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EJERCICIO DE LECTURA

Nombre: Juan Gabriel Barajas Sánchez

Materia: Historia de la filosofía moderna

IDEAS PRINCIPALES Y ARGUMENTOS DEL TEXTO:

Solución de la idea cosmológica de la totalidad de la composición de los fenómenos de


un universo

Tanto aquí como en las restantes cuestiones cosmológicas, el fundamento del principio
regulador de la razón es la proposición según la cual no podemos encontrar en el regreso
empírico la experiencia de ningún límite absoluto ni, consiguientemente, una condición que sea,
en cuanto tal, absolutamente incondicionada desde un punto de vista empírico.

Para resolver el primer problema cosmológico sólo necesitamos, pues, decidir si este nunca
limitado ascender en el regreso hacia la magnitud incondicionada del universo (en el tiempo y
en el espacio) puede llamarse regreso al infinito o sólo regreso proseguido indefinidamente (in
indefinitum).

Así, pues, la primera y negativa respuesta a la pregunta cosmológica relativa a la magnitud del
mundo es: desde un punto de vista temporal, el mundo no tiene un primer comienzo y, desde
un punto de vista espacial, carece de un límite que sea el último. En caso contrario, el mundo
estaría respectivamente limitado por un tiempo vacío y por un espacio vacío.

Solución de la idea cosmológica de la totalidad de la división de un todo dado en la


intuición

Al dividir un todo dado en la intuición, paso de un condicionado a las condiciones de su


posibilidad. La división de las partes (subdivisio o decompositio) forma un regreso en la serie de
tales condiciones. Únicamente se daría la totalidad de esta serie si el regreso pudiera llegar a
partes que fueran simples.

Solución de la idea cosmológica de la totalidad de la derivación de los acontecimientos


cósmicos a partir de sus causas

Sólo podemos concebir dos clases de causalidad en relación con lo que sucede: la que deriva
de la naturaleza y la que procede de la libertad.

La razón es, pues, la condición permanente de todos los actos voluntarios en que se manifiesta
el hombre. Cada uno de ellos se halla predeterminado, ya antes de que suceda, en el carácter
empírico del hombre.

Solución de la idea cosmológica de la totalidad de la dependencia de los fenómenos desde el


punto de vista de su existencia en general
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El principio regulador de la razón con respecto a este problema es, pues, el siguiente: en el
mundo sensible toda existencia es empíricamente condicionada; no hay en él ninguna
propiedad que sea incondicionadamente necesaria.

Pero no por ello nos autoriza este principio a negar que la serie entera se pueda basar en algún
ser inteligible (que, por eso mismo, no sólo está exento de toda condición empírica, sino que
contiene el fundamento de posibilidad de todos sus fenómenos).”

EL IDEAL EN GENERAL

Las ideas, en cambio, se hallan todavía más alejadas de la realidad objetiva que las categorías,
ya que no podemos encontrar ningún fenómeno que permita representarlas en concreto.

EL IDEAL TRASCENDENTAL

Ahora bien, si seguimos hasta más allá esta nuestra idea, hipostasiándola, podremos, mediante
el mero concepto de la realidad suprema, calificar al ser originario de uno, simple,
omnisuficiente, eterno, etc.; en una palabra, podremos determinarlo en su plenitud
incondicionada con todos los predicamentos. El concepto de semejante ser es el de Dios,
concebido en sentido trascendental. El ideal de la razón pura es, pues, el objeto de una
teología trascendental, tal como antes he indicado ya.

LOS ARGUMENTOS DE LA RAZÓN ESPECULATIVA EN ORDEN A PROBAR LA


EXISTENCIA DE UN SER SUPREMO

Si algo existe, sea lo que sea, hay que admitir que algo existe de modo necesario. En efecto, lo
contingente sólo existe bajo la condición de otra cosa que sea causa suya.

Así, pues, entre todos los conceptos de cosas posibles el más apropiado para el concepto de
un ser incondicionadamente necesario sería el de un ser de realidad suprema y, aunque éste
no lo satisfaga plenamente, no tenemos opción, sino que nos vemos obligados a atenernos a
él, ya que no podemos rechazar a la ligera la existencia de un ser necesario.

Pero el todo ilimitado es una unidad absoluta, e implica el concepto de un ser particular, es
decir, el concepto del ser supremo.

Vemos en todos los pueblos, incluso a través de su más ciego politeísmo, algunos destellos del
monoteísmo. Y no es que hayan llegado a él por reflexión o por una honda especulación, sino
por un proceso natural del entendimiento común, un proceso que ha ido volviéndose cada vez
más comprensible.

No hay más que tres modos posibles de demostrar la existencia de Dios a partir de la
razón especulativa:

La primera demostración es la físico-teológica, la segunda, la cosmológica y la tercera, la


ontológica. No hay ni puede haber más pruebas.
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IMPOSIBILIDAD DE UNA PRUEBA COSMOLÓGICA DE LA EXISTENCIA DE DIOS

La pretensión de extraer de una idea puramente arbitraria la existencia del objeto


correspondiente a esa misma idea ha sido algo totalmente antinatural, una simple innovación
del ingenio académico. En este argumento cosmológico se esconde todo un nido de
presunciones dialécticas que la crítica trascendental puede desvelar y destruir.

El artilugio de la demostración cosmológica tiene como único objetivo eludir el probar a priori,
mediante simples conceptos, la existencia de un ser necesario; tal prueba tendría que proceder
a la manera del argumento ontológico, y nosotros nos sentimos incapaces totalmente de
llevarla a feliz término.

IMPOSIBILIDAD DE LA DEMOSTRACIÓN FISICOTEOLÓGICA

De acuerdo con ello, sostengo que la prueba fisicoteológica nunca puede demostrar por sí sola
la existencia de un ser supremo, sino que siempre se ve obligada a dejar que sea el argumento
ontológico (al que el fisicoteológico sirve de simple introducción) el que supla la insuficiencia del
primero. Afirmo, por tanto, que la prueba ontológica sigue siendo (si es que hay una prueba
especulativa) la que contiene el único argumento posible, el argumento que ninguna razón
humana puede eludir.

CRÍTICA DE TODA TEOLOGÍA FUNDADA EN PRINCIPIOS ESPECULATIVOS DE LA


RAZÓN

Así, pues, la prueba fisicoteológica podría tal vez reforzar otras pruebas (si es que las hay) por
el hecho de unir especulación e intuición. Pero, por sí sola, más que concluir la tarea, lo que
hace es preparar el entendimiento para el conocimiento teológico, orientándolo, en este
sentido, recta y naturalmente.

EL USO REGULADOR DE LAS IDEAS DE LA RAZÓN PURA

Frente a los diferentes horizontes, esto es, frente a los géneros determinados por otros tantos
conceptos, puede concebirse un horizonte común desde el cual sea posible abarcarlos todos
como desde un punto central, que es el género superior, hasta llegar, finalmente, al género
supremo como horizonte universal y verdadero, el cual es determinado desde el punto de vista
del concepto supremo y abarca en sí toda la variedad: géneros, especies y subespecies.

EL OBJETIVO FINAL DE LA DIALÉCTICA NATURAL DE LA RAZÓN HUMANA

Las ideas de la razón pura nunca pueden ser en sí mismas dialécticas. El que surja de ellas
una ilusión dialéctica tiene que deberse al uso inadecuado de las mismas, ya que vienen
planteadas por la naturaleza de nuestra razón, y es imposible que este tribunal supremo de
todos los derechos y pretensiones contenga, por su parte, engaños e ilusiones originarios.

El primer objeto de semejante idea soy yo mismo, considerado como simple naturaleza
pensante (alma).”

La segunda idea reguladora de la razón meramente especulativa es el concepto del mundo en


general.”
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La tercera idea de la razón pura, idea que contiene la simple suposición de un ser en cuanto
causa única y omnisuficiente de todas las series cosmológicas, es el concepto racional de Dios.

Si alguien (con la vista puesta en una teología trascendental) pregunta, en primer lugar, si hay
algo distinto del mundo que contenga el fundamento del orden y cohesión de este mismo
mundo, la respuesta es la siguiente: sin duda.

Si, en segundo lugar, la pregunta es si ese ser es sustancia, de la mayor realidad, necesario,
etc., respondo: esta pregunta no tiene significado alguno, ya que las categorías mediante las
cuales trato de hacerme un concepto de semejante objeto no poseen otro uso que el empírico.

Si, en tercer lugar, se pregunta, finalmente: ¿no podemos al menos pensar ese ser distinto del
mundo por analogía con los objetos de la experiencia?, la respuesta es: desde luego.

¿Podemos, pues —se seguirá preguntando—, suponer un creador del mundo que sea único,
sabio y omnipotente? Sin ninguna duda. Y no sólo podemos, sino que tenemos que suponerlo.

Ahora bien, ¿extendemos así nuestro conocimiento más allá del campo de la experiencia
posible? De ningún modo, ya que nos hemos limitado a suponer un algo (un mero objeto
trascendental) del que no poseemos concepto alguno relativo a lo que sea en sí mismo.

Así, todo conocimiento humano se inicia con intuiciones, pasa de éstas a los conceptos y
termina en las ideas.

COMENTARIOS PERSONALES SOBRE LA LECTURA:

Lo que entendí de la lectura es que Kant trata de probar un ser supremo pero se encuentra con
la imposibilidad de hacerlo, pero no lo descarta. Más bien creo en que hay posibilidad. Me
gusto la forma en que argumenta, pero aun siguen quedando partes del texto oscuros y que
comprendo poco.

PREGUNTAS(COSAS QUE NO TE QUEDARON CLARAS DE LO EXPUESTO


POR EL AUTOR)

No me quedo muy claro el objetivo de esta parte del libro. Tengo dudas.

VOCABULARIO(PALABRAS DE LA LECTURA QUE DESCONOCES Y SU


SIGNIFICADO

Refractaria: (cuerpo, sustancia), que resiste la acción del fuego sin cambiar de estado ni
destruirse; (persona) que se opone a aceptar una idea, opinión o costumbre.

Heurísticos: método para aumentar el conocimiento.


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Antropomórficos: atribución de forma o cualidades humanas a lo que no esa humano, en


especial a divinidades, animales cosas.

Objetivo de la lectura(Cuál es la intención del autor): El uso empírico del principio


regulador de la razón con respecto a todas las ideas cosmológicas: Se centra en probar la
existencia de un ser supremo de Dios.

Título de la lectura(referencia bibliográfica): El uso empírico del principio regulador


de la razón con respecto a todas las ideas cosmológicas de crítica de la razón pura. Immanuel
Kant, <<Crítica de la razón pura>>Trad. Pedro Ribas, 1781, Titivillus.

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