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NAVENGANDO EN LA INCERTIDUMBRE EDUCATIVA

Juan Richar Villacorta Guzmán*

El año 2017 escribí un artículo que llevaba por título: “Contenta-miento y cumplimi-
miento” la intención era mostrar cómo las distintas sociedades estamos viviendo en
una mentira organizada, la cual provoca una serie de textos que hablan del final: El fin
de la Historia (Fukuyama), el fin de las certidumbres (Prigogine), el fin de las
sociedades (Turraine); y, el fin de la escuela (Eliard), lista que puede seguir, pero se
puede citar como un punto interesante con el Shock del futuro (Toffler).
Todo esto tiene que ver con el momento actual, en el cual nos damos cuenta que el
tema de la educación es un gran desafío que se mueve entre el ideal de la jaula (aula)
moderna y la jaula (aula) familiar en un nuevo modelo de relación entre tecnología,
conocimiento y sociedad.
Como en todo proceso, cuando caen los universales, saltan las incertidumbres y cunde
la necesidad de creación de “nuevos mitos fundantes” (Girard). Por ello, temas como
el Welfare State (Estado de bienestar), Sociedad Neoliberal; distintas posturas de
tendencia socialista que responden a la construcción de un Estado Pos Segunda Guerra
Mundial desde parámetros de la fábrica tradicional en la tensión de una sociedad de
derechos, cuestiona la relación de la educación y el contexto.
Las respuestas son de lo más variadas e interesantes, eso implica un análisis
epistemológico el cual intenta dar respuestas a las interrogantes que se planearon en
medio de una sociedad que no había aprendido a vivir en medio de la carencia, sino
que tenía tantas seguridades, por lo que la educación debía ser de las certezas, ellas
culminaban con una cantidad de cartones y títulos que daban validez para vivir en una
sociedad muy segura y con tiempos claros de diferencia aparente entre el placer, el
trabajo y el ocio.
Muchos de nuestros jóvenes no saben vivir en casa, todos ellos habían sido
domesticados, por lo que cuando se rompe el hilo conductor del reloj de la nueva
forma de fábrica, emergen nuevas perspectivas en torno a visión de familia, muchos
padres eran meros proveedores en la sociedad del consumo y la acumulación. Los
profesores e instituciones educativas hablan de “cambio de época”, pero no entienden
cómo se podría vivir en una “época de cambios”, tiempos nuevos e interesantes que
requieren de una nueva perspectiva de tiempo y espacio.
Es la nueva tensión entre: sapiens, faber y demens (sabio, el que hace y loco),
nuevamente se va reinventando la ciencia del hombre, pues el concepto de futuro está
cambiando, la macropolítica y la macroeconomía sigue manejando parámetros del
consumo inmediato, pero que hacen creer que los conocimientos son eternos.
En síntesis, la escuela, la universidad y la familia, que se encontraba en medio de una
sociedad del contentamiento con la emergencia de la cultura individualista,
consumista y de posesión, hoy queda gratamente cuestionada, pues poco se aprendió
de mayo del 68, de la Primavera Árabe, de la nueva emergencia de los jóvenes en el
espectro de las redes sociales, ya que se siguen dando respuestas desde aparentes
universales nunca asumidos.
Debemos educarnos para el fin de las certezas, debemos volver a darnos cuenta que
los seres humanos no habíamos sido eternos, por suerte eso provoca a la creatividad y
a la búsqueda de espacios de mejor convivencia. Las políticas macro educativas,
manejadas por aparentes paradigmas comprobados, han caído, necesitamos
maravillarnos entre la ruptura de “fobias” y “filias” para hacer de la educación, un
Archipiélago de esperanza (Morin).

*Doctor en educación, Docente investigador y Coordinador del Doctorado en la


Escuela Militar de Ingeniería, CIET

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