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Reis.

Revista Española de
Investigaciones Sociológicas
ISSN: 0210-5233
consejo.editorial@cis.es
Centro de Investigaciones Sociológicas
España

Mayobre, Purificación; Vázquez, Iria


Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género
Reis. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, núm. 151, julio-septiembre,
2015, pp. 83-99
Centro de Investigaciones Sociológicas
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99743655005

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doi:10.5477/cis/reis.151.83

Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde


la perspectiva de género
The Cost of Care: an Analysis of Care from the
Gender Perspective

Purificación Mayobre e Iria Vázquez

Palabras clave Resumen


Condiciones de vida En este artículo se presentan las principales conclusiones de un proyecto
• Cuidados familiares de investigación acerca de los cuidados familiares a personas mayores y
• Diferencias de género dependientes en Galicia. Esta comunidad cuenta con un elevado índice
• Envejecimiento de la de envejecimiento y un fuerte contraste sociodemográfico entre las
población zonas rurales y urbanas. Dichas características nos proporcionan un
• Mujer interesante laboratorio de análisis para examinar cómo se conjugan los
• Relaciones cuidados en el ámbito familiar. En concreto, este trabajo examina el tipo
intergeneracionales de negociaciones intrafamiliares que llevan a unas mujeres,
• Salud habitualmente hijas y solteras (y no a otros miembros de la familia), a
desarrollar el trabajo de cuidado. En segundo término, se presenta el tipo
de condiciones de trabajo que rodean el cuidado familiar, y su impacto en
las condiciones de vida y en la salud de estas cuidadoras.

Key words Abstract


Living Conditions This paper presents the main conclusions of a research project on family
• Family Care care provided to elderly and dependent people in Galicia. Galicia has a
• Gender Differences high aging rate and a significant socio-demographic contrast between
• Ageing Population rural and urban areas, making it an interesting environment to examine
• Woman how family care tasks are combined. This study examines the kind of
• Intergenerational intrafamily negotiations that lead women, usually unmarried daughters (but
Relationships not other family members) to carry out caregiving work. Furthermore, it
• Health presents the type of working conditions related to family care, as well as
their impact on the living conditions and health of the caregivers.

Cómo citar
Mayobre, Purificación y Vázquez, Iria, (2015). «Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la
perspectiva de género». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 151: 83-100.
(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.151.83)

La versión en inglés de este artículo puede consultarse en http://reis.cis.es y http://reis.metapress.com

Purificación Mayobre: Universidad de Vigo | pmayobre@uvigo.es


Iria Vázquez: Universidad de A Coruña | ivazquez@udc.es

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, Julio - Septiembre 2015, pp. 83-100
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INTRODUCCIÓN las posibilidades de acceder a unos puestos


elevados en la jerarquía siguen siendo muy
En los últimos años, un importante número limitadas para muchas mujeres (García de
de leyes, normativas y recomendaciones a León, 1994). Se mantiene la discriminación
nivel internacional, europeo, estatal y auto- salarial (Del Río et al., 2007; Martínez Herre-
nómico prescriben o recomiendan la igual- ro, 2010; CES, 2011), una mayor precariedad
dad de género en la práctica totalidad de las y temporalidad en el empleo, una menor par-
esferas de la vida: la política, la educación, el ticipación de las mujeres en la actividad em-
mundo laboral, la administración pública o el presarial y un desigual uso del tiempo. Las
ámbito familiar. Dichas leyes están avaladas mujeres emplean mucho más tiempo que los
por un riguroso corpus de conocimiento, los varones en trabajos no remunerados, sobre
estudios de género, que han contribuido no- todo en las tareas domésticas y de cuidados.
tablemente a que la apuesta por la igualdad Aunque la familia patriarcal ha evolucionado
ocupe un lugar relevante entre las preocupa- y ha sido sustituida por otros tipos de familia,
ciones sociales. Pero aunque los avances los varones han mantenido sus roles, y las
legislativos, la sensibilización social o los mujeres, a pesar de haberse incorporado al
recursos destinados a tal fin en los últimos mundo laboral, no han abandonado su res-
años sean importantes, la realidad es que la ponsabilidad de cuidado, asumiendo una
desigualdad persiste. Una revisión de la pre- doble carga de trabajo (Balbo, 1994; Carras-
sencia de varones y mujeres en las esferas co y Recio, 2001; Verge y Tormos, 2012). La
mencionadas muestra que las asimetrías se conciliación sigue siendo cuestión de muje-
mantienen. res; cuando una mujer no puede conciliar, o
En la esfera política, la participación de cuenta con otra mujer de la familia, general-
las mujeres españolas en los ámbitos de po- mente las abuelas, o contrata a otra mujer.
der se ha incrementado, sobre todo a partir Los avances normativos no han conse-
de la aprobación de la Ley Orgánica para la guido erradicar la discriminación ni han lo-
igualdad efectiva entre mujeres y hombres. grado evitar la pervivencia de un modelo
Actualmente, la presencia equilibrada es es- androcéntrico, donde la transmisión de los
casa en algunos órganos constitucionales y roles de género es uno de los elementos que
paritaria en algunas asambleas autonómicas más contribuyen a perpetuar las desigualda-
(INE-MSSSI, 2013). des por medio de la socialización formal y no
En el ámbito educativo, en el año 2013 formal. Así, tanto en la cultura popular como
(IM, 2013; MECD, 2013) un 42,92% de mu- en la académica se considera que forma par-
jeres habían alcanzado el nivel de doctorado, te del «orden natural de las cosas» que el
un 8% eran rectoras y un 20,3% eran cate- varón sea el principal «proveedor» y las mu-
dráticas de universidad. jeres el principal agente proveedor de cuida-
En el mundo laboral se asiste a una pro- dos (Durán, 2002). Esta apreciación ocurre a
gresiva presencia de las mujeres en los mer- pesar de la incorporación de las mujeres al
cados de trabajo (INE-IM, 2008), pero existe mundo laboral e incluso a ciertas posiciones
una mayor incidencia del desempleo en las de poder, y a pesar de la publicación de la
mujeres independientemente de su nivel de Ley de Promoción de la Autonomía Personal
instrucción. La segregación horizontal (Sali- y Atención a las personas en situación de
do, 2002) es mayor que en el conjunto euro- dependencia (2006), en adelante Ley de de-
peo (Dolado et al., 2003), y ha continuado pendencia.
aumentando durante la última fase expansi- Para entender nuestro presente, para
va (Cebrián y Moreno, 2008; Dueñas et al., comprender por qué hemos llegado a la si-
2012); la segregación vertical muestra que tuación en la que nos encontramos en la ac-

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tualidad, es necesario poner en la agenda ne vigente hasta hoy, y que «confirió a la


política el cuidado como uno de los grandes supuesta naturaleza femenina, a través de
retos de este siglo. De hecho es objeto de determinadas técnicas y tecnologías de go-
preocupación social a partir de la década de bierno, ligadas al ejercicio de poderes con-
los años noventa, época en la que se denun- cretos y a la constitución de regímenes de
cia por parte de las mujeres que el cuidado y verdad, cualidades específicas» (Varela,
el sexismo van de la mano, que la construc- 1997: 10).
ción y asunción del rol de cuidadora (en su El concepto de amor maternal aparece
caso también el de cuidador) va íntimamente como una idea nueva (Badinter, 1984) con la
vinculado a la cuestión de clase (y también aparición de la mujer burguesa. La novedad
de etnia) (Agrela et al., 2010). Se pasa a con- consiste en la exaltación del amor maternal
siderar que «el cuidado es una prueba de como valor simultáneamente natural y social,
fuego de la democracia» (Izquierdo, 2003), favorable a la especie y a la sociedad. La ma-
por lo que resulta necesario conocer los dis- dre no tiene exclusivamente una función bio-
cursos y argumentaciones existentes acerca lógica, sino el deber de formar futuras ma-
de la conceptualización del cuidado. dres, en el caso de las niñas, y forjar buenos
ciudadanos en el caso de los varones. Esa
función de cuidado se extenderá a la ascen-
APROXIMACIÓN AL CONCEPTO dencia, a las personas enfermas, con diversi-
DE CUIDADO dad funcional y a los iguales masculinos.

El concepto de cuidado ha cambiado nota- Esa noción de cuidado no se discute has-


ta la década de los años setenta del siglo XX.
blemente a lo largo del tiempo y las culturas.
En esas fechas, feministas marxistas (Delphy,
Para empezar, se puede afirmar que el cui-
1970; Dalla Costa, 1972; Hartmann, 1980; Fi-
dado comprende todas aquellas actividades
restone, 1976; Falcón, 1981) inician un deba-
que se realizan para el bienestar físico, psí-
te sobre el trabajo doméstico en el que de-
quico y emocional de las personas. Esa ac-
nuncian la asimilación del concepto de
tividad, antes de la aparición de las socieda-
trabajo al desempeño de una actividad laboral
des industriales, podía ser desempeñada por
o empleo, al tiempo que promovían el recono-
diversas personas de la familia extensa; pero
cimiento de un valor económico y social para
con el capitalismo se produce una separa-
el trabajo doméstico o reproductivo y para
ción tajante de espacios, usos y reconoci-
quienes lo desempeñaban. A partir de ahí se
miento social de los mismos: el ámbito pú-
abren varias líneas de investigación, algunas
blico, ocupado por los varones, se destina a
de gran actualidad, de deconstrucción de la
la producción de bienes y servicios a cambio
noción de trabajo como empleo y relación sa-
de un salario y reconocimiento social, y el
larial. Laura Balbo (1994) planteó la necesidad
ámbito privado, habitado por las mujeres, se de repensar el concepto, de analizar los tra-
consagra al cuidado y atención a los otros bajos de las mujeres para poder comprender
miembros de la familia, al tiempo que queda su relevancia para el funcionamiento de nues-
sin reconocimiento social a causa de la ex- tra sociedad. Así aparecen nuevas nociones:
tensión de la ideología que naturaliza el amor trabajo doméstico, trabajo reproductivo, do-
familiar y la capacidad de las mujeres de cui- ble presencia, carga global del trabajo, uso
dar de otras personas (Martín Palomo, 2008). del tiempo, trabajo de cuidado, care, entre
Esa «naturalización» se inicia con el sur- otros. Los análisis realizados, aunque diver-
gimiento de la mujer burguesa y con la im- sos entre sí, coinciden en denunciar la exclu-
plantación de lo que Julia Varela denomina sión, la invisibilización, la discriminación de
dispositivo de feminización, que se mantie- los trabajos desempeñados por las mujeres y

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en reconocer el valor de las diversas activida- cuidador/a? Este artículo pretende ser una
des, experiencias o tradiciones femeninas, contribución a la reflexión en torno a estas
iniciándose un nuevo paradigma de investiga- preguntas.
ción centrado en la recuperación de la impor- Entre la literatura consultada, cabe des-
tancia del trabajo de cuidado directo a las tacar el trabajo de Bazo y Domínguez-Alcón
personas (Carrasco, 2009). (1996) en el que se analiza la provisión de
Las teóricas del care introducen una no- cuidados en el País Vasco, Madrid y Catalu-
vedad importante en el concepto de cuidado ña. Los resultados obtenidos en su artículo
al incluir no solo la atención a las necesida- «confirman ampliamente la hipótesis de que
des materiales, sino también las afectivas, la familia es la principal proveedora de cui-
subjetivas, emocionales y morales. Poste- dados y que en el grupo familiar las mujeres
riormente se amplía el enfoque a las políticas asumen mayormente esa responsabilidad,
públicas y al Estado de bienestar, llegando a aunque la presencia de varones realizando
plantearse la necesidad de reivindicar un re- tareas de cuidados va siendo progresiva-
conocimiento social del care. Así, el artículo mente más frecuente» (Bazo y Domínguez-
pionero de Jane Lewis (1992), «Gender and Alcón, 1996: 44). Con respecto al vínculo que
the Development of Welfare Regimes», sos- une al cuidador(a) y la persona cuidada, este
tiene que, para entender el régimen de bien- artículo destaca que el compromiso es más
estar es imprescindible incorporar el trabajo fuerte por parte de las hijas, y esa es una
no pagado, analizando las interacciones en- característica común en Madrid, País Vasco
tre las distintas políticas públicas, el trabajo y Cataluña; un resultado con el que coinci-
asalariado y el trabajo de cuidados no paga- den los trabajos de Abellán et al. (2011) y de
do. De este modo, el modelo del social care Fernández y Tobío (2007). En el contexto ga-
implica dos niveles de análisis: el de las po- llego, hay que mencionar el interesante artí-
líticas y el de las prácticas cotidianas, po- culo de Pérez (2011), donde analiza cómo se
niendo de manifiesto que el trabajo de cuida- articula y arregla la asistencia informal fami-
dos se reparte entre el Estado, las familias, liar a los mayores dependientes en las fami-
los mercados y la sociedad civil, y dentro de lias gallegas, examinando en profundidad el
la familia entre géneros y generaciones (Mar- papel y las negociaciones familiares de las
tín Palomo, 2008; Martínez, 2010, 2011). hijas cuidadoras.
Distintos trabajos, en este sentido, han
caracterizado a España como un Estado de
bienestar «familista», dado que, como en GALICIA COMO LABORATORIO
otros países mediterráneos, la familia se DE ANÁLISIS
constituye en un elemento diferenciador y Con este artículo pretendemos dar a conocer
característico (Moreno, 2002). Lo cierto es algunos de los resultados de una investiga-
que son «determinados» miembros de la fa- ción realizada en el ámbito de los cuidados
milia —las mujeres— las principales provee- de personas mayores y dependientes en Ga-
doras de cuidados. licia1. En este trabajo se analizan las carac-
Así, algunas de las preguntas que surgen terísticas y los problemas que presentan las
a propósito de este asunto son: ¿cómo se
gestiona y se negocia el cuidado familiar?
¿Sobre qué tipo de mujeres recae dicho cui- 1 Proyecto Cátedra Novacaixagalicia de Estudios Femi-
dado? ¿Cuál es el perfil y el vínculo de pa- nistas, 2011: «El envejecimiento en Galicia: análisis des-
de la perspectiva de género de la organización formal e
rentesco entre personas cuidadoras y cuida- informal de los trabajos de cuidados a las personas
das? ¿Qué costes y beneficios implica ser mayores».

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personas que atienden y cuidan en los pro- en aumento del envejecimiento poblacional
pios hogares a estos familiares. en España. De hecho, ya en la actualidad, el
Los cuidados prestados desde el ámbito 68,3% de las personas dependientes son
público se realizan a través de dos vías prin- mayores de 65 años (Abellán et al., 2011).
cipales: mediante la acción profesional de
cuidadoras domiciliarias —auxiliares de
ayuda a domicilio—, pagadas por organis- EL CUIDADO «INTENSIVO»
mos públicos, y mediante el apoyo de cui- DE DEPENDIENTES, EN MANOS
dadoras familiares (también denominadas DE MUJERES
no profesionales) de personas en situación Los resultados que presentamos a continua-
de dependencia, remuneradas a partir de la ción se han obtenido a través de una estra-
Ley de dependencia. En este artículo nos tegia metodológica en la que se ha combina-
centraremos en las cuidadoras familiares do la explotación de datos cuantitativos
que, como veremos, son las mayoritarias en (procedentes del Instituto Galego de Estatís-
la comunidad gallega. tica —IGE— y del Sistema para la autonomía
Dos son los ámbitos tratados: 1) análisis y atención a la dependencia —SAAD—), con
del perfil de las cuidadoras familiares, aten- otro tipo de técnicas cualitativas. Se han lle-
diendo en este caso al tipo de negociaciones vado a cabo un total de once entrevistas en
intrafamiliares que llevan a unas mujeres (y profundidad semi-estructuradas a cuidado-
no a otros miembros de la familia) a desarro- ras familiares en diferentes municipios rura-
llar el trabajo de cuidado, y 2) análisis de las les y urbanos de las cuatro provincias galle-
condiciones de trabajo e impacto en las con- gas (ver el anexo). Los municipios rurales
diciones de vida y en la salud de estas cui- fueron seleccionados al azar entre una lista
dadoras. de ellos que presentan un ritmo de envejeci-
La investigación se ha desarrollado en miento especialmente intenso, con un eleva-
zonas urbanas y rurales de Galicia. Una co- do porcentaje de mayores de entre 65 y 80
munidad que cuenta con una elevada pro- años. La contactación fue realizada mayori-
porción de mayores de 65 años, alrededor tariamente a través de las trabajadoras so-
del 21%, mientras que la media española se ciales de los municipios seleccionados y to-
sitúa en torno al 16% (IMSERSO, 2008). De das las entrevistas han sido realizadas en el
hecho, si comparamos con otras comunida- domicilio de las cuidadoras. El muestreo
des autónomas, Galicia se encuentra en ter- cualitativo que se llevó a cabo no pretende la
cer lugar en cuanto al porcentaje de perso- representación estadística de la realidad,
nas mayores, solo después de Castilla y sino la representación tipológica correspon-
León y Asturias. La población gallega agluti- diente a los objetivos del estudio, atendiendo
na alrededor del 5,8% de la población espa- a una diversidad en cuanto a la zona de resi-
ñola; sin embargo, si atendemos solamente dencia de las cuidadoras y también a su es-
a la población mayor de 65 años, Galicia tado civil. Dado que uno de nuestros objeti-
aporta el 7,7% de población al total español vos consiste en analizar las dinámicas
(INE, 2012). intrafamiliares y cómo afectan estas a la
En fin, estas características hacen de toma de decisión de ser cuidadoras, se ha
esta comunidad un contexto idóneo para entrevistado a mujeres de diferente estado
analizar la atención a personas dependien- civil, con vistas a analizar el impacto diferen-
tes, tal y como en un futuro (muy) próximo cial de esta variable.
será la situación en la amplia mayoría de las La explotación de los datos cuantitativos
comunidades españolas, dada la tendencia nos ha permitido trazar un panorama gene-

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ral de quién se dedica a cuidar a las perso- Con respecto al análisis de las personas
nas mayores y dependientes en Galicia. No cuidadoras familiares, intercalaremos datos
obstante, estos datos estadísticos nos de- procedentes de las fuentes estadísticas, con
vuelven una imagen meramente descriptiva otros resultados recogidos en nuestro traba-
y anónima de la prestación de cuidados. jo de campo. Acudiendo a los datos del IGE,
Además, estos datos presentan algunas la- podemos analizar algunas características
gunas. Por ejemplo, los datos a nivel galle- fundamentales de las personas cuidadoras
go no nos proporcionan información acerca familiares, teniendo en cuenta su distribución
del vínculo familiar que une a la cuidadora y según sexo y edad.
a la persona cuidada, un aspecto solo dis-
Está claro que las mujeres son las cuida-
ponible para Ourense. Por otra parte, los
doras mayoritarias en todos los tramos de
datos cuantitativos no nos informan de
edad, un dato que se ha corroborado en la
cómo se lleva a cabo la toma de decisión de
realización de nuestro trabajo de campo3. Es
quién permanecerá como cuidador/a dentro
interesante destacar que en el tramo de edad
de las familias. Es por ello que, desde un
donde más diferencias hay es en el de 45 a
principio, nuestra investigación optó por in-
64 años, tramo de consolidación de la vida
troducir una perspectiva cualitativa, para
profesional para ambos sexos. Este resulta-
comprender de un modo más profundo el
impacto que posee en las vidas de las per- do coincide con los datos recogidos en otros
sonas cuidadoras dedicarse a esta activi- trabajos; como señalan Abellán et al. (2011:
dad, analizando las dinámicas intrafamilia- 60), las mujeres son las cuidadoras principa-
res y la toma de decisión de cuidar, la les en siete de cada diez casos en que puede
trayectoria laboral de las entrevistadas o el establecerse el sexo de la persona cuidado-
impacto de ser cuidadora en la salud. ra. No obstante, es importante señalar que
en el tramo de edad de 65 años o más, los
A modo de contexto, empezaremos
varones cuidadores casi llegan al 40%.
mostrando el tipo de prestaciones mayori-
tarias que la Ley de dependencia concede Por otra parte, como se puede ver en la
en Galicia. Como se puede ver en la tabla 1, tabla 2, el cuidado más «intensivo», es de-
en Galicia es mayoritaria la prestación de cir, de más de 90 horas semanales, es lleva-
cuidados familiares: un total del 45,4% de do a cabo sobre todo por mujeres. De he-
las prestaciones son de este tipo. Bastante cho, es donde se percibe mayor diferencia
lejos, con apenas un 17%, se encuentra la entre hombres y mujeres. Este dato es muy
prestación de ayuda en el hogar. Muy mi- relevante, dado que el número de horas de-
noritarias son la teleasistencia2, la preven- dicado al cuidado tendrá consecuencias,
ción de la dependencia y promoción de la como se verá después, en la salud de las
autonomía personal y la asistencia perso- mujeres y en el tipo de actividades a las que
nal. estas tienen que renunciar por tener que
De este modo, nuestra investigación se cuidar.
ha centrado en el tipo mayoritario de presta-
ción de cuidados que se está dando en el
3 Todos los contactos recabados en el ámbito de los
marco de la Ley de dependencia en la comu-
cuidados familiares han sido mujeres. En otra fase de la
nidad gallega: la prestación de cuidados fa- investigación se entrevistó a auxiliares de ayuda a do-
miliares. micilio, donde sí se tuvo constancia de un varón traba-
jando en una empresa subcontratada por el Ayuntamien-
to de Ourense. Por tanto, en nuestra contactación es
clara la aplastante mayoría de mujeres, tanto como
2 Hay que puntualizar que la teleasistencia no es incom- cuidadores/as familiares como auxiliares de ayuda a
patible con otro tipo de asistencias. domicilio.

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TABLA 1. Personas beneficiarias y prestaciones reconocidas en la Comunidad Autónoma de Galicia (datos a 1 de septiembre de 2011)

PRESTACIONES

Prevención
Dependencia y
Ayuda en el Centros de día/ Atención P.E. vinculada P.E. cuidados P.E. asist.
promoción Teleasistencia Total
hogar noche residencial servicio familiares personal
Autonomía
personal

Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº %
Purificación Mayobre e Iria Vázquez

168 0,48% 635 1,82% 5.925 17,07% 2.719 7,83% 5.477 15,78% 3.973 11,44% 15.773 45,44% 38 0,10% 34.708 100%

Fuente: Elaboración propia a partir del SAAD-IMSERSO, 2011.

GRÁFICO 1. Volumen de cuidadoras/es en Galicia según sexo y edad

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TABLA 2. Personas que cuidan dependientes según pital en Burela (Lugo) cuando la enfermedad,
el número de horas que les dedican al primero de su padre y después de su madre,
cuidado y sexo4. Galicia
la obliga a volver a la ciudad de Lugo, donde
estos residen. Después de ocho años cuidan-
Hombres Mujeres
do a su padre y a su madre, ahora mismo, con
Menos de 15 horas semanales 32,43 21,65 60 años, se encuentra sin prestación por des-
De 15 a 29 horas semanales 21,2 20,75 empleo y cuidando a su marido (enfermo de
demencia), en una situación económica y pro-
De 30 a 69 horas semanales 26,1 28,58
fesional totalmente precaria. A pesar de cotizar
De 70 a 89 horas semanales 11,29 14,61 como cuidadora por la Ley de dependencia6,
90 o más horas semanales 8,97 14,41 el hecho de no tener acceso a la prestación
por desempleo ha tenido unas consecuencias
Total 100 100
devastadoras para su situación económica.
Fuente: Elaboración propia a partir del IGE, 2011.

M: Yo estaba en Burela, trabajando en el hospital,


El desarrollo por parte de las mujeres de no trabajaba seguido, cuando me llamaban, en
este cuidado «intensivo» provoca, como no cocina, tuve que dejarlo, claro está…
podía ser de otro modo, importantes conse-
E (entrevistadora): Con cincuenta y pico años…
cuencias en sus vidas laborales. En la tabla
3 se puede comprobar que un 34,9% de las M: Sí.
mujeres tuvieron que renunciar a un trabajo E: ¿No tienes hermanos?
remunerado o a los estudios por cuidar a una M: No, y lo más mmm triste, como digo yo, des-
persona dependiente. Para aquellas mujeres pués yo claro empecé a pagar lo de empleada de
que trabajaban fuera del hogar, la decisión hogar, porque yo tenía años cotizados, y no iba a
de cuidar a un familiar tuvo como conse- dejar de cotizar… el día de mañana, a lo mejor
cuencia una grave ruptura profesional y una llegamos y ya no existe jubilación o nos morimos
precarización de su situación económica. antes, pero si llegas…
E: Te diste tú de alta…
M: Claro, y después al aprobarles la Ley de depen-
TABLA 3. Reducción del trabajo remunerado o
estudios en las personas que cuidan dencia, me aseguraron por la Ley de dependencia
dependientes, según sexo. Galicia (como cuidadora), primero de mi padre, de los
dos, porque estaba cuidando a los dos, primero
Hombres Mujeres estaba asegurada en la cartilla de mi padre, cuan-
Trabajo remunerado o estudios 20,7 34,9 do murió mi padre, en la de mi madre… ¿qué
pasa? Murieron ellos, pues es como una persona
Fuente: Elaboración propia a partir del IGE, 2011.
que está trabajando en una empresa, ¡y se queda
sin trabajo! Yo, por los años que tenía, que fue en
El caso de María5 (E9) es paradigmático en
diciembre cuando murió mi madre, con 59 años…
este sentido. Esta mujer trabajaba en un hos-
yo tenía derecho si estuviera en una empresa, yo
ya no digo un paro, pero a la prestación de mayo-
res de 52 años, ¡pues no tengo derecho a nada!
4 Es importante destacar que en las tablas en las que
aparecen hombres y mujeres se recoge la totalidad de
hombres y mujeres cuidadores/as, pero no se hace re-
ferencia a la diferencia de volumen existente entre hom- 6 Desde el 1 de enero de 2013 la cotización a la Segu-
bres y mujeres como cuidadores/as. ridad Social queda, para todos los casos, a cargo del
5 Todos los nombres que aparecen en el artículo son cuidador/a no profesional y no del Estado (véase R.D.L.
ficticios. 20/2012).

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E: ¿Estás sin nada? TABLA 4. Perfil de la persona cuidadora familiar,


según el grado de parentesco con la
M: Estoy trabajando, pero nada, unas horas,
persona beneficiaria, Ourense7.
mientras se queda él (su marido) durmiendo (E9,
mujer casada de 60 años, Lugo).
Parentesco Recuento Porcentaje

Afinidad de 1º grado 342 9,5

Afinidad de 2º grado 0 0,0


DECISIONES «SECUESTRADAS»: Abuelo/abuela 5 0,1
HIJAS CUIDADORAS EN EL ENTORNO
FAMILIAR Bisnieto/a 1 0,0

Los datos estadísticos recogidos anterior- Cónyuge 536 14,8

mente nos muestran que las cuidadoras ma- Cuñado/a 61 1,7


yoritarias son mujeres y que muchas de ellas
Hijo/a 1.742 48,3
se concentran en el tramo de edad de 45 a
65 años. Pero ¿qué posición familiar ocupan Hermano/hermana 210 5,8
estas mujeres? Y, ¿qué otras características Madre 42 1,2
influyen a la hora de que sean ellas y no otras
personas las que asuman el cuidado de las Nieto/a 69 1,9

personas mayores dependientes? No determinado 64 1,8


Con respecto al vínculo que une a la per- Padre 0 0,0
sona cuidadora y a la cuidada, presentamos
Persona de su entorno 6 0,2
a continuación los datos recogidos para la
provincia de Ourense (no están disponibles Sobrino/a 181 5,0
para el conjunto de Galicia). La tabla 4 mues-
Suegro/a 4 0,1
tra que la mayoría de las cuidadoras familia-
res son las hijas de la persona mayor depen- Tío/a 11 0,3
diente. En segundo lugar, aunque a bastante Yerno/Nuera 336 9,3
distancia, se detectó la posición familiar de
Total 3.610 100
cónyuge. En otros casos, es la nuera la que
se hace responsable del cuidado. Fuente: Elaboración propia a partir de Sigad (Xunta Galicia),
datos actualizados a 1 de septiembre de 2011.
En este sentido, el rol fundamental juga-
do por las hijas como cuidadoras de perso-
nas dependientes coincide con los resulta- perspectiva de género, dado que nos remite
dos obtenidos en otros trabajos previos. El a las negociaciones que se establecen den-
ya citado artículo de Abellán et al. (2011) tro de la familia, en función del poder que
constata que el perfil de hija es el más repre-
sentativo en el cuidado, con la cifra más alta
(463.356 hijas cuidando a dependientes, so-
7 Existen dificultades a la hora de interpretar esta tabla.
bre todo mayores), dos veces superior a la
Las categorías familiares con las que nos hemos encon-
de esposas y tres veces más alta que la de trado no son todas mutuamente excluyentes. Por ejem-
madres cuidadoras. plo, no se entiende muy bien por qué se recoge la ca-
tegoría de afinidad de primer grado en general, ya que
No obstante, estos datos estadísticos no aparecen otras categorías desagregadas que entrarían,
nos proporcionan una información completa según nuestro parecer, en dicha clasificación, como
acerca de cómo se teje la toma la decisión suegro/a, yerno o nuera. Damos por hecho que la cate-
goría «afinidad de primer grado» incluye a otros parien-
de quién será la persona cuidadora; un as- tes políticos diferentes a los recogidos en el resto de
pecto especialmente interesante desde una categorías mencionadas en la tabla.

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92 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género

cada miembro familiar ostenta. Es aquí don- ción de la capacidad de negociación en caso
de el análisis de campo ha sido de especial de corresidencia de los y las hijas con los
utilidad. mayores dependientes (Pezzin et al., 2005,
El esquema de cuidados detectado en recogido por Pérez, 2010). Este es el caso de
nuestro estudio de caso avala la importancia Sara, la cual no ha podido negociar con otros
del rol de hija cuidadora, así como refuerza familiares el reparto de las tareas de cuidado.
también otras posiciones tradicionales como Sus familiares prefieren que ella, como «hija
la de cónyuge. En general, han sido tres las de la casa», se beneficie en mayor medida
variables detectadas que resultan funda- de la herencia, antes de que ellos tengan que
mentales a la hora de determinar quién se asumir el cuidado de los mayores.
tiene que ocupar de cuidar a la persona de-
pendiente en el hogar: el sexo, el grado de Sí, sí, era la casa de mis padres, siempre viví aquí,
parentesco y el estado civil. Así, ser mujer, y entonces aquí me quedé yo con mamá y papá,
hija o cónyuge de la persona mayor depen- me tocó a mí, porque mi cuñada ya me dijo: a ti
diente, y además en el caso de ser la hija no que te dejen lo que quieran y que hagan lo que
tener pareja en ese momento (o ser la última quieran, pero yo no te los cuido… entonces, son
en casarse o no tener descendencia), aúna padres y te duelen (E4, mujer viuda de 68 años,
unas mayores posibilidades de cuidar a la Nogueira de Ramuín).
persona dependiente. En el caso de las hijas
cuidadoras, si bien muchas de nuestras en- Además, se ha constatado también que
trevistadas están en la actualidad casadas, la posición de clase subyace en las negocia-
lo cierto es que en el momento en que em- ciones: las mujeres que pertenecen a hoga-
pezaron a cuidar a sus mayores se encontra- res con menos ingresos o que tienen un em-
ban solteras, siendo este un factor significa- pleo de «menor estatus social» que otros
tivo, según ellas mismas, para quedarse miembros del hogar son las que suelen asu-
como cuidadoras. Como veremos, las nego- mir las tareas de cuidadora (Masanet y La
ciaciones de quién debe cuidar en la familia Parra, 2009). Como sabemos, las mujeres
siguen estando dominadas por fuertes este- acceden a nichos laborales más precariza-
reotipos de género, vinculados también a la dos e informales que los varones, lo que ten-
posición y situación familiar. En el siguiente drá también unas consecuencias directas a
fragmento se puede observar la importancia la hora de «repartir» la carga de ser la perso-
que posee ser mujer, casarse en último lugar na cuidadora.
y no tener hijos para ser la cuidadora familiar.
Y, bueno, me quedé al cuidado de mi madre, ya
Al ser la pequeña fui la última en casarme, enton- que estaba siempre con mis padres y como no
ces solo quedaba mi hermano pero era hombre, trabajaba, pues me tocaba a mí, cuidarla… a ver,
no… no querían ellas —sus tías dependientes—. mis hermanos económicamente lo que yo quisie-
Entonces el ser la última, no tener hijos y vivir un ra, pero yo como estaba en casa, pues me tocó a
poco cerca… (E5, mujer casada de 42 años, A mí, quedé en casa con mis padres, y fue el error
Coruña). más grande que hice en mi vida. Vamos a ver, yo
que sé que hubiese sido mi vida si no me hubiese
El hecho de ser la última en casarse y la quedado, pero seguro otra. Asumí mi rol de hija
convivencia en la misma casa de tus padres, que se quedó en casa y me tocó cuidarlos (E9,
es decir, ser la «hija de la casa» (Pérez, 2010), mujer viuda de 60 años, Sober).
tiene una influencia importante a la hora de
quedarse como cuidadora familiar. Otros tra- En el fragmento anterior podemos obser-
bajos sostienen, en este sentido, la reduc- var cómo los hermanos varones están dis-

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Purificación Mayobre e Iria Vázquez 93

puestos a aportar ayuda económica, pero no cada caso su mayor o menor incidencia a la
trabajo de cuidado. A continuación, la si- hora de motivar los apoyos prestados en la
guiente entrevistada relata el efecto que po- familia. El patriarcado posee la capacidad de
see tener un trabajo menos «estable» y con hacer pasar por «naturales» determinadas
menor estatus social que el resto de sus her- decisiones que son en realidad construidas
manos. socialmente. En este sentido, el trabajo de
campo nos muestra que no existe un «acuer-
Sí, yo creo que el destino ya decía que yo, además do familiar» explícito en el que la familia se
yo era quien más tenía…, mi hermana es profeso- reúne voluntariamente para poder abordar
ra…, eran trabajos muy…, yo siempre he trabaja- esta decisión, tal y como también recoge Pé-
do en la hostelería, entonces en cierto modo, pues rez (2010) en su estudio sobre los cuidados
una profesora que ha estudiado para eso, tiene en Galicia. A menudo, las propias entrevista-
dos carreras, y mi hermano que tiene un trabajo das comentan que más bien les ha «tocado
estable y el otro igual, no sé…, la hostelería, aun- a ellas» ser cuidadoras, dadas sus circuns-
que yo tenía un trabajo fijo porque estaba fija, la tancias familiares, laborales y personales.
hostelería no siempre va a ser…, termina minando El sentido de obligación de ser una buena
mucho…, entonces, bueno, digamos que yo me cuidadora llega, en algún caso, como el de
sacrifiqué, por decirlo así (E3, mujer soltera de 43 Sara, a imposibilitar cualquier ausencia del
años, Arbo). hogar. Sara vive con su padre enfermo y su
hijo soltero, que posee un empleo de lunes a
Además, la mayoría de nuestras infor- viernes. Sara, tras cuidar en el pasado a su
mantes proceden de familias de clase social madre enferma de Alzheimer, muestra un
obrera, en las que existe una concepción fuerte sentido de obligación a la hora de cui-
«fuerte» de la familia, que se ha detectado dar a su padre, ausentándose de la casa so-
tanto en las cuidadoras en entornos urbanos lamente para hacer la compra e ir a entierros.
como rurales8. Dicha concepción más tradi- A continuación podemos observar la impor-
cional se refleja en el hecho de que algunos tancia que posee en su vida uno de los roles
mayores se nieguen rotundamente a entrar centrales que se adscriben a la feminidad: el
en residencias o centros de día, por lo que
«ser para otro» (Beauvoir, 1998).
las hijas, con bastante resignación, asumen
su cuidado.
S: Marcharme por ahí, nada. Aún tuvieron una ex-
cursión a Oviedo, y mucho me pelearon, queda tu
Mis padres, la gente de antes no querían residen-
hijo… sí, pero hay que pasar las cosas… me mar-
cia, ellos no querían, no, no, no, no, ellos no que-
cho el sábado, se pone malo, y tengo que coger
rían, entonces los cuido yo y punto pelota y ya
un taxi desde Oviedo y venir aquí, y me vale 200
está, y nada más (E11, mujer casada de 60 años,
euros, yo lo pensé así, y puede ser que se pase…
Lugo).
hay que atender esto, esto no se puede vender.

Janet Finch, en Family Obligations and E: Pero está tu hijo.


Social Changes (1989), introducía el concep- S: Pero trabaja, sí, el fin de semana está, sí, sí, nada
to «sentido de obligación» para evaluar en más decirlo, que vaya, que lo atiendo yo… pero no
es eso, le dejo la comida hecha, si voy a un entierro,
dejo ya preparada la merienda, después la limpie-
8 Como recogen Langa et al. (2009: 173), las caracterís- za… un rato está solo, voy a las medicinas y se
ticas de las redes familiares de los individuos de clase queda solo, porque le tengo barandillas en la cama,
obrera obedecen a una concepción fuerte de la familia,
lo que contrasta con las retículas familiares de la clase y le pongo la radio… a mí me dan 300 euros y pico,
media que presentan una actitud más individualista. muy poco, yo tengo mi jubilación, luego le dan una

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94 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género

ayuda por dependiente, yo tengo una ayuda por L: Sí, más o menos, como aquí normalmente
dependiente, que tiene la ayuda él, pero eso… por siempre las mujeres son las que se han encarga-
mucho que paguen, no hay dinero que paguen, de do, como que ya era así, vamos, mmm…
día y de noche, hay noches… ¡pesado, le digo!, E: Son sus padres, ¿tú también cómo llevas eso?
pero tú muy malo eres… malo no, soy algo malhu-
L: Claro, claro, hombre, no me gusta, pero… qué
morado, algo soy…
le voy a hacer…
E: ¿Estás contenta haciendo esto?
E: Negociar con él…
S: Estoy contenta, porque me quedó mucha satis-
L: ¿Negociar? (risas), como cada uno ya…
facción de cuidar a mi madre, y ahora espero…
(E4, mujer viuda de 68 años, Nogueira de Ramuín). E: A lo mejor tú quieres ir a ver a tu padre… tam-
bién tienes tú…
No obstante, lo cierto es que para muchas L: Sí, sí, hemos tenido problemas por eso, sí, sí,…
mujeres esta subjetividad vinculada al «ser no llegamos a acuerdos, no le apetece involucrar-
para otros» se desarrolla en medio de fuertes se (E2, mujer casada de 44 años, Pobra de Bro-
contradicciones, frustraciones y malestar (La- llón).
garde, 2000). Así, alguna entrevistada ha in-
tentado negociar con otros miembros de la
familia su rol de «única» cuidadora, sin ningún CUIDAR Y SU IMPACTO EN LA SALUD
resultado. Es el caso de Lucía, una mujer na- DE LAS CUIDADORAS
cida en San Sebastián, pero que tras casarse
se mudó a vivir a Pobra de Brollón, pequeño El hecho de que el cuidado intensivo «recai-
pueblo en la montaña de Lugo y zona de ori- ga», como ya sabemos, en manos femeni-
gen de sus propios padres. Desde que llegó nas, va a tener importantes consecuencias
a Pobra, hace veinte años, Lucía ha estado también para la salud, entendida en un sen-
cuidando a su suegra y a su cuñado y, desde tido integral, de dichas cuidadoras.
hace cuatro años, también a su suegro. Dado En primer lugar, presentaremos unos da-
el trabajo de cuidado tan intensivo, Lucía se tos en referencia al bienestar general de las
vio obligada a dejar su trabajo en la explota- personas cuidadoras. Así, en la tabla 5 se
ción agraria familiar, empeorando su calidad puede observar cómo las mujeres son las
de vida y realización personal. Si bien Lucía que, en mayor medida que los varones, tie-
intentó que su marido se «involucrara» más en nen que suprimir o reducir actividades que
el trabajo de cuidado de sus familiares, las venían realizando antes de ser cuidadoras.
negociaciones no tuvieron ningún éxito. El Un 80,2% de las mujeres señala la supresión
caso es especialmente llamativo, dado que el de actividades de ocio o relaciones sociales,
propio padre de Lucía está enfermo e ingre- con las consecuencias que esto tiene en la
sado en una residencia de mayores en San salud y el bienestar general de las personas.
Sebastián, y Lucía apenas lo puede visitar. El trabajo de Fernández y Tobío (2007) coin-
Este caso muestra la importancia que posee cide con este resultado, señalando el impac-
en ciertas zonas rurales el cuidado de las mu- to negativo que implica ser cuidadora para el
jeres hacia sus parientes políticos (suegros o tiempo de ocio y la vida social.
cuñados); un cuidado que bebe de la tradi- También es elevado el número de varo-
ción y que resulta difícil de subvertir para mu- nes que destacan haber perdido estas acti-
jeres como Lucía. vidades. Pero es necesario recordar que el
volumen de mujeres cuidadoras es muy su-
E: Cuando viniste aquí a vivir, un poco de tu sue- perior al de los varones, por lo que este fe-
gra, ya te vienes ocupando desde siempre, cómo nómeno incide de una manera más impor-
decidisteis quién se iba a ocupar… tante en las mujeres. En síntesis, el hecho de

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Purificación Mayobre e Iria Vázquez 95

TABLA 5. Actividades o relaciones que las personas TABLA 6. Personas que cuidan dependientes cuyo
cuidadoras tuvieron que suprimir o reducir cuidado influyó en su salud, según sexo
para poder cuidar a dependientes, según
sexo. Galicia Incidencia Número

Hombres Mujeres Hombre 53,97 19.903

Actividades de ocio o relacio- Mujer 67,05 55.017


71,8 80,2
nes sociales
Total 62,99 74.920
Vida familiar 51,9 66,0
Fuente: Elaboración propia a partir del IGE, 2011.
Trabajo doméstico 32,7 61,9
Fuente: Elaboración propia a partir del IGE, 2011.

ansiedad y depresión. Un impacto en la sa-


cuidar conlleva un aislamiento social muy lud que es mayor cuando el trabajo de cui-
intenso en las personas cuidadoras. dado se va prolongando en el tiempo. Por
una parte, esto se debe al aislamiento social
A través de las entrevistas comprobamos
al que se ven sometidas muchas de las cui-
cómo el hecho de ser la cuidadora principal
dadoras, que realizan el cuidado en sus pro-
(y muchas veces exclusiva) de la persona
pias casas, suprimiendo, además, como ya
dependiente provoca la supresión de casi
se comentó, casi todas las actividades de
cualquier actividad de ocio, por falta de tiem-
ocio externas. Este aislamiento es todavía
po libre, a lo que se suma el sentimiento de
más intenso en los municipios rurales: la
culpabilidad por dejar a la persona depen-
fuerte dispersión que caracteriza a estas al-
diente en manos de otra persona; tal y como
deas y la falta de una red de transportes pú-
vimos anteriormente en el caso de Sara (E4).
blicos efectivos hacen necesario el uso del
Por ejemplo, María destaca que no tiene coche para casi cualquier actividad, dificul-
ningún día de descanso ni vacaciones; su tando aún más la realización de actividades
única «desconexión» es el trabajo que realiza de ocio. Además, el importante éxodo rural
en su huerta en primavera y verano. que ha vivido y vive Galicia ha significado la
pérdida de población de muchos núcleos ru-
No hay ningún día de descanso…. ¡vacaciones, rales, y es frecuente la pérdida de amistades
no! Pues mira la actividad que me vale para a ve- por este hecho, tal y como explica Lucía.
ces descargar la presión y ¡no sé!, la huerta, que
la hago a diario y me sirve para desconectar. Le No tengo muchas amigas, como no salgo mucho,
dedico a la huertiña todo lo que puedo, porque tampoco tengo muchas amistades (…) tenía ami-
como la tengo al lado de casa, pues voy a ratitos, gas, de antes, pero la gente se ha ido, las que
sobre todo en verano y primavera (E9, mujer viuda tenía pues ya no están, vamos a decir (E2, mujer
de 60 años, Sober). casada de 44 años, Pobra de Brollón).

Después de lo recogido en la tabla 5, no Por otra parte, el sentimiento de resigna-


nos extraña el hecho de que las mujeres re- ción ante la intensidad de su trabajo y la fal-
laten problemas de salud derivados de cui- ta de libertad, que se vive además como una
dar a una persona dependiente. El 67,05% situación «sobrevenida», es común entre las
de las mujeres cuidadoras destaca dichos cuidadoras. Este resultado coincide con lo
problemas. recogido por Bazo y Domínguez-Alcón
Los problemas de salud más relevantes (1996), que destacaban lo unánime del sen-
que relatan las entrevistadas son de carácter timiento de impotencia y resignación entre
psicológico, como los trastornos de estrés, las cuidadoras.

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96 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género

¿Lo más difícil? No sé el qué (risas), es todo tan dependientes en Galicia. Por una parte, se
complicado, no sé, que tienes que estar siempre ha constatado que el cuidado más intensivo
pendiente, no hay mucha… no hay mucha liber- está en manos de las mujeres. Pero no de
tad, ¿no?… es que teniendo gente así, tienes que cualquier tipo de mujeres: las hijas o las cón-
atenderla, no te queda otra (E2, mujer casada de yuges; y entre las hijas, las que más han tar-
44 años, Pobra de Brollón). dado en casarse o no tener descendencia
Positivo, pues la satisfacción de que los has cui- son las que tienen una mayor disposición a
dado, otra cosa… y negativo, ¡todo! (…), es que quedarse como cuidadoras principales de la
no tienes un momento que digas, bueno… cuan- persona dependiente. En fin, tres fueron las
do los acostabas, decías, ver la televisión, ver el variables detectadas que resultaron funda-
cotilleo, porque cosas que fueran mucho de pen- mentales para determinar quién se tiene que
sar, ¡no! (me decían) ya verás tú, cuando se mue- ocupar de cuidar a la persona dependiente
ran los dos, te vas a hundir… no, estaba bastante en el hogar: el sexo, el grado de parentesco
mentalizada, te tienes que mentalizar, es lo que y el estado civil.
hay, y punto pelota, es lo que hay, ¿qué vas a La toma de decisión por la cual estas mu-
hacer?, ¿te vas a amargar?, es lo que hay, nada jeres serán las elegidas para cuidar es muy
más (E11, mujer casada de 60 años, Lugo). compleja. Muchas de las entrevistadas no
han elegido explícitamente ser cuidadoras,
Además de la falta de libertad y el aisla- sino que sus circunstancias personales y su
miento social, en algunos casos nuestras falta de poder de negociación en las familias
informantes relatan ciertos roces en la rela- han influido en este hecho. Hay que tener en
ción con la persona que cuidan, provocando cuenta que las negociaciones familiares se
un fuerte sentimiento de desasosiego. Por dan en un contexto social en el que se sigue
todas estas razones, muchas de nuestras «naturalizando» el papel de ciertas mujeres
informantes se medican para sobrellevar su cuidadoras. El trabajo de campo muestra
situación como cuidadoras. que no ha habido un momento concreto en
el que la familia haya llegado a un acuerdo
Lo que me afecta mucho ahora… lo de los ner- explícito para seleccionar a la persona cui-
vios… el agobio, estrés… hay veces que me hun- dadora. Con frecuencia, las mujeres ejercen
do, me hundo completamente… estar con una como cuidadoras debido a prescripciones
persona así no se lo deseo a nadie, a nadie (E1, de género, posición de clase, obligaciones
mujer casada de 52 años, cuida de su madre, sociales o imperativos morales, factores que
Aranga). se interiorizan en el proceso de socialización,
que les «impiden», en muchas ocasiones,
Estoy algo medicada, para llevarlo. Hay días que
plantearse la posibilidad de elegir. En este
bueno, hay que hacer de tripas de corazón. Pero
sentido, Antía Pérez (2010) señala que mu-
hay otros días que digo esto no se puede aguan-
chas de las cuidadoras familiares que ha en-
tar, que no puedo. Hay días que uno se levanta
trevistado llegan incluso a aludir al destino
con más ánimo que otro, pero hay días que yo no
para explicar por qué ellas, y no otro familiar,
sé (E6, mujer casada de 52 años, Sober).
se hicieron cargo en su momento de la asis-
tencia al mayor.

CONCLUSIONES En nuestro caso, el sentimiento de obliga-


ción se traduce, en ocasiones, en una dedica-
La explotación de los datos cuantitativos y ción prácticamente absoluta a la atención de
cualitativos de nuestra investigación nos ha las necesidades materiales y emocionales de
permitido trazar un perfil de la persona que las personas dependientes. Esa responsabili-
se dedica a cuidar a las personas mayores y dad tan omnímoda provoca en las cuidadoras

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Purificación Mayobre e Iria Vázquez 97

fuertes contradicciones, según los testimo- Esta situación confirma que, a pesar de
nios de varias informantes. Si, por una parte, los avances legislativos respecto a la igual-
muchas destacan sentirse a gusto e incluso dad de género y del importante cambio ex-
orgullosas de poder dedicarse a cuidar a un perimentado por las mujeres en las últimas
ser querido, al mismo tiempo admiten una décadas, las asimetrías persisten y que los
enorme dosis de resignación, conscientes del problemas de corresponsabilidad en el ám-
escaso poder de negociación familiar que han bito doméstico y, en concreto, en el trabajo
tenido en la decisión de ser las cuidadoras de cuidado, particularmente de las perso-
principales. El hecho, además, de que mu- nas mayores dependientes, siguen siendo
chas mujeres estén empleadas en trabajos de uno de los grandes retos del siglo XXI. Cier-
escaso estatus hace que ellas mismas «op- to que este reto ha de ser asumido por otras
ten» por dejar el trabajo para cuidar a la per- esferas políticas y sociales, pero las cir-
sona necesitada de atenciones, en vez de cunstancias difíciles e inesperadas que
otro miembro de la familia. desencadena la dependencia obliga a las
Por otra parte, este cuidado intensivo tie- mujeres de la familia a desempeñar un pa-
ne enormes repercusiones en la trayectoria pel muy importante, y también debiera obli-
vital y en la salud de las mujeres. Para mu- gar a los varones.
chas informantes, cuidar ha supuesto tanto
una ruptura laboral como social. Dejar un
trabajo —aunque fuese mal remunerado— BIBLIOGRAFÍA
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RECEPCIÓN: 08/12/2013
REVISIÓN: 08/07/2014
APROBACIÓN: 27/10/2014

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, Julio - Septiembre 2015, pp. 83-100
100 Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género

ANEXO: PERFIL DE LAS PERSONAS ENTREVISTADAS

TABLA 7. Resumen de las entrevistas realizadas a cuidadoras familiares por provincias

A CORUÑA LUGO PONTEVEDRA OURENSE

E1: Ayuntamiento Aran- E2: Ayuntamiento Pobra E3: Ayuntamiento Arbo. E4: Ayuntamiento No-
ga. Mujer casada, 52 de Brollón. Mujer casada, Mujer soltera, 43 años. gueira de Ramuín. Mujer
años. Cuida de su madre. 44 años. Cuida de su Cuida de su hermano. viuda, 68 años. Cuida de
suegro, suegra y cuñado. su padre y cuidó de su
madre.

E5: Ayuntamiento A Co- E6: Ayuntamiento Sober. E7: Ayuntamiento Vigo. E8: Ayuntamiento A Pe-
ruña. Mujer casada, 42 Mujer, casada, 52 años. Mujer, viuda, 60 años. roxa. Mujer separada, 26
años. Cuida de su padre, Cuida de su hija. Cuidaba de su marido, años. Cuida de su bis-
de su madre y de dos ahora cuida de su cuña- abuela.
tías. do.

E9: Ayuntamiento Sober. E10: Ayuntamiento Car-


Mujer viuda, 60 años. balleda de Avia. Mujer
Cuida a su cuñado y a su separada, 53 años. Cui-
madre da de su hermana mayor.

E11: Ayuntamiento Lugo.


Mujer casada, 60 años.
Cuidó a sus padres y
ahora a su marido.
Fuente: Elaboración propia.

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, Julio - Septiembre 2015, pp. 83-100
doi:10.5477/cis/reis.151.83

The Cost of Care: an Analysis of Care from the


Gender Perspective
Cuidar cuesta: Un análisis del cuidado desde la perspectiva de género

Purificación Mayobre and Iria Vázquez

Key words Abstract


Living Conditions This paper presents the main conclusions of a research project on family
• Family Care care provided to elderly and dependent people in Galicia. Galicia has a
• Gender Differences high aging rate and a significant socio-demographic contrast between
• Ageing Population rural and urban areas, making it an interesting environment to examine
• Woman how family care tasks are combined. This study examines the kind of
• Intergenerational intrafamily negotiations that lead women, usually unmarried daughters (but
Relationships not other family members) to carry out caregiving work. Furthermore, it
• Health presents the type of working conditions related to family care, as well as
their impact on the living conditions and health of the caregivers.

Palabras clave Resumen


Condiciones de vida En este artículo se presentan las principales conclusiones de un proyecto
• Cuidados familiares de investigación acerca de los cuidados familiares a personas mayores y
• Diferencias de género dependientes en Galicia. Esta comunidad cuenta con un elevado índice
• Envejecimiento de la de envejecimiento y un fuerte contraste sociodemográfico entre las
población zonas rurales y urbanas. Dichas características nos proporcionan un
• Mujer interesante laboratorio de análisis para examinar cómo se conjugan los
• Relaciones cuidados en el ámbito familiar. En concreto, este trabajo examina el tipo
intergeneracionales de negociaciones intrafamiliares que llevan a unas mujeres,
• Salud habitualmente hijas y solteras (y no a otros miembros de la familia), a
desarrollar el trabajo de cuidado. En segundo término, se presenta el tipo
de condiciones de trabajo que rodean el cuidado familiar, y su impacto en
las condiciones de vida y en la salud de estas cuidadoras.

Citation
Mayobre, Purificación and Vázquez, Iria, (2015). “The Cost of Care: an Analysis of Care from the
Gender Perspective”. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 151: 83-100.
(http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.151.83)

Purificación Mayobre: Universidad de Vigo | pmayobre@uvigo.es


Iria Vázquez: Universidad de A Coruña | ivazquez@udc.es

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84 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

INTRODUCTION activity and an unequal use of time. Women


spend much more time than men doing
Over recent years, a large number of interna- unpaid work, especially domestic and care
tional, European, state and regional laws, jobs. Although the patriarchal family model
regulations and recommendations have re- has evolved and been substituted by diffe-
quired or recommended gender equality in rent family types, men have held onto their
virtually all areas of life: politics, education, roles, and women, despite having entered
the labor world, public administration and the the labor force, continue to perform caregi-
family. These laws have been supported by a ving responsibilities, taking on a double work
rigorous body of knowledge, gender studies, load (Balbo, 1994, Carrasco & Recio, 2001,
which have contributed greatly towards the Verge & Tormos, 2012). Reconciliation conti-
fostering of social equality. Yet despite the nues to be a female issue; when it is not pos-
fact that these recent legislative advances, sible to reconcile or rely on another woman
social awareness and resources have been in the family, usually a grandmother, or hire
considerable, the reality of the fact is that in- out the services of another woman.
equality persists. A review of the presence of
Advances in legislation have not mana-
men and women in the previously mentioned
ged to eliminate discrimination nor have they
areas reveals that differences still exist.
managed to halt the male-oriented world,
In the political sphere, the participation of where the transmission of gender roles is one
Spanish women in areas of power has been of the elements that contributes the most to
on the rise, especially since the Organic Law perpetuation of inequalities by means of for-
for the Effective Equality between Women mal and non-formal socialization. Thus, in
and Men. Currently, there is an equal presen- both popular and academic culture, this is
ce in some constitutional organs and in some considered to be part of the “natural order of
regional assemblies (INE- MSSSI, 2013). things” with men being the primary “provi-
As for the realm of education, in 2013 (IM, ders”, and women being the main caregivers
2013, MECD, 2013), 42.92% of all PhD hol- (Durán, 2002). This occurs, despite the incor-
ders, 42.92% were female, as were 8% of all poration of women in the labor world and
deans and 20.3% of the university professors. even in certain power positions, and despite
In the labor world, there is an increasing publication of the Spanish Law of Promotion
presence of women in the work market (INE- of Personal Autonomy and Care of Depen-
IM, 2008), but there is also a greater inciden- dent People (2006), hereinafter referred to as
ce of unemployment amongst women, regar- the Dependency Law.
dless of their level of instruction. Horizontal In order to understand this situation and
segregation (Salido, 2002) is greater than in how we have arrived here, caregiving needs
the European set (Dolado et al., 2003), and it to be included in the political agenda, one of
has continued to increase during the last ex- the great challenges of this century. In fact,
pansive phase (Cebrián & Moreno, 2008, this area has been the subject of social con-
Dueñas et al. 2012); Vertical segregation re- cern since the 1990s, when women began
veals that the possibilities of accessing hig- denouncing that care and sexism go hand in
her level positions in the hierarchy continues hand, and that the creation and assumption
to be very limited for many women (García de of the care role is closely related to class (and
León, 1994). Wage discrimination persists ethnicity) (Agrela et al., 2010). Care is consi-
(Del Río et al., 2007, Martínez Herrero, 2010, dered to be “a litmus test of democracy” (Iz-
CES, 2011), as does a greater employment quierdo, 2003), therefore we need to know
precariousness and temporariness, lower the different arguments and beliefs regarding
participation by women in entrepreneurial the conceptualization of care.

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
Purificación Mayobre and Iria Vázquez 85

UNDERSTANDING THE CONCEPT OF This notion of caregiving was not argued


CARE until the 1970s. At this time, Marxist feminists
(Delphy, 1970, Dalla Costa, 1972, Hartmann,
The concept of care has changed greatly 1980, Firestone, 1976, Falcón, 1981) initiated
over time and across cultures. First, it is a debate on domestic work in which they de-
agreed that care consists of all of those ac- nounced the work concept as being a labor
tivities that are undertaken for the physical, or employment activity, while promoting the
mental and emotional well-being of indivi- economic and social value of domestic and
duals. Before the age of the industrial socie- reproductive work and those who performed
ties, caregiving was most likely performed it. From this point on, new lines of research
by different individuals within the extended were initiated, some of which were highly to-
family; but with the coming of capitalism, pical, deconstructing the notion of work as
there was a decisive separation of spaces, employment and the wage ratio. Laura Balbo
uses and social acknowledgement of the (1994) suggested the need to rethink the
same: the public sphere, occupied by men, concept, analyzing the work of women in or-
devoted to the production of goods and ser- der to understand its relevance for the
vices in exchange for a salary and social functioning of our society. Thus, new notions
recognition, and the private sphere, inhabi- began to appear: domestic work, reproduc-
ted by women, devoted to the care and at- tive work, dual presence, global work load,
tention of other family members, with no use of time, care work, care, etc. The analy-
social acknowledgement due to the sprea- ses carried out, although different, coincide
ding ideology that naturalizes family love in denouncing the exclusion, invisibility and
and the ability of women to care for others discrimination of work performed by women,
(Martín Palomo, 2008). recognizing the value of the diverse feminine
This “naturalization” originated with the activities, experiences or traditions, and ini-
bourgeoisie women and the implementation tiating a new research paradigm that focuses
of what Julia Varela referred to as the femi- on the importance of direct caregiving (Ca-
nization device, which still exists today, and rrasco, 2009).
which “grants a supposed feminine nature The care theories introduce an important
to certain qualities, based on specific go- novelty in the concept of caregiving that in-
verning techniques and technologies, linked cludes not only attention to the material ne-
to the exercising of specific powers and the cessities, but also the affective, subjective,
establishment of regimes of truth” (Varela, emotional and moral ones. Subsequently, the
1997: 10). focus of the public policies and the state of
The concept of maternal love appears as well-being was broadened, suggesting the
a new idea (Badinter, 1984) with the appea- need for demanding the social recognition of
rance of the bourgeoisie female. The novelty care. The pioneering article by Jane Lewis
consists of the glorification of maternal love (1992), “Gender and the Development of
as a simultaneously natural and social value, Welfare Regimes” sustains that, in order to
favoring the species and society. Mothers do understand the welfare system, unpaid work
not have an exclusively biological function, must be included, analyzing the interactions
but should also carry out the duty of training between the different public policies, paid
future mothers, in the case of daughters, and work and unpaid care work. In this way, the
developing good citizens, in the case of social care model implies two levels of analy-
sons. This caregiving extends to their family sis: that of the policies and of everyday prac-
and sick individuals, with functional diversity tices, revealing that care work is shared bet-
and their male counterparts. ween the state, families, markets and civil

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86 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

society, and within the family, between gen- GALICIA AS AN ANALYTICAL


ders and generations (Martín Palomo, 2008, LABORATORY
Martínez, 2010, 2011).
This article presents some of the results of a
In this sense, different jobs have charac-
study carried out in the area of care of the
terized Spain as a “family-based” welfare elderly and dependent in Galicia1. The study
state, given that, as with other Mediterranean analyzes the characteristics and problems of
countries, the family makes up a differentia- individuals who provide care in the homes of
ting and characteristic element (Moreno, these family members.
2002). And certain family members -women-, Care services offered from the public sec-
are the primary care providers. tor are carried out via two main routes: pro-
Therefore, some of the questions arising fessional action of home-help supplemental
in regards to this issue are: How is family caregivers, paid by public organisms; and
care managed and negotiated? What types the support of family caregivers (also referred
of women perform this care work? What is to as non-professionals) of the dependent
the profile and kinship relationship between individuals, who are compensated in accor-
the caregivers and the recipients of the care? dance with the Dependency Law. In this arti-
What are the costs and benefits derived from cle, we focus on family caregivers who are
the majority caregivers in the Galician com-
being a caregiver? This article aims to offer
munity.
reflection in regards to these questions.
Two areas are addressed: 1) analysis of
Of the literature that was consulted, of
the family caregiver profile, considering the
special importance is the work of Bazo & Do- type of intrafamily negotiations that lead wo-
mínguez-Alcón (1996) analyzing care provi- men (and not other family members) to carry
sion in the communities of the Basque Coun- out the care work and, 2) analysis of the work
try, Madrid and Catalonia. The results obtained conditions and impact on the life conditions
in their article “broadly confirm that the family and health of these caregivers.
is the main care provider and that in the family The research was carried out in urban
group, women tend to assume these respon- and rural areas of Galicia. This is a commu-
sibilities, although the presence of men per- nity with a high proportion of individuals over
forming caregiving jobs is becoming more and the age of 65, around 21%, while the Spanish
more frequent” (Bazo & Domínguez-Alcón, average is approximately 16% (IMSERSO,
1996:44). As for the relationship uniting care- 2008). In fact, if we compare Galicia with
givers and the recipient of the care, this article other autonomous communities, it is third
highlights the fact that the commitment is overall in terms of percentage of elderly indi-
greater for daughters, with this being a com- viduals, only following Castilla y León and
mon characteristic in Madrid, the Basque Asturias. The Galician population makes up
Country and Catalonia; these results were approximately 5.8% of the Spanish popula-
also found in the works of Abellán et al. (2011) tion; however, if we are to look only at the
population of elderly over the age of 65, Ga-
and Fernández & Tobío (2007). In Galicia, an
article by Pérez (2011) was of particular im-
portance, as it analyzed how informal family
1 The Novacaixagalicia project of Feminist Studies,
care of dependent elderly family members 2011: “El envejecimiento en Galicia: análisis desde la
was provided and arranged in Galician fami- perspectiva de género de la organización formal e infor-
mal de los trabajos de cuidados a las personas mayores”
lies, thoroughly examining the family negotia- (Aging in Galicia: a gender-based analysis of formal and
tions carried out by daughter caregivers. informal organization of elderly caregiving work).

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
Purificación Mayobre and Iria Vázquez 87

licia makes up 7.7% of the total Spanish po- The use of quantitative data has allowed
pulation (INE, 2012). us to overview the general panorama of the
Thanks to these characteristics, this is an individuals who devote themselves to the
ideal community to analyze the care of de- care of elderly and dependent individuals in
pendent individuals, which in the very near Galicia. However, this statistical data provi-
future shall be the situation of the majority of des us with a merely descriptive and anony-
Spanish communities, given the trend for mous image of the care offerings. Furthermo-
longevity in the Spanish population. In fact, re, there are many gaps in this data. For
currently 68.3% of all dependent individuals example, the Galician data does not offer us
are over the age of 65 (Abellán et al., 2011). information regarding the family link uniting
the caregiver and the recipient of the care, an
aspect that is only available for Ourense. On
the other hand, the quantitative data does
“INTENSIVE” CARE OF DEPENDENT
not tell us how the families determined who
INDIVIDUALS, IN THE HANDS OF
was to become the caregiver. Therefore, from
WOMEN
the start, our research opted for using a qua-
The results presented below were obtained litative perspective, in order to more tho-
by use of a methodological strategy in which roughly understand the impact of this activity
the exploitation of quantitative data (from the on the lives of the caregivers, analyzing the
Galician Statistics Institute (IGE, for its initials intrafamily dynamics and the caregiving de-
in Spanish) and the System for Personal Au- cision, the employment trajectory of the in-
tonomy and Care of Dependent Adults terviewees or the impact of being a caregiver
(SAAD), was combined with other on the individual’s health.
qualitative techniques. A total of eleven in- In order to provide context, we shall first
depth, semi-structured interviews were con- describe the type of majority benefits gran-
ducted with family caregivers in different ru- ted by the Law of Dependency in Galicia. As
ral and urban towns of the four provinces of shown in Table 1, in Galicia, family care has
Galicia (see Annex 1). The rural towns were the majority share: a total of 45.4% of all be-
selected at random from a list of municipali- nefits are of this type. Quite a distance away,
ties with a particularly intense rhythm of with only 17%, are benefits for home care
aging, with a high percentage of elderly support assistance. Having a very limited
adults between 65 and 80 years of age. Con- share are telecare2, the prevention of depen-
tact was made mainly through social workers dency and the promotion of personal auto-
in the selected towns and all interviews were nomy and personal assistance.
carried out in the caregiver’s home. The qua- Thus, our research has focused on the
litative sampling that was carried out did not most common type of benefits being offered
aim to make a statistical representation of for care within the framework of the Law of
reality, but rather, a typological representa- Dependency in Galicia: family care benefits.
tion corresponding to the study objectives, As for the analysis of family caregivers,
considering diversity in terms of the area of we include data from the statistical sources,
residence of the citizens as well as their ma- with other results collected from our field
rital status. Given that one of our objectives work. When referring to the data from the
consists of analyzing intrafamily dynamics IGE, we analyze some fundamental charac-
and how they affect caregiver decision ma-
king, women of different marital statuses
have been interviewed, in order to analyze 2 It should be noted that tele-care is not incompatible

the differential impact of this variable. with other types of care.

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
TABLE 1. Beneficiaries and benefits recognized in Galicia (data on The 1st of September of 2011
88

BENEFITS

Prevention
Dependency and
Day/Night P.E. Linked P.E. Personal
Promotion of Tele-care Home assistance Residential Care P.E. Family Care Total
Centers Service Assistance
Personal
Autonomy

Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº %

168 0.48% 635 1.82% 5,925 17.07% 2,719 7.83% 5,477 15.78% 3,973 11.44% 15,773 45.44% 38 0.10% 34,708 100%

Source: Author’s own creation based on the SAAD-IMSERSO, 2011.

GRAPH 1. Volume of caregivers in Galicia based on gender and age.

Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 151, July - September 2015, pp. 83-100
The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective
Purificación Mayobre and Iria Vázquez 89

teristics of the family caregivers, looking at test difference found between men and wo-
their distribution based on gender and age. men. This data is very relevant, given that the
It is evident that women are the majority number of hours devoted to care has conse-
caregivers in all age groups, data which has quences, as shown below, on the health of
been corroborated by our field work3. It is the women and the type of activities that they
interesting to note that the age range having are forced to renounce due to this caregiving.
the most differences is that of 45 to 64 years As is to be expected, there are major con-
of age, the age range of reconciliation of the sequences in the professional lives of the wo-
professional life for both genders. This result men who perform this “intensive” caregiving.
coincides with data collected in other stu- Table 3 reveals that some 34.9% of the wo-
dies. As Abellán et al. (2011:60) suggested, men had to renounce a paid job or their stu-
women are the primary caregivers in seven dies in order to care for a dependent person.
out of ten cases in which it is possible to de- For women working outside of the home, the
termine the gender of the caregiver. However, decision to take care of a family member re-
it is important to note that in the age range of sults in a serious professional disturbance and
65 years and older, almost 40% of all caregi- a precarious economic situation.
vers are male.
On the other hand, as revealed in Table 2, TABLE 3. Reduction in paid work or studies in
individuals who care for dependent
the most “intensive” care, that is, that of over individuals, based on gender. Galicia
90 hours weekly is carried out mainly by wo-
men. In fact, this is where there is the grea- Men Women
Paid work or studies 20.7 34.9
TABLE 2. Caregivers of dependent adults, based on
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011.
number of hours devoted to the caregiving
and gender4. Galicia.
The case of María5 (E9) is paradigmatic in
Men Women this regard. She worked in a hospital in Bure-
Less than 15 hours weekly 32.43 21.65
la (Lugo) when her father’s illness, followed
by that of her mother, forced her to return to
From 15 to 29 hours weekly 21.2 20.75 the city of Lugo, where they reside. After
From 30 to 69 hours weekly 26.1 28.58 eight years of caring for her parents, María,
now 60 years of age, found herself without
From 70 to 89 hours weekly 11.29 14.61
unemployment benefits and taking care of
90 or more hours weekly 8.97 14.41 her husband (suffering from dementia), in a
Total 100 100 completely precarious economic and profes-
sional situation. Despite the fact that she
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011.
made social security contributions as a care-
giver, in accordance with the Law of Depen-
dency6, the lack of unemployment benefits
3 All of the contacts included in the area of family care

were women. In another phase of the study, home sup-


has had devastating consequences on the
port workers were interviewed, in which case there was economic situation of caregivers.
one male working in a company that was subcontracted
by the Ourense City Hall. Therefore, based on our con-
tacts, it is clear that there is a clear majority of female
caregivers as well as home service workers. 5 All of the names appearing in the article are pseud-
4 It should be noted that in the tables presenting men onyms.
and women, all male and female caregivers are included, 6 Since 01/01/2013, social security contributions are, in
but no reference is made to the difference in volume all cases, the responsibility of the non-professional care-
existing between men and women as caregivers. giver and not the state (see R.D.L. 20/2012).

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90 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

“M: I was in Burela, working in a hospital, not licia). Table 4 reveals that the majority of the
steady work, when they called me in the kitchen. I family caregivers are the daughters of the
had to leave my job, obviously, dependent elderly adults. Next in order,
E (interviewer): at 50 some years of age, although a considerable distance away, are
spouses. In other cases, it is the daughter in
M: yes,
law who is responsible for the caregiving.
E: you have no siblings?
M: no, and the saddest part mmm, well, after I be- TABLE 4. Profile of the family caregiver, according
gan to pay the home employee contributions, be- to degree of kinship with the recipient,
cause I had some years of benefits earned and I Ourense 7.
wasn’t going to stop earning,… from one day to the
Kinship Count Percentage
next, maybe we get there and there is no longer
retirement or we die before, but we do get there, 1st degree relationship 342 9.5%

E: and you registered yourself 2nd degree relationship 0 0.0%


M: yes and after approving the Law of Dependen- Grandfather/Grandmother 5 0.1%
cy, they assured me that based on this law, (as a Great-grandchild 1 0.0%
caregiver) first of my father and then of the two
Spouse 536 14.8%
because I was taking care of both of them, first I
was ensured in my father’s papers, and when my Brother/sister in law 61 1.7%
father passed away, in those of my mother,… and Son/daughter 1,742 48.3%
what happened? They died and it’s like someone
Brother/Sister 210 5.8%
working in a company, you lose your job! Based
on my age, my mother died in December when I Mother 42 1.2%
was 59 years old…if I were in a company I would Grandchild 69 1.9%
have had rights, not unemployment but, benefits
Undetermined 64 1.8%
for elderly over the age of 52, but I had no rights
to anything! Father 0 .0%

E: you have no benefits? Someone from their 6 .2%


environment
M: I am working, but nothing, a few hours, while
he (her husband) is sleeping” (E9, married woman, Niece/nephew 181 5.0%
60 years of age, Lugo). Mother/father in law 4 .1%

Aunt/uncle 11 .3%
“HIJACKED” DECISIONS: DAUGHTER Son/daughter in law 336 9.3%
CAREGIVERS IN THE FAMILY Total 3,610 100%
The statistical data collected above reveals Source: Author’s own creation based on Sigad (Xunta Gali-
that caregivers tend to be mainly female and cia), data updated on the 1st of September of 2011.
many of them are between 45 and 65 years of
age. But, what family position do these wo-
men hold? And, what other characteristics
lead these women (and not other individuals) 7 There are certain difficulties in interpreting this table. The

to being the ones to take over the care res- family categories are not mutually exclusive. For example,
ponsibilities of the dependent elderly adults? it is unclear as to why the category “first degree relation-
ships” is included, since there are other desegregated
As for the bond connecting the caregiver categories that would enter into this category, in our view,
to the recipient of the care, below we present such as mother/father in law, son/daughter in law. It is
taken for granted that the category “first degree relation-
data collected from the province of Ourense ships” includes other in-law relatives apart from those
(data is not available for the group from Ga- included in the other categories mentioned in the table.

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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 91

This role of daughters as primary caregi- “Being the youngest, I was the last to marry, there
vers of the dependent adults is consistent was only my brother left, but since he was a man,
with results from prior studies. The previously no… they didn’t want him- his dependent aunts -.
cited article by Abellán et al. (2011) reveals So being the youngest, not having children and
that the daughter figure are the most repre- living close by …” (E5, married woman, 42 years
sentative caregiver profile, having the highest of age, A Coruña).
figure (463,356 daughters caring for depen-
dent individuals, mainly elderly), two times Being the last to marry and living in the
greater than that of wives and three times same house as the parents, in other words,
greater than that of mother caregivers. being the “daughter of the home” (Pérez,
However, this statistical data does not 2010), has a major influence on becoming
offer us complete information regarding how the family caregiver. Regarding this, other
the decision regarding who shall be the care- studies have found that there is a lower abi-
giver is actually made; this is a particularly lity to negotiate in the case of daughters of
interesting aspect from a gender perspecti- dependent elderly adults (Pezzin et al. 2005,
ve, given that it leads us to reflect upon the collected by Pérez, 2010). This is the situa-
negotiations carried out within the family, tion of Sara, who was unable to negotiate
based on the power of each family member. with other family members regarding the
Here is where the fieldwork analyses have sharing of the caregiving work. Her family
been particularly useful. members preferred that she, being the
The caregiving scheme detected in our “daughter of the home” and receiving the
case study reveals the importance of the role most benefit from the inheritance, be the one
of the daughter caregiver, while also reinfor- to handle the care of the elderly family mem-
cing other traditional positions such as that of bers.
the spouse. Generally speaking, three funda-
mental variables were detected in determining “Yes, yes it was the case with my parents, I always
who would take care of the dependent adult
lived here and so I stayed here with my mom and
in the home: gender, degree of kinship and
dad and it was my responsibility, since my sister
marital status. Thus, being a woman (daughter
in law told me: they give you what they want and
or spouse of the dependent elderly individual),
do what they want, but I am not going to take care
and in the case of the daughter, not having a
of them for you … so, they are your parents and it
spouse at the specific time of need (or being
hurts” (E4, widowed woman of 68 years of age,
the last to marry or have children), increases
Nogueira de Ramuín).
the possibilities of caring for the dependent
person. In the case of the daughter caregi-
vers, although many of our interviewees are It has also been seen that class position
currently married, at the time of beginning the is important when negotiating: women who
care responsibilities, they were single, with live in lower income homes or who have jobs
this being a significant factor, according to that are considered to be “of a lower social
them, to their having become the caregiver. As status” than other household members are
we see, the negotiations determining who those that tend to take over the caregiving
shall care for the family member tends to be work (Masanet & La Parra, 2009). As we
dominated by strong gender stereotypes, know, women are more likely than men to
while also linked to family position and situa- work in the more precarious and informal
tion. The following segment reveals the impor- work areas, which may also have direct con-
tance of being female, the last to marry or not sequences when the time comes to “distri-
having children, in becoming the caregiver. bute” the caregiving workload.

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92 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

“Well, I stayed to take care of my mother, since I elderly refuse to enter residences or day cen-
was with my parents and didn’t work, it was up to ters, leading their daughters, with some re-
me to take care of her… economically, my siblings, signation, to take over their care.
gave me whatever I wanted, but since I was at
home, it was up to me, I stayed at home with my “My parents, the people who previously did not
parents, and it was the biggest mistake that I ever want the residence, they didn’t want it, no, no, no,
made. Now, I don’t know what my life would have no, they didn’t want it, well I took care of them and
been like if I hadn’t stayed, but it would have surely that is that, and there is nothing more to be said
been different. I assumed my role as the daughter about it” (E11, married woman of 60 years of age,
who stays home and it was up to me to take care Lugo).
of them” (E9, widowed woman of 60 years of age,
Sober).
Janet Finch, in Family Obligations and
Social Changes (1989) introduced the con-
In the previous fragment, we can see how cept of “sense of obligation” to assess the
the male siblings are willing to provide eco- greater or lesser incidence of motivating the
nomic support but not caregiving. Below, an family caregiving decision. The patriarchy
interviewee describes the effect of having a has the ability to make “natural” decisions
less “stable” job with a lower social status that are in fact socially construed. In this sen-
than the rest of her siblings. se, the field work reveals that there is no ex-
plicit “family agreement” whereby the family
“Yes, I think that destiny decided that I, since I was comes together willingly to make the deci-
the one who had the most…, my sister is a tea- sion, as Pérez (2010) also recognized in a
cher…, they were jobs that were very…, I always study on caregiving in Galicia. At times, the
worked in the hospitality industry, so to some ex- interviewees commented that “it was up to
tent, since a teacher has studied to do this work, them” to be the caregivers, given their family,
she had two degrees, and my brother who had a work and personal circumstances.
stable job and the other also, I don’t know…, the
hotel industry, even though I had a stable job too In some cases, a sense of obligation of
because it was steady work, the hospitality indus- being a good caregiver means, as is the case
try is not always going to be…, they can end quic- with Sara, that it is impossible to leave the
kly…, so, well let’s say that I sacrificed, if you want home. Sara lives with her sick father and her
to put it that way (E3, single woman of 43 years of single son, who works from Monday to Fri-
age, Arbo). day. Sara, having previously cared for her
mother who suffered from Alzheimer’s, has a
Furthermore, the majority of our inter- strong sense of obligation when it comes to
viewees came from working class families, in caring for her father, only leaving the house
which there is a strong family concept, found to do the shopping and go to funerals. Be-
in the caregiving of both urban and rural low, we can see the importance of one of the
areas8. This more traditional conceptualiza- central roles of femininity: that of “living for
tion is reflected by the fact that some of the others” (Beauvoir, 1998).
“S: leave there, no way. I even had a trip
to Oviedo, and they argued with me, your
8 According to Langa et al. (2009:173), the characteris- son will stay…, yes, but things happen …, I
tics of the working class family networks have a strong leave on Saturday, he gets sick and I have to
family-based conceptualization, in contrast with the fam-
ily network of the middle class, which is more individu- take a taxi from Oviedo and come here and
alistic. it costs 200 euros, I thought about it and it

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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 93

could happen …, I have to consider that and tions were unsuccessful. This case is parti-
I can’t sell it cularly noteworthy, given that Lucía’s own
father is ill and resides in a retirement home
E: but your son is there, in San Sebastián, and Lucía barely has time
to visit him. This case reveals the importance
S: but he works on that weekend, yes, yes, just
of caregiving by women for their in-laws (pa-
saying it, that I go, that I attend it…, but it isn’t
rents and siblings of spouses) in certain rural
that, I leave the food prepared, if I go to a funeral,
areas; this care is based on tradition and is
I leave the afternoon snack ready, then the
difficult to overcome for women such as Lu-
cleaning..., he’s alone for a bit, I go to the medici-
cía.
nes and he stays alone, because I have guardrails
on the bed, and I turn on the radio…, they give me
“E: when you came to live here, close to your
300 euros and a bit, very little, I have my retire-
mother in law, did you already come to perform
ment, later, they give some assistance for depen-
this role or how did you decide that it was the role
dents, I have some help for having a dependent,
that you would carry out,
the help for him, but that…, despite what they pay,
there isn’t money that they pay, day and night, the- L: yes, more or less, since here, normally women
re are nights…, Annoying, I tell him! But you are are the ones responsible for this, since it was like
very bad, you are…, bad, no, I am a bit grumpy, a that, well, mmm...
bit, E: they are his parents, how do you handle this?
E: Are you happy doing this? L: of course, of course, well, I don’t like it but …,
S: I am happy, because I got a lot of satisfaction what am I going to do,
from caring for my mother and now, I hope” (E4, E: negotiate with him,
widowed woman of 68 years of age, Nogueira de L: negotiate? (laughs), since each of us…,
Ramuín).
E: perhaps you need to go see your father…, you
also have your…,
However, the truth is that for many wo-
men, this subjectivity linked to “living for L: yes, yes we have had problems about that, yes,
yes… we can’t reach an agreement, he doesn’t
others” comes with strong contradictions,
like to get involved” (E2, married woman of 44
frustrations and discontent (Lagarde, 2000).
years of age, Pobra de Brollón).
Thus, some of the interviewees have attemp-
ted to negotiate with other family members
regarding their “sole” role of caregiver, to no
avail. This is the case with Lucía, a woman CAREGIVING AND ITS IMPACT ON THE
born in San Sebastián, but who, upon ma- HEALTH OF THE CAREGIVERS
rrying, moved to Pobra de Brollón, a small
mountain village of Lugo and the area where The fact that the intensive caregiving “falls”
her own parents grew up. Since arriving in on the women, this may have major health
Pobra, twenty years ago, Lucía has been ca- consequences on the caregivers, with
ring for her mother in law and brother in law, “health” being understood in the broadest
and for the past four years, also for her father sense of the term.
in law. Given the intense nature of the care- First, we present some data regarding the
giving, Lucía was forced to leave her work in general well-being of the caregivers. In the
the family farming, worsening her quality of table presented below, it is possible to ob-
life and personal fulfillment. Although Lucía serve that women, more than the men, have
tried to involve her husband in the caregiving to quit or reduced the amount of activities
work of his family members, these negotia- that they carried out prior to becoming care-

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94 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

givers. 80.2% of the women revealed that next to the house, I go in spurts, especially in the
they stopped participating in leisure activities summer and springtime (E9, widowed woman of
or social relations, with the resulting health 60 years of age, Sober).
and general well-being consequences. The
study conducted by Fernández & Tobío After considering that which was presen-
(2007) shares these results, finding that there ted in the previous table, it comes as no sur-
is a negative impact from being a caregiver prise that the women report health problems
on both leisure time and social life. related to the caregiving. Some 67.05% of
the female caregivers report these types of
TABLE 5. Activities or relationships that caregivers problems.
must stop or reduce in order to care for
dependents, based on gender. Galicia.
TABLE 6. Caregivers whose health is affected by the
caregiving, based on gender.
Men Women

Leisure activities or social rela- 71.8 80.2 Incidence Number


tionships
Men 53.97 19,903
Family life 51.9 66.0
Women 67.05 55,017
Domestic work 32.7 61.9
Total 62.99 74,920
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011
Source: Author’s own creation based on the IGE, 2011

There are also a high number of males


The most relevant health problems des-
who claim to have lost out on these activities.
cribed by the interviewees are psychological
But it is important to recall that the volume of
in nature, such as stress, anxiety and depres-
female caregivers is quite superior to that of
sion. The health impact is greater when the
males, thus this phenomenon is more rele-
caregiving extends for a long period of time.
vant for women. In short, caregiving is clo-
On the one hand, this is due to the social
sely related to an intense social isolation of
isolation that many caregivers are subjected
the caregivers.
to, as they carry out this work in their own
From the interviews, we can see that homes, suppressing, as we mentioned, al-
being the main (and often the only) caregiver most all external leisure activities. This isola-
tends to end almost all leisure activities, due tion is even more intense in the rural areas:
to a lack of time and a sense of guilt for lea- the strong dispersion characterizing these
ving the dependent person in the hands of villages and the lack of efficient public trans-
someone else; this was revealed in the case portation, make it necessary to use a car for
of Sara (E4). almost any activity, further preventing parti-
For example, María reported having no cipation in leisure activities. Furthermore, the
days off or vacations; her only “disconnec- major rural migration experienced in Galicia
tion” is the work that she carries out in her has meant a significant loss of population in
garden during the spring and summertime. many of its rural centers and, therefore,
friendships are also frequently lost as well, as
“There are no days off…. vacations, no! Well look, Lucía describes.
the activity that I have to sometimes release some
pressure and whatever! The garden, I take care of “I don’t have many friends, since I don’t get out
it every day and it helps me to disconnect. I spend much, I don’t have a lot of friendships (…) I had
all the time that I can in the little garden that I have friends from before, but they have gone and those

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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 95

that I had before have left, let’s say” (E2, married woman of 52 years of age, caring for her mother,
woman of 44 years of age, Pobra de Brollón). Aranga).
“I medicate myself somewhat, to endure it. There
On the other hand, the sense of resigna- are days that well, you have to bite the bullet. But
tion in the face of the intensity of their work there are other days when you cannot handle it, I
and the lack of freedom, experienced as a can’t. There are days when you wake up with more
“sudden” occurrence are common amongst spirit than others, but some days, I don’t know”
the caregivers. These findings coincide with (E6, married woman of 52 years of age, Sober).
those of Bazo & Domínguez-Alcón (1996),
who stressed a unanimous sense of impo-
tence and resignation by the caregivers.
CONCLUSIONS
“The hardest part? I don’t know what (laughs), it is The use of quantitative and qualitative data
all so complicated, I don’t know, you have to from our research has allowed us to profile
always be available, you have to take care of them, the individuals who devote themselves to the
there isn’t much…, there isn’t much freedom, care of the elderly and dependent in Galicia.
right?..., having people like this, you have to watch On the one hand, it has been shown that the
after them, there is no other choice (E2, married most intensive care is provided by women.
woman of 44 years of age, Pobra de Brollón). But not just any women: daughters and
“Positive, well, the satisfaction that you have taken spouses; and of the daughters, those that
care of them, another thing…, and negative, were the last to marry or to have children are
everything! (…), is that you don’t have a moment more likely to become the primary caregivers
you know, well,…, when they go to sleep, you say, of the dependent adults. Three variables
watching television, watching the gossip shows, were found to be fundamental in determining
because anything where you have to think a lot, who would care for the dependent family
no! (they said) you’ll see, when they both die, member: gender, degree of kinship and ma-
you’re going to drown, …, no, I was pretty prepa- rital status.
red, you have to mentally prepare for this, it is what The decision made by these women to
it is and that’s that, it is what it is, what are you become the caregivers is quite complex.
going to do? Are you going to be bitter? It is what Many of the interviewees did not ever speci-
it is, nothing more (E11, married woman of 60 fically choose to become the caregiver, but
years of age, Lugo). personal circumstances or a lack of an abili-
ty to negotiate with the families, influenced in
In addition to the lack of freedom and so- this situation. Family negotiations are made
cial isolation, in some cases, our interviewees in a social context in which the role of certain
describe certain difficulties in the relationship female caregivers has been “naturalized”.
with the individuals that they care for, leading Our field work has revealed that there was no
to a strong sense of unease. Due to all of specific moment in which the family reached
these reasons, many of the interviewees re- an explicit agreement to select the caregiver.
ported medicating themselves in order to Often, women act as caregivers due to gen-
endure their situation. der requirements, class positions, social obli-
gations or moral imperatives, factors that are
“What affects me a lot now… the nerves…the bur- internalized in the socialization process,
den, the stress… sometimes it buries me, comple- which may often prevent them from actively
tely buries me… being with a person like this, I making this decision. In this sense, Antía Pé-
wouldn’t wish it on anyone, anyone” (E1, married rez (2010) suggested that many family care-

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96 The Cost of Care: an Analysis of Care from the Gender Perspective

givers that were interviewed even referred to out in other autonomous communities, in
a “destiny” when explaining why they, and that certain women in the family continue to
not other family members, were responsible be the primary caregivers, although clearly
for the caregiving of the elderly. there are also male caregivers, mainly in the
In our case, the sense of obligation is age range of 65 years or older.
found to be often translated into an almost This situation confirms the conclusion
absolute dedication to attending to the ma- that, despite legislative advances regarding
terial and emotional needs of the dependent gender equality and the major changes ex-
individuals. This all-embracing responsibility perienced by women over the past decades,
leads to strong contradictions in the caregi- inequality persists and the problems of co-
vers, according to the testimonies presented responsibility in the domestic areas, specifi-
by various interviewees. While, on the one cally in the area of caregiving of the elderly
hand, many claim to feel good and even and dependent, continues to be one of the
proud of devoting their lives to the care of a greatest challenges of the 21st century. While
loved one, at the same time, they admit to a this challenge has been taken on in other po-
huge sense of resignation, being aware of the litical and social areas, the difficult and unex-
limited ability to negotiate with the family re- pected circumstances resulting from depen-
garding the decision to become the main dence continue to force women to play a
caregiver. Many of the women are employed major role, while men should also be implica-
in jobs that are considered to be of a low ted.
status, forcing them to “opt” to leave this job
in order to care for the person in need of at-
tention, instead of another family member. BIBLIOGRAPHY
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RECEPTION: December 08, 2013


REVIEW: July 08, 2014
ACCEPTANCE: October 27, 2014

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Purificación Mayobre and Iria Vázquez 99

ANNEX: INTERVIEWEE PROFILE

TABLE 7. Summary of interviews conducted with family caregivers by province

A CORUÑA LUGO PONTEVEDRA OURENSE

E1: Aranga City Hall. E2: Pobra de Brollón City E3: Arbo City Hall. Single E4: Nogueira de Ramuin
Married female, 52 years Hall. Married female, 44 woman, 43 years of age. City Hall. Widowed wom-
of age. Care of her moth- years of age. Care of her Care of her brother. an, 68 years of age, Care
er. father in law, mother in of her father and mother.
law and brother in law.

E5: A Coruña City Hall. E6: Sober City Hall. Mar- E7: Vigo City Hall. Wom- E8: A Peroxa City Hall.
Married female, 42 years ried female, 52 years of an, widow, 60 years of Separated female, 26
of age. Care of her father, age. Care of her daugh- age. Care of her hus- years of age. Care of her
mother and two aunts. ter. band, now care of her great grandmother.
brother in law.

E9: Sober City Hall. Wi- E10: Carballeda de Avia


dowed woman, 60 years City Hall. Separated fe-
of age, care of her brother male, 53 years of age,
in law and her mother. care of her older sister.

E11: Lugo City Hall. Ma-


rried woman, 60 years of
age. Care of her parents
and now of her husband.

Source: author’s own creation.

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