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Tema: Privacidad y límites a la investigación Judicial

FALLO: Vázquez Ferrá, E.   K. s/ incidente de apelación.

Hechos: En junio de 1977 un matrimonio fue secuestrado por las fuerzas de


seguridad. La mujer estaba embarazada de 5 meses y dio a luz en un centro
clandestino de detención que funcionaba en la ESMA.
Se presume que la recién nacida había sido entregada a P. Vázquez y que la habría
inscripto como E. Vázquez Ferrá.
La supuesta abuela biológica de la niña, S., llamada igual que su hija desaparecida,
querelló a Vázquez y a su esposa, A. M. Ferrá, por los delitos de supresión de
estado civil y falsedad ideológica del acta de nacimiento de la niña.
En el curso de la investigación penal, los acusados confesaron que habían recibido a
la niña en circunstancias que permitían suponer que era hija de desaparecidos.
Además, se corroboró que el acta de nacimiento era apócrifa.
Primera Instancia: El juez ordenó extraer una muestra de sangre a la supuesta nieta
para realizar un estudio genético y determinar si era la persona que estaban
buscando. En caso que la joven se negara, dispuso que la extracción se realice
mediante el uso de la fuerza.
La joven era mayor de edad y apeló la resolución. Ella consideraba que al hacerse
el ADN se podría perjudicar la situación procesal del matrimonio que la había
criado, que vulneraba su integridad física, su derecho a la intimidad, su dignidad
y que le negaba el derecho a no declarar contra sus progenitores. Ella no se
opondría a la extracción si el resultado no afectaba a las personas que la habían
criado.
Cámara Federal en lo Criminal y Correccional: Confirmo la resolución de primera
instancia y ordenó que se realice el examen.
Contra ese pronunciamiento, la joven interpuso recurso extraordinario
entendiendo que la medida ordenada implicaba una vulneración a sus derechos. En
este caso, se encontraban en conflicto el interés de E. Vázquez Ferrá de no ser
usada como prueba contra quienes la criaron, el interés de la querellante de saber
si E. Vázquez Ferrá era su nieta y de conocer las circunstancias en que las
que le fue sustraída a su hija, y por último, el interés de la sociedad para que
esclarezcan y castiguen los delitos de la última dictadura militar.
La Corte debía decidir cuál de estas pretensiones tenía protección constitucional.
Básicamente, si E. Vázquez Ferrá tenía el derecho constitucional a negarse a un
examen cuyo resultado permitiría determinar si era la nieta de la querellante
y avanzar en la investigación sobre quienes la habían apropiado. Para ello, el
tribunal debía analizar también la intención de E. Vázquez Ferrá de no resistirse al
examen si le aseguraban que el resultado no se usaría como prueba contra quienes
ella consideraba sus verdaderos padres.
Corte Suprema: Determinaron que la extracción de sangre no podría realizarse en
contra de la voluntad de la joven al considerar que "(...) forzarla a admitir dicho
examen, resultaría violatorio de respetables sentimientos y consecuentemente, del
derecho a la intimidad asegurado por el artículo 19 de la Constitución, a más de
constituir una verdadera aberración la realización por medio de la fuerza de la
extracción a la cual se niega" (Considerando 10).
La finalidad de la investigación era determinar si la identidad de E. Vázquez Ferrá
había sido alterada pero no determinar cuál es su verdadera identidad. Ella al ser
una persona adulta tenía derecho a negarse a conocerla y que el reproche penal
era dirigido al matrimonio. La conducta del matrimonio se había acreditado
mediante la confesión de los acusados y la prueba de falsedad del acta de
nacimiento. Por estos motivos la culpabilidad de los imputados ya estaba aprobada
y no era necesario el examen de sangre.
Estimaron que ordenar la extracción de sangre por la fuerza puede asimilarse a ser
llamado para prestar declaración testimonial. Por lo tanto, estimaron aplicables
las normas de la ley procesal que, a fin de conservar la unión familiar, autorizan al
hijo a no declarar en un juicio penal contra sus padres.
Encontraron fundamentos en las normas de la ley penal que no castigan a quienes
encubren el delito cometido por un familiar o por una persona a la que tienen
especial gratitud o afecto. Para los jueces, servir como prueba en contra de sus
“padres” era una decisión personal e íntima de E. Vázquez Ferrá, protegida por
la Constitución Nacional en el derecho de privacidad y que incluye el derecho a ser
el único que tome las decisiones que pueden afectar sustancialmente su vida
personal, con el sólo límite de que no se vulneren los derechos de un tercero ni el
orden y la moral pública.
Disidencia(Maqueda): Sostuvo que el objeto de la investigación no era la
demostración de la falta de relación biológica entre la joven y los imputados. Él
comprendía que determinar si la niña era la desaparecida también era objeto de
investigación.
También negó que la extracción de sangre vaya en contra de algún derecho
constitucional. Sostuvo que no afectaba la integridad física

En segundo lugar, discrepó con los demás jueces y estimó que la extracción
compulsiva de sangre no podía equipararse a una declaración, sino que era una
medida probatoria análoga al reconocimiento en rueda o a una requisa corporal,
que no tiende a ejercer coerción sobre la voluntad de la persona para obligarla a
declarar sino sobre un objeto material en búsqueda de ciertos rastros.

Luego argumentó que nadie tiene un derecho constitucional absoluto, y que la


restricción al derecho a la intimidad de E. Vázquez Ferrá era válida porque la
medida aportaría prueba a una investigación penal.

Por último, el juez señaló que la Convención Interamericana contra la Desaparición


Forzada de Personas, que goza de jerarquía constitucional, ordena a los Estados a
identificar a los niños apropiados nacidos durante la detención de sus
padres desaparecidos. Y que ese compromiso internacional no podía dejarse sin
efecto por la mera negativa de la víctima, principalmente porque la dolorosa
situación que este caso le planteaba a E. Vázquez Ferrá era producto del delito
cometido en su contra.
Fallo: Baldivieso.

Hechos:  César A. Baldivieso ingresó al Hospital San Bernardo ubicado en la capital


salteña y tras diagnosticársele una obstrucción intestinal producida por la
presencia de cápsulas (que más tarde se determinó contenían clorhidrato de
cocaína), fue intervenido quirúrgicamente. Se le extrajeron de su cuerpo trece
envolturas y otras tantas expulsó naturalmente. Todas ellas fueron incautadas por
personal policial.
Tras el juicio oral, el 24 de junio de 2003, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de
Salta lo condenó a cuatro años de prisión, multa de $226 e inhabilitación absoluta
por el término de la condena, como autor responsable del delito de transporte de
estupefacientes.

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