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Derecho Sucesorio

Derecho (Universidad Empresarial Siglo 21)

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DERECHO SUCESORIO:

MÓDULO 1

Definición: “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” hace referencia a la rama


del derecho privado que regula la sucesión a título universal y las adquisiciones a título
particular que se originan con la muerte de una persona. Es la sección del derecho privado
constituida por un conjunto de normas, que regulan el destino que ha de darse a las
relaciones jurídicas de una persona física cuando ésta muere, y rige también la creación de
relaciones jurídicas nuevas, cuyo surgir está subordinado a la muerte de dicha persona.

Principios generales:

 La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica en principio la


subrogación en la posición jurídica del causante.

 La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de la herencia es


limitada, salvo en determinadas excepciones.

 Igualdad real (mejora para el heredero con discapacidad).

 La aceptación y renuncia de la herencia tiene sus particularidades en la adquisición ipso


iure y en la adquisición por aceptación.

 Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión (se aumenta la porción


disponible y se regula la mejora a determinados herederos que se encuentran en una
situación de vulnerabilidad).

La sucesión mortis causa tiene como presupuesto necesario y determinante la muerte del
sujeto a quien se habrá de suceder y comprende los siguientes elementos: 1) el difunto, de
quien dimana la sucesión; 2) el sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser
universal o particular; 3) y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la
herencia.

Sucesión por causa de muerte: universal y a título particular:

La sucesión por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

1. apertura de la sucesión;

2. la vocación del sucesor;

3. la aceptación.

La sucesión universal: supone la subrogación en la posición jurídica del causante, pues el


sucesor ocupa el lugar del difunto en las relaciones jurídicas de las que era titular y que no
se extinguieron con su muerte.

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Es decir, el sucesor ocupa la posición jurídica del causante en los derechos transmisibles;
en consecuencia, en principio, adquiere sus bienes y asume sus deudas. Esta regla general
contiene excepciones, pues hay posiciones jurídicas patrimoniales que no se transmiten al
heredero y hay otras que nacen en cabeza de éste con motivo de la muerte del autor de la
sucesión. En tal sentido, el art. 2280 prescribe que “desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo
que el causante era poseedor”.

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características:

a) El cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas existentes en vida


del causante ni la creación de otras nuevas;

b) se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones jurídicas.

Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del causante es
que en la adquisición de la herencia no se altera el título por el cual es recibida. Esto
significa que el heredero sigue siendo comprador, permutante, etcétera, del derecho que
le transfirió el difunto. En la sucesión universal, se transmite la universalidad o una parte
indivisa de la herencia.

Así, distinguimos dos aspectos en esta sucesión: 1) el sustantivo: dado por la sucesión en la
posición jurídica del causante, que justifica la continuación de las relaciones jurídicas del
causante, con las consecuencias descriptas precedentemente; 2) el adquisitivo: que se
refiere a que el heredero adquiere la universalidad o parte alícuota de la herencia.

La sucesión particular: procede cuando se transmite un bien particular o un conjunto de


bienes que integran la herencia.

El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas de éste,
salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su responsabilidad se
limita al valor de lo que recibe; asimismo, responde por ellas en el supuesto que le sean
atribuidas como carga del legado. Un sector de la doctrina, sostiene que en la adquisición
a título particular no sólo cambia el sujeto de la relación jurídica, sino también “el título
constitutivo, que es el acto que sirve para transmitir el derecho”. Es decir, el legatario
adquiere el derecho de un acto diferente del realizado entre el causante y el
causahabiente.

Sucesión intestada y testamentaria:

La sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria, según la
naturaleza de la fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión proviene de la ley o
de la voluntad del sujeto expresada en testamento. Nuestro sistema legal recepta ambas
categorías.

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Así, el art. 2277 del Código establece que “la muerte real o presunta de una persona causa
la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a
sucederle por el testamento o por la ley”. La sucesión intestada es la deferida por la ley al
cónyuge y a los parientes más próximos del causante, conforme a un determinado orden
establecido por la misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la voluntad del
causante manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que “las
sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al
cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el
orden y según las reglas establecidas en este Código”. El fundamento de este tipo de
sucesión está basado en el respeto a la voluntad presunta del difunto, dado por el
reconocimiento del orden natural de sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas
humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su muerte,
respetando las porciones legítimas”. Su fundamento reposa en el respeto a la libre
voluntad del causante expresada en su testamento, que en nuestro ordenamiento jurídico
se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero que alcanza su plena expresión a
falta de éstos. En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la
voluntad del causante o en parte por la ley y en parte por voluntad del causante. Esta
compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido receptada por el art. 2277, que
establece: “Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la
herencia se defiere por la ley”.

Pactos sucesorios: El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una
herencia futura y cuyo contenido concierne a su organización o a un aspecto de esa
organización por referirse a disposiciones o transferencia de derechos sucesorios
eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras cuestiones sucesorias. El
Código Civil y Comercial, no admite la sucesión contractual. Expresamente, establece en el
art. 1010 que: La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden
serlo los derechos eventuales sobre objetos, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u
otra disposición legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva o a
participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de la
gestión empresarial o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir disposiciones
referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones a favor de otros
legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si
no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos de terceros.

No obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis causa. Entre


ellos, podemos mencionar:  Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del
Código Civil y Comercial autoriza a la persona que tiene descendientes a efectuar la
partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación o testamento.  Transmisión
de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que si por acto entre vivos a título oneroso,
el causante transmite a alguno de los legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes

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bajo reserva de usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se presume iuris et de iure
la gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario. El valor de los bienes debe
ser imputado a la porción disponible y el exceso debe ser colacionado.  Si la donación o el
testamento otorgaran dispensa o estableciera una cláusula de mejora, el cónyuge y los
descendientes del causante están exentos del deber de colacionar el valor de los bienes
recibidos.

Sucesores: Dentro de los sucesores mortis causa, nuestro Código distingue a los herederos
y a los legatarios. A su vez, los primeros pueden ser universales o de cuota. Ambas
categorías de sucesores son conceptualizadas por el art. 2278 del Código Civil y Comercial
en cuanto establece que “se denomina heredero a la persona a quien se transmite la
universalidad o una parte indivisa de la herencia; legatario, al que recibe un bien particular
o un conjunto de ellos.

Heredero: universal y de cuota:

El heredero se subroga en la posición jurídica del causante y así recibe los bienes del
causante y asume las deudas. Sin embargo, el heredero ocupa una posición compleja que
no es coincidente en su totalidad con la del causante, pues hay relaciones jurídicas de este
que le son sustraídas a aquel, ya que muchos de los derechos y obligaciones del causante
desaparecen con él (derechos y obligaciones intransmisibles), así como dentro de los
derechos transmisibles, algunos se destinan a los legatarios y se sustraen de la esfera
patrimonial del heredero. Asimismo, hay derechos y obligaciones que nacen en cabeza del
heredero de manera originaria, pero con motivo de la muerte del autor de la sucesión
(derecho de colacionar, cumplir con los legados, etc.). La ocupación, por parte del
heredero, de la posición jurídica del causante que le otorga la calidad de tal y la
adquisición de la propiedad de los bienes de aquel se producen de manera simultánea. La
asunción de las deudas del causante se limita a los bienes o a su valor. El heredero se
encuentra habilitado a ejercer las acciones posesorias que le hubieren pertenecido al
causante. Excepcionalmente, puede ejercer acciones o excepciones tendientes a reclamar
o impugnar determinadas situaciones jurídico-familiares del difunto.

En el art. 2486 se establece: “Herederos universales. Los herederos instituidos sin


asignación de partes suceden al causante por partes iguales y tienen vocación a todos los
bienes de la herencia a los que el testador no haya dado un destino diferente”.

Luego, el art. 2488 instituye: Herederos de cuota: Los herederos instituidos en una fracción
de la herencia no tienen vocación a todos los bienes de ésta, excepto que deba entenderse
que el testador ha querido conferirles ese llamado para el supuesto de que no puedan
cumplirse, por cualquier causa, las demás disposiciones testamentarias.

La diferencia entre ambas categorías de herederos está dada porque los universales tienen
derecho a acrecer, esto es, vocación a heredar todos los bienes de la herencia a los que no
les hubiesen asignado un destino distinto; mientras que los de cuota carecen de tal
derecho, salvo en los casos que la ley o el testamento lo determine.

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Legatario: El legatario es aquel que recibe un bien particular o un conjunto de bienes que
componen la herencia. El legado responde a la facultad otorgada al testador para atribuir a
alguna persona ventajas patrimoniales determinadas, en virtud de afectos familiares, de
amistad o de gratitud, entre otros. No sucede en la posición jurídica del causante, por el
contrario, sólo se trata de una adquisición y allí se agota la relación con el heredero o la
sucesión del causante.

Una de las diferencias entre el heredero y el legatario está dada por el modo de adquirir
los bienes, pues el primero recibe la universalidad de los bienes del causante o una parte
alícuota, en tanto que el segundo recibe bienes concretos. Desde otro costado, el primero
responde por las deudas del causante y su responsabilidad es intra vires (art. 2280: con los
bienes que recibe o con su valor si los enajenó), la que puede convertirse en ultra vires en
determinados casos (art. 2321); por el contrario, el legatario no responde por las deudas
del difunto, a no ser que se le impongan como cargas que acompañan la atribución del
legado, no haya bienes suficientes en la herencia o se trate del legado particular de una
universalidad (arts.2318, 2319, 2500) y hasta el valor de lo recibido.

Por último, el legatario sólo obtiene la posesión material del objeto de su legado en virtud
de la entrega que efectúa el heredero, el administrador de la herencia o albacea.

Contenido de la herencia: El artículo 2280 prescribe que: Desde la muerte del causante,
los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo
que el causante era poseedor. Si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa
situación a partir del cumplimiento de la condición, sin perjuicio de las medidas
conservatorias que corresponden.

Conforme a ello, la herencia está compuesta por los derechos y obligaciones de carácter
patrimonial que se transmiten a los sucesores del causante, pero la herencia no es idéntica
al patrimonio del difunto, pues excepcionalmente hay derechos y obligaciones
patrimoniales que se extinguen con la muerte de su titular y otros derechos que nacen
derivados de la muerte, pero de manera originaria en el heredero.

La herencia tiene dos acepciones: 1) subjetiva: se refiere a la situación subjetiva del


heredero, esto es, a las posiciones derivadas y originarias. 2) objetiva: indica el conjunto de
relaciones jurídicas (derivadas y originarias) que son objeto del fenómeno sucesorio. Todos
los derechos activos y pasivos de contenido patrimonial de los que era titular el causante y
que se trasmiten por sucesión hereditaria forman el “caudal relicto”, que es el objeto de la
trasmisión.

Derechos y obligaciones que componen la herencia: Componen el caudal relicto los


derechos y obligaciones que integran una situación jurídica derivada del causante. Por
regla general, todo derecho patrimonial es transmisible, mientras que no todo derecho
extrapatrimonial lo es. De igual manera se transmite la posesión que tenía el difunto.

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El art. 2277 del Código Civil y Comercial, en su último párrafo, expresa que “la herencia
comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen con la
muerte”. Los herederos legitimarios –ascendientes, descendientes, cónyuge– son
investidos de pleno derecho, pues alcanzan la calidad de tales desde el día de la muerte
del causante, sin formalidad alguna y aun cuando ignoren la apertura de la sucesión; salvo
para los derechos registrales en los que se exige que para transferirlos les haya sido
reconocida su investidura por medio de la declaratoria judicial de herederos. En cuanto a
los colaterales, deben ser investidos de su calidad de herederos por el juez del proceso
sucesorio. En las sucesiones testamentarias, la calidad de heredero “resulta de la
declaración de validez formal del testamento”.

Derechos reales:  En principio y salvo disposición legal en contrario, todos los derechos
reales se transmiten por herencia.  También se transmite el aspecto patrimonial de la
propiedad intelectual.  En cuanto a la posesión, el heredero continúa la del causante con
las mismas características que tenía.  Así, para ejercer la acción por prescripción
adquisitiva del inmueble habitado por el autor de la sucesión, si existen varios herederos,
debe ser promovida por todos, pues cada uno tiene derechos del difunto de manera
indivisible.

Derechos y obligaciones derivados del contrato:  En materia contractual, los sucesores


continúan la posición jurídica del causante, salvo que las obligaciones sean inherentes a la
persona, la transmisión resulte incompatible con la naturaleza de la obligación o se
encuentre prohibido por el contrato o por ley.  El contrato de obra o servicio no se
resuelve por la muerte del comitente, salvo que se haga imposible o inútil la ejecución. En
cuanto a la locación de inmuebles, se admite la transmisibilidad activa y pasiva del
contrato de locación por causa de muerte, salvo pacto en contrario.

Obligaciones y derechos derivados de fuente extracontractual:  Las consecuencias


patrimoniales de un hecho ilícito, en principio, se transmiten a los herederos del
responsable (legitimación pasiva). También se transmiten los derechos nacidos con
ocasión del ilícito (legitimación activa).

Estado de familia y acciones que la protegen:  Sólo pasan a los herederos ciertas acciones
de filiación. Los legitimados para actuar son aquellos que tienen vocación hereditaria
actual o eventual, es decir, que concurren a la herencia con el presunto hijo o resultan
desplazados o traídos a la herencia por él.  Los recuerdos de familia (retratos, diplomas)
que no tienen prácticamente valor económico, pero pueden tener un importante valor
afectivo, son objeto de transmisión hereditaria.  En cuanto a los sepulcros, forman parte
del caudal relicto y son transmisibles mortis causa.

Derechos y obligaciones que nacen con motivo de la muerte pero de manera originaria en
los herederos:

Se refiere a las situaciones jurídicas que no existían en cabeza del causante, sino que nacen
originariamente en el heredero, como consecuencia de su condición de tal. Estas no

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integran el caudal relicto, ya que no estaban en el patrimonio del causante. Son aquellas
que nacen con motivo de la muerte, están vinculadas al fenómeno sucesorio, pero crean
situaciones originarias en el heredero.

Entre ellas, se pueden mencionar, desde el punto de vista de los derechos (aspecto activo)
que los sucesores pueden ejercer:  acción de colación;  acción de indignidad;  acciones
de protección de la legítima;  acción de partición;  acción de petición de herencia. Desde
el punto de vista de obligaciones (aspecto pasivo):  deben responder por las cargas de la
herencia;  tienen la obligación de la entrega de los legados. También hay derechos y
obligaciones que nacen con ocasión de la muerte de una persona, pero que están
desvinculados del fenómeno sucesorio; entre ellos, podemos mencionar: el derecho de
pensión, la indemnización por la muerte del trabajador, seguro de vida, derecho real de
habitación del cónyuge supérstite y la atribución de la vivienda en caso de muerte de uno
de los convivientes.

Apertura de la sucesión: El art. 2277 expresa que “la muerte real o presunta de una
persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas
llamadas a sucederle por el testamento o por la ley”.

La muerte real o presunta es el hecho jurídico que causa de manera simultánea la apertura
de la sucesión de la persona fallecida y la transmisión de la herencia a los llamados a
recibirla por ley o por testamento. Una vez sucedida la muerte, la ley o la voluntad del
causante producirán el llamamiento a una o más personas para que reciban la herencia.

Supuesto de conmoriencia: Se refiere al caso en que dos o más personas que tienen
derechos hereditarios entre sí fallecen en un mismo desastre o acontecimiento o en
cualquier otra circunstancia. El Código Civil y Comercial, en su art. 95, presume la
contemporaneidad de los fallecimientos; esto es, que se considera que todas murieron en
el mismo instante si no es posible precisar quién falleció primero; en consecuencia, no se
puede alegar transmisión alguna de derechos entre ellos.

Supuesto de ausencia con presunción de fallecimiento: Nuestro Código, en el capítulo 7 del


título 1 del libro primero, regula lo relativo a la presunción de fallecimiento, cuando una
persona se ausenta de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres
años. El plazo se cuenta desde la fecha que se tuvo la última noticia del ausente. En este
caso, la declaración judicial del fallecimiento presunto se asimila a la muerte comprobada.
La sentencia debe contener el día presuntivo de la muerte y, si es posible, la hora; de lo
contrario, se tiene por sucedida la expiración ese día. Respecto a la entrega de los bienes a
los herederos y legatarios, el art. 91 del Código Civil y Comercial señala que recibirán los
bienes del declarado presuntamente fallecido, previa formación de inventario. Asimismo,
se dispone que el dominio deba inscribirse en el registro correspondiente con la
prenotación del caso. Entre sus facultades, pueden hacer la partición de los bienes, pero
no enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial. Si una vez entregados los bienes se
presenta el ausente o se tiene noticia cierta de su existencia, queda sin efecto la

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declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de tales bienes a petición del


interesado.

Por su parte, el art. 92 preceptúa que la prenotación queda sin efecto luego de
transcurridos cinco años desde la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta años desde
el nacimiento de la persona. Desde ese momento, puede disponerse libremente de los
bienes, y si sucediera que el ausente reaparece, éste podrá reclamar:

a) “la entrega de los bienes que existen en el estado en que se encuentran;

b) los adquiridos con el valor de los que faltan;

c) el precio adeudado de los enajenados;

d) Los frutos no consumidos”

Delación de la herencia: supone un llamamiento concreto a determinados herederos y


efectivo, porque con ella se adquiere la herencia, en virtud de que los llamados carecen de
obstáculos para adquirirla. En nuestro derecho, desde la delación hay heredero, con la
salvedad de que puede dejar de serlo si renuncia a la herencia, pues se trata de un
adquirente provisional. De allí, que la delación y la adquisición provisional se producen
siempre en el mismo instante. En conclusión, se adquiere provisionalmente la herencia
como consecuencia del llamamiento concreto y efectivo, que es la delación. Tal
adquisición no requiere la intervención de la voluntad del tercero.

Adquisición: Nuestro Código recepta el sistema de la adquisición ipso iure de la herencia.


En consecuencia, el heredero a quien se ha deferido la herencia se hace titular de ella
desde el momento de la apertura de la sucesión. Es decir, entre la apertura de la sucesión
y la adquisición no media intervalo de tiempo alguno. Así lo determina el art. 2280 del
Código Civil y Comercial, cuando prescribe que “desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión”. Se trata de una adquisición
provisional, pues el heredero tiene la facultad de renunciar a la herencia, lo que tendrá
efecto retroactivo y, por lo tanto, se considerará que nunca ha sido heredero. Asimismo,
puede consolidar su adquisición por medio de la aceptación de la herencia, que
constituiría la aceptación definitiva, que puede ser expresa o tácita.

Efectos de la transmisión:

 En ese momento debe verificarse el requisito de la existencia del sucesor y su habilidad


para suceder. La indignidad para suceder también se entiende referida al momento del
fallecimiento.

 Los sucesores a título universal adquieren la propiedad de los bienes hereditarios.

 Los herederos legitimarios quedan investidos de la calidad de herederos.

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 Nace la comunidad hereditaria, si hubiese más de un heredero.  A partir de allí, los


herederos pueden aceptar o repudiar la herencia. Comienza a correr el plazo de veinte
años para aceptarla o repudiarla.

 A ese instante se retrotrae el efecto declarativo de la partición.

 Comienza a correr el curso de prescripción de las acciones sucesorias.

 La ley que rige la sucesión es la vigente al tiempo del fallecimiento del causante,
correspondiente a su último domicilio.

 La competencia: juez del último domicilio al producirse el fallecimiento – fuero de


atracción. En caso de un heredero único, las acciones personales de los acreedores del
causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o
ante el que corresponde al domicilio del heredero único.

Personas que pueden suceder: La capacidad es la aptitud legal para ser titular del derecho
a recibir por sucesión los derechos activos y pasivos transmisibles del causante. Tal
capacidad es la de derecho y debe acreditarse al momento de la muerte del autor de la
sucesión, salvo en el caso de las fundaciones creadas por testamento que obtengan la
autorización del Estado para funcionar. La capacidad para suceder ser rige por la ley del
domicilio del causante al tiempo de su fallecimiento. Debemos distinguir la capacidad, de
la vocación y la delación hereditaria. La vocación implica un llamamiento virtual de todos
los posibles herederos, hecho por la ley o por el testador; la delación es el llamamiento
concreto de quien no tiene impedimento para adquirir la herencia; por ello, la capacidad
es un presupuesto subjetivo de la delación. Para que el heredero con vocación tenga
delación, es decir, el concreto y efectivo llamamiento de la herencia y pueda adquirirla,
debe ser una de las personas autorizadas por la ley para suceder.

El art. 2279 del Código Civil y Comercial establece que: Pueden suceder al causante: a) las
personas humanas existentes al momento de su muerte; b) las concebidas en ese
momento que nazcan con vida; c) las nacidas después de su muerte mediante técnicas de
reproducción humana asistida, con los requisitos previstos en el artículo 561; d) las
personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas por su
testamento.

Indignidad: es una sanción legal impuesta en una sentencia judicial, en virtud de la cual el
heredero o legatario que ha incurrido en determinadas ofensas contra el difunto
tipificadas por la ley, queda privado de la herencia.

Respecto a quienes pueden ejercer la acción, el art. 2283 prescribe: La exclusión del
indigno sólo puede ser demandada después de abierta la sucesión, a instancia de quien
pretende los derechos atribuidos al indigno. También puede oponerla como excepción el
demandado por reducción, colación o petición de herencia. La acción puede ser dirigida
contra los sucesores a título gratuito del indigno y contra sus sucesores particulares a

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título oneroso de mala fe. Se considera de mala fe a quien conoce la existencia de la causa
de indignidad.

Esta declaración de indignidad puede entablarse como acción o excepción. Lo primero


corresponde cuando se entabla contra el indigno que se encuentra en posesión material
de la herencia; lo segundo, cuando el poseedor material de la herencia es el heredero real,
entonces éste opone excepción por indignidad. Los legitimados activos para plantear la
acción son:  los descendientes;  los ascendientes;  el cónyuge;  los herederos
instituidos a fin de proteger la porción que pudiese corresponderles;  el fisco, si por falta
del indigno tiene que recibir los bienes hereditarios.

Con relación a la legitimación pasiva, pueden ser declarados indignos los herederos
llamados por ley o testamento y los legatarios. Cabe la acción contra los herederos del
indigno siempre que no hereden por representación.

El art. 2284 prescribe que: Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el
transcurso de tres años desde la apertura de la sucesión, y al legatario indigno por igual
plazo desde la entrega del legado. Sin embargo, el demandado por el indigno por
reducción, colación o petición de herencia, puede invocar la indignidad en todo tiempo.

Causales. Consecuencias:

El art. 2281 enuncia las siguientes causas de indignidad: Son indignos de suceder:

a) los autores, cómplices o partícipes de delito doloso contra la persona, el honor, la


integridad sexual, la libertad o la propiedad del causante, o de sus descendientes,
ascendientes, cónyuge, conviviente o hermanos. Esta causa de indignidad no se cubre por
la extinción de la acción penal ni por la de la pena;

b) los que hayan maltratado gravemente al causante, u ofendido gravemente su memoria;

c) los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito penado con prisión o
reclusión, excepto que la víctima del delito sea el acusador, su cónyuge o conviviente, su
descendiente, ascendiente o hermano, o haya obrado en cumplimiento de un deber legal;

d) los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante, dentro de un mes de
ocurrida, excepto que antes de ese término la justicia proceda en razón de otra denuncia o
de oficio. Esta causa de indignidad no alcanza a las personas incapaces ni con capacidad
restringida, ni a los descendientes, ascendientes, cónyuge y hermanos del homicida o de
su cómplice;

e) los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al causante los alimentos


debidos, o no lo hayan recogido en establecimiento adecuado si no podía valerse por sí
mismo;

f) el padre extramatrimonial que no haya reconocido voluntariamente al causante durante


su menor edad; La falta de reconocimiento debe haberse dado durante la minoridad, por

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lo tanto, si tal reconocimiento se efectuó después de la mayoría de edad, lo alcanza esta


causal.

g) el padre o la madre del causante que haya sido privado de la responsabilidad parental;

h) los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante para que otorgue
testamento o deje de hacerlo, o lo modifique, así como los que falsifiquen, alteren,
sustraigan, oculten o sustituyan el testamento;

i) los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud que permiten revocar las
donaciones.

El art. 1571 detalla las causas de ingratitud que autorizan a revocar las donaciones:

a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante, su cónyuge o conviviente,


sus ascendientes o descendientes;

b) si injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su honor;

c) si las priva injustamente de bienes que integran su patrimonio;

d) si rehúsa alimentos al donante.

En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al indigno le es imputable el


hecho lesivo, sin necesidad de condena penal.

Efectos de la indignidad:

El art. 2285 regula los efectos de la indignidad: Admitida judicialmente la exclusión, el


indigno debe restituir los bienes recibidos, aplicándose lo dispuesto para el poseedor de
mala fe. Debe también pagar intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque no los
haya percibido. Los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante renacen, así
como las garantías que los aseguraban.

1) Efectos respecto al indigno: Conforme a esta norma, se considera que el indigno es


poseedor de mala fe en el período anterior a la declaración judicial de indignidad y, en
consecuencia, debe restituir los bienes recibidos con todos los aumentos, mejoras, los
frutos y productos obtenidos y los que por su culpa dejó de percibir, además de los
intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque no los haya percibido. En cuanto a las
mejoras, hay que distinguir dos posibilidades: 1) si fueron realizadas con frutos y
productos de los bienes recibidos, debe entregarlas; 2) si fueron realizadas con dinero
propio, se aplica el art. 1938, del Código Civil y Comercial. Desde otro costado, el indigno
puede reclamar las mejoras útiles, pero hasta el límite del mayor valor adquirido por la
cosa. Por otra parte, renacen los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante,
pues se considera que nunca hubo sido heredero; por lo tanto, los créditos que tenga
contra la sucesión son exigibles, y lo mismo sucede a la inversa. Desde otra arista, el
indigno no está obligado a restituir los bienes que el causante le hubiese donado, salvo
que afectara la legítima, en cuyo caso estará sometido a reducción.

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2) Efectos respecto los descendientes del indigno: Los hijos del indigno vienen a la sucesión
[del causante de éste] por derecho de representación.

3) Efectos respecto de terceros: Las enajenaciones de los bienes hereditarios que el indigno
haya realizado antes de la declaración de indignidad son en principio válidas, sin perjuicio
de que los herederos puedan accionar contra el indigno por daños y perjuicios. El art. 2283
del Código Civil y Comercial, en el segundo párrafo, sienta el principio de protección a los
terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe.

Perdón: El artículo 2282 regula que “el perdón del causante hace cesar la indignidad. El
testamento en que se beneficia al indigno, posterior a los hechos de indignidad, comporta
el perdón, excepto que se pruebe el desconocimiento de tales hechos por el testador”. De
la norma se desprende que el perdón puede hacerse por testamento; sin embargo,
algunos autores señalan que esto no impide receptar otros medios. Por otra parte, no es
necesario que en el testamento conste de manera expresa el perdón; se aceptan también
los casos en que el testador instituyó heredero o legatario a quien incurrió en una causal
de indignidad, pues se presume iuris et de iure que ha tenido conocimiento de ese hecho y
lo ha perdonado.

Proceso sucesorio: tiene por fin “la distribución del haber líquido hereditario entre los
herederos o beneficiarios, previa aprobación judicial del testamento o previo
reconocimiento de la calidad de heredero ab intestato”. Es de carácter universal, pues
salvo exclusiones establecidas por la ley con relación a algunos bienes, en éste se liquidará
el total del patrimonio del causante.

El art. 2335 señala que “el proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los sucesores,
determinar el contenido de la herencia, cobrar los créditos, pagar las deudas, legados y
cargas, rendir cuentas y entregar los bienes”.

Caracteres:

 Es un proceso voluntario, pues no está destinado a resolver controversias, sino que está
destinado a dar certeza a determinadas situaciones jurídicas. Esto no implica que no
puedan presentarse conflictos de intereses que se plasmen en impugnaciones, por
ejemplo, en la etapa de inventario, avalúo y partición.

 Es un proceso universal, pues tiene por objeto la distribución de la totalidad de un


patrimonio. Como consecuencia de ello, se ejerce el fuero de atracción, por el cual
corresponde al juez que entiende en el proceso, el conocimiento de las acciones
vinculadas a la persona y al patrimonio del difunto. En cuanto a las etapas, podemos
identificar tres: a) apertura del proceso; b) declaratoria de herederos o aprobación del
testamento; c) inventario, avalúo, división, partición y adjudicación.

Juez competente: el art. 2336 prescribe que: La competencia para entender en el juicio
sucesorio corresponde al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de lo
dispuesto en la Sección 9ª, Capítulo 3, Título IV del Libro Sexto. El mismo juez conoce de

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las acciones de petición de herencia, nulidad de testamento, de los demás litigios que
tienen lugar con motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la ejecución
de las disposiciones testamentarias, del mantenimiento de la indivisión, de las operaciones
de partición, de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y nulidad de
la partición.

En su parte final, el art. 2336 del Código Civil y Comercial recepta la excepción a la regla
general de la competencia que procede cuando hay un único heredero: “Si el causante
deja sólo un heredero, las acciones personales de los acreedores del causante pueden
dirigirse, a su opción, ante el juez del último domicilio del causante o ante el que
corresponde al domicilio del heredero único”.

La regla del fuero de atracción deriva del carácter universal del proceso, y su fundamento
reside en la necesidad de radicar ante un mismo juez todas las cuestiones que involucren
bienes que conforman el acervo hereditario, lo que responde a la conveniencia práctica, al
interés general de la justicia y a la economía procesal dada por la concentración en un solo
juez de todo lo relativo a la liquidación y transmisión del patrimonio del causante. Además,
los acreedores deberán acudir a un único juez, ante el cual los herederos podrán hacer
valer sus defensas. Pero esta regla no es absoluta, pues:  no comprende las acciones
reales (reivindicatoria, interdictos, etc.);  sólo se ejerce cuando los herederos son
demandados, ya que se ha creado para beneficio de los acreedores de la sucesión;  no
procede respecto a algunas acciones personales (relacionadas con el contrato de trabajo,
sociedades).

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MÓDULO 2:

Sucesión intestada: La sucesión intestada o ab intestato es aquella en que el llamamiento


a la sucesión es realizado por la ley, sin intervención de la voluntad del difunto
manifestada en el testamento.

La sucesión intestada presenta los siguientes caracteres:

1) Es una sucesión hereditaria: pues el sucesor es siempre un heredero. No comprende los


legados. Se trata de un sucesor universal que recibe el conjunto de bienes del causante y
responde por sus deudas. Cuando concurren varios herederos, reciben una parte alícuota
del patrimonio, con derecho a acrecer.

2) Se defiere por ministerio de la ley: el llamamiento a los herederos es realizado de


manera directa y exclusiva por la ley.

3) Es supletoria de la testamentaria: ya que si el causante en un testamento ha dispuesto


el destino de su patrimonio, no procede la sucesión intestada, pues prevalece la voluntad
del sujeto. El límite está dado por el respeto a las legítimas cuando tiene legitimarios, de
tal manera que si el difunto se ha excedido de la porción disponible al distribuir sus bienes,
aquellos tienen acciones para la protección de las legítimas.

4) Procede cuando por testamento sólo se ha dispuesto de una parte de los bienes, o
aquel resulta parcialmente ineficaz: en este caso, se abre la sucesión intestada con
relación al resto de bienes, es decir, a los que no estén alcanzados por el testamento. Así,
la sucesión será en parte intestada y en parte testamentaria. Esta solución es receptada
por el art. 2277, cuando regula la apertura de la sucesión, pues establece que: “si el
testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se defiere por
la ley”.

Causas que la originen:

a) Cuando el causante no ha testado. Este es el supuesto que se da con mayor frecuencia.


En nuestra sociedad, no es una práctica generalizada el otorgamiento de un testamento.

b) Cuando el causante ha testado, pero el testamento es ineficaz, ya sea por nulidad,


caducidad o revocación.

c) cuando el testamento no instituye herederos y se limita a disposiciones patrimoniales


particulares a título de legados;

d) cuando el heredero testamentario renuncia a la herencia;

e) y cuando las disposiciones testamentarias no alcanzan la totalidad de los bienes.

Principios que rigen las sucesiones mortis causa deferidas por la ley:

1) jerarquía o prioridad de los órdenes hereditarios;

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2) proximidad de grado dentro de cada orden;

3) indistinción del origen y naturaleza de los bienes;

4) título universal del llamado.

Prioridad entre los órdenes sucesorios: encontramos en los órdenes hereditarios: los
parentales y el orden del cónyuge. La ley convoca primero a los descendientes; no
habiéndolos, llama a los ascendientes. Ambos órdenes concurren con el cónyuge
supérstite que, a su vez, hereda como único sucesor cuando no hay descendientes o
ascendientes y excluye a los colaterales. Por último, los colaterales sólo son llamados en
ausencia de descendientes, ascendientes y cónyuge. En definitiva, la sucesión intestada se
defiere a los descendientes, ascendientes, cónyuge supérstite y a los colaterales.

En tal sentido, el art. 2424 del Código Civil y Comercial enuncia que: Las sucesiones
intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al cónyuge
supérstite, y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden y
según las reglas establecidas en este Código. A falta de herederos, los bienes
corresponden al Estado nacional, provincial o a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
según el lugar en que están situados.

Proximidad de grado: La regla de proximidad de grado sólo tiene sentido respecto a los
parientes de un mismo orden (por ejemplo, los hijos excluyen a los nietos). Para
determinar el grado de parentesco por consanguinidad, es necesario distinguir la línea
directa de la línea colateral. En la primera, que es la que se forma entre ascendientes y
descendientes, el grado equivale a la generación; así, habrá tantos grados como
generaciones. En cambio, en la línea colateral, debemos remontarnos desde la persona
cuyo grado de parentesco se quiere conocer hasta el tronco común, y de ahí descender
hasta el otro pariente. A su vez, cada orden es excluyente de los ulteriores. Ello interesa
pues permite afirmar que mientras existan parientes con vocación actual o eventual que
integran un orden preferente, no actualizan su vocación los parientes del orden
subsiguiente.

Indistinción del origen y naturaleza de los bienes: El art. 2425 del Código Civil y Comercial
prescribe que “en las sucesiones intestadas no se atiende a la naturaleza ni al origen de los
bienes que componen la herencia, excepto disposición legal expresa en contrario”. El
patrimonio hereditario, al momento de la muerte del causante, forma una unidad en la
que no se distinguen categorías de bienes en función de las cuales asignarlos a
determinados herederos o sucesores. Es decir, en principio la distribución de los bienes del
causante se realiza con independencia de su origen.

Sin embargo, esta regla contempla dos excepciones en materia sucesoria:

1) En la sucesión del cónyuge, si concurre con los descendientes y el régimen patrimonial


entre los esposos es el de comunidad, se diferencia si los bienes son propios o gananciales.
De este modo, sobre los bienes gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad que le

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corresponde en calidad de integrante de la comunidad de ganancias, y el resto (mitad que


le corresponde al causante) se divide entre los descendientes.

2) En la sucesión del adoptado por adopción simple (art.2432) el adoptante no tiene


derechos sucesorios sobre los bienes que el adoptado recibe de su familia de origen.
Asimismo, la familia biológica no hereda los bienes que el adoptado hubiera recibido a
título gratuito de su familia de adopción. Tales exclusiones no proceden si los bienes
quedasen vacantes. Con relación a los demás bienes, los adoptantes excluyen a los padres
biológicos.

Distribución de la herencia: En nuestro sistema legal, la distribución de la herencia entre


los herederos se realiza de dos formas:  por cabezas;  por estirpes

Regla general: La forma normal de distribución de la herencia es la división por cabezas, la


que consiste en distribuir la herencia entre tantas partes como personas estén llamadas a
la sucesión. En la sucesión de los descendientes, el art. 2426 regula que los hijos del
causante lo heredan por derecho propio y partes iguales. Por su parte, el art. 2428, en el
segundo párrafo, establece que: “dentro de cada rama o subdivisión de rama, la división se
hace por cabeza”. Respecto a la sucesión por ascendientes, la división por partes iguales se
recepta en el art. 2431. En cuanto a los colaterales, heredan por partes iguales, salvo que
concurran hermanos bilaterales y unilaterales, pues cada uno de estos últimos hereda la
mitad de lo que hereda cada uno de aquellos. Por último, en los casos de sucesión por
estirpes, para distribuir la sucesión dentro de cada una de las estirpes, la división se hace
por cabezas.

El derecho de representación:

Hay vocación referida cuando el llamamiento a ciertos herederos se hace con referencia a
la posición jurídica que hubieran ocupado otros herederos, pero que atentos a distintas
circunstancias, no efectivizaron esa ocupación. Cuando la vocación es referida a otra
posición hereditaria por disposición de la ley, estamos ante el derecho de representación.

La esencia del derecho de representación está en que los derechos sucesorios de ciertos
herederos (representantes) se determinan por referencia al grado, calidad parental y
cuantía que hubieran tenido otros herederos (representados), que los hubieran excluido
de haber heredado.

El grado se refiere al grado de parentesco; la calidad parental está relacionada a la


circunstancia de ser descendiente biológico o adoptivo, o hermano bilateral o unilateral
del difunto, y la cuantía es la porción hereditaria que le hubiere podido corresponder al
representado. El derecho de representación constituye una excepción al principio según el
cual el pariente más cercano en grado excluye al más remoto. El derecho de
representación es la facultad que la ley le concede a los descendientes de los hijos y de los
hermanos del causante para acercarse al autor de la sucesión y ocupar los lugares que
hubieran quedado vacantes por determinados supuestos.

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Al momento de la muerte hay una vocación que falla, que es la del representado. En este
caso, los representantes heredan en su lugar y ejercen los derechos hereditarios
directamente por disposición de la ley.

Los sujetos que suceden por representación son: a) los descendientes de hijos del
causante, sin límites. Esta procede en la línea recta a favor de los nietos y descendientes
de grado inferior; en tal sentido, el art. 2427 sostiene: “Sucesión de los demás
descendientes. Los demás descendientes heredan por derecho de representación, sin
limitación de grados”. Respecto al parentesco por adopción: la adopción plena le confiere
al adoptado la condición de hijo, con lo cual se crea un parentesco igual que el
consanguíneo entre adoptado y familia del adoptante. Por lo tanto, el derecho de
representación se da en los mismos casos que en el parentesco por consanguinidad. En la
adopción simple, el adoptado y sus descendientes no heredan en la sucesión de los
ascendientes del adoptante. Respecto a éste último, tiene los mismos derechos
hereditarios que el hijo y sus descendientes por naturaleza.

b) los descendientes de hermanos del causante hasta el cuarto grado. Preceptúa el art.
2439: “Orden. Los colaterales de grado más próximo excluyen a los de grado ulterior,
excepto el derecho de representación de los descendientes de los hermanos, hasta el
cuarto grado en relación al causante”

Los presupuestos objetivos constituyen circunstancias de facto referentes al


representado. Estas son: 1) Premuerte: el descendiente de grado más próximo o el
hermano del causante faltan a la sucesión por haber premuerto. Así, sus estirpes vienen a
suceder en la cuantía y grado que le hubiere correspondido al premuerto. 2)
Conmoriencia: hay derecho de representación en los casos de conmoriencia. 3) Ausencia
con presunción de fallecimiento. 4) Renuncia de la herencia. 5) Indignidad: el fundamento
de la procedencia de la representación está dado porque los nietos o sobrinos no tienen
responsabilidad por la mala conducta del representado.

En cuanto a los presupuestos subjetivos:

 Requisitos del representante: 1) debe tener vocación hereditaria del causante; 2) debe
tener delación hereditaria, es decir, llamamiento efectivo que presupone deben tener
habilidad para suceder y no ser indigno del causante; 3) aunque no reciba la herencia del
representado, no debe haber sido declarado indigno por aquel.

 Requisitos del representado: 1) Debe tener el grado parental necesario para ser
considerado ab initio heredero legítimo. La representación sólo funciona en la línea recta
descendiente, respecto de la descendencia de los hijos, y en la línea colateral la
representación sólo tiene lugar a favor de los hijos y descendientes de los hermanos. No
gozan de esta prerrogativa los ascendientes ni el cónyuge del difunto, tampoco sus
colaterales que no fueran descendientes de sus hermanos.

Efectos de la representación:

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El efecto esencial es la atribución de derechos sucesorios a unos herederos


(representantes) que se determinan conforme al grado, calidad del parentesco y cuantía
que les correspondía a otros (representados), quienes los hubiesen excluido en caso de
haber ellos heredado. Los representantes ocupan la posición jurídica que le hubiere
correspondido al representado en la herencia del difunto. De esto se desprenden las
siguientes consecuencias:

 Obligación de colacionar: los representantes deben colacionar las liberalidades que el


causante le hubiese dado en vida al representado, sin dispensa de colacionar. Esto sólo
rige para la línea recta descendiente, porque los colaterales no son herederos legitimarios.

 Derecho de legítima: los representantes, en conjunto, tienen derecho a la legítima que le


hubiere correspondido al representado.

 Reducción de liberalidades a extraños o a herederos: los representantes mantienen la


facultad de reducir las donaciones realizadas por el causante que excedan la porción de
libre disposición. Esto sólo rige para la línea recta descendiente porque los colaterales no
son legitimarios.

El efecto eventual del derecho de representación es la división por estirpes. Dentro de


cada estirpe, la división entre sus miembros se realiza por cabeza. En tal sentido, el art.
2428 prescribe: Efectos de la representación. En caso de concurrir descendientes por
representación, la sucesión se divide por estirpes, como si el representado concurriera. Si
la representación desciende más de un grado, la subdivisión vuelve a hacerse por estirpe
en cada rama. Dentro de cada rama o subdivisión de rama, la división se hace por cabeza.

El efecto accesorio de la representación es la exclusión del derecho de acrecer, pues éste


surge como consecuencia de la regla de que el pariente más próximo excluye al más
remoto; así, la parte del pariente próximo que falta acrece a los herederos de igual grado.
Ello no sucede cuando opera el derecho de representación, pues aquí los representantes
reciben la parte del representado.

Sucesión de los descendientes: En la sucesión de descendientes, los de grado más


próximo excluyen a los más lejanos, salvo derecho de representación; en ese caso, la
división de la herencia se realiza por estirpe. Los hijos heredan por derecho propio y por
partes iguales. Por su parte, los demás descendientes heredan por derecho de
representación, sin limitación de grados. Si a la sucesión vienen los descendientes,
entonces los ascendientes y los colaterales son excluidos. Los descendientes concurren
con el cónyuge y, en su caso, con los nietos y demás descendientes que heredan por
representación.

Por último, la distribución de la herencia se realiza de la siguiente manera:

 Si se trata de un solo descendiente: recibe toda la herencia

 Si concurren varios hijos: se distribuye por cabeza y por partes iguales

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 Si concurren hijos con descendientes de otros hijos: se distribuye por estirpe, atento al
principio de representación

 Si concurren con cónyuge sujeto al régimen de comunidad: el cónyuge supérstite no


hereda sobre los gananciales, sino que sólo recibe la parte que le corresponde como
integrante de la comunidad de ganancias. Los descendientes heredan la parte de los
gananciales que correspondían al causante y la distribuyen por cabezas, salvo derecho de
representación. En cuanto a los bienes propios del causante, el cónyuge supérstite recibe
una parte igual a la de los descendientes.

 Si concurren con cónyuge sujeto al régimen de separación de bienes: éste recibe una
parte igual a la de cada hijo.

Sucesión de los ascendientes: Los ascendientes constituyen el segundo orden sucesorio;


en consecuencia, heredan a falta de los descendientes, concurren con el cónyuge y
excluyen a los colaterales. Dentro del orden de los ascendientes, el de grado más próximo
(padre del causante) excluye al de grado más lejano (abuelo del causante). En este orden
no existe derecho de representación. El art. 2431 manifiesta que “a falta de
descendientes, heredan los ascendientes más próximos en grado, quienes dividen la
herencia por partes iguales”. Comprende a los progenitores y ascendientes sin distinguir si
el vínculo con el descendiente fallecido es matrimonial o extramatrimonial.

En cuanto a la distribución de la herencia:

 Si se trata de un solo ascendiente: recibe la herencia en su totalidad el que tenga grado


más próximo;

 Si son varios ascendientes: la herencia se divide por cabeza;

 Si concurren con el cónyuge: la herencia se divide por mitades; una es para el cónyuge y
la otra es para los ascendientes, cualquiera sea su número.

Esto aplica a ambos regímenes patrimoniales matrimoniales; es decir, si el régimen del


causante con el cónyuge supérstite es el de separación de bienes, todos los bienes del
causante se dividen por mitades, una para el cónyuge y otra para los ascendientes. Si el
sistema es el de comunidad, todos los bienes propios y gananciales que le correspondan al
causante se dividen conforme a la misma regla. De esta manera, en los bienes propios, una
mitad le corresponde a los ascendientes y la otra, al cónyuge. En cuanto a los gananciales,
los ascendientes heredan una mitad y la otra se le entrega al cónyuge,
independientemente de la mitad que recibió de los gananciales en su carácter de
integrante de la comunidad de ganancias.

Adopción: El art. 2432 prescribe que: Los adoptantes son considerados ascendientes. Sin
embargo, en la adopción simple, ni los adoptantes heredan los bienes que el adoptado
haya recibido a título gratuito de su familia de origen, ni ésta hereda los bienes que el
adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de adopción. Estas exclusiones no

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operan si, en su consecuencia, quedan bienes vacantes. En los demás bienes, los
adoptantes excluyen a los padres de origen.

Sucesión del cónyuge: Respecto a la concurrencia con los descendientes, el art. 2433
expresa que: Concurrencia con descendientes. Si heredan los descendientes, el cónyuge
tiene en el acervo hereditario la misma parte que un hijo. En todos los casos en que el
viudo o viuda es llamado en concurrencia con descendientes, el cónyuge supérstite no
tiene parte alguna en la división de bienes gananciales que corresponden al cónyuge
prefallecido.

Así, el cónyuge supérstite hereda como un hijo más cuando concurre con ellos a la
sucesión de su cónyuge. Esto se aplica cuando el régimen patrimonial elegido entre los
esposos es el de separación de bienes. Asimismo, cuando se trate de un régimen de
comunidad, rige respecto a los bienes propios del causante. En cuanto a los bienes
gananciales, el cónyuge supérstite no hereda sobre los gananciales que le correspondiesen
al cónyuge fallecido. En consecuencia, respecto a los bienes gananciales, el cónyuge
supérstite retira la mitad, atento a su calidad de integrante de la comunidad de ganancias,
y la mitad que le corresponde al causante se distribuye entre sus descendientes.

Cuando el cónyuge concurre con los ascendientes, el art. 2434 regula: “Concurrencia con
ascendientes. Si heredan los ascendientes, al cónyuge le corresponde la mitad de la
herencia”. En este supuesto, la herencia se divide por mitades: una es para el cónyuge y la
otra es para los ascendientes, cualquiera sea su número. Esto se aplica tanto para el
régimen de separación de bienes como para el de comunidad.

Respecto a los colaterales, el art. 2435 afirma: “Exclusión de colaterales. A falta de


descendientes y ascendientes, el cónyuge hereda la totalidad, con exclusión de los
colaterales”. De tal manera, a falta de descendientes y ascendientes, el cónyuge supérstite
recibe la totalidad de la herencia.

Supuestos de exclusión hereditaria: El art. 2437 prescribe: Divorcio, separación de hecho y


cese de la convivencia resultante de una decisión judicial. El divorcio, la separación de
hecho sin voluntad de unirse y la decisión judicial de cualquier tipo que implica cese de la
convivencia, excluyen el derecho hereditario entre cónyuges.

Matrimonio in extremis, regulado en el art. 2436, señala que: La sucesión del cónyuge no
tiene lugar si el causante muere dentro de los treinta días de contraído el matrimonio a
consecuencia de enfermedad existente en el momento de la celebración, conocida por el
supérstite, y de desenlace fatal previsible, excepto que el matrimonio sea precedido de
una unión convivencial.

Sucesión de los colaterales: Los herederos colaterales hasta el cuarto grado inclusive
heredan a falta de descendientes, ascendientes y cónyuge. Los colaterales llamados a la
herencia no son herederos forzosos o legitimarios; es decir, son herederos legítimos
porque son llamados a la sucesión por la ley, pero no son legitimarios pues no gozan de
legítima. Respecto al orden en que son llamados, los colaterales de grado más próximo

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excluyen a los de grado más remoto, excepto el derecho de representación que existe a
favor de los descendientes de los hermanos. Además, los hermanos y descendientes de
hermanos desplazan a los demás colaterales.

Hay dos grupos de colaterales:

1) Los hermanos y sus descendientes (que heredan por derecho de representación) son
colaterales preferentes. En este grupo, el heredero más próximo desplaza al más remoto,
salvo representación. Los hermanos dividen la herencia por partes iguales; si concurren
descendientes de los hermanos, reciben por estirpe; dentro de cada estirpe, la subdivisión
es por cabezas.

2) Demás colaterales: tíos abuelos, tíos y primos hermanos del causante (no heredan por
representación) son colaterales ordinarios. Heredan a falta de los colaterales preferentes.
El de grado más próximo desplaza al más remoto. Si hay varios herederos, reciben la
herencia por partes iguales. La consecuencia más importante es que los primeros
desplazan a los segundos.

El art. 2440 expresa que: “en la concurrencia entre hermanos bilaterales y hermanos
unilaterales, cada uno de éstos hereda la mitad de lo que hereda cada uno de aquéllos. En
los demás casos, los colaterales que concurren heredan por partes iguales”.

Derechos del estado:

La herencia vacante se configura cuando no hay herederos legítimos ni testamentarios o,


en caso de haberlos, cuando no se presentan a recibir la herencia, no justifican su título o
renuncian a la sucesión. El art. 2424 preceptúa que “a falta de herederos, los bienes
corresponden al Estado nacional, provincial o a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
según el lugar en que están situados”

Supuestos ante los cuales se puede reputar vacante la herencia:  no existen herederos
legítimos o testamentarios;  el testamento que instituía herederos fue revocado o
anulado y no hay herederos legítimos;  el testamento no instituye herederos, sino que
sólo se limita a otorgar legados que no cubren todos los bienes del causante o contiene
disposiciones testamentarias patrimoniales particulares a título de legado y han caducado
tales disposiciones;  los herederos renunciaron a la herencia.

Art. 2441: Declaración de vacancia: A pedido de cualquier interesado o del Ministerio


Público, se debe declarar vacante la herencia si no hay herederos aceptantes ni el
causante ha distribuido la totalidad de los bienes mediante legados. Al declarar la
vacancia, el juez debe designar un curador de los bienes. La declaración de vacancia se
inscribe en los registros que corresponden, por oficio judicial.

El art. 2340 prescribe que: Justificado el fallecimiento, se notifica a los herederos


denunciados en el expediente, y se dispone la citación de herederos, acreedores y de
todos los que se consideren con derecho a los bienes dejados por el causante, por edicto

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publicado por un día en el diario de publicaciones oficiales, para que lo acrediten dentro
de los treinta días.

Debe designarse un curador, y el art. 2442 regula expresamente sus funciones; estas son: 
Debe recibir los bienes bajo inventario.  Debe proceder al pago de las deudas y legados,
previa autorización judicial. A tal efecto, a falta de dinero suficiente en la herencia, debe
hacer tasar los bienes y liquidarlos en la medida necesaria.  Debe rendir cuentas al Estado
o a los Estados que reciben los bienes.

El curador es parte legítima en el sucesorio, ya que es representante de la sucesión,


administrador y liquidador de la herencia. Una vez realizada la liquidación de la herencia,
el juez debe mandar a entregar los bienes al Estado que corresponde.

Si luego de entregado los bienes al Estado aparece un heredero, éste podrá promover la
acción de petición de herencia a fin de reclamar sus derechos hereditarios. En caso de que
se reconozca su vocación hereditaria, tomará los bienes en la situación en que se
encuentran, pues se considera al Estado como poseedor de buena fe y, en consecuencia,
no podrá reclamar los frutos percibidos por el Fisco, ni los daños y perjuicios.

Libertad testamentaria y legítima hereditaria:

En nuestro derecho, si el causante no tiene legitimarios, podrá disponer libremente de


todos sus bienes; por el contrario, si los tiene, sólo podrá disponer de una porción
determinada –porción disponible– que variará según el grupo de legitimarios que sea
llamado a la sucesión. Por tanto, nuestra normativa recepta un sistema protectivo
imperativo, pues la legítima implica una protección para ciertos miembros de la familia –
legitimarios–, a fin de garantizarles una porción de la herencia de la que no pueden ser
privados por el causante, por medio de testamento o por actos de disposición entre vivos
a título gratuito.

1. La legítima tiene importancia solamente en los casos en que el causante tuviese


legitimarios y hubiese realizado un testamento o efectuado una donación; en caso
contrario, el causante puede disponer de sus bienes libremente, ya que no existe ningún
heredero protegido con la legítima.

2. Es necesario distinguir la porción legítima de la cuota hereditaria. La legítima es la


porción de la herencia de la cual no pueden ser privados los herederos forzosos o
legitimarios.

La legítima es una limitación legal y relativa a la libertad de disponer por testamento o


donación, que lleva como consecuencia la reserva de una porción de la herencia o de
bienes líquidos a favor de los denominados legitimarios.

Caracteres:

1) Inviolabilidad: prescribe el art. 2447 que el testador no puede imponer gravamen o


condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tendrán por no escritas.

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2) Irrenunciabilidad: afirma el art. 2449 que es irrenunciable la porción legítima de una


sucesión no abierta.

3) Instituto de orden público: es inconmovible por la voluntad del propio titular de los
bienes.

4) Limitación legal: constituye un freno a la libertad de testar que es impuesto por la ley.

Legitimarios: son los titulares de la porción legítima: son: los ascendientes, descendientes
y el cónyuge.

En cuanto a quienes tienen derecho a la legítima, el Código Civil y Comercial los llama
legitimarios, salvo en el art. 2493, que se relaciona con el fideicomiso testamentario, en el
que se los llama “herederos forzosos”.

Heredero legítimo es todo aquel sucesible cuyo fundamento de la vocación reside en el


llamamiento ab intestato que hace la ley, independientemente de la voluntad del
causante. Si bien todo legitimario es, a la vez, heredero legítimo, no es igual a la inversa,
pues hay herederos legítimos que pueden ser preteridos por el causante mediante la
institución de a otras personas. En nuestro derecho, este es el caso de los parientes
colaterales que no tienen por la ley porción legítima.

Porciones legítimas:

La legítima lleva consigo la existencia de una porción disponible. La porción disponible o de


libre disposición es la parte de la herencia sobre la que el testador puede disponer
libremente cuando hay legitimarios. Para determinar la parte disponible debemos realizar
el cálculo de la legítima global. Esta se calcula determinando el activo neto del caudal
hereditario (activo bruto menos las deudas), a lo que deben adicionarse las donaciones.

El Código, en el art. 2445, distingue las porciones legítimas según el orden sucesorio; así,
los hijos tienen una legítima de 2/3; los ascendientes, de ½, y el cónyuge, también de ½. En
consecuencia, la porción disponible en el caso de los hijos es de 1/3, y en el de los
ascendientes y el cónyuge es de ½.

Por otra parte, el Código Civil y Comercial prevé la posibilidad de mejorar la legítima de los
herederos descendientes o ascendientes con discapacidad, así el causante puede disponer
de hasta 1/3 de la legítima que corresponde a los demás legitimarios.

Concurrencia de legitimarios del mismo y distinto orden hereditario: establece el art.


2446 que “si concurren sólo descendientes o sólo ascendientes, la porción disponible se
calcula según las respectivas legítimas. Si concurre el cónyuge con descendientes, la
porción disponible se calcula según la legítima mayor”.

Dentro de un mismo orden y grado, resulta irrelevante el número de parientes, pues la


legítima global siempre es la misma. Por ejemplo, la legítima de los hijos es de 2/3, ya sea
que se trate de un sólo hijo o de varios.

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En el caso de concurrir legitimarios de distintos órdenes hereditarios, las cuotas legítimas


no se acumulan, pues se debe respetar la porción disponible. En estos supuestos, la
porción legítima surge de la legítima más elevada, distribuyéndosela en la proporción
fijada para la sucesión intestada. Por ejemplo, si concurren los hijos y el cónyuge del
causante, la parte del cónyuge es sacada de la legítima mayor; esto es, 2/3, y se mantiene
intacta la porción disponible que es de 1/3. En el caso de concurrencia de los hijos y el
cónyuge, debe distinguirse si hay régimen de separación de bienes o de comunidad entre
los esposos. En el primero, la legítima global es de 2/3 y el cónyuge recibe una parte igual
como si fuera un hijo más. En el segundo, si los bienes son gananciales, no hay
concurrencia, pues el cónyuge no hereda. Los descendientes reparten la herencia por
partes iguales y la legítima global es de 2/3. Si los bienes son propios, rige lo mismo que en
el sistema de separación de bienes; esto es, que el cónyuge recibe una parte igual como si
fuera un hijo más; la legítima global es de 2/3. En el caso de existir ascendientes del
difunto y el cónyuge, concurrirán participando de la mitad de la herencia; la legítima global
es de ½. Lo expuesto aplica a los casos de adopción plena.

En la adopción simple podemos diferenciar:  Legítima de los hijos adoptados: el adoptado


y sus descendientes tienen los mismos derechos hereditarios que los hijos por naturaleza;
en consecuencia, la legítima global es de 2/3, y concurren con el cónyuge de la misma
manera que éstos.  Legítima de los adoptantes: hay que recordar que los adoptantes no
heredan los bienes que el adoptado hubiese recibido a título gratuito de su familia de
origen, ni a la inversa. Realizada tal aclaración, la legítima de los adoptantes es de ½, y
concurren con el cónyuge del adoptado, siendo la legítima global también de ½.

Mejora a los ascendientes y descendientes con discapacidad:

Regula el art. 2448 que: Mejora a favor de heredero con discapacidad. El causante puede
disponer, por el medio que estime conveniente, incluso mediante un fideicomiso, además
de la porción disponible, de un tercio de las porciones legítimas para aplicarlas como
mejora estricta a descendientes o ascendientes con discapacidad. A estos efectos, se
considera persona con discapacidad, a toda persona que padece una alteración funcional
permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social
implica desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o
laboral.

Al autor de la sucesión disponer de hasta un tercio de la porción legítima para otorgarla


como mejora. Así, si el heredero es descendiente, se aplica el 1/3 sobre la legítima de 2/3;
si es ascendiente, el 1/3 se aplica sobre la legítima de ½. Tal mejora puede ser dispuesta
por medio de fideicomiso, indivisión forzosa, legado de cosa cierta, alimentos, derechos de
uso, habitación o usufructo, etcétera

Cargas y condiciones:

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Señala el art. 2447 del Código Civil y Comercial que “el testador no puede imponer
gravamen ni condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tienen por no
escritas”

Tal regla admite excepciones, estas son: 1) Referidas a la vivienda: afectación del inmueble
destinado a vivienda al régimen previsto en el capítulo 3: “Vivienda”, del Título III:
“bienes”, del Libro Primero. 2) Indivisión forzosa. 3) Derecho real de habitación del
cónyuge supérstite.

Calculo de la legítima: El art. 2445, en su segundo párrafo, prescribe que: Dichas porciones
se calculan sobre la suma del valor líquido de la herencia al tiempo de la muerte del
causante más el de los bienes donados computables para cada legitimario, a la época de la
partición según el estado del bien a la época de la donación. Para el cómputo de la porción
de cada descendiente se toman en cuenta las donaciones colacionables o reducibles,
efectuadas a partir de los trescientos días anteriores a su nacimiento o, en su caso, al
nacimiento del ascendiente a quien representa y, para el del cónyuge, las hechas después
del matrimonio.

La legítima se calcula teniendo en cuenta el valor de los bienes que quedaron al momento
de la muerte del testador, a lo que se restan las deudas. Al valor que resulte, se adicionan
las donaciones realizadas por el causante.

El caudal relicto está compuesto por los bienes y derechos que ha dejado el causante y
que no se han extinguido con su muerte. La valoración del activo debe referirse al
momento de la muerte del testador, a fin de determinar en ese instante las disposiciones
que resultan inoficiosas y el complemento que podrá reclamar el legitimario. El pasivo
estará integrado por las deudas del causante que no se extinguieron con su muerte. No
comprende las cargas de la sucesión, que son obligaciones que surgen luego del
fallecimiento. Al activo neto que resulte de restar las deudas al activo bruto, deben
sumársele las donaciones hechas en vida por el causante, tanto las efectuadas a favor de
los legitimarios como a favor de terceros.

Si deducidas las deudas, no resulta activo líquido, la masa de cálculo será determinada por
el valor de las donaciones, y si afectaran la legítima, serán pasibles de reducción. Una vez
realizadas esas operaciones, se obtendrá un monto total sobre el que se aplicará el
porcentaje que establece la ley y, de esta manera, quedará conformada la legítima global;
la porción que reste es de libre disposición.

No deben computarse las donaciones efectuadas por el causante cuando ya hayan


transcurrido diez años desde la adquisición de la posesión58. De tal manera, si el causante
fallece luego de que hayan pasado diez años desde que realizó la donación, el bien donado
queda fuera de la reducción.

El Código Civil y Comercial establece que el momento para determinar dicho valor es el de
la partición, según el estado del bien a la época de la donación. Esto implica que el estado
del bien, sea físico o jurídico, quedó determinado por el momento de la donación, siendo

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indiferentes los cambios que tuviere con posterioridad; por otra parte, el valor económico
quedará determinado en el momento particional.

Acciones vinculadas a la protección de la legítima:

La porción legítima a la que tienen derecho los legitimarios, según la clase a la que
pertenecen, es intangible; en consecuencia, tienen derecho a reclamarla íntegramente.
Cada uno, de acuerdo con la cuota de concurrencia, goza así de las acciones tendientes a
obtener su legítima la cual es protegida con diversos remedios, dentro de los cuales
tenemos, entre otros: a) la opción conferida al heredero en el supuesto de legados o
donaciones de usufructo, uso o habitación o de renta vitalicia; b) la presunción de
gratuidad de determinadas transmisiones hechas por el causante a favor de sus
legitimarios. Dentro de las acciones, el CCYC distingue tres:

Acción de entrega de la legítima: Si bien la libertad de testar del causante no puede


exceder la porción disponible en los casos en que tenga legitimarios, podría ocurrir que
instituyere herederos en su testamento, de modo universal y con llamamiento potencial a
toda la herencia, lo que excluiría al legitimario. Ante esto, la normativa ha venido a tutelar
los derechos de los legitimarios, confiriéndoles la acción de entrega de la porción legítima.
Prescribe el art. 2450: “Acción de entrega de la legítima. El legitimario preterido tiene
acción para que se le entregue su porción legítima, a título de heredero de cuota. También
la tiene el legitimario cuando el difunto no deja bienes pero ha efectuado donaciones”.

Tal norma regula dos situaciones:  la del legitimario preterido;  cuando el causante no
deja bienes, pero ha efectuado donaciones.

En cuanto al ejercicio de la acción:

 Tramita ante el juez de la sucesión (fuero de atracción).

 Legitimado activo: legitimario preterido; legitimados pasivos: herederos, legatarios y


donatarios.

 Carga de la prueba: el preterido debe probar que fue omitido en el testamento y que es
un heredero forzoso. Asimismo, es conveniente que manifieste en la demanda que no es
donatario del causante, pues de lo contrario podría suceder que lo donado cubriera su
legítima y no proceda la acción.

 Prescribe a los cinco años.

 Efectos: reintegro de la legítima. El legitimario preterido, al ejercer la acción no obtiene


la nulidad de la institución de heredero, sino que reduce el monto de los herederos
instituidos en la proporción necesaria para dejar a salvo su legítima.

Acción de complemento: regulada por el art. 2451: “el legitimario a quien el testador le ha
dejado, por cualquier título, menos de su porción legítima, sólo puede pedir su
complemento”. Está dirigida a integrar la legítima. Se plantea como acción, puede

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plantearse como excepción cuando el heredero legitimario se opone a la entrega de los


legados que afectan la legítima. El juez competente es el juez del sucesorio.

Acción de reducción: prevé el modo de lograr el complemento de la legítima mediante la


reducción de las disposiciones testamentarias contenidas en legados o, en su caso, de las
donaciones hechas por el causante en la medida que están sujetas a declaraciones de
inoficiocidad. La reducción sólo se ejerce hasta lograr el complemento de la legítima. El
efecto principal de esta acción es resolver las liberalidades en la medida en que excedan
los límites de la porción disponible.

Caracteres:  es patrimonial, pues persigue integrar la porción legítima;  es transmisible; 


es renunciable a partir de la muerte del autor de la sucesión;  es prescriptible: a los cinco
años de la muerte del causante.

Orden en que debe operar la reducción: primero se reducen las disposiciones


testamentarias y luego las donaciones. Esto es materia de orden público, por lo que no
puede ser alterado por la voluntad del testador. Lo que se persigue con la acción de
reducción es redistribuir las cuotas asignadas hasta cubrir las legítimas de los afectados, en
los casos en que el testador haya realizado una distribución que resulte violatoria de las
legítimas.

Con relación a la reducción de las disposiciones testamentarias, el art. 2452 postula que: A
fin de recibir o complementar su porción, el legitimario afectado puede pedir la reducción
de las instituciones de herederos de cuota y de los legados, en ese orden. Los legados se
reducen en el mismo orden establecido en el segundo párrafo del artículo 2358.

Por lo tanto, la acción de reducción puede ser ejercida contra los herederos instituidos por
testamento y contra los legatarios de cosa cierta. De la norma se desprende que la
reducción se realiza en el siguiente orden: 1. las instituciones de herederos de cuota; 2. los
legados.

Dentro de los legados, la reducción se realiza conforme a lo establecido en el art. 2358. Allí
se observa el siguiente orden: a) “los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada; c) los demás legados”.

En cuanto a la reducción de las donaciones, expresa el art. 2453 que: Si la reducción de las
disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede cubierta la porción legítima,
el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas por el causante.
Se reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus fechas,
hasta salvar el derecho del reclamante. Las de igual fecha se reducen a prorrata.

Esta reducción opera de manera supletoria a la reducción de las disposiciones


testamentarias. Se reduce de la última donación a las de fechas anteriores; es decir, en
orden inverso al que fueron realizadas. Pero puede suceder que se trate de donaciones
realizadas en la misma fecha; en ese caso, la reducción es a prorrata. El art. 1565 define a
las donaciones inoficiosas: “Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte

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disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este
Código sobre la porción legítima”

El art. 2454 regula lo relativo a la reducción de las donaciones y distingue distintos


supuestos:

 Si la reducción es total, la donación queda resuelta;

 Si es parcial, pueden presentarse dos situaciones: o el bien donado es divisible: se lo


divide entre el legitimario y el donatario; o el bien donado es indivisible: se entrega al que
tiene la porción mayor y se reconoce un crédito a favor de la otra parte por el valor de su
derecho.

Por otra parte, “el donatario es deudor desde la notificación de la demanda, de los frutos
o, en caso de formular la opción [de entregar el dinero para completar la legítima], de
intereses”.

Perecimiento del bien donado: art. 2455: Si el bien donado perece por culpa del donatario,
éste debe su valor. Si perece sin su culpa, el valor de lo donado no se computa para el
cálculo de la porción legítima. Si perece parcialmente por su culpa, debe la diferencia de
valor; y si perece parcialmente sin su culpa, se computa el valor subsistente.

Si procede la reducción, pero el donatario o sus sucesores hubieran constituido derechos


reales sobre los bienes donados, tales derechos se extinguen respecto al legitimario; es
decir, el bien retorna al legitimario libre de todo tipo de gravámenes.

Por otra parte, en caso de insolvencia del donatario e imposibilidad de ejercer la acción
reipersecutoria a que se refiere el artículo 2458, la acción de reducción puede ser ejercida
contra los donatarios de fecha anterior.

Acción reipersecutoria: “El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los
bienes registrables. El donatario y el subadquirente demandado, en su caso, pueden
desinteresar al legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima”.

Prescripción adquisitiva: el art. 2459 expresa: “La acción de reducción no procede contra el
donatario ni contra el subadquirente que han poseído la cosa donada durante diez años
computados desde la adquisición de la posesión. Se aplica el artículo 1901”

La posesión se produce cuando se efectúa la donación; si la realiza el causante y fallece


luego de diez años de realizada, esa donación no puede ser sujeta a reducción, porque no
forma parte de la masa que sirve de base para determinar la legítima.

En cuanto al ejercicio de la acción:

 Legitimación para demandar la reducción: se otorga en cabeza de los legitimarios y sus


acreedores (acción subrogatoria). La acción puede ser ejercida contra los herederos –
forzosos o voluntarios–, los legatarios y los donatarios. En algunos casos, también procede
contra los adquirentes de donaciones inoficiosas.

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 La acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un
derecho que nace originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del
causante.

 Se puede renunciar a la acción de manera expresa o tácita.

 La acción de reducción prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la
sucesión.

Opción del legitimario en los casos de constitución de usufructo, uso, habitación o renta
vitalicia: Puede ocurrir que el causante haya realizado una donación o un legado de
usufructo, uso, habitación o de renta vitalicia. Dispone el art. 2460: Constitución de
usufructo, uso, habitación o renta vitalicia. Si la disposición gratuita entre vivos o el legado
son de usufructo, uso, habitación, o renta vitalicia, el legitimario o, en su caso, todos los
legitimarios de común acuerdo, pueden optar entre cumplirlo o entregar al beneficiario la
porción disponible.

El artículo permite a los herederos poder evaluar la opción que estimen más conveniente;
esto es, elegir entre entregar la porción disponible y desobligarse del pago de la renta o
del usufructo, uso o habitación, o bien esperar a que estos derechos se extingan. No se
prevé un plazo para realizar la opción, por lo tanto, los herederos conservarán este
derecho hasta tanto sean intimados por el beneficiado para que lo ejerzan. Si son varios
los herederos, puede suceder que estén de acuerdo en la opción; en ese caso, no se
produce ninguna dificultad. Pero también puede suceder que algunos herederos quieran
ejecutar la disposición testamentaria y otros entregar la porción disponible. Si los
herederos fueran varios, la opción y su ejercicio deberán adoptarse por unanimidad.

Protección a la igualdad de los legitimarios:

La colación es la imputación de las donaciones realizadas en vida por el causante al


cónyuge y a los descendientes llamados a la sucesión sobre la parte que al beneficiario de
la donación (donatario) le corresponde en la herencia. En virtud de aquella, se añaden en
la masa hereditaria todos los valores donados por el causante a dichos legitimarios, los
que deben sumar el valor total constitutivo del caudal relicto.

La colación es la computación en la masa partible del valor de las donaciones que el


causante hubiese hecho en vida a uno de sus descendientes o al cónyuge, y la imputación
de ese valor en la hijuela del donatario, tomando éste de menos y compensándose a los
demás legitimarios (descendientes o cónyuge) con más bienes hereditarios, con el objeto
de igualar, mediante compensaciones contables, las porciones hereditarias de todos ellos,
salvo que el causante hubiese hecho dispensa de colación en el instrumento de la
donación o en el testamento.

Pretende mantener dentro de lo posible la igualdad entre los legitimarios.

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Parte de considerar que el silencio del autor de la sucesión respecto a las donaciones que
realizó a favor de sus descendientes o cónyuge implica interpretar que ha sido efectuado
como anticipo de herencia. El anticipo de herencia surge por donaciones hechas por el
causante en vida a determinados legitimarios.

Acción de colación: es una acción personal que termina en una resolución que fija la suma
colacionable, la que se hará valer en el juicio sucesorio, en el acto de partición. Se trata de
una acción divisible, pues cada heredero puede ejercerla o renunciarla. En consecuencia,
la interrupción de la prescripción por uno de los herederos que demandó por colación no
aprovecha a los demás que no la reclamaron.

Presupuestos para el ejercicio de la acción: Dentro de los presupuestos, podemos


distinguir los objetivos y los subjetivos.

Los presupuestos subjetivos son los siguientes:  quien colaciona debe ser descendiente o
cónyuge;  el descendiente o cónyuge que recibió la donación debe concurrir con otros a
la herencia.

En cuanto a los presupuestos objetivos:  la donación efectuada en vida por el causante a


un descendiente o cónyuge;  la ausencia de dispensa.

La colación actúa en la medida en que no se encuentren afectadas las legítimas. Otro


aspecto importante es que no se opera de oficio.

Se tramita ante el juez de la sucesión, atento al fuero de atracción.

Esta acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un
derecho que nace originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del
causante. Se puede renunciar a la acción de manera expresa o tácita. La acción de colación
prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la sucesión (aplica el art.2560, pues
no hay disposición especial).

Personas obligadas a colacionar:

El artículo 2385 prescribe: Los descendientes del causante y el cónyuge supérstite que
concurren a la sucesión intestada deben colacionar a la masa hereditaria el valor de los
bienes que les fueron donados por el causante, excepto dispensa o cláusula de mejora
expresa en el acto de la donación o en el testamento. Dicho valor se determina a la época
de la partición según el estado del bien a la época de la donación. También hay obligación
de colacionar en las sucesiones testamentarias si el testador llama a recibir las mismas
porciones que corresponderían al cónyuge o a los descendientes en la sucesión intestada.

Deben colacionar: los descendientes y el cónyuge.

Los herederos que concurren a la sucesión del causante en representación de su


ascendiente que ha recibido la donación, también deben colacionar. Esto responde al
alcance y características del derecho de representación.

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Por otra parte, el descendiente o cónyuge que renuncia a la herencia puede conservar el
bien donado o reclamar el legado hasta el límite de la porción disponible.

Heredero que no era tal al momento de la donación: Apunta el art. 2388 a que: “el
descendiente que no era heredero presuntivo al tiempo de la donación, pero que resulta
heredero, no debe colación. El cónyuge no debe colación cuando la donación se realiza
antes del matrimonio”.

Se infiere de la norma que no son legitimados pasivos aquellas personas que al momento
de recibir la donación no eran legitimarios, si no que adquirieron con posterioridad tal
calidad. Es decir, no deben colacionar.

Por otra parte, expresa el art. 2395 que a la colación solo puede pedirla quien era
heredero presuntivo al momento de la donación. Asimismo, el cónyuge no puede pedir la
colación respecto a las donaciones hechas por el difunto antes de celebrado el
matrimonio. De ello se desprende que para poder estar legitimado activamente para
ejercer la acción, se debe tener la calidad de legitimario al momento de la donación y
mantenerla a la apertura de la sucesión.

Respecto a los herederos nacidos con posterioridad a la donación, se entiende que


carecen de legitimación activa para solicitar la colación.

Modo de hacer la colación: postula el art. 2396 que “la colación se efectúa sumando el
valor de la donación al de la masa hereditaria después de pagadas las deudas, y
atribuyendo ese valor en el lote del donatario”. Por lo tanto, la masa que sirve de base a la
colación se forma con los bienes dejados por el causante, una vez deducidas las deudas, y
por las donaciones efectuadas en vida por aquel a determinados legitimarios.

La igualdad entre los herederos se obtendrá incorporando el valor colacionable al caudal


relicto, acreciendo así la masa hereditaria como si el bien existiese realmente en el
patrimonio del causante en el momento de su muerte, y adjudicando ese mismo valor al
heredero afectado a quien se le da menos, con lo cual figurará en su hijuela como ya
recibido. De esta manera, no se deja sin efecto la donación, sino que se imputa a la hijuela
del beneficiario el valor de lo donado. En los hechos, el donatario recibe menos que los
demás herederos, porque se descuenta de su hijuela el valor de los bienes recibidos con
anterioridad a la muerte del causante.

Donación realizada a los descendientes o ascendientes del heredero: Aquí debemos


distinguir dos situaciones:

1) las donaciones hechas a los descendientes: en este caso, el heredero no debe


colacionar;

2) los descendientes que concurran por representación a la sucesión del causante deben
colacionar las donaciones hechas por éste a su ascendiente.

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Ello responde a los efectos propios de la representación. Si bien el art. 2389 se refiere a las
donaciones a los ascendientes o descendientes, en su desarrollo se limita a estos últimos;
sin embargo, en un análisis armónico con el art. 2388, debe entenderse que el ascendiente
que al momento de la donación no es heredero presuntivo, no debe colacionar.

Donación al cónyuge del heredero: El art. 2390 contempla dos situaciones, a saber:

1) donaciones hechas al cónyuge del heredero: no deben ser colacionadas por éste.

2) donaciones hechas conjuntamente a ambos cónyuges: deben ser colacionadas por la


mitad, por el que resulta heredero.

Esto responde al principio de que no es posible colacionar por otro. El cónyuge del
heredero, no es heredero forzoso en el sistema previsto por el Código Civil y en
consecuencia, por disposición de la ley, no tiene obligación de colacionar las donaciones
que el causante le hubiera hecho en vida, salvo que se tratara de un acto simulado y fuera
probado en juicio.

La solución del segundo supuesto guarda armonía con lo expresado, en cuanto que solo el
heredero es pasible de colacionar, si correspondiere.

Respecto a los beneficios que deben colacionarse: El art. 2391 regula que: Los
descendientes y el cónyuge supérstite obligados a colacionar también deben colacionar los
beneficios recibidos a consecuencia de convenciones hechas con el difunto que tuvieron
por objeto procurarles una ventaja particular, excepto dispensa y lo dispuesto para el
heredero con discapacidad en el artículo 2448.

Con esta norma se amplía el alcance de las liberalidades –que no son donaciones– que
deben colacionarse. Es decir, esta solución se debe a que la exclusión de colacionar esas
liberalidades implica un detrimento para los demás herederos.

Además, se regulan dos supuestos en los que no procede la colación:  dispensa;  mejora
al heredero con discapacidad

En cuanto a los frutos e intereses: Afirma el art. 2394 que “el heredero obligado a
colacionar no debe los frutos de los bienes sujetos a colación, pero debe los intereses del
valor colacionable desde la notificación de la demanda”. En consecuencia, los frutos de los
bienes colacionables pertenecen al heredero donatario y no se colacionan. Pero el valor
colacionable del bien genera intereses. Estos se deben desde la notificación de la
demanda.

Cálculo del valor colacionable: Al referirse al valor del bien donado, establece el art. 2385
que “dicho valor se determina a la época de la partición según el estado del bien a la
época de la donación”.

Beneficios excluidos de la colación: establecidos en el art 2392:  los gastos de alimentos;


 los de asistencia médica por extraordinarios que sean;  los de educación y capacitación

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profesional o artística de los descendientes, excepto que sean desproporcionados con la


fortuna y condición del causante;  los gastos de boda que no exceden de lo razonable; 
los presentes de uso;  el seguro de vida que corresponde al heredero, pero sí por las
primas pagadas por el causante al asegurador, hasta la concurrencia del premio cobrado
por el asegurado;  lo empleado para establecer al coheredero o para el pago de sus
deudas.

Dispensa: El art. 2385 prescribe excepciones a la obligación de colacionar; estas son, por
dispensa o cláusula de mejora dispuesta en el acto de donación o en el testamento. La
dispensa marca el carácter dispositivo de las normas que regulan la colación, pues si el
causante no quiere realizar un anticipo de herencia con la donación, sino que quiere
mejorar a un heredero, puede dispensar a éste último de colacionar. No se exigen
fórmulas sacramentales respecto a la dispensa; basta con que conste de manera
inequívoca la voluntad del causante de mejorar a ese heredero forzoso.

Colación de deudas. Modo de hacer la colación: El Código Civil y Comercial regula de


manera expresa la colación de deudas. Esta consiste en imputar a la hijuela de un
heredero las deudas que tuviera a favor del causante. La colación de las deudas se hace
deduciendo su importe de la porción del deudor; si exceden tal porción, debe pagarlas en
las condiciones y plazos establecidos para la obligación. “La imputación de la deuda al lote
del coheredero deudor es oponible a sus acreedores”.

Establece expresamente el art. 2397: “Se colacionan a la masa las deudas de uno de los
coherederos en favor del causante que no fueron pagadas voluntariamente durante la
indivisión, aunque sean de plazo no vencido al tiempo de la partición”.

Es decir, deben colacionarse:

 Las deudas que no fueron pagadas voluntariamente durante la indivisión;

 Las deudas de plazo no vencido al tiempo de la partición; por lo tanto, caen los plazos
pendientes.

En esta misma línea, el art. 2398 postula que los coherederos no pueden exigir el pago de
tales deudas antes de la partición. Al tratarse de un procedimiento de liquidación, el
momento oportuno para imputar la deuda, es la partición, que es un conjunto complejo de
actos jurídicos encaminados a poner fin al estado de indivisión, de modo que los
copartícipes materializan la porción ideal que en la herencia les corresponde,
transformándola en bienes concretos sobre los que tienen un derecho exclusivo.

En las deudas contraídas durante la indivisión (es decir, con posterioridad a la muerte del
causante), se aplica la colación de deudas cuando se trata de sumas de las cuales un
coheredero se hace deudor hacia los otros en ocasión de la indivisión, siempre que el
crédito esté relacionado a bienes indivisos. Se establece como excepción que se realice el
pago antes de la partición.

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Momento a partir del cual se general intereses:

 Las sumas colacionables producen intereses desde la apertura de la sucesión si el


coheredero era deudor del difunto, cuando no se hubiesen pactado intereses con
anterioridad;

 Las sumas colacionables producen intereses con anterioridad al fallecimiento del autor
de la sucesión (los intereses se deben desde su origen);

 Desde el nacimiento de la deuda, si ésta surge en ocasión de la indivisión.

Compensación: si el coheredero deudor es a la vez acreedor, aunque su crédito no sea aún


exigible al tiempo de la partición, hay compensación y sólo se colaciona cuando la deuda
fuera mayor y sólo en la medida del exceso.

Transmisión de bienes a legitimarios en vida del causante: casos en que se presume la


gratuidad: La norma presume, sin admitir prueba en contrario, que las enajenaciones
efectuadas en vida por el causante a sus legitimarios, en la medida en que llevan anexo el
cargo de una renta vitalicia en favor de aquel o la reserva de usufructo, uso o habitación,
encubren una liberalidad que debe imputarse sobre la porción disponible a título de
mejora. Por ejemplo, el padre vende a uno de sus hijos un inmueble y se reserva el
usufructo.

Por otra parte, si el valor de los bienes recibidos por el legitimario excede la porción
disponible, el excedente debe ser traído a la masa o acervo, pues se encuentra sujeto a
colación. Se contempla la posibilidad de que si el acto no es absolutamente gratuito, el
adquirente pueda demostrar que ha abonado algunas sumas, las que podrán deducirse del
valor de lo donado. Este artículo se aplica a las transmisiones a título oneroso, ya que en
las gratuitas rigen las normas relativas a la colación. En definitiva, las enajenaciones hechas
por el causante a cualquiera de los legitimarios en las condiciones expuestas son reputadas
a título gratuito. Por último, se establece que tanto la imputación a la porción disponible
como la colación (del excedente) no pueden ser demandadas por el legitimario que
hubiese prestado su consentimiento al acto.

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