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LA VERDAD Y LAS FORMAS JURÍDICAS

Las prácticas judiciales, son algunas de las formas que son empleadas por la sociedad
para definir tipos de subjetividad, formas de saber relaciones entre el hombre y la
verdad

“Dice Nietzsche que el conocimiento está de hecho relacionado con los instintos, pero no
puede estar presente en ellos ni ser siquiera un instinto entre otros; el conocimiento es
simplemente el resultado del juego, el enfrentamiento, la confluencia, la lucha y el
compromiso entre los instintos. Es precisamente debido a que los instintos chocan entre sí, se
baten y llegan finalmente al término de sus batallas, que hay un compromiso y algo se
produce. Este algo es el conocimiento”…, …”El conocimiento tiene por fundamento, base o
punto de partida a los instintos pero sólo en tanto éstos se encuentran enfrentados unos a los
otros, confrontados.” 1

Foucault va a tomar como modelo de formación de conocimiento el descrito por


Nietzsche a partir de relaciones de fuerza y políticas, en una sociedad y en un
determinado tiempo.

“El primer testimonio de la investigación de la verdad en el procedimiento judicial griego con


que contamos se remonta a la Ilíada ¿cómo establecer la verdad? Curiosamente, en este texto
de Homero no se apela a quien observó el hecho, el famoso testigo que estaba junto a la baliza
y que debía atestiguar qué había ocurrido. Su testimonio no se cita y no se le hace pregunta
alguna. Solamente se plantea la querella entre los adversarios Menelao y Antíloco, de la
siguiente manera: después de la acusación de Menelao —«tú cometiste una irregularidad»— y
de la defensa de Antíloco —«yo no cometí irregularidad»— Menelao lanza un desafío: «Pon tu
mano derecha sobre la cabeza de tu caballo; sujeta con la mano izquierda tu 31 fusta y jura
ante Zeus que no cometiste irregularidad». En ese instante, Antíloco, frente a este desafío, que
es una prueba. Ésta es la vieja y bastante arcaica práctica de la prueba de la verdad en la que
ésta no se establece judicialmente por medio de una comprobación, un testigo, una
indagación o una inquisición, sino por un juego de prueba. a (épreuve.), renuncia a ella, no jura
y reconoce así que cometió irregularidad.”2

Luego nos relata “Edipo Rey”, quien es el que detenta el poder y el saber, es tirano y es quien
salva al pueblo al resolver el enigma de la esfinge.

Hace un recorrido por el Derecho Germánico, donde se utilizaba el sistema de la prueba, un


sistema que no probaba la verdad, tenía en cuenta el peso, la importancia, la fuerza, el que lo
poseía era poseedor de la verdad.

Llega a la Edad Media donde se encuentran dos maneras de manifestación de poder: las armas
y el poder judicial, ambos en manos de los más poderosos. Se origina en este momento la
noción de ” Daño”, pero no entre individuos, sino que el soberano o su representante “el
procurador” , o sea el Estado es el ofendido por el daño que le provocó el individuo al orden, a
la ley… Al Estado, allí surge el concepto de “infracción”, por lo tanto el individuo debía repara
el daño hecho al otro individuo y el Estado.
1
Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, pág. 22
2
Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, pág. 31
Surge el delito flagrante, en el cual un individuo era sorprendido cometiendo un delito y las
personas que lo veían cometerlo lo llevaban ante el soberano y se lo castigaba u exigía una
reparación, cuando no había testigos se utilizó el método de la indagación, en el cual los
indagados eran personas capaces de conocer el Derecho, los títulos de propiedad y se les pedía
una solución al problema.

Foucault llega a la conclusión de que la indagación es una forma de saber-poder, se crean


conflictos entre el conocimiento y las determinaciones económico - políticas.

A finales del S XVII y principio del SXIX, marcan el comienzo de la reelaboración y


transformación del sistema judicial la ley penal pasa a ser de lo que es útil a la sociedad y
reprimible lo que le es nocivo, siempre ajustado a lo que dice la ley, a ser un control del
individuo durante toda su vida, el criminal que era el enemigo social pasa a ser peligroso, el
individuo pasa a ser considerado por sus virtualidades y no por sus actos, la sociedad que
estaba regida por la ley pasa a ser una sociedad disciplinaria.

La revolución industrial hizo que gran parte de los trabajadores del campo se trasladaran a las
ciudades, por lo que las compañías comerciales se organicen para defender su patrimonio
como policías privadas. Como respuesta a la legislación penal ejercida sobre los sectores
populares, se formaron grupos de autodefensa contra el derecho penal, que luego fueron
suplantados por grupos a las ordenes de la aristocracia, de las clases acomodadas, que
operaban al margen de la autoridad penal, los cuales presionaron para el dictado de leyes
“morales” , las cuales se transforman en instrumento de poder de las clases ricas sobre las
clases pobres.

En Francia debido a la existencia de la monarquía absoluta, el sistema penal estaba compuesto


por un sistema judicial, un sistema policial ( organizado con magistrados, cuerpo y tenientes de
policía y contaban con prisiones, cuyo origen no tuvo ninguna justificación teórica) y las lettres
de cachet, que eran una orden del Rey por la cual se obligaba a alguien a hacer alguna cosa, las
cuales generalmente no era el Rey quien decidía mandarlas, sino que le eran solicitadas por
diversos individuos, por ej: padres descontentos con sus hijos, como la mayoría eran castigos,
convirtieron a la prisión en el gran castigo del SXIX, que era generado por grupos parajudicia-
les.

Los sistemas policiales son el origen de una sociedad disciplinaria, el poder del rico sobre el
pobre.

En las prisiones, se excluía del grupo al individuo. En la época actual, las prisiones, las escuelas,
los hospitales, las fábricas, son estructuras de vigilancia que constituyen al individuo como
parte de un grupo, los ata al proceso de corrección, formación, terapéuticas, formando
individuos productores y normales. Son micropoderes económicos (salario), políticos (dar
órdenes) y judiciales (derecho de compensar).

Es un gran panoptismo social, ejerciendo vigilancia, control y corrección, cuyo fin es


transformar la vida de los hombres en fuerza productiva.

“Tal como se instauró en el siglo XIX, este régimen se vio obligado a elaborar un conjunto de
técnicas políticas, técnicas de poder, por las que el hombre se encuentra ligado al trabajo, por
las que el cuerpo y el tiempo de los hombres se convierten en tiempo de trabajo y fuerza de
trabajo y pueden ser efectivamente utilizados para transformarse en plus–ganancia. Pero para
que haya plus–ganancia es preciso que haya sub–poder, es preciso que al nivel de la existencia
del hombre se haya establecido una trama de poder político microscópico, capilar, capaz de
fijar a los hombres al aparato de producción.” 3

“Puede verse así, cómo es que la descripción de la plus–ganancia implica necesariamente el


cuestionamiento y el ataque al sub–poder y cómo se vincula éste forzosamente al
cuestionamiento de las ciencias humanas y del hombre como objeto privilegiado y
fundamental de un tipo de saber. Puede verse también —si mi análisis es correcto— que no
podemos colocar a las ciencias del hombre al nivel de una ideología que es mero reflejo y
expresión en la conciencia de las relaciones de producción. Si es verdad lo que digo, ni estos
saberes ni estas formas de poder están por encima de las relaciones de producción, no las
expresan y tampoco permiten reconducirlas. Estos saberes y estos poderes están firmemente
arraigados no sólo en la existencia de los hombres sino también en las relaciones de
producción. Esto es así porque para que existan las relaciones de producción que caracterizan
a las sociedades capitalistas, es preciso que existan, además de ciertas determinaciones
económicas, estas relaciones de poder y estas formas de funcionamiento de saber. Poder y
saber están sólidamente enraizados, no se superponen a las relaciones de producción pero
están mucho más arraigados en aquello que las constituye.” 4

3
Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, pág. 130
4
Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, pág. 140
BIBLIOGRAFÍA
Foucault, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Editorial Gedisa, Barcelona,
España. 1995

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