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UNIVERSIDAD REGIONAL.

LÓGICA JURÍDICA.

TERCER SEMESTRE.

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES.

Lic. César Mauricio Bautista Moreno.

PRINCIPIOS LÓGICOS SUPREMOS APLICADOS AL DERECHO.

Cada concepto que nosotros conocemos requiere una definición para precisar su significado. Esta última
equivale a la identificación del concepto ya conocido, y el juicio en el cual se formula es una expresión
del principio de identidad, desde luego que establece una equivalencia entre el concepto a definir y los
atributos que le atribuye el predicado.

También es posible afirmar que, en última instancia, todo objeto de conocimiento es igual a sí mismo,
con lo cual se establece una tautología identificatoria aparentemente útil pero en realidad operatoria
para los fines de cualquier razonamiento lógico.

Así, el principio de identidad puede formularse indicando que el juicio que afirma la identidad de un
objeto consigo mismo es necesariamente verdadero, A = A, o puesto en términos concretos, las
tautologías: “El Derecho es igual al Derecho”, o “las normas jurídicas son iguales a las normas jurídicas”,
son juicios necesariamente verdaderos. El juicio de equivalencia, o definitorio, si bien implica también
una aplicación del principio de identidad, será verdadero solo en la medida de los atributos predicados
del sujeto le convengan efectivamente, y referido a un tiempo preciso.

Aplicado al campo del derecho, este principio puede enunciarse indicando que todo objeto del
conocimiento jurídico idéntico así mismo, lo cual a nivel abstracto (lógico formal) aplicado a los
fenómenos jurídicos puede enunciarse a su vez señalando que la norma que permite lo que no está
jurídicamente prohibido o prohíbe lo que no está jurídicamente permitido es necesariamente válida.

Es claro que la aplicación de este principio al campo jurídico tiene una utilidad bastante limitada, ya que
ningún proceso o concepto (u objeto jurídico, una norma) puede ser considerado como absolutamente
idéntico a sí mismo, es decir, como absolutamente constante en medio de la mutabilidad de los demás.
De ahí que sea necesario aclarar que si bien en lógica formal se utiliza este principio, es únicamente en
función de las necesidades prácticas del razonamiento y la argumentación, pero su naturaleza abstracta
lo hace valedero únicamente para el momento y las condiciones en que dicho razonamiento o
argumentaciones estén siendo empleados. Así, la identidad dialéctica complementa la identidad formal
abstracta, ya que es concreta y no excluye el cambio ni la diferencia, ni tampoco el conflicto continuo
que existe internamente entre los elementos opuestos que constituyen todo proceso u objeto concreto.
Por lo tanto, toda autoidentificación concreta de un objeto concreto. Por lo tanto, toda
autoidentificación concreta de u objeto consigo mismo es siempre limitada, relativa y transitoria, porque
representa al objeto en el trance de existir en una forma y estar llegando a existir en forma diversa. Eli
de Gortari ilustra mejor nuestro punto de vista:

“Contradiciendo la identidad rígida la ciencia ha llegado a determinar que todo proceso del universo se
encuentra en constante transformación y que, por lo tanto, constituye un conflicto entre lo que haya
sido y lo que llegará a ser. Toda manifestación corresponden entonces a una unificación transitoria entre
opuestos; en un primer término a la identidad ya lograda con la diversidad en que se está convirtiendo.
En rigor, la identidad corresponde a lo inmediato de la reflexión y, por esto, a la manifestación aislada
de un proceso, que se considera abstractamente y de manera transitoria como una manifestación única.
Entonces, el mantenimiento de la identidad, en tanto que se considera al proceso en un solo nivel de
conocimiento y en cuanto se le toma relativamente como estable, es empleado por el conocimiento
científico para evitar confusiones en la deducción y para destacar, en la exposición, las relaciones entre
las diversas manifestaciones de un proceso (u objeto de conocimiento)”.

En consecuencia de lo anterior, en el campo jurídico afirmar que una norma que permite lo que no está
prohibido es una norma necesariamente válida, es algo correcto si hacemos abstracción del movimiento
y consideramos esa determinada norma en un tiempo y un espacio precisos, ya que en una fecha
ulterior la situación puede modificarse redicalmente por derogatoria de la norma cuya identificación
realizamos.

EL PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN.

A este principio también se le pueden aplicarlas observaciones que formulamos para explicar el principio
de identidad. Este principio está referido al contenido concreto de dos juicios, ya que en el supuesto de
contradicción la lógica indica que no pueden ambos ser verdaderos. En otras palabras, “será el juicio A
en un sistema de juicios que forman el razonamiento es verdadero, no podrá ser verdadero en ese
sistema de juicios, un juicio que contradiga al juicio A… no puede ser verdadero el juicio A y el juicio que
le contradice” (A no es no A).

Aplicado al campo del Derecho este principio puede reformularse así en el nivel ontológico: “ninguna
conducta puede hallarse al mismo tiempo, jurídicamente prohibida y jurídicamente permitida” y en el
nivel lógico (abstracto): “dos normas de derecho contradictorias entre sí no pueden ser ambas válidas”.

La utilización del concepto de validez en substitución del concepto de verdad. Esto es así porque si bien
las dos proposiciones refiéranse a juicios, los juicios jurídicos se diferencian de los juicios lógico –
formales en que los primeros son normativos(prescriben una conducta) mientras que los últimos son
enunciativos (describen o atribuyen, declaran) por consiguiente, validez y carencia de validez son a las
normas lo que las nociones de verdad o falsedad son a los juicios existenciales (onto- lógicos, que en
dicho plano se anuncian con la fórmula: “ S no puede ser, al mismo tiempo , P y no P”)

Así pues, dos preceptos jurídicos se contradicen cuando – en iguales circunstancias-. Uno prohíbe y el
otro permite a un sujeto la misma conducta, lo cual es un derivado del principio ontológico que ya
señalamos, en el sentido que un acto no puede encontrarse a la vez jurídicamente permitido y
jurídicamente permitido.

Una vez establecido en qué consiste el principio general de contradicción, indiquemos brevemente
algunos criterios para distinguir los casos en que hay contradicciones y criterios que se refieren a los
ámbitos personal, especial, temporal y material de validez de las normas.

En efecto, las normas poseen un ámbito personal de validez, integrado por aquellos sujetos a quienes
estas se dirigen, un ámbito espacial determinado por el lugar en que estas se aplican (el territorio de un
estado de una provincia o departamento, etc.) un ámbito temporal, que se refiere al tiempo de vigencia
de las normas y finalmente un ámbito material que concierne a la conducta que prescribe, permite o
prohíbe la norma. Tales ámbitos pueden identificarse recurriendo a las preguntas: ¿A quiénes se dirige
la norma? ¿En dónde se rige el precepto? Y ¿Cuándo se inicia y cuando termina su fuerza obligatoria y
finalmente ¿Qué ordena la norma?, ¿Qué prohíbe?, con lo cual el principio de no contradicción jurídico
puede concretamente enunciarse así: “dos normas jurídicas son contradictorias cuando una prohíbe y
otra permite, a los mismos sujetos(ámbito personal? Una misma conducta (ámbito material) en
condiciones iguales a tiempo (ámbito temporal) y de espacio (ámbito espacial), o bien para los casos
especiales en que hay falta de concordancia material aparente: “Si una norma prohíbe y la otra ordena a
un sujeto el mismo acto en iguales condiciones de espacio y tiempo, esas normas se oponen
contradictoriamente, porque la segunda permite en forma táctica lo que la primera prohíbe de modo
expreso.

Así pues, hay que tener presente que cuando la coincidencia de los ámbitos de validez no es completa,
los preceptos no son contradictorios, por ejemplo, si dos normas poseen ámbitos comunes de validez
material, espacial y temporal, pero una prohíbe y la otra permite a personas distintas la misma
conducta, no puede decirse que se opongan contradictoriamente a esta, por cuanto el ámbito personal
de aplicación es diferente. Si se permite una conducta determinada en un sitio o lugar y se prohíbe en
otro, tampoco hay contradicción, dado que no coinciden los ámbitos especiales de válidez, así este sería
el caso de una norma que prohibiese la tala de árboles en los departamentos de Guatemala y
Chimaltenango pero no indicase nada con respecto al Petén, con lo cual implícitamente se permite el
corte en este departamento. Cosa parecida puede decirse respecto a normas que implican distintos
ámbitos temporales de validez, como sucedería en el supuesto de sus-pensión de garantías
constitucionales con toque de queda, caso en el cual se suspende (durante el lapso de 30 días
normalmente) el derecho de libre locomoción a partir de ciertas horas, y lo mismo en lo concerniente a
las libertades de reunión, manifestación, emisión del pensamiento, etc.

En cambio en el supuesto hipotético de la existencia de una norma sustantiva de derecho civil que
permitiese una conducta determinada (la prescripción de una hipoteca a partir de 10 años de registrada)
y una norma individualizada (sentencia) que denegase el derecho a la cancelación de dicha hipoteca, si
existiera alguna contradicción desde luego que una de ellas permite lo que la otra prohíbe. El
tratamiento de estos problemas de manera específica y los criterios legales para resolverlos se
estudiaría más adelante, razón por la cual prescindiremos exponerlo en esta sección.

EJERCICIO:

1. Escribir 10 conclusiones del contenido del presente texto.


2. Elaborar 10 preguntas para plantearlas a un abogado sobre los principios de identidad y
contradicción aplicados a su trabajo profesional.

Ejemplo:

1. Podría explicar ¿Qué es la Lógica Jurídica?


2. La formulación ontológico jurídico del principio de identidad, que reza: “todo objeto del
conocimiento jurídico es idéntico a sí mismo” ¿Ha sido fundamental en sus raciocinios? Si –
No En caso afirmativo podría proporcionarme un ejemplo.

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