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CRIMINOLOGÍA

Practica 1

La criminología se puede definir como la ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa


del crimen, del delincuente, de la víctima y del control social del comportamiento desviado,
ya que aporta un núcleo de conocimientos verificados (no refutados), sistemáticos,
asegurados. Pues se basa en la experiencia. Más en hechos que en opiniones, más en la
observación que en argumentos y parte de una serie de conceptos que buscan explicar la
conducta criminal. Esta parte de otras ciencias, que luego fueron combinadas para lograr
obtener lo que hoy llamamos criminología.

En este programa vamos a ver 4 objetos de estudios de la criminología las cuales son: El
delito, el cual tiene que ser tipificado; El delincuente, que tiene sus raíces de la
criminología positivista; La víctima, que solía ser ignorada y el Control social, que puede
ser formal e informal, donde observaremos que lo actores que están llama a cumplir la ley
también son infractores.

La criminología critica, también llamada moderna criminología o criminología radical, ha


sido la parte que más ha cuestionado los asuntos de corrupción, los crímenes cuello blanco,
los crímenes organizados. Uno de los objetivos de esta disciplina es el estudio sistémico de
la delincuencia y la justicia dentro de la estructura de clases y los procesos sociales

También estudiaremos la victimologia, que es una ciencia reciente ya que como se dijo
anteriormente este rol ignorado pasaba a un segundo plano pero actualmente victima tiene
un rol activo. Esta rama tiende a estudiar, identificar y explicar fenómenos que surgen de la
interacción víctima - autor de un determinado delito, enfocándose necesariamente en la
conducta de la víctima como factor detonante del delito.

La criminología surge de las ciencias médicas, de manera específica con el florecimiento de


la medicina legal, por el siglo XV. El principio procesal renacentista de la “búsqueda de la
verdad material” estimuló, después, sin duda, el análisis criminológico al propiciar la
legislación del siglo XVI sobre peritos y médicos forenses la ponderación de los
dictámenes de estos expertos. La criminología ha existido siempre, desde que ha habido
crímenes, pero autodefine su propio objeto como disciplina científica a finales del siglo
XIX (positivismo criminológico), sin que con ello se deje de considerar el aporte de otras
investigaciones empíricas sobre el crimen que, no obstante, se llevaron a cabo con
anterioridad, así como el pensamiento de utópicos, iluministas, reformadores, sin duda
decisivos.

Este esquema causal explicativo está desacreditado, especialmente cuando el objeto versa
sobre es ser humano o la realidad social. La teoría del crimen se clasifican en teorías:
Extra-científicas: Período de la venganza privada y el período teológico político de la
venganza divina y pública y de la intimidación. Pre-cientícas: Parten de dos fuentes: a) Las
de carácter filosófico, ideológico o político (útopicos –T. Moro, obra Utopía 1516-,
ilustrados: Beccaria, ilustrados y enciclopedistas: Rousseau, Montesquie, Votaire b) y las
de naturaleza empírica: Antropología, Psiquiatria, Fisiología, Frenología (preculsora de la
modernas neurofisiología y neuropsiquiatria), Estadística, etc. Científicas: Es a partir del
positivismo.

La actual denominación de criminología tiene su origen, según opinión mayoritaria, al


parecer, en el antropólogo francés Toppinard (1830-1911), pero adquiere carta de
naturaleza gracias a la célebre obra de Garofalo, publicada seis años después, en 1885.

La criminología debe ser separada del derecho penal. No se puede hacer criminología
partiendo de las mismas bases del derecho penal. Lo mismo que de la criminalística, que es
el estudio científico de las técnicas que se utilizan en la investigación de la comisión del
hecho delictivo, como son la balística, toxicología, dactiloscopia, etc.

La experiencia criminológica debe contribuir positivamente a la mejor solución de los


conflictos y problemas sociales. En el ámbito penal, por ejemplo, suministrará una valiosa
información sobre el delito, el delincuente, la víctima y el control social; información que
la Política Criminal ha de convertir en proposiciones, estrategias, tácticas (no
necesariamente represivas) adecuadas para el control y prevención del delito, inspirando la
reforma de leyes. La Política Criminal, por ello, es la correa de transmisión del Derecho
Penal y la Criminología, que posibilita el entendimiento entre una ciencia “normativa”
(derecho penal) y una ciencia “empírica” (criminología). Entendimiento imprescindible, ya
que tanto quienes anhelan “un mejor derecho penal”, como quienes optan por algo mejor
que el derecho penal, coinciden en la necesidad de una política criminal de base
criminológica, capaz de convertir en proposiciones normativas las exigencias resultantes
del análisis empírico de la criminología.

La criminología es una disciplina que hace meditar sobre la realidad social, y procura dar
respuesta a las demandas sociales. Permite formar un profesional más humano. Ayuda a
percibir al delincuente no como un objeto o un animal, sino como un ser humano que ha
caído en la ilegalidad, muchas veces condicionado por el medio, pero que aún así merece
un trato digno. El estudio de la criminología conecta con la política criminal ya que la
investigación que hace el criminólogo debe ayudar a presentar oposiciones que tiendan a
disminuir la criminalidad, a mejorar el sistema de administración de justicia y a entender
estos fenómenos que son rechazados por la sociedad.

A nivel práctico, los más necesitados de un acercamiento con la criminología son los
jueces, fiscales, los que laboran en centros penitenciarios, los que toman decisiones en
torno al individuo infractor.
Se requiere que el ordenamiento penal asuma e incorpore el saber empírico e
interdisciplinario de la criminología a través de una política criminal de base criminológica
entorno a las relaciones entre las tres disciplinas: Derecho Penal, Criminología y Política
Criminal, analizando, después, el aspecto procesal que habrá de surgir.

Debemos fortalecer la tendencia de conciliar el derecho penal con la criminología. En el


Anteproyecto del Código Penal Español de 1983 propone incluir un dictamen
criminológico (no vinculante) que el Juez ponderará antes de adoptar las principales
decisiones procesales, como libertad condicional, suspensión de ejecución de la pena,
imposición de una medida de seguridad, etc. Desconocemos si fue aprobado, no contamos
con la información final.

La sociedad es particularmente sensible a determinadas manifestaciones del crimen y a


determinadas personalidades criminales y solo confía en respuestas severas y represivas,
más pasionales que reflexivas, y una criminología interesada en satisfacer dichas
expectativas sociales puede correr el riesgo de limitarse al delito convencional, unitario,
desatendiendo la investigación de otras modalidades menos llamativas, pero muchas veces
más dañinas, pero que no suscitan tanta alarma en la opinión pública, como es la
criminalidad no convencional, pero para la cual la criminología está igualmente llamada a
aportar sus conocimientos. Finalmente, es oportuno apuntar que el fenómeno criminal
sigue siendo un dolor de cabeza, un enigma señalan algunos pensadores. Es mucho lo que
falta por saber, la realidad es que aún se sabe poco.

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