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Revista Española de
Investigaciones Sociológicas
ISSN: 0210-5233
consejo.editorial@cis.es
Centro de Investigaciones Sociológicas
España
Cómo citar
Mayobre, Purificación y Vázquez, Iria, (2015). «Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la
perspectiva de género». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 151: 83-100.
(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.151.83)
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86 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género
en reconocer el valor de las diversas activida- cuidador/a? Este artículo pretende ser una
des, experiencias o tradiciones femeninas, contribución a la reflexión en torno a estas
iniciándose un nuevo paradigma de investiga- preguntas.
ción centrado en la recuperación de la impor- Entre la literatura consultada, cabe des-
tancia del trabajo de cuidado directo a las tacar el trabajo de Bazo y Domínguez-Alcón
personas (Carrasco, 2009). (1996) en el que se analiza la provisión de
Las teóricas del care introducen una no- cuidados en el País Vasco, Madrid y Catalu-
vedad importante en el concepto de cuidado ña. Los resultados obtenidos en su artículo
al incluir no solo la atención a las necesida- «confirman ampliamente la hipótesis de que
des materiales, sino también las afectivas, la familia es la principal proveedora de cui-
subjetivas, emocionales y morales. Poste- dados y que en el grupo familiar las mujeres
riormente se amplía el enfoque a las políticas asumen mayormente esa responsabilidad,
públicas y al Estado de bienestar, llegando a aunque la presencia de varones realizando
plantearse la necesidad de reivindicar un re- tareas de cuidados va siendo progresiva-
conocimiento social del care. Así, el artículo mente más frecuente» (Bazo y Domínguez-
pionero de Jane Lewis (1992), «Gender and Alcón, 1996: 44). Con respecto al vínculo que
the Development of Welfare Regimes», sos- une al cuidador(a) y la persona cuidada, este
tiene que, para entender el régimen de bien- artículo destaca que el compromiso es más
estar es imprescindible incorporar el trabajo fuerte por parte de las hijas, y esa es una
no pagado, analizando las interacciones en- característica común en Madrid, País Vasco
tre las distintas políticas públicas, el trabajo y Cataluña; un resultado con el que coinci-
asalariado y el trabajo de cuidados no paga- den los trabajos de Abellán et al. (2011) y de
do. De este modo, el modelo del social care Fernández y Tobío (2007). En el contexto ga-
implica dos niveles de análisis: el de las po- llego, hay que mencionar el interesante artí-
líticas y el de las prácticas cotidianas, po- culo de Pérez (2011), donde analiza cómo se
niendo de manifiesto que el trabajo de cuida- articula y arregla la asistencia informal fami-
dos se reparte entre el Estado, las familias, liar a los mayores dependientes en las fami-
los mercados y la sociedad civil, y dentro de lias gallegas, examinando en profundidad el
la familia entre géneros y generaciones (Mar- papel y las negociaciones familiares de las
tín Palomo, 2008; Martínez, 2010, 2011). hijas cuidadoras.
Distintos trabajos, en este sentido, han
caracterizado a España como un Estado de
bienestar «familista», dado que, como en GALICIA COMO LABORATORIO
otros países mediterráneos, la familia se DE ANÁLISIS
constituye en un elemento diferenciador y Con este artículo pretendemos dar a conocer
característico (Moreno, 2002). Lo cierto es algunos de los resultados de una investiga-
que son «determinados» miembros de la fa- ción realizada en el ámbito de los cuidados
milia —las mujeres— las principales provee- de personas mayores y dependientes en Ga-
doras de cuidados. licia1. En este trabajo se analizan las carac-
Así, algunas de las preguntas que surgen terísticas y los problemas que presentan las
a propósito de este asunto son: ¿cómo se
gestiona y se negocia el cuidado familiar?
¿Sobre qué tipo de mujeres recae dicho cui- 1 Proyecto Cátedra Novacaixagalicia de Estudios Femi-
dado? ¿Cuál es el perfil y el vínculo de pa- nistas, 2011: «El envejecimiento en Galicia: análisis des-
de la perspectiva de género de la organización formal e
rentesco entre personas cuidadoras y cuida- informal de los trabajos de cuidados a las personas
das? ¿Qué costes y beneficios implica ser mayores».
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personas que atienden y cuidan en los pro- en aumento del envejecimiento poblacional
pios hogares a estos familiares. en España. De hecho, ya en la actualidad, el
Los cuidados prestados desde el ámbito 68,3% de las personas dependientes son
público se realizan a través de dos vías prin- mayores de 65 años (Abellán et al., 2011).
cipales: mediante la acción profesional de
cuidadoras domiciliarias —auxiliares de
ayuda a domicilio—, pagadas por organis- EL CUIDADO «INTENSIVO»
mos públicos, y mediante el apoyo de cui- DE DEPENDIENTES, EN MANOS
dadoras familiares (también denominadas DE MUJERES
no profesionales) de personas en situación Los resultados que presentamos a continua-
de dependencia, remuneradas a partir de la ción se han obtenido a través de una estra-
Ley de dependencia. En este artículo nos tegia metodológica en la que se ha combina-
centraremos en las cuidadoras familiares do la explotación de datos cuantitativos
que, como veremos, son las mayoritarias en (procedentes del Instituto Galego de Estatís-
la comunidad gallega. tica —IGE— y del Sistema para la autonomía
Dos son los ámbitos tratados: 1) análisis y atención a la dependencia —SAAD—), con
del perfil de las cuidadoras familiares, aten- otro tipo de técnicas cualitativas. Se han lle-
diendo en este caso al tipo de negociaciones vado a cabo un total de once entrevistas en
intrafamiliares que llevan a unas mujeres (y profundidad semi-estructuradas a cuidado-
no a otros miembros de la familia) a desarro- ras familiares en diferentes municipios rura-
llar el trabajo de cuidado, y 2) análisis de las les y urbanos de las cuatro provincias galle-
condiciones de trabajo e impacto en las con- gas (ver el anexo). Los municipios rurales
diciones de vida y en la salud de estas cui- fueron seleccionados al azar entre una lista
dadoras. de ellos que presentan un ritmo de envejeci-
La investigación se ha desarrollado en miento especialmente intenso, con un eleva-
zonas urbanas y rurales de Galicia. Una co- do porcentaje de mayores de entre 65 y 80
munidad que cuenta con una elevada pro- años. La contactación fue realizada mayori-
porción de mayores de 65 años, alrededor tariamente a través de las trabajadoras so-
del 21%, mientras que la media española se ciales de los municipios seleccionados y to-
sitúa en torno al 16% (IMSERSO, 2008). De das las entrevistas han sido realizadas en el
hecho, si comparamos con otras comunida- domicilio de las cuidadoras. El muestreo
des autónomas, Galicia se encuentra en ter- cualitativo que se llevó a cabo no pretende la
cer lugar en cuanto al porcentaje de perso- representación estadística de la realidad,
nas mayores, solo después de Castilla y sino la representación tipológica correspon-
León y Asturias. La población gallega agluti- diente a los objetivos del estudio, atendiendo
na alrededor del 5,8% de la población espa- a una diversidad en cuanto a la zona de resi-
ñola; sin embargo, si atendemos solamente dencia de las cuidadoras y también a su es-
a la población mayor de 65 años, Galicia tado civil. Dado que uno de nuestros objeti-
aporta el 7,7% de población al total español vos consiste en analizar las dinámicas
(INE, 2012). intrafamiliares y cómo afectan estas a la
En fin, estas características hacen de toma de decisión de ser cuidadoras, se ha
esta comunidad un contexto idóneo para entrevistado a mujeres de diferente estado
analizar la atención a personas dependien- civil, con vistas a analizar el impacto diferen-
tes, tal y como en un futuro (muy) próximo cial de esta variable.
será la situación en la amplia mayoría de las La explotación de los datos cuantitativos
comunidades españolas, dada la tendencia nos ha permitido trazar un panorama gene-
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ral de quién se dedica a cuidar a las perso- Con respecto al análisis de las personas
nas mayores y dependientes en Galicia. No cuidadoras familiares, intercalaremos datos
obstante, estos datos estadísticos nos de- procedentes de las fuentes estadísticas, con
vuelven una imagen meramente descriptiva otros resultados recogidos en nuestro traba-
y anónima de la prestación de cuidados. jo de campo. Acudiendo a los datos del IGE,
Además, estos datos presentan algunas la- podemos analizar algunas características
gunas. Por ejemplo, los datos a nivel galle- fundamentales de las personas cuidadoras
go no nos proporcionan información acerca familiares, teniendo en cuenta su distribución
del vínculo familiar que une a la cuidadora y según sexo y edad.
a la persona cuidada, un aspecto solo dis-
Está claro que las mujeres son las cuida-
ponible para Ourense. Por otra parte, los
doras mayoritarias en todos los tramos de
datos cuantitativos no nos informan de
edad, un dato que se ha corroborado en la
cómo se lleva a cabo la toma de decisión de
realización de nuestro trabajo de campo3. Es
quién permanecerá como cuidador/a dentro
interesante destacar que en el tramo de edad
de las familias. Es por ello que, desde un
donde más diferencias hay es en el de 45 a
principio, nuestra investigación optó por in-
64 años, tramo de consolidación de la vida
troducir una perspectiva cualitativa, para
profesional para ambos sexos. Este resulta-
comprender de un modo más profundo el
impacto que posee en las vidas de las per- do coincide con los datos recogidos en otros
sonas cuidadoras dedicarse a esta activi- trabajos; como señalan Abellán et al. (2011:
dad, analizando las dinámicas intrafamilia- 60), las mujeres son las cuidadoras principa-
res y la toma de decisión de cuidar, la les en siete de cada diez casos en que puede
trayectoria laboral de las entrevistadas o el establecerse el sexo de la persona cuidado-
impacto de ser cuidadora en la salud. ra. No obstante, es importante señalar que
en el tramo de edad de 65 años o más, los
A modo de contexto, empezaremos
varones cuidadores casi llegan al 40%.
mostrando el tipo de prestaciones mayori-
tarias que la Ley de dependencia concede Por otra parte, como se puede ver en la
en Galicia. Como se puede ver en la tabla 1, tabla 2, el cuidado más «intensivo», es de-
en Galicia es mayoritaria la prestación de cir, de más de 90 horas semanales, es lleva-
cuidados familiares: un total del 45,4% de do a cabo sobre todo por mujeres. De he-
las prestaciones son de este tipo. Bastante cho, es donde se percibe mayor diferencia
lejos, con apenas un 17%, se encuentra la entre hombres y mujeres. Este dato es muy
prestación de ayuda en el hogar. Muy mi- relevante, dado que el número de horas de-
noritarias son la teleasistencia2, la preven- dicado al cuidado tendrá consecuencias,
ción de la dependencia y promoción de la como se verá después, en la salud de las
autonomía personal y la asistencia perso- mujeres y en el tipo de actividades a las que
nal. estas tienen que renunciar por tener que
De este modo, nuestra investigación se cuidar.
ha centrado en el tipo mayoritario de presta-
ción de cuidados que se está dando en el
3 Todos los contactos recabados en el ámbito de los
marco de la Ley de dependencia en la comu-
cuidados familiares han sido mujeres. En otra fase de la
nidad gallega: la prestación de cuidados fa- investigación se entrevistó a auxiliares de ayuda a do-
miliares. micilio, donde sí se tuvo constancia de un varón traba-
jando en una empresa subcontratada por el Ayuntamien-
to de Ourense. Por tanto, en nuestra contactación es
clara la aplastante mayoría de mujeres, tanto como
2 Hay que puntualizar que la teleasistencia no es incom- cuidadores/as familiares como auxiliares de ayuda a
patible con otro tipo de asistencias. domicilio.
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TABLA 1. Personas beneficiarias y prestaciones reconocidas en la Comunidad Autónoma de Galicia (datos a 1 de septiembre de 2011)
PRESTACIONES
Prevención
Dependencia y
Ayuda en el Centros de día/ Atención P.E. vinculada P.E. cuidados P.E. asist.
promoción Teleasistencia Total
hogar noche residencial servicio familiares personal
Autonomía
personal
Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº %
Purificación Mayobre e Iria Vázquez
168 0,48% 635 1,82% 5.925 17,07% 2.719 7,83% 5.477 15,78% 3.973 11,44% 15.773 45,44% 38 0,10% 34.708 100%
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TABLA 2. Personas que cuidan dependientes según pital en Burela (Lugo) cuando la enfermedad,
el número de horas que les dedican al primero de su padre y después de su madre,
cuidado y sexo4. Galicia
la obliga a volver a la ciudad de Lugo, donde
estos residen. Después de ocho años cuidan-
Hombres Mujeres
do a su padre y a su madre, ahora mismo, con
Menos de 15 horas semanales 32,43 21,65 60 años, se encuentra sin prestación por des-
De 15 a 29 horas semanales 21,2 20,75 empleo y cuidando a su marido (enfermo de
demencia), en una situación económica y pro-
De 30 a 69 horas semanales 26,1 28,58
fesional totalmente precaria. A pesar de cotizar
De 70 a 89 horas semanales 11,29 14,61 como cuidadora por la Ley de dependencia6,
90 o más horas semanales 8,97 14,41 el hecho de no tener acceso a la prestación
por desempleo ha tenido unas consecuencias
Total 100 100
devastadoras para su situación económica.
Fuente: Elaboración propia a partir del IGE, 2011.
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cada miembro familiar ostenta. Es aquí don- ción de la capacidad de negociación en caso
de el análisis de campo ha sido de especial de corresidencia de los y las hijas con los
utilidad. mayores dependientes (Pezzin et al., 2005,
El esquema de cuidados detectado en recogido por Pérez, 2010). Este es el caso de
nuestro estudio de caso avala la importancia Sara, la cual no ha podido negociar con otros
del rol de hija cuidadora, así como refuerza familiares el reparto de las tareas de cuidado.
también otras posiciones tradicionales como Sus familiares prefieren que ella, como «hija
la de cónyuge. En general, han sido tres las de la casa», se beneficie en mayor medida
variables detectadas que resultan funda- de la herencia, antes de que ellos tengan que
mentales a la hora de determinar quién se asumir el cuidado de los mayores.
tiene que ocupar de cuidar a la persona de-
pendiente en el hogar: el sexo, el grado de Sí, sí, era la casa de mis padres, siempre viví aquí,
parentesco y el estado civil. Así, ser mujer, y entonces aquí me quedé yo con mamá y papá,
hija o cónyuge de la persona mayor depen- me tocó a mí, porque mi cuñada ya me dijo: a ti
diente, y además en el caso de ser la hija no que te dejen lo que quieran y que hagan lo que
tener pareja en ese momento (o ser la última quieran, pero yo no te los cuido… entonces, son
en casarse o no tener descendencia), aúna padres y te duelen (E4, mujer viuda de 68 años,
unas mayores posibilidades de cuidar a la Nogueira de Ramuín).
persona dependiente. En el caso de las hijas
cuidadoras, si bien muchas de nuestras en- Además, se ha constatado también que
trevistadas están en la actualidad casadas, la posición de clase subyace en las negocia-
lo cierto es que en el momento en que em- ciones: las mujeres que pertenecen a hoga-
pezaron a cuidar a sus mayores se encontra- res con menos ingresos o que tienen un em-
ban solteras, siendo este un factor significa- pleo de «menor estatus social» que otros
tivo, según ellas mismas, para quedarse miembros del hogar son las que suelen asu-
como cuidadoras. Como veremos, las nego- mir las tareas de cuidadora (Masanet y La
ciaciones de quién debe cuidar en la familia Parra, 2009). Como sabemos, las mujeres
siguen estando dominadas por fuertes este- acceden a nichos laborales más precariza-
reotipos de género, vinculados también a la dos e informales que los varones, lo que ten-
posición y situación familiar. En el siguiente drá también unas consecuencias directas a
fragmento se puede observar la importancia la hora de «repartir» la carga de ser la perso-
que posee ser mujer, casarse en último lugar na cuidadora.
y no tener hijos para ser la cuidadora familiar.
Y, bueno, me quedé al cuidado de mi madre, ya
Al ser la pequeña fui la última en casarme, enton- que estaba siempre con mis padres y como no
ces solo quedaba mi hermano pero era hombre, trabajaba, pues me tocaba a mí, cuidarla… a ver,
no… no querían ellas —sus tías dependientes—. mis hermanos económicamente lo que yo quisie-
Entonces el ser la última, no tener hijos y vivir un ra, pero yo como estaba en casa, pues me tocó a
poco cerca… (E5, mujer casada de 42 años, A mí, quedé en casa con mis padres, y fue el error
Coruña). más grande que hice en mi vida. Vamos a ver, yo
que sé que hubiese sido mi vida si no me hubiese
El hecho de ser la última en casarse y la quedado, pero seguro otra. Asumí mi rol de hija
convivencia en la misma casa de tus padres, que se quedó en casa y me tocó cuidarlos (E9,
es decir, ser la «hija de la casa» (Pérez, 2010), mujer viuda de 60 años, Sober).
tiene una influencia importante a la hora de
quedarse como cuidadora familiar. Otros tra- En el fragmento anterior podemos obser-
bajos sostienen, en este sentido, la reduc- var cómo los hermanos varones están dis-
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puestos a aportar ayuda económica, pero no cada caso su mayor o menor incidencia a la
trabajo de cuidado. A continuación, la si- hora de motivar los apoyos prestados en la
guiente entrevistada relata el efecto que po- familia. El patriarcado posee la capacidad de
see tener un trabajo menos «estable» y con hacer pasar por «naturales» determinadas
menor estatus social que el resto de sus her- decisiones que son en realidad construidas
manos. socialmente. En este sentido, el trabajo de
campo nos muestra que no existe un «acuer-
Sí, yo creo que el destino ya decía que yo, además do familiar» explícito en el que la familia se
yo era quien más tenía…, mi hermana es profeso- reúne voluntariamente para poder abordar
ra…, eran trabajos muy…, yo siempre he trabaja- esta decisión, tal y como también recoge Pé-
do en la hostelería, entonces en cierto modo, pues rez (2010) en su estudio sobre los cuidados
una profesora que ha estudiado para eso, tiene en Galicia. A menudo, las propias entrevista-
dos carreras, y mi hermano que tiene un trabajo das comentan que más bien les ha «tocado
estable y el otro igual, no sé…, la hostelería, aun- a ellas» ser cuidadoras, dadas sus circuns-
que yo tenía un trabajo fijo porque estaba fija, la tancias familiares, laborales y personales.
hostelería no siempre va a ser…, termina minando El sentido de obligación de ser una buena
mucho…, entonces, bueno, digamos que yo me cuidadora llega, en algún caso, como el de
sacrifiqué, por decirlo así (E3, mujer soltera de 43 Sara, a imposibilitar cualquier ausencia del
años, Arbo). hogar. Sara vive con su padre enfermo y su
hijo soltero, que posee un empleo de lunes a
Además, la mayoría de nuestras infor- viernes. Sara, tras cuidar en el pasado a su
mantes proceden de familias de clase social madre enferma de Alzheimer, muestra un
obrera, en las que existe una concepción fuerte sentido de obligación a la hora de cui-
«fuerte» de la familia, que se ha detectado dar a su padre, ausentándose de la casa so-
tanto en las cuidadoras en entornos urbanos lamente para hacer la compra e ir a entierros.
como rurales8. Dicha concepción más tradi- A continuación podemos observar la impor-
cional se refleja en el hecho de que algunos tancia que posee en su vida uno de los roles
mayores se nieguen rotundamente a entrar centrales que se adscriben a la feminidad: el
en residencias o centros de día, por lo que
«ser para otro» (Beauvoir, 1998).
las hijas, con bastante resignación, asumen
su cuidado.
S: Marcharme por ahí, nada. Aún tuvieron una ex-
cursión a Oviedo, y mucho me pelearon, queda tu
Mis padres, la gente de antes no querían residen-
hijo… sí, pero hay que pasar las cosas… me mar-
cia, ellos no querían, no, no, no, no, ellos no que-
cho el sábado, se pone malo, y tengo que coger
rían, entonces los cuido yo y punto pelota y ya
un taxi desde Oviedo y venir aquí, y me vale 200
está, y nada más (E11, mujer casada de 60 años,
euros, yo lo pensé así, y puede ser que se pase…
Lugo).
hay que atender esto, esto no se puede vender.
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ayuda por dependiente, yo tengo una ayuda por L: Sí, más o menos, como aquí normalmente
dependiente, que tiene la ayuda él, pero eso… por siempre las mujeres son las que se han encarga-
mucho que paguen, no hay dinero que paguen, de do, como que ya era así, vamos, mmm…
día y de noche, hay noches… ¡pesado, le digo!, E: Son sus padres, ¿tú también cómo llevas eso?
pero tú muy malo eres… malo no, soy algo malhu-
L: Claro, claro, hombre, no me gusta, pero… qué
morado, algo soy…
le voy a hacer…
E: ¿Estás contenta haciendo esto?
E: Negociar con él…
S: Estoy contenta, porque me quedó mucha satis-
L: ¿Negociar? (risas), como cada uno ya…
facción de cuidar a mi madre, y ahora espero…
(E4, mujer viuda de 68 años, Nogueira de Ramuín). E: A lo mejor tú quieres ir a ver a tu padre… tam-
bién tienes tú…
No obstante, lo cierto es que para muchas L: Sí, sí, hemos tenido problemas por eso, sí, sí,…
mujeres esta subjetividad vinculada al «ser no llegamos a acuerdos, no le apetece involucrar-
para otros» se desarrolla en medio de fuertes se (E2, mujer casada de 44 años, Pobra de Bro-
contradicciones, frustraciones y malestar (La- llón).
garde, 2000). Así, alguna entrevistada ha in-
tentado negociar con otros miembros de la
familia su rol de «única» cuidadora, sin ningún CUIDAR Y SU IMPACTO EN LA SALUD
resultado. Es el caso de Lucía, una mujer na- DE LAS CUIDADORAS
cida en San Sebastián, pero que tras casarse
se mudó a vivir a Pobra de Brollón, pequeño El hecho de que el cuidado intensivo «recai-
pueblo en la montaña de Lugo y zona de ori- ga», como ya sabemos, en manos femeni-
gen de sus propios padres. Desde que llegó nas, va a tener importantes consecuencias
a Pobra, hace veinte años, Lucía ha estado también para la salud, entendida en un sen-
cuidando a su suegra y a su cuñado y, desde tido integral, de dichas cuidadoras.
hace cuatro años, también a su suegro. Dado En primer lugar, presentaremos unos da-
el trabajo de cuidado tan intensivo, Lucía se tos en referencia al bienestar general de las
vio obligada a dejar su trabajo en la explota- personas cuidadoras. Así, en la tabla 5 se
ción agraria familiar, empeorando su calidad puede observar cómo las mujeres son las
de vida y realización personal. Si bien Lucía que, en mayor medida que los varones, tie-
intentó que su marido se «involucrara» más en nen que suprimir o reducir actividades que
el trabajo de cuidado de sus familiares, las venían realizando antes de ser cuidadoras.
negociaciones no tuvieron ningún éxito. El Un 80,2% de las mujeres señala la supresión
caso es especialmente llamativo, dado que el de actividades de ocio o relaciones sociales,
propio padre de Lucía está enfermo e ingre- con las consecuencias que esto tiene en la
sado en una residencia de mayores en San salud y el bienestar general de las personas.
Sebastián, y Lucía apenas lo puede visitar. El trabajo de Fernández y Tobío (2007) coin-
Este caso muestra la importancia que posee cide con este resultado, señalando el impac-
en ciertas zonas rurales el cuidado de las mu- to negativo que implica ser cuidadora para el
jeres hacia sus parientes políticos (suegros o tiempo de ocio y la vida social.
cuñados); un cuidado que bebe de la tradi- También es elevado el número de varo-
ción y que resulta difícil de subvertir para mu- nes que destacan haber perdido estas acti-
jeres como Lucía. vidades. Pero es necesario recordar que el
volumen de mujeres cuidadoras es muy su-
E: Cuando viniste aquí a vivir, un poco de tu sue- perior al de los varones, por lo que este fe-
gra, ya te vienes ocupando desde siempre, cómo nómeno incide de una manera más impor-
decidisteis quién se iba a ocupar… tante en las mujeres. En síntesis, el hecho de
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TABLA 5. Actividades o relaciones que las personas TABLA 6. Personas que cuidan dependientes cuyo
cuidadoras tuvieron que suprimir o reducir cuidado influyó en su salud, según sexo
para poder cuidar a dependientes, según
sexo. Galicia Incidencia Número
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¿Lo más difícil? No sé el qué (risas), es todo tan dependientes en Galicia. Por una parte, se
complicado, no sé, que tienes que estar siempre ha constatado que el cuidado más intensivo
pendiente, no hay mucha… no hay mucha liber- está en manos de las mujeres. Pero no de
tad, ¿no?… es que teniendo gente así, tienes que cualquier tipo de mujeres: las hijas o las cón-
atenderla, no te queda otra (E2, mujer casada de yuges; y entre las hijas, las que más han tar-
44 años, Pobra de Brollón). dado en casarse o no tener descendencia
Positivo, pues la satisfacción de que los has cui- son las que tienen una mayor disposición a
dado, otra cosa… y negativo, ¡todo! (…), es que quedarse como cuidadoras principales de la
no tienes un momento que digas, bueno… cuan- persona dependiente. En fin, tres fueron las
do los acostabas, decías, ver la televisión, ver el variables detectadas que resultaron funda-
cotilleo, porque cosas que fueran mucho de pen- mentales para determinar quién se tiene que
sar, ¡no! (me decían) ya verás tú, cuando se mue- ocupar de cuidar a la persona dependiente
ran los dos, te vas a hundir… no, estaba bastante en el hogar: el sexo, el grado de parentesco
mentalizada, te tienes que mentalizar, es lo que y el estado civil.
hay, y punto pelota, es lo que hay, ¿qué vas a La toma de decisión por la cual estas mu-
hacer?, ¿te vas a amargar?, es lo que hay, nada jeres serán las elegidas para cuidar es muy
más (E11, mujer casada de 60 años, Lugo). compleja. Muchas de las entrevistadas no
han elegido explícitamente ser cuidadoras,
Además de la falta de libertad y el aisla- sino que sus circunstancias personales y su
miento social, en algunos casos nuestras falta de poder de negociación en las familias
informantes relatan ciertos roces en la rela- han influido en este hecho. Hay que tener en
ción con la persona que cuidan, provocando cuenta que las negociaciones familiares se
un fuerte sentimiento de desasosiego. Por dan en un contexto social en el que se sigue
todas estas razones, muchas de nuestras «naturalizando» el papel de ciertas mujeres
informantes se medican para sobrellevar su cuidadoras. El trabajo de campo muestra
situación como cuidadoras. que no ha habido un momento concreto en
el que la familia haya llegado a un acuerdo
Lo que me afecta mucho ahora… lo de los ner- explícito para seleccionar a la persona cui-
vios… el agobio, estrés… hay veces que me hun- dadora. Con frecuencia, las mujeres ejercen
do, me hundo completamente… estar con una como cuidadoras debido a prescripciones
persona así no se lo deseo a nadie, a nadie (E1, de género, posición de clase, obligaciones
mujer casada de 52 años, cuida de su madre, sociales o imperativos morales, factores que
Aranga). se interiorizan en el proceso de socialización,
que les «impiden», en muchas ocasiones,
Estoy algo medicada, para llevarlo. Hay días que
plantearse la posibilidad de elegir. En este
bueno, hay que hacer de tripas de corazón. Pero
sentido, Antía Pérez (2010) señala que mu-
hay otros días que digo esto no se puede aguan-
chas de las cuidadoras familiares que ha en-
tar, que no puedo. Hay días que uno se levanta
trevistado llegan incluso a aludir al destino
con más ánimo que otro, pero hay días que yo no
para explicar por qué ellas, y no otro familiar,
sé (E6, mujer casada de 52 años, Sober).
se hicieron cargo en su momento de la asis-
tencia al mayor.
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Purificación Mayobre e Iria Vázquez 97
fuertes contradicciones, según los testimo- Esta situación confirma que, a pesar de
nios de varias informantes. Si, por una parte, los avances legislativos respecto a la igual-
muchas destacan sentirse a gusto e incluso dad de género y del importante cambio ex-
orgullosas de poder dedicarse a cuidar a un perimentado por las mujeres en las últimas
ser querido, al mismo tiempo admiten una décadas, las asimetrías persisten y que los
enorme dosis de resignación, conscientes del problemas de corresponsabilidad en el ám-
escaso poder de negociación familiar que han bito doméstico y, en concreto, en el trabajo
tenido en la decisión de ser las cuidadoras de cuidado, particularmente de las perso-
principales. El hecho, además, de que mu- nas mayores dependientes, siguen siendo
chas mujeres estén empleadas en trabajos de uno de los grandes retos del siglo XXI. Cier-
escaso estatus hace que ellas mismas «op- to que este reto ha de ser asumido por otras
ten» por dejar el trabajo para cuidar a la per- esferas políticas y sociales, pero las cir-
sona necesitada de atenciones, en vez de cunstancias difíciles e inesperadas que
otro miembro de la familia. desencadena la dependencia obliga a las
Por otra parte, este cuidado intensivo tie- mujeres de la familia a desempeñar un pa-
ne enormes repercusiones en la trayectoria pel muy importante, y también debiera obli-
vital y en la salud de las mujeres. Para mu- gar a los varones.
chas informantes, cuidar ha supuesto tanto
una ruptura laboral como social. Dejar un
trabajo —aunque fuese mal remunerado— BIBLIOGRAFÍA
para cuidar conlleva costes personales y una
Abellán, Antonio; Esparza, Cecilia y Pérez, Julio
pérdida de derechos sociales. Por otra parte,
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RECEPCIÓN: 08/12/2013
REVISIÓN: 08/07/2014
APROBACIÓN: 27/10/2014
Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, Julio - Septiembre 2015, pp. 83-100
100 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género
E1: Ayuntamiento Aran- E2: Ayuntamiento Pobra E3: Ayuntamiento Arbo. E4: Ayuntamiento No-
ga. Mujer casada, 52 de Brollón. Mujer casada, Mujer soltera, 43 años. gueira de Ramuín. Mujer
años. Cuida de su madre. 44 años. Cuida de su Cuida de su hermano. viuda, 68 años. Cuida de
suegro, suegra y cuñado. su padre y cuidó de su
madre.
E5: Ayuntamiento A Co- E6: Ayuntamiento Sober. E7: Ayuntamiento Vigo. E8: Ayuntamiento A Pe-
ruña. Mujer casada, 42 Mujer, casada, 52 años. Mujer, viuda, 60 años. roxa. Mujer separada, 26
años. Cuida de su padre, Cuida de su hija. Cuidaba de su marido, años. Cuida de su bis-
de su madre y de dos ahora cuida de su cuña- abuela.
tías. do.
Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, Julio - Septiembre 2015, pp. 83-100
doi:10.5477/cis/reis.151.83
Citation
Mayobre, Purificación and Vázquez, Iria, (2015). “The Cost of Care: an Analysis of Care from the
Gender Perspective”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 151: 83-100.
(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.151.83)
Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
84 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 87
licia makes up 7.7% of the total Spanish po- The use of quantitative data has allowed
pulation (INE, 2012). us to overview the general panorama of the
Thanks to these characteristics, this is an individuals who devote themselves to the
ideal community to analyze the care of de- care of elderly and dependent individuals in
pendent individuals, which in the very near Galicia. However, this statistical data provi-
future shall be the situation of the majority of des us with a merely descriptive and anony-
Spanish communities, given the trend for mous image of the care offerings. Furthermo-
longevity in the Spanish population. In fact, re, there are many gaps in this data. For
currently 68.3% of all dependent individuals example, the Galician data does not offer us
are over the age of 65 (Abellán et al., 2011). information regarding the family link uniting
the caregiver and the recipient of the care, an
aspect that is only available for Ourense. On
the other hand, the quantitative data does
“INTENSIVE” CARE OF DEPENDENT
not tell us how the families determined who
INDIVIDUALS, IN THE HANDS OF
was to become the caregiver. Therefore, from
WOMEN
the start, our research opted for using a qua-
The results presented below were obtained litative perspective, in order to more tho-
by use of a methodological strategy in which roughly understand the impact of this activity
the exploitation of quantitative data (from the on the lives of the caregivers, analyzing the
Galician Statistics Institute (IGE, for its initials intrafamily dynamics and the caregiving de-
in Spanish) and the System for Personal Au- cision, the employment trajectory of the in-
tonomy and Care of Dependent Adults terviewees or the impact of being a caregiver
(SAAD), was combined with other on the individual’s health.
qualitative techniques. A total of eleven in- In order to provide context, we shall first
depth, semi-structured interviews were con- describe the type of majority benefits gran-
ducted with family caregivers in different ru- ted by the Law of Dependency in Galicia. As
ral and urban towns of the four provinces of shown in Table 1, in Galicia, family care has
Galicia (see Annex 1). The rural towns were the majority share: a total of 45.4% of all be-
selected at random from a list of municipali- nefits are of this type. Quite a distance away,
ties with a particularly intense rhythm of with only 17%, are benefits for home care
aging, with a high percentage of elderly support assistance. Having a very limited
adults between 65 and 80 years of age. Con- share are telecare2, the prevention of depen-
tact was made mainly through social workers dency and the promotion of personal auto-
in the selected towns and all interviews were nomy and personal assistance.
carried out in the caregiver’s home. The qua- Thus, our research has focused on the
litative sampling that was carried out did not most common type of benefits being offered
aim to make a statistical representation of for care within the framework of the Law of
reality, but rather, a typological representa- Dependency in Galicia: family care benefits.
tion corresponding to the study objectives, As for the analysis of family caregivers,
considering diversity in terms of the area of we include data from the statistical sources,
residence of the citizens as well as their ma- with other results collected from our field
rital status. Given that one of our objectives work. When referring to the data from the
consists of analyzing intrafamily dynamics IGE, we analyze some fundamental charac-
and how they affect caregiver decision ma-
king, women of different marital statuses
have been interviewed, in order to analyze 2 It should be noted that tele-care is not incompatible
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TABLE 1. Beneficiaries and benefits recognized in Galicia (data on The 1st of September of 2011
88
BENEFITS
Prevention
Dependency and
Day/Night P.E. Linked P.E. Personal
Promotion of Tele-care Home assistance Residential Care P.E. Family Care Total
Centers Service Assistance
Personal
Autonomy
Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº %
168 0.48% 635 1.82% 5,925 17.07% 2,719 7.83% 5,477 15.78% 3,973 11.44% 15,773 45.44% 38 0.10% 34,708 100%
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The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
Purificación Mayobre and Iria Vázquez 89
teristics of the family caregivers, looking at test difference found between men and wo-
their distribution based on gender and age. men. This data is very relevant, given that the
It is evident that women are the majority number of hours devoted to care has conse-
caregivers in all age groups, data which has quences, as shown below, on the health of
been corroborated by our field work3. It is the women and the type of activities that they
interesting to note that the age range having are forced to renounce due to this caregiving.
the most differences is that of 45 to 64 years As is to be expected, there are major con-
of age, the age range of reconciliation of the sequences in the professional lives of the wo-
professional life for both genders. This result men who perform this “intensive” caregiving.
coincides with data collected in other stu- Table 3 reveals that some 34.9% of the wo-
dies. As Abellán et al. (2011:60) suggested, men had to renounce a paid job or their stu-
women are the primary caregivers in seven dies in order to care for a dependent person.
out of ten cases in which it is possible to de- For women working outside of the home, the
termine the gender of the caregiver. However, decision to take care of a family member re-
it is important to note that in the age range of sults in a serious professional disturbance and
65 years and older, almost 40% of all caregi- a precarious economic situation.
vers are male.
On the other hand, as revealed in Table 2, TABLE 3. Reduction in paid work or studies in
individuals who care for dependent
the most “intensive” care, that is, that of over individuals, based on gender. Galicia
90 hours weekly is carried out mainly by wo-
men. In fact, this is where there is the grea- Men Women
Paid work or studies 20.7 34.9
TABLE 2. Caregivers of dependent adults, based on
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011.
number of hours devoted to the caregiving
and gender4. Galicia.
The case of María5 (E9) is paradigmatic in
Men Women this regard. She worked in a hospital in Bure-
Less than 15 hours weekly 32.43 21.65
la (Lugo) when her father’s illness, followed
by that of her mother, forced her to return to
From 15 to 29 hours weekly 21.2 20.75 the city of Lugo, where they reside. After
From 30 to 69 hours weekly 26.1 28.58 eight years of caring for her parents, María,
now 60 years of age, found herself without
From 70 to 89 hours weekly 11.29 14.61
unemployment benefits and taking care of
90 or more hours weekly 8.97 14.41 her husband (suffering from dementia), in a
Total 100 100 completely precarious economic and profes-
sional situation. Despite the fact that she
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011.
made social security contributions as a care-
giver, in accordance with the Law of Depen-
dency6, the lack of unemployment benefits
3 All of the contacts included in the area of family care
Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
90 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
“M: I was in Burela, working in a hospital, not licia). Table 4 reveals that the majority of the
steady work, when they called me in the kitchen. I family caregivers are the daughters of the
had to leave my job, obviously, dependent elderly adults. Next in order,
E (interviewer): at 50 some years of age, although a considerable distance away, are
spouses. In other cases, it is the daughter in
M: yes,
law who is responsible for the caregiving.
E: you have no siblings?
M: no, and the saddest part mmm, well, after I be- TABLE 4. Profile of the family caregiver, according
gan to pay the home employee contributions, be- to degree of kinship with the recipient,
cause I had some years of benefits earned and I Ourense 7.
wasn’t going to stop earning,… from one day to the
Kinship Count Percentage
next, maybe we get there and there is no longer
retirement or we die before, but we do get there, 1st degree relationship 342 9.5%
Aunt/uncle 11 .3%
“HIJACKED” DECISIONS: DAUGHTER Son/daughter in law 336 9.3%
CAREGIVERS IN THE FAMILY Total 3,610 100%
The statistical data collected above reveals Source: Author’s own creation based on Sigad (Xunta Gali-
that caregivers tend to be mainly female and cia), data updated on the 1st of September of 2011.
many of them are between 45 and 65 years of
age. But, what family position do these wo-
men hold? And, what other characteristics
lead these women (and not other individuals) 7 There are certain difficulties in interpreting this table. The
to being the ones to take over the care res- family categories are not mutually exclusive. For example,
ponsibilities of the dependent elderly adults? it is unclear as to why the category “first degree relation-
ships” is included, since there are other desegregated
As for the bond connecting the caregiver categories that would enter into this category, in our view,
to the recipient of the care, below we present such as mother/father in law, son/daughter in law. It is
taken for granted that the category “first degree relation-
data collected from the province of Ourense ships” includes other in-law relatives apart from those
(data is not available for the group from Ga- included in the other categories mentioned in the table.
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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 91
This role of daughters as primary caregi- “Being the youngest, I was the last to marry, there
vers of the dependent adults is consistent was only my brother left, but since he was a man,
with results from prior studies. The previously no… they didn’t want him- his dependent aunts -.
cited article by Abellán et al. (2011) reveals So being the youngest, not having children and
that the daughter figure are the most repre- living close by …” (E5, married woman, 42 years
sentative caregiver profile, having the highest of age, A Coruña).
figure (463,356 daughters caring for depen-
dent individuals, mainly elderly), two times Being the last to marry and living in the
greater than that of wives and three times same house as the parents, in other words,
greater than that of mother caregivers. being the “daughter of the home” (Pérez,
However, this statistical data does not 2010), has a major influence on becoming
offer us complete information regarding how the family caregiver. Regarding this, other
the decision regarding who shall be the care- studies have found that there is a lower abi-
giver is actually made; this is a particularly lity to negotiate in the case of daughters of
interesting aspect from a gender perspecti- dependent elderly adults (Pezzin et al. 2005,
ve, given that it leads us to reflect upon the collected by Pérez, 2010). This is the situa-
negotiations carried out within the family, tion of Sara, who was unable to negotiate
based on the power of each family member. with other family members regarding the
Here is where the fieldwork analyses have sharing of the caregiving work. Her family
been particularly useful. members preferred that she, being the
The caregiving scheme detected in our “daughter of the home” and receiving the
case study reveals the importance of the role most benefit from the inheritance, be the one
of the daughter caregiver, while also reinfor- to handle the care of the elderly family mem-
cing other traditional positions such as that of bers.
the spouse. Generally speaking, three funda-
mental variables were detected in determining “Yes, yes it was the case with my parents, I always
who would take care of the dependent adult
lived here and so I stayed here with my mom and
in the home: gender, degree of kinship and
dad and it was my responsibility, since my sister
marital status. Thus, being a woman (daughter
in law told me: they give you what they want and
or spouse of the dependent elderly individual),
do what they want, but I am not going to take care
and in the case of the daughter, not having a
of them for you … so, they are your parents and it
spouse at the specific time of need (or being
hurts” (E4, widowed woman of 68 years of age,
the last to marry or have children), increases
Nogueira de Ramuín).
the possibilities of caring for the dependent
person. In the case of the daughter caregi-
vers, although many of our interviewees are It has also been seen that class position
currently married, at the time of beginning the is important when negotiating: women who
care responsibilities, they were single, with live in lower income homes or who have jobs
this being a significant factor, according to that are considered to be “of a lower social
them, to their having become the caregiver. As status” than other household members are
we see, the negotiations determining who those that tend to take over the caregiving
shall care for the family member tends to be work (Masanet & La Parra, 2009). As we
dominated by strong gender stereotypes, know, women are more likely than men to
while also linked to family position and situa- work in the more precarious and informal
tion. The following segment reveals the impor- work areas, which may also have direct con-
tance of being female, the last to marry or not sequences when the time comes to “distri-
having children, in becoming the caregiver. bute” the caregiving workload.
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92 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
“Well, I stayed to take care of my mother, since I elderly refuse to enter residences or day cen-
was with my parents and didn’t work, it was up to ters, leading their daughters, with some re-
me to take care of her… economically, my siblings, signation, to take over their care.
gave me whatever I wanted, but since I was at
home, it was up to me, I stayed at home with my “My parents, the people who previously did not
parents, and it was the biggest mistake that I ever want the residence, they didn’t want it, no, no, no,
made. Now, I don’t know what my life would have no, they didn’t want it, well I took care of them and
been like if I hadn’t stayed, but it would have surely that is that, and there is nothing more to be said
been different. I assumed my role as the daughter about it” (E11, married woman of 60 years of age,
who stays home and it was up to me to take care Lugo).
of them” (E9, widowed woman of 60 years of age,
Sober).
Janet Finch, in Family Obligations and
Social Changes (1989) introduced the con-
In the previous fragment, we can see how cept of “sense of obligation” to assess the
the male siblings are willing to provide eco- greater or lesser incidence of motivating the
nomic support but not caregiving. Below, an family caregiving decision. The patriarchy
interviewee describes the effect of having a has the ability to make “natural” decisions
less “stable” job with a lower social status that are in fact socially construed. In this sen-
than the rest of her siblings. se, the field work reveals that there is no ex-
plicit “family agreement” whereby the family
“Yes, I think that destiny decided that I, since I was comes together willingly to make the deci-
the one who had the most…, my sister is a tea- sion, as Pérez (2010) also recognized in a
cher…, they were jobs that were very…, I always study on caregiving in Galicia. At times, the
worked in the hospitality industry, so to some ex- interviewees commented that “it was up to
tent, since a teacher has studied to do this work, them” to be the caregivers, given their family,
she had two degrees, and my brother who had a work and personal circumstances.
stable job and the other also, I don’t know…, the
hotel industry, even though I had a stable job too In some cases, a sense of obligation of
because it was steady work, the hospitality indus- being a good caregiver means, as is the case
try is not always going to be…, they can end quic- with Sara, that it is impossible to leave the
kly…, so, well let’s say that I sacrificed, if you want home. Sara lives with her sick father and her
to put it that way (E3, single woman of 43 years of single son, who works from Monday to Fri-
age, Arbo). day. Sara, having previously cared for her
mother who suffered from Alzheimer’s, has a
Furthermore, the majority of our inter- strong sense of obligation when it comes to
viewees came from working class families, in caring for her father, only leaving the house
which there is a strong family concept, found to do the shopping and go to funerals. Be-
in the caregiving of both urban and rural low, we can see the importance of one of the
areas8. This more traditional conceptualiza- central roles of femininity: that of “living for
tion is reflected by the fact that some of the others” (Beauvoir, 1998).
“S: leave there, no way. I even had a trip
to Oviedo, and they argued with me, your
8 According to Langa et al. (2009:173), the characteris- son will stay…, yes, but things happen …, I
tics of the working class family networks have a strong leave on Saturday, he gets sick and I have to
family-based conceptualization, in contrast with the fam-
ily network of the middle class, which is more individu- take a taxi from Oviedo and come here and
alistic. it costs 200 euros, I thought about it and it
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could happen …, I have to consider that and tions were unsuccessful. This case is parti-
I can’t sell it cularly noteworthy, given that Lucía’s own
father is ill and resides in a retirement home
E: but your son is there, in San Sebastián, and Lucía barely has time
to visit him. This case reveals the importance
S: but he works on that weekend, yes, yes, just
of caregiving by women for their in-laws (pa-
saying it, that I go, that I attend it…, but it isn’t
rents and siblings of spouses) in certain rural
that, I leave the food prepared, if I go to a funeral,
areas; this care is based on tradition and is
I leave the afternoon snack ready, then the
difficult to overcome for women such as Lu-
cleaning..., he’s alone for a bit, I go to the medici-
cía.
nes and he stays alone, because I have guardrails
on the bed, and I turn on the radio…, they give me
“E: when you came to live here, close to your
300 euros and a bit, very little, I have my retire-
mother in law, did you already come to perform
ment, later, they give some assistance for depen-
this role or how did you decide that it was the role
dents, I have some help for having a dependent,
that you would carry out,
the help for him, but that…, despite what they pay,
there isn’t money that they pay, day and night, the- L: yes, more or less, since here, normally women
re are nights…, Annoying, I tell him! But you are are the ones responsible for this, since it was like
very bad, you are…, bad, no, I am a bit grumpy, a that, well, mmm...
bit, E: they are his parents, how do you handle this?
E: Are you happy doing this? L: of course, of course, well, I don’t like it but …,
S: I am happy, because I got a lot of satisfaction what am I going to do,
from caring for my mother and now, I hope” (E4, E: negotiate with him,
widowed woman of 68 years of age, Nogueira de L: negotiate? (laughs), since each of us…,
Ramuín).
E: perhaps you need to go see your father…, you
also have your…,
However, the truth is that for many wo-
men, this subjectivity linked to “living for L: yes, yes we have had problems about that, yes,
yes… we can’t reach an agreement, he doesn’t
others” comes with strong contradictions,
like to get involved” (E2, married woman of 44
frustrations and discontent (Lagarde, 2000).
years of age, Pobra de Brollón).
Thus, some of the interviewees have attemp-
ted to negotiate with other family members
regarding their “sole” role of caregiver, to no
avail. This is the case with Lucía, a woman CAREGIVING AND ITS IMPACT ON THE
born in San Sebastián, but who, upon ma- HEALTH OF THE CAREGIVERS
rrying, moved to Pobra de Brollón, a small
mountain village of Lugo and the area where The fact that the intensive caregiving “falls”
her own parents grew up. Since arriving in on the women, this may have major health
Pobra, twenty years ago, Lucía has been ca- consequences on the caregivers, with
ring for her mother in law and brother in law, “health” being understood in the broadest
and for the past four years, also for her father sense of the term.
in law. Given the intense nature of the care- First, we present some data regarding the
giving, Lucía was forced to leave her work in general well-being of the caregivers. In the
the family farming, worsening her quality of table presented below, it is possible to ob-
life and personal fulfillment. Although Lucía serve that women, more than the men, have
tried to involve her husband in the caregiving to quit or reduced the amount of activities
work of his family members, these negotia- that they carried out prior to becoming care-
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94 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
givers. 80.2% of the women revealed that next to the house, I go in spurts, especially in the
they stopped participating in leisure activities summer and springtime (E9, widowed woman of
or social relations, with the resulting health 60 years of age, Sober).
and general well-being consequences. The
study conducted by Fernández & Tobío After considering that which was presen-
(2007) shares these results, finding that there ted in the previous table, it comes as no sur-
is a negative impact from being a caregiver prise that the women report health problems
on both leisure time and social life. related to the caregiving. Some 67.05% of
the female caregivers report these types of
TABLE 5. Activities or relationships that caregivers problems.
must stop or reduce in order to care for
dependents, based on gender. Galicia.
TABLE 6. Caregivers whose health is affected by the
caregiving, based on gender.
Men Women
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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 95
that I had before have left, let’s say” (E2, married woman of 52 years of age, caring for her mother,
woman of 44 years of age, Pobra de Brollón). Aranga).
“I medicate myself somewhat, to endure it. There
On the other hand, the sense of resigna- are days that well, you have to bite the bullet. But
tion in the face of the intensity of their work there are other days when you cannot handle it, I
and the lack of freedom, experienced as a can’t. There are days when you wake up with more
“sudden” occurrence are common amongst spirit than others, but some days, I don’t know”
the caregivers. These findings coincide with (E6, married woman of 52 years of age, Sober).
those of Bazo & Domínguez-Alcón (1996),
who stressed a unanimous sense of impo-
tence and resignation by the caregivers.
CONCLUSIONS
“The hardest part? I don’t know what (laughs), it is The use of quantitative and qualitative data
all so complicated, I don’t know, you have to from our research has allowed us to profile
always be available, you have to take care of them, the individuals who devote themselves to the
there isn’t much…, there isn’t much freedom, care of the elderly and dependent in Galicia.
right?..., having people like this, you have to watch On the one hand, it has been shown that the
after them, there is no other choice (E2, married most intensive care is provided by women.
woman of 44 years of age, Pobra de Brollón). But not just any women: daughters and
“Positive, well, the satisfaction that you have taken spouses; and of the daughters, those that
care of them, another thing…, and negative, were the last to marry or to have children are
everything! (…), is that you don’t have a moment more likely to become the primary caregivers
you know, well,…, when they go to sleep, you say, of the dependent adults. Three variables
watching television, watching the gossip shows, were found to be fundamental in determining
because anything where you have to think a lot, who would care for the dependent family
no! (they said) you’ll see, when they both die, member: gender, degree of kinship and ma-
you’re going to drown, …, no, I was pretty prepa- rital status.
red, you have to mentally prepare for this, it is what The decision made by these women to
it is and that’s that, it is what it is, what are you become the caregivers is quite complex.
going to do? Are you going to be bitter? It is what Many of the interviewees did not ever speci-
it is, nothing more (E11, married woman of 60 fically choose to become the caregiver, but
years of age, Lugo). personal circumstances or a lack of an abili-
ty to negotiate with the families, influenced in
In addition to the lack of freedom and so- this situation. Family negotiations are made
cial isolation, in some cases, our interviewees in a social context in which the role of certain
describe certain difficulties in the relationship female caregivers has been “naturalized”.
with the individuals that they care for, leading Our field work has revealed that there was no
to a strong sense of unease. Due to all of specific moment in which the family reached
these reasons, many of the interviewees re- an explicit agreement to select the caregiver.
ported medicating themselves in order to Often, women act as caregivers due to gen-
endure their situation. der requirements, class positions, social obli-
gations or moral imperatives, factors that are
“What affects me a lot now… the nerves…the bur- internalized in the socialization process,
den, the stress… sometimes it buries me, comple- which may often prevent them from actively
tely buries me… being with a person like this, I making this decision. In this sense, Antía Pé-
wouldn’t wish it on anyone, anyone” (E1, married rez (2010) suggested that many family care-
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96 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
givers that were interviewed even referred to out in other autonomous communities, in
a “destiny” when explaining why they, and that certain women in the family continue to
not other family members, were responsible be the primary caregivers, although clearly
for the caregiving of the elderly. there are also male caregivers, mainly in the
In our case, the sense of obligation is age range of 65 years or older.
found to be often translated into an almost This situation confirms the conclusion
absolute dedication to attending to the ma- that, despite legislative advances regarding
terial and emotional needs of the dependent gender equality and the major changes ex-
individuals. This all-embracing responsibility perienced by women over the past decades,
leads to strong contradictions in the caregi- inequality persists and the problems of co-
vers, according to the testimonies presented responsibility in the domestic areas, specifi-
by various interviewees. While, on the one cally in the area of caregiving of the elderly
hand, many claim to feel good and even and dependent, continues to be one of the
proud of devoting their lives to the care of a greatest challenges of the 21st century. While
loved one, at the same time, they admit to a this challenge has been taken on in other po-
huge sense of resignation, being aware of the litical and social areas, the difficult and unex-
limited ability to negotiate with the family re- pected circumstances resulting from depen-
garding the decision to become the main dence continue to force women to play a
caregiver. Many of the women are employed major role, while men should also be implica-
in jobs that are considered to be of a low ted.
status, forcing them to “opt” to leave this job
in order to care for the person in need of at-
tention, instead of another family member. BIBLIOGRAPHY
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E1: Aranga City Hall. E2: Pobra de Brollón City E3: Arbo City Hall. Single E4: Nogueira de Ramuin
Married female, 52 years Hall. Married female, 44 woman, 43 years of age. City Hall. Widowed wom-
of age. Care of her moth- years of age. Care of her Care of her brother. an, 68 years of age, Care
er. father in law, mother in of her father and mother.
law and brother in law.
E5: A Coruña City Hall. E6: Sober City Hall. Mar- E7: Vigo City Hall. Wom- E8: A Peroxa City Hall.
Married female, 42 years ried female, 52 years of an, widow, 60 years of Separated female, 26
of age. Care of her father, age. Care of her daugh- age. Care of her hus- years of age. Care of her
mother and two aunts. ter. band, now care of her great grandmother.
brother in law.
Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100