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Si decidimos comprar un árbol navideño es recomendable


que sea escogido con mucho cuidado, ya que debemos
encontrar aquel que justamente nos pertenece, es muy
seguro que él nos haya elegido a nosotros.

Tiene que haber una identificación con él, ya que estamos


hablando de un ser de la naturaleza que, al igual que
nosotros, tiene vida y misión que cumplir. Y nosotros le
ayudaremos a que la cumpla. Estamos llevando un amigo a
casa.

El árbol de navidad tiene como función ± en el lugar donde se


encuentre ± hacer de antena receptora de todas aquellas
energías y emociones positivas que se generan en el mundo
en estas fechas.

Por ser parte directa de la naturaleza tiene la gran capacidad de atraer hacia él todo
aquello que por naturaleza le pertenezca. Aún cuando se piense que es agresiva, no es
así la Naturaleza por les es absolutamente positiva.

Para que nuestro árbol sea capaz de generar y atraer estas energías es necesario darle la
bienvenida a nuestro lado con nuestra familia, pues por un tiempo será parte de ella.

Al hacer esto establecemos una especia de comunicación en la cual le pediremos que sea
el puente para que todo aquello que nuestras vidas necesiten, llegue.

Esto no significa que será un amuleto que nos cumplirá nuestros deseos, se convertirá en
la conexión de nuestra casa ± y por lo tanto de quienes la habitan -, con el universo y el
amor que se genera en todo el mundo, lo cual nos debe inundar de una gran energía
positiva, la cual nos ayudará a tener la fuerza para cumplir
nuestros deseos.

Los adornos elegidos para el árbol simbolizan todas aquellas


cosas que a nuestra vida llegarán, así que al momento de
colocarlos es muy importante hacerlo con toda la familia, o al
menos los más posibles.

Al ser colocados por cada uno, son parte de los deseos de


bienestar y felicidad para todos, lo cual hace que nuestros
deseos queden en el árbol y a través de él recorran el Universo.

Las luces en el árbol son también muy importantes, ya que representan la luz y presencia
de los elementos de la Naturaleza. La variedad en colores simboliza cada uno de los
cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire).

Los 4 elementos forman parte de todo lo que nos rodea, incluso de nosotros mismos, por
esto es necesario siempre estar en pleno contacto consciente con ellos cada día, en cada
una de las tareas que realizamos. Al estar presentes en nuestro árbol, estará presentes en
nuestra casa y en nuestra vida.

Colocamos debajo de árbol los regalos, todos ellos son bañados con la energía que
constantemente genera el árbol impregnándolos con todo el amor que recibe, poniéndoles
una luz especial a cada regalo que acompañará a cada Ser Humano por siempre. Por esto
es necesario poner los regalos abajo del árbol para que, aparte de significar algo material,
lleven también nuestro amor y el amor del Universo y de sus habitantes.

El árbol de Navidad también actúa como purificador de nuestro hogar, de sus energías y
de nosotros mismos. Depende de cómo nuestra casa necesite energías, el árbol emanará
energía de su propio ser, en forma de olor, si es natural, lo cual actúa como equilibrio para
nuestro cuerpo, así como para nuestra casa.

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El tradicional gorro y traje rojos, cubriendo una voluminosa




  
 
 

 
   
 

 
 



figura de larga y espesa barba blanca surca los cielos en


un trineo jalado por renos, llega cada noche buena
repartiendo regalos a todos. La mayoría de los habitantes
del planeta en la actualidad, hemos conocido a esta
persona desde la infancia. Pero, ¿de dónde salió? Resulta
que por el Siglo IV llegó un misionero católico a las
regiones nórdicas (Alemania, Holanda, Dinamarca) a
catequizar a los bárbaros y era muy afecto a dar regalos. El
padre Nicolás se convirtió en obispo y después de su
muerte fue canonizado, convirtiéndose así en San Nicolás.
Su nombre en holandés es Sinteer Klaas, de donde
proviene el nombre actual que conocemos como Santa Claus.






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