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LA ORACIÓN CAMBIA LAS COSAS

“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
Señor, enséñanos a orar…” Lucas 11:1

Jesús siempre les dió el ejemplo y la enseñanza a sus discípulos. Ahora es en la oración. El sabía de
la importancia de ¨orar sin cesar¨. El Hijo de Dios siempre dependiendo de su Padre. En muchas
ocasiones se apartaba y buscaba un lugar para estar a solas con su Padre celestial.

Ante tal ejemplo, aquel discípulo dócil y humilde le dice a su Maestro: ¨Señor, enséñame (nos) a
orar¨. Porque entendió la necesidad de orar.

Reflexión:

Muchas veces el afán de la vida nos agobia. Los problemas y necesidades nos ahogan. La
enfermedad quiere acabar con nuestras vidas. El odio, la violencia, el rencor destruyen
matrimonios, vidas, las relaciones entre padres e hijos, la comunicación con los familiares. Los
vicios están acabando con muchos niños, jóvenes y adultos.

La presión económica enferma, deprime, etc.

La oración cambia las cosas. Que bendición es al levantarnos cada mañana y tener momentos de
oración antes que los quehaceres cotidianos de cada día nos ahoguen.

¨Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de tí, y esperaré.¨ Salmos
5:3.

Oración. La palabra trae a la mente una variedad de imágenes. Un hombre con un chal cubriendo su
cabeza canturrea oraciones hebreas de un libro destrozado. Un ministro en un traje hecho a la
medida levanta sus manos y grita sus oraciones ante su congregación. Una niña pequeña se arrodilla
junto a su cama, recitando una oración antes de dormir.

Cualquiera que sea su percepción de la oración, un elemento en común se mantiene cierto. La


oración es hablar con Dios. Parece sencillo, ¿no es así? Sin embargo, la oración no siempre se nos
hace tan natural. Nos podemos sentir incómodos hablándole a alguien que no podemos ver ni
escuchar. ¿Cómo nos dirigimos a Dios? ¿Qué decimos? Y de todos modos, ¿de qué sirve?
¿Realmente se logra algo con la oración? Estas son preguntas importantes. Para responderlas,
vamos primero a analizar más profundamente la naturaleza de la oración.

¿Qué es la oración? La oración es la comunicación con Dios. Es hablar con Dios. Es contarle al
Padre todas las cosas.

La oración es el medio que Dios ha designado para actuar en favor del hombre. Es compartir y
hablar con el Todopoderoso, de una manera sencilla y eficáz. Por medio de la oración Dios escucha
de nuestras dolencias, problemas y necesidades.

Pero la oración tiene poder. Porque procede del que todo lo puede.
La oración se expresa en muchas maneras:

* una efusión de alabanza


* una confesión de algo malo
* una petición de ayuda
* una declaración de necesidad
* una expresión de gratitud
* intercesión por otros

¿Qué dice la Biblia acerca de la oración?

A través de la oración, nos acercamos con confianza a Dios (Hebreos 4:16); pedimos, buscamos, y
llamamos a la puerta de Su generosidad (Mateo 7:7-8); eliminamos ansiedad (Filipenses 4:6-7); y
obtenemos sabiduría (Santiago 1:5). La oración es la disciplina mental que siempre es apropiada
para nuestras necesidades (Efesios 6:18). Y es la manera en que nos alineamos con el Señor para
ver lo que Él ve y desear lo que Él desea. De hecho, la oración es una disciplina tan valiosa que
somos alentados a “orar sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). Esto no significa oración oral continua;
significa una actitud de oración. Como un estudiante de las Escrituras lo expresó, “Significa más
bien vivir con Cristo de tal manera que usted puede hablar con Él, o escucharlo en cualquier
momento.”¹ No debe haber nada entre su alma y el Salvador. Orar sin cesar es vivir cada momento
conscientemente en la presencia de Cristo.

¿Por qué es importante la oración?

Primero, la oración es importante porque reenfoca nuestra perspectiva. Sin la oración, solamente
vemos lo visible; con la oración, Dios nos muestra las dimensiones ocultas de la vida.

Segundo, tranquiliza nuestros temores y calma nuestros nervios. Podemos ir a la oración temerosos
y ansiosos, pero cuando le damos nuestras preocupaciones al Señor, salimos calmados y seguros
(Filipenses 4:6-7).

Tercero, la oración transfiere nuestras cargas. Toma la gran carga que hemos estado llevando y la
mueve a los hombros que pueden soportar su peso (Mateo 11:28-29; 1 Pedro 5:7).

Cuarto, la oración levanta a otros que están en necesidad. Es la manera en que ayudamos a llevar los
unos las cargas de los otros y elevarlas a Aquel que sabe mejor.

¿Cómo oro?

Es obvio que Jesús, que es nuestro guía espiritual, es el maestro de la oración. “Señor, enséñanos a
orar”, le pidieron los discípulos una vez cuando Él regresaba de Sus oraciones (Lucas 11:1). Jesús
les enseñó utilizando una oración como modelo… ha sido llamada el Padre Nuestro. En realidad,
podría ser llamada la Oración de los Discípulos, porque estaba destinada como una herramienta de
enseñanza para aprendices como nosotros.

Ore al Padre celestial. Y Él les dijo: “Cuando oréis, decid: ‘Padre…’ ” (v. 2). Jesús no nos dice que
llamemos a Dios “Amigo”, como si fuéramos iguales a Él. O “Rey”, como si fuéramos uno de las
masas. Nuestra relación es una de hijo a padre.

¿Funciona la oración? ¿Realmente causa la oración una diferencia?


Si Dios está en control de todos los acontecimientos del mundo, ¿importa si oramos? Las Escrituras
nos enseñan consistentemente que la oración funciona. “La oración eficaz del justo puede lograr
mucho”, escribe Santiago (Santiago 5:16b

La oración cambia las cosas, ¡verdaderamente nos cambia a nosotros! La oración es una
herramienta que Dios utiliza para llevar a cabo Su voluntad en la tierra. Tiene significado porque
Dios le da significado; no porque nuestros esfuerzos la hacen funcionar.

Dios no necesita nuestras oraciones para llevar a cabo su voluntad. Sin embargo Él elige obrar a
través de nuestras oraciones para llevar a cabo su voluntad, lo cual suscita la pregunta: ¿Por qué?
¿Por qué Dios, que tiene poder absoluto sobre Su creación, elige obrar a través de nuestras
oraciones? La razón principal de la oración es relación.

A medida que oramos, llegamos a conocer a Dios de una manera que no hubiera sido posible de
otro modo. A través de la oración, ponemos nuestra mano en la mano de Dios mientras Él mueve
montañas.

Desde luego, Él pudiera haber movido esas montañas sin nosotros, pero Él desea que tengamos un
sentido de alianza con Él. ¡Y ese “compañerismo con Dios a través de la oración” cambiará su vida!
Sugerencias adicionales.

Para comenzar, separe unos minutos cada día para un tiempo enfocado en la oración. Escriba sus
oraciones en un diario, donde usted puede seguir las respuestas de Dios. Reúnase con otro creyente
regularmente para orar. Y sea sensitivo a la instigación del Espíritu de Dios. Cuando Él le trae a la
mente alguien en necesidad, ore por esa persona.

Para más ejemplos de oraciones en las Escrituras, por favor lea los pasajes a continuación. Y
Dios lo bendiga en su deseo de acercarse más a Él en oración.

Adoración
Confesión
Dedicación
Intercesión
Guerra espiritual
Ayuno
Acción de gracias
Sanidad
Salmos 92:5 Salmos 51:1-4 2 Crónicas 6:40-42 1 Timoteo 2:1-8 Efesios 6:12, 18 Hechos 14:23
Filipenses 4:6 Santiago 5: 13-15

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