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El surgimiento del verso improvisado está estimulado por el encuentro entre poetas
y admiradores en una sesión nocturna. Un protocolo rige la cantoria tradicional : dos
cantores tocan la viola, sentados lado a lado al pie de alguna pared, frente a su auditorio
que a menudo les pide temas o estilos. Los poemas están siempre producidos a dos
autores alternando las coplas. El diálogo poético, su emulación y algunas reglas (por
ejemplo la obligación de retomar en el primer verso la rima que el otro ha dejado al fin de
su copla, rima que no se puede prever), todo garantiza la autenticidad del improviso. Es el
valor esencial, ante otros criterios formales. Los repentistas se distinguen así de otros
poetas del Nordeste, como los coquistas ; éstos tocan pandeiro y suelen montar una
estrofa mezclando elementos memorizados y trechos improvisados. Además de este coco
de embolada, menciono aquí otros géneros de poesia oral más locales, como : el coco de
roda que une danza, percusiones, coro y poesia en las zonas litorales ; el maracatu rural
de Nazaré da Mata, Estado de Pernambuco, donde coplas improvisadas alternan con una
música rapidísima ; el aboio, ligado a la cría de bovinos, cuyos poetas cantan sin
acompañamiento, con alguna influencia árabe o turca.
Comparado con estos géneros muy variados, el repente tiene la fama de llevar el
más alto grado de improvisación poética. Ahora voy a caracterizar su música.
La música
Al contrario de los versos, la melodía que los sostiene no está improvisada. Los
cantadores aprenden de oído muchas tonadas tradicionales, y usan una de éstas al
cantar, con alguna variación personal. Así, las melodías evolucionan poco a poco. Se
crían también nuevas tonadas por derivación de las antiguas. El poeta que abre el canto
escoge en este vasto repertorio el aire que le parece más conveniente para sostener el
tema a desarrollar ; el poeta que le responde debe repetir este aire llevando un
sentimiento particular. Es el soporte constante del poema. Ciertas tonadas son siempre
asociadas a una forma poética peculiar, comportando un determinado estribillo. A veces,
el cantador esboza la tonada escogida preludiando en su viola.
Las melodías son compuestas para que se cante una nota por sílaba, con
excepción de la última que puede ser ornada de vibrato o de melisma. Son funcionales
para cantar una poesía metrificada donde los versos miden 7, 10 o 11 sílabas. Tienen un
fuerte carácter modal, el modo menor es excepcional, los modos más frecuentes son
nuestra escala mayor y alteraciones de ésta (el cuarto grado más alto, el séptimo más
bajo, o una combinación de ambos). A menudo, las notas no son cantadas de manera
temperada, o sea, hay una ligera diferencia de tono entre lo cantado y la nota
correspondiente en el brazo de la viola, dividido en doce semitonos iguales como en una
guitarra. Eso es más notable cuando el cantor venga de una zona rural, pues la
urbanización tiende a normalizar los modos. En fin, los modos son muy variables, pero la
estructura permanece : las tonadas han de ser un buen soporte para las formas poéticas,
que sufren también constante evolución.
El toque de viola es el elemento indispensable a la improvisación : dicen los
repentistas que su inspiración no puede prescindir del sonido de las cuerdas. Afinan con
mucho cuidado los dos instrumentos, que cuentan de 7 a 10 cuerdas de metal, algunas
duplas o triplas, organizadas en 5 coros. Sin embargo, con excepción de algún preludio o
contracanto, la música de la viola es extremamente monótona. Toda la sesión tiene por
acompañamiento el vaivén de los dedos sobre un único acorde mayor, apenas adornado
con unas notas vecinas. El carácter constante de la harmonía y del ritmo es el elemento
unificador, permite la creación de lo imprevisible por el improvisador. Al mismo tiempo,
éste tiene que memorizar algo de lo que ha dicho el colega, y pensar en lo que va a decir
en la próxima estrofa, montada en pocos segundos. El instrumento es la herramienta del
poeta en la performance, porque su música concilia la atención y la concentración.
Para ilustrar eso, voy a hablar de las canciones que no son improvisadas y que
marcan una pausa en el protocolo de la sesión de improviso. En algún momento, un
oyente puede pedir una canción compuesta, generalmente nostálgica. Será interpretada
por uno de los poetas que se acompañará entonces con acordes diversos, mayores y
menores, de tres a seis acordes para una canción ordinaria. Resumiendo : para una
canción ya conocida de todos, la versatilidad de los acordes ; para el suspense del torneo
poético, el carácter monolítico de la harmonía.
Los aspectos musicales son importantes para los oyentes, que tienen sus
preferencias en función de las características vocales, rítmicas o escénicas del cantador.
No obstante, para un cantador, estos aspectos no son criterios determinantes de su
calidad profesional, que sólo depende de su maestría de la poesía y del idioma. A
respecto del idioma, se trata del portugués en uso en Brasil, con elevada exigencia en la
riqueza del vocabulario y la calidad sonora de las rimas. Los poetas cantan según la
pronunciación de su región de origen y pueden integrar regionalismos que son muchas
veces palabras indígenas. Pero no conozco a ningún improvisador produciendo en alguna
lengua indígena de Brasil. Ahora hay que hablar de la poesía.
La poesía
Los cantadores realizan sus performances orales siguiendo lo que llaman
modalidades. Eso es la estructura que liga el texto a la música. Cuentan casi cincuenta
modalidades diferentes, en evolución constante : unas caen en desuso, nuevas surgen,
generalmente inventadas en el anonimato. La modalidad determina la métrica, la largura
de las estrofas, la estructura de las rimas y a vezes un estribillo o una melodía obligada.
La más usada es la sextilla, estrofa de seis versos de siete sílabas, con rima entre los
versos pares. La décima está también muy usada y considerada como obra maestra en la
construcción poética. Hay dos tipos de décima : una tiene versos de siete sílabas, otra de
diez. Para construir su estrofa, el improvisador tiene que hallar cuatro rimas diferentes y
organizarlas según una estructura complexa, ABBAACCDDC. Ello es lo que llaman en
España décima espinela, del nombre de Vicente Espinel, poeta andaluz del siglo XVI.
Está todavía en uso en la poesía improvisada por los payadores chilenos, argentinos,
uruguayos, o por los trovadores cubanos. O sea, es la forma poética común a los países
latinoamericanos. Una precisión importante : cuando en español cuentan 8 sílabas en un
verso, en portugués cuentan solamente 7 porque son contadas hasta la última sílaba
acentuada. Igualmente, los versos decasilábicos del Brasil corresponden a los versos de
11 sílabas de los hispanohablantes.
A menudo, la décima acaba en un mote, estribillo de uno o dos versos que alguien
propone a los dos poetas antes que empecen a improvizar. Hay que memorizar el mote
para desarrollar su temática, retomar sus rimas en los versos 6, 7 y 8, y repetirlo al fin de
la estrofa. Otra modalidad con la misma exigencia es el galope cuya peculiaridad es un
verso de 11 sílabas (métrica alexandrina). Está usado para cantar asuntos bucólicos.
Otras modalidades presentan exigencias diferentes, cuando los dos improvisadores
deben alternar los versos en lugar de las estrofas. Por ejemplo en el quadrão perguntado,
han de responder en un solo verso a lo que fue preguntado al verso anterior. En las
modalidades cantador de você y gabinete, los cantores pueden mostrar su virtuosismo
repitiendo un largo estribillo.
La cantidad de formas que se pueden escuchar durante una cantoria no tiene
equivalente en los otros géneros de poesía oral. Para expresarse, los poetas se someten
a una tradición exigente que hacen evolucionar, inventando nuevas formas, con objectivo
de excelencia. Este cuidado de diversificación, además de una particularidad estética, es
una prueba de flexibilidad para el cantador – un pensamiento capaz de moverse dentro de
cualquier cuadro es también capaz de mobilizarse en cualquier circunstancia. Así se
templa el espírito crítico que es exigencia ética del cantador.
Los asuntos
Esa ética se revela al escuchar lo cantado en las sesiones. Lo que está dicho frente
al público y la manera de decirlo constituyen uno de los mayores criterios para juzgar una
improvisación. Este criterio lo llaman oração, los otros siendo formales, llamados rima y
métrica : un poeta tiene que producir versos regulares, sin quebrar el ritmo ; también tiene
que hallar muchas y buenas rimas. En una sesión, los oyentes proponen un asunto, en
voz alta o escribiéndolo en un papelito depositado en una bandeja que recoge también los
óbolos. Un aficionado a poesía puede proponer un tema versificado que será el mote de
fin de estrofa. Los cantadores tienen la obligación de satisfacer los pedidos. Cumplen su
papel de artista popular teatralizando la vida de los que los escuchan. Cada sesión es un
momento de intercambio : ideas circulan y sentimientos están compartidos. Hay un
diálogo permanente entre los poetas, y entre ellos y sus oyentes. Así, las temáticas se
renuevan siempre, a merced de los públicos en los lugares variados que recorren los
cantadores.
El campo temático es muy ancho. Abarca : el arte poético en sí, cantando el valor
de los poetas y el pesar de los desaparecidos ; los asuntos divertidos, el más apreciado
siendo un desafío entre cantadores ; el amor, feliz o infeliz ; los temas bucólicos ; los
temas existenciales o filosóficos ; los que podemos llamar éticos, moralistas o edificantes ;
en fin, los temas sociales y políticos. Un repentista tiene que saber cantar cualquier tema.
Eso es posible por la preparación de los improvisadores. Se abstienen de utilizar versos
de memoria, pero aprenden muchísimas palabras para fecundar su imaginación. Leen
libros, diccionarios, periódicos o Internet, escuchan la radio y la tele, y sobre todo asisten
a las performances de otros repentistas. Por necesidad, se enteran de la actualidad
social, política y mediática, pues tienen que comentarla. Son los eruditos de la cultura
popular.
Sus conocimientos legitiman su papel satírico. En un plano lúdico, pueden trocar
insultos en la cantoria, que es teatro de rivalidad. En un plano moral, tienen total liberdad
de palabra para hablar del poder y denunciar sus abusos e impericias, en términos
acerbos. Los oyentes aprovechan eso para proponer los temas más palpitantes, que los
cantadores tratarán con espírito crítico. Varias veces escuché este dictamen : « Los
cantadores dicen lo que el pueblo diría si pudiera». Muchos poetas se consideran unos
defensores del pueblo, a la vanguardia de las preocupaciones sociales.
Sin parar, los cantadores van al encuentro de nuevos públicos, que son también
muy móbiles por la emigración característica de la región Nordeste. El clima del sertão
semiárido, alternando una época seca y otra propicia al cultivo, provoca migraciones
estacionales. Acontecen también éxodos debidos a sequías excepcionales. Hay otras
razones de orden demográfico, económico y político : el Nordeste tiene los peores índices
sociales del país, y un saldo migratorio negativo con todas las otras regiones. Una
muchedumbre de Nordestinos participó en la explotación de la hevea en Amazonia, en la
industrialización del sur del país y en la construcción de sus capitales, particularmente
São Paulo, mayor ciudad de Suramérica. Ellos siguieron la urbanización general, mayor
fenómeno del último medio siglo : en 1960, cuando una nueva capital futurista fue
edificada, por un Brasileño viviendo en la ciudad cuatro vivían en el campo. Hace unos
años que la proporción está invertida. Eso llevó a un éxodo rural descomunal en el Sertão,
cuna de la tradición.
Los cantadores siempre se desplazaron mucho, a pie o montados en caso de los
más viejos que interrogué, nascidos durante la primera guerra mundial. Ahora va
aumentando la mobilidad de los actuales, por las mutaciones sociodemográficas. Por
necesidad, siguieron a su público y en su mayor parte se urbanizaron. Aprovecharon lo s
medios modernos de transporte, de comunicación, de información ; conquistaron los
nuevos espacios de expresión ya mencionados ; alzaron su nivel escolar y su
conocimiento del mundo ; tuvieron que atender pedidos más diversificados de parte de
oyentes afrontando la modernidad. Esas nuevas condiciones de producción estimularon a
los cantadores, pues la capacidad de adaptación es el resorte de un improvisador.
En un contexto favorable de mutaciones rápidas, los cantadores dicen que viven
una evolución maravillosa : están más instruídos y organizados que antes. Miles de
poetas viven hoy de su arte popular hasta los confines del vasto Brasil, en todo lugar
donde pueden magnificar el idioma portugués en sus poemas, en todo lugar donde
emigrados sienten necesidad de organizar una sesión donde será cantada la cultura del
terruño nordestino.
La dinámica social que muestran los cantadores no tiene equivalente en los otros
géneros de poesia oral vigentes de Brasil. Según mi hipótesis, esos géneros no dan
tamaña importancia a la improvisación, sus actores reiteran las formas en vez de
recrearlas y por ende no impulsan necesarias adaptaciones a la tradición.
En mi investigación me interesé por otras categorías de poetas populares. Por
ejemplo, los coquistas encontrados testimonian que su número está declinando, estando
disminuyendo las oportunidades de presentarse al público. Ahora bien, el coco que cantan
se caracteriza con formas más divertidas y rápidas que el repente ; en sus duelos,
profieren groserías muy apreciadas, tocan pandero en ritmo alegre, entonan estribillos
atrayentes ; en la embolada, su espectáculo más famoso, trocan insultos... Pero
improvisan parcialmente, memorizando coplas picarescas que arman hábilmente
conforme el contexto y las reacciones. A menudo, actuan en espacios abiertos (calles,
plazas, ferias) que animan con su prestación pareja a sketch o match. Son lugares poco
propicios a asuntos sensatos. Los oyentes no participan en la temática, pues los
coquistas no atienden pedidos. Entregan poco contenudo informativo o crítico, a
diferencia de lo que se escucha en las cantorias.
Los dos géneros tienen semejanzas : se trata de una poesia cantada en un contexto popular.
Pero se diferencian a nivel del sentido que le otorgan. Cuando hay más improvisación, puede crearse
un espacio donde se intercambian palabras libres, de una cierta hondura. Eso es propio de los
repentistas. He mostrado que la mobilidad de su pensamiento está relacionada con su mobilidad
espacial. También está relacionada con el deseo de transformación social que tienen : quieren ser
portavoz de su pueblo brasileño.
En conclusión, los cantadores animan un territorio en el cual divulgan elementos
culturales propios de la región donde apareció su arte. Sin embargo, este territorio donde
actualizan la tradición es sin limite, debido a la expansión del repente por los caminos de
la emigración nordestina. Los improvisadores son mediadores que promueven estrategias
de adaptación. Producen y transforman constantemente los elementos de la cultura de la
gente que los escucha.
Discografía
LODDO Daniel, « Cururu e Siriri, chants et musique des fêtes religieuses du Mato
Grosso », en Musiques d’Amérique Latine. Cordes : CORDAE/LaTalvera, 1998, pp. 47-64
Payadores de Chile – Poètes improvisateurs du Chili, Langon : Daquí, label des Nuits
Atypiques. Dos C.D. con librito ilustrado - traducción de los poemas y de las entrevistas,
texto de presentación : Thierry Rougier.
Bibliografía