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DESARROLLO
La prisión preventiva es una institución que permite la detención sin que exista
sentencia condenatoria firme; siempre y cuando concurran determinadas
circunstancias que hicieran peligrar la eficacia del sistema, representadas por el
peligro de fuga o el entorpecimiento de la investigación. Para que no sea utilizada
de manera generalizada, como pena anticipada o como medida de seguridad, los
indicadores deben estar correctamente definidos para alcanzar la finalidad de
una medida cautelar excepcional de naturaleza asegurativa. Al momento de
aplicarse esta gravosa medida coercitiva, lo que se está poniendo en juego son
dos fuerzas que se contraponen: la eficacia del proceso penal y las garantías
constitucionales. O sea, el problema de la naturaleza y de los fines del
encarcelamiento preventivo generó dos concepciones: la procesalista que no le
reconoce a la prisión preventiva el carácter de pena asimilándola a las medidas
cautelares al procedimiento civil y la sustantivista que la asimilan a la sanción
penal misma. Como Diría el Dr. Zaffaroni (1) “…. La cuadratura del círculo en la
interdisciplinariedad del derecho penal y procesal la da la prisión preventiva. El
preso preventivo (sin condena) sufre una prisionización cuya naturaleza para
unos es procesal y para otros, penal. Para las teorías procesalistas, no es pena
sino una medida de coerción procesal semejante al embargo en el proceso civil.
Cabe observar que el embargo produce un daño patrimonial reparable en bienes
de igual naturaleza, pero la prisionización no puede repararse en bienes de igual
naturaleza, pues nadie puede restituirle un pedazo de vida al indebidamente
preso…….”
El Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires establece en su
articulado que todas las medidas cautelares deben ser excepcionales, y en
especial la prisión preventiva: “el estado de inocencia es una garantía de la
seguridad jurídica para los individuos”. Art 8 CADH. Los argumentos que se han
dado para justificarla, no salvan la trasgresión al principio de presunción de
inocencia dada en La Convención Americana de Derechos Humanos “Toda
persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad” (art. 8, párr. 2). Y también
en la Convención Americana de Derechos Humanos establece: “1º) Toda
persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal... 3º) a que Nadie
puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios” (art. 7).
Hasta acá hablamos de las miradas antagónicas sobre la prisión preventiva, pero
¿de dónde surge tal discusión? Como podemos apreciar este instituto evoluciono
o involuciono dependiendo del tiempo, momento o circunstancia para aplicar la
misma.
En América Latina, la prisión preventiva ha evolucionado a lo largo de los últimos
20 años, en donde el proceso ha transitado reformas al sistema de justicia penal.
Este proceso ha evolucionado tanto, que casi en todos los países se ha
abandonado el sistema inquisitivo tradicional, que adopta esta prisión preventiva
como una regla, y se ha reemplazado por sistemas acusatorios, que la adoptan
como una excepción.
La regulación de la prisión preventiva ha sido con probabilidad el tema
destronado por las reformas en la justicia penal, que ha tenido lugar en
prácticamente todos los países de la región.
Podemos decir que en ese lapso mencionado se inició un proceso de reforma a
la justicia criminal que afectó con diversa intensidad y grado a los distintos países
del continente.
Las razones que motivaron el proceso de transformación a la ley procesal penal
fueron los abusos contra los derechos fundamentales en el contexto del proceso
penal inquisitivo y la poca eficiencia de éste sistema en la persecución penal,
siendo la prisión preventiva la institución que más motivó a dichos cambios, entre
otras.
Es una medida de coerción procesal dictada por el Juez de Investigación
Preparatoria, que tiene por finalidad limitar temporalmente la libertad del
imputado, a efectos de obtener la efectiva aplicación de la ley penal.
Hasta donde nos hemos desviado de la norma fundamental, que en la cuna de
la democracia, Grecia, el punto de vista jurídico se identificaba a la persona con
el cuerpo, y la libertad era concebida esencialmente como la libertad corporal. La
justicia penal, nunca llego a imponer la pena de prisión por considerar que
afectaba a la libertad, sustituyendo aquélla por penas pecuniarias. Por tanto,
puede inferirse que en Grecia la detención preventiva no tuvo ninguna aplicación.
Es de menester comparar el pensamiento de antaño, aun en nuestro país, con el
pensamiento actual, con respecto a este instituto. La declamación ostentosa de
la familia judicial pregona la libertad corporal ante todo, ratificando convenciones
que versan sobre derechos humanos, pero la realidad es otra. Avasallan nuestros
derechos fundamentales con medidas cautelares que deberían adoptarse en
situaciones extremas, usándola como moneda corriente en base a las decisiones
o criterios que adopte un juez, sea por decisión propia o influenciado por la
opinión pública, medios de comunicación o el propio Estado, lo cual implico
severas sanciones a nivel internacional.
El Estado Argentino fue sancionado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos por haber trasgredido diferentes disposiciones de la Convención
Americana de Derechos Humanos que reviste jerarquía constitucional en nuestro
ordenamiento jurídico (art. 75 inc. 22 CN).
La Corte Interamericana dicto sentencia en tres casos concretos (“Romero Feris”,
“Jenkins” y “Hernández”), pero nos sobran ejemplos y más en la provincia de
Buenos Aires, en donde se ve claramente que la aplicación de la prisión
preventiva resulta ilegal y arbitraria.
Pero remitámonos a la historia reciente de la prisión preventiva para poder
comprender este instituto.
Dijimos que la regla en el proceso penal es la libertad de quien se encuentra
acusado de un delito hasta tanto se pruebe su responsabilidad en el hecho
mediante una sentencia condenatoria firme. Lo dicho surge como derivación del
principio de inocencia. Sin embargo, cuando en determinados casos se cumplen
ciertas condiciones necesarias, resulta procedente la prisión preventiva del
imputado. Esto es, la detención cautelar, previa al dictado de una sentencia de
condena.
Actualmente, el criterio general que rige el instituto de la prisión preventiva, y que
debe ser analizado en cada caso concreto, surge del Fallo Plenario de la Cámara
Federal de Casación Penal “Díaz Bessone” de fecha 30 de octubre de 2008.
Según lo establecido en dicho fallo, para que proceda la prisión preventiva debe
verificarse peligro de fuga del imputado o riesgo de entorpecimiento de la
investigación.
Estos requisitos mencionados son peligros procesales que ponen en jaque los
fines de un expediente penal, a saber: aplicación de la ley penal (la que no se
puede aplicar si el imputado se da a la fuga, pues no existe la posibilidad de
realizar el juicio en ausencia del acusado en la República Argentina) y la
averiguación de la verdad (que se neutraliza si se entorpece la investigación).
Para analizar la concurrencia de estos requisitos, se deben examinar las
circunstancias concretas del caso, así como las condiciones personales del
imputado. En ese sentido, se valora la calificación legal del hecho, la expectativa
de pena, la existencia de condenas anteriores o declaraciones de reincidencia
previas, la conducta del imputado durante el proceso, así como la predisposición
de someterse al proceso y su comportamiento durante la investigación, entre
otras pautas.
La ley 27.063 (Texto Ordenado según las modificaciones introducidas mediante
las leyes números 27.272 y 27.482, Decreto PEN Nº 118/2019) consolida el
criterio asentado en el fallo plenario "Díaz Bessone". Se establecen pautas
específicas para analizar si en el caso se verifica, o no, peligro de fuga y peligro
de entorpecimiento de la investigación.
¿Pero de qué hablamos cuando decimos que hay peligro de fuga y de peligro de
entorpecimiento? para responder a tal interrogante, comenzaremos por
considerar las pautas respecto al peligro de fuga:
➢ Arraigo, determinado por el domicilio, residencia habitual, asiento
de la familia y de sus negocios o trabajo, y las facilidades para
abandonar el país o permanecer oculto;
CONCLUSIÓN
CUESTIONARIO
ANEXO
7. Procedimientos especiales:
• Suspensión de juicio a prueba: Se establece expresamente
que no procede sin acuerdo del fiscal. La negativa del fiscal no
es pasible de control a menos que no sea fundando; - Si la
víctima/particular damnificado se opone y desea ir a juicio,
puede hacerlo como acusador privado, siguiendo el trámite de
la querella.
• Habeas Corpus: Elimina la posibilidad que el Habeas Corpus
sea utilizado como recurso, no se puede interponer contra
actos de particulares.
Elimina la posibilidad que sean interpuestos en organismos de
alzada (Cámara y Tribunal de Casación).
• Flagrancia: se incorporan al nuevo cuerpo normativo las
previsiones de la ley 13. 811
• Acuerdos/Juicio abreviado: Aquí también hay grandes
modificaciones dado que se establecen tres nuevas
modalidades de acuerdos:
➢ juicio abreviado: acuerdo entre fiscal, defensor y
particular damnificado. Aplicable a TODOS los
casos que requieran pena previsible. Se
establece una audiencia de información al
imputado. Se limitan posibilidades recursivas.
➢ Acuerdo parcial: Acuerdo entre fiscal, defensor y
particular damnificado, se prevé dos
posibilidades: a) que las partes puedan acordar
los “hechos” y solicitar un juicio de culpabilidad;
b) que se pongan de acuerdo sobre algunos
puntos del veredicto y discutan los restante.
➢ Juicio directísimo: las partes pueden acordar
luego de la audiencia de imputación formal,
acortar las etapas del proceso si ya cuentan con
evidencia para ir directo a juicio.
➢ Procesos complejos: Se incorporan ciertas
facultades al Ministerio Público para la toma de
medida especiales de investigación en delitos
complejos y se incorporan, al igual que el Código
Nacional, nuevas figuras como “el arrepentido”,
“agente encubierto”, “el informante” y “la entrega
vigilada”.
8. Recursos: En cuanto al sistema recursivo provincial, las principales
modificación es en relación a los siguientes puntos:
➢ El particular damnificado amplía sus posibilidades recursivas.
➢ Se establece que el recurso de apelación es el medio normal
destinado a obtener el “doble conforme”
➢ Se establece que únicamente en los casos que las Cámaras
revoquen una libertad se podrá acudir al Tribunal de Casación.
➢ Se conserva la competencia de las Cámara de apelaciones en
casos correccionales y el Tribunal de Casación en material
criminal.
➢ Se limita la posibilidad de recurrir los juicios abreviados, la
excepción es que haya “interés directo” en recurrir.
➢ Se establece expresamente que los recursos tendrán efectos
suspensivos, salvo disposición en contrario.
➢ Se eliminan los “motivos” de procedencia en el recurso de
casación.
➢ Se elimina la posibilidad de incorporar nueva prueba en el
recurso de casación, reservándosela dicho supuesto para el
recurso de revisión
BIBLOGRAFIA
• Pensamientopenal.com.ar/system/files/2007/03/doctrina32024
• Pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina37933.pdf
• http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2018/05/legislacion46497.
pdf#viewer.action=download
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• http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/rdata/tesis/e_bazpri012.pdf
• http://derecho911.blogspot.com/2017/01/historia-universal-de-la-prision.html
• https://www.infobae.com/opinion/2020/01/04/la-corte-idh-limita-la-prision-
preventiva-en-la-argentina/
• https://www.infobae.com/opinion/2019/09/24/la-prision-preventiva-en-el-
nuevo-codigo-penal-de-la-nacion/
• Constitución Nacional