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Curación

de contenidos para bibliotecas

Evelio Martínez-Cañadas
Director de la colección: Javier Guallar





Diseño de la colección: Editorial UOC
Diseño de la cubierta: Natalia Serrano

Primera edición en lengua castellana: septiembre 2017
Primera edición en formato digital (epub): marzo 2018

© Evelio Martínez-Cañadas, del texto
© Javier Guallar, de la edición

© Editorial UOC (Oberta UOC Publishing, SL) de esta edición, 2017
Rambla del Poblenou, 156, 08018 Barcelona
http://www.editorialuoc.com

Realización editorial: Sònia Poch
ISBN: 978-84-9064-149-1

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada, reproducida, almacenada o transmitida de
ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico, químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa
autorización escrita de los titulares del copyright.
Autor

Evelio Martínez-Cañadas

Evelio Martínez-Cañadas es licenciado en Biología y diplomado en Biblioteconomía y


Documentación. Ha ejercido como archivero, documentalista y bibliotecario en instituciones
públicas y privadas. Actualmente es bibliotecario en el Consorci de Biblioteques de Barcelona.
¿A QUIÉN VA DIRIGIDO ESTE LIBRO?
Este libro te interesa si quieres saber:

Cuáles son los principales motivos para aplicar la curación de contenidos en una biblioteca.

Cuáles son los principales beneficios que proporciona la curación de contenidos.

Cuál es la mejor manera de implementar la curación de contenidos.

Cómo aplicar y sacar partido a la curación de contenidos en el blog de una biblioteca.

Cómo usar la curación de contenidos para aprovechar mejor el fondo y el espacio físico del
centro.
Índice
¿A QUIÉN VA DIRIGIDO ESTE LIBRO?

INTRODUCCIÓN

Capítulo I. CURACIÓN DE CONTENIDOS: UNA OPORTUNIDAD PARA LAS


BIBLIOTECAS
1. Reintermediación, o el intermediario de la información está bien vivo
2. Infoxicados, pero no tanto
3. Más allá del servicio de referencia
4. ¿Qué puede aportar la curación de contenidos?

Capítulo II. EL LUGAR DE LA CURACIÓN DE CONTENIDOS EN LAS


BIBLIOTECAS
1. Modelos y propuestas actuales
1.1. El modelo de gestión de comunidades y contenidos de José A. Merlo
1.2. Las nuevas guías temáticas de Javier Guallar
2. Un marco global para la CC

Capítulo III. CURACIÓN DE CONTENIDOS EN BLOGS


1. ¿Por qué curar en blogs?
2. Modelos de curación: tres breves casos de estudio
2.1. Maria Popova (Brain Pickings)
2.2. Big Think
2.3. Open Culture
3. Entradas basadas en CC: formatos más populares
4. Caracterización de contenidos en blogs: ejemplos

Capítulo IV. CURACIÓN DE CONTENIDOS EN EL ESPACIO FÍSICO DE LA


BIBLIOTECA
1. Las raíces museológicas de la curación de contenidos
2. Las exposiciones bibliotecarias no son exposiciones
3. La exposición: un medio de comunicación
4. Curación de contenidos en el espacio físico: un ejemplo

CONCLUSIÓN: LA CURACIÓN DE CONTENIDOS Y EL FUTURO DE LAS


BIBLIOTECAS
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Casi una década después de que se popularizase la expresión gracias a un artículo de Rohit
Bhargava (2009), la curación de contenidos (content curation, en adelante CC) es una práctica
establecida en un buen número de ámbitos. El más destacable es el marketing, aunque también
hay una activa consideración de la CC en, por ejemplo, el periodismo y la educación. Pero hay un
ámbito en el que, paradójicamente, la discusión sobre esta práctica ha quedado en cierto modo en
un segundo plano: las bibliotecas en general, y en particular, las bibliotecas públicas. La paradoja
es significativa, teniendo en cuenta las funciones sociales y la práctica profesional de los
bibliotecarios.
Puede que haya diferentes factores que expliquen esta relativa falta de interés. Quizá haya
influido el que desde un principio un buen número de bibliotecarios considerara que la CC no
era nada nuevo digno de atención, puesto que –se decía– los bibliotecarios ya llevaban mucho
tiempo ejerciendo ese tipo de funciones.[1] Quizá también influya el signo de los tiempos que
están atravesando las bibliotecas: en la casi permanente preocupación por su futuro, parece haber
una apuesta firme por recuperar la dimensión física y la función socializadora de la biblioteca,
por encima de su posible función de producción y distribución de información. Sea como fuere,
la intención de esta obra es contribuir a animar el debate sobre las mejores prácticas de la CC
aplicada a bibliotecas y lo que la CC puede aportar a estos centros.
En este sentido, el libro tiene un espíritu pragmático. No nos ocuparemos de las controversias
sobre si los bibliotecarios son o no curadores de contenidos. Tampoco nos dedicaremos a
examinar los principios de la CC o las principales herramientas y plataformas disponibles para
llevarla a cabo: para todo ello remitimos a la lectura de la obra pionera de Javier Guallar y Javier
Leiva-Aguilera (2013a). Nuestra obra está organizada como sigue:
En el primer capítulo enmarcaremos la cuestión central de estas páginas: qué es lo que la CC
puede aportar a las bibliotecas y por qué puede ser una práctica valiosa para el desempeño de sus
funciones. Veremos que hay cuestiones sociales y profesionales que justifican una mayor apuesta
por la CC.
En el segundo capítulo trataremos las –hasta ahora– únicas propuestas que han considerado
de manera seria la cabida de la CC en bibliotecas: el modelo de gestión de comunidades y
contenidos de José A. Merlo y la propuesta de nuevas guías temáticas de Javier Guallar.
Comentaremos sus principales virtudes, así como algunas de sus debilidades.
Ese análisis nos conducirá al tercer capítulo, en el que trataremos con más extensión la que, a
nuestro juicio, puede ser la principal aplicación de la CC en bibliotecas: los blogs. Mostraremos
las ventajas que podría tener la CC en blogs, examinaremos tres estrategias de curación aplicables
a bibliotecas (de la mano del análisis breve de tres estudios de caso) y veremos algunos de los
principales formatos de entradas basadas en la CC.
El cuarto capítulo está dedicado a una posible aplicación un tanto sui generis de la CC en
bibliotecas: la CC en el espacio físico. Creemos que constituye una vía lícita y atractiva, dada la
estrecha relación entre la CC y el ámbito de la museología, así como el renovado énfasis en la
importancia del espacio físico en las bibliotecas.
Capítulo I

CURACIÓN DE CONTENIDOS: UNA


OPORTUNIDAD PARA LAS BIBLIOTECAS

1. Reintermediación, o el intermediario de la información está


bien vivo
El auge de internet vino acompañado de una preocupación profunda para los bibliotecarios: la
desintermediación. Si los usuarios tenían un acceso directo a volúmenes astronómicos de
información de casi cualquier temática, ¿perdería sentido la labor bibliotecaria de servir como
intermediario de la información?; y si así fuera, ¿qué papel pasarían a tener los bibliotecarios y,
por ende, las bibliotecas?
El descenso de servicios bibliotecarios tradicionales, en especial el préstamo de libros y la
asistencia a actividades de extensión cultural, como charlas y presentaciones, se achaca a la
aparición de internet y el acceso rápido a los contenidos que supone (junto con otros fenómenos,
como la piratería cultural). Sin embargo, y de manera curiosa, internet no ha representado la
muerte del intermediario de la información, más bien al contrario: parece haberse producido una
reintermediación (Martínez-Cañadas, 2017c). Consideremos los motores de búsqueda, como por
ejemplo Google. A pesar de que su algoritmo puede pasar desapercibido por la facilidad de su
interficie (una simple caja de búsqueda), lo cierto es que este se ha convertido en el intermediario
por excelencia en la búsqueda y recuperación de información.
Pero no solo Google se ha posicionado como un gigante de la intermediación. Otras
plataformas, como Facebook, ocupan cada vez más ámbitos, pasando a ser consideradas ya como
una plataforma de contenidos. E incluso plataformas de la mal llamada economía colaborativa, como
Airbnb o Uber, basan buena parte de su éxito en la reintermediación: aunque el intercambio de
servicios que fomentan parezca descentralizado, las plataformas controlan casi todos los aspectos
importantes de la transacción, y gracias a la explotación masiva de datos se constituyen en
intermediarios clave sin los cuales el proceso no tendría lugar.
Así las cosas, no faltan analistas que advierten de que la educación en nuestros días debería
incluir el conocimiento del modo en el que operan los algoritmos (Brinton; Chiang, 2017), dado
su impacto cada vez más enorme en el entorno cultural (Álvaro, 2014). Tampoco faltan quienes
advierten de la no-neutralidad de los algoritmos, sometidos a los intereses y sesgos de sus
creadores como productos de la mente humana que son (Gómez-Ullate, 2017).
Además de hacerlo mediante los algoritmos y las plataformas, la reintermediación opera a dos
niveles adicionales. Uno de ellos es obvio: aunque se pudiera considerar que los usarios consumen
contenidos de manera autónoma, los miles de blogs, canales de vídeo y de audio, así como las
empresas de contenidos, siguen operando como intermediarios de la información, puesto que son
estos medios los que recopilan, tratan y ponen la información a disposición de los usuarios. El
segundo nivel puede que sea un poco más abstracto, pues tiene que ver con la misma naturaleza
de internet: aunque el acceso a la red sea democrático, la distribución de poder e influencia no lo
es (Hernández, 2014). En un entorno en red, determinados nodos acaparan buena parte del flujo
de información y de las oportunidades que este representa, a expensas de la gran mayoría de
nodos. Es decir, se comportan como intermediarios clave de la información.
Para entender lo que el fenómeno de la reintermediación implica para las bibliotecas, veamos
de manera crítica otro fenómeno muy comentado por los bibliotecarios: la infoxicación.

2. Infoxicados, pero no tanto


La infoxicación es casi un corolario lógico de la existencia de medios de producción de
contenidos. Por tanto, no es un fenómeno nuevo, pero sí se ha visto magnificado por el descenso
en el coste de producción y distribución de contenidos que ha traído internet y sus plataformas
asociadas.
Si la desintermediación ha sido considerada como una amenaza para los bibliotecarios, la
infoxicación ha sido vista como una oportunidad. Porque se ha considerado que el papel de estos
como intermedarios expertos en la búsqueda y gestión de información les posicionaría como un
profesional de referencia en la sociedad de la información, como aquel que ayudaría a los
ciudadanos a mitigar los efectos del exceso de información.
No obstante, como en el caso de la desintermediación, en lo que respecta a la infoxicación
parece que la cosa es más complicada de lo que daba a entender el argumento anterior. No se
puede decir que abunde la investigación seria en torno al fenómeno de la infoxicación, a pesar de
su popularidad, pero hay algunos indicios que apuntan a su complejidad (Martínez-Cañadas,
2016c).
En 2005 se publicó en España el libro del psicólogo Barry Schwartz Por qué más es menos: la
tiranía de la abundancia. El argumento central de Schwartz, como puede desprenderse del título de
la obra, es que demasiadas opciones disponibles interfieren en nuestra capacidad para hacer
elecciones racionales. En el contexto de boom informativo de por entonces, las ideas de Schwartz
fueron rápidamente aceptadas y divulgadas.[2] Sin embargo, trabajos posteriores no pudieron
verificar los resultados propuestos por Schwartz, por lo que la cuestión de si demasiadas
opciones paralizan o no la decisión racional quedó reducida a una fórmula menos atractiva, más
propia del sentido común: a veces tener demasiadas opciones es malo, otras no, y se desconoce
qué decanta la balanza en cada caso particular (Hiebert, 2014).
Otro indicio más reciente sobre la naturaleza de la infoxicación lo proporciona un estudio del
Pew Research Center de 2016 (Horrigan, 2016). El trabajo en cuestión analizó los habitos
informativos de 1.520 estadounidenses, y las conclusiones más destacables fueron:

La mayoría de la muestra no sentía que la sobrecarga informativa fuera un problema. Es


más, el porcentaje que afirmaba que era un problema había descendido respecto a una
década antes.
La mayoría de la muestra decía gustar de tener tanta información disponible. Incluso el
exceso de información era percibido como una ayuda a la hora de simplificar sus vidas.
La mayoría de la muestra decía sentirse a gusto con sus habilidades para gestionar la
información en su vida diaria. Aquellas personas que tenían más dispositivos de acceso
(banda ancha en casa, smartphone y tablet) eran las que decían sentirse más a gusto con el
control del flujo de información.
Las personas que decían sentirse más infoxicadas disponían de menos tecnología, eran más
pobres, tenían menos educación y más edad.
La mayoría de la muestra decía sentirse más infoxicada cuando necesitaba obtener mucha
información como resultado de la demanda de una institución. Incluso en este caso, el
porcentaje de gente que decía no verse infoxicado era significativo (30 %).

Como suele pasar en estos casos, los resultados de una muestra particular no tienen por qué
ser extensibles a otros grupos, pero lo cierto es que el estudio del Pew dibuja un retrato de la
infoxicación con más matices de lo que se creía en un principio.
Si hubiera que resumir los indicios que se tienen de la naturaleza de la infoxicación, quizá
podríamos utilizar la siguiente fórmula: la infoxicación depende de la psique y de las capacidades
e intereses de cada persona, y puede presentarse en situaciones concretas, aunque no
necesariamente siempre que hay abundancia de información.
Bien puede ser que esta fórmula explique por qué los usuarios no han acudido como se
esperaba a las bibliotecas a buscar la ayuda de los bibliotecarios para mitigar su supuesta
infoxicación.

3. Más allá del servicio de referencia


La reintermediación y la inexistencia de un único fenómeno de infoxicación abren la puerta a
una actividad en la que las bibliotecas han sido renuentes en participar de una manera sistemática
e intensiva: la CC. Recordemos brevemente qué se entiende por CC.[3]
La definición estándar suele enfatizar que la CC es una actividad continua de búsqueda,
selección, tratamiento y difusión de la información más relevante sobre un determinado ámbito
para una audiencia específica. El medio de aplicación mayoritario suele ser el digital, aunque más
adelante defenderemos una aplicación de la CC en el medio físico. La información seleccionada es
tratada con diferentes estrategias para crear un producto con valor añadido. La tipología de
estrategias más popular es la de Pawan Deshpande (2017):

Extractar (abstracting): un extracto o porción del artículo, que quizá incluye el título del
mismo, sus primeras frases o incluso su imagen.
Retitular (retitling): reelaboración del titular del contenido original, usualmente con la
intención de ganar visibilidad e impacto.
Resumir/comentar (summarizing): un resumen o sinopsis del artículo creado de nuevo (es
decir, es un resumen que no se encuentra en el artículo original).
Citar (quoting): una cita del contenido original, que quizá no lo represente en su totalidad
pero que el curator ha encontrado relevante.
Storyboarding: recopilación de contenidos de diferente formato y origen para crear una
narración.
Paralelizar (parallelizing): el curator utiliza un contenido que puede no estar directamente
relacionado con su tema de interés para establecer conexiones con otros contenidos que
sean significativos para su audiencia.

Esta fase se conoce como fase de sense making o caracterización,[4] de dotación de sentido a los
contenidos. En esta fase recae el valor diferencial que un content curator puede ofrecer con respecto
a otros métodos automatizables de recopilación de información: el curator ofrece contexto,
interpreta, analiza y sintetiza la información para su público objetivo, mostrando por qué esta es
relevante.
El escenario social puede ser propicio para que las bibliotecas apuesten por la CC. Como
hemos visto, por una parte los usuarios siguen dependiendo (ya sea de manera pasiva o activa) de
un buen número de intermediarios para satisfacer sus necesidades informativas; por otra, es bien
posible que la tolerancia a la infoxicación sea mayor de lo que se pensaba, no solo en la búsqueda
y gestión de contenidos, sino también en el consumo de los mismos. Gracias al capital simbólico
que atesoran (son instituciones que suelen estar bien valoradas por la sociedad), las bibliotecas
podrían estar bien situadas para llevar a cabo la CC y ofrecer esa actividad como un servicio de
valor a sus usuarios.
Asimismo, otro factor de fondo parece dejarnos en un momento idóneo para la CC. Tras unos
años en los que la profesión bibliotecaria se ha volcado en los aspectos relativos a las nuevas
tecnologías, hay voces que apuestan por recuperar una función bien valorada por los usuarios: la
prescripción de lecturas (García Hinarejos, 2017), algo en lo que tanto los medios tradicionales
como las plataformas sociales de recomendación llevan años ganando terreno a las bibliotecas.
Esa apuesta por una cierta vuelta a los orígenes (Martínez-Cañadas, 2017a) está en
consonancia con una función más tradicional pero igualmente importante de las bibliotecas (en
especial las públicas): ser despositarias y transmisoras de los productos de la imaginación, de la
creatividad y de la racionalidad humana,[5] cumpliendo así los objetivos de fomentar la educación
y el conocimiento. La CC podría entenderse entonces como uno de los medios más actualizados
con los que pueden contar las bibliotecas para llevar a cabo esa función. Y ello supone un cierto
cambio de paradigma: una implicación activa en la búsqueda, creación y difusión de ideas más allá
del quietismo que en la mayoría de ocasiones implica el servicio de referencia tal y como se
entiende en la actualidad.

4. ¿Qué puede aportar la curación de contenidos?


Así pues, aun de manera contraintuitiva, quizá sea un buen momento para que las bibliotecas
apuesten por la CC. Pero dado que la buena CC es un proceso que requiere una inversión de
tiempo y esfuerzo, es necesario preguntarse qué beneficios puede representar para las bibliotecas.
Destaquemos los más interesantes:

Posicionar a la biblioteca como una fuente de información. La proliferación de medios


digitales, blogs, plataformas y una actitud en ocasiones pasiva ha provocado que las
bibliotecas pierdan cierto atractivo a la hora de ser consideradas como un recurso
fundamental en el que confiar la búsqueda de información. Por su misma naturaleza, la CC
puede ser un medio para invertir esa tendencia.
Crear un puente entre el ámbito físico y el digital. La mayoría de bibliotecas se encuentran
en un momento de transición en el que el espacio físico y su colección en papel están
perdiendo atractivo en favor del formato digital. La CC parece una estrategia idónea para
despertar la curiosidad de los usuarios por la rica diversidad de sus colecciones, en especial
si se adopta una estrategia de curación enfocada a ello (en el capítulo 3 tendremos ocasión
de profundizar sobre esta cuestión).
Difusión de la colección. Reposicionar las bibliotecas como un recurso valioso para los
usuarios también pasa por recuperar la labor prescriptora de los bibliotecarios. En este
sentido, la CC es un vehículo para la prescripción activa, con la consiguiente puesta en valor
de las todavía enormes colecciones físicas de muchos centros (aunque es obvio que esto
también se aplica a la creciente colección digital).[6]
Potenciar las funciones educativa y cultural. Especialmente en el caso de las bibliotecas
públicas, la CC supone una extensión de los objetivos de fomento de la educación, la cultura
y el conocimiento que se ponen en práctica en el ámbito físico.
Facilitar el acceso a la información local y de la comunidad. Una función nuclear de las
bibliotecas públicas siempre ha sido poner a disposición de su comunidad local los recursos
informativos referentes a su entorno inmediato: direcciones, horarios, trámites, actividades
destacadas, etc. El proceso continuado e intensivo que es la CC puede aplicarse a distintos
fines y contenidos, entre ellos a este tipo de información comunitaria y de cercanía.
Capítulo II

EL LUGAR DE LA CURACIÓN DE
CONTENIDOS EN LAS BIBLIOTECAS
El capítulo anterior finaliza considerando las ventajas de aplicar la CC en las bibliotecas.
Hasta el momento han sido pocos los modelos o las propuestas orientadas en ese sentido. En este
capítulo repasaremos las existentes: el modelo de gestión de comunidades y contenidos de José A.
Merlo y la propuesta de nuevas guías temáticas de Javier Guallar. Los analizaremos por turnos y
ofreceremos una reflexión sobre sus debilidades, que en cierta manera son complementarias. Por
último, propondremos un marco que permita sistematizar una estrategia para la CC en las
bibliotecas.

1. Modelos y propuestas actuales

1.1. El modelo de gestión de comunidades y contenidos de José A. Merlo

José A. Merlo desarrolla sus argumentos en un escrito publicado en dos partes en Biblioblog.
Puesto que la segunda parte está dedicada a las herramientas, centraremos nuestra atención en la
primera parte, la más conceptual (Merlo Vega, 2014).
Hay que situar el escrito de Merlo en el contexto en el que fue escrito: un momento de intensa
discusión sobre el perfil y las funciones del content curator en el sector de la Información y
Documentación. Quizá por ello Merlo comienza su artículo afirmando que debido a su
desempeño laboral, los profesionales de la información son (o deberían serlo) de facto content
curators. El autor parece entonces apoyar las opiniones que sostenían (y sostienen) la equivalencia
entre los perfiles de bibliotecario y de content curator, puntualizando que este último es más
específico del ámbito de las relaciones públicas:
«... cualquier profesional que actualmente seleccione, procese y difunda información es de alguna manera gestor de
comunidades y contenidos. Hay quienes trabajan con estos perfiles laborales y quienes desarrollan estas tareas como
parte de sus funciones. Así ocurre en las bibliotecas, donde el rango de competencias profesionales se ha ampliado
con la gestión de comunidades y contenidos.»

La actividad del bibliotecario, identificado como content curator, se refleja entonces en la


actividad de la biblioteca como institución:
«La biblioteca es content curator cuando emplea herramientas participativas para la recepción de información, su
posterior filtrado, revisión, reelaboración y difusión mediante redes y medios sociales. La biblioteca es curadora de
contenidos cuando establece procedimientos para el proceso de agregación, revisión y promoción de la
información que considera de interés para sus usuarios.»

Para el autor, la actividad de curación se complementa con la labor del bibliotecario como
community manager o gestor de comunidades:
«La biblioteca es gestora de comunidades y contenidos cuando mantiene actividad en redes y medios sociales y
utiliza servicios participativos para la obtención y agregación de información, el tratamiento de los recursos y la
comunicación de los contenidos».

Aunque la actividad de curación de contenidos en cierta manera ya se cuenta entre los


procesos usuales de las bibliotecas, para Merlo es una función diferente a la tradicional por el tipo
de información/contenidos en que se centra la CC:
«El concepto de curación de contenidos debe limitarse a la información digital, disponible en internet, que se puede
agregar, reutilizar y difundir con herramientas específicas».

Según Merlo, ha sido la aparición de nuevas herramientas lo que ha determinado esta nueva
concepción de la labor bibliotecaria de selección y difusión de información, herramientas que
aportan nuevas maneras para tratar y compartir la información. Por ello,
«el foco, desde mi punto de vista, está en las herramientas que hacen posible que de forma ágil recibamos y
compartamos información con nuestros usuarios».

El modelo de Merlo es un marco útil con el que situar la CC en el quehacer de las bibliotecas.
Pero también creemos que se le pueden hacer un par de críticas destacables.
En primer lugar, la importancia dada a las herramientas es muy matizable. Y es que lo que
hace de la CC un campo de práctica diferencial es la contextualización de los contenidos, el valor
que el curator aporta a la información a partir de su tratamiento (la aplicación de diferentes
estrategias de caracterización), y no tanto las herramientas. Demasiado a menudo, el énfasis en las
herramientas impide fomentar la discusión sobre las mejores estrategias para enfocar la curación,
así como sobre las técnicas para tratar la información y aportar valor. Ambos son aspectos que
han de ser tenidos en cuenta si se quiere aplicar la CC de una forma consistente y continua.
En segundo lugar, también es muy matizable el considerar que la CC debe restringirse a la
información digital. Merlo sigue la opinión mayoritaria y en buena parte justificada de que la CC
es una actividad propia del ámbito digital, pero consideramos que ello es un error. Para entender
por qué, podemos aplicar el (llamémosle así) argumento de la preexistencia: si algunos profesionales,
como los bibliotecarios, afirman que ya practicaban la CC antes de su popularización y que eso
los convierte en curators (como afirma Merlo), podemos establecer que hay perfiles que
practicaban una actividad no limitada al ámbito digital que solo después ha sido reconocida como
CC. En el tercer capítulo veremos el ejemplo de Maria Popova y su plataforma Brain Pickings. Lo
importante de resaltar estos casos es que muestran que la CC es una estrategia válida para aplicar
a contenidos físicos, aunque el medio de difusión de estos sea digital, algo muy conveniente para
las bibliotecas, dado que a día de hoy sus colecciones siguen siendo mayoritariamente en formato
físico.
En un momento ofreceremos un marco alternativo con el que considerar la CC. Pero antes
veamos una propuesta de aplicación de la CC en bibliotecas.

1.2. Las nuevas guías temáticas de Javier Guallar

El modelo de Merlo sirve como base para la propuesta de aplicación de CC en las bibliotecas
de Javier Guallar: lo que él denomina nuevas guías temáticas. El autor desarrolla esta idea
principalmente en una entrada del blog Los Content Curators (mantenido junto con Javier Leiva-
Aguilera), así como en un artículo para el Anuario ThinkEpi (Guallar, 2014; 2016a). La entrada en
Los Content Curators es más conceptual que el artículo del Anuario, donde se recogen herramientas
y ejemplos de aplicación, de modo que nos centraremos en el primer texto.
Guallar explicita la conexión entre el modelo de Merlo y su propuesta:
«Nuestra opinión es que la curación de contenidos aplicada al ámbito de las bibliotecas se puede entender como
una oportunidad no solo para informar, sino para conectar y establecer vínculos con la audiencia con nuevas
herramientas y productos.»

Esa función informativa y a la vez de vínculo con la audiencia podría ser llevada a cabo
reciclando un producto clásico elaborado por las bibliotecas universitarias: las guías temáticas.
Las primeras guías, entendidas como un conjunto de enlaces a recursos agrupados en categorías y
subcategorías, tenían un carácter más bien estático y no siempre presentaban un aporte de valor
por parte del bibliotecario. La aparición de las herramientas y plataformas 2.0 (como Delicious),
que permiten un mayor dinamismo en su creación y difusión, han supuesto la popularización de
las guías en el mundo bibliotecario. Para Guallar, este contexto es adecuado de cara a impulsar la
creación de guías temáticas basadas en la CC, utilizando la abundancia de herramientas sociales
disponibles en el mercado. El autor destaca algunas características importantes de estas nuevas
guías:

Actualización continua o regular de los contenidos


Predominio de la información dinámica sobre la estática
Variedad de canales de publicación
Aportación de valor de diversa intensidad
Diferentes frecuencias de publicación para diferentes productos

Guallar resume lo dicho hasta ahora en unas líneas significativas:


«Se trata por tanto de guías dinámicas fundamentalmente (sin excluir por ello la presentación estática de recursos),
publicadas en diversos tipos de plataformas que permiten un alto grado de segmentación temática y una alta
flexibilidad en la aportación de valor y la periodicidad de publicación. Estamos hablando, como Merlo recalca, del
uso de plataformas 2.0, que permiten, además de lo dicho, la interacción con la audiencia/usuarios.»
Guallar es quien más y mejor ha escrito sobre CC en el ámbito de la Información y
Documentación, así que su propuesta tiene la solidez del análisis razonado y fundamentado desde
la experiencia. Como prueba de ello, en el artículo realizado para el Anuario, Guallar recoge y
comenta diversas iniciativas reales de bibliotecas que llevan a cabo guías temáticas basadas en la
CC en plataformas 2.0, como Pinterest, Scoop.it, Storify e incluso Facebook y Twitter (Guallar
2016a). Las nuevas guías temáticas no son, por tanto, una hipótesis de futuro, sino una realidad en
desarrollo. No obstante, en las conclusiones del mismo artículo y a partir de su método de las 4
S’s,[7] Guallar hace una observación que vale la pena resaltar:
«Y sin duda hay mucho margen de mejora. Se hace muy poca caracterización de contenidos o sense making en los
productos de CC en las bibliotecas. Las dos primeras S’s (búsqueda y selección) se suponen bien empleadas (aunque
seguramente aquí también se pueda afinar mucho más en la selección e integración de contenidos de las redes con
la colección propia), mientras que en la última S, difusión, también se suele estar haciendo un buen trabajo por todo
tipo de vías/redes sociales. Pero donde hay bastante recorrido de mejora es en la tercera S (sense making o
caracterización de contenidos). En este sentido, los medios sociales están en muchos casos infrautilizados, como es
evidente en aquellos que tienen mayores posibilidades, como Scoop.it, usado básicamente para la selección y muy
poco para la caracterización.»

Está claro que ello no es una limitación en sí de la propuesta de Guallar, sino un desarrollo
insuficiente de las posibilidades de la CC. Es algo sobre lo que reflexionar, puesto que para
Guallar (y en ello coincidimos con el autor)...
«El factor diferencial de la calidad de una CC no será solamente una buena selección de contenidos (que estén
adecuadamente dirigidos a nuestros usuarios), sino ofrecer contextualización, comentarios, ayuda, guía, opinión...
Será clave, por tanto, que los usuarios aprecien siempre la “voz” del curador de contenidos en sus productos: es
decir, que la biblioteca, en este caso, tenga su propia “voz” como curadora de contenidos para su comunidad.»

Bien puede ser que esta carencia en la caracterización de contenidos venga facilitada por algo
que criticábamos en el modelo de Merlo: el énfasis en las herramientas. Con su facilidad de uso, lo
llamativo de los productos resultantes y su aceptación por un público amplio, muchos centros
han apostado por las plataformas sociales, movidos por el deseo de crear comunidad con sus
usuarios. Pero en un mercado saturado de curadores (profesionales o amateurs) utilizando
plataformas sociales, parece razonable que los esfuerzos deban estar en otro sitio: en conseguir
una voz propia con la que destacar, como comenta Guallar.

2. Un marco global para la CC


Tras repasar el modelo de Merlo y la propuesta de aplicación de Guallar, vamos a esbozar un
marco conceptual que sirva a las bibliotecas para crear una estrategia de CC adecuada a sus fines
y características. En realidad, nuestro marco no es una propuesta radical ni novedosa, sino la
adaptación de una disciplina que se consolidó casi a la par que la CC (Martínez-Cañadas, 2010): la
estrategia de contenidos (content strategy o CS).
La CS es una disciplina que busca ejercer un control global sobre el contenido de una
organización, prestando atención a todos los aspectos relacionados (metadatos, arquitectura de la
información, estilo editorial, gobernanza, etc.).[8] El blog de Brain Traffic, una empresa de
referencia en la CS, ofrece desde 2011 una representación gráfica de la CS en la que podemos
visualizar sus principales componentes (Rach, 2011):

Figura 1. Estrategia de contenidos (Fuente: Brain Traffic


http://braintraffic.com/blog/brain-traffic-lands-the-quad)
Para entender qué tiene que ver la CS con la CC, comentemos con algo más de detalle qué es
la CS y después volvamos al gráfico de Brain Traffic.
La actividad de una organización puede estar orientada a conseguir diferentes objetivos. En un
contexto comercial, los más generales y comunes serían afianzar su posición en el mercado o
incrementar sus ventas y su crecimiento. En el contexto de las bibliotecas y centros de
información, podríamos hablar de posicionar la institución como una fuente fiable de
información, promover la lectura y sus fondos, divulgar conocimiento...
Para conseguir esos objetivos, el contenido juega un papel fundamental. En el mundo de la
CS, el término contenido hace referencia a un amplio abanico de ítems, como las páginas web, las
entradas de un blog, las conversaciones en medios sociales, las newsletters, los manuales internos de
procedimiento, etc. El papel del estratega del contenido sería desarrollar las herramientas, los
procesos y las tácticas más adecuadas para maximizar el impacto del contenido. Y para ello se
necesita una estrategia (Zambonini, 2010).
Para el tema de esta obra, centrémonos en un subtipo de contenido: aquel sobre el que gira el
marketing de contenidos.
El marketing de contenidos se centra en la publicación y distribución de contenido con el que
conectar con las necesidades de una determinada audiencia. Con ello se espera atraer la atención
de los usuarios, aumentar la base de clientes, incrementar las ventas, posicionar la marca, crear
comunidad...[9] Es importante remarcar que el marketing de contenidos es una parte de la CS,
dado que esta tiene el objetivo global de considerar los diferentes tipos de contenidos de una
organización.
Los contenidos que las organizaciones suelen utilizar en el marketing de contenidos también
son muy amplios, como por ejemplo casos de estudio, testimonios, citas, reseñas de productos, etc.
(Ellering, 2016). ¿De dónde se obtienen?
Una opción puede ser crear todo el contenido de nuevo. Pero dado el coste de mantener un
equipo dedicado a crear contenido original, la CC puede ser un medio alternativo de obtener
contenido (Martínez-Cañadas, 2012).[10] La solución más extendida suele ser aplicar una estrategia
mixta: ofrecer contenido propio y contenido de otras fuentes (contenido curado). Es aquí, pues,
donde está la conexión entre la CC y la CS. Volvamos ahora al esquema de Brain Traffic.
En el centro de la CS encontramos la estrategia creada por el estratega del contenido (core
content strategy), una estrategia en la que participan dos tipos de componentes: los relacionados con
el contenido (content components) y aquellos que tienen que ver con las personas implicadas en la
estrategia (people components). Cada componente implica una serie de cuestiones clave que hay que
planificar, ejecutar y evaluar antes, durante y después de poner en práctica la estrategia.
El contenido curado se sitúa en el cuadrante superior izquierdo del esquema, sustancia
(substance), junto con otro tipo de contenidos implicados en la estrategia. ¿Qué cuestiones clave
hay que considerar para el contenido, tanto curado como propio? Entre ellas:

Temas
Tipos de contenido
Fuentes de donde obtenerlo
Mensaje que se quiere comunicar a la audiencia

El cuadrante inferior izquierdo, estructura (structure), implica otras cuestiones a tener en cuenta
sobre el contenido, como por ejemplo:

Jerarquía y organización de los contenidos


Formateado
Presentación

En lo que se refiere a los cuadrantes de la mitad derecha del esquema, tenemos:

Flujo de trabajo (workflow): los procesos, herramientas y recursos humanos que se necesitan
para poner en marcha y mantener las iniciativas relativas al contenido.
Gobernanza (governance): qué personas toman las decisiones clave sobre el contenido y sobre
la estrategia a llevar a cabo, así como las vías de comunicación que han de establecerse para
ello.

Creemos que aplicar el esquema de la CS puede ayudar a las bibliotecas a acomodar y


sistematizar una estrategia para la CC que ayude a conseguir sus propios objetivos. Por supuesto,
es una propuesta de máximos: que se especifiquen y se regulen en su totalidad todas las
cuestiones incluidas dependerá del tipo de centro, de sus necesidades e intereses, así como de sus
recursos. Además, regular todos y cada uno de los aspectos puede acabar siendo
contraproducente en lo que respecta a, por ejemplo, la creatividad del curador en el momento de
tratar y presentar la información. Aun así, no puede llevarse a cabo una CC coherente y bien
realizada si todo se deja al azar y la improvisación.
El esquema recoge todos los aspectos fundamentales a tener en cuenta, y al hacerlo tiene
varias ventajas.
En primer lugar, incluye y amplía la utilidad de las metodologías de curación. Porque el
esquema de la CS nos permite crear un plan estratégico, una guía con la que actuar, siendo la
metodología de curación la aplicación práctica del plan.
Pensemos en la metodología de curación más difundida: las 4 S's de Guallar y Leiva-Aguilera,
[11] es decir: search (búsqueda), select (selección de resultados), sense making (caracterización) y share
(compartir).
Aplicar una metodología para obtener contenidos implica que hemos de tener claros unos
puntos iniciales: ¿cuál es nuestro propósito?, ¿qué temas queremos tratar?, ¿cuáles son las
herramientas más adecuadas?... Son preguntas que Guallar y Leiva-Aguilera incluyen en la fase de
diseño de su metodología.[12]
Como hemos visto más arriba, la respuesta a esas preguntas se obtiene de una estrategia
creada completando los cuadrantes del esquema de la CS. En la fase de diseño de Guallar y Leiva-
Aguilera, los curadores cuentan, por tanto, con una lista de verificación (checklist) con la que
confirmar si hemos planificado todos esos puntos antes de aplicar la metodología de curación. En
caso contrario, necesitamos volver al esquema de la CS para incluirlos donde corresponda.
Pero el esquema también incluye aspectos que no suelen contemplarse en las metodologías de
curación, en especial relativos a los recursos humanos y la gobernanza, como por ejemplo los
roles del equipo implicado, la documentación de los procesos (directrices, estándares de calidad,
políticas de la organización), si hay revisores de calidad del contenido, las vías de comunicación
entre los responsables...[13] También trata aspectos más propios del contenido en sí, como el tipo
de organización y jerarquía, la categorización, la redacción SEO...
El esquema de la CS también es útil para dos cuestiones que hemos tratado al analizar la
propuesta de guías temáticas de Guallar: por un lado, el desarrollo de una «voz» que los usuarios
puedan apreciar en los contenidos curados y en los productos que se deriven; por otro, la
necesidad de contar con las técnicas de caracterización como una parte fundamental de la CC.
Son dos temas que también suelen incluirse en la fase de diseño de las metodologías de curación,
pero, como indica Guallar, hay mucho margen de mejora y mucho trabajo por hacer. Ambos
puntos, la voz y las técnicas, pueden ser considerados en los cuadrantes sustancia y estructura, con lo
que tenemos un recordatorio de la necesidad de planificarlos de manera explícita (o al menos de
no darlos por sobreentendidos).
Por último, señalemos otra ventaja: el esquema de la CS nos permite otorgar una importancia
ponderada a los diferentes factores que entran en juego en la CC, con lo que solventamos una de
las limitaciones que encontramos en el modelo de Merlo: las herramientas a utilizar no se sitúan
en el centro de la estrategia, sino que son una parte más de la misma.
Estas últimas consideraciones sobre las herramientas y las técnicas de caracterización nos
servirán de puente para el próximo capítulo. En él trataremos una herramienta que cuenta con
múltiples posibilidades para tratar y presentar los contenidos y que solventa algunos de los
inconvenientes de las plataformas sociales: el blog.
Capítulo III

CURACIÓN DE CONTENIDOS EN BLOGS


La popularidad de la CC se ha plasmado en buena parte en la aparición de numerosas
herramientas para tal cometido. A pesar de que varias de ellas permiten crear productos muy
atractivos, en nuestra opinión los blogs representan la herramienta más poderosa y flexible. En el
primer apartado presentaremos algunos argumentos para apoyar esta afirmación. En el segundo
apartado veremos tres ejemplos de éxito de CC en blog que muestran tres posibles prácticas de
CC que las bibliotecas pueden implementar. A continuación repasaremos los tipos de entradas
basadas en CC más populares en la actualidad y cerraremos el capítulo con ejemplos de cómo
hacer sense making o caracterización de contenidos en blogs.

1. ¿Por qué curar en blogs?


El primer motivo para preferir los blogs a otras herramientas tiene que ver con algo de lo que
hemos hablado en el capítulo anterior. Las plataformas sociales para curar contenidos tienen
limitaciones intrínsecas, en especial en lo referente a la caracterización de contenidos (también en
otras cuestiones, como el número de temas que permiten curar). Es un hecho esperable, ya que
parte del negocio de las empresas que gestionan estas plataformas está en ofrecer versiones
mejoradas de pago, con funcionalidades de las que carecen las versiones gratuitas. Sin embargo,
puede llegar a ser un inconveniente doble: por un lado, se pierde en gran medida aquello
distintivo de la CC, el tratamiento de la información y el aporte de valor del curador; por el otro,
perder valor implica que será más difícil diferenciar nuestra actividad de curación de la de otros
individuos o instituciones, sobre todo en un mercado plagado de propuestas interesantes.
Respecto a las plataformas sociales, los blogs ofrecen una alta flexibilidad, tanto para tratar los
contenidos con las principales técnicas de caracterización como para combinar estas entre sí.
Además, ofrecen amplias posibilidades para dar formato al contenido, algo siempre recomendable
para conseguir una mayor claridad en el mensaje. También son múltiples las posibilidades de
crear categorías, jerarquías y menús con los que ofrecer al usuario un contexto adicional.
Mencionemos otros tres motivos importantes por los que llevar a cabo la CC en blogs:
En primer lugar, los blogs son herramientas que tienen una alta implantación en el mundo
bibliotecario. Aunque su utilización pueda ser desigual, los blogs forman parte del repertorio de
herramientas de comunicación de muchas bibliotecas e instituciones, por lo que su uso está
plenamente integrado, tanto en el imaginario de los bibliotecarios como (lo más importante) en el
imaginario de los usuarios. Ello puede ser una ventaja estratégica ante plataformas más novedosas
y aparentemente más prometedoras pero que carecen de un amplio arraigo o de un
reconocimiento extendido entre los usuarios (Guallar, 2016b).
En segundo lugar, los blogs permiten crear contenidos largos (longform) y atractivos gracias a
las posibilidades de dar diversos formatos al texto. A pesar de que se ha sostenido durante mucho
tiempo que los contenidos web han de ser cortos porque la atención del lector es escasa, lo cierto
es que dicha afirmación se ha visto desmentida en los últimos años por un boom de contenidos
largos y de calidad (Pico, 2015). Parece que los lectores digitales están receptivos a los contenidos
longform, como muestra el éxito de plataformas especializadas, así como el mayor tiempo de
lectura que se les dedica, algo que no cuadra con la lógica de que si los contenidos son largos, los
usuarios se cansan antes. Los contenidos longform tienen claras ventajas respecto a los contenidos
más escuetos: ofrecen una calidad extra y son generadores de prestigio para la entidad u
organización que los crea. Además, facilitan el posicionamiento de los contenidos en buscadores
gracias a estrategias SEO.
En tercer lugar, una última ventaja no menos importante: la creación de contenidos híbridos
(Martínez-Cañadas, 2017b). La mayoría de colecciones bibliotecarias siguen teniendo un formato
físico. Ahora bien, que la CC sea una actividad muy ligada al medio digital no impide que pueda
ser llevada a cabo con materiales físicos (en seguida veremos un ejemplo de caso) o incluso que
ambos medios, el físico y el digital, puedan combinarse para crear valor añadido. De este modo,
un contenido digital puede ser la puerta para hablar de materiales de una colección física, los que
a su vez, si el usuario lo desea, pueden complementar la compresión del contenido digital, y
viceversa.

2. Modelos de curación: tres breves casos de estudio


Dediquemos este apartado a examinar, brevemente, tres casos donde los blogs se utilizan para
llevar a cabo una estrategia de CC exitosa. Cada uno de ellos utiliza una estrategia de base
diferente, con (podemos decir) filosofías diversas de CC. Nuestro somero tratamiento no hará
total justicia a estos casos, pero desvelar sus filosofías puede darnos una idea de las posibilidades
de la CC en blogs, así como iluminar o matizar algunos aspectos de la CC como actividad.
Nuestra intención no es dar a entender que seguir alguno de estos modelos puede suponer el
éxito de la estrategia de CC de una biblioteca. Los casos de éxito más bien deberían servir para
replantear nuestras prácticas, ampliar la visión de sus posibilidades y aprender a desarrollarlas de
manera fresca. En suma: los casos de éxito deberían ser una invitación al aprendizaje y a la
innovación, y no a la copia.

2.1. Maria Popova (Brain Pickings)


http://www.brainpickings.org/
Maria Popova es una de las content curators más populares en la actualidad, si no la más. Su
trabajo en el blog Brain Pickings le ha valido reconocimientos y loas en medios tan significativos
como el New York Times (Feiler, 2012), lo que ha contribuido a afianzar la mitología de Popova
como un nombre de referencia en el ámbio cultural.
Los orígenes de Brain Pickings se sitúan en el año 2006 como una lista de correo que Popova
creó para los compañeros de la agencia de marketing para la que trabajaba. Los miembros de la
agencia compartían información de la industria de la publicidad en busca de inspiración. Pero,
según se cuenta, Popova consideraba que la manera más adecuada de fomentar la creatividad era
exponerse a la información de fuera de la industria, con contenidos con los que no estuvieran
familiarizados.

Figura 2. Quoting en un artículo de Brain Pickings


(Fuente: https://www.brainpickings.org/2017/07/10/adam-phillips-darwins-worms-life-death/)

El resto, como dicen, es historia: Brain Pickings se ha convertido en una plataforma visitada
por miles de personas al día, como también se cuentan por miles sus suscriptores y sus seguidores
en redes sociales. Además, Popova ha colaborado con medios como The Atlantic, Wired UK y The
Huffington Post.
Buena parte del éxito de Popova se basa en su manera de entender la CC. La mayoría de
comentaristas defienden dos ideas en cuanto a la CC: primero, que es una actividad dedicada al
contenido digital; segundo, que la función de los curadores es aliviar la infoxicación, separando el
grano de la paja y ofreciendo lo más relevante del ámbito en que se desempeñan. Pero la
estrategia de Popova parece contradecir o al menos matizar ambas afirmaciones.
En alguna ocasión,[14] Popova ha declarado abiertamente su oposición al modelo de acceso a
la información mediado por buscadores (en especial Google). Según ella, un buen número de
contenidos online están pensados para una rápida caducidad. Por el contrario, su actividad de
curación se centra preferentemente en contenidos offline, sobre todo libros en formato físico, en
busca de materiales raros, poco frecuentes, que aporten a los lectores alguna muestra de
conocimiento (e incluso de sabiduría) perenne. Esta filosofía es lo que en alguna ocasión hemos
denominado estrategia de la escasez (Martínez-Cañadas, 2016b), una estrategia que tiene dos
implicaciones interesantes.
En primer lugar, el concepto de lo escaso suele ir asociado al concepto de valor: cuanto más
escaso es un bien o un servicio, más valioso se percibe. Lo mismo podemos decir de los
contenidos: cuanto más escasos, cuanto menos frecuentes, más oportunidades de que el público
los considere intrínsecamente valiosos.
Apostar por la escasez, no obstante, no garantiza el éxito si los contenidos no consiguen
conectar con el público. Popova solventa esta dificultad con dos hábiles movimientos: la selección
de sus contenidos, muy centrados en la cultura literaria y en lo visual (los libros ilustrados suelen
figurar entre sus elecciones), y con la manera de presentarlos, mediante una presentación gráfica
preciosista y cuidada al detalle y usando titulares llamativos (llenos de términos que captan
nuestra atención, como timeless, wisdom o stunning).
En segundo lugar, la estrategia de la escasez sitúa al curador en una relación ambigua respecto
a la infoxicación. Y es que si no existiese la abundancia informativa, tampoco existirían por
contraposición los materiales escasos, por lo que no está claro que una curadora como Popova
esté interesada en la lucha contra la infoxicación (a pesar de lo que puedan dar a entender sus
declaraciones contra la cultura Google).
El caso de Maria Popova es significativo para las bibliotecas en un doble sentido: primero,
porque muestra que la CC puede aplicarse con éxito a materiales como los libros físicos,
utilizando técnicas de caracterización adecuadas (en el caso de Popova tiene gran importancia la
citación); segundo, porque las oportunidades de aplicar la estrategia de la escasez son enormes en
centros de carácter generalista, como las bibliotecas públicas, o con un importante fondo
histórico y patrimonial.

2.2. Big Think

http://bigthink.com/
El boom de la información digital suele despertar una pregunta nada fácil de responder: ¿cómo
hacer que el exceso de información disponible se convierta en conocimiento para los individuos?
Esa es la misión central de la plataforma Big Think.
No en vano, desde que se fundó en 2008 por Peter Hopkins y Victoria Brown, uno de los
lemas con los que Big Think se ha presentado al público es «Smarter, Faster», esto es, «Más
inteligente, más rápido». En la sección «About Us» de su página web se nos comenta algo más de
sus principios, así como de su funcionamiento.
Big Think pretende ofrecer a los lectores grandes ideas que les permitan dar sentido al mar de
información en el que vivimos, siempre poniendo énfasis en la interdisciplinariedad. Para ello, la
plataforma cuenta con un nutrido equipo de colaboradores (2.000, según se nos dice), entre los
que se incluyen algunas de las mentes más brillantes del pensamiento moderno. El equipo
editorial de Big Think se encarga de interrogar a los colaboradores sobre los últimos desarrollos
en sus campos para después decidir cuáles de esas ideas aparecerán en la plataforma (según
criterios de significancia, relevancia y aplicabilidad). Dada la preferencia por el formato de vídeo
para presentar las ideas de los expertos, Big Think fue conocida durante un tiempo como el
YouTube de las ideas (o también como el YouTube de los intelectuales).[15]
El formato de vídeo convive con el tradicional artículo de blog. Agrupados en grandes
categorías como «Bussiness», «Politics» o «Science», las entradas de Big Think nos presentan
comentarios, análisis e incluso fragmentos de libros de próxima aparición. Pero esto no siempre
ha sido así. En el curso de la historia de la plataforma, se ha producido un cambio en el enfoque
de las entradas, dejando de lado la que creemos que era la característica formal más interesante de
Big Think en cuanto a la curación y contextualización de ideas. La manera de llevar ambas a cabo
era sencilla y elegante, además de muy informativa. La noticia seleccionada se resumía bajo el
encabezamiento «What’s the latest development?» [‘¿Cuál es el último desarrollo?’]. Justo a
continuación, la noticia se contextualizaba bajo el encabezamiento «What’s the big idea?» [‘¿Cuál
es la gran idea?’]. Con esta presentación de contenidos, Big Think permitía una digestión eficaz de
la información y, por tanto, facilitaba a su público la tarea de poner orden al caos informativo y
de seguir las tendencias más relevantes del pensamiento contemporáneo.
La contextualización de información en una entrada de blog no ha de tener necesariamente el
formato de Big Think, pero sí es imprescindible que se dé, y que lo haga de una manera clara, algo
central en la CC; con frecuencia esto se descuida en las entradas de blog.
Pensando en las bibliotecas, Big Think nos parece un buen ejemplo de cómo sacar partido a la
abundancia de nueva información, un enfoque totalmente opuesto al de Maria Popova. El
carácter interdisciplinar de la plataforma y su presentación de los contenidos transmite el mensaje
claro de compromiso con el arte de convertir la información de nuestro día a día en
conocimiento.

2.3. Open Culture


http://www.openculture.com/
Open Culture es otra de las plataformas dedicadas a la CC más populares en la actualidad.
Como Big Think, ha sufrido cambios en su manera de presentar los contenidos, pero también en
el tipo de contenidos que ofrece. En el apartado «About Us» de su web podemos saber más de las
intenciones y misiones de Open Culture.
Fundada en 2006 por Dan Colman (todavía es el editor en jefe), la función de la plataforma es
reunir contenidos educacionales y culturales de alta calidad para potenciar el aprendizaje
continuo. Según los impulsores del blog, la web 2.0 ha permitido una ingente difusión de ese tipo
de materiales, materiales que son «gratis». El trabajo de la gente de Open Culture es curar los
contenidos y centralizarlos en su plataforma.
A día de hoy, en Open Culture podemos encontrar una vasta colección de materiales, entre los
que se incluyen referencias a MOOCs, películas online, audiolibros, ebooks y cursos de idiomas. Sin
embargo, en consonancia con su filosofía de curación, Open Culture ha abierto su abanico de
contenidos curados. Lo audiovisual sigue teniendo una importancia fundamental, pero potencia
lo que podríamos llamar curiosidades culturales: vídeos de YouTube o de plataformas semejantes que
muestran a figuras de la cultura popular y de la alta cultura, sus ideas y actividades artísticas o una
reinterpretación de estas (como por ejemplo animaciones hechas por otros artistas). También
podemos encontrar entradas semejantes a las de Maria Popova dedicadas a libros, recopilaciones
de playlisits, comentarios sobre otros sitios web, documentales, infografías, obras originales de
creadores anónimos... En fin, todo un universo de contenidos de lo más variopinto comentado y
contextualizado para su interpretación.
En cierta forma, Open Culture representa una estrategia intermedia entre Big Think y Maria
Popova: por un lado, se beneficia del inmenso caudal de información contemporánea mediante su
recopilación y puesta en valor; por el otro, apuesta por las rarezas, por contenidos poco
frecuentes y difíciles de hallar. Y es esa combinación, junto con el uso intensivo de lo audiovisual,
lo que explica en buena parte su popularidad.
El caso de Open Culture es relevante para las bibliotecas que cuentan con fondos generalistas,
como las bibliotecas públicas, tanto por el tipo de contenidos curados como por la manera de
llevar a cabo la curación.
Como apuntábamos antes, una función importante de las bibliotecas públicas sigue siendo ser
depositarias y transmisoras de los productos de la creatividad y la razón humanas para el fomento
de la educación y el conocimiento. Como nos enseña el caso de Open Culture, la inabarcable
cantidad de contenidos que circulan por internet puede ser otra herramienta con la que cumplir
los fines educativos y formativos de la biblioteca pública. Y es que las misiones de las bibliotecas
son en cierto sentido independientes del formato transmisor: la colección (en formato físico o
digital) es un punto de partida, pero no el fin en sí mismo.
3. Entradas basadas en CC: formatos más populares
El objetivo de este apartado es ofrecer una muestra de la variedad de tipos de entradas basadas
en CC que se pueden realizar en un blog.
Javier Guallar aborda el análisis de las entradas de blogs basadas en CC (Guallar, 2017), y en
su estudio propone un clasificación anidada: dos grandes parámetros, contenidos y curación,
subdivididos en varios indicadores que, a su vez, están formados por diferentes categorías:


Contenidos

Cantidad de fuentes de contenidos curados

Un solo contenido
Varios contenidos

Rango temporal del contenido curado

Información retrospectiva o atemporal


Información reciente
Información actual
Información en tiempo real

Procedencia del contenido curado

Contenidos externos
Contenidos propios
Contenidos propios y externos

Curación

Técnicas de caracterización o sense making

Resumir o comentar (summarizing)


Citar (quoting)
Storyboarding
Paralelizar (parallelizing)

Integración del contenido curado en el artículo

Enlace embebido en el texto


Url explícita
Imagen
Contenido incrustado desde una plataforma social media

La heurística de Guallar viene a llenar un hueco existente en la literatura sobre la CC: permite
observar el mecanismo interno de este tipo de productos a la vez ofrece una forma útil de aislar
los diferentes tipos para facilitar su estudio (recomendamos la lectura del artículo original de
Guallar, en el que se mencionan y analizan ejemplos de cada grupo).
Por nuestra parte, seguiremos el espíritu pragmático que impulsa esta obra y mencionaremos
diez de los formatos de entradas más populares en la actualidad que pueden ser aplicados en
bibliotecas. La lista no pretende ser exhausitva, sino tan solo informativa. La intención no es
analizar los formatos en profundidad ni clasificar sus tipologías, sino ofrecer un esbozo de las
maneras en que la CC se puede plasmar en una entrada de blog. En cada formato mencionaremos
algunos ejemplos, a los que el lector interesado puede acudir para completar la imagen.
Presentaremos los formatos en un muy aproximado orden creciente de complejidad. Si bien
esta puede ser una propiedad subjetiva (en función de las habilidades y de los intereses del
curador), esperamos que nuestra presentación revele que no todos los formatos requieren ni el
mismo esfuerzo ni la misma dedicación.

1. Recopilación de enlaces/noticias
Sin duda, el formato más extendido. La presentación de los enlaces/noticias (y por tanto su
contextualización) puede ser muy variable: desde una sola mención al título hasta una breve
referencia a su contenido.
Ejemplos: la sección del blog de Miquel Pellicer «Los mejores artículos»,[16] en la que las
noticias tienen el formato de tuits incrustados, o la plataforma The Browser,[17] en la que cada
artículo seleccionado es resumido en unas pocas líneas para ofrecer una indicación de su
contenido.

2. Recopilación de enlaces/noticias en fotogalería/videogalería
Una variante del formato anterior que busca resaltar la selección mediante el recurso de la
imagen.
Ejemplos: tanto las imágenes como las videogalerías suelen ser muy frecuentes en los medios
periodísticos. Como ejemplo de lo primero, el artículo «Día nacional del libro» en la edición
mexicana del Huffington Post;[18] como ejemplo de lo segundo, el artículo «Canciones de George
Michael para recordar» en el diario El País.[19]

3. Imagen del día
Una manera de presentar un contenido apelando al poder de la imagen.
Ejemplos: los medios periodísticos también destacan en este formato, aunque hay un amplio
abanico de plataformas que lo utilizan (o lo han utilizado), como Hipertextual[20] o la NASA.[21]
4. Extraer ideas de un libro
Un formato basado en la técnica de caracterización citar (quoting).
Ejemplo: Maria Popova es sin duda el ejemplo más destacado de este tipo de formato, con la
bella disposición de las entradas en su plataforma Brain Pickings.



5. Guías personales de lectura/audición/visionado
Las guías de lectura, pero también de audición y visionado, suelen ser un recurso muy
utilizado en las bibliotecas para presentar los libros relacionados con una materia o autor. No
obstante, en este tipo de formato no prima tanto la exhaustividad a la hora de recopilar los
contenidos como el presentar una selección subjetiva y personal.
Ejemplo: dada la multitud de sitios y plataformas dedicados a la lectura, son numerosos los
ejemplos que podríamos aducir. Optaremos por mencionar un ejemplo dedicado a la música: la
entrada «La primavera la sang m’altera,...» [‘La primavera la sangre me altera...’][22] de la estantería
virtual dedicada a la música[23] de la Biblioteca Virtual de la Xarxa de Biblioteques Municipals de
la Diputació de Barcelona.[24]

6. Listas
A diferencia de las recopilaciones de enlaces o noticias y de las guías de lectura, las listas no
están necesariamente referidas a temas de actualidad ni a un tipo de producto cultural. Todo cabe,
pues, en ellas. Ejemplo: en el ámbito de la Información y Documentación, Julián Marquina hace
en su página web un uso intensivo de las listas para crear entradas. Como ejemplo, la entrada «10
puntos que debes tener en cuenta sobre las redes sociales en tu biblioteca».[25]

7. Comentario experto
Un formato que puede presentarse en diversas variantes, ya sea como una opinión abierta
sobre un tema o en forma de consejos o trucos en relación a diferentes ámbitos (como ventas,
marketing...).
Ejemplo: la entrada «Consells per augmentar la visibilitat dels articles de recerca» [‘Consejos
para aumentar la visibilidad de los artículos de investigación’][26] en el blog del CRAI de la
Facultat de Lletres de la Universitat de Barcelona.[27] El escrito es una traducción de los consejos
recogidos en un artículo de Jon Tennant[28] adaptado a los recursos de la Universitat de
Barcelona y resumido en formato infografía. Además, incluye enlaces a un par de recursos
adicionales sobre la cuestión.

8. Pasar revista a una cuestión
Uno de los formatos que acerca la CC a la práctica tradicional del periodismo: recopilar,
comentar y relacionar contenidos que hacen referencia a un tema o problemática.
Ejemplo: el blog de la Biblioteca Nacional de Catalunya[29] recoge una entrada[30] sobre la
exposición que la Diputación Provincial dedicó a Enric Prat de la Riba en 1967. La entrada nos
ofrece un análisis del evento, recogiendo imágenes y citas de fuentes de la época.

9. Listicles
El término es una contracción entre list y article, y hace referencia a esta doble naturaleza: un
artículo en el que la argumentación se presenta y estructura en forma de lista. Es, por tanto, un
formato diferente a las listas, aunque la estructura superficial pueda dar a entender lo contrario.
Si bien la argumentación puede ser original, eso no excluye la utilización de contenido curado, ya
sea de otros o creado por el propio curador.
Ejemplo: mencionemos de nuevo a Julián Marquina, que también hace un uso intensivo de los
listicles en su blog. Como ejemplo: «10 razones para que te animes a ser bibliotecario».[31]


10. Storyboards
La traducción de storyboard es ‘guion gráfico’, expresión que ya nos da una idea del tipo de
formato: la recopilación de fuentes diversas, con preeminencia del formato visual, para explicar
una historia. Es un tipo de formato que se corresponde plenamente con la aplicación de la
técnica de caracterización storyboarding.
Ejemplos: la popular plataforma para curar contenidos Storify basa su funcionamiento en la
creación de storyboards. Diversos medios periodísticos han experimentado con Storify, como The
Guardian[32] o El País.[33] No obstante, no es imprescindible utilizar una herramienta concreta,
dada la capacidad de los blogs para embeber contenido multimedia. Como ejemplo, la entrada
«Música i tradicions nadalenques a Castelló» [‘Música y tradiciones navideñas en Castellón’][34] en
el blog de la Universitat Jaume I,[35] una recopilación de recursos del repositorio de la
Universitat, tanto texto como imágenes y audio, para formar una historia en torno a un tema tan
específico.

4. Caracterización de contenidos en blogs: ejemplos


Hemos aludido a la flexibilidad para tratar los contenidos como una de las ventajas de los
blogs frente a otro tipo de plataformas. Para mostrar dicha flexibilidad, mencionaremos tres
ejemplos tomados de la actividad del autor de este libro en Bibarnabloc,[36] la plataforma de
recomendaciones culturales de Biblioteques de Barcelona.
En dos de estos ejemplos se optó por realizar una caracterización mixta, es decir, combinando
algunas de las estrategias de caracterización. Aunque no es imprescindible en todos los casos,
consideramos que con la mezcla de estrategias se pueden crear productos innovadores y
altamente informativos. Presentaremos los ejemplos por orden de complejidad:
Ejemplo 1: «Com els mitjans de comunicació van distorsionar les guerres de Iugoslàvia» [‘Cómo los medios de comunicación
distorsionaron las guerras de Yugoslavia’].[37]

Entrada dedicada al libro Y llegó la barbarie, de Jose Ángel Ruiz Jiménez. En su obra, Ruiz
Jiménez realiza un completo recorrido por los antecedentes, causas y consecuencias de los
conflictos armados que, en la década de 1990, azotaron a la extinta Yugoslavia. En lugar de
realizar una reseña de la obra, se opta por extraer una idea que consideramos significativa: la
manera en que los medios de comunicación presentaron en su momento aquellos conflictos,
contribuyendo a crear una imagen distorsionada de los motivos de las mismos y de los
contendientes. La entrada está realizada siguiendo la técnica de caracterización citar, ofreciendo
fragmentos relevantes del texto de Ruiz Jiménez con una tipografía destacada.
Ejemplo 2: «Els preescolars poden diferenciar entre pintures abstractes fetes per artistes i les fetes per altres infants o per
animals» [‘Los preescolares pueden diferenciar entre pinturas abstractas hechas por artistas y las hechas por otros niños o por
animales’].[38]

El texto se centra en un estudio de psicología sobre la percepción que los menores tienen del
arte abstracto. Para comentar tanto la metodología del estudio como sus conclusiones, se utilizan
dos reseñas del estudio publicadas en medios internacionales (técnica resumir). Las fuentes son
mencionadas en el artículo y se incluye una cita traducida de una de las reseñas (técnica citar).
También se menciona, aunque brevemente, otro estudio de las autoras del estudio reseñado
(técnica paralelizar). A continuación, los artículos sirven de puente para recomendar una obra del
fondo de Biblioteques de Barcelona sobre los fundamentos y las principales ideas del arte
abstracto (técnica paralelizar), utilizando un resumen de la obra (técnica resumir) y una cita de su
introducción (de nuevo, técnica citar).
Figura 4. Post de Bibarnabloc comentado como Ejemplo 2 (Fuente:
http://bibarnabloc.cat/2016/04/28/preescolars-diferenciar-pintures-abstractes-fetes-artistes-fetes-
altres-infants-animals/)

Ejemplo 3: «La girafa: un gegant en perill d’extinció» [‘La jirafa: un gigante en peligro de extinción’].[39]

A finales del año 2016, un informe de la Unión Mundial para la Conservación de la


Naturaleza[40] declaró que la jirafa pasaba a estar en peligro de extinción. La entrada abordó la
noticia utilizando artículos publicados en otros medios de comunicación (nacionales e
internacionales). Algunas de las ideas de aquellos artículos fueron resaltadas (técnica citar). La
jirafa es un animal icónico, por lo que se aprovecha para mencionar algunas de las curiosidades
biológicas que hacen tan especial a este animal. Para ello, se utilizan contenidos científicos: un
artículo de la publicación Materia[41] y un vídeo de un documental divulgativo disponible en
YouTube. Del artículo se extrajeron citas relevantes (técnica citar), mientras que el vídeo, además
de ser incluido en la entrada, fue resumido en sus puntos principales (técnica resumir). Finalmente,
el escrito fue utilizado para mencionar una obra del católogo de Biblioteques de Barcelona sobre
la diversidad y evolución biológica. En global, podemos decir que la entrada es un storyboard que
utiliza diferentes fuentes no directamente relacionadas con el tema central (técnica paralelizar).
Capítulo IV

CURACIÓN DE CONTENIDOS EN EL ESPACIO


FÍSICO DE LA BIBLIOTECA
Este último capítulo está dedicado a una propuesta sui generis de aplicación de CC en las
bibliotecas, basada en la extensión de un recurso muy utilizado en las mismas: la exposición física
de obras.
Tras poner de manifiesto la estrecha relación entre el ámbito museológico y la CC,
matizaremos el concepto de exposición bibliotecaria tal y como se suele entender. Esa matización
nos permitirá introducir nuestra propuesta, reforzada con la mención de algunos problemas de la
exposición bibliotecaria clásica.
Por último, mencionaremos algunas bases conceptuales con las que aumentar las
potencialidades de la exposición bibliotecaria clásica, acercándonos con ello a la comunicación de
información que tiene lugar en el museo moderno.

1. Las raíces museológicas de la curación de contenidos


Una de las polémicas más candentes en torno a la CC está relacionada con los términos
curación y curador. Sin ánimo de reavivar disputas (ni mucho menos de zanjarlas), es importante
que aquí hagamos una referencia breve al asunto.
Como Guallar y Leiva-Aguilera indican en su obra (Guallar, Leiva-Aguilera; 2013), el curator
digital está emparentado con la figura del curator del mundo del arte y los museos. Aunque para
este perfil profesional se suele utilizar la expresión comisario de exposición, no es poco frecuente que
también se le denomine con el barbarismo curador. Por extensión, al content curator del ámbito
digital también se le denomina en ocasiones curador de contenidos.
Aunque –de manera intuitiva– podemos decir que en los museos los curadores son los
profesionales que se encargan de las exposiciones, lo cierto es que esta sería una caracterización
muy pobre de su labor, dados los cambios que la misma ha sufrido con el tiempo.
El perfil del curador de museo quizá se remonte hasta los siglos XVIII y XIX (Espacio Visual
Europa, 2017a), producto de la necesidad de los coleccionistas acadaulados de contar con
especialistas para el cuidado, mantenimiento e investigación de sus colecciones. Durante buena
parte de su historia, los curadores fueron el único personal profesional de los museos, y por ello
llevaban a cabo tareas de lo más variadas: adquisición de colecciones, catalogación, inventariado,
interpretación de obras, planificación de programas educativos, etc.
A mediados del siglo XX, se inició un proceso de reconocimiento y formación profesional en
las diferentes categorías de personal de museo. Aunque en un primer momento esta
diversificación pudo ser asumida como una amenaza por el curador-erudito tradicional, lo cierto
es que a la larga la figura del curador vivió una expansión y un incremento de popularidad.
El curador moderno compite en estatus e importancia con los mismos artistas, en especial en
el caso de los curadores independientes, no ligados a una institución en particular (Espacio Visual
Europa, 2017b). Y es que el producto de su trabajo, la exposición, ya no se considera una
actividad pasiva, sino un hecho creativo en sí mismo: la exposición puede ser una cocreación
entre el curador y el artista, y también una herramienta de análisis y crítica de cuestiones con
implicaciones artísticas, sociales, culturales o políticas.
En seguida mostraremos por qué es relevante la idea del curador de museo como agente
creativo para el tema que nos ocupa (la CC en las bibliotecas), pero antes hemos de hablar del
concepto de exposición bibliotecaria.

2. Las exposiciones bibliotecarias no son exposiciones


Las exposiciones bibliotecarias son una de las herramientas más utilizadas y más versátiles con
las que cuentan los bibliotecarios. Su función principal suele ser dinamizar el fondo, mostrar su
presencia y fomentar su uso, utilizando como hilo conductor la publicitación de novedades, la
conmemoriación de fechas significativas, noticias de actualidad, etc.
A pesar de su innegable utilidad, las exposiciones bibliotecarias encierran una interesante
paradoja: no son exposiciones propiamente dichas. Para apreciar este hecho, comparemos los
términos que se utilizan para hacer referencia a esta actividad en español e inglés.
Lo que nosotros denominamos exposiciones, en inglés recibe un nombre más acorde con su
naturaleza: library displays, expresión que traducida muy literalmente sería algo así como ‘muestras
bibliotecarias’, en el sentido de muestra de documentos que la biblioteca posee sobre un tema en
particular. Asimismo, el equivalente en inglés al término exposición es exhibition, palabra que se
reserva para las exposiciones tipo museo. El matiz no es trivial, porque encierra un par de
debilidades propias de las muestras bibliotecarias que merece la pena mencionar.
Por muy versátiles que sean las muestras bibliotecarias, cuando están mal planteadas suelen
acabar tomando la forma de un revoltijo de materiales de difícil digestión: una mesa o un
expositor lleno de documentos, quizá con un rótulo o cartel a modo de indicador sobre la
temática de la muestra...
Es cierto que el escaparatismo cultural (la disposición de los materiales de maneras llamativas
y creativas) puede ser una forma de llamar la atención de los usuarios hacia la muestra de
materiales, pero no es menos cierto que el énfasis en los aspectos visuales y decorativos puede
acabar restando empuje a aquello que de verdad debería ser lo importante: el contenido de los
materiales.
Señalemos otra debilidad de las muestras bibliotecarias. Para buscar los documentos de la
muestra, generalmente los bibliotecarios realizan búsquedas en el catálogo por materia o por
palabra clave. No obstante, puede que en la colección tengamos materiales que no hayan sido
recuperados por esas búsquedas, aunque también sean relevantes para el tema en cuestión.[42]
Esto puede suceder porque la elección de palabras clave para la búsqueda es insuficiente o
porque el catalogador ha considerado que el tema principal del documento es otro, aunque un
examen más detallado pueda mostrarnos que su contenido está relacionado con el tema de la
muestra: porque se examina en un capítulo o sección, porque contiene un contraargumento,
porque examina una cuestión conectada con nuestro tema, etc.
La manera usual en que el bibliotecario busca los materiales con los que prepara una muestra
tiene una doble consecuencia: por un lado, las muestras quedan empobrecidas al limitarse a un
subconjunto de los documentos posibles, con lo que perdemos una ocasión de sorprender a
nuestros usuarios y de generar nuevo conocimiento; por el otro, grandes áreas de la colección (de
hecho, la mayoría de áreas) quedan condenadas casi de forma perpetua a la invisibilidad. Extender
el concepto de muestra bibliotecaria a otro más completo como es el de exposición bibliotecaria podría
ayudarnos a mitigar esas dos consecuencias. Y ello en un momento en que buena parte de la
comunidad bibliotecaria reivindica la necesidad de repensar lo que el espacio físico de las
bibliotecas puede ofrecer a los usuarios.

3. La exposición: un medio de comunicación


Como hemos defendido en esta obra, la CC no tiene por qué ser aplicada en exclusiva a
contenidos digitales. De hecho, no son pocos los curadores que la aplican a contenidos físicos que
posteriormente son divulgados en medios digitales (plataformas sociales o blogs).
La conexión entre museología y CC puede acabar de ayudarnos a explotar la vertiente física de
la CC: a la selección de contenidos físicos podemos añadir su divulgación en el espacio físico,
utilizando para presentarlos estrategias de caracterización propias del ámbito museológico; unas
estrategias que no dejan de ser un reflejo de las que se llevan a cabo en el ámbito digital.
Reivindicar el valor de los contenidos mediante su contextualización, dar sentido a los
mismos, está en el centro de la actividad de CC. Adaptar estrategias digitales o museológicas para
presentar los materiales nos permitiría superar las limitaciones de las muestras bibliotecarias, al
poner los documentos en su lugar pertinente y relacionados con el tema de la exposición, con los
demás materiales y con la colección misma de la biblioteca.
Además, la contextualización de los materiales seleccionados por el bibliotecario nos ayudaría
a explicar una historia, a transmitir una idea, de una manera más completa y compleja de lo que
suele ser capaz una muestra. Es decir, las muestras podrían pasar a ser medios de comunicación,
tal y como lo son las exposiciones modernas de museo. En cierto sentido, las bibliotecas
incorporan algunas de esas maneras de caracterizar los contenidos en sus muestras, pero creemos
que hay mucho margen de mejora y que los beneficios de aplicar esta mejora serían notables.
¿Cómo conseguir que las muestras bibliotecarias sean exposiciones en un sentido pleno?
Apuntaremos tan solo algunas ideas adaptadas al objeto de nuestro libro.[43] Para favorecer la
comprensión de lo que aquí expongamos, en el siguiente apartado ofreceremos un breve ejemplo
de CC en un espacio físico.
Se puede argumentar que una exposición deja de ser una sencilla muestra de objetos cuando
existe una idea que los cohesiona, que los integra según un argumento desarrollado previamente.
Es entonces cuando la exposición funciona como un medio de comunicación: un instrumento
con el que un emisor transmite un determinado mensaje a un receptor.
Sin duda, los documentos de las muestras bibliotecarias también están cohesionados por una
idea, que suele presentarse con un cartel informativo que los agrupa (por ejemplo, el Big Bang, la
muerte de David Bowie, nuevos narradores de un país concreto, etc.). Pero si queremos contar
con las ventajas que conlleva hacer exposiciones más complejas (ventajas que ya hemos
mencionado), hay que tener presente que puede haber mensajes que no se entiendan por sí
mismos porque no pueden ser capturados de una manera simple con una frase llamativa. En esos
casos, las exposiciones requieren dos cosas adicionales: una estructura conceptual adecuada al
tema que queramos desarrollar, que nos permita disponer los documentos de una manera lógica y
comprensible; e información complementaria que favorezca la comprensión de la idea que
queremos transmitir.
Con esos dos elementos extra, la exposición pasa a ser un instrumento comunicativo
complejo, con una estructura cohesionada y una información de apoyo que permite comprender
por qué se muestran los objetos y cuál es la idea que se quiere transmitir con ellos.
Apuntemos algunos aspectos a tener en cuenta sobre los tres elementos principales de una
exposición: la idea, la estructura y la información complementaria. Y con ello, acabemos de
apreciar de qué manera están conectados entre sí.
La idea de la exposición es el tema, el asunto que vamos a tratar, aquello que funciona como
hilo conductor de la exposición. Para que el tema diga algo nuevo y significativo a los receptores,
es necesario (para seguir con la metáfora) que ese hilo se despliegue, que pueda avanzar. Es decir,
necesitamos desarrollar y plasmar un argumento. La elección del tema es un momento crucial: si
el tema es demasiado abstracto, será mucho más difícil hacerlo avanzar y mucho más difícil
plasmar la relación entre los objetos expuestos y el tema.
La estructura de la exposición será aquello que nos permita hacer avanzar el tema. Con
estructura nos referimos a la fragmentación del tema en subtemas y a la relación entre estos.
Tanto la división en subtemas como la relación entre ellos debe responder a cómo queremos
presentar el tema de la exposición: es decir, la estructura debe ser la más adecuada para presentar
el tema de la manera que hayamos decidido. La estructura de la exposición acabará determinando
el lugar que los objetos tienen en ella: para favorecer la comprensión de por qué están en un lugar
determinando y cuál es la relación que pueda haber entre ellos, podemos valernos de información
complementaria que ayude a hacer explícita la estructura.
El papel de la información complementaria en los museos, así como las pautas más efectivas
para elaborarla, es otro campo de estudio autónomo en la museología. Para nuestros objetivos,
nos basta con ofrecer unos rápidos apuntes.[44]
El texto es la manera más usual de ofrecer información complementaria, en forma de paneles,
etiquetas, carteles y similares. Los textos que encontramos en una exposición de museo pueden
ser clasificados, a grandes rasgos, en:

Textos orientativos. Informan sobre la organización de la exposición. Son de especial


importancia en los museos, puesto que ofrecen al visitante una especie de resumen de lo que
van a encontrar en la exposición.
Textos explicativos. Ayudan a interpretar el porqué de la presencia de los objetos, así como
sus relaciones.
Textos identificativos/descriptivos. Ofrecen información sobre el objeto en sí mediante la
referencia a aspectos como el autor, fecha de creación, etc.

4. Curación de contenidos en el espacio físico: un ejemplo


Los vericuetos por los que una exposición puede convertirse en un medio de comunicación
pueden parecer intimidantes si se abordan solo desde un plano abstracto. En realidad, su
aplicación en una biblioteca es mucho más directa de lo que el análisis parece mostrar. Y es que
en la mayoría de casos no es imprescindible ni necesario dar a las exposiciones un nivel de
sofisticación elevado para conseguir resultados llamativos e informativos.
Ofreceremos un breve ejemplo para constatarlo. Es un caso tomado de la práctica profesional
del autor de este libro. A principios de 2016 tuvimos la oportunidad de llevar a cabo una
iniciativa de CC en el espacio físico en la biblioteca Xavier Benguerel, perteneciente al Consorci
de Biblioteques de Barcelona. La iniciativa se identificó con el nombre genérico Camins de
Ciència [‘Caminos de Ciencia’]: un ciclo bimensual en el que se intentan explorar cuestiones
científicas desde un punto de vista interdisciplinar, en el espíritu de la llamada tercera cultura (la
intersección entre ciencia y humanidades).
El ejemplo es la exposición «Un viatge per la lectura» [‘Un viaje por la lectura’]. La exposición
estaba dividida en cuatro bloques, cada uno identificado con un rótulo: «Psicologia de la lectura»,
«Beneficios de la lectura», «El libro como tecnología» y «Leer cambia el mundo».
Figura 5. Exposición «Un viatge per la lectura» [‘Un viaje por la lectura’]. Fuente: imagen tomada por
el autor.

Algunas de las obras incluidas en los bloques eran localizables con una búsqueda simple en el
catálogo, pero eso limitaba mucho el conjunto de documentos posibles para una exposición sobre
los diversos aspectos de la lectura. Así, no teníamos documentos recuperables por una búsqueda
como «beneficios + lectura», pero sí obras relacionadas con la misma. Por ejemplo, la obra
Superficiales, de Nicholas Carr, que puede ser entendida como un alegato a favor de la lectura
impresa y de los beneficios que supone frente a la lectura digital. Para destacar las relaciones
(ocultas a primera vista) de las obras con el bloque «Beneficios de la lectura», se optó por una
etiqueta sencilla en la que se mencionaba el beneficio relacionado con el texto (figura 6).
Figura 6. Etiqueta en la exposición «Un viatge per la lectura» [‘Un viaje por la lectura’]. Fuente: imagen
tomada por el autor.

Encontramos entonces los principales elementos de una exposición que hemos visto en el
apartado anterior: un tema o idea principal (la diversidad de aspectos del acto lector); una
estructura argumentada que despliega la idea (cuatro subtemas al mismo nivel que se
corresponden con algunas de las maneras en que puede ser estudiada la lectura); e información
complementaria que permite captar la estructura, comprender el porqué de la presencia de los
documentos y establecer relaciones entre estos (carteles, rótulos y etiquetas).
CONCLUSIÓN: LA CURACIÓN DE
CONTENIDOS Y EL FUTURO DE LAS
BIBLIOTECAS
No quisiéramos concluir esta obra sin mencionar el que a día de hoy puede considerarse el
principal contraargumento para no apostar por la CC en las bibliotecas: la renovada importancia
del espacio de los edificios bibliotecarios de cara al futuro. Lo que subyace en el centro de esta
idea puede resumirse de la siguiente manera: en la sociedad digital y conectada, la biblioteca como
suministradora de información se vuelve inviable (Juárez, 2017); si las bibliotecas quieren
sobrevivir, deben buscar nuevas maneras de atraer usuarios; dada la desmaterialización que
supone lo digital, quizá el futuro pase por apostar por lo contrario: el espacio físico y lo que este
puede ofrecer a los usuarios.
La reutilización del espacio físico puede tomar varias direcciones en función del tipo de
centro. Así, en las bibliotecas universitarias se podrían crear espacios de socialización, de trabajo
colectivo y de conexión para los dispositivos digitales; en las bibliotecas públicas, además, se
podrían desarrollar espacios para la interacción y la creatividad, como los makerspaces, que sirvan
de catalizador para la creación de comunidades.
Ciertamente, lo expuesto en el primer capítulo puede verse como una refutación de la idea de
que la biblioteca como suministradora de información no tiene lugar en nuestras sociedades. No
repetiremos argumentos, pero diremos que no hay nada que a priori haga incompatibles las
funciones social e informativa de las bibliotecas. Sin duda, es cierto que cada vez más usuarios
prescinden de los servicios de las bibliotecas para satisfacer sus demandas de información, pero
quizá eso solo muestre que los bibliotecarios no han sido hábiles a la hora de ocupar un nicho en
el ecosistema informativo. Puede que esto tenga diferentes explicaciones, pero a nuestro entender
hay dos destacadas. En primer lugar, la apuesta en los últimos años por la vertiente más técnica de
la profesión. Era (y sigue siendo) algo necesario, pero el clima de opinión en la comunidad
bibliotecaria no ha favorecido el prestar atención a lo importante que para las bibliotecas podrían
llegar a ser las habilidades de los bibliotecarios para recolectar, tratar y difundir información.
Habilidades más «blandas», pero no por ello más prescindibles. La onda expansiva de esa apuesta
por la técnica sigue dejándose notar a día de hoy en cuestiones como el desconocimiento (y el
desinterés) de los bibliotecarios de buena parte de la colección de sus centros y las dificultades
para dinamizarla y explotarla. En segundo lugar, el reparo que muchos profesionales sienten ante
la posibilidad de prescribir contenidos. En la imaginación de no pocos bibliotecarios, la
prescripción se asocia a «decirle a la gente qué es lo que tiene que leer» o a situarse en una
posición de superioridad intelectual con respecto a los usuarios. Lo cierto es que dichos temores
enmascaran una realidad mucho más simple: los usuarios aceptan de buena gana las
recomendaciones, y recomendar no excluye la conversación con estos, algo que preocupa mucho a
los defensores de la biblioteca como espacio comunitario.
A modo de resumen general, podemos decir que potenciar la CC en las bibliotecas pasaría
por, al menos, los siguientes puntos:

Una mayor implicación de los bibliotecarios en la función informativa de sus centros.


La planificación de una estrategia sólida, adaptada a las características de cada centro.
El conocimiento de las buenas prácticas a la hora de recoger, seleccionar y tratar
información.
El desarrollo de habilidades relacionadas con la comunicación de contenidos.
La familiarización con las principales ideas y temas de las áreas a las que se dedica el centro
para poder aportar valor y contexto a los contenidos.

No es poca cosa, pero no tienen por qué ser objetivos inalcanzables. La consecución del
compromiso de las bibliotecas con la educación y el conocimiento bien vale la pena el esfuerzo.
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Notas
[1] Como ejemplo, el debate iniciado por Tomàs Baiget en Iwetel (Baiget, 2012).

[2] La charla TED de Schwartz sobre las ideas de su obra cuenta con más de 2 millones
de visitas. https://www.youtube.com/watch?v=VO6XEQIsCoM

[3] Para un tratamiento más completo, véase Guallar; Leiva-Aguilera (2013).

[4] Para ampliar información, véase Guallar; Leiva-Aguilera (2013) y un gráfico en Leiva-
Aguilera (2013).

[5] Quizá Michael Gorman sea quien mejor ha expresado esta idea, como por ejemplo en
Gorman (2007). Gracias a Lluís Anglada por la referencia.

[6] Sobre las ventajas de utilizar el marketing de contenidos para difundir la colección
digital, véase Arroyo-Vázquez (2017).

[7] Las 4 S’s del método de CC de Guallar y Leiva-Aguilera son: Search (búsqueda), Select
(selección), Sense making (caracterización) y Share (difusión).

[8] Para un tratamiento y una descripción completa de lo que es la CS, véase


especialmente Halvorson y Rach (2012).

[9] El articulo en inglés de la Wikipedia es una buena introducción al content marketing.


https://en.wikipedia.org/wiki/Content_marketing

[10] Hay que insistir en que esa postura no debería implicar que se considere la CC como
un medio barato para obtener contenido: una buena CC también implica tiempo y un
personal con las habilidades necesarias.

[11] Para un esquema simplificado, Leiva-Aguilera (2013). Para una explicación en detalle,
véase Guallar y Leiva-Aguilera (2013a). Para un ejemplo de aplicación, Guallar (2015b).

[12] Para un completo resumen de los aspectos a tener en cuenta en la fase de diseño:
Torres Castrillo (2014).

[13] Sobre la importancia de la gobernanza en la CS: Phillips (s.d.).

[14] Véase Sweeney (2012).

[15] Véase el artículo de la Wikipedia sobre la plataforma:


http://en.wikipedia.org/wiki/Big_Think.
[16] http://miquelpellicer.com/2017/05/los-mejores-articulos-abril- 2017-periodismo/

[17] http://thebrowser.com/

[18] http://www.huffingtonpost.com.mx/2016/11/12/galeria-dia-nacional-del-libro/

[19] http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/26/actualidad/ 1482720008_873973.html

[20] http://hipertextual.com/imagen-del-dia

[21] http://www.nasa.gov/multimedia/imagegallery/iotd.html

[22] http://bibliotecavirtual.diba.cat/musica/sang-altera

[23] http://bibliotecavirtual.diba.cat/musica

[24] http://bibliotecavirtual.diba.cat/

[25] http://www.julianmarquina.es/10-puntos-que-debes-tener-en-cuenta-sobre-las-redes-
sociales-en-tu-biblioteca/

[26] https://blocdelletres.ub.edu/2017/05/10/consells-per-augmentar-la-visibilitat-dels-
articles-de-recerca/

[27] https://blocdelletres.ub.edu/

[28] http://blog.scienceopen.com/2017/03/promoting-your-articles-to-increase-your-
digital-identity-and-research-impact/

[29] http://www.bnc.cat/El-Blog-de-la-BC/

[30] http://www.bnc.cat/El-Blog-de-la-BC/Exposicion-bibliografica-Prat-de-la-Riba-
1967

[31] http://www.julianmarquina.es/10-razones-para-que-te-animes-a-ser-bibliotecario/

[32] http://storify.com/guardian

[33] http://storify.com/el_pais

[34] http://blogs.uji.es/bibliotecauji/les-tradicions-nadalenques-a-castello/

[35] http://blogs.uji.es/bibliotecauji/

[36] Las entradas del autor en la plataforma se pueden consultar en la dirección


http://bibarnabloc.cat/author/emartibd/
[37] http://bibarnabloc.cat/2017/02/27/mitjans-guerres-iugoslavia/

[38] http://bibarnabloc.cat/2016/04/28/preescolars-diferenciar-pintures-abstractes-fetes-
artistes-fetes-altres-infants-animals/

[39] http://bibarnabloc.cat/2017/01/20/girafa-gegant-perill-dextincio/

[40] http://www.iucnredlist.org/details/9194/0

[41] https://elpais.com/elpais/2016/05/17/ciencia/1463477708_ 897752.html

[42] Proponemos un ejemplo téorico para mostrar este hecho en Martínez-Cañadas


(2016a).

[43] Recomendamos la lectura de la obra La exposición: un medio de comunicación, de Ángela


García Blanco (2009), de la que tomamos ideas para este apartado.

[44] Para una información más completa, recomendamos el ya citado manual de García
Blanco, así como el más específico Museum texts: communication frameworks, de Louise
Ravelli (2006).

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