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Niklas Bornhauser, Daniela Granados


Reflexiones Sobre Usos y Abusos del Test de Rorschach en Salud Pública
Psykhe, vol. 15, núm. 2, noviembre, 2006, pp. 117-124,
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96715211

Psykhe,
ISSN (Versión impresa): 0717-0297
psykhe@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
PSYKHE Copyright 2006 by Psykhe

2006,Vol
.15,Nº2,117-124 I
SSN 0717-0297

Reflexiones Sobre Usos y Abusos del Test de Rorschach

en Salud Pública

Reflections on Uses and Abuses of the Rorschach Test

in Public Health

Niklas Bornhauser

UniversidadDiego Port
ales

UniversidadAcademia de Humanismo Crist


iano

Daniela Granados

Actualmente, los tests psicológicos cumplen una importante función al interior del sistema de salud pública. Se

examinan los principales propósitos a los cuales sirve el test de Rorschach, en particular, y se discuten algunas

consecuencias para la práctica clí


nica. Dicha problemática es abordada desde la teorí
a de los discursos y ciertas

consideraciones derivadas de una teorí


a contemporánea de subj
etividad.

Palabras Clave:psicometría, epistemología, práctica clínica, sujeto.

At present, psychological tests carry out an important function inside the public health system. This article

examines the main purposes served by the Rorschach Test and discusses some consequences for clinical practice.

The problem is considered using some elements from discourse theory and certain considerations derived from a

contemporary theory of subj


ectivity.

Keywords:psychometrics, epistemology, clinical practice, subject.

Las medit
aciones y consideraciones expuest
as nes clí
nicas en el ámbit
o de la salud pública y su

a cont
inuación arrancan de o se originan –si de orí
- ult
erior elaboración mediant
e el act
ode la escrit
ura.

genes se puede hablar–en la experiencia clí


nica,ex- La práct
icaprof
esional que brinda el cont
ext
o aca-

periencia que,en lo que a est


e caso singular respec- démico en el cual sucede la ment
ada experiencia,se

t
a,acont
ece yse inscribe en el marco de una práct
i- ef
ect
uóen un cent
ro en el cual,como en t
ant
os ot
ros,

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esional en psicologí
aclí
nica.Concret
ament
e, se brinda un t
ipode at
enciónque,en un principio,es

la experiencia en cuest
iónt
iene lugar a propósit
ode def
inidacomo médica,yque es of
recida a la variaday

las at
enciones clí
nicas ef
ect
uadas al int
erior de una numerosa poblaciónprovenient
ede las dif
erent
es lo-

Unidadde SaludM ent


al,dependient
e de un hospi- calidades de la provincia,principalment
e de zonas y

t
al de la V región yde la signif
icaciónque le es asig- sect
ores másbien rurales.Especí
ficament
e,la Unidad

nada a dichas at
enciones.En las respectivas de SaludM ent
al en cuest
ión at
iende a una client
ela

supervisiones docent
es,ef
ect
uadas a propósit
o de múlt
iple ydiversa,derivada de los correspondient
es

las at
enciones realizadas por la pract
icant
e,surgie- cent
ros de at
enciónprimaria (
p oliclí
nicos yot
ras ins-

ron algunas de las inquiet


udes ysospechas,dudas t
ituciones)
,de ot
ras unidades hospit
alarias o decual-

ypregunt
as que post
eriorment
e f
ueron sist
ema- quier ot
ro servicio público.Los suj
etos consult
ant
es,

t
izadas ypresent
adas en el cont
ext
o de una reunión en la medida en que proceden de sect
ores yest
rat
os

clí
nica int
erdisciplinaria.De est
e modo,las ref
lexio- desf
avorecidos yperif
éricos,sit
uados en las af
ueras

nes que se expondrán a cont


inuación pueden ser de los cent
ros o núcleos sociales hegemónicos o pre-

leí
das como el t
est
imonio de las primeras incursio- dominant
es,por consiguient
e,ya vienen con una

cargaprevia de marginalidadyexclusión,una det


er-

Niklas Bornhauser, Facultad de Ciencias Humanas y Edu- minaciónprevia que,como se verámás adelant
e,será
cación, Universidad Diego Portales. Escuela de Psicolo-
acent
uada ysubrayada sucesivament
e por la lógica

a, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
imperant
e a la cual son somet
idos por su inclusión en
La correspondencia relativa a este artí
culo deberá dirigirse

a Niklas Bornhauser, e-
mail:niklas.bornhauser@ gmail.com el sist
ema de at
ención.
118 BORNHAUSER Y GRANADOS

Dichos sujetos acuden al mentado centro formu- En ese sentido, se podría decir, parafraseando a

lando una demanda de atención, que es correspondi- Lacan (1991), que el Rorschach en tanto prueba

da, aunque sea de manera asimétrica y desequilibrante, psicodiagnóstica, a este nivel, hace de sostén y de

con atenciones, cuidados o tratamientos, tanto psi- soporte (Träger) del discurso médico, que adopta la

quiátricos, psicológicos como psicosociales. Dentro forma del discurso amo, dado que no admite la idea

de las principales actividades realizadas por el equipo de una posición supuesta hacia un saber frágil, in-

multidisciplinario, al cual la alumna en práctica se in- cierto y falto de garantías, sino que prima la convic-

tegra en virtud de la función específicamente “psico- ción acerca de un saber axiomático, irrefutable y cer-

lógica”que ella debe encarnar con tal de asegurar el tero, impuesto por otro (Lipowatz, 1982;W idmer,

funcionamiento coordinado de dicho conjunto 1983). Ante semejante coerción cognoscitiva la di-

relacional, se encuentran:diagnóstico, tratamiento y mensión del significante cede, retrocede hasta el

seguimiento psiquiátrico, psicoterapia individual y punto de desaparecer, evocando las siguientes pre-

familiar, atención farmacológica, talleres, trabajos en guntas:¿cómo sucede eso?¿Cuál es la finalidad del

grupos y talleres de capitación. uso de una prueba como el Rorschach en el contex-

Con respecto a la primera de las prácticas aludidas, to señalado?

la aplicación del test de Rorschach, una prueba psico- La respuesta más espontánea –e ingenua–

lógica empleada con cierta frecuencia y sistematicidad apunta a que en un inicio, el “uso” del test de

en el ámbito de la salud pública, en términos generales, Rorschach se reduciría únicamente a la formula-

se inscribe en el contexto de las múltiples acciones, ción “objetiva”de un diagnóstico y su ulterior com-

operaciones y gestiones, común y consensualmente probación, en resumen, un acto –comunicacional–

denominadas “psicodiagnósticas”, realizadas con el neutro, desprendido y desinteresado. Sin embar-

propósito de nombrar, distinguir y clasificar un trastor- go, como se desprende inmediatamente de lo ante-
1
no o una alteración mental (Braunstein, 1980). rior, esta respuesta, generada lisa y llanamente, al

Específicamente, las reflexiones siguientes están des- desatender las relaciones entre una cierta praxis,

tinadas a examinar algunas de las eventuales conse- en este caso, psicodiagnóstica, y su correspon-

cuencias que se desprenden de un determinado uso diente contexto epistemológico, discursivo, social,

u empleo del test, un uso que se da, por lo general, et c. , n o ag o t a l a(s ) p reg u n t a(s ) i n i ci al m en t e

en un contexto clínico más amplio, responsable de planteada(s), sino que, más bien, descubre y abre

aportar el marco socio-simbólico mediante el cual otras vertientes problemáticas, que aguardan ser

las acciones concretas y particulares reciben su do- resueltas.

tación de sentido y, por lo tanto, las cogitaciones A propósito de lo anterior, conviene recordar

que se desplegarán a continuación sólo se relacio- en este lugar que la principal preocupación de este

nan secundaria o derivadamente con el test de sistema, llamado “sistema de atención secundaria”

Rorschach “en sí”o “como tal”–de existir tal cosa. –el cual se impone, desde un principio, como una

Consiguientemente, lo dicho a propósito de un que- categorización y agrupamiento de determinadas pa-

hacer determinado, vinculado con fines didácticos a tologías–, consiste en abarcar y englobar la mayor

una prueba determinada, más allá de sus caracterís- cantidad de trastornos “mentales”, preformulados

ticas y propiedades particulares, se puede aplicar a y preespecificados a nivel gubernamental, defini-

la práctica clínica en general. dos, a su vez, en consonancia con las principales

líneas directrices que engloban las políticas de sa-

lud actuales. Por lo tanto, la aspiración de dichas


1
Efectivamente, la tan difundida práctica de la clasifica-

c i ón d e l os “t r a s t or n os m e n t a l e s ” s e e n c u e n t r a c on l a
instituciones, inscritas en el marco y recuadro se-
monumental dificultad de que ésta, a diferencia de lo que
ñalado, apunta a ubicar, colocar y fijar en dichas
habitualmente suele acontecer en el campo de las ciencias

biomédicas, carece de un suelo corporal sólido y seguro, categorías apriorísticas al mayor número posible

en el cual hundir sus raí


ces botánicas, con lo cual las cate- de individuos, los cuales, mediante los correspon-
gorí
as con las cuales opera suelen ser entidades difusas,
dientes manuales estadísticos, son reducidos a una
malamente delimitadas y entremezcladas, suj
etas a un im-
expresión numérica, aprehendida y apresada en una
portante grado de variabilidad.Consiguientemente, las

enfermedades mentales, a las cuales habrí


a que atribuirles especie de catálogo, que agrupa y ordena las pato-

una materialidad fundamentalmente simbólica, al menos logías anteriormente distinguidas y correctamente


primariamente sólo existen en el correspondiente espa-
denominadas.
cio clasificatorio, basado en el reconocimiento y la desig-

nación de diferencias de reciprocidad entre los términos

en cuestión.
REFLEXIONES SOBRE USOS Y ABUSOS 119

¿ A Q u ié n s e Atie n d e ? El dictamen –prematuro– de depresión, en este

caso, viene a obstaculizar que el sujeto, una entidad

conceptual que es excluida a priori y tajantemente


¿Se trata de una atención a quién o a qué? ¿A un
mediante la aplicación ciega e irreflexiva de esta ca-
paciente que padece?
tegoría diagnóstica sintomática y descriptiva, de la

No, a un paciente no. Ahí donde podría haber un cual se siguen automáticamente las medidas tera-

paciente entendido al modo de la psicología clínica, péuticas a ser iniciadas, se acepte como doliente. Es

un sujeto hablante, un parl


être (Braunstein, 1982; como si, el reconocimiento de la enfermedad por parte

Lacan, 1966; Lang, 1973), éste es reducido, al ser en- del profesional de salud mediante, se enalteciera y

tendido exclusivamente al modo de la clínica de lo se volviera respetable un sufrimiento que, de no

observado, a su corporalidad material, su sustrato corresponderse con alguna categoría clínica esta-

físico o soma, considerado como signo a ser mirado blecida, tendría que callarse y, por consiguiente,

en su superficie corporal (Foucault, 1986), donde los ocultarse por deshonroso e incalificable. Siguiendo

síntomas cobran un sentido que nada tiene que ver a L. I


srael (1979), se podría decir que la medicalización

con el sujeto del inconsciente, sino que, más bien, inherente al acto diagnóstico unidimensional, eje-

con un saber amo, un saber que Otro impone, donde cutado exclusiva y únicamente desde la lógica

prima el deseo del médico, que perfectamente puede biomédica, consiste en conducir al sujeto hablante a

ser encarnado por un psicólogo o cualquier otro pro- no ser más que un organismo enfermo .
2

fesional de la salud, deseo de curar. Éste prima y se En franco contraste con la (in)comprensión de

coloca por sobre el deseo de desear del sujeto, sofo- sujeto, en la que se sustenta el proceder anterior-

cando y acallándolo, haciendo oídos sordos al llama- mente descrito, el análisis contemporáneo del suje-

do de otra escucha, escucha desde lo significante to (Frank, Raulet & Van Reijen, 1988), en lo que sus

(Brotbeck, 1988). Desde la mirada de lo observado, posibilidades de constitución y existencia respecta,

aproximación privilegiada de la medicina y la psiquia- requiere que éste, más que ser pensado como una

tría, el énfasis está puesto en el cuerpo connotado en sustancia, una suerte de esencia clausurada, con-

la objetividad, en su materialidad objetivada, su ca- cluyente y definitiva, sea concebido no solamente

rácter empírico-fáctico, reducción epistémica con la como una forma, categoría del pensar que tradicio-

cual el sujeto –de lo inconsciente– se disuelve, se nalmente se suele oponer a la idea de esencia o sus-

desvanece y finalmente desaparece, para quedar dis- tancia (Ebeling, 1993), sino, de manera adicional,

minuido a su mera objetividad a ser leída según el como una forma que “no es sobre todo ni siempre

insobornable canon de moldes categoriales y pautas idéntica a sí misma” (Foucault, 1994, p. 123), es decir,

conceptuales prestablecidas desde una lógica a- como una forma voluble, cambiante y, a ratos, capri-

subjetiva, tendiente a la aniquilación del sujeto. chosa (Zizek, 2000). Por consiguiente, si realmente

Esto sucede así, por ejemplo, cuando a un pa- queremos hacernos cargo de la pregunta por el suje-

ciente que asiste al centro diciendo sentirse “depri- to, superando los reduccionismos y las sobresim-

mido”, sin siquiera plantear la posibilidad de cues- plificaciones abreviadas y facilistas, en primer lugar,

tionar la posición subjetiva de aquel que, de entra- se hace necesario rechazar categóricamente toda

da, se autodenomina “deprimido”, se le interroga si, concepción o teoría apriorística de sujeto y, segun-

además de lo anterior, en las últimas dos semanas ha

sufrido una disminución acusada del interés o de la 2


Un diagnóstico de depresión, en todo caso, como se puede

capacidad para el placer en todas o casi todas las inf


erir a partir de l
as pal
abras de E.Roudinesco (
1 999),

actividades, insomnio o hipersomnia, fatiga o pérdi- siempre debe hacerse teniendo en cuenta l
as condiciones

socio-
h istóricas de l
a época, pues actual
mente, en con-
da de energía, disminución de la capacidad para pen-
traste con l
a sociedad imperante a f
ines delsigl
o XI
X,
sar o concentrarse, o indecisión, completando de
cuyo paradigma psicopatol
ógico era l
a histeria, se puede

esta manera los criterios diagnósticos necesarios habl


ar de una genuina “sociedad depresiva”, con l
o cual

para poder hablar de un episodio depresivo mayor aquel


la manif
estación psí
quica denominada “depresión”,

baj
o cual
q uiera de sus variaciones, presenta al
gunas dif
e-
según el DSM-I
V. Nuevamente, no se trata de dis-
rencias crucial
es con l
a eventualdepresión de antaño.No
cernir si la definición aportada por el manual psi-
resul
ta sorprendente que elconf
ormismo general
izado con-

quiátrico es “buena” o “mala”, sino de reparar en la temporáneo, caracterizado, entre otros, por l
a renegación

incidencia de semejantes categorizaciones en un ejer- radicalde l


a muerte, compl
emente un higienismo social

propio de un mercado –neol


iberal
– de consumo, cuyos
cicio clínico mecánico, irreflexivo y acrítico, identifi-
criterios principal
es son l
a ef
iciencia, l
a ef
icacia y l
a ren-
cado a los poderes amos.
tabil
idad económica.
120 BORNHAUSER Y GRANADOS

do, se torna una exigencia imperativa el centrar la vierte en un contrasentido y en un núcleo de resis-

discusión a propósito del sujeto en los respectivos tencia, sino que se torna tácticamente imposible.

modos de producción de subjetividad asociados a Del modo en que las ciencias fácticas, aliadas y

ciertas prácticas discursivas (Zima, 2000), circuns- asociadas con los poderes amos, se proponen hacer
3

critas a su vez a momentos históricos o incluso épo- olvidar el drama subjetivo, se podría conjeturar que

cas determinadas . no forcluyen al sujeto, lo que supondría un funcio-


4

De esta manera, la consideración del problema namiento psicótico, sino que, más bien, no quieren

del sujeto en el marco de los sistemas de atención saber nada de la verdad de lo que significa para él su

secundaria requiere, por un lado, pensar al sujeto a propio acto (Eidelsztein, 2001).

partir de sus procesos de constitución subjetiva y, Pero, entonces, retorna la pregunta: ¿cuál es la

por el otro, recoger y dar cuenta, en la medida de lo función del test de Rorschach en un sistema como

posible, de la compleja red de factores confluyentes éste?

e incidentes en la subjetivación, en suma, ilustrar la Ya lo hemos dicho –el diagnóstico. El esfuerzo,

sobredeterminación (Überdeterminierung) a la cual sistemático y metódico, encarnado en una serie de

está sujeto el sujeto contemporáneo en su misma aparatos y maquinarias protésicas, está puesto en

configuración estructurante (Keupp et al., 1999). determinar un conjunto de signos, que puedan tener

Desde ya podemos anticipar la sospecha de que la el valor de un síndrome (ya sea depresivo, maníaco,

práctica psicodiagnóstica, en tanto ejercicio rutina- bipolar, esquizofrénico, orgánico, etc.), que pueda

rio y estandarizado, firmemente consolidado al inte- correlacionarse positivamente con un complejo

rior del conjunto de prácticas cotidianas en salud relacional de acciones terapéuticas y psicofarma-

mental, juega un rol crucial y decisivo en la confor- cológicas (Braunstein, 1975). De esta forma, el diag-

mación y consolidación de dicha subjetividad. nóstico responde a una demanda social, política y

económica, donde cada producto farmacéutico, cada

La Esc uc h a , el Disc urso , el Sujeto pharmakon (Derrida, 1972), se relaciona a un diag-

nóstico determinado, que disminuirá o reducirá la car-

La escucha, el gesto de aguzar los oídos y de ga sintomática y, de la misma forma, acalla, enmudece,

beber las palabras, gesto constitutivo de toda sub- silencia al sujeto. El test de Rorschach, puesto en

jetividad en psicología clínica (Milner, 1989), ante la esta mecánica procedimental, pragmática y eficiente,

mirada médica, que persigue el propósito de obser- en cuanto instrumento descriptivo avalado y respal-

var, clasificar, medicar y reducir o eliminar síntomas, dado por las ciencias fácticas, aporta su correspon-

se torna un estorbo, una molestia o contrariedad. Al diente contribución al etiquetaje de un nombre que

momento de estar basada y orientada toda la ges- borre toda subjetividad. En este sentido, dicho en

tión y todo el manejo de las enfermedades mentales palabras más módicas, cobra un valor iatrogénico, en

al cumplimiento y la consecución de metas tanto hace desaparecer al sujeto de la demanda

preestablecidas, metas formuladas e impuestas des- (Kaltenbeck, 1986a, 1986b).

de una lógica predominantemente administrativa y Conviene recordar que tanto la ciencia psiquiá-

burocrática, la escucha clínica no solamente se con- trica misma como las ciencias asociadas y deriva-

das, en tanto disciplinas híbridas, levantadas sobre

los cimientos históricos, sociales y cognoscitivos

3
de la Modernidad, debido a su singular condición
Una de las consecuencias de la división científica del tra-

baj
o consiste en el hecho de que hoy en día resulta prácti- epistémica (Braunstein, 1980), tanto teórica como

camente imposible hablar del suj


eto “a secas”,o sea,de prácticamente son impensables sin la coexistencia

simultánea de una extensa e imbricada trama de ins-


construir una definición categórica y definitiva del con-

cepto de suj
eto,un significante,que en cada disciplina
tituciones de sujeción y control, entre las cuales fi-
conlleva otra significación.De esta manera,sólo es posi-

ble hablar de un suj


eto “de”la filosofía,“de”la lingüística, guran, por ejemplo, la cárcel, la escuela, la fábrica, el

“de” las ciencias j


urídicas,“de” la sociología,etc. hospital y, por supuesto, el manicomio. El ejercicio

constante y minucioso del poder, ejercicio facilitado


4
A propósito de la condición epocal de la pregunta por el

suj
eto,se ha de registrar que una de las dimensiones más
por la estructura panóptica (Bentham, 1791) de es-
l l a ma t i v a s y más po l émi c a s del l l a ma d o d e ba t e entre

M odernidad y Postmodernidad,una expresión excesiva- tas instituciones, engendra un determinado tipo de

mente general e inespecífica,que en otro momento ha- s


a ber respecto de los sujetos apresados, examina-

dos y vigilados, que se registra de manera perma-


bría que precisar,efectivamente lo constituye la pregunta

por las diferentes modalidades subjetivas pensables al in-


nente, dando origen a diferentes archivos y docu-
terior de las diferentes epistemologías.
REFLEXIONES SOBRE USOS Y ABUSOS 121

mentos. Este saber, levantado gracias a la vigilancia, nivelevol


utivo de l
as rel
aciones obj
etal
es, l
a modu-

el control y la corrección institucional, según l


ación afect
iva, elmanej
o de l
a depresión y de l
a

Foucault, es la condición y el requisito, al mismo angust


ia, et
c.

tiempo que la base material, a partir de la cual surgen En ot


ras pal
abras, almoment
o de anal
izar l
a inci-

las ciencias humanas, entre ellas la psiquiatría, la dencia yl


os al
cances deluso deltestde Rorschach

psicología, la criminología, la medicina y la pedago- se vuel


ve inminent
econsiderar elt
ipo de rel
aciones

gía (Foucault, 1980a, 1980b). que se est


abl
ecen ent
re l
os diferent
es component
es

A partir del análisis de este cuerpo fragmentario de dicho conj


unt
o.Foucaul
tdice “Ent
re est
os el
e-

de saberes, conformado por modalidades de saber ment


os, discursivos o no, exist
e como un j
uego, de

altamente discrepantes y hasta contradictorias, a l


os cambios de posición, de l
as modificaciones de

partir del examen pormenorizado de variados elemen- funciones que pueden, ést
as t
ambién, ser muydife-

tos entrelazados que, a su vez, conforman un tejido rent


es”(
1 991, p.129).La nat
ural
eza deldisposit
ivo,

reticular altamente intercalado, puede ser separada en cuyo ent


ramado se asient
an l
as diferent
es prue-

la racionalidad disciplinaria particular, que distingue bas psicodiagnóst


icas, por consiguient
e, es esen-

a los diversos saberes en cuestión y que se encuen- cial


ment
e est
rat
égica pues, alest
ar inscrit
o en un

tra en una relación de continuidad o de complicidad j


uego de poder yl
igado a ciert
as formas de saber, se

con la lógica imperante. Este entramado relacional, t


rat
a de “est
rat
egias de rel
aciones de fuerzas sopor-

denominado dispositif, puede ser definido de mane- t


ando unos t
ipos de saber, ysoport
adas por el
los”

ra t
ent
ativacomo: (
F oucaul
t,1991, pp.130-131).

Un conj
unt
o decididament
e het
erogéneo, que Eluso de l
as pruebas psicol
ógicas en general
, y

comprende discursos, inst


ituciones, inst
alacio- delt
estde Rorschachen part
icul
ar, no responde a

nes arquit
ect
ónicas, decisiones regl
ament
arias, una event
ualinquiet
ud o curiosidad por saber so-

l
eyes, medidas administ
rat
ivas, enunciados cien- bre ese saber alque nunca se accederá, delque nun-

t
íficos, proposiciones fil
osóficas, moral
es, ca se sabe, sino, más bien, a l
a necesidad de com-

fil
ant
rópicas, en resumen:l
os el
ement
os deldis- probación yobj
etivación de un saber ot
ro, consol
i-

posit
ivo pert
enecen t
ant
o a l
o dicho como a l
o dado yprescrit
o desde ot
ro l
ugar.En est
e sent
ido, l
a

no dicho.Eldisposit
ivo es l
a red (
réseau)que función delt
estde Rorschachalint
erior delsist
ema

puede est
ablecerse ent
re est
os el
ement
os. de at
ención previament
e descrit
o puede ser circuns-

(
F oucaul
t,1991, p.128) crit
a a l
a confirmación yrat
ificación de una hipót
e-

Por un l
ado, elt
estde Rorschachforma part
e de sis previa, propuest
a e impuest
a no por elpacient
e

aqueldisposit
ivo, quedando ubicado en un l
ugar sino por elOt
ro amo (
q ue puede ser elmédico, el

acot
ado ypreciso, que se define yafirma a t
ravés de psicól
ogo, l
a asist
ent
e social
, elgrupo de l
a unidad,

l
as correspondient
es co n e xi o n e s yvíncul
os et
c).En est
a l
ínea ha de ser int
erpret
ada l
a práct
ica,

vehicul
izados por un pl
exo prefigurado de rel
acio- difundida t
ant
o ent
re psicodiagnost
icadores nove-

nes de reciprocidad.Por elot


ro, dicho ret
ícul
o l
es como en sus pares abot
argados yembot
ados, de

rel
acionalse reproduce, a su vez, ent
re l
os diferen- t
omar cada l
ámina delRorschachcomo si fuera un

t
es el
ement
os, cuyo int
erj
uegocorrel
ativocompone sí
mbol
o en elsent
ido convencionaldeltérmino, es

–ydescompone–elmarco o encuadre l
ógico-con- decir, como si t
uviera un significado único, fij
o e

cept
ual
, a part
ir de o desde elcualse van a l
eer l
as inmut
abl
e, asociado a l
a l
ámina en cuest
ión de ma-

verbal
izaciones delpacient
e.Frecuent
ement
e, en l
a nera fij
a e invariant
ement
e consol
idada.De est
e

práct
ica cot
idiana se pasa por al
to l
a necesidad de modo, una respuest
acomo “Unmonst
ruo,se vegran-

int
erpret
ar cada í
ndice o indicador de acuerdo a su de yoscuro”corre elpel
igro de ser int
erpret
ada,

caráct
er de indicación, es decir, correl
acionando y baj
o una t
ranscripción mecánica ymaquinal
, como

cont
rast
ándol
o con l
os demás coeficient
es o fact
o- enunciado proferido por un suj
eto, en cuyo

res.Concret
ament
e, si bien eltipo vivencialpuede psiquismo “gobierna, de manera despót
ica yt
iránica

ent
regarnos un pat
rón o una paut
a int
erpret
ativa de una figura parent
al[
sic]aut
orit
aria ydominant
e, vio-

sumo int
erés, no por el
lo se debe ol
vidar, por un l
ent
a yarcaica, hacia l
a cualX est
abl
ece una rel
a-

l
ado, de rel
acionar est
e dat
o con l
a información co- ción sumisa, t
emerosa yt
imorat
a”.

rroborada mediant
ela ent
revist
acl
ínica, ypor elot
ro, Por consiguient
e, elpsicól
ogocomport
ament
alist
a,

de vincul
ar est
e ant
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e con ot
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122 BORNHAUSER Y GRANADOS

den, usará el instrumento en cuestión, que para él co- de el lenguaje y su movilidad. De esta manera, res-

bra el valor de “prueba de personalidad”, con tal de puestas tan dispares y heterogéneas entre sí como

objetivar datos y contrastarlos con impresiones “Dos grandes senos redondeados, vol
uminosos,

categorizadas en “adecuado e inadecuado”, “normal y vol


uptuosos, de tonal
idades dif
eridas”, “Un cami-

anormal”, según lo socialmente esperado y aceptado. no y alf


ondo, ahídonde se torna más oscuro, se

A partir de ahí procederá a emprender los correspon- ven dos árbol


es” y “Un submarino, que se ref
lej
a

dientes pasos terapéuticos, que pueden consistir, por en elagua” al interior de un mismo sistema clasifica-

ejemplo, en la desensibilización y extinción del com- torio, más allá del registro específico de los diferen-

portamiento, sin sospechar siquiera que con ello asi- tes contenidos, son tabuladas, en un primer paso de

mismo eliminará toda posibilidad de existencia del su- codificación, como respuestas FK y sometidas, en

jeto, su verdad, su cura. En otras palabras, “anula la un segundo instante, a los cálculos cuantitativos

dimensión de lo incurable” (Foulkes, 1994). subsiguientes, tendientes a anular las diferencias

Desde aquí, el test de Rorschach, que cumple específicas. Es decir, se olvida la máxima de la clínica

una función precisa y delimitada al interior de un del caso a caso en pro de la pretendida objetividad,

complejo engranaje secuencial y comportamental, del causalismo determinista y del pragmatismo ope-

opera como un instrumento de categorización, codi- rativo, cualidades que sólo pueden quedar referidas

ficación, clasificación y ordenamiento, quedando en al acto de una demanda medicalizada.

concordancia con la utilidad y funcionalidad de las No obstante, como recuerda Foucault, “en el sis-

descripciones nosológicas, como lo son las sucesi- tema disciplinario, el principio de distribución y cla-

vas ediciones y reediciones del CI


E y del DSM . De- sificación de todos los elementos implica necesaria-

bido a la particularidad del objeto de conocimiento mente un residuo;siempre hay, entonces, algo in-

de las ciencias psi, particularidad que se deriva de clasificable” (2004, p. 74), con lo cual la sujeción de

sus mismas condiciones de producción, a saber, el los cuerpos, el doble movimiento compuesto por

hecho de que los procesos y alteraciones atribuidos sometimiento y subjetivación, assuj


etissement

a los sujetos bajo la forma de diagnósticos no son (Butler, 1997), será siempre una sujeción fallida, lo-

objetos naturales que estén ya ahí, esperando ser grada a medias, a la cual escapa un resto inasimilable

descubiertos por la mirada escrutiñadora del profe- que se resiste a la clasificación. Es precisamente a

sional de la salud, sino objetos discursivos, creados partir de esa falla o desperfecto de la consolidación

y sostenidos por las mismas disciplinas, el ejercicio y atadura subjetiva, ese resto intangible evanescente,

diagnóstico pasa a ser la actividad y el momento que se abre la posibilidad de un trabajo genuina-

más importantes de dicha práctica y el test de mente clínico, más allá de las prescripciones y orde-

Rorschach, así como otras pruebas psicológicas, nanzas autoritarias.

cumple una función vital en él.

El dispositivo en cuestión, por lo tanto, en la ¿ Y C u á le s s o n lo s Re s u lta d o s m á s


medida en que define una serie de conexiones ínti-
In m e d ia to s d e Es ta P rá c tic a ?
mas y singulares entre saber y poder, permite y con-

diciona la producción subjetiva, constituyendo al El resultado o, al menos, uno de los resultados

sujeto en la medida en que la vigilancia continua, la más visibles y palpables del ejercicio psicodiagnós-

escritura ininterrumpida y los castigos y las sancio- tico masificado y acrítico en la práctica clínica, resi-

nes reales y virtuales, todos ellos elementos vincu- de en la creciente cronicidad de los pacientes, la

lados al ejercicio psicodiagnóstico, dieron marco y generación y mantención artificial de una verdadera

soldadura a ese cuerpo así avasallado y le extrajeron patología de la demanda y el eterno retorno (ewige

una psique. De acuerdo a lo expuesto, el aporte o el Wiederkehr) en búsqueda de una genuina escucha.

interés del test de Rorschach al interior del sistema Como consecuencia de lo anterior, el padecimiento

secundario de atención, una contribución secunda- de la palabra desaparece, el malestar subjetivo se

ria, que trasciende su lógica interna, consiste en borra, la desazón o el desasosiego estructural deja
5
homogeneizar, fijar y coagular al ser que vive des- de articular una demanda, un deseo.

En vez de representar su sufrimiento simbólica-

mente, de transcribirlo y transportarlo a un registro


5
En estricto rigor, más que de un ser (Sein)
, en virtud del
otro, susceptible de ser escuchado y elaborado, los
proceso de constitución, subjetiva, que acarrea una pérdi-
pacientes, presos de un círculo o de un circuito
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REFLEXIONES SOBRE USOS Y ABUSOS 123

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124 BORNHAUSER Y GRANADOS

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