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Rodolfo de la Torre
En algunos casos, al hablar de una medida neoliberal parece que se intenta comunicar la
idea de que dicha medida ha sido planteada por razones puramente ideológicas, cayendo
ciegamente en la bondad del mercado, sin verificar correspondencia alguna entre las
creencias y los hechos. En ocasiones el término neoliberal, no señala una creencia
infundada, sino tan solo un preferencia por depositar en el sistema del mercado la
conducción de la economía. El error es ignorar todo aparato analítico que apoya medidas
alternativas al libre mercado, en particular la intervención estatal. En otros casos, por
neoliberal se entiende simplemente lo que hicieron los “neoliberales”, y estos se definen
como los encargados de la política económica. Cabe mencionar que quienes usan el término
“neoliberal” dejan a su significado a la imaginación de su auditorio, pues se adhieren a una
definición filosófica, política o económica relativamente clara que enfatiza:
El individualismo
Los derechos y libertades de las personas
Las condiciones de la economía por el sistema de mercado
En suma el término neoliberal más de una vez se aplica de forma contradictoria pues
políticas manipuladoras del mercado, excluyentes de la participación de competidores en
ciertas áreas y en muchos casos violadoras de derechos individuales, son englobadas junto
con las políticas de liberación de mercados, promotoras de la competencia y que amplían la
acción de los individuos. Los críticos del Neoliberalismo suelen desmarcar la historia
simplistamente, de forma que tal corriente se inicia con el fin del gobierno de José López
Portillo y prosigue hasta nuestros días. En esta perspectiva, resulta claro que las estadísticas
económicas más importantes muestran un desempeño superior del país antes del
neoliberalismo que con él. en realidad, este bosquejo de argumentación toma formas más
elaboradas y sutiles, descubrieron alguna políticas “neoliberales” como la apertura
comercial, las privatizaciones y la desregulación, y cuantificando las otras pérdidas
económicas y sociales, como caída de los sectores como el agrícola y el aumento de los
índices de pobreza. así por ejemplo pasa por alto que entre 1972 y 1982 las economías
latinoamericanas recibieron recursos financieros del exterior, principalmente en forma de
préstamos a sus gobiernos. Con estas cifras no deber ser sorpresivo que cuando se contó
con recursos de crecer se creció, y cuando estos faltaron simplemente no se creció.
Quienes comparan el “neoliberalismo” con sus antecesores sin considerar su “herencia” que
tuvo que manejar el primero, sesga el análisis. cualquiera que incluya en su examen de los
sexenios anteriores la carga económica dejada por el periodo no neoliberal, a veces es
llamado “populista”, dejará de considerar con seriedad la ecuación tiempos no
“neoliberales” igual de buenos, tiempos “neoliberales” igual a malos. Un tercer problema
con la caracterización de “neoliberal” de las últimas administraciones es que suele ignorar
la filosofía política de los pensadores “verdaderamente” neoliberales, para contrastarlas con
la práctica argumental. En muchas ocasiones, los críticos del neoliberalismo toman el
camino corto de considerar como expresión del contenido público del neoliberalismo las
declaraciones de funcionarios del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la
Secretaria de Hacienda.