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Pontificia Universidad Javeriana

Maestría en Psicología Clínica - Supervisión Colectiva IV


Angela Gaona y Diana Carolina Quintero
Febrero 27 de 2020
 
 
Reseña seminario 3
El tiempo fragmentado, André Green.
 
Capítulo 7:  “La mutación el aparato psíquico en la segunda tópica”
 
Grenn comienza este capítulo exponiendo 2 problemas cruciales en la historia del psicoanálisis: 1.
La evolución de la obra de freud, marcada por una cesura, y 2. L manera en que los psicoanalistas
postfreudianos respondieron a las insuficiencias de la teoría de freud. 
 
Green propone la evolución del pensamiento como un paso del primer modelo, centrado en la
interpretación y el sueño, a un modelo actuante, cuya potencialidad está en la moción pulsional.
Luego, el psiquismo nos conduce a reflexionar sobre las relaciones entre la representación y el
actuar.
 
Espacio del sueño y relato del sueño.
 
El espacio interno modifica de parte en parte el proyecto desde el que arranca toda acción,
desplegándose está enteramente bajo la mirada de quien la implementa en el espacio externo.
Esto se sintetiza como: “la estructura del espacio gobierna la forma de los acontecimientos que en
él se desenvuelven.
 
Ahora bien, Green hace una breve mención de la teoría del sueño, explicando que el sueño, al que
se le reconoce un significado, es un fantasma inconsciente de la vigilia, que transforma el
psiquismo del durmiente. Este trabajo sólo se logra a través del lenguaje, que mediatiza el el relato
de la actividad psíquica onírica. El lenguaje tiene doble trabajo, el de decirse, como sucede en la
representación consciente que crea el mismo soñante, y el de decir, es decir, dirigirlo a alguien que
pudiera oírlo. Por tanto, el sueño pasa de ser el sueño soñado, el objeto perdido para siempre, al
sueño contado (representación cosa a representación palabra). Sólo de esta forma, con un
espectador oyendo el relato del sueño, puede ser pensado, y nacerá por tanto una modalidad de
verbalización diferente: la de interpretación.
 
Con esta presentación del sueño devenido en relato del sueño, en donde circula el sentido y la
estructura del uno hacia el sentido y la estructura del otro; Green manifiesta que se cuentan los
sueños con fines hermenéuticos y hasta terapéuticos, y compara el aparato psíquico con un
telescopio, en donde el hombre, en búsqueda de su cura, presenta materia verbal infiltrada por los
afectos . el paciente espera una respuesta verbal, pero es más que eso,  espera una interpretación.
Los diversos focos del telescopio son lugares de trabajo sobre las representaciones.
Comprender las representaciones no es un trabajo de traducción, tendría que pensar más bien en
representaciones mudas, que para volverse hablantes, deben pasar por el filtro del lenguaje,
temiendo el peligro de perder significado en ello, pero pudiendo también ganar algo en esa
conversación.
 
La manera en que este módulo influye en la práctica es más importante de lo que se ha dicho. La
ilusión del sueño está en creer que son simples anhelos infantiles, y que habrá que despertar al
paciente de esos sueños, para que vivan la realidad adulta, es más allá de eso. El sueño es una
muestra de las funciones intelectuales superiores del espíritu, animadas por la razón, que pueden
desear otra cosa que el enderezamiento de los dolores e insuficiencias vivenciadas en la infancia.
 
De la representación a la moción
 
El cambio de paradigma, impulsó a freud a abandonar el modelo del sueño (relación de
representación cosa a representación palabra), a causa de las decepciones de la práctica, y se da
cuenta que la referencia a la representación revelaba ser impotente para develar las claves de la
patología. El paso de representación cosa a representación palabra es insuficiente para
comprender el funcionamiento psíquico. Hacía falta descubrir la fuerza que empuja el actuar, casi
siempre irracional, la moción de lo pulsional, ante el advenimiento de lo representable. La moción
pulsional podrá conocer diversas salidas: la descarga en el cuerpo o por medio del acto, la
precipitación en lo alusión, o la representación de esta acompañada de afecto.
 
Lo anterior evidencia la modificación teórica que dio lugar a la segunda tópica: “La inclusión de la
pulsión  (en realidad de las pulsiones eróticas y destructivas) en el aparato psíquico najo la
instancia del ello, que en lo sucesivo reemplaza el inconsciente. El inconsciente cesa de ser una
instancia y se convierte en un simple índice de la cualidad psíquica. Y el ello señala más el carácter
primario de la descarga interna o externa”.
 
Culminado este capítulo, Green aclara sobre el conocimiento que se tiene del sueño traumático y
de la compulsión a la repetición:
 
Sueño traumático: Este tipo de sueño no sabe más que repetir, como un disco rayado. La rayadura
es una cicatriz del trauma. Está ligado a la pulsión de muerte, puesto que no hay crecimiento
transformador, la vida psíquica está mortificada, queda en espera coagulando la temporalidad en
una mueca enigmática, enganchandose no a una fijación de placer como se había pensado, sino a
un trauma doloroso.
El placer siempre plantea la posibilidad de ser sustituído por otro placer, mientras que el dolor es
ferozmente inamovible, sin posibilidad de sustitución.
 
Compulsión a la repetición: Es un modo de funcionamiento característico de toda pulsión, y no
solamente de las pulsiones de muerte. El yo podría aprender, sacar provecho de la   experiencia,
transformarse, evolucionar, adaptarse, pero las pulsiones en cambio, son rebeldes a la
domesticación, sordas y ciegas, empeñadas en repetir indefinidamente su exigencia de
satisfacción o el fracaso dramático de esta. 
La compulsión a la repetición está necesariamente omnipresente  y casi siempre es
potencialmente victoriosa , cuando el yo no puede soportar una decepción de la vida real o una
intensificación  coyuntural de la investidura pulsional incorregible.

Capítulo 8: "La repetición, causas, características"

Freud plantea la compulsión a la repetición como “actuar repetitivamente como una manera de
rememorar que ocupa el lugar del recuerdo”, lo diferencia de la rememoración al ser esta última 
una forma de representación que puede precisarse en el proceso de levantamiento de la amnesia
infantil. El primer lugar donde se observa la repetición, justamente es en la transferencia,
mediante la actualización de la repetición. 

Esta repetición mina el proceso de análisis en la transferencia ante la dificultad para prestarle
atención “el actuar está al servicio de la transferencia”, así como mina el presente del individuo
más allá del análisis, pues al distar de la rememoración, no permite ser reelaborado.  La pulsión a
repetir resulta más fuerte que el deseo de comunicar verbalmente, y más fuerte que el deseo de
representar el contenido. “Representar es ligar, contextualizar, definir, concebir, es por ello
mismo, cambiar de forma para evolucionar”.

En la tercera tópica se introduce la pulsión de muerte como la resistencia mayor. De esta


formulación resulta una paradoja, pues la pulsión por definición tiene un función conservadora
“pero aunque se le juzgue de conservadora (filogenéticamente, sin duda), no permite conservar
nada en el aparato psíquico justamente debido a la descarga. Cada descarga vacía
momentáneamente la psique de las tensiones conflictivas que le permitieron enriquecer su
organización, ampliar su campo de actividad”.  La descarga actual de la pulsión restringe la
posibilidad de nuevos aportes al yo. Adicionalmente, la conservación busca reestablecer un estado
anterior, “potencial pulsional” que busca de esta manera expresiones cada vez más originarias, o
primitivas. 

“Repetición aqui, rima con regresión, tal es el significado de pulsión de muerte”, difieren en que la
regresión tiene un punto de fijación anterior: “la desorganización de la pulsión de muerte extrema
sus expresiones hasta una desdiferenciación cada vez más acentuada”.

La descarga de la pulsión intenta vaciar el aparato psíquico, por esto, la repetición es un “asesinato
del tiempo”. En términos de Bion, la psique debe conservar las huellas de la experiencia psíquica
para poder elaborarlas o evacuarlas, es decir, elaborar o evadir la frustración.  en este sentido,
elaborar implica transformar mediante la función alfa el material psíquico, y convertirlo en
material de sueños, mitos… etc. bajo la acción del conocimiento. En oposición a la acción de los
elementos beta, que quedan asignados a estímulos puramente sensoriales, no aptos para el
trabajo psíquico. En el vocabulario de Freud, los elementos beta corresponden a “incremento de
excitaciones”, no susceptibles de ser transformados, que constituyen el hecho del acting out.

La compulsión a la repetición debe ser entendida entonces desde dos perspectivas, la


imposibilidad a la renuncia de descarga inmediata, y la intolerable frustración, que se expulsa de
forma violenta hacia el exterior en forma de acto, y se tolera mediante algún alivio del
sufrimiento, aun cuando esta salida implique un empobrecimiento de la psique. El deseo por
deshacerse de la frustración supera al de querer aprender de la experiencia, transformarla,
comprenderla. El acto se aísla al no poder ser significado, se realiza como si fuera la realidad, se
aísla de cualquier perspectiva distinta, y se pierde su valor simbólico; “un circuito cerrado” un
hecho que no es susceptible ni al llamado de la razón, ni a las lecciones de la experiencia. 

La urgencia del impulso y su irrepresentabilidad, genera incluso cuestionamientos sobre el placer


allí vinculado, pues las soluciones se encuentran de formas inesperadas, el masoquismo es un
ejemplo de ello. Es el actuar, en su diversidad, el que deja la puerta entreabierta a una apertura en
el pensamiento, susceptible de transformación. 

El acting debe diferenciarse de la acción consciencia, motivada, y dirigida hacia un fin, así como de
las acciones involuntarios y somatizaciones, en este caso está desprovisto de representatividad y
consta de necesidad de realización inmediata. La compulsión es el destino más inmediato, más
directo, más masivo de un reclutamiento pulsional. El papel intermedio entre el soma y lo real,
que adjudicamos a la psique, se ve comprometido. Es casi que un camino directo. 

Características de la compulsión a la repetición

 La compulsión es la expresión de una fuerza que obliga a actuar, a desear, y a soñar.  A


actuar según una organización inconsciente que impele a un retorno de lo mismo.
Repetición que se cumple independientemente del principio de placer, lo cual la acerca al
automatismo. 
 El actuar es efecto de una movilización pulsional, consecutivo a un trauma, conflicto
insoluble, inextinguible. 
 La compulsión no se remite necesariamente al acto, por ejemplo un sueño traumático, sin
embargo cada elemento que entra en compulsión asi no este dentro del orden de la
acción, toma las características del acto, deviene acto en cuanto a manifestación de un
cortocircuito (inmediatez soma-realización).
 Su rasgo esencial es el retorno de lo mismo, independiente del placer; no se trata de una
repetición para reencontrar un placer, sino como fruto de una coacción, que en ocasiones
implica el retorno del displacer. 
 Anula toda posibilidad de evolución por el retorno de lo que se repite.
 Las pulsiones de vida están asociadas a una función objetalizadora; transformar pulsiones
en objetos para preservarlos, amarlos, atormentarnos, incomodarlos… mientras que la
pulsión de muerte trabaja en el sentido de la desligazón, en una función desobjetalizadora
que impide la formación de objetos. 
 La compulsión de repetición es demanda de retorno, más que de regresión, sobre un
proceso de objetualización bloqueado, que se presenta incluso cuando el analista (objeto)
a reconocido y escuchado su demanda, pues desea no haber sido escuchado con el fin de
mantener la compulsión “la causa de la compulsión no se satisface con haber sido oída,
con frecuencia es preciso que se le responda con actos más que con palabras”.

Capítulo 9: "Transferencia, repetición, ligazón"

Del lado de la Transferencia 

En su teoría, Freud asegura que lo transferible no es analizable, sin embargo es allí mismo donde
se encuentra la respuesta. La cura es apenas una parte de la transferencia: Implica desplazar la
energía psíquica de una esfera a la otra (hacia la palabra y hacia el objeto), movilizarse hacia otro
semejante cuya psique pueda ser utilizada como mediación proyectiva para descifrar los mensajes
inconsciente que, el sujeto no puede identificar espontáneamente sobre sí mismo.
Entonces, para Freud la transferencia es el aliado de la resistencias  por cuanto se opone a la
rememoración. El analista debe llenar las lagunas de la memoria y vencer la resistencia de las
represiones. Sin embargo, mucho antes percibió que, cuando los traumas sobrevienen antes de
que se adquiere el lenguaje, la rememoración es imposible. Sólo el análisis de la resistencia
posibilite el acceso a las raíces de la neurosis.

La transferencia es actualización más que rememoración, pues el paciente no reconocen en ella el


retorno del pasado. En esta propuesta Freud presenta la transferencia como sustitución y más allá,
de simbolización. Freud Afirma que es en la transferencia donde se observa la repetición, como
una reproducción, mas no una rememoración, es decir, que tiende a rehacer lo mismo bajo las
apariencias del otro.

Ahora bien las huellas que dejan los traumas, Se han inscrito en la carne de la psique y ha
desgarrado el tejido psíquico, dejando una cicatriz pregunta reabrirse y a sangrar ante la más
mínima oportunidad. Es paradójico, pero al mismo tiempo puede que esa huella sea cimiento de
un proceso de transformación que puede dar solución de continuidad en el material psíquico, que
puede reavivar la herida y reinvestir la llaga porque nunca quedó verdaderamente cicatrizada ni
memorizar. El trauma, como vemos, cambia de sentido. 

Es así que la estructura psíquica, frente a un trauma, se cierra e incomunica para esforzarse en
cortar el dolor, ya no puede funcionar si no es de forma aislada, en la modalidad de la compulsión,
que no le permite movilizarse ni avanzar, ni sacar provecho a esta soledad. La compulsión a la
repetición implica una ligazón muy fuerte de intra-asociación que no permite ninguna inter-
asociación, haciendo ineptas las experiencias originarias vividas e imposibilita la capacidad para
transformarlas en procesos secundarios.

La ligazón más allá del placer

En este apartado, Green Comienza hablando de la importancia del objeto como intermediario
entre lo bios y lo psyché, y como el factor más sustituible del montaje pulsional.

Con esto introduce la especulación de que la ligazón es un acto preparatorio que introduce y
asegura la dominación del principio del placer. Siendo entonces, antes la función consistía en
rebajar las tensiones al nivel más bajo posible, o en un nivel constante. Ahora resulta que la propia
ligación cumple el papel de función primordial, sólo puede estar al servicio del mantenimiento de
un nivel constante. Esto quiere decir, La liga son sólo sea establecido para pagar el excitación.

Freud reconoce en más allá del principio de placer, que la ligazón obedece al principio de placer,
este es la guia de la construcción de sentido, o el deseo por volver a encontrar y mantener el
estado de pacer, sea que este se logre o no,   sin embargo se encuentra con una contradicción,
pues es como si nuevamente este fuera el centro de la vida anímica. lo difícil es admitir que el
principio del placer puede tener su razón más allá del niño, justamente e el objeto, y el placer del
objeto.   Freud evade la discusión y da una explicación biológica, sin embargo da lugar a la
importancia del objeto y esté ligado al contexto social y cultural, y por otro lado, la necesidad del
impulso contrario a la ligazón, y es la destrucción, siempre presente y necesaria en la vida psíquica:
una ligazón originaria, y una desligazón originaria.

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