrenda a la divini¬dad, pasando
por el concepto popular, de sufrimiento, hasta el ju¬rídico, que a su vez
puede ser general (el que padece por un acto
128 Cfr. Vérsele, Severín Carlos. II numero dóralo della delinquenza. Le Dwit et lajvstice. Editions de
l'Université de Bruxelles. Bélgica, 1979, p. 305.
129 Falandysz y Kubala, op. cu., p. 2.
130 Cario, Robert. Victimologie. L'Harmattan. Francia, 2000, p. 25.
iln ito), prual i e.s( fingido (H sujeto pasivo) o penal amplio (la socie-.1
ni ofendida por el delito).
Parece necesario estructurar un concepto netamente victimoló-f.n o
de "víctima", como se planteó en el coloquio de Bellagio o en • i (-engrosó
de Milán, aunque esto topa con una serie de dificultades \ problemas.
Debemos aclarar primero el concepto de "sufrimiento", que en
I ii nidpio quiere decir dolor o pena, en este caso la víctima siente un
ilolor, es decir es consciente de su victimización.
Pero no podemos aceptar ese darse cuenta de la víctima de su
i'Midición como requisito para ser considerada como tal.
Existe lo que podríamos llamar víctima inconsciente, aquella
II ue ha sufrido un daño y no se ha dado cuenta, como el que ha sido
lobado y cree que perdió la cosa, o el asesinado que muere en forma
instantánea, sin darse cuenta que fue inmolado.
El elemento interno propuesto por Hentig, en el sentido de que la
víctima debe experimentar subjetivamente, con malestar o dolor, la lesión
objetiva de sus bienes jurídicamente protegidos, no tolo elimina a las
personas morales, sino que dificulta la precisión del i oncepto.
No se desconoce el problema de la "autodefinición" de las víc-iunas;
la experiencia nos conduce (principalmente en las investiga-i iones de
victimización y en los centros de atención a las víctimas) .1 reconocer que
múltiples personas se consideran víctimas y así lo declaran, aun
judicialmente, superando en mucho la categorización presupuesta
originalmente de "víctimas de un delito".
Este proceso de autodefinición ha puesto de manifiesto la ne-i csidad
de reconocer que el concepto de víctima se debe analizar en un contexto
más amplio.
Un aspecto que es necesario analizar es el de la "moralidad" o
"justicia" que rodea al fenómeno victimal. Quinney nos hace ver que, para
contemplar alguna clase de personas como víctimas y otras como no
víctimas, se debe apelar al propio concepto de moralidad.131
Así, sólo se puede concebir el aborto como crimen sin víctima si se
niega al feto la calidad de víctima; no se aceptará que la pobla¬ción civil
sea víctima de acciones de guerra si se acepta moralmente la política
bélica del país, ni se considerará a los presos como vícti¬mas si se
admite como válido el sistema penitenciario.
131 Quinney, Richard. Who is the victim? en: Victimology (Drapkin, Viano). Lexington llooks. USA,
1974, p. 108.
Reiman ha llamado también la atención sobre esto, pues afirma que
se debe hacer un juicio de valor para saber quién es la víctima; así, el
asaltante muerto en un robo bancario no puede ser conside¬rado como
"víctima", de la misma manera que el policía bancario que cae en
cumplimiento de su deber. Se reconoce que ciertos crí¬menes son en
realidad respuestas a claras injusticias, producidas no por los criminales
sino por los detentadores del poder.132
Como estudiamos en el capítulo II, la definición de víctima depende
en mucho del paradigma científico del modelo y de la ideología adoptada
y viceversa: cada teoría, tendencia y perspectiva elaborará su definición
de víctima.
En la Victimología conservadora se adoptará una definición jurídica y
por lo tanto restringida, en tanto que la definición más amplia será
propuesta por la Victimología de corte crítico o radical.
Como dice Quinney,133 la pregunta de: ¿quién es la víctima?, no es
una pregunta inocente, sino que implica una serie de apreciacio¬nes
sociológicas y axiológicas importantes, por esto no estamos de acuerdo
con la afirmación de Kaiser en el sentido de que "parece científicamente
poco fértil la cristalización de un concepto especial de víctima".134
Proponemos por lo tanto una definición amplia de víctima, que sirva
en principio para clarificar el objeto de estudio de la Victimología general.
En este sentido, víctima es el individuo o grupo que padece un daño
por acción u omisión propia o ajena, o por causa fortuita.
Sin embargo, proponemos hacer la diferencia con la víctima de un
crimen, entendiendo por ésta aquella persona física o moral que sufre un
daño producido por una conducta antisocial (y por lo tanto injusta) propia
o ajena, esté tipificada o no, aunque no sea el detentador del derecho
vulnerado.
Esta víctima sería el objeto de estudio de la Victimología
Criminológica, que concurre a la síntesis criminológica.
Como podemos observar, este concepto de víctima del crimen es
notablemente amplio, ya que incluye: personas físicas y personas
morales, sujetos a los que matan, torturan o mutilan, son oprimidos y
sujetos a depravación o sufrimiento; aquellos a quienes ilegítima¬mente
(aunque pueda ser legalmente) se priva de sus derechos, o son
lesionados en su persona o propiedades.
IIK lnv< lamín* n .1 ,n|nellos niie son víctimas indirectas, es decir los
<|iie, sin rc< ilni (I (Lino (lucí lo, sufren un daño; el ejemplo más rl.no rs l.i
l.mnli.i de l.i \niini.i dilecta.
Un enfoque que no puede estar a discusión lo constituye el de |ns
deieelios humanos, que son violados aun por la misma ley y por ni|ii< líos
que deberían defender a la justicia. Esta es la forma de lyi< (inii/.ación
más clara y más dramática.
Finalmente, tenemos a los sujetos que se autovictimizan con una
[conducta antisocial o parasocial, es decir la víctima de sí mismo, [fumo el
suicida o el drogadicto.
En este terreno tenemos al criminal, cuya conducta se revierte [ fu su
contra, y termina siendo victimizado, tema que trataremos más |«delante.
132 Reiman, Jeffrey H. Victims, Harm andjustice: A philosopher looks at the pmblem of defining the
concept of victim. I Symposium. Israel, 1973.
133 Quinney, Richard, op. cit., p. 104.
134 Kaiser, op. cit., p. 94.
CAPÍTULO VI
VI. 1. INTRODUCCIÓN
Existe aún hoy una gran discusión entre los especialistas respec¬to
a algunos conceptos victimológicos y, como hemos visto, también con
relación a la Victímología misma.
Recordemos las palabras de Cressey135 en la sesión de clausura
del III Symposium, cuando afirmó que antiguamente cualquiera podía
llamarse criminólogo y ahora cualquiera puede ser victimólogo. En efecto,
durante la reunión mencionada se tuvo' libertad para llamar Victímología a
una buena variedad de cosas, desde los informes de los grupos
encargados de la vigilancia de los derechos humanos, hasta conjuntos de
teorías, pasando por reportes de instituciones que se ocupan de auxilio a
la víctima, las investigaciones de las universi¬dades, etcétera.
Lo anterior no es más que una muestra del ímpetu que ha tomado la
Victímología en el momento actual, pero señala también la necesidad de
acordar algunos conceptos básicos y precisar la se¬mántica que debe
seguirse.
En este capítulo nos dedicaremos a hacer una revisión de los
conceptos operacionales que son indispensables para llegar a un cabal
entendimiento del problema.
Uno de los esfuerzos que está realizando la Victímología es el crear
una terminología con semántica propia.
Así, se han desarrollado una serie de términos como victimiza-ción,
victimidad, victimario, victimizable, victimizador, victimógeno, victimal,
victimar, victimante, etcétera.
Es de aclararse que muchos de estos vocablos son neologismos, no
localizables en los diccionarios clásicos (ni aun en los especializa-
1 Cressey, Donald R. Observaciones finales. III Symposium. Alemania, 1979.
dos), en ocasiones traducciones demasiado literales o acomodos y i
oíIMMicciones que no serían di1 una gran corrección idiomática.
Las incorrecciones lingüísticas son, pues, justificables por tra-i.usc de
una ciencia de reciente creación y rápido desarrollo.
Nos ocupamos ya del concepto de víctima, por ser el punto de
I>:trtida, la raíz de todo el desarrollo científico, y en mucho la precisión del
objeto, tema en el que hemos insistido en capítulos anteriores.
Ahora desarrollaremos el problema de víctima sin crimen, para
completar el de crimen sin víctima.
A continuación, analizaremos los conceptos de victimización y vú
(imidad, útiles sobre todo para una clara distinción de niveles de
interpretación. Se intenta definir los demás términos que se utiliza¬rán en
el transcurso de la obra.
Finalmente se consignan algunas cifras de victimización, que son
punto de partida para la comprensión del resto de la obra.
Es indudable que el entendimiento de algunas cifras, y más en d
orden comparado, nos irá consolidando el conocimiento victimoló-K¡co,
de la misma forma que la estandarización de la terminología permitirá el
desarrollo más preciso y una mayor y mejor comunica¬ción entre los
expertos de la materia.
VI.2. CRIMEN SIN VÍCTIMA
Se ha discutido si puede haber crímenes sin víctima; una parte de la
teoría piensa que esto es imposible, otros consideran que no hay
problema en aceptarlo.
Edwin M. Schur llamó la atención sobre este tema (1965), indi¬cando
que en casos como el aborto, la homosexualidad y la droga-dicción, no se
podía precisar a una víctima propiamente dicha. En ciertos casos de
autovictimización la situación es también confusa, como lo es en
conductas contra víctimas colectivas e inmateriales.
Es necesario, nuevamente, hacer la diferencia entre delito y
conducta antisocial. Hay delitos que no tienen una víctima claramen-Ic
identificable, la mayoría de los llamados delitos de pura conducta podrían
ilustrar el caso.
Como ejemplo mencionaremos la portación de arma prohibida, d
disparo de arma de fuego, la posesión de droga o el transporte de
mercancía ilícita; en estos casos nadie en lo particular puede llamarse
damnificado.
Lo anterior acarrea problemas muy interesantes, que tan sólo
mencionaremos. ¿Quién es el poseedor del derecho vulnerado?
¿A quién corresponde la reparación del daño? ¿Cómo puede cuan-
tificarse éste?
En cuanto a las conductas antisociales o parasociales, muchas de
ellas no parecen tener víctima precisa; así, el alcoholismo, la droga-
dicción, la prostitución, la homosexualidad, algunas de las cuales
admitirían la autovictimización, en la que quien sufre es el mismo autor de
la conducta.
Bedu dice que el concepto de delito sin víctima (victimless crime)
debe ser objeto de reflexión "es una realidad que el uso de marihua¬na,
la intoxicación (embriaguez) pública, el ejercicio de la prostitu¬ción, no
implica a una víctima, y por esta razón es absurdo y equi¬vocado
convertir semejantes conductas en violaciones penales, que traen consigo
pesadas penalidades y provocan millones de arrestos cada año".136
El mismo autor reduce el concepto al señalar que una actividad
puede considerarse como delito sin víctima solamente si es prohibida por
el Código Penal y amenazada con una pena, y consiste en el intercambio
o transacciones de bienes y servicios para adultos con pleno
consentimiento, y que no se consideran lesionados por la actividad
realizada, y están de acuerdo en no informar a las autori¬dades de su
participación en los hechos.137
En verdad, hay conductas en las cuales los participantes no
consideran estar victimizando ni ser victimizados, sino que, por el
contrario, ambas partes están obteniendo un provecho; uno de los
ejemplos más típicos es la compraventa de artículos de contrabando.
Otro ejemplo puede ser el cohecho, en el que una parte obtiene una
ganancia económica y la otra logra un beneficio (permiso, licen¬cia,
trámite, etc.), que de otra forma no hubiera gozado, o que hubiera debido
esperar un tiempo exagerado para conseguirlo.
Como pin <l<: vene, tres son los delitos de mayor frecuencia: el robo
con '.'> \ .'.'<"• '«, las lesiones con 14.5% y las injurias con 13%, entre
estos tres se i cune el 58.8% de todas las ofensas.
En cuanto al número de delitos sufridos en el año investigado, los
resultados pueden verse en el cuadro NQ 2.
CUADRO NQ 2 NÚMERO DE DELITOS SUFRIDOS EN EL AÑO
La reincidencia victimal es alta, y se obtuvo preguntando si alguna
vez había sido ya víctima del mismo delito (reincidencia específica).
El total de las víctimas había ya sufrido el mismo delito en el 36.75%
de los casos, es decir una de cada 3 víctimas lo había ya sido.
Es de gran importancia victimológica conocer cuáles formas de
victimización se repiten con mayor frecuencia, esto lo consignamos en el
cuadro NQ 3.
CUADRO Na 3 REINCIDENCIA VICTIMAL
Dentro de las personas que respondieron en cuál delito han sido
víctimas más de una vez, el primer lugar lo ocupa el robo (36.5%), el
segundo las injurias (25%), y el tercero las lesiones (13.1%).
Comparando con la tabla general de victimización, encontramos que
una de cada 3 personas ha sido robada más de una vez, una de cada 4,
lesionada más de una vez, y una de cada 2 injuriada más de una vez.
El delito en que se encuentra mayor reincidencia es el de amenazas
(81.8%), es decir, de cada 10 personas amenazadas ocho lo han sido
más de una vez.
Encontramos un alto porcentaje también en abuso de autoridad
(30%), en atentado al pudor (20%), y en daño en propiedad ajena
(19.4%).
Por el contrario, los delitos en que menor repetición existe son: la
violación (10.3%), el estupro (7.6%), y el abandono de hogar (2.9%).
En cuanto a la reincidencia "genérica", es decir, haber sido víc¬tima
de algún otro delito en alguna ocasión, el 20% de las víctimas aceptó
haber sido previamente victimizada.
VI.7.2. INACIPE
La investigación de Susana Muñoz,152 patrocinada por el INACIPE,
se efectuó en 1983 a partir de una versión levemente modificada del
cuestionario usado por nosotros en Xalapa, utilizando una muestra de
1,969 sujetos para el Distrito Federal y de 1,000 para la Zona Conurbada.
El Distrito Federal tenía 9,373,353 habitantes (censo de 1980) en
1,479 Km2, las características de población más notables eran: El 59.8%
menor de 24 años, el 49.8% son hombres y el 38.4% sol¬teros; el 40%
económicamente activa, el 91% de los habitantes mayores de 15 años
está alfabetizado.
El área conurbada del Distrito Federal (que conforma con éste la
gran Ciudad de México) superaba ya los 9,000,000 de habitantes; para la
investigación sólo se tomó la del Estado de México que contaba con
6,325,926 pobladores.
La investigación en el Distrito Federal (D.F.) y Zona Conurbada
(Z.C.) da cifras muy diferentes, pues en el D.F. sólo el 19.9% y en
152 Muñoz Sánchez, María Susana. Cifra Oculta. Instituto Nacional
de Ciencias Pena¬les. México, 1984.
VII.8. GULOTTA
En un primer trabajo, publicado en conjunto con Augusto
Ermentini,165 Guglielmo Gulotta presenta la siguiente clasificación:
1. Víctima simuladora
a) consciente
b) inconsciente
2. Víctima accidental.
3. Víctima participante
a) provocadoras
b) imprudentes
c) voluntarias
Simulada Imaginaria
Fungible
Posteriormente, en su obra La vittima, propone la siguiente
tipología:166
Víctima falsa
Accidental Indiscriminada
Víctima real
No frangible participante
Imprudente Alternativa Provocadora Voluntaria
La víctima falsa no es en realidad víctima, o puede haber sufrido en
efecto un daño, por accidente o autovictimización, del que acusa a una
persona inocente (víctima simulada), la víctima imaginaria no ha sufrido
en realidad daño alguno.
Las víctimas fungibles lo son por azar, y pueden sufrir el daño por
accidente o por victimización indiscriminada.
165 Ernlentin Augusto y Gulotta, Guglielmo. Psicología, Psicopatología e Delitto. Guiffré. Milán, Italia,
1971, p. 211.
166 Gulotta, op. til., p. 37.
Criítica
La primera clasificación de Gulotta nos parece más coherente que la
segunda, y se basa en mucho en las ideas mendelsohnianas.
La segunda es más completa, pero puede prestarse a cierta
confusión.
VII.9. NEUMAN
El maestro argentino Elias Neuman elabora un cuadro con gran
cantidad de tipos que copiamos a continuación:167
Sin actitud victimal
Inocentes Resistentes
Provocadores
Con acütud victimal culposa
a) Individuales
(legítima defensa) Provocadoras genéricas Cooperadoras o
coadyuvantes Solicitantes o rogantes
(mutilación, eutanasia)
Por propia determinación
Con actitud victimal dolosa
(suicidio) Delincuentes (ciertos timos en
la estafa)
b) Familiares
Niños golpeados y explotados económicamente (trabajo, instigación
a robar) Mujeres maltratadas Delitos del ámbito conyugal (violación,
incesto)
La comunidad como nación
c) Colectivas
Alta traición Rebelión Sedición Levantamiento
VII.10. STANCIU
La clasificación de Vasile V. Stanciu está basada en los factores
victímales, y es la siguiente, con una brevísima explicación:168
1. Víctimas de nacimiento. Se trata de herencia de los
tempera¬mentos y de la transmisión de ciertas enfermedades, así como
trau¬matismos sufridos en la vida intrauterina o al momento del
naci¬miento.
2. Víctimas de los padres. Muy tratada en la literatura, la infancia
mártir es siempre actual.
3. Víctimas de la civilización. La civilización, en tanto que el modo de
pensar y de actual, esculpe la personalidad, cada ser es hombre de una
cierta civilización.
4. Víctimas del Estado. El Estado, ya sea representado por uno o por
muchos, es creador de víctimas.
Determinados grupos comunitarios por medio del sistema penal
Crítica
VIII. 1. INTRODUCCIÓN
Por factor victimógeno entendemos todo aquello que favorece la
victimización, o sea las condiciones o situaciones de un individuo que lo
hacen proclive a convertirse en víctima.
No debe confundirse factor con causa, ya que el primero favo¬rece,
facilita, conduce hacia el fenómeno victimal, en tanto que la segunda
produce la victimización.
Solamente podemos hablar de causa victimógena en el caso
concreto, ya que causa es aquello que necesariamente produce un
efecto, y quitando la causa eliminamos el efecto.
El factor victimógeno posibilita la victimización, pero no la produce;
podemos encontrar dos personas con los mismos factores victimógenos,
y una llega a ser víctima y la otra no.
En palabras de Stanciu:173 "De la misma manera que todas las
personas que sufren los factores criminógenos no se convierten en
criminales, igualmente todos los individuos que se encuentran bajo
situaciones victimógenas no se convierten en víctimas.
"La personalidad de cada quien y ciertas circunstancias pueden
realizar compensaciones y neutralizar la nocividad de las situaciones
desfavorables."
Por lo general, los autores aceptan la existencia de los factores
vic¬timógenos y la predisposición de ciertas personas para ser víctimas.
Di Tullio,174 sostiene que existen individuos que poseen una
sim¬patía criminógena, es decir, su personalidad está constituida de tal
forma que fácilmente se convierten en víctimas no sólo pasivas, sino
hasta voluntarias, de los más variados delitos.
CUADRO Na 8 ESCOLARIDAD
Víctimas
No-víctimas
VIII.5. ESCOLARIDAD
La escuela es un factor social de importancia en todo fenómeno que
se presenta en la colectividad; la victimización no puede ser mía
excepción.
La escuela en sí puede ser victimizante, puede ser también un medio
victimógeno (ver infrá). Por el contrario, debe ser un iiisiiii-mentó de
protección y enseñanza para evitar la victimización.
El grado escolar más alto que han completado los entrcvi.si.idod
en Xalapa es el siguiente:
VIII.6. PROCEDENCIA
La Victimología ha estudiado la procedencia de las víctimas,
principalmente en lo referente a victimización de extranjeros.
En nuestras investigaciones los resultados son pobres, pues sólo • I
0.755% de la muestra en Xalapa y el 0.71% de la del INACIPE "'.tulló ser
extranjero.
En cuanto ai lugar de nacimiento de las víctimas, en Veracruz li.iy la
tendencia a ser originarios del Estado, en tanto que en el Dis-ii iu>
Federal el 57% de las víctimas son nativos del mismo (en la zona
«murhada, que es de inmigración, el porcentaje es de 46.2%).
En teoría, los extranjeros son victimizables por su desconoci-liento
del medio, de las costumbres y del idioma. En ocasiones por i
discriminación y la xenofobia.
No es aquí el momento de tratar el tema, pero sí consideramos
ecesario al menos mencionar a los trabajadores indocumentados,
«propiamente llamados "ilegales" (principalmente latinoamerica-os) en los
Estados Unidos de Norteamérica, que son victimizados n toda la
extensión de la palabra (explotados, robados, perseguidos, stigmatizados,
etcétera).190' 191
111.7. LA FAMILIA
Mucho se ha escrito sobre la víctima solitaria, por esto averi-;uamos
cuántas víctimas viven solas, encontrando (en Xalapa) que 1 porcentaje
es de 4.95%, frente al 5.5% de las no-víctimas; en el )istrito Federal y
zona conurbada las víctimas que viven solas son 1 5% y 4%, en tanto que
las no-víctimas son 5% y 4.2%.
Lo anterior nos lleva a concluir que el número de personas on las
que se vive parece no tener la menor influencia en la victimización.
Podemos agregar que las víctimas viven en promedio con 4.4^
>ersonas, en tanto que las no-víctimas comparten habitación con L44
sujetos.
En cuanto a la victimización de otras personas que viven con los
¡ntrevistados, encontramos que en las casas de las víctimas hay más
ictimización que en las casas de las no-víctimas.
Al 44.68% de las víctimas le fue victimizada otra persona que ive con
ellas, en las no-víctimas es de 32.42%.
Lo anterior nos hace pensar que hay factores sociales y ambien ales
de victimización (v.gr. barrio criminógeno).
Este resultado, que nos parece por demás interesante, toma cu
:uenta tan sólo la victimización producida por extraños, y no hemos
;onsiderado la violencia intrafamiliar.
La violencia intrafamiliar es uno de los problemas que m.r.
Dreocupan en la actualidad por su gran potencial victimó^rii» ñas adelante
analizaremos diversas manifestaciones, como el nialn.i :o a niños, las
mujeres golpeadas, etcétera.
190 Para una mayor información ver nuestro estudio: "Migración y Crimen < >i(.',• ' indo en Centro y Norteamérica". Criminalia.Año
LXIII, N" 2. pp. 166 y U. Edili >i i.il I '< >i M México, 1997. También en Migration and Críme. ISPAC. Italia, 1996.
191 Ver Lima Malvido, María de la Lu/.. "Control Social y movimientoi di |,.>iil.n i.» Criminalia. Año LXIII. N" 2. pp. 125 y u.
Editorial Pornla. México, 1996.
Así como existen familias criminógenas, las hay también victi-
ttiógenas, en cuyo seno abundan las víctimas.
VI11.8. LA PROFESIÓN
El trabajo puede ser un factor victimógeno de importancia; desde los
primeros estudios de Victimología se descubrió que existen profe¬siones
que llevan consigo situaciones de peligro.192
Sin considerar los accidentes laborales, que podrían ilustrar
am¬pliamente lo aseverado en el párrafo anterior, y tomando en cuenta
inclusivamente la victimización criminal, podemos afirmar que hay
miipaciones plenamente victimógenas.
Como ejemplos típicos podemos citar a los policías, taxistas, re-
Iunidores de mercancía, cajeros de banco, cobradores, y algunas
|Hofesiones ilegales (prostitución, apostadores).
Por el contrario, hay profesiones "intocables", que están más a n.ilvo
(generalmente) de la victimización, así, los sacerdotes, médicos,
in.ifst.ros, misioneros, jueces, fiscales, etcétera.
En nuestra investigación (Xalapa), la ocupación de las víctimas »<•
distribuyó de la manera siguiente:
CUADRO N° 9
OCUPACIÓN VÍCTIMAS
(XALAPA)
1 Ocupación
AHÍ, I Icuilg, Gdplnger, Aníyar, op. cit., pp. 483, 370 y 45, respectivamente.
La ocupación de estudiante parece ser la más "victimógena", pues
reúne el 49.32% de las personas que respondieron (el 29.7% de la
población total de Xalapa son estudiantes).
Esto puede tener varias explicaciones, entre ellas que:
a) Xalapa es una ciudad estudiantil.
b) La mayor parte de los encuestados son estudiantes.
c) La edad de iniciación victimal (16-20 años) coincide con la etapa
de ir a la escuela.
d) Efectivamente se tienen problemas de criminalidad en el me¬dio
escolar actual.
En cuanto a las otras ocupaciones, ente las principales tenemos:
empleados (16.35%), servicios (8.85%), amas de casa (7.13%) y
profe¬sores, profesionistas y campesinos con un 4.5% cada uno.
Los datos para el Distrito Federal y zona conurbada son similares,
pues el primer lugar lo ocupan los estudiantes con 31.5% y 12.82%
respectivamente. Los empleados administrativos y los presta¬ dores de
servicios van a continuación con 15.8%, 13.85, 16.1% y 16.5%.
Las amas de casa üenen el 13.1% y 12.8% ,,
CUADRO Na 10 OCUPACIÓN VÍCTIMAS
(D.F., Z.C.)
Ocupación
IX. 1. INTRODUCCIÓN
201 Block, Richard. "The impact of victimization, rales and paterns: A comparison of the Netheríands and the United
States". Op. cit. (Victimizatiori), p. 25.
IX.5. FACTORES PSICOLÓGICOS
No es muy abundante la investigación de los factores psicológi¬cos
que intervienen en el fenómeno victimal. Parece ser un campo de gran
riqueza para la exploración.
La Psicología (y aun la Psiquiatría) criminológica se ha dedica¬do,
casi exclusivamente, al análisis de la personalidad del criminal, y ha
contemplado a la víctima como un producto de la conducta
antisocial.
En los apartados siguientes haremos mención de los factores
psicológicos que inciden en la victimización, en un intento más ejem-
plificativo que exhaustivo, pues el análisis de cada proceso psíquico
rebasaría en mucho la intención de la obra.
Queda este esfuerzo como un esquema para posterior desarrollo c
investigación
X.l. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista popular, es decir en sentido común, el
criminal y la víctima son radicalmente diferentes; desde el punto de vista
jurídico esto es verdadero, aunque hay algunas excepciones.
Tanto el punto de vista popular como la concepción jurídica no han
cambiado, aunque la Victimología ha realizado encuestas que pueden
poner en duda estas creencias.215
Tradicionalmente se consideró al delincuente agresor y a la víctima
inocente, hasta que la nueva disciplina reveló la relatividad de las culpas y
la dialéctica interpersonal, naciendo tabla rasa de un maniqueísmo de
siglos.216'217
"La relación entre el criminal y la víctima es más compleja de lo que
la ley está dispuesta a admitir. Criminal y víctima obran uno sobre otro
inconscientemente. Podemos decir que, en la misma medida en que el
criminal moldea a su víctima ésta moldea al cri¬minal. Y mientras la ley
juzga estas relaciones desde un punto de vista objetivo, no emocional, la
actitud psicológica de los participan¬tes es muy diferente. La ley distingue
con toda claridad al atacante de la víctima. Pero en realidad esta relación
puede ser, y a menudo lo es, de estrecha intimidad, de modo que los
papeles se invierten y la víctima pasa a ser el agente determinante,
mientras que el victima¬rio se convierte en víctima de sí mismo." 218
Esto, dicho en palabras del poeta Gibrán Jalil, es aún más
impac¬tante:219
224 Solórzano Juárez, Jesús. La Victimología. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. México, s/f., p. 27.
225 Stanciu, op. cit. (Les Droits), p. 14.
226 Sighele, Escipión. La Coppia Crimínale. Fratelli Bocea. Torino, Italia, 1892.
El l< nomino de l.i i omplicidad para el crimen se basa en el principio
de "l.i unión hace la fuerza" (para el bien o para el mal, a^K-^.i Si^hclc.),"'
y consiste en la conjunción de esfuerzos de dos o más personas para
lograr con mayor facilidad su propósito antisocial.
Cuando se trata de dos personas, se habla de "pareja criminal",
como puede hablarse de "tercia" y "cuadrilla" cuando son tres o cua¬tro,
aunque la dinámica del dúo es por demás especial.
La pareja criminal es la forma más simple de delincuencia aso¬ciada,
y la razón de individualizarla y examinarla reside en que sigue normas
particulares de conducta merecedoras de especial considera¬ción, pues
debe valuarse la personalidad de aquellos que la compo¬nen. Hay toda
una clasificación de parejas criminales que, por ser tema diverso, en esta
ocasión no tratamos.228 Debe hacerse entonces una diferencia clara
entre la pareja criminal, estudiada por Sighele, que reconoce un íncubo y
un súcubo, y la pareja penal en la que hay un criminal y una víctima.
La pareja penal la componen víctima y victimario. En principio, en
tanto que en la pareja criminal los intereses son homogéneos, en la
pareja penal son antagonistas.
La pareja criminal puede transformarse en pareja penal, o sea, se
puede pasar de la criminalidad a dos a la criminalidad de uno de los
componentes hacia el otro (lo que Pinatel llama un crimen de liberación).
Hay ocasiones en las cuales la pareja penal puede convertirse en
una pareja criminal (como por ejemplo el caso de rufián y prostituta que
cometen crímenes juntos).
Í
No siempre el victimario y la víctima se contraponen claramente, hay
situaciones en las cuales no se encuentra una diferenciación notable; esto
lo podemos notar en ciertos casos de incesto o de pacto suicida. En
palabras de Neuman: "Hay situaciones que anudan de tal modo la "pareja
penal" que no llega a visualizarse claramente, desde el punto de vista
estrictamente victimológico, quién es el verdadero autor del homicidio y
quién lo es simbólicamente y, más precisamen¬te, quién es en realidad la
víctima." 229
La pareja penal debe ser estudiada minuciosamente, y en sus
relaciones antes y después del delito, sólo así se podrá realizar un juicio
adecuado.
227 Sighele, Escipión. La Teórica Positiva della Compílala. Fratelli Bocea. Torino, Italia
1894, p. 1.
228 Cfr. Zerboglio, Adolfo. La coppia crimínale. Dizionario di Criminología. Vallardi
Milán, Italia, 1943.
229 Neuman, op. cit., p. 118.
Así, se han propuesto diversos modelos de investigación, por
ejemplo, Sengstock y Liang 2!to sugieren los siguientes:
a) El modelo de precipitación victimal, en el cual la víctima
verdaderamente seduce o tienta al ofensor para cometer el acto ilegal.
b) El modelo de conflicto victimal, en el cual el agresor y víctima
están envueltos en un largo conflicto, en un período de tiempo, y alternan
los roles de agresor y víctima.
c) El modelo de disponibilidad victimal en el cual el agresor ha
observado a la víctima y puede predecir su comportamiento, pero la
víctima tiene un limitado conocimiento del ofensor.
Estudiar al criminal sin estudiar a su víctima es inadecuado e
in¬completo; al estudiar el fenómeno criminal, deben tomarse en cuenta
los siguientes factores: 1) el infractor; 2) la víctima; 3) las correlacio¬nes
biopsicosociales entre ellos, y 4) las causas psíquicas profundas que han
producido la aproximación de los dos factores.
Terminamos este apartado señalando que el problema no es tan
simple como a primera vista parece, ya que hay casos de multiplici¬dad
de víctimas, así como existen situaciones en las que la víctima lo es por la
acción de varios victimarios, lo que complica notablemen¬te la dinámica.
Es necesario también señalar que algunos autores están
men¬cionando la "tercial penal" (triple penal, en francés o penal
threesome en inglés), para indicar la participación de un tercero (involved
bystander), que puede ser un simple testigo de la victimización, y que en
ocasiones juega un importante papel en los mecanis¬mos motivacionales,
sobre todo cuando estimula los motivos del victimario.231
La actuación del tercero puede influir no sólo en el victimario, sino
también en la víctima (o en ambos). Recordemos en la literatura la
inmortal Celestina de Fernando de Rojas.
X.3. LA RELACIÓN VÍCTIMA-CRIMINAL
Para poder hacer un análisis lógico de las relaciones entre la víctima
y el criminal, hemos elaborado un cuadro que presentamos a
continuación:
230 Sengstock, Mary C., y Liang, Jersey. Elderly victims of crime: a rvfinement oftheory in victimology. III Symposium. Alemania,
1979.
231 Cfr. Carich, Ante. The motive in Victimology. I Symposium. Israel, 1973.
A - Atracción R - Rechazo
I - Indiferencia
CUADRO Nu 17 RELACIÓN CRIMINAL'-VÍCTIMA
Sujeto
Conocimiento
Actitud
C - Conoce D - Desconoce
Como puede observarse, se utilizan dos variables, el conocimien¬to
entre el criminal y la víctima y la actitud que uno guarda respecto al otro.
X.3.1. El conocimiento
En cuanto al conocimiento, se manejan dos posibilidades:
cono¬cimiento y desconocimiento, lo que a la vez da cuatro situaciones
lógicas que mencionamos a continuación:
a) Criminal y víctima se conocen. Este es requisito indispensable
para ciertos delitos, como el estupro.
b) El criminal conoce a la víctima pero ésta no al criminal. Es el caso
en que este último ha estado "cazando" al ofendido.
c) La víctima conoce al criminal pero éste desconoce previa¬mente a
la víctima.
d) Víctima y criminal eran desconocidos. Caso común en los hechos
de tránsito.
Como puede fácilmente comprenderse, el hecho del cono¬cimiento
previo tiene importancia mayúscula, tanto en la dinámi¬ca del hecho
como en sus consecuencias jurídicas, desde la circuns¬tancia de si la
víctima denuncia o no hasta la responsabilidad de cada uno.
Hay crímenes que no hubieran sucedido si no existiera el
cono¬cimiento previo, así como hay casos en los que jamás se hubiera
victimizado a un conocido.
En ciertas formas de victimización es necesario el conocimientc
previo de ambas partes, y no sólo eso, sino la consciencia de cierta
relación (incesto, por ejemplo).
Algunos autores hablan de "delitos de relación".
En este tema, es interesante ver la obra de Marchiori, que habla de
la víctima conocida y cómo puede ser elegida por circunstancia»
personales, de lugar y de tiempo, y de una víctima desconocida,
prin¬cipalmente aquella victimizada por organizaciones criminales,
delin¬cuencia económica y delitos no convencionales como la
contamina¬ción ambiental.232
En nuestra investigación (Xalapa), encontramos que el 39% de las
víctimas masculinas y el 41% de las femeninas conocían previa¬mente al
victimario.
En tanto que, en el Distrito Federal y la zona conurbada, sólo el
13.6% conocía al autor del hecho.
Esto último parece confirmar la aseveración de López Rey en el
sentido de que: "No hay duda en que bastantes casos la relación entre
autor y víctima pone en contacto dos personalidades, pero en la inmensa
mayoría ese contacto es mínimo o no existe." 23S
Sin embargo, lo que en mucho nos está indicando la discrepan¬cia
de datos en las dos investigaciones mencionadas, es la diferencia de las
poblaciones investigadas, pues es lógico que en una ciudad media las
gentes se conozcan con mayor frecuencia que en una macro-metrópoli
como es la ciudad de México.
Debemos tomar en cuenta también, las diferencias tan marcadas
entre los diversos delitos, como mencionaremos en su oportunidad.
X.3.2. La actitud
En cuanto a la actitud, proponemos tres variables: atracción (A),
rechazo o repudio (R) e indiferencia (I), las posibilidades lógicas son:
a) Víctima y criminal se atraen. Esto puede explicar delitos como el
estupro, o hechos como el pacto suicida.
Una atracción recíproca puede unir a dos sujetos con tipos
cons¬titucionales complementarios. La atracción puede basarse en una
he¬rencia similar. La relación neurótica pura constituye un ejemplo de la
relación específica criminal-víctima.234
b) El criminal se siente atraído por la víctima pero ésta rechaza al
criminal. Es el caso de múltiples crímenes pasionales, la música y la
literatura están llenas de ejemplos de crímenes por "despecho".
232 Marchiori, Hilda. Criminología. La Víctima del Delito (2a edición). Editorial Porrúa. México, 2000, pp. 139 y ss.
233 López Rey, op. cit., p. 145.
234 Yamarellos y Kellens, op. cít., p. 233.
c) El criminal rc< ln/.i .1 l.i víctima pero ésta se ve atraída por aquél.
Se puede ejemplilic ,n con el hecho del ofensor que se ve atosigado por la
víctim;i hasta que decide quitarla de en medio, l'uede también plantearse
la víctima consensual.
d) Ambos se rechazan. La enemistad que puede llevar a la riña o al
duelo, a las venganzas y a la violencia. Es desde luego la situación
más crítica.
e) El criminal se ve atraído por la víctima, pero ésta es indife¬rente.
Es un caso menos grave que el planteado en b), pero que puede llevar
también a situaciones trágicas.
f) El criminal rechaza a la víctima, a ésta le es indiferente aquél. l'.s
importante, pues la víctima está hasta cierto punto indefensa.
g) La víctima se ve atraída por el criminal, a éste le es indife¬rente.
Son casos de delito ocasional o por oportunidad; la víctima se presta a
recibir un daño y el criminal, sin atracción ni rechazo, puede aprovechar la
ocasión.
h) La víctima repudia al victimario, éste adopta una actitud
indi¬ferente. Podría plantearse la legítima defensa, en que la "víctima"
ataca a su inmolador y éste se defiende.
i) Ambos son indiferentes. Es el caso de victimización culposa, como
la producida en hechos de tránsito. Es también el caso del ladrón que
roba a una persona sin atracción ni repudio, y en que la víctima guarda
actitud indiferente.
Nos parece que, al igual que la primera parte del cuadro
(cono¬cimiento), la actitud de la víctima y del criminal son fundamentales
para aclarar la dinámica de los hechos.
La actividad o inactividad de la pareja penal depende en muchc de
ese juego atracción-rechazo-indiferencia.
Pensamos que podrían combinarse los dos cuadros, y agregai mayor
número de variables dando una gran riqueza de probabilida des. Por la
naturaleza de este ensayo no lo hacemos.
X.4. PERCEPCIÓN DEL CRIMINAL POR su VÍCTIMA ,
La forma en que el criminal percibe a la víctima y la manera er que
ésta percibe al criminal puede arrojar múltiples luces sobre 1; dinámica de
la pareja penal.
En este apartado mencionaremos algunos aspectos de cómo e
percibido el criminal por la víctima.
La primera reacción de la víctima en un 27% es, por lo general la de
"coraje o rabia", como lo ha probado nuestra investigación, 1;
segunda es de temor (14%); esto nos puede decir que las reacciones
más comunes hacia el criminal son de odio, rabia, y miedo, quizá en
muchos casos confundidas entre sí.
Para el Distrito Federal y zona conurbada, la reacción principal es
coraje-llanto con 47.3% y 54.8%, siguiendo el temor con 17.7% y 15.3%
respectivamente.
Las variaciones se dan, en mucho, de acuerdo al conocimiento
previo del criminal y a la actitud que se tenía hacia él, como hemos visto
anteriormente.
Sin embargo, estas reacciones de rechazo, odio, temor y deseo de
venganza no son universales, ya que nos encontramos con la actitud
contraria: una admiración por el criminal (eclitofilia criminal).
Pocos fenómenos pueden ejemplificar tan ampliamente esto como el
llamado "síndrome de Estocolmo".
En 1973, el Credit Bank de Estocolmo fue asaltado por dos
ban¬didos, que a mano armada se apoderaron del local y encerraron a
va¬rios rehenes en la caja de seguridad. Conforme pasó el tiempo, y
mien¬tras se realizaban pláticas entre los secuestradores y la autoridad,
los lazos de afectividad entre rehenes y bandidos se fueron haciendo más
estrechos, hasta llegar a unirse en contra de las autoridades.
Otro ejemplo, por demás conocido, es el de Patricia Hearst, que
termina uniéndose a sus captores y formando parte de la banda.235 El
síndrome de Estocolmo consiste entonces en la afinidad que los rehenes
desarrollan hacia sus captores, y depende en mucho de la intensidad de
la experiencia, la duración de los acontecimientos, la dependencia del
rehén para todos sus movimientos, la intransigencia de las autoridades,
etc., elementos que coadyuvan para la identifica¬ción de la víctima con el
criminal.
X.5. PERCEPCIÓN DE LA VÍCTIMA POR EL CRIMINAL !
Este es un tema de mayúscula importancia para explicar las
relaciones entre la pareja penal; en mucho la elección de la víctima
depende de la percepción que de ésta tenga el criminal.
Existen entre los delincuentes definiciones estereotipadas de las
víctimas. Un camino interesante para conocer esto es el estudio de la
denominación de las víctimas en la jerga criminal.
Hentig hace un detenido estudio de este tema,236 ejemplificando
cómo en Alemania se denomina Kaffernfanger (caza-aldeanos) al es-
233 Pascal, John y Francine. El extraño caso de Paty Hearsl. Lasser Press. México, 1974. 23(i Hentig, op. cit. (El delito), pp. 422 y ss.
i.il.idor, en tanto que en Inglaterra a la víctima se le denomina mug
(l<xo), gull (ingenuo), chum (tonto), blpck (zoquete), log (tontísimo),
h<>»liy (bobo).
En Estados Unidos se les llama hoosier (montañés), clown (paya¬so,
torpe), hick (chico de campo), bumkin (duro de seso), villain (villano),
giver-up (el que entrega), come on (el que acude), chippy (niño), sucker
(bebé), lusch (bebedor, ebrio), mooch (drogadicto), tlt'tfnerate (víctima
homosexual), sailor (marinero, derrochador).
En Latinoamérica, en caliche (caló, jerga usada en México), la \í<
lima es llamada amo (porque da para el sustento del ladrón), Gil, (íilherto,
o Hermenegildo (víctima de robo o fraude), indito (in¬dígena, ignorante),
jincho o cincho ("agarrar cincho", tomar des¬prevenido, bien amarrado),
longines (de gil), maje (tonto, también magis, magallanes, maguez,
magistrado), pagador (el que paga), primo (tonto, quizá de "primerizo"),
bato (rústico), conejo (tonto, quizá de "pendejo"), huiso (tonto), mopri
(metátesis de primo), barco (aga¬rrar barco), pichón (paloma, pájaro
inmaduro), sello (indígena), etcétera.237'238'239
En replana la víctima será cholifacio, chonta, chontal, chontano,
chontril (de cholo, en Perú, hombre de las serranías), dorao (de "oro"), gil,
larcho (metátesis de cholo), logi (metátesis de gil).
En lunfardo la víctima será logi, otario (de otaria, animal que en
Argentina es considerado de escasa o nula inteligencia), gil, etcétera.
Como puede observarse, la intención es infravalorar a la víctima,
demostrar su estupidez frente al delincuente, que es carnal (herma¬no),
mano (hermano), causa (compañero), ñero (compañero), yori o yori
cumpa (amigo), afán, camiztle, carranclán, lanza, manilón, pifión,
ponedor, rupa, ruperto y otra cantidad de denominaciones en caliche,
lunfardo o replana, que no tienen una acepción despectiva sino por el
contrario, se señala la superioridad del malhechor.
El contenido psicológico es importante, pues conlleva no sola¬mente
la definición estereotipada, sino también la justificación o racionalización
del delito.
Decíamos al principio de este apartado, que de la percepción que el
criminal tenga de la víctima depende en mucho la elección de ésta y no
sólo esto, sino el paso al acto mismo.
237 Cfr. Aguilar, José Raúl. Los métodos criminales en México. Lux. México, s/f. ^ 238 Cfr. Trejo,
Arnulfo. Léxico de la Delincuencia. UTHEA. México, 1968.
239 Cfr Colín Sánchez, Guillermo. Así habla de la delincuenáa. Editorial Porra. México, Ü.f. (3a edición),
México, 1997.
El paso al acto implica para el criminal reducir la distancia afectiva
entre él y la víctima.240
Una empatia por la víctima y una consciencia más acentuada de sus
sentimientos constituyen, con toda evidencia, fuerzas inhibitorias de
control.
Es decir que el criminal necesita una distancia física apropiada para
cometer el crimen, le es indispensable acercarse a la víctima, tiene que
entrar en contacto con ella.
Pero al mismo tiempo debe tomar distancia afectiva, pues si siente
amor, compasión, afecto, respeto, esto será un impedimento para
victimizarla.
No se pude considerar al criminal como un ser carente de
senti¬mientos, el crimen puede producir una seria crisis moral.
Para evitar la tensión moral, el sentimiento de culpabilidad y los
remordimientos que pueden estar asociados, los criminales deben
desensibilizarse previamente con relación a los dolores y los
senti¬mientos de la víctima.
Esta es la explicación psicológica del por qué muchos criminales
ingieren alcohol o se drogan para "darse valor" para cometer su ilícito.
La desensibilización sirve igualmente para neutralizar la resis¬tencia
moral, para sobreponerse a la inhibición y para reducir al silencio la
conciencia del delincuente; la legitimación del acto, la negación de la
víctima, la drogadicción y la desvalorización de ésta, son mecanismos
importantes en el proceso de desensibilización.241
La víctima, por su parte, conoce intuitivamente este fenómeno, por
esto trata siempre de poner distancia física con el agresor, y de apelar a
sus sentimientos de piedad y probidad.
Después del crimen, el ofensor trata de reforzar la distancia afectiva
que lo separa de la víctima, y aliviar sus sentimientos de culpa lanzando
la responsabilidad de los hechos al ofendido.
Así, al imputar la culpabilidad a la víctima (real o imaginada, fundada
en acciones de la víctima o en hechos fortuitos y malinter-pretados por el
criminal), se evade la responsabilidad propia.
Es sabido que el violador interpreta que la víctima se insinuó
sexualmente ("es lo que ella quería"), el homicida alega que fue
provocado, el ladrón simplemente aprovechó el descuido de la víc¬tima, o
se apoderó de lo superfluo ("no le hacía falta").
Además, viene el mecanismo de infravaloración de la víctima, en el
primer caso, la violada es captada como promiscua, deshonesta y
cusí prostituta; en el segundo caso, el asesinado será presentado como
.I^KMVO, feroz, temible, y en el último, el robado era un sujeto avaro,
«><|K i oso y poco honrado.
I andau, en sus investigaciones ha comprobado algunas de estas
.iliini.iciones, revelando que la percepción de la víctima varía según H upo
de crimen.242
I tilda Marchiori cita también algunos ejemplos de este mecanis¬mo
de distorsión de la percepción que de la víctima tienen los
delincuentes:243
En el homicidio, el victimario percibe como peligrosa para su
integridad a la víctima; en la estafa, la víctima es un objeto de satis-t.itrión
para el ego; en el incesto, la víctima es considerada como propiedad.
Para terminar este apartado, es interesante la opinión expresada m
la reunión de Bellagio (1975), en el sentido de que el conoci¬miento del
ofensor acerca de la víctima se disminuye en muchos casos a causa del
rechazo de la víctima. Es necesario un cambio en la actitud del ofensor
hacia la víctima para poder tener éxito en el proceso correccional. Al
poner mayor énfasis en la restitución y la compensación, la sociedad
puede aumentar el conocimiento de la víctima por el ofensor y así
aumentar el éxito del proceso correc¬cional. El juntar al ofensor y a la
víctima en el proceso judicial o correccional, puede tener valor terapéutico
en ciertos casos y es apto para sensibilizar al ofensor en los problemas
causados a sus víctimas. Se deberán recomendar medios informales de
reconcilia¬ción y arbitramento en los cuales la víctima y el ofensor
interactúan directamente en la presencia de una tercera parte. Tales
esfuerzos pueden conducir a ahorros considerables de costos y energía,
al aligerar la carga de trabajo de un sistema de justicia penal abrumado
con tanto trabajo. Pueden también restaurar la armonía en las rela¬ciones
familiares interrumpidas por una ofensa.
X.6. SIMILITUDES DE CRIMINAL Y VÍCTIMA > ..... . ''.....
No queremos terminar este capítulo sin mencionar un intere¬sante
descubrimiento cada vez más confirmado por los tratadistas. Las víctimas
y sus victimarios, principalmente en ciertos delitos (vio¬lentos) tienen más
semejanzas que diferencias.
240 Fattah, op. cu. (Regarás).
241 ídem.
242 Landau, Simha. The offender's pmeption of the Victim. I Symposium. Israel, 1973.
243 Marchiori, Hilda. Psicología Criminal. Editorial Porrúa. México, 1980, p. 15.
Ya hemos señalado el fenómeno de que los jóvenes victimizan
jóvenes; más adelante veremos cómo las víctimas parecen proceder más
comúnmente del mismo estrato socioeconómico de su victima¬rio;
también hablaremos de la cercanía geográfica (cuando no iden¬tidad) de
zonas criminógenas con zonas victimógenas.
En cuanto a la edad, en nuestra investigación (Xalapa), de los casos
en que puede determinarse la edad del agresor: el 18% son menores de
18 años, y el 48% entre 18 y 25 años, por lo que el 68% son menores de
25 años, lo que coincide con el 63.08% de las víc¬timas menores de esa
edad (la diferencia podría ser explicada por el fenómeno de que la víctima
por lo general calcula la edad del agre¬sor en un poco mayor que la real).
En el Distrito Federal los resultados son similares, pues el 10% son
menores de 18 años y el 54.5% entre 18 y 25 años, lo que implica que el
64.5% de los agresores son menores de 25 años.
Las investigaciones norteamericana y australiana, demuestran que
los perfiles demográficos de las víctimas de delitos son notablemente
similares a las características de los criminales convictos; las
peculiari¬dades comunes son: sujeto de sexo masculino, joven, residente
urba¬no, negro, de bajo nivel socioeconómico, desempleado y soltero.244
En otra investigación norteamericana, sobre jóvenes urbanos, se
encontró que los delincuentes no perciben su mundo más o menos
peligroso que los no delincuentes; la delincuencia no está asociada con
menor miedo; los delincuentes han sido más victimizados que los no
delincuentes, pero no se encuentra mayor cambio en sus vidas después
de la victimización que estos últimos.
Braitwaite y Biles indican cómo diversas interpretaciones se han
hecho a la semejanza entre víctima y victimario: se ha dicho que las
víctimas muy comúnmente son también criminales (exceso de
defi¬niciones favorables a la Ley según Sutherland). El sujeto que se
reúne con criminales es victimizado por ellos, pero aprende también a
delinquir.245
Una segunda explicación es que la gente con características
comunes a los criminales y las víctimas (jóvenes, masculinos,
desem¬pleados, solteros, etc.), tienden a utilizar su tiempo con mayor
fre¬cuencia en lugares públicos (trenes y autobuses en lugar de auto
privado, calles y parques en lugar de oficinas y casas, bares en vez de
clubs privados.)
Una canic irrfstirn r.i que estos sujetos pasan una gran propor ' i<in
de su tiempo con sujetos ajenos a su familia.
Una curiosa correlación muy significativa es que mientras me-nos se
va a la Iglesia se es más susceptible de victimización.
La tercera interpretación es que las características comunes entre
victima y criminales están asociadas con ciertos patrones de conducta v
actividades que pueden producir tanto crimen como victimización
Tres características que se unen a la juventud, desempleo, sol icTÍa
y masculinidad son: propensión a tomar riesgos, propensión a l.i violencia
y consumo de alcohol.
CARACTERÍSTICAS OFENSOR/VÍCTIMA
(JUVENTUD, SEXO MASCULINO, DESEMPLEO, ETC.)
CONSUMO
DE ALCOHOL
Lo anterior puede resumirse en el siguiente esquema:
Nos parece que no debe ignorarse este planteamiento y que es
necesaria mayor investigación al respecto.
Finalizamos con el siguiente pensamiento de Stanciu: "El ame no es
más libre que el esclavo, el vencedor no es más feliz que el vencido y el
criminal no es menos víctima del determinismo antropo- biológico y
sociológico."240.
248 Stanciu, op. cit., p. 71.
244 Sevitz, L. D.; Lallí, M.; Rosen L. City Life and DeKnquency: victtmizatíon, fear ofcrime
and altered behavior. LEAA, USA, 1977. ; ; , :
245 Braitwaite y Biles, op. cit., p. 7. ¡ - .¡ / ,., ...;.;
CAPÍTULO XI
EL ITER VICTIMAE
XI. 1. INTRODUCCIÓN
En los anteriores capítulos hemos estudiado los factores victimó-
genos y las relaciones entre víctima y victimario; toca ahora asomar¬nos
a la dinámica de la victimización.
Hemos bautizado iter victimae el camino que sigue un individuo para
convertirse en víctima.
El fenómeno victimal es notablemente dinámico, la participa¬ción de
la víctima es fundamental para llegar a la victimización, y deben tomarse
en cuenta todos los factores predisponentes, prepa¬rantes y
desencadenantes mencionados con anticipación.
Hay autores que afirman que esta dinámica sigue, más que las leyes
de la psicología, las leyes de la física, tal como fueron formu¬ladas por
Newton.247
Sin pretender, desde luego, hacer una "física victimal", vamos a
plantear una serie de mecanismos dentro del iter victimae, aclarando que
se trata de esquemas muy generales, pues cada situación victimal
presenta una dinámica propia, y que trataremos más adelante al escribir
sobre los diferentes tipos de víctimas y de victimizaciones.
247 Cfr. Teutsch, Joel; Teutsch, Champion. Victimology: an effect of consciousness, interper¬sonal dynamics and human physics. I
Symposium. Israel, 1973.
tras el delito, encerrado cu la mente del autor, no se manifestó
cxlcriormentc, la fase <-\i<-i na es ya manifiesta. Sale a la luz por actos,
incluso de preparación. Kl delito recorre un camino que tiene su partida en
el proceso interno y en esta parte idea, delibera y resuelve; por último en
la exteriorización prepara, tienta o consuma."248
¿Y la víctima?
Veamos en nuestro admirado Zaffaroni: "Desde que el designio
criminal surge como producto de la imaginación en el fuero íntimo del
sujeto hasta que se opera el agotamiento de la ejecución del delito, tiene
lugar un proceso, parte del cual no se exterioriza nece¬sariamente en
forma que pueda ser advertida por ningún observador fuera del propio
autor. A este proceso se denomina iter criminis o "camino del crimen",
significando así el conjunto de etapas que se suceden cronológicamente
en el desarrollo del delito." 249
¿Y la víctima?
Esto nos trae a la memoria una frase de Quincey, en su inolvi¬dable
Asesinato como una de las Bellas Artes: "Nadie se somete
tranqui¬lamente a que le corten la garganta; corre, pelea, muerde; el
artista encuentra obstáculos en este exceso de movimiento."250
Nuestro concepto del crimen es diferente al del expuesto en la teoría
del iter criminis, pues se trata no de un camino (el del criminal) sino de
dos, el del victimario y el de la víctima, que en un momento inexorable se
cruzan.
Hentig dice que, separando en el tiempo la fatal armonización de las
partes, la formación de una explosiva combinación social puede ser
advertida: Puede quedar esperando el potencial perpetrador sin una
víctima y una potencial víctima sin un compañero quien pudiera
victimizarla.251
Deming afirma que la relación entre víctima y ofensor es muy
significativa y de gran potencialidad para construir teoría, o
investi¬gación. Se debe de analizar la relación víctima-ofensor antes del
crimen, en el momento del mismo y después de cometido.252
XI.2. EL ITER CRIMINIS Iter criminis significa literalmente "itinerario del
crimen".
Con este latinajo se designan las fases por las que pasa el delito,
desde la ideación hasta el agotamiento, desde que la idea nace en la
mente del criminal hasta la consumación del delito... "Tiene dos fases
fundamentales: interna y externa. La primera sólo existe mien-
248 Goldstein, R., op. cu., p. 448.
249 Zaffaroni, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Tomo IV. Ediar. Buenos Aires, Argentina,
1982, p. 409.
250 Quincey, Tomas de. El asesinato, considerado como una de las Bellas Artes. Editorial Mundo Latino. Madrid, España, s/f. p. 55.
Hay edición actual: Océano, Grupo Editorial. España, 1999.
251 Hentig, Hans von. Remarks on the inleraction of perpetrator and victim, en: Victimology (Drapkin-Viano). Lexington Books.
USA, 1974, p. 51.
252 Deming, Romine R. Advocating the concept of the victim-offender relationship. II Sym¬
posium. USA, 1976. . ¡.
El caso en H <|n« \.\ víctima que sigue el camino del criminal (la
violada o estupuih «|u< se prostituye por el criminal), puede ser ilustrado
en la forma siguiente.
Cuando la víctima lo es de un delito culposo, o es víctima pun mente
circunstancial, el camino anterior no es, por lo general, tai claramente
marcado, pues es más difícil rastrear los antecedentes.
Es claro que mientras más grave sea el delito y más cuantiosas las
perdidas, la reacción debe ser mayor, sin embargo esto debe ser
ni.KI/.ido con la posición socioeconómica de la víctima y la cultura i ni
mulante.
Lo que para un pobre puede ser un grave quebranto, para un i no
significa una leve disminución del patrimonio. La duda de la virilidad de un
sujeto expresada en una cultura machista puede ser laial, en tanto que en
otra no pasa de ser un insulto menor.
La reacción varía también según el hecho sea cometido en publico o
en privado, en la calle o en el hogar.
La relación con el victimario es fundamental, y esto es tomado cu
cuenta en muchos casos por el derecho, pues en ocasiones es agravante
y en otros atenuante el parentesco, amistad, confianza, iclación
profesional, etcétera.
Pongamos como ejemplo extremo el de la violación carnal: la
reacción de la víctima será diferente si el agresor es un pariente (y de
acuerdo al grado de parentesco, hermano, tío, primo, etc.), o si se trata
del novio, un amigo, simple conocido, desconocido o enemigo.
No hay dos personalidades iguales, todos reaccionamos en for¬ma
peculiar, y ante el hecho victimal se comportará diferente el optimista del
pesimista, el inteligente del limitado mental, el intro¬vertido del
extrovertido.
Se supone (y creemos que acertadamente) que la reacción será
siempre negativa, sin embargo hay que tomar esto con las reservas que
deben tenerse en toda generalización cuando nos movemos en el campo
de las ciencias sociales.
Ya tratamos fenómenos como la enclitofilia criminal y el síndro¬me
de Estocolmo, y mencionamos la víctima con sentimientos de culpa y
deseo de autopunición, hasta llegar al climax de la víctima masoquista,
cuya reacción será de placer y satisfacción por el dolor recibido.
La reacción será diversa también según el grado de participa¬ción
de la víctima en los acontecimientos; pensemos en la víctima voluntaria,
que buscó su propia victimización, y que en ocasiones ni siquiera se
siente ofendida, o que su liga con el victimario es tal, que le perdonaría
cualquier ofensa.
Veamos ahora cuáles fueron los resultados de la investigación en
cuanto a la reacción inmediata de la víctima en lo general.
CUADRO N° 19
REACCIÓN DE LA VÍCTIMA
(XALAPA)
CUADRO N° 20 REACCIÓN DE LA VÍCTIMA (D. F., Z. C.)
CUADRO NQ 24 AUTOLIMITACIONES
(CONSEGU 2000)
INTRODUCCIÓN
El problema del maltrato y la victimizacion de menores no es nuevo,
imposible detenernos en ejemplos históricos que demuestran 11 uno los
menores han sufrido en el tiempo y en el espacio, y han ií<lo agredidos en
todas las formas posibles.
Desde la propiedad absoluta del hijo, con derecho a venderlo i»
sacrificarlo, hasta la patria potestad y el derecho de corregir, la luí
inanidad se ha ensañado con sus vastagos, en mucho repitiendo una
conducta aprendida, que se convierte en un siniestro atavismo.
El reciente énfasis en los derechos del niño, el Año Internacio¬nal
del Niño (1979), la Declaración Universal de los Derechos del Niño
(Ginebra, 1928, 1948 y 1959), las Reglas Mínimas de las Nacio¬nes
Unidas para la Administración de Justicia de Menores (Reglas de Ik-ijing,
1985), y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), lian llamado
la atención de una mayor cantidad de personas sobre los problemas de
victimizacion de menores.
Sin embargo, a pesar de que cada vez es más consciente la
humanidad, de este doloroso problema, estamos muy lejos de lograr
solucionarlo, véanse si no estos datos proporcionados por Grant en su
informe sobre la infancia:278
1981 ha sido otro año de emergencia silenciosa, 40,000 (cua¬renta
mil) niños han muerto silenciosamente cada día, ... 100,000,000 (cien
millones) de niños se han acostado en silencio y hambrientos todas las
noches; 10,000,000 (diez millones) de niños se han conver¬tido
silenciosamente en deficientes físicos o mentales; 200,000,000
(doscientos millones) de niños entre los 6 y 11 años de edad, han
278 Grant, James E. El Estada Mundial de la Infancia 1981-1982. UNICEF. Nueva York, I ISA, 1982.
contemplado en silencio cómo otros iban a la escuela, en fin, un quinto de
la población mundial ha luchado en silencio por la meni supervivencia.
Diez años después (1991) la situación no parece haber mejora do,
durante la última década del siglo XX, poco más de 120 millones de niños
perecerían víctimas de desnutrición y de enfermedades fácilmente
evitables.
De acuerdo con cifras del UNICEF, 7 mil pequeños mueren cada día
sumidos en el coma de la deshidratación; 6 mil en las garras de la
neumonía y 8 mil presas del espasmo del tétano, la tortura de l¡i tosferina
y la fiebre del sarampión. Hay que calcular además que poi cada uno que
muere varios más siguen viviendo en condiciones de desnutrición y
deplorable salud.
El remedio a esto es relativamente barato y sencillo (la vacuna ción
completa cuesta un dólar y medio, la rehidratación oral por sales cuesta
10 centavos, un tratamiento de antibióticos, se puede hacer por menos de
un dólar).
Un programa completo costaría 2,500 millones de dólares, lo que
equivale al 2% del gasto en armamentos de los gobiernos del tercer
mundo. A nivel mundial implica un día en gastos militares, o lo que paga
el tercer mundo semanalmente por el servicio de deuda externa.
La menor edad pone al individuo en una situación de inferio¬ridad;
su menor fortaleza física, la natural falta de experiencia, su dependencia
económica, la subordinación social, la inmadurez psi¬cológica, lo ponen
en desventaja y lo hacen fácilmente victimizable. Por algo von Hentig dice
que: "No sólo por la corta edad es la juventud un período de debilidad. El
joven no se ha adaptado toda¬vía a la "dureza" de la vida. Se cobija en la
comunidad paterna como un parásito, y tiene que aprender poco a poco a
defender su piel sin ayuda de nadie." 279
En algunos casos, como veremos más adelante, ni siquiera en el
seno familiar el menor está seguro, y es víctima de sus propios
pro¬genitores.
En el reino animal es menos común que los padres agredan a sus
hijos, pero sí es regla que los animales inmaduros sean fácil presa de los
depredadores.
Podemos comprobar esa proclividad victimal de los pequeños en las
estadísticas de supervivencia animal, o en las terroríficas cifras de
mortalidad infantil.
Hentig, op. cit. (El Delito), p. 520.
Algunos anión-, uní i |n ci.in esta "debilidad como uno de los lu< lores
básicos de minm «míe los menores (principalmente adoles-c fules), que
fbrm.m pandillas y bandas como medio de protección (l.i alian/a de
inuclias debilidades da una fortaleza).
En este capítulo estudiaremos esta problemática, utilizándola c oino
ejemplo de cómo puede hacerse análisis de un tipo de víctimas • n
especial.
El siguiente capítulo (XIII) lo dedicaremos al examen de una lonna
concreta de victimización: el maltrato físico de niños.
XI 1.2. VICTIMIZACIÓN DE MENORES
Según Thorsten Sellin, existen las siguientes clases de victimi-/¡u ion,
que analizaremos en lo referente al menor victimizado.
1. Victimización primaria. Es la que hace referencia a la víctima
individual. En este sentido todo menor de edad puede ser víctima en M-
niido amplio y en sentido estricto.
La victimización primaria toma parte preponderante en el mal-haio
infligido al menor por sus propios padres, problema de tal impor-landa
victimológica, que le dedicaremos el capítulo siguiente.
Otra forma preocupante de victimización de menores la tene¬mos en
los abusos sexuales. En nuestro país no tenemos información fidedigna al
respecto, y sabemos que es uno de los delitos de más alta e i Ira negra
(ver capítulo referente a victimización sexual).
Las formas de victimización son múltiples, desde estupro hasta
violación, pasando por incesto, corrupción, exhibicionismo, atenta¬dos al
pudor, proxenetismo y la floreciente industria de la porno¬grafía
infantil.280
En 1983 la opinión pública se vio sacudida por la noticia de que en
uno de los colegios más selectos de México, habían sucedido una serie
de atentados homosexuales perpetrados por personal de la institución, la
noticia se ha repetido ya en varias ocasiones.
Una tercera forma de victimización primaria la encontramos en el
maltrato a niños en las escuelas, en este sentido es urgente realizar una
amplia investigación.
En nuestra experiencia hemos encontrado que muchos fracasos
escolares se deben a agresiones físicas o psíquicas de los profesores
contra los alumnos.
280 Un estudio muy completo puede verse en: Thomas, Charles. Sexual Victimology of Youth. L. G. Shultz Ed. USA, 1980.
La idea de que "la letra con sangre entra" está fuertemente arrai-gada
con nuestra sociedad, y no tiene nada de original, pues aun pedagogos de la
talla de Petrarca, Pestalozzi o Juan Bautista de la Salle, aceptaron los
castigos físicos, o por lo menos psíquicos a los niños.
Es impresionante observar cómo en algunas escuelas europeas,
todavía se recaba la autorización de los padres para infligir "maltratos
menores" a los educandos.
Los profesores golpeadores o torturadores psíquicamente de los
alumnos deben ser identificados a su debido tiempo, de aquí la importancia
de la selección.
2. Victimización secundaria. Independientemente de que un menor de
edad pueda ser víctima en forma individual de cualquier delito (robo,
homicidio, violación, etc.), lo puede ser de delitos propios (infanticidio,
corrupción, estupro) o de accidentes (tránsito).
Pero también pueden ser víctimas (victimización secundaria) grupos
determinados de menores, muy claramente especificados por ocupación,
clase social, etcétera.
Efectivamente, hay grupos de menores que tienen una mayor
capacidad victimal. Pensemos en los menores que estudian en deter-
minados centros en los que existen los grupos denominados "porros"
(bandas de pseudo estudiantes dedicados al pillaje contra los verda- deros
estudiantes). La gran mayoría de víctimas en estos casos son menores de
edad que sufren por conductas delictivas.
Por desgracia el fenómeno es cíclico y además viaja de una institución
a otra, mezclándose en ocasiones con otro tipo de pro- blemas sociales y
políticos.
Para dar idea de la magnitud del problema, demos algunas cifras
obtenidas en una investigación realizada sobre el total de la pobla¬ción en
un plantel de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, durante una de
las épocas álgidas del problema (1969-1973).
Únicamente el 0.4% de los alumnos declararon su adhesión a la porra,
el 84.79% consideraron negativa la presencia de la porra en la escuela, o
sea que no puede tratarse de actos consensúales.
Los alumnos directamente afectados por la porra fueron el 47.43% de
la población escolar, de éstos el 31.70% fueron robados, el 8.15%
golpeados y el 8.05% amenazados.
Respecto a los actos anteriores es notable que el número de víctimas
desciende según la edad, o sea que los más pequeños son los más
fácilmente victimizables.
Es verdaderamente lamentable el hecho de que uno de cada dos
menores de edad que estudian a nivel bachillerato se haya visto victimizado
por este grupo.
Es laminentable que uno de cada tres estudiantes haya sido loludo, y
uno de (.id.i (he/ lesionado. Debemos considerar que en esi.i (-licúes!;! no se
lomaron en cuenta delitos como violación, que (|iic(l.in en la cifra negra.
EI problema no es solamente de México; en un informe a la Asamblea
de la Educación Nacional de Dallas, las estadísticas indica-h.in que el 4% de
la población escolar del Estado era atacada durante el curso. Esto significa
que en el año escolar 1977-1978, se produje-lon 60,000 agresiones.
Y el problema va en aumento, ahora en Estados Unidos los
homicidios en las escuelas se convierten en un dolor de cabeza. Así, en
1999, en Colorado dos adolescentes mataron a 13 de sus compa-IKTOS
en su propio colegio, para ser luego muertos; y en el 2001, un muchacho
de 15 años mata a 2 compañeros y hiere a 13 más.
Otro grupo físicamente victimizable es de los menores económi-
lamente débiles, éstos son víctimas de varios delitos (lenocinio) y
principalmente de explotación laboral. Las cifras que dan la Oficina
Internacional del Trabajo (OIT) y la UNICEF son desalentadoras, pues
nos indican que 250 millones de niños, entre los 5 y los 14 años, son
explotados en el mundo, de los cuales la gran mayoría pertene-(en a los
países en vías de desarrollo.281
La explotación consiste no sólo en obligarlos a laborar, sino en el
bajo salario (30% de lo que recibe un adulto, según OIT), en el upo de
trabajo, difícil y peligroso (minas, caza, pesca, curtido de pieles,
agricultura en medio de pesticidas y agroquímicos, etc.) y la ¡alta absoluta
de garantías en cuanto a horario mínimo, etcétera.282
Aunque Asia y África presentan los mayores problemas, la OIT
calcula que el 17% de los niños de Latinoamérica trabaja (dos niñas por
cada tres niños), la mitad a tiempo completo.
Simplemente en México han sido detectados por el DIF tres millones
quinientos mil niños que trabajan, a veces en condiciones infrahumanas,
con flagrante violación constitucional y de la Declara¬ción Universal de
Derechos Humanos (los datos de la OIT implican a 5 millones de niños).
De acuerdo al estudio DIF-UNICEF de 1999, sobre 100 ciuda¬des,
los menores "de" y "en" la calle suman más de 114,000 en si¬tuación de
subempleo o mendicidad clara. En el estudio DIF-FINCA, se registraron
14,320 menores en el D. F. con trabajo regular.
281 Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Statistics on Working ChiUren and Hazardous Child Labour in Brief. (Revised April
1998). Ginebra, Suiza, 1998.
282 Cfr. Ashagrie, Kebebew. Youngest Workers an Hazardous Child Labour. OIT. Ginebra, Suiza, 1999. También, del mismo autor:
Methodological Child Labour Surueys and Statistics.
Otro grupo victimizado es de los débiles mentales. Aparte de l;is formas
de victimización anteriormente señalados, estos niños pier¬den toda
oportunidad al no existir instituciones para su tratamiento y adaptación
social.
Los deficientes mentales alcanzan en el país (según los diversos
autores) del 8 al 12% de la población. Si a éstos agregamos aquellos que
el Instituto Interamericano del Niño llama: "menores de alio riesgo"
(deficientes visuales, auditivos, inválidos, desnutridos, etc.), nos
encontramos con el 25% de la población escolar del país.
Tiene razón Berístain cuando afirma que:283
1a Los menores difíciles y/o anormales merecen atención espe¬cial
a la luz de las ciencias contemporáneas en la legislación y en la práctica
de asistencia y del tratamiento.
2a La atención especial a los menores anormales y/o difíciles debe
dirigir sus esfuerzos a que su tratamiento se parezca lo más posible a la
de "todos los niños".
3Q A los niños nunca se les debe castigar aunque sean difíciles y/ o
anormales, solamente se les debe reprender, lo que es muy distinto.
Tenemos que mencionar aquí a un grupo específico, que es el de los
llamados "menores infractores", que es victimizado por la falta de
garantías procesales, carencia de instituciones adecuadas, ausencia de
oportunidades de adaptación (volveremos sobre el tema).284
También es de mencionarse los grupos escolares victimizados por
profesores faltistas, excesivamente rígidos o apáticos, incapaces e
impreparados.
3. Victimización terciaria. Por victimización terciaria se entiende a la
dirigida contra la comunidad en general, y dentro de ésta en forma muy
marcada hacia los menores de edad.
Efectivamente, los menores de edad son más fácilmente victi-mizables
por razones de edad, lo que implica una inferioridad física, intelectual,
económica y psicológica.
Lo anterior hace patente la necesidad de crear leyes a nivel federal
para proteger a este grupo, que forma una parte importante de la población
(en el 2000, en México, el 39.71%, o sea casi 39 millones, era menor de 18
años), con instituciones adecuadas para ejecutar la ley, y evitar que quede
en simples buenos deseos.
En México se decretó la "Ley para la Protección de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes", que entró en vigor el 30 de mayo
283 Beristain, Antonio. La Protección a los niños difíciles y anormales de España. Estudios Vascos de
Criminología 1. Editorial Murguía. Bilbao, España, 1983.
284 Para una amplia información ver nuestra obra: Criminalidad de menores. 3a edición. Editorial Porrúa.
México, 2000.
tlr L'OOO, y que puede ser un insii límenlo notable para prevenir la
VK limi/ación.
Kl 25 de julio de 2001 (Diario Oficial) se crea el Consejo Na-• ional
para la Infancia y la Adolescencia, que es una comisión Inirrsecretarial
permanente para coordinar y definir las políticas de <"tie delicado campo.
4. Victimización mutua. Estos son casos en los que los partíci¬pes
están inmiscuidos en actos consensúales. En materia de menores «•
entiende que ambos son menores de edad.
Kstos actos representan un problema digno de estudio, sobre l(ido si
se toma en cuenta que el delincuente menor difícilmente ac-iiia solo. Ya
mencionamos en el apartado X.6 las similitudes de vi( lima-victimario en
jóvenes.
Los casos más comunes de victimización mutua los encontramos
ni infractores sexuales (incesto), en lesiones, en riña y en problemá-
liea de drogas. , ,.• >.,; ...... i ,.
XII.3. CLASES DE VÍCTIMA ' ; ;
Siguiendo un patrón establecido por Mendelsohn, desde el punto de
vista de la culpabilidad, y tomando en cuenta las características
hiopsicosociales de la víctima, éstas se pueden clasificar en la forma
siguiente:
1. Víctima inocente. Esta es la llamada víctima ideal, es la que no ha
provocado en forma alguna la agresión ni tiene culpa en el hecho. Ks muy
común encontrar menores con estas características, un ejem¬plo clásico
es el del infanticidio. Estas víctimas deben ser mayormen¬te protegidas;
en el ejemplo mencionado sería apropiado quitar el delito de "exposición
de menores" (otro ejemplo de víctima inocen¬te), estableciendo casas de
cuna donde la presunta infanticida pudie¬se abandonar al menor,
salvándole así la vida al pequeño.
2. Víctima de culpabilidad menor. Esta víctima generalmente lo es
por ignorancia, y es también fácil encontrarla entre menores de edad, que
al no tener una formación adecuada pueden ignorar los alcances cíe su
acción, prestándose a ser victimizados.
Este es el caso de estupro, en el que la inexperiencia sexual de la
víctima la hace fácil presa del engaño del victimario. Otro caso es el del
aborto, en el que la menor acepta la intervención sin medir el alcance de
ella.
3. Víctima tan culpable como el infractor. Es la llamada víctima
consensual, la que voluntariamente acepta ser víctima, consciente del
hecho. Ejemplos de esta situación son los menores que aceptan un pacto
suicida, que juegan "ruleta rusa" o que aceptan usar droga».
Generalmente, para que pueda hablarse de este tipo de vícti-
mas, es necesario que el infractor sea también menor de edad, purs en
otra forma, la inexperiencia hace que el menor sea una víctima de
culpabilidad menor.
4. Víctima más culpable que el infractor. En muchos de estos casos
la víctima denota gran peligrosidad, por lo menos contra sí misma. Los
ejemplos más claros son los de la víctima provocadora, la que incita al
infractor a cometer la infracción.
Otro ejemplo es el de la víctima por imprudencia, por demás común
en menores de edad, sobre todo en problemas de tránsito, el número de
menores lesionados y muertos en este renglón es por demás
impresionante.
5. Víctima únicamente culpable. El primer ejemplo de este tipo do
víctimas lo consütuyen las víctimas infractoras, como en el caso de la
legítima defensa. Este caso denota en la víctima una gran peligrosi¬dad,
pues el sujeto agrede y cae víctima de su propia agresión. En sen¬tido
amplio pueden incluirse aquí varios casos de suicidio.
Mendelsohn incluye en este punto dos tipos de víctima que en
realidad no lo son: la víctima simuladora y la víctima imaginaria. La
pri¬mera es aquella que intenta hacer caer a la justicia en un error,
haciéndose pasar por víctima cuando en realidad él fue el agresor, o
cuando simula un daño mayor que el que en realidad se cometió.
La segunda es de capital importancia en nuestro tema, ya que se
puede encontrar con relativa frecuencia entre los menores, que por
fantasías o por mentiras para ocultar alguna falta, o por inconsciente
juego, dicen haber sido víctimas de algún delito. Debe tenerse una
especial atención en estos casos, que pueden acarrear serias injusticias.
Remitimos aquí a los estudios hechos en Psicología Judicial sobre
testimonio de los niños.
6. Víctima fortuita. Aunque Mendelsohn no la incluye, segura¬mente
por no haber culpabilidad alguna, es necesario mencionarla,
principalmente por la cantidad de menores que sufren accidentes fuera de
toda responsabilidad propia o ajena.
XII.4. VlCTIMIDAD Y CRIMINALIDAD
La investigación ha conducido al descubrimiento de que una buena
cantidad de delincuentes fueron, antes de su conducta anti¬social,
victimizados en alguna forma.
l'oi un.i p.utCt Aniy.li u<>s señala que es común encontrar que |¡ts
vúlim.is tienen anl<• < <-«lentes deshonestos, principalmente en los uisos
II.un.utos por Woll^ang "viclim precipitated", como el comercian-Ir
tramposo, el loxicómano, la prostituta, el homosexual, el defrau¬dador,
etcétera.285
Kn cuestión de menores infractores, se han hecho patentes los rt i
Herédenles de maltrato físico y psíquico, así, ya los Glueck en sus
estudios sugirieron la relación entre abuso y abandono de menores y su
posterior antisocialidad.
Un estudio de cien menores antisociales en Filadelfia reportó cu el
82% historias de maltrato; un estudio en Denver ha reportado rl H4% en
los juveniles delincuentes que fueron maltratados antes de la edad
escolar, mientras el 92% ha reportado haber recibido golpes, l,ii ei
aciones o huesos rotos, infligidos por sus padres entre el año y rl año y
medio anteriores a su aprehensión. Una investigación de «• guirniento de
cuatro años sobre 34 casos de abuso en el hospital para niños de
Washington, indicó que el 20% de los niños maltra¬tados han sido
presentados ante las cortes juveniles por actitudes antisociales.
Hay casos en los cuales menores de edad han sido enviados a los
tribunales para menores como víctimas y cuando dejan la insti-tución han
sido ya definidos como infractores.
No cabe duda que los niños abandonados tienden a ser más
fácilmente etiquetados como infractores.
Otro dato interesante es que niños maltratados que son también
delincuentes o infractores, se quedan en la institución el doble de tiempo
que los no maltratados.
La relación entre abuso, maltrato, abandono y delincuencia ha sido
enfocado desde tres perspectivas básicas.286
a) Histórica, que indica múltiples antecedentes en el sentido de (|iie
niños maltratados y abandonados han sido tratados en el sistema i Ir
justicia de menores.
b) Empírica, que sugiere que existe una relación causal entre abuso,
abandono y delincuencia.
c) De sistema, que considera el efecto del etiquetamiento de
menores que han sido maltratados o abandonados, y a los cuales se les
adjudica la etiqueta de infractores o delincuentes.
O sea que existen tres formas de relación entre victimización de
menores y criminalidad:
• 285 Aníyar, Op. cn. (Victimología), p. 49.
286 Smith, Charles R, Berkman, David J., Warren, Fraser M. The Shadaws of Distress. I .KAA. U.S. Department of Justice. EUA,
1980, p. 25.
1. La relación que emerge de una perspectiva histórica, sobre el
manejo de abuso y abandono de menores y casos de menores que han
sido oficialmente etiquetados como delincuentes.
2. La relación causal entre el haber sido abandonado, maltrata¬do y
posteriormente haberse convertido en delincuente.
3. La relación que se crea como resultado de la adjudicación de un
status como delincuente u ofensor.
XII.5. LA PREVENCIÓN VICTIMAL
Así como debe existir una política criminológica, la debe haber
también victimológica. Así como existen delincuentes con gran
pre¬disposición a delinquir, hay también personas con una gran
ca¬pacidad victimal; se ha llegado a afirmar que existe una "víctima nata",
totalmente predispuesta a ser víctima. Encontramos por ejem¬plo el caso
de la víctima reincidente, que a pesar de haber sufrido algún daño, no
toma las precauciones suficientes para evitar el volver a sufrirlo.
El problema debe atacarse en diversas formas, en primer lugar
legislativamente, con un capítulo de proteccióri a la víctima, dentro del
Código del Menor y con normas de procedimiento como las que
mencionaremos más adelante.
La parte más importante de la prevención victimal es la educa¬ción.
Debe enseñarse a los niños a prevenir su victimización. Es nece¬sario
enseñarles a evitar accidentes y, aunque puede parecer desagra¬dable,
hacerlos desconfiados. La educación en materia sexual, cuando es
adecuada, puede prevenir eficazmente la victimización sexual; el
adiestramiento en primeros auxilios es útil en casos de lesiones, la
educación vial es imprescindible.
XII.6. EL PROBLEMA PROCESAL w
Un aspecto que ha sido recalcado por los especialistas, es el
cui¬dado que debe tenerse con las víctimas menores de edad en el
proceso. Ejemplo digno de citarse es el del Código de Protección a la
Infancia de Israel.287
En el citado código se dan las siguientes disposiciones; que en
nuestra opinión son de tomarse en cuenta:
287 Cfr. Reifen, David. Court Procedures in Israel to pntect child victims of sexual assault. I Symposium. Israel, 1973.
n) No se |Hi< di hacer ninguna investigación cuando la víctima kr.i
menor de II .MÍOS, tratándose de delitos contra las buenas cos¬tumbres,
sin el peí miso de un pesquisidor de la juventud (figura Niiml.M a la de
piomotor o procurador que existe, con funciones limitadas, en México).
h) Un menor no puede ser testigo en delitos contra las buenas i'
islumbres, sin el requisito señalado en el punto anterior.
c) Los pesquisidores son nombrados por una comisión formada por
el juez de menores, un experto en sanidad mental, un educador y un
experto en protección a la infancia.
d) Sólo los testimonios preparados y aprobados por el pesquisi¬dor,
en casos de delitos contra la moralidad, son válidos ante los mbunales.
e) Los documentos anteriormente mencionados serán examina¬dos
por el tribunal, el que puede pedir una ampliación al pesquisi¬dor, pero
éste puede negarse a examinar nuevamente al menor si lousidera que
esto puede causarle un daño.
f) Las pruebas presentadas por el pesquisidor no tienen validez NI no
se ven corroboradas por otros hechos, pruebas o testimonios que
aseguren su verosimilitud.
En varios códigos del mundo se encuentran medidas similares |).ira
proteger a las víctimas menores de edad, principalmente en rasos de
delitos sexuales o contra las buenas costumbres o la moral.
Las medidas que encontramos más comúnmente son:
a) El juicio en estos casos no puede ser público.
b) La víctima menor sólo puede ser interrogada por un especialista.
c) Se necesita el consentimiento de los padres.
d) Se prohibe la divulgación pública de la identidad de la víctima.
Debemos hacer hincapié en este último aspecto, uno de los más
olvidados en nuestro medio por periodistas carentes de ética profe¬sional,
que sin ningún recato publican noticias de menores víctimas de delitos
sexuales, corrupción, lenocinio, faltas a la moral, etc. Una pena grave
debe prever la ley para estos casos.
En México la Constitución se reforma, y a partir de marzo de 'J001:
"Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, no estarán
obligados a carearse con el inculpado cuando se trate de delitos de
violación o secuestro. En estos casos se llevarán a cabo declaraciones en
los términos que establezca la ley;" (artículo 20, fracción V).
No podemos terminar este apartado referente a la víctima menor en
el proceso, sin referirnos a la otra cara de la moneda: el me¬nor infractor.
Como ya hemos mencionado en la dinámica (iter victimae), rl
victimario puede convertirse en víctima, los menores no son una
excepción.
El tema de justicia de menores ha preocupado grandemente a los
especialistas 288 y a la Organización de las Naciones Unidas, qur desde
su primer congreso de prevención del delito y tratamiento al delincuente
(Ginebra, 1955) se ocupó del tema.
Para el segundo congreso (Londres, 1960) restringió el concep¬to de
"delincuencia de menores" a las conductas tipificadas por la ley como
delito.
En el sexto congreso (Caracas, 1980) se decidió elaborar unas
reglas rectoras de la justicia de menores, que fueron aprobadas en el
séptimo congreso (Milán, 1985) ,289
La tendencia actual es abandonar la función parens patriae (el
Estado actúa con los menores infractores como un "buen padre"), pues se
considera victimizante.
En su lugar se propone una justicia de menores respetuosa de las
más elementales garantías procesales (legalidad, defensa, partici¬pación
de los padres, separación por edades, etcétera).
Afortunadamente, en México, a partir de 1992, está vigente la "Ley
para el Tratamiento de Menores Infractores para el Distrito Federal en
materia común y para toda la República en materia fede¬ral", que
consagra las garantías básicas en todo procedimiento de menores, que
adopta las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), y que ahora
se ve reforzada por la Ley federal para la protección de los derechos de
niñas, niños y adolescentes ya mencionada (Diario Oficial, 29 mayo
2000).
XII.7. DROGAS, SECTAS Y BEBETRÁFICO
Múltiples son las formas de victimización de los menores; exce¬dería
en mucho tratar de analizarlas.
Sin embargo, deseamos mencionar al menos tres que, por su
novedad y capacidad victimógena son preocupantes.
288 Ver por ejemplo el capítulo XVI de la Victimología, nueve palabras clave, de Antonio Beristain, que se denomina "Menores
infractores-víctimas, ante las Naciones Unidas y el Congreso de Europa". Tirant lo Blanc. España, 2000, p. 375.
289 Las versiones oficiales pueden consultarse en mi libro: Criminalidad de Menores, op. cit., p. 487.
\:.\ primera es el prohlema de la droga, que afecta principalmen-te a
menores de edad, y luvo proporciones alarmantes en la década de los
setenta, con tendencia a recrudecer, principalmente con los inhalantes y
los nuevos tóxicos como el crack, el bazuco y ahora las meta-
anletaminas.
Los menores toxicómanos fueron sobrevictimizados al ser
con¬siderados como delincuentes, pero al llegar el problema a todas las
(lases sociales se cambió la etiqueta por la de "enfermo".
La droga afecta no solamente al usuario (al afectar salud, tra lujo,
escuela y relaciones interpersonales) en cuanto víctima directa «uno
también tiene un gran poder victimógeno hacia las víctimas indirectas
(familia, sociedad).
La segunda se debe a la aparición de sectas de diverso cortf i
eligióse, que buscan sus víctimas principalmente en menores de edad
Las sectas hacen proselitismo partiendo de ideas religiosas, er <K
asiones de corte cristiano (bíblicas), en otros casos con orientalismo; o
extravagancias.
Con la base de que la única salvación está en la secta, se elimine
iodo elemento que pueda defender la libertad, intimidad, contacto; con el
mundo real y tiempo libre.
Se crean elementos desorientadores que llevan a la confusiór
mental, como ayunos, dietas, ritos obsesivos, con vestimentas especia
les, bailes y cantos repetitivos y en ocasiones drogas.
Las sectas tienden al aislamiento, son anticomunistas y anticató I i
cas y minan los sentimientos de familia, nacionalidad y colectividad
Baste recordar el terrorífico caso del "Templo del Pueblo" d( Jim
Jones, que fundó una colonia en Guyana, y que en 1978 ordene a los
pobladores matar a los niños y suicidarse; fueron 913 víctimas
La tercera forma de victimización de menores, de la que sólo h;
asomado la punta del iceberg es el "bebetráfico".
Este alarmante fenómeno está cundiendo en Latinoamérica
generalmente se trata del secuestro o compra de niños recién naci dos
para ser dados en "adopción" a matrimonios sin hijos en Europ; y Estados
Unidos.
El problema se ha generalizado, así, tan sólo en los tres primero:
meses de 1987 en Chile se descubrieron 36 bebés "exportados" a
extranjero, su precio era hasta de 15,000 U.S. dólares. En Brasil e precio
varía entre 1,000 y 10,000 dólares, en 1983 fueron procesado: unos
peruanos que habían vendido 30 pequeños brasileños.
En 1986 en el Estado de Paraná (de población predominante mente
blanca) se vendían niños recién nacidos, principalmente < Europa e
Israel. El precio era de cinco mil dólares, y los entregaba! ya con
documentos.
Principalmente se trataba de madres solteras o de criadas do-mésticas
que trabajaban lejos de sus familias y eran procuradas y asistidas por la
organización, que les pagaban los cuidados médicos y hospitalarios, con-4a
condición de que al nacimiento de sus hijos, que generalmente no llegaban a
ver, los entregaran incondicional-mente. El asunto tomó actualidad, y se hizo
una telenovela: "Corpo-santo", que trata de María do Brasil, una prostituta
embarazada que ha recibido dinero de los "gringos" para dar su hijo al
nacer.
En Argentina se calcula en 200 el número de bebés vendidos por año
(datos de Atilio Álvarez, del Tribunal de Menores). En Hon¬duras, la esposa
del presidente (Miriam Azcona) ha encabezado la investigación, al
descubrirse una casa en Tegucigalpa con 13 niños, el precio era de 3,000
dólares cada uno (enero, 1987).
En Guatemala el escándalo ha sido mayúsculo, pues se implicó a la
cuñada del expresidente Mejía Víctores, se rescataron 24 peque¬ños; en
fecha reciente, Rigoberta Menchú, premio Nobel, hizo una nueva denuncia.
En México, en febrero de 1987, en Tijuana (frontera norte) se desbarató
una banda que tenía en su poder a 27 bebés.
El problema ha ido en aumento al terminar el éxodo de refu¬giados de
Kampuchea, Vietnam y otros países orientales que eran los principales
surtidores del mercado.
En noticia dada por Reuter el 18 de marzo de 1996, Estados Unidos
acusó a España de respaldar la difusión de mentiras peligro¬sas, al entregar
el premio "Rey de España" a un periódico brasileño que publicó una serie de
artículos sobre tráfico de niños.
Los Reyes de España concedieron el premio a la periodista brasileña
Da Silva, del periódico Correio Brasiliense, en 1994, que realizó
investigaciones sobre niños desaparecidos en Brasil, y los casos de
adopciones y tráfico de órganos.
Los vendedores son por lo general madres solteras o familias
miserables con muchos hijos, que ven en esta forma la solución a un doble
problema. En otros casos se trata de parturientas a las que informan que el
neonato ha muerto. No faltan las situaciones de robo de infante.
Podría pensarse que la alarma es injustificada, pues el bebé víctima,
desnutrido, parasitado, tercermundista endeudado, sin futu¬ro cierto, pasa a
una familia "decente", del primer mundo, con medios económicos y futuro
asegurado.
Siempre nos llamó la atención que estas parejas de los países
desarrollados aceptaran en adopción niños de otra raza, cuya heren¬cia era
dudosa y su estado lastimoso.
Aluna se sabe parle de l.i cuida realidad: los bebés son expor-Imlos en
varios casos para esclavitud, prostitución o pornografía, a muy temprana
edad.
Mucho se ha hablado de que el tráfico se produce para extraer óiganos
vitales, para ser transplantados a niños del primer mundo que en otra forma
fallecerían.
A pesar de la cantidad de artículos y noticias que se han publi¬cado al
respecto, no hemos podido conocer un solo caso en que se 11 aya
constatado fehacientemente el bebetráfico para donación for¬mada de
órganos.
Un problema que sí está claramente documentado es el de la
esclavitud infantil; para la UNICEF unos 200,000 son objeto de tra¬uco en
África Occidental (Benin, Togo y Ghana, hacia Costa de Marfil, Nigeria y
Gabón).
En abril del año 2001, en África Occidental, fue descubierto un buque,
el Etireno, que navegaba con bandera nigeriana y transportaba rntre 200 y
300 niños para ser vendidos como esclavos.
En Dowala, Camerún, las autoridades portuarias impidieron el
desembarco de los niños a solicitud del Gobierno de Benin, que tenía la
información de que el barco transportaba decenas de niños esclavos,
comprados a un precio de 15 a 20 dólares, para ser revendidos por unos
300 dólares.
El barco reapareció una semana después, pero llevaba ya tan sólo 23
niños y 20 adolescentes, acompañados por sus padres, por lo que se
supone que todos los demás niños, de los cuales no podía saberse la
procedencia, fueron arrojados al mar.
Aparte de la venta de niños esclavos, hay el gran problema de los niños
combatientes; la ONU calcula que hay 300,000 niños com¬batientes, la
mayoría en África. El 60% tiene menos de 15 años.
Ampliamente documentado está también el gravísimo problema de la
pornografía infantil, ahora vía internet, los casos claros son el de
"Wonderland", que tenía su centro de operaciones en Inglaterra y el de
"Apollo", en Holanda, grandes organizaciones internacionales; des¬cubiertos
en 1998 con casi un millón de imágenes, con niños de todas las edades, y
unos tan pequeños como de 3 años de edad.
México no ha sido excepción y, después de casos tan sonados como el
de Tabachines y el de Acapulco, en el que una banda de norteamericanos
secuestraba, drogaba, violaba y filmaba a niños, se hizo una reforma penal
(enero de 2000) para aumentar penas y er su caso tipificar los delitos de
corrupción de menores, pornografía infantil y prostitución de menores, la
pena es agravada si es cometidí por delincuencia organizada (artículos 201,
201 bis, 201 bis 3, 203)
Finalmente, mencionemos que México ha firmado la Conven¬ción
Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores (1996) y que la
Procuraduría General de la República creó una Fiscalía Especializada
para la Atención de Delitos de Tráfico de Menores (2000).
XIIII.l. INTRODUCCIÓN
En este capítulo nos ocuparemos de una de las formas de vic-
timización más dramáticas: el maltrato físico a niños.
Nuestra intención es ejemplificar sobre una forma concreta de
victimización, aunque podría parecer que esto rompe un poco el equilibrio
de la obra, debemos recordar que gran parte de la pobla¬ción está
formada por menores de edad, y que el problema que vamos a relatar ha
tomado proporciones alarmantes.
Ya en el capítulo anterior mencionamos cómo el niño ha sido víctima
en todos los países y muy particularmente en ciertas épocas.
El derecho de propiedad sobre los hijos llegó a ser absoluto, el padre
podía venderlo, sacrificarlo a los dioses, alquilarlo, regalarlo, etcétera.
En 1977 el presidente de los Estados Unidos, con motivo del Año
Internacional del Niño dio a conocer que en aquel país existen §0 millones
de niños carentes de asistencia médica y al menos un millón fueron
objeto de maltrato físico. Hay que recordar que, a solicitud de la Sociedad
Protectora de Animales, se creó en 1871 en Norteamérica la Society for
the Prevention of Cruelty to Children, a partir del caso de Mary Ellen, una
niña cuyos padres adoptivos la tenían encadenada a una cama.
En Alemania (Ulrich, Bonn y Nix), estiman que la cifra negra rebasa
el 20%, en Francia (Raboulle) se estima que hay al menos un caso
mensual en cada hospital infantil, en Holanda (Kinpers) se calcula que al
menos 16% queda con secuelas de lesión cerebral, en México
(Foncerrada) se afirma que la mortalidad no es menor al 10% de los
casos.290
290 Para mayor afirmación véase: Viano, Emilio. The Battered Child: a matar ofstudtes and research in the ana of child abuse. I
Symposium. Israel, 1973. Y, Drapkin, Iirael; Viano, Emilio. Victimology. Vol. 4. Lexington Books. USA, 1975.
XIIII.2. ANTECEDENTES
Desde 1935, Snedecor (E.U.) llamó la atención sobre "el origen
traumático de engrosamientos corticales y fragmentaciones meta-fisiarias"
encontradas en el estudio de un grupo de niños nacidos por extracción y
parto traumático. Posteriormente un radiólogo, Caffey, en 1946 encontró
una asociación entre algunas contusiones, fractu¬ras y hematomas
subperiósticos y/o subdurales "idiopáticos". Silverman (E.U.) en 1953
refirió la fragmentación metafísica y el engrosamiento cortical por
traumatismos, llamando la atención sobre las historias clínicas
incompetentes e incoherentes de niños golpeados. Wooley y Evans (E.U.)
en 1955, reportaron los cambios esqueléticos produci¬dos por
traumatismos, considerando por primera vez al aspecto fa¬miliar y social
del niño golpeado, proponiendo un mejor estudio y tomando medidas
preventivas.
Baker y Berdon (E.U.), en agosto de 1966, estudiaron
especial¬mente los problemas traumáticos en los niños, refiriendo las
caracte¬rísticas del hueso en crecimiento y su singular habilidad para
reparar las lesiones. Einsenstein y Col (E.Ú.), comunicaron la presencia
de un hematoma en el duodeno de un niño golpeado. Berant y Col (E.U.)
comunicaron alteraciones en estructuras óseas, semejantes a las
seña¬ladas anteriormente, consecutivas a maltrato en niños desnutridos.
Caffey, continuó sus estudios sobre hematoma subdural y frac¬turas
de los huesos largos, llegando a hablarse de un "Caffey-Kempe
Syndrome".291'292
En México varios médicos (Riojas, 1971) (Marcovich, 1977), del
Hospital de Pediatría del IMSS y del Hospital Infantil, han estudiado el
problema, encontrando varios casos en el síndrome de niño gol¬peado,
como mencionaremos más adelante.
291 Caffey, John. Múltiples Fractures in thelongbons of infanta sufferingfrom Chrvnic subdural hematoma.
American Journal of Roentgenology. Vol. 56, núm. 2, USA, 1946, pp. 163-173.
292 Caffey, John. The parení-infaní traumatic stress syndrome. American Journal of Roentgenology,
Radium therapy and Nuclear Medicine. Vol. 114. USA, 1972, pp. 218-229.
Y por niño maltratado, según Osorio y Nieto, se entiende "la
persona humana que se encuentra en el período de la vida compren-
dido entre d nacimiento y el inicio de la pubertad, objeto de accio-
nes u omisiones intencionales que producen lesiones físicas o men-
tales, muerte o cualquier otro daño personal, proveniente de sujetos (pie
por cualquier motivo tengan relación con ella."293
Se reconocen básicamente dos formas de maltrato con conse-
cuencias físicas: una activa, caracterizada por golpes y agresión cor-
poral, y una pasiva, en la que se omiten cuidados esenciales para la salud
del menor.
Así, resultan dos síndromes, uno del niño golpeado y otro del niño
abandonado.
En cuanto al maltrato activo, se ha distinguido entre abuso fí-
sico en general, síndrome del niño golpeado y síndrome del bebé
golpeado.
La lesión emocional o física no accidental producida a un sujeto
menor de 18 años por un pariente o por la persona que esté encar-
gada del menor, por lo general constituye un acto de abuso,™
"El síndrome del niño golpeado, es un cuadro clínico causado
por una patología mental familiar que hace víctima al niño en la época
de su vida en que se encuentra más indefenso, aprovechándo-
se de su incapacidad de comunicación, para canalizar hacia él una
agresión largamente reprimida." 295
Se habla de un síndrome de bebé golpeado (Battered babe
syndrome) cuando la víctima tiene menos de un año.
En la forma pasiva de maltrato, la deliberada abstención de
proveer a las necesidades físicas y patológicas de un niño es general-
mente vista como abandono.
XIV. 1. INTRODUCCIÓN
Una de las formas más comunes de victimización que puede
encontrarse en la sociedad es la de la mujer, que data desde tiempos
muy antiguos, formando parte estructural en la mayoría de las cul¬turas.
Toda una gama de rituales, costumbres, símbolos, palabras, nos
demuestran a qué grado esta victimización forma,parte de las distin¬tas
culturas, transmitidas como "formas de socialización", potencian
relaciones de dominación que se aprenden en los "supuestos básicos
subyacentes" y funcionan como copartícipes silenciosos en la historia.
Así mismo encontramos cierta ambivalencia respecto a la figura
femenina, ya que a pesar de ser victimizada, a su vez se ve venerada y
protegida; bástenos leer, para intentar entender esto, a Samuel Ramos.
Esto se debe a que se percibe a la mujer, por un lado, como aquella
figura de la madre eterna, todo dulzura y pureza, respetán¬dola y
amparándola, y por otro es un ser débil que merece desprecio y
victimización.
Afirma García Ramírez que: "hay en este binomio, protagoniza¬do
por Apolo y su hermana Artemisa, o por el Dios masculino de los
cristianos y sus correspondientes femeninos, la madre del Redentor, la
Iglesia o el alma, una vaga presencia interior de Eros y Janatos, que
mutuamente se requieren y rechazan; por una parte, de amor y
superación, por la otra, de sumisión y destrucción".312
En el estudio científico de la victimización femenina como en ningún
otro, debe determinarse con mucha precisión el método de análisis, ya
que si se realiza un acercamiento histórico, se sesgaría y
* Este capítulo fue elaborado por la Dra. María de la Luz Lima Malvido. "2 García Ramírez, Sergio.
Justicia Penal. Editorial Porrúa. México, 1982, pp. 195-196.
tendría resultados similares a los positivistas, a propósito de los reí
lizados en la criminología tradicional de la mujer.
Se sugiere partir para su análisis del modelo del control socia
entendido como el conjunto de instrumentos (generalmente norm; tivos,
institucionales y acciones), encaminados al cumplimiento d los fines y
valores del imperante, logrando en esta forma mantene el orden
social.313
XIV.2. ANTECEDENTES
Es a través de la familia, escuela, medios de comunicación y 1
religión, mecanismos de control social informal, como muchas de la
formas de victimización están perpetradas con sermones, consejo:
adagios, cuentos, canciones, mandatos religiosos, mensajes. Los qu
deben estudiarse exhaustivamente, para poder erradicarlos.
Por otro lado las leyes que imponen los estados, que tienei carácter
coercitivo y dan sustento a las instituciones a través de si aparato jurídico
penal, las instituciones penales, militares, corree cionales, etc., han
controlado a la mujer sancionando sus conducta; al grado de utilizarlas
condonando formas de violencia y discriminí ción contra ellas.
Igual es el caso de leyes administrativas, civiles, laborales; n<
obstante que en el artículo 4Q Constitucional se estableció la igualdaí
entre el hombre y la mujer, y las disposiciones que en abril de 200 se
incluyen para niños y niñas, para fortalecer sus derechos.
Varios autores sostienen que en el principio, la víctima era e hombre,
quien fue ferozmente victimizado por la mujer.
Graves Robert, en su obra Los mitos griegos, comentó que: "Ei este
sistema religioso arcaico no había aún dioses ni sacerdotes, sim
únicamente una diosa universal y sus sacerdotisas, siendo la mujer e
sexo dominante y el hombre su víctima atemorizada."3H
Casi en todos los pueblos, salvo raras excepciones como en e lejano
Tibet y en Mesoamérica entre los chichimecas, se recuerda 1 existencia
de culturas con organización patriarcal. De ésta emana] naturalmente
esas prácticas que en muchas ocasiones respondían una religión que
colocaba a la mujer en un lugar reservado, en e claustro de su hogar,
guiando toda su existencia al servicio de su dios de su esposo, de los
hijos, no existiendo como ser independiente.
813 Rodríguez Manzaneta, Luis. Control Social en América Latina. Estudio Monográfice México, 1990, p.
3.
514 Stanley, Frank. El Hombre Sexualmente Activo después de los Cuarenta. Editorial Dian: México,
1975, p. 172.
En cada cultura encontramos formas de victimización peculiar.
Según la ley asiría, la mujer no existía como persona, era tan sólo
una parte del marido, era castigada por los delitos del mismo.315
La mujer que no respondiere a las expectativas para ella
prede¬terminadas, recibía ultrajes como una víctima resignada,
mutilaciones, aun la muerte, en ocasiones por razones superfinas e
insignificantes, vistas con la óptica de una cultura contemporánea.
Es decir, también la mujer en la antigüedad fue victimizada por el
estatus inferior que se le concedía. Por ejemplo, "Durante el Sí¬nodo de
Macón en el año 585, varios obispos deliberaron largos meses para
determinar de una vez por todas si la mujer podía ser considerada como
ser humano".316 La votación resultó de mayoría a favor por un solo voto,
decidiendo que desde ese día se le podía conceder a las mujeres ese
estatus.
Por ejemplo, era castigada aquella mujer que tocara las ropas del
marido o se sentare a comer con los varones.
En México Tenochtitlán, se le aconsejaba a la mujer no ver de frente
al varón cuando pasare por la calle, debía ésta de inclinarse y voltearse
de lado para que él pasara.
La victimización de la mujer, entre los nahuas, estaba
corre¬lacionada no sólo a costumbres sino a una cosmovisión
perfectamen¬te integrada en el calendario astrológico, ya que el destino
de cada persona lo contenía el Tonalphualli, según el signo del día de su
nacimiento. Si había la mujer nacido en uno de los llamados días
nefastos, su destino atroz debía ser mitigado en la ceremonia del bautizo.
Por ejemplo, si había nacido en el año Chiconauh ácatl (Nueve caña), la
mujer sería desdichada y de mala vida. Si nacía en Chiconauh mazad,
sería aborrecida por todos, y poseería todas las malas indicaciones y
vicios.317 El conocimiento por parte de la mujer azteca de su destino
nefasto, la conducía probablemente a aceptarlo y actuarlo, siendo ya una
víctima nata.
Otro ejemplo de victimización de la mujer, es el caso de la
deformación de los pies entre las mujeres chinas, deformación ósea que
es considerada componente de belleza. Se creía que realizándola
resultaba una postura en la pelvis que creaba pliegues en la vagina, que
aumenta la necesidad sexual femenina y el placer por la pareja. Esta
costumbre ha sido practicada durante diez siglos.
315 Cárdasela, Guillaume. I¿s Lois Assyrunnes. Editions du Cerf. France, 1969, p. 79.
316 Urquidi, María y Salazar, Graciela. La mujer Invisible. Citado en: Alegría, Juana Armanda. Mujer, viento y
ventura. Editorial Diana, 1977, p. 203.
317 Cfr. Códice Florentino. Facsímil del manuscrito 218-20 de la Colección Palatina de la Biblioteca Nacional
Laurenziana. Reproducción del Archivo General de la Nación, 1979.
Las mujeres con esta atrofia en sus pies son lentas y torpes, pe lo
que pueden ser fácilmente victimizadas.318
Diódoro Siculo en sus escritos, afirma que entre los habitantes d las
Islas Baleares la novia era propiedad, durante la primera nochi de todos
los huéspedes presentes. Herodoto refiere que análoga co lumbre
seguían las nasagetas y habitantes de Chipre, así mismo, narr Garcilaso,
la practicaban las tribus peruanas y en las Islas Marquesas.3
Se encuentra también entre antecedentes de victimización, el ji
primae noctis que consistía en el derecho de disfrutar a la novia la pr
mera noche. Entre los esquimales este derecho le es concedido al Gra
Pontífice. En Brasil, al cacique o jefe de la tribu. En la Edad Media en la
Colonia en México, se le concedía al señor feudal o hacendado.3
Una de las etapas de mayor victimización femenina en Méxic fue la
de la Conquista y Virreinato.
Las mujeres negras, mulatas, mestizas y zambaigas, fueron estij
matizadas con prohibiciones absurdas como la de portar perlas, or o
mantón de manila, por sólo estar reservadas estas prendas a \z
españolas, so pena de azotes públicos.
Las indias sufrieron vejaciones más crueles, que consistieron desd
venta en almoneda como esclavas, por oficiales reales o soldados, sornc
timiento a servidumbre y amasiato con españoles, hasta la violación.
En lo que corresponde a las mujeres españolas y nuevas mesüza:
eran -tratadas como menores de edad, sin posibilidades de elegir s propio
desuno, ya que en realidad contaban con sólo dos opcione: el matrimonio
o el convento, sin que en la elección en muchas oc; siones interviniera su
voluntad. En esa época la mujer no podía acef tar herencia, ni
desempeñar puestos públicos, ni hacer ni deshace contratos, ni servir de
testigo, y no tenía derecho a educación superio:
En el Continente africano también tenemos ejemplos de vict mización
femenina a través de rituales religiosos, tal es el caso de 1 "circuncisión"
femenina o clitorictomía.
En varias tribus se aplicaba y aplica hasta nuestros días a la jóvenes,
para asegurar su virginidad hasta el matrimonio; se sometei a aquellas
que están entrando a la pubertad como una ceremonia d iniciación.
Esta práctica se celebra en forma pública, sin anestesia, utilizar do
un puñal de obsidiana de doble filo. Una vez que se ha extirpado
318 Roberts Chapman, Jane y Gates, Margaret. The. Victimizalion of Women. SAG Yearbooks in Women's Studies.
USA, 1978, p. 16.
319 Leret de Matheus, María Gabriel. Aborto, Prejuicios y Ley. Colección Ciencias Soci; les. Vol. 18. B. Costa Ainic
Editor. México, 1977.
320 Ibid., p. 33.
el clítoris y labios superiores, se cose hasta dejar un pequeño orificio del
grosor de un lápiz.
En el matrimonio, la primera relación la realiza el varón cortan¬do
con el puñal los ligamentos de la mujer. Y, si posteriormente sale por
alguna razón el varón de viaje, la vuelven a coser para preserva¬ción de
la pareja.321
En un informe rendido ante el Tribunal Internacional de Cri¬men
contra las Mujeres, en Bruselas, en 1976 (Russell and Von de Ven, 1976),
dieron testimonio de que la clitorictomía era muy común practicarla en
África y partes del "Near East" (Cercano Oriente).
En Guinea se aplica a niñas entre los 7 y 12 años, ya el 85% de
mujeres en ese lugar la han recibido.322
Existe una gran diversidad de investigaciones y publicaciones de los
últimos 15 años, que abordan desde diversas ópticas el fenó¬meno.
Quizás una de las aportaciones que con todo esto se ha logra¬do es
visualizar el fenómeno, empezando a realizar los análisis retros¬pectivos
de una realidad que se tenía vedada.323
Varios organismos internacionales han realizado cumbres, firma¬do
cartas, convenios, declaraciones, para evitar la desigualdad o la
victimización como lo son, entre las más importantes:
a) Convenciones de La Haya de 1902.
b) Análisis de la Asamblea de la Liga de las Naciones Unidas de
1937.
c) Quinta conferencia Internacional de los Estados Americanos
de 1923.
d) Conferencia de La Habana de 1928.
e) Conferencia de Montevideo de 1933.
f) Carta de San Francisco de 1943.
g) Conferencia de Bogotá en 1948.
h) Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948.
i) Convención sobre Derechos Políticos de la Mujer en 1952.
j) Llamado del Papa Pío XII a la Unión Mundial de Organiza¬ciones
Católicas de 1957.
k) Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de
Discriminación de la Mujer de 1967, a la cual México se adhiere en
el Diario Oficial de 1974.
1) La Conferencia sobre el Año Internacional de la Mujer de
Ml Roberts y Gates, op. al., p. 17. m Roberts y Gates, op. di., p. 17.
**" Lima Malvido María de la Luz. Criminalidad Femenina, Teorías y Reacción Social. Tercera Edición. Editorial
Porrúa. México, 1998, p. 119.
1975, en México.
m) (Convención sobre Eliminación de todas las formas de Di
criminación contra la Mujer de 1979, ratificada por México el 23 c marzo
de 1981.
n) Segunda Conferencia sobre el Decenio de la Mujer. "Igu¿ dad,
Desarrollo y Paz", de Copenhague, 1980.
o) Conferencia Mundial para Examen y Evaluación de los logn del
Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, de Nairobi, d 15 al 26 de
julio de 1985.324
p) IV Conferencia Internacional de la Mujer, en Beijing, Chin en 1995.
q) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Err dicar la
Violencia contra la Mujer, o Convención de Belém de E Para, promulgada
en México en el Diario Oficial de la Federación -19 de enero de 1999.
r) Reunión Especial "La mujer en el año 2000: Igualdad c Género,
Desarrollo y Paz en el Siglo XXI", celebrada del 5 al de junio del año
2000.
s) Convención de la Naciones Unidas contra la Delincuenc
Organizada Transnacional, firmada en Palermo, Italia, y sus protocolo
XrV.3. Lo ACTUAL
Existen muchas explicaciones que han tratado de esclarecer <
problema de cuáles son los factores que han influido para que mujer
acepte y adopte actitudes, mitos y costumbres que la domina
cxilturalmente; es decir, lo que algunos autores llaman la "predi posición
victimal".
Uno de los factores que se mencionan es la influencia en torn a la
moralidad judeo-cristiana. Otro, la condición humana inferic que tiene la
mujer en la cultura occidental, precondición para s victimización.325
En el último decenio se han realizado distintas investigaciom que
puedan esclarecer incógnitas como ésta, para poder proyectz un plan
preventivo efectivo.
Distintas encuestas victimológicas ya reflejan datos sugerentí de las
características de las víctimas de diversos delitos, y se estudi la dinámica
que se da entre víctimas, victimarios y la comunidad.
324 Picado Sotelo, Sonia. La Mujer y los Derechos Humanos. Rev. HDH. Núm. 2, juli diciembre. San José
Costa Rica, 1985, pp. 17 y ss.
325 Saltzman, Katherine. Women Vicíimizatúm: The Afíennath, publicado en: 7 Viflimizalion of Wotiien,
op. di., p. 272.
La denuncia de lo que implican estas agresiones en el desarrollo de
las naciones, han sido de tal magnitud que en reuniones de las Naciones
Unidas, a la par de temas tales como el del crimen orga¬nizado y sus
consecuencias, se incluye como otro igual, el de la vio¬lencia contra las
mujeres.
Pero en el momento actual aún subsisten muchos mecanismos que
son utilizados precisamente para crear una visión errónea sobre las
personas, propiciando consciente o inconscientemente la vicúmización.
Entre las propuestas que se derivaron de la Conferencia Mun¬dial de la
Mujer, celebrada en Pekín en 1995, está la necesidad de diseñar y
ejecutar estrategias de denuncia contra los guiones utiliza¬dos por
películas, programas de televisión, revistas, fotonovelas, dis¬cos, libros
de texto, en los que presentan a la mujer jugando un papel pasivo y el
varón un activo, determinando formas de actuar, el hombre victimiza, la
mujer sufre como víctima dominada.
El problema de la permanencia de diversas formas de victimi-zación
femenina e incluso su sofisticación a propósito de la globaliza-ción (tráfico y
explotación de personas, por dar un ejemplo), y nuevas expresiones bélicas
como las observadas en algunas guerras (violacio¬nes como forma de
control racial) no obstante tantos esfuerzos por erradicarla, tienen una
importancia tal porque el cambio implica no sólo trabajar en programas o
leyes que criminalicen estas formas de agresión, sino radica en un cambio
de mentalidad que dé a la mujer su lugar en el mundo que le pertenece,
potenciando su dignificación. Cuando exista un mayor porcentaje de mujeres
participando en el diseño, ejecución y vigilancia de las políticas públicas, los
niveles de desigualdad disminuirán y por ende los niveles de victirnización.
En este siglo, en casi todos los países del mundo se pasó del
establecimiento de programas especiales diseñados para afrontar problemas
de desigualdad, a la participación directa de las mujeres en cargos de primer
nivel.
Ejemplos tenemos en los Estados Unidos, en donde uno de los cargos
más importantes como es el ser jefe de la oficina de Seguridad Nacional lo
tiene una mujer; y en países donde esto era impensable como en Japón,
tienen por primera ver una canciller mujer, la que ha sorprendido al mundo
con su estilo de hacer las cosas.
México dio el paso que ya era forzado, y de un programa de la mujer
pasó al establecimiento de una Comisión Nacional de la Mujer y, finalmente,
a la creación de un Instituto Nacional de la Mujer que tiene sus
correspondientes en cada estado. Estos organismos, entre sus mandatos,
encuentran el de trabajar en el diseño de estrategias específicas, que con
otras dependencias apliquen para disminuir los
niveles de victimización femenina y aumentar su participación e todos los
campos de la vida nacional.
Adicionalmente se han abierto espacios para mujeres en carg< en
los que era asimismo impensable, espacialmente en el ramo d la
procuración y administración de justicia local y federal.
Llama la atención la gran participación que en la prevenciói atención,
investigación y estudio del tema, han tenido las organiz cienes de la
sociedad civil; esto ha influido, como en el caso c México, en el hecho de
que sea por la influencia de ellas que much; acciones legislativas,
operativas y preventivas sean detonadas por < gobierno.
El aprender a trabajar juntos gobierno y sociedad civil en tema, ha
sido uno de los principales aprendizajes que se han teñid en México en
los últimos tiempos.
XIV.4. FORMAS DE VICTIMIZACIÓN
XIV.4.1. Primaría
Como formas más comunes de victimización primaria en la mují se
encuentran: homicidio, violación, lesiones, asalto y secuestro.
La cantidad y calidad de información sobre estos temas I aumentado
considerablemente en los últimos años, tanto la nación como la
internacional.
Se ha emitido infinidad de leyes y realizado reformas legislativa
desde las genéricas que hablan de las víctimas en general, como 1
específicas que mencionan por delito.
Las escuelas psiquiátrica, psicológica, criminológica y victim lógica,
han realizado investigaciones empíricas fundamentales sob esta clase de
víctimas, en las que marcan las secuelas que los hech< dejan en ellas, no
sólo psicológicas que modifican sus rutinas diarií sino sociales y
económicas.
Se han desarrollado distintos modelos de atención para esta cía de
víctimas, encontrándose, en el Manual que emitió Naciones Ui das, la
referencia sobre prácticas exitosas, para que los distintos país puedan
acceder a las estrategias básicas para su establecimiento.326
s:!6 ONU. Estrategias para luchar contra la violencia doméstica: Un manual de recun PNUD. Nueva York,
1997. Hay edición de la Sociedad Mexicana de Criminología (SM con la Cruz Roja Mexicana. México, 1998. Y de
la Academia Nacional de Seguridad Públi SMC y CONSEGU. México, 1999.
XIV.4.2. Secundaria
Las mujeres también sufren victimización por pertenecer a gru¬pos
específicos, o por formar parte de determinado núcleo de la población.
Históricamente, en nuestro país lo fueron las mujeres que
perte¬necían al grupo de mulatas, mestizas o negras, durante la
Conquista, como ya lo comentamos. Este grupo fue explotado
económicamente durante mucho tiempo, y hay lugares en donde es aún
victimizado.
En este siglo, dadas las condiciones y consecuencias del fenóme¬no
de la globalización, se originan procesos nuevos de victimización y otros
que ya existían se ven exacerbados.
Uno de los grupos que principalmente deben merecer nuestra
atención es el conformado por mujeres en extrema pobreza, que viven en
condiciones infrahumanas. Según datos de la Secretaría de Desarrollo
Social sobre niveles de pobreza en México, reportan que el 59% de los
hogares rurales están en esta condición.
En el Distrito Federal tuvimos como antecedente ya a un grupo de
mujeres en extrema pobreza: "Las Marías", que constituyó un fenómeno
digno de estudios sociológicos. Mujeres indígenas que vienen a la capital
con sus hijos, a trabajar en venta de productos en las calles, vestidas con
su indumentaria típica regional, a quienes los programas indigenistas les
ha ofrecido trabajo y no lo aceptan, o se les recluta y devuelve a sus
Estados, pero es muy común que regre¬sen. Este grupo aún se
encuentra en las calles de la ciudad de México.
Según datos aportados en la síntesis del Informe de Ejecución de
México, preparado para la reunión de "Pekín+5",327 en estos ho¬gares
sólo el 60.4% de las niñas estudia, en contraste con el 70% de los niños;
mujeres que además de carecer de las condiciones elemen¬tales de
salud, alimentación, servicios y comunicaciones, adicio-nalmente son
discriminadas.
Estos grupos de mujeres corren ahora más riesgo, con el acele¬rado
impacto de la globalización y de la liberación de mercados; por ello se
requieren políticas urgentes para protegerlas, especialmente las que son
además indígenas.
Otro núcleo milenariamente victimizado ha sido el de las pros¬titutas,
grupo que es estigmatizado por la sociedad y que conforma una gran
subcultura.
S27 Programa Nacional contra la Violencia Intrafamiliar 199%2000 (PRONAVI). Sín¬tesis del Informe de
Ejecución. Plataforma de Acción "Pekín+5". Cuarta Conferencia Mun¬dial sobre la Mujer. México, junio de 2000.
Dentro de ésta se encuentran involucradas muchas personas co muy
distintos intereses. Tenemos a los regenteadores que las organ zan,
administran y por supuesto, las victimizan.
El negocio de trata de personas, especialmente mujeres y niño:
ahora tiene un contexto internacional, al grado que sido uno de le temas
que mereció incluso un protocolo adicional para complemei lar la
Convención de la Naciones Unidas contra la Delincuencia O ganizada
Transnacional, firmada en Palermo, Italia.
En México fue famoso dentro de este grupo de mujeres delii cuentes
las llamadas "Poquianchis", que se dedicaban a este negocie Cuando
investigó la policía el caso, se descubrieron en la averiguado 29
cadáveres sepultados, de los cuales sólo se pudieron identifica cinco. Sus
actividades las realizaban principalmente en Guanajuatc Guadalajara, y
en otros estados.
Tenían calabozos en sus locales para las rebeldes y un cerner terio
oficial para las "desaparecidas". Eran torturadas, azotadas y : quedaban,
por descuido, preñadas, se esperaba a que naciera el beb y
posteriormente lo asesinaban y lo enterraban junto con la madre.3:
El protocolo de marrass29 tiene como finalidad prevenir y con batir la
trata de personas, prestando especial atención a mujeres niños, proteger
y ayudar a las víctimas de dicha trata respetando su derechos humanos, y
promover la cooperación entre Estados Part para lograr esos fines. Estas
medidas se establecerán en México co mayor facilidad ahora que se ha
reformado la Constitución Feden en su artículo 20 apartado B.
Además tendrá que lograrse la participación de las organizacic nes
de la sociedad civil y otros sectores de la población, a fin d lograr cumplir
con los compromisos que este instrumento establecí
En Courmayeur, Mont Blanc, Italia, en el mes de septiembre df año
2001, las Naciones Unidas celebraron, con apoyo del ISPAC, un reunión
a fin de evaluar el esfuerzo realizado por los países en 1 ratificación y
aplicación de la Convención antes mencionada y le protocolos.
Otro grupo que merece nuestro estudio lo conforman las mujere
refugiadas e inmigrantes; los movimientos de población es uno d los
principales fenómenos de este nuevo siglo, ya que tiene arista
s28 Soliel, Helmuth von. Mujer, Sexo y Delito. Producciones Editoriales. Barcelon; España, 1977, p. 127.
• *s' ONU. Pmíücolo para prevenir, reprimir, y sancionar la trata de personas, especiahnen inujures v niños.
Que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delii cuencia Organizada Transnacional, 2000.
victimológicas determinantes, especialmente para los países llamados "en
vías de desarrollo".330
Según cifras que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados informó en 1994,331 huían entonces de persecu¬ciones y
guerras más de 20 millones de refugiados; personas que viven en
condiciones de alto riesgo, con dificultades económicas y sanitarias,
especialmente las mujeres que huyen con los hijos.
Las inmigrantes son estigmatizadas por su raza, origen, además del
sexo; ya que según los datos del Colegio de la Frontera, las mujeres son
más vulnerables que los varones, especialmente las que están entre los
20 y 30 años de edad y tienen menor nivel de educación. Muchas de ellas
carecen de acceso a los modelos de atención, por el riesgo de ser
expulsadas a su país al buscar ayuda.332
Estas mujeres sufren ataques xenofóbicos de parte de la
comu¬nidad, cuya hostilidad las hace vivir en estado de pánico,
aislamiento, ansiedad, convirtiéndose en presas fáciles para la
explotación y el abuso.333
Este grupo también mereció, en la Convención de Palermo, un
protocolo adicional334 que tiene como finalidad prevenir y combatir el
tráfico ilícito de migrantes, así como promover la cooperación entre los
Estados Parte con ese fin, protegiendo al mismo tiempo los derechos de
los inmigrantes objeto de dicho tráfico.
En el Noveno Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del
Delito y Tratamiento del Delincuente, se menciona como preocu¬pación
especial el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas
conexas de intolerancia que han ido en aumento, gru¬pos en los que un
número significativo son mujeres.
Así se insistió a los Estados miembros a no escatimar esfuerzos para
adoptar medidas eficaces destinadas a combatir estas formas de
victimización.
M> Cfr. Beristáin Ipiña, Antonio. Criminología, Viclimología y Cárceles. Tomo I Colec¬ción Profesores.
N" 22. Pontificia Universidad Javierana. Facultad de Ciencias Jurídicas. España, 1996, p. 44.
'" ONU - Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La Situación de los
refugiadas en el mundo: El desafío de la Prolección. Alianza. Madrid, 1994, pp. 2 y ss.
332 fyr ONU-ISPAC. Migralion and Crime. Courmayeur Mont Blanc. Italia, 1996.
33:1 Ibid., Lima Malvido, María de la Luz. Social Control and Population Movnmenls. pp. 333 y ss.
*" ONU. Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que comple¬menta la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Trans¬nacional, 2000.
También se mencionaron las víctimas que surgen en las zon:
urbanas, por lo que se hizo un llamado a trabajar en ciudades s guras,
con estrategias especiales de planificación urbana, viviend educación,
capacitación; impulsando instalaciones recreativas deportivas en zonas
de alto riesgo.
Otro es el grupo de las mujeres golpeadas, las cuales genere hijas
infravaloradas, ya que al ver a la madre inmadura, insegur golpeada, se
separan emocionalmente de ellas, perdiendo las madr autoridad y
respetabilidad. Crean así un grupo de hijas con imagc de víctimas
voluntarias.
"El niño (y la niña) captan desde pequeños que la figura fem nina es
infravalorada, se dan cuenta que las figuras a represent; están muy bien
determinadas, casi caricaturizadas. El hombre sier pre tiene razón,
siempre es superior, pues es fuerte y debe impone se; la mujer, por el
contrario, debe siempre aceptar, estar callada"/
Esta cadena violenta que ha sido aceptada culturalmente, c que el
padre golpee a su pareja, la madre a los hijos, y los hijos ent ellos se
lastimen, responde a patrones parentales negativos que : transmiten a
veces ni siquiera en forma verbal, sino simbólica p< medio de actitudes de
rechazo, de indiferencia y a través de todi los pequeños actos cotidianos.
Otro es el grupo de mujeres embarazadas, ya que: "La mujer : ve
mucho más afectada que el hombre por el proceso de reprodu ción. La
crisis corporal influye en su psique y entorpece su relacic con el mundo de
los demás. Sin duda tiene una significación pr funda el que una
perturbación de este tipo afecte tanto al aut< como a la víctima."
El embarazo es un factor victimal "la mujer embarazada puec ser una
víctima imprudente, casi voluntaria".33'1
Las mujeres preclimatéricas, en quienes se generan cambii
orgánicos que las inquietan y les producen actitudes hostiles, proj cian
con ello su victimización. Suelen ser en esta época altamen susceptibles,
agresivas y depresivas.337
Por supuesto, un grupo también vulnerable es el de las mujer
seniles, ya que a medida que avanzan en edad, aumentan su debilida
Las mujeres que trabajan fuera del hogar son también victin zadas
en fábricas, oficinas y talleres, esto en dos sentidos básicament
• !<:1 Rodrigue/. Manzanera, Luis. La Delincuencia deMenores en México. Editorial Mesi México, 1975,
p. 72.
3:16 Hentig, op. ai. (El Mito), p. 525.
• w Cfr. Ibid., p. 494.
uno a través del acoso sexual y otro por medio de la discriminación
laboral; ya que la comunidad exige, tratándose de mujeres, el doble de
requisitos de los que piden al varón en igualdad de circunstancias. Las
mujeres que trabajan dentro del hogar son víctimas de una injusta división
del trabajo que las deja sin tiempo libre, generándose en ellas crisis
existenciales y desviaciones, como escapatorias a tal
situación.
El espacio personal de la mujer y su privacidad no están
reco¬nocidas por la ley. Es así como las miradas o palabras sucias no
están prohibidas; aun cuando invaden la privacía y en ocasiones el
espacio
personal.338
Según investigaciones hechas en Estados Unidos, pueden darse
distintas clases de molestias sexuales que en la relación laboral sufren las
mujeres trabajadoras:339
a) La constante mirada atrevida y sucia de su cuerpo.
b) El manoseo "no voluntario" en el cuerpo de la mujer.
c) Los apretones y pellizcos, sometiendo por la fuerza a la mujer a
recibirlos.
d) Intimidaciones sexuales cuando se encuentra sola la mujer,
llevada por la fuerza.
e) Proposiciones sexuales, amenazándolas con perder el trabajo
si no aceptan.
f) Relaciones sexuales arrancadas por la fuerza.
El acoso sexual no es desviación alguna, es una forma común de ser
del varón frente a la mujer.
Para no ser radicales es necesario revisar estudios científicos tales
como el preparado hace más de dos décadas por Alexander Szalaiya, de
la Universidad de Budapest, Hungría,340 en donde plan¬teó que
efectivamente existe una división del trabajo y tiempo libre desigual,
misma que acarrea una polarización entre intereses mascu¬linos y
femeninos, que generan desigualdades y problemas.
Rogers, en su estudio realizado en los ochenta, afirma que las
mujeres africanas realizan el doble de faenas que los hombres, efec¬túan
un 60 a 80% del trabajo agrícola. Y si el 80% de la población vive de la
tierra, se manifiesta la importancia económica de la mujer.
558 Evans J., Laura. Sexual Harassment, Women's Hidden Occupational Hozará, en: The Vicümization of
Women, op. cit., p. 218.
'*> Ibidem, p. 203.
sw S/alai, Alexander. La Situación de la Mujer a la Luz df las Investigaciones Contempo¬ráneas sobre la
atiliíación del tiempo. Conferencia Mundial del año Internacional de la Mujer. (E/Conf./(HVBI'/6). México, 1975.
Hace dos décadas se analizó cómo la mujer trabaja dos tercera
partes de las horas laborales de todo el mundo, pero gana sólo un décima
parte de los ingresos mundiales.311
Un grupo importante de mencionarse es el de mujeres en pr sión,
personas que reciben, por el solo hecho de ser reclusas, un cantidad de
agresiones gratuitas que están establecidas ya a nive institucional.
En primer lugar son estigmatizadas y rechazadas por su famili: y por
la sociedad y, al entrar al establecimiento penitenciario, s encuentran con
un mínimo de condiciones que resultan inadecu¿ das para su posible
readaptación social; la razón del descuido en lo servicios penitenciarios
se trata de explicar en base a que son ui número muy reducido las
reclusas y, por lo tanto, resulta incosteabl cumplir con el precepto
constitucional que indica la necesidad d albergar por separado a los
varones de las mujeres, y a estas última separarlas por su condición
jurídica.
Por lo general, según se analizó en el Séptimo Congreso d Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento de Delincuente, la
mujer sufre en el Sistema de Justicia Penal un trati inequitativo, ya que no
sólo no se dispone de servicios adecuado; sino tampoco de programas
que proyecten la solución de los probk mas de la mujer en el proceso de
ejecución de sanciones.
Otro es el grupo que conforman "las feministas", cuyos antecí den
tes datan desde 1792, cuando Mary Wollstonecrart publicó ei Inglaterra su
libro llamado Vindications of Women's Rights (Reivindica ción de los
Derechos de la Mujer). Partiendo de los principios de 1 Revolución
Francesa, la autora abordó el tema de la inferiorida< social y política de
las mujeres, reclamando reformas.312
Este movimiento disminuyó en las mujeres de ciertos grupos si
autoestima, quedando peor, ya que ahora, estando convencidas d que
son víctimas, empiezan a creer o a estar convencidas de la percepciones
que sobre ellas poseen los demás son reales, válidas justifican su
victimización. Es decir, logró dicho movimiento que esa mujeres se
autoidentifiquen como grupo oprimido, generando todi esto relaciones
asimétricas con su pareja, hijos y gente que les re deán; sufren en
realidad un fenómeno de autoestigmatización.
Como podemos ver, en tiempos modernos se desarrollan nuevo
grupos victimales en donde las mujeres aparecen como constante
'"' Rogers, Bárbara. Informe, del Continente Negm. Enviado al Centro de Naciones Unidí para el Desarrollo
Social y Asuntos Humanitarios. Excélsior. México, 1980.
M- Alegría, Juana Arnianda. Emancipación Femenina en d SubdesarroUo. Editorial Dian; México, 1982,
p.'l9.
por lo que debemos desarrollar nuevos modelos de atención e inter-
vención victimológicos, además de políticas sociales, económicas y de
otra índole.
XIV.5. CLASE DE VÍCTIMAS
1. Inocente. Como ya mencionamos, ésta se da fundamentalmen¬te
en menores de edad, como es el caso del incesto o la circuncisión en
edad temprana.
2. Víctima de culpabilidad menor. Es aquella que por ignorancia
acepta sobre ella prácticas por convencimiento religioso, como la
desfloración colectiva, o casos de aborto por indigencia.
3. Víctimas tan culpables como el infractor. Aquí tenemos a la joven
que participa en el estupro gustosa o ilusionada por las promesas
recibidas, o aquella que acepta la relación simbiótica con su pareja,
permitiendo que le peguen, y en ocasiones ella misma provocando a su
conveniencia dicha agresión.
4. La víctima más culpable que el agresor. Es frecuente el caso de
mujeres que debido a patologías (o problemas como la menopausia)
buscan inconscientemente ser agredidas para vivir explotando su papel
de víctimas.
En este tipo de víctimas se encuentran también aquellas que simulan
o imaginan las victimizaciones, exagerando en el daño que reciben; llegan
a reaccionar con violencia frente a estímulos insignificantes, en ocasiones
provenientes incluso de sus hijos.
5. Víctima fortuita. Es cuando por causas ya sea naturales o
humanas, la mujer sufre un daño. Por ejemplo, si cae de la escalera y
provoca su aborto, cuando en un desastre otra persona al caer mata a la
víctima, etcétera.
XIV.6. VlCTIMIDAD-CRIMINALIDAD
Es muy frecuente que exista una relación directa entre crimina¬lidad
y victimidad.
Esto es, ciertas formas de victimización dan como consecuencia el
surgimiento de conductas agresivas que pueden originar actos
antisociales y delictivos como mecanismos de defensa, convertidos en
una enfermedad de adaptación.
34S Martín, Del. Baüered Women: Society's Problem, publicado en: The Victimizatic Woinen, op. di., Vol.
3. p. 127.
-114 Roberts Chapnian, Jane. The Economía o/Women's Victimization, publicado en: Vicümizaüon of
Women, op. dt., p. 255.
*'"' James, Jennifer. TheProstitute as Viclim, publicado en: The Victimization of Woi o/i. di., pp. 194-195.
El inicio en la prostitución también es originado por la miseria
económica y la desintegración familiar, que orilla a la menor a iniciar su
carrera delincuencial.
Federico Torres Padilla, en una investigación hecha en México en
1985, con una muestra tomada al azar de 50 menores infractoras
prostitutas pertenecientes al Consejo Tutelar, encontró que en el 66% de
los casos las menores carecían de uno de sus padres, y el 58% provenía
de hogares de nivel socioeconómico precario.34'1
Reyes Echandía, en un estudio que realizó de 1,000 prostitutas , en
Bogotá en 1970, encontró que se ejercía la prostitución en la misma zona
donde la delincuencia era proporcionalmente más ele¬vada. El 77% eran
mujeres que provenían de hogares desintegrados y que en un 52.9%
vivieron su infancia en un ambiente de promis¬cuidad.347
En varios estudios hechos en México, se ha estudiado la influen¬cia
que tiene en las prostitutas la droga y su paso a la subcultura
criminal.3'18
Otro problema con las prostitutas es el de la estigmatización que
sufren, lo que las conduce por reacción a reedificar su imagen en¬trando
en una subcultura criminal.
En el sistema procesal, son aún más victimizadas, ya que les piden
favores para no llegar a manos del sistema legal de ejecución.
Según el estudio de James, el 70% de las mujeres en las cárceles
americanas revelan haber sido inicialmente detenidas por prostitu¬ción. El
sistema de ejecución influye de forma determinante en su introducción en
el mundo del crimen.349
La relación victimidad-criniinaüdad se da fundamentalmente en los
siguientes aspectos:
a) La mujer que es victímizada por agresiones físicas y como
reacción vicümiza a los hijos o ascendientes.
b) La mujer que habiendo sido victimizada en delitos sexuales, entra
a la prostitución.
c) La prostituta que ingresa a una subcultura criminal por haber sido
victimizada y estigmatizada por la sociedad que reprueba su
comportamiento.
'*' Torres Padilla, Federico. El Perfil Criminológica de la Menor Prostituta del D. E UNAM.
México, 1985.
M7 Reyes Echandía, Alfonso. Criminalidad Femenina y Prostitución, sobretiro de la
Revista Michoacana de Derecho Penal. Núm. 11. México, 1970, p. 19.
MN Cfr. Romero A., Lourdes y Quintanilla, Ana María-E. Prostitución y Drogas. CEMF. Editorial Trillas.
México, 1976, p. 75.
wl James, Jcnnifer, o¡>. di., p. 178.
d) La mujer que es victimizada por el sistema procesal, oblig; dola a
caer en delitos como el adulterio.
e) La mujer que siendo ya reclusa es victimizada por el siste de
ejecución, por falta de instalaciones adecuadas, trato con vigil cía
masculina, falta total de investigaciones y programas especííii adecuados
a la delincuencia femenina, so pretexto de su escaso indi
f) Discriminación que resta oportunidades a la mujer, orill dola a
delinquir o dedicarse a la prostitución.
g) Victimización por parte de la criminología que no ha pue atención
al tema de la criminalidad femenina, desconociendo el p blema a fondo,
ya que la cifra negra aún es muy alta; la Criminólos al no estudiar este
tema, no ha podido quitar la imagen de que mujer no sólo es víctima, sino
que en muchos casos es victimizadc
Estudiando Wilson 17 libros de texto de Criminología, publ: dos en un
período de 12 años, analiza qué importancia dan al p blema de la
criminalidad femenina.
Sólo cinco de ellos contienen un capítulo especial llamado j
offenders, mujeres delincuentes. Tres mencionan sólo en subtitule tema.
Entre estos autores lo popular es hacer la diferencia basada los
distintos roles sexuales, diferencias en oportunidades, en cult }' así
mencionan los principales delitos que ellas cometen (prost ción, robo,
embriagarse, etcétera).
Pero poco se ha estudiado, de manera científica, el proble etiológico
de la conducta delictiva de la mujer. Esa incógnita int< santísima del por
qué es proporcionalmente tan reducida la de cuencia femenina.
E incluso este tema fue olvidado en la Plataforma de Acción la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, emanada de la unión de
China, sólo muy pocos países entre ellos el informe México lo incluyen.
No así en el Informe de Ejecución de Méx publicado en junio de 2000,
preparado para la reunión de Nú York a la que ya se hizo referencia.
XIV.7. PREVENCIÓN VICTIMAL
XIV.7.1. Prevención general
El gobierno mexicano, respondiendo a los llamados interna nales,
modificó en 1974 los artículos 4a, 5a, 30 y 123 de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con la
igualdad jurídica de la mujer.
En 1974 y 1990, se articuló en la Ley General de Población la
pro¬moción de la plena integración de la mujer al proceso económico,
educativo, social y cultural (artículo 3a, fracción V, y 7a último pá¬rrafo), y
la facultad de la Secretaría de Gobernación para velar por el respeto a los
derechos humanos y especialmente por la integridad familiar de los
sujetos de esta ley. Se legisló así mismo, en los planes demográficos de
la misma ley, la necesidad de revaluar el papel de los varones y de las
mujeres en el seno familiar, evitando toda forma de discriminación
individual y colectiva hacia la mujer.
El nuevo Reglamento de la Ley General de Población, publicado en
el Diario Oficial del 14 de abril de 2000, en la Sección II y III, dedica a la
familia, mujer y grupos marginados diversos artículos (13 al 25), e incluye
una Sección IV, dedicada expresamente a la mujer y equidad de género
(artículos 26 al 30).
El artículo 27 menciona:
"ARTÍCULO 27.—Los programas del Ejecutivo Federal, en relación
con la mujer, deberán considerar cuando menos las siguientes áreas:
Fracción III. Combate a la pobreza;
Fracción VI. Mujer indígena;
Fracción VIII. Mujer y familia;
Fracción XII. Combate a la violencia, abusos y prácticas
discri¬minatorias hacia la mujer."
Al lograrse paulatinamente algunos de los objetivos de esta ley, se
victimizará menos a la población femenina, conduciendo ello a evitar
directamente la aparición de nuevas formas de desadaptación social que
conduzcan a la criminalidad.
Por otro lado, en el Diario Oficial del 9 de enero de 1986, a través de
la Ley sobre el Sistema Nacional de Asistencia Social, el Estado dará
servicios asistenciales, entre otros, a mujeres en gestación o lactancia
(artículo 4a, fracción IV), a los ancianos en desamparo, incapacidad,
marginación o sujetos a maltrato (artículo 4a, fracción V); a víctimas de la
comisión de delitos en estado de abandono (artículo 4a, fracción XI); a
familiares que dependan económicamente de quienes se encuentren
detenidos por causas penales y que queden en estado de abandono
(artículo 4a, fracción X); etcétera.
Esta ley puede considerarse una ley de protección a las víctimas,
que deberá crear una infraestructura estatal adecuada para su posible
cumplimiento.
También es recomendable la revisión o creación de disposicio¬nes
concretas en los códigos penales, que reparen el daño en forma
específica de acuerdo a cada delito, y que se limiten los beneficios del
sistema progresivo a los sujetos que ya hayan reparado el daño, no
extendiéndolos a los que prometan pagarlo y, en caso de impo¬sibilidad
por parte del recluso de repararlo, debe el Estado hacerlo en forma
subsidiaria. Lo que ahora constituye una garantía, por lo que se convierte
en obligatoria conforme a la reciente reforma cons¬titucional.
Deben revisarse aún muchos otros reglamentos, a fin de buscaí en la
comunidad un cambio de consciencia revalorizadora de la mujei y
sensibilizadora de los grupos más vulnerables. Esto se podrá lograi por
medio de programas de coordinación de la participación social como lo
está realizando la Secretaría de Desarrollo Social, para vincu lar el
problema con los sectores representativos de la sociedad.
En el renglón educativo, que es prioritario en la prevenciói victimal,
deben iniciarse planes dirigidos a la educación en los pri meros años de
vida, por lo que es conveniente una actualizaciói permanente de los libros
de texto, fortaleciendo las enseñanzas terr pranas sobre Derechos
Humanos, manejo adecuado de su agresiv dad, el rol del varón y la mujer
en igualdad de derechos y obligack nes; reforzando en las mujeres su
autoestima, para que pueda emprender sus tareas con la expectativa de
que serán bien recibidc y tendrá éxito, y puedan mantenerla a un nivel
relativamente alto y aceptable.
Y por último, considerando que los dos problemas victimah más
generalizados a nivel mundial son, como las Naciones Unid; han
concluido, la violencia contra la mujer y malos tratos en el hog; y el
tratamiento inequitativo de la mujer dentro del Sistema de Ju ticia,
veamos las recomendaciones que para este último se acordaroi ya que el
primero lo abordaremos en el capítulo siguiente:
a) Se invita a los gobiernos a que presten particular atención la
realización, en condiciones de igualdad, de los programas y ser cios para
las mujeres delincuentes y a que reconozcan y prevean 1 necesidades
especiales, tanto de las adultas como de las jóvenes.
b) Se invita a las autoridades de la justicia penal a que examine la
posibilidad de sustituir por otras medidas la reclusión de las mujei
delincuentes, en cada etapa del procedimiento penal y a que esfuercen
por garantizar un proceso justo y equitativo y la imposici< de sanciones
adecuadas al delito.
c) Que se elaboren estrategias adecuadas para garantizar el tre justo
de las mujeres como delincuentes, como víctimas y como ene
gadas de la administración de la justicia penal y promuevan la
coope¬ración con los servicios sociales, médicos y de salud mental.
d) Que se otorgue a la mujer igualdad de oportunidades en cuanto a
su contratación, capacitación y carrera, en todos los sectores del sistema
de justicia penal.
e) Que se intensifiquen los esfuerzos en las esferas de la
capa¬citación, el intercambio de personal, la investigación y la
formulación y evaluación de políticas, así como en la de la asistencia
técnica, en todo lo relativo al tratamiento equitativo de la mujer en el
sistema de justicia penal.
XFV.7.2. Prevención especial
Algunas medidas adoptadas para prevenir la victimización feme¬nina
han sido:
a) Se ha buscado ayudar de alguna forma a las mujeres víctimas de
molestias sexuales en el trabajo.
Como ejemplo tenemos el seguro para el desempleado, si la mujer
demuestra que tuvo causa suficiente para haber abandonado el
trabajo.350
b) Se han elaborado manuales con consejos para que, cuando a una
mujer la intenten violar, sepa dónde y qué golpes le podrían servir para
evitarlo.
Cuando la violación ha sido inevitable, se dan consejos prácticos
para que una mujer no destruya los elementos de prueba, prevenga
enfermedades venéreas, etcétera.351
c) Es importante entrenar a médicos, así como a policías espe¬ciales
del sexo femenino, que atiendan a las mujeres víctimas de delitos
sexuales.
d) Se aconsejan cursos de defensa personal para mujeres que por
su trabajo salen a deshoras a la calle.
Son muchas las medidas que deben implementarse para ayudar a
prevenir la victimización de la mujer, pero quizá para ello falte un cambio
de mentalidad, menos paternalismo y más objetividad en la comprensión
de este fenómeno victimológico.
Y todo lo anterior es un paliativo que no será efectivo sin un
programa serio a nivel estatal, que dé apertura a procesos alternativos de
socialización, para buscar un descenso de la crisis económica que
vivimos, que activa la cadena criminalidad-victimidad.
CAPÍTULO XV
MUJERES GOLPEADAS
XV. 1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo lúe elaborado con la colaboración de la Dra. María de la Luz Lima Malvido.
El problema se había negado, cuando no írancamente tolerado, pero
ahora se ha hecho consciente; en todas las reuniones nacionales e
internacionales que se han desarrollado los últimos 10 años, el tema está
constante en las agendas, para su análisis entre los temas prioritarios a
resolver.
La Organización de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la
Organización de Estados Americanos, entre otras entidades, han tomado
cartas en el asunto, elaborando diversos informes y aproban¬do
resoluciones que comprometen a los países miembros a defmir
estrategias y diseñar políticas públicas para proteger a las mujeres y a las
niñas contra comportamientos abusivos, tolerados por prácticas
consuetudinarias y tradiciones así como por las leyes nacionales.
En el VII Congreso de Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente (Milán, 1985),352 "se observó que la mujer era
particu¬larmente vulnerable a la explotación, a la privación de sus
derechos y a la violencia interpersonal grave, especialmente la agresión
sexual y la violencia en el hogar. Se señaló que se estaban reconociendo
cada vez más a nivel oficial la gravedad y el alcance de la victimización
de la mujer, y estaban aumentando los esfuerzos por responder a esta
situación con mayor eficacia y sensibilidad". Y similares menciones se
oyeron en los congresos subsecuentes así como en las reuniones de la
Comisión del Delito y Justicia Penal que se efectúan cada año en Viena.
De igual manera se elaboró la Convención de Belém do Para, que
México, en 1999, suscribe y ratifica para prevenir, erradicar y sancionar la
violencia contra la mujer.
Han sido así los cinco años, tiempo de una intensa actividad que ha
permitido conocer más el fenómeno, comprometer más a los gobiernos y
sobre todo contar con mejores modelos de intervención y estrategias de
prevención.
En este capítulo nos ocuparemos del maltrato físico a la mujer,
producto de la violencia intrafamiliar, que es una forma específica de
victimización.
Mencionaremos algunos antecedentes antes de plantear el
pro¬blema, analizaremos a la víctima y al victimario, estudiaremos la
diná¬mica de la victimización, daremos a conocer resultados de
investigacio¬nes en México y enunciaremos algunas acciones que
consideramos exitosas, realizadas tanto en el plano internacional como
nacional, obtenidas en los últimos años gracias el esfuerzo de todos.353
M ONU. VII Congreso. Informe, op. di., párrafo 230. ?-VW Conf. PRONAVI. Síntesis del Informe de
Ejecución, op. al.
XV. 2. ANTECEDENTES
A los victimólogos deben preocuparnos las políticas preventivas
asistenciales y victimológicas para este tipo de víctimas, pero no puedi
abandonarse el esquema etiológico que nos ayude a conocer inte
gralmente el problema. Es debido a esto que vale la pena realizar ui
ejercicio retrospectivo histórico, que nos ayude a reconstruir las foi mas
de control informal de diversas culturas, dando seguimiento ; formas de
agresiones toleradas siglo tras siglo, para ver cómo fueroi gestándose,
incluso trasformándose algunas en las atenuantes légale en un tiempo y
en agravantes en otro, para quien las cometiere. Nosotros explicamos el
origen del síndrome de referencia, po medio de las primeras reglas de
juego en la descalificación de con ductas captadas como desviadas,
"peligrosas", o criminales, en 1; antigüedad.
Como ya hemos expuesto, la criminalización de conductas femé
ninas respondía por lo general a la rebeldía por parte de la muje para
aceptar el rol al cual había sido programada. Si la mujer s< desviaba con
prácticas adúlteras, o era rebelde con el marido, o sim plemente platicaba
con extraños, debía ser castigada; muchos indi cios históricos nos revelan
que por mucho tiempo el poder del ju puniendi era reservado al marido
ofendido, a quien la sociedad cedí; el derecho de hacerse justicia.
El varón recibía un poderío llamado disciplina doméstica, qu< le
otorgaba el derecho sobre su familia, inclusive sobre las propia vidas de
sus miembros.
Esta idea fue transmitida a casi todas las culturas, así el gobierne
prefería mantenerse al margen de todo lo que significaba conflictc
doméstico. Esto es muy comprensible, recordando que el Estado ere;
leyes en un afán de coordinar en forma ordenada y justa la conviven cía
dentro de la sociedad, manteniéndose al margen de lo moral ' lo íntimo.
Poco a poco fueron desligándose del derecho conductas come las
blasfemias, y todas aquellas que no implicaron un conflicto social Se
pensó prudente no tocar el ámbito familiar y en las legisla ciones
surgieron circunstancias atenuantes, excusas absolutorias, i otras figuras
penales que limitaban al Estado frente al sagrado dere cho a la disciplina
doméstica.
Pasando ya esos tiempos en donde las conductas criminales erar
inequívocas, en una sociedad en la que no se tematizaban los idéale; de
las normas de vida, que eran un telón a través del cual se orga
nizaba la justicia social, llegamos ahora a una sociedad conflictiva, que
cuestiona lo absoluto de los valores, la justicia, la desviación;
suscitándose un estado emergente, que se introduce hasta el seno de
familias que se notan en vías de desaparición, para legislar y crimina¬lizar
todas aquellas conductas que no respeten los derechos humanos.
Hoy por hoy no se justifica que sea el pater familiae quien corrija a su
mujer, habiendo leyes que deben juzgar y velar por resucitar el valor
justicia.
Se acostumbró la comunidad a que el varón golpeaba a su mujer,
considerada para la comunidad como una persona no independien¬te,
casi siempre excluida, analfabeta, asilada, que nunca cruzaba los
umbrales del hogar, del patrón de casa, pero ahora, en el Siglo de la
Mujer, en donde hasta la Iglesia católi". hace llamados reclaman¬do la
presencia de la mujer en los caminos del desarrollo, deben sumarse los
esfuerzos de todos para desaparecer ese fenómeno, re¬sabio de
sociedades medievales, sociedades varoniles en las que ese eco
femenino reclamando, suplicando atención o ayuda, no llegaba a oírse ni
en eí patio de las casas de las familias de la colonia.
No es posible que subsistan legislaciones que aún permitan golpes
simples, golpes que tardan en sanar menos de quince días y no ponen en
peligro la vida, y otros delitos cometidos entre cónyuges, concu¬binos,
ascendientes sobre descendientes.
No faltará alguien que aún quiera legislar el largo del látigo
autorizado para golpear a la mujer, o como decía una legislación
derogada en un estado de Estados Unidos de Norteamérica, sólo tiene el
varón permiso de golpear a la esposa, siempre que no se hiciere en
domingo, día festivo, o después de las 22:00 horas.
XV. 3. PLANTEAMIENTO
Existe una especie de tabú respecto al tema de la mujer golpeada.
Recientes investigaciones demuestran que, en primer lugar, hay una
confusión en el término, ya que mujer maltratada o golpeada es una
expresión confusa, pues no nos especifica si en ella se incluyen casos de
agresiones psicológicas que pueden, en ocasiones, producir trastornos o
crisis nerviosas graves.
Leonore Walker3M opina que los dos tipos de agresiones deben
considerarse dentro de la definición de mujeres maltratadas. Ella
354 Walker E., Leonore. Trealmenl Alíemalives for Battered Women, publicado en: The Victimization of
Women, op. cit., p. 144.
estima que hay un promedio de 20% de las mujeres maltratadas qu
reciben agresiones físicas.
La imagen que hasta ahora se tenía de que la mujer es un pobre
víctima a la cual golpean y sufre, dista de ser la verdadera
En general, se está estudiando la relación patológica que s genera
entre el hombre y la mujer, en que ambos, cayendo en i fenómeno
denominado simbiosis, viven requiriéndose y hasta ciert grado amándose,
a pesar de victimizarse mutuamente.
"La simbiosis se da entre dos personas, cuando las mismas 5
comportan como si fueran una sola persona completa. Es una reí ción de
dependencia, determinada porque ambas que la integran n consideran la
opción de ser personas completas en sí mismas." 35i
Entre las parejas en que la mujer es golpeada, se da un circuí vicioso
en torno a la idea de quién está en lo correcto y quién es < culpable.
Existen a la vez los fenómenos de descalificación y grandiosidaí
El primero es un mecanismo interno por el cual las person; minimizan
o ignoran ciertos aspectos de la realidad (de ellas misma de otras, del
mundo) y el segundo, o sea la grandiosidad, es u mecanismo que implica
una exageración (maximización o minirr zación) de ciertos aspectos de la
realidad (referidos a mí mismo, otros, a la situación).
La descalificación mantiene la simbiosis y la grandiosidad,
justifica.356
XV.4. EL VICTIMARIO
El índice de golpeadores, pese a que la victimización femenir es casi
un fenómeno mundial, disminuye notablemente en ciert culturas.
Así por ejemplo, tenemos el caso de los judíos, entre quien* existe
una tendencia más notable a expresar las agresiones y el cor portamiento
en forma verbal; entre ellos hay pocos divorcios y po< violencia física.357
Es notable asimismo, la infrecuencia de divorcios entre los irla deses
e italianos, por la facilidad de expresar sus emociones.
355 Kertesz, Roberto e Induni, Guillermo. Manual de Análisis Transaccional. Editor Canantal. Argentina,
1977, p. 63.
356 Cfr. Ibidem., p. 66.
357 Stanley, Frank, op. cit., p. 109.
No así el anglosajón silencioso, digno, áspero, cree que esquivar
conflictos verbales o físicos entre esposos promueve la paz y dicha,358 y
es entre los alemanes, ingleses y norteamericanos, donde se reporta un
alto índice de mujeres golpeadas.
Esto se explica debido a que, cuando un individuo tiene una gran
energía pasiva acumulada, porque estuvo mucho tiempo contro¬lado, o
por circunstancias externas, es una bomba de tiempo que puede
inesperadamente hacer que tenga una explosión de esa ener¬gía por
medio de actos violentos. A veces esa energía fluye por ca¬nales no
controlables totalmente por la voluntad, como podrían ser los tics, rituales
compulsivos o pensamientos obsesivos.359
En público, el victimizador se muestra pacífico, debido a que hasta el
hombre más violento, en ciertos lugares se muestra tran¬quilo. Es común
que la imagen del golpeador de su mujer, sea contrastante fuera del
hogar.
Los chinos y los iraníes que golpean a sus esposas poseen tres
actitudes en común:
1. Piensan que su conducta es aceptable o justificada.
2. No se callan lo que hacen, es más, forma parte de rituales.
3. No se sienten culpables o avergonzados.
Estas actitudes parecen ser comunes también en varones de
América.360
La mayoría de los hombres que golpean a sus mujeres no las dejan
usar métodos de control natal, y 60% de esas mujeres fueron preñadas
antes del matrimonio, por lo que no fue muy libre su elección de
casamiento.361
Roure, Rouse y Ollier, estudian 62 casos de mujeres golpeadas en
Niza durante 1978-1979, internadas en el Hospital Pasteur; sus
descubrimientos respecto al agresor son los siguientes:
Su edad es calculable en 5 años sobre la víctima; se trata 47 veces
del esposo o ex-esposo, 9 veces del concubino, 6 veces del amante, y
una vez el novio; agredió él solo en 59 casos y en 3 con "la ayuda de un
pariente"; empleó un solo medio en 32 ocasiones, y en 30 con medios
asociados; el arma empleada preferentemente son los puños (55 veces),
los pies en 15 ocasiones; solamente en dos ocasiones se asoció la
golpiza al acto sexual; las lesiones son princi-
558 Ibidem.
559 Kertesz, Roberto e Induni, Guillermo, op. cu., p. 45,
560 Davidson, Terry. Conjugal Crime. Understanding and Changing the Wifebeating
Pattern. Ballatine Books. Nueva York, 1978, p. 25. *'
361 Ibid., p. 31.
pálmente en la cara, en 44 casos, en los miembros superiores 55 casos, y
en los glúteos en 38 casos.862
Las características de los victimarios en México, las consignare¬mos
en el penúltimo apartado de este capítulo.
XV.5. LA VÍCTIMA
La víctima de malos tratos es por lo general una mujer con baja
autoestima, inmadura, insegura de sí misma, que busca en la pareja una
autoridad a veces semipaterna. Se trata de personas con una actitud
infantil y tolerante, que rápidamente perdonan e inician un nuevo juego en
su relación. Son torpes para enfrentar sus problemas y fricciones
personales, cargando en forma tácita o expresa con las culpas de
cualquier discusión conyugal; se comportan como víctimas "natas",
poniéndose en el blanco del agresor para después vivir ex¬plotando su
papel de víctimas.
Son mujeres que consciente o inconscientemente quieren ser
agredidas por su compañero, y aceptan la aparente "lección" pasiva-
mente.
Al verse golpeadas y avergonzadas, justifican virtualmente a su
pareja, incriminándose fallas que por lo general son ficticias o exa-
geradas.
La victimización de la mujer basada en el sexo, como se afirmó en el
VII Congreso de la ONU (Milán, 1985), constituye un proble¬ma sin
fronteras. Las hoy víctimas son, desde analfabetas hasta doc¬toras en
Sociología y otras especialidades, desde féminas de países
tercermundistas hasta mujeres de potencias civilizadas como Alema¬nia,
país que arroja quizá una de las cifras más alarmantes.
Las mujeres que permiten agresiones físicas sobre sus personas
poseen, por regla general, como hemos mencionado, una noción muy
baja de autoestima, son mujeres que aceptan desde el inicio de sus
relaciones una posición desigual e inferior a la de su pareja.
Según investigaciones de campo realizadas en el extranjero, la edad
promedio de mujeres golpeadas fluctúa entre 30 y 44 años. En su
mayoría con hijos, sin profesión, con varios años de casadas.
Como veremos en el apartado XV.8., en México, con excepción de la
edad que es de 26 a 29 años, se coincide en los demás rasgos.
Las agresiones que reciben las mujeres ocurren por lo general los
fines de semana, o en discusiones a altas horas de la noche, por
362 Roure, M. C., Roure, L. y Ollier, A. Les Femmes Battues par leur Partenain. III Sym-posium.
Alemania, 1979.
lo que se ven desprotegidas, ya que las agencias de policía están
cerradas. Y si salen a pedir ayuda pueden ser agredidas fuera de su
hogar, así que regresan y no saben qué hacer.
Por eso debe haber servicios de emergencia para ayudarlas, con
personal que reciba un entrenamiento especial, ya que se va a meter en
asuntos del castillo familiar.
Uno de los problemas básicos que existen con un padre golpea¬dor
de la madre, es que se asimilan por los hijos los roles que reviven en el
hogar, el niño que golpeará y la niña que soportará, aun cuan¬do los hijos
perciban que ambos roles son denigrantes.
CUA Tr Homb
DRO Na 36 ans- Mujer res
LUGAR DE es 3
LESIONES 2 8.6
(%) p 6.6 4
úblico 2 2.5
L p 4.0 6.
ugar ública 6. 4
Ví ce 6 3.
a rrado 6. 9
L bl 6 4.
ugar ado 2 9
D h 2.6 3.
espo- abitación 1 5
C p 3.3
asa- orte
Lo anterior puede tener una lógica, pues la mujer pasa más tiempo
en la casa que el hombre, pero aporta también otros datos, como puede
ser el maltrato familiar, etc.
Ahora bien, si consideramos las víctimas que han salido lesionadas
físicamente a causa de un delito (robo, violación, abuso de autoridad, etc.) la
cifra aumenta hasta un 26.7%, es decir una de cada cuatro víctimas es
lesionada, lo que mucho quiere decir en cuanto a criminalidad de tipo violento.
De todas las lesiones el 22% pueden considerarse mayores, al requerir
hospitalización.
Las cifras anteriores son para Xalapa, pero se confirman en el Distrito
Federal, en donde el 26% de las víctimas de cualquier delito sufrieron daños
físicos, y de éstos el 27% requirió hospitalización.
Esto es comprensible si se toma en cuenta que en el 27% de todos los
delitos se usaron armas, y de éstas el 13.5% fueron pistolas y 18.5% armas
blancas (Xalapa). En el D.F., el 23.5% de las víctimas fueron lesionadas con
arma de fuego.
En cuanto a las lesiones psicológicas, en Xalapa el 14% de las víctimas
aceptó haber sufrido este tipo de daño, de ellas, el 16% requirió tratamiento; en
el D.F. es el 12.6%, de los cuales el 41% necesitó atención especializada.
XVIII.4. DINÁMICA
Presentamos algunas ideas sobre la dinámica de la agresión físic;
dentro de lo difícil de hacer generalizaciones, lo que nos importa e el
papel de la víctima en este proceso.
Es indudable que el homicidio, así como las lesiones, son un forma
de relación humana y social, y que el agresor desea no sol el daño o la
destrucción de la víctima, sino que además quiere "deci algo".
Es decir la agresión física tiene no sólo un contenido social, sin
también un profundo significado psicológico.
Como en toda relación social y humana, existe interacción, e
ocasiones muy estrecha, entre víctima y victimario.
La criminogénesis y criminodinámica del homicida ha sido mu
estudiada; sus rasgos, su personalidad, su iter criminis. Por el contn rio,
falta mucho por saber acerca de la víctima y de lo que nosotrc
denominamos iter victimae.
Una de las dificultades típicas es que, en el homicidio, no cor tamos
ya con la víctima, no conocemos su versión de los hechos, su
sentimientos, su actuación después del crimen, etcétera.
Hay casos en que este impedimento puede superarse, como
aquellos en que la víctima sobrevive un tiempo después de la agresión, o
aquellos en que el homicidio quedó en grado de tentativa.
Otro problema es la dificultad que hay en separarse la tenta¬tiva de
homicidio de la de lesiones, y las lesiones graves de la ten¬tativa de
homicidio.
Los juristas hablan del animus necandi, es decir la intención de matar
que lleva el criminal, frente al animus laedendi, en que solamen¬te
intentaba lesionar; de aquí el problema del delito preterintencional, en que
el agresor solamente deseaba lesionar, pero se excedió en su violencia y
mató a la víctima.
Poco se ha estudiado este problema en relación a la víctima, ¿hasta
dónde la víctima tenía la intención (consciente o inconscien¬te) de ser
muerta? Algunos avances del fenómeno los hemos ya dado en los
capítulos dedicados al niño maltratado y a la mujer golpeada, en que la
víctima llega a provocar la agresión, pero desde luego sin el ánimo de ser
asesinada.
Podríamos proponer como hipótesis que la víctima no lleva el
"ánimo" de ser muerta, en la gran mayoría de los casos; aun en casos
graves de masoquismo, se busca el placer por medio del dolor, pero no
hay la intención de que el placer cese por la muerte.
Sólo en casos excepcionales la víctima lleva el animus de ser
muerta, como puede ser el ejemplo de la eutanasia, del pacto suici¬da,
del sacrificio por venganza; los otros casos son de suicidas poten¬ciales,
que carecen de valor para autodestruirse, o de sujetos que buscan ser
héroes o santos por medio del martirio.
Lo que nos interesa de sobremanera, es la participación de la víctima
en el asesinato, así, "La víctima no es únicamente un objeto inanimado,
sino elemento activo en la dinámica del asesinato. No sólo se adecúan
con frecuencia el autor y la víctima, uno a otro, como la cerradura y la
llave, sino que también sus condiciones de vida pre¬sentan a menudo
peculiaridades complementarias." 418
Abrahamsen señala que "Sólo en muy raras ocasiones la mente
humana se encuentra obsesa por el impulso total a matar. Por el
contrario, según mi experiencia, el homicidio es provocado
incons¬cientemente por la víctima."419
Se ha dicho en relación al homicidio, que el estudio de la
Victimología se reduce al estudio de la provocación. Por este camino
entra la Victimología en los ordenamientos jurídicos.420
418 Hentig, Hans von, op. cit. (El Asesinato), p. 273.
419 Abrahamsen, op. cit. (La Mente), p. 12.
420 Aníyar, op. cit. (Victimología), p. 78.
487 Separovic, Zvoninur. Some New Problems Posed by íhe Advancement ojMedicine. II Sym-posium.
Boston, USA, 1976.
Opinamos, al igual que María de la Luz Lima, que es urgenti la
adaptación de principios básicos que controlen con mayor efica cia la
experimentación.438
XVIII.6.7. Victimización post-mortem
Finalmente, es de utilidad mencionar el problema de la victimi zación
post-mortem™ en cuanto al maltrato de los cadáveres en algia nos
hospitales, sanatorios y servicios médico forenses, caracterizado por su
falta de técnica y de respeto al ser humano, que debe se digno de
consideración aún después de muerto.
Se conocen casos de tráfico de órganos y glándulas extraídas di los
cadáveres sin consentimiento del difunto (ya que puede habe disposición
de donación) o de sus familiares.
Y qué decir de las funerarias, en donde se viola el derecho di todo
humano de tener un sepelio decoroso, y se explota inmiseri cordemente a
los deudos, que están emocionalmente en un estad< de indefensión y son
por lo tanto fácilmente victimizables.
XVIII.7. AUTOVICTIMIZACIÓN
Una de las características más notables del homicidio y las lesic nes
es que el sujeto puede autovictimarse, es decir, reunir las carac terísticas
de víctima y victimario en la misma persona.
Esto no sucede en otro tipo de victimizaciones, en que es ne cesario
un agresor y una víctima; nadie puede autorrobarse, autode fraudarse,
autoviolarse, autoestuprarse, etcétera.
Principiemos con el autohomicidio, es decir, el suicidio.
El suicidio es un fenómeno que ha conmovido a la humanidac
durante toda su existencia; lo hay de múltiples formas y por los má
diversos motivos (honor, ritual, religión, depresión, venganza, tradi ción,
psicosis, protesta, autopunición, etcétera).
El hecho de autodestruirse representa un acontecimiento en e que el
sujeto logra interpretar los dos papeles: criminal y víctima como diría Von
Hentig "es el placer de poder ser víctima y di proporcionárselo con la
propia mano, doble goce de dar y recibir".44
438 yer un prc,yecto de Principios en: Lima, María de la Luz. Denschos Humanos en I Experimentación.
III Congreso Mexicano de Derecho Penal. UNAM ENEP Acallan. México, 198'
439 Cfr. Geib, Frederick K. The UÜimale Victim: íhe Life Cycle ofa Corpse. II Symposiurr Boston, USA,
1976.
440 Hentig, Hans von, op. cit. (El Delito), T. II, p. 413.
Durante mucho tiempo, en la cultura occidental, el suicida fue
considerado como un criminal que se mata a sí mismo; la idea de pecado
fue fundamental para este enfoque, el sujeto es estudiado
criminológicamente, y aun sancionado, pues la tentativa de suicidio fue
castigada en algunas legislaciones igual que la tentativa de homi¬cidio, y
el suicidio consumado traía consecuencias, como no poder ser enterrado
en camposanto, no tener derecho a determinadas exe¬quias, o aun ser
exhibido el cadáver como postuma pena infamante.
Ahora la idea ha cambiado, pues se considera al suicida una víctima
(en principio de sí misma), y como tal es estudiado por la
Victimología.
Y no se trata de un simple juego de palabras, sino que tiene
implicaciones prácticas, pues nadie piensa ya en castigar al suicida o
tentado suicida (aun la Iglesia católica ha variado su actitud en este
campo); en el campo de la investigación tendríamos nuevos datos que
aportar, y desde el punto de vista de la prevención se lograrían avances.
Si toda conducta humana y muy especialmente en la relación
víctima-victimario es altamente simbólica, en el suicidio esto es pecu-
liarmente cierto, ya que el suicida quiere no sólo destruirse, sino además
"decir algo".
Además, es común que se quiera decir algo a alguien; el pro¬blema
queda resuelto en algunos casos en que la carta final es muy explícita,
pero esto no siempre sucede.
Es verdad que en una buena cantidad de suicidios hay otra (u otras)
víctimas (s), es decir el suicida se destruye con intención de destruir o al
menos dañar a otra persona.
Para prevención, es importante conocer que toda víctima poten¬cial
de suicidio está pasando por alguna (o varias) de las siguientes
situaciones:441
- Una depresión mental importante u otro padecimiento psi¬quiátrico
serio.
- Relaciones interpersonales en gradual deterioro.
- Antecedentes personales o familiares de intentos.
- Sentimientos marcados de soledad y hostilidad.
- Ausencia de creencias religiosas firmes.
- Pérdida reciente de alguna persona amada.
- Pérdida reciente de la salud (diagnóstico de enfermedad
in¬curable).
441 Cfr. Beck, A. T. The Prediction of Suicide. Charles Press Bowie. Maryland, USA, 1974, pp. 314-356.
- Primeros días de pérdida de libertad.
- Sentencia ejecutoriada.
- Desastres financieros que parezcan irremediables.
- Pérdida o disminución del "status" social.
- Jóvenes farmacodependientes en agrupaciones con ideología
extrañas a.su ambiente social
- Adultos alcohólicos o farmacodependientes.
- Edad avanzada, sobre todo en el sexo masculino, con padecí
mientos físicos dolorosos; problemas económicos, abandono de 1;
familia, e insomnia marcado.
- Amenazas frecuentes de suicidio.
- Verbalización de deseos de muerte.
- Gestos suicidas (jugar con armas de fuego, caminar por la azoteas,
ventanas de edificios altos, puentes, etcétera).
- Historia de tendencias impulsivas o de actos agresivos.
- Paciente con psicosis asociada a pánico, alucinaciones o del: ríos
paranoides.
- Homosexuales con problemas de rechazo.
Nuestro país tiene una tasa muy baja de suicidio, podríanlo
mencionar un 2.3 por cada 100,000 habitantes para 1969, que corr
parado con el 41.6 de Berlín Occidental (1964), 24.5 de Checoslc vaquia
(1968), 23.3 de Finlandia (1969), 22.0 de Suecia (1969), 17. de Suiza
(1969) o 15.2 de Japón (1970), es en realidad un fenómem poco
frecuente.442
En las cifras del SEMEFO, del total de autopsias para 1986, ei 375
pudo concluirse casos de suicidio, lo que representa el 5.2*2 (frente al
22.8% de homicidios). En 1999 encontramos 434, dand< el 6.57% (frente
al 17.68% de homicidios).
El perfil del suicida, en el final del siglo xx, es el siguiente cinco
hombres por cada mujer; población joven, 19.82% de 11 a 2 años,
32.72% de 21 a 30 años y 20.97% de 31 a 40 (cifras del Servid. Médico
Forense del Distrito Federal, 1999).
Otros datos son: por asfixia 57.14%, por arma de fuego 27.19% la
proporción hombre-mujer es7aly8al, respectivamente.
El 44.7% son solteros y el 31.8% casados. La educación es 27.88?
secundaria y 22.58% primaria. El 27.42% de ocupación empleado el
13.59% estudiante. El lugar del suicidio es el hogar en 65.21% d los
casos.
442 Cfr. Rodríguez Sala, Ma. Luisa. Suicidios y Suicidas en la Sociedad Mexicana. UNAft México, 1974.
CAPÍTULO XIX VÍCTIMAS PATRIMONIALES
XIX. 1. INTRODUCCIÓN
(XALAPA)
Hombres Mujeres
En el Distrito Federal, del total, el 46.2% fue robado en la calle (49%
para zona conurbada) y el 26.7% en algún medio de transporte (20.2%
para zona conurbada).
En cuanto a las denuncias (para el Distrito Federal en 1985), el
45.03% del total pertenece a robo. Se presentaron en 1984, 72,606
denuncias por este delito, siendo en 1985, 68,873 con una disminu¬ción
de 3.76%.
El robo denunciado se reparte de la manera siguiente: dinero en
efectivo 33.69%, automóvil 30.81%, accesorios de auto 3.76%,
documentos 1.97%, aparatos eléctricos 1.91%, alhajas 1.83%, placas de
vehículos 0.62%, objetos varios 24.82%, tentativa 0.59%.
Lo anterior nos da un perfil interesante de esta forma de
victi¬mización.
Sin embargo, tenemos un cambio radical en el perfil, ya que, en la
investigación del CONSEGU, el 91.3% de las victimizaciones se reportan
por robo, y es que la línea se mantiene hasta 1993 en que las denuncias
por robo son el 44.9% del total y, en 1997, se disparan al 61.1%, pero no
sólo eso sino que los robos con violencia crecieron en 180% y superaron
a los sin violencia, que crecieron 118% en el mismo período; dicho en otra
forma, en el Distrito Federal de cada 100 robos, 55 son con violencia.
XIX.3. TIPOS DE ROBO
Para nosotros, al no tener diferencia jurídica entre hurto y robo, es de
la mayor importancia distinguir el robo con violencia de aquel en que no
existe ésta.
El robo con violencia (que por comodidad llamaremos "asalto", ya
que es la manera popular de denominarlo) es la forma más grave desde
el punto de vista victimológico, ya que deja secuelas psicoló¬gicas en la
víctima, cuando no heridas y golpes.
En el Distrito Federal, en 1984, no hubo violencia en el 59% de los
casos de robo, en la zona conurbada en el 65.3%, en Xalapa en el 62.2%.
En Xalapa, el asalto a mano armada alcanza un 10.3% del total. Aquí
puede verse que los hombres son más comúnmente lesionados que las
mujeres, posiblemente porque ofrecen resistencia con mayor frecuencia,
pues en el 57.3% de los asaltos a hombres hubo lesiones, frente al 40.5%
de lesiones a mujeres.
El asalto sin armas lo encontramos en el 13% de las víctimas, y
podemos comprobar nuevamente que los hombres son asaltados
violentamente con mayor frecuencia que las mujeres (75% de hom¬bres
por 25% de mujeres), y que los hombres son lesionados en más
ocasiones que las mujeres, 58.8% por 21.5%.
En el Distrito Federal, de los asaltos a mano armada, el 39.2% fue
con pistola, el 34.1% con cuchillo, el 8.8% con un palo y el 17.7% con
otras armas.
No podríamos ignorar, desde luego, el fenómeno de la cifra oscura,
negra o desconocida del suicidio, que podría (por diversas razones), ser
muy alta, pero aún así, podemos afirmar que México es un país
escasamente suicidógeno, lo que puede confirmar la conocida correlación
homicidio-suicidio, pues se sabe que los países con altas tasas de
homicidio (como es el caso), tienen escasez de suicidios, en tanto que los
países con fuerte tendencia a la auto-destrucción son escasamente
heterodestructivos.
Sin embargo, Rafael Ruiz Harrell, en diversos artículos periodís¬ticos
443 nos hace ver cómo el suicidio está aumentando con gran rapidez,
pues si en 1980 eran 1.4 por cada 100,000 habitantes (pro¬porción
semejante a la de 1960), en 1990 llegan a 2.01 y en 1995
alcanzan 2.57.
Caso diferente, pero digno de mencionar por sus implicaciones
victimológicas, es el pacto suicida, donde ambos participantes son a la
vez víctimas y victimarios.
El pacto suicida es una de las interrelaciones más complejas, pues
lleva a situaciones límite difíciles de encontrar en otros casos.
No es raro que exista una relación íncubo-súcubo, en que una de las
partes va envolviendo a la otra hasta convencerla de la mutua
autodestrucción.
El suicidio no es la única forma de autoagresión, hay otras de gran
significación victimológica como el autolesionismo, el alcoholis¬mo y la
drogadicción.
"El autolesionismo, más allá de los límites de la voluntad de
ocasionar daño a una tercera persona que sería la víctima indirecta, no es
delito si es cometido fuera de la esfera de las perturbaciones del orden
público; pero es un síntoma evidente de peligrosidad victimal, porque
aquél que lo hace desahoga una necesidad de autoafirmación, una
necesidad de reclamar la atención ajena, o bien un deseo, consciente o
no, de herir en última instancia a otra per¬sona. Ésta es una peligrosidad
auténtica porque raramente la víctima se resigna a un solo acto. En
algunas oportunidades puede inclusive utilizar a un tercero inocente para
el autolesionismo que le resulta psicológicamente indispensable." 444
El autolesionismo es frecuente en el medio penitenciario, en que los
reclusos se causan heridas como protesta, para llamar la atención, o ser
trasladados a otra sección, principalmente la en¬fermería.
Lo encontramos también en sujetos que lo hacen para cobr seguros
(llamados en algunos países kamikazes) o en enfermos mental<
El alcoholismo, además de ser un relevante factor victimógen es una
forma de autodestrucción, al igual que las diversas variedad de
toxicomanía.
El drogadicto es una víctima de sí mismo, pero también lo del
narcotraficante, de la policía, de la sociedad, y aún del med manicomial
en que es tratado, cuando tuvo la suerte de salvarse ( la cárcel.
En algunos países todavía es considerado un delito el drog£ se, o el
poseer pequeñas dosis de droga para exclusivo uso person; Un problema
grave lo presentan los adictos que a la vez son dist buidores de droga,
que trafican para poderse financiar la depende cia. En este caso el sujeto
sufre no sólo por ser farmaco-dependient sino también por pobre, ya que
los ricos no necesitan traficar pa obtener dinero con qué adquirir el tóxico.
Lo dramático de esta polivíctima es que por lo general es joví y,
como dice Neuman, "la materia prima esencial de ese negocio el ser
humano joven. No se vende droga al ser humano. Se vende ser humano
a la droga." 44S
p. 35.
44S Ruiz Harrell, Rafael. Reforma. México, julio y agosto del 2000. 444 Aníyar, op. di. (Victimología), p.
100.
445 Neuman, Elias. Las Víctimas del Sistema Penal. Editora Córdoba. Argentina, 198
Lo anterior nos da una imagen de victimización muy violenta.
El robo de vehículos de motor es uno de los problemas frecuen¬tes
en la sociedad contemporánea. Esto lo reafirma el robo de 72 vehículos y
40 tentativas de robo en Xalapa. Los robos equivalen al 5.5% de las
víctimas.
Los hombres en este campo son mayormente victimizables que las
mujeres, quizá porque poseen mayor número de vehículos auto¬motrices.
En el Distrito Federal, el rubro más alto de denuncias patrimo¬niales
está relacionado con robo de autos y accesorios (35.19%), uno de cada 3
objetos denunciados como robados es un automóvil, es decir 21,527
autos en 1985, lo que aumentó en 10 años a 56,498, de los cuales 21,382
con violencia.
Lo anterior tiene sentido, ya que la víctima recurre siempre a las
autoridades al serle sustraído su vehículo, en primer lugar para no
meterse en un problema serio (auto usado en asalto o secuestro), en
segundo lugar para poder cobrar el seguro (si tenía la suerte de estar
asegurado) y por último con la esperanza de que se lo devuelvan.
En un interesante estudio sobre el perfil victimológico del robo de
automóviles en México, Distrito Federal,447 se obtuvieron los si¬guientes
resultados: (entre paréntesis los datos de un estudio similar realizado en
Venezuela).448
Sexo de la víctima: masculino 77.7% (82%); edad 21 a 25 años el
24% (36 a 40 años el 22.8%); estado civil, casado 57.49% (58.2%),
soltero 40.20% (38.6%); hora de victimización, de 19 a 5 hrs. 54.4% (18 a
6 hrs. el 57.8%); días de victimización sábado 17.12% (18.90%); marca
de automóvil, VW 46.13%, Ford 11.64% (Hulmán 20%, Ford 27%).
El perfil victimal para México seria: sujeto varón de 24 a 28 años de
edad, casado, sin preparación profesional y de preferencia em¬pleado,
habita en una vivienda unifamiliar o multifamiliar de tipo medio.
En cuando a la victimización, ésta sucede durante la noche, entre las
19:00 y las 5:00 hrs, los días sábado y jueves, no siendo relevante el mes
para la conducta victimológica. Los hechos se efec¬túan en la vía pública,
enfrente o cerca del domicilio de la víctima.
El automóvil más común es un Volkswagen sedán, color azul, dos
años anterior al último modelo.
447 Higuera Corona, Jorge. Perfil Victimológico en el Delito de Robo de Automóviles en el Distrito
Federal de México. Tesis Profesional. UNAM, México, 1976.
44H Mayorca, Juan Manuel. Perfil Victimológico en Delitos contra la Propiedad. Dirección de Prevención
del Delito. Vene/uela, 197S.
En una investigación actualizada (junio de 2001 ),449 resulta qu< en
la Ciudad de México el automóvil más robado es el Volkswagei (58%),
seguido del Nissan (18%). Solamente el 52% estaban asegu rados, el
19% ya había sido robado alguna vez, el 93% presentí denuncia y el 35%
logró recuperar su vehículo.
Lo más alarmante es que, de las personas presentes durante e robo,
el 79% manifestó haber sido víctima de violencia, y el problem; se
dimensiona cuando sabemos que en 1997 se robaron 160.2 autc móviles
diarios; en el año 2000 bajó a 119.2.
La victimización patrimonial varía según la sociedad se va trans
formando; ya Nicéforo señalaba cómo el robo con violencia tiendi a
disminuir, aumentando en cambio los delitos de fraude450 (sin em bargo,
hacemos notar un repunte en los asaltos y otros delitos d' violencia).
La realidad es que, como toda conducta que se presenta ei sociedad,
el robo se ve afectado por los cambios políticos, económi eos, religiosos y
sociales.
Parece lógico que haya un aumento de delitos patrimoniales ei
épocas de crisis, en las que aumenta también la preocupación y e temor
de ser victimizado.
Alper ha estudiado el extremo contrario, el de la abundanci; como
factor victimógeno, pues la abundancia de bienes hace qu< aumente el
robo de éstos; pone como ejemplo el robo de automc viles o de aparatos
eléctricos, y reconoce que la victimización patri monial es parte del precio
que debe pagarse por el crecimient< desigual de la distribución de la
riqueza.451
Para dar un ejemplo de cómo los cambios en la sociedad con llevan
a una transformación de la victimización, citemos el problem; de la
sustracción de bienes mediante computadoras.432
"El desafío tecnológico echa por tierra una serie de pauta
criminológicas. Al menos cabe admitir que quien delinca medianti
computadora lleva notable ventaja a la víctima, al criminólogo, a penalista,
a los sistemas de investigación y a la propia ley penal. Po supuesto que la
'pareja penal' parece destruida, salvo que algún; computadora no diga lo
contrario. Pero la victimología puede cum plir un rol preventivo
coadyuvante con los sistemas de seguridad
449 Periódico Reforma. México, 21 julio 2001.
4!io Nicéforo, Alfredo. La Transformación del Delito. Librería General de Victoria Suáre; Madrid, España,
1902, p. 5.
451 Alper, Benedict S. La Opulencia como Víctima. X Aniversario del Instituto Nación; de Ciencias
Penales (INACIPE). México, 1986, p. 27.
452 Para una información más amplia consultar: Lima Malvido, María de la Lu; Delitos Electrónicos.
Criminalia, Año L, núms. 1-6, p. 96. Editorial Porrúa. México, 1984.
No se trata esta vez de investigar el rol de la víctima en la crimi-
nogénesis, pero sí su labilidad victimal. Para ello habrá que alentarla a
que coopere y no ahonde la cifra negra —esta vez sí que dorada— de la
criminalidad y así permitir el conocimiento de las falencias en que ha
caído y que el victimario ha aprovechado."453
XIX.4. LA VÍCTIMA DE ROBO
Decía nuestro maestro Quiroz Cuarón que "psicológicamente
muchos robos resultan no de habilidad, astucia o arrojo de los
cri¬minales, sino de la acción por omisión de las mismas víctimas, cuyos
móviles subconscientes se dejan sentir desde lo profundo de sus
sentimientos de culpa, de prodigalidad o tolstoísmo".
"La negligencia en el manejo del dinero (o de sus equivalentes) es
una costumbre inveterada en la vida cotidiana. El dejarse robar es una
conducta que equivale a un acto fallido, que, corno toda conduc¬ta fallida,
es activa, buscada, querida."454
Con estas frases comprendemos la importancia de la víctima en el
robo, y la verdad del dicho "la ocasión hace al ladrón".
Podemos encontrar los dos extremos en la víctima: aquella tan
descuidada que presenta una oportunidad tal al delincuente que éste
materialmente se "encuentra" el objeto, y el de aquella que toma tal
cantidad de precauciones (bardas, alarmas, ofensículas) que atrae a los
amantes de lo ajeno.
La relación entre víctima y victimario es escasa; al contrario de otras
formas de victimización, la víctima por lo general no conocía previamente
al agresor; así, sólo el 7.3% de los casos en el Distrito Federal y el 5.2%
en la zona conurbada tenía una relación previa con el ladrón, para las
demás era desconocido (hay la probabilidad de que muchas no sepan en
realidad quién las robó).
En realidad es difícil plantear el perfil de la víctima de robo, ya hemos
dicho que todos hemos padecido pérdidas patrimoniales por esta
conducta.
Lo que sí podemos afirmar es que "al perro más flaco se le cargan
las pulgas", y que son los pobres y la clase media los más afectados, ya
que tienen menor posibilidad de defensa (guardias, alarmas, etc.) y que
sus pérdidas son proporcionalmente mayores.
XX. 1. INTRODUCCIÓN
Las reformas al artículo 262 del Código Penal del Distrito Fede¬ral
no nos parecen correctas, pues quedan desamparadas un buen número
de víctimas, ahora se permite seducir niñas (o niños) de 12 años (no
menos, pues entonces sería violación impropia), es decir impúberes
inexpertas, siempre y cuando no se les engañe.
El artículo en comentario se convierte así en victimógeno y
criminógeno: victimógeno porque deja sin protección a una amplia
población de mujeres (12 a 18 años), y criminógeno porque la víc¬tima
indirecta (padres, hermanos) no tiene ahora recurso legal para la
reparación del daño, no quedando otra alternativa para lavar el honor
ofendido que hacerse justicia por propia mano.
El estupro (al igual que el incesto) es el delito en que víctima y
victimario se conocen, en ocasiones han mantenido relaciones durante
largo tiempo, y no es raro que continúen la relación después de que han
sido descubiertos.
1 Weinberg, Kirson. Conducta Incestuosa. Editorial Constancia. México, 1958.
Es también un delito (igual que el incesto) en el que la víctima
excepcionalmente denuncia, se trata por lo general de los padres o algún
pariente cercano.
Estudiamos 49 casos de estupro (en 1988), en que encontramos, por
parte de la víctima, una edad promedio de 15.71 años, en su ma¬yoría
estudiantes o dedicadas al hogar. El victimario es seis años mayor en
promedio, el 80% solteros.
En la mitad de los casos hay embarazo, sólo en 15% la denuncia
corrió por parte de la víctima. El 50% de los casos ocurrió en casa
habitación, y el 29% en hoteles.
XX.7. ATENCIÓN Y TRATAMIENTO
Los delitos sexuales son peculiarmente victimizantes, ya que dejan
serias secuelas psicológicas y sociales, producen importantes cambios de
personalidad, de conducta y de vida, y provocan una notable
sobrevictimización.
Por esto la víctima debe ser especialmente atendida y tratada, y
debe ponerse gran cuidado en la prevención, sobre todo en lo refe¬rente
a niños.
Una adecuada información es aconsejable para las víctimas
potenciales, aunque no sea suficiente, ya que deben ponerse todos los
medios a la mano para evitar este tipo de victimizaciones.
Ante todo, la víctima no debe sentirse rechazada, fenómeno peculiar
que no se presenta en otros delitos.
La sobrevictimización de la víctima principia al terminar la agre¬sión,
ya que tiene que decidir la conducta a seguir: si no denuncia, el hecho
queda impune, no se le hará justicia, y además se presenta la
probabilidad de que el agresor, al verse intocado, se vea tentado a
reincidir.
Si denuncia, la víctima queda expuesta al estigma social, ya que la
comunidad pensará que el ofendido provocó su victimización, que no es
totalmente inocente y que andaba buscando lo que le pasó; de esto se
salvan los niños pequeños, pero aún así quedan etiquetados.
Múltiples son los reportes de víctimas sexuales que son moles¬tadas
y abordadas con proposiciones deshonestas, en un fenómeno similar al
de las mujeres divorciadas.
Al denunciar, la víctima se expone a la curiosidad pública y a todas
las molestias del procedimiento penal.
Hay casos en que la víctima no está en condiciones de decidir (por
edad, salud, lesiones, etc.) y es llevada ante las autoridades, l°
que en ocasiones será más traumatizante que la agresión sexual misma:
desde los exámenes médicos desconsiderados, hasta los insolentes
interrogatorios de la policía, pasando por las entrevistas de reporte¬ros y
"periodistas".
Por esto debemos insistir en la necesidad de personal
especia¬lizado, de preferencia femenino, para este tipo de asistencia, así
como de instalaciones adecuadas para los exámenes y entrevistas.
Para evitar la sobrevictimización debe procurarse el mantener el
caso en la mayor privacidad posible, manteniéndolo lejos de la
cu¬riosidad y el morbo.
No es justificable para estos casos (y en ningún otro en que se
estigmatice a la víctima) salgan a la luz pública, y mucho menos en los
medios masivos de comunicación.
En gran cantidad de países se han establecido centros para la
atención, auxilio y tratamiento de víctimas de delitos sexuales,
princi¬palmente en los casos de violación. Estos centros han sido
formados tanto por la iniciativa privada como por la administración
pública.
Un punto que no debe olvidarse es la asistencia y (en ocasiones
tratamiento completo) a las víctimas indirectas, pues es común que los
padres, hermanos, esposo o novio de la víctima la repudien, no la
comprendan y la sobrevictimicen.
También es necesario contemplar el delicado problema de las
consecuencias posteriores, como enfermedades venéreas o embara¬zo.
No podemos olvidar el patético caso de la víctima que queda embarazada
como resultado de la violación y que, aunque la ley lo permita, las
instituciones de salud se niegan a realizar el legrado.
En México, a partir de enero de 1989, la Procuraduría de Jus¬ticia
del Distrito Federal inició un programa de Agencias Especiali¬zadas del
Ministerio Público para la atención de víctimas de delitos sexuales, en que
se cumplieran todos los requisitos señalados ante¬riormente, encargando
del proyecto a la Dra. María de la Luz Lima.
Efectivamente, se seleccionó y capacitó cuidadosamente al
per¬sonal, en su totalidad femenino, se construyeron módulos separados,
perfectamente equipados, y se inauguraron las tres primeras agencias en
abril, junio y septiembre.
Los resultados no se hicieron esperar, pues las denuncias subie¬ron, de
3.5 diarias en el año anterior a 7 por día, solamente en lo relacionado a
violación.
Además, se estableció una Supervisión de Servicios a la Comu¬nidad,
con una Dirección de Atención a Víctimas, que trabaja las 24 horas del día.
CAPÍTULO XXI
VICTIMOLOGIA Y DERECHO PENAL
XXI. 1. INTRODUCCIÓN
La Victimología, ciencia nueva y pujante, ha realizado aportacio¬nes
fundamentales para el desarrollo de las Ciencias Penales.
La Victimología misma se ha transformado, y de una ciencia
etiológica y muy unida a la Criminología tradicional, ha derivado a una
Victimología preocupada por los derechos de las víctimas, su atención y
auxilio y la prevención de la victimización.
Asimismo, sin desatender a la víctima común, ha volcado su interés
por las víctimas de actos que conllevan un abuso de poder.
En esta parte de la obra, nos ocupamos del tema de los dere¬chos
de las víctimas, principalmente de los Derechos Humanos, pues sentimos
que la atención de los especialistas se ha centrado en los derechos de los
delincuentes, olvidando en mucho los de las víc¬timas.
Parte de la exposición gira alrededor de la Declaración de la ONU
sobre los principios fundamentales de justicia relacionados a las víctimas,
documento que viene en mucho a fortificar, aclarar y ampliar
proposiciones que se venían haciendo, y que quizá pudieran parecer
ilógicas o irreales.
Nos referimos en estos cuatro capítulos al papel de la víctima en el
Derecho Penal y dentro del proceso penal, a la reparación del daño y,
muy especialmente, al nacimiento del Derecho_ Victimal.
XXI.2. LA VÍCTIMA Y LA LEY PENAL
Ya hemos mencionado las múltiples relaciones entre el Derecho
Penal y la Victimología.
Un primer aspecto que salta de inmediato a la vista, es la poca
atención que los juristas han prestado a la víctima.
En los tratados de Derecho Penal, en la parte general, se estudia a la
víctima, en cuanto "sujeto pasivo", en forma por demás super-flua; según
parece lo verdaderamente importante para la dogmática penal es la teoría
del delito, y dentro de ésta, ha tomado relevancia especial la teoría del
tipo.
Algunos autores consideran al sujeto pasivo como un simple
elemento del tipo, otros ni siquiera lo mencionan; en los tratados de parte
general escasamente lo encontramos, y va a ser en la parte especial, y en
algunos delitos, cuando se va a hacer referencia al mismo.
El Derecho Penal regula la conducta humana en un contexto social,
protegiendo bienes particularmente importantes para la con¬vivencia
social y para ello ataca determinadas conductas denominán¬dolas
"delitos".
La ley, al regular los delitos, pone particular énfasis en el rea¬lizador
de las conductas prohibidas y en la conducta misma, así como en el
resultado, es decir, las consecuencias que deberá sufrir el autor del delito.
La ley, por lo general, trata de eliminar a la víctima de la
par¬ticipación en el delito y de todo lo relacionado a éste; sin embargo,
cada vez va aceptando más su participación en el hecho delictivo.
En palabras de Hentig,479 "aunque la ley trate de excluir a la víctima
de la participación en el delito y de lo a él inherente, ha reconocido a
veces, titubeando y de mala gana, su implicación. Las leyes de los países
latinos han ido más lejos en este camino, proba¬blemente porque su
cólera está más próxima al punto de explosión".
Este fenómeno ha llevado a la dogmática penal a desatender el
problema; la dogmática debe aspirar, en cuanto ciencia, a construir
sistemas eficaces, de claridad lógica y simple en sus tipos,480 pero esto
no implica que deje de estudiar los nexos causales en las conductas, en
relación con la actividad (o pasividad) de la víctima.
Góppinger481 señala que: "La ciencia del Derecho afirma desde
hace tiempo la existencia de determinadas relaciones entre delin-
479 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 409.
480 Ibidem.
481 Góppinger, oj>. cit. (Criminología), p. 362.
cuentes y víctimas, si bien éstas, en la configuración normativa dt
Derecho Penal, sólo quedan reflejadas en algunas situaciones cons
deradas como particularmente apropiadas."
Es verdad que en la construcción de algunos tipos delictivos, 1
víctima desempeña un papel decisivo en la producción del hech ilícito,
pero en esto hay amplias variaciones según los diversos delitc y los
diferentes códigos.
En México, en el Código Penal vigente para el Distrito Peden (lo
mismo que para toda la República en Materia Federal), las di: posiciones
generales referentes a la víctima están contempladas en í Título Tercero
(aplicación de las sanciones), así, el artículo 52 di: pone:
ARTÍCULO 52.—El juez fijará las penas y medidas de segurida que
estime justas y procedentes dentro de los límites señalados par cada
delito, con base en la gravedad del ilícito y el grado de culpab lidad del
agente, teniendo en cuenta:
IV. La forma y grado de intervención del agente en la comisió del
delito, así como su calidad y la de la víctima u ofendido;
En forma inexplicable, en las reformas del 94 se quitó la obl gación
del juez de tomar conocimiento directo del sujeto y de 1 víctima.
Y el artículo 53 ordena que:
"No es imputable al acusado el aumento de gravedad provenient de
circunstancias particulares del ofendido, si las ignoraba, inculp; blemente,
al cometer el delito."
Esto quiere decir que, en principio, la víctima es tomada e¡
consideración solamente para medir la cantidad de pena aplicable
Kaiser,482 citando a Mannheim, opina que, puesto que el rol d la
víctima y su contribución al hecho tiene tan variado y múltipl peso, ya no
deben ser, en opinión actual, los intereses de la víctim y sus deseos de
reparación los que deciden por sí solos la respuest estatal frente al delito.
La contribución, a veces activa, de la víctima respecto al crimer
ilumina así la situación de culpabilidad y facilita un enjuiciamient justo.
Tiende además a la redistribución de las cargas tradicionale del
comportamiento social de riesgo.
Wolfgang483 nos hace ver que se pueden ver ciertos cambios ei la
filosofía penal: "A causa de la confluencia de la ética de la justici
482 Kaiser, Günter, op. dt. (Criminología), p. 95.
485 Wolfgang, Marvin. Conceptos Básicos en la Teoría Victimológica: Individualización i la Víctima.
ILANUD al día, Año IV, Núm. 10. San José, Costa Rica, 1981, p. 68.
y la acumulación de investigaciones empíricas sofisticadas sobre la falta
de eficacia de la rehabilitación, surgió una corriente neoclásica que centró
su atención no en el utilitarismo sino en la retribución,"
El modelo retributivo del merecido castigo fue resucitado para la
satisfacción profesional y para la orientación hacia valores de muchos
científicos, que se ocupan de ética o de las ciencias sociales.
Se hizo hincapié en que la severidad de la sanción debía basarse
sólo en la gravedad del delito. Ninguno de los atributos del delin¬cuente
(las necesidades de su personalidad, su estado mental, sus
antecedentes, su estado emocional) tiene importancia al llegar el
momento de establecer la sentencia.
La desindividualización del delincuente podría ser reemplazada por
la individualización de la víctima.
Debemos confesar que no nos hace mucha gracia un regreso a
posturas retribucionistas, insistimos en la importancia de la víctima, sin
que esto implique el olvido del delincuente; el retorno al retribucionismo
es un retroceso, el Derecho Penal debe aprovechar el ya largo camino
recorrido, y buscar nuevos panoramas que lo enriquezcan, uno de ellos
es el de la Victimolqgía.
XXI.3. EL SUJETO PASIVO
En la parte conducente señalamos que no puede equipararse el
sujeto pasivo del delito con la víctima, este concepto es notablemente
más amplio que el primero, y podría ser peligroso para el Derecho Penal
adoptarlo, principalmente porque podría hacer de protección pública todos
los bienes jurídicos, y sabemos que el Derecho Penal debe tutelar tan
sólo bienes de la más alta jerarquía y absolutamente necesarios para la
adecuada convivencia social.
Se han hecho varias distinciones desde el punto de vista jurídi¬co,
así Carnelutti marca la diferencia entre perjudicado, paciente y
ofendido.484
Perjudicado es la persona cuyo interés ha sido lesionado por el
delito, en tanto que paciente es el hombre que constituye la materia del
delito.
Por su parte, ofendido es el perjudicado en cuanto la ley
enco¬mienda a su juicio la disposición o el goce del bien agredido; en
palabras más simples, en cuanto depende de su juicio el desarrollo del
interés lesionado.
484 Carnelutti, Francesco. El Delito. Ediciones Jurídicas Europa-América. Buenos Aires, Argentina, 1952,
p. 70.
Una persona es ofendida por el delito en cuanto se le reconozcí el
poder jurídico sobre el bien que constituye la materia de él.
Para Nuvolone485 el sujeto pasivo en el crimen se identifica cor el
titular del interés lesionado; frecuente pero no necesariamente eí también
el objeto material de la acción criminal.
Zaffaroni, siguiendo a Bettiol, Mantovani y Betti, dice que, er cuanto
al sujeto pasivo, cabe consignar que es, en general, el titulai del bien
jurídico, pero puede darse el caso de que el sujeto pasivc se encuentre
indeterminado, lo que nada obsta a la tipicidad de delito, salvo que se
requieran en él determinadas calidades, pero a no darse su
individualización, no pueden ser probadas; ello obedece a que hay bienes
jurídicos que en ciertos momentos pueden hallarse sin sujeto, como
acontece con la herencia yacente, cuando el here dero no es
conocido.486
Ramos dice que el sujeto pasivo puede ser el hombre, uní persona
moral, una colectividad o el Estado, es decir, siempre ur ente capaz de
tener derechos a sufrir un ataque a los bienes jurídicos protegidos por la
ley, como la vida, honor, etcétera.487
Creus, por su parte, afirma que el sujeto incapaz puede sei sujeto
pasivo. También la persona por nacer. Las personas jurídica: caben
siempre como sujetos pasivos. Y el Estado es sujeto pasivc mediato de
todo delito, asimismo puede serlo inmediato.
Hay que distinguir entre el damnificado o perjudicado por e delito y el
sujeto pasivo.
El primero (damnificado o perjudicado) es la persona (indivi dual o
jurídica) a la cual el delito le produce un daño de caráctei civil, que debe
ser reparado. En ocasiones éste coincide con el sujete pasivo, pero en
ocasiones no ocurre.
No se puede pensar en un delito sin sujeto pasivo, pero sí se pue de
pensar en un delito que carezca de damnificado o perjudicado.481 Para
Núñez, son directamente damnificados por el delito su; víctimas, esto es,
los entes físicos o colectivos sobre cuyas personas cosas o derechos
recae directamente el delito (daño material), o cuyz seguridad personal o
goce de los bienes o afecciones legítimas, e delito ataca directamente
(daño moral).489
«5 Nuvolone, op. cit.
486 Zaffaroni, Eugene Raúl. Op. cit. (Tratado). Parte General. Tomo III, p. 283.
487 Ramos, Juan. Curso de Derecha Penal. Biblioteca Jurídica Argentina. Buenos Aires Argentina, 1938, p.
57.
488 Creus, Carlos. Sinopsis de Derecho Penal. Parte General. Zeus Editora. Rosario Argentina, 1977, p. 56.
489 Núñez, Ricardo. Delito Penal Argentino. Tomo II. Bibliográfica Omeba. Bueno: Aires, Argentina,
1965, pp. 563-565.
Vázquez Sánchez nos dice que "cabe pues concluir, recapitulando lo
señalado por la doctrina, que ofendido es toda persona a la que resulta un
perjuicio económico o moral con motivo de la comisión de un delito, lo que
fundamenta su derecho al pago de la reparación del daño.
"El ofendido en el delito no se identifica entonces, sólo con el sujeto
pasivo del delito, sino que adquiere una connotación mayor si se
considera que no siempre es la víctima la que sufre el daño, sino además
sus causahabientes o derechohabientes. De donde todo ofen¬dido no es
necesariamente la víctima, y sí, la víctima resulta siempre ser ofendido,
de no agotarse materialmente con el delito; siendo siempre víctima y
ofendido a la vez."490
Para los efectos de esta obra, nosotros consideramos que tanto el
sujeto pasivo como el ofendido, damnificado o perjudicado son víctimas
del delito.
, - Por víctima del delito, entendemos toda persona física o moral que
sufre un daño por causa de una conducta antijurídica, típica y culpable.
Sujeto pasivo es el titular del bien jurídicamente protegido.
Ofendido será aquel que sufra un perjuicio por la comisión del delito,
pero que no lograría que el daño le sea reparado, aunque no tuviese
mayor culpa ni participación en el ilícito.
Por ejemplo, en un homicidio, el asesinado es el sujeto pasivo, su
familia pasa a formar parte de los ofendidos, en tanto que la familia del
delincuente será la damnificada.
Con excepción del homicidio (por imposibilidad natural) el sujeto
pasivo es siempre ofendido, aunque no todo ofendido es sujeto pasivo.
XXI.4. DOLO Y CULPA DE LA VÍCTIMA
Los delitos pueden ser dolosos, culposos o preterintencionales; esta
clasificación se ha estructurado tomando en consideración la
intencionalidad del autor de los hechos.
Así, obra con dolo el que, conociendo los elementos del hecho típico
o previniendo los resultados de su acción, quiere o acepta el resultado
prohibido por la ley (art. 9 C.P.F. y C.P.D.F.).
La víctima en el delito doloso ha sido estudiada en algunos
sen¬tidos, principalmente en lo referente a provocación y consentimiento.
490 Vázquez Sánchez, Rogelio. El Ofendido en el Delito y la Reparación del Daño. Tesis Doctoral.
UNAM, México, 1980, p. 13.
Efectivamente, la víctima puede desencadenar la acción delictuos
de dos maneras: por provocación o por petición.
En la petición existe consentimiento de la víctima, quien solicifc la
comisión de la acción dañina en su propio perjuicio; en conse cuencia,
hay una coincidencia entre los sujetos de la pareja penal En el caso de la
provocación, al contrario, hay desarmonía, y la víc tima resulta tal, por
haber ejercido previamente una acción contrari; a los intereses de la otra
parte, la cual reaccionando para conserva: sus derechos atacados, o bien
para ejercer una represalia, comete e acto considerado infracción.491
La víctima en los delitos culposos, es decir en aquellos que sor
producidos por la imprudencia o impericia del agente, es un tem; poco
explorado por la doctrina penal, que ha dedicado sus esfuerzo a la
intencionalidad del sujeto activo.
Para el Derecho Mexicano, obra culposamente el que produa el
resultado típico, que no previo siendo previsible o previo confiad( en que
no se produciría, en virtud de la violación a un deber d< cuidado, que
debía y podía observar según las circunstancias y con diciones
personales (art. 9a).
Como podemos observar aquí la víctima es más sujeto "pasivo que
nunca.
Utilizando una clasificación ya citada, veremos que la víctima ei el
delito de imprudencia puede haber tenido una gran participación una
participación mediana o una pequeña participación. Puede darsi el caso
también que no haya tenido participación (el sujeto que esfc en su casa
cuando un vehículo automotor conducido imprudente mente penetra en
ella y lo mata), o que su participación sea total (e sujeto que cruza una vía
de alta velocidad restringida a los peatones)
"En numerosos homicidios y lesiones culposas resulta ya cas
imposible distinguir al autor y a la víctima, y determinar la medid; de su
culpabilidad; en ella interviene el azar, como la tercera foi ma de energía,
favoreciendo o perjudicando, unas veces al autor otras a la víctima." 492
Como podemos deducir de lo anterior, los delitos puedei clasificarse
también en dolosos, culposos y aún preterintencionale desde el punto de
vista de la intencionalidad de la víctima.
Serían dolosos aquellos en que la víctima desea, pide y acept que se
realice en su contra el hecho típico.
491 Sosa Chacín, Jorge. La Victimología y el Derecho Penal. Anuario
del Instituto d Ciencias Penales y Criminológicas. Núm. 2. Universidad
Central de Venezuela, Venezuel: 1968, p. 207.
<92 Hentig, op. cit. (El Delito), p. 412.
Serían culposos aquellos en que la víctima ha incumplido un deber
de cuidado y ha sido imprudente.
Serían preterintencionales aquellos en que la víctima acepta el
resultado típico de determinado hecho, pero recibe un mal mayor del
esperado.
Se entiende que esta clasificación se maneja independientemente de
la intencionalidad del autor.
Comprendemos que esta posición acarrea una serie de proble¬mas
realmente apasionantes, principiando por el número de combi¬naciones
que pueden darse entre el autor y la víctima, y que esquematizamos en el
siguiente cuadro, donde D = dolo, C = culpa, P = preterintencionalidad y O
= cero (no hay ninguno de los 3).
CUADRO NQ 41
COMBINACIÓN VICTIMA - AUTOR
(DOLO - CULPA)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
Víctima DCPDCPDCP D.CPOOOO
Autor DCPCPDPDC O OODCPO
Demos algunos ejemplos simples:
1. Víctima (V) y autor (A) actúan con Dolo (D): duelo, ambos llevan el
ánimo de matar o de ser muertos. Eutanasia, uno quiere matar y el otro
ser muerto.
2. V y A actúan con Culpa (C): uno maneja un vehículo con exceso
de velocidad y el otro se atraviesa por lugar prohibido.
3. V y A actúan con Preterintención (P): la mujer desea abortar, el
médico manipula para que aborte pero, imperito, mata.
4. V - D, A - C. La víctima desea suicidarse y se atraviesa a un
vehículo cuyo conductor viene manejando imprudentemente.
5. V - C, A - P. La víctima se atraviesa imprudentemente, el autor
desea sólo lesionar y mata.
6. V - P, A - D. La víctima desea ser lesionada para chantajear al
marido, pero éste tiene el animus necandi y mata.
7. V - D, A - P. El paciente quiere morir, el autor sin deseos de matar
lo golpea para desmayarlo y que cese el dolor, pero mata.
8. V - C, A - D. El autor aprovecha la imprudencia de la víctima para
eliminarla.
9. V - P, A - C. La víctima se atraviesa a un automóvil conducido
imprudentemente para recibir lesiones y cobrar un seguro, pero muere.
Hay que continuar esta lucha; la víctima debe tener, al meno: los
mismos derechos que el victimario, y es una batalla en la qu todos
estamos involucrados, pues nuestras probabilidades de ser vú timas son
mucho mayores que las de ser criminales.
XXII.6. LA LEY DE JUSTICIA PARA VÍCTIMAS
Comentamos la necesidad de una ley que concentre los den chos
que para las víctimas consagra la Constitución.
En varios Estados de la República hay ya leyes específicas que s
ocupan de la materia, así Chiapas, Durango, Estado de México, Puebl;
San Luis Potosí, Sinaloa y Sonora.
En 1995, en su carácter de Diputada Federal, María de la Lu Lima
presentó ante la H. Cámara Legislativa, apoyada por varios dipt tados y
senadores, una iniciativa de "Ley de Justicia para las Víctims del Delito en
el Distrito Federal".
Gracias al impulso de esta iniciativa, fueron incluidos diversc
aspectos en la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justici del
Distrito Federal, que ha creado una Subprocuraduría de atenció a
víctimas, retomando varias de las funciones descritas, lo que h dado un
gran avance al tema.
En el Anexo No. 3, presentamos una versión actualizada d<
documento en cuestión; hagamos una muy breve crónica:
La iniciativa pretende desarrollar las garantías constitucionak y
ofrecer el marco jurídico para su adecuado desenvolvimiento, co las
características siguientes:
Ofrece un concepto muy amplio de "víctima", rebasando e mucho el
de simple ofendido.
Plantea un sistema de justicia y no de apoyo, auxilio o caridac
Privilegia la justicia restitutoria sobre la vindicativa.
Reconoce el deber del Estado a la reparación del daño en cié tos
casos.
Propone la creación de un fideicomiso para la administració de
fondos que permitan el auxilio inmediato a ciertas víctimas co
necesidades urgentes, y el crecimiento y consolidación del sistema. La
sociedad civil se ve representada en un Consejo Técnico que permite la
participación ciudadana.
CAPÍTULO XXIII
VICTIMOLOGÍA Y PROCESO PENAL
XXIII. 1. INTRODUCCIÓN
En los capítulos anteriores hemos estudiado a la víctima y su
posición dentro del Derecho Penal y del nuevo Derecho Victimal.
Ahora nos ocuparemos de algunos aspectos de la participación de la
víctima en el proceso penal.
La reacción penal es la forma más grave de reacción social, y se
debe reservar para aquellos casos en que la colectividad se ve
seria¬mente afectada.
La reacción social depende, entre otras variables, de la calidad de la
víctima.
Es conocido, dentro de la reacción penal, que el derecho con¬sidera
una pena mayor o menor, según el delito, para los casos en que la
víctima es un familiar del delincuente, o tiene determinada relación con el
mismo.
En los estudios de reacción social no puede olvidarse el fenó¬meno
victimal. La comunidad reacciona de diversas maneras ante conductas
antisociales similares, de acuerdo a las características de la víctima.
Así, frente a la violación sexual, se reacciona diferente si la víctima
es una niña que si es una mujer adulta o una anciana, si es casada o
soltera, si es honesta o prostituta, si hay o no parentesco, si era conocida
por el agresor o fue elegida al azar.
En el homicidio, se reaccionará diferente si el muerto era ui famoso
artista, un destacado industrial, un poderoso político, o s por el contrario
se trataba de un modesto obrero, de un humildi campesino, o de un
vagabundo o limosnero.
Y frente al robo, la reacción variará si la víctima es person; moral o
física, y dentro de éstas, no es lo mismo si se roba una grai tienda de
autoservicio, una paraestatal o una iglesia, y cambiará si 1: víctima física
es un millonario o un pobre diablo que apenas tieni para comer.
Por lo anterior podemos ver que las víctimas tienen un "pes<
específico:" que opera directamente en la intensidad y calidad de 1;
reacción, y que ese "peso" es diferente según el grupo que reacciona
XXIII.2. LA VÍCTIMA COMO AGENTE INFORMAL DEL CONTROL DEL DELITO
La víctima puede ejercer una influencia determinante sobre e inicio
del proceso penal, sobre su desarrollo y sobre el resultado fina del mismo.
En primer lugar, es primordial el papel de la víctima al denun ciar el
delito, pues si no hay queja, en los casos de querella necesaria la
autoridad no puede proceder, a pesar de haberse enterado de lo hechos.
En los casos de delitos que se persiguen de oficio, el papel di la
víctima o de otros denunciantes es fundamental, pues la grai mayoría de
las investigaciones policiacas se inician gracias a un avis< de la
ciudadanía.
Es muy raro el caso en que la policía actúa de motu propio, po lo
general esto se debe al exceso de trabajo, en las grandes ciudade
apenas logra atender las llamadas más importantes.
Al realizar la denuncia, se sufren una serie de contratiempo que, en
una buena cantidad de casos, ahuyentan a la víctima; po ejemplo el
tiempo perdido, o los requisitos burocráticos, en ocasic nes totalmente
absurdos (testigos de pre-existencia y falta posterioi notas, facturas,
copias fotostáticas, etcétera).
Por esto la víctima es un importante agente informal del contro del
crimen, no solamente en su decisión de denunciar, sino en si persistencia
para lograr que la denuncia siga su curso.
Veamos algo de la realidad para México, presentando en ui cuadro
los porcentajes de las investigaciones de Xalapa, INACIPE CONSEGU:
Resumiendo: de por sí siendo tan bajo el número de víctimas que
denunciaron (22.24% para Xalapa, 16.9% Distrito Federal, 22% zona
conurbada, y 26.5% en la última investigación), no llega a la mitad los que
denunciarían nuevamente.
Entre las causas por las que no se denunciaría, encontramos
básicamente tres, y muy principalmente la desconfianza a la autori¬dad
(59%).
El temor a la venganza (indudablemente unido a la falta de fe en la
autoridad), ocupa el segundo lugar (31%), es decir, que una de cada tres
víctimas queda además atemorizada frente al criminal.
Es de notarse que un 5.6% prefiere todavía el tomarse la revan¬cha
por propia mano. Aquí es donde principian las cadenas de ven¬ganza, tan
conocidas en los pueblos latinos, y que tanto mal han hecho en la historia
de la criminalidad.
"> Ahora bien, surge la inquietud de saber por qué algunas
perso¬nas sí denuncian, pues puede ser más un deseo de venganza que
de justicia, o el temor de que el objeto del delito (básicamente en robo:
automóvil, armas, etc.), sea utilizado para cometer un nuevo delito.
También es necesario conocer los resultados de las campañas para
aumentar las denuncias, como premios o recompensas o ayuda
económica a las víctimas, seguridad en el anonimato, etc., así como ^,el
apoyo y cohesión de la comunidad.
En nuestra investigación, entre personas victimizadas que volve¬rían
a denunciar encontramos:
528 Cfr. Pellegrino, Laercio. The Defendant who is Made a Victim. III Symposium. A mania, 1979.
520 Moran, Richard y Ziedman, Stephen. Compensation lo the not Guilty. I Symposiu Israel, 1973.
Crf. Berinstain, op. át. (Proyecto), p. 111. Cfr. Zaffaroni, op. át. (Sistemas), p. 96.
537 Zaffaroni, Raúl (Coordinador). Sistemas Penales y Derechos Humanos en América Latina. Instituto
Interamericano de Derechos Humanos. Editorial Depalma. Argentina, 1986, p. 96.
El resarcimiento debe ser sanción penal en los casos en que el
interés público y la paz social así lo reclamen. Por lo general a la víctima
lo que le importa es que sus daños sean reparados.
Se debe fomentar por todos los medios el resarcimiento: dando las
oportunidades al reo de tener un trabajo decoroso, condicionan¬do la
obtención de beneficios a los condenados a una efectiva repa¬ración del
daño (al menos en la medida de sus posibilidades), pre¬viendo la
extinción o suspensión de la acción penal para casos de reparación
espontánea (no en delitos violentos o graves).
Así, en Bélgica el resarcimiento puede ser una condición para un
procedimiento sin juicio; en Austria, el arrepentimiento activo manifestado
por la reparación a la víctima antes del procedimiento, puede tener como
consecuencia una excepción de pena para ciertas infracciones.
En otros sistemas la reparación puede ser una de las condicio¬nes
para la probation u otras formas de libertad condicional, o puede tener
influencia para que el juez elija la sanción.
Se debe tener especial cuidado en dejar abierta a la víctima la
posibilidad de ejercer la acción por vía civil, acción personal que nace del
daño actual y directo, consecuencia de una infracción.
Hay diversos sistemas jurídicos: puede tener el ofendido acción
persecutoria (penal) y reparadora (civil), puede escoger entre una de las
dos, puede ejercer ambas simultáneamente (por sí o conjunta¬mente con
un órgano del Estado), puede utilizar solamente la civil, pues la
persecutoria es monopolio del Estado.
No parece conveniente que sea sólo el juez penal el que se ocupe de
la reparación, ya que en la práctica civil las posibilidades de una
satisfacción más amplia son mayores. Dejar la reparación en manos de la
justicia civil tampoco es aconsejable, pues ésta es más tardada, y las
víctimas con pocos recursos se verían en desventaja. Por lo tanto, lo ideal
es la doble posibilidad, en que el ofendido pueda acudir a la justicia civil
para obtener lo que no le dio la senten¬cia penal, que por lo general
contempla sólo daños y no perjuicios. Ahora bien, no debe cerrarse el
panorama a las dos vías tradi¬cionales, sino ampliarse a otras
posibilidades, como los tribunales administrativos para casos de personas
morales que hayan producido serios daños, contra las que no se puede
proceder penalmente, y civilmente se pelea en gran desventaja.
El arbitraje, los amigables componedores, el aseguramiento del
pago, la transacción extrajudicial y otras formas de arreglo deben ser
contempladas en beneficio de la víctima y aun del victimario, que puede
ahorrarse el problema de un juicio penal.
Finalmente, anotamos que la relación entre víctima y victimario no
puede constituir una base para negar al ofendido la reparación; sin
embargo, en los casos en que la víctima participó en los hechos, con gran
imprudencia, o conscientemente, o aún provocando, la compensación
pudiera reducirse o aún negarse.
XXIV.5. INDEMNIZACIÓN A CARGO DEL ESTADO
Si no hay discusión respecto a la compensación a la víctima, si hay
discrepancia respecto a si la reparación debe quedar exclusiva mente a
cargo del infractor o si es el Estado el que debe pagar er forma parcial o
supletoria
Argumentos en pro y en contra se han esgrimido, como veré mos a
continuación:
Los sistemas de indemnización a cargo del Estado pueden jus
tificarse por:
A) El Estado del mismo modo que se ocupa de los sectores de la
población en condiciones desventajosas: (inválidos, personas sin tra bajo,
ancianos, etc.) es pertinente que extienda su acción en bene ficio de las
víctimas de actos delictivos.
B) El Estado tiene la obligación de indemnizar a las víctimas d< actos
criminales, ya que no es capaz de proteger a la colectividac de la
criminalidad, no obstante que ésta paga los servicios de policía tribunales,
cárceles, etc.
C) La aportación de una ayuda financiera hacia las víctimas d< actos
criminales, facilitará su colaboración respecto al sistema de jus ticia
criminal. Se trata de estimular a la víctima en una doble vía a) que
denuncie el delito, asista y participe en el proceso y b) que contribuya con
la policía en la detección y prevención de la crimi nalidad.
D) El estado de insolvencia económica en que se encuentran 1;
mayor parte de los delincuentes, sea porque son condenados a larga
penas de prisión o porque carecen de posibilidades económicas ello o sus
familiares para pagar los delitos causados a sus víctimas.
E) La policía no llega a detectar la tasa real de crímenes, ; múltiples
delincuentes escapan a la acción de la justicia, dejando ; la víctima sin
ningún recurso o protección.
F) Los sistemas de indemnización a cargo del Estado son ui
argumento sobre el plan político. Puede ser ventajoso en el momen
to electoral, atenúa las reacciones en contra de las reformas
peniten¬ciarias, etcétera.
Efectivamente, se ha hecho consciente la responsabilidad social
hacia la víctima, y la obligación común de reparar el daño sufrido, así
como de auxiliar y asistir al ofendido; la obligación del Estado no puede
terminar en proteger a través de un Código Penal diversos bienes
jurídicos, ni siquiera se agota persiguiendo y castigando al responsable
de su violación, es necesario reparar los daños causados por la conducta
antisocial.
Al tomar el Estado bajo su responsabilidad la seguridad ciuda¬dana,
toma también la obligación de reparar sus fallas, atendiendo a las
víctimas en la misma forma que a otros minusválidos, deber que se
fundamenta también en los impuestos que los ciudadanos pagan al
Estado para su protección.
Entre los defectos que se han señalado a la indemnización es¬tatal
se señalan:
A) La criminalidad puede sufrir un incremento si las víctimas son
indemnizadas (víctimas fraudulentas, mayor liberalidad del cri¬minal si sabe
que la víctima no sufrirá menoscabo).
B) Se considera injusto que las víctimas de actos criminales po¬sean
un privilegio sobre otras víctimas (guerras, accidentes, catástro¬fes
naturales).
C) La implantación de un sistema de indemnización a las vícti¬mas de
actos criminales, traería consigo una elevada carga económica a los
contribuyentes.
Habría un aumento de gastos, la distracción de recursos que son tan
necesarios en otros campos, la creación de una burocracia encargada de la
operación, e indudablemente el nacimiento de una criminalidad similar a la
que defrauda a las compañías de seguros, pero éstas son consecuencias
naturales de toda actividad estatal.
En las reuniones internacionales se ha debatido el problema
ampliamente; sin mencionar los symposia de Victimología (que merece
mención aparte), demos como ejemplos:
El XI Congreso Internacional de Derecho Penal, celebrado en
Budapest, Hungría, en septiembre de 1974, dedicó su sección III al tema de
la compensación a la víctima con fondos públicos, con conclusiones
interesantes como que la obligación del Estado queda limitada a delitos
contra la vida e integridad personal o patrimoniales excepcionalmente
graves; la reparación es un derecho y no un acto ex gratia; las
características deben ser fijadas por las legislaciones nacionales; el
beneficio debe ser para todo sujeto que esté en el territorio nacional.
En la reunión de Bellagio (1975) se propusieron unas reglas gen
rales para simplificar los procedimientos y la apelación a la decisiói
La resolución de los Ministros del Consejo de Europa, aprobac el 14
de marzo de 1975 es fundamental, pues se trata de un doc mentos corto
(19 artículos) y claro, que se ocupa del resarcimienl de los daños en caso
de lesiones personales y muerte, dando a víctima el derecho al
resarcimiento "es decir, que debe ser pues nuevamente en una situación
lo más idéntica posible a aquella qv sería la suya si no hubiese ocurrido el
hecho". En un reporte final,' se consigna que el Estado debe contribuir a
la indemnización, s< dentro del cuadro de la seguridad social o por la
institución de u régimen específico.
Como podemos ver, la opinión mayoritaria se ha cargado hac la
obligación del Estado a indemnizar a las víctimas; la Declarado de la ONU
en su artículo 12 dispone:
ARTÍCULO 12.—Cuando no sea suficiente la indemnización pr
cedente del delincuente o de otras fuentes, los Estados procuran
indemnizar financieramente:
a) A las víctimas de delitos que hayan sufrido importantes lesi nes
corporales o menoscabo de su salud física o mental como cons cuencia
de delitos graves.
b) A la familia, en particular a las personas a cargo de las víctim que
hayan muerto o hayan quedado física o mentalmente incapacit das como
consecuencia de la victimización.
Este artículo resume en mucho todas las conclusiones anteri res; es
lógico que una declaración de principios fundamentales ¡ limite a las
víctimas de delitos graves y que sufran lesiones físicas mentales de
importancia.
La Declaración se preocupa también por los fondos para pod<
atender a las víctimas, así, el artículo 13 dice:
ARTÍCULO 13.—Se fomentará el establecimiento, el reforzamien y la
ampliación de fondos nacionales para indemnizar a las víctimí Cuando
proceda, también podrán establecerse otros fondos con e propósito,
incluidos los casos en que el Estado de nacionalidad de víctima no esté
en condiciones de indemnizarla por el daño sufrid
Finalmente, mencionamos que la Declaración contempla en ; artículo
11 el caso de servidores públicos que afectan a ciudadan< al violar la ley
a título oficial o semioficial.
M0 Conseil del'Europe. Doc. DPC/CEPC XXIX. Repport final d'activités sur le dédomn geineat des
victimes d'actes criminéis. Strasbourg, 1977.
ARTÍCULO 11.—Cuando funcionarios públicos u otros agentes que
actúen a título oficial o cuasioficial hayan violado la legislación penal
nacional, las víctimas serán resarcidas por el Estado cuyos funcionarios o
agentes hayan sido responsables de los daños causados. En los casos
en que ya no exista el gobierno bajo cuya autoridad se produjo la acción u
omisión victimizadora, el Estado o gobierno sucesor deberá proveer al
resarcimiento de las víctimas.
XXIV.6. INDEMNIZACIÓN ESTATAL: EJEMPLOS
A continuación daremos algunos ejemplos de gobiernos que han
impuesto ya la indemnización a cargo del Estado.
Francia (1951), Bélgica (1956) e Italia (1969) tenían ya un sis¬tema
de compensación por parte del Estado en los casos de lesiones causadas
por hechos de tránsito, cuando el autor sea desconocido o insolvente (sin
seguro).
La Ley Francesa del 31 de diciembre de 1951 instituyó, bajo la
denominación de fondo de garantía, un órgano dotado de persona¬lidad
civil, cuyo fin es pagar los perjuicios debidos a las víctimas o a sus
representantes, en el caso en que el responsable de un daño corporal,
causado por vehículo motorizado, sea desconocido o se manifieste total o
parcialmente como insolvente.
En Italia, la ley que reglamentaba el seguro obligatorio para la
responsabilidad derivada del manejo de vehículos de motor estable¬ció
un "fondo de garantía para las víctimas de la calle" (Ley 990).
Bélgica formó en 1956 un fondo común para reparar los daños de
lesiones corporales causadas por vehículos automotores que no tuvieran
seguro, que hubieran sido robados o que no hubiesen sido identificados.
En 1963 se estableció en Nueva Zelandia, la indemnización a cargo
del gobierno, y fue vista como formando parte de las medidas lógicas que
debe tomar todo Estado benefactor. Se establecieron sistemas
independientes de compensación, administrados por tribu¬nales
especialmente constituidos.541
Se cubren los gastos por lesiones o muerte (a la familia), pérdidas
pecuniarias, incapacidad parcial y "dolor y sufrimiento" de la víctima.
En 1964 se estableció en Inglaterra, restringido a las víctimas de
crímenes de violencia.542 Sus características básicas son: un mínimo y
M1 Waller, Louis. Compensating the Victims of Críme in Australia and New Zeiand. I Sympo-sium. Israel,
1975.
542 Williams, Donald Brian. Compensating Victims ofViolence: Another Look ai the Scheme. I
Symposium. Israel, 1973.
un máximo en el momento de la reparación, no se aplica si la par penal
son parientes, es administrado por un tribunal especial, solicitud debe
presentarse dentro del año de sufridos los daños y considerado hasta
cierto punto "informal". El sistema ha sido critica por reducido, complejo y
confuso, por no dar pagos de emergen y porque no se considera la
reparación propiamente un derecho
En Estados Unidos de Norteamérica se desarrolló a partir de lí en
California, siguiendo Nueva York (1966), Hawai (1967), Ma: chusetts
(1967), Maryland (1968), Nevada (1969), Nueva Jersey (197 En 1984 el
Congreso aprobó "The victim's of crime actum", dedic do una fuerte
cantidad al programa. Para 1986, 44 Estados y el Disti de Columbia
tenían ya implantada la indemnización por parte Estado.
Las características son muy variables de un Estado a otro, er década
de los 70 el costo nacional del programa fue de entre 14 260 millones de
dólares anuales; en 1974 nada más en gastos rm eos para 76,696
víctimas fue de 22.5 millones de dólares.544
En Canadá se desarrolló a partir de 1967, en 8 provine: Se excluye la
victimización intrafamiliar, los hechos de tránsito y delitos patrimoniales.
Además de los daños causados, se pagan las medicinas, próte
abogados y parto y mantenimiento del niño producto de una violador
El sistema Austríaco fue establecido en 1972, cubriendo dai
corporales o alteraciones de la salud y muerte de la víctima que d
desamparada a la familia, siempre que sean causados por una acc
punible y deliberada.546
En Italia, la Ley 354 de 1975 estatuye la "Caja para el soco y la
asistencia a las víctimas del delito", con la particularidad de c queda en el
contexto del ordenamiento penitenciario, y está situ; en la Dirección
General para los Institutos de Prevención y de Peni
Los fondos de la Caja son destinados a socorrer y asistir a víctimas
que por causa de un delito se encuentran en condiciones comprobada
necesidad.
En Bélgica, a partir de 1985 se constituyó un fondo, alimentí por los
condenados, para las víctimas que han sufrido daños corpora-
543 Hasson, Uzi y Sebba, Leslie. Compensation for Victims of Crime: A comparative ana I Symposium.
Israel, 1973.
r"" Harland, Alan T. Compensating Críme Victims, en: The Evolution of Criminal Jus SAGE. USA, 1978,
pp. 58 y ss.
545 Vázquez, Angela, op. cit., p. 35.
546 Doleisch, Wolfgang. Compensation of Victims. I Symposium. Israel, 1973. M7 Ramírez González, R.
op. cit., p. 57.
les graves o menoscabo a la salud como resultado de actos
inten¬cionales de violencia.548
En casos de urgencia se da una ayuda provisional; la
indemni¬zación alcanza a los dependientes de la víctima (alimentos), y se
toma en cuenta la situación económica del reclamante, su participa¬ción
en los hechos y su relación con el victimario.
Dinamarca ha adoptado el sistema (1973) al igual que Francia
(1977).
Han establecido también el procedimiento: Finlandia, Holanda,
Luxemburgo, Japón, Noruega, la entonces R.F.A. y Suecia.
México puede considerarse un país pionero en este terreno, ya que
el 20 de agosto de 1969 se aprobó la ley sobre auxilio a las víctimas del
delito del Estado de México, que ordena la formación de un fondo para
asistir a víctimas de delitos que carecen de recursos propios para
subvenir a sus necesidades inmediatas, cuando no les sea posible
obtener en forma lícita y adecuada auxilio de otra parte (ver infra).
Es interesante conocer la experiencia de países africanos: Nkpa, de
la Universidad de Nigeria nos relata cómo la sociedad Igbo tenía sistemas
de compensación, tanto si era afectado el individuo como si era lesionada
la comunidad. Al imponerse un código penal en la época colonial la
situación cambió, pues favorecía más el sistema de pena que los
beneficios a las víctimas. El Código fue derogado en 1960 y se está
regresando a sistemas anteriores.549
Borafia, de la Universidad de Tanzania, expone cómo se intentó el
sistema de seguros, así como el Sistema Inglés, fallando ambos, por lo
que se ha optado por regresar a los sistemas tradicionales en que la
gente salda sus propias disputas.550
Con esto podemos ver que no se trata simplemente de trans-plantar
sistemas extranjeros, sino de buscar soluciones propias.
XXIV.7. REPARACIÓN DEL DAÑO EN LA LEGISLACIÓN
MEXICANA
En el Código Penal de 1871, se ordenaba hacer un descuento del
25% al producto del trabajo de los reos para el pago de la
respon¬sabilidad civil (art. 85).
La responsabilidad era puramente civil, generando una acción
privada, y era renunciable y susceptible de someterse a convenios y
transacciones (arts. 301 y 308).
548 Screvens, op. til., p. 610.
549 Nkpa, Nivokocha, K. U. ThePractice of Restitution lo Victims ofCrime in a Traditional Society. II
Symposium. USA, 1976.
550 Borafia, Abdul W. M. Compensación lo Victims of Crime. II Symposium. USA, 1977.
El Código de 1929 cambia el sistema, al indicar que la reparació del
daño siempre formará parte integrante de las sanciones (art. 74
repitiéndose el concepto en el art. 291, y agregando que el respoi sable
tiene que hacer:
1. La restitución.
2. La restauración.
3. La indemnización.
El Código de 1931 (ahora Federal) siguió un concepto simila ha
sufrido una buena cantidad de reformas y actualmente las di posiciones
referentes a la reparación conforman el siguiente sisterr (igual en el
Código del Distrito Federal, a menos que se señale 1 contrario).
Continúa siendo una pena pública, como lo señala explícit mente el
primer párrafo del artículo 34:
La reparación del daño proveniente del delito que deba ser hect por
el delincuente tiene carácter de pena pública y se exigirá de o: ció por el
Ministerio Público. El ofendido o sus derechohabient podrán aportar al
Ministerio Público o al juez en su caso, los datos pruebas que tengan para
demostrar la procedencia y el monto c dicha reparación, en los términos
que prevenga el Código de Proc dimientos Penales.
En el Código del Distrito Federal, con una mejor técnica, : habla de
"La víctima, el ofendido, sus dependientes económicos sus
derechohabientes...." (art. 34)
Se ha agregado un párrafo, de manera que el incumplimiem por
parte de las autoridades de la obligación mencionada, será sa: cionado
con multa (34-40 días de salario mínimo al Juez y en caí del Ministerio
Público 3(Tá 50, art. 31 Bis).
Cuando la reparación deba exigirse a tercero, tendrá el carácti de
responsabilidad civil y se tramitará en forma de incidente, en 1< términos
que fija el Código de Procedimientos Penales correspo diente, ante el
juez que conoce la acción penal y antes de que : cierre la instrucción.
Si una persona se considera con derecho a la reparación d daño, y
no puede obtenerla del juez penal porque el Ministerio Public no ejerció la
acción, o porque hubo sobreseimiento o sentenc absolutoria, puede
recurrir a la vía civil.
El importe de la sanción pecuniaria se distribuye entre el Estac y la
parte ofendida; al primero se le aplica el importe de la multa, a la segunda
el de la reparación (art. 35).
En los casos en que no sea posible, por cualquier razón, exigirle al
ofensor el pago de la reparación, quedan obligados a hacerlo, según el
artículo 32:
I. Los ascendientes, por delitos de sus descendientes que se hallaren
bajo su patria potestad;
II. Los tutores y custodios, por los delitos de los incapacitados que se
hallen bajo su autoridad;
III. Los directores de internados o talleres, que reciban en su
establecimiento discípulos o aprendices menores de 16 años, por los delitos
que ejecuten éstos durante el tiempo que se hallen bajo el cuidado de
aquéllos;
IV. Los dueños, empresas o encargados de negociaciones o
esta¬blecimientos mercantiles de cualquier especie, por los delitos que
cometan sus obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, con
motivo y en el desempeño de su servicio;
V. Las sociedades o agrupaciones, por delitos de sus socios o gerentes
directores, en los mismos términos en que, conforme a las leyes, sean
responsables por las demás obligaciones que los segundos contraigan.
Se exceptúa de esta regla a la sociedad conyugal, pues, en todo caso,
cada cónyuge responderá con sus bienes propios por la repara¬ción del
daño que cause; y
VI. El Estado, solidariamente, por los delitos dolosos de sus ser¬vidores
públicos realizados con motivo del ejercicio de sus funciones, y
subsidiariamente cuando aquéllos fueren culposos (esta redacción data de
1994 y pasó igual al C.P.D.F.).
La obligación de pagar la sanción pecuniaria es preferentemente con
respecto a cualesquiera otras contraídas con posterioridad al delito, a
excepción de las referentes a alimentos y relaciones laborales (art. 33).
Si no se logra hacer efectivo todo el importe de la sanción pecuniaria,
se cubrirá de preferencia la reparación del daño, y en su caso, a prorrata
entre los ofendidos (art. 35).
Cuando varias personas intervienen en la comisión de un delito, la
deuda por la reparación del daño se considera como mancomu¬nada y
solidaria (art. 36).
Ahora bien, cuando no alcanza a cubrirse la responsabilidad pecuniaria
con los bienes del responsable o con el producto de su trabajo en la prisión,
el reo liberado seguirá sujeto a la obligación de pagar la parte que le falte
(art. 38).
La ley procura hasta donde sea posible que la víctima no quede sin
reparación, así, da facultades al juzgador para que, teniendo en cuenta el
monto del daño y la situación económica del obligado,
pueda fijar plazos para el pago de la reparación del daño, los c en su
conjunto no excederán de un año, pudiendo para ello exi garantía si lo
considera conveniente (art. 39).
La reparación es fijada por los jueces, según el daño que preciso
reparar, de acuerdo con las pruebas en el proceso (art. 2
En los casos de delitos culposos debería de existir garar mediante
seguro especial, pero esto ha quedado solamente en la pues el tan
necesario seguro obligatorio para vehículos automoto no ha podido
implantarse.
La reparación del daño fijada por los jueces debe comprenc (art. 30).
I. La restitución de la cosa obtenida por el delito; y si no fu posible, el
pago del precio de la misma;
II. La indemnización del daño material y moral causado, in< yendo el
pago de los tratamientos curativos que, como consecuen del delito, sean
necesarios para la recuperación de la salud de víctima;
III. El resarcimiento de los perjuicios ocasionados.
En el C.P.D.F. se agrega que, en los casos de delitos contra vida y la
integridad corporal, el monto no puede ser menor del c resulte en la
aplicación de la Ley Federal del Trabajo.
En 1991 se agregó un artículo 30 bis, que fija quiénes tier derecho a
la reparación del daño, en el siguiente orden: 1a El oí dido; 2a En caso de
fallecimiento del ofendido, el cónyuge supérs o el concubinario o
concubina, los hijos menores de edad; a falta éstos los demás
descendientes y ascendientes que dependieran e nómicamente de él al
momento del fallecimiento.
Las reformas al Código Penal han sido favorables, sin embar
estamos de acuerdo con Reyes Tayabas en que "la práctica judicial
revelado, a través de los cincuenta y dos años de vigencia de la le lación
de 1931, que la situación del ofendido aún no halla una adec da
protección dentro del proceso penal".551
XXIV.8. REPARACIÓN DEL DAÑO EN LA REALIDAD
En la práctica la situación no se presenta nada agradable: sólo el
6.49% de las personas que declararon ser víctimas fuei
551 Reyes Tayabas, Jorge. La Reparación del Daño en Procesos Penales. Necesidad de Nueva Estructura
Jurídica para que los Ofendidos Consigan Justicia Pronta y Expedita. Re Mexicana de Justicia. Núm. 4, Vol. I.
PGR, PGJDF, INACIPE. México, 1983, pp. 69
compensadas en alguna forma por sus daños, como podemos ver en el
Cuadro Na 49 (Xalapa).
XXV.l. INTRODUCCIÓN
El presente capítulo está dedicado a la clínica victimológica, es decir
al estudio individual y directo de la víctima de un delito.
La Victimología, tal como es tratada hoy día, es la ciencia qui¬se
encarga de estudiar a las víctimas, entendiendo por tal a lodo sujeto que
sufre por causa propia o ajena, o aún por accidente o (aso fortuito.
La Victimología criminológica se encargaría de una especie en
particular de víctimas: aquellas que padecen como consecuencia el< una
conducta delictuosa.
Tema fundamental de la Victimología moderna es el estudio y
tratamiento de la víctima, considerado actualmente como un derC" cho
del ofendido por una conducta criminal.
Utilizando el modelo clínico desarrollaremos el tema, ofrecien¬do
una explicación del esquema y de las características del personal que
debe intervenir, para continuar con el detalle de las técnicu utilizadas para
el examen del sujeto victimizado, y concluir con el diagnóstico, pronóstico
y tratamiento victímales.554
XXV.2. LA CLÍNICA
La palabra "clínica" viene del griego Kliné. Lecho. Es la parte de la
medicina que enseña a observar, diagnosticar, curar y pronosticar las
enfermedades a la cabecera de la cama de los pacientes.555
El modelo clínico es eminentemente médico, de aquí la termi-nología
y el sistema; fue tomado por la Criminología en un intento
SM Para conocer mejor el tema y ver cuestionarios, formatos, etc.,
es indispensable 1* lectura de: Lima Malvido, María de la Luz, ap. rít.
(Modulo de atención a Víctimas en México).
5M Quiroz Cuarón, Allomo. Criminología CUnita. Manual de Introducción a las Cien-cltw Penales.
Secretaría de Gobernación. México. H)7t>, p. 2'J'J.
de explicar al criminal individual, único, en su conducta especial,
irrepetible desde el punto de vista existencial.
Aunque con peculiaridades propias, la Victimología toma el modelo
clínico para intentar entender a la víctima, a su conducta y al fenómeno
victimal.
Se busca entonces formular un diagnóstico, proponer un pro¬nóstico
y ejecutar un tratamiento, cuando así lo requiera, a la víctima concreta de
una conducta antisocial.
La clínica victimal es, por lo tanto, una rama aplicada del
cono¬cimiento, en ella se retroalimenta la teoría victimológica, ya que
aporta la base teórica y recibe a cambio una valiosa cantidad de datos
que sirven para fortalecer y enriquecer el saber y para comprobar o
desechar hipótesis.
La clínica es entonces aplicación al caso concreto; identifica a la
víctima como un sujeto único, como un sujeto singular, con su propia
personalidad y problemática, diferente a las demás víctimas, con
necesidades y motivaciones peculiares, y que, por lo tanto debe ser
estudiado y tratado de forma individualizada.
Nada más lejano al concepto de sujeto pasivo del delito, concep¬to
frío e impersonal, que "cosifica" al individuo y lo lanza a un anonimato
jurídico.
El hecho de la victimización es analizado también como conduc¬ta
única, acontecida en un tiempo y lugar determinados, diferente aun en el
caso de repetirse con los mismos actores.
El trabajo clínico tiene que ser interdisciplinario, en parte por la
imposibilidad del victimólogo (en el caso de haberlo) de abarcar la
cantidad de conocimientos como para lograr hacer el estudio inte¬gral del
problema.
La necesidad de la interdisciplina se hace patente al observar la gran
diversidad de factores que intervienen en la producción del fenómeno
victimal.
Efectivamente, la combinación de lo biológico, lo psicológico y lo
social de la víctima, aunado a la variante "victimario", más los aspectos
históricos, físicos y de tiempo y lugar, nos ponen frente a un problema
nada fácil de resolver.
XXV.3. EL PERSONAL CLÍNICO '
Antes de mencionar las diferentes técnicas utilizables para estu¬diar
a la víctima, es necesario referirse al personal que debe desem¬peñar
esta misión.
Parece claro que no cualquier profesional tiene la vocación, las
aptitudes y la capacidad para enfrentarse al problema victimal.
No bastaría pues ser criminólogo, médico, psicólogo o sociólogo para
hacer clínica victimal.
Algunos autores han puesto en duda la utilidad de Intuí. u
victimólogos; los experimentos pilotos en la práctica nos han demos trado
lo contrario, por ejemplo en los casos concretos de asistem 1.1 a víctimas
de ataque sexual o de violencia intrafamiliar.
Se aconseja principiar por la selección; no tenemos rniiii.iilu aún el
perfil vocacional y profesional de quienes deben dedúaiie > la labor
victimológica, pero podemos proponer como caraetei iin cas: la vocación
de servicio, el saber escuchar, la paciencia, l.i c ap»i cidad para integrar
un equipo interdisciplinario y la tendencia .1 < mu prender más que a
juzgar.
Es indudable que, como regla general, debe ser personal lmi« niño el
que se ocupe de atender a víctimas mujeres, parece lulin mayor
comunicación, más confianza, menor temor anlr persona1» ilrl mismo
sexo que frente a sujetos del sexo opuesto; esto c» re l< vaitli sobre todo
en ciertos delitos (abuso de autoridad, sexuales, ni.iliMl" en el hogar,
etcétera).
Cuidado especial debe tenerse al seleccionar y capacita! tt hit
técnicos que se ocuparán de la atención de víctimas tneiioieN di edad;
tratándose de niños ha dado mejor resultado el personal h 111» niño que
el masculino; en adolescentes puede fuñe ionar Iw IV|MIK ción, para ser
atendido por personal del propio sexo.
Una vez seleccionado el personal debe capa< it.nic, Imitn ni »>l
aspecto victimológico teórico como en el práctico, luiurtniíl" • I il» sarrollo de
técnicas apropiadas para enfrentar el |>i<>l>lrmn {>• »• iHn
La preocupación es universal, así, Naciones liiiid«», ri> u Vil
Congreso de Prevención del Delito y Tratamiento <IH Delu» >n un (Milán,
1985) informa que: "Se destacó la m < r.sul. id de i,i|>iiii,n adecuadamente
al personal que se ocupaba de- las ví< tiin.is. • u \>.u licular en las primeras
etapas del contacto de la víciim.i con ION m j,; .un . oficiales. Varios países
informaron de que se prestaba iin.i alrm i.m cada vez mayor a la
capacitación de la policía, en pat ti< ulai cu lo <|m se refería a la violencia en
el hogar y a los delitos sexuales Muí li<> países se refirieron también a los
servicios médicos de cmcigriu i.< mejorados y especializados puestos a
disposición cíe las ví< tima-, También se hizo hincapié al respecto en el
papel de las organi/at in nrs voluntarias, así como en la importancia de los
esí'iu i /os de ayuda propia y de apoyo de la comunidad." 4Wi
En la Declaración sobre principios fundamentales de justicia relativos
a las víctimas, se consagró este principio al quedar consig¬nado en el
artículo 16:557 Se capacitará al personal de policía, de justicia, de salud,
de servicios sociales y demás personal interesado para informarlo de las
necesidades de las víctimas y proporcionarle directrices para garantizar la
ayuda apropiada y rápida.
Es pues una urgente necesidad la selección y capacitación del
personal encargado del quehacer victimológico.
XXV.4. EL EXAMEN DE LA VÍCTIMA
Es indudable que el modelo ideal para examinar a la víctima
particular es el clínico, esto parece no tener discusión. El problema se
plantea en las víctimas colectivas y en la conveniencia de estudiar a todas
las víctimas individuales.
López Rey se pregunta: ¿Puede tomarse en serio que, en todos los
casos delictivos, se proceda al examen psicológico y psiquiá¬trico de la
víctima a fin de determinar la coactuación de su per¬sonalidad? 558
Es lógico que la respuesta debe ser negativa: no es necesario en
todos los casos hacer el examen psicológico, como no sería necesario
hacer el examen médico ni el estudio socio-económico.
En los casos de víctimas colectivas es claro que la técnica a
desarrollar es diferente a la clínica; pensemos en fraude a los
con¬sumidores, contaminación del ambiente, adulteración de alimentos,
etc. En estos ejemplos sólo podrían atenderse clínicamente casos
individuales peculiarmente graves.
En las víctimas individuales no es necesario el examen en la mayoría
de los casos en que se trata de delitos en que no hay relación ni contacto
personal entre víctima y victimario; tal es el caso de los robos de poca
monta en que no hay violencia (carte¬ristas, retinteros, etc.), o aquellos
de víctima indeterminada (robo de automóvil).
Otro caso, éste de imposibilidad fáctica de aplicación clínica, es
aquel en el que la víctima no sobrevive al acto delictivo, como en el
homicidio, sin embargo, se han desarrollado técnicas de la llamada
"autopsia psicológica".
557 ONU, op. cit. (VII Congreso), op. cit.
558 López Rey y Arrojo, Manuel, op. cit., p. 144.
Aquí es evidente que el estudio de la víctima es necesario, pero se
hará con metodología diferente, reconstruyendo a base de datos
indirectos.
El problema de la obligatoriedad para la víctima de someterse a
exámenes es digna de mención, pues puede plantear objeciones jurídicas
y éticas importantes.
Podría pensarse que es del mayor interés del ofendido el qui¬se
haga justicia y le sea reparado el daño, pero en ocasiones prcíicic la
impunidad del ofensor a ser sometido a exámenes que considci.i
atentatorios a su intimidad, o que le hacen perder tiempo, o qnr considera
molestos o dolorosos.
Aquí debe intervenir el equipo técnico para convencer a hi vn tima de
la necesidad del estudio y persuadirla de que es poi su propio bien.
El obligar a la víctima a supeditarse a los estudios puede sci
violatorio de derechos y causa de sobrevictimización.
Sin embargo, queda la duda en situaciones de delitos muy j^i.i ves
en que es de interés público aclarar los hechos, y en que- l.i impunidad
del malhechor afectaría al bien común. v
XXV.5. LAS TÉCNICAS CLÍNICAS
Fundamentalmente, la clínica victimoíógica debe Utilizar lai ll*
guientes técnicas: y
A) Entrevista.
B) Examen médico.
C) Examen psicológico.
D) Encuesta social.
A continuación haremos algunas observaciones a cada una ríe <
HM.
A) La entrevista
La entrevista es un proceso de acción recíproca en el nú I el en-
Irevistador entabla un conocimiento personal y directo con <• !
entre¬vistado, para obtener información relevante.
La entrevista no es simplemente una conversación informal, sino que
se debe preparar, efectuar, redactar e interpretar.
a) Preparación. Recordar que s< nata de una entrevista de op¡
níón y de personalidad, en que se l>us< a conocer opiniones, .i< titudrs y
rasgos de personalidad,
b) Aplicación. Toda entrevista tiene un inicio, un desarrollo y un fin.
La forma de inicio es esencial, ya que se debe despertar la confianza
y establecer una relación.
En el desarrollo debe tenerse especial cuidado en que la víctima
entienda las preguntas, y dé una respuesta exacta.
El final debe hacerse con naturalidad, por lo general la víctima al
encontrar quién la escuche buscará explayarse, pues la entrevista cumple
una función catártica (de descarga de emoción).
c) Redacción. Procurar hacer el reporte de inmediato, lo más
apegado a las respuestas de la víctima y con las observaciones que se
consideren pertinentes.
d) Interpretación. Puede hacerse una interpretación provisional, en
espera de los resultados de los otros estudios para hacer la
inter¬pretación final.
B) El examen médico
En los delitos violentos, y en los que afectan al sujeto en su salud o
integridad personal, el primer profesional con el que tiene contac¬to la
víctima es por lo general el médico.
De aquí el especial cuidado en la selección y capacitación de estos
profesionales, que deben ser médicos forenses, y cuya respon¬sabilidad
es muy alta, pues pueden sobrevictimizar al ofendido si no lo tratan con el
debido tacto, rapidez y diligencia.
Además, el dictamen del forense es de relevante importancia, pues
de su opinión depende en mucho la tipificación del delito, la posibilidad de
un arreglo entre víctima y victimario, la probable reparación del daño,
etcétera.
Por ejemplo, es fundamental la primera opinión sobre si hay lesiones,
la gravedad de éstas, si hay desfloración, si ésta es reciente, si hay
embarazo, señales de aborto, intoxicación, grado de ésta, edad aparente
de la víctima, etcétera.
Al ser el primer técnico en tratar con el ofendido, el médico se
encuentra en una situación privilegiada para obtener información que
posteriormente será (consciente o inconscientemente) reprimi¬da por la
víctima.
C) El examen psicológico
Si no toda victimización causa daños físicos, la gran mayoría
produce daños psicológicos de mayor o menor magnitud, depen¬diendo
esto último de una gran diversidad de variables, principal¬mente las
características personales de la víctima (edad, personali¬dad, posición,
status, etc.) y la gravedad del delito.
La intervención del psicólogo puede tener de por sí un valor
terapéutico, pero esto no es regla, pues puede también producir una gran
tensión en la víctima, actualizando y reviviendo sus temores y
sentimientos de culpa.
Para su estudio, el psicólogo utiliza generalmente la entrevista
psicológica y aplica algunos test. Hay que tener cuidado de no eje cutar
más pruebas de las necesarias y procurar entretener solamente lo
indispensable al sujeto, a menos que sea tangible que se está
beneficiando al mismo. De todas formas, si el psicólogo no va a ser el que
se encargue del tratamiento, es preferible no iniciar una re¬lación de corte
terapéutico.
D) La encuesta social
Las trabajadoras sociales (hablamos en femenino pues por lo
general son mujeres) han demostrado su utilidad y eficacia en el campo
criminológico y ahora en el victimológico.
La entrevista social y el trabajo de campo son inapreciables paia la
clínica victimológica.
En varios planes piloto se está acostumbrando que sea la n.ih.i
jadora social la que recibe en primera instancia a la víctima,
básica¬mente para ponerla en contacto con la familia.
Se ha probado que el primer contacto con trabajo social rx menos
traumático para la víctima que si la primera relación <-s < mi policía o con
Ministerio Público.
El reporte de trabajo social debe darnos una idea clai.i de l.i posición
socio-económica de la víctima y sus necesidades de ,ii< n< ion inmediata
y mediata.
Un error común en el reporte social es la tendencia .1 h.icor
interpretaciones psicológicas o criminológicas, invadiendo <:mi|>o|, lo que
debe evitarse.
Finalmente, debemos aclarar que estas técnicas son las indispon»
sables para un buen dictamen victimológico, pero de ninguna m.mí» ra
son las únicas, pues el estudio puede enriquecerse al particip.u un mayor
número de especialistas, o al aumentar los medios de cono¬cimiento.
XXV.6. DIAGNÓSTICO
Los estudios realizados deben desembocar en nn diagnóstico
paniculai para cada área y un diagnóstico gem-iai viciimolñgico.
El diagnóstico en la Clínica medirá se i< hete al < oncx ¡miento di- los
smiomai y signos de lai cnicnncda<i< , y mas pio
al hecho de determinar por los síntomas el carácter de una
enfer¬medad.
En nuestra materia, tenemos el diagnóstico médico, que descri¬be
las lesiones y daños físicos causados por la victimización, el diag¬nóstico
psicológico que nos indica si el trauma de la victimización dejó secuelas
en la psique, y el diagnóstico social que nos indica cómo queda la víctima
frente a su grupo social.
Pero no podemos quedarnos en esto, no se trata del simple peritaje
con fines de establecer la reparación del daño o calificar la gravedad del
delito, tenemos que dar un paso más, debemos averi¬guar cuáles son los
factores que favorecieron la victimización.
Efectivamente, la víctima puede sufrir física, psíquica, social y
económicamente como consecuencia de la ofensa, y se ha visto limi¬tada
en el ejercicio de sus derechos.
Es importante conocer no sólo la magnitud y naturaleza del daño,
sino el papel que ha jugado la víctima en el mismo, es decir, se debe
averiguar si la víctima ha sido la causa o el pretexto de la infracción, si
ésta es el resultado de un consenso o si se trata de una simple
coincidencia.
De vital importancia es conocer cómo capta la víctima su
victimización: si se acerca a la realidad, minimiza los daños o se
sobrevictimiza, considerando los perjuicios mayores de lo que
efec¬tivamente son.
También es significativo el descubrir si la víctima ha desarrolla¬do
sentimientos de culpa, atribuyéndose la responsabilidad (o parte de ella)
en los sucesos.
Por esto, debe comprenderse cuál es la relación de la víctima con su
victimario, cómo lo percibe y cuáles son las expectativas a futuro. Dicho
de otra forma, el diagnóstico victimológico debe llegar a descifrar la
victimogénesis y la victimodinámica.
La victimogénesis es el estudio del origen o principio de la
victimización, es poder descubrir de dónde nace el fenómeno, es describir
los factores y causas que dieron como resultado el hecho victimal.
La victimodinámica es la explicación de los procesos seguidos para
llegar a la victimización, es lo que hemos llamado iter victimae, el camino
de la víctima (en contraste con el iter criminis, el camino del criminal).
Efectivamente, la víctima tiene un itinerario, un recorrido vital, cómo
se va a cruzar en un fatal momento con el camino del criminal,
representando esto la encrucijada del crimen.
l..i impoi I.IIK 1.1 del ili.i)Mi<isi¡(-o es entonces extraordinaria, nos
sirve de kisr |>.u.i l.i elaboi.K ion del pronóstico y para proponer el
tratamiento. Un error de diagnóstico implica una equivocación de
pronóstico y el fracaso del tratamiento.
XXV.7. PRONÓSTICO
Prognosis viene del griego npoyvco5t^, conocimiento anticipado <U-
algún suceso. En terminología médica constituye el juicio que da el clínico
respecto a la evolución de una enfermedad.
La prognosis victimal hace referencia a la apreciación que se hace,
basada en el diagnóstico, de cuál será la conducta futura de la víctima.
Tenemos desde luego, los pronósticos parciales: el médico que nos
dice cuánto tardará en sanar, el psicológico que nos indica cuál será la
evolución de la personalidad a partir del trauma victimal, y el social que
debe predecir cómo reaccionará la comunidad ante la víctima.
Con esta base y su propia indagación, el victimólogo hará la
prognosis victimal, intentando predecir la situación venidera de la víctima.
El pronóstico victimal tiene considerables connotaciones no sólo en
lo referente al tratamiento que recibirá la víctima, sino también respecto a
las políticas de acción social, con el objeto de la preven¬ción
victimotógica a nivel especial y general.
En Victimología, como en todas las ciencias sociales, la predic¬ción
es una de las operaciones más difíciles de realizar, ya que se trabaja con
conducta humana, en la que intervienen multitud de variables.
Hay autores que dudan que se pueda hacer predicción en cien¬cias
sociales, es claro que la prognosis en estas ciencias es muy dife¬rente a
la de las ciencias exactas o a la de las ciencias naturales.
En el mundo de la investigación social el pronóstico se limita al grado
de probabilidades, y no puede dársele mayor alcance del que tiene.
En materia criminológica se ha trabajado mucho (aunque no lo
suficiente) en prognosis criminal, orientada a teoría de peligrosidad y
probabilidad de reincidencia.
En Victimología se ha principiado a trabajar en el tema, hacien-
do prognosis victimal, basada en mucho en la teoría del riesgo y
buscando también las probabilidades de reincidencia, en este caso
de recaída en la victimi/ación.
Las compañías de seguros han adelantado un buen trecho del
camino elaborando tablas de riesgo de accidente, de enfermedad y de
muerte, que pueden ser adaptadas al mundo criminal (existen ya tablas
para robo, por ejemplo).
En Victimología, han sido un gran aporte las encuestas sobre
victimización (y los estudios criminológicos de autodenuncia), los que nos
dan un caudal de datos sobre las formas y frecuencias de victimización, la
reincidencia victimal, etcétera.
En resumen, podemos hacer prognosis en varias formas: intuitiva,
sin base científica, dejándose guiar por el presentimiento; anamnésica,
basándonos en la conducta de una persona para aplicarla a casos
similares; clínica, tomando el diagnóstico de la víctima para deducir su
futuro comportamiento; estadística, acumulando datos de casos diversos
para tabularlos y calcular probabilidades.
Este último método ha rendido los mejores resultados, ya que se
puede hacer la inferencia a partir de los casos conocidos, por medio de
un análisis científico.
La importancia del pronóstico es muy grande, ya que permite:559
1. Prevenir la posible "revictimización", no sólo respecto a la acción
sufrida por la víctima, sino también en lo referente a otras conductas
victimizantes.
2. Evitar los casos en que la víctima pueda convertirse en
victi¬mario. Puede suceder, que la víctima en plan de venganza victimice
a otras personas responsables, directos o no, de su propia victimización.
3. Evitar los casos en que los familiares o allegados a la víctima se
conviertan ya sea en víctimas o en victimarios, lo que implica extender los
servicios victimológicos a estas personas.
4. Para los efectos de pronósticos criminológicos, la probabili¬dad de
reincidencia del ofensor depende en ciertos casos de la víc¬tima. Así, el
pronosticó victimológico es importante en el pronóstico criminológico.
5. Sentar las bases para el tratamiento; el pronóstico deberá ir
variando según el tratamiento tenga éxito o no.
Terminamos este apartado, con una frase de Lola Aniyar, con la que
estamos de acuerdo: "Nosotros creemos que cuando hayan sido
establecidas las tablas de predicción, en relación a las víctimas poten-
559 Cfr. Torres, Lina. Diagnóstico y Pronóstico Victimal. Criminalia. Año LII. Núms. 1-12.
Editorial Porrúa. México, 1986. '• • ' '• ' • >'
cíales, éstas deberán ser ubicadas, y sometidas a curas y cuidado
específicos; y que se debe evitar la creación de condiciones idóneas para
hacer saltar, en medio de la placidez deseada, una manifesté ción
victimal."560
XXV.8. TRATAMIENTO
El tratamiento victimal tiene dos objetivos básicos: eliminar <
disminuir los efectos de la victimización y evitar futuras victimizacioneí
"Se entiende por asistencia - tratamiento victimológico, la api cación
de todas las medidas tendientes al conocimiento, comprer sión y ayuda a
la víctima para atenuar y superar las consecuencia producidas por la
conducta delictiva." 561
No siempre es posible dar tratamiento, no sólo por la limitaciói de
recursos materiales y humanos, sino porque no siempre la víctim acepta
ser sometida al mismo.
Y es que el tratamiento debe ser absolutamente voluntario, sil la
cooperación activa de la víctima es imposible lograr el éxito.
Algunas víctimas prefieren el tratamiento privado, con sus prc
fesionales de confianza (algunos casos de lesiones); otras no se prt
sentan por "vergüenza", o porque el tratamiento les hace revivir ( trauma
en forma dolorosa (violación); hay las víctimas consensúale (estupro);
otras no lo toman por temor (mujeres golpeadas); exist quien no
considera necesitar tratamiento.
Efectivamente no toda víctima necesita tratamiento, sobre tod en
ocasión de delitos leves; en otros casos, la personalidad es 1
suficientemente fuerte para rehacerse después del trauma inicial.
El tratamiento médico se da siempre en casos de urgencia, e lógico
que no se pueda posponer, lo primordial es impartir los pr meros auxilios
a la persona que llega físicamente dañada.
Posteriormente, de acuerdo al pronóstico, se canaliza a los e¡
pecialistas o se da de alta.
El tratamiento psicológico va dirigido inicialmente a disminuí la
ansiedad y angustia que siguen al trauma victimal, posteriorment< se
debe tener especial atención en atenuar los sentimientos de culp; para
después reordenar, reestructurar la personalidad (si es neces; rio) y
reducir los sentimientos de venganza, que por lo general te man forma en
una segunda etapa.
560 Aníyar, Op cn (Victimología), p. 67. . •
581 Marchiori, Hilda, op. cit. (Criminología. La víctima del delito), p.
177..
El tratamiento social intenta reintegrar a la víctima a su comu¬nidad,
buscando la justificación de las faltas al trabajo o escuela, apoyando el
cobro de seguros, trabajando en el seno del hogar, consiguiendo trabajo,
etcétera.
Parte de la labor victimológica consiste en enseñar a la víctima
técnicas de prevención para evitar su reincidencia, y en ocasiones
proporcionarle los medios para impedir nuevas victimizaciones.
Así, se pede poner a la víctima en contacto con grupos anóni¬mos
de alcohólicos, drogadictos, mujeres golpeadas o violadas; se puede
también buscuar hogar sustituto o cambio de domicilio, o aún darle
protección policiaca.
I lay diversos modelos para la atención integral de las víctimas; yg
mencionamos el modelo Lima,562 citamos ahora el modelo Dussich
(Dussich Social Coping Model).563
En este caso se contemplan cinco procesos básicos:
a) Repertorio de recursos, que es la identificación de los recur¬sos
psíquicos, sociales y físicos de la víctima.
b) Definición del problema, en el que se reconocen las múltiples
facetas de cada caso.
c) Proceso de adaptación, parte central en la que se reconocen tres
partes: prevención, preparación y reevaluación.
d) Resultados, éxito o fracaso del proceso.
e) Retroalimentación, que es la transmisión de los resultados
exitosos con el repertorio de recursos.
No puede en mucho hablarse de tratamiento si la víctima está
abandonada en materia procesal.
El tratamiento en sí es ya una forma de justicia, pero no puede
basarse en la injusticia de negar a la víctima sus derechos procesales,
marginándola, no dándole acceso al procedimiento penal, no
consi¬derándola "parte", no concediéndole acciones en caso del no
ejerci¬cio de la acción penal o de absolución del presunto delincuente, o
lo que es peor maltratándola, cuestionando su actuación, exhibién¬dola
públicamente, etcétera.
Por esto se ha propuesto la existencia de un "abogado de las
víctimas" (contraparte del defensor de oficio), que represente al ofendido,
luche por sus derechos y evite la sobrevictimización.
La reparación del daño es fundamental en esta materia; si la víctima
no obtuvo la restitución de la cosa, la indemnización, o la sa-
502 Lima Malvido, op. cit. (Modelo).
MU rjussich, John P. J. Recuperación de las victimas. Marcos Lerner, Editor. Argentina, 2001, p. 91.
tisfacción debida, pensará que n<> se l< lia li< -c lio justicia, y renacerán
,us traumas y temores, se pcnleía lo ganado con el tratamiento, i;< aerará
un feroz resentimiento que en ocasiones puede producirle ideas de
hacerse justicia por propia mano.
Un tema aparte lo constituyen las víctimas indirectas, que pue¬den
necesitar gran apoyo cuando no terapia completa, como puede ser la
situación de los familiares en el caso de homicidio. De todas formas,
siguen las reglas básicas expuestas anteriormente.
En el caso de víctimas colectivas la situación de terapia es más
complicada; en casos graves (intoxicación masiva por tóxicos, alimen¬tos
descompuestos, contaminación ambiental, terrorismo, etc.) se nece¬sita
un plan general de emergencia, que siga los patrones expuestos y una
atención individualizada.
Lo más importante en estos casos de víctima colectiva es hacer
consciente a la comunidad del peligro que corre, para que pueda tomar
las medidas de prevención y evitar nuevas victimizaciones.
Para finalizar, afirmemos que la asistencia a la víctima del delito es
un derecho inalienable de ella y una obligación no sólo del Es¬tado, sino
de todos nosotros, y recordemos que en la Declaración de la ONU sobre
principios fundamentales de justicia relativos a las víctimas, el artículo 14
ordena: "Las víctimas recibirán la asisten¬cia material, médica,
psicológica y social que sea necesaria, por con¬ducto de los medios
gubernamentales, voluntarios, comunitarios y autóctonos".
CAPITULO XXVI LA PREVENCIÓN VICTIMAL
XXVI. 1. INTRODUCCIÓN
La Victimología nació con grandes pretensiones y, aunque sus
orígenes fueron balbucientes, ha tomado inusitada fuerza aportando
conocimientos de gran valor para el conocimiento de la criminalidad y,
desde luego, para su prevención.
Un capítulo importante de la Victimología debe ser el de la
prevención, que en sentido amplio consiste en el evitar que indivi¬duos o
grupos sufran daños de cualquier índole y por cualquier causa.
En el sentido restringido, que es el que manejaremos en esta parte,
la prevención se enfoca solamente hacia las víctimas del delito, no porque
la prevención de accidentes o la protección de personas y bienes en caso
de desastres naturales carezca de importancia, sino porque excedería en
mucho los límites propuestos.
La utilización de la metodología victimológica y de estudios de
victimización es fundamental para determinar la magnitud del pro¬blema
criminal, y para identificar las prioridades en los planes de política
criminológica y victimológica, así como para medir la efec¬tividad de los
programas de prevención.
En varios capítulos hemos hablado ya de prevención, limitando la
exposición al tema desarrollado (menores, mujeres, ancianos, abuso de
poder, etc.). Para evitar ser reiterativos nos dedicaremos exclusi¬vamente
a explicar algunos conceptos generales y a proponer estra¬tegias que
pudieran ser de aplicación universal.
XXVI.2. CONCEPTO
564 Fattah, Ezzat, op. cu. (Regarás). 51)5 Nieves, Héctor, op. cit.
(Hacia), p.
Prevención victimal es el intento de prevenir o evitar que ocurra la
victimización (en nuestro caso la victimización criminal).
XXVI.3. POLÍTICA VICTIMOLÓGICA
La calidad de víctima es inherente a la miserable condición
huma¬na, como la de mortal. De aquí que la solidaridad universal se
impone.561' Ya mencionamos que las probabilidades de convertirse en
vícti¬ma son mayores a aquellas de transformarse en criminal, todos
so¬mos víctimas potenciales.
Por esta razón es necesario desarrollar una "Política Victimoló-
gica",567 que centre los esfuerzos de prevención en la víctima.
Dicho en otra forma: "Dentro del círculo de la Política Crimino¬lógica,
que es consecuencia de otro círculo concéntrico mayor de Política Social
General, la Victimología debe proclamarse una ciencia para la libertad y la
liberación moral y material de todo tipo de victimizados (delincuentes
marginados y sumergidos sociales) que abarca también a damnificados
por los accidentes de trabajo, sin olvidar a la sociedad, o gran parte de
ella, cuando se trata del abusivo poder gubernamental." 568
"La sociedad tiene más odio contra el criminal que piedad para el
ofendido", nos dice un maestro brasileño,569 y esta frase refleja el drama
de la víctima, la gran olvidada de las ciencias penales.
El Estado castiga, y en esta forma busca prevenir a la colectivi¬dad
contra el criminal, a base de intimidación y ejemplificación, pero no asume
el deber de resguardar en alguna forma a la víctima.
El Estado tiene el deber de hacer prevención victimal (simple¬mente
porque se la debe a los contribuyentes), por esto surge una obligación
directa de reparar el daño a la víctima (aunque sea en forma subsidiaria)
cuando ha fallado.
Lo anterior no implica, desde luego, que toda la responsabili¬dad de
la prevención debe recaer sobre el Estado; es necesario tam¬bién,
además de la prevención estatal, la prevención comunitaria y la
prevención individual.
XXVI.4. EL RIESGO VICTIMAL
La victimización no es un evento al azar, puede calcularse la
probabilidad de ser víctima de acuerdo a tiempo y espacio, así como a
características personales y sociales.
566 Stanciu, op. cit. (Les Droits), p. 71.
5157 Cfr. Aníyar, op. cit. (Victimología), p. 107.
568 Neuman, Elias, op. cit. (Victimología), p. 292.
569 Moura Bittencourt, op. cit. (Vitlima), p. 32. ' '
Herrera Moreno, siguiente a Roberto Elias, nos dice que el ríes go de
ser víctima se quiere identificar a base de parámetros de vul nerabilidad
(aptitud relativa a resistencia al delito), deseabilidac (grado de atractivo
como blanco de victimización), accesibili dad (grado de exposición al
delito), susceptibilidad (probabilidac de ser victimizado), precipitación
(aptitud de la víctima para incre mentar por imprudencia su riesgo) y
capacidad recuperativa (aptituc adap-tativa a las consecuencias del
delito).570
La misma autora insiste en que hay que fijar los niveles en qut la
víctima responde a tales conceptos, pues pueden atender tanto ¿ factores
exógenos como a características individuales.
El análisis victimológico de riesgos puede ser de gran utilidac para la
prevención victimal.
En este terreno, las compañías de seguros llevan mucho camine
andado, sus tablas de riesgo son un ejemplo de cómo podríamo; trabajar
en cuestión victimológica.
La investigación en Gottingen (Hans Dieter Schwind, 1973), dic los
siguientes resultados generales:571
La probabilidad de ser víctima es mayor si la persona: es menoi de
30 años, es mujer, es de un grupo socioeconómico alto, tiene alguna
profesión, es estudiante o aprendiz.
El riesgo es menor si la persona es: de un grupo socioeconómicc
bajo, hombre, arriba de los 50 años, de una ocupación o empleo baje o
sin profesión.
Como podemos observar, cada sociedad tiene su propio perfi
victimal, que es necesario investigar y precisar.
Entre nosotros, hemos estudiado como población en alto riesgc
victimal:
a) Las mujeres, principalmente en delitos sexuales, y en actitude;
victimizantes como: menor oportunidad de trabajo, acoso sexual
explotación laboral, y muy especialmente en violencia intrafamiliai
(síndrome de mujeres golpeadas).572
b) Los menores de edad, que son maltratados en las escuelas ] en el
hogar (síndrome del niño golpeado), y víctimas de delito; propios como
infanticidio, corrupción, estupio. No podemos olvidaí la falta de escuelas,
de alimentación adecuada, de oportunidad labo ral, etcétera.573
570 Herrera Moreno, op. cit. (La hora de la víctima), p. 205.
571 Kirchhoff y Kirchhoff, op. cit., p. 58.
572 Cfr. Lima, María de la Luz, op. cit. (Criminalidad Femenina).
573 Cfr. Rodríguez Manzanera, Luis, op. cit. (Criminalidad de Menores), capítulos XIV y XV
c) Los ancianos, víctimas pan iinom.ilrs, de maltrato familiar, de
abandono, de escasa posibilidad <lc u.ilujo, de fraudes médicos.574
d) Los marginados, o sumergidos sociales, de los que Neumau dice
"esa violación consecuente de sus Derechos Humanos y la situa¬ción a la
que se les ha arrojado, los convierte forzadamente en víc¬timas de un
sistema social. Y quienes nacen en esas pocilgas y allí desarrollan sus
vidas están más cerca de la victimización nata que aquellos inducidos por
esotéricos determinismos".575
Es indudable que la prevención victimal debe volverse hacia estos
grupos, cuya capacidad de defensa es menor, así:
Para las mujeres es necesaria la igualdad jurídica (que en muchos
países no existe), y la asistencia principalmente en casos de embara¬zo,
lactancia o abandono. Asimismo, la igualdad de oportunidades escolares
y laborales.
En los menores, una mayor protección legal y fáctica,
principal¬mente con la enseñanza en la escuela de los principios de
prevención victimal en lo individual.
Para los ancianos, la orientación, asistencia médica y psicológi¬ca,
apoyo económico, oportunidad de servir.
En México existen el "DIF" (antes Instituto de Protección de la
Infancia, INPI) y el INSEN (Instituto de la Senectud) que, sin estar
dedicados específicamente a la prevención del delito, en mucho han
coadyuvado para evitar diversas formas de victimización.
Y en cuanto a los marginados ¡qué podemos decir!, es un pro¬blema
de justicia social, que debe resolverse integralmente.
XXVI.5. ESTRATEGIAS GENERALES ,. •
Es posible diferenciar las medidas de prevención victimal, de
acuerdo a su trascendencia, en medidas a nivel individual (micronivel), de
vecindario o barrio (mesonivel) y generales o de gobierno
(macronivel),57b nos ocuparemos en este apartado de estas últimas.
Para un mejor análisis dividiremos estas medidas generales en
legislativas, judiciales y administrativas o ejecutivas.
574 Lima, María de la Luz. Senilidad y Criminología, en: Ensayos de Derecho Penal y Criminología en Honor de Javier
Pina y Palacios. Editorial Porrúa. México, 1985, p. 269.
575 Neuman, Elias, op. cu., p. 75.
576 Cfr. Dijkjan; J.M. Van y Cari H. D. Steinmetz, op. cu. (The Burden), p. 41.
LA PREVENCIÓN VICTIMAL
a) I,<'gislativas
La principal estrategia de acción en el plano nacional es volveí a
examinar las leyes y prácticas nacionales a fin de promover las do; metas
paralelas de prevenir la victimización y brindar respuesta; adecuadas
cuando ésta se produzca.577
Pensar que la victimización se va a evitar con el simple refor
zamiento de la legislación penal es una torpeza, el derecho penal e; el
último recurso y sólo debe usarse cuando ya no hay otro remedio
Al revisar la legislación, deben destipificarse los delitos sin víc timas
y tipificar las conductas que causan seria victimización indivi dual o
colectiva.
Hay toda una serie de medidas legislativas (no penales) que var
dirigidas directamente a las víctimas potenciales que, aunque las san
cionan, es en su propia defensa y garantía; baste recordar las multa; a
peatones que cruzan por el área indebida, a los automovilistas que no
usan el cinturón de seguridad, a los obreros que no utilizan e casco u
otros medios de protección, y en algunos países medidas má; concretas
hacia lo criminal, como la sanción por dejar el automóvi con las llaves
puestas o la casa sola y abierta.
Así, las víctimas no reales sino eventuales son castigadas, no er
función del daño sufrido, sino para que no sufran un daño probable
b) Judiciales
Desde luego que el enjuiciamiento, la sanción y el tratamientc de los
delincuentes tiene ya un efecto preventivo.
La revelación y publicación de detalles relativos a las infraccio nes
denunciadas, investigadas y sancionadas, tiene como consecuen cia el
aumentar la conciencia pública, no sólo tranquilizándola, sinc dándole
mayor confianza en el gobierno.
Esta publicidad debe hacerse con la precaución de no etiqueta: ni
estigmatizar (y por lo tanto victimizar) al criminal, pero ha demos trado su
eficacia, sobre todo en delitos de cuello blanco, de grande: consorcios, y
de compañías transnacionales.
Hay que recordar que las víctimas del delito son los más impor tantes
agentes informales del control del crimen: la gran mayoría d< las
investigaciones policiacas y por lo tanto la casi totalidad de lo: juicios
principian gracias a la iniciativa de la víctima.
Se debe, por lo tanto, buscar los medios para alentar a las víc timas
a denunciar los hechos y a continuar los juicios (dando prótec ción,
facilitando el traslado, ahorrando tiempo, pagando viáticos, etc.)
577 ONU, op. cit. (VII Congreso), A/Conf.121/22, párrafo 251, p. 166.
Es necesario señalar aquí que la víctima es la abandonada y
lespreciada del proceso penal; en algunos países no puede interve-iir en
el procedimiento y ni siquiera es "parte" del mismo; estamos eguros que
una mayor participación de la víctima redundaría en una nenor
victimización.
:) Administrativas
Debe principiarse por el estudio y modificación de las políticas
ocíales y económicas, a fin de procurar que la victimización sea nenos
probable.
Esto hace referencia a la formulación de políticas encaminadas L
reducir la desigualdad social y económica, que redundan en la educción
al mínimo de probables abusos públicos o privados, póde¬nos citar como
ejemplos:
Capacitar a los funcionarios en aspectos victimológicos; la igno-ancia
es muy común en este campo, aun de los encargados de tratar
lirectamente con las víctimas.
La educación de los miembros de la comunidad, informándoles le
sus derechos, de los canales adecuados para prevenir y para obtener
eparación de los daños.
Desde luego, la detección de conductas antisociales y de los ujetos
responsables de las mismas, de manera especial de los crimi-tales de
gran poder económico, frente a los que las víctimas están [esamparadas.
Esto se puede lograr a través de organismos o comi-iones administrativas
especiales.
En general, estas medidas deben ser tan variadas y amplias como is
necesiten los diversos grupos sociales y lo permitan los recursos el grado
de instrucción.
No puede olvidar la cooperación internacional, principalmente rente a
la macrocriminalidad formada por organizaciones legales, emilegales o
ilegales.
DÍVL6. PREVENCIÓN INDIVIDUAL
"Es lógico pues suponer que si tenemos una obligación moral on
nosotros mismos en cuanto atañe a la superación permanente le nuestro
ser como ente humano, corno agregado de una comuni-iad, como
individuo dotado de raciocinio y de inteligencia, igual¬mente tenemos el
deber de proteger permanentemente los medios adispensables para
mantener esa posición de privilegio dentro del eino natural, como son
nuestra misma persona física y los elementos [ue le son comunes para la
vida y para el desarrollo de la personali-
dad. Y en la medida en que no exista este sentido de la autopro-tección,
en la medida en que no empleemos todas las vías disponibles para no
convertirnos en víctimas, somos copartícipes de la respon¬sabilidad que
tradicionalmente ha sido adjudicada sólo al agresor." r'7H
Efectivamente, frente al deber del Estado de prevenir la
victimi¬zación, está el de la presunta víctima de protegerse hasta donde
sc-a posible.
Esta obligación principia por estar enterado de la problemática
victimal, y de los derechos y deberes que se tienen como ciudadanos,
como consumidores, como miembros de una comunidad y, cu MI caso,
como víctimas.
Una forma de prevenir la victimización es no aceptar pasivamen¬te
la calidad de víctima o de presunta víctima, esto no es un destino
ineludible, hay que luchar evitando el ser victimizado, y ser solidario con
aquellos que lo han sufrido.
Se deben tomar todas las iniciativas de acción individual para la
reducción de las oportunidades y circunstancias que permitan con¬ductas
que favorezcan la victimización.
Así, se dan consejos prácticos y simples579 de los que pode mol dar
algunos ejemplos:
- Portar la menor cantidad posible de dinero en cfrctivt».
- Llevar los'valores en un bolsillo interior y no en bolsa de mano o
cartera.
- Si se lleva bolsa de mano, llevarla pegada al cuerpo.
- Caminar contra el sentido del tráfico.
- Cruzar la calle si se nota algo o alguien sospechoso.
- Tener la llave lista para abrir la puerta y entrar a la caía iln pérdida
de tiempo.
- No mostrar en público joyas, valores, dinero, etcétera.
- Evitar los lugares oscuros.
- Evitar (de noche) atravesar por parques, jardines o lugarcí dfl poca
visibilidad.
- Instalar rejas, ofensículas, chapas y visores (mirillas) en la CftMU
- No seguir una rutina fija.
- No aceptar invitaciones de extraños.
- Contratar seguros contra robo.
- Evitar siempre el daño físico personal.
- Etcétera.
"" Ramírez Gómale*, np. cil,, p. 43.
m CJr. Skip Ducan, |. I. Citiun Crímt Pmmtion Taclia. U.S. Department of Juitiee. USA, 1980.
Ninguna estrategia de prevención victimal puede funcionar sa-
isfactoriamente sin el apoyo, comprensión y ayuda de la comunidad.
El animal aislado es vulnerable, con mayor razón el hombre, me es
un animal social por excelencia.
La comunidad, consciente de su capacidad victimal, se puede
:onvertir en el mejor escudo de defensa.
Los grupos organizados de la colectividad son útiles para evitar a
victimización no solamente de delitos comunes, sino de delitos de :uello
blanco y de abusos de poder político y económico.
Las uniones de consumidores, los clubes de barrio o de man-:ana, la
vigilancia de los mismos vecinos, el cuidado de las áreas :omunes y
espacios semiprivados, el servicio social, el conocimiento le los vecinos,
los grupos de radioaficionados, han demostrado su uperioridad sobre las
acciones individuales.
Y es que, como conclusión, la prevención de la victimización es
)roblema de todos, cuando la lucha contra la criminalidad se con-ierte en
un combate individual, la batalla está perdida.
CAPÍTULO XXVII
LOS SYMPOSIA INTERNACIONALES DE VICTIMOLOGÍA
XXVII. 1. INTRODUCCIÓN
Hemos mencionado reiteradamente los Symposia Internaciona¬les
de Victimología en el desarrollo de la obra, y consideramos per¬tinente
hacer una relatoría de los mismos para información de loi especialistas,
ya que la bibliografía en español todavía es escasa, y IR asistencia de
latinoamericanos a las reuniones victimológicas ha sido raquítica.
Hacemos la aclaración que pudimos asistir a los tres primero*, al
séptimo, al noveno, y al décimo, por lo que nuestra versión i» directa, no
así en los demás en que nos vemos obligados a uwr fuentes indirectas.
Es de notarse que algunos temas se repiten, al igual que ViU'lw» de
las conclusiones, se notan también algunas contradici iones, muy
comprensibles en una ciencia que está en continua evolución.
No ignoramos la celebración de otras reunioru-s. como la dr Bellagio
(1975), los Congresos Mundiales y las reuniones de experto» de
Naciones Unidas, pero es imposible abarcar todo lo que «r luí hecho en
estos últimos años.
XXVII.2.3. Victimización :
Existe una victimización que es conocida, pero también hay una
victimización oculta que es necesario investigar.
Hay sentimientos subjetivos de victimización que no están
acom¬pañados de bases objetivas lo suficientemente válidas como para
que la sociedad tome una acción contra el responsable. En este tema es
importante recordar que ya Mendelsohn hablaba de una víctima
imaginaria, y es necesario insistir en que debe tenerse un gran cui¬dado
al aceptar las versiones de las víctimas.
Al igual que ciertos grupos pueden ser victimizados, también entes
colectivos pueden victimizar; en ambos casos la gravedad del hecho es
tal como en los casos de victimización individual.
Hay un tipo de victimización en nuestra sociedad industriali/ada y
motorizada, que causa tantas víctimas como los actos intencionales, esta
es la victimización por negligencia, impericia o inadverleiu i.i
XXVII.2.4. Causas de victimización:
De la misma manera que algunas personas tienen grandes
pro¬babilidades de cometer un crimen, así hay otras que tienen |>iedU-
posición para ser victimizadas. Esta conclusión es de capital i en el
campo de la prevención, pues la identificación de esio y su educación, así
como otras medidas preventivas, los pue< de ser victimizados.
Una de las conclusiones menos novedosas, pero que val< l.i |>ef|R
reiterar, es que la víctima puede precipitar el delito. Creemos que no
puede hacerse una verdadera justicia sin el estudio cuidadoso de !•
víctima.
En muchas ocasiones el victimario es una persona que, a su vei( fue
previamente victimizado.
La administración de justicia puede en ocasiones ser tan severa que
su excesiva dureza convierte al victimario en víctima. En este importante
punto agreguemos que es común que, aunque la pena impuesta por el
juez sea justa, los órganos encargados de la ejecución de la pena
victimicen al sentenciado, por la carencia de instituciones adecuadas, de
personal preparado, y de medios en general. Debemos recordar la frase
de Quiroz Cuarón: "Pena sin tratamiento no es justicia, es venganza",
XXVII.2.5. Prevención, tratamiento e investigación
Los medios inefectivos de prevención y control de la criminali¬dad,
pueden ser causa de sufrimientos innecesarios de las víctimas, de los
criminales y de la sociedad.
Los legisladores, jueces y autoridades responsables de la preven-
:ión y el control de la criminalidad, deben evaluar y renovar la
or¬ganización de los servicios correspondientes, para incrementar sus
esfuerzos a fin de reducir todo sufrimiento innecesario.
La Victimología debe adelantarse a proponer mejoras en el
arocedimiento legal, incluida la sentencia, para reducir la reinciden-:ia y
los riesgos de victimización.
Debe buscarse un mejor procedimiento para proteger a la víc-;ima de
eventuales consecuencias perjudiciales de los juicios. Debe lacerse un
balance de las necesidades y derechos tanto de la víctima :omo del
acusado.
Estos temas son de particular interés y causan gran preocupa-:ión
entre los estudiosos de la Victimología, es necesaria una revisión ie la
legislación procesal atendiendo fundamentalmente a la protec-:ión de la
víctima y al sufrimiento del acusado, para evitar que la arimera quede
desamparada y el segundo se convierta a su vez en ina víctima.
Algunos gobiernos u organizaciones estatales victimizan a gru-jos
vulnerables y provocan el peligro de una escalada de violencia ie masas.
Tales prácticas deben ser condenadas, y debe hacerse un lamado a la
conciencia para reforzar y mantener una estricta vigilan-:ia. Se hace
necesaria una vigilancia y un control internacional sobre íste tipo de
victimización.
El derecho de asilo debe ser reforzado para la asistencia de las
ictimas del Estado. En este punto reconocemos que países como üosta
Rica y México son un ejemplo digno de encomio.
Tanto el gobierno como instituciones privadas, deben tomar
providencias para poder asistir, tanto en caso de emergencia como :n los
casos regulares, a las víctimas del delito. Esta asistencia debe er de
carácter médico, psiquiátrico, psicológico y de trabajo social. JA.
asistencia debe ser gratuita.
Es necesaria la investigación de los casos en los que la víctima
mede a su vez convertirse en victimario. Este caso es común en las
• enganzas familiares. La investigación, en nuestra opinión, debe impliarse
al estudio de la familia o de los allegados de la víctima que, labiendo sido
indirectamente victimizados, pueden pasar a ser nfractores.
También se hace necesaria la investigación de las probabilidades
victímales para ayudar a la sociedad a prevenir la victimización de
algunas personas particularmente vulnerables.
XXVII.2.6. Compensación
Es urgente que todos los Estados estudien la posibilidad de
establecer sistemas de compensación de las víctimas del delito. Debe
buscarse la máxima eficacia en los sistemas ya existentes y poner en
marcha los proyectos existentes.
Todos los medios disponibles deben ser empleados para difun¬dir la
información sobre los sistemas de compensación y para asegu¬rar la
participación adecuada, gubernamental o privada, para lograr este
objetivo.
Los sistemas de compensación ya existentes deben ser estudia¬dos
y evaluados con miras a extender su aplicación, tomando en cuenta las
particularidades de las diversas comunidades donde debe¬rán ser
aplicadas.
XXVII.3. SEGUNDO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (U.S.A.)
XXVII. 3.1. Organización •"
,f,, i
El Segundo Symposium Internacional de Victimología tuvo lu¬gar en
la Ciudad de Boston, Massachusetts, del 5 al 11 de septiembre de 1976.
Debió ser presidido por el Prof. Stephen Schafer, pero elle murió unos
días antes, el 29 de julio, por lo que Regina H. Ryan, secretaria del
Comité Organizador, con un grupo de entusiasta! colaboradores, llevó
adelante la realización del evento.
El programa fue organizado sobre la base de tres grandes SCC-
clones, a saber:
SECCIÓN I. Aspectos conceptuales y legales de la Victimologfa:
a) Concepto y finalidad de la Victimología.
b) Tipologías victímales.
c) La víctima en el procedimiento judicial.
d) Las víctimas de hechos de tránsito.
SECCIÓN II. Las relaciones victímales:
a) Delitos contra las personas.
b) Delitos contra la propiedad.
c) Las relaciones criminal-víctima y la policía. ,. • ;
d) El delincuente político como víctima.
SECCIÓN III. La víctima y la sociedad:
a) La compensación a las víctimas del delito.
b) Victimización corporativa.
c) La víctima y los mass-media.
d) Victimización de la víctima por la sociedad.
XXVII.3.2. Victimología. Aspectos conceptuales y legales
En cuanto a la Victimología, se hizo énfasis en la necesidad de
investigación empírica, de lo contrario se cae en una multiplicidad de
"pequeñas teorías" que en ocasiones pueden confundir más que
esclarecer.
Los delitos de peligro deben investigarse desde el punto de vista
victimológico, es importante el conocer los casos en que es la misma
víctima la que se pone en peligro.
Debe hacerse una clara distinción entre víctimas de agresión contra
la persona y víctimas de ilícitos contra la propiedad (Lernell).
Un capítulo importante debe ser el de los delitos sin víctima
determinada, aunque pudiera reconocerse una víctima difusa (la
sociedad). Hay una clara tendencia a descriminalizar estos delitos
(Sheleff, Anttila).
La Victimología debe orientarse en mucho a la compensación de la
víctima y a su atención; y más hacia la conciliación que al castigo del
criminal.
En el tema de tipología victimal, se trató de la víctima resistente,
analizando la forma de resistencia, sus dimensiones y los resultados de la
misma (David, Claster).
Se estudiaron también los ciclos victímales, considerados como
microproceso y macroproceso de mutua Victimización, de interacción
entre individuos, y de relación entre diferentes sociedades o segmen¬tos
de la sociedad (Ball).
Un tipo de víctima a la que se prestó mayor atención es a los
ancianos (Rifai, Singe, Schafer, Freeman).
Los estudios sobre víctimas de mayor edad provienen (como es
lógico) de países en los que la población adulta (y anciana) es mayo-
ritaria.
Los viejos parecen ser peculiarmente victimizables, por soledad,
desconfianza, debilidad, etc. No parece aconsejable el aislarlos como se
hace en varias partes.
En cuanto a las víctimas reincidentes, se discutió si aquellos que
están sujetos a Victimización pueden ser identificados e identificables,
dividiéndose las opiniones, aunque algunos factores pueden indicar¬nos
una propensión a la Victimización.
Dentro de los aspectos legales, aparte de la reparación del daño (ver
infrá), el tema que más preocupó a los congresistas es el de la
participación de la víctima en el proceso penal (Barlow, Kress, Kobc,
Pellegrino, Waller, Burgess, Holmstrom, McDonald, Sebba).
La víctima, por lo común, es utilizada por el fiscal y por el defensor
para sus peculiares propósitos; no es raro que el juez utilice también a la
víctima (McBarnet).
Sin embargo, la víctima no es considerada en muchos países como
parte en el proceso y, aunque influye grandemente en la senten¬cia, no
tiene una intervención oficial, por ejemplo: no se le consulla sobre el
sentido de la sentencia, ni se pide su conformidad con la misma.
Por lo tanto, la víctima se ve reducida al papel de denunciante y de
testigo, siendo en muchos casos victimizada nuevamente por policías,
defensores, jueces, etcétera.
Se propuso tener gran cuidado para proteger a determinadM
víctimas en el proceso penal, principalmente a las víctimas de delitos
sexuales y a los menores de edad.
Así mismo, se insistió en la necesidad de que el juez teiu;.i un amplio
conocimiento de la víctima y de sus peculiaridades, n<> sólo para mejor
juzgar, sino para mejor tratarla y protegerla.
XXVII.3.3. Relaciones entre criminal y víctima
El primer tema que se discutió en esta sección es el relativo a la
metodología y a las dificultades en la investigación. Concluyéndoit que
para futuras investigaciones comparativas debe darse ;ili;i priori¬dad a los
problemas que rodean al concepto de "cifra negra", uf como a las
definiciones pública y privada de Victimización criminal (Levine, Márquez).
Las dificultades básicas para la investigación, que es urgente
resolver, son:
a) La necesidad de estandarización de cuestionarios.
b) El entrenamiento de los entrevistadores
c) La inconsistencia y variabilidad de las estadísticas oficiales.
Las relaciones criminal-víctima en delitos sexuales fueron
am¬pliamente estudiadas, en gran parte refiriéndose a la víctima a la cual
no disgusta el acto, sino que consciente, invita o coopera, como los
casos de estupro o violación impropia (niños). Se analizaron diversos
tipos de víctima, encontrando que por lo general el criminal tiene poder
(adulto, patrón, familiar) y la víctima no.581
Se analizó, en lo referente a violación, la forma en que el cri¬minal
selecciona a su víctima, encontrándose que hay mayor selec¬ción en
determinadas regiones y países, en muchas ocasiones lo que selecciona
es el lugar de victimización y no a la víctima propiamente.
Se mencionaron las características de las mujeres, que han lo¬grado
escapar de una violación (son más listas, enérgicas, reflexivas,
cautelosas, etc.) (Frank).
En otra ponencia se encontró que las estudiantes violadas tenían
pocos compromisos afectivos y entablaban relaciones o amistades
casuales (Javorek, Lyon, Canin).
Se propone, para futuras investigaciones, llegar a descubrir las
motivaciones reales y no quedarse en aquellas conocidas y superficiales.
En cuanto a los delitos patrimoniales, se planteó la hipótesis de que
los atentados contra la propiedad aumentarán con la abundan¬cia
creciente de bienes materiales disponibles (Alper).
En la discusión se consideró que es más importante la estructura
socioeconómica que sustenta esa abundancia. Así, debe tomarse en
cuenta la posibilidad que tiene la población de adquirir determina¬dos
satisfactores.
Los delitos patrimoniales pueden ser considerados por algunos como
una forma de reciclaje de los bienes que minimiza los efectos de la
inequidad. De aquí se plantea la posibilidad de que el costo del delito
patrimonial deba sufragarlo todo el grupo social.
En los delitos patrimoniales realizados con violencia, víctima y
criminal interactúan de una manera estructural, y éxito, fracaso y daños
dependen en mucho de la resistencia y de la existencia de armas de
fuego.
Para los delitos contra las personas en su integridad física, fue¬ron
presentados varios trabajos sobre mujeres golpeadas y niños maltratados
(Pagelow, Kaiser, Mwene).
Se consideró la agresión física a la mujer como un reflejo del sistema
patriarcal, y en ciertos países como una expresión brutal del machismo.
El maltrato a los niños es un problema que preocupa sobrema¬nera
a los estudiosos, por su frecuencia y gravedad.
581 Algunos estudios sobre violación fueron presentados en la
Sección II, pero los mencionamos aquí por razón de orden.
La violencia doméstica es una forma de solución a los conflictos
hogareños, que se agrava en las clases socioeconómicamente menos
beneficiadas.
Se afirmó que el esposo o padre golpeador, en su infancia fue
también víctima de violencia, y aprendió este patrón de conducta que en
el presente proyecta contra su esposa y/o hijos.
Uno de los problemas generales que se trató respecto a la re¬lación
criminal-víctima, es el de la resistencia de esta última (David, Block,
Chappell, Claster).
La resistencia depende en mucho del poder percibido y del poder
real del criminal. Se debate si es o no aconsejable la resisten¬cia, pues
por un lado aumenta seriamente la posibilidad de lesiones (cuando no de
muerte), y por el otro puede evitar el delito.
Las víctimas pueden reaccionar en el momento del delito o
posteriormente, y es interesante estudiar las diferentes providencias que
toman las personas para no ser nuevamente victimizadas.
La reacción va a depender de la edad, el sexo, y demás
carac¬terísticas personales de la víctima. Mientras las mujeres y los
ancianos se repliegan (no saliendo de noche, encerrándose, poniendo
canda¬dos y cerraduras), los hombres y los jóvenes buscan la
autodefensa (compran armas, aprenden karate).
En muchos delitos violentos, tanto víctimas como criminales
participan de una subcultura criminal. Hay casos en los que el cri¬minal
agrede para evitar ser víctima (Ford).
Debe tomarse en cuenta cómo es captada la víctima por el criminal
(Góppinger).
XXV1I.3.4. Víctimas y sociedad
La primera parte de esta sección estuvo dedicada al problcnw de la
reparación del daño (Borafia, Belsofsky, Chesney, Galaway, Nkpa, Renitz,
Vennard).
La primera observación es que las víctimas en múltiples ocasio¬nes
no están enteradas de su derecho a la reparación, y que los tribunales no
informan debidamente a las víctimas de las medidas compensatorias que
se han ordenado en su favor.
No siempre es fácil evaluar los daños, hay una tendencia de las
víctimas a "inflar" el monto de sus pérdidas.
I a reparación del daño es considerada por muchos países como un
requisito previo para que el delincuente obtenga algunos bene-fi( ios,
(oino la preliberación, libertad bajo palabra, paral, probation, etc. Los
ii.sisu mus mostraron su acuerdo con este principio. Hacemos
notar la aparente contradicción entre este principio y las
conclusio¬nes de algunos congresos penitenciarios en que impera la
opinión contraria.
En otra sección se planteó una dura crítica a la reparación del daño,
en cuanto los delincuentes están generalmente en desventaja y en
ocasiones se ven obligados a delinquir nuevamente para obtener efectivo
para pagar la deuda contraída.
La segunda parte de la sección se dedicó a la llamada "victi-mización
corporativa", en la que los gobiernos, las grandes corpora¬ciones
comerciales, o ciertas profesiones (médicos), victimizan a toda la
comunidad sociopolítica, a los consumidores, a los inmigrantes, a los
individuos en particular, etc. (Meyer, Separovic, Vanghan, Viano).
Se describieron algunas formas de victimización, poniendo én¬fasis
en las sociedades anónimas y grandes corporaciones comercia¬les, por
el volumen notable de operaciones que realizan, el número indeterminado
de víctimas, lo pequeño del daño a cada víctima y las ganancias
descomunales que se logran.
Se planteó si este fenómeno no es más que un subproducto
inevitable de la economía de mercado libre, propia del mundo oc¬cidental,
y si el fenómeno es en realidad inexistente en los países socialistas.
Como solución, aparentemente las agencias encargadas del control
no han tenido el éxito esperado, por lo que se propone la creación de un
Ombudsman del consumidor, con facultades de inves¬tigación suficientes
(Dussich).
Finalmente, se afirmó que la Victimología debe pasar del enfo¬que
individualista al enfoque social; si en un principio preocupó y se estudió a
la víctima individual, en el momento actual debe preocu¬par la víctima
social, y la importancia de las instituciones sociales como victimizadoras.
XXVII.4. TERCER SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA (R. F.
ALEMANA)
XXVII. 4.1. Organización
El Tercer Symposium de Victimología se celebró en la Ciudad de
Muenster (Münster), capital de Westfalia, del 3 al 7 de septiembre de
1979, bajo la presidencia del Prof. Hans Joachim Schneider.
El Congreso estuvo organizado en secciones y en grupos de trabajo.
585 Esta revinión produjo una gran cantidad de literatura, principalmente: Kosovski. ^ster; Piedade Júnior, Heitor; Mayo,
Eduardo. Victimología en Debate. Editora Forense. Brtuil. 990. Kosovski, Ester (Coordinadora). Victimuhgía, Enfoque
interdisciplinar. Sociedad Bnuilcli.i le Vitimología. World Society of Victimology. Universidade Federal do Río de Janeiio Srasil,
1993. Kirchhoff, Gerd Ferdinand; Kosovski, Ester; Schneider, Hansjoachirn (E<l> ores). International Debates of Victimolofy.
(Papers and essays given ni the VIIlh Internition.il lymposium on Victimology). WSV. Alemania, 1994.
ción por víctimas concretas, así como la gran participación en el tema de
las drogas.
XXVII.9. OCTAVO SYMPOSIUM DE VicriMOLOGk (AUSTRALIA)
XXVII.9.1. Organización
El Octavo Symposium Internacional de Victimología se llevó a cabo
en la ciudad de Adelaide, Australia, del 21 al 26 de agosto de 1994, bajo
la presidencia de Chris Summer.
El tema principal fue "Victimización y Violencia: estrategias para
sobrevivir", y estuvo dividido en los siguientes rubros: Paradojas y
Paradigmas, Investigación sobre Crimen y Víctima, Aspectos legales,
Violencia intrafamiliar, Tragedia y estrés traumático, Prevención de l.i
Victimización, Servicios para víctimas, Derechos humanos y refugiados
Además, se realizaron sesiones de trabajo (Workshop) sobre lemas
diversos como conciliación, incesto, niños maltratados, víctimas de
guerra, abuso de poder, enseñanza de la Victimología.
XXVII.9.2. Desarrollo .
Lo más relevante de este congreso son los trabajos |>ara un.i
Victimología comparada, ya que la mayoría relata las experiencias il< sus
propios países en los diversos tópicos. Se nota la abundam u de
investigación de campo; son interesantes las experiencia.s <le ¡ti|n< lia
región del mundo.
Algunos temas llaman la atención, como la Victimización ocull.i que
sucede en las escuelas o en el medio familiar, o los estudios de
Victimización de homosexuales y lesbianas.
Se introducen nuevos conceptos, como la codependencia (Codt-
pendency modet) en el que víctima y victimario dependen uno de otro
(como en el alcohólico y su esposa), y que puede llevar a la idea en la
víctima de que carece de toda responsabilidad.
Hay preocupación por los aborígenes y su Victimización, así como
por los migrantes, turistas y refugiados.
La información de nuevos países (como los europeos y africa¬nos) o
nuevos regímenes políticos es muy valiosa, los problemas como el de
Yugoslavia lian conmovido a la coiminul.nl M< mitológica.
XXVII.10. NOVENO SYMPOSIUM DE VICTIMOLOGÍA <Hoiw\NDA)
XXVII.10.1. Organización
El Noveno Symposium Internacional de Victimología se celebró ín la
ciudad de Amsterdam, Holanda, en las instalaciones de la Vrije
Jniversiteit, los días 25 al 29 de agosto de 1997, siendo presidido por an
J. M. van Dijk.
El tema central fue la protección y el cuidado (caring) de las /íctimas,
analizando el papel de la comunidad y de los profesionales, / se dividió en
cuatro grandes subtemas, que fueron ampliamente iiscutidos por más de
600 participantes, provenientes de 67 países.
XXVII.10.2. Estudios sobre la Víctima
El tema de investigación y teoría nos trae nuevos e importantes latos,
en mucho gracias a la "Encuesta Internacional sobre víctimas leí delito"
(International Crime Victims Survey, ICVS), donde póde¬nos observar
que la victimización es un fenómeno cada vez más • econocido y universal
(van Dijk), y que viene conociéndose su co-Telación con la economía, las
armas, el sexo, etc., aunque la situa-;ión victimal se capta como un tema
de conversación natural (Waller).
Preocupan las nuevas formas de victimización, y en particular las
/iolentas, la corrupción, y desde luego el crimen organizado (Skogan) /
sectores muy victimizados como comerciantes y estudiantes.
KXVII. 10.3. Los Derechos de las Víctimas
Se discutió el paradigma de la justicia restitutoria, frente a la
Duramente retributiva, vindicativa o represiva (Weitekamp), y la ne-
:esidad de apoyar la mediación y la restitución, y la introducción de -
esolución de conflictos por medios "tradicionales", muchos de ellos
asados por las llamadas "sociedades primitivas" (Sebba).
La introducción en las legislaciones nacionales de la Declaración
>obre los principios fundamentales de justicia relativos a las víctimas le
delitos y del abuso del poder de Naciones Unidas es una necesidad,
Drincipalmente en materia procesal (Georgeniy); es impoiiaiiir el
locumento sobre los Derechos de las Víctimas para Europ.i (I'.»%), asi
como el Manual Internacional de Asistencia a Víctimas. (Groe iiliiiiijscn).
Ante la crítica general al Derecho Penal y sus instituciones, se hace
patente la necesidad de un Derecho Victimal (Rodríguez Manzanera), que
tiene avances ya en algunos países (México, Cfr, Sánchez Galindo), que
buscan dar mayor poder (empowermení) a las víctimas (Sabba, Snyman).