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CAMINANDO EN LA

CONFIANZA.
Confianza: Seguridad, especialmente al
emprender una acción difícil o
comprometida.

Salmo 22:4-5

dice:
“En ti confiaron nuestros padres;
confiaron y tú los libraste; a ti
clamaron, y tú los salvaste; se
apoyaron en ti y no los defraudaste”.
Dios los hará confiar en Él a través de
todas las señales y maravillas que hizo en
medio de ellos.
Pero recordemos que aunque fueron libres
de la esclavitud en Egipto, debían dejar
atrás todo lo que conocían, todo lo que era
familiar para ellos y terminaron
caminando ciegamente a través del
desierto, una tierra estéril y llena de
circunstancias que probaron sus vidas.

Sólo imagine las desilusiones que


enfrentaron los hijos de Israel.

No tenían comida, agua u


hogar. Sin embargo, tenían una
promesa de Dios.
Vez tras vez proveyó para sus
necesidades, revelándose a sí mismo como
un Dios fiel, amoroso y confiable.
A través de esta provisión, hizo que
muchos confiaran en Él más y más
cada día.
Este tipo de esperanza en Dios no es una
especie de pensamiento positivo, sino una
expectativa basada en la confianza que se
irradia de un corazón persuadido de una u
otra manera.

Vemos este concepto en

Romanos 5:3-5:
Estas tribulaciones nos harán confiar más
en Dios. Sí, estamos heridos, pero no
necesitamos forzar nuestros sentimientos
para ser cristianos fuertes, pretendiendo
que todo está bien, diciendo: “Alabado
sea el Señor, perdí mi trabajo, pero
está todo bien”.
Necesitamos correr hacia Dios y
recibir las fuerzas que
necesitamos, un día a la vez.

Ilustración: Me acuerdo una vez que


solicité un préstamo grande de varios miles
de dólares y mi fiadora, era una hermana
mía que estaba en una posición muy alta, y
me dijo que no te preocupara que aunque
no lo pudiera pagar ella lo haría pues solo
era dinero. Solo me preguntó ¿no te da
miedo? Ya le dije que no porque estaba
ganando bien en el negocio y además
confiaba en ella.
Pero vino el día malo, el negocio se vino
para abajo y ya no pude pagar las cuotas,
todo se vino al suelo, y mi fiadora, mi
hermana, que me había dicho que no
preocupara, cuando se dio cuenta me salió
furiosa, me habló con una gran
prepotencia, me dijo hasta de lo que iba a
morir, yo sentí que la tierra se me abría
bajo mis pies.

Entonces comprendí que solo me quedaba


Dios para sacarme del hoyo.

Por eso yo pregunto ahora: 


I. ¿En quién debe de estar puesta
nuestra confianza?
Miren, en la vida todo nos va a fallar,
solo hay alguien que nunca nos falla, y
ese es nuestro bendito y amado Señor
Jesucristo.

Pero muchas veces cuando estamos en


angustia creemos que Dios no escucha
nuestro clamor.
Salmos 4:1

Pero David si sabía en quien confiar, él


siempre confió en Jehová,  Pero el
problema es que muchas veces los afanes
de la vida, que son muchos, nos apartan de
una comunicación íntima con el Señor

Este es el caso de David, sabemos que


él fue un hombre que le falló muchas
veces a Dios, todos conocemos sus
errores, tenemos el caso de Betsabé,
pero David tuvo una gracia, y es, que
fue un pecador penitente, él siempre
se arrepentía de su pecado y le pedía
perdón a Dios. Y nunca dejó de confiar
en la misericordia de su Señor.

El mensaje de este versículo


¿Qué nos está diciendo el rey David en
este versículo?  Veamos:
1. “Respóndeme cuando clamo”,
pero ¿por qué?
2. Le está reclamando a Dios que le
responda, David tenía mucha
confianza en Él.
3. “Oh Dios de mi justicia” David
sabía bien que Dios es justo
4. “Cuando estaba en angustia” Le
recuerda casas anteriores
5. “Tú me hiciste ensanchar” Dios
lo había escuchado y prosperado.
6. “Ten misericordia de mí” Está
implorando misericordia. ¿Qué
tenemos que hacer nosotros?
7. “Oye mi oración” Lo mismo
implorarle a Dios que oiga
nuestra oración.
 ¿Por qué le pide que tenga
misericordia de él y que oiga su
oración?
1. Porque, como vemos en el Salmo,
tenía enemigos que procuraban
hacerle daño. Y Dios no lo estaba
escuchando, por eso le dice
“respóndeme cuando clamo”
2. Pero esta es una actitud de alguien
que confía. Pero que está en
desesperación en ese momento. Por
eso le reclama a Dios que oiga su
oración

Esta es una de las partes que más me


gustan del rey David, su confianza
plena en Dios, él era un hombre bien
convencido que Dios es un Dios de
perdón, lleno de misericordia. Por eso
le dice: “Ten misericordia de mí, y oye
mi oración” Esto es algo que muchos
de nosotros olvidamos o no creemos.
O si lo creemos no lo practicamos.
II. ¿Por qué David se encuentra tan
desesperado?

Salmos 4:2

Porque todos los que le rodeaban le habían


fallado.

1. Cuando dice: “Hijos de los


hombres” Era la gente que le
rodeaba
2. ¿hasta cuándo volveréis mi
honra en infamia…” Lo estaban
difamando
3. y buscaréis la mentira? Habían
maquinado contra él.
4. Eran personas que lo estaban
martirizando, haciéndole sufrir.
Lo habían calumniado, habían
mentido, como sucede también en
nuestro tiempo, la gente nos va a
fallar muchas veces.
5. Eran personas falsas amantes
de la vanidad
6. Que buscaban la mentira.

Esta es la clase de personas que nos


hacen la vida imposible, nos hacen
caer en la tentación, en el oprobio. Por
su maldad nos hacen sufrir. Algunas
veces somos nosotros, usted y yo, que
hacemos sufrir a otros, por nuestra
maldad, por la dureza de nuestros
corazones.
III.  Pero David confiaba en Dios y nos
da una tremenda lección.
 Salmo 4:3-5
Nosotros debemos de estar conscientes
que:

1. «Jehová ha escogido al piadoso


para sí”
2. “Jehová oirá cuando yo a él
clamare”
3. Que temblemos, no de miedo,
sino con fervor para no caer en el
pecado
4. Que meditemos en nuestros
corazones, especialmente en la
Palabra de Dios. Al acostarnos y
en todo momento que tengamos
tiempo de hacerlo
5. Y que callemos. No tenemos
porqué reclamar, siempre la culpa
es nuestra no de Dios.
6. Que ofrezcamos sacrificios de
justicia, no al estilo del Antiguo
Testamento, sino que demos
frutos dignos de arrepentimiento.
7. Pero especialmente
que CONFIEMOS EN JEHOVÁ
El resto del Salmo nos demuestra
claramente en quien debemos de poner
nuestra confianza, cuando dice: “¿Quién
nos mostrará el bien?, sino Jehová quien
alza su luz.” Cuando habla de la luz de su
rostro, nos está hablando de que levantaría
a nuestro Señor Jesucristo:
Juan 1:9 “Aquella luz verdadera, que
alumbra a todo hombre, venía a este
mundo.”

Cuando corremos hacia Dios buscando


refugio en nuestro dolor, lo encontraremos.
Estará allí en el monte del dolor y la
desilusión, repartiendo sus armas,
invitándonos a arrojarnos bajo sus alas
para hallar nuestro descanso.
Cuando nos encontramos “aquí”, podemos
experimentar un lugar de consolación que
brota desde nuestro interior.
Aunque todo el infierno pueda levantarse
en contra de nosotros, seremos capaces de
declarar: “Está todo bien en mi alma”,
porque confiamos en Él.
(2 Samuel 22:2-3a)

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