a "La Era de las catedrales". En la última sesión,
estudiamos algunas de las ideas que llevaron al extraordinario logro arquitectónico de la primera catedral gótica, comenzada en la década de 1140 en lo que es ahora un barrio al norte de París, Saint-Denis. Vimos cómo el abad Suger concibió un nuevo espacio que daría expresión estructural a la doctrina de la luz contenida en un libro que había pertenecido a la abadía desde el siglo IX, "Las jerarquías celestiales" del Pseudo Dionisio, para quien Dios era la Luz. Y vimos cómo esta antigua doctrina y la nueva doctrina de la luz se incorporó en los vitrales que deseaban provocar un ascenso espiritual hacia la luz física así como la luz de la sabiduría espiritual. Hoy trataremos las iglesias románicas que precedieron a los edificios góticos. Hablaremos de las características básicas del estilo gótico que surgieron en las catedrales de los siglos XII y XIII y que están con nosotros desde entonces. El estilo románico de la arquitectura apareció en el gran periodo de retirada defensiva en las zonas rurales tras el colapso del Imperio Carolingio en el siglo IX. Las iglesias románicas se asemejan a fortalezas defensivas. Lo que nos llama la atención es la frontalidad robusta de la construcción, la ilusión de una fuerte impenetrabilidad defensiva. La iglesia es una proyección del castillo militar, como el castillo de Loches, del primer cuarto del siglo XI. Aquí vemos un ejemplo de la iglesia-fortaleza de Notre-Dame de Toulouse o San Sernín, también en Toulouse, en el sur de Francia. O la catedral de Poitiers, en la región central de Francia, en la ruta de peregrinaje desde París a Santiago de Compostela en España. Aunque el románico es especialmente un fenómeno del sur, no se limitó al mismo, como vemos en este gran ejemplo de iglesia normanda: la abadía de Jumieges que se comenzó unos 20 años antes de la conquista de Inglaterra en 1066 por Guillermo de Normandía. Hemos hablado de los gruesos muros de las iglesias románicas cuyas opacas superficies interiores estaban cubiertas de pinturas. En el exterior, las iglesias románicas suelen estar decoradas con bajorrelieves que forman parte de la estructura del edificio y que eran, en un principio, muy naturalistas. Es decir, contenían diseños florales. Aquí vemos el portal occidental de Saintes, el "trumeau", que es el parteluz o el pilar central de la fachada occidental de Souillac. Junto con la vegetación del naturalismo del románico y las parras, encontramos una combinación de elementos sagrados y profanos en la escultura románica, como estos con demonios de los capiteles de Cauvigny. Los enormes muros románicos son gruesos por una razón que tiene que ver con su función. Las paredes soportan todo el peso de la cubierta de la bóveda, con unos ligeros pilares de refuerzo junto a los muros, pero sin un sistema externo de contrafuertes para resistir el empuje lateral de los arcos superiores. El empuje lateral es la fuerza que cae en dirección vertical en la parte superior de un arco o en dirección horizontal en el punto en que la bóveda coincide con los muros verticales. Observamos la ausencia de contrafuertes exteriores en esta imagen de la abadía de Saint-Benoit-sur-Loire o la iglesia de Saint-Savin-sur-Gartempe en Vienne. En las iglesias románicas, el empuje lateral se aborda desde dentro, como vemos en este segmento transversal de la iglesia de Conques. Lo que apreciamos desde fuera es una serie de capillas radiales en el lado este o "chevel", la cabecera, que será el coro en las catedrales góticas. No hay contrafuertes exteriores en las iglesias románicas para llevar el peso de los altos muros hacia el suelo. La iglesia alcanza su altura mediante un sistema de bóvedas interiores que se sitúan una sobre otra, como en el exterior de Conques. Las bóvedas que se usaron en las catedrales románicas a veces se llaman "de cañón", como las de la abadía de Vezelay, o denominadas a veces "bóvedas de arista", un estilo que sobrevive en algunos de los edificios de Yale, como en este ejemplo del Edificio de Posgrado. Como implica su nombre, las iglesias románicas se inspiran en Roma pero son también locales, y su forma refleja estilos regionales. Tenemos un románico normando, uno románico borgoñón y un románico del Loira. Y también es un fenómeno rural. La arquitectura románica creció en los monasterios, entre aquellos que buscaban protección de un mundo salvaje o para huir de lo que los primeros padres de la Iglesia llamaron "el fragor de las ciudades", la vida social, mercantil y secular. Las iglesias románicas surgieron también a lo largo de las rutas de peregrinación entre Europa del norte y Santiago de Compostela en España: en Vezelay, en Conques, en Toulouse y en Pary-le Monial. Las capillas radiales de las iglesias románicas tenían la doble función de cargar el peso de los arcos superiores y ofrecer un espacio en el que los fieles podían rezar en la nave central o en torno al altar, mientras que los peregrinos podían circular y rezar en las capillas de la parte central de la catedral.