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La muerte en la literatura latinoamericana

La muerte es un tema que rompe el límite y transgrede toda frontera entre lo que está

escrito en la narración y lo que expresa o dice el autor. La muerte es una personificación que

permite imprudencias, apego y existencia en todas las narraciones sin la permisibilidad

directa del autor. Así, todos los autores en sus cuentos usan como tema principal o secundario

la muerte, aunque estos mismos no tengan conocimiento de tal hecho. En otras palabras, la

muerte está siempre presente en todas las narraciones y se destaca por su capacidad de

multiplicidad de formas.

La muerte como tema central se puede evidenciar en el cuento “El Milagro Secreto”,

escrito por Jorge Luis Borges, en donde el tema base es la condena a muerte de Jaromir

Hladik, de donde se desprende la trama del cuento que condiciona el deseo del protagonista

por terminar su labor haciendo que la muerte sea detenida por el tiempo que a su vez es

controlado por Dios. Aquí la muerte puede referirse a dos interpretaciones. La primera es la

muerte en su forma básica que corresponde a la finalización de la vida terrenal pero que logra

un estado de vaivén controlado para un objetivo específico a voluntad de un ser, por medio de

la intervención de una divinidad superior. Y por otro lado, en mi perspectiva personal, el

punto de partida de esta temática es en realidad el estado en donde el hacer algo puntualmente

en un momento y tiempo determinado con posibilidades de realización nulas responden a la

verdadera conceptualización de muerte, al ocasionar un sentimiento de supresión de la vaga

esperanza de Jaromir Hladik y el cesante hecho de no lograr nada en su vida.

Así mismo, Horacio Quiroga en sus relatos evidencia la variedad de sentidos sobre el

mismo tema, la muerte, un ejemplo claro es el cuento “La gallina degollada”, donde

expresamente dice:

Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas,
y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se
había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.
(Quiroga, 1917)
Quiroga se hace notar por su marcada forma de escritos en donde la mayoría, por no

decir todos, tienen tema la muerte y este es un caso específico en donde logra que la muerte

aumente su carácter execrable al adquirir la forma de los niños o bestias, según su

preferencia, y matar a su hermana con coraje y sin remordimiento. Otro ejemplo interesante

es “El almohadón de plumas” escrito por el mismo autor, en donde la muerte toma forma y se

convierte en la máxima expresión de un deceso incesante, pues cada día acaba con una parte

de la vida de Alicia hasta terminarla completamente. En ese mismo sentido, se puede tener

una visión con otra direccionalidad que se enfoca en que la muerte era o estaba en Alicia,

pues en el relato ella se resigna de alguna forma a su fin, tanto así que no mencionó nunca

exactamente que sentía, además de la actitud de negación a que el almohadón fuese

acomodado, lo que da a suponer que Alicia deseaba morir y se convierte en su propia muerte.

Cabe destacar que inicialmente se puede interpretar que los protagonistas del cuento son

Alicia y su esposo o incluso el almohadón de plumas, sin embargo el cuento sugiere que el

personaje principal es la muerte que toma forma de un animal monstruoso y que se oculta tras

el almohadón.

Siguiendo la misma línea, el célebre escritor Augusto Monterroso, en su cuento

“Míster Taylor” crea un ambiente cruento e inhumano que funciona gracias a la forma

sanguinaria, ultrajante y pavorosa con que se cuenta la historia y a lo que es justo adicionar,

la perplejidad y estupefacción que genera la concepción de la muerte, pues ésta se posiciona

como un negocio en el cual participa toda la sociedad, ya sea como comprador de la muerte

de alguien al adquirir cabezas, como personaje de muerte cuando es objeto para morir o

comercializador de la muerte al vender la vida de alguien en una cabeza.


Por otro lado, Juan Rulfo en sus obras “La herencia de Matilde Arcángel” y “Talpa”

enuncia la muerte como tema central y predominante e incrementa el nivel de intensidad de

esta al ser resultado de experiencias familiares marcadas. En el caso de La herencia de

Matilde Arcángel, la muerte es un deseo mutuo de padre e hijo que es desencadenado, en el

caso del padre (o esposo), por la muerte de Matilde en su afán de proteger a su hijo, y en el

hijo por la muerte del único amor que tenía o que representaba un valor inestimable.

De manera análoga, en Talpa se presenta una muerte en la familia ocasionada por la

familia pero a causa de un placer carnal que está demarcado por el adulterio y lujuria. Por lo

que se exterioriza la muerte de relaciones, entendiendo por ello, la relación de Tanilo y su

esposa y la relación de la esposa con el hermano de Tanilo al terminar la vida de Tanilo,

además de la muerte central que responde al deceso de Tanilo.

Siguiendo el orden de ideas, Jorge Luis Borges escribe “El sur”, que se convierte en

una experiencia puntual de la plurisignificación de la muerte. Son dos historias narradas,

ambas cuentan con valor propio e inherente que se unifican en un mismo relato. Se exhibe en

un contexto doble sobre Dahlmann, quien vive dos realidades y por ende dos muertes. Este

hecho se manifiesta a continuación:

Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y
acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la
primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces,
hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es a muerte que hubiera elegido o soñado.
(Borges, 1953)

Lo anterior evidencia la verdad distorsionada, creando un paralelismo, entre el sur y el

sanatorio. Borges usa una herramienta de juego, al jugar con la mente y percepción del lector,

y la historia de su personaje al variar tiempo y espacio. Así, el cuento sugiere que la muerte

de Dahlmann fue, en una realidad y verdad física, en el sanatorio y la muerte en el sur es una

proyección imaginaria con un flojo sentimiento de realidad anhelada por el personaje.


Bajo este mismo concepto, en “Emma Zunz”, Jorge Luis Borges desarrolla un instante

de muerte sobre muerte porque el detonante del cuento es la muerte pero esta a su vez inicia

la muerte planificada de Aarón Loewenthal por parte de Emma.

No obstante, la muerte también escapa de cualquier momento de unicidad y

centralización temática, adquiriendo o tomando control disimulado de la narración. El

protagonismo de la muerte en esta circunstancia se sitúa en un plano no importante, poco

visible y/o secundario puesto que se concentra en un tema escondido del cual el autor no es

percatado.

De este modo, conviene subrayar la participación de Borges con su cuento “El aleph”

en el cual se impone como tema principal y único de la obra el intento de definir la

herramienta infinita que refleja todo el universo en un mismo instante y que responde a la

motivación de Carlos Argentino para escribir. Sin embargo, la muerte abre espacio y se

exalta. El punto de partida de la obra es en realidad la muerte de Beatriz ya que por esta

muerte es que se da el conocimiento o se expone el “aleph”. Añadiendo a esto la muerte del

“aleph” al destruir la casa de Beatriz.

Continuando el mismo enfoque, Juan Rulfo escribió “Es que somos muy pobres”. En

este cuento se impone la miseria del campesino al describir el ambiente en donde se

encuentran los personajes, las posesiones de la familia, las condiciones inhumanas en que

viven y las oportunidades que tiene la familia, en especial, las hijas, quienes debían casarse

con algún hombre acomodado para salir de la situación de pobreza que vivían aunque las

mayores prefirieron la vida alegre. Empero, el cuento posee mayormente marcado la muerte

de las esperanzas de toda la población. Para ilustrar mejor se alude a lo siguiente:

El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos
de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a
hincharse para empezar a trabajar por su perdición. (Rulfo, 1953)
Este relato, se centra en los hechos que ocurren sobre una familia e inicia por la

ciudad que ya estaba muerta, la creciente que elimina a la vaca llevándose la última gota de

esperanza que queda sobre la familia y sobre la última hija, ya que la vaca era el seguro para

conseguir a un hombre y al morir ésta estaba destinada a seguir los caminos marcados por sus

hermanas.

Cabe señalar que la muerte de la vaca es en realidad la muerte de la esperanza que

guardaba la familia y es lo que se disimula e intenta ocultar el cuento.

Cosa parecida sucede también con el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, en

donde se supone que el tema es la casa tomada por fuerzas, personajes o fantasmas creados

por los mismos personajes. Pero también puede referirse a la muerte de la casa y a la muerte

de recuerdos de los bisabuelos, el abuelo paterno, padres y toda la infancia, cuando los

hermanos salen de ella.

Puntualizando, se puede precisar que en la literatura latinoamericana siempre se

encuentra la temática correspondiente a la muerte. La muerte no responde a tipología de

escritos, como se evidencia anteriormente, está involucrada en textos de naturaleza fantástica,

de realismo e incluso de un realismo mágico. Otro rasgo a destacar es la multiplicidad de

formas que adquiere la muerte en las diferentes narraciones, permitiendo una significación

completa y una interpretación sin limitantes. Hay que mencionar, además que esta temática

no sigue normativa y por tanto no se exige permiso de los autores, es decir, la muerte busca la

manera de salpicar y enredar a la literatura y al autor para que la historia explícita o

implícitamente conduzca al tema.


Referencias

Borges, J. (1953). El sur. Argentina.: Ciudad Seva.

Rulfo, J. (1953). Es que somos muy pobres. México, D.F.: Ciudad Seva.

Universidad de Carabobo. La muerte en la literatura. Recuperado de:


http://servicio.bc.uc.edu.ve/postgrado/manongo21/21-6.pdf

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