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2003

Filosofía
Álvaro Beltrán Pinzón
Rector UIS

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Vicerrectora Académica

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Vicerrectora Administrativa

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Carlos VásQuez Tamayo, (U. AntioQuía - Colombia)

DISEÑO E IMPRESIÓN LITOGRÁFICA


División Editorial y de Publicaciones UIS
Tercera Edición • julio - diciembre 2003

Correspondencia
Universidad Industrial de Santander
Facultad de Ciencias Humanas
Escuela de Filosofía
6322576 - 6345107 ó 6344000 Ext. 2253
ARTÍCULOS

El ESCEPTICISMO COMO EUTANASIA


DE LA RAZÓN PURA
Pedro Antonio García Obando 09

LA FILOSOFÍA POLÍTICA
DESDE UNA PERSPECTIVA KANTIANA
EnriQue Serrano G. 23

HISTORICISMO PROGRESISTA Y MORAL SOCIAL


EN MARX DESDE LA PERSPECTIVA POPPERIANA
Blanca Inés Prada MárQuez 47

OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE ALGUNAS


CONCEPCIONES POLÍTICAS FUNDAMENTALES
DEL MARXISMO
Alonso Silva rojas 73

MARX Y LA VIDA
María Elvira Martínez Acuña 93

TRADUCCIÓN

Traducción de: Pedro Antonio García Obando


1 El CONCEPTO DE TIEMPO EN HUME, UN
. CODETERMINANTE DE SU EPISTEMOLOGÍA
Howard Seeman 123
Pedro Antonio
García Obando
Profesor. Escuela de Filosofía.
Universidad Industrial
de Santander

Correo electrónico:
pgarciao@uis.edu.co
Sumario: 1. El problema. 2. El punto de partida. 3. De las cosas a la experiencia
y de aQUÍ a la tercera antinomia de la razón
pura. 4. las tres respuestas de Kant
y la respuesta de Hume.

Resumen: En el artículo se reconstrL~e un debate entre el pensamiento filosófico


de l. Kant y el pensamiento filosófico de D. Hume. El punto de partida está dado
por las consideraciones kantianas sobre las antinomias de la razón pura, más
concretamente sobre la tercera de tales antinomias, es decir la Que versa sobre la
idea de causalidad como necesidad o como libertad. De esta forma, se presenta
el camino Que conduce a Kant a este tema a la vez Que se presentan los argumentos
QUe Hume ofrecería sobre el particular desde una posición escéptica. Con esto,
se pretende sospechar de la afirmación de Kant según la cual el escepticismo es
una salida en falso frente a las antinomias y. como tal, deviene insostenible al lado
de la crítica. A partir especialmente del tema del idealismo trascendental. en el
artículo se señala Que si el escepticismo es posible, tiene frente a Kant razones de
peso para mantenerse en pie, y Que las razones de Kant para favorecer la crítica
en lugar de la escéptica, en sentido humeano, no son inamovibles.

Palabras clave: Antinomias, escepticismo, causalidad, idealismo trascendental.

Abstract: this article rebuilds the debate between Kant's and Hume phílosophical
debate. The starting point are the Kantian consíderations in the Antínomies of pure
reason. the third antinomy in particular which deals wíth the idea of causality as
necessity oras liberty. lt first~ shows the path that takes Kant to this problem and
the arguments Hume would probab~ gíve from a sceptical poínt of view. This
lends display a suspicion on Kants assertion that scepticism is a false W'!)I out to the
antinomies and, as such, untenable aside Critica! Philosophy. Further, from the
topic of transcendental idealism it is shown that íf scepticism is possible, it has
reasons to be held up against Kant and, besides, that hís reasons to favour Critica!
Phílosophy ínstead of scepticism, in a Humean sense, are not admissible.

Key Words: Antínomy, scepticism, causality, transcendental idealism


PEDRO ANTONIO GARCÍA OSANDO
Profesor. Escuela de Filosofía.
Universidad Industrial de Santander.

"En el mundo ha habido y habrá siempre una metafísica, en efecto;


pero a su lado se encontrará siempre una dialéctica de la razón
pura, porQl.le le es peculiar. El asunto capital y más importante de la
filosofía es, pues, concluir de una vez para siempre con toda su
perniciosa influencia, suprimiendo la fuente de errores." 1

Justo sería comenzar diciendo Que es posible Que no encontremos una superación
de Hume en Kant. Decir QUe la superación de Kant está en haber probado la existencia
de los juicios sintéticos a priori y por ese camino la conexión necesaria Ql.le pretendía
Hume encontrar en el examen de los hechos atómicos, me parece una respuesta
problemática en cuanto supone como dada la distinción entre fenómeno y cosa en sí.
Afirmar, de otro lado, Ql.le la conexión necesaria entre objetos, Que Hume creyó encontrar
en el hábito, y QUe lo llevó finalmente a su melancoiía filosófica, se resuelve allí donde
Kant comprueba Que la causalidad es condición previa de la síntesis de la experiencia, no
hace sino trasladar el problema del hábito al de la causalidad como categoría, sin resolver
la pregunta sobre la conexión necesaria efectiva entre objetos. O resolver dicha conexión,
como lo hace Kant, argumentando QUe no podemos saber lo Que son las cosas en sí y Que
sólo tenemos manifestación de cómo se organiza la experiencia en mí como fenómeno,
nos coloca esta vez bajo la idea de Ql.le toda forma de realismo es un sueño del cual Hume
aún no despierta. Pero, más Que todo esto (lo cual, dicho sea de paso, está señalado, si
acaso, como una sospecha vanamente infundada); más Que eso, repito, considero Que es
sobre el tema de la causalidad, entendida como libertad o necesidad, en donde todavía
hay mucho por decir con respecto a estos dos grandes filósofos.

1 KANT. Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Losada. 1960. p. 163-164.


12 Revista de Filosofía UIS 0
[No. 3j

Sobre este terreno, me a considerar la tercera antonimia de la razón


pura Que Kant presenta en la Dialéctica Trascendental. Son los polos opuestos de esta
antinomía:

Tesis: no sólo existe la causalidad por necesidad natural para la síntesis de los
fenómenos del mundo; debe suponerse, por tanto, según esta idea, una causalidad
por libertad para la explicación de esos mismos fenómenos.

Antítesis: sólo existe la causalidad por necesidad natural para la síntesis de los
fenómenos; por tanto, según esta idea, no hay libertad y todo cuanto sucede en el
mundo obedece a leyes naturales.

la antinomia en cuestión supone una conclusión extraída del entendimiento. Me


refiero al hecho de Que los fenómenos de la experiencia están unidos todos causalmente,
valga decir, QUe en los fenómenos de la naturaleza rige la causación por necesidad. Pero,
como advierte Kant, la razón Quiere ir más allá de esta constatación. Por eso afirma: " ...
la razón se ve conducida necesariamente (a las antinomias) en la marcha continua de la
síntesis empírica cuando Quiere libertar de toda condición (... ) lo Que según las reglas de
la experiencia nunca puede determinarse sino condicionalmente" 2 •

Supongamos, pues, Que tenemos frente a nosotros mismos los objetos todos de
la naturaleza, p, Q, r, s, t , y QUe todos están relacionados de tal modo ®e los percibo
como una síntesis (Kant llamaría a esto síntesis de los fenómenos). Pero, puesto Que se
trata de fenómenos, la razón se pregunta, no sobre si están o no organizados con una
regularidad estricta, cosa Que ya sabe el entendimiento, si no por el origen de toda la
serie p, Q, r, s, t. lSe ha iniciado la serie de todos los fenómenos a partir de otro
fenómeno? lSe ha iniciado a partir de la libertad de la primera causa? Si la serie se ha
iniciado con un fenómeno, entonces lQué había antes de ély Qué lo impulsó a iniciar la
serie p. Q, r, s, t? Si se ha iniciado por una causa, llamada causa libre lcómo se da su enlace
con los fenómenos de la naturaleza y cómo admitir una causa Que es la vez incausada?

Ahora bien, como así lo expresara Kant al inicio de la Crítica de la razón pura, los
problemas a los Que se enfrenta la razón, cuando intenta sobrepasar la experiencia, son
de primer orden de cara a restablecer la confianza en la metafísica al igual Que en la
filosofía. las antinomias son un claro ejemplo de lo Que acontece a la razón en ese
intento de superarse a sí misma allende a la experiencia, es decir, epifenómenos de los
problemas propios con los Que tropieza la filosofía y la metafísica, según Kant, por la
influencia perniciosa de la dialéctica de la razón pura.

Preguntémonos ahora: Lpodría acaso la filosofía convivir con las contradicciones


Que emanan de la razón, en temas tan cruciales como la causalidad de todos los fenómenos

2
lbid, p, 539.
El escepticismo como la eutanasia de la razón pura ' Pedro Antonio García Obando 13

del mundo, de modo Que pudieran, ya el dogmático. ya el escéptico, tomar partido por
donde más les convenga en estas cuestiones filosóficas? Que el mundo como organización
de sus fenómenos h~a iniciado la serie de la naturaleza en un momento dado, con ayuda
de la libertad de la primera causa, es para la mayoría de los mortales una idea Que está
fuera de toda duda, y de ahí la ventaja de todo dogmatismo frente a esa inmensa minoría
llamada los incrédulos del mundo. Pero Q!Je la causa primera de la serie de los fenómenos
sea ella misma una causa natural, tiene para el más elemental empirista toda la superioridad
de Q!Jien dice hablar con la llamada evidencia de los hechos, pese a Que sea por esto
mismo Que dichos empiristas no gocen de la más mínima popularidad entre los creyentes.

Pero repetimos: iacaso puede ser del antojo de cada Quién resolver estas
cuestiones según a cada uno convenga? lQué sería de la filosofía si al lado de cada tesis
se propusiera una antítesis con igual valor Q!Je su contraria, y Q!Je viéndonos obligados a
elegir, un día cayéramos en el dogmatismo, otro en el empirismo y. en el desespero, al
tercer día, nos declaráramos escépticos? Tales cosas. según creo, eran en buena parte el
tormento de Kant, y de ahí su interés de ponerle fin a estas cuestiones mostrando la
fuente de errores Que subyace a las antinomias.

Voy a señalar el camino Que conduce a Kant a este tema. Iré presentando, a la vez,
los argumentos QUe el filósofo Hume ofrecería sobre el particular desde una posición
escéptica. Dicho de otro modo: puesto Que Kant sostuvo firmemente Que el escepticismo
es una salida en falso frente a las antinomias y QUe, como tal, deviene insostenible al lado
de la crítica, nada mejor Que observar, con Hume, si, efectivamente, Kant da una respuesta
certera a estas jactancias de la razón pura; y sí, por este camino, es insostenible la
posición escéptica frente a ellas, en tanto eutanasia de la mima razón pura.

Encontrarán ustedes, entonces, clara la motivación de estas líneas. Presentaré,


por lo tanto, las razones Q!Je me llevan a aceptar Q!Je si el escepticismo es posible, tiene
frente a Kant razones de peso para mantenerse en pie, y Que las razones de Kant para
favorecer la crítica en lugar de la escéptica, en sentido humeano, no son inamovibles.

Por lo tanto, si hay una eutanasia de la razón pura, ello puede deberse a Que la
solución a nuestra antinomia desaparece cundo desaparece la antinomia misma y los
supuestos de la razón QUe conducen a ella. Es cierto QUe Kant llega a esta misma
conclusión, pero, igualmente, también es cierto Que pretende reconciliar las dos
antinomias, bien bajo la rúbrica del supuesto interés de la razón pura en este conflicto,
bien desde la misma crítica de la razón pura a partir del idealismo trascendental, o bien
desde la idea del principio regulador de la razón, a través del cual la libertad y la
necesidad se resuelven afirmativamente sin afectarse, por lo tanto, la antinomia. Prestaré
más atención al tema del idealismo trascendental como clave para resolver la antinomia
en cuestión. De hecho, es sólo a partir de esta consideración Q!Je Kant descubre el error
de la dialéctica de la razón pura, en tanto Que ilusión trascendental. Será pues también
so.bre el idealismo trascendental Que haremos recaer la mayor parte de las observaciones
14 Revista de Filosofía UIS " [No. 3[

de Hume, pues es aQUÍ donde se conjuga dicho idealismo con el tema de la causalidad, y
porQue sólo desde sus supuestos es viable la salida de las antinomias en tanto confusión
de los fenómenos con las cosas en sí.

"El deseo de extender nuestro conocimiento es tan grande, Que sólo


detiene sus pasos cuando tropieza con una contradicción clarísima;
pero las ficciones del pensamiento, si están arregladas con cierto
cuidado, pueden evitar tales tropiezos, aunQue nunca dejen de ser
ficciones". 3

Encontramos aQlJÍ el punto de partida Que iluminará el tema de las antinomias de


la razón pura. Es el deseo de extender nuestro conocimiento el Que conduce finalmente
a la razón a tropezar con sus contradicciones. Dicho por la negativa: si no tuviéramos los
hombres esa disposición natural de llevar más allá de nuestro sentidos todos nuestros
conocimientos, entonces, el problema de una posible contradicción de la razón consigo
misma, como en el caso de las antinomias, jamás se nos revelaría.

Pero, lpodemos comportarnos de modo indiferente frente a las pretensiones de


este saber de la razón? Dice Kant:

Es inútil aparentar indiferencia por ciertas investigaciones cuyo objeto nunca


podrá mirar así la naturaleza humana. Esos pretendidos índíferentesQlle tanto cuidan de
disfrazarse cambiando el lenguaje escolástico por el popular, desde el momento en QUe
discurren sobre algo, caen asimismo inevitablemente en afirmaciones metafísicas, no
obstante el desprecio con el Que intentan mirarla. 4

Metaphisica natura/is es entonces el nombre QUe Kant da a esta forma o disposición


natural de la raza humana. Todos somos, pues, metafísicos, y no hay aQlJÍ indiferencia Que
valga. Concedamos esto sin mayores observaciones, y pasemos por alto la siguiente
afirmación de Hume: "nada le es más necesario a un filósofo de verdad q_ue el refrenar sus
inmoderados deseos de conocer las últimas causas". Pasemos también por alto su última
sentencia al terminar sus Investigaciones.

Si precediéramos a revisar las bibliotecas ... íq_ué estragos no haríamos! Si cogemos


cualq_uier volumen de teología o metafísica escolática, preguntemos: !Contiene algún
razonamiento abstracto sobre la cantidad o el número?No. !Contiene algún razonamiento
experimental acerca de cuestíones de hecho o existencia? No. Tírese entonces a las
llamas, pues no puede contener más q_ue sofistería e ilusión" 5 •

3
KANT, ibid, p.
4
lbid, p 144,
El escepticismo corno la eutanasia de la razón pura Pedro Antonio García Obando ¡s

Aceptemos pues nuestra metaphisica natura/is, y aceptemos por tanto Que somos
llevados, más allá de nuestra voluntad, a planteamos todo un sinnúmero de cuestiones
Q!Je jamás abandonaremos pese a no encontrar un asidero firme para mantenernos en
ellas o para darles solución definitiva.

Tampoco vale para el caso hacer referencia a los límites de la razón ni excusarse
en esos límites, como pruebas de Q!Je son irresolubles los problemas a los Que se
enfrenta la razón pura. Por eso afirma Kant: "No he eludido en forma alguna (los problemas
a Que conduce la razón pura), disculpándome con la impotencia de la razón humana;
antes bien, los he especificado todos según principios. y después de haber descubierto
el punto preciso en QUe la razón estaba eQuivocada acerca de sí misma, los he resuelto
a su entera satisfacción. "6 Seguimos pues aprisionados en la metafísica, y tampoco esta
vez vale el consuelo de Que son las limitadas fuerzas de la razón las Que nos deberían
conducir a dejar de lado estas jactancias de la razón misma.

Kant nos ofrece, además, otra razón más allá de esta condena natural. En efecto,
todos los hombres pensamos en ideas, pese a Q!Je, si nos preguntaran cuál es el soporte
empírico de las mismas, no tendríamos nada Q!Je decir. Son ejemplos de estas ideas (Kant
las llama también meros conceptos de la razón pura), la libertad, la bondad, la virtud, etc.
LPodemos alejarnos de ellas sin caer en el más deplorable sinsentido? la respuesta, una
vez más, es negativa, pese a Q1le, como ya hemos dicho, jamás encontraremos una fuente
empírica en donde apoyar dichos conceptos.

Pero más allá de estas claras evidencias, es decir, de la comprobación por


introspección de esa vocación natural hacia la metafísica, o de QUe el lenguaje nos lleva
a ella amén del lenguaje mismo, el argumento central con respecto a las antinomias
radica en señalar el camino propio de la razón en su recorrido hacia ellas. El camino todo
comienza con la estética trascendental, pasa por la categoría de causalidad como condición
del entendimiento para toda experiencia y llega por último a la dialéctica trascendental.
Es, brevemente, como sigue:

HUME, D. Investigación sobre el conocimiento humano. /\fianza Edítoria/. 1998, p. 192


6
lbid. p.145-146.
16 Revista de Filosofía UIS ~ [l~o. 3I

"Todo nuestro conocimiento arranca de los sentidos, pasa de ellos al


entendimiento, y termina por último en la razón. " 7

Que en el mundo hay objetos, es algo Que todos damos por evidente. Pero, lSon
objetos en sí? LQué pasa con esos objetos cuando no los percibimos? lPodrían dejar de
existir apenas retiráramos de ellos nuestra mirada? LNo tienen sentido estas preguntas
o, cuando menos, están mal formuladas?

AunQue por razones diferentes, la respuesta tanto de Kant como de Hume podría
ser esta última. Es importante Que tengamos esto en cuenta, pues determinará nuestra
percepción sobre el tema de la antinomia Que estamos considerando. la respuesta es,
pues, para ambos, Que esas preguntas poco importan, o @e, como dijimos, están mal
formuladas. Para Kant por@e, como es sabido, nada sabemos de las cosas en sí, si no Que
sólo tenemos percepción de ellas en tanto fenómenos constituidos por nuestras formas
de la sensibilidad. Para Hume, porQue lo QUe importa es @e podamos pasar de la
representación de un objeto de la experiencia a la representación de otro gracias a Que
las ideas de esos mismos objetos se conectan en la mente por asociación. Por lo demás,
tenemos ideas de los objetos gracias a @e podemos guardar sus impresiones en nuestra
mente, incluso cuando no están siendo observados.

Dejemos de lado por lo pronto esa distinción kantiana entre fenómeno y cosa en
síy de paso también la aceptación humeana de QUe los objetos del mundo existen, como
cosas en sí. independientemente de @e podamos o no percibirlos.

Enlacemos lo anterior con otra pregunta: lQué es la causalidad? AQUÍ las


respuestas se dividen. Para Kant, se trata de una categoría sin la cual el mundo no
podría percibirse como experiencia. Él afirma: "la categoría de causalidad es un concepto
@e prescribe a priori leyes a los fenómenos. por consiguiente a la naturaleza,
considerada como conjunto de todos los fenómenos ... Es mediante la categoría de
causa Que llego a determinar, aplicándola a la sensibilidad, todo lo QUe sucede según
su relación en general con el tíempo ". De ahí el principio sintético a priori de la
causalidad: todo lo QUe acontece tiene una causa, es decir, sucede según su relación en
general con el tiempo. Para Hume, sin embargo. la causalidad es un simple hábito de
nuestra mente: vemos Que los objetos se conectan; así. el objeto A es causa del objeto
B, uno se da antes QUe el otro y concluyo Que lo seguirán haciendo, pero, Que sea así,
necesariamente, es algo Que no podremos saber.

7
\bid, p.
El escepticismo como la eutanasia de la razón pura • Pedro Antonio García Obando ¡7

Como puede apreciarse, la conclusión de ambos filósofos es aQuí


sorprendentemente idéntica, aunQue las premisas de donde parten son por entero
diferentes. Es decir: miradas las cosas en sí, no hay forma de halar conexión necesaria
entre ellas. las premisas, aclaremos, son las Que para ambos son incompatibles. Para
Kant, porQ\.le la pregunta por la conexión entre objetos pasa por alto Q\.le éstos no se nos
dan en sí sino como meros fenómenos; para Hume, porQue, al ser independientes los
objetos de mi condición de percibirlos, sólo veo por el hábito, es decir por una disposición
en mi mente, Que ellos se conectan causalmente. El problema, por ello mismo, sigue
siendo: hay conexión de necesidad en el mundo Que se nos aparece allá afuera, sea este
mundo cosa en sí o mero fenómeno.

La respuesta de Kant a Hume será: efectivamente, no podremos saber si los


objetos de una relación causal se conectan de manera necesaria si seguimos pensando
Q\.le los objetos existen en sí. En síntesis, sólo hay conexión causal entre fenómenos,
pues Qué sean los objetos en sí, es algo Q\.le jamás podremos saber. Ya Que ellos se nos
presentan como fenómenos, ya de nuestra sensibilidad, ya de nuestro entendimiento
cuando se traducen en experiencia. Lo primero es llamado por Kant idealismo
trascendental. Y replicaría Hume: yo, en cambio, veo claramente Que los objetos son lo
Q\Ie son, Que son cosas atómicas Que existen independientemente de mí, y Que no hay
razón alguna, a priori, Que me lleve a la idea de conexión necesaria. Y Kant replicaría:
Hume cae en su muy conocida melancolía filosófica por cuanto, al intentar hallar la
conexión necesaria entre objetos, se da cuenta Q\.le allá en los objetos mismos no
podemos hallarla. En efecto, recordemos las palabras de Hume:

Cómo no nos vamos a sentir defraudados cuando acabamos comprendiendo QUe


la conexión necesaria (entre objetos) yace simplemente en nosotros mismos, y Que no
consiste en otra cosa Que en la determinación de la mente, adQuirida por costumbre, y
Que es esa determinación la Que nos lleva a pasar de un objeto a su acompañante
habitual. (Por lo tanto), si creemos Q\.le el fuego calienta o Que el fuego Quema, esto se
debe únicamente a Q\.le nos cuesta demasiado trabajo pensar de otro modo8 •

Para Kant, entonces, Q\.leda claro Que el error fundamental de Hume radicó en
haber considerado la existencia de las cosas como cosas en sí, al no darse cuenta Q\.le
ellas son sólo fenómenos de algo Que está por fuera de nuestra sensibilidad. Una afirmación
tal como "las cosas del mundo tal y como ellas son", es imposible desde la perspectiva
kantiana.

Hasta aQuí podríamos pasar por alto las diferencias entre nuestros dos filósofos.
Lo Que importa es mostrar ahora cómo Kant extiende la estética y la teoría del
entendimiento hasta la razón pura. Lo hace, sostengo, sólo porQue confía plenamente en
la certeza de sus conclusiones de la estética como de la analítica trascendental. De

8 Hl/Mt: D. Tratado de la Naturaleza Humana. Editora Nacional. p. 270-271.


18 Revista de Filosofía UIS • [No. 3]

hecho. el tema de nuestra antinomia, como veremos, se resuelve gracias a estas dos
consideraciones:
1. Las cosas son fenómenos y no cosas en sí.
2. la causalidad tiene carácter de necesidad.

Por lo tanto, el elemento decisivo de total desencuentro cuando se intenta


determinar, no el hecho de la causalidad. sino sus consecuencias, se halla allí donde el
entendimiento pretende extender sus conclusiones, valga decir, la conclusión según la
cual en la naturaleza hay una perfecta armonía entre causas y efectos. la razón. inconforme,
por decirlo así, con este hallazgo, eleva entonces la pregunta por la serie completa de
todas las causas, y por lo incondicionado de esta serie. El raciocinio dialéctico en QUe se
apoya. es el siguiente: si se da lo condicionado, se da entonces también la serie entera
de todas sus condiciones. Referido este concepto de la razón pura, como premisa mayor.
a los fenómenos del mundo, el raciocinio dice: Si se da lo condicionado, se da entonces
la serie total de sus condiciones. los objetos de los sentidos se nos dan como
condicionados. Por lo tanto, debe darse también para ellos la serie total de sus condiciones.

Llegamos así, según el modo natural del raciocinio dialéctico de la razón pura, al
tema obligado de las antinomias. lDesde dónde comienza la serie de todas lo condicionado
en el mundo como fenómeno? lSi hay un comienzo de toda esta serie de fenómenos,
debe ser este comienzo otro fenómeno? LO es imposible @e sea un fenómeno y Que, en
lugar de él. hay al comienzo una causa @e es causa libre?

Pero también caben otras preguntas: LPodríamos, con Hume, no hacer caso a este
engaño de la razón, pese a @e ella nos arrastra, por su misma naturaleza. a dar
allí donde ya no caben las respuestas? lPodríamos declararnos indiferentes ante esta
pretensión de la razón pura? LAlegaremos aQuí nuestros límites? En ldeclararemos
la eutanasia a la razón pura?

Hemos llegado así a tema inicial de estas Habíamos dicho Q!.le obviaríamos
diferencias entre Kant, para sólo con un hecho crucial: el
de la causalidad para todos los Q!.le se traduce
por el de la libertad o la necesidad de la serie de todas las cusas.
como dijimos, es el Que se enfrenta la razón en las Tendremos
eso sí, a las diferencias menores o_ue hemos
Kant. Eran básicamente dos: de un la inexistencia de cosas como cosas
en sí para existencia real de ellas Hume; de otro, la idea de la causalidad
El escepticismo como la eutanasia de la razón pura • Pedro Antonio García Obando 19

como necesidad, y la idea de la falta de conexión necesaria entre objetos. Pero como
dijimos. el hecho crucial y definitivo está en la solución Que Kant le da a la antinomia.
Recorramos pues dos de esas soluciones, para detenemos en aQuella Que implica su
idealismo trascendental. Como dije desde un principio, iré poniendo la crítica de Hume
en estas cuestiones, para finalmente apoyar la idea del escepticismo como eutanasia para
la razón pura.

a) la primera solución a esta antinomia está claramente definida por Kant bajo el
título "Del interés de la razón pura en el conílicto de todas las antinomias".
Propiamente hablando. no es la solución más decisiva, ni la definitiva. Se trata, por
el contrario, de una respuesta Q!.,le obedece a la pregunta: lPodríamos revelar
nuestros intereses como seres de razón en favor de una de las partes de la
antinomia? Dicho de otro modo: si fuera consultado este interés lhacia dónde
nos inclinaríamos?

la impopularidad del empirismo -para el Que sería contradictorio pensar la libertad


como causa de toda la serie de los fenómenos; el hecho mismo de Q!.,le a esta falta de
prestigio se le une el desprecio del empirismo por todo lo religioso y lo moral; más el
hecho, nada despreciable, de Que se aflige el corazón de los hombres cuando se les
intenta advertir Que la causa de todos los fenómenos debe también ser un fenómeno, son
las principales razones Que llevaría a cualQ!.,liera a optar por el camino de la tesis, es decir,
el camino Q!.,le nos conduce a aceptar la causalidad como libertad.

Como lo advierte Kant, la idea de Que la serie de todos los fenómenos haya
comenzado con la causalidad por libertad, goza de una popularidad inalcanzable para el
empirismo y le permite pensar a esos hombres bien intencionados el tema de la libertad
al lado de la moralidad y la religión. Pero, además, piensa nuestro filósofo, el empirismo
deja sin explicar el motivo por el cual esa causa natural pasa de la inactividad a la actividad
misma desde donde empieza toda la serie de los fenómenos. la antítesis, por tanto, "cae
en el gran descrédito por el hecho de Que a la pregunta acerca de las condiciones de su
síntesis, no puede dar una respuesta Que no deje siempre la puerta abierta a otras
preguntas hasta el infinito". la tesis, en cambio, calma estos anhelos de una pregunta
regresiva. una vez logra Que se pueda concebir la causalidad por libertad para la serie de
todos los fenómenos.

Ahora bien, si no fuera porQue Kant reconoce Que esta es una solución Que
atiende a lo Q!.,le diríamos una metaphisica natura/is, es bien fácil salirle a esta postura con
una idea humeana, esta es, la idea de Q!.,le sólo podemos aventurarnos a saber de la causa
de cualQ!.,lier fenómeno, hasta donde nos acompañen los sentidos. Esto, seguramente, es
bastante impopular, pero corresponde a una suerte de ejercicio del empirismo, Que nos
enseña a no extender nuestras preguntas por las causas más allá de los límites de la
experiencia. AunQue alguien podría pensar: lno es acaso eso mismo lo Q!.,le enseña Kant?
20 Revista de Filosofia UIS • [No. 3J

A lo cual respondo de manera negativa. Kant, dicho sea con toda claridad, no llega, sobre
este tema, a la conclusión de Que es imposible una solución amén de los límites de la
experiencia. Por el contrario, piensa de buen agrado, Qµe, si el problema de las antinomias
es connatural a la razón, debe ser dentro de ella misma resuelta a plenitud. Otra cosa es
el cómo de esta solución. Por lo pronto, miremos otra posibilidad, no sin antes confirmar
lo QUe venimos diciendo:

La pretensión de resolver todos los problemas y de contestar todas las preguntas


constituiría una jactancia tan insolente y una presunción tan extravagante Qµe con
ello se tendría Qµe perder enseguida todo crédito. Sin embargo, hay ciencias
cuya índole implica Qµe es preciso contestar absolutamente toda cuestión Qµe en
ellas se presente, porQue la respuesta tiene Qµe venir de las mismas fuentes de
donde procede la pregunta, y en aQµellas no se permite aceptar ignorancia
inevitable, sino Que puede exigirse la solución ... Pues bien, yo sostengo QUe la
filosofía trascendental tiene entre todo conocimiento especulativo la peculiaridad
de Que no haya cuestión alguna Que no afecte a un objeto dado a la razón pura, Que
no sea soluble precisamente por la misma razón humana. 9

b) La segunda postura frente a nuestra antinomia depende enteramente del idealismo


trascendental. Se trata, esta vez, de probar Que el raciocinio dialéctico Que conduce
a esta antinomia, supone criterios diferentes en las premisas mayor y menor del
silogismo condicional. Recordemos: Si se da lo condicionado, se da entonces la
serie total de sus condiciones. Los objetos de los sentidos se nos dan como
condicionados. Por lo tanto, debe darse también para ellos la serie total de sus
condiciones.

Kant va a observar Qµe este razonamiento. al cual llega la razón de modo natural.
supone, como dijimos, criterios diferentes para ambas premisas. La segunda premisa
("Los objetos de los sentidos se nos dan como condicionados"), la cual parece guarda
relación con la Mayor ("si se da lo condicionado se da la serie total de sus condiciones"),
esa premisa menor, nos dirá Kant, está tomada en un sentido diferente al Que supone la
premisa mayor. Más claramente: Que los objetos de los sentidos se nos den como
condicionados, implica de suyo Que se nos dan siempre como fenómenos. Y,
de los fenómenos sólo podemos tener representaciones en espacio tiempo, no
premisa menor guardar similitud con la mayor, la cual va más allá de esas condiciones de
posibilidad. En efecto, la proposición "si se da lo condicionado se da la serie total de sus
condiciones", no precisa de las formas puras de la intuición. y es por como lo dice el
mismo Kant, una proposición analítica. Por eso mismo, Kant afirma o_ue en la
mayor, "la síntesis de lo condicionado con su condición y toda las serie de las últímas no
implica limitación alguna por el tiempo ní concepto alguno de sucesión." 1º

' !bid, ps.5'18-549


'º Cfr.,
El escepticismo como la eutanasia de la razón pura • Pedro Antonio García Obando 21

En cambio, "cuando tengo Que ver con fenómenos Que como meras
representaciones no se dan si yo no llego a su conocimiento (es decir a ellos mismos,
puesto Que no son más Que conocimiento empíricos). no puedo decir en el mismo
sentido: si se da lo condicionado se dan también todas las condiciones (como fenómenos)
para él. y por lo tanto en modo alguno puedo inferir la absoluta totalidad de la serie" 11 •••
ya Q!..le etc. etc.

En resumen, la conclusión según la cual debe darse también para los objetos de
la sensibilidad la serie total de sus condiciones. no resiste el análisis precedente y debe
considerarse por tanto como conclusión inválida.

Ahora bien, con este resultado Kant llega a dos posturas frente a las antinomias.
La primera consiste es constatarle a cada una QUe su riña es una riña por nada, pues, como
ya se probó, todas se apoyan en un raciocinio dialéctico, es decir, en una ilusión. La
pregunta por la libertad de la primera causa podría muy bien apoyarse en la premisa
mayor, pues. estando esta premisa por fuera de las restricciones del espacio y del
tiempo. bien podría concebirse la libertad como algo Que está fuera de esas condiciones.
La causación natural. por su lado. al guardar relación con los fenómenos. está más
relacionada con la premisa menor. y bien podría concebirse la causalidad de todo fenómeno
como algo QUe está dentro de esas condiciones de posibilidad Que son el espacio y el
tiempo. Tomadas por separado. y no como premisas de un razonamiento, ambas premisas
podrían convivir sin ningún problema. Es sólo cuando se unen QUe provocan la antinomia,
y ello porQue la razón se deja engañar al creer Q!..le se mantiene el mismo sentido de las
ideas en ambas premisas. Esa es pues la primera postura:

Después de haber dado la prueba convincente de semejante yerro en Que suele


incurrir el raciocinio Que se toma como base (de las antinomias). puede rechazarse con
razón las dos partes contendientes, como tales. Que no fundan su pretensión en título
sólido ... Por lo tanto. para poner término a la Q!..lerella a fondo y a satisfacción de ambas
partes. no Queda otro remedio Que, puesto Q!..le ambas pueden refutarse entre sí tan
bien. convencerlas de Que se Querellan por nada. y Q!..le cierta ilusión trascendental les ha
simulado una realidad donde no cabe hallarla.

c. Si la anterior puede considerarse como la postura crítica. la segunda postura


buscará ahora conciliar la libertad y la necesidad. en tanto sea posible pensarlas
(imaginarlas dice Kant). sin Q!..le se anulen entre sí. Se trata del consabido ejercicio
de suponer Q!..le la serie de los fenómenos naturales puede mantenerse intacta. al
tiempo QUe suponemos la libertad de la primera causa como generadora de toda
la serie de estos fenómenos.

11
lbid.
22 Revista de Filosofía UIS º [No. 3J

Ahora bien, lpodríamos, desde una argumentación apoyada en Hume, ofrecer


otra salida a las antinomias y, al tiempo, a las tres soluciones Que aQuí se han señalado?
Mi idee es @e sí.

Para el primer caso, pienso @e la postura de la antítesis, es decir la postura


empirista, puede mantenerse sin afectar la moral ni la religión, e incluso, puede mantenerse
sin afectar los intereses de la razón pura en este conflicto. No es aQUÍ donde @iero
detenerme.

En cambio, para el segundo caso, incluso para el tercero, Hume tendría Que decir
solamente @e basta con rechazar la premisa mayor y Quedarse sólo con la menor, para
@e el problema Quede resuelto y para declararle entonces la eutanasia a la razón pura.
Me explico y con esto termino:

Dijimos Que las antinomias se dan por un raciocinio dialéctico al cual es conducida
la razón de manera natural. Dijimos, con Kant. QUe la razón parece al principio no
caer en cuenta de su error, e, incluso, Que una vez aclarado el mismo, no es
suficiente para acabar con todas las Querellas Que emanan de la razón misma.
También dijimos Que estos conflictos de la razón deben poder solucionarse desde
la razón misma, pues aQuí se han generado. En resumen, todavía tenemos ante
nosotros viva a la razón, a más @e ya la hemos librado de sus errores y la hemos
conducido por el recto camino de sus soluciones mismas. Pero, Lacaso habrá aQuí
un engaño del engaño?

Hume, si bien interpreto, nos diría Que sí. y Que dicho engaño consiste en el
idealismo trascendental. En efecto, dadas las condiciones de este idealismo, en él no
sólo se nos convence de la distinción entre fenómeno y cosa en sí. Además de eso, se
nos busca convencer de Que el raciocinio dialéctico de la razón se da justo allí donde se
pasa por alto esta distinción. Y claro, podría decir Hume, de ahí la afirmación de Kant: "En
efecto, si los fenómenos son cosas en sí. no es posible salvar la libertad." 12 A lo cual
respondería nuestro Hume: los objetos ahí los tenéis. llegan a nosotros a través de los
sentidos, y de ellos nos formamos ideas. Parecen estar conectados causalmente, pero no
lo sabemos a ciencia cierta.

HUME, D. Investigación sobre el conocimiento humano. Alianza Editorial. 199 8.


HUME, D. Tratado de la Naturaleza Humana. Editora Nacional.
KANT. Crítica de la razón pura. Buenos Aires: losada. 1960

" l<:inl.. lbícl, p 586

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