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Esas normas generales, a las que todos los métodos y técnicas de enseñanza
deben responder, reciben el nombre de principios didácticos.
Directivas didácticas
7. Una clase por mes, por lo menos, debe desarrollarse basándose en asuntos
o sugerencias aportados por los propios alumnos. Estas clases deben ser
anunciadas con anticipación, de modo que se dé tiempo para que los alumnos
coordinen sus dudas o preocupaciones de orden psicológico, social, religioso,
cultural, o, asimismo, dudas referidas a la disciplina del profesor. Acaso fuera
mejor decir cuestiones, siempre que sea posible, relacionadas con la materia
desarrollada. No deben ser rechazadas, cuando son sinceras, aquellas que,
aparentemente, no guardan relación con la disciplina enfocada. Son éstas, tal
vez, las más importantes para la vida del educando. Puede pensarse,
asimismo, en colocar en el aula un buzón de asuntos, donde los alumnos
vayan depositando, por escrito y sin firma, sus billetes con dudas o temas de
interés.
8. El profesor debe procurar entablar contacto con sus alumnos, dentro o fuera
de la clase, de modo que pueda conocerlos mejor y ganar así su confianza
para poder, entonces, prestarles ayuda más eficiente cuando sea necesario.
12. El profesor debe estar siempre atento a los fracasos de sus alumnos, pues
ellos pueden ofrecerle excelente material para meditaciones pedagógicas, de lo
que puede resultar un caudal de óptimos conocimientos para la acción
didáctica. Los fracasos no se dan por casualidad, o porque los alumnos son
malos.
Siempre hay algo que es preciso investigar para mejorar la acción didáctica.
Las frecuentes faltas del profesor a sus clases constituyen otro factor de
indisciplina. El profesor que falta frecuentemente no es tomado en serio por los
alumnos; la expectativa de que "tal vez no venga hoy..." resta posibilidades de
realizar un buen trabajo en clase. Es bien simple comprobar esa expectativa en
la duda, pues cuando el profesor aparece en clase, resulta común escuchar
exclamaciones de desencanto: "¡Qué pena... vino...!".
Lo antedicho no quiere decir que los otros trabajos no deban recibir calificación
numérica. Podrían, sí, tenerla, pero con el objeto de mostrar al alumno los
retrocesos y avances en su proceso de aprendizaje. Esas notas, entonces,
convenientemente presentadas, podrán funcionar como verdaderos incentivos
que induzcan al alumno a superarse. Para eso pueden realizarse gráficas en
las cuales cada alumno podrá ir comprobando la marcha de sus estudios.
Precisando con más detalle este asunto, las notas que deberán influir en las
medias mensuales deben ser las de verificación del aprendizaje y no las de la
fase de su realización y fijación. Es indispensable, pues, reparar con la debida
atención en este punto: las notas de rendimiento escolar deben ser acordadas
basándose en la verificación del aprendizaje, una vez considerada esta etapa,
es decir, después de su presentación, elaboración y fijación. Así, las notas
correspondientes a la fase de elaboración del aprendizaje no deberían influir en
las mencionadas "notas oficiales".
Ocurre frecuentemente que, cuando obtiene una buena nota, el alumno procura
huir de la obligación de realizar otros trabajos que impliquen notas, pues "tiene
miedo de disminuir" la ya obtenida...
Sería muy interesante que, con relación a los alumnos mediocres, el profesor
indagase el origen de sus dificultades a fin de establecer si, en condiciones
biopsicológicas más o menos estables, el rendimiento podría ser mejor, o bien
si sus deficiencias obedecen a condiciones fortuitas, como período de
enfermedad, cambio de escuela, inadaptación, etc.
Estos casos requieren, por cierto, tratamiento diferente. A la vista del primer
caso, el profesor necesita una mayor dosis de paciencia y la organización de
tareas escolares que se ajusten a las reales posibilidades de aprendizaje del
alumno. En el segundo caso puede organizar un programa de clases de
recuperación o de orientación, a fin de posibilitar la eliminación de la distancia
en los estudios, con relación al resto del alumnado.
19. ALUMNOS BIEN DOTADOS. Los alumnos bien dotados no deben ser
relegados al olvido, sofocados u obligados a seguir el compás del grupo, ni
tampoco deben ser permanentemente lisonjeados.
Estas actitudes son muy perjudiciales para su formación. Las tres primeras los
inhiben y los desinteresan de las actividades escolares, empujándolos a la
indisciplina; la cuarta favorece la formación de una imagen propia deformada
por la supervaloración de sus dotes, que difícilmente les ayudará a adaptarse a
la vida social.
Es preciso, eso sí, otorgarles la debida atención, de modo que se los estimule a
exteriorizar sus aptitudes y capacidades, a través de las tareas diferenciadas
adecuadas a sus posibilidades, procurando relacionarlos convenientemente
con el resto de la clase para que se realicen y se socialicen sin deformaciones.
Método y técnica
La palabra método viene del latín methodus que, a su vez, tiene su origen en el
griego, en las palabras meta (meta=meta) y hodos (hodos=camino). Por
consiguiente, método quiere decir camino para llegar a un lugar determinado.
Tipos de métodos.
Método es más amplio que técnica. La técnica está más adscripta a las formas
de presentación inmediata de la materia. Técnica de enseñanza tiene un
significado que se refiere a la manera de utilizar los recursos didácticos para la
efectivización del aprendizaje en el educando. Método indica aspectos
generales de acción no específica; técnica conviene al modo de actuar,
objetivamente, para alcanzar una meta.
Debe aclararse que casi todas las técnicas de enseñanza pueden asumir el
aspecto de un método en función de la extensión que se les acuerde. Tal, por
ejemplo, el caso del estudio dirigido, de la exposición, de la explicación, del
seminario, de la investigación, etc., que pueden ser aplicados como métodos
de enseñanza.
1. Métodos de investigación
2. Métodos de organización
Reciben este nombre los métodos que trabajan sobre hechos conocidos y
procuran ordenar y disciplinar esfuerzos para que haya eficiencia en lo que se
desea realizar: Los principios y los fines son conocidos. Sólo falta coordinar las
acciones para que haya racional aprovechamiento de las energías y de los
recursos materiales y humanos. Estos métodos no están destinados a
descubrir ni tampoco a transmitir, sino, únicamente, a establecer normas de
disciplina para la conducta, a fin de ejecutar mejor una tarea. Repetimos: no
están orientados hacia el descubrimiento o hacia la transmisión, sino a la
organización para una mejor realización de las tareas.
3. Métodos de transmisión