Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Cómo destilar
¿Por qué destilar? La razón principal es porque se puede. De hecho, es sorprendentemente
fácil convertir cerveza o vino en una bebida espirituosa más pura y fuerte. El método no es
nada desconocido desde sus orígenes. Si usted a hervido alguna vez en su vida agua para
hacer té o café, ya se ha iniciado en el proceso de destilación. Hervir es la acción de
convertir agua en gas. El agua lo hace a 100o Centígrados/212oFarenheit.
La destilación es, por definición, la aplicación intencional de calor intenso para separar
alcohol del agua, creando vapor de alcohol, el cual es luego enfriado a fin de convertir los
vapores de nuevo en un líquido de grado de alcohol más alto, por medio de la
condensación.
Esta es la clave: como el alcohol y el agua forman un vínculo estrecho (de otra manera se
separarían a temperatura ambiente), si se aplica energía en forma de calor a una mezcla de
alcohol y agua, dicho vínculo se rompe. El alcohol es más liviano que el agua y tiene un
punto de ebullición más bajo. Así es que, si se tiene cerveza o vino, el grado de alcohol
sería, probablemente, de 6% a 9%, si es cerveza, o de 10% a 12%, si es vino (recuerde que
estamos hablando de hace milenios, cuando la elaboración de vino aún tenía mucho que
recorrer). Pero, al elevar la cerveza o el vino a una temperatura de 78o C/173o F, el alcohol,
con su punto de ebullición más bajo, se liberará de las moléculas de agua a las cuales está
atado y cambiará de estado, de líquido a vapor. Entretanto, el agua mantendrá su forma
líquida.
Así es que, hasta ahora sólo se ha vaporizado el alcohol. Si usted puede ingeniarse la forma
de recoger este vapor antes de que se disipe en el aire y enfriarlo hasta condensarlo de
nuevo en líquido, habrá tenido éxito en separar el alcohol del agua. Ahora puede desechar
al agua y beber sólo el alcohol. Pero recuerde: CALOR-VAPOR-ENFRIAMIENTO-
CONDENSACIÓN-LÍQUIDO. ¡Llame a sus amigos porque es hora de armar la fiesta!
Fermentación
BarSmarts no es un curso de vino o cerveza. Sin embargo, si todas las bebidas espirituosas
destiladas son hechas a partir de vino y cerveza (y lo son), entonces debemos empezar por
explicar un poco dichas bebidas. Estos dos productos fermentados son resultado de la
acción de las levaduras, criaturas invisibles que (por decirlo de manera muy simplificada)
roen los azúcares y expulsan alcohol, calor y dióxido de carbono (CO2). En la producción
de cerveza, nos aferramos a ese dióxido de carbono, razón por la cual la cerveza contiene
burbujas. A menos que estemos haciendo vino espumoso, dejamos que el dióxido de
carbono se disipe en la atmósfera cuando se fermenta el vino.
Como se dijo anteriormente, la elaboración de cerveza requería que las comunidades
cultivaran grano y tuvieran suficiente y de sobra. Miles de años atrás, la gente descubrió
que, si hacía una especie de sopa a base de agua y granos germinados, al hervirla para
eliminar impurezas, las levaduras que nos rodean por todas partes, en el aire e incluso en
nuestros cuerpos, se harían cargo del resto.
La elaboración del vino es aún más sencilla. En lugar de usar grano germinado para hacer
una sopa, hervirla y luego esperar a que las levaduras aparezcan por cortesía del viento, en
el caso del vino, las levaduras se hallan en las uvas mismas. Saben lo que viene y, en
cuanto las uvas son aplastadas, dichas levaduras naturales empiezan a hacer su trabajo de
convertir jugo de uva dulce en vino. Es un proceso tan natural que, en el siglo XIX, un
granjero abstemio de Nueva Jersey, Thomas Bramwell Welch, duró años experimentando
antes de descubrir cómo evitar que la uva se tornara en vino. Su compañía, Welch’s,
continúa haciendo lo mismo desde hace un siglo y medio.
Con toda probabilidad, la primera bebida alcohólica de la humanidad fue el vino. Cualquier
cazador-cosechador que hubiese comido su porción de uvas, habría guardado las sobrantes
en un recipiente con tapa para evitar que las moscas se posaran en ellas. Al aplastarse
algunas uvas en el recipiente, su jugo empezaría a emanar, dando así inicio al proceso de
fermentación. Este vinicultor de la antigüedad debe haberse sorprendido mucho al observar
el leve temblor del recipiente y la agitación de la tapa al escaparse el dióxido de carbono.
Desde nuestra perspectiva actual, sospechamos que el sentimiento, en esos tiempos, habría
sido el de una expectante anticipación.
Tres, cuatro, cinco días más tarde, en el recipiente habría algo más, aparte del simple jugo
de uva. De acuerdo, no sería un Château Lafitte, pero tendría alcohol y, miles de años atrás,
esto sería un bienvenido respiro tras los rigores diarios de la época. Tal vez llegó a ser el
perfecto acompañamiento para el bisonte crudo o las costillas de jabalí au jus.
Poco ha cambiado la elaboración de vino en la actualidad. El trabajo de su elaboración es
casi el mismo, sólo que ahora los vinicultores agonizan por asuntos como: el origen de las
uvas; cuándo recogerlas; a qué temperatura iniciar la fermentación; qué tipo de recipiente
utilizar para su fermentación (¿acero inoxidable? ¿barriles de roble?); qué temperatura
aplicar durante el proceso de fermentación (recuerde que ésta genera calor, así es que la
mayoría de los fermentadores tienen chaquetas de glicol para controlarlo); cuándo retirar la
piel de la uva del vino o jugo; en qué tipo de recipiente se debe verter el vino para que
repose y madure; dónde almacenar el contenedor (en una bodega fría y oscura o en el sol,
como en el caso de los vinos fortificados); y cuándo embotellar y vender. El resto es, pues,
por decirlo con gentileza, puro mercadeo.
Ahora bien, hace tiempo que la gente se ha percatado de que el vino y la cerveza contienen
algo, alguna esencia especial, que hace que sean distintas al agua simple o al jugo de fruta;
algo que sería posible extraer y concentrar. Aristóteles sugirió dicho proceso en 327 a.C,
pero no tenemos pruebas tangibles de que sus congéneres griegos lo hubieran
implementado a ningún nivel significativo. Sin embargo, fue él quien asignó el nombre de
“espíritu” al producto de la destilación. Pensó que el beber una cerveza destilada o un vino
infundía “espíritus” en el cuerpo del bebedor.
Pero la buena noticia sobre estos espíritus es que abandonan el cuerpo. Aristóteles lo sabía.
Es exactamente por eso que dijo que eran: visitantes temporales de la mente y el cuerpo del
bebedor. El cuerpo humano es adepto a procesar alcohol. En efecto, el cuerpo parece haber
sido creado para ello, en el estómago, en los intestinos y, desde luego, en el hígado. Los
seres humanos han evolucionado, al parecer, en presencia del alcohol. Muy conveniente.
Destilación – Alambique
Todo licor –desde el vodka al whiskey irlandés al coñac, al tequila (¡que el cielo nos
asista!), a los schnapps de cerveza de raíz– empieza su vida como algún tipo de vino o
cerveza; en otras palabras, como una bebida fermentada. La destilación no puede crear
alcohol; sólo lo concentra. En el proceso deja atrás una gran cantidad de agua (ya libre de
bacterias) así como algunos otros nutrientes y sabores.
Durante gran parte de la historia, los alambiques que realizaban este tipo de concentración
eran simples artefactos que consistían en algún tipo de recipiente a prueba de fuego (ej.:
caldero) para contener el mosto fermentado [wash] (líquido alcohólico en destilación).
Encima de dicho recipiente iba una tapa bien ajustada –destinada a capturar el vapor rico en
alcohol que se eleva del wash cuando es calentado–, lo cual permite que se enfríe lo
suficiente hasta condensarse de nuevo en estado líquido. Esté líquido es drenado hacia una
cuba aparte [holding vat].
Pote, caldero o alambique, a decir verdad, son bastante similares. Las tapas de
condensación, no obstante, son otro asunto. Históricamente, sus formas varían,
dependiendo de dónde y cuándo se originaron. Existen tres diferentes tipos básicos de
alambiques: el indio, el medio-oriental y el chino. La relación histórica que existe entre
ellos es borrosa y la cuestión sobre cuál surgió primero y cómo se influenciaron
mutuamente (de ser el caso) aún carece de respuestas definitivas.
Dicho esto, si se le cree a la evidencia arqueológica, descubierta durante la década de 1960
en un lugar del subcontinente indio, ahora Pakistán, es altamente probable que el estilo
indio sea el más antiguo, remontándose a entre 500 a.C. y 300 a.C. También conocido
como “cabeza de elefante”, tiene forma de un gran bulbo de cerámica, con una abertura en
la base que encaja sobre la boca del caldero y un tubo descendiente que sale por un costado
(de ahí su nombre). El vapor asciende hacia la cabeza bulbosa, donde ocurre el
enfriamiento, pasa a través del tubo hacia otro recipiente, éste muy probablemente enfriado
por medio de agua corriente, y se condensa de nuevo en líquido. Los arqueólogos
descubrieron instalaciones con un gran número de estos artefactos, lo cual indica que la
destilación a escala comercial se llevaba a cabo siglos antes de Cristo.
El estilo medio-oriental es similar al indio, a excepción de la cabeza, la cual es hecha lo
suficientemente grande como para permanecer relativamente fría cuando el caldero se
calienta, de manera que el vapor se condense en su superficie interior y gotee por los lados,
donde es recogido por una canaleta interna y drenado a través de un tubo. Documentado por
primera vez entre los griegos que habitaban Egipto, alrededor del siglo primero a.C., es
posible que en la antigüedad tardía fuese utilizado para destilar vino, pero, si es así, fue un
secreto bien guardado y la evidencia de esto es aún ambigua.
Los árabes, que lo adoptaron tras su conquista de Egipto en los años 600 a.C., practicaban
la destilación, no para concentrar alcohol para el consumo, sin para la producción de
medicamentos y perfumes. El hecho de que Mohammed y el Corán eran explícitamente
claros en lo referente a la noción de que “el hombre justo no bebe vino” o cualquier otro
tipo de alcohol, puede haber tenido algo que ver con esto.
Sin embargo, prominentes sabios, alquimistas y médicos musulmanes de la era de 900 a.C.-
1100 a.C., en particular Geber y Avicena, realizaron muchos experimentos con la
tecnología de la destilación y con frecuencia escribieron sobre ella en sus libros y ensayos,
algunos de los cuales existen hasta el día de hoy.
Finalmente, el estilo chino, el cual puede haber sido el último en surgir –data
aparentemente del siglo quinto A.D.–, pero, en cuestión de casi un siglo, se utilizaba para
elaborar bebidas espirituosas a partir de uvas y granos en cantidades comerciales. En su
forma básica, la cabeza del alambique es simplemente un cuenco en forma de wok que sella
la parte superior del caldero. Cuando está lleno de agua fría, el vapor ascendente se
condensa en su superficie inferior, goteando en su parte más baja. En la versión más
sencilla, esto es recogido en un recipiente que es colocado sobre un atril, dentro del caldero.
En versiones más sofisticadas, se drena el recipiente por entre un tubo externo al
alambique.
Es muy factible que la destilación en Europa no haya empezado sino hasta los años 1100
A.D., probablemente entre árabes que residían en España (los moros islámicos ocuparon
España de 711 a.C. a 1492 AD) o en la comunidad cristiana de sabios, monjes y médicos
establecidos en el puerto italiano de Salerno. No sabemos qué tipo de alambique utilizaban;
probablemente el de Medio Oriente. En ese tiempo, Europa también tenía relaciones con
China. Sabemos que, hacia los años 1300, empleaban el alambique medio-oriental y una
adaptación de éste que se aproximaba al estilo indio original.
Este último, que se extendió por toda Europa, es un artilugio hecho enteramente de cobre,
en el que el caldero está cubierto por un capitel con “cuello de cisne”, un tubo de drenaje
curvo conectado a una bobina de cobre (invención italiana), para condensar el vapor. Los
europeos del norte destilaban cervezas a base de granos mientras que los europeos del sur
destilaban vinos de uva y frutas.
Hacia 1500, los italianos practicaban la destilación para elaborar licores herbales (con fines
medicinales) y brandis (con fines de ¡yujuuu!); los franceses, para hacer brandy de uva; los
europeos del este, para hacer vodka; los alemanes, schnapps; los irlandeses y escoceses,
whisk(e)y; y los alemanes y holandeses, genever saborizado con enebro. En efecto, con
pocas o más alteraciones, este es el alambique, predominantemente de cobre, que se utiliza
para elaborar coñac, Scotch puro de malta y una miríada de bebidas espirituosas.
Sin embargo, parte del mundo occidental adoptó el estilo del alambique chino: en los años
1500, marineros filipinos que trabajaban en los barcos españoles lo introdujeron a México,
donde fue utilizado para destilar brandy de coco y mezcal. En ciertas partes de Oaxaca, los
alambiques de estilo chino continúan en uso; son unos artefactos de barro y bambú que, con
un simple e inoportuno tropiezo, podrían derrumbarse y volverse polvo.
Maduración
La noción más común sobre la maduración en barril es que el descubrimiento de que las
bebidas espirituosas mejoraban al añejarse en barriles fue un evento fortuito. Pero, como
con el descubrimiento de la producción de cerveza, le hacemos un flaco servicio a nuestros
ancestros al ignorar su familiaridad con los barriles y sus efectos. Desde la época de los
romanos, específicamente el siglo III a.C., los barriles han sido utilizados para transportar
materiales como monedas, clavos, olivas o aceite de oliva, vino, frutas secas, carnes saladas
y pescado; porque los barriles protegen su contenido, y hasta se puede confiar en que floten
(al menos por un tiempo) si alguno de ellos llegase a caer de un muelle o de una barca.
Quizá lo más importante es que los barriles mejoraron con respecto a los recipientes que
existían en ese entonces: ánforas de barro endurecido y, por consiguiente, quebradizo,
debido a su consistencia y su capacidad de rodar. Un cilindro posado en un sitio fijo, un
barril lleno de whiskey puede llegar a pesar más de 200 kilos (440 libras), sin embargo, una
persona puede rodarlo con facilidad, inclusive cuesta arriba. Los romanos también notaron
que algunas bebidas (por favor, tome nota del término “algunas”) mejoraban dentro de esos
barriles, ya fuesen vinos o cervezas.
Si no son más de 1000 años de tradición en la maduración de bebidas espirituosas en barril,
podría ser más por la falta de bebidas espirituosas sobrantes disponibles que por cualquier
otra intención. Durante mucho tiempo, dichas bebidas eran almacenadas en cualquier sitio
donde se pudieran conservar. Como la virtud de un alto grado de alcohol es que es inmune
a lo que la naturaleza y el tiempo le lancen, el recipiente de almacenamiento no era de
mayor importancia. No fue sino hasta el advenimiento del comercio con el Nuevo Mundo
que se dio un movimiento importante hacia el uso de barriles de roble para el
almacenamiento de bebidas espirituosas a largo plazo.
Hasta los años 1600, la mayoría de las bebidas transportadas en barcos con destino a las
Américas eran consumidas mucho antes de llegar a puerto. Eventualmente, algunas bebidas
espirituosas viajarían en la dirección opuesta. Las potencias europeas pronto se dieron
cuenta de que los grandes acopios de especias que buscaban al viajar hacia el oeste
(recuerden, Colón pensó que viajaba al oeste hacia la India, por lo que llamó a los nativos
indios) aún estaban miles de millas más allá a través del Pacífico. Buscaban cualquier tipo
de riqueza que pudieran hallar.
Había innumerables alimentos nuevos y fascinantes, así como exóticos cautivos que
exhibirían en la corte (¡Ah, sí!, y un poco de oro y plata también). Con el tiempo, a estos
productos se les sumaría un polvo blanco interesante y estimulante: el azúcar. Cuando hay
azúcar, hay melaza; cuando hay melaza, hay ron. Sin embargo, tiempo habría de pasar antes
de que esa útil bebida cruzara el charco.
Pero, a finales de los años 1500 se estaba elaborando tanto ron en Brasil, por ejemplo, que
el Rey de Portugal le impuso al ron importado un arancel altísimo. Este mismo tipo de
remedio preventivo habría de aplicarse en otros países a las bebidas espirituosas locales
(Napoleón, a las Islas del Caribe o, en México, al “Mezcal Conyac”, nombre dado por
algunos comerciantes), pues el método colonial siempre había sido el de llevar materias
primas de vuelta a casa, para luego convertirlas en algo más costoso que habría de venderse
de nuevo a las colonias, de donde en principio provenían dichas materias primas.
La cuestión es que no había muchos barriles siendo utilizados con el fin de enviar bebidas
espirituosas hacia Europa. Así es que, pese a la insistencia de los escoceses e irlandeses en
afirmar que el whisk(e)y, tal como lo conocemos en la actualidad (un destilado a base de
cerveza añejado en barril), es una invención de las Islas Británicas, las Américas podrían,
con algo de exageración, reclamar el crédito para sí mismas.
Como los colonos europeos en las Américas se ocuparon con ahínco en crear puertos desde
donde enviar productos a casa, fueron más lentos en incursionar hacia el interior. Pero
cuando al fin lo hicieron, los barriles fueron los recipientes preferidos para todo
cargamento. Dos de los comercios de mayor escala fueron entre las Islas del Caribe y los
puertos de América del Norte y del Sur, y entre el interior americano y las que habrían de
ser las comunidades costeras del Atlántico en Estados Unidos. Hasta cierto punto, las
bebidas espirituosas que formaron parte de dicho comercio prevalecen entre las más
famosas bebidas añejadas en barril: ron añejo del Caribe y whiskey bourbon.
Los barriles que se utilizaban en la producción de bebidas espirituosas eran con frecuencia
los que sobraban del transporte de vinos y otras bebidas espirituosas procedentes de la
madre patria. Había muchos barriles y poca razón para no utilizarlos (tan solo el siglo
pasado se requirió legalmente que el bourbon puro y los whiskeys de centeno se añejaran
en barriles nuevos de roble blanco americano carbonizados). De hecho, la mayoría de los
destiladores de la época estaba encantada de echarle mano a cualquier tipo de barril.
Incluso hoy, con el surgimiento de industrias (tonelerías) especializadas en el suministro de
barriles destinados sólo para la producción de bebidas espirituosas, un gran número de
destiladores prefieren utilizar barriles de bourbon usados sólo una vez, disponibles en
cantidad ya que, por ley, a los productores de bourbon no se les permite reutilizarlos.
En términos generales, los barriles de roble tienen dos orígenes: Europa y América. Ambos
continentes albergan diferentes especies de roble; y esa podría ser la menor de las
diferencias. En cambio, es en el proceso de transformación del roble en barril que radica la
mayor diferencia. En Europa, la tradición ha consistido en partir el roble de grano amplio
por el grano, dejar secar las duelas partidas durante tres años y luego ensamblar las duelas
amarrándolas con aros, mediante la aplicación de un poco de fuego, quizá algo de vapor (y
un poco de poder animal), para curvar las duelas hasta lograr una forma cilíndrica. Estos
métodos son ideales para vinos, blancos o tintos, y para brandis.
Los robles americanos son de grano más firme y por eso el tonelero puede aserrar las duelas
contra el grano, según se necesite, sin que haya fugas del contenido. Por consiguiente,
algunas personas piensan que los barriles de roble americano (especialmente cuando son
usados para vino) presentan un olor similar al aserrín que se impregna en el vino, para bien
(piensen en Zinfandel o Shiraz) o para mal (piensen en Chardonnay).
Puede que el rápido ritmo de la vida americana o su know-how, o saber-hacer, sea el
culpable, pero la tradición con respecto al roble americano fue la de envejecer el roble a la
intemperie y luego hornearlo, en lugar de esperar todos esos años de secado al aire libre. El
secado de duelas tiene dos propósitos: reducir la humedad de los barriles hasta un 12% y
extraer de la madera las características más fuertes de los taninos y las ligninas del roble. El
secado al aire libre y la exposición a los elementos y a las estaciones logra los dos
propósitos; no así el horneado.
Hoy, los productores de barriles americanos secan algunos de sus barriles al aire libre –
especialmente los destinados a contener vino– durante periodos de tiempo más largos. Pero
las diferencias persisten. Y la mayor diferencia entre la producción de barriles europea y la
americana es que el interior de los barriles de whiskey americanos es severamente quemado
(carbonizados, en realidad). Los barriles europeos y los barriles de vino en general no lo
son; éstos son levemente tostados. Así es, tostados, simplemente como una tostada de pan.
En efecto, al ir a comprar un barril de vino, tendrá usted que especificar los niveles de
tostado –ligero, medio o alto–, más o menos como si fuera a ajustar el botón giratorio de su
horno tostador de cocina.
Algunos piensan que los barriles de whiskey americanos eran tradicionalmente quemados a
fin de esterilizarlos para su reutilización. Como prácticamente todos los artículos de
consumo eran transportados en barril, el barril en el que se iba a verter el precioso whiskey
podría haber contenido alquitrán o clavos. Era preferible quemar su interior y asegurarse de
eliminar cualquier sabor.
Por otra parte, una revisión de revistas científicas de principios del siglo XIX –cuando la
industria americana de whiskey estaba estableciendo sus prácticas– da cuenta de una amplia
discusión en torno a los beneficios de los barriles carbonizados para el almacenamiento de
bebidas espirituosas y de agua, debido a la interacción producida entre el líquido y la capa
purificante de carbono. Así es que, es muy posible que los destiladores americanos,
siempre orientados hacia la tecnología, tan solo estuvieran guiándose por las prácticas
industriales del momento. De hecho, la estereotípica tienda de abastos de la frontera
americana siempre tenía un barril de agua para que cualquiera pudiera tomar una taza y
bebiera agua pura. El interior de ese barril también era carbonizado. Actualmente, su vaso
de bourbon contiene notas ahumadas, de hollín, y hasta de quemado, debido al barril en que
fue añejado.
Así es que, el tipo de barril y la forma en que ha sido hecho son cruciales al determinar los
sabores que aparecen en un whiskey. Pero la edad del barril es igualmente importante. Un
barril totalmente nuevo, requerido por ley en la producción de bourbon, imparte una gran
cantidad de sabor. Un barril previamente usado imparte menos sabores, ya que el impacto
del sabor se desvanece con cada año que pasa, hasta que el barril se convierte en un
recipiente casi neutro.
Es también de anotar que no todo barril es de roble. Los brasileros utilizan maderas nativas
en la elaboración de su cachaza; el castaño italiano es menos utilizado ahora que hace
medio siglo, pero se puede encontrar aún en Italia y en Japón.
Si bien cerraremos esta unidad con un módulo detallado sobre las nociones básicas de la
cata de bebidas espirituosas, aquí debemos anotar que uno de los temas menos
comprendido sobre el añejamiento de las bebidas espirituosas es cómo el barril
(especialmente cuando es nuevo) puede impartir sabores de humo, especias, caramelo,
caramelo de mantequilla [butterscotch] y vainilla, entre una miríada de otros, después de un
contacto prolongado. Con respecto al coñac, un barril nuevo de 400 litros puede absorber
12 litros de un nuevo espíritu cuando se bombea eau-de-vie del alambique al barril. El
proceso de combinación de la madera con la bebida espirituosa traza la dirección en la que
ha de evolucionar dicha bebida y no puede ser sobreestimado.
Pero, si la simple acción de verter la bebida espirituosa en el barril ya lo impregna de algo,
el tiempo transcurrido en éste transmite algo de más. Un barril es un espacio poroso y, por
consiguiente, permite la entrada de oxígeno, que, al entrar en contacto con el roble y los
múltiples congéneres de la bebida espirituosa, añadirá o alterará sustancialmente el sabor y
la textura de dicha bebida. Generalmente, mientras más tiempo se añeje la bebida
espirituosa en el barril, más evidenciará notas de confitería como chocolate, almendra,
nuez, ciruela, higo, dátil, uva pasa y otras de este tipo. Almacenar el barril en un ambiente
tibio y húmedo puede acelerar este proceso. Un lugar más frío y templado, como Escocia e
Irlanda, hace que el proceso de maduración sea más lento. Maestros destiladores escoceses
rutinariamente aseguran que el 60% del sabor de un whisky proviene del barril de roble.
Finalmente, demasiada gente asume que mientras más edad tenga una bebida espirituosa y
más tiempo haya sido añejada en un barril, mejor será. Cierto; aunque sea tan solo por la
evaporación y la rareza, es muy probable que la bebida espirituosa más antigua sea la más
costosa. Un barril, como se mencionó anteriormente, es un recipiente poroso y sus
contenidos pueden evaporarse hasta 15% en el transcurso de un año en climas tropicales,
mientras que este porcentaje es habitualmente mucho menor (2%-5%) en climas templados.
A los destiladores les gusta darle el nombre de “porción del ángel” [angel’s share] a esta
evaporación, aunque pensaríamos que la pérdida de una bebida espirituosa valiosa podría
traer a la mente ladrones menos celestiales.
Pero cualquier bebida espirituosa, bien sea vino, cerveza u otra, y bien sea que han sido
añejadas o disfrutado más o menos directamente del alambique, deben ser juzgadas con
base en su equilibrio y su exquisitez. Una bebida equilibrada (como veremos) es aquella
que contiene numerosas notas aromáticas y de sabor, pero que permite que la mente, la
nariz y la boca se regodeen en todas ellas, en lugar de darnos un mazazo en la cabeza con
una sola nota demasiado potente.
Cuando una bebida espirituosa sale del alambique es muy probable que tenga varios aromas
y sabores frutales, terrosos, vegetales, herbales, florales, e incluso especiados, dependiendo
de sus materias primas. Dichos aromas y sabores deben formar parte del interés del
bebedor. Un barril añade más especias, pero también sabores a nuez, caramelo, caramelo
de mantequilla, entre otros. El tiempo en el barril debería hacer que la bebida se vuelva más
suave. En una excelente bebida espirituosa todos estos elementos se entremezclan.
Cualquier bebida espirituosa, desvinculado de cuán excelente sea, perderá finalmente dicho
equilibrio si permanece demasiado tiempo en contacto con la madera; en efecto, todas sus
notas frutales desaparecerían para ser remplazadas por los taninos del barril. En una bebida
así, el aroma puede ser intrigante para muchos, pero el sabor será amargo, polvoso y
astringente.
¿Cuánto tiempo es demasiado tiempo? Como se mencionó anteriormente, depende de la
bebida espirituosa, del barril y de dónde se lleve a cabo el añejamiento. Algunos
destiladores dirán que un año en un lugar caliente, como el Caribe, conduce a un
envejecimiento rápido, mientras que, en las frías Escocia e Irlanda, tomará hasta tres años
igualar ese año. De modo que no existe una fórmula, pero un axioma importante de
recordar es el siguiente: la bebida espirituosa más añeja no es necesariamente la mejor.
Fundamentos de la degustación
Primero, no espere que su gusto sea igual al de los demás. Cuando se trata de bebidas
espirituosas y cocteles, el gusto es tan personal como lo es para la comida. Nadie se quejará
porque a usted le gusten las coles de Bruselas tanto como un sarpullido en todo el cuerpo.
Damos por entendido que tendremos diferencias de opinión sobre la comida. Pero admita
que le gusta el vino rosado y será etiquetado inmediatamente de pueblerino. El gusto no es
más que, pues, eso, un asunto de gusto personal.
Sí, existen en efecto observaciones más o menos objetivas que hacen posible que la gente
compare y contraste varias bebidas, estilos e incluso marcas. Pero, para hacer esto,
debemos decidir colectivamente las palabras que vamos a utilizar al describir las bebidas. Y
luego tendremos que decidir cuáles palabras son las más apropiadas para ciertas bebidas
específicas; eso requiere que la gente pruebe todo lo que pueda, porque a final de cuentas,
se trata de una experiencia de primera mano que permite dicha comparación.
En BAR estamos convencidos de que la cata a ciegas es la única forma de degustar
honestamente. La degustación a ciegas concentra sus sentidos. Cuando se tiene mucha
experiencia y se sabe lo que es un producto, se sabe inmediatamente cómo debe ser su
sabor. El problema entonces es que todos somos humanos y tendemos a utilizar palabras
que hemos usado tradicionalmente para describir dicha bebida o marca, porque, de hacerlo
de otro modo, sería admitir que estamos siendo unos catadores inconsistentes.
Si usted cata con la etiqueta al frente, sabrá la identidad de la bebida, pero no aprenderá
tanto como cuando desconoce su identidad. Matices, diferencias, incluso cambios de gran
escala en los métodos de producción pasarían desapercibidos porque sus sentidos no
estarían decididamente enfocados. Hasta el mejor de los catadores es sujeto de prejuicio. La
única manera de estar seguros es mediante la cata a ciegas.
Una vez que haya degustado tres o cuatro marcas famosas de ginebra, cuando surja la oferta
de alguna marca nueva, su mejor curso de acción es catarla junto a una o dos de las otras
marcas que ya conoce. De esta manera tendrá un rápido marco de referencia para poder
decirle al cliente que la ginebra Plymouth es, quizá, más cítrica que la Hendrick’s, o que
tiene menos intensidad de enebro que la Tanqueray. Quizá más importante es que usted
puede guiarse, y guiar a sus colegas, cuando llegue el momento de crear cocteles con
ginebra. Después de todo, se supone que los bartenders deben ser personas creativas que
saben cómo variar una receta de tal manera que se ajuste al cliente o a la marca.
La nariz sabe
El olfato es el sentido más importante. Es el único de los sentidos que estimula la extraña
sensación de déjà vu, por ejemplo. Dos membranas húmedas, situadas a ambos lados de la
nariz bajo nuestros cachetes, recogen información de las moléculas aromáticas que se posan
en ellas cuando inhalamos aromas de alguna bebida alcohólica, o de cualquier otra cosa.
Dichas membranas, u órganos pegajosos, tienen 350 sensores que envían información
directamente al cerebro.
No es de sorprender que en esto radique el gran secreto de la degustación: en realidad no se
trata tanto de degustar como de oler. Más de dos tercios de los aromas y sabores
característicos de cualquier marca están en la nariz. Con respecto a la cata de vinos,
probablemente podríamos afirmar que toda ella depende de la nariz. Sin embargo, una de
las diferencias más fuertes entre distintas bebidas espirituosas es el grado de alcohol. Usted
podrá oler la diferencia, pero no podrá realmente descifrar si la bebida espirituosa es de
corte deficiente y picante o de buen corte y rica y con textura; tampoco sabrá si dicha
bebida tiene equilibrio sin llevarse un poco a la boca, removiéndola circularmente al
degustarla.
Sabemos que algunos de ustedes se dirán: “Yo no puedo degustar. No tengo un paladar
suficientemente bueno”. ¿De veras? ¿No sabe si el filete que le sirvieron anoche estaba
bueno, o no? ¿No le importa cuál cerveza bebe al final del día porque todas saben igual?
¿Aceptaría con gusto una manzana vieja y dañada en lugar una fresca y jugosa porque no
detecta la diferencia? ¡Claro que no! Usted es un buen degustador. Usted, como todos los
que tenemos alguna disciplina, sólo necesita un poco de orientación para expresar su
destreza. La mayoría de la gente simplemente no ha tenido aún que aplicarle palabras a la
tarea. Así es que empiece por poner dos bebidas espirituosas juntas. Comience
pausadamente a probar una ginebra junto a un ron blanco. Tome un sorbo y removiéndolo
en la boca, busque los siguientes atributos:
● Vainilla
● Cítrico (¿cuál?)
● Limón
● Lima
● Naranja
● Hierbas
● Coco
● Melaza
● Nueces
● Flores
● Pimienta (ambas bebidas la tienen)
● Pino
Dependiendo de cuán sensible sea usted a varios sabores y aromas, podría concluir que
ambos tienen bastante pimienta y ambos tienen algunos aromas herbales. Muy
probablemente el ron tendrá más notas predominantes de vainilla, coco, melazas y, quizá,
incluso, de nueces. La ginebra debe manifestar aromas de pino o perenne, cítrico, notas
florales, hierbas y, tal vez, de muchas otras cosas: a muchas ginebras se les agrega al menos
una docena de elementos botánicos (como flores, especias, frutas, corteza, entre otros).
Pero la experiencia de cada persona será levemente diferente porque, además de tener
preferencias distintas y diferentes historias, también tiene diferentes sensibilidades frente a
muchos sabores y aromas. Así es que, se supone que degustamos las cosas de manera
distinta y gustamos de cosas diferentes. El truco radica en que, como profesionales,
debemos ser capaces de decirles a los clientes y a los colegas cómo podría compararse una
marca con otras. A fin de lograr esto, usted deberá adquirir experiencia en una amplia gama
y sugerimos que recoja liberalmente las ideas de otras personas a medida que avanza, de
manera que pueda aprender a transmitirle a otros lo que cata, en una terminología
comprensible. Comencemos.
Cata #1:
La amplia gama de aromas, texturas y sabores de las bebidas espirituosas
El objetivo de esta cata inicial es que se familiarice con el amplio espectro de fragancias y
sabores presentes en las varias categorías de bebidas espirituosas no diluidas. ¿La razón?
En la medida en que más sepa sobre lo que se incluye en la elaboración de una bebida
espirituosa y cuál es su sabor, mejor mixólogo será.
POR FAVOR, TOME NOTA: Las marcas de bebidas espirituosas que estamos
recomendando para las catas son sólo sugeridas a modo de orientación. Fueron
seleccionadas porque son las más representativas de la categoría de dicha bebida
espirituosa, o bien son ejemplo de las diferencias y matices en sabores dentro de cada
categoría. Usted podrá recurrir a las marcas que le sean disponibles. No es obligatorio que
compre marcas específicas. Sólo recomendamos que tenga ejemplos de cada categoría.
#1 Vodka Absolut
#2 Ginebra Beefeater
#3 Ron Ligero Cruzan
#4 Tequila Avion Silver
#5 Whiskey irlandés Jameson
#6 Whisky mezclado escocés: Chivas Regal 12
#7 Whisky puro de malta escocés: The Glenlivet 12
#8 Bourbon Four Roses
#9 Martell VSOP
Texturas básicas
• Astringente
• Picante
• Fría
• Especiada
• Suave
• Insípida
• Ligera
• Delicada
• Rica
• Mucho cuerpo
• Aterciopelada
• Fuerte
Los intangibles
• Complejidad
• Equilibrio
• Persistencia en la duración o final
Módulo 2 - Bebidas espirituosas y licores
BEBIDAS ESPIRITUOSAS BLANCAS - ¿Por qué se llaman blancas? Porque parecen
haber salido directamente del alambique a la botella sin pasar tiempo en el barril. Como
veremos más abajo, existen excepciones, pero, en general, las bebidas espirituosas blancas
no pasan por barril y son transparentes o “blancas”.
Ginebra – ¿Qué?
La ginebra es una bebida espirituosa típicamente destilada tres veces, a base de espíritus de
grano neutros y cortada con agua destilada. En la mayoría de los casos, las bebidas
espirituosas a base de grano se elaboran por destilación doble o triple en un alambique de
columna. Luego, la bebida de grano es destilada una última vez en un alambique de caldero
con una mezcla de elementos botánicos, como enebro, aceite de enebro, cilantro, corteza de
naranja, corteza de limón, anís, casia, almendras amargas, comino, cacao, raíz de angélica,
raíz de orris y muchos otros ingredientes. Por razones de propiedad, los productores
guardan sus recetas botánicas con recelo.
Sin embargo, es posible aprender mucho sobre cualquier ginebra y su receta a partir de sus
sabores y aromas. El enebro es claramente picante y herbal. Si huele como un árbol de
navidad, es porque las bayas de enebro crecen en los arbustos de perenne. Algunas de las
bayas de perenne más costosas son cultivadas y añejadas por varios años en Toscana.
La corteza cítrica añade elementos de limón, naranja y lima; lo que parece obvio. El
cilantro, su semilla, añade un aroma herbal, pero también le agrega a la ginebra un sabor
ácido, incluso similar al del pomelo. La casia aporta una nota algo amarga, parecida a la del
agua tónica. Otros ingredientes pueden impartir notas florales, vegetales y hasta sabores de
té; las flores, los vegetales y el té pueden también formar parte de la receta.
Ginebra – ¿Dónde?
La ginebra puede elaborarse dondequiera que se lleven a cabo destilaciones. Sin embargo,
existen aproximadamente cuatro tipos de ginebra y éstos suelen provenir de lugares
específicos.
● Por más de un siglo, los productores de ginebra en el mundo han considerado la
London Dry Gin como la marca de referencia entre todas las ginebras. Aunque se
pueda elaborar en cualquier parte –no necesariamente en Londres–, el estilo es aún
ampliamente asociado con Gran Bretaña. El enebro y/o el cítrico tienden a
predominar en su perfil botánico. Su rango de alcohol es de 37.5% a 55% por
volumen; la intensidad tradicional es de 47%.
● Genever o ginebra de Holanda se produce en los Países Bajos, Bélgica y en algunas
pocas regiones de Francia y Alemania. Tiene un color amarillento, puede ser
claramente dulce, a diferencia de la London Dry, y puede ser fuerte y oleosa. Hecha
fundamentalmente del destilado en alambique tradicional a base de cebada/centeno,
conocido como “vino de malta”, y habitualmente con mezcla de espíritus de grano
neutros, siempre tiene más sabor a malta/grano/cereal que a hierbas o
frutas/especias. El rango de alcohol es de 35% a 50% por volumen.
● Plymouth, Inglaterra, alberga una única destilería de ginebra, Blackfriars, y su
distintivo estilo de ginebra, Plymouth. La ginebra Plymouth tiene un grado de
alcohol más bajo que el de las variedades de London Dry, pero ostenta una riqueza
terrosa única. Su grado de alcohol es de 41.2%.
● Las ginebras llamadas New o International Style son tan diversas como sus lugares
de procedencia. El rango de alcohol es de 40% a 55% por volumen. En ellas suelen
predominar otros elementos botánicos diferentes al enebro.
Ginebra – ¿Cuándo?
Si la ginebra es una bebida espirituosa a base de grano y saborizada con enebro (que lo es),
entonces no habría error en proclamar que Arnaud de Villanova fue su inventor. Se le
acredita por haber desarrollado en Europa la práctica de la destilación en el siglo XIII,
quizá después de haber adquirido las destrezas desarrolladas por los sabios musulmanes
Geber y Avicena. Es importante anotar que sus primeros productos fueron bebidas
espirituosas a base de grano, destiladas con bayas de enebro. ¿Por qué? Porque el enebro ha
sido largamente conocido por sus propiedades saludables (por eso es por lo que hoy
bebemos ginebra, ¿no?). Se creía que las máscaras hechas de enebro protegían contra la
plaga. También se cree que el enebro ayuda en el tratamiento de enfermedades renales.
Pero la ginebra de Villanova es, más o menos, un caso único. Al final, fueron los
holandeses quienes inventaron la bebida que conocemos como ginebra. La palabra también
es de ellos. Enebro (o junípero) es genever en holandés; los británicos convirtieron la
palabra en Geneva, y luego le dieron su nombre abreviado: gin. Para los holandeses, las
capacidades preservativas del alcohol eran idealmente apropiadas para conservar las
características de las especias y frutas que comerciaban.
A lo largo de los siglos XV, XVI y XVII, los holandeses fueron los señores de las altas
mares y, como tales, fueron pioneros y dominaron el comercio internacional. Todas las
mayores potencias europeas, es decir, británicos, españoles, portugueses y holandeses
competían por establecer la ruta más rápida y directa hacia las regiones ricas en especias de
Asia Oriental. Los relatos sobre su competencia, y subsiguientes métodos crueles al llegar a
lugares como las islas Molucas, (donde crece el clavo) han llenado estantes de libros. La
Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales [Dutch East India Company] fue
particularmente exitosa en dicha empresa.
Aunque los barcos holandeses entraban al puerto de Rotterdam, la mayor parte de su
cargamento era trasladado río arriba hasta un suburbio llamado Schiedam. Por
consiguiente, las bodegas de Schiedam se mantenían rebosantes de frutas, especias y otros
productos y materias primas. Hacia el siglo XVII ya había cuatrocientos alambiques en uso
para convertir dichos productos en algo más perdurable. El enebro fue el ingrediente
principal para la genever, pero muchos otros ingredientes hallaron la forma de ser incluidos
en la cada vez más compleja mezcla. La genever era aparentemente saludable y era
realmente potente. Los británicos le dieron el nombre de “Coraje holandés” [Dutch
Courage] porque contrataban con frecuencia mercenarios holandeses para que hicieran su
trabajo sucio. Los mercenarios holandeses eran conocidos por las copiosas cantidades de
genever que bebían y eran notoriamente efectivos en su ferocidad.
Pero los británicos y muchos monarcas de la Europa Continental no se entendían bien
durante los años 1600. Por lo tanto, la Corona inglesa decretó que cualquier súbdito
británico podía destilar la llamada Dutch Courage, con la esperanza de que los cada vez
más sedientos británicos dejasen de comprar brandy francés y, quizá, de paso, también la
genever holandesa pudiese ser remplazada. Como la historia lo demuestra, el plan funcionó.
A principios de los años 1700, el “Coraje holandés” se había convertido en la “Ruina de
madre” [Mother’s Ruin]. La causa de los estragos y las dislocaciones de la Revolución
Industrial fue adjudicada al consumo de ginebra, el cual se había extendido por las pujantes
ciudades de Inglaterra como crack líquido. La ginebra fue acusada de ser maligna. Con
destilerías funcionando aparentemente en la mitad de los cuartos traseros de Londres y
produciendo bebidas espirituosas baratas y semi-venenosas a partir de los más económicos
materiales disponibles, dicha descripción no era descabellada.
Después de que la “locura de la ginebra” mermara en Inglaterra, la ginebra fue exaltada
como algo esencialmente británico. Inglaterra cerró la destilación casera a través de leyes
del Parlamento y construyó hermosos palacios de la ginebra para atraer al populacho hacia
lugares más controlados y susceptibles de impuestos. El Ponche de Ginebra [Gin Punch] se
convirtió en una de las bebidas preferidas de la clase alta en la metrópoli, mientras que,
para los protectores del Imperio, en las lejanas regiones tropicales de India y África, la
ginebra y el agua de quinina fueron las bebidas tónicas (léase, medicinales) de su
preferencia.
A principios de los años 1800, el estilo de la ginebra inglesa se había diferenciado del estilo
malteado y rico de la holandesa. Mientras los holandeses trabajaban por lograr el mejor y
más saborizado espíritu base posible (alambique tradicional), para luego saborizarlo
simplemente con enebro y pequeñas cantidades de otras especies, los ingleses confiaban en
un espíritu base rectificado –es decir, redestilado y filtrado para eliminar todo rastro del
material de base posible–, el cual era entonces saborizado mediante una compleja mezcla
de elementos botánicos y, luego, por lo general, endulzado. Este estilo se conoció como Old
Tom Gin.
En la década de 1830, Charles Tanqueray creó el distintivo estilo de la London Dry Gin,
una ginebra mucho más fresca y ligera que la genever y las hasta entonces predominantes
ginebras Old Tom. Con el surgimiento de los alambiques continuos, las destilerías en las
Highlands de Escocia se dispararon. Irónicamente, gran parte del whisky de grano que
hacían (y siguen haciendo) no era destinado para la elaboración de whisky escocés, sino
para las destilerías de ginebra en Inglaterra. Con la ayuda de la bebida espirituosa neutra
que proveían, la London Dry Gin se había convertido, hacia finales del siglo XIX, en el
estilo preeminente y definitorio, producido por docenas de destilerías, cada una de ellas con
su propia mezcla de elementos botánicos.
Esta explosión no estaba ocurriendo tan solo en Gran Bretaña. En los EE. UU., los
destiladores comenzaron a producir el nuevo estilo de London Dry, cuya producción era
más económica que la del estilo holandés, rico y malteado. En Irlanda, la Cork’s
Watercourse Distillery tenía una tradición de producción de ginebra que se remontaba a
1798, con su propia fórmula botánica especial, pero no lanzaría su Cork Dry Gin, o
“C.D.C” (por las siglas de su compañía productora, Cork Distilleries Company), sino hasta
1941, cuando la destilería instaló un alambique de columna que le permitió elaborar
verdadera dry gin.
Después de un siglo de extensa popularidad, la ginebra ha luchado por conservar su
posición desde la explosión del vodka en los años 1970. Sin embargo, en la última década,
la ginebra, quizá anticipando una inminente fatalidad, comenzó a reexaminar sus raíces.
Ahora, después de tres décadas en declive, existen de repente docenas de nuevas marcas.
Algunas de las ginebras en el mercado tienen más sabor a raíces, son más idiosincráticas y
la ginebra Plymouth, ícono entre las ginebras inglesas y que estuvo a punto de desaparecer,
ha resurgido. La genever vuelve a la escena mundial después de un eclipse de un siglo (los
embargos navales durante la Primera Guerra Mundial y la ocupación alemana durante la
Segunda destruyeron eficazmente sus mercados exteriores). Aunque hallar una de estas
botellas a veces requiere de una búsqueda exhaustiva, han surgido buenas noticias desde
Bols, anunciando el reciente reingreso de la clásica genever al mercado internacional.
Versiones contemporáneas de la Old Tom Gin también han vuelto a estar disponibles,
aunque en distribución limitada. En conclusión: ¡regresó la ginebra!
Reglamentación de la ginebra
Con la reciente explosión de la ginebra como categoría, parece haber un cierto grado de
desinformación sobre su reglamentación; así es que aclaremos el asunto. Primero, dado que
la ginebra es originalmente un producto europeo, las siguientes son las normas de la Unión
Europea, y como tales, las ginebras americanas no tienen que seguirlas, necesariamente.
Dicho esto, la mayoría de los destiladores parecen haber acogido dicha reglamentación
como propia, quizá por respeto a sus ancestros o porque esperan vender más de sus bebidas
espirituosas en la Unión Europea.
En la actualidad, clasificamos la ginebra tanto por su origen geográfico como por su estilo.
Es necesario señalar que, aunque las ginebras London Gin se iniciaron como productos
originarios de dicha ciudad, hoy, el nombre London Gin o London Dry Gin es un estilo que
puede se elaborado en cualquier parte, siempre que el productor se adhiera a algunas reglas
muy estrictas. Esto, a diferencia de los reglamentos establecidos para la Plymouth Gin, la
cual debe ser elaborada en la ciudad de Plymouth, Inglaterra, o para la
Genever/Genievre/Jenever, la cual debe ser hecha en los Países Bajos o Bélgica, ya que
éstas son consideradas de Denominación de Origen Protegida (DOP [PDO, por su sigla en
inglés]) o Indicaciones de Origen Geográfico, y tienen sus propios reglamentos.
Existen en la actualidad otras nueve DOP para la ginebra en la UE; dos alemanas, dos de
España y Lituania, y los cinco restantes, de Eslovaquia.
También existen clasificaciones para el uso de la palabra Gin, en orden ascendente por su
especificidad, desde denominarla simplemente Gin, a Distilled Gin, a London Distilled Gin
(insértese la palabra Dry donde se prefiera), la cual es una ginebra destilada a un mínimo de
70% y luego redestilada en un alambique tradicional (caldero) con elementos botánicos,
todos de materias vegetales naturales, de los cuales el enebro debe ser el predominante.
Las ginebras clasificadas como New Western Dry Gins –de acuerdo con la tesis sobre el
tema de la ginebra y sus subcategorías de estilo, de Ryan Magarian– se definen
básicamente como ginebras que, aunque contienen enebro, se enfocan igualmente, o más,
en su complemento de otros elementos botánicos; ahora bien, ninguna reglamentación
específica ha sido universalmente aprobada para esta designación.
Ginebra – Aplicaciones
Aunque podamos disentir sobre los orígenes del Martini, no hay discusión en torno a que
fue originalmente una bebida derivada de la ginebra. En el siglo XIX, la ginebra que bebían
los estadounidenses era la Hollands, no Old Tom ni London Dry. Pero durante el último
cuarto de los años 1800, la tendencia viró hacia bebidas más ligeras y secas.
La ginebra Old Tom comenzó a desplazar a la genever. Mezcle Old Tom con vermut y
obtendrá un Martini. Use un vermut seco y cambie la Old Tom por Plymouth o London Dry
Gin y tendrá un Dry Martini, el cual fue lanzado en los años 1890. Aún lo estamos
bebiendo en la actualidad.
En los Estados Unidos, durante la sequía impuesta por seres humanos, denominada la
Prohibición (1919-1933), las bebidas espirituosas añejas eran muy costosas, si no
absolutamente inasequibles. Pero la ginebra casera hecha en bañera se hizo popular bajo el
nombre de Charleston. No es difícil explicar por qué dicho baile causó furor, pero la
ginebra estaba a un “paso rápido” de la ilegalidad. La ginebra no requería un añejamiento
largo en barril ni ingredientes exóticos, tan solo una bebida espirituosa ilegal y un poco de
extracto de enebro, comprado a través de los catálogos de venta por correspondencia de
Sears Roebuck, J.C. Penney o Montgomery Ward (todos éstos clasificaban dichos
productos de enebro entre sus diez más vendidos). Docenas de cocteles a base de ginebra
datan de estos años y se han convertido en clásicos. Pero los sabores y aromas especiados y
siempre cambiantes de la ginebra siguen siendo demasiado para algunos consumidores y
pueden representar un reto demasiado exigente para bartenders perezosos que consideran
más fácil echar un poco de jugo en vodka y llamarlo un nuevo clásico. Una lástima y una
oportunidad perdida.
La ginebra debe ser limpia y seca, y no amarga o dulce, a menos que sea una genever u otra
ginebra de este estilo. Una buena genever parece dulce debido as su poderoso carácter
malteado y puede ser, en efecto, levemente dulce.
Cata # 2 – Ginebra
#1 Aviation – aromática, lavanda, cítrica, enebro
#2 Hendrick’s – ligera de cuerpo, cilantro, rosa suave, vegetal.
#3 Seagram’s Extra Dry Gin – ligera de cuerpo, dulzona, terrosa
#4 Beefeater – ligera de cuerpo, impecablemente límpida, floral, pinosa
#5 Plymouth – especiada, cuerpo medio, suave, pinosa/acedrada
#6 Tanqueray – mucho cuerpo, afrutada, oleosa, seca, enebro predominante
#7 Beefeater 24 – compleja, enebro, té seco, cítrico-cilantro
Vodka
Vodka – ¿Dónde?
El vodka es un tipo de destilado (como se menciona en el Módulo I), sinónimo de bebida
espirituosa de grano neutro, dado que se destiló a tan alto grado de alcohol que son pocos
los restos de congéneres, aceites esenciales, aromas y sabores que subsisten. Usted
encontrará que el vodka se hace en cualquier parte y de prácticamente de cualquier cosa.
Rusia y Polonia fueron los primeros que produjeron vodka en grandes volúmenes y los
productores más renombrados e históricamente importantes. Las técnicas de filtración rusas
y polacas, adoptadas a fines de los 1800 y comienzos de los 1900, tienen una gran
influencia sobre otros productores de vodka, incluso si no se practican rigurosamente en la
mayoría de los otros países.
Vodka – ¿Qué?
El vodka es una bebida espirituosa que es generalmente destilada a más de 95% de alcohol
por volumen y luego filtrada. De acuerdo con algunas personas mal informadas, incluido el
Gobierno de los EE. UU., esto le otorga al vodka un espíritu destilado inodoro e insípido, lo
cual es falso. Es generalmente claro e incoloro, aunque existen algunas excepciones.
Esta somera definición no contradice necesariamente la categoría de vodka saborizado, la
cual ha ido logrando cuota en el mercado durante la última década o más. Los vodkas
saborizados son bebidas espirituosas neutras a las que se les ha agregado sabor, usualmente
mediante la adición de extractos de sabores suministrados por un productor de sabores y
aromas sintéticos. Pocos son los productores que usan los verdaderos ingredientes
representados en la etiqueta para obtener sus sabores y aromas, ya que implica un mayor
reto producir un vodka saborizado de calidad a partir de los ingredientes naturales, en lugar
de comprar un vial de sabor concentrado. Los ingredientes naturales son más costosos.
No hay límites en las materias primas que pueden ser utilizadas en la elaboración de vodka.
La mayoría de la gente usa granos comunes, como maíz, centeno, trigo, así como también
vegetales y frutas, incluyendo papas, uvas y remolacha azucarera, para destilar a un grado
de alcohol muy alto (con frecuencia 195 grados), para luego cortar el destilado con agua
destilada a 80 grados, o a 40% de alcohol por volumen. Últimamente han surgido vodkas
de más alto grado en algunos mercados. Su alto nivel de peso e intensidad le ofrece a un
bartender la oportunidad de crear cocteles más texturizados, a la vez que conservar el
carácter claro, libre de congéneres, del vodka; razón original de su existencia.
La filtración es parte de la sabiduría popular sobre la destilación del vodka. Parte de ella es
verdad; parte es malabarismo. Con frecuencia se utilizan filtros de sacos de yute,
diamantes, plata, cuarzo, arena, papel, telas de tejido apretado y, por supuesto, carbón (arce,
abedul) para filtrar el destilado, buscando suavizarlo o darle forma, o simplemente con la
intención de darle al grupo de mercadeo más temas de conversación en una reunión de
ventas. Tenga esto en mente: mientras más destilaciones y filtraciones se hagan, más se
pierden las características de las materias base.
Vodka – ¿Cuándo?
Tratar de descifrar con precisión cuándo fue creada la mayor parte de las bebidas
espirituosas es más un juego de cartas que una pesquisa histórica seria. Vodka, la palabra,
parece ser un diminutivo ruso de una frase polaca, woda życia, que significa “agua de
vida”. Pero el término “vodka” no entra en uso sino hasta finales del siglo XVII; la
destilación para entonces era un lugar común y era inteligentemente practicada en toda la
extensión de Europa Oriental, aunque particularmente en Rusia y en Polonia. Los registros
más tempranos de esos países datan de los siglos XIII y hasta del XII (aunque algunos
creen que la destilación se estaba realizando siglos antes); aquellos destilados se hacían con
fines medicinales, no como bebidas. Los términos utilizados para describir la bebida en
cuestión incluían gorzalka (del polaco antiguo gorzeć, que significa “quemar”); okowita
(derivado de aqua vitae o “agua de vida”). Los términos rusos se traducen como “vino
ardiente” o “vino caliente”. Los registros muestran que la nobleza (que hacía la bebida para
la cual se guardaban registros) inicialmente destilaba su vodka a base de uvas o vino. Esa
era una manera absurdamente costosa de hacer vodka, cuando los granos eran ampliamente
accesibles para el sustento de las gentes y las tierras.
El término “agua de vida” aparece innumerables veces en la historia de las bebidas
espirituosas: Eau de Vie (francés), Akvavit (danés), aqua vitae (latín), y hasta en la palabra
whiskey, que deriva del término celta, uisce beatha. Esa palabra uisce fue eventualmente
mal pronunciada por los angloparlantes, convirtiéndose en la palabra “whiskey”, pero
continúa siendo eco de la antigua “agua de vida”.
La idea era que esa bebida espirituosa, o “agua de vida” era una especie de agua purificada
y, como vimos en el Módulo I, era más segura de beber que la mayor parte de las aguas
comunales. Los polacos pueden haber creado el vodka antes que los rusos, dado que la
palabra rusa para designarlo es derivada de una palabra polaca, pero usted podría ser
enviado a Siberia por afirmar esto. De hecho, los productores escandinavos pueden haber
participado también en las fases más tempranas del vodka, aunque materias fisionables
podrían ser vertidas en su vodka tonic si llega a repetir esta historia. Mejor, cambiemos de
tema.
En Rusia, el vodka sigue siendo una fuerza vital e incontables líderes rusos han utilizado
ese poder con propósitos políticos. Iván el Grande nacionalizó todas las destilerías en 1474;
Iván el Terrible fue más allá y nacionalizó los bares que servían vodka, en 1553. ¿Por qué
se les considera grandes? Las destilerías privadas continuaron, pero sólo entre los
adinerados y poderosos. Después de la Revolución Rusa, estas destilerías fueron
nacionalizadas. Con la caída del Comunismo, es sabido que el presidente Boris Yeltsin
tomaba un vaso o dos; más importante aún, las empresas privadas volvieron al negocio.
Ahora, existe una proliferación de nuevas marcas provenientes de la antigua Unión
Soviética, la mayoría de propiedad de ricos y poderosos empresarios.
Baste decir que durante siglos el vodka ha representado a la cultura rusa y escandinava,
bien sea de los adinerados y poderosos, o de las empobrecidas clases trabajadoras. Como
producto de exportación, el vodka es relativamente nuevo. Mientras algunos bares
europeos, particularmente en París, se aprovisionaron en el siglo XIX y principios del siglo
XX, los bares estadounidenses escasamente sabían qué era. En The Gentleman’s
Companion [“El manual del caballero”], de Charles Baker, uno de los libros de recetas de
bebidas más popular de los 1930, su autor opinaba que el “vodka no es necesario en un bar
pequeño o de mediano tamaño”.
El vodka empezó a filtrarse entre las sociedades a nivel global, primero a través de los
círculos bohemios de París, Londres y Nueva York, en los cuales había ganado popularidad
desde principios del siglo XX. Sin embargo, en los años 1940, la exótica “agua ardiente”
de Europa oriental capturó la imaginación de Hollywood, y el resto es historia. Las
estrellas organizaban fiestas de vodka, el Jet Set asistía, y el vodka se volvió chic.
A mediados de los años 1950, John Martin of Heubleing, un importante distribuidor y
destilador de bebidas radicado en Connecticut, impulsó el vodka en los EE. UU. con el
Smirnoff Vodka, el cual era originalmente ruso. Una de las campañas más exitosas en la
promoción de esta marca fue: “Smirnoff… lo dejará sin aliento”. En la era de los almuerzos
de tres Martinis, esto era bueno si usted planeaba regresar al trabajo por la tarde.
Hacia finales de los años 1950, el Bloody Mary era un “despertador” estándar, el
Screwdriver era una típica y refrescante bebida de la tarde, y aquellos Martinis James Bond
se estaban convirtiendo en la bebida cool del momento. En 1967, el vodka sobrepasó a la
ginebra para convertirse en la bebida espirituosa blanca número uno en los EE. UU. En
1976, el vodka fue la bebida número uno entre bebidas espirituosas blancas u oscuras. Para
1989, lo que había sucedido en América estaba sucediendo a nivel global: el vodka estaba
desplazando a muchas bebidas espirituosas locales tradicionales.
¿Por qué? No porque le deje sin aliento, sino porque se supone que no debe tener el golpe y
el carácter de la mayoría de las otras bebidas espirituosas para que así usted pueda tomarse
un trago sin ser perturbado por el sabor. Si no estamos seguros de en qué consiste dicha
ventaja es porque hemos aprendido a adquirir el gusto por aquellas bebidas espirituosas
tradicionales. Para los consumidores jóvenes que aún no lo hayan adquirido, el vodka ha
sido y sigue siendo tremendamente atrayente. Fácil y sin molestia: viértalo en un refresco y
¡tendrá su trago! Las fabricantes han estado felices de promover esta tendencia, dado que el
costo de la producción de vodka es más económico que el del coñac, el whiskey de malta,
el rye, el rhum agricole, el oude genever, la ginebra o cualquier otra bebida espirituosa
tradicional.
Cata de Vodka
Aunque el vodka es una bebida neutra, uno de los aspectos más notables en la cata de
vodka es que, aunque se le haya eliminado la mayor parte del sabor posible, nosotros, los
catadores, aún le encontramos sabores. Al habérsele eliminado todo, lo que queda es la
levadura, el agua y el grano, u alguna otra materia de la cual se haya elaborado el vodka.
El vodka representa uno de los mayores retos para el catador. Pero antes de desesperar,
coloque unos cuantos vodkas uno al lado del otro. Huela, pruebe y compare. Aunque
adjudicarle palabras a las diferencias requiere de cierta licencia artística, usted con certeza
hallará las diferencias.
Al catarlos usted descubrirá si son:
• Límpidos o sucios
• Secos o levemente dulces
• Suaves o agresivos
• Ligeros o potentes
• Untuosos, granosos o jabonosos
• Ricos o finos
• Suaves, agudos o ardientes.
Debe tener el sabor de sus ingredientes y eso quiere decir que podría oler y saber a masa de
pan (levadura, grano, nueces). Incluso podría tener un sabor a minerales o terroso.
Cata #3 – Vodka
#1 Tito’s – ligero de cuerpo, levemente apanado, alcohol
#2 Absolut – ligero de cuerpo, límpido, neutro
#3 Ciroc – límpido, leve sabor a levadura, dulce al paladar
#4 Belvedere – vainilla, crema, sabor completo
#5 Luksusowa – claro, pastoso, vainilla, sabor completo
#6 Ketel One – cuerpo medio, afrutado, oleoso, floral
#7 Absolut Elyx – textura sedosa, aroma cítrico y almendrado, grano, final duradero
Ron y Cachaza
Tequila y Mezcal
Cata #5 – Tequila
#1 Tequila Sauza Gold – acetona, césped podrido desagradable, amargo
#2 Olmeca Altos Plata – agave tostado, rico en sabor, persistencia larga, sensación ligera en
boca
#3 Tequila Avión Reposado – mucho cuerpo, agave tostado y vainilla, persistencia larga
#4 Tequila Partida Añejo – buen cuerpo, dulce, textura pesada, marrón
#5 Chinaco “Negro” Tequila Extra Añejo – oscuro, vainilla y caramelo, agave, chocolate,
especias
#6 Del Maguey Mezcal Vida – fruta tropical tostada, humo, agave, persistencia larga
Whisk(e)y
Whiskey – ¿Qué?
Antes mencionamos que la palabra “whiskey” se deriva del vocablo gaélico, uisce beatha,
que significa “agua de vida”. Pero el término whiskey, tal como es escrito en Irlanda y en
los EE. UU. –“whisky”, si está usted en Escocia, Canadá o Japón (aunque ha de anotarse
que esta convención es reciente y totalmente arbitraria)–, connota que un espíritu de grano
ha sido añejado en roble el suficiente tiempo como para absorber nuevos aromas y sabores,
la mayor parte de los cuales provienen del barril como tal. Para la mayoría de la genta, son
estas notas ahumadas y especiadas las que definen el sabor del whiskey (la ortografía del
cual utilizaremos a conveniencia).
Como es habitual con las reglamentaciones, el tiempo en barril requerido, para que un
espíritu de grano merezca el título de “whiskey” varía de país a país. Aunque existen
diferencias, aparte de los requerimientos de añejamiento en barril, entre los innumerables y
distintos whiskeys del mundo, es en efecto el tiempo que permanece el whiskey en un barril
lo que lo define. La mayoría de los destiladores de whiskey postulan que el 70% del sabor
de sus whiskeys proviene del barril en el que fue madurado.
También abordaremos el asunto de dónde se envejeció el barril, pero, por el momento, es
suficiente decir de frente que todos los whiskeys del mundo son elaborados a partir de tres
ingredientes fácilmente asequibles: grano, agua y levadura.
El whiskey es un espíritu de grano que ha sido destilado en alambiques continuos y/o
tradicionales (caldero) y que ha envejecido en barriles por un periodo de tiempo específico.
Esencialmente es una cerveza que ha sido destilada a alto grado de alcohol por volumen y
luego añejada en roble. Una reciente tendencia en EE. UU. involucra a destilerías pequeñas
y artesanales (tal como ellas mismas se identifican y, usualmente, con exactitud) que
mercadean whiskey blanco y no añejado. A la fecha, no ha habido un producto innovador
con esta descripción, pero merece atención.
Whisk(e)y – ¿Dónde?
Whisk(e)y – ¿Cuándo?
Si el whisky escocés, o Scotch, es referente de la producción de whisky, cabe anotar que
hace un siglo el whiskey irlandés era el rey. Esto no quiere decir que el whiskey irlandés
necesariamente precediera al whisky escocés, dado que la historia de cada uno de ellos es
vaga. Existen muchas pistas sobre la producción de bebidas espirituosas en Irlanda de
épocas tan lejanas como el siglo XII, y de Escocia, del siglo XIII, pero la primera prueba
irrefutable es un registro de impuestos escocés de 1494: “A Fray John Cor, por orden del
Rey, de elaborar aqua vitae, ocho jarrones de malta”. El buen fraile no estaba elaborando
un poco de medicina para cortaduras y raspones; ocho jarrones equivalen a 1.000 libras de
cebada malteada. Alguien tenía sed.
En consecuencia, trozos de evidencia circunstancial apuntan a la creencia de que una
cantidad significativa de destilaciones estaban llevándose a cabo antes de dicho registro,
aunque de forma más modesta y menos comercial. Algunos historiadores creen que los
monjes celtas irlandeses visitaban la Península Ibérica (España y Portugal) algunos años
antes de que Fray John estuviera operando su alambique y trajeron con ellos secretos sobre
líquidos fermentados bullentes. Los gobernantes musulmanes de España y Portugal eran
bien versados en las artes destiladoras y sus alquimistas elaboraban medicamentos y
perfumes en sus alambiques.
Con el conocimiento que se tiene actualmente, parece ser que viajeros irlandeses, quizá
clérigos, llevaron el concept a Irlanda, donde los monasterios fueron los sitios en que se
producía cerveza a gran escala (así como queso y otras necesidades para la subsistencia).
En algún momento los monjes comenzaron a destilar sus cervezas. Muchos historiadores,
incluyendo Pacult, el experto de BAR, creen que los irlandeses llevaron el concepto de
destilación a Escocia, posiblemente en el siglo XIII o el XIV.
En todo caso, hacia mediados de los 1500, cuando aún era una rareza en Escocia y el
whiskey ya se había establecido como la bebida de los irlandeses, las autoridades inglesas
de ocupación sintieron la necesidad de establecer regulaciones en contra de su uso
excesivo. Con el tiempo, los ingleses habrían de recapacitar al darse cuenta del potencial
de esta nueva industria. Esto podría explicar el por qué, hasta hace poco, la destilación era
una industria artesanal, tanto en Irlanda como en Escocia. La salud y el vigor de las
industrias de bebidas espirituosas de estos dos países se vieron deliberadamente
obstaculizados por las leyes tributarias inglesas. Poco más que colonias de Inglaterra,
ambos no debían competir con los productos de Inglaterra. Los impuestos y las tarifas se
hicieron cargo de esto.
Una notable excepción escocesa fue Ferintosh, una destilería ubicada en la costa este de
Escocia. Durante una de las tantas breves y sangrientas rebeliones escocesas, los dueños de
Ferintosh se aliaron con la Corona inglesa. De 1690 a 1784, cuando la ley de impuestos fue
enmendada, Ferintosh sería la única en poder exportar su whisky escocés a Inglaterra. Los
demás podían consumir su whisky y comerciar con sus vecinos, siempre y cuando pagaran
un impuesto oneroso por cada gota destilada. Pero nunca podrían exportarlo al mundo
externo, a menos que pagaran primero los impuestos y se lo vendieran luego a un
intermediario inglés, quien a su vez se quedaría con las ganancias.
Durante los años anteriores a la enmienda de las leyes, en el primer cuarto del siglo XIX,
miles de escoceses fueron apresados por producir y/o contrabandear bebidas espirituosas
hacia Inglaterra y Europa, por tierra o por mar. Hacia 1834, gran parte de la actividad
ilegal fue reprimida debido a los cambios en la legislación parlamentaria que hacía más
fácil y más barato obtener una licencia. No es de sorprender que los arrestos por
contrabando se hubiesen desplomado en la década de 1840.
No todo el mundo estaba contento con las reglas. Para producir whisky, una destilería debía
comprar una licencia y ésta venía con condiciones. Para empezar, el productor debía alojar
y alimentar a un recaudador de impuestos en sus predios para que la Corona se asegurara de
que no estaba violando las reglas. Pero eso no era lo peor. Hospedar a un oficial del
gobierno significaba que todos los vecinos tendrían que legalizar sus negocios y comprar
una licencia (y alojar a su vez a un recaudador de impuestos) o desistir de destilar
ilegalmente, como algunos venían haciendo desde hacía siglos.
George Smith, propietario de The Glenlivet Distillery enfureció de tal manera a sus
compañeros destiladores de Speyside, que viajaba (y hasta dormía) con un par de pistolas a
cada lado. No era una bravuconería; algunos de sus vecinos le juraron venganza sangrienta
por haber traído la presencia del gobierno a sus predios a orillas del río Livet. Las pistolas
resultaron útiles; existen dos bien conocidos episodios en que le salvaron la vida.
Pero, el Parlamento había logrado erradicar finalmente la mayor parte de la destilación
ilegal en Escocia y sembró las semillas de una industria poderosa y global. Sin embargo, el
whisky escocés era una industria artesanal más o menos pequeña hasta el surgimiento de
los alambiques continuos. Dichos alambiques se habían disparado y estaban produciendo
espíritu de grano neutro en las Lowlands; sólo hacía falta que unos cuantos individuos
emprendedores utilizaran el espíritu neutro más económico con el propósito de establecer
una forma más económica y fácil de vender la bebida espirituosa.
Sus nombres son bien conocidos actualmente: Andrew Usher, Chivas, Johnnie Walker,
Ballantine, Dewar, Buchanan, además de otros tenderos/comerciantes que buscaban
mezclar sus barriles de whisky puro de malta para convertirlo en algo más consistente,
asequible, de gran escala y de marca distintiva. En otras palabras, podrían crear un whisky,
darle su nombre y nunca tener que hacer otra cosa más que ir de compras.
Claramente, funcionó. En 1901 una corte inglesa declaró que cualquier whisky creado en
Escocia podía teóricamente denominarse Scotch whisky, desvinculado de si era hecho en un
alambique tradicional (como el puro de malta) o en uno continuo (como el whisky de
grano). Desde entonces, las ventas de whisky escocés mezclado, o blended Scotch whisky,
han arrasado con las ventas de los whiskies puros de malta o single malts, y hoy eclipsan
las ventas de whisky de cualquier otro país.
Entretanto, en Irlanda, las cosas se desarrollaban de otra manera, a tal punto que, hace
treinta años, la industria agonizaba. Después de un siglo XIX eminentemente próspero –
cuando las destilerías de Dublín, Belfast y Cork producían grandes cantidades de whiskey
de alambique, puro y de alta calidad, para abastecer tanto a un enorme mercado local para
la exportación a América, como a todos los rincones del Imperio Británico–, el siglo veinte
golpeó a las destiladoras irlandesas como si fuese un media llena de chelines: la Rebelión
irlandesa de 1916; la Prohibición en EE.UU; dos guerras mundiales; una depresión
económica mundial; los Disturbios del Norte; la fuerte emigración desde la República; y el
viraje nacional del consumo de whiskey al de la económica cerveza. La lista de desastres
económicos e infortunios es interminable.
Hacia 1980, las treinta destilerías que la isla había apoyado en 1900 se habían reducido a
sólo dos, ambas pertenecientes a la misma compañía: Bushmills, en Irlanda del Norte, la
cual producía el Old Bushmills, y la Midleton Distillery, en el condado de Cork, de la
República Irlandesa, el cual producía todo lo demás, desde el Jameson’s y el Paddy hasta el
Redbreast. Las destilerías de larga tradición, como Locke, en Kilbeggan, que habían
operado desde mediados del siglo XVIII, habían sido cerradas y silenciadas.
Ninguna de las dos destilerías en funcionamiento estaba interesada en los tipos de
embotellado bien añejado y de alta gama que atraían a los expertos en whisky. Se
enfocaron, en cambio, en whiskeys más ligeros y jóvenes, cuyos precios competían con el
Johnnie Walker Red Label, White Horse, Dewars y todas las otras mezclas de Scotch que
habían dominado el mercado mundial en representación del whiskey celta desde inicios del
siglo. Ahora bien, no hay nada malo en los whiskeys mezclados, per se. Pero existe una
ironía en esto: la razón primordial por la que los escoceses decidieron elaborarlos, a
mediados del siglo XIX, fue tener algo que se pareciera más a lo que sus primos del otro
lado del Mar de Irlanda estaban vendiendo.
El whisky escocés tradicional o Scotch, como hemos visto, era el tipo de bebida que, a
quien le gustara, le gustaba mucho, pero, definitivamente, no era para todos. La solución
que los productores de whisky escoceses se ingeniaron fue la de mezclar. Los irlandeses,
por su parte, no necesitaban enredarse con mezclas y alambiques de columna (aunque estos
alambiques estaban en operación, particularmente en Ulster, su producto fue destinado para
la exportación y no fue incorporado al whiskey irlandés sino hasta mediados del siglo
veinte).
La destilación irlandesa ostentaba un número de diferencias frente a la escocesa en la forma
en que hacían las cosas: alambiques tradicionales (caldero) más grandes, que producían un
espíritu más claro; la triple destilación y el uso de aire caliente, en lugar de humo de turba
para secar la malta, también lograba un whiskey más suave y de sabor más limpio (y más
económico de hacer) que el whisky escocés hecho en alambique tradicional. Sin embargo,
los whiskeys irlandeses tenían mucho más cuerpo y sabor que los insípidos whiskeys de
grano –particularmente debido a que los destiladores irlandeses generalmente mezclaban su
cebada malteada con cebada cruda, avena y centeno, lo cual le daba una agradable y picante
granosidad–. Con la fuerza derivad que esto, los destiladores irlandeses lograron oponer
resistencia a las ventajas económicas propiciadas por la mezcla hasta finales de la década
de los 1930, cuando finalmente se vieron obligados a instalar alambiques continuos.
Whisk(e)y – ¿Cómo?
La reglamentación y las tradiciones varían de país a país, así es que es conveniente abordar
la información sobre el whiskey un país a la vez, en el siguiente orden: Escocia, Irlanda,
Estados Unidos y Canadá.
Whisky – Escocia
Escocia es justamente visto como el epicentro de la producción de whisky en el mundo.
Entre usted en un bar en cualquier parte (que no sea EE.UU. e Irlanda) y, si pide un whisky,
el bartender le señalará un estante lleno de botellas de Scotch. ¿Qué le están señalando, con
precisión?
El whisky escocés es destilado y añejado en madera y espíritu de grano: destilado bien sea
de granos relativamente económicos (como maíz y trigo) o de cebada malteada. Si usted ha
destilado dos veces (ocasionalmente tres) la cerveza de cebada en alambiques tradicionales
(caldero) en una sola destilería, el whisky que obtenga de dicha cerveza de cebada malteada
se llama whisky puro de malta [single malt].
Si está usando maíz o trigo seguramente está también está utilizando alambiques continuos
y destilando a niveles de espíritu de grano neutro (a 190 grados de alcohol,
aproximadamente). En otras palabras, está acercándose al territorio del vodka. Pero,
desvinculado de esto, si añejó dicha bebida en un whisky, le daría a ese whisky el nombre
de whisky de grano, porque lo elaboró a base de grano y no de cebada malteada o malt.
En el módulo sobre producción, discutimos cómo se hace la cerveza: los granos se dejaban
calentar y humedecer hasta germinar, creyendo que se aproximaba la primavera. En su
proceso de germinación, los almidones latentes se convertían en azúcares. El maestro
cervecero tostaría el grano en ese momento, a fin de detener el proceso de germinación y
capturar dichos azúcares. Los granos se molerían y luego se les añadiría agua, y la
sopa/cereal dulzona resultante estaría entonces lista para que la levadura convierta dichos
azúcares en alcohol.
En la producción de cerveza, la duración en que son tostados los granos ayuda a determinar
el estilo de la cerveza. Las cervezas oscuras, como la Guinness, han sido tostadas hasta
lograr un color oscuro y achocolatado. En la producción escocesa, el tostado puede ser
igualmente influyente. Esta es la razón: durante la mayor parte de la historia de Escocia, el
único combustible que tenían a su disposición era la turba; el carbón era demasiado costoso
y los bosques ya habían sido talados con fines agrícolas cuando los romanos invadieron a
Bretaña en el siglo primero A.C. La turba es vegetación comprimida que está a punto de
convertirse en carbón. Aún húmeda, es cortada, retirada de la tierra y puesta a secar.
Cuando se quema, es intensamente humeante.
Así es que la cebada malteada utilizada para el Scotch ha sido tradicionalmente tostada en
fuegos humeantes y el whisky resultante tiene aroma de humo. No existe la palabra que lo
exprese, aunque a quienes escribimos acerca de bebidas espirituosas nos gusta hacer
referencia a la salmuera y la sal y la tierra y el cuero y el olor del mar. Pero estamos
mayormente hablando sobre el carácter humoso que el proceso de tostado le imparte al
grano. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todo whisky escocés es hecho
con cebada ahumada con turba.
La reglamentación para la producción de whisky escocé es específica sobre el grano
utilizado. Cuando el grano a medio germinar y tostado es cebada, se le llama cebada
malteada; en Escocia, un malt whisky puede hacerse sólo de cebada malteada. Si se utiliza
algún otro grano, debe llamarse “whisky de grano” [grain whisky]. Si el whisky de malta
proviene de una misma destilería (a diferencia de los mezclados en varias destilerías), se le
llama whisky puro de malta [single-malt whisky].
La gran mayoría de whiskies escoceses (95%) vendidos en los EE.UU. y el resto del mundo
no son whiskies puros de malta. Son whiskies mezclados escoceses [blended Scotch
whiskies]. Un whisky escocés mezclado está compuesto de al menos un whisky puro de
malta y una gran dosis de whisky de grano.
Esto puede parecer confuso, pero no desista. Usted ya sabe lo que un whisky puro de malta
es. Los mejores whiskies escoceses mezclados contienen muchos whiskies puros de malta
combinados; la idea es capturar la mayor complejidad posible agregando un poco de
algunas de las mejores destilerías de Escocia y de lugares tan legendarios como Speyside,
Campbelton y las islas. Pero casi todos los whiskies mezclados tienen mucho más whisky
de grano que whisky puro de malta. Así es que un whisky mezclado serio puede estar
compuesto de un 40% de single malts (provenientes de varios lugares, para lograr
complejidad) y 60% whisky de grano. Un whisky escocés mezclado, destinado para alguna
bodega de bar en particular, probablemente contenga tan solo de 10% a 20% de whisky
puro de malta.
De modo que el whisky de grano constituye un factor muy importante del whisky mezclado
escocés. Y la mayoría de whiskies de grano son destilados a un grado de alcohol que
asociamos con el vodka. Dicho de otra manera, la mayoría de los whiskies de grano no
ostentan muchos sabores y aromas, al menos no en comparación con los whiskies puros de
malta. Dicho esto, sin la filtración y las múltiples destilaciones a las que es sometido el
vodka, logran conservar algo del sabor a grano.
Pero aquí viene lo importante. Para mucha gente los whiskies puros de malta tienen
demasiado sabor. Ciento cincuenta años atrás existían pocos whiskies mezclados escoceses
y poca gente de fuera de Gran Bretaña bebía Scotch. Una vez que los destiladores
comenzaron a incorporar whisky de grano en esos whiskies puros de malta fuertes y llenos
de sabor, pues, las ventas empezaron realmente a prosperar. El Scotch mezclado [blended
whisky], cabe decir, convirtió al whisky escocés en una industria nacional con
implicaciones globales.
Y si los whiskies puros de malta son muy cotizados debido a sus intensas personalidades,
vale recordar que un gran whisky mezclado contiene muchas de esas personalidades,
suavizadas con una dosis de whisky de grano. Seguro, el whisky puro de malta puede ser
más singular, pero el conjunto de personalidades contenidas en un whisky mezclado
probablemente sea mucho más complejo que el single malt. ¡No sea un snob del whisky!
Whiskey – Irlanda
El whiskey se ha producido en Irlanda posiblemente desde el siglo XII y, con certeza, desde
el siglo XV. Muchos historiadores coinciden con la noción de que fueron monjes
cristianos, entrenados en Salerno, Italia, o en España, quienes primero llevaron la
destilación a Irlanda. Las fuerzas invasoras inglesas habrían informado al Rey Enrique II,
en la década de 1170, acerca de cómo los gaélicos escoceses producían un líquido poderoso
que “hervían”, lo cual sugiere que se trataba de destilación. Que fuese cerveza o vino lo que
hervían jamás ha de saberse. Dicho esto, es muy probable que en la Irlanda del siglo XII se
llevara a cabo la destilación de líquidos. Después de un gran éxito y de una gran crisis,
detallada anteriormente, la industria del whisky irlandés está demostrando fuertes indicios
de resurgimiento.
Antes de la Primera Guerra Mundial había cientos de destilerías de whisky diseminadas por
toda Irlanda. Las dos guerras mundiales, la Guerra Civil de Irlanda, la Gran Depresión y la
Prohibición de los EE. UU cambiaron drásticamente para siempre el panorama de la
destilación irlandesa. Actualmente, sólo existen cuatro destilerías operando en Irlanda:
Jameson-Midleton, en el condado de Cork (República de Irlanda); Old Bushmills, en el
condado de Antrim (Irlanda del Norte); Kilbeggan Distillery, en el condado de Westmeath
(República de Irlanda); y Cooley Distillery, en el condado de Louth (República de Irlanda).
Pero este número es el doble del que era hace veinte años y el whiskey irlandés es la
categoría de bebidas espirituosas de más rápido crecimiento en los EE. UU y varios otros
mercados globales, tras crecer en más del doble en los últimos cinco años. La miscibilidad
natural del whiskey irlandés es causa de gran parte de su dramático crecimiento. Es más,
muchos nuevos embotellados de buen y bien añejado whiskey están disponibles en el
mercado y los conocedores de whiskey pronto han empezando a entender y reconocer que
algunos de los mejores whiskeys hechos en las Islas Británicas, y en el resto del mundo,
provienen de la Isla Esmeralda.
Algunos libros sobre whiskey absurdamente sostienen que todos los whiskeys irlandeses
son destilados tres veces con cebada malteada y no malteada en alambiques tradicionales.
Esto es falso. Midleton, Bushmills y Cooley, todos hacen whiskeys de triple destilación a
base de 100% cebada malteada, mientras que Jameson –el whiskey irlandés líder en el
mundo e indiscutiblemente el más representativo de todos los whiskeys irlandeses–, es
hecho a base de no sólo whiskey de cebada, destilado en alambiques, pero también de
“whiskeys de grano” de maíz o trigo que han sido destilados, a grados de alcohol más
elevados, en alambiques continuos. De nuevo, como con el whisky escocés mezclado, el
añadir algo de whiskey de grano en la mezcla resulta en una bebida espirituosa más suave y
más fácil de beber. Un sabor menos agresivo y el que sea más fácil de beber [drinkability]
no son cualidades negativas, especialmente cuando se está tratando de competir con el
monstruo del vodka.
Si los escoceses, para algunos observadores cínicos, han sido irritantemente específicos
sobre cuál grano se puede utilizar y qué tipo de alambique se debe usar, los irlandeses han
sido menos elocuentes acerca de los estándares de su industria. Aceptan el uso de
alambiques tanto tradicionales como continuos en sus métodos de producción y permiten el
uso de cebada malteada y no malteada, al igual que cualquier otro grano que se desee
(solían utilizar bastante avena y centeno, pero ahora se han limitado a usar trigo y maíz,
exclusivamente) y se puede usar cualquier tipo de barril que se desee. Ocasionalmente, la
malta es ahumada con turba, como en los whiskies escoceses, pero por lo general, no lo es.
Los barriles de bourbon usados son los recipientes de añejamiento más comúnmente
utilizados para la producción de whiskey en Irlanda, al igual que en el resto del mundo.
Los productores de bourbon están obligados por ley a utilizar barriles de roble blanco
perfectamente nuevos, para todo espíritu nuevo, por lo cual existen muchos barriles usados
regados por los patios de la planta. Y, al igual que muchos de sus vecinos escoceses del
otro lado del Mar de Irlanda, los irlandeses están ahora experimentando no sólo con barriles
de jerez usados, pero también con barriles usados de oporto y madeira, de vino y de
cualquier otra cosa que suene interesante y sea razonablemente económica. Los escoceses
también han expandido su selección de barriles a éstos y otros tipos de robles. Como el
Scotch, los whiskeys irlandeses deben madurar en barriles por un mínimo de tres años.
Por otra parte, los alambiques pequeños en Irlanda son habitualmente de mayor tamaño que
el más grande de los alambiques escoceses. ¿Por qué es esto importante? Porque los
alambiques grandes, como los de Midleton Distillery, que produce Redbreast, permiten que
el proceso de destilación se repita muchas veces dentro del gran caldero; casi como un
alambique continuo, en el que una serie de cámaras permiten una sucesión de destilaciones
en recipientes individuales. En cambio, el inmenso caldero irlandés deja que el espíritu
vaporizado se estrelle dentro del caldero, recondensándose repetidamente contra las paredes
interiores del alambique y deslizándose hacia abajo para ser nuevamente vaporizado.
Esto significa que el espíritu que sale de un alambique grande tiende a ser más límpido,
ligero y menos cargado de aromas que el espíritu que surge de un alambique pequeño.
Entre la ausencia de humo y los alambiques de mayor tamaño, el whiskey irlandés tiene la
justificada reputación de ser más suaves y ligeros que la mayoría de los whiskies puros de
malta escoceses.
Existen cuatro tipos fundamentales de whiskey irlandés:
● Single-malt whiskey o whiskey puro de malta: hecho de 100% cebada malteada en
alambique y en una sola destilería. Bushmills lidera la marcha en esta categoría,
pero Midleton y Cooley también hacen una cierta cantidad de este whiskey.
● Grain whiskey o whiskey de grano: este whiskey ligero es hecho a base de trigo o
maíz en alambiques continuos.
● Pure Pot-Still Whiskey o whiskey puro de alambique tradicional: hecho a base de
cebada malteada y no malteada en alambiques tradicionales (caldero). Redbreast es
el más clásico.
● Blended Whiskey o whiskey mezclado: combinación de whiskeys de malta puros y/o
de un solo alambique [single-pot still] y de grano. Jameson y John Powers son
ejemplos de whiskeys mezclados de un solo alambique y de grano. Paddy y
Tullamore Dew son mezclas de whiskeys de single-pot still, puros de malta y de
grano.
Whisky – Canadá
La destilación de grano es en Canadá casi tan antigua como la destilación de grano en los
Estados Unidos, y se remonta a los años 1700. Al principio, el whiskey que se estaba
haciendo en las colonias canadienses de Inglaterra era indistinguible de la que se estaba
elaborando en Pensilvania o Maryland, o cualquier otra colonia que habría de convertirse
en parte de los Estados Unidos: destilado en alambique tradicional, fuerte en centeno,
áspero y no añejado. A principios y mediados del siglo XIX, sin embargo, con el impulso
de pioneros como Thomas Molson, William Gooderham, James Worts, Henry Corby y
Joseph Seagram, el whisky canadiense (nótese la forma en que se escribe) comenzó a
adquirir una identidad propia. Vale anotar que todos aquellos hombres eran ingleses, a
diferencia de los alemanes, escoceses e irlandeses que dominaron la industria al sur de la
frontera e instalaron sus destilerías a la manera inglesa –solían ser grandes, técnicamente de
avanzada y con una preferencia hacia las bebidas espirituosas límpidas y puras en lugar de
las agresivas y acres (la mayoría de los destiladores ingleses eran, realmente, rectificadores:
tomaban espíritus crudos de otra proveniencia y los redestilaban, convirtiéndolos en
bebidas como ginebra y “Brandy británico”, una bebida espirituosa a base de grano,
rectificada y saborizada para que se pareciera al brandy).
En todo caso, a principios del siglo XIX, destiladores canadienses como Molson y
Gooderham & Worts estaban haciendo dos principales tipos de whisky: un whisky puro de
malta de cebada, para exportación a Bretaña, y otros whiskies hechos al estilo americano,
de centeno y maíz (y también trigo), para el consumo local. Hasta ese momento había poco
mercado para estos dos productos en los Estados Unidos. Esto cambió con la Guerra Civil
estadounidense, cuando los whiskies canadienses incursionaron hacia el sur, con el fin de
compensar los estragos ocasionados a la producción de whiskey local. Hacia finales del
siglo, las firmas, lideradas por Harry Corby y Hiram Walker –irónicamente, un
estadounidense que durante gran parte de su vida viajó todos los días, cruzando el río
Detroit desde su residencia en la orilla estadounidense, hasta su destilería y oficinas en
Canadá–, estaban exportando considerables cantidades de un nuevo tipo de whisky
canadiense mezclado (blended), tanto a los Estados Unidos como a otros mercados del
mundo. Este nuevo whisky –una versión canadiense de los whiskies escoceses mezclados
que estaban convirtiendo el Scotch en una bebida espirituosa global–, era básicamente igual
a lo que hoy día imaginamos cuando pensamos en un whisky canadiense: un producto
relativamente ligero, suave y bien añejado, resultado de la mezcla de un whisky base –
esencialmente una versión canadiense del whisky de grano utilizado en Escocia– con uno o
más whiskies “saborizantes”. Mientras en Escocia los whiskies saborizantes eran whiskies
puros de malta, en Canadá eran whiskies puros americanos o straight whiskies, muy
parecidos a los que se elaboraban al sur de la frontera canadiense. Marcas como Canadian
Club, de Hiram Walker,’s Canadian Club y G&W Special, de Seagram y Gooderman &
Worts, estaban abriéndose camino en el mercado estadounidense y haciéndose ampliamente
disponibles, por los menos en los estados del norte.
La Prohibición arrasó con muchas bodegas de vino, fábricas de cerveza y destilerías
creando una clase criminal que aún hoy aqueja la vida estadounidense. Pero sus efectos en
Canadá fueron evidentemente más amables. El segundo año de la Prohibición presentó un
aumento de 400% en las ventas de whisky canadiense, la mayor parte entregada a través de
los Grandes Lagos o de un ducto (recién descubierto) a través del río Detroit. En los
mercados de exportación globales, los whiskeys estadounidenses, repentinamente
indisponibles, fueron pronto remplazados por marcas como Canadian Club, Corby’s Royal
Reserve y Wiser’s Old Rye.
Después de la derogación de la ley de prohibición, el whisky canadiense ya había logrado
una posición tan sólida en el mercado de los Estados Unidos que, hasta el día de hoy, se
mantiene como una de las categorías de bebidas espirituosas con mayores ventas en el país:
en 2013 se vendieron 16.5 millones de cajas de whisky canadiense versus 18 millones de
bourbon, rye y whisky Tennessee.
Cata de Whisk(e)y
Como se ha dicho, la mejor manera de hallar un sabor e identificar diferencias es colocar
varios whiskeys uno junto a otro. Si prueba un Scotch frente a un bourbon, o un bourbon
frente a un whisky canadiense, o uno irlandés frente a uno escocés, será mucho más fácil
descifrar sus diferencias, en lugar de si prueba una bebida a la vez intentando descifrarla.
Así es que esto es lo que intentaremos en esta cata instructiva. Y una vez que haya
descifrado esas diferencias, coloque unos cuantos whiskies de isla frente a algunos otros del
interior. O disponga bourbon de un solo barril y de más alto grado frente un whiskey más
común y constate lo que se destaca de uno. De nuevo, es mucho más fácil detectar sabores
cuando hay diferencias identificables entre cada whisky o whiskey que tiene al frente.
Pruébelos para determinar si son:
• Límpidos, sucios o picantes
• Secos, salados, ácidos o levemente dulces
• Suaves, especiados o agresivos
• Ligeros, potentes, salobres o terrosos
• Frutosos, florales, vegetales y/o herbales
• Ricos o finos
• Amables, agudos o ardientes
Cata # 7 – Norteamérica
#1 Jack Daniel’s – penetrante, fino, granoso
#2 Jim Beam White Label – maíz dulce, palomitas de maíz, resina de madera
#3 Four Roses Yellow Label Bourbon – maíz, especias, vainilla, roble
#4 Templeton Rye – nariz plena, salmuera encurtida, roble, especias
#5 Lot 40 – caramelo, especias, chocolate blanco, manzana asada
#6 Pike Creek – manzana asada, especias, galleta salada
Brandy
Brandy – ¿Qué?
El término “brandy” proviene de la palabra holandesa brandiwijn, que significa “vino
quemado”. En pocas palabras, brandy es vino que ha sido destilado hasta convertirse en
otro espíritu que es luego añejado en barriles. Pero, con siglos de trabajo humano junto al
alambique, el brandy es un resultado esplendoroso. Brandy puede ser una muy especial
bebida espirituosa, añejada durante décadas en un lugar llamado Cognac, en la costa
occidental francesa. Puede ser una bebida clara, con frecuencia hecha de uvas de Moscatel,
Perú, cerca de la ciudad costera de Pisco. Puede ser un destilado claro, llamado eau de vie
(“agua de vida”, si ha estado prestando atención, e incluso si no es así), hecha de
frambuesas, peras o cerezas producidas en Europa Central y Occidental.
Además, en los EE.UU. y algunos otros países, la palabra brandy puede ser usada para
describir una bebida espirituosa de bajo grado de alcohol, endulzada y saborizada, con
frecuencia a partir de un espíritu de grano neutro y saborizante artificial; por ejemplo,
“brandy de cereza” o “brandy de melocotón” (históricamente, estos habrían tenido una base
de brandy).
Pero para este módulo, nos enfocaremos en lo bueno. Más aún, dividiremos estas bebidas
espirituosas en dos grupos básicos: las de uva no añejadas y las no añejadas. Las no
añejadas incluyen eau-de-vie, grappa y marc (más acerca de estos más adelante).
Los espíritus de uva añejados incluyen la categoría básica que denominamos brandy, en
referencia a un vino destilado que ha sido añejado en roble por un tiempo determinado,
usualmente por al menos seis meses o más. Estos tipos de espíritus madurados incluyen el
coñac (Cognac, área centro-occidental de Francia), el armañac (Gascuña es otra área en el
sud-occidente de Francia) y el calvados. Calvados es también otra zona francesa
(Normandía, en el noroccidente), pero en ésta no se utilizan uvas para hacer vino; se usan
manzanas, con algunas peras para mejor medida.
Brandy – ¿Cómo?
Si usted puede fermentar vino y hervirlo, puede hacer brandy, y quizá algunas grappas de la
vieja guardia evoquen esa bebida tan básica. Pero un destilador inteligente sabe que las
uvas, o el jugo con el cual se hace el brandy, deben estar en perfecto estado.
Grappa – ¿Qué?
La grappa solía ser un trago picante y ardiente; admitiremos eso. Pero, hace algunas
décadas, un puñado de lúcidos destiladores comenzaron a producir una grappa deliciosa y
de alta calidad, porque fueron concienzudos con las uvas que utilizaron. En el pasado, la
grappa era una cosa que se destilaba a partir del bagazo resultante de la vinificación. La
mayoría de los destiladores de grappa tomaban uvas que habían sido desechadas del
fermentador después de que su jugo había sido convertido en vino, rociaban agua sobre
ellas y vertían la viscosa masa –con frecuencia con brotes, semillas y todo– en un
alambique, generalmente después de un par de meses de diversos trabajos vinícolas. No es
de sorprender que la antigua grappa fuese áspera y extraña.
Pero, un dinámico grupo de destiladores innovadores –Jacopo Poli, Antonella Bocchino y
Benito y Giannola Nonino vienen a la mente– estudiaron todos los aspectos de la
producción de grappa, en la década de 1970, para ver si podían mejorar su producción. Una
de sus innovaciones más importantes fue la de introducir los hollejos de las uvas en el
alambique tan pronto eran retiradas del fermentador. Este cambio de táctica marcó la
diferencia en el mundo; produjo unas grappas con un sabor notablemente fresco.
Y, como todo diestro destilador en el mundo, cortaron las cabezas y colas, conservando los
corazones para el embotellado. La grappas de alta calidad son costosas, es cierto, pero son
difíciles y caras de hacer correctamente. Esta nueva generación de productores de grappa
ha convertido esta antes ridiculizada bebida en un destilado de categoría mundial.
Pisco – ¿Qué?
Como se mencionó anteriormente, el pisco es un destilado a base de uvas y hecho en Chile
o Perú. Cada país tiene sus propias uvas con las cual fermentan vino y luego destilan pisco,
pero Perú definitivamente ostenta el liderazgo histórico, además de disponer de mucho más
material (diferentes tipos de uvas) para la destilación. Los peruanos también prefieren el
alambique tradicional, mientras los chilenos se inclinan hacia la destilación en alambique
continuo. El pisco es mucho más suave que la mayoría de las grappas porque casi siempre
es hecho a base de vino destilado y no a partir de bagazo de piel de uva destilada.
Marc – ¿Qué?
El marc es una bebida espirituosa francesa, una especie de grappa o brandy de bagazo
hecho de uvas sobrantes y hollejos de uva, sólo que, en este caso, es hecho en Francia, la
mayor parte en la región de Borgoña. Los franceses le asignan otros nombres; ratafía es
una bebida espirituosa común, parecida a la grappa y elaborada en la provincia de
Champaña.
Coñac – ¿Qué?
El coñac es un brandy a base de vino, hecho de uvas Ugni Blanc (otros tipos de uva son
escasos en Cognac), destilado dos veces únicamente in alambiques de caldero (también
llamados alambiques Charentais) y añejado en barriles de roble Limousin (francés) por un
mínimo de dos años. Más importante aún, Cognac es el lugar donde todas estas uvas deben
ser cultivadas y el brandy añejado. Los seis distritos demarcados de Cognac, en orden de
importancia, son: Grande Champagne, Petite Champagne, Borderies, Fins Bois, Bons Bois
y Bois à Terroirs. Las dos Champagnes son conocidas por su suelo arenisco y calcáreo y
dan cuenta de los dos tipos de coñacs más antiguos; brandis que son especialmente sabrosos
y profundos.
La uva Ugni Blanc puede serle poco familiar, pero es la uva más cultivada en Italia, la
Trebbiano. No tiene mucho sabor (pruebe una uva Trebbiano de Italia y se dará cuenta de
lo que queremos decir), pero se aferra a su acidez e, incluso después de su destilación,
conserva sus sabores frutosos. En efecto, las tierras calizas son la principal razón por la
cual el coñac añeja tan bien.
El coñac, como tantas otras cosas relacionadas con el vino, puede llegar a ser bastante
complicado cuando de clasificaciones legales se trata. Pero recuerde que la razón
primordial por la que el vino francés (y el coñac) tiene tanta reglamentación y tantos títulos
es para que el producto sea consistente y confiable y para convencer a cualquier persona
que vale la pena pagar mucho dinero por él. Por lo tanto, una categoría de coñac como la
XO, que significa Extra Old, es controlado hasta tal punto que clientes en todo el mundo
llegan a creer que cualquier coñac XO es añejo y venerable. A veces hasta es verdad.
Las categorías de coñac son: V.S. (Very Special) o Three-Star (añejado en barriles de roble
francés por un mínimo de dos años); V.S.O.P. (Very Superior Old Pale) o Five-Star
(añejado en barriles de roble francés durante por lo menos cuatro años); y X.O. (Extra Old),
Napoleon, Extra y Hors d’Âge. Este último grupo es añejado en barriles de roble francés
durante un mínimo de seis años.
¿No es curioso que utilicen palabras en inglés (Very Special y demás) para nombrar estos
brandis tan franceses? Sí, claro. Es que saben exactamente a quién le están vendiendo.
Armañac – ¿Qué?
El agradable, rural y montañoso distrito de Armañac (también llamado Gascuña) queda al
sudeste de Burdeos. Las gentes de Armañac hacen sus brandis de forma diferente a la de
sus pares en Cognac; prefieren emplear singulares alambiques híbridos de dos columnas,
algunos de los cuales son atados a una plataforma y transportados a través de los campos
por los llamados “destiladores itinerantes”. La destilación varía de 52%-72% de alcohol por
volumen. Algunos productores de pequeña escala utilizan tan solo alambiques de caldero,
mientras que otros usan una combinación de los dos tipos.
Generalmente se usa la variedad de uva Ugni Blanc, prolífica y de piel gruesa, junto con
cantidades mucho menos abundantes de Folle Blanche, Colombard y Baco. Requieren de
un mínimo tiempo de añejamiento en barriles de roble (roble negro del bosque de
Monzelun), tal como se hace en Cognac. Sin embargo, en Armañac se utilizan tanto los
alambiques continuos como los de caldero y muchos embotellados de armañac (la bebida)
son un poco más rústicos –algunos dirían que interesantes– que le coñacs regulares.
Algunos armañacs comerciales son elaborados de forma similar a la del coñac. La mayoría
no lo son, y estos tienden a ser versiones más costosas. Pueden ser más herbales, algo
citrosos y mucho menos suaves que el buen coñac. Pero algunas personas consideran lo
suave aburrido.
Como con el coñac, el armañac requiere de un mínimo tiempo de añejamiento. En este
caso, el VS (Very Special) o Three Star se añeja durante un mínimo de dos años en barriles
de roble francés; el VSOP (Very Superior Old Pale) o Five Star se añeja por al menos cinco
años en barriles de roble francés; y el XO (Extra Old), Napoleon, o Extra es añejado por un
mínimo de seis años en barriles de roble francés. El Hors d’Âge es una categoría especial
de armañac: dormita en barriles de roble francés durante al menos diez años. Como con el
coñac, los productores de esta bebida espirituosa exceden estos mínimos requerimientos por
muchos años.
Una última nota: no se deje engañar por personas que digan que el armañac más añejo (el
coñac, para este efecto) es el mejor. Depende de su gusto y, francamente, también del
brandy. Algunos brandis adquieren un sabor maravilloso después de haber dormitado doce
o quince años en el barril. Algunos necesitan hasta veinte años para lograr el perfecto
equilibrio de las frutas en el espíritu y las especias y confituras que provienen del barril y
del añejamiento. Otros se descomponen químicamente al ser sometidos a un añejamiento
excesivo. El que sea costoso y añejo no lo hace automáticamente legendario.
Calvados –¿Qué?
El calvados, procedente del noroeste de Francia, comparte gran parte de la misma
nomenclatura de añejamiento: los calvados Fine, Three Star, u Original deben ser añejados
en barricas de roble francés por al menos dos años. Los Vieux o Réserve, se añejan en
barricas de roble francés durante un mínimo de tres años. Los calvados Vieux Réserve, VO
o VSOP son añejados en barricas de roble francés por mínimo cuatro años. Y las categorías
especiales, Hors d’Âge, Extra, XO o Âge Inconnu se añejan durante por lo menos seis años.
Cata de brandy
Cuando usted haya llegado al pináculo de los brandis (excelentes coñacs XO, armañacs o
calvados, o incluso algunos de los brandis españoles y americanos), todo se vuelve más
difícil de diferenciar. Pero eso es una buena cosa. Si estas bebidas espirituosas son tan
deliciosas y complejas que no logra saber cuál le gusta más, entonces es usted un catador
con suerte.
Pero empecemos por lo básico: ¿qué hace que el armañac, el coñac y el calvados sepan
diferente el uno del otro? El coñac es generalmente suave y refinado, mientras que el
armañac es robusto y fuerte y el calvados es, pues, como la manzana, lo cual debe ser más
fácil de identificar. Y, ¿qué hace que un coñac XO sea tan costoso y que uno VS sea
relativamente económico? La respuesta es el tiempo de añejamiento en barriles de roble, lo
cual le cuesta al destilador más en impuestos y mano de obra. En términos de evaluación
sensorial, es mucho más fácil detectar sabores cuando existen diferencias identificables
entre cada uno de los brandis que se tienen al frente.
Pruébelos a fin de establecer si son:
• Límpidos, sucios o picantes
• Secos, salados, ácidos o levemente dulces
• Suaves, especiados o agresivos
• Amables, potentes, salobres o terrosos
• Frutosos, florales, vegetales y/o herbales
• Ricos o finos
• Blandos, agudos o ardientes.
Debe ser límpido y seco y no amargo, ni dulce.
Cata #8 – Brandy
#1 Daron Calvados Fine Pays d’Auge – aroma de manzana añejada, avellana, final medio,
clavo
#2 Courvoisier VSOP – ligero y floral, peras y uvas en el paladar
#3 Pierre Ferrand 1840 Original Formula – aroma profundo, especias, anuezado, caramelo
de mantequilla.
#4 Martell Cordon Bleu – profundo, mucho cuerpo, floral, uvas
#5 Hine XO – uva pasa dorada, final épico, mucho cuerpo, avellana tostada
#6 Montesquiou XO Armagnac – rico, multicapas, aciruelado
Licores
Licores –¿Qué?
Los licores/cordiales se definen como bebidas alcohólicas de base espirituosa y hechas a
partir de grano, uva, fruta o vegetales que son saborizados con:
● Elementos botánicos como hierbas, cortezas, semillas, raíces, plantas
● Frutas frescas y secas
● Productos lácteos, incluidas mantequilla, crema y leche
● Miel
● Especias como canela, nuez moscada, pimienta de Jamaica, pimienta, cilantro
● Granos de cacao, café, vainilla
Licores – ¿Cómo?
Existen cuatro métodos para saborizar una bebida espirituosa, ninguno de los cuales ha
cambiado en los últimos cuatrocientos o quinientos años.
● Composición – Se agrega al alcohol base un suplemento hecho con una solución de
azúcar, combinada con saborizantes concentrados.
● Infusión: Se remojan los saborizantes (frutas y/o hierbas) en un líquido, antes de la
destilación. La bebida resultante será probable y relativamente ligera en aromas
saborizantes.
● Percolación: Los saborizantes, encapsulados en una malla, son introducidos
dentro del alambique a fin de saborizar el destilado a medida que pasa a través del
mismo. Este proceso puede capturar aromas y sabores muy intensos o muy
etéreos.
● Maceración: Una bebida destilada es conservada con saborizantes por un tiempo,
con frecuencia semanas. Esto puede que no capture aromas más delicados, pero
ciertamente absorberá los sabores fuertes, y a veces amargos, de la fruta o hierba.
Licores – ¿Dónde?
Los licores se pueden hacer en cualquier nación que produzca bebidas alcohólicas. Éstas
han existido durante por lo menos seis siglos. Los primeros licores de la historia fueron
hechos en Europa para combatir problemas como la difteria o la digestión dificultosa. Hace
mucho tiempo se ha sabido que ciertos licores en particular, elaborados a partir de
especiales combinaciones de raíces, cortezas, pastos, plantas, semillas (comino, anís) y
hierbas, contribuyen a la buena digestión, por lo que son generalmente servidos después de
las comidas. Otros ingredientes comúnmente incluidos en los licores, como la miel y la
crema, también ayudan a procesar los alimentos en el intestino y el colon.
Jerez (Xeres)
Desde sus inicios, el jerez ha despeñado un papel significativo en el mundo de los cocteles.
Proveniente de la hermosa región de Andalucía, en el sur de España, el jerez es un vino
fortificado, producido a partir de tres tipos de uvas viníferas. La Palomino, la variedad más
importante, es una uva blanca que es fermentada hasta perder las semillas y utilizada como
base para prácticamente todo tipo de jerez. Las uvas Pedro Ximénez y Moscatel son ambas
recolectadas tardíamente y apagadas durante la fermentación a fin de conservar su rico
dulzor. Estas dos variedades se añaden al jerez seco para endulzarlo.
Los vinos se fortifican con brandy de uva de bajo grado de alcohol antes de ser mezclados
con el sistema de añejamiento solera. Este proceso crea varios tipos diferentes de jerez,
desde fino, refrescante y muy seco hasta rico y oscuro y tan dulce como pudiere ser un
vino. El jerez, independientemente de si es seco o dulce, conserva altos niveles de acidez
debido al clima y al suelo de albariza (alta en calcio) de los viñedos de Jerez.
Los tipos de jerez incluyen:
● Fino y Manzanilla: Fortificados a fin de desarrollar un velo espeso de flor, una capa
natural de levadura que protege el vino contra la oxidación durante su añejamiento.
Estos vinos son de cuerpo muy ligero y de acidez alta y refrescante.
● Amontillado: Sometido a cierta oxidación, este tipo de jerez es ligero y anuezado
con sabores de frutas secas y nueces. Tiene más cuerpo y es más oscuro que el Fino,
si bien también es seco al paladar.
● Oloroso: Al permanecer la mayor parte de su añejamiento sin la protección del velo
de flor, el Oloroso desarrolla un estilo abundante en sabores y es altamente
fructuoso. El Oloroso tiene varias encarnaciones, algunas de las cuales no ostentan
dulzor alguno. La riqueza natural de los vinos, no obstante, lo torna delicioso al ser
mezclado con vinos de Pedro Ximénez o Moscatel Soleras. Verifique la etiqueta
para determinar si es un Oloroso seco o dulce.
● Palo Cortado: Esta rara variedad se define por tener las cualidades tanto del
Amontillado como del Oloroso. Palo Cortado es un estilo único que se asemeja a
ambos. Siempre especiales, estos vinos se identifican por su particular evolución
dentro de una solera individual.
● Estilos de jerez dulce: Se trate de un Oloroso mezclado con un porcentaje de Pedro
Ximénez y/o Moscatel o bien de dichas uvas embotelladas por sí solas, usted hallará
una gama de estilos de jerez dulce, desde levemente dulces hasta profundamente
azucarados con sabores untuosos de higos y dátiles.
El jerez siempre ha sido exitoso en los cocteles. El Sherry Cobbler fue uno de los primeros
y más populares. Hoy día, el jerez ha sido reincorporado al mundo de la mixología, con una
variedad de estilos que se mezclan para acompañar o remplazar vermuts y amargos y se
agitan a fin de utilizar su perfil de sabores abundantes. Muchos bartenders han
redescubierto que la acidez, el cuerpo y la diversidad de sabores presentes en esta categoría
hacen del jerez una versátil adición que contribuye a realzar sus habilidades al crear bebidas
interesantes para sus clientes.
El ponche en la actualidad
David Wondrich, en su libro Punch, cita una canción del siglo XVIII:
Ahora bien, no conozco personalmente el sabor del Hock [vino blanco del rin] o del Mumm,
pero puedo decirles por experiencia que un cuenco de ponche es delicioso y da lugar a la
alegría. La popularidad del ponche es cada vez mayor en todas partes. Las razones de esto
son incontables. Una: una vez que se tengan todos los ingredientes juntos, son sencillos de
mezclar. Dos: es un formato adaptable con el que los bartenders curiosos puede
experimentar. Tres: tiene un sabor realmente excelente. Pero existe una razón convincente
para que un bartender piense en incluir un ponche (o varios) en su bar.
Imagine este escenario: Es viernes y son las once de la noche. El bar se halla colmado de
gente de pared a pared y usted está de trabajo hasta el tope. Por la puerta desfila un grupo
de ocho personas. Se abren camino hacia el bar, leen la lista de bebidas y piden dos
Manhattans (uno up y uno en las rocas), un Dirty Martini, un Gin Martini con un twist, un
Margarita Sidecar y un par de Vodka Sodas. Pero a uno de los clientes no le gusta el
Martini tan sucio, así es que, al terminar de hacer los otros tragos, ya está usted preparando
ese de nuevo. Entonces, otra persona ya ha consumido rápidamente su Vodka Soda y desea
otro cuando usted apenas está terminando de hacer aquel segundo Martini. Los recibos se
apilan tras la barra y la gente empieza a agitar las manos en el aire y usted ya no tiene más
highballs limpios y quiere hundirse en la tierra y reaparecer en un lugar lejos, muy lejos de
ahí.
O bien: Es viernes y son las once de la noche. El bar rebosa de gente de pared a pared y
usted está hasta el tope de trabajo. Entra un grupo de ocho clientes. Se acercan al bar,
estudian la lista de bebidas y piden un cuenco de Spread Eagle Punch. Sale el cuenco, para
adentro van el hielo y el ponche que ya preparó antes de empezar su turno, y se retiran las
ocho personas felices, que tomarán un tiempo en consumir el ponche, ahorrándole así a
usted tiempo, esfuerzo y problemas de vasos sin limpiar. El ponche es una bebida
fantásticamente social que, por su naturaleza, acerca a la gente que está bebiendo, creando
lazos de cordialidad durante su consumo. Se puede preparar al principio del turno y servir
por porciones para dos personas o para tantas como el cuenco lo permita. A continuación,
encontrará dos recetas clásicas extraídas del fascinante y útil libro, Punch, de David
Wondrich. Ensaye una en su bar y vea si no termina por oír a algunas personas cantar la
canción del ponche.
Ponche de Brandy
Pele 4 limones evitando en lo posible la parte blanca. Revuelva las cortezas en una taza de
azúcar finamente granulada, como el Florida Crystals. Después de que el aceite de limón
haya sido absorbido por el azúcar (este proceso toma generalmente de media hora a una
hora), revuelva de nuevo y retire las cáscaras. Añada 8 oz. de jugo de limón y revuelva
hasta que el azúcar se disuelva. Agregue un cuarto de galón de Martell VS y dos cuartos de
galón de agua fría. Esparza un poco de avellana rallada por encima. Rendimiento: 9 tazas
El Martini
Muchas historias han circulado acerca de la creación del Martini. Algunos dicen que Jerry
Thomas lo inventó, mientras trabajaba tras la barra en el Hotel Occidental de San
Francisco, para un viajero que iba de camino hacia el pueblo de Martínez. O que Julio
Richelieu, de Martínez, lo inventó para un viajero que estaba de paso hacia San Francisco.
O, quizá, Martini di Arma di Taggia lo inventó en 1911 para John D. Rockefeller en el
Hotel Knickerbocker de Nueva York. Estas son las versiones más populares, pero la lista
es interminable. Desafortunadamente, nunca se ha hallado documento de soporte alguno
para las dos primeras, y la última es absolutamente falsa: en 1911, el Martínez/Martini ya
venía circulando de forma impresa desde hacía treinta años.
La primera mención impresa de una mezcla de ginebra y vermut apareció, hasta donde se
sabe, en un artículo de periódico de 1883, en el que hay una cierta confusión entre éste y
su primo hermano, el Manhattan (de hecho, la mezcla de ginebra y vermut es identificada
como Manhattan). Esto no es tan absurdo como puede parecer. Este es el pequeño y sucio
secreto del Martini: pese a su reputación de seco, pese a todos los recuentos sobre rociar
con atomizador el vaso con vermut seco, en su infancia, el Martini se hacía con vermut
dulce. No era transparente, ¡era rojo! ¡¿Eh?! El Dry Martini, con vermut francés blanco,
en lugar de aquella cosa roja italiana, no empezó a surgir sino hasta alrededor de 1895, e
incluso entonces era habitualmente preparado con ginebra Old Tom, levemente endulzada,
en lugar de la London Dry, y mezclado con vermut en partes iguales y un toque de
amargos de naranja.
El Manhattan
En cuanto al Manhattan… El mito de su creación ha sido tantas veces repetido que es casi
incambiable: fue inventado para un banquete auspiciado en 1874, por Jennie Jerome, en el
Manhattan Club de Nueva York para celebrar la elección de Samuel J. Tilden como
gobernador. Es cierto, Tilden fue elegido Gobernador de Nueva York el 3 de noviembre de
1874. Pero Jennie Jerome dio a luz a su primer hijo, Winston Churchill, el 30 de
noviembre de ese mismo año. Eso fue en Inglaterra; ella no había estado ni por asomo en
Nueva York en muchos años. Y, además, a Tilden le gustaba su whiskey –rye– puro.
Sin embargo, podría haber una pizca de verdad en la historia. No en lo referente a Jerome,
claro –esa versión probablemente surgió debido a que el Manhattan Club estaba ubicado,
por un tiempo a inicios del siglo veinte, en la antigua mansión de los Jerome, en Madison
Square. Pero el Manhattan Club en efecto auspició una cena para Tilden el 29 de
diciembre de 1874. Y su historia social de hecho aduce que el coctel fue inventado en sus
premisas, donde siempre lo hacían con una mitad de vermut y otra mitad de whiskey, con
un toque de amargos de naranja (un artículo de periódico de 1873 anota que el Manhattan
Club ofrecía un nuevo coctel de la casa; desafortunadamente, no provee descripción
alguna). Otras versiones de esos tiempos ciertamente no tenían problema en asignarle la
bebida al club.
El Profesor
“¿Americano? ¡Cielos, sí! Y marinero, también. Nací en Watertown [Nueva York]… y
navegué alrededor de todo el mundo ante el mástil. Desembarqué en San Francisco en
1849 y corrí hacia las montañas tras el oro…”. Mientras el hombre del New York Sun
escuchaba, Jeremiah P. Thomas narraba con destreza los momentos destacados de una
vida transcurrida desfilando de bar en bar como abeja entre flores. San Francisco.
Downieville. Los yacimientos de oro del río Yuba. Nueva Haven. Nueva York. Charleston.
San Luis. Nueva Orleans. Chicago. Londres. París. De vuelta a Nueva York. De vuelta a
San Francisco. A la Ciudad de Virginia y al filón de Comstock. De vuelta otra vez a Nueva
York al finalizar la Guerra Civil. Esta vez –salvo por una final incursión a Denver y
Leadville, en 1879-1881– para quedarse.
En Nueva York, el “Profesor” –como llegó a ser conocido–, tuvo bastante éxito por un
tiempo. El bar que administraba con su hermano George, en Broadway con Calle 22, fue
probablemente el más famoso, no vinculado a un hotel, del país. Actores, políticos,
periodistas, jugadores y otros tipos similares, muchos de ellos famosos, llegaban por las
bebidas y a mirar la enorme colección de caricaturas exhibidas en las paredes.
Desafortunadamente, a Thomas le gustaba jugar en la Bolsa, lo cual eventualmente se
volvió en su contra. El New York Sun logró ubicarlo en 1882, cuando estaba subastando
sus caricaturas. Murió tres años después, en la quiebra y a la edad de 55. Su famosísimo
bar, en la esquina sudoeste de Broadway con Calle 22, es actualmente un almacén de
artículos domésticos.
Donn y Vic
Uno de los pocos buenos efectos que tuvo la Prohibición sobre los consumidores
estadounidenses, además de permitir a las mujeres en los bares (como señala William
Grimes en su brillante libro Straight up or on the Rocks [Puro o en las rocas]), fue dar a la
gente la oportunidad de expandir sus paladares un poco –cuando no se encuentra lo que se
acostumbra a beber, se prueban cosas nuevas–. Una de esas cosas era el ron, que fluía
libremente en el Caribe. Incontables estadounidenses sedientos llevaron el ron a través de
las islas y trajeron a casa una nueva apreciación de la bebida tropical (y una cantidad
sospechosa de equipaje pesado que chapoteaba al patearlo). Algunas almas valientes
incluso llegaron a apreciar el tequila, una bebida poco conocida en los Estados Unidos
fuera de las regiones limítrofes de Texas y el Suroccidente.
Tras la Derogación, una buena cantidad de esta apreciación por las bebidas exóticas
perduró e incluso se extendió. En la década de los años 1930 era posible encontrar un
“Hawaiian Room” o un “Cuban Room”, o algo parecido, en casi cualquier gran ciudad de
los Estados Unidos, generalmente escondido en uno de los principales hoteles. Allí se
encontraría música “nativa” para bailar y una cena ligeramente exótica con uno o dos
tragos de ron de acompañamiento. En 1934, después de la Derogación, Ernest Beaumont-
Gantt, hijo de Nueva Orleans, abrió ese tipo de local en Hollywood. Lo llamó “Don the
Beachcomber”.
Sus bebidas con ron eran fuertes e inusuales y tuvo éxito –tanto éxito que Gannt cambió su
nombre legalmente a “Donn Beach” (ignoramos qué quiere decir la “n” adicional)–.
También en 1934, Victor Bergeron abrió un bar y grill en Emerville, California (justo al
frente de la bahía de San Francisco). Lo llamó Hinky-Dink’s. Era un lugar muy básico,
sin nada que lo destacara.
Pero Bergeron tenía lo que podría llamarse una personalidad arroyadora, y no estaba muy
satisfecho con la forma en que estaban las cosas. Después de un viaje de investigación a
Luisiana, Cuba y Hollywood (incluyendo una parada en Don the Beachcomber), renovó el
lugar, cambió el nombre a “Trader Vic’s” (solía canjear cosas con los clientes) y lo
decoró con aires de mar del sur. A alturas de la Segunda Guerra Mundial, Trader Vic’s
era una institución.
Beach sirvió en la Fuerza Áerea durante la guerra, lo cual le mereció el afecto de los
soldados que volvían; pero tal vez no tanto como el trabajo de Bergeron durante la guerra
–una pierna de palo lo mantuvo fuera de servicio, pero cumplió su parte enviando cajas de
ron gratuito adonde fuera que se hallaran luchando los estadounidenses en el Pacífico–.
Al cesar el fuego, Vic era un oráculo del entretenimiento mundialmente famoso –como una
Martha Stewart gruñona con una sola pierna–. Hacia finales de la década de 1950, sin
embargo, Beach se enfrentó a una serie de problemas de negocios –entre ellos, el que su
vengativa exesposa era dueña de su marca registrada–, que lo llevaron prácticamente
desaparece del panorama (al menos en el continente; se refugió en Hawái, donde su
Hawaiian Village fue uno de los principales motores de la industria turística).
El mortero
El artículo más antiguo del kit (además del cuchillo de guarnición, que es más viejo que las
montañas) es el mortero, que data de la época de la revolución americana. A excepción del
molino de nuez moscada y un set de atizadores de hierro para calentar bebidas, el toddy
stick [“mezclador de ponche”] –como se le llamaba generalmente– era prácticamente la
única pieza especializada del equipo de un bartender. Tenía dos funciones principales:
aplastar los terrones duros que traía el azúcar en aquellos tiempos y revolver el azúcar
aplastado con el agua (caliente o fría) y las bebidas espirituosas para hacer ponche o el
Sling. Agréguese aplastar un poco de menta (para los Julepes) y sus usos estarán completos.
Los mezcladores de ponche eran generalmente hechos de madera, pero también se
encontraban algunos hechos de plata e incluso de oro.
La coctelera Boston
Cuando el hielo se posicionó en las bebidas de bar estándar, en la década de 1830, el
tabernero necesitó de pronto un juego de picas, mazos y cucharas para separar la cantidad
necesaria de los grandes bloques en que se vendía y ponerlo en el vaso del cliente. Pronto
el ingenio estadounidense se hizo evidente y cambió para siempre la forma de mezclar
bebidas. En lugar de revolverlas, los bartenders comenzaron a verterlas de un vaso a otro,
sostenidos a una distancia considerable (por alguna razón parece funcionar mejor con una
mezcla de líquido y hielo que con solo el líquido); actualmente, una versión mucho más
conservadora de este método se llama “rodar” una bebida, y generalmente se reserva para el
Bloody Mary y otras bebidas que hacen espuma al ser agitadas. Por obvias razones, para
esta operación era preferible un vaso acampanado.
Esta técnica estaba bien, incluso espectacular, siempre que todos los ingredientes se
mezclaran fácilmente. Huevos, rodajas de cítricos, bayas, leche y crema, causaban
problema –al igual que la dificultad básica de lograr este truco–. Se encontró una solución
en algún momento de 1848, cuando un escritor de Nueva York describió a un bartender
“sacando cintas largas de julepe de un vaso metálico”. Encaje una taza ligera de metal
(latón, bronce o plata –acero inoxidable era algo futurista–) sobre su vaso y agítelo lo más
que pueda. Este artefacto de dos piezas (vaso mezclador y agitador de metal para cubrirlo)
se conoce en la actualidad como coctelera Boston, pero la naturaleza exacta de su conexión
con la ciudad en los Charles se perdió.
La coctelera Boston ofrece muchas ventajas, que conoceremos más adelante, y tan solo un
par de desventajas. Por un lado, requiere de un colador, a menos que se quiera abrirla de
costado y dejar que escurra el líquido (algunos bartenders lo han hecho desde la década
1860) o colar la bebida a través de sus dedos. El primer método es complicado y lento y el
segundo, sólo algunos bartenders de atractivo físico casi divino pueden lograrlo y sólo para
clientes susceptibles a sus encantos. El resto necesitamos algún tipo de colador. El otro
problema con la coctelera Boston es que la parte de vidrio es mala conductora de calor, por
lo que una bebida preparada en ella no quedaría tan fría como una preparada totalmente en
metal (por esta razón, muchos bares modernos prefieren usar un vaso metálico más
pequeño en lugar del vidrio).
Recientemente, una ola de mixólogos serios, llamados cocktailians [“coctelianos”] por el
autor Gaz Regan, empezaron a usar una coctelera Boston con dos partes de metal,
intentando obtener la bebida más fría posible. Los bartenders coctelianos están entrenados
en el uso del jigger, y los ingredientes se miden cuidadosamente para asegurar una bebida
consistente. Pero gran parte de la comunidad de bares todavía vierten libremente y casi
nunca utilizan jiggers; muchos han desarrollado una destreza increíble para contar y usar la
coordinación mano-ojo y obtener bebidas consistentes. Este estilo de bartending requiere el
uso de una coctelera de vidrio y metal, especialmente con bebidas ácidas de jugo fresco;
ingredientes ácidos seguidos por los dulces, seguidos por los saborizantes. El hielo es lo
último que se agrega para permitir al bartender verificar los niveles de ácido, dulce y fuerza
para obtener una bebida balanceada. En opinión de muchos profesionales, el uso de las
cocteleras Boston enteramente metálicas para este tipo de mixología privaría al usuario del
aspecto visual de su habilidad y puede hacer que una bebida ácida fresca sea imposible de
preparar mediante el método de vertido libre.
Desde finales de la década de 1880 hasta aproximadamente la semana pasada, estas
desventajas, en verdad menores, han impulsado a los inventores a crear la coctelera
“perfecta”. Al principio sus esfuerzos se tradujeron en anexar varios orificios coladores en
la lata mezcladora. En los años 1880, la actualmente habitual coctelera “Cobbler” de tres
piezas o coctelera para “combinación”, usada por aficionados domésticos y unos pocos
bares, fue introducida por E. J. Hauck, un fabricante de artículos de lata de Brooklyn. La
invención básica de Hauck con su lata mezcladora cubierta con colador incorporado y tapa
con sellado, ha sido objeto de incontables renovaciones, pero cuando todo está dicho y
hecho, la mayoría de los bartenders aún prefieren la flexibilidad, simplicidad y economía de
la antigua coctelera Boston.
El jigger
Los grandes bartenders siempre reconocieron la importancia de la medición precisa,
especialmente cuando se trataba de cocteles complejos. Originalmente, para esta tarea, los
bartenders usaban artículos de vidrio comunes. La medida base era un “vaso de vino”, que
quería decir una copa de jerez en forma de V, con capacidad aproximada de 2 onzas o 60
ml. También existía el vaso de licor de 1 onza/30 ml, o pony. Estos vasos no eran
consistentes en tamaño y se rompían fácilmente.
Alrededor de 1870 alguien tuvo la brillante idea de replicar el pequeño vaso cónico de jerez
en metal, de manera que se pudiera marcar a un tamaño consistente y no se rompiera.
Pronto alguien más tomó este jigger –palabra que básicamente significa “como-se-llame” o
“cosiánfiro”– y lo ensambló por la parte de atrás con la versión tamaño pony. ¡Hecho!, o al
menos casi hecho; el estándar de 2 onzas/60 ml resultó demasiado grande para algunos
bares y para comienzos del siglo XX se estaban haciendo de 1½ oz. /45 ml y 1 ¼ onza/37
ml. Los bartenders debían asegurarse de que los jiggers fabricados por diferentes empresas
fueran uniformes en sus medidas. Esto significa que cuando usted tiene dos o más estilos
de jiggers en su bar, debe asegurarse de que todos los de ½ onza sean exactamente de
media onza. Es necesario probar sus jiggers para confirmar su exactitud.
Extractores de jugo
No incursionaremos en la historia de los extractores de jugo, sólo haremos la observación
de que la versión moderna de dos mangos ha estado en uso, de una u otra forma, por más de
un siglo (los primeros eran hechos de madera o hierro fundido y porcelana) y todavía es la
mejor forma de producir jugo a pedido.
Otros utensilios
Por supuesto que estos no son los únicos utensilios con los que un mixólogo serio debe
familiarizarse. Un kit de bar verdaderamente integral incluirá docenas de otros artículos,
desde cosas sencillas, como cuchillos de varios tamaños, un descarozador de cerezas, un
colador de malla fina (para bebidas con fruta triturada) y algunas botellas de bitters con
dosificador, hasta artículos más elaborados, como vasos agitadores de cristal tallado,
licuadora eléctrica, un contenedor de acero para crema batida y un filtro de vacío para hacer
bitters. Y por supuesto, un destapador de botellas y muchas toallas de bar.
Cortezas flambeadas
Con el aceite de la piel de limones y naranjas puede hacer una alegre exhibición pirotécnica
para sus clientes. La fruta debe estar firme y fresca para asegurar que hay suficiente aceite
en su piel. Para flambear el aceite, sostenga un fósforo encendido en una mano y tome la
corteza con la otra como si fuera una cáscara de huevo; si la exprime prematuramente,
expulsará el aceite. Sostenga la corteza por los lados y no por los extremos, entre el pulgar
y el índice, la piel sobre la bebida, a casi 4 pulgadas. No exprima o perderá todo el aceite
antes de flamearlo. Sostenga el fósforo entre la bebida y la corteza, más cerca a la corteza.
Quiebre la corteza bruscamente, expeliendo el aceite a través del fósforo encendido sobre la
superficie de la bebida. Asegúrese de sostener la corteza suficientemente lejos de la bebida
para evitar una capa ahumada en el vaso o en la superficie de la bebida.
Rodajas de naranja
Seleccione naranjas ombligonas, frescas y de piel gruesa. Corte los extremos de los polos
hasta alcanzar a ver la pulpa; tenga presente que algunas naranjas tienen una pulgada o más
de piel antes de llegar a la pulpa. Ahora corte la naranja a lo largo en dos, a través de los
polos, luego coloque las dos mitades sobre la tabla de cortar y corte tajadas de ¼ de
pulgada (5 mm), siguiendo la línea del ecuador y no de polo a polo. Al combinar una de
estas rodajas de naranja con una cereza marrasquino, tendrá la famosa “bandera” –una
guarnición para el Collins y los sours–. La bandera es una guarnición exclusivamente
estadounidense; en Europa, los bartenders decoran los sours y los Collins con cáscara de
limón.
Menta
Al seleccionar menta, busque menta joven y mullida. Algunas variedades son mejores
como guarnición y para bebidas. Las hojas de menta tienen una buena forma y estructura
que les permite sostenerse bien como guarnición. Evite la menta oreja de elefante, que es
una menta con grandes hojas blandas, porque se ven marchitas sobre una bebida. Para
preparar menta como guarnición, corte los tallos de la parte inferior para quedar con un
tallo de 5 pulgadas, con hojas en la parte superior.
La mitad superior son los brotes o ramilletes nuevos y serán la guarnición de la bebida. Las
hojas en el tallo bajo, el ramillete y en el tallo que cortó pueden desprenderse y usarse para
agitar o machacar en la bebida. Las hojas y ramilletes de menta deben ser almacenadas en
agua y refrigeradas. Sin embargo, no lo haga durante la noche: sáquelas del agua,
envuélvalas en una toalla de papel y colóquelas en el refrigerador en una bolsa con cierre.
Después de triturar o agitar menta en una bebida (si la agita, hágalo suavemente para no
desintegrarla y amargar la bebida), cuele la bebida con los coladores Hawthorne y Julep
(colocados sobre el vaso que va a usar) para eliminar todos los pedazos que flotan en ella.
No es necesario rasgar la menta al triturar; es mejor simplemente machacar las hojas para
extraer el sabor. Una guarnición de menta en una bebida debe ser generosa y tupida. Las
bebidas decoradas con menta se sirven con pajilla.
Aceituna de coctel
No escatime en aceitunas: son muy importantes para el consumidor de Martini.
Tradicionalmente deben ser aceitunas españolas pequeñas con hueso (las mejores son las
Manzanilla) sin pimiento… las buenas no son fáciles de encontrar. Tristemente hay un gran
contingente de consumidores de Martini que insisten en aceitunas gigantes y es el resultado
de los ridículamente grandes vasos de Martini de restaurante que ABSURDAMENTE están
en furor. No es necesario tener dos tamaños de aceitunas. Sin importar el tamaño, lo más
importante es conservarlas frías. Un Martini se arruina al agregarle tres aceitunas grandes o
incluso pequeñas, tibias.
Cerezas marrasquino
Hechas de cerezas frescas y dulces que se procesan y empacan en jarabe de maíz alto en
fructosa junto con colorante de alimentos y aditivos de sabor, las cerezas marrasquino se
usan como guarnición de bebidas y a menudo coronan una montaña de crema batida o
helado. Desafortunadamente, muchas veces son la única opción.
Existen varios licores italianos con sabor a nuez que son una buena base para marinar
cerezas frescas; Amaretto es el primero que me viene a la cabeza (tal vez mezclado con un
poco de licor Marrasquino), de manera que cuando abundan las cerezas y están baratas,
compre bastantes y prepare las suyas propias. Sable & Rosenfeld es la marca
estadounidense menos ofensiva del mercado. Luxardo, en Italia, produce muy buenas
cerezas marrasquino, pero están más cerca a los orígenes de esa monstruosidad moderna,
que consistía simplemente de cerezas marasca ácidas, maceradas en el licor marrasquino
destilado de ellas.
Almacenamiento de guarniciones
• Las limas cortadas se oxidarán rápidamente y deben desecharse al final del día, por lo
tanto, no corte demasiadas.
• Los limones cortados pueden almacenarse dos días. Cúbralos con un paño de bar
húmedo y refrigérelos.
• Las rodajas de naranja deben examinarse al final del día. Si están buenas, cúbralas
con un paño de bar húmedo y refrigérelas durante la noche.
• Las cortezas de naranja y limón deben desecharse al final del turno.
• La menta debe almacenarse entre toallas de papel húmedas y refrigerarse. Los ramos
oscuros o marchitos deben desecharse.
Bitters
El ingrediente final de un coctel clásico se encuentra en una pequeña botella, empolvada y
encostrada con gran etiqueta de papel, generalmente oculta en la parte trasera del bar. Los
bitters son ingrediente esencial de los cocteles antiguos que alguna vez estuvo al borde de
la extinción.
Actualmente disfrutan de un saludable regreso. Producidos al remojar varias cortezas,
raíces, flores y cosas parecidas en alcohol y dejándolos añejar, el resultado es un líquido
demasiado amargo y penetrante para tomarse puro.
Sin embargo, al usarlos cuidadosamente por pizcas (1 a 3 pizca por bebida es la dosis
normal); como podría suponerse los bitters no amargan la bebida, sino que favorecen la
mezcla de los otros sabores. En una bebida adecuadamente balanceada, el cliente no
debería notar su presencia, pero sí notaría su ausencia. En general, los bitters son más
usados en bebidas basadas en espíritus modificados con vinos y licores fortificados, que en
bebidas con cítricos u otros ingredientes amargos. La acidez intensifica el amargo y los
cítricos y los bitters se magnifican mutuamente al punto de arruinar el balance.
Hay tres clases de bitters de uso común, Angostura, Peychaud’s y naranja (existen varias
marcas de éste). Los últimos años trajeron una plétora de tipos nuevos y todos merecen
probarse (encuentre varios interesantes en The Bitter Truth), pero estos tres son los
principales y todo buen bar tendrá los tres (un bar verdaderamente original tendrá diez o
quince clases, muchos de ellos de fabricación casera). Debería considerar ubicarlos en un
lugar visible, dado que no existe una mejor forma de mostrar a sus clientes que está
preparado para hacer cocteles serios.
Angostura Bitters: De Trinidad, esta antigua marca es la más grande y más versátil; con un
perfil de sabor increíblemente complejo, fundamentado en una base de ron, los Angostura
Bitters se mezclan particularmente bien con otros sabores –whiskey de centeno o rye, ron
oscuro, ginebra–.
Bitters Peychaud’s: Otra marca antigua, los bitters Peychaud’s ofrecen notas de cereza
negra y anís que se incorporan particularmente bien con coñac y whiskey.
Bitters de naranja: son una combinación de fuerte sabor a cáscara de naranja con un toque
amargo. La receta original de un Dry Martini requiere partes iguales de ginebra y vermut,
con una pizca de bitters de naranja. Existen cuatro marcas en circulación: la más
anaranjada, West Indian Orange Bitters, de Fee; la más amarga, Orange Bitters No.6, de
Regans; la balanceada pero intensa Angostura Orange Bitters; y la balanceada pero menos
intensa, The Bitter Truth. Algunas bebidas van mejor con una marca y otras con otra, por lo
cual se aconseja tener las cuatro (muchos mixólogos estadounidenses prefieren una mezcla
50/50 de Fee y Regan).
Módulo 4 – Gestión de servicio y recetas de cocteles
Técnicas clásicas para el uso de utensilios de bar
Si se compara un máster chef con un excelente cocinero casero, una de las grandes
diferencias entre los dos es la maestría del profesional con una amplia gama de utensilios
desde los más básicos –el cuchillo de chef– a los más especializados: si una tarea específica
requiere un utensilio inusual, el chef sabrá qué necesita y cómo usarlo.
Igual sucede al mezclar bebidas: un verdadero profesional dominará la coctelera Boston –
“el cuchillo de chef del bartender”, como lo llama Dale DeGroff– y sus accesorios, pero
también se sentirá a gusto con toda una gama de utensilios para fines específicos, desde el
pelador de vegetales y los coladores de té a los descarozadores de cerezas, el separador de
huevos y el sifón de soda.
Si, para efectos de este contenido, BarSmarts se ajusta a lo básico, no significa que no los
invitemos a explorar y experimentar: cada artículo en el kit básico de un bar está allí porque
algún bartender anónimo quiso hacer algo que los utensilios que tenía a la mano no le
permitían (una pista: encontrará a algunos de los mejores bartenders paseando por las
tiendas de implementos de cocina).
Medición
Antes de trabajar con su coctelera debe llenarla y eso significa medir. La mayoría de los
bartenders contemporáneos aprenden que la única forma de mezclar bebidas es vertiendo
los ingredientes directamente de la botella al vaso mezclador, ya sea contando mientras
vierten, o simplemente midiendo a ojo. En manos de los bartenders más talentosos,
experimentados y conscientes –quienes han mezclado toda bebida concebible y saben
exactamente cómo luce media onza, o 15 ml y cada medida común en un vaso–, funciona
bien.
El camino hacia la maestría está en memorizar cómo lucen las cantidades de agua medidas
en su vaso mezclador (medir siempre antes de agregar el hielo). Una vez se domina, debe
medir el tamaño de su bebida. Para hacerlo, primero disponga todos los vasos en los que va
a colar sus bebidas. Con cada uno tendrá que determinar cuánta agua necesita para llenarlo
cuando el agua haya sido agitada con hielo.
También deberá probar varias cantidades para cada vaso, pero en general, la regla de oro es
que agitar con hielo aumenta el volumen de la bebida 25%; este porcentaje variará de
acuerdo con la longitud y la fuerza que se apliquen al agitar, y según la clase de hielo.
Cuando encuentre el nivel de llenado en el vaso de la coctelera para cada uno de los vasos
por servir, registre una nota mental –una especie de marca imaginaria en un costado del
vaso mezclador–, que corresponde a cada vaso. Pronto podrá llegar a la marca con
sorprendente precisión.
Esta puede ser la habilidad más importante que domine un bartender. Aquel que no puede
juzgar la cantidad de licor necesaria para llenar apropiadamente los diferentes vasos de bar,
desperdiciará anualmente literalmente botellas de licor.
Claro que, si trabaja en un bar que utiliza jiggers para todas las bebidas, esta técnica es
innecesaria (cabe anotar que la mayoría de los bares elitistas en Nueva York, San Francisco
y Londres los utilizan).
Los jiggers vienen en diferentes tamaños; los más útiles son los de 1½ oz. x ¾ oz. y el de 1
oz. por ½ oz., aunque no hace daño tener la gama completa. En algunos países, por ley debe
incluirse un tamaño de jigger obligatorio; esto hace que las matemáticas básicas para
mezclar bebidas sean un desafío.
Con éstos a mano y una cuchara de bar estándar para cantidades más pequeñas, es posible
medir rápidamente casi cualquier cantidad de cualquier cosa que necesite en una bebida.
Sin embargo, las cucharas de bar varían en tamaño, desde aquellas usadas en el siglo XIX,
de 1/5 de onza (6 ml), a la estadounidense estándar de punta roja (1/6 de onza, o 5 ml), a la
japonesa más pequeña, popular entre los bartenders modernos, de 1/8 de onza (3.5 ml).
Sugerimos que verifique cuántas cucharadas de la cuchara de bar de su elección se
necesitan para llenar un jigger de 1 onza y ajustar sus recetas de acuerdo a eso.
Con un poco de práctica pierde poca o ninguna velocidad y hay mucha más precisión y
consistencia entre bebidas; esto es especialmente importante cuando se trata de los actuales
cocteles especiales, muchos de los cuales llevan ingredientes de sabor fuerte o inusual
donde solo unos pocos milímetros pueden ser la diferencia entre delicioso y desagradable.
La mayoría de los clientes apreciarán el cuidado que se tenga al preparar la bebida.
Revolver
Ahora, a revolver. Sostenga la cuchara entre el índice y el pulgar con el mango
descansando contra el interior del segundo dedo. Deslice la parte trasera de la cuchara hacia
abajo por el interior del vaso mezclador. La parte trasera de la cuchara rotará al interior del
vaso y el mango empujará el hielo hacia adelante para que el líquido y el hielo roten con
gracia en la dirección de las manillas del reloj.
Asegúrese de no remover vigorosamente –al igual que al agitar, sólo agregará aire y lucirá
terrible–. Revolver con gracia es esencial con el fin de lograr el estilo y la ceremonia con
los que estas bebidas deberían prepararse, y asegurará esa textura pesada y sedosa.
Revolver requiere un movimiento de dos fases; en la primera mitad del movimiento, el
índice y el pulgar halan la cuchara en dirección de las manillas del reloj hasta la posición de
las seis en punto y, luego, el segundo dedo (apoyado por el tercero y el cuarto), empuja el
mango de la cuchara el resto del camino hasta las doce en punto y, así, el proceso de
jalar/empujar, empieza de nuevo.
Con la práctica, este proceso fluirá y parecerá un solo movimiento; pero para practicar,
divídalo en dos partes para lograr la sensación. Eventualmente el movimiento será tan
suave que el mango de la cuchara rotará en su mano a medida que empuja el hielo y el
líquido en círculos, como una unidad en el vaso mezclador y su mano permanecerá casi en
el mismo punto sobre el vaso mientras la cuchara hace todo el trabajo.
Si usa una cuchara de mango recto, tómela con el pulgar y el índice, deslice el cuenco por
el costado del vaso y bombee hacia arriba y hacia abajo con firmeza, no frenéticamente,
moviendo la muñeca en óvalo de arriba abajo. Esto hará que el hielo gire, revolviendo. Hay
otras formas eficaces de tomar la cuchara: por ejemplo, algunos la sostienen entre el pulgar
y el anular por un lado del mango y el índice y el del corazón en el otro. Debe experimentar
para encontrar la forma que mejor se ajuste a usted.
Si el bar tiene cubos densos muy fríos, revuelva cincuenta veces; si los cubos son más
pequeños, mojados y no tan fríos, revuelva solo treinta veces para evitar demasiada
dilución. Recuerde, al revolver o agitar la bebida enfriará tanto como el hielo, por lo que
entre más frío y denso sea, más fría la bebida.
Nota: Muchos bartenders jóvenes optan por usar el mango de la cuchara para revolver
porque así es mucho más fácil lograr rapidez al hacerlo. Es mucho mejor tomarse el tiempo
de aprender la técnica apropiada para revolver, sobre todo porque a nadie le gusta ver el
mango de una cuchara que puede haber recogido la suciedad de los guantes de alguien,
metida en su Martini. Si tiene que hacerlo, use un palito mezclador o incluso un palillo
chino; así el cliente no se preocupará por las bacterias en su bebida.
El colador y su uso
Una vez mezclada su bebida, saque el hielo y viértala en el vaso del cliente. Para esto
necesitará un colador, o mejor, dos; un colador julep para las bebidas revueltas en el vaso
mezclador y un colador Hawthorne para bebidas agitadas, que se vierten del vaso metálico.
Asegúrese de comprar el colador Hawthorne redondo con cuatro pestañas y no de dos,
porque el último tiende a caerse en la coctelera en lugar de apoyarse bien en la superficie.
En algunos países y partes de los Estados Unidos, el Hawthorne es el único disponible; no
se preocupe, funciona aceptablemente en el vaso de vidrio y el de metal, aunque debe
asegurarse que la parte sólida se separe un poco del borde del vaso para que no bloquee el
paso del líquido al salir.
• Para colar la bebida tome el vaso de vidrio o el metálico entre el pulgar y el
segundo dedo de la mano con que vierte, con el dedo índice en la parte superior
del colador, manteniéndolo en su lugar (si usa un colador Julep, colóquelo dentro
del vaso mezclador para que su lado cóncavo quede hacia abajo).
• Al colar en un vaso de Martini o de coctel, vierta el líquido con un movimiento
circular, girando delicadamente alrededor de los costados del vaso para evitar
salpicaduras. El movimiento final debe ser un quiebre fuerte de la muñeca para
puntualizar la ceremonia y atraer la atención hacia la bebida. Al igual que todo lo
que hace, debe hacerlo con estilo sutil y floritura.
• En algunas situaciones (bebidas grandes y vasos puntiagudos), es buena idea
estabilizar con la otra mano el vaso en el que se va a verter.
Si está colando una bebida con mucha fruta triturada, puede necesitar colar dos veces. La
forma más sencilla de hacerlo es colar del vaso metálico con el colador Hawthorne,
ubicando el colador Julep sobre el vaso en que se va a colar para atrapar restos de pulpa o
semillas. Al trabajar con algo con muchos pedacitos (menta no, porque no debe agitarse
tan fuerte que se deshaga en pedacitos), un colador de té de malla fina, le será útil.
En algunos bares es habitual colar todo dos veces con el fin de atrapar esquirlas de hielo
que puedan caer en la bebida. Debe anotarse que un colador Hawthorne apropiado con
espiral ajustada, debería atraparlos casi todos (un Julep los coge todos) y colar dos veces
ralentiza significativamente el servicio.
El mortero y su uso
El mortero es un utensilio muy versátil. Puede usar el mango (por el extremo redondo) para
romper hielo y el otro extremo (plano, protuberante) para todo: desde aplastar menta
ligeramente, para un Julepe o un Mojito, a exprimirle hasta el alma a los pedazos de lima
con azúcar, para una Caipiriña. Para cualquier cosa que requiera ser triturada por encima y
más allá de lo que se produce por medio de la agitación fuerte con hielo, el mortero es su
instrumento de elección.
Note que la diferencia de sabor entre exprimir el jugo de un limón y triturarlo es enorme.
Cuando una fruta cítrica se tritura, los aceites esenciales de la piel se liberan en la mezcla,
agregando mucho más sabor a la bebida, pero también se extrae el amargo de la piel blanca.
Un mortero debe tener al menos 6 pulgadas (15 cm) de largo para alcanzar el fondo del
vaso mezclador. Por alguna extraña razón, muchos morteros en el mercado son teñidos y/o
cubiertos con barniz; deben evitarse porque el tinte y el barniz terminarán en la bebida del
cliente. Si solo encuentra esa clase, al menos lije el fondo.
Esferización
La técnica en uso más parecida a una clase de química. La idea general es hacer pequeñas
perlas con el centro líquido que puedan flotar en una bebida sin disolverse. Claramente no
es fácil, y hacerlo requiere mezclar el líquido del cual desea sacar perlas con un químico
(alginato de sodio es común) y dejarlo gotear en un baño de otro químico como cloruro de
calcio. Interesante, si se limita, y ciertamente no para principiantes.
Espumas
Las espumas son una forma muy interesante de manipular textura en un coctel y son fáciles
de hacer; en efecto, es tan sencillo como batir un poco de clara de huevo con la bebida,
truco tradicional del bartender que torna el coctel opaco y cremoso, con cabeza espumosa.
Con algo de preparación y una inversión mínima en equipo, también puede hacer espumas
de gelatina que le permitirán decorar un coctel con una ligera neblina de sabor. Es una
forma excelente de decorar o acentuar una bebida. Vea las instrucciones a continuación.
Fat-washing
Es la manera de dar sabor a un licor con un ingrediente graso o aceitoso sin volverlo
grasoso (por qué querría hacerlo, es otra historia). Simplemente tome su pollo frito (por
ejemplo), córtelo en pedazos y póngalo a remojar en su licor de elección –en este caso, para
efectos de la discusión, whisky escocés–. Luego de algunas horas, lo pondrá en el
congelador para que coagulen las grasas y en una o dos horas, cuele el líquido con papel
filtro. De esta forma se crearán algunos sabores inusuales.
Infusión
Simplemente involucra remojar frutas, hierbas, especias o lo que quiera, para extraer su
sabor en el licor y luego colarlo. Es tan sencillo como rebanar una lima y remojarla en una
botella de Beefeater por dos horas o, tan complicado como hacer Bitters de ginseng coreano
con doce ingredientes diferentes, cada uno de los cuales requiere ser remojado por un
período diferente. Esto es algo para tener en mente al infundir: como regla de oro, cuanto
más alto sea el grado de alcohol, más sabor extraerá y, más largo no es siempre mejor,
cuando se trata del tiempo de infusión. Algunas cosas –cáscara de cítricos, por ejemplo–
sueltan su sabor rápidamente y en una infusión larga se vuelven amargas. Debe prepararse
para ensayar las cosas una y otra vez.
Destilación al vacío
Requiere de un evaporador rotativo [roto-vap], una pieza de equipo de laboratorio muy
costosa, que destila líquidos casi a temperatura ambiente haciéndolos girar en un balón de
destilación al vacío. Es más apropiado para redestilar infusiones a base de bebidas
espirituosas, pero también puede hacer trucos como remover el color y el sabor a madera de
un whiskey añejo o el azúcar de un licor. Puede incluso usarse para destilar cocteles. Es
divertido.
Otros métodos
Otros métodos incluyen la liofilización, el confitado, la condensación y todo aquello que un
cerebro fértil, mucha paciencia y un robusto presupuesto para equipo pueda concebir. La
mixología molecular es muchas cosas, pero rápida y barata no es.
Maridaje
Menús de bebidas
La gente no entra a un restaurante y simplemente a ordenar lo que le viene a la cabeza, a
pesar de que por décadas fue la norma, incluso en los mejores bares. Ya no es el caso. En la
actualidad, se necesita una lista de bebidas –un menú de cocteles, otras bebidas mezcladas y
bebidas espirituosas para facilitar la selección del cliente–. Aunque más que eso, demuestra
la capacidad y creatividad de su mixólogo y promociona la filosofía y la imagen que desea
proyectar de su bar o restaurante. En esta sección, veremos algunas de las cosas que debe
tener presente.
Tandas y preparación
No todas las bebidas que le hayan pedido a lo largo de su carrera se habrán de servir en
bares; especialmente si su compromiso con la calidad empieza a ser advertido. Eventos de
caridad, degustaciones de cocteles, fiestas de Prohibición, comidas coctel –las
oportunidades de traer el evangelio de la buena mixólogía ante el público se expanden
constantemente. Esa es la parte positiva. La negativa es que, en la mayoría de estos eventos,
usted tendrá que trabajar en condiciones de campo, donde casi siempre lo llevarán a una
mesa de catering y le darán cerca de una hora para convertirla en un bar.
En general, bajo estas condiciones estará sirviendo uno o dos cocteles, que habrá preparado
en tandas, por lo cual, todo lo que tendrá que hacer es agitarlos (o revolverlos) y agregar
guarnición. Ocasionalmente, para bebidas particularmente complejas, se requerirá un poco
más de preparación. Mientras que preparar cocteles en tandas es, en su mayor parte, un
tema de sentido común, acá veremos algunos consejos para hacerlo correctamente.
Mezcla de bebidas
• Pruebe todo y dispóngase a hacer ajustes.
• Una botella de 750 ml de bebida espirituosa alcanza como base para 12 bebidas
grandes, 18 medianas y 24 degustaciones.
• Aproximadamente 70 pizcas de bitters hacen 1 oz.
• Las bebidas que llevan únicamente ingredientes estables, como las espirituosas,
los licores, los vermuts, el azúcar y los bitters, pueden prepararse
anticipadamente, en tandas.
• El alcohol y el azúcar retardan la oxidación de cítricos, por lo tanto, las bebidas
con esos tres ingredientes pueden prepararse en tandas, tres o cuatro horas antes
de servirlas, aunque deben refrigerarse o guardarse en hielo el mayor tiempo
posible.
• Los productos lácteos –crema, leche, clara de huevo– deben agregarse en el
último minuto (aunque para bebidas como el Ramos Fizz, la clara de huevo y la
crema se pueden combinar y guardar por separado).
• Incluso las bebidas complejas con ingredientes delicados, como la menta, que se
agrega en el último momento, pueden simplificarse separándolas en
subcomponentes y preparando tandas de las partes estables.
• En grandes cantidades, la acidez del jugo de cítricos parece aumentar;; es decir,
que siempre es buena idea agregar menos de lo que requiere la fórmula, probar y
ajustar.
• Para vaciar una botella de licor rápidamente vuélquela sobre el contenedor para
tandas y gírela con rapidez mediante un movimiento circular pequeño y apretado.
Esto creará un vórtice al interior que sacará el contenido en tiempo record.
Cuando está apurado, preparándose para un evento, cada segunda cuenta.
Su trabajo
Si el propietario determina el tono del establecimiento, el bartender lo ha de proyectar a la
clientela. Si el bar es el motor del establecimiento, y lo es (económicamente y en términos
de energía), entonces el bartender es el ingeniero. Pero el bartender es muchas cosas para
muchas personas diferentes y quien desempeña ese trabajo tiene que estar en paz con su rol
y seguro de su propia identidad.
El bartender abre y cierra el lugar, maneja el dinero, entrega las propinas al personal y
seguramente realiza muchas otras minucias. Es él quien le hace permanecer demasiado
tiempo y quien lo atrae de vuelta todos los días. En pocas palabras, ese es el trabajo. El
secreto es el por qué. Sus bebidas son buenas y es rápido/a, seguro, pero todo eso sucede
mientras participa en conversaciones a lo largo de la barra, sobre cualquier tema, desde
resultados de deportes a la ubicación de un restaurante, a una charla con un compañero
desempleado. Un/a bartender debe ser fuente de información básica sobre eventos del día,
en deportes y noticias generales; es un glosario de adónde cenar, beber, ver y ser visto.
Esa es una parte del trabajo y, de muchas maneras, la más importante –no importa cuán
buena sea o cuán rápido pueda elaborar una bebida; una persona obstinada y malhumorada
que en el fondo no le guste la gente, nunca será un/a gran bartender. Dicho esto, su
habilidad en el manejo de utensilios y los pequeños elementos teatrales involucrados en la
preparación de bebidas puede dar enormes dividendos. No es que deba montar un acto de
circo, pero debe exhibir un sentido de confianza que sea evidente para un cliente del bar.
Definitivamente, un bartender siempre está en el escenario (ese escrutinio exige estar
cuidadosamente acicalado de pies a cabeza).
Su cliente
La relación o contrato entre un mesero y un cliente en el comedor es clara. En efecto, el
cliente reserva la mesa para la comida. En la mesa, la atención a las necesidades es
primordial, pero la privacidad del espacio no debe ser violada por el servicio. Un mesero de
comedor es siempre un intruso en la mesa y debe realizar el trabajo rápida y sutilmente. No
así el bartender.
El cliente de bar está en un espacio compartido y el tono de ese espacio lo pone el
bartender. Significa que este último debe tener un agudo poder de observación y desarrollar
gran capacidad de escucha. En su primer encuentro con un cliente determinará no sólo lo
que el cliente quiere, sino su estado de ánimo, si la conversación es bienvenida o no, por
qué vino al bar y cómo hacer exitosa su visita.
Si un cliente es seco y menos que cordial, el/la bartender, de acuerdo con el contrato, no
puede comportarse igual. Una actitud desagradable del bartender, ser grosero o lento en su
reacción, percibir que la propina o algo más le pareció poco, compromete el espacio
compartido y la gente ya no se sentirá a gusto. Es un contrato unilateral a favor del cliente,
pero en la práctica, es una oportunidad para el bartender de cumplir con lo que lo
contrataron para hacer, hacerse amigo de los clientes difíciles, preparar excelentes bebidas e
incluso, ocasionalmente, enseñarle a la gente a pasarla bien.
Tiene la habilidad de mantener la calma de una forma sutil, de alejar un caballero de una
dama a quien la compañía del hombre no le es tan agradable como a él la de ella. Un cliente
grosero nunca es aceptable; existen muchas maneras de reaccionar ante un cliente difícil.
Claro está que, si un cliente es tan revoltoso, al extremo de molestar a otros clientes o
ponerlos en peligro, la acción y gestión inmediata del bartender es necesaria, pero hasta el
más difícil de los clientes puede y debe ser manejado con actitud profesional, incluso si se
requiere la ayuda del gerente o guardia de seguridad. El que un cliente esté fuera de control,
no significa que el personal también deba estarlo.
La práctica
Cada bartender debe ser un “patrullero”. De hecho, es parte esencial de su trabajo. Pero al
mismo tiempo debe siempre tener el ojo en guardia y parte de su atención alerta a lo que
pueda estar sucediendo en sus dominios. A todo el mundo le gusta un bartender con una o
dos palabras amables, pero a todos les encanta un bartender que esté en su lugar y que
incluso sugiera un refuerzo antes de que se lo pidan. Es impresionante cuánto más se puede
servir en un bar cuando un bartender prepara rondas con pie firme y movimientos rápidos –
por consiguiente, aumentando las rondas de los clientes.
No se avergüence de admitir que no conoce una receta o bebida espirituosa. Escuche al
cliente. Haga muchas preguntas y obtenga la información que necesita –recetas, técnicas, lo
que sea–. Y no se preocupe, no va a aprender todo en seis meses y nadie espera que lo haga
(tal vez en seis años). Por último, no pierda su tiempo en bartending de segunda. Encuentre
un lugar que crea en las bebidas honestas hechas con ingredientes frescos y bebidas
espirituosas de buena calidad.
Todas estas características deben estar cerca al bartender para que pueda producir 90% de
las bebidas sin dar más de dos pasos en cualquier dirección.
Un salón con capacidad para más de ochenta clientes requiere un servicio de bar separado y
requiere más de un bartender. En el bar principal, las bebidas especiales hechas a mano
frente al cliente pueden hacerse en tandas para servir rápidamente a muchos clientes, pero
requiere de características especiales de diseño. Las bebidas por tandas hechas en
contenedores de verter-y-almacenar de galón/4 litros requieren refrigeración adicional. El
área para servir debe tener estación de cristalería, contenedor de hielo, provisión de bebidas
gaseosas y espacio en el mesón para varias preparaciones simultáneas, estación de café y
refrigeración. Quien sirve debe poder terminar de preparar las bandejas con vasos, hielo,
café y bebidas suaves mientras espera el momento de servir.
Pedidos e inventario
Los pedidos y el inventario son inseparables en cualquier negocio, pero especialmente en el
negocio de los bares y restaurantes porque el inventario es más líquido y más difícil de
controlar. Los procesos correctos para hacer pedidos son de gran ayuda para proteger el
inventario.
Transporte de mercancía
Para el transporte de mercancía del almacén a los bares en grandes operaciones con varios
centros de utilidad, se utilizará un furgón cerrado. Cada etapa de este proceso tiene la
documentación pertinente. El asistente de bar o almacén es responsable por la mercancía
hasta su entrega al personal del bar. Cuando el almacén y el bartender liberan la mercancía
el asistente firma la requisición
Manejo de efectivo
El manejo de efectivo empieza en la oficina con procedimientos ordenados para hacer
consignaciones y conciliar de las ventas del día. Mantener estos dos procedimientos con
meticulosa atención al detalle protege contra robo y mal manejo de los recibos diarios.
El dinero entregado al personal del bar debe ser consistente en cantidad y denominaciones.
Al recibir, el bartender debe contar el efectivo en caja, con el fin de informar sobre posibles
errores en el momento de entrega. Al servir a los clientes, los bartenders deben hacer una
cuenta después de cada transacción. La cuenta se liquida después de cada ronda o, si el
cliente desea dejarla abierta, se retiene hasta el siguiente pedido.
Jamás debe atenderse un cliente sin liquidar o registrar la transacción anterior, es
demasiado fácil distraerse por el movimiento y omitir entradas de bebidas y efectivo o
liquidación de créditos. Un bartender consistente en el manejo de las cuentas es el mejor
amigo que un establecimiento pueda tener.
Procedimiento de cierre
Al terminar un turno, el bartender contará el efectivo en caja y lo depositará con todos los
recibos de las ventas del día. Los bartenders nunca deberían ser los encargados de conciliar
su efectivo en caja. Ese procedimiento debe hacerse en la oficina.
NOTA IMPORTANTE: Estas recetas son una guía, no un evangelio. Cuando las prepare
en el bar, sin duda las personalizará tanto en fórmula como en ejecución. De hecho, algunas
de las recetas que nos ha visto preparar en los videos del curso difieren ligeramente de las
que incluimos acá. Ese es el punto. Las recetas son guías. Sin embargo, para efectos del
Examen Práctico de BarSmarts Avanzado, les pedimos regirse lo más estrictamente posible
a estas recetas impresas. ¡Ah!, y no olviden estudiar las variaciones incluidas, porque
también podrán ser evaluados con base en ellas.
Una nota rápida sobre el grado de alcohol: por motivo de impuestos, en muchos países
algunas de las bebidas espirituosas generalmente disponibles tienen un grado de alcohol
significativamente más bajo que las marcas para las que fueron originalmente creadas: las
ginebras tradicionales con intensidad de coctel tienden a tener 47% de alcohol, mientras
que los whiskeys estadounidenses eran tradicionalmente embotellados a 45-50%. Algunas
bebidas son más sensibles a esta variación que otras. En casos extremos querrá
experimentar con técnicas para llegar a eso, como remplazar el jarabe simple en los
amargos con azúcar extrafina revuelta directamente en el jugo cítrico o usar hielo duro para
reducir la dilución.
También a Pernod Ricard le gustaría recordarle que mientras los siguientes cocteles usan
diferentes cantidades de alcohol, una porción típica de bebidas espirituosas destiladas es 1½
onzas (45 ml), a 40% de alcohol por volumen (abv). ¿Listos? Damas y caballeros, a
mezclar.
Preparación: Agite todos los ingredientes con hielo y cuélelos en un vaso de coctel frío.
Opcional: reduzca el marrasquino a dos cucharaditas y agregue una cucharadita de crème
de violette.
2) Bellini [1940-1959]
El clásico de verano del Harry’s Bar, en Venecia.
Ingredientes:
1½ oz. - puré de durazno blanco (para ¼ de puré de durazno agregue 4 oz. de jarabe simple
y, para el color, dos pizcas de Granadina)
4 oz. - Champaña Perrier-Jouët
Opcional: ½ oz - licor de durazno.
Preparación: Colocar el puré de durazno en el fondo del vaso mezclador, sin hielo. Verter
lentamente la champaña revolviendo suavemente para no perder efervescencia. Colar en un
vaso flauta de Champaña. (Opcional: Agregue ½ oz. de licor de durazno importado por
encima).
Nota: Para un grupo: usar una jarra de 32-48 onzas y una cuchara larga de bar. Agregue 8
onzas de puré al fondo de la jarra, llena con hielo hasta la mitad, y lentamente vierta la
Champaña, arrastrando el puré por el costado hacia arriba con una cuchara para mezclar.
Hacerlo suavemente para retener las burbujas de la champaña. Servir.
Preparación: Colocar los cuartos de lima en el fondo del vaso mezclador, agregar azúcar o
jarabe y triturar extrayendo el jugo y el aceite de la piel de lima. Enfriar un vaso corto con
trozos de hielo. Agregar cachaza (o ron blanco para una Caipirissima o vodka Absolut,
para una Caipiroska) y hielo a la mezcla y agitar bien. Verter todo el contenido en vaso
corto helado y servir. Otro método es preparar la bebida en el vaso en que se va a servir, sin
agitarla.
Preparación: Agitar las bebidas espirituosas, el jugo de limón y el jarabe simple con hielo,
colar en vaso de Collins helado y llenar con soda. Decorar con cereza y una rodaja de
naranja. Para un Vodka Collins, remplazar la ginebra con vodka Absolut. Para un John
Collins estilo antiguo, usar genever holandesa o un buen whisky bourbon estadounidense.
7) Cosmopolitan [1980-1990]
“La clase moderna conquistó el mundo; la revista New York me dio el crédito de haber
inventado el Cosmo. No fui el inventor, pero estandaricé la receta y la imprimí en mi menú
de cocteles en el Rainbow Room, donde Madona fue vista bebiendo uno. Era todo lo que el
resto del mundo necesitaba. La inventora real es Cheryl Cook, de South Beach, en Miami,
quien recientemente reclamó el crédito por su invención”. Dale DeGroff
Ingredientes:
1½ oz. - Vodka Absolut Citron
¾ oz. - Cointreau
¼ oz. - Jugo fresco de lima
1 oz. - Ocean Spray Cranberry Juice Cocktail
Preparación: Agitar todos los ingredientes con hielo. Colar en un vaso de coctel enfriado.
Decorar con cáscara de naranja.
8) Daiquiri [1900-1910]
Esta bebida cubana recibe su nombre de un pueblo en la costa sudoccidental de la isla. Es el
primer coctel puro inventado fuera de Estados Unidos.
Ingredientes:
1½ oz. - Ron blanco
¾ oz. - Jarabe simple
¾ oz. - Jugo fresco de lima
Preparación: Agitar todos los ingredientes con hielo y colar en un vaso de coctel pequeño.
Decorar con rodaja de lima. Nota: Los puristas se rigen por la receta original de la década
de 1910: jugo de media lima, media cucharadita de azúcar extrafina, 2 oz. de ron
(dispuestos en ese orden, agitar el azúcar en el jugo de lima antes de agregar el ron).
9) Gimlet [1890-1900]
A finales del siglo XIX, la marina británica entregó a todos los marineros una ración de
jugo de lima preservado para prevenir el escorbuto. Los oficiales, quienes no recibieron la
ración estándar de ron, mezclaron la suya con su ginebra Plymouth preferida. El hielo vino
después.
Ingredientes:
2½ oz. - Ginebra Beefeater
½ oz. - jugo de lima preservado (Rose’s o Angostura)
Preparación: Agitar todos los ingredientes con hielo y colar en un vaso de Martini helado, o
servir sobre hielo en vaso de Old-Fashioned. Decorar con rodaja de lima.
Preparación: Agitar la ginebra, el jugo de limón y el jarabe simple y colar en vaso alto.
Llenar con club soda. No decorar.
Nota: La diferencia entre el Fizz y un Collins es el tamaño del vaso, la guarnición y el
hielo: un correcto Fizz se sirve sin hielo en el vaso, un Collins sí lleva hielo. El Collins se
sirve en un vaso extra alto o vaso de “Collins”, con una cereza y una rodaja de naranja
como guarnición.
Preparación: Enjuagar una taza grande o vaso de whiskey caliente con agua hirviendo para
calentarlo. Con bebidas calientes éste es un paso esencial, al igual que enfriar el vaso para
las frías. Agregar el azúcar o la miel, la cáscara de limón y más o menos media onza de
agua hirviendo. Revolver hasta disolver el azúcar o la miel. Agregar el whisky y 1½ a 2½
onzas más de agua, dependiendo de cuán cargada se desea la bebida.
Preparación: Combinar whisky, café y jarabe en un vaso de café irlandés. Servir una capa
de 1 pulgada (2.5 mm) de crema espesa encima.
Preparación:
Agitar bien con hielo y colar en un vaso de Old-Fashioned lleno de hielo. Decorar con
rodaja de lima, rama de menta y, de ser posible, una orquídea Sonya.
Preparación: Verter todos los ingredientes sobre hielo en un vaso mezclador y revolver
como si fuera un Martini. Colar en un vaso de coctel frío. Decorar con cereza, a pesar de
que muchos consumidores selectivos prefieren el suyo con un twist.
Nota: Si prefiere un Manhattan seco, use vermut seco y decore con cáscara de limón. Para
un perfecto Manhattan, usar ½ oz. de vermut seco y media de dulce y nuevamente use la
cáscara. Para un Rob Roy remplace el bourbon o el rye con un buen whisky escocés
mezclado, como Chivas Regal. En este muchos prefieren bitters de naranja, con un twist de
naranja al final. Para un Emerald remplace el whiskey estadounidense con uno irlandés
como John Powers o Redbreast. También en éste muchos prefieren bitters de naranja y un
twist.
Preparación: Combinar los tres primeros ingredientes en un vaso mezclador con hielo.
Agitar bien y colar en vaso de coctel helado bordeado con sal. Decorar con rodaja de lima.
Saltear el borde: Frotar el borde del vaso con una rodaja de limón, luego hundirlo en un
plato con sal gruesa. Sal dentro del vaso no es deseable como resultado de este proceso.
Nota: Nunca use sal yodada en el borde del vaso.
Preparación: Revolver los ingredientes con hielo para enfriar y decorar con twist de cáscara
de naranja o limón encima.
Preparación: Preparar un vaso alto con hielo. Verter el vermut sobre el hielo y girar para
condimentar, luego colar el vermut. Verter la ginebra o el vodka sobre el hielo
condimentado y revolver para enfriar. Colar en vaso de Martini frío. Decorar
tradicionalmente con una pequeña aceituna española descarozada (sin pimiento).
Preparación: En un vaso mezclador triturar las hojas de menta con jarabe simple. Agregar
jugo de lima y ron y llenar con hielo. Agitar vigorosamente y colar sobre hielo fresco en un
vaso alto. Llenar con soda y decorar con una rama de menta fresca.
O bien,
Triturar suavemente las hojas de menta con jarabe simple y el jugo de lima en el fondo de
un vaso alto. Agregar el ron, revolver, agregar hielo y terminar con no más de dos onzas de
club soda. Decorar con una rama generosa de menta.
El Old-Fashioned a la antigua
“Mi versión favorita y ciertamente mi coctel favorito de todos los tiempos. Lo encuentro
igualmente delicioso preparado con coñac o genever, ambas variaciones populares en la
época en que esta bebida era joven”. David Wondrich.
Ingredientes:
2 oz. - whisky canadiense de centeno (rye) Lot 40 o whiskey bourbon
2-3 toques de Angostura bitters
1 cubo de azúcar o una cuchara bien llena de azúcar extrafino
Toque de agua o soda
Preparación: Triturar azúcar, bitters, una rodaja de naranja, una cereza y un chorrito de soda
cuidadosamente en el fondo de un vaso de Old-Fashioned. Sacar la piel de naranja, agregar
whisky/bourbon y hielo y remover bien. Decorar con rodaja de naranja y una cereza.
Preparación: Agitar fuertemente todos los ingredientes con hielo y colar en un vaso de
coctel pequeño. Decorar con varias gotas de Angostura bitters encima de la espuma creada
por la clara de huevo.
Preparación: Tomar dos vasos pequeños de Old-Fashioned y enfriar uno con hielo mientras
en el otro se prepara la bebida, combinando rye, jarabe o azúcar, los bitters y revolver con
hielo (preferiblemente en trozos) para enfriar. Vaciar el primer vaso, agregar un pequeño
chorro de absenta, girar para cubrir el interior y desechar. Colar el contenido del segundo
vaso en el primero y terminar con twist de limón. Nota: Si no encuentra bitters Peychaud
puede preparar este delicioso coctel con bitters Angostura u otros; sólo llámelo Sazerac. Sin
embargo, puede llamarlo un coctel improvisado de whiskey. Esa fórmula virtualmente
idéntica a la del Sazerac, pero con bitters diferentes, data de la década de 1870. Para un
coctel improvisado, agregar una cucharada de bar de Grand Marnier o licor marrasquino.
Preparación: Agitar todos los ingredientes con hielo y colar en un vaso de coctel con borde
azucarado. Decorar con cáscara de naranja.
Preparación: Agitar los dos ingredientes con hielo y colar en un vaso de Old Fashioned
lleno de hielo triturado o servir en vaso de coctel frío. Nota: Esta es una excepción a la
regla; que bebidas con solo licores y licores dulces deben revolverse y también que las
proporciones de los dos ingredientes pueden variar, porque mucha gente prefiere menos
crema de menta y más coñac. (David Wondrich recomienda 2¼ oz. de coñac y ¾ oz. de
crema de menta).
Preparación: Agitar todos los ingredientes con hielo y colar en vaso de Old-Fashioned o
vaso especial para sours. Decorar con bandera (rodaja de naranja y cereza). Esta bebida es
igualmente deliciosa si se prepara con whiskey irlandés. Algunas almas valientes incluso
gustan de la suya con escocés.
25 cocteles contemporáneos
Ahora que domina los fundamentos de los clásicos, pensamos darle una lagniappe [ñapa],
como dicen en Nueva Orleans: otras 25 bebidas clásicas. Considérelas un arcano
alternativo veinticinco, por así decirlo. No habrá examen sobre éstas. Pocos clientes que
lleguen a su bar esperarían que las conociese y mucho menos que las prepare. Sólo los
genios de la mixología han oído hablar sobre algunas de ellas; otras serán un reto, incluso
para los devotos más versados. Pero todas son bebidas interesantes, con historias
verdaderas, y cada una ayuda a esclarecer algunas de las principales tendencias de la
mixología actual. Más importante aún, cada una es sencillamente deliciosa.
1) Airmail Special
Esta bebida cubana de la década de 1930 es una manera simple, pero sorprendentemente
compleja, de probar champaña en un coctel, especialmente si usa verdadero ron cubano o
uno de los rones blancos con más sabor que existen ahora en el mercado.
Ingredientes:
1½ oz. - ron blanco
½ oz. - jugo fresco de lima
½ oz. - jarabe de miel
2-3 oz. - champaña Perrier-Jouët helada
Preparación: Agitar bien con hielo todo, menos la champaña, y colar en vaso largo de
champaña. Agregar la champaña y decorar, si se desea, con espiral larga y delgada de
cáscara de lima, cortada con cuchillo acanalado.
Nota: Para preparar jarabe de miel, revolver partes iguales de miel líquida y agua tibia hasta
disolver completamente la miel. Embotellar y refrigerar.
2) Bamboo
El coctel Bamboo es acreditado al bartender de la costa oeste y encargado de la taberna,
Louis Eppinger, quien en 1890 zarpó hacia Japón para administrar el Grand Hotel en
Yokohama. Es una manera excelente de reducir alcohol sin reducir sabor.
Ingredientes:
1½ oz. - Jerez Sandeman amontillado
1½ oz. - vermut italiano dulce
2 toques de Angostura bitters
Preparación: Revolver jerez, vermut y bitters con trozos de hielo, colar en vaso de coctel
frío y colocar twist de naranja o limón encima.
4) Bijou
En 1990, Harry Johnson, un extraordinario técnico de bar y el hombre literalmente que
escribió el libro de cómo atender un bar, publicó una receta para el coctel Bijou. Si no lo
supiéramos juraríamos que la bebida fue inventada el año pasado, porque combina tres de
los ingredientes más apreciados por los bartenders contemporáneos: ginebra Plymouth,
Chartreuse y vermut. Claro está, los tres eran nuevos y estaban de moda también entonces.
Lo que se va, regresa.
Ingredientes:
1 oz. - ginebra Plymouth
1 oz. - Green Chartreuse
1 oz. - vermut italiano dulce
Preparación: Revolver bien con trozos de hielo, colar en vaso de coctel frío y decorar con
cereza en brandy. Nota: En 1895, Chris Lawlor, bartender de Ohio de reputación nacional,
publicó un Bijou idéntico al de Johnson, salvo por el uso de Grand Marnier en lugar de
Chartreuse. Era una bebida más dulce y menos complicada, pero no mala. Decorar con
twist de cáscara de limón.
5) Blackthorn
Existen varios cocteles Blackthorn en los libros. Otro producto de la mente fértil de Harry
Johnson y también el más antiguo. Incluido en la edición del Bartender’s Manual de 1900,
es una de las pocas fórmulas de la Edad de Oro del coctel que lleva whiskey irlandés. En
los años 20, el Blackthorn era un favorito tanto en el Harry’s Bar de Paris (un Harry
diferente) como en el Savoy, en Londres.
Ingredientes:
2 oz. - Jameson o whiskey irlandés John Powers
1 oz. - vermut seco francés
2 toques de bitters de naranja
2 toques de absenta Pernod 68
Preparación: Revolver bien con trozos de hielo, colar en vaso de coctel frío y terminar con
twist de cáscara de naranja. Nota: La mejor forma de agregar absenta a esta bebida es llenar
con ella una botella vacía de bitters y agregarla como un Angostura. Si no le parece
práctico, use el equivalente a un cuarto de cuchara de bar.
6) Blue Blazer
Esta la incluimos por demanda popular. Ciertamente existen pocas bebidas, si es que las
hay, más espectaculares que la creación insigne de Jerry Thomas, cuando se prepara
correctamente. Cuando no se prepara bien, la gente resulta herida. Así es pasar whisky en
llamas de un vaso a otro. Por consiguiente, debemos insistir en el uso del equipo apropiado
y seguir cuidadosamente las precauciones de seguridad, como también las que dicte el
sentido común. BarSmarts no se responsabiliza por lo que pudiese ocurrirle al preparar esta
bebida.
Dicho esto, con el equipo apropiado –dos jarras de metal idénticas con (y esta es la parte
más importante) bordes ensanchados hacia afuera para controlar el vertido –y la bebida
espirituosa correcta–, lo que sea que se vaya a encender debe tener al menos 55% de
alcohol y no más de 65%; la bebida es sorprendentemente fácil de lograr. Jerry Thomas la
hizo con una mezcla de whiskies escocés e irlandés, pero los bartenders contemporáneos
han usado desde Chartreuse a Moutai chino.
La siguiente receta es para cuatro bebidas. Los Blue Blazers no se preparan a menos que se
tenga audiencia.
Equipo:
Dos jarras como las descritas anteriormente. Pueden ser con baño de plata de
CoctailKingdom.com. Otras de doble pared (aisladas) de acero inoxidable pueden
comprarse en línea (busque “jarros de cerveza de doble pared” de 16 oz. y asegúrese de
que son del estilo de jarro de metal con bordes ensanchados).
Fósforos de madera largos o encendedor de asador.
Copa de mango largo para medir de 4 oz.
Ingredientes:
5 oz. - whisky escocés The Glenlivet, Nádurra Cask Strengh, o 2½ oz. tanto de Nádurra
como de whisky irlandés Redbreast Cask Strengh.
Azúcar moreno o turbinado
4 franjas de cáscara de limón de 1 x ½ pulgada
Procedimiento:
1. Alejar todos los materiales inflamables del área de mezclado y tener un balde de
agua a mano.
2. Colocar servilletas de tela húmedas para los derrames. Los habrá.
3. Preparar una olla con agua hirviendo.
4. Preparar cuatro tazas de espresso con una cucharada de bar de azúcar y una
franja de cáscara de limón en cada una.
5. Medir el whisky en un vaso de agua o taza medidora.
6. Verter cuatro onzas de agua hirviendo en uno de los jarros metálicos.
7. Rápidamente verter el whisky.
8. Encender con fósforo largo o encendedor de asador.
9. Tomar ambos jarros sosteniéndolos apuntando hacia adelante con cada mano en
posición de 6 en punto en relación al jarro y rápida, pero cuidadosamente, verter ¾
del contenido en llamas en el otro;; debe verter del líquido del lado de la jarra (ej.,
posición 9 en punto o 3 en punto, dependiendo de la mano con que empezó), no la
parte directamente frente a su mano – la posición 12 en punto).
10. Ahora verter a gran distancia ¾ de la mezcla flambeada de whisky y agua en el
primer jarro.
11. Repetir cinco o seis veces, aumentando cada vez la distancia, mientras charla
despreocupadamente sobre cómo solía hacer Jerry Thomas esta bebida en San
Francisco.
12. Cuando las asas comienzan a calentarse demasiado, ha terminado. Apagar las
llamas tapando cada jarro con la base del otro y verter en las tazas de espresso.
Revolver cada una y servir.
7) Brooklyn
Apareció por primera vez en 1908 en un libro de Jacon Grohusko, quien (irónicamente)
atendía un bar en Lower Manhattan. El coctel Brooklyn durmió en la oscuridad hasta que
el siglo XXI revivió tanto el arte del coctel como el Brooklyn mismo. Entre los bartenders
modernos, sacar una variación a la fórmula de Grohusko se ha convertido en un juego,
sustituyendo varias bebidas espirituosas y aperitivos y llamándolo como un barrio de
Brooklyn o de otra localidad. A este proceso contribuye el hecho de que la receta original
requiere Amer Picon, un digestivo francés que no se importa más a los EE.UU. ni se vende
en ninguna parte con su grado de alcohol original.
Ingredientes:
2 oz. - Jameson o whiskey irlandés John Power
1 oz. - vermut seco francés
½ cucharada de bar de licor marrasquino
½ cucharada de bar de amaro italiano
Procedimiento: Revolver bien todas las espirituosas con trozos de hielo. Colar en vaso de
coctel frío y coronar con twist de limón.
Procedimiento: Triturar las cáscaras de limón con el azúcar y dejar 2 a 3 horas, triturando
ocasionalmente, hasta saturar el azúcar con aceite de limón. Agregar jugo de limón,
revolver hasta disolver el azúcar y colar en botella limpia vacía de 750 ml. Agregar agua
fría hasta llenar y refrigerar (esta mezcla se conoce como shrub [arbusto]). Para servir,
llenar un tazón de ponche de 2 galones con hielo hasta la mitad. Verter el shrub
embotellado y los licores. Revolver bien. Agregar la champaña helada, remover brevemente
y servir porciones de 3 onzas con un cucharón. Nota: para pelar los limones usar un pelador
de verduras de cuchilla giratoria, tratando de sacar la menor cantidad de piel blanca. Con un
poco de práctica podrá sacar la cáscara en una sola espiral larga.
9) Clover Club
La bebida insignia de un grupo de periodistas de Filadelfia, el Clover Club; es una de las
bebidas originales con clara de huevo. Cuando se prepara de la manera original, con
ginebra y vermut, en lugar de sólo ginebra, es seductora, compleja y suave y mucho más
seria de lo que sugiere su apariencia rosada y espumosa.
Ingredientes:
1 oz. - ginebra Beefeater
1 oz. - vermut seco francés
½ oz. - jugo fresco de limón
2 cucharaditas de jarabe de mora
½ oz. - clara de huevo cruda (ver nota)
Procedimiento: Combinar los ingredientes en una coctelera. Sin agregar hielo, agitar
vigorosamente de 5 a 10 segundos para activar la espuma. Agregar hielo, agitar otros 10
segundos y colar en vaso de coctel frío.
Nota: Para hacer el jarabe, a fuego lento revolver 1 libra de azúcar en 1 taza de agua hasta
disolver. Revolver en dos envases pequeños (o alrededor de una pinta) de frambuesas
orgánicas, aplastándolas en el proceso. Retirar del fuego, colar y embotellar. Mantener
refrigerado. Para medir las claras de huevo, batirlas ligeramente antes de usar.
Procedimiento: Agitar bien con hielo y colar en vaso frío de coctel. Nota: la mejor forma de
agregar absenta a esta bebida es llenar con ella una botella de bitters vacía y agregarlo
como el Angostura. Si no le parece práctico, use el equivalente a ¼ de cuchara de bar.
11) El Presidente
Esta creación cubana supremamente elegante, de 1910, fue especialmente popular entre los
cubanos mismos. El secreto para prepararla correctamente es usar vermut blanco semi-
dulce, y no uno seco, lo cual lo convierte en un coctel integrado de una sutileza sin igual.
La receta original lleva vermut “Chambery”, que se refiere al pueblo en los Alpes franceses
que introdujo ese estilo. Si consigue verdadero ron cubano, tampoco hace daño.
Ingredientes:
1½ oz. - ron blanco de sabor intenso
1½ oz. vermuts Dolin Blanc o Martini & Rossi Bianco o Cinzano Bianco
1 cucharada de bar de curazao de naranja o Grand Marnier
½ cuchara de bar de granadina
Procedimiento: Revolver bien las espirituosas y la granadina con trozos de hielo, colar en
vaso de coctel frío y coronar con twist de naranja. Si lo desea, decorar con cereza
marrasquino.
Procedimiento: Agitar bien con hielo todo menos el jerez y colar en vaso para Collins lleno
de hielo. Hacer flotar el jerez encima y decorar con rodaja de naranja y una cereza. Nota: la
fórmula original de Bergeron llevaba 2 onzas de jugo de limón y 1 onza de naranja, que
produce una bebida muy ácida, y 2 onzas de ron y 1 de coñac, que produce una muy fuerte
–advertía, “sin bromear, con estas puede quedar bastante apestoso”–.
Procedimiento: Revolver las bebidas espirituosas y los amargos con trozos de hielo. Colar
en un vaso de coctel frío y coronar con twist de limón.
15) Modern
Alrededor de 1905, Charlie Mahoney, bartender jefe del exquisito bar Hoffman House de
Nueva York, uno de los más elegantes en Estados Unidos, tomó tres ingredientes de moda,
whisky escocés mezclado, ginebra de endrino y absenta, los mezcló y produjo el coctel
Moderno, una de esas bebidas raras que suena como si fuera horrible pero que, de hecho, es
absolutamente deliciosa.
Ingredientes:
1½ oz. - whisky escocés Chivas Regal o The Glenlivet
1½ oz. - ginebra de endrino Plymouth
¼ oz. - jugo fresco de limón
1 cucharada de bar (5 ml) azúcar extrafino
1 toque de absenta Pernod
1 toque de bitters de naranja
Procedimiento: Sin el vino, agitar bien todo con hielo y colar en vaso de coctel frío. Verter
suavemente el vino sobre la parte trasera de una cuchara (es más fácil si se vierte primero
en un envase más pequeño). Nota: Esta bebida es igualmente buena si se prepara con
bourbon o rye o, de hecho, con genever o pisco.
17) Paloma
El más nuevo de nuestros Siguientes 25, el Paloma es una bebida mexicana de alrededor de
la década de 1980. Es fácil de preparar, muy refrescante y logra combinar dulce, ácido,
salado, amargo y umami, todo en una sola bebida. Gran truco.
Ingredientes:
2 oz. - Tequila Avión reposado
½ lima
Pizca de sal
2 a 3 oz de bebida gaseosa mexicana de toronja
Procedimiento: Exprimir la lima en un vaso alto lleno de hielo. Agregar tequila y sal y la
cáscara de la lima exprimida. Terminar con la gaseosa de toronja y servir con pajilla.
18) Pepa
Pépa Bonafé fue una estrella francesa de la década de 1920. Sin embargo, no hay duda de
que sabía una o dos cosas sobre mezclar bebidas, porque esta improbable pero ingeniosa
combinación de coñac y vodka (el vodka alarga el sabor del coñac sin disfrazarlo) fue lo
suficientemente buena como para ganarle una mención de honor en una competencia de
cocteles parisinos, en 1920.
Ingredientes:
1 oz. - coñac Martell VSOP
1 oz. - vodka Absolut
1 oz. - vermut seco francés
2 toques Angostura bitters
Procedimiento: Revolver bien las espirituosas y los bitters con trozos de hielo, colar en
vaso de coctel frío y coronar con twist de cáscara de limón.
19) Prado
Lo único más raro que un antiguo coctel con vodka es uno antiguo con tequila. El Prado
era la bebida insignia del Hotel Del Prado, en Ciudad de México, donde fue escogido por la
revista Esquire (también una de las primeras publicaciones en cubrir el Margarita) a
mediados de los años 50. El Del Prado era un hotel elegante, con un mural del gran Diego
Rivera y la bebida encaja perfecto.
Ingredientes:
1½ oz. - Tequila Avión blanco
¾ oz. - jugo fresco de limón
¼ oz. - licor marrasquino
¼ oz. - granadina
½ oz. - clara de huevo (para medirla, primero batirla ligeramente)
Procedimiento: Combinar todos los ingredientes en vaso de Collins. Llenar con hielo fino o
triturado y agitar: trabaje con el agitador o la cuchara cerca al fondo del vaso y luego gire el
mango hacia adelante y atrás, centre sus palmas hasta que el vaso se escarche. Agregar
pajilla y servir.
22 sherry Cobbler
El Sherry Cobbler es una de las dos o tres fórmulas que extendieron el evangelio de las
bebidas heladas a alturas de la década de 1830, cuando el hielo barato era todavía una
novedad. No es complicado, pero tiene una proporción alta de sabor-alcohol que lo hace
útil: no todos quieren una bebida fuerte, pero todo el mundo quiere una sabrosa. En ese
sentido, el Cobbler no defrauda.
Ingredientes:
3 oz. - Jerez Sandeman*
1 a 2 cucharadas de azúcar extrafino
1 rodaja de naranja, cortada en dos
2 a 3 frambuesas o mora o 1 fresa
Procedimiento: Mezclar bien todo con hielo, sin la Champaña y colar en vaso largo de
Champaña. Agregar encima la Champaña.
Mezcla de especias:
1½ cucharadita de canela molida
½ cucharadita de pimienta de Jamaica molida
1 nuez moscada entera
1 cucharadita de cremor tártaro
Procedimiento: primero, hacer la masa. Separar los huevos. Combinar en un bol todas las
especias molidas. Poner las claras en bol de vidrio, plástico o acero inoxidable y batirlas
hasta obtener picos firmes. En otro bol (si consigue un verdadero bol de Tom & Jerry,
mucho mejor) batir las yemas, incorporando gradualmente dos onzas de ron y la mezcla de
especias. Cuando estén completamente líquidas, gradualmente agregar el azúcar,
revolviendo hasta obtener la consistencia de una masa ligera. Cuidadosamente incorpore las
claras a las yemas con movimiento envolvente. Para evitar la separación, agregar el cremor
tártaro. Conservar esta masa refrigerada hasta el momento de usarla.
Para servir: hervir la leche a fuego lento. Poner una cucharada llena de la mezcla en un
jarro pequeño o vaso y revolver en una onza de coñac y otra de ron (pueden mezclarse por
anticipado para agilizar). Llenar con leche caliente y revolver hasta obtener espuma. Rallar
un poco de nuez moscada por encima.
Procedimiento: Revolver bien con trozos de hielo, colar en vaso de coctel frío y coronar
con twist de limón.
Simple sustitución
La forma más fácil de inventar un coctel nuevo es tomar uno existente y cambiar alguno de
sus ingredientes por otro similar, pero no demasiado. Puede ser un gran éxito: algunos
expertos consideran que fue así que se creó el glorioso Martini, cuando alguien sustituyó el
whiskey de un Manhattan por ginebra. De hecho, fue la forma en que se creó el Vodka
Martini y una cantidad de otras bebidas –ej., el Tuxedo (un Martini con jerez seco en lugar
del vermut seco), el Rob Roy y el Emerald (Manhattan con whisky escocés y whiskey
irlandés respectivamente en lugar del de rye) y el French 75 (un Tom Collins con
Champaña en lugar de agua soda).
Al sustituir, primero trate de usar cosas comparables en acritud, grado de alcohol y nivel de
dulzura: por ejemplo, para vermut seco, intente jerez seco, oporto blanco o incluso un vino
ligero, seco. Por otro lado, para vermut dulce, ensaye oporto ruby, un jerez dulce (como un
oloroso semi seco o un East India), o un vino de postre.
Sustitución compleja
Como sabe quienquiera que haya tratado alguna vez de remodelar una casa, no es fácil
cambiar una cosa sin tener que cambiar muchas otras también. Un ejemplo clásico es el
Margarita, que puede ser considerado como nada diferente a un Sidecar con tequila. El
Sidecar lleva dos partes de brandy, una de jugo de limón y otra de Cointreau, servido en
vaso con borde con sal.
Cuando sustituye el brandy por el tequila, seguramente querrá cambiar otro par de cosas
también. En México, el tequila va a menudo con rodaja de lima y una pizca de sal. Por eso
el Sidecar debería llevar jugo de lima en lugar de limón y el borde del vaso con sal y no
azúcar (un toque de pura genialidad). En otras palabras, que, si la bebida que sustituye no
es lo que quería, puede estar a un pequeño cambio de distancia del paraíso.
Patrón
Es otra forma de ver la sustitución. Muchas, casi la mayoría, de las bebidas se preparan de
acuerdo con un número limitado de patrones básicos.
El Martini, el Manhattan y el Rob Roy, todos combinan un licor base de alto grado de
alcohol con un aperitivo de menor grado de alcohol o vino fortificado, generalmente en
proporciones de alrededor de uno a uno o dos a uno (aunque el Dry Martini rompió ese
molde y redujo drásticamente el componente de bajo grado de alcohol). Esta es una
combinación que va muy bien con un par de toques de bitters.
El Margarita, el Sidecar y muchas otras bebidas menos famosas, combinan todas licor con
jugo cítrico (ácido) y licor (dulce) en una proporción de cerca de dos partes de licor a una
de licor dulce y otra de cítrico (algunos prefieren un poco menos de cítrico). El licor dulce
puede remplazarse fácilmente por jarabe simple.
Existen otros, como por ejemplo el grupo del Stinger-Rusty Nail, el cual combina de una a
tres partes de bebida espirituosa con una parte de licor; este grupo generalmente se
consume después de la comida. Si le gusta una bebida en particular, vale la pena hacer el
ejercicio de descomponerla en un patrón y crear una bebida nueva desde el principio,
siguiendo el mismo patrón, pero haciendo sustituciones en cada paso.
Ingenio
¿Quién quiere ser analítico todo el tiempo? Algunas de las mejores bebidas se crean cuando
alguien piensa “¿qué pasa si mezclo esto con esto?”. Por otra parte, así también se crean
algunas de las peores. Pero no hace daño ensayar. Si hay un sabor particular que le gusta o
una botella extraña de algo que tiene por ahí, o se le viene una idea a la cabeza, no hace
daño ensayar. Algunas veces se combinan algunas cosas y simplemente funciona. Otras, no.
Si no funciona, al menos aprendió algo.
El nombre y la leyenda
Por último, la bebida necesita un nombre y preferiblemente una historia que lo acompañe.
Para el nombre, trate de encontrar uno que no grite “fiesta de fraternidad” o “Mujeres
salvajes”, y por ningún motivo lo llame nada que finalice con -tini o -rita. Se trata de
convencer a la gente de que su bebida merece la consideración de los adultos; usted quiere
respeto. En general, el nombre debe ser corto, ágil y un poco misterioso –usted quiere que
la gente se pregunte por qué se llama así, porque una vez que lo hagan, lo pedirán a
continuación.
Para información adicional sobre BarSmarts Avanzado y las próximas fechas, visite nuestra
página www.barsmarts.com o escríbanos a info@barsmarts.com.
Anexos BarSmarts
TABLA DE CONVERSIÓN
LECTURAS RECOMENDADAS:
Ackerman, Diane. A Natural History of the Senses. New York, NY: Vintage Books –
Random House, 1990.
Amis, Kingsley. Everyday Drinking: The Distilled Kingsley Amis. New York, Bloomsbury,
2008.
Broom, Dave. Rum. San Francisco: Wine Appreciation Guild, 2003.
Coates, Geraldine. Classic Gin. London: Prion Books, 2000.
Curtis, Wayne. And a Bottle of RUM: A History of the New World in Ten Cocktails. New
York. Crown Publishers, 2006.
DeGroff, Dale. The Craft of the Cocktail. New York: Clarkson Potter, 2002.
DeGroff, Dale. The Essential Cocktail: The Art of Mixing Perfect Drinks. New York:
Clarkson Potter, 2008.
Difford, Simon. Difford’s Encyclopedia of Cocktails. Ontario, Canada. Firefly Books Ltd.,
2009.
Dillon, Patrick. Gin: The Much-Lamented Death of Madam Geneva. Boston. Justin,
Charles & Co. 2003.
F. Paul Pacult’s Spirit Journal. Quarterly newsletter of spirits reviews, news and
information. Subscription only. www.spiritjournal.com
Faith, Nicholas, and Ian Wisniewski. Classic Vodka. London: Prion Books, 1997.
Faith, Nicholas. Cognac. London: Mitchell Beazley, 2004.
Gabányi, Stefan. Whisk(e)y. New York: Abbeville Press, 1997.
Gately, Iain. DRINK: A Cultural History of Alcohol. New York, Gotham Books, 2008.
Gregory, Conal R. The Cognac Companion. Philadelphia: Running Press, 1997.
Guthrie, R. Winston with Thompson, James F. A Taste for Absinthe: 65 Recipes for
Classic & Contemporary Cocktails. New York. Clarkson Potter, 2010.
Haigh, Ted. Vintage Spirits & Forgotten Cocktails. Gloucester, MA: Quarry Books, 2004.
Hamilton, Edward. The Complete Guide to Rum. Chicago: Triumph Books, 1997.
Hamilton, William L. Shaken and Stirred. New York: HarperCollins, 2004.
Jackson, Michael. Michael Jackson’s Complete Guide to Single Malt Scotch. Philadelphia:
Running Press,1999.
Jones, Andrew. The Aperitif Companion. New York: Knickerbocker Press, 1998.
Katsigris, Costas, Mary Porter, Chris Thomas. The Bar & Beverage Book. Hoboken,
NJ: John Wiley & Sons, 2003.
MacLean, Charles. Malt whisky. London: Mitchell Beazley, 1997.
McGovern, Patrick E. Uncorking the Past: The Quest for Wine, Beer, and Other
Alcoholic Beverages. Berkeley. University of California Press, 2009.
Meehan, Jim & Chris Call. The PDT Cocktail Book. New York. Sterling Epicure. 2011.
Murray, Jim. Classic Irish Whiskey. London: Prion Books, 1997.
Neal, Charles. Armagnac. San Francisco: Flame Grape Press, 1998.
Neal, Charles. Calvados. San Francisco: Flame Grape Press, 2011.
Pacult, F. Paul. American Still Life: The Jim Beam Story and the Making of the World’s #1
Bourbon. Hoboken, NJ: John Wiley & Sons, 2003.
Pacult, F. Paul. A Double Scotch: How Chivas Regal and The Glenlivet Became Global
Icons. Hoboken, NJ: John Wiley & Sons, 2005.
Pacult, F. Paul. Kindred Spirits 2: 2,400 Reviews of Whiskey, Brandy, Vodka, Rum,
Tequila, Gin and Liqueurs from F. Paul Pacult’s Spirit Journal 2000-2007. Wallkill, NY.
Spirit Journal Inc. 2008
Pessey, Christian. The Little Book of Cognac. Paris: Flammarion, 2002.
Plotkin, Robert, with Steve Goumas. Successful Beverage Management. Tucson, AZ:
BarMedia, 2000.
Plotkin, Robert. The Professional Bartender’s Training Manual, 3rd ed. Tucson, AZ:
BarMedia, 2004.
Regan, Gary, and Mardee Haidin Regan. The Bourbon Companion. Philadelphia:
Running Press,1998.
Regan, Gary. The Joy of Mixology. New York: Clarkson Potter, 2003.
Regan, Gaz. The Bartender’s GIN Compendium. New York. Xlibris, 2009.
Standage, Tom. A History of the World in 6 Glasses. New York, Walker & Company,
2005.
Stewart, Amy. The Drunken Botanist: The Plants That Create the World’s Great Drinks.
North Carolina. Chapel Hill Books, 2013.
Wakefield, Dr. Kirk. 10 Steps to Successful Bar & Restaurant Management. Oxford, MS:
Oxford Publishing, 1999.
Wondrich, David. Killer Cocktails. New York: HarperCollins, 2005.
Wondrich, David. IMBIBE! A Salute in Stories and Drinks to “Professor” Jerry Thomas,
Pioneer of the American Bar. New York. Berkley, 2007.
Wondrich, David. PUNCH: The delights (and Dangers) of the Flowing Bowl. New York.
Berkley, 2010.
Todos los graduados en BarSmarts son candidatos un descuento de 25% en el curso TIPS.
Al recibir la certificación BarSmarts se le notificará la información de registro.
2. Observe señales de minoría de edad. Clientes menores de edad podrán evidenciar alguno
de los siguientes comportamientos:
a. Parecer nerviosos, moviéndose de un lado a otro de manera constante.
b. Estar en el baño cuando el grupo solicita la bebida por él o ella.
c. Acercarse al bar a pedir bebidas para una mesa llena de gente.
d. Molestarse cuando se le solicita el documento de identidad.
Estrategias de intervención
Una vez haya evaluado el nivel de intoxicación de su cliente y si él o ella es menor de edad,
el siguiente paso es el de responder con eficacia. Las siguiente Directrices de Intervención
pueden ayudarle a resolver situaciones con los clientes sin generar confrontaciones que
puedan convertirse en problemas mayores.
1. Decida una respuesta apropiada con base en los signos conductuales de su
cliente. Asegúrese de que su respuesta a la situación sea proporcional a las
circunstancias.
2. Formule declaraciones claras y vaya directamente al punto. No permita que el
cliente interprete lo que usted intenta decir.
3. Hable en primera persona, usando el “yo”. La utilización del “usted” puede hacer
que el cliente se sienta juzgado, amenazado y a la defensiva.
4. No juzgue ni amenace a sus clientes. Trate a todos con respeto y cortesía,
independientemente de la situación.
5. Explíquele al cliente el motivo de sus acciones. De lo contrario, podría pensar que
usted lo/la ha seleccionado arbitrariamente.
6. Brinde un buen servicio al cliente y utilice estrategias indirectas cuando sea
necesario. Algunas veces recurrir a la ayuda de un amigo del cliente o sugerir una
bebida alternativa no alcohólica es todo lo que se necesita para resolver una
situación potencial de confrontación.
Esfuerzos razonables
Los “esfuerzos razonables” son los pasos que usted toma para prevenir, ante todo, que los
clientes se intoxiquen, para negarle el suministro de alcohol a menores de edad, o a quienes
lo compran para ellos/as, y para intervenir si un cliente está visiblemente intoxicado. Uno
de los Esfuerzos Razonables más importantes que usted podría ejercer sería el de obtener
un certificado en un programa responsable de entrenamiento para el servicio de alcohol,
como lo es el Programa TIPS. TIPS puede enseñarle las destrezas y estrategias necesarias
para protegerse, proteger a sus clientes y a su establecimiento frente a tragedias
relacionadas con el consumo de alcohol y frente a responsabilidades jurídicas.
Usted podrá obtener el certificado de TIPS asistiendo a una sesión dirigida por un
instructor, certificándose como un instructor de TIPS (para que pueda entrenar a otras
personas) o completando el curso eTIPS, en línea. Para mayor información sobre cualquiera
de estas opciones, visite la página web de TIPS en www.gettips.com o llame al 800-438-
8477.