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Concepto de extinción del contrato de trabajo por muerte del trabajador: el contrato se
extingue por la muerte del trabajador desde la fecha en la que la misma ocurra por cualquier
causa.
La LCT establece que los derechohabientes establecidos en la ley previsional (art. 53, ley
24.241) tendrán derecho al cobro de una indemnización equivalente al 50% de la establecida
en el art. 245 (LCT) mediante la sola acreditación del vínculo (art. 248, LCT).
Concepto de extinción del contrato de trabajo por falta o disminución de trabajo y fuerza
mayor: se denomina así a la falta o disminución de trabajo no imputables al empleador y
fehacientemente justificada, y a los hechos imprevisibles o que previstos no han podido
evitarse, que motivan el despido del trabajador, respectivamente.
La LCT establece que en el caso de despido por causas económicas o por fuerza mayor
corresponde abonar al trabajador una indemnización equivalente al 50% de la prevista en el
art. 245 (LCT), a cuyos fines deberá comenzar por el personal menos antiguo, y con los
ingresados en un mismo semestre, deberá comenzar a despedir a los que registren menos
cargas de familia.
La ley 25.013 utiliza un criterio distinto de la LCT para el cálculo de la indemnización por falta o
disminución de trabajo no imputable al empleador.
En caso de que el despido se funda en las causas económicas precitadas, la indemnización será
igual a 1/18 partes de la mejor remuneración mensual normal y habitual del último año o del
menor tiempo trabajado, a la que se la debe cotejar con el tope de tres (3) veces el promedio
de las remuneraciones mensuales del convenio colectivo aplicable. Una vez realizado el cálculo
precitado, se multiplica por los meses de antigüedad del trabajador o fracción mayor de diez
(10) días. En cualquier caso, la indemnización no podrá ser inferior a 2/18 partes de un salario
mensual sin tope.
Rigen las mismas pautas que en la LCT en el sentido de que se deberá comenzar a despedir al
personal de menor antigüedad en el empleo, dentro de cada especialidad, y respecto de los
ingresados en un mismo semestre se optará por aquellos que tienen menos cargas de familia,
aun cuando ello alterara el orden de antigüedad ya mencionado.
LA EXTINCIÓN POR INCAPACIDAD O INHABILIDAD DEL TRABAJADOR
Concepto de extinción del contrato de trabajo por incapacidad del trabajador: el contrato se
extingue por la incapacidad del trabajador que le impide la continuidad del vínculo.
Conforme a dicha remisión, el trabajador tiene derecho a 1 año de reserva de puesto después
de haber agotado las licencias con goce de salarios, y al cabo del mismo, cualquiera de las
partes podrá rescindir el contrato de trabajo sin ninguna responsabilidad indemnizatoria (art.
211, LCT).
Concepto de extinción del contrato de trabajo por inhabilidad del trabajador: el empleador
podrá extinguir el contrato de trabajo por la pérdida de la habilitación que el trabajador
necesite para poder prestar su actividad.
La LCT establece que todo trabajador que necesite una habilitación especial para poder realizar
su trabajo (certificado de foguista en una caldera, registro de conductor para conducir un
camión, etc.) y sufriera la inhabilitación sobreviniente tiene dos alternativas, según el caso.
Una, la de cobrar la indemnización del art. 247 (50% de la prevista en el art. 245, LCT) si de su
parte no hubo culpa o responsabilidad. Si, en cambio, la inhabilitación proviene de dolo o
culpa grave e inexcusable de su parte, no tendrá derecho a indemnización alguna.
Concepto de extinción del contrato de trabajo por muerte del empleador: se denomina así a
la extinción del vínculo cuando la persona o figura del empleador era esencial a los fines de la
existencia del contrato de trabajo.
La LCT puntualiza que cuando el empleador fuere esencial en el contrato de trabajo por sus
condiciones personales o legales, actividad profesional u otras circunstancias que hayan sido
determinantes de la relación laboral, el trabajador tendrá derecho al cobro de la
indemnización prevista en el art. 247 (es decir el 50% de la prevista en el art. 245, LCT).
Es el caso del médico o el escribano que al morir dejan sin conducción al consultorio o
escribanía, si en ella trabajaban por ejemplo una enfermera y una secretaria respectivamente.