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Manuela Camus
SER INDÍGENA
EN CIUDAD DE GUATEMAlA
-'"! ,
I<+
1. ETNICIDAD 2. IDENTIDAD
3. AMÉRICA UTINA 4. JUVENTUD
5. MIGRACIÓN INTERNA 6. EDUCACIÓN
7. MERCADOS AGRíCOLAS 8. TESIS
9. MUJERES
I. T.
ISBN: 99922-66-47-3
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A un tesorito de imperfecciones
ÍNDICE
•
PRESENTACIÓN FLACSO. . . . . . . . . . . 13
PRESENTACIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
la parte
Los presupuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 21
El estudio de la etnicidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
l. LA NEGACIÓN DE LA ETNICIDAD. . . . . . . . . . . . . . . . 29
Nación y modernización . . . . . . . . . 30
El racismo . 30
El indigenismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3. OTRAS VERSIONES . 34
categorización social . . . . . . . . . . . . . . . . 34
La etnicidad política . . . . . . . . . . . . . . .. 37
En resumen... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Los estereotipos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
2a parte
Las etnografías . . . . . . . .. 71
- 7
MA:-Jt"EIA CAMt:S
LA HISTORIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
El asentamiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Lasactividades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Educación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
8
SER INDicENA EN CIUDAD DE GUAn:MAl.A Índice
Balance o o •• o o • o o o o • • • • • •
· 196
Recapitulando. . . . . . . . . . . . . . . . . o • o • • •
· 219
- 9
MANUF..LA CAMUS
LA ETNICIDAD. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .237
Lascambiadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .247
DE LA ETNICIDAD. . . . . . . . • . . . . . . . . . • • . . . . .279
3- parte
- 10
SER INDíGENA EN CIlrDAD m: Glwn:MAI.\
Los jóvenes "indígenas" y la relatividad de la ideología étnica . . " " " . . 340
La Terminal -. 344
- 11
MANITEIA CAMlJS
La Brigada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 348
La Ruedita 352
En resumen... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356
BIBLIOGRAfÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 371
ANEXO· . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . ·391
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SER INDÍGENA EN CIUDAD DE GUATEMALA
•
ID
esde múltiples escritos de la actual coyuntura -llámese "globalización",
"mundialización", "postindustrialismo" o "posmodemidad"- trasciende la
fascinación e insistencia en las identidades múltiples, la negociación de las
categorías de adscripción, el espacio fluido, las relaciones indirectas, las ciudadanías
culturales, la hibridación, y una menor preocupación en la polarización socioeco-
nómica que se acentúa en países como los latinoamericanos. Pero muchos de estos
"problemas identitarios" buscan llamar la atención sobre la injusticia y, como advierte
Gledhill, debe matizarse la respuesta de los sujetos posmodemos de identidades
múltiples a la corriente cultural homogenizadora, tanto porque el peso de la
discriminación se mantiene, como porque se manifiestan distorsiones y posturas
intolerantes: no sólo suponen más riqueza cultural, también la reiteración de la
exclusión (1997). Además, como he tratado de señalar, no se debe obviar la carga
histórica que tienen las categorías étnicas y las identidades.
La discusión sobre etnicidad y clase se ha movido con un radical movimiento de
péndulo: durante los años 60-80 se privilegió la segunda como la causa de todos los
conflictos; mientras en los 90, el péndulo ha girado al otro extremo y la clave explicativa
son las etnicidades entendidas como diferencias culturales. En estas páginas he
entendido que la diferencia étnica en Guatemala y América Latina supone tanto la
alteridad cultural como las identificaciones jerarquizadas que favorecen el uso dife-
rencial de la mano de obra y remiten a la crudeza de la pobreza. El modelo de
industrialización para la exportación, con sus diferentes formas de regulación y de
control de trabajo, introduce sus propias perspectivas sobre la mano de obra y sobre
la etnicidad. Se puede pensar si el fomento de las "políticas de identidad" y de las
diferencias étnico culturales tiene que ver con el reforzamiento de la división del
trabajo. Si en Guatemala los indios eran la mano de obra que debía trabajar en las
fincas y no se les concedía importancia como potenciales consumidores, ahora es
otro el papel del Estado y del mercado, que prefieren una mano de obra que consuma,
más urbana, pero que se mantenga "naturalmente" subordinada y dividida.
Recordando de nuevo lo que expresaba Juan Pablo Pérez Sainz, "para los trabajadores
centroamericanos, el tiempo se ha congelado en su tránsito de la finca a la maquila"
(1996: 229).
Para los hogares indígenas de la ciudad de Guatemala es difícil "negociar" la
identidad étnica desde la pobreza y desde el eficaz funcionamiento de los clichés y
las prácticas discriminatorias que mantienen antiguas y nuevas exclusiones sin
permitir dar por superado el fraccionamiento étnico de la sociedad, que sigue
estorbando la convivencia interétnica "democrática" de las diferentes identidades
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SLR l:'-inícL:'-iA EN CIlIIHn m: (;1 'ATBIAL\
nacionales.' Por otro lado, es difícil considerar al indígena urbano como una creación
étnica, una "etnogénesis", un nuevo indio o un indio diferente, porque sería una
"invención" de la realidad. Tampoco se le puede entender en un continuum de un indio
a un menos indio, porque ello responde al paradigma de la modernidad y a un proceso
de urbanización que debía suponer la aculturación y civilización de un indio
premoderno. El indígena urbano en Guatemala es parte de un proceso histórico y
social que se encuentra en una fase de recomposición después de la violencia y en el
contexto actual de globalización.
A partir del proceso de urbanización, los indígenas tienen que salir "expulsados" de
los círculos sociales propios y aparecen ante nuestros ojos como despojados de su
contradiscurso comunitario alternativo y autónomo, quedando en la ciudad igualados
en el genérico de 'indios'. El hecho de la migración -que "corroe las identidades estándar"
(Keamey, 1996: 123)-Ies facilita descubrir y reforzar vínculos étnicos con otros indígenas
de diferentes procedencias lingüísticas o geográficas. La ciudad es un entorno de
relaciones interétnicas más intensas, donde se va a dar la reproducción de las diferencias
y unas reidentificaciones en un proceso que toma diferentes e inciertas direcciones.
Ser indígena en la ciudad de Guatemala conlleva manifestaciones distintas de la
identidad étnica que no suponen su disolución unilateral: bajo la etiqueta de "ser indio"
se encuentra algo rico y diverso que se combina con otras identidades sociales.
El sistema ideológico que permite a la diferencia étnica conceder o denegar
distinciones y privilegios sociales continúa funcionando en Guatemala, a pesar de
que están cambiando sus bases materiales, sociales y culturales. Pero si las migraciones
indígenas a la capital vinieron a cuestionar el sistema, desde los 90 se precipita el
sentido anacrónico de esta representación social, que no del hecho de una sociedad
que conlleva un pasado y una genealogía india que le dan su propia idiosincrasia
cultural. Esta peculiaridad supone otras formas de concebir, entender, vivir y
posicionarse en el mundo, que son visibles en la indianizada ciudad de Guatemala y
en el comportamiento de sus heterogéneos y mayoritarios sectores populares. A lo
largo de estas últimas reflexiones vaya ir detallando algunos de estos puntos con sus
implicaciones a nivel político, teórico y metodológico, incluyendo un sentido de
provocación que estimule preguntas para otros estudios.
La etnicidad ha sido utilizada para estudiar los contactos culturales generados por la
modernización en su expansión o por los flujos migratorios. Este trabajo se ha referido
I En Guatemala la ideología del "miedo al indio" ha llegado a promocionarse por el gobierno o losmilitares,
y continúamanifestándose conlosresultados dela consultade mayo de 1999, quedicennoa laconstrucción
de una nación multiétnica; losinquietantes brotesde intolerancia política en las elecciones presidenciales y
municipales de diciembre de 1999, o la escasa sensibilidad hacia lo étnico de los gobiernos -incluido el
actual de Portillo.
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MA;\IlIELA CAM\:S
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SFH /:-;I>ICENA EN Crunxn DE GIJATDL\U\ :-f' pnne: ser uuliecn« en /a ciudi«! de Gua/cIlla/a
---------------~-----=-----~-
Cuadro 3.5
Las interpretaciones de la etnicidad según universo
~.~~ C~~~~-
-----------t-----------------~-----
m_Brigada
---- • El Etnia=_c1_as_e + Cóctelétnico-c1asista: cholificación
Ruedita Comunidad I Salir estigma. Romper relación etnia! Estrategia de pasar por ladinos.
clase;etnia/espacio rural Interacción social y paisanazgo comunitario
Comunidad urbana
Para muchos de los indígenas entrevistados la identificación de ser indio con una
estima social negativa, y de ser pobre con una posición social inferior por su mínima
capacidad de acceso a las oportunidades y los recursos, es algo mecánico. Las etiquetas
étnicas continúan vigentes y las transiciones por la migración y el mestizaje cultural
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MANUElA CAMllS
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_ INDíGENA
SER _ _ _EN _CJI1DAD
___ DE_ 3' pune:
_ _ _ _ _ _ _ _ _----C-
GliATL\IAlJ\ ser indígena
_ en /a ciudad de Gua/cilla/a
porque hay negocio", y para otros indígenas directamente "la ciudad es pisto". Esta
metáfora expresa la instrumentalización extrema del sentido de su estancia urbana,
una estancia con posibilidades impensables en su lugar de origen. Además, la ciudad
es percibida con pragmatismo porque son conscientes de que se les dificulta
simbólicamente el frágil ascenso social a través de estereotipos negativos como "indios
lamidos" o "indios igualados". Su introducción en escenarios donde hasta ahora no
habían tenido acceso, los hace aparecer como "mantecosos" o "resbalosos" por su
capacidad bicultural, por ser "ladinos" en el sentido colonial de indios castellanizados.
Por el contrario, hay una ausencia de conceptos abstractos, de elementos de la cultura
de clase media y urbana: televisión, libros, ocio, o de personajes mediadores como
patrones, curas, maestros... o instituciones, iglesias, organizaciones de desarrollo,
Estado; entienden su importancia pragmática, pero no como marcos ideológicos ni de
participación. Entre la búsqueda de pisto en la chamba y en su base social de familia y
comunidad mantienen su ética de trabajo, respeto, orden, lucha, tenacidad.
Llama la atención la incesante actuación de personajes e interlocutores que aparecen
y desaparecen en sus narraciones. Este acento en lo social ¿se produce por una
concepción propia de los indígenas o por la importancia de las redes sociales entre los
pobres? Esto exigiría un análisis comparativo minucioso que no vaya enfrentar, y al
cabo hay importantes espacios de intermediación cultural entre indígenas y pobres.
La fuerza de la presencia de múltiples actores en las narraciones y el discurso de estos
sujetos enfatiza la importancia de las relaciones sociales primordiales: parentescos,
amistades, solidaridad vecinal y reconocimiento mutuo. La pertenencia a ámbitos
corporativizados impide una visión individualista del mundo y de la acción en el mismo,
y demuestra que requieren una capacidad importante de sociabilidad, aunque sea
limitada, porque incluso los términos de la reciprocidad de las redes sociales son difíciles
de sostener. La fórmula holista de las familias indígenas insiste en la responsabilidad
para el colectivo y en el trabajo como la fuente de sobrevivencia y de manutención del
grupo. Trabajo y familia están integrados en sus palabras y sus historias.
Las formas en que aparecen y desaparecen los personajes con sus dimes y diretes
dan sensación de una comedia humana, pero el escenario de fondo es de corte
"trágico". Según García Canclini, estos sujetos populares están cerca de la tragi-
comedia, mostrando la obsesión por verse reconocidos y reconocerse; puesto que no
hay esa unidireccionalidad del tempo y de la trama, sino un sentido contradictorio y
ambiguo de quienes padecen la historia y a la vez luchan en ella y van elaborando los
pasos intermedios, las astucias dramáticas y los juegos paródicos que permiten a
quienes no tienen posibilidades de cambiar radicalmente el curso de la obra, manejar
sus intersticios (1989: 260).
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MA:-;llELA CAMl'S
A lo largo de este texto he ido apuntando el contenido de estos términos que ahora
voy a exponer con más fuerza porque son parte de mi propuesta sobre lo que está
ocurriendo en la sociedad guatemalteca. Seguro que muchos se han preguntado qué
tiene que ver lo que he expuesto con lo que se ha denominado "el movimiento maya",
o ese conjunto de organizaciones, iniciativas, dependencias y personas que comparten
una identidad étnico cultural y un objetivo: trabajar para el Pueblo Maya y por otro
orden de relaciones de la sociedad con el Estado-nación guatemalteco. Sin entrar a
discutir quiénes son parte o no de este movimiento o plataforma, sí me gustaría
contrastarlos con los sujetos que he descrito, protagonistas de otro tipo de transfor-
maciones que supuestamente no definen el movimiento maya.
Los debates sobre la etnicidad en el contexto de la globalización se refieren a los
grupos étnicos como culturalmente distintos, pero reforzando su dimensión política,
ya que implican la búsqueda de nuevas adscripciones y relaciones con el Estado (y
otros posibles interlocutores), puesto que se entiende que cualquier grupo social-étnico
o de clase, para ser considerado como tal, debería ser capaz de configurar o diseñar
distintos proyectos sociales o político nacionales. Pero ésta no deja de ser una versión
reduccionista, puesto que -con o sin articulación política- no se les puede negar a los
grupos y a los sujetos su condición étnica y su capacidad de acción. De hecho, es
difícil adjudicar esta disposición de organicidad política a los sujetos y los universos
expuestos. Desde luego, los conjuntos étnicos y campesinos han venido participando
en el proyecto nacional y no son ajenos a las circunstancias políticas (Mallen, 1995).
Pero la contribución de los indígenas se produce desde su sola presencia, y su
actuación cotidiana corre paralela -aunque no ajena- a la vida social general, y supone
una afrenta a las categorías impuestas, como "los mayas", rompen con las realidades
estereotipadas y perturban el orden sociopolítico de discriminación. Pero los proyectos
-o aspiraciones- de los pobres no están tan ideologizados; se forjan en la precariedad
y se enfocan en la sobrevivencia cotidiana. Sus concepciones sociales, sus demandas
de mejora, se pueden articular si se abren vías de comunicación, de reconocimiento
y de participación, si no, continuarán sumergidas, pero sobreviviendo y construyendo
desde la exclusión. Si es difícil hablar de un proyecto social definido y demandado
por estos grupos, no significa que no tengan unos principios sociales marcados por
sus posiciones sociales y culturales específicas, desde los que llegar o no a gestar
propuestas.
En el período del desarrollismo el Estado reconocía a los sujetos que se organizaban
vía partidos políticos o movimientos sociales; ahora acepta nuevos interlocutores y
asume las políticas de la diferencia: los indios sirven para delegar funciones y se
aceptan mientras sean "culturalrnente indígenas" en sus círculos. Pero el discurso y
las prácticas no oficiales de discriminación se renuevan, de la misma manera que la
etnicidad puede derivar construyendo plataformas alternativas de carácter demandante,
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SER INDi<;[':NA EN CJI 'I>.\D m: GI'¡\TEMAI.A ,..,. parle: .~er illdígell;¡ ell Ja ciU(J;¡(J <le (;//;r/clIl;¡Ja
----'-
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MA;\il ~E1A CAMlTS
Por último, quiero referirme al fenómeno del "indígena urbano" a través de lo que
sería un posible "estilo" común que recoja las variantes metropolitanas. Propongo
pensar en un "estilo étnico" en el sentido en que los identificados como indígenas
comparten una matriz cultural. Según Anya Peterson, la producción de estilo tiene
que ver con procesos de politización donde el grupo crea símbolos buscando el mostrar
la diferencia y la creación de prestigio para favorecer la identificación grupal frente
a la nación (1982).3 Según Zárate, el "estilo étnico" les permite reinterpretar los
proyectos de cambio en función del mantenimiento de un orden social ideal que se
concreta a través de la ritualización y la mitificación de las relaciones sociales (1998).4
Aquí me refiero a algo más intuitivo y difuso que lo constatado hasta ahora, donde
los elementos comunes de esa matriz cultural permitirían el reconocimiento mutuo,
y a mí también el reconocerlos como parte de la indigenidad, algo así como el "aire
de familia". Frente al panmayismo y a la general falta de aceptación social que tienen
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8' paOC: ser indígena en /a cilU/;u/ (/c ( ,' //a/cnla/a
las múltiples expresiones de la etnicidad en el mundo urbano, supond ría la posi bilidad
de espacios ele encuentro donde el factor étnico tiene mucho que dec ir. Pos ibilitaría
pensar hasta dónde pueden generarse combinaciones culturales y su aceptación por los
co lectivos sociales implicados; hasta dónde los indígenas (y/o mayas) de la ciudad se
ven entre sí y ante el resto de sus congéneres como tales indígenas y/o mayas.
¿En qué podemos visualizar estas particularidades sociales, culturales, cognitivas, entre
las diferentes "variantes" de indígenas urbanos en este análisis en que estoy privilegiando
una explicac ión desde la subsistencia en el ámbito urbano? ¿Dónde se objetivan?
Las más sólidas se encuentran en su concepción del hogar y del trabajo. El primero
es una célula principal para la reformulación de la identidad étnica en la ciudad,
pero en un sentido amplio y diferente al "nuestro". Así, la diferencia étnica se hace
pa tente en el funcionamiento del hogar y de la familia, donde el sentido de cohesión
alcanza una fuerza distintiva y propia, y los comportamientos de sus miembros se
gu ían por un sentido de ser parte de un colectivo, donde las individua lidades se ven
somet idas a las consideraciones jerárquicas.
En la definición del ser indígena está su inmersión en la precariedad, en la
fragilidad en que se mueve su vida no sólo cotidiana sino futura : lo incierto de sus
posibles "superaciones", y el mantenimiento de una posición social inferior. Ante
ello se han apropiado de unos mínimos recursos y espacios maximizándolos -se
pod ría decir que como colectivo- de una forma peculiar. El mercado laboral para los
ind ígena s en la ciudad se man tiene sobre todo dentro de la in forma lida d de
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subsistencia, y los indígenas se asocian a ciertos espacios como guetos -aun cuando
no son nunca espacios exclusivos: los mercados, el comercio ambulante y callejero,
las tiendas de barrio, oficios de artesanías, zapatería, talabartería, carpintería u otros
pequeños talleres, la tortillería..., empleos que favorecen la transmisión de unas
normas colectivas sobreentendidas. Así, La Terminal funge como un lugar de informa-
ción, oportunidades, centro de redes de apoyo y vinculación con lugares distantes
que facilita la inserción urbana; o La Brigada ofrece vinculaciones para lograr empleo
y espacio residencial, y la existencia de un espacio de referencia común.
En las segundas generaciones, a pesar de sus tímidos pasos introduciéndose en
espacios "tabús", las barreras continúan porque tampoco hay mayores oportunidades.
En esta etapa de "neoinformalidad" y emergencia del sector de transables, se abren
otros espacios y, de nuevo, tratan de aprovecharlos dentro de su escaso margen de
oportunidad. La precarización de las relaciones de trabajo hace que éstos jóvenes
busquen combi nar estos empleos -como la maquila- con otros "tradicionales" ligados
a círculos sociales cercanos y a una idea de autonomía laboral, o se planteen la salida
migratoria a los Estados Unidos.
¿Qué otros elementos se pueden recoger como parte de un "estilo" indígena, de su
matriz cultural, de su institucionalización, de su ritualización o de sus formas de
abordar la vida social?
He señalado la ausencia en la ciudad de Guatemala de articulaciones orgánicas
entre los indígenas. Sin embargo, hay ciertos experimentos que son informales, pero
efectivos. Por ejemplo, la endogamia refleja el mantenimiento de ciertas reglas de
reproducción social. Las mujeres simbolizan y perpetúan la diferencia étnica con su
ropa maya -al completo o por partes. La insólita asociación de inmigrantes de la
Fraternidad Sacapulteca muestra una creciente participación en sus convocatorias
anuales, que ahora concentran muchos jóvenes con características de "cholos" -en el
sentido de moda juvenil que viene de "Los Estados"> que sorprenden a los mismos
sacapultecos de La Ruedita. Las intensas vinculaciones y presencia en sus lugares de
origen demuestran la necesidad de reconocerse en la comunidad. Y hay otras expresiones
más colectivas que están en un proceso de expansión: el Parque Central de la ciudad de
Guatemala ha sufrido una visible transformación de diez años a esta parte: el mercado,
la ropa, la comida, los olores, la música, el espacio abierto, crean un ambiente étnico de
creciente visualización -que sería interétnico, ya que no sólo se encuentran indígenas.
¿Se podría señalar un "estilo indígena urbano" que recoja las variantes metropolitanas,
es decir, a toda la población de indígenas y de "indígenas" urbanos a quienes exteman su
identidad étnica y a quienes rehuyen adscribirse: de clases populares, mixtados, cholos,
mestizos, periurbanos...? No sé, pero se puede pensar que personajes que parecen
divergentes y antagónicos se relacionan por el físico: color oscuro y pelo negro y lacio;
por las representaciones holístico colectivas; por las vinculaciones con el interior y sus
paisajes socioculturales; por el traje; por el sentido del color y de la estética; porcostumbres
como la marimba o ciertas comidas; por fiestas como la de Lo de Bran o de La Asunción.
Serían un potencial creativo que no es admitido por la "cultura oficial", y que permite
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SEn II\Di(;¡::'i.\ E:" CIl'DAD m: GUATHIAl./\ ,1' parle: .Kr ¡'J(Ií~{,I/i1 el/ /a ciudad de Gua/cilla/a
---------------------
verse y relacionarse como iguales a mujeres "de corte" y "de jeans", sean o no de la
misma familia. ¿Qué debemos pensar de una bebé que se llama --engrafía aproximada-
Adelinne Johanna, igual que sus abuelas Adelina y Juana? ¿Tradición, modernidad,
traición, aculturación? ¿Y de los habitantes de la "temible" periferia o de los barrancos
cuando dicen: "y no es tan peligroso como lo creen, porque allí abajo, ahí está mi casa.
Yasiento que estoy en mi casa".
El que los indígenas logren mantener su "estilo" a través de ciertas estructuras
sociales y simbólicas en la ciudad, no supone que la frontera étnica se profundice, al
revés, están aportando a un proceso de revalorización identitaria que puede ser
importante para todo el conjunto social, más para unos espacios marcados por la
pobreza extrema y la descomposición social.
Hasta hace poco en la capital de Guatemala el indígena había sido borrado
simbólicamente de su mapa social. Frente a otras capitales latinoamericanas, aquí
no se expresaban de forma tan patente las culturas indígenas en su versión urbana, y
tampoco se encontraban entre los inmigrantes institucionalizaciones propias. Sin
embargo, la presencia de indígenas en la ciudad de Guatemala es inobjetable y, más
que ello, los elementos culturales que remiten a su herencia y que no se explican desde
una lógica "española" ni "occidental". Con ello se produce -aunque no se reconozca-
un mestizaje en el sentido de sincretismo -con distintos grados de coherencia o
compatibilidad. Y como no desaparece el sentido cultural de la etnicidad y sus formas
diferenciadas de enfrentar la vida -se rodeen o no de normas, instituciones o rituales,
tampoco lo hace el sistema ideológico que sostiene la diferencia étnica que continúa
vigente, y que parece que va a seguir funcionando como un mecanismo despectivo y
de jerarquización social. Romper con la incomunicación entre una Guetemala oficial
y una Guatemala pobre y enfrentada, requiere del conocimiento del peso de lo étnico
en esta fractura.
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