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TABAJO FINAL INTEGRADOR

La educación actual y las nuevas tecnologías: un análisis multidimensional

Nombre y Apellido: Fernandez Griselda

DNI: 18.157.862

N° De aula: 095 de Pedagogía

Nombre y Apellido del Tutor:

Fecha de entrega: 20/06/18


La educación actual y las nuevas tecnologías: un análisis multidimensional

En el fondo, quisiéramos evitar la complejidad, nos gustaría tener ideas simples, leyes
simples, formulas simples, para comprender y explicar lo que ocurre alrededor nuestro y en
nosotros. Pero como estas formulas simples y esas leyes simples son cada vez más
insuficientes, estamos confrontados al desafío de la complejidad.

Edgar Morin, “Epistemología de la complejidad”

INTRODUCCIÓN

Nos encontramos en un mundo que presenta grandes desafíos, ya que en las últimas décadas, la
vertiginosa irrupción de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC) ha
transformado los modos de comunicarnos y relacionarnos. Su impacto ha provocado una suerte de
revolución en la economía, la política, la sociedad, la cultura y sin lugar a duda en el sistema
educativo.

“Se entiende por Nuevas Tecnologías a aquellas tecnologías generalmente asociadas a la


informática y al manejo de información, que han impactado en ámbito educativo para replantear la
necesidad de incorporar los dispositivos tecnológicos tales como la computadora, el
videoproyector, la pizarra digital, y los dispositivos móviles , ect por mencionar alguno, a generar
ambiente alternos a los espacios presenciales, haciendo uso de internet como un espacio virtual,
para generar accesibilidad, interacción, colaboración, facilitación de contenidos , gestión de la
información y seguimiento” (Enseñar y aprender en la era digital Pág. 7)

Actualmente estas nuevas tecnologías están incidiendo en el mundo educativo de manera firme y
de creciente importancia, en particular, dentro del ámbito de la formación del alumnado, ya que los
multimedia juegan un papel de gran alcance en su rol de vehículo para multiplicar el aprendizaje en
el proceso de formación educativa.

Dussel y Quevedo (2006) sostienen que los programas y proyectos educativos, son empujados por
una fuerte presión social y económica para que se incluyan las nuevas tecnologías en la escuela.
No obstante, David Buckingham advierte que el impulso de incluir las computadoras en las aulas
viene, sobre todo, de las compañías comerciales que buscan nuevos mercados para sus
productos, y de los gobiernos que están en casi desesperados por resolver lo que ellos consideran
problemas de la educación pública.

Ambos postulan una especie de determinismo tecnológico y creen en el poder avasallador de la


tecnología. Sin embargo, varias investigaciones habrían demostrado que el impacto de la
tecnología en la práctica docente cotidiana es bastante limitado, ya que el uso de las nuevas
tecnologías en las escuelas no implican necesariamente el desarrollo de aprendizaje,
competencias y conocimiento, en tanto no tengan una orientación didáctico y pedagógica .

LOS DOCENTES Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

La implementación de las tecnologías en el ámbito educativo no resulta sencilla para todas las
escuelas. Son muchos los docentes que manifiestan reiteradamente que no están preparados para
hacer frente a estos nuevos desafíos. “Un estudio realizado en el con urbano bonaerense entre el
año 2003 y el 2006 permite discutir el diagnóstico de alta resistencia por parte de los docentes. El
trabajo de Roxana Cabello y otros colegas de la UNGS (2006) muestra el temor y la desconfianza
con que los docentes, sobre todo en la escuela primaria, se acercan a la computadora. Pero
también se observa que todos manifiestan tener “predisposición favorable” y valorar el uso de las
computadoras para tareas escolares, por lo cual reconocen que es importante capacitarse en el
área. Muchos de ellos no se sienten con las suficientes “competencias tecnológicas” como para
hacerle frente a su utilización en el aula. Para estudiar las “competencias tecnológicas”, un tema
central para definir estos nuevos saberes, los autores se acercan al conocimiento sobre el uso, el
uso efectivo, la posesión, el tiempo de relación con las tecnologías, la frecuencia de uso y la
habilidad de uso. Encuentran que hay una asociación fuerte entre habilidad y aspectos
actitudinales: a menos temor, más exploración de otras posibilidades de uso, y por lo tanto mayor
habilidad para adquirir más competencias”.

Al docente se le dificulta la integración de estas nuevas tecnologías a la educación porque como


dice Hargreaves (2003): Los docentes se encuentran presionados por tres fuerzas contrapuestas.
Por un lado, se les demanda que sean innovadores, autónomos y que desarrollen propuestas
educativas flexibles que permitan articular distintos campos de conocimientos. Desde este enfoque
el docente es un aprendiz en proceso permanente de actualización que se asume como un
promotor de los cambios sociales más generales. Por otro lado, se les exige la transmisión de
valores que promuevan una mayor cohesión social para contrarrestar problemas sociales como la
violencia, la inseguridad y el consumo. Por último, los docentes aparecen como víctimas de la
Sociedad de la Información, en la medida en que son afectados negativamente por políticas que
tienden a erosionar las condiciones de trabajo, tanto en términos de recursos materiales como de
su autonomía profesional. (p. 78).

Los alumnos y las nuevas tecnología


Durante la última década del siglo XX y la primera del XXI se han manifestado unas expectativas
muy positivas sobre las posibilidades de las nuevas tecnologías en Educación. Afirmaciones que
podríamos denominar como de “optimismo ingenuo” aparecen en diversos informes internacionales
sobre el desarrollo e impacto que habrán de significar la implantación de diversas tecnologías,
especialmente los ordenadores, sobre la educación

Algunos teóricos nos incitan a pensar acercas de las discusiones que se plantean en torno al papel
de las tecnologías, ya que hay posturas positivas y negativas. En un polo están los pesimistas
sombríos, que creen que vamos camino al infierno tecnológico por lo tanto son una influencia
maligna para los educando. Y en otro polo están los defensores que la tecnologías que
manifiestan que son neutras, ni buenas ni malas en sí misma. Esta especie de determinismo
tecnológico ven a la tecnología como la salvación de la educación.

Por ejemplo el Ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao manifiesta tener una mirada
optimista acerca de la nueva tecnología puesto que imagina que las próximas generaciones serán
más ilustradas científicamente, con estudiantes capaces de programar sus propias netbooks, de
buscar y producir información

Sin embargo, Daniel H Cabrera señala que la neutralidad es un discurso para los miedosos y sobre
todo, para los críticos. Otro que recoge el guante es el especialista David Buckingham (2008) quien
nos advierte los riegos del determinismo tecnológico ya que no hay evidencias de que el uso
difundido de la tecnología haya contribuido a mejorar el rendimiento y mucho menos a generar
formas más creativas de aprender para la mayoría de los jóvenes. El ingreso de la computadora y
los mundos digitales por sí mismo no producen cambios positivos, hace falta más. Eso no quiere
decir que debamos ignorar los procesos tecnológicos irrefrenables que están entramados en los
campos de conocimientos que debemos enseñar

Cabe preguntarnos, si es posible cree que hay otro tipo de aproximación, Inés Dussel por señala
que aún hay debates pendientes y falta preguntas importante para hacernos sobre el impacto de la
nuevas tecnologías por lo que la relación entre institución, escuela y la tecnología tiene que seguir
siendo analizada ya tiene varias arista para mirar

Sin embargo, Dussel y Quevedo sostienen que la reflexión debe orientarse a pensar de que
manera la comunidad educativa, los responsables de las políticas públicas, las empresa y la
comunidad están percibiendo este cambio radical en la forma de relacionarnos con el
conocimiento, es posible preservar todo lo que la escuela ha conseguido hasta ahora y, a su vez,
ser lo suficiente flexible para innovar en dirección de la cultura que nos toca vivir.

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