Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Informe
Con fecha 06 de enero de 1999, Carlos Lizier, un inversionista peruano, adquirió ADR’S del
Banco JP Morgan, un banco extranjero, por intermedio de la empresa Wiese Sociedad
Agente de Bolsa. Lizier conoció sobre los títulos valores en cuestión en una oferta pública
en la Bolsa de Valores de Nueva York. Posteriormente, Lizier a través de un procedimiento
de conocimiento ante el Juzgado Especializado en lo Civil de Lima demanda la anulabilidad
de acto jurídico e indemnización por daños y perjuicios contra el Banco Wiese. La
pretensión principal de Lizier es que se declare el acto jurídico anulable y la pretensión
accesoria es que se le pague la suma de $15.000.000 por daños y perjuicios y el pago de
costas y costos del proceso.
Al igual que el Banco Wiese, considero inexistente el contrato de compraventa que Lizier
alega haber suscrito con él. Pues, Wiese SAB únicamente es una sociedad autorizada para
intervenir en ofertas públicas de valores. Precisamente, está encargada de ejecutar las
operaciones de compra y venta que los inversionistas le soliciten1. Por lo tanto, la pretensión
principal de la demanda es un imposible jurídico, ya que Lizier no puede solicitar la
declaración de la anulabilidad de un acto jurídico suscrito con el Banco Wiese pues este
nunca existió.
En mi opinión, para que sea objeto de tutela jurídica lo solicitado por Lizier, este debe
demostrar la titularidad de los ADR’S y que el Banco Wiese fue la entidad financiera que
emitió, vendió, transfirió y adjudicó los títulos valores americanos. Ambos hechos fueron
alegados por el demandante, sin embargo, no fueron probados. Lizier únicamente presentó
6 boletas de venta por el servicio prestado por Wiese SAB como intermediario entre él y el
Banco JP Morgan. Cabe resaltar que, esas boletas no demuestran la titularidad de un
derecho de propiedad de títulos valores.
Ahora, respecto a la pretensión accesoria. El daño que alega haber sufrido Lizier parte de
un riesgo inherente que conlleva su actividad, el negocio bursátil. Es decir, como un hombre
con diligencia estándar se encuentra en la capacidad de reconocer las consecuencias
positivas y negativas que pueden tener sus inversiones. Cabe señalar que, la inversión no
es una ciencia exacta y se ve influenciada por factores externos también. En este caso, el
Banco Wiese sufrió una “corrida bancaria” a raíz del desprestigio originado por los medios
de comunicación a partir del pánico financiero de 1998.
A mi parecer, es responsabilidad únicamente de Lizier. Por su lado, el Banco Wiese cumplió
lo el artículo 2 de la Resolución CONASEV 141-98; el cual establece el deber de la entidad
1 Lilian Rocca. “El Mercado de Valores el Fácil”. Lima: Fondo Editorial PUCP. (2017). Pág. 109-110
Angie Toralva Valverde
I. Postulación del proceso: determinar quién debe ser el sujeto pasivo idóneo en
la relación jurídico procesal:
Hasta este punto, considero que la relación jurídica que revelan las boletas en
cuestión es perfeccionada por la manifestación de voluntad del banco depositario
(Banco JP Morgan), el agente intermediario (Banco Wiese) y el inversionista (Carlos
Lizier). Cabe señalar, que la fuente de la relación jurídica patrimonial entre esas tres
partes es la manifestación de voluntad, según el artículo 1351 del Código Civil.
3. Analizar si las pruebas aportadas por las partes son suficientes para que el
juez emita una decisión.
Según el artículo 188 del Código Procesal Civil, los medios probatorios tienen la finalidad de
acreditar los hechos expuestos por las partes. En otras palabras, deben ser suficientes para
generar convicción sobre la resolución de la controversia.
Considero que el juez, debe reconocer que las boletas demuestran la conformidad sobre la
transacción y entrega efectiva de los títulos valores a Lizier, sin embargo al ser los títulos
valores bienes muebles según el inciso 5 artículo 886 del Código Civil, Lizier debe
demostrar que es titular de dicho derecho real. Hasta este punto, considero que el juez no
debió emitir una decisión sobre la pretensión principal al no estar debidamente comprobado
lo alegado por Lizier. Cabe resaltar que, la carga de la prueba recae sobre quien alega los
hechos según el artículo 196 del Código Procesal Civil.
Cuando el juez no lo logré resolver el conflicto con las pruebas que se presentaron puede
solicitarlas de oficio, según el artículo 194 del Código Procesal Civil. Esta prueba
excepcional, se solicita cuando los otros medios probatorios sean insuficientes y siempre y
cuando alguna de las partes haya alegado un hecho que no probó. En este caso, considero
que el juez debió solicitar de oficio por lo menos la titularidad de Carlos Lizier sobre los
ADR’S, ya que ellos demostrarían la relación jurídica entre la empresa Wiese SAB, el Banco
JP Morgan y él.
Por otra parte, así existiese contrato de compraventa celebrado directamente con el Banco
Wiese considero que los medios probatorios presentados por Lizier para probar el dolo son
insuficientes. Estos no comprueban la intención de dañar o de mala fe del Banco Wiese.
Con lo cual, según el inciso 2 del artículo 221 del Código Procesal Civil, no se configura la
causal de anulabilidad con lo cual el acto jurídico no puede ser anulable.
Así mismo no me encuentro de acuerdo con que se pague a Lizier daños y perjuicios por
lucro cesante, daño emergente y daño moral, además de costos y costas. El Tribunal
Constitucional en el expediente Nº 00482-2010-PA/TA señala que la pretensión accesoria
“al ser accesoria cuando habiendo varias pretensiones, al declararse fundada la principal,
se amparan también las demás”. Señalado ello, considero que, al ser infundada la primera
pretensión no cabe amparar la pretensión accesoria.