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PARTE II
Por todo lo anterior concluye que “existe una complejísima variedad de factores
que intervienen en determinadas relaciones para desaplicar en cada caso
concreto una norma como la de la carga de la prueba, por ello el constituyente
atribuyó el control difuso (artículo 334 constitucional) en cada uno de los
jueces, para que, ante cada situación conjugue con los elementos de ésta
principios constitucionales y obtenga la solución justa en un Estado Social de
Derecho y Justicia”.
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SCC fijó nuevo criterio en materia de las formalidades del acto de promoción de
pruebas en orden a su validez
La decisión acoge el criterio que venía sosteniendo la Sala Plena del Tribunal
Supremo de Justicia, pero con una importante ampliación. Aún cuando venía
siendo criterio pacífico la necesidad de establecer el objeto de la prueba a los
fines del control y validez de la actuación con la cual se produce el medio
probatorio, sin embargo, la decisión que se comenta, no sólo remarcó el
carácter obligante del cumplimiento de tal formalidad sino que además la
extendió a las pruebas de testigos y de confesión.
Existen medios que pueden ser propuestos sin necesidad de señalar su objeto,
tales como la confesión judicial, que se trata de provocar mediante posiciones
juradas y en el CPC de 1987, la prueba de testigos. Con ambos medios y otros
semejantes, la oposición por impertinencia no funciona a priori y debe
interponerse con motivo de la evacuación de la prueba, para que no se reciba
toda ella o sectores de la misma. La oposición por esta causa queda deferida al
instante de su evacuación....”
Tal parecer fue acogido en sentencia del 8 de junio de 2001 por la Sala Plena
Accidental del Tribunal Supremo de Justicia, sin embargo, en la doctrina
sentada por la Sala de Casación Civil en fecha 16 de noviembre de 2001, se
extendió la necesidad de señalar el objeto de la prueba a la de testigos y la de
confesión judicial provocada (posiciones juradas) en orden a su validez. Sólo
de esa manera –sostiene la Sala- puede explicarse el contenido del artículo
398 del Código de Procedimiento Civil, el cual obliga al juez a: “...que se omita
toda declaración o prueba sobre aquellos hechos en que aparezcan claramente
convenidas las partes.