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PATRIMONIAL
Derechos Reales
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Guías de Análisis y Estudio
LOS CONTENIDOS DE ESTE FASCÍCULO NO REFLEJAN NECESARIAMENTE LA OPINIÓN DE LOS RESPONSABLES DE ESTA PUBLICACIÓN, LAS
INSTITUCIONES QUE INTEGRAN O AUSPICIAN NI LA DEL PODER JUDICIAL DE LA PROVINCIA DE LA PAMPA.
Los derechos reales en el Código Civil y Comercial de Carolina Vanesa Rosas, publicado en la “Colección
Reformas Legislativas” de Ediciones Infojus (Año I N° 3, agosto de 2014). Disponible en
http://www.infojus.gob.ar/carolina-vanesa-rosas-derechos-reales-codigo-civil-comercial-dacf150458-2015-
08/123456789-0abc-defg8540-51fcanirtcod
Principios y disposiciones generales en materia de derechos reales, de Elena Highton de Nolasco, disponible en
http://www.cideii.org.ar/Highton_Reforma_al_Codigo_Civil_y_Comercial_Derechos_Reales.pdf
Comentarios sobre el derecho real de superficie, de Liliana Abreut de Begher, publicado en Revista Derecho
Privado. Año II, N° 5. pág. 17, Infojus, Junio 2013.
Nuevos derechos en el Código Civil y Comercial de la Nación, de Enrique Molina Quiroga, disponible en
http://www.nuevocodigocivil.com/nuevos-derechos-reales-en-el-codigo-civil-y-comercial-de-la-nacion-2a-parte-
por-eduardo-molina-quiroga/
Servidumbre, de Marcelo Urbaneja, en “Análisis del proyecto de nuevo Código Civil y Comercial 2012”,
disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/contribuciones/servidumbremarcelo-urbaneja.pdf
El Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012 y el derecho real de propiedad horizontal, de Claudio M. Kiper,
publicado en la Revista “Pensar en Derecho”. Nº 2 (2013). Disponible en
http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/2/el-proyecto-de-codigo-civil-y-comercial-
de-2012-y-el-derecho-real-de-propiedad-horizontal.pdf.
Disposiciones comunes a los derechos reales de garantía, de Gabriela Alejandra Iturbide, publicada en Revista
de Derecho Privado. Año II, N° 5. pág. 123, Infojus, Junio 2013
Lineamientos de la hipoteca en el proyecto de reformas 2012, de Federico Javier Causse, publicado en Revista
de Derecho Privado. Año II, N° 5. pág. 31, Infojus, Junio 201
Derecho real de anticresis en el nuevo Código Civil y Comercial de Marcos Alberto Paz Vela, publicado en la
Revista del Notariado nº 918 (junio, 2015). Disponible en http://www.revista-
notariado.org.ar/2015/06/derecho-real-de-anticresis-en-el-nuevo-codigo-civil-y-comercial/
Derecho de retención: su análisis a la luz del CCyC, de Silvia Yolanda Tanzi y Carlos Alberto
Fossaceca (h), publicado en http://www.nuevocodigocivil.com/derecho-de-retencion-su-analisis-a-
la-luz-del-codigo-civil-y-comercial-de-la-nacion-por-silvia-yolanda-tanzi-y-carlos-alberto-fossaceca-
h/
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Cambios en el régimen de los privilegios en la Reforma del Código Civil y Comercial, de Marina
Mariani de Vidal, publicado en http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-
derecho/revistas/2/cambios-en-el-regimen-de-los-privilegios-en-la-reforma-del-codigo-civil-y-
comercial.pdf
Las defensas posesorias en el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, por Gabriel Ventura.
Publicado en la Academia Nacional de Derecho de Córdoba. Disponible en
www.psi.unc.edu.ar/acaderc/las-defensas-posesorias-en-el-nuevo-codigo-civil-y-comercial-de-la-
nacion
Se han consultado e interpolado en su parte pertinente también los “Fundamentos” tanto de la comisión
redactora del del CCyC sancionado en 2014 como los del Proyecto de Código Civil Unificado de 1998.
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ÍNDICE
Introducción........................................................................................................................... 6
Definición............................................................................................................................... 7
Clasificaciones...................................................................................................................... 10
Adquisición y transmisión..................................................................................................... 12
Prescripción adquisitiva........................................................................................................ 18
Extinción .............................................................................................................................. 24
Posesión y tenencia.............................................................................................................. 25
Dominio ............................................................................................................................... 29
Condominio ......................................................................................................................... 35
Medianería........................................................................................................................... 41
Propiedad horizontal............................................................................................................ 49
Conjuntos inmobiliarios........................................................................................................ 68
Tiempo compartido.............................................................................................................. 74
Usufructo ............................................................................................................................. 86
Uso ...................................................................................................................................... 89
Habitación............................................................................................................................ 89
Servidumbre ........................................................................................................................ 90
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Derechos reales de garantía ................................................................................................. 95
Hipoteca .............................................................................................................................118
Anticresis ............................................................................................................................124
Prenda ................................................................................................................................127
Privilegios............................................................................................................................139
Derecho de retención..........................................................................................................147
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Introducción
Si bien se trata de una obra monumental, que rigió mucho tiempo, siempre la
doctrina había criticado la falta de una parte general en el libro de los derechos reales,
donde se encuentren los elementos esenciales respecto al sistema de constitución,
transferencia y extinción de los mismos. Dicha crítica ha sido considerada en el CCyC ya
que comienza con el Título I , “Disposiciones generales”, dentro del cual el Capítulo 1
regula “Principios comunes” y el Capítulo 2 refiere a la “Adquisición, transmisión,
extinción y oponibilidad” de los derechos reales.
Hasta aquí, la normativa de cada derecho real en particular; pero el último Título
del Libro Cuarto es el Título XIII, denominado “Acciones posesorias y acciones reales”.
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Disposiciones comunes sobre derechos reales.
La Comisión no sólo se decidió por una parte general de los derechos reales, sino
luego por partes generales internas propias de algunos derechos reales.
Definición
“crea entre la persona y la cosa una relación directa e inmediata, de tal manera
que no se encuentran en ella sino dos elementos, la persona que es sujeto activo
del derecho, y la cosa que es el objeto… El derecho real se tiene cuando entre la
persona y la cosa que es el objeto, no hay intermediario alguno, y existe
independiente de toda obligación especial de una persona hacia otra”.
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§ 4. “Estructura” de los derechos reales”, materia “de orden público”. Al
respecto el art. 1884 CCyC dispone:
Adviértase bien que no todas las normas que regulan los derechos reales son de
orden público, sino solamente aquéllas que lo hacen sustancialmente, se plantea que
tienen ese carácter las que se refieren a sus elementos y contenido y en cuanto a su
adquisición, constitución, modificación, transmisión, duración y extinción.
§ 5. El objeto de los derechos reales. El art. 1883 CCyC establece una regla,
y una excepción, al disponer que:
1883. Objeto. El derecho real se ejerce sobre la totalidad o una parte material
de la cosa que constituye su objeto, por el todo o una parte indivisa. El objeto
también puede consistir en un bien taxativamente señalado por la ley.
Es decir, la “regla” es que el objeto de los derechos reales son las “cosas”, y solo
cuando la ley lo establece, puede recaer sobre “bienes” que no son cosas.
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Asimismo, se acepta que el objeto puede consistir en un bien taxativamente
señalado por la ley, pensando en casos de derechos sobre derechos, como la
hipoteca del derecho de superficie en su modalidad de derecho sobre cosa
ajena; o en casos de derechos complejos como el tiempo compartido.
Por ejemplo, veremos en el art. 2160 que el derecho real de habitación “no es
transmisible por acto entre vivos ni por causa de muerte, y el habitador no
puede constituir derechos reales o personales sobre la cosa… ”.
a) el dominio; g) la superficie;
b) el condominio; h) el usufructo;
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m) la anticresis; n) la prenda.
A partir de allí, la lista continúa con los diversos derechos reales “sobre cosa
propia”, que abarcan los que enunciamos en nuestra columna izquierda (incisos
a al g, teniendo en cuenta que la superficie será sobre cosa propia si existe
propiedad superficiaria).
Luego se incluyen los derechos reales que son principales pero “sobre cosa
ajena”: superficie, usufructo, uso y habitación.
Clasificaciones
Cuando el derecho es sobre cosa propia, el titular puede invocar una relación de
pertenencia, total o parcial, de la cosa con relación a su persona. Cuando la relación de
pertenencia no pueda invocarse respecto de la cosa, sino solo con relación al derecho,
éste será un derecho real sobre la cosa ajena.
La clasificación de los derechos sobre cosa ajena que no está explicitada pero
surge implícita de la enumeración legal es la que los reconoce según sean de disfrute o
de garantía. Así, el usufructo, el uso, la habitación y la servidumbre son de disfrute; y la
hipoteca, la anticresis y la prenda son de garantía. La superficie, en atención a sus
particularidades, escapa a esta clasificación pues si bien tiene limitaciones que la rigen
por los derechos de disfrute, goza de relevantes facultades de disposición.
Sigue diciendo el art. 1888 que “… con relación al dueño de la cosa, los derechos
reales sobre cosa ajena constituyen cargas o gravámenes reales…” Así, es de destacar
que conforme lo revela la regla, el aspecto pasivo de los derechos reales sobre cosa
ajena con relación no solo a la cosa gravada sino al dominio de ella (y por tanto a su
titular) que en consecuencia resulta disminuido en cuanto a su contenido normal, se
denomina carga o gravamen real.
Adquisición y transmisión
Para que el título y el modo sean suficientes para adquirir un derecho real, sus
otorgantes deben ser capaces y estar legitimados al efecto (1892 in fine).
§ 14. “Título suficiente”. El art. 1892, párr. 2, CCyC dispone que “se entiende
por título suficiente el acto jurídico revestido de las formas establecidas por la ley, que
Así, el modo dependerá de qué derecho real se trate o sobre qué tipo de cosa
recaiga. Conforme al art. 1892 CCyC, resulta que
Para ello el tercero deberá ser de buena fe; en consecuencia, la evidencia del
conocimiento de la situación jurídica real por el tercero interesado hace que
La parte final de la norma, que constituye una correcta aplicación del principio
de buena fe (art. 9o, CCCN), no hace sino repetir lo ya consagrado en el art. 20 de la ley
17.801; con alguna expansión, ya que incluye no sólo a las partes, escribano, testigos y
a quienes hubieren intervenido en la celebración del acto, sino también, como exigía la
doctrina, a cualquier sujeto que conocía o debía conocer la existencia de lo publicitado.
cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste por un acto jurídico
pasa el dominio de ella al que la poseía a su nombre, o cuando el que la poseía a
nombre del propietario, principia a poseerla a nombre de otro.
La llamada traditio brevi manu (el primer caso) como también el constituto
posesorio (el segundo caso) son supuestos de otros modos suficientes, en que no es
necesaria la tradición debido a circunstancias de hecho que hacen que se adquiera una
posesión derivada por actos entre vivos, sin una entrega real.
Como veremos enseguida, el art. 1895 se explaya sobre este principio con
referencia a las cosas muebles.
Esta disposición debe ser tenida en cuenta al aplicar el art. 392 CCyC, sobre los
efectos respecto de terceros en cosas registrables, cuando el acto es nulo:
Prescripción adquisitiva.
§ 22. Sistemática del Código. Como vimos, el CCyC establece una Parte
General de los Derechos Reales, que no contenía el Código derogado, y allí, al tratar los
modos de adquisición, dedica los arts. 1897 a 1905 a la prescripción adquisitiva, larga o
breve.
Eso sí, si bien el CCyC contiene normas generales, también remite al Título I de
Libro Sexto, donde se trata la prescripción en general, con normas que resultan
aplicables tanto a la prescripción extintiva como a la adquisitiva (v.gr.: suspensión,
interrupción, dispensa, etc.).
Incluso, este último prevé un caso especial de prescripción larga de diez años,
para las cosas muebles registrables, en determinadas circunstancias. Dice el párrafo
tercero del art. 1899 del CCyC que “también adquiere el derecho real el que posee
durante diez (10) años una cosa mueble registrable, no hurtada ni perdida, que no
inscribe a su nombre pero la recibe del titular registral o de su cesionario sucesivo,
siempre que los elementos identificatorios que se prevén en el respectivo régimen
especial sean coincidentes”.
Para que este plazo especial sea aplicable debe concurrir dos condiciones:
No se aplica esta norma si la cosa fue hurtada o perdida; aquí no hubo tradición.
Aunque la norma no lo dice, cabe inferir que su aplicación se limita a los casos
en los que la inscripción registral es constitutiva, ya que si fuera declarativa el
derecho real ya estaría adquirido y no sería necesaria la usucapión.
Fuera de este caso, si hay mala fe y la cosa mueble fue hurtada, robada o
perdida, o se inscribió de mala fe, o no es registrable, o la registración es declarativa,
solo queda el plazo de veinte años previsto en la primera parte, salvo que alguna norma
especial disponga algo diferente.
Sin embargo, cabe advertir que el art. 1903, en su última parte, deja a salvo “los
derechos de terceros interesados de buena fe”. La situación podría presentarse en el
campo de las cosas muebles no hurtadas ni perdidas, que hubiesen pasado a manos de
terceros adquirentes de buena fe.
La demanda se dirige contra quien figure como titular del dominio según las
constancias del Registro de la Propiedad Inmueble, cuya certificación deberá ser
acompañada con la demanda.
Para el cumplimiento de este requisito, los jueces suelen pedir, además del
certificado de dominio, la “minuta de inscripción”, que es un resumen o extracto del
acto que consta en la escritura pública. Es decir que figura ahí, perfectamente
identificado y con su domicilio, el adquirente del inmueble, su actual dueño, que será el
contendor del usucapiente. Este instrumento lo expide el Registro de la Propiedad
Inmueble y debe ser acompañado al incoar la acción.
§ 27. Anotación de litis. Como se adelantó, dispone la última parte del art.
1905 que “La resolución que confiere traslado de la demanda o de la excepción de
prescripción adquisitiva debe ordenar, de oficio, la anotación de la litis con relación al
objeto, a fin de dar a conocer la pretensión”.
El art. 1900 del CCyC, como se adelantó, exige también que la posesión para
prescribir sea “continua”. La continuidad, esto es, la realización de actos posesorios en
forma sucesiva, continuada, depende del propio poseedor, aunque hay que tener en
cuenta la presunción de continuidad que establece el art. 1930. En cambio, la
interrupción no depende de la omisión del poseedor sino de un acto positivo, que puede
ser realizado por el propietario o por un tercero (v.gr.: demanda –art. 2546–), y aun ese
acto puede emanar del propio poseedor, como cuando reconoce el derecho del
propietario sobre la cosa (ver art. 2.545).
No se exige el manejo o uso constante de la cosa, minuto tras minuto y sin que
haya intervalo alguno; eso sería imposible y absurdo.
Cabe señalar que una posesión discontinua, puede no ser interrumpida; por el
contrario, si una posesión es interrumpida por alguna de las causales, no podrá hablarse
de posesión continua.
Extinción
§ 30. Extinción. Tanto como hay modos de adquisición que tienen un carácter
relativamente general, ello también ocurre con los casos de extinción.
De ahí que el Código consigna una norma sobre extinción de los derechos reales
que pueden ser los generales de los derechos patrimoniales y los de todos o algún
grupo de derechos reales.
1907.- Extinción. Sin perjuicio de los medios de extinción de todos los derechos
patrimoniales y de los especiales de los derechos reales, éstos se extinguen, por
la destrucción total de la cosa si la ley no autoriza su reconstrucción, por su
abandono y por la consolidación en los derechos reales sobre cosa ajena.
Así es, con toda seguridad, para los casos de extinción absoluta del dominio,
precisamente por la destrucción total de la cosa si la ley no autoriza su reconstrucción.
En efecto, si una cosa se destruye o consume totalmente, o si un animal salvaje o
domesticado recupera su antigua libertad y vuelve a ser res nullius, no sólo se
extinguirá el dominio sobre esas cosas, sino también cualesquiera otros derechos
reales que sobre ellas recayesen.
Haciendo abstracción del dominio, todos los derechos reales sobre cosa ajena
se extinguen por confusión o consolidación; todos los derechos reales de goce o disfrute
sobre la cosa ajena se extinguen por el no uso; esos mismos derechos, con
excepción de las servidumbres reales perpetuas, se extinguen por la muerte del
titular; todos los derechos reales de garantía se extinguen con la extinción del
derecho personal garantizado.
Asimismo, se pueden extinguir los derechos reales por el efecto de los juicios
que ordenan la restitución de una cosa o que declaran la anulación, resolución o
revocación de un derecho real.
Lo mismo cabe decir de la expropiación, desde que pueden ser objeto de ella
todos los bienes, sean cosas o no y, por consiguiente, todos los derechos reales.
Posesión y tenencia
§ 32. Posesión. Hay posesión cuando una persona, por sí o por medio de otra,
ejerce un poder de hecho sobre una cosa, comportándose como titular de un derecho
real, lo sea o no, dice el art. 1908. La posesión es una relación que se evidencia
mediante actos posesorios, que deben ser exteriorizables materialmente, y, que
consisten en el cultivo y percepción de frutos, el amojonamiento o impresión de signos
materiales, las mejoras, la exclusión de terceros “y, en general, su apoderamiento por
cualquier modo que se obtenga” (art. 1928 CCyC).
§ 33. Tenencia. Hay tenencia cuando una persona, por sí o por medio de otra,
ejerce un poder de hecho sobre una cosa, y se comporta como representante del
poseedor (art. 1909)
Estas tres presunciones son servidumbres “iuris tantum”, pues admiten prueba
en contrario.
Dominios imperfectos
En el interin, el titular del dominio revocable tiene las mismas facultades que el
dueño perfecto, pero los actos jurídicos que realiza están sujetos a las consecuencias de
la extinción de su derecho (art. 1966 CCyC).
El fiduciario sólo puede disponer cuando "lo requieran los fines del fideicomiso",
limitación que no existe para el dueño revocable.
En el interin, el titular del dominio fiduciario tiene las facultades del dueño
perfecto, en tanto los actos jurídicos que realiza se ajusten al fin del fideicomiso y a las
disposiciones contractuales pactadas (Art. 1704 CCyC).
Límites al dominio
Sin embargo, no puede dejar de resaltarse que el art. 1971 aclara que “los
deberes impuestos por los límites al dominio no generan indemnización de daños, a
menos que por la actividad del hombre se agrave el perjuicio”.
Según las circunstancias del caso, los jueces pueden disponer la remoción
de la causa de la molestia o su cesación y la indemnización de los daños. Para
disponer el cese de la inmisión, el juez debe ponderar especialmente el respeto
debido al uso regular de la propiedad, la prioridad en el uso, el interés general y
las exigencias de la producción.
§ 44. Camino de sirga. Se alude con ello a la franja contigua a un río o curso
navegable, que se reservaba a los efectos de poder impulsar la navegación con “sirga” .
aquella soga de grueso espesor con la que, desde la orilla, se remolcaban barcos
cuando no había forma de practicar otro medio de propulsión, especialmente en la
navegación río arriba. Aunque no existe ya la navegación “a sirga”, la restricción
cumple una función especialmente relevante al garantizar el acceso a cursos
navegables o flotables.
Aquí el CCyC innova en varias cuestiones, ya que los 35 metros del C.Civ fueron
reducidos a una franja libre de 15 metros en los terrenos linderos a cauces o sus riberas
aptos para el transporte por agua. Cabe acotar, por cierto, que si bien esos 35 metros
eran el criterio general, el art. 2640 del Código de Vélez facultaba al municipio del lugar
Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los efectos de los actos
violatorios de este artículo.
Condominio
Puede suceder que haya un condómino que ejerza un uso y goce excluyente
“sobre toda la cosa, en medida mayor o calidad distinta a la convenida”. El
art. 1988 establece para los condóminos excluidos un derecho a
Sin embargo, para hacer una disposición jurídica de la cosa entera, o de alguna
parte de ella pero que sea determinada, ello sólo puede hacerse con la conformidad de
todos los condóminos (art. 1990 primera parte). A contrario sensu, ello determina un
derecho de oposición que tiene cada uno de ellos, independientemente de cual sea su
parte en la “comunidad”.
Dentro de los límites de uso y goce de la cosa común, cada condómino puede
también, a su costa, hacer en la cosa mejoras útiles que sirvan a su mejor
aprovechamiento.
Luego el art. 1991 dispone que cada condómino debe pagar los gastos de
conservación y reparación de la cosa y las mejoras necesarias y reembolsar a los otros
lo que hayan pagado en exceso con relación a sus partes indivisas, agregando que no
puede liberarse de estas obligaciones por la renuncia a su derecho.
De igual modo, quien ha pagado de más con respecto a la parte indivisa que le
corresponde, tiene derecho contra los otros, para que le restituyan lo pagado en
esa proporción. (art. 1992 pfo 2º)
La indivisión forzosa puede ser de origen legal (como los cosas del art. 2710 que
veremos más adelante), de origen contractual (pactada por los propios condóminos que
se comprometen a no dividir la cosa común por un tiempo) o de origen testamentario
(impuesto por un testador a sus sucesores)
Mas allá del plazo de indivisión que se pueda haber pactado, el art. 2002
contempla la posibilidad de la partición anticipada, a petición de parte: “siempre
que concurran circunstancias graves, el juez puede autorizar la partición antes
del tiempo previsto, haya sido la indivisión convenida u ordenada judicialmente”.
2005.- Uso de la cosa común. Cada condómino sólo puede usar la cosa común
para la necesidad de los inmuebles a los que está afectada y sin perjudicar el
derecho igual de los restantes condóminos.
Entre ejemplos más modernos, no sólo cabe citar la situación que se presenta
dentro del régimen de la propiedad horizontal con las partes y bienes comunes,
sino también ios clubes de campo, en los que los bienes comunes y los servicios
son accesorios de los lotes de propiedad individual y que, por lo tanto, no
pueden subdividirse ni tampoco enajenarse separadamente de ios lotes de
propiedad individual.
Medianería
Concretando esta idea, el CCyC dispone en el art. 2006 que el muro, cerco o foso
se denomina:
h) enterrado: al ubicado debajo del nivel del suelo sin servir de cimiento a una
construcción en la superficie".
§ 57. Cerramiento forzoso urbano. Esta figura, que se halla entre las más
frecuentes fuentes de la medianería, tiene su fundamento en la necesidad de separar
las heredades por medio de un solo muro, debido a razones de higiene, seguridad,
embellecimiento edilicio, economía de terreno y para asegurar la garantía de la
privacidad de los actos humanos.
En cuanto al muro de cerramiento forzoso, dice el CCyC en el art. 2008 que "el
muro de cerramiento forzoso debe ser estable, aislante y de altura no menor a TRES (3)
metros contados desde la intersección del límite con la superficie de los inmuebles. Esta
medida es subsidiaria de las que disponen las reglamentaciones locales".
Por encima o por debajo de los tres metros puede ser medianero o privativo. A
menos que se pruebe lo contrario, el art. 2010 resuelve que el muro lindero entre dos
edificios de una altura mayor a los tres metros, se presume medianero desde esa altura
hasta la línea común de elevación; a partir de esa altura se presume privativo del dueño
del edificio más alto.
Con la determinación de que el uso debe ser para “sus fines específicos” se
sigue una tesis jurisprudencial mayoritaria que interpretando el Código de Vélez, exigía
esa pauta cualquiera que sea su forma (apoyo de construcciones, instalación de
cañerías, empotramiento de tirantes, etc.). Al contrario, no implica servirse de la pared
el simple hecho de arrimar construcciones sin apoyarlas de ninguna forma, colocar
clavos para colgar ropa, colgar jaulas, revocar la pared, etc.
Dado que el vecino -respecto del muro elevado o enterrado- puede adquirir la
medianería si lo desea, o estar obligado a hacerlo si es que utiliza efectivamente la
pared, cabe entonces determinar qué superficie está obligado a adquirir. Al respecto el
art. 2018 resuelve que "el titular colindante tiene la obligación de pagar el muro de
cerramiento en toda su longitud y el de elevación solo en la parte que utilice
efectivamente".
Adviértase que al ser el muro contiguo medianero hasta los tres metros, para
reclamar no es necesario que el vecino se sirva de la pared, como preveía el
Código derogado en el art. 2728. Ello solo tiene interés respecto de la altura
mayor, o de lo enterrado.
Otra novedad es que se aclara que no puede reclamar el mayor valor resultante
de características especiales de construcción, fuera de las normales. Siguiendo
La variante es que hasta los tres metros, ahora la acción nace desde la
construcción del muro, aun cuando sea contiguo, mientras que en el Código derogado
ello solo ocurría con el encaballado.
Las facultades de los medianeros siguen el "principio del libre uso de la pared", o
la regla de "la utilización igualitaria del muro".
Agrega el art. 2025: "Si para la reconstrucción se utiliza una superficie mayor
que la anterior, debe ser tomada del terreno del que la realiza y el nuevo muro, aunque
construido por uno de los propietarios, es medianero hasta la altura del antiguo y en
todo su espesor". Luego de ello el art. 2026 resuelve que la reconstrucción debe
realizarla a su costa, y el otro condómino no puede reclamar indemnización por las
meras molestias, si la reconstrucción es efectuada con la diligencia adecuada según las
reglas del arte.
La obligación está en cabeza de los condóminos del muro en proporción "de sus
derechos". Como la medianería puede adquirirse total o parcialmente, en este último
caso, si la necesidad de conservación o reparación se extiende a todo el muro, quien
solo es condómino de parte del mismo, solo está obligado a sufragar tales gastos en la
medida de su interés.
Agrega el art. 2029 que “la abdicación del derecho de medianería por el
condómino implica enajenar todo derecho sobre el muro y el terreno en el que se
asienta". Esta abdicación se exterioriza por el abandono, con el efecto de que hará
adquirir al vecino no renunciante la propiedad exclusiva de la pared que pasará a ser
privativa. Además, el abandono tiene efectos liberatorios respecto de las obligaciones
relativas a los gastos de reparación o reconstrucción de dicha pared.
Propiedad horizontal
No se trata de dos objetos sino de uno (el inmueble propio), integrado por
sectores cuya interdependencia funcional hace imposible separarlos. Es por esta razón
§ 65. Bienes del consorcio. Una novedad que presenta el CCyC es que a esta
clasificación se agrega una nueva categoría, que son los bienes del consorcio. Esta
categoría ya había sido señalada por la doctrina, que mayoritariamente admitió que el
consorcio es una persona jurídica distinta a los titulares del derecho real sobre el
inmueble. El Código, al aceptar expresamente esta idea (art. 2044), es coherente y
señala que el consorcio tiene bienes (art. 2048).
El patrimonio del consorcio, así como sus usos y goce, deben figurar en el
Reglamento (art. 2056, incs. e] e i]). Además, el art. 2067, inc. l), se refiere al
certificado de “deudas y de créditos del consorcio”.
§ 66. Partes propias. El CCyC es más prolijo ya que, en cuanto a las partes
propias, aclara que puede haber otras además de la unidad funcional.
Dice el art. 2043 que lo son: “…los tabiques internos no portantes, las puertas,
ventanas, artefactos y los revestimientos, incluso de los balcones. También son propias
las cosas y partes que, susceptibles de un derecho exclusivo, son previstas como tales
en el reglamento de propiedad y administración, sin perjuicio de las restricciones que
impone la convivencia ordenada”.
Estas unidades complementarias, para tener tal carácter, deben ser concebidas
en los planos de tal modo que la subdivisión horizontal las contenga con esa
designación. No siguen estrictamente al dominio exclusivo de un determinado sector
privativo, sino que depende de lo que se acuerde convencionalmente: pueden
pertenecer a todos o a algunos propietarios, e incluso el titular de una unidad puede
adquirir una o más unidades complementarias de cualquier destino. Como también un
titular puede pretender la venta de una de sus unidades complementarias a otro
propietario o a un tercero, el art. 2056 exige que el reglamento de propiedad y
A las cosas y partes comunes el CCyC las clasifica en dos grupos: 1) las
necesariamente comunes (art. 2041); 2) las no indispensables (art. 2042).
§ 70. Uso exclusivo. El CCyC prevé la posibilidad de que algunas cosas y partes
comunes, sobre las que ningún propietario puede alegar derecho exclusivo, tengan una
afectación exclusiva a una o varias unidades funcionales (art. 2040).
Por otra parte, la supresión del derecho otorgado a una unidad, además de la
mayoría necesaria, requiere de la conformidad expresa del titular afectado (art. 2061).
§ 71. Personalidad del consorcio. En el Libro I del Código el art. 148 enumera
al consorcio “de propiedad horizontal” (para diferenciarlo del consorcio “de
Éste es, entonces, el aspecto que no debe perderse de vista cuando se pretende
aplicar el principio de especialidad a la capacidad de la persona jurídica consorcio.
El privilegio especial del crédito por expensas comunes se asimila a los gastos
hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre ésta (art. 2582)
No incluye este artículo al poseedor sin derecho, aunque es probable que éste
tenga interés en pagar las expensas, si pretende adquirir por usucapión. Tampoco
incluyen al locatario ni al comodatario, si bien titulares de derechos personales, pues no
son poseedores.
2051.- Mejora u obra nueva que requiere mayoría. Para realizar mejoras u
obras nuevas sobre cosas y partes comunes, los propietarios o el consorcio
requieren consentimiento de la mayoría de los propietarios, previo informe
técnico de un profesional autorizado. Quien solicita la autorización si le es
denegada, o la minoría afectada en su interés particular que se opone a la
autorización si se concede, tienen acción para que el juez deje sin efecto la
decisión de la asamblea.
A diferencia del régimen derogado de la ley 13.512 (art. 16): a) no usa la palabra
“vetustez”, b) en vez de comprar la mayoría, se prefiere la venta a terceros, que sí
deberían contribuir.
Teniendo en cuenta que los votos se cuentan sobre el total y no sobre los
presentes, el quórum mínimo coincide con la mayoría necesaria para la decisión
que se pretende tomar.
Una vez reunido el quórum, es necesario que se vote y que la decisión cuente
con la mayoría suficiente.
Esta solución parece más justa y equilibrada, ya que no parece razonable que
quien tiene una unidad pequeña tenga en la asamblea la misma fuerza al votar que
quien tiene una unidad más grande y afronta mayores gastos. Pero tampoco sería justo
que el segundo impusiera su voluntad; de ahí que la solución proyectada, al combinar
ambos métodos, se muestra más equilibrada con los intereses en juego.
Para afrontar este problema, el CCyC trae una norma novedosa. Dice el segundo
párrafo del art. 2060 que “La mayoría de los presentes puede proponer decisiones, las
que deben comunicarse por medio fehaciente a los propietarios ausentes y se tienen
Sin embargo, el quórum no está tan claro. No aclara esta norma si para que
comience a funcionar la asamblea al menos debe haber quórum, o no. Cabe entender
que debe coincidir con la mayoría necesaria para la decisión, como era en el sistema
anterior al CCyC, ya que no se copió el último párrafo del art. 2000 del Proyecto de
1998, que decía que había quórum cualquiera sea el número de presentes.
§ 79. Asambleas: convocatoria y orden del día. Otra novedad que también
tiende a agilizar el sistema se advierte en la regulación de la convocatoria y el
respectivo orden del día.
La asamblea debe ser convocada por el administrador (art. 2067, inc. a), o por el
Consejo de propietarios (arts. 2063 y 2064, a).
Se puede tratar un tema no previsto en el orden del día, si están todos y hay
acuerdo unánime. Esta novedad es interesante, pues apunta a la mayor agilidad y
eficiencia en el funcionamiento del edificio. Si están “todos”, para qué dilatar la cuestión
fijando una nueva asamblea. El aspecto negativo es que no habría estudio previo del
tema y alguno podría ser sorprendido en su buena fe.
Las actas deben confeccionarse por un secretario de actas elegido por los
propietarios; éstas deben contener el resumen de lo deliberado y la transcripción
de las decisiones adoptadas o, en su caso, propuestas por la mayoría de los
presentes, y ser firmadas por el presidente de la asamblea y dos propietarios. Al
pie de cada acta, el administrador debe dejar constancia de las comunicaciones
enviadas a los ausentes, de las oposiciones recibidas y de las eventuales
conformidades expresas.
Aun teniendo en cuenta que el art. 2062 dispone que debe labrarse acta “de
cada asamblea” en el “Libro de Actas de Asamblea”, dado que, como se dijo, está
prevista la transcripción de la consulta individual posterior como manifestación de
voluntad consorcial no asamblearia, no hay razones para dejar de exigir que las
decisiones unánimes de los propietarios no reunidos en asamblea (art. 2059) también
deban constar en el Libro de Actas.
Pueden pedirle al juez que convoque si superan el 10%. No pide doble cómputo
aunque puede entenderse que es necesario por analogía, aunque pueden surgir dudas
teniendo en cuenta que el art. 2058, inc. b, sólo alude al 5% del valor.
Otra novedad es que, delante del juez, resuelve la mayoría simple de presentes
(mayoría relativa), o en su defecto el juez. No exige que se trate de medidas urgentes,
como preveía el art. 10 de la ley 13.512.
Dice el art. 2064 que lo designa la asamblea, lo que ocurrirá con quórum y
mayoría absoluta, o por alguna de las vías alternativas ya examinadas.
El Reglamento debe fijar sus facultades (art. 2056, inc. u), de modo que,
además de lo previsto en esta norma, puede tener otras atribuciones.
El primer administrador está designado en el Reglamento (ver art. 2056, inc. r).
Los demás son designados –y también removidos– por la Asamblea. El primero cesa si
no es ratificado por la primera asamblea.
El Reglamento puede prever la duración del mandato (art. 2056, inc. s).
Rendir cuenta documentada dentro de los sesenta días de la fecha de cierre del
ejercicio financiero fijado en el reglamento de propiedad horizontal;
§ 86. Subconsorcios. Ésta es una novedad, tomada del art. 2013 del Proyecto
de 1998. Puede haber sectores independientes con sus asambleas, subadministradores.
Debe estar previsto en el Reglamento, aunque el art. 2056, que se refiere al
Esta vía se puede transitar sin perjuicio de otras acciones que correspondan (por
ejemplo, un reclamo por daños y perjuicios) y puede ser iniciada por el consorcio —
actuando por medio del administrador— o por cualquier propietario afectado. El art.
2069 también contempla que si el infractor es un ocupante no propietario, puede ser
desalojado en caso de reiteración de infracciones.
Según el art. 2072, estarían excluidos los contratos siguientes: a) aquellos en los
que la constitución de la propiedad horizontal resulta de la partición o liquidación de
comuniones de cosas o bienes, o de la liquidación de personas jurídicas; b) los que
versan sobre inmuebles del dominio privado del Estado; c) los concernientes a
construcciones realizadas con financiamiento o fideicomiso de organismos oficiales o de
entidades financieras especialmente calificadas por el organismo de control, si de sus
cláusulas resulta que los contratos definitivos con los adquirentes deben ser celebrados
por el ente financiador o fiduciario, a quien los propietarios deben otorgarle poder
irrevocable a ese fin.
Conjuntos inmobiliarios
§ 89. Sistemática del título. Desde hace años, buena parte de la doctrina
reclama una regulación de los conjuntos inmobiliarios (v.gr.: clubes de campo, barrios
cerrados, parques industriales, etc.) que los acerque a los derechos reales.
2075.- Marco legal. Todos los aspectos relativos a las zonas autorizadas,
dimensiones, usos, cargas y demás elementos urbanísticos correspondientes a
los conjuntos inmobiliarios, se rigen por las normas administrativas aplicables en
cada jurisdicción.
Queda claro, como lo dice el art. 2074, que las partes comunes están sometidas
a una indivisión perpetua, ya que antes se podía acudir al condominio de cosas
indispensables a dos inmuebles (art. 2710 del Código de Vélez), pero esto podía
ser objetado.
Otro detalle importante es que la unidad funcional que constituye parte privativa
puede hallarse construida o en proceso de construcción (art. 2077) . De este
modo, por ejemplo, en un club de campo o barrio cerrado podrían convivir
unidades ya construidas, con titulares de lotes de terreno aún sin edificar.
Por defecto, "las cosas y partes cuyo carácter de comunes o propias no esté
determinado se consideran comunes".
§ 93. Partes privativas. En cuanto a las "partes privativas" el art. 2077 dispone
que la unidad funcional que constituye parte privativa puede hallarse construida o en
proceso de construcción, y debe reunir los requisitos de independencia funcional según
su destino y salida a la vía pública por vía directa o indirecta. De esta manera se supera
la limitación que mencionábamos con respecto a la ley 13.512.
§ 98. Persona jurídica. Sobre la "entidad con personería jurídica que agrupe a
los propietarios de las unidades privativas", entendemos que debe aplicarse lo
establecido en el art. 2044 en relación al consorcio de propiedad horizontal. Esto no
implica desconocer que existen emprendimientos en los que la administración la
desempeña una persona jurídica distinta -generalmente la asociación civil fundadora, o
el "club".
Tiempo compartido
§ 100. Su regulación como derecho real. Este instituto, que hasta la sanción
del CCyC tenía una regulación dada por ley 26.356, ahora se incorpora al repertori ode
derechos reales “codificados”, siendo legislado en los arts. 2087 a 2102.
Hasta que se sancione esta normativa especial servirán como pautas, en sus
respectivos ámbitos, las normas de la ley 26.356, y sus reglamentaciones, y los
principios tutelares de la relación de consumo (así lo dispone el art. 2100 CCyC).
El administrador tiene los deberes que, sin perjuicio de los establecidos en los
regímenes legales específicos, se listan en el art. 2097: a) conservar los
establecimientos, sus unidades y los espacios y cosas de uso común, en condiciones
adecuadas para facilitar a los usuarios el ejercicio de sus derechos; b) preservar la
igualdad de derechos de los usuarios y respetar las prioridades temporales de las
reservaciones; c) verificar las infracciones al reglamento de uso y aplicar las sanciones
previstas; d) interponer los recursos administrativos y acciones judiciales que
corresponden; e) llevar los libros de contabilidad conforme a derecho; f) confeccionar y
ejecutar el presupuesto de recursos y gastos; g) cobrar a los usuarios las cuotas por
gastos, fondos de reserva y todo otro cargo que corresponde; h) rendir cuentas al
emprendedor y a los usuarios, conforme a liquidaciones de ingresos y gastos
certificadas por contador público, excepto en el caso que se optara por aplicar el
sistema de ajuste alzado relativo; i) entregar toda la documentación y los fondos
Cementerios privados
§ 105. Concepto. El CCyC regula a los cementerios privados como derecho real
autónomo (arts. 2103 a 2113) sobre los inmuebles de propiedad privada afectados a la
inhumación de restos humanos.
Son definidos en el art. 2103 CCyC como “… los inmuebles de propiedad privada
afectados a la inhumación de restos humanos”. Al igual que lo expusimos al referirnos a
los conjuntos inmobiliarios, aquí también nos encontramos frente a un supuesto de
hecho que requería regulación en el derecho de fondo.
Es importante destacar que una vez que la municipalidad local haya habilitado el
cementerio, el titular no podrá alterar el destino del inmueble ni gravarlo con derechos
reales de garantía; todo según el art. 2104 CCyC.
§ 110. Deberes del titular. El titular del derecho de sepultura debe (art.
2108):
Más adelante pasó a ser un derecho real estructurado como un dominio dividido,
para finalizar absorbido, durante la Edad Media por el derecho de enfiteusis, mientras
que "...la palabra propiedad en sí aludía a una serie de propiedades multiformes,
adaptadas a los objetos más dispares".
Se trata de un derecho
o que pueden ser constituido por los titulares de los derechos reales de
dominio, condominio y propiedad horizontal.
Es un derecho real sobre cosa propia, que suspende el principio de accesión (vgr.
quiebre del principio superficie solo cedit). El CCC incluye en el derecho real de
superficie el derecho “de vuelo” (también llamado, con nombres más descriptivos,
“derecho de sobreedificación” o “de levante”), que en otras legislaciones se lo toma en
forma separada.
A este derecho se le aplica la teoría del título y modo para la adquisición de los
derechos reales por acto entre vivos.
Como todo derecho real que se constituye sobre un inmueble (art. 1017 inc a), el
contrato requiere de la solemnidad de la escritura pública, y debe ser inscripto en el
Registro de la Propiedad para su oponibilidad a terceros interesados.
Al ser un derecho temporario, está destinado a durar el plazo que las partes
convencionalmente fijen en el acto constitutivo. El plazo máximo legal de duración es
de 70 o 50 años, dependiendo si es sobre construcción o plantaciones.
Cuando deba indemnizarse, se tomará a tales efectos el monto fijado por las
partes en el acto constitutivo, o en acuerdos posteriores. En el supuesto de no haberse
previsto, se tomarán los valores subsistentes incorporados por el superficiario durante
los dos últimos años, descontada su amortización.
El Código también prevé fuera del título específico de la Superficie (Título VIII)
que el bien sujeto a propiedad superficiaria pueda ser gravado por el superficiario con
derechos reales de disfrute, tales como el usufructo (art. 2131 CCC), el uso y la
habitación (conf. los reenvíos de los arts. 2155 y 2159 CCC).
Usufructo
"El salva rerum substantia de la Ley Romana expresa que el goce y uso de lo
cosa no debe traer el consumo inmediato de ella. Conservar la sustancia de la
cosa es una consecuencia necesaria del principio que separa el derecho de
gozar, del derecho de disponer; y también expresa que la duración del usufructo
está subordinada a la duración de lo que llamamos sustancia de la cosa. Así, a
diferencia de la propiedad, el usufructo extinguido con la destrucción de la cosa,
no se conserva sobre sus restos. Pero debemos decir que la obligación de no
alterar la sustancia de la cosa sujeta al usufructo, sólo tiene lugar en el usufructo
perfecto”.
Siguiendo esta línea la segunda parte del art. 2129 CCyC dice que “hay
alteración de la sustancia, si es una cosa, cuando se modifica su materia, forma o
destino, y si se trata de un derecho, cuando se lo menoscaba”.
§ 122. Derechos del usufructuario. Como decía Vélez en la nota al art. 2863
de su Código, “el derecho del usufructuario es, sin duda, el derecho de gozar de los
bienes como el propietario mismo: es decir, con las mismas prerrogativas y con las
mismas cargas, pero únicamente en lo que concierne al uso o a la percepción de los
frutos, pues él no podría recoger los productos que no son frutos. Es preciso no tomar
en un sentido absoluto la expresión como el propietario mismo. No podría convertir una
viña en un campo de pastos, ni transformar el bosque en una tierra de labor. Sobre
todo, está obligado a conservar la substancia o condición de la cosa".
c) el no uso por persona alguna durante diez años, por cualquier razón. El
desuso involuntario no impide la extinción, ni autoriza a extender la duración del
usufructo;
Uso
Habitación
Servidumbre
§ 129. Concepto. La servidumbre –define el art. 2162 CCyC- es “el derecho real
que se establece entre dos inmuebles y que concede al titular del inmueble dominante
determinada utilidad sobre el inmueble sirviente ajeno”. La norma citada aclara que esa
utilidad “puede ser de mero recreo”.
“para que haya una servidumbre es preciso, por lo tanto, que el ejercicio
del derecho de propiedad haya sido restringido por la desmembración de ciertos
elementos contenidos en la idea originaria de este derecho. Tal desmembración
puede hacerse de dos maneras: 1ª El ejercicio de nuestra propiedad puede ser
restringido, porque no tengamos el derecho de hacer todo lo que podríamos
hacer, si no existiese otro derecho constituido en la cosa. La restricción consiste
en no hacer alguna cosa, non faciendo; 2ª El ejercicio de nuestro derecho de
propiedad, puede ser limitado, obligándonos a sufrir que otro haga alguna cosa
que tendríamos derecho a impedirle hacer, si no existiese otro derecho en la
cosa. La restricción consiste en sufrir alguna cosa, patiendo. Esta es la verdadera
naturaleza, y el verdadero carácter de las servidumbres”.
Así, por ejemplo, la servidumbre de tránsito (dejar que alguien pase por un
terreno de mi propiedad) será una servidumbre positiva, mientras que la
servidumbre de no edificar más allá de determinada altura será una servidumbre
negativa.
§ 135. Derechos del titular sirviente. El CCyC (art. 2180) empieza por
determinar que “el titular sirviente conserva la disposición jurídica y material que
corresponde a su derecho”.
Sus alcances están definidos en el art. 2181, del que surge que en todo lo no
especificado –tanto en los términos de la constitución, como en la modalidad de
ejercicio- se impone una suerte de interpretación favorable al inmueble sirviente (una
regla consistente con el criterio que organiza las obligaciones, por el cual en caso de
duda se debe estar a su menor alcance).
Ambas resultan aplicables, naturalmente, a las servidumbres, a las que hay que
sumar las que el artículo 2182 enumera. Se consignan allí como casos particulares de
extinción (propios de la servidumbre):
Como sostiene Areán (Código Civil anotado, T.IV-C, p. 1979), es posible que los
acreedores estén privados de actuar sobre los bienes porque ya no forman parte del
patrimonio del deudor, o que tengan que concurrir con otros acreedores a consecuencia
de la asunción por aquél de nuevas deudas.
Todo el Título XIII contiene 53 artículos (arts. 2184 a 2237) a diferencia del
Código Civil derogado que regulaba la misma materia en 153 artículos (arts. 3108 a
3261), sin contabilizar los atinentes a la prenda comercial legislada antes en el Código
de Comercio y que se unifica con la prenda civil.
§ 140. Caracteres. El art. 2184 del CCyC, que dispone: “Los derechos reales
constituidos en garantía de créditos se rigen por las disposiciones comunes de este
Capítulo y por las normas especiales que corresponden a su tipo”, torna operativos los
caracteres esenciales y naturales de cada derecho real de garantía.
Los caracteres naturales, en cambio, son aquéllos cuya existencia no resulta una
condición de vida de aquélla.
Al adoptar esta posición, el nuevo Código continúa manteniendo excluidas las hipotecas
legales o tácitas y las judiciales —que existían en el derecho patrio, y que ya habían
tenido su origen en el derecho romano, pasando luego al español y al francés—. Se
trataba de hipotecas que la ley hacía nacer de pleno derecho, independientemente de
toda manifestación de voluntad del acreedor o del deudor, en beneficio de ciertas
personas y considerando su condición jurídica; es decir, que estaban destinadas a
proteger de una manera especial los intereses de esas personas. Los casos más
corrientes de hipotecas legales eran la que gravaban los bienes de los tutores y
curadores por los saldos de las cuentas de administración; los del marido por los bienes
dotales recibidos de la mujer; y los de los recaudadores de impuestos por las sumas
percibidas por ese concepto.
El criterio que mantiene el nuevo art. 2185 es realmente acertado, pues aquellas
hipotecas creaban gran inseguridad jurídica al gravar todos los bienes presentes y
futuros, el monto era indeterminado y, además, resultaban ocultas puesto que ni
siquiera estaban sujetas a la formalidad de la inscripción.
§ 143. Forma del acto constitutivo. Cuando los derechos reales de garantía
tienen por objeto una cosa inmueble, la convención debe efectuarse en escritura
pública, según lo expresamente dispuesto por el art. 1017, inc. a) que alude a los
En el caso de garantías reales dadas sobre cosas muebles, habrá que remitirse a
lo previsto en el art. 2212 para la anticresis, y en el 2222 para la prenda.
Ya hemos dicho que los derechos reales de garantía son accesorios del crédito
que aseguran, lo cual implica, en el sistema creado, que son intransmisibles sin el
crédito y que siguen su suerte.
Por tal razón, el acto constitutivo en el que aquél tendrá lugar, deberá referirse al
crédito que constituye la obligación principal. A su vez, éste podrá estar desarrollado en
el contrato o bien en otro instrumento al que se remita.
§ 144. Transmisión del crédito. El art. 2186 prevé que los derechos reales son
intransmisibles sin el crédito y que se extinguen con él, excepto en los supuestos
legalmente previstos.
La causa fuente de los derechos reales de garantía será siempre una obligación
sin sujeción a condición alguna (pura y simple), o diferida en el tiempo hasta el
vencimiento de un término (a plazo), o subordinada en su eficacia o resolución a un
hecho futuro e incierto (condicional o eventual), o que implique la entrega de alguna
cosa (de dar), o aquélla cuyo objeto consiste en la prestación de un servicio o en la
Más aún, en estos casos, y según las vicisitudes de los negocios, el crédito puede
aumentar o disminuir a través del tiempo.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 100
En nuestra opinión, lo que se pretende con el precepto es evitar una expresión
general de la causa del gravamen, al punto de condicionar a las partes y a los terceros
con la falta de certeza sobre la vigencia y alcance de aquélla.
La enunciación de los sujetos involucrados resulta ineludible dado que, sin ella,
ni el acreedor tendría derecho a la ejecución, ni el deudor a oponer defensas.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 101
el derecho de superficie. En relación al derecho de prenda, la sección 3ra. de este Título
regula la prenda sobre créditos (art. 2232 y ss.).
Las cosas o derechos sobre las que recaiga el gravamen deben, entonces, estar
individualizados “adecuadamente”. A modo de ejemplo, en el caso concreto de la
hipoteca, el deudor podrá gravar todos los inmuebles de su propiedad o todos los que
se encuentran en una determinada ciudad o en una provincia, pero siempre será
necesaria la individualización de cada uno de ellos —es decir, una designación separada
e individual—. Quedan excluidas, en consecuencia, las hipotecas generales, o sea las
que afectan todos los bienes del deudor sin especificarlos y, con mayor razón, las que
gravan los bienes presentes y futuros.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 102
§ 149. Consecuencias de la falta de “individualización adecuada”. Cabe
distinguir la falta de individualización de la falta de individualización “adecuada”. Para
el primer caso, en el que falta la individualización del objeto, resulta operativa la
solución contemplada a contrario sensu por el nuevo art. 2190.
de los terceros, porque sería prácticamente imposible, una vez constituida una
hipoteca en garantía de la generalidad de las obligaciones del deudor, que un
tercero le acordara un nuevo crédito hipotecario, ante la incertidumbre que
habría en cuanto al monto definitivo de la deuda asegurada con la primera
hipoteca.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 103
El nuevo art. 2189 dispone:
Nótese que al hablar de una estimación “en dinero” es necesario tener en cuenta
el criterio lo resuelto por el art. 765 CCyC que dispone que en caso de que se fije
una deuda de dar moneda que no sea de curso legal en la República, la
obligación debe considerarse como de “dar cantidades de cosas”.
Este plazo nos parece inconveniente, pues como lo ponen de manifiesto Bono y
Puerta de Chacón, con frecuencia los créditos hipotecarios que tienen por finalidad la
adquisición o construcción de viviendas se otorgan a más de 15 años, de modo que el
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 104
plazo previsto impide prácticamente el financiamiento de este tipo de operaciones de
gran trascendencia social.
§ 152. La “garantía real de máximo”. Del texto del art. 2189 surge claro que
el monto de la garantía es la medida de la responsabilidad en que el objeto de ella se
encuentra afectado al pago del crédito garantizado, también denominado techo, tope,
montante, quantum o máximo.
Así, la segunda parte del art. 2189 introduce la “garantía de máximo” —tanto
para los créditos determinados, como para los indeterminados—, al señalar que el
crédito puede estar individualizado en todos los elementos desde el origen o puede
nacer posteriormente, pero en todos los casos el gravamen constituye el máximo de la
garantía real por todo concepto.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 105
financiero—, encuentra un sin número de operaciones a concertarse en lo futuro,
dentro del marco de un negocio jurídico específico que sí debe expresarse en la
convención y que es productor de obligaciones que habrán de materializarse durante el
curso de la relación entre el acreedor y el deudor.
En suma, así vista, la regulación, que fomenta en los límites descriptos una
mayor amplitud en el cumplimiento de la accesoriedad, no abandona el principio de
especialidad que interesa tanto a las partes como a la comunidad (y en especiala
futuros acreedores o adquirentes) a la cual la prerrogativa reconocida al gravamen real
le será en definitiva opuesta.
Por otro lado, el tope no distingue los rubros (capital, intereses, gastos, costas,
etc.) y, por ello, se corre el riesgo de que en ocasiones se cubran sólo algunos rubros;
incluso, podría ocurrir que ni siquiera llegue a tutelar todo el capital sino sólo una
porción, siempre por la suerte de la casuística.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 106
A falta de convención expresa, corresponde interpretar que los intereses
moratorios quedan comprendidos en la garantía y se computan a la tasa legal.
En cuanto a la anticresis, el art. 2214 prevé un plazo de diez años para los
inmuebles y de cinco para los muebles registrables. Si el constituyente es el titular de
un derecho real de duración menor, la anticresis se acaba con su titularidad. A su vez, el
art. 2218 establece que los efectos del registro de la anticresis se conservan por el
término de 20 años para inmuebles y de 10 años para los muebles registrables, si antes
no se renueva.
§ 156. Garantías reales que versan sobre obligaciones que no son de dar
dinero. Cuando la obligación garantizada no es de dar sumas de dinero, sino de dar
cantidades de cosas, de hacer o de no hacer, o si es eventual, será necesario, como
anticipamos, expresar el “monto máximo del gravamen”. Así, por ejemplo, si se
garantiza con hipoteca la obligación de levantar un edificio de diez pisos, que reúna
determinadas características constructivas, en un determinado plazo, se tratará de una
obligación de hacer.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 107
parcialmente, el acreedor podrá requerir el cumplimiento de la obligación, pero para
ello no podrá valerse de la vía ejecutiva.
Del título ejecutivo debe surgir necesariamente una obligación de dar sumas de
dinero, por lo que quedan excluidas las obligaciones de hacer, de no hacer e, inclusive,
las de dar cosas o cantidades de cosas que no sean dinero. Al respecto, cabe recordar
que el art. 520 del Cód. Procesal de la Nación dispone que si la obligación estuviere
subordinada a condición o prestación, la vía ejecutiva procederá si del título o de otro
instrumento público o privado reconocido que se presente junto con aquél, o de la
diligencia prevista en el art. 525, inc. 4, resultare haberse cumplido la condición o
prestación.
Por lo tanto, en caso de incumplimiento total o parcial por parte del deudor de la
obligación garantizada con un derecho real, el acreedor se verá precisado a entablar un
proceso de conocimiento, en el que deberá probarse la magnitud de dicho
incumplimiento.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 108
§ 158. Nulidad por defectos en la especialidad. El nuevo Código prevé que
“los derechos reales de garantía sólo puede ser constituidos por contrato” (art. 2185),
que “al constituirse la garantía el crédito debe estar individualizado adecuadamente a
través de los sujetos, el objeto y su causa” (art. 2187), que el objeto de la garantía
“debe ser actual y estar individualizado adecuadamente en el contrato constitutivo”
(art. 2188) y que el monto de la garantía “debe estimarse en dinero” (art. 2189).
De ahí, que el juez deberá acudir al propio instrumento pues, como lo señala el
precepto, se debe tener en consideración “el conjunto de las enunciaciones del acto
constitutivo”.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 109
§ 160. La indivisibilidad en los derechos reales de garantía. En el régimen
propuesto en el CCyC, la indivisibilidad en los derechos reales de garantía es un
carácter natural, de modo que las partes pueden dejarlo sin efecto, sin que haya
atentado alguno al orden público.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 110
Por otro lado, el derecho subsistirá íntegro y con plenos efectos, mientras no
haya sido satisfecho el crédito en su totalidad. Aun cuando pueda ser ínfima la
suma que permanezca impaga, el acreedor mantiene su garantía sobre todo el
bien y cada fracción de éste, más allá de las divisiones que pudieran haberse
operado en la propiedad gravada o en el rédito asegurado.
Si son varios los acreedores, el pago recibido por uno de ellos en proporción a su
parte en el crédito, no extingue la hipoteca en forma parcial.
Los demás que no han cobrado, conservan íntegra la garantía sobre la totalidad
del bien gravado.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 111
convenirse la divisibilidad de la garantía respecto del crédito y de los bienes afectados
(divisibilidad crediticia y divisibilidad objetiva). También puede disponerla el juez
“fundadamente”, a solicitud del titular del bien, “siempre que no se ocasione perjuicio al
acreedor”, o a petición de este último si hace a su propio interés.
La decisión del juez debe ser motivada en la petición del propietario y habrá de
mantenerse en tanto no ocasione perjuicio al acreedor.
Es claro que no basta la mera oposición del acreedor para desestimar la división.
a) los bienes físicamente unidos a la cosa que están gravados con prenda
constituida antes que la hipoteca o son de propiedad de terceros, aunque su
utilización por el deudor esté autorizada por un vínculo contractual;
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 112
industriales están incluidos en el objeto de la hipoteca, también lo están los frutos
civiles, que son accesorios de la cosa.
La segunda parte del art. 2193 precisa que “los intereses, daños y costas
anteriores a la constitución de la garantía quedan comprendidos en su cobertura sólo en
caso de haberse previsto y determinado expresamente en la convención”. Para ello
deberán haber sido liquidados previamente en una suma cierta y su resultado
expresado en el acto constitutivo del gravamen.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 113
§ 166. Subrogación real. Según lo establece el nuevo art. 2194, la garantía se
traslada de pleno derecho sobre los bienes que sustituyen a los grabados, sea por
indemnización, precio o cualquier otro concepto que permite la subrogación real.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 114
parcialmente, en tanto no se configure la situación prevista por el art. 84 de la ley
17.418.
Cabe aclarar que, con excepción del supuesto considerado con la letra “a)”,
gozan de estas prerrogativas quienes resulten acreedores condicionales (arg. art. 2197).
Ello implica que, como tales, los actos celebrados por el constituyente afectan la
garantía al punto de disminuirla, lo cual puede extenderse a supuestos en los
que la ejecución se torna más dificultosa a raíz de los actos de disposición
celebrados por el constituyente.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 115
a) que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el
deudor haya actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores;
c) que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido
conocer que el acto provocaba o agravaba la insolvencia.
De conformidad con lo previsto en el art. 2197 del CCyC, cuando el bien gravado
es subastado por un tercero antes del cumplimiento del plazo, el titular de la garantía
tiene derecho a dar por caduco el plazo y a cobrar con la preferencia correspondiente.
Sea que se demande ejecutivamente en los casos en que así lo autoriza la ley
procesal, o se intervenga en la realización que otro intente respecto de un bien gravado
con derecho real de garantía (art. 2197), el titular del crédito —y necesariamente de su
accesoria garantía— deberá presentar a la causa judicial, el acto constitutivo del
gravamen del que resulte la individualización del crédito garantido.
Así, según lo dispone el art. 2198 del CCyC, “es nula toda cláusula que permite al
titular de un derecho real de garantía adquirir o disponer del bien gravado fuera de las
modalidades y condiciones de ejecución previstas por la ley para cada derecho real de
garantía”. De ello se sigue, desde luego, que nada obsta a que el deudor, por ejemplo,
adquiera el bien hipotecado como oferente en una subasta.
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§ 172. Responsabilidad y ejecución contra el propietario no deudor. De
acuerdo con lo previsto en los arts. 2199 y 2200 del CCyC, el propietario no deudor, sea
un tercero que constituye la garantía o quien adquiere el bien gravado, sin obligarse en
forma expresa al pago del crédito asegurado, responde únicamente con el bien objeto
del gravamen y hasta el máximo del gravamen.
A su vez, el art. 2201 del CCyC prevé que, una vez realizado el bien afectado por
la garantía, el propietario no deudor tiene derecho al remanente que excede el monto
del gravamen, con exclusión del precedente propietario y de los acreedores
quirografarios.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 117
Hipoteca
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 118
La hipoteca —como los restantes derechos reales de garantía— determina un
privilegio especial en favor de su titular a tenor de lo proyectado por el art. 2582.
De la mano con estos conceptos, vale decir que la hipoteca puede ser por deuda
ajena, pero no el inmueble. Este último debe pertenecer en todo o en parte al
constituyente, sea como titular de dominio perfecto, sea titular del derecho real de
propiedad horizontal sobre una unidad funcional. En tanto si fuera condómino, puede
constituirla por su parte alícuota, o si fuere superficiario, sobre el derecho concedido.
La enumeración que efectúa el art. 2206 del CCyC omite incluir entre los
legitimados a constituir este gravamen a los conjuntos inmobiliarios, al tiempo
compartido y a los cementerios privados.
Por tal motivo, y por no prohibirlo el art. 2078 del CCyC, la constitución de
gravamen por parte del propietario de la cosa afectada a derecho real resulta
procedente. Lo propio puede decirse del derecho real de tiempo compartido según la
redacción dada por el art. 2087 del CCyC.
El caso del derecho real de Cementerios privados, que para el art. 1888 del CCyC
recae sobre cosas propias, a nuestro entender no podría ser objeto de gravámenes
reales por expresa prohibición del art. 2104.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 119
Aun así, si se estimara que consideradas individualmente las “parcelas” sobre
las que el art. 2112 entiende que le son aplicables las normas sobre derechos reales, la
solución podría ser distinta, máxime que el art. 2110 las excluye de la inembargabilidad
que pregona con causa en créditos provenientes del saldo de precio y de construcción
del sepulcro.
La “inoponibilidad” que determina la parte final del artículo implica que si hubo
partición del inmueble el acreedor podrá iniciar ejecución respecto de todo derecho real
inscripto posteriormente, sea quien fuere el titular de la alícuota (salvo, claro está, que
el acreedor haya consentido la partición).
§ 178. Forma del acto constitutivo. Cuando los derechos reales tienen por
objeto una cosa inmueble, el CCyC dispone que la convención deberá efectuarse en
escritura pública.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 120
Cuando la ley exige la escritura pública, se entiende que no podría ser
demostrado por un medio distinto. Como aconteciera con la regulación anterior, la
escritura pública se presenta como un requisito ad solemnitatem”.
A todo evento, también se prevé como derecho aplicable para derechos reales
sobre bienes registrables el del Estado del registro.
Sin embargo hay que hacer notar que del sistema que fluye de los arts. 1892 (y
1893, la publicidad que con la inscripción se consolida, refiere a la que alcanza a los
terceros interesados y de buena fe.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 121
Conforme lo anuncia el art. 2193 del CCyC el crédito cubierto por la garantía real
incluye obviamente el capital e intereses y los accesorios como daños —cláusulas
penales y costas-gastos por la reclamación judicial—. Toda suma debida con
anterioridad a la convención deberá quedar liquidada en el contrato, expresando su
causa. Recuérdese en este punto que el Código vigente prevé la adición de intereses
“debidos de dos años y los que corran durante el juicio de ejecución hasta su efectivo
pago”.
El art. 19 de la ley 17.801 expresa que las partes podrán, mediante declaración
de su voluntad formulada con precisión y claridad, sustraerse a los efectos del principio
de prioridad, estableciendo otro orden de prelación para sus derechos, compartiendo la
prioridad o autorizando que esta sea compartida.
§ 181. Inscripción. Prescribe el art. 2210 del CCyC que los efectos del registro
de la hipoteca se conservan por el término de veinte (20) años, si antes no se renueva.
Cabe distinguir a la extinción del gravamen, que se produce por causales que se
vinculan con la obligación principal, de la cancelación del gravamen, que no es sino
consecuencia de la primera, y de una disposición jurídica expresa como la que refiere el
art. 2204.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 122
inscripción del gravamen vigente por subsistir el crédito principal, pues siendo los
primeros interesados y responsables de los avatares del crédito principal, para ellos la
hipoteca subsiste.
De ahí que se acepte que las partes puede pactar aspectos como el de la
desocupación, la base del remate, conservar el acreedor el título de propiedad, entre
otras, por lo que se entiende que si las partes guardan silencio sobre el particular habrá
de interpretarse que adscriben al régimen procesal pertinente.
De modo que nada impide que lo convenido por ellas desplace parcialmente el
procedimiento impuesto por la ley ritual. Este punto tiene explicación en la inteligencia
de que los intereses generales y colectivos (fundantes del orden público) no se
resienten cuando en su exclusivo interés los interesados pactan algunos extremos de la
ejecución.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 123
La ley 24.441 innovó en la materia al autorizar un procedimiento denominado
“extrajudicial”, en el que luego de habilitada la vía judicialmente, el acreedor cumple
per se la preparación y subasta extrajudicial del inmueble hipotecado.
Anticresis
Es importante advertir que el objeto de la garantía está constituido por los frutos
y productos de la cosa registrable, pero no la cosa. Ésta deberá ser restituida a su titular
al finalizar el derecho, sea por el cumplimiento del plazo o por el cumplimiento de la
obligación.
El derecho real de anticresis ha sido una figura poco utilizada en general. Los
particulares no lo han tomado en consideración al analizar ciertos negocios,
prefiriendo optar por otros más tradicionales, tales como el fideicomiso de
garantía o el usufructo, que por ser mucho más conocidos, les dan a los
requirentes una mayor seguridad. La comisión redactora del Anteproyecto
consideró su eliminación en virtud de su escasa incidencia práctica, aunque se
decantó por darle un perfil nuevo plasmado en la referida ampliación del objeto a
bienes registrables no inmuebles.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 124
derecho el nudo propietario recupere la cosa en idéntica calidad, salvo los deterioros
producidos por el buen uso y el paso del tiempo.
Puede ser constituido por el propietario que tenga capacidad para disponer de la
cosa registrable o por quien tenga derecho a los frutos. Es un acto de disposición y, al
mismo tiempo, se trata de una desmembración del dominio.
§ 185. Plazo. Se estipula para este derecho un plazo máximo de diez años para
cosas inmuebles y de cinco años para cosas muebles registrables (art. 2214 CCyC). Si el
constituyente es el titular de un derecho real de duración menor, la anticresis se acaba
con su titularidad.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 125
gastos e intereses inicialmente y luego al capital (art. 2215). Si se trata de un inmueble,
puede habitarla o utilizar la cosa mueble, imputando como fruto el alquiler que otro
pagaría.
Debe administrar conforme a las reglas del mandato, y responde por los daños
que ocasione al deudor.
El titular del objeto gravado debe al acreedor los gastos necesarios para la
conservación, aunque este no subsista, pero el acreedor está obligado a pagar las
contribuciones y cargas del inmueble (art. 2217).
§ 188. Forma. El CCyC nada advierte en los artículos 2212 al 2218 en cuanto a
la forma, por lo que hay que remitirse a lo establecido en la parte general de los
contratos (Título II, Capítulo 7). El art. 1015 del CCyC establece que “sólo son formales
los contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada”. A su vez, el art.
1017 dispone que “deben ser otorgados por escritura pública: a) los contratos que
tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre
inmuebles”.
Entonces, al suprimirse del CCyC el texto del art. 3240 del Código Civil (ver
punto 1.6.), a efectos de la oponibilidad a terceros respecto de las cosas muebles
registrables se requerirá la inscripción en el Registro correspondiente; en el caso de
inmuebles, la escritura pública y su posterior inscripción en el Registro de la Propiedad.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 126
Prenda
El artículo 2219 nos brinda el concepto de lo que debe entenderse por tal
derecho real, en una literal transcripción de lo que se exponía en el artículo 2214 del
Anteproyecto del año 1998.
La parte final del artículo deja claro que se aplican a la prenda las disposiciones
de este capítulo del CCyC, de forma que están presentes los caracteres comunes a
todas as garantías reales (accesoriedad, convencionalidad, especialidad en cuanto al
objeto y en cuanto al crédito, etc.).
En tanto derecho real, se aplica la teoría del “título y modo”, de forma que no
habrá nacido como tal hasta tanto no haya tradición efectiva de la cosa o instrumento
portante del crédito al acreedor o persona designada por éste.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 127
§ 191. Prendas sucesivas. Se aceptan en el art. 2223 las prendas sucesivas:
puede constituirse una nueva prenda sobre el bien empeñado, a favor de otro acreedor,
si el acreedor en cuyo poder se encuentra consiente en poseerlo para ambos o si es
entregada en custodia a un tercero en interés común. En principio y salvo pacto en
contrario, la prioridad entre los acreedores queda establecida por la fecha de su
constitución.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 128
Se suprime la prenda tácita fundamentándolo en que dicha prenda es
clandestina, y la falta de conocimiento conspira contra su oponibilidad a terceros.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 129
A falta de estipulación en contrario, estas alternativas son optativas para el
acreedor.
El art. 2334 distingue según la prestación percibida por el acreedor prendario sea
dineraria o no. Así dice: “si la prestación percibida por el acreedor prendario consiste en
dinero, debe aplicar lo recibido hasta cubrir íntegramente su derecho contra el deudor y
en los límites de la prenda. Si la prestación percibida no es dineraria, el acreedor debe
proceder a la venta de la cosa, aplicándose el art. 2229”.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 130
En todo lo no especificado en el Código, a la prenda de créditos se le aplican
supletoriamente las reglas sobre prenda de cosas (art. 2232, parte final).
§ 201. Sistemática del Código. El Título XIII del Código estructura un régimen
desdoblado para proteger la posesión y tenencia (su Capítulo I, que abarca los arts.
2238 a 2246, y regula la acción de despojo y la acción de mantener) y para proteger los
derechos reales (los arts. 2247 a 2268, regulando las acciones reivindicatoria,
negatoria, confesoria y de deslinde); el Capítulo III, en tanto, se ocupa de conjugar las
relaciones entre las acciones posesorias y las acciones reales.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 131
Aparece una novedad interesante en el nuevo dispositivo: la sola inminencia del
ataque ya propicia la acción defensiva.
o el art. 2270 CCyC dice que en las acciones posesorias “es inútil la prueba
del derecho real” (aunque aclara que el juez puede examinar los títulos
presentados para apreciar la naturaleza, extensión y eficacia de la
posesión).
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 132
§ 203. Acciones posesorias: de despojo y de mantener. Así las cosas, el
Código incluye una acción de despojo para el ataque más grave (el despojo o
desposesión) y una acción de mantener para el ataque más leve (la turbación).
La acción de despojo comprende tanto los actos que tienen el efecto de excluir
absolutamente al poseedor o al tenedor (art. 2238) contra su voluntad y de
manera absoluta, ya sea en forma total o parcial, en la vinculación material con
la cosa, por quien tiene intención de poseerla. Se comprende en este concepto
también “el desapoderamiento producido por la realización de una obra que se
comienza a hacer en el objeto sobre el cual el actor ejerce la posesión o la
tenencia” (art. 2241).
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 133
Es importante apuntar que:
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 134
§ 206. Admisión de la “defensa extrajudicial”. Partiendo de la premisa de
que “un título válido no da la posesión o tenencia misma, sino un derecho a requerir el
poder sobre la cosa”, el artículo 2239 es explícito en aclarar que “el que no tiene sino
un derecho a la posesión o a la tenencia no puede tomarla; debe demandarla por las
vías legales”.
Siguiendo con el criterio apuntado, el art. 2240 advierte que “nadie puede
mantener o recuperar la posesión o la tenencia de propia autoridad”, pero acto seguido
habilita una puntual excepción consitente en la “defensa extrajudicial con la facultad de
“protegerse y repeler una agresión”.
La acción negatoria tiene por finalidad defender la libertad del derecho real
que se ejerce por la posesión y corresponde ante actos que constituyen una
turbación, especialmente dada por la atribución indebida de una servidumbre u
otro derecho inherente a la posesión.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 135
La acción confesoria tiene por finalidad defender la plenitud del derecho real y
corresponde ante actos que impiden ejercer una servidumbre u otro derecho
inherente a la posesión.
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§ 210. Cosas reivindicables. No todas las cosas pueden ser objeto de la acción
de reivindicación. El Código expresamente deja fuera de su alcance a los objetos
inmateriales, las cosas indeterminables o fungibles (art. 2253); aunque se pueden
reivindicar las “universalidades de hecho” (por ejemplo, libros de una biblioteca, abejas
de una colmena, es decir, cosas que no están puntualmente determinadas).
Esta solución está supeditada a que aquella posesión que ocurrió primero
se haya dado de buena fe, es decir, asumiendo que el ocupante
desconocía que su transmitente se había obligado a hacer lo propio
también respecto de otra persona. La buena fe en el caso está
igualmente condicionada por la publicidad registral.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 137
excepción: aunque el demandado posea y el reivindicante no, éste
prevalecerá cuando su título se haya generado válidamente con
anterioridad a la posesión del demandado.
El demandante solo debe probar que posee legítimamente o que tiene sobre el
inmueble un derecho de hipoteca, y no la inexistencia de la servidumbre. Probado ello,
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 138
el demandado será el que tiene que justificar cual es la fuente del derecho que está
pretendiendo ejercer (2263).
Cada una de las partes – dice el art. 2268- debe aportar títulos y antecedentes a
efectos de probar la extensión de los respectivos derechos, en tanto el juez debe
ponderar los diversos elementos para dictar sentencia en la que establece una línea
separativa.
Privilegios
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 139
caso de concurrencia de ellos sobre el mismo asiento, salvo excepciones que se
establece especialmente, las que sujetan la solución al principio de prioridad en
el tiempo.
los generales son derivados al ámbito de los concursos y a la ley que los rige, lo
mismo que los privilegios especiales que se invoque en éstos;
se dispone que en los procesos universales los privilegios se rigen por las normas
aplicables a los concursos.
Vinculado con el tema del asiento, advierto que bajo el título de “subrogación
real”, se establece expresamente que el privilegio especial se traslada de pleno derecho
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 140
sobre los importes que sustituyan los bienes sobre los que recae, sea por
indemnización, precio o cualquier otro concepto que permita la subrogación real;
correspondiendo puntualizar que el privilegio se trasladará sobre los importes y no
sobre las cosas que sustituyan al asiento originario.
La normativa diluye las dudas generadas sobre el tema por las disposiciones
actualmente en vigor.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 141
Finalmente, se consagra que la transmisión del crédito incluye la de su privilegio
(art. 2576), disposición lógica si se parte de la base de que “el privilegio es una calidad
que corresponde al crédito”.
Esto no implica que se suprima el privilegio de los que que el Código anterior
denominaba “gastos de justicia”, ya que seguirán gozando de una situación
preferente respecto del crédito que han beneficiado –aunque no así, como
principio general y salvo norma expresa en contrario, relativamente a los otros
acreedores–. Es lo que resulta del art. 2585 –“Reserva de gastos”–, que coincide
con el criterio del art. 244 de la Ley de Concursos 24.522.
Las excepciones al principio del art. 2577 constan en el art. 2583, sobre el que
me detendré más adelante.
Así, se dispone en el art. 2580 que los privilegios generales sólo podrán ser
hechos valer en los procesos universales y no en las ejecuciones individuales; también
que éstos se rigen siempre por la ley aplicable a los concursos.
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modo los procesos sucesorios quedan sujetos a este régimen cuando se trate de
graduar el orden de cobro de los acreedores.
Según el art 2581, los créditos sin privilegio –los denominados quirografarios–
concurren a prorrata entre sí, salvo disposición expresa en contrario.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 143
El asiento serán las mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de
propiedad del deudor, se encuentren en el establecimiento donde presta sus
servicios o que sirven para su explotación.
La disposición coincide en principio con el art. 241, inc. 3º de la ley 24.522, pero
se incluye especialmente la contribución de mejoras (no mencionada por la ley
concursal), lo que disipa cuestiones que se ha planteado en torno de estas
últimas aunque mayoritariamente se ha concluido en su calidad de privilegiada,
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 144
Estos privilegios se dejan librados a la legislación propia –en cuanto a su
extensión y en cuanto a su orden de cobro–, justificándose ello en razón de su
especificidad y particularidades.
§ 220. Extensión. El art. 2583 reitera el criterio vertido en el art. 2577, en tanto
dispone que “los privilegios especiales se extienden exclusivamente al capital del
crédito”.
los intereses por dos (2) años –contados a partir de la mora– de los créditos
laborales mencionados en el inc. b) del art. 2582;
los intereses correspondientes a dos (2) años anteriores a la ejecución y los que
corran durante el juicio, correspondientes a los créditos con garantías reales (art.
2582, inc. e)
las costas derivadas de los créditos enumerados en el art. 2582 en sus incs. b) –
créditos laborales– y e)–créditos con garantía real– ; y
los créditos mencionados en el inc. f) del art. 2582, cuya extensión se rige por
los respectivos ordenamientos –créditos establecidos en la Ley de Navegación, el
Código Aeronáutico, la Ley de Entidades Financieras, la Ley de Seguros y el
Código de Minería.
§ 221. Reserva de gastos. Según el art. 2585, “antes de pagar el crédito que
goza de privilegio especial, del precio del bien sobre el que recae, se debe reservar los
importes correspondientes a su conservación, custodia, administración y realización.
En todos los casos, también debe calcularse una cantidad para atender los
gastos y los honorarios generados por las diligencias y tramitaciones llevadas a cabo
sobre el bien y en interés del acreedor”.
§ 222. Conflicto entre los acreedores con privilegio especial. El art. 2586
organiza con claridad y sencillez el rango de los distintos privilegios cuando entran en
conflicto respecto del mismo asiento. Aquí también se ha tratado de aproximar el texto
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 145
al de la Ley de Concursos 24.522, con lo cual el sistema avanza hacia la deseada
unificación.
Como regla general, se dispone en el art. 2586 que el rango de cada privilegio
resultará del orden en que figuren enumerados en los incisos del art. 2582 y que, si
concurren créditos comprendidos en un mismo inciso y sobre idénticos bienes, la
distribución entre ellos se hará a prorrata (art. 2586, inc. f).
Las excepciones a este principio las establece de seguido el mismo art. 2586.
Respecto de los restantes, las excepciones a la regla del orden de los incisos del
art. 2582 atienden al nacimiento de cada crédito privilegiado, prevaleciendo el primero
en el tiempo.
Y así:
El conflicto entre créditos con garantía real y créditos laborales se resuelve con
la misma regla: prevalecen los créditos con garantía real sobre los créditos
laborales devengados con posterioridad a la constitución de la garantía. En caso
de no jugar las excepciones, el conflicto se resolverá con arreglo a la norma
general del art. 2582, que atiende al orden en que los privilegios aparecen
enumerados.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 146
Derecho de retención.
A diferencia de lo que ocurre con otros casos, el moderno CCyC no incluye una
definición particular del instituto, ni toma partido por alguna de las posturas que se
enunciaron sobre su naturaleza jurídica (aunque resulta claro que no puede ser la de un
“derecho real” ya que no se encuentra enumerado dentro del listado del artículo 1887
CCyC).
Su régimen se halla en el Libro Sexto, Título III, artículo 2587 al 2595, del CCyC,
inmediatamente después de los privilegios.
Por otro lado, el mentado artículo 2587 establece de forma general que quien
detenta la cosa a título gratuito por medio de un contrato no podría invocar el derecho
de retención. La excepción finca en las hipótesis de tenencia desinteresada, aquella en
la cual el sujeto de la relación de poder menor no tiene un interés en ello, sino que le
brinda utilidad a quien entrega la cosa. El depósito constituye su ejemplo más cabal.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 147
§ 225. Caracteres. Se encuentran descriptos en los dos primeros incisos del art.
2592 del CCyC.
§ 226. Objeto. Como declara el artículo 2588 del CCyC, debe estar en el
comercio; es decir, que sea susceptible de actos jurídicos.
Mas adelante, el artículo 2592, inciso f, del CCyC, aclara que en caso de concurso
o quiebra del acreedor de la restitución, la retención queda sujeta a la legislación
pertinente.
La retención podrá ejercerse hasta su conclusión, que podrá producirse por los
medios de extinción listados en el art. 2593:
c) renuncia;
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 148
e) confusión de las calidades de retenedor y propietario de la cosa, excepto
disposición legal en contrario;
§ 230. Derechos y deberes del retenedor. Los artículos 2590 y 2591 del
CCyC tratan sobre las atribuciones y deberes del titular del derecho de retención:
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL | DERECHO DE DAÑOS – Y OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES | 149
a) no usar la cosa retenida, excepto pacto en contrario, en el que se
puede determinar los alcances de dicho uso, inclusive en lo relativo a los frutos;
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