Sunteți pe pagina 1din 7

Benemérito Instituto Normal del

Estado “Gral. Juan


Crisóstomo Bonilla”
Licenciatura en Educación Primaria

Curso: Observación y Análisis de la


Práctica escolar.

Resumen: La profesión docente y la


comunidad escolar: Crónica de un
desencuentro. (Manuel Fernández
Enguita)

Nombre: Nadia Cecilia Méndez Torres


2°C
N. L 14
Los padres: la indiferencia y la impotencia.

Los padres son los principales responsables e interesados en la educación de sus hijos, nada les
permitirá realizar mejor su derecho a controlar esta e influir sobre ella que la oportunidad de
intervenir en la gestión de los centros docentes. La participación no requiere otra cosa que el
compromiso de los propios padres.

La participación de los padres en la gestión de los centros de enseñanza es baja y lo que es peor,
desciende, en la mayoría de las veces simplemente es nula.

La mayoría silenciosa y una minoría sospechosa.

Los padres son los que se preocupan por la educación de sus hijos, hacen todo, dan todo para que
sus hijos sigan estudiando, realizan acciones innecesarias de haber realizado , pero no participan de
manera general en comunidad para ver como se encuentran sus hijos y los problemas que se dan a
conocer en la vida de los estudiantes para buscar posibles soluciones o evitarlas .

Mientras los hijos van a "estudiar" los padres se van a trabajar cuando llegan cansado en muchos
casos no le preguntan a sus hijos como le fue en la escuela, que aprendió del día , porque no
colaborar en las tantas decisiones en escolarización de sus hijos y estar informado de lo que sucede
cada día . El mito de que los padres son culpables de que sus hijos de no poder llegar al centro de
enseñanza. Los avisos enviados a través de los alumnos pueden no llegar a su destino, a las horas
que se cita los Padres pueden no ser convenientes y los propios alumnos más problemáticos, que
suelen estar ya crecidos pueden oponerse a que sus Padres actúen ante la escuela como sus
guardianes. Muchas veces se puede ver que solo asisten cuando existen inconformes de los
alumnos o quejas en contra de los profesores e institución.

 La participación vendría a marcar la diferencia entre la instrucción y la formación, o entre la


enseñanza en la educación. No se duda que los profesores sepan biología, lengua, matemáticas,
historia etc. pero hay que asegurarse de que las formas de comportamiento a las que se induce a los
alumnos, el ejemplo que se les da, el carácter que se propician en ellos, sean también los
adecuados. Se diría que el padre o la madre que no participa, en la medida de lo posible, en las
actividades escolares renuncia de la responsabilidad de sus hijos. Participar es cumplir y de paso,
hacer saber a los hijos que se cumple. Yo dije: bueno, si yo no lo hago por mis hijos, nadie más lo va
a hacer. A veces la decisión de participar tiene su origen en un incidente en el padre o la Madre se
han visto enfrentados al centro o a cualquier miembro del profesorado.

La difícil tarea de participar

Los Padres que no participan, tienen que hacer frente, con frecuencia a la acusación de que sólo se
preocupan de los problemas particulares de sus hijos, no de los problemas de todos. Los Padres
raramente serán, como los docentes, profesionales de la generalización y la abstracción. El consejo
es para hablar de la escuela, no de su hijo.
Los profesores critican algo más la tendencia a generalizar sobre la base de lo particular.

En todo caso, los padres activos atribuyen ese miedo a los que no participan. A la hora de hablar,
pues la gente también tiene mucho miedo, porque piensan que se van a tomar represalias con los
niños. La idea más extendida es que los profesores en particular y el claustro en General, no hacen
mucho más caso de los deseos de la asociación de Padres ni, si se tercia, de las decisiones del
propio consejo escolar.

Los padres son conscientes de algunas de sus limitaciones, en particular su falta de conocimiento de
la organización escolar y las cuestiones pedagógicas. ¿Qué es lo que realmente quiere los Padres?
Las clases que se imparten, como se imparten, que nivel de participación hay en los alumnos, que
líneas siguen los profesores, incluso poder tener derecho a opinar si estás de acuerdo o no. El
miedo o más bien la desconfianza, es mayor entre quienes, en todos los sentidos, y no solamente en
el sistema educativo, se considera desatendido y relegados. Los mismos Padres arrollan al
profesional temen sin duda, y tal vez con mejor fundamento, ser arrollados por este.

Lo extraescolar y lo complementario

En las “Actividades extraescolares” suelen incluirse a una serie de actividades y servicios de distinta
naturaleza.

 Actividades extra murales realizados fuera de las paredes de la escuela. Integrados dentro
del curricular previsto
 Actividades extracurriculares organizadas por la escuela misma, que no forman parte de la
enseñanza reglada,
 Actividades extraescolares (extra curriculares) promovidas por los Padres, por las entidades
ciudadanas (ayuntamientos)
 Servicios complementarios, cuya finalidad no es propiamente formativa pero atiende
necesidades planteadas por las condiciones materiales de la escuela.

Las actividades extraescolares constituyen uno de los terrenos privilegiados de la intervención de


los Padres. Desempeñan cuando menos una triple función:

 Manera de cubrir o al menos intentarlo, siquiera parcialmente. la distancia que separa la


enseñanza de la educación, la instrucción de formación, la capacitación académica del
desarrollo integral.
 Son también una forma de cultivar la diferencia. Lo extraescolar se dibuja como el terreno
en el que buscar una enseñanza de mayor valor económico y simbólico.
 Son también una forma de prolongar el horario de permanencia de los niños y jóvenes en la
escuela o en cualquier caso fuera de la residencia familiar por lo que resultan elemento
esencial en el desempeño de la función de custodia.

La controvertida función de la custodia


Los centros de enseñanza se han pasado de escuela a guardería ya que los padres de familia llevan
a sus hijos a la escuela los dejan y se van a trabajar, los niños permanecen ahí hasta que los padres
estén desocupados pasan a traerlos. La desaparición de las pequeñas comunidades debidas al
proceso de urbanización, las salidas de las madres del hogar por incorporarse al mercado laboral, el
relajamiento de los lazos familiares, han forzado a las familias a buscar un lugar donde poder dejar
confiadamente a sus hijos.

Los profesores ven a menudo en las actividades de custodia un atento a su profesionalidad y un


factor de endurecimiento de sus condiciones laborales, debido a que su función es la de educar al
niño no la de cuidarlo como si fuera personal de una guardería. Entre los conflictos que existen
están que los padres de desean que las escuelas se encuentren abiertas desde horas más
tempranas para que puedan dejar a los niños, que existan los horarios cortados, vigilancia en
comedores y transporte por parte de los docentes a lo que ellos no aceptan.

Capítulo VI El alumnado, o el convidado de piedra.

Los alumnos no solo son un colectivo presente al que, como a otros se les han otorgados derechos,
sino que se supone son el centro de la institución y que, para ellos, la participación ha de tener
también una dimensión formativa.

Delegados, pero ¿de quién?

Dos o cuatros representantes en el consejo escolar son, en relación con el conjunto del alumnado de
cualquier centro. Mucho más relevantes para su experiencia de la participación y probablemente
para su imagen del funcionamiento de la institución. Los alumnos presentan una visión más prosaica
de la realidad del delegado, para ellos es una mezcla de asistente y esbirro del profesorado antes
que un representante eficaz de los intereses de sus electores. Convertirse en delegado significa
abandonar el colectivo para aliarse con la institución.

En ocasiones los delegados no sirven de mucho porque los estudiantes no saben o no quieren
elegirlos de manera adecuada. Con respecto a los delegados de los estudiantes, funcionan bien en
algunos casos, mal en otros y muy mal en otros. En algunos grupos se elige al más competente y
marcha bien la organización del grupo pero en otros se elige al más pasivo.

En ocasiones se confunde el papel del delegado de grupo y se toma como el que hace favores a los
profesores. Los delegados de grupo también se convierten en los colaboradores del profesor para
mantener el orden. Esto convierte el cargo en algo muy poco deseable, pues genera tensiones en
los compañeros, y el grupo no puede aprobar esa falta de solidaridad. Los delegados son elegidos a
principios de año, mucha de las veces gana cualquiera por tener muchos amigos y al fin se
convierten en delegados aunque no sepa el papel que este debe cumplir.
Una democracia bajo tutela.

Las posibilidades de participación de los alumnos están fuertemente limitadas por el hecho de que al
fin y al cabo, en ella y al margen de ella están sometidas a la autoridad y el poder del profesorado.
Además los alumnos no consideran que el contexto escolar y en particular la actitud de los
profesores, sean especialmente favorables a la realización de sus derechos. Muchas veces existe el
miedo del alumno a cuestionar o preguntar sobre la información proporcionada por el docente a
pesar de conocer sus derechos y como ejercerlos, este miedo es producido por temor a que el
docente se moleste y realice alguna represión como bajarle calificaciones.

Los delegados están más expuestos ya que les corresponde ser portavoces de cualquier
descontento de sus representados. El contexto escolar es algo más impersonal, pues a salvo en los
centros de muy reducidas dimensiones, el alumnado no tiene por qué topar allí con los profesores de
su grupo. Los profesores pueden también tratar de influir demasiado directamente sobre el resultado
de las elecciones para delegados estudiantiles o para representantes en el consejo.

La presencia paterna, de apoyo a estorbo.

La presencia de los padres de familia en el consejo escolar, no es valorada por los alumnos de
todas las edades. Pues algunos alumnos se sienten avergonzados por la presencia de sus padres
en el centro escolar en el que reciben educación, piensan que son inmaduros e incapaces para
tomar sus propias decisiones. En su mayoría, los alumnos de sexto grado creen que son
independientes para tomar decisiones, mientras que otros alumnos piensan que es indispensable el
consultar con sus padres antes de hacer algo. Los adolescentes comienzan por reclamar ya el
reconocimiento de su independencia y de su personalidad propia. Los antes mencionados quieren
pues acceder a la madurez, creer que ya no necesitan de un adulto para tomar decisiones,
refiriéndose a decisiones que conlleven a la mejora del consejo escolar.

La ineficacia de participar.

La primera queja que aparece entre los alumnos, es la escasa participación por parte de sus
compañeros. En la toma de decisiones siempre son los mismos los que participan, los mismos que
interceden por los otros alumnos. Para muchos esta ineficacia es precisamente la causa de su mal
funcionamiento, pues la tarea de tomar las decisiones sin el resto del grupo, lleva hacia un resultado
poco favorable donde no vale la pena el esfuerzo que se realiza. Los alumnos piensan que su
participación en el consejo escolar, no sirve de nada o sirve de muy poco. Pues no se les toma en
cuenta del todo, al tomar decisiones. Se piensa que el consejo escolar es una tontería, pues los que
tienen mayor voz y voto son los profesores y padres de familia, dejando de lado la democracia que
tienen como derecho los alumnos para participar en las decisiones para la mejora de todos.

El peso de la experiencia cotidiana.

Una de las preguntas hechas es porque los estudiantes no hacen valer sus derechos. Aunque los
profesores y padres los vean como personas no capacitadas, otros factores apuntan lo contrario.
La ley orgánica les reconoce esa capacidad, su voto y su firma son estrictamente imprescindibles
para muchas de las decisiones de los consejos, existe una carta de derechos y deberes de los
alumnos algunos profesores y padres impulsan su intervención y probablemente ellos mismos se
muestren bastantes maduros e independientes según abandonan el recinto escolar. Los alumnos no
son ciegos ni sordos ante lo que se les enseña y aprende.

Teniendo en cuenta que los profesores están exentos a equivocarse, o simplemente que las cosas
pueden hacerse de distintas maneras y que unas son mejores que otras. La lección es que no puede
hacerse oír su voz y ni siquiera vale la pena intentarlo. Debiese haber una comunicación entre
maestro-alumno, aunque es cederle camino al no deseable. A los alumnos no se les reconoce
capacidad alguna de influir en las decisiones sobre que han de aprender y como han de evaluarse lo
aprendido.

Capitulo VII Profesionalismo y participación: un matrimonio mal avenido.

La realidad de los mecanismos y órganos de participación, están muy lejos de lo que prometían
conceptos como los de comunicación escolar, derecho a participar, gestión democrática, confluencia
de intereses y otros tan comunes en el discurso de la participación. Todo es un truco, pues las cosas
solo cambian para que nada cambie, pues la sociedad se reproduce como de costumbre. Tratan de
aislar y explicar los procesos y los mecanismos precisos que vacían de contenido la tarea
participativa. Se discute la validez misma del término participación. No siempre la participación es lo
que parece, pues no se hace de manera igual, siempre son más unos que otros los que se toman en
cuenta a la hora de participar en las decisiones que deban tomarse.

Una constante al margen de cualquier variable.

El propósito de este tema es investigar sobre la participación en los centros de enseñanza, más allá
de los consejos escolares. Se induce con facilidad a una falsa impresión de lo que hace el consejo
escolar en funcionamiento de la comunidad escolar. La resistencia de las organizaciones en general,
no importa que estén dominadas por la propiedad o por un grupo profesional. Los centros públicos
presenten una mayor disposición en reconocer las competencias de los padres de familia y alumnos.
En cambio en los centros privados, se preocupan más de diversos aspectos de la vida escolar, como
los horarios y las actividades extraescolares. En los centros públicos, siempre hay inconformidad
pues los padres y alumnos, nunca van totalmente de acuerdo con las decisiones que se tomen, y en
los centros privados la influencia de los padres es nula.

TIPOS DE PARTICIPACIÓN.

Lo mismo que la igualdad de oportunidades, la enseñanza activa, la eficacia o la calidad, la


participación ha acabado por convertirse en algo que todo el mundo invoca. Todos queremos tener
la posibilidadde participar en la toma de decisiones. Para los profesores, la participación de los otros
debe consistir en que se sigan sus consejos y hagan los deberes.

Existen tres tipos de participación:


1. Participación plena: cuando se comparte el poder y se participa individualmente
2. Participación parcial: cuando solo se puede influir en sus decisiones, pero no compartirlas.
3. Pseudo-participación: cuando los temas en cuya decisión se participa, en realidad, ya han
sido decididos previamente.  Participar puede consistir en decidir, controlar, asesorar y
comunicar según Macbeth.

Participación y representación.

Donde antes participaban todos los profesores ahora lo hace un reducido grupo de representantes.
Esto hace que no se tome en cuenta la participación de los demás, pues solamente toman en cuenta
a unos cuantos para decidir por todos.

Lo mismo pasa con las asociaciones de padres de alumnos, que no tienen funciones claras en los
consejos escolares, pues solo los que tiene un cargo más alto son los que deciden.
En el caso de los alumnos, para quien la participación debía ser una experiencia formativa no lo es,
pues no están aprendiendo a decidir por sí solos, ni a tomar sus asuntos como propios. Con los
padres de familia algunos solían apoyar las decisiones de los otros pues sus competencias no
estaban del todo reconocidas como para tomarlos en cuenta en las tomas de decisiones. Por otra
parte se considera bueno, que solo haya algunos representantes pues así cada quien tomaba el
puesto que le pertenece, los profesores a enseñar, loa alumnos a aprender y los padres de familia a
mantener el hogar.

De la democratización al profesionalismo.
Lo que sucede en el ámbito de participación en los centros de enseñanza es el resultado de
estrategias grupales, del comportamiento de los representantes y de las prácticas que no estén
dictadas. El factor que determina la suerte de la participación de todos, profesores, padres y
alumnos consiste en lo esencial, en los intereses y en las prácticas colectivas de los profesores
encargados de la institución.

En el campo de la gestión de la enseñanza lo que los profesores necesitan cambiar son las
competencias que mantienen en sus manos. A quien se necesita excluir es a los padres de familia y
a los alumnos de las competencias que individualmente o colectivamente están en sus manos,
siendo estas las del profesorado. Maestros y profesores se veían a sí mismos como trabajadores de
la enseñanza, hoy en día se consideran profesionales. Esto representa el paso del deseo de
identificarse con el resto de los trabajadores al intento de diferenciarse de ellos.

S-ar putea să vă placă și