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Pasando del origen de la palabra

a la estructura en sí, veamos las partes básicas de una catedral


gótica, empezando con la cripta. La cripta es normalmente la parte
más antigua de la catedral, y es como una capilla subterránea, aunque la cripta,
como en esta fotografía
de Saint- Denis, puede tener ventanas. El término viene del griego "krypte",
'esconder', y el espacio
era usado para sepulturas. Al ser la parte más segura de la iglesia, también se
usaba para almacenar
preciadas reliquias. Recuerda la angustia del abad Suger, su preocupación por que
las reliquias
de Saint-Denis estuvieran a salvo del gentío los festivos, cuando la catedral
podría estar abarrotada de gente. Encima de la cripta se encuentra el ábside, ese
espacio redondeado en el extremo
más oriental de la catedral que podía estar rodeado
de capillas radiales, y el coro, que está entre el altar y el ábside, que juntos
forman la parte más corta
del vector vertical de la cruz, como se observa en este plano
de la catedral de Chartres. Aquí vemos una imagen del coro
y el ábside de Saint-Denis. En esta sección transversal vemos la relación entre la
cripta y el coro. En la parte occidental del altar está la nave, una palabra que
proviene
del latín"navus" o 'nave'. La nave es el lugar
donde los feligreses rezaban. La nave está separada del altar
y del coro por el coro alto o 'jubé'. Los miembros del clero rezaban
en la parte del coro de tal partición, mientras que los feligreses permanecían en
la nave. Muchos de los coros altos
medievales han desaparecido, destruidos por la energía de los revolucionarios
empeñados en eliminar las barreras entre el clero, los altos
representantes de la Iglesia y el pueblo. Aquí vemos un dibujo del coro alto o
"jubé" que antes estaba en Notre-Dame de París. La planta de la catedral tiene
forma de cruz. La sección vertical consiste del ábside, el coro oriental, y la nave
occidental del altar está atravesada por 2 brazos
norte y sur del transepto; el lugar donde se cruzan
se denomina 'el crucero'. En torno a la nave, los transeptos y el coro, encontramos
un corredor abovedado
sencillo o doble conocido como naves laterales,
que rodean la nave, y el deambulatorio o girola en torno
al coro y el ábside. La girola permite la circulación
de los fieles en torno al radio de la catedral. Si has estado en Notre-Dame de
París o alguna otra catedral durante la misa, habrás comprobado que, como un
peregrino medieval, aún puedes seguir tu recorrido por el interior del edificio sin
interrumpir la misa. Ya hemos hablado de algunos de los cambios más importantes
del románico al gótico. Por ejemplo hemos hablado
de la elegante altura de los nuevos edificios, de cómo los gruesos muros del
románico
con pocas ventanas fueron sustituidos por unos muros góticos
más finos, con vidrieras que crean un efecto
no solo de luz sino de la luz que tenían en mente los constructores
de las catedrales góticas y que equivalía a la santidad. Alcanzando tales alturas
celestiales, podemos distinguir cuatro niveles distintos. No están siempre
presentes los cuatro,
pero cuando existen son 4, como vemos en esta foto
del alzado de la catedral de Laon desde el coro sur
y el transepto sur. Vemos las arcadas principales
en el nivel más bajo y encima de esos arcos las tribunas, encima de las tribunas
el triforio, y encima de todo
las ventanas del claristorio. La escultura gótica abandona las volutas y hojas de
parra naturalistas
de los relieves talladas en los arcos románicos y usa unos relieves no solo más
altos sino que parecen
desprenderse de la superficie, como en este ejemplo del portal
central del portal oriental de Chartres. Fíjate en cómo las estatuas de las jambas,
así como las imágenes
talladas en torno al tímpano, parecen sostenerse solas contra
las columnas y los arcos donde se colocan. Parece como si se hubieran esculpido
en otro lugar y se colocado después. Esto es obvio si comparamos
las figuras góticas de Chartres con los diseños decorativos
románicos de la iglesia de Aulnay. De hecho, uno de los vitrales
de los donantes, el de los albañiles de Chartres, nos muestra la talla de una
figura así
a partir de la piedra a la izquierda, hasta convertirse en la imagen
detallada de la derecha. La escultura gótica y la construcción
se combinan en algo impensable en
las iglesias-fortaleza del románico. Es decir, el delicado trabajo
de tracería convierte partes del edificio en versiones
de una obra de escultura, como en este ejemplo de
la fachada sur de Notre-Dame. La tracería alcanza su esplendor en la catedral
de Estrasburgo, de finales del siglo XIII. Las tracerías sobreviven aún
como estilo en el neogótico americano, como en este ejemplo de la torre Harkness
en Yale o la entrada a la Biblioteca Sterling. Las catedrales góticas están
cubiertas
de esculturas de distintos tipos, como estos capiteles de Chartres, las torres de
Laon con sus impresionantes
figuras de bueyes arriba, como homenaje a los animales de carga
que arrastraban la piedra a la catedral, a las gárgolas de Notre-Dame o las
figuras enmarcadas
en la fachada sur de Notre-Dame y que supuestamente
muestra escenas de la vida estudiantil del París
medieval en el Barrio Latino. Volveremos a estos diferentes tipos de escultura en
la próxima sesión. Lo que tendríamos que recordar
de la sesión de hoy es que mientras que las iglesias
románicas eran pesadas e inertes, las catedrales góticas están llenas
de actividad, de energía visual y perspectivas diferentes. No es exagerado hablar
del relativismo óptico del gótico en comparación
con la apariencia impasible del románico. Lo que uno ve en una iglesia gótica
depende de dónde se sitúa uno en un campo de visión. Las iglesias románicas
se muestran frontales, mientras que las catedrales góticas
están organizadas en un plano visual más complejo. El estilo románico crea
fronteras
mientras que la iglesia gótica las elimina. Y mirando las iglesias románicas, uno
está o bien dentro o afuera. Las estructuras góticas van
del exterior al interior. Una vez en su interior, abrazan
al espectador al tiempo que parecen acercarse desde las pareces
y desaparecer al fondo, como vemos en esta imagen de las arcadas
y tribunas de Notre-Dame de París. El efecto del gótico no es percibido
por el ojo en un solo instante desde una sola perspectiva, sino que parece
consistir en series de planos que se superponen. Lo se ve depende de dónde
uno se coloque en relación con la infinidad
de posibilidades visuales. En la próxima sesión examinaremos con más detalle
algunos de los avances técnicos de
la construcción de las catedrales góticas.

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