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por Marcela Pager y Roxana Arroyo, integrantes del Equipo Coordinador del IX
Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. (1 al 6 de diciembre del 2002 en
Playa Tambor, Puntarenas, Costa Rica)
Es esta parte de la realidad, y por supuesto más que esto, en donde las expresiones
feministas aún pretenden seguir construyendo alternativas dentro de nuevos paradigmas. En
este escenario, nosotras, las organizadoras del IX Encuentro Feminista
Latinoame ricano y del Caribe, debatimos nuestras visiones éticas, nuestras subjetividades,
construimos los sujetos políticos feministas, nos encontramos y desencontramos,
defendemos nuestro cuerpo, porque es el territorio donde se concreta la globalización y es a
su vez de donde nos resistimos.
Desde sus inicios, el feminismo reinterpreta el tema del poder elaborado por las ciencias
sociales, analizándolo como un sistema de hegemonía masculina, cuyos principales
resultados son la discriminación y la violencia de género que impactan tanto a hombres
como a mujeres, siendo nosotras las más afectadas, ya que se nos ha negado la dignidad
como personas y, por supuesto, se nos ha expropiado nuestro cuerpo en el sentido más
amplio, ya que sólo a través de éste experimentamos la vida, es nuestro mundo en el
mundo.
Asimismo, nuestras voces han señalado constantemente lo injusto de los sistemas políticos
y económicos, destacando su carácter excluyente y llamando a una nueva ética de las
relaciones políticas basadas en principios de autonomía, equifonía, libertad, mismidad, paz
y sororidad. Señalando así la necesidad de aspirar a la utopía de la construcción de un
nuevo paradigma de lo humano y por lo tanto de la sociedad en su conjunto.
Desde nuestro punto de vista, reiteramos que el fenómeno de la globalizac ión es la etapa
más avanzada del patriarcado, que provoca la violación a todos los derechos humanos
pretendiendo transformarlos en mercancías.
Desde esta perspectiva como feministas, planteamos la necesidad de que el valor producido
por las mujeres, aunque no sea expresado en términos de valor de cambio, es claramente
insumo del ejercicio de producción de valor del hombre- varón (cosificado como tal) sino
que existe transferencia de este valor y por esto no sólo hay opresión sino explotación de la
mujer.
Desde esta lectura se reclama la inclusión no sólo del trabajo doméstico en la
economía, sino de toda la producción de los seres humanos que ha sido invisibilizada o
disminuida por la jerarquización de una economía que no tiene como centro al ser humano
sino al lucro.
Desde este abordaje, los derechos humanos en general se convierten en derechos
fundamentales y no en mercancía. La generación de una cultura acompañada de un
desarrollo armónico es necesaria para una convivencia en paz, sin estrechez ni pobreza, sin
miedo a las/os demás; anclados en la seguridad constructora de seguridad para la vida, con
reconocimiento de interlocución y respeto a la integridad de cada quien y del mundo.
En la actualidad, denunciamos las prácticas generadas desde los grupos de poder, que se
sirven de la globalización realizando acciones como: a) el ataque y matanza indiscriminada
en Afganistán; b) el enriquecimiento a través de la carrera armamentista; c) el colapso de
los pueblos (Argentina: hambre y represión); d) la exclusión política y social y el irrespeto
a la autodeterminación de los pueblos a través de las transnacionales (desaparición del
Estado-nación) y de los tratados como el ALCA y el TLC; e) la injerencia de las
transnacionales religiosas (salud reproductiva); f) discriminación contra las mujeres en
general y, en particular contraindígenas, negras, orientales y lesbianas.
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Al ser herederas y haber asumido la ética feminista de las mujeres que han visibilizado la
opresión, continuamos denunciando todas las formas de discriminación, explotación y
exclusión contra todas las personas, el mundo y sus relaciones de desigualdad e inequidad.
2.1 Sufragio
Estas tres acciones parecen ser los ejes que deben articular los pactos a realizar por las
organizaciones político-sociales; desde ahí las mujeres podemos aportar nuestro legado
histórico de resistencia activa frente a la globalización. Integración de intereses,
fiscalización de los recursos y del alcance de los objetivos o cumplimiento de las acciones y
políticas, y vinculación permanente entre sus representantes, con sus representadas/os por
un lado y con las instancias de gobierno por otro. Sin olvidar los distintos grados de
responsabilidad existentes en la toma de decisiones que determinan las políticas públicas en
los ámbitos nacionales, así como aquellas decisiones que emanan desde las burocracias
financieras internacionales.
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Del 1 al 6 de diciembre del 2002 en Playa Tambor, Puntarenas, Costa Rica.
Para averiguar sobre los costos, escribir a info@9feminsta.org o visitar
http://www.9feminista.org